AMOR y SALVACION - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

AMOR y SALVACION

INTRODUCCION

En la Biblia, la palabra salvación es muy amplia y abarca muchas cosas; salvación incluye la paz de Dios, que no es cualquier paz, la sanidad del cuerpo, la sanidad del alma, la liberación de la cautividad de pecado y todo lo que puedas imaginar que tenga que ver con la bendición de Dios.

Uno de los objetivos de Dios es la salvación del hombre, digo que es uno de los objetivos, porque Dios tiene otro y es establecer su reino en la tierra y es más grande que cualquier otro objetivo. El Señor te ha dado libre albedrío para decidir si lo amas o no, si te aferras a Él o no y si quieres pertenecer a su reino o no.  Aquellos a quienes no les interesa Dios ni su reino se van a perder pero el reino de Dios se va a establecer en la tierra y no se va a perder. A pesar de que Dios te ama y ha hecho tanto por ti, y a algunos los ha perseguido por años hasta que se han rendido a Él, aunque Dios pagó un precio muy alto por tu salvación, ¡te puedes perder!

Yo quiero hablarte de cuánto te ama Dios; digamos que somos cautivados cuando llegamos a entender el amor de Dios, aunque hay personas que rechazan ese amor, y por consiguiente, su salvación.

La salvación incluye ser libres de angustias, de amarguras y tantos otros sentimientos negativos que a veces cargamos sin entender que son una maldición, que son un yugo pesado y nos quitan la paz de Dios. El Señor ama tanto a las personas, que lucha por hacerlas libres de esas cosas pero no puede hacer libre a nadie que no quiere un trato con Él. La condición es que lo ames, que lo anheles y te aferres a Él. Dios no quiere marionetas sino gente que le ame de corazón y su trato es con los que le aman y el Señor cautiva a las personas con su amor.

EL AMOR DE DIOS PROVEE SALVACION

Aquellos a quienes les llega el amor de Dios, se rinden en sus brazos porque toda dureza y tensión se desvanece. A Marta mi esposa, la perseguí dos años. ¡Era dura! Pero no te imaginas cuando se rindió a mis brazos. ¡La perseguí hasta que la doblegué! ¡El amor conquista! El Señor te ama y pagó un precio muy alto por tu salvación. El Padre entregó a su propio Hijo, su Unigénito, para que muriese en la cruz del calvario por nosotros. Pero claro, al amor no lo podemos obligar. Si una persona no te ama no puedes encadenarla y obligarla a que te ame así como hace satanás que ata a las personas y las tiene cautivas. Dios te ama pero nunca te pondrá una cadena al cuello; Él va a esperar siempre por tu respuesta de amor. ¡Dios te ama! Y esta es la revelación más grande ya que no te ama por lo que eres y nadie merece el amor de Dios, pero el Señor ama al hombre porque Él es amor y para Él nosotros somos su creación más especial.

Leí un artículo que hacía referencia a un experimento que se hizo en la ciudad de Nueva York. Dejaron abandonados en un parque, un gato, un perro, una nena y un nene, y colocaron cámaras ocultas para observar qué hacía la gente al verlos. Al primero que rescataron fue al gato, en segundo lugar al perro, luego a la nena y pasaron cuarenta y cinco minutos pero al nene nadie lo rescató. Él estaba sentado, pero nadie se detuvo para socorrerlo. Esto nos hace reflexionar acerca del hecho que se está perdiendo el amor, y las personas no valoran al ser humano. Hoy en día se valora más a algún animal que está en peligro de extinción y se invierten millones de dólares a la causa. Se armó un escándalo mundial por un león que mataron y salió en toda la prensa, en cambio se matan personas todos los días pero ya estamos acostumbrados. No obstante, ¡Dios no está acostumbrado! ¡Dios quiere salvar al hombre y da la vida por Él! Y para la salvación del hombre el Señor ha previsto el evangelio que significa “buena noticia”; el evangelio es la buena noticia de Dios. ¿Cuál es la noticia? ¡Que Dios te ama! Y porque te ama, quiere acercarte hacia Él para que puedas disfrutar de su reino, de su paz, y seas libre de toda maldición y todo yugo del pecado. Jesús dijo que el que hace pecado es esclavo del pecado y no se entiende bien en qué consiste esto de la esclavitud del pecado pero toda persona que está sometida a la amargura, está sometida al pecado y si vives con cara de amargado, no reflejas la gloria de Dios. Si pasas todo el día angustiado y triste, si la depresión te gana, las personas no verán en tu rostro la gloria de Dios y eso no te hace bien a ti ni a nadie.

Cuando el Espíritu Santo gobierna en tu vida se apodera de ti la paz de Dios y el gozo del Señor. No importa qué esté sucediendo en el mundo ni la circunstancia que estés viviendo porque cuando la paz de Dios se apodera de ti, no te la puede quitar tu suegra, ni tu cónyuge, no te la quita el gobierno de turno ni la escasez porque donde está Dios hay bendición. Donde está Dios se manifiesta su reino y su reino es un reino de justicia y de paz. Mientras Jesús predicaba el evangelio del reino manifestaba las obras de Dios; manifestaba los hechos que producen la presencia del reino de Dios en la tierra. El Señor declaró: “Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros” (Lucas 11:20). Hay cosas que suceden donde está el reino de Dios, que manifiestan la presencia del reino y esto es cuando las personas se sanan porque el Señor no te quiere enfermo. ¡No es la voluntad de Dios que estés enferma! El gobierno del pecado es el que produce enfermedad en el mundo. Dios no te quiere endemoniado; Él quiere hacerte libre de los demonios. El Señor quiere hacerte libre de la amargura porque no quiere que estés así, tampoco te quiere fracasado y ha provisto de un equipamiento para que seas más que vencedor. ¡Te espera algo más valioso que la medalla de oro!

Jesús comenzó a predicar y cosas maravillosas comenzaron a suceder; la gente daba gloria a Dios y saltaba de alegría porque veían a los ciegos ver, a los sordos oír y a los paralíticos caminar. La alegría comenzó a fluir en las ciudades y aldeas; hombres y mujeres se regocijaban, personas que tenían su vida frustrada como el paralítico que llevaba años postrado al lado del estanque y cuando el ángel agitaba las aguas él no podía llegar porque estaba sin poder moverse por sus medios, pero llegó Jesús y llegó la esperanza. El hombre no tenía quien lo ayudase a meterse en el estanque cuando el ángel llegaba a agitar las aguas y por ende no tenía esperanza, mas el Señor lo sanó. ¡Cuando llega Jesús al corazón comienza la esperanza! Aunque todo esté oscuro ya el corazón tiene luz y cree que la circunstancia va a cambiar y todo cambia.

LA SALVACION DE DIOS PROVEE LIBERACION

Cuando Jesús comenzó su ministerio y una vez que hubo elegido a sus doce discípulos, los envió a predicar de dos en dos y nos dice Mateo 6:7 al 13: “Después llamó a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos; y les dio autoridad sobre los espíritus inmundos. Y les mandó que no llevasen nada para el camino, sino solamente bordón; ni alforja, ni pan, ni dinero en el cinto, sino que calzasen sandalias, y no vistiesen dos túnicas. Y les dijo: Dondequiera que entréis en una casa, posad en ella hasta que salgáis de aquel lugar. Y si en algún lugar no os recibieren ni os oyeren, salid de allí, y sacudid el polvo que está debajo de vuestros pies, para testimonio a ellos. De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para los de Sodoma y Gomorra, que para aquella ciudad. Y saliendo, predicaban que los hombres se arrepintiesen. Y echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban”. Comenzó a verse que las obras que Jesús hacía también las hacían sus discípulos y que el poder que tenía el Señor para liberar a la gente de los demonios también estaba sobre sus discípulos. Jesús les ha dado autoridad a sus discípulos para echar fuera demonios y para sanar a los enfermos; también les dio autoridad para que prediquen el evangelio del reino. ¡Eso es lo que Dios quiere manifestarte hoy!

Me alegra la vida recordar las caras de los chicos que entraron a los hogares Beraca aunque cuando ingresaron, en sus rostros se reflejaba el fracaso y la depresión; algunos estaban muy delgados, incapaces de reaccionar con alguna sonrisa o con amabilidad sino más bien con golpes. Pero después de un tiempo es impresionante cómo les cambia el rostro. ¡Me llena el corazón! Ahora son serviciales, nos manifiestan su amor y nos sonríen porque Dios ha cambiado su estado de ánimo y por ende su rostro es transformado porque Dios transforma de adentro hacia afuera. ¡Su presencia se manifiesta dentro y sale para afuera!

La salvación viene cuando llega el evangelio y si llega el evangelio, las personas se liberan de demonios y se sanan; si viene el evangelio, la paz de Dios se manifiesta en el corazón y la cara cambia, cambian también las expectativas. ¡Viene la fe y se va la frustración! ¡La opresión del pecado huye! ¡El poder del pecado y de la muerte huye y entra la vida, el poder y la gloria!

Luego, Jesús envía setenta discípulos y les da poder y autoridad para liberar a los endemoniados y para sanar a los enfermos; a éstos les dice exactamente lo mismo. “Id; he aquí yo os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni calzado; y a nadie saludéis por el camino. En cualquier casa donde entréis, primeramente decid: Paz sea a esta casa. Y si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se volverá a vosotros. Y posad en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den; porque el obrero es digno de su salario. No os paséis de casa en casa. En cualquier ciudad donde entréis, y os reciban, comed lo que os pongan delante; y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios. Más en cualquier ciudad donde entréis, y no os reciban, saliendo por sus calles, decid: Aun el polvo de vuestra ciudad, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros. Pero esto sabed, que el reino de Dios se ha acercado a vosotros. Y os digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma, que para aquella ciudad” (Lucas 10: 3 al 12).

LA INCREDULIDAD DETIENE LA MANO DE DIOS

Jesús dijo que quien rechaza el evangelio será condenado, peor de lo que sucedió con Sodoma y Gomorra, tal es así que será más tolerable el castigo sobre esas ciudades que sobre quien rechaza el evangelio. Sodoma y Gomorra fueron condenadas por el homosexualismo y la violencia entre otros pecados que dominaban, pero más condenación le espera a aquella persona que rechaza el evangelio. Rechazar el evangelio es rechazar el don más precioso de Dios, es peor que cometer otros pecados. Rechazar el evangelio es rechazar a Dios, es rechazar su amor y su deseo de bendecirte, de vivir adentro de tu corazón y rodearte de bendición.

Mateo 6:12 dice: “Y saliendo, predicaban que los hombres se arrepintiesen”. Cuando Jesús comenzó a predicar el evangelio decía: “Arrepentíos porque el reino de los cielos se ha acercado”. Quiero profundizar sobre la palabra arrepentimiento y sobre la palabra incredulidad. Dice el capítulo 6 de Mateo que Jesús vino a su tierra y comenzó a enseñar pero a su gente le molestaba verlo enseñando en la sinagoga y hacer milagros, por lo que decían: “¿De dónde tiene éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es esta que le es dada, y estos milagros que por sus manos son hechos? ¿No es éste el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él”.  Entonces, en los versículos 5 y 6 dice la palabra de Dios: “Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos. Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos”. Incredulidad significa imposibilidad de creer o rechazo a creer. Jesús decía que los incrédulos no creen aunque alguien se levante de entre los muertos.

La incredulidad es un poder espiritual que sigue rechazando a Dios aunque vea milagros; es el peor de todos los pecados porque el incrédulo no puede recibir perdón ni vida eterna. Quien rechaza hasta el final a Dios, será condenado, irá a un lugar que Dios no quiere que vaya, porque su voluntad es que todos se salven. El Señor quiere librarte de la incredulidad y quiere salvarte. La incredulidad es un poder de pecado que te lleva a rechazar a Dios o a lo que viene de Él; la incredulidad te lleva a rechazar su palabra total o parcialmente.

Los demonios creen y tiemblan a la palabra de Dios pero lo rechazan y para que tú seas un verdadero creyente debes creer a la palabra de Dios y aceptar la verdad porque todo aquel que no acepta la verdad entonces acepta la mentira. Si esto es la verdad y yo la rechazo, acepto inmediatamente otra cosas totalmente distinta a la verdad y eso se constituye en un pecado y el pecado es el aguijón de la muerte. El dominio del pecado nos lleva a la condenación, por lo tanto es imprescindible que el hombre reciba el perdón de sus pecados y para ello debe arrepentirse primero. ¡La salvación comienza con el arrepentimiento! Tu salvación nada tiene que ver con que asistas todos los domingos a la iglesia, con que ofrendes y diezmes; no tiene que ver con que cantes o tengas algún puesto en la iglesia, tu salvación tiene que ver con el hecho de que el pecado ya no gobierna en tu vida, que la sangre de Cristo te ha limpiado de todo pecado y que hayas recibido la llenura del Espíritu Santo. Si Dios te da lo que le estás pidiendo es pura cháchara; lo más importante es el perdón de tus pecados y tu salvación. ¡No permitas que el pecado te domine! ¡No permitas que la amargura te dibuje la cara y tome posesión de ti! ¡Debes venir a Cristo para que te limpie!

 La barrera más grande que encuentra Dios para salvar al hombre es la incredulidad y la falta de fe; ésta es un rechazo a lo que Dios quiere, es un rechazo al Señor y un rechazo total o parcial a su palabra. Si tú no crees a la palabra de Dios no le crees a Él. ¿Cómo sanamos la incredulidad? Todo pecado comienza a ser limpiado cuando es reconocido. ¿Tú reconoces algún grado de incredulidad en tu vida? ¿Llevas veinte años de cristiano, o más arrastrando la miseria? ¿Sigues en pobreza cuando la Biblia te promete bendición y prosperidad? Que se enoje quien quiera, pero la pobreza es una maldición y todos los gobiernos trabajan para erradicar ese flagelo aún los pastores desde el púlpito. Te repito, la pobreza y la miseria son una maldición. Esta es la evidencia que el poder y la gloria de Dios no conducen tu vida.

Yo llevo veinticinco años en Uruguay enseñando la Biblia y diciéndole a la gente que no pida prestado, que el que pide prestado es esclavo del que presta. ¡Incrédulo! ¿Estás endeudado? Algún grado de incredulidad hay en ti. Hay gente que en lugar de creerle a Dios sacan un préstamo para pagar otro que ya tenían. ¡No creen a la palabra de Dios! Recuerdo una mujer que tenía camiones con los que vendía leña; un día viene desesperada pidiéndome que orara por ella porque estaba a punto de quebrar; entonces yo oré y Dios hizo un milagro. A los días vino contenta porque las ventas aumentaron, porque quienes le debían le pagaron y ahora ella estaba libre de deudas, pero pasaron unos meses y volvió como al principio. “¡Pastor otra vez estoy endeudada porque pedí un préstamo que ahora me cuesta pagar!”

¿La vida que tú llevas es acorde a tu fe o a tu incredulidad? Si tienes fe en la palabra de Dios no te va a faltar ningún bien. Podrás pasar por alguna dificultad pero es para probar tu fe y ésta va a terminar más pura que el oro fino, así que estarás atravesando por una situación de escasez pero te vas a gozar, te burlarás del diablo y le dirás: “¡Yo creo en Dios! Esto es sólo una prueba, no creas que me vas a dejar atado porque tengo un Dios poderoso en quien he creído”. Puede ser una circunstancia, un valle de sombra de muerte, mas el rey David declaraba: “Tú Jehová estás conmigo. Tu vara y tu callado me infundirán aliento”. Declara: ¡No me voy a quedar ahí!”

La fe destruye la incredulidad; y la fe viene por el oír y por el oír de la palabra de Dios. ¡Ésta es palabra de Dios para ti hoy! Hablando recientemente con una persona, me decía: “¿Pero qué queres que piense de Dios? ¡Es un sinvergüenza! ¡Mira que matar a su propio Hijo por nosotros! ¿Qué clase de padre es?” ¡Me decía cosas durísimas contra Dios! Yo lo miraba y no decía nada y al verme así pensó que me mató con lo que me dijo, entonces me reí y le dije: “Todo lo que me dices proviene de tu razonamiento pero no sabes qué distinto se ve todo eso desde la fe”.

Si tú oyes la palabra de Dios, la fe viene por su palabra. El Señor está golpeando la puerta de tu corazón para que tengas fe y te está dando entendimiento para hacerte libre de algunas cosas que te tienen esclavo. Lo primero que necesitas es perdón de Dios, si nunca le has pedido que venga a reinar a tu corazón. Tal vez nunca has hecho una decisión de fe de pedirle a Jesús que perdone tus pecados y te limpie y que te libre del dominio que este ejerce en ti. Si tu rostro está radiante, si tienes gozo y paz quédate tranquilo o tranquila, pero si tienes cara de preocupación, de afán, de ansiedad, angustia, soledad o fracaso pídele perdón a Dios y dile que te libre de esos demonios que están llenando tu mente y tu corazón. Donde está el Espíritu de Dios, no hay lugar para la angustia ni para la tristeza; sólo hay lugar para el gozo y para la paz de Dios.

La Incredulidad es muy sutil. Tú asistes a la iglesia, lees la Biblia pero hay cosas que no estás creyendo, por ejemplo, tú piensas que la solución para tu problema matrimonial es el divorcio pero nada más lejos de la verdad de Dios. ¿En qué crees? ¿En tu sentir o en lo que dice la palabra de Dios? Tienes muchos años de cristiano pero hay cosas que no olvidas y  no perdonas. No juegues con el pecado porque éste te va a condenar. El rey David oraba: “Señor perdona los pecados que me son ocultos”. Cuando uno reconoce su pecado, lo confiesa y por medio de la confesión el pecado sale. Así funciona en el mundo espiritual. 1ª de Juan 1:9 dice así: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. Los pecados salen cuando uno los confiesa, ahí comienza la salvación. ¡Los demonios de amargura ya no pueden amargarte más! Cuando confiesas tus pecados, entra la paz de Dios, entra la fuerza y un espíritu de victoria y no importa qué tan negro esté todo, porque tú crees en la victoria, entonces atraviesas la oscuridad y llegas a la luz porque te guía la verdad, te guía el Espíritu de Dios.

Te ha hablado de salvación, de incredulidad y de arrepentimiento. Antes del perdón de pecados se produce en el corazón de la persona, el arrepentimiento y éste es una convicción seria y profunda de que mi relación con Dios está rota porque quien domina es el pecado y no el Espíritu Santo. El arrepentimiento te lleva a levantar la mirada al cielo y clamar a Dios por su perdón y su liberación porque no te quieres perder, y ya no quieres que te domine el pecado sino que te domine el Espíritu Santo. Más importante que todo lo que anhelas en el mundo es que no termines en el lago de fuego y azufre porque lo más importante es la vida eterna. Por sobre todas las cosas tienes que valorar tu relación con Dios y la vida eterna. La salvación se manifiesta aquí abajo y culmina en la eternidad; por otro lado, el castigo eterno comienza aquí abajo y culmina también en la eternidad. Es el Espíritu Santo quien produce el arrepentimiento cuando la persona oye la voz de Dios y eso es una convicción profunda. Algunos confunden el arrepentimiento con el remordimiento. El que tiene pecado tiene culpa y el que tiene remordimiento también, pero éste no te quita la culpa ni te perdona. El remordimiento es una especie de miedo a las consecuencias del pecado. Yo he hecho lo malo y ahora voy a perder a mi esposa, mis hijos no me van a querer, Dios no me va a perdonar; entonces la persona llora y no porque su relación con Dios está rota y porque no podrá entrar a la vida eterna sino por lo que le va a suceder por causa de ese pecado que ha cometido. Esa persona tiene su mirada puesta aquí abajo y no arriba. Quien está con remordimiento vive con ese sentimiento y con la culpa del pecado encima porque el remordimiento nunca va a guiar a nadie al perdón de Dios. El remordimiento produce lágrimas de cocodrilo y no lleva a nadie a una convicción profunda delante de Dios.

CONCLUSION

Mi oración es que el Espíritu Santo te convenza de pecado, de justicia y de juicio. Hay muchas personas que no han llegado a creer de verdad y necesitan perdón y salvación. Quien recibe perdón de pecados está en condición de ser lleno del Espíritu Santo y cuando su presencia viene a tu vida, huyen la angustia, la amargura, la soledad, la tristeza, la frustración y viene sobre ti el poder de Dios, no sólo para poder sonreír y creer que saldrás adelante cualquiera sea la dificultad que se te presente, sino también para que hagas la obra de los discípulos de Dios. Te entra un fuego que no te deja estar sin ayudar a una persona que está quebrantada, no te deja hasta que le des una palabra de fe y de aliento a alguien; ese fuego no te deja estar sin orara por un enfermo o por una persona endemoniada y es que ya no te resbalan las cosas sino que anhelas que el Señor te use para ayudar a otros. Les hablas a las personas de Cristo y produces en ellas salvación, sanidad, liberación, etc. Eso es lo que le sucede a quienes aman a Dios y realmente están libres de la esclavitud del pecado. Eres libre de ansiedades y ya no te preocupa el dinero como antes, o el trabajo, ya no te preocupan las añadiduras como te preocupaban antes, porque ahora estás consagrado y consagrada al Señor y Dios está dándote lo que necesitas porque Él ha prometido darte el reino.

Dios nos dice que no nos hagamos tesoros en la tierra sino en el cielo; lo que se ve no es importante sino lo que no se ve, eso es lo que importa. Dios te ha hablado, sabe que el Señor es buen pagador y no es deudor de nadie. ¿Seguirás viviendo igual o vendrás a Cristo para que tu vida sea transformada radicalmente? Viene el perdón, viene la salvación, viene el Espíritu; viene el poder de Dios y la victoria. ¡El equipamiento de Dios para tu vida es para que seas más que vencedor en todo! Ya no quieres seguir viviendo como hasta ahora lo has hecho, reconoces que tu vida así no sirve porque no muestra la gloria del Padre. Reconoces que con esa cara que tienes no glorificas a Dios y tampoco puedes decir que eres una persona cristiana.

El Señor está golpeando a la puerta de tu corazón; no te resistas más y ya no lo esquives si estás arrepentido o arrepentida y has entendido que lo más importante no es lo que Dios te pueda dar aquí abajo sino que te dé el perdón de tus pecados y la salvación. ¡Lo más importante es tu comunión con Dios!

“Espíritu Santo, sólo tú puedes convencer y traer arrepentimiento, sólo tú puedes traer perdón de pecados. Perdona Jesús, los pecados, corta toda maldición. Trae salvación Padre, trae sanidad y liberación, en el nombre de Jesús. Que no quede el pecado adentro sino que salga afuera y sean libres, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”. 

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