DIOS ES NUESTRO PROVEEDOR - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

DIOS ES NUESTRO PROVEEDOR

Todos queremos que nos vaya bien en todo, todos anhelamos que cuando emprendamos cosas, nos vaya bien, sin embargo para que esto ocurra, hay principios de bendición y prosperidad que tenemos que respetar. Vivimos en un tiempo en que el mundo está siendo conmovido por problemas económicos, en realidad, el tema económico ha pasado a primer plano en toda la sociedad y se lo ha transformado en el primer problema mundial, “no que sea el problema más importante”. La Biblia dice que el amor al dinero es la raíz de todos los males, hay un poder que se mueve detrás del dinero que está haciendo esclavas a todas las naciones y a todo el mundo. ¡Todos son  esclavos de las deudas! ¡Desde el más pequeño hasta el más grande!

Quien se endeuda mucho se debe a que es un mal administrador, no se vive endeudado porque las cosas están mal sino porque se administra mal el dinero, para esas personas, la solución a todas las cosas, es endeudarse aún más. La Biblia establece principios de prosperidad, a través de los cuales ser bendecidos. Uno de ellos es: “Honra a tu padre y a tu madre para que te vaya bien”, asimismo es necesario honrar a Dios con nuestros diezmos y ofrendas y acordarnos de las necesidades de los pobres: Dice la Biblia que si nos acordamos de los pobres, Dios se acordará de nosotros cuando clamemos a él, es decir, si queremos que nos vaya bien no podemos solamente dedicarnos a llorar y a orar diciendo: “¡Dios! ¡Dame, dame!” ¡Así no conseguiremos nada! Tenemos que estudiar su palabra y ver cuáles son sus demandas.

            DIOS ES UN DIOS DE PROVISION

Sin embargo, hoy tocaremos este tema: Dios es un Dios proveedor. El ha hecho las cosas de tal manera que las riquezas que hay en el mundo alcancen para todos, si hay escasez mundial es porque hay egoísmo en el mundo; los analistas dicen que con el 1% del PBI (Producto Bruto Interno) anual de los 7 países más ricos del mundo se puede subsanar el hambre mundial, sin embargo, estos países no quieren hacerse cargo del hambre del tercer mundo, provocado entre otras cosas por la mala administración. Hay una injusticia en el mundo que proviene no de Dios sino del hombre, sin embargo, nosotros los hijos de Dios no debiéramos estar sujetos a la injusticia del mundo sino a la justicia de Dios.

Vamos a leer Proverbios 13:23: “En el barbecho de los pobres hay mucho pan mas se pierde por falta de juicio”. Hay un problema que es la falta de juicio; hemos descubierto que mucha gente no tiene idea de cuánto recibe al mes ni cuánto gasta, no controlan sus gastos, se guían por impulsos, ven en una vidriera algo que les gusta y ya lo compran. ¿Qué sucede con nuestro barbecho? ¿Hay pan o no? ¡Tienes que aprender a gastar tu dinero sabiamente! La Biblia afirma que hay mucho pan en tu casa, en otras palabras, Dios te ha dado dos pies, dos ojos, dos manos, como los que más ganan y te ha dado una capacidad para pensar como los que más ganan. ¡Dentro de tu cabeza hay mucha prosperidad, no la llenes de aserrín!

            LA MALDICIÓN NO VIENE SIN CAUSA

Si analizamos el capítulo 28 de Deuteronomio, desde el versículo 1, observamos que hay una lista de bendiciones y maldiciones para los hijos de Dios; Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. 2Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios”. Leamos asimismo el versículo 15: “Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán”.

         ¡Si no obedeces sus mandamientos, te sobrevendrán todas las maldiciones descritas en su palabra! Hay maldición por causa de mala administración pero hay otra maldición que viene por desobedecer a Dios. Proverbios 26:2 dice: “…la maldición nunca vendrá sin causa”. Dice el versículo 53 del capítulo 28 de Deuteronomio: “Y comerás el fruto de tu vientre, la carne de tus hijos y de tus hijas que Jehová tu Dios te dio, en el sitio y en el apuro con que te angustiará tu enemigo. Observamos que esta maldición se cumplió en el pueblo de Israel, cuando, durante el reinado de Acab, la ciudad de Samaria fue sitiada por los sirios (2Reyes 6:24-33 y 7:1:20).

No importa el motivo de la maldición, ella tiene que ver con escasez, escasez de dinero, de salud, de paz, porque la bendición es abundancia, abundancia de paz, de familia, de salud, de riqueza… Todo lo bueno es abundancia de Dios y todo lo malo es maldición por causa de mala administración o por olvidar a Dios pero en cualquiera de los dos casos podemos hacer de Dios nuestro proveedor. El dinero es engañoso, hoy compras con un billete 50 caramelos en tanto que hace 10 años, con ese mismo billete comprabas un auto. El valor del dinero varía, por eso nuestra confianza no debe estar puesta en el dinero sino en Dios. El poder mundial nos ha llevado a depender totalmente del dinero: ¿Qué sucederá contigo cuando no puedas depender más del dinero y para poder comprar o vender te tengas que marcar con la marca de la bestia? ¡Tienes que hacer de Dios tu proveedor!

PROVISION SOBRENATURAL

Según lo que relata 2ª Reyes 6:24-33 y 7:1:20, Samaria estaba sitiada, las mujeres se estaban comiendo sus propios hijos, el rey Acab quería “cortarle la cabeza” al profeta Eliseo que había profetizado esta catástrofe, sin embargo, Eliseo abre su boca y dice: “Mañana en la puerta de la ciudad, la cebada y el trigo costarán un siclo”. ¡Estaba diciendo algo increíble e inadmisible! Tanto que un príncipe dijo: “Esto sucederá si se abren ventanas en los cielos…”, a lo cual el profeta le respondió: “Tu lo verás mas no lo podrás disfrutar”.

Ese pueblo estaba recibiendo la maldición que Deuteronomio capítulo 28 había profetizado sobre el pueblo de Dios, que si no le amaban, no le obedecían ni guardaban sus mandamientos, recibirían maldición, sin embargo, observamos en este pasaje, que en esta oportunidad entró en acción la misericordia de Dios. Dice la Biblia que había cuatro enfermos de lepra en la puerta de la ciudad quienes no podían entrar a ella por causa de su enfermedad, entonces se  dijeron: “No podemos entrar a la ciudad y nos estamos muriendo de hambre. Vayamos al campamento de los sirios, si nos reciben, viviremos, si nos matan, ¡que nos maten!” Fueron pues, donde estaban los sirios y encontraron el campamento totalmente vacío: Las tiendas intactas, con todos los alimentos, con toda la ropa, con todo el oro, ¡todo el botín intacto! ¡Los leprosos saltaban de alegría! En un momento, reflexionaron y dijeron: “Hoy es un día de bendición, corramos a la ciudad y demos las buenas nuevas…” ¡No había sirios por ningún lado! Por todo el camino habían encontrado ropas y enseres que éstos habían tirado por la premura en irse. ¿Qué había sucedido? Dios hizo oír un rumor en el campamento del ejército sirio, ellos escucharon un ejército venir contra ellos y desesperados abandonaron su campamento, se imaginaron que los israelitas “contrataron” ejércitos vecinos para luchar en su contra. Al otro día, en la puerta de la ciudad, se vendía el trigo y la cebada al precio que el profeta había dicho y el rey puso al príncipe que había dudado a la puerta de la ciudad para establecer un control, pero el pueblo salió desesperado, lo pisoteó y el que había dudado de la provisión de Dios fue muerto. ¡El pueblo fue salvado milagrosamente! ¿Por qué? Porque aunque el pueblo esté bajo maldición, Dios lo ama y algo hará por él. ¿Qué te quiero enseñar con esto? Hay cosas que tienes que ajustar y arreglar pero si la maldición llega a tu casa a causa de tu desobediencia, aunque hayas pecado, aunque hayas hecho mal las cosas, aún puedes decir: “¡Dios es mi proveedor! ¡Tú puedes proveerme porque para ti no hay nada imposible!”

También observamos en 2ª Samuel 9:1-7 una historia que muestra una vez más la misericordia de Dios, por medio de la mano de David; Jonatan, no solo era amigo de David, sino que era justo y recto delante de Dios y la Bibia dice que cuando un padre es justo y temeroso de Dios, El bendice su descendencia hasta la tercera y cuarta generación y eso es lo que sucedió con Mefi-Beset, hijo de Jonatán. ¡Aunque nadie se acuerde de ti, si tu padre ha sido temeroso de Dios, El hará cosas increíbles para bendecirte! ¡También tu puedes bendecir a tu generación, siendo temeroso y justo delante de Dios! Yo soy un pastor por la gracia y la misericordia que Dios le extendió a mi abuelo materno; él fue un sinvergüenza que mientras lo estaban tirando en una fosa de muertos, se quejó, entonces alguien dijo: “¡Este no está muerto, está vivo!” Pero no sólo estaba moribundo físicamente sino que estaba “muerto de amor” por una chica. Al terminar la guerra volvió a su casa con la ilusión de casarse con ella, sin embargo, ¡se encontró con la sorpresa que se había casado con su hermano! Pero Dios aún proveyó: Su hermano se murió y finalmente se pudo casar con su amada y de ese matrimonio proviene mi madre. ¡Yo existo por la misericordia de Dios! ¡Yo provengo de un hombre moribundo! ¡Dios me conoció antes de la fundación del mundo! Puedo decir con certeza que soy el producto de la misericordia y la gracia de Dios, de la misma manera que Dios proveyó para Mefi Boset también proveyó para mi abuelo y hoy veo con claridad la obra que Dios está haciendo en Uruguay a través de mi vida y mi familia. Si confías en la palabra de Dios, él te sustentará, te bendecirá y te multiplicará. ¡Si tu crees él lo hará!

         CONCLUSIÓN

Dios está preparando una mesa sobrenatural para su pueblo, tu puedes confiar en él, que aunque no seas merecedor de su bendición, si le amas y le buscas, él te proveerá sobrenaturalmente. Si tu haces de Dios tu proveedor, no importa la causa de tu maldición, él obrará en tu beneficio.

¿Cuánto tu confías en él? ¿Qué es lo que tienes que enderezar en tu vida? ¿Qué está destruyendo la economía? ¡No llegues al extremo de la escasez! ¡No esperes ser sitiado en Samaria!

En medio de tu escasez, haz un pacto con Dios: “Dios, perdóname por haberte desobedecido, reconozco que merezco tu maldición, pero confío en tu eterna misericordia. Limpia mi vida, perdona mis pecados, bendíceme, sé que de ti viene mi sustento y mi socorro, haz algo nuevo conmigo hoy, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.

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