COMPRA LA VERDAD Y no la vendas - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

COMPRA LA VERDAD Y no la vendas

INTRODUCCIÓN

Hemos llegado a un punto en la historia de la humanidad en que hay una confusión tan grande entre los políticos, los gobernantes, los predicadores, los maestros y profesores, etc. Ha llegado un tiempo de anarquía en que ya no se sabe qué es el bien y qué es el mal. No se sabe qué es la mentira y qué es la verdad, tampoco se le da importancia a esto porque vivimos, no de la verdad, no de la mentira, sino de lo que sentimos. Claro que cuando vivimos de lo que sentimos, vivimos en la mentira porque el hombre no tiene luz propia si Cristo no alumbra su corazón. La verdad que hay adentro del hombre es mentira, y el dueño de la verdad es Dios.

¿Por qué digo esto? He tenido una charla con una chica adolescente que asistió a la iglesia desde muy pequeña. Pero, por allá, cuando cumplió los doce años le dijo a su mamá: “Mamá, a mí me gustan las mujeres más que los hombres”. En ese momento la madre no le dio mucha importancia al asunto, habló con ella al respecto, pero pasado el tiempo, cuando cumplió quince años, la chica que conoció la Biblia, dijo: “Esto es lo que yo siento. Esta es mi verdad”. Los padres que son líderes en la iglesia estaban muy afligidos. La jovencita agregó: “A mí no me van a cambiar, me tienen que respetar. Dios me ama así como soy y yo amo a Dios”. Luego me enteré que con algunas amigas de la iglesia tocaron el tema y yo pensé que ya tenía ese asunto instaurado en la iglesia y me enojé, entonces le mandé un mensaje bastante duro y a ella le dolió mucho que la tratara como lo hice.

Yo digo que no tengo problemas que alguien quiera ejercer sus derechos de sentirse hombre o mujer, de querer ser homosexual, etc. Si quiere ejercer su derecho no necesita ninguna ley para eso. Así como yo no necesito una ley para ser heterosexual y para tener relaciones con mi esposa. Eso le dije a la jovencita que abandonó la ley de Dios y me respondió: “Para empezar, yo no creo que exista una verdad absoluta. Todas las verdades son relativas”. Esto no es nuevo, yo lo escuché cuando estaba en la secundaria. Va ganando terreno esta idea de que la verdad va cambiando con el tiempo y con las culturas, lo que es verdad para una cultura no lo es para la otra, y relativizaron la verdad. Entonces llegamos al punto en que la verdad es tan relativa, que una mujer inventó la sologamia. Se miró al espejo y dijo: “¡Qué linda que sos! Me quiero casar contigo”. Y se casó con ella misma.

Otra mujer que vive en Europa tiene un perro tan amoroso que se casó con él. ¡A dónde vamos a ir a parar así! Ya he contado acerca de un hombre de cincuenta y dos años que se transformó en una niña de seis años. El hombre estaba casado, y tenía hijos, entonces, decidió vivir lo que él declara, su vida verdadera, y abandonó a su esposa y a sus hijos para volver a ser niño.

¿Dónde estará la verdad? ¿Qué es la verdad? ¿A dónde va la locura de este mundo en el que estamos viviendo?

LA VERDAD ES ABSOLUTA

Que la gente piense que la verdad es relativa, no es lo peor; lo peor es que el estado lo quiera imponer en la enseñanza. Para ellos tú puedes crear tu propia verdad; tú eres lo que sientes y puedes percibirte como lo que quieras. ¡Eso es el culto a la ridiculez! En la Revolución Francesa, se le hacía culto a la razón. Se separó la iglesia del estado y se creyó en la razón, entonces dijeron: la razón es la que tiene la verdad y es la que nos ilumina. Los que usaban la lógica y los razonamientos eran cultos y estudiados, o tenían títulos importantes y se les llamaba iluminados. ¿De dónde venía la luz según ellos? De la razón. Si aquello fue el culto a la razón, lo que está sucediendo hoy en día es el culto a la estupidez. Y si no estás de acuerdo con esto eres una persona que promueve el odio; eres una persona intolerante. Si te percibes varón, pero yo te digo que eres mujer, me puedes denunciar por intolerante porque no puedo ver lo que la persona ve.

Ahora, esto no cambia la verdad; la verdad existe. Lo que pasa es que el mundo que ha desechado a Dios corre detrás de la mentira. La verdad y la mentira no son poca cosa. La verdad es luz y la mentira es oscuridad. Quien camina en el engaño no termina bien; no así quien camina en la verdad. La Biblia señala que Dios se viste con vestiduras de luz “El que se cubre de luz como de vestidura” (Salmo 104:2). Fuera de Él hay oscuridad. Todos conocemos ese dicho que dice que “en la noche todos los gatos son pardos”. Pero no son pardos, parecen que lo fueran porque la oscuridad siempre distorsiona la percepción, no te deja ver bien.

Recuerdo que cuando estábamos construyendo en Monte Beraca, convencí a algunos albañiles para que trabajaran conmigo de noche. Terminaba la jornada y yo me iba a levantar una pared de ladrillos en una de las cabañas, y allá venían los albañiles y me preguntaban qué iba a hacer. Yo les decía que iba a trabajar un rato más ya que quería levantar una pared. “¡A estas horas, pastor!” me decían. El tiempo apremiaba. “¿Usted solo lo va a hacer?” Y yo respondí: “Y bueno, si no tengo otra ayuda…” Entonces se me sumaron dos o tres, colocamos unas luces y comenzamos a trabajar de noche por varias horas yéndonos a dormir muy tarde. Cuando volvimos a la mañana, temprano, miramos lo que habíamos hecho y comenzamos a ver los desperfectos que tenía la pared. Y uno de los albañiles me dijo: “Lo que se hace de noche se ve de día”. ¡Qué épocas aquellas! La luz te mostrará la verdad, y la oscuridad sólo te mostrará apariencia.

En cuanto a la verdad, hasta el diccionario está confundido; cuando fui a buscar el significado de la palabra verdad, según el diccionario, la verdad es un concepto de difícil definición. Esta definición está basada en el supuesto de que Dios no tiene nada que ver con la verdad; entonces, si Dios no existe, ¿dónde está la verdad? ¿Quién puede decir: esto está bien o esto está mal? Si Dios no existe, la verdad tampoco existe. Todos pensamos cada uno a nuestra manera y dice la Biblia en Jeremías 17:5: “Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová”. En el mismo pasaje la Biblia nos enseña que no podemos confiar en nuestro corazón, según dice Jeremías: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” La Biblia dice que tenemos que abandonar los caminos de nuestro corazón y los pensamientos de nuestra mente y tenemos que abrazar los caminos y los pensamientos de Dios.

Por ahí, se quiere enderezar la definición del diccionario acerca de qué es la verdad y dice que la verdad es opuesta a la falsedad, el error y la mentira. Ahora, si Dios no existe, ¿qué es la falsedad? ¿Qué es el error y la mentira? Porque si no hay metro patrón para la verdad ni para la mentira, si no sabemos bien qué es la verdad porque según el diccionario es un concepto de difícil definición, ¿cómo nos vamos a oponer a la mentira, si ésta se reconoce porque es opuesta a la verdad? Si es difícil saber qué es la verdad, entonces es difícil saber qué es la mentira. Cuando uno tiene luz no comete errores; cuando tiene la mente y el corazón alumbrados por Dios, hace las cosas bien porque el bien está en Dios y Él sabe qué es lo correcto y lo incorrecto para tu vida.

Un hombre creyente se casó con una mujer en Haití, y la mujer lo dejó al mes de casados, yéndose con el amigo de su esposo. Los jóvenes que no tienen temor de Dios y tampoco lo buscan se dejen llevar por lo que ven y lo que sienten. Entonces se ponen de novios o se casan y se dan cuenta a los meses o a los años que la persona con la que conviven no es de Dios. Ya a esa altura posiblemente está embarazada o ya ha tenido hijos. Mujeres que después de tener hijos se dan cuenta que el marido le fue infiel todo el tiempo. ¿Entiendes lo que es vivir en oscuridad? Yo no creo que Dios permita que una persona que está cerca de Él le suceda algo de eso. Muchas veces les hemos dicho a un joven o a una jovencita que no se involucrara porque la persona no le convenía, y se ponen mal. Le he dicho a una chica que ese joven que le gusta se ha acostado con varias mujeres, pero ella insistió que él le había dicho a ella que la amaba y lo que siente por ella es distinto a lo que sentía por las otras. No conoce la verdad o no la acepta; no recibe la verdad en su corazón y cuando quiere acordar el hombre sigue siendo como antes, un sinvergüenza.

Varios jóvenes me han venido a decir que al final yo tenía razón. Y vaya este ejemplo para cualquier área de la vida; en lo económico, en lo laboral, en las relaciones familiares, etc. Si no conoces la verdad no sabes cómo actuar, o, mejor dicho, actúas y hablas, y metes la pata, como se dice, hasta el cuadril. Hablas desde la oscuridad y no estás entendiendo, no estás conociendo la esencia del bien y el éxito que es la verdad.

¿QUÉ ES LA VERDAD?

Cuando llevaron a Jesús ante el gobernador romano, Pilato. La gente gritaba: “¡Crucifícalo!” Pilato, hablando con Jesús, le termina preguntando: “¿Y qué es la verdad?” En el imperio romano ya se utilizaba el concepto moderno de la “conveniencia política” y Pilato estaba tratando de ver qué era lo que más le convenía hacer. Hablando con Jesús, se dio cuenta que era muy sensato y no había nada malo en Él. La conclusión que sacó es que Jesús no era digno de muerte. Leemos en Juan 18:38: “Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los judíos, y les dijo: Yo no hallo en él ningún delito”. Después de hablar con Jesús, Pilato llega a la conclusión de que no debe ser condenado, sale al pueblo y declara que no hallaba en Jesús ningún delito. ¿Pero lo salvó? ¡No! Me imagino la escena: Pilato se reunió con sus colaboradores y les preguntó cómo andaban las encuestas, porque necesitaba la opinión y el respaldo político de los religiosos judíos. La conclusión a la que llegó fue que Jesús no había cometido delito pero lo más conveniente desde el punto de vista político era hacerles caso a los religiosos de la época. Entonces hizo algo que todos conocemos; fue y se lavó las manos, y dijo: “Inocente soy yo de la sangre de este justo”. Y después de haber dicho esto firmó la sentencia para que mataran a Jesús.

Hoy en día tomamos decisiones por conveniencia política, por ejemplo: no predicamos el evangelio para no tener problemas. O cerramos los hogares Beraca porque nos acusan de esclavizar a los jóvenes, etc. ¡No cerraremos los hogares Beraca! ¿Y si nos llevan presos? ¡Que nos lleven presos! No somos Pilato, Dios nos ha dado una orden: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. El Señor nos dice en su palabra que tenemos que velar por el pobre y por el débil.

Leemos en Juan 18:37: “Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz”.

La jovencita con la que hablé me había dicho que no creía en verdades absolutas y yo le aseveré que Dios es absoluto, que su palabra es absoluta e inamovible. La Biblia afirma que el cielo ya tierra pasarán, pero sus palabras no pasarán. Jesús no cambia con la temperatura ni con las circunstancias. Las leyes que Él ha establecido, la verdad que ha establecido son inamovibles. ¡La verdad no cambia! El blanco es blanco. Desde Adán y Eva se estableció que el matrimonio es entre un hombre y una mujer, y desde entonces está determinado que el blanco es blanco, y esto es absoluto. El negro es negro; un niño es niño y una niña es niña. ¿Por qué hablo de esto? Porque la mentira está llevando al mundo a un desastre mayúsculo. ¿Cómo podemos pensar que la niña que nació quiera con tres añitos ser un nene? ¡Ya no le podemos poner ni el nombre! La Comisión de Población del Senado de la República ha estado estudiando un proyecto de ley por el cual se le concede el derecho a los menores que deseen cambiar su identidad sexual, o sea, si quisieran ser trasngénero, si nace niña, pero quiere ser niño o viceversa; el estado le costeará la operación para que puedan hacer como deseen. El estado se arrogará el derecho de hacerlo con o sin el consentimiento de los padres porque señala que es el derecho de los menores y los padres no tienen que meterse. ¡Se está destruyendo la patria potestad! Se está vulnerando el derecho de los padres a elegir la clase de educación que quieren para sus hijos. Por eso hoy te hablo de la verdad y de la mentira. ¡El estado se está arrogando el derecho de mutilar a nuestros niños de por vida! No es que después le hacen otra operación y los dejan como estaban. Una vez que operan al niño no podrá funcionar más como hombre. Pero tampoco la niña podrá funcionar como una mujer.

Estas cosas están sucediendo delante de nuestras narices porque se niega la verdad. Cuando nace una niña, ésta tiene cromosomas femeninos y por más que se la opere y se le pongan hormonas masculinas, los cromosomas de esa niña seguirán siendo femeninos; o sea que esa niña va a vivir una contradicción toda su vida. Es difícil, cuesta explicarlo, y lamento si es crudo lo que digo, pero si le ponen un pedazo de carne, no creas que ese pedazo de carne va a tener una erección. ¡Es muy lamentable! No te hacen gratis una dentadura, pero sí, van a mutilar a nuestros niños gratis.

“¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” (Isaías 5:20). Es que sin Dios se trastornan los sentidos; es que cuando dejas a Dios de lado la verdad se pierde y tomas decisiones en oscuridad. Tú crees que todos los gatos son pardos, pero cuando aparece la luz te darás cuenta que no es así. Sófocles, filósofo griego dijo lo siguiente: “La verdad puede más que la razón”. Este hombre descubrió que la verdad es absoluta e inamovible, y que la razón sucumbía. Si hace mucho calor cambia tu estado de ánimo y no piensas ni razonas con claridad. Si aumenta mucho la humedad te pones fastidioso y contestas mal. Si estás conversando con alguien con quien te gusta estar te sientes bárbaro, pero llega tu suegra y te cambia el estado de ánimo. Cambia el estado de ánimo, cambia la lógica, cambia la razón. La razón no sirve como metro patrón, y los sentimientos menos. Ahora siento de una manera, al rato siento de otra. En cada encuentro que se lleva a cabo en Monte Beraca, conozco gente que antes me detestaba y decían de mí que yo era un chanta y le robaba la plata a la gente. ¿Por qué? Porque lo sentían; porque escucharon que otros decían de mí y sacaron la conclusión de que es verdad. Ahora me ven y me abrazan y me piden perdón porque hablaron mal de mí, a lo que les pregunto si ahora me aman y dicen que sí. “¿Por qué me amas?” les pregunto. “Porque ahora lo conozco” es la respuesta. Y yo le digo a esas personas: “Tú no me conoces”. Es que sólo Dios me conoce bien.

¡Lo que yo siento no es la verdad! Primero tenemos que llegar a la conclusión de que la verdad existe. Un niño es un niño. ¿Tan difícil es? Una niña es una niña. ¿En virtud de qué yo puedo asegurar que tal cosa es cierta? En virtud de la fe que tengo en la palabra de Dios. Sófocles dijo que la verdad vence a la razón y Cristo dijo: “Yo soy la verdad”. Por lo tanto, Cristo vence el mal y la oscuridad. Jesús le dijo a Pilato: “Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad” (Juan 18:37). Y Juan 1:1 dice: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”. Verbo proviene del griego “logo”, que significa palabra; pero se traduce verbo porque logo vendría siendo palabra muerta, en cambio, verbo conlleva una acción. La verdad de Dios, la verdad eterna de Dios se hizo carne y caminó entre nosotros. Por eso, decir que la palabra de Dios es la verdad es lo mismo que decir que Cristo es la verdad. ¡Cristo es la verdad encarnada de Dios! Y Él dijo: “Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar” (Juan 12:49).

Las palabras de Cristo son las palabras del Padre. Proverbios 23:23 dice: “Compra la verdad, y no la vendas”. Tienes que leer la Biblia porque si no lo haces te estás perdiendo la verdad. Jesús declaró: “Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz”. Con Cristo no hay medias tintas y no lo vas a conformar diciéndole: “Yo te amo”. Le vas a demostrar que lo amas abrazando su verdad.

El Señor también dijo: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca” (Mateo 7:24 y 25). ¿De qué habla aquí? ¡De sus palabras! Sus palabras te dan firmeza y seguridad porque la verdad siempre es verdad y la mentira siempre es mentira.

A la luz se le puede medir la velocidad y la energía; se le mide los lúmenes, o sea que se mide el flujo luminoso. La luz es algo real, pero a la oscuridad no se le puede medir nada porque la oscuridad no existe. La oscuridad se manifiesta por la ausencia de la luz, pero si enciendes un pequeño fosforo, la más densa oscuridad será atravesada por esa luz. Cuando yo hice el servicio militar, nos decían que cuando estuviéramos de guardia en la noche, no podíamos encender fuego ni fumar porque el fueguito que sale del cigarro se podía ver a un kilómetro de distancia. Por más densa que sea la oscuridad, la más pequeña luz la atraviesa. Porque la verdad es y la mentira no es. Sin embargo, la mentira se empeña en hacernos creer que es la verdad y para eso tiene que trastocar la verdad, para que la verdad parezca mentira y viceversa. Pero la verdad seguirá siendo la verdad siempre. ¡La verdad siempre va a alumbrar!

BUSCA LA VERDAD Y AFÉRRATE A ELLA

Compra la verdad y no la vendas. ¿Cómo hacemos para comprar la verdad? Cristo dijo cómo es que llega la luz a nosotros; los discípulos estaban tristes porque Jesús les había dicho que Él iba a morir en manos de inicuos, que lo iban a juzgar y a crucificar, y les declaró: “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí” (Juan 15:26). Notemos que cuando se refiere al Espíritu, habla en singular, y no es que hay muchos espíritus, sino que hay solo un Espíritu de verdad. El Señor declaró que el Espíritu de verdad dará testimonio acerca de Él y Cristo es la verdad. Aquel que ama a Dios y se apega a Él, aquel que ama su palabra conoce la verdad. Yo humildemente te digo que soy un hombre seguro, predico con certeza porque amo la verdad. Yo no predico según mi parecer ni lo que siento, yo me he aferrado a la palabra de Dios. He tenido que atravesar circunstancias muy difíciles y muchas veces me acerqué a Dios llorando y clamando, diciéndole: “¡Dios no te entiendo! ¡Te tengo miedo!” Una vez llorando, leí en el Salmo 119:141: “Pequeño soy yo, y desechado, mas no me he olvidado de tus mandamientos”. Me lamentaba porque había perdido muchas cosas que amaba y no entendía que, precisamente, Dios quería que dejara de amar esas cosas para amarlo a Él. Yo no entendía, estaba en oscuridad. Hoy soy un hombre seguro y es porque he decidido confiar en la palabra de Dios.

La palabra de Dios es la espada del Espíritu. ¡Debes leerla! La verdad no está en la última película de Netflix, no está en los noticieros o en la prensa, ni en las opiniones de la gente; la verdad está en la Biblia. La palabra de Dios es la verdad; la palabra de Dios es el Espíritu, y el Espíritu es la verdad, y es enviado del cielo a nosotros para revelarnos a Cristo. Es feo sentir que nadie te valora, es feo sentir que no te aman; qué feo es sentir que ni tu propio pastor te puede dar lo que necesitas. Ha fallecido el padre de una de nuestras pastoras y yo le dije que no podía consolarla, aunque la amaba con todo el corazón, pero le pedía al Dios del cielo que la consolara porque Él es Consolador de su vida. ¡Cómo quisiera yo poder consolar, pero no soy yo! ¡Es Él!

En el encuentro había un matrimonio, en un momento, cuyo esposo estaba decidido a irse. ¿Cuál era el problema? La esposa es celosa. Ella le recriminaba que miraba a otras mujeres y él quería convencerla que no era así. Mientras yo estaba predicando, el hombre la acariciaba, la besaba, y la verdad es que me desconcentraban. En el momento en que estábamos imponiendo las manos sobre las personas para que recibieran el Espíritu Santo, el hombre estaba con las dos manos levantadas, pero de repente bajaba una mano y la besaba. Estaba más ocupado en besarla que en recibir la llenura del Espíritu Santo. La mujer era celosa y él la besaba para demostrarle que la amaba sólo a ella. Uno no deja de ser celoso porque te den besos. ¡Esa no es la verdad! La verdad es que cuando Dios viene a tu vida te hace libre del espíritu de celos o de cualquier otro espíritu.

A veces hacemos cosas para ayudar a la gente, que no sirven. En cambio, el Espíritu Santo sí sabe qué hacer. Él sabrá que hará con nuestra pastora que perdió a su papá. Ella en un año perdió a una hermana, a otro familiar que no recuerdo y a su papá. Dios sabrá qué hacer con nuestra hermana. Nosotros la bendecimos, pero el poder está en la palabra de Dios que dice así: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios” (2ª de Corintios 1: 3 y 4). Yo te puedo consolar a través del Espíritu Santo con la consolación que Dios me ha dado a mí. Yo no te predico sólo lo que he leído de la Biblia; yo predico lo que la palabra de Dios ha hecho en mí. Es mi experiencia, por eso te lo digo con certeza. ¡La palabra de Dios te afirma en la vida! Muchos cristianos se consuelan con pastillas, otros con alcohol. ¡En la palabra de Dios está todo lo que tú necesitas para caminar confiado, con certeza, con seguridad y con libertad!

CONCLUSIÓN

Leemos en Juan 16:13 y 14: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir, El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber”. Tu relación con Dios es tu relación con el Espíritu Santo. Él toma de Cristo y te lo hace saber. El esposo que estaba con sus manos levantadas pero pendiente de su esposa, no estaba buscando que el Espíritu Santo lo llenara; estaba besando a su esposa para que ella se convenciera de que la amaba. La oscuridad te lleva a hacer cosas que no vienen del Espíritu Santo.

Los pensamientos y los sentimientos te turban. Estás en una situación en que no sabes qué hacer con tu vida. Tú necesitas abrazar a Dios y pedirle que te llene con su Espíritu Santo. Él es el Espíritu de verdad que te guía a toda verdad. Te sientes impotente porque no ha podido resolver alguna situación, ya has golpeado todas las puertas y no has encontrado la solución. Cristo fabrica puertas, el Señor es carpintero. ¡Cristo abre puertas donde no las hay! Él sabe lo que hay que hacer. Dios hace todo de la nada, de lo poco hace mucho. Tu problema no es resolver tu problema; tú debes resolver tu relación con Dios. Que tus circunstancias no te desvíen la mirada que debe estar puesta en Dios y no en el problema. ¡Déjale al Señor tus cargas ahora! Acércate a Dios con tu angustia y con tu dolor. Dile al Señor: “Perdóname por vivir tan afanado, tan ansioso y tan lleno de temores”. Ese gran problema que estás atravesando no es un gran impedimento para Dios, entrégaselo porque en sus manos ese problema no es nada. Deja de afligirte y comienza a confiar y a esperar en Él.

“Padre querido, quita la culpa, la carga y la opresión de las vidas. ¡Llena con tu presencia, Espíritu Santo! Toma los dolores, las enfermedades y las preocupaciones, querido Jesús. Envía tu Espíritu ahora sobre cada vida. Espíritu Santo, tú que tomas de Jesús, haznos saber la verdad”.

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