CORAZÓN PERFECTO - Misión Vida para las Naciones

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Montevideo

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MENSAJES DEL CIELO

CORAZÓN PERFECTO

INTRODUCCIÓN

Leemos en 2ª Crónicas 16:9: “Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él”. Otra versión de la Biblia dice: “para aquellos que le buscan de corazón”. Para Dios, un corazón perfecto es un corazón que le busca sinceramente, porque esa es la circunstancia perfecta para que Dios pueda hacer lo que quiera con nosotros. La perfección en Dios no se ve como la vemos nosotros. Tal vez tienes un corazón duro, difícil, lerdo u obstinado pero allí adentro hay un ingrediente que te va a salvar, que va a producir el favor de Dios en tu vida y es que le busques con todo tu corazón. Dios no anda buscando corazones perfectos, en el sentido de lo que entendemos por perfección ya que para Él, perfecto es el corazón que le busca con todas las fuerzas.

He hablado con un pastor que quería colgar los guantes. Él miraba el resultado de su trabajo y no se sentía satisfecho. Pensaba que para todo lo que se había esforzado debería tener mejores resultados. Estaba mal porque algunos líderes cercanos que él tenía se habían ido de la iglesia, entre otras cosas que estaba viviendo.

Me hizo acordar a una historia que tengo muy presente porque yo la viví. A mí me habían mandado a hacerme cargo de una pequeña iglesia en la ciudad de Colonia, Uruguay, con poquitas personas y con mi señora comenzamos a predicar el evangelio, a través de programas de radio, haciendo campañas evangelísticas; salíamos a repartir volantes y le hablábamos a la gente, pero como veíamos que no pasaba nada, hicimos un ayuno de veintiún días previo a una campaña que habíamos programado. Como no habíamos conseguido el lugar que queríamos y no nos prestaron una plataforma, nos hicimos una, pero la armábamos y desarmábamos todos los días y teníamos que llevarla a rastras entre quince o veinte personas. Más o menos en el día dieciocho del ayuno me caí al suelo del cansancio y después de esa campaña le dije al Señor: “Dios no doy más. Soy un fracaso”.

Lo único que tenía claro es que yo amaba al Señor, entonces le dije: “Yo te amo, pero no sé por qué me pasa todo esto que estoy viviendo. No entiendo por qué tengo que vivir estas injusticias”. Recuerdo el primer día de otra campaña que habíamos organizado, decoramos el lugar con unos jarrones grandes con colas de zorro, me subo a predicar y vino un viento que me voló los jarrones con todo, pero eso no era lo más triste; lo más triste es que no había una sola persona en la campaña, sólo estaban unos diez hermanos de la iglesia, y habían faltado muchos. Después de predicar, me lamenté delante del Señor diciéndole que era un fracaso y que no servía para nada y como te dije, lo único que yo tenía era un corazón sincero delante de Dios. No me ayudaba mi carácter, tampoco mi esposa que era muy tímida. Había dos hermanos a la hora de comenzar el culto y yo no quería subir así que la mandé a mi esposa casi empujándola.

Así fueron nuestros inicios en Uruguay. En una oportunidad decidí viajar a la ciudad de Buenos Aires y presentarle la renuncia a mi pastor. Justo se estaba llevando a cabo un evento grande y tenían programas para todo el día y yo quería hablar con el pastor. Me sentía un fracasado hasta para hablar con él porque no podía llegar. Yo sabía que después de que finalizara esa actividad grande se iba a ir inmediatamente pero estaba buscando la forma de decirle que quería renunciar porque me sentía un fracaso. Una de las actividades del evento era el levantamiento de más de cien pastores, entonces comenzaron a llamar a cada uno de los que serían levantados y yo los conocía a casi todos. Los veía allí en la plataforma y pensaba: “¡Ese sí que la peleó! ¡Merece ser pastor!” Y yo ahí sintiéndome un fracasado. En un momento escucho: “Jorge Márquez” ¡No lo podía creer, si yo me sentía un fracasado! Pasé a la plataforma y los pastores oraban por nosotros, y el que oró por mí, dijo: “Yo he visto tu esfuerzo, he escuchado tus oraciones y conozco tu corazón. A mí no me importan tus resultados. ¡Yo te voy a bendecir!” Y yo comencé a sacar pecho. ¡No lo podía creer, yo el fracasado! Las personas comenzaron saludarme y me abrazaban. En ese momento me pregunté si me quedaría allí en Buenos Aires o me volvía a Colonia, pero debía regresar. Volví a Colonia ungido y aprendí varias cosas que quiero compartir contigo. Una de ellas es que, lo más importante no son tus logros ni tus fracasos, lo más importante es tu corazón. Si tu corazón le agrada a Dios, Él se hará cargo de tu éxito. ¡Tu éxito viene de Dios!

EL REY ASA COMENZÓ HACIENDO LO BUENO

“Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él”. Estas palabras se las dijo un profeta de Dios al rey Asa. ¡Qué sorprendente! ¡Los ojos del Señor se pasean por toda la tierra! ¡Escóndete si puedes! Dice el salmista: “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra. Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; aun la noche resplandecerá alrededor de mí. Aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día; lo mismo te son las tinieblas que la luz” (Salmo 139: 7 al 12). ¿Qué hay que se pueda esconder ante la mirada de Dios? Tú haces cosas a escondidas pensando que el pastor no te ve; haces cosas a escondidas de tu cónyuge agradecido o agradecida a Dios que no se entera. Una mujer barría el templo y echaba la tierra debajo de la alfombra y un día siente una voz que le dijo: “¿Qué haces?” Ella asustada preguntó: “¿Quién anda ahí?” “Soy yo, Dios” “Ah, menos mal que eras tú Dios, pensé que era el pastor y me asusté”. ¡La hermana tenía más temor del pastor que de Dios! ¿Dónde podrás esconderte si los ojos del Señor contemplan toda la tierra? No importan tus logros o tus fracasos, lo que importa es tu corazón. Podrás ser la persona más fracasada del mundo pero si tu corazón le agrada a Dios, de allí en donde estás, de lo más profundo de tu fracaso, el Señor te levantará. No se trata de lo que puedes hacer sino de cómo es tu corazón para con Dios.

El rey Asa comenzó su reinado, y cuenta la Biblia que hizo lo bueno y lo recto delante de los ojos de Dios. Leemos en 2ª de Crónicas 14: 1 al 4: “Durmió Abías con sus padres, y fue sepultado en la ciudad de David; y reinó en su lugar su hijo Asa, en cuyos días tuvo sosiego el país por diez años. E hizo Asa lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehová su Dios. Porque quitó los altares del culto extraño, y los lugares altos; quebró las imágenes, y destruyó los símbolos de Asera; y mandó a Judá que buscase a Jehová el Dios de sus padres, y pusiese por obra la ley y sus mandamientos”. El reino de Judá estaba compuesto por dos tribus, Judá y Benjamín, un reino fuerte porque era parte del Israel que se había quedado asido a los pies de Dios. No obstante, la idolatría seguía teniendo influencia y había gente que hacía cultos a dioses extraños. Pero cuando Asa asumió el reinado derribó esos lugares y las esculturas y mandó al pueblo que buscasen a Dios. Por causa del corazón de Asa todo comenzó a salir bien. Cuando él derribó los templos en los que se hacían cultos extraños no fue eso lo que a Dios le agradó sino que lo buscase con todo su corazón. Derribar los lugares altos y destruir las imágenes de dioses extraños es el fruto de un corazón que ama a Dios. No es que derribó a los dioses y a los altares para agradar a Dios sino que amó a Dios y por eso lo hizo.

Dios quiere que te vaya bien, pero el tema no es el bien que haces sino el corazón que tienes; no es el mal que haces sino el corazón que tienes. El corazón que busca a Dios será enderezado por Él y hará las cosas que al Señor le agrada. La palabra de Dios dice: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. ¡Esa es la clave del éxito! Tal vez te sientas una persona inútil pero puedes ir al Señor y decirle: “Señor, no sirvo para nada pero te amo”. Y si tú sirves mucho y pones cara de que trabajas mucho para el Señor, cuídate y mira si tu corazón es perfecto delante de Dios o no. El rey Asa comenzó buscando a Dios con todo su corazón y dice la Biblia que Dios le dio paz por todas partes. “Y edificó ciudades fortificadas en Judá, por cuanto había paz en la tierra, y no había guerra contra él en aquellos tiempos; porque Jehová le había dado paz. Dijo, por tanto, a Judá: Edifiquemos estas ciudades, y cerquémoslas de muros con torres, puertas y barras, ya que la tierra es nuestra; porque hemos buscado a Jehová nuestro Dios; le hemos buscado, y él nos ha dado paz por todas partes. Edificaron, pues, y fueron prosperados” (2° Crónicas 14:6-7). ¡El Señor los bendijo porque le buscaron!

“Tuvo también Asa ejército que traía escudos y lanzas: de Judá trescientos mil, y de Benjamín doscientos ochenta mil que traían escudos y entesaban arcos, todos hombres diestros. Y salió contra ellos Zera etíope con un ejército de un millón de hombres y trescientos carros; y vino hasta Maresa. Entonces salió Asa contra él, y ordenaron la batalla en el valle de Sefata junto a Maresa. Y clamó Asa a Jehová su Dios, y dijo: ¡Oh Jehová, para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh Jehová Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre venimos contra este ejército. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti el hombre. Y Jehová deshizo a los etíopes delante de Asa y delante de Judá; y huyeron los etíopes” (2° Crónicas 14:8-12).

A la hora de enfrentar al enemigo, toma la armadura de Dios porque tienes su respaldo, si es que tienes un corazón perfecto delante del Señor. Tienes todo el derecho, todo el poder y la autoridad si es que tienes un corazón recto para con Dios. No se trata de lo que eres capaz de hacer, no es tu fuerza, es tu Dios. Asa destruyó con el poder del Señor al ejército etíope que contaba con un millón de hombres. Leemos en 2ª de Crónicas 15: 1 y 2: “Vino el Espíritu de Dios sobre Azarías hijo de Obed, y salió al encuentro de Asa, y le dijo: Oídme, Asa y todo Judá y Benjamín: Jehová estará con vosotros, si vosotros estuviereis con él; y si le buscareis, será hallado de vosotros; mas si le dejareis, él también os dejará”.

Volvieron de la guerra con gozo por causa de la victoria, mas Dios envía a Azarías con un mensaje para Asa. Muchos quieren que Dios esté con ellos pero ellos no quieren estar con Dios. Si le preguntas si quieren la bendición de Dios te dicen que sí, pero sus pasiones les llevan a hacer cosas que no convienen. Y la carne arde por causa de la lascivia, por la codicia, por el sexo y la droga. Hay gente que asiste a la iglesia y luego va a bailar y después de bailar se vuelven a congregar. Asisten a la iglesia y se drogan pero después vuelven a la iglesia. Hombres que van a la iglesia con su esposa pero durante la semana adulteran. No sé cómo les sale la cara de ángel cuando están en la iglesia porque después los encuentras durante la semana en la calle y tienen cara de demonio. Mi abuelo decía: “En la iglesia comen santo y en la casa defecan demonios”. Capaz que por un mes se consagran y están contentos por ello pero a los treinta días vuelven a pecar y después dicen: “No entiendo cómo Dios permite esto”. ¡El problema es tu corazón! ¡Dios no te pone las ganas de pecar!

Leemos en 2ª de Crónicas 15:12 al 15: “Entonces prometieron solemnemente que buscarían a Jehová el Dios de sus padres, de todo su corazón y de toda su alma; y que cualquiera que no buscase a Jehová el Dios de Israel, muriese, grande o pequeño, hombre o mujer. Y juraron a Jehová con gran voz y júbilo, al son de trompetas y de bocinas. Todos los de Judá se alegraron de este juramento; porque de todo su corazón lo juraban, y de toda su voluntad lo buscaban, y fue hallado de ellos; y Jehová les dio paz por todas partes”. ¡Dios quiere darte paz! ¡El Señor quiere bendecirte y hacerte fructificar! ¡No coquetees con el pecado! ¡Busca a Dios sinceramente! Dile: “Señor soy débil pero te amo. ¡Ayúdame!”

Si se ha encendido en ti el deseo de acercarte a Dios y has entendido que no hay nada que puedas hacer que le agrade ya que lo único que le agrada es que le busques con todo tu corazón. Dice la Biblia que Dios es el que produce en nosotros el querer como el hacer por su buena voluntad. Te van a dar unas ganas de ser bueno que no se aguantan y te darán ganas de adorar a Dios y de acercarte a Él para buscarlo con todo tu corazón. Tú dirás: “Yo lo quiero a Dios pero me dan ganas de pecar y no entiendo por qué Dios lo permite”.

Comienza por desear con todo el corazón buscar a Dios y el Señor te dará paz por todas partes y te bendecirá, esa es la promesa para tu vida hoy. La tierra es tuya porque la palabra de Dios declara: “De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan” (Salmo 24:1).Tú eres su hijo y eres su hija y somos sus herederos. Dios nos dará paz por todas partes si tenemos un corazón perfecto para con Él.

EL REY ASA TERMINÓ HACIENDO LO MALO

Dice en 2ª de Crónicas 16:1: “En el año treinta y seis del reinado de Asa, subió Baasa rey de Israel contra Judá, y fortificó a Ramá, para no dejar salir ni entrar a ninguno al rey Asa, rey de Judá”. Según este versículo tuvieron treinta y seis años de paz y de victoria, y el que se levantó contra el rey Asa pereció porque Dios estaba con él. Continuamos leyendo: “Entonces sacó Asa la plata y el oro de los tesoros de la casa de Jehová y de la casa real, y envió a Ben-adad rey de Siria, que estaba en Damasco, diciendo: Haya alianza entre tú y yo, como la hubo entre tu padre y mi padre; he aquí yo te he enviado plata y oro, para que vengas y deshagas la alianza que tienes con Baasa rey de Israel, a fin de que se retire de mí”. ¿Te suena Siria? Siria, hoy paga a terroristas para que destruyan Israel. “Y consintió Ben-adad con el rey Asa, y envió los capitanes de sus ejércitos contra las ciudades de Israel; y conquistaron Ijón, Dan, Abel-maim y las ciudades de aprovisionamiento de Neftalí. Oyendo esto Baasa, cesó de edificar a Ramá, y abandonó su obra. Entonces el rey Asa tomó a todo Judá, y se llevaron de Ramá la piedra y la madera con que Baasa edificaba, y con ellas edificó a Geba y a Mizpa”. Para que lo puedas entender bien: viene el rey del norte y los quiere conquistar, entonces Asa hace negocio, saca el oro y la plata del templo de Dios y se la manda al rey de Siria para hacer pacto contra Baasa rey de Israel. El rey de Siria hace pacto con Asa y echan al rey de Israel y toman una ciudad que éste había amurallado y con las piedras de esa ciudad edifican dos ciudades.

Y continúa diciendo 2ª de Crónicas 16:7 en adelante: “En aquel tiempo vino el vidente Hanani a Asa rey de Judá, y le dijo: Por cuanto te has apoyado en el rey de Siria, y no te apoyaste en Jehová tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria ha escapado de tus manos. Los etíopes y los libios, ¿no eran un ejército numerosísimo, con carros y mucha gente de a caballo? Con todo, porque te apoyaste en Jehová, él los entregó en tus manos. Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él. Locamente has hecho en esto; porque de aquí en adelante habrá más guerra contra ti. Entonces se enojó Asa contra el vidente y lo echó en la cárcel, porque se encolerizó grandemente a causa de esto. Y oprimió Asa en aquel tiempo a algunos del pueblo”.

CONCLUSIÓN

¡Qué lástima! Treinta y seis años de paz y ahora que tenía su reinado afirmado por todos lados hizo pacto con el rey de Siria. Esta vez Asa no buscó a Dios sino que se apoyó en su inteligencia y en su destreza, pero Dios le podía haber dado victoria sobre el rey de Siria mas Asa hizo pacto con él. Nunca más preguntes por qué Dios permitió que te suceda esto o aquello porque no lo harás con sabiduría. Pero el Señor me dio para que yo te diga hoy que si tú le buscas sinceramente de corazón te dará paz y te bendecirá. ¡Camina con Dios y Él caminará contigo!

Si crees que no tienes un corazón recto para con Dios acércate a Él y dile: “Señor, sé que mi corazón no es recto delante de ti y necesito que me perdones. Hasta este día mi vida ha ido de fracaso en fracaso, mas te pido que me limpies con tu sangre preciosa Jesús y que me transformes para que yo pueda amar a Dios con un corazón perfecto y así poder ver su favor sobre mi vida y disfrutar de sus bendiciones y de su paz. Yo ya no me quiero apoyar en mis fuerzas sino en las tuyas Señor. Lléname con el poder de tu Espíritu Santo Dios, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”

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