DIOS QUIERE DARTE AUTORIDAD - Misión Vida para las Naciones

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Montevideo

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MENSAJES DEL CIELO

DIOS QUIERE DARTE AUTORIDAD

Leemos en Números 27: 15-20 y 23.

“Entonces habló Moisés a YHVH, diciendo: YHVH, Dios de los espíritus de toda carne, ponga un varón sobre la asamblea, que salga delante de ellos y que entre delante de ellos, que los saque y los introduzca, para que la congregación de YHVH no sea como ovejas sin pastor. Y YHVH respondió a Moisés: Toma a Josué ben Nun, varón en el cual hay espíritu, e impondrás tu mano sobre él. Lo presentarás ante el sacerdote Eleazar y ante toda la comunidad, y le impartirás autoridad delante de ellos. Lo investirás con tu autoridad, para que toda la asamblea de los hijos de Israel le obedezca”. (Versión La Biblia Textual). El versículo 23 dice: “Luego impuso sobre él sus manos y le impartió autoridad, tal como YHVH había ordenado por medio de Moisés”.

Durante todo el tiempo en que Moisés fue líder, o estuvo al frente del pueblo de Israel, logró que este pueblo no se apartara de Dios; es decir, muchos lo hacían, pero la mayoría obedecía a Moisés y lo reconocían como una autoridad que Dios había puesto. La mayoría del pueblo tenía temor de Moisés, porque la autoridad de Dios estaba sobre él, por lo tanto lo seguían y obedecían y les iba bien, mientras permanecían bajo su autoridad. Pero Moisés envejeció y Dios le había dicho que iba a morir, así que le pidió a Dios: “Pon un hombre sobre el pueblo que tenga autoridad y vaya delante del pueblo para que no sean como ovejas sin pastor”.

Donde no hay autoridad, el pueblo se dispersa, pierde unidad y comunión. Mientras más personas reconocen una autoridad puesta por Dios, hay un pueblo más grande, más unido y más poderoso. El reino de Dios funciona bajo un principio, bajo un sistema de autoridad y debemos entender qué es la autoridad. Hoy hablaremos de ello.

AUTORIDAD DELEGADA POR DIOS

La autoridad tiene una connotación, por así decirlo, administrativa, legal, y nos sugiere poder o fuerza. No existe autoridad donde no hay poder o fuerza. La fuerza puede ser física o bruta, o puede ser poder espiritual, pero lo cierto es que no existe autoridad sin poder, éste es un elemento esencial para ejercerla. Dios no solamente es la autoridad del universo, sino también es el poder, la fuerza de éste; Él es quien sostiene el universo. El gobierno de Dios es un sistema que funciona como un reino. En un reino hay una autoridad única, suprema, una autoridad máxima que es como la cabeza, y de ésta emanan las órdenes, las leyes; además la autoridad máxima establece autoridades delegadas. ¿Qué son esas autoridades delegadas? Son aquellas personas que tienen poder para tomar ciertas decisiones de parte de la autoridad central. El reino de los cielos funciona a partir de una autoridad única,la de Dios(quien tiene todo poder) y debajo de Él están las autoridades delegadas, visibles e invisibles: Ángeles, arcángeles, querubines, serafines; y en lo visible: Pastores, maestros, evangelistas, profetas, apóstoles. ¡Estas son personas a quien Dios les otorga autoridad! Nadie tiene autoridad sino es de parte de Dios, porque dentro y fuera del reino de los cielos, Dios es Señor, así que si hay alguna autoridad, es porque Él la ha permitido; si ésta es mala, es porque Dios lo ha permitido, o por decirlo de otra manera, porque el pueblo lo merece así. Si esa autoridad delegada tiene una buena relación con Dios, entonces fluye el poder de Dios que la respalda, sólo de esa manera la persona puede ejercerla,de lo contrario el pueblo se dispersa, no le cree, no lo entiende, no le hace caso.

Actualmente, la gente se va detrás de un líder porque les vendió una imagen. Hoy por hoy los candidatos no quieren ser líderes por el peso de su moral o transparencia, sino que tienen asesores de imagen, que trabajan duro en construir una buena imagen de ellos, para conseguir aceptación y votos. La gente los vota y a los 100 días o antes ya están arrepentidos de haberlo hecho. La autoridad no es algo que alcanzamos o arrebatamos sino que nos es dada, por eso se llama autoridad delegada. Yo no recibo autoridad de la iglesia, la recibo de Dios, yo no arrebato autoridad para ejercer señorío sobre la iglesia. Si Dios no me diera autoridad no la podría ejercer sobre ella. Estuve leyendo un salmo en donde David alababa a Dios y le decía: “Dios has hecho que otros pueblos que no son mi pueblo, me teman y me sirvan”. Habían pueblos que por temor a David, que era un siervo de Dios, se hacían amigos de Israel y se ofrecían para servirle. Lo mismo ocurría con Salomón, quien edificó “el gran templo de Jehová”. Éste le dijo al rey Hiram de los fenicios que quería edificar un templo grande porque Jehová de los ejércitos es grande, creador de los cielos y de la tierra y le pidió que le mande maderas del Líbano, artesanos que sepan trabajar en el oro y la plata.  Hiram le respondió: “Bendito seas de Jehová que hizo los cielos y la tierra, te voy a dar todo lo que quieras y mi gente va a trabajar con tu gente”. Y puso miles de personas al servicio del rey Salomón. ¡Eso se logra con autoridad!

Dice la Bibliaen Salmo 16:7 “Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová, aún a sus enemigos hace estar en paz con él” ¡Qué lindo es tener autoridad de parte de Dios!

La buena noticia es que Dios quiere que su reino crezca aquí en la tierra, quiere que su reino sea establecido no dentro de la iglesia, sino afuera y en todas partes, por causa de esto, Él quiere darte autoridad. Dios quiere delegar autoridad y necesita gente en quien confiar poder y autoridad, así como lo hizo con Moisés y luego con Josué. No se trataba de que Moisés fuera a morir y tenían que ver a quien ponían en su lugar; Moisés fue a Dios y le pidió que Él ponga un hombre de autoridad que vaya delante del pueblo. Por lo tanto Dios le respondió: 18Y Jehová dijo a Moisés: Toma a Josué hijo de Nun, varón en el cual hay espíritu, y pondrás tu mano sobre él; 19y lo pondrás delante del sacerdote Eleazar, y delante de toda la congregación; y le darás el cargo en presencia de ellos. 20Y pondrás de tu dignidad sobre él, para que toda la congregación de los hijos de Israel le obedezca” (Números 27:18-20).

¡Así funciona el reino de Dios! Así funcionala iglesia, con gente que Dios levanta para liderar a Su pueblo con poder y autoridad. Dijimos, entonces, que la autoridad requiere poder, de no ser así, la gente se ríe de la autoridad. Ese poder también vienede parte de Dios; quien no tiene autoridadde parte de Dios, teme a que la gente se le rebele, se le vaya; teme que otros con autoridad le “serruchen el piso”. Es el caso de muchas iglesias en que los líderes no quieren nombrar otra autoridad porque temen que se levanten contra ellos. Yo estoy necesitando levantar más pastores, más encargados de comunidades, miro entre la gente donde pueda haber otro, porque quiero delegar autoridad. Se que elministerio Misión Vidacrecerá en la medida que algunos miembros vayan recibiendo autoridad y poderde parte de Dios.Hay algunos que se quieren levantar como autoridad por sí solos, y otros se ponen celosos y quieren serrucharle el piso a quienes tienen autoridadde parte de Dios.Pero la autoridad la da Dios, por lo tanto la gente que ama a Dios, que le teme y le sigue a Él, no van detrás de esos que serruchan el piso a otros, o sólo los siguen algunos  que no entienden acercade la autoridad de Dios; estos se van detrás de alguno que razona muy lindo, que argumenta muy lindo pero no tiene poder, ni autoridadde parte de Dios.¡La iglesia deJesucristo es la autoridad de Dios en la tierra! Dios tiene su gente y a estos los inviste de autoridad y poder.

Autoridad significa “poder legítimo”, viene del griego “exousia”  y significa también, un poder real y pleno. Cuando existe autoridad y poder, hay en esa autoridad algo más que palabras. Una cosa es echar fuera demonios a los gritos y que estos no se vayan, y otra cosa es echarlos fuera, con autoridad y estos huyan. Es un poder a nivel espiritual y los espirituales reconocen esa autoridad dada por Dios, tanto enel mundo físicocomo en el espiritual. Cuando Jesús delegó autoridad en sus discípulos, dice el Nuevo Testamento que llamó a los 12 discípulos y les dio autoridad sobre los demonios, sobre enfermedades. Jesús no le dijo a la suegra de Pedro: “Vamos a pedirle al Padre que se te vaya la fiebre”, sino que reprendió la fiebre, le ordenó que salga, y al instante se le fue la fiebre a la mujer y comenzó a servirles. ¡Jesús le dio una orden a la fiebre y ésta se fue!

Un día entró a la sinagoga una mujer encorvada, entonces Jesús detuvo la enseñanza y le dijo: “Mujer, eres libre de tu azote”. ¡Jesús decretó la libertad! Y dicela Bibliaque la mujer se enderezó en el acto. Cuando hablamos de autoridad, del poder de Dios, son más que palabras; cuando la autoridad de Dios es ejercida, se ven los resultados. ¡Cuando un siervo de Dios ejerce la autoridadde parte de Dios, se ven los resultados! Dios quiere darte autoridad, Él necesita gente con autoridad. ¿Cómo va a mostrar Dios la gloria del reino venidero, como demostrará su poder si no hay gente que tenga Su autoridad y poder? Porque el reino de los cielos se hace visible, se hace tangible a través de la autoridad y el poder que tienen los hijos de Dios. ¡Tienes que anhelar tener la autoridad de parte de Dios! Hay gente que tiene argumentos, razonamientos, gente que discute y quiere ganar la partida de esa manera, pero el reino de los cielos no consiste en palabras sino en poder; consiste de autoridad. Los miembros del  cuerpo de Cristo no andamos discutiendo sino obedeciendo, el que realmente conoce a Dios, conoce lo que es la obediencia.

LA VERDADERA AUTORIDAD

¿Quieres tener autoridad? Imagínate que entras a tu casa y dices: “¡Aquí el hombre soy yo!” Y tu señora te manda a “cantarle a Gardel”, como dice el dicho popular. Sabrás gritar y argumentar pero no tienes autoridad. O le dices a tu hija: “Nena, traedme las pantuflas”, y tu mujer le dice: “No le traigas nada, que las busque él”. ¿Dónde está la autoridad? Algunas madres les dicen a los hijos: “Por lo que más quieras, no te drogues más, hacelo por mí”. ¡El hijo tiembla! ¿Crees que eso es autoridad? Yo me regocijo en ver algunos chicos tan mansitos en nuestro centro comunitario de la ciudad de Aigúa; los padres vienen desesperados a dejárnoslos, ya no saben qué hacer, pero con nosotros andan bárbaro, ¡están tan agradecidos! ¡Son dóciles y obedientes! Y sobre estos chicos hay uno que estaba peor que ellos, a mi juicio uno de los peores casos, pero ahora es el líder del centro comunitario, y los manda para acá y para allá y esos chicos le obedecen. Nadie le hace caso a un loco como era el caso de este joven que entró a la comunidad pero ahora que tiene la autoridad de Dios, todos le obedecen.

No solamente hay que desear tener la autoridad de Dios, se necesita que cada creyente tenga autoridad y poder de parte de Dios.Si tu familia no te obedece, o lo hace porque gritas o pegas portazos, no tienes autoridad de parte de Dios, sino que es una farsa. Cuenta la Biblia que Pablo echaba fuera los demonios y éstos huían; entonces vinieron unos, hijos de un tal Esceva, y trataron de hacer lo mismo, diciendo: “Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo”. El demonio les contesta: “A Jesús conozco, y se quien es Pablo; pero vosotros ¿quiénes sois?” El hombre que tenía el espíritu malo saltó sobre ellos, casi los mata, y dice la Biblia que huyeron desnudos. No es cuestión de decir: “¿A ver cómo lo hace el pastor…? ¡Yo también lo puedo hacer!” La autoridad pues, es un don de Dios, es la gracia de Dios, no la puedes arrebatar, no puedes practicar ser autoridad, porque no es por la práctica, ni tampoco es un oficio. Si Dios te da gracia, estás en autoridad, si no te la da, entonces estás en desgracia. Puedes haber ejercido autoridad durante toda tu vida, pero Dios te la quita y nadie te obedece.

Nos ha tocado ir delante de una autoridad a hacer una petición y no nos tomaron en cuenta, entonces le hablamos en el nombre de Jesús, y nos dice: “Yo pensaba que no se los iba a dar pero no se por qué se los voy a conceder”. ¡Es hermoso cuando Dios te pone en gracia! La gente responde, si das un consejo, lo aceptan. ¡Es asombrosa la autoridad del reino!

Dios no le da a Josué un poco menos de autoridad que le dio a Moisés sino que como lo dice Números 27: 20, “lo investirás con tu autoridad”. Jesús dijo: “Bástele al discípulo ser como su maestro”; con esa frase, estaba diciendo en realidad: “¡Ustedes pueden ser como yo!” ¿En que se veía el poder de Dios y la autoridad de Jesús? En que Él enfrentaba las enfermedades y éstas huían, enfrentaba a los endemoniados y los demonios huían. ¡La gente estaba admirada del poder de Dios! Entonces, Jesús sanaba enfermos, liberaba endemoniados, predicaba el evangelio del reino, ¡se veía la autoridad que tenía! Ahora, llama a los doce discípulos, les da autoridad para hacer la misma tarea, de sanar enfermos, resucitar muertos, liberar endemoniados y de predicar la venida del reino de los cielos. Para Dios es esencial lo que quiere hacer en la tierra, y si para ti, Dios es esencial, también tiene que ser primordial lo que Él quiere hacer aquí en la tierra.

Leí en mi Biblia (versión La Biblia Textual) un pasaje que habla de la muerte y esta palabra está puesta con mayúscula. Los nombres propios son aquellos que se escriben con mayúscula, así que me llamó la atención, porque para nosotros la muerte es algo etéreo, algo desconocido o que no sabemos bien qué es. Recuerdo algunos ateos que dicen no creer que hay Dios, y  les pregunto: “Entonces, ¿qué hay?” “Bueno”, me responden, “hay algo”; pero no saben qué es ese algo. Ese algo, ¿es inteligente o no, tiene poder o no tiene poder? “No se explicar, pero es como una energía”, dicen algunos; pero, esa energía ¿piensa o no piensa, decide moralmente o no decide? No quieren creer en Dios, pero creen que hay algo y no saben qué algo es, porque no quieren estar debajo de la autoridad de un Dios Soberano. ¡Se resisten y se niegan a ponerse bajo Su autoridad! Pero te voy a decir que esas personas están bajo la autoridad de Dios, si no le hacen caso a Dios para ir al cielo, le harán caso para ir al infierno, ¡pero van a hacer la voluntad de Dios!

Cuando la Biblia dice que Jesús venció la muerte: ¿Se refiere a que venció una energía o una cosa etérea? ¡Jesús venció un poder! ¡Venció un ser que algunos llaman “san la muerte”! Aún ha habido gente que ha tenido la experiencia de ver cómo la muerte se llevaba a una persona. La muerte es un ser espiritual, con poder para separar a las personas de Dios, de modo que nunca más podrán tener contacto con Él, ni recibir su consuelo, nunca más podrán tener la paz de Dios, ni conocerán Su verdad. ¡Vivirán en una continua amargura! Cuando la Biblia dice que Jesús venció la muerte, se está refiriendo a un ser espiritual de maldad que forma parte del gobierno de satanás. En Apocalipsis dice que el hades y la muerte serán echados al lago de fuego y azufre donde están satanás y el anticristo. Si es algo etéreo o una energía, ¿para qué lo van a echar en el lago de fuego? Cuando la Biblia dice que Jesús venció la muerte podemos ver su gran poder y autoridad; nadie pudo volver por sí mismo de la muerte, ¡jamás! Pero como Jesucristo tiene toda la autoridad y todo el poder, cuando Él resucitó, y sus discípulos lo vieron resucitado, quedaron perplejos. “¿Cómo? ¿Está vivo?” “¡Claro que estoy vivo!” Y afirmó: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (Mateo 28:18) ¡Venció la muerte! La enfermedad es producida por poderes espirituales de maldad, es una distorsión que se manifiesta en el organismo produciendo un descontrol en éste, pero que proviene de un poder espiritual de maldad. Cuando Jesús reprendió la fiebre en la suegra de Pedro, echó un demonio. La gente se había enojado cuando Jesús enderezó la espalda de una mujer encorvada, y Él les dijo que hacía 18 años que satanás había atado a esa mujer. El evangelio no es una cuestión de hablar sino de mostrar la autoridad y el poder del reino de los cielos, y Dios necesita gente con poder y autoridad dados por Él para hacer la tarea. Ahora, no tiene autoridad quien la quiere y trata de arrebatarla, sino aquel que es obediente. La autoridad funciona bajo un principio de obediencia y sujeción. No sabe ni puede ser autoridad quien no aprendió a estar bajo ésta. El humilde es habilitado a estar en autoridad, no el orgulloso; el obediente es habilitado a tener autoridad y no el desobediente, éste cree que desobedeciendo tiene más autoridad, pero al contrario, tiene menos autoridad y poder, y le sigue yendo mal, pero al obediente, Dios lo exalta.

En una oportunidad, un centurión le dije a Jesús: “Señor, quiero que sanes a mi siervo que se está muriendo”. Jesús estaba dispuesto a ir y sanarlo. Pero el centurión que sabía de autoridad ya que era un soldado romano, y estaba a cargo de 100 soldados romanos, le contestó: “No hace falta que entres bajo mi techo, yo se como funciona esto de la autoridad, porque yo soy hombre bajo autoridad, por lo tanto tengo autoridad sobre soldados, y le digo a éste: ve, y va; y al otro: ven, y viene, sólo di la palabra y mi siervo será sano”. Nadie puede estar en autoridad si no está bajo ésta. Jesús quedó admirado y dijo: “¡Ni en Israel he visto tanta fe!”

Pídele a Dios que abra tu mente, tu entendimiento. Este centurión entendía el principio de autoridad, tenía fe que Jesús podía contra la enfermedad y era poderoso para dar una orden a kilómetros de distancia, y el enfermo sería sanado.

Con las personas que trabajan a mi alrededor, siempre encuentro alguno que me cuestiona y me discute. Siempre encuentro alguno que no considera importante lo que yo digo o se olvidó de hacer lo que le pedí. Por ejemplo voy a un centro comunitario dos meses después que di una orden y veo que no se hizo lo que ordené. El encargado no puede entender cómo me acuerdo de una orden que había dado hace dos meses, y él está todos los días viendo la cosa y no se da cuenta y no obedece. ¿Tú crees que a ese encargado lo voy a levantar y poner en autoridad? ¡No! Pero si tengo a mi lado uno que se preocupa, tiene temor de la autoridad y es obediente, a ese lo pongo cerca de mí, por humilde y obediente, ¡porque hay que ser humilde para obedecer! A ese le voy dando autoridad, y lo voy probando hasta donde va su soberbia y su humildad. Si permanece humilde lo sigo levantando, porque necesito levantar gente que sea humilde.

Parece una contradicción, pero cuanto más humilde es una persona, más autoridad tiene; mientras más obediente es, más libertad tiene. Antes no lo dejaba hacer nada, sólo lo que le pedía y le controlaba que cumpliera la orden que le había dado y nada más; pero ahora que comprobé que es obediente y fiel, le doy autoridad para que tome decisiones. En cambio a otro tengo que cuidar si lo hace o no. ¡Qué duro es tratar con gente que se olvida lo que le dije! Yo tengo cientos, y no puedo contar con esa gente que se olvida. Algunos me dicen: “No hice esto que me pediste pero hice aquello”. ¡No me importa lo que querías hacer, me importa que hagas lo que te pedí! Enla iglesiahay mucha gente que vive en la periferia de la autoridad, o sea de la línea donde llega la autoridad para afuera, esos sí que están en paz y no tienen problemas con la autoridad, pero son unos inútiles que no tienen autoridad ni poder. Otros están en la línea, pero hay otros que están más adentro y a estos los tengo cerca de mí, y es que son los más valientes, ¡porque hay que aguantarme! Pero los que más cerca mío están, son los que más autoridad tienen. Del mismo modo, los que están más cerca del Señor, son los que más autoridad tienen. ¡La gente de confianza del Señor tiene más autoridad! Pero hay algunos que se la creen, y dicen: “Yo estoy bien con Dios”; ellos creen que están bien con Dios, pero no les ves en su vida la autoridad, ni que hagan algo para el reino, ni tengan gente a su cargo. ¡No presentan evidencia de poder ni de autoridad!

Dios está estableciendo su reino aquí en la tierra. ¡Qué tiemble el diablo, los inútiles y cobardes! Pero Dios va a levantar gente a quien le dará poder y autoridad. No le sirves a Dios si no tienes autoridad ni poder. Dile ya a Dios: “Señor, necesito que me abras el entendimiento y que me enseñes”. Lo que quiere Dios es doblegar los demonios de muerte, los demonios del cáncer, de la leucemia, quiere que dobleguemos a los demonios de enfermedad, del pecado. Dios quiere que dobleguemos las fuerzas de las tinieblas y necesita darle a su pueblo autoridad y poder. Si no lo tienes, empieza a clamar para que te lo de. Recuerdo el tiempo que mi hija Cecilia era chiquita y me enfrentaba, yo me decía: “¿Cómo doblego a esta niña?” Yo podía darle una cachetada pero eso no era autoridad, no quería oprimirla, pero también veía que mi esposa no me seguía. Me arrodillé y oré: “Señor, dame autoridad. No quiero ejercer la autoridad como todo el mundo,con gritos y argumentos, yo quiero autoridad de Dios”. La gente que reconoce la autoridad de Dios en tu vida, te ama. Así me sucede a mí: Me abrazan, me besan; a veces los “verdugueo” y me dicen: “No se enoje, yo lo amo”. ¡Te aman!

Y no les he mencionado un componente esencial del poder y la autoridad: El amor. El poder y la autoridad están limitados por el amor. Si no hay amor, ¿qué poder y que autoridad vas a ejercer? La autoridad y el amor son las dos columnas del reino de Dios que sostienen Su justicia. La justicia de Dios no sería justicia si no hubiera poder. ¿Qué haría Dios si tuviera un sistema de justicia que no pudiera sostener mediante su poder, ni tampoco pudiera condenar a los malos? Y la justicia de Dios no sería justicia si Él no fuera amor, porque éste es el condimento del poder y de la autoridad. Si no hubiera amor, el poder y la autoridad no tendrían espíritu, no tendrían misericordia.

En el reino de Dios pues, prevalece el poder y la autoridad, dos grandes pilares de la justicia del reino de los cielos. Si no tienes autoridad para sanar enfermos, para liberar endemoniados, el tema no sería practicar la autoridad, sino humillarte delante de Dios. Algunos se apresuran a liberar a los endemoniados y terminan ellos endemoniados. ¡Primero aprende a ser obediente! No te metas a ejercer autoridad, si no la has recibido. Ten temor de Dios; la autoridad viene de la obediencia, de la sujeción, por causa de esto Dios te pone cerca de Él. Hay gente que le tiene miedo a Dios. Yo les hablo de Dios y de mí indistintamente porque soy un referente de la autoridad de Dios, no soy Dios, ni soy como Él, pero soy un representante y hay un paralelo entre lo que sucede conmigo como autoridad y lo que sucede con Dios.

CONCLUSIÓN

Yo oro para que los esposos tengan autoridad en sus hogares. Hay esposos que se creen Tarzán y no se dan cuenta que son la mona chita, ¡Qué triste! Los hijos andan hablando por detrás, se hacen los machos: Gritan, patean, insultan y se creen que eso es autoridad. ¡Si tuvieras la autoridad de Dios! ¡Si tus hijos te admiraran, te escucharan, y quisieran ser como tu! Hoy Dios quiere llamar a sus hijos a la obediencia y les dice: “Obedézcanme y yo les daré autoridad”. Jesús venció el poder de la muerte, de la enfermedad, de los demonios y quiere que su pueblo tenga la misma autoridad, el mismo poder.

“Señor, te pido en el nombre de Jesús, que pongas tu mano de poder y de autoridad sobre tu pueblo. No queremos ser títeres sino siervos del Altísimo. Oro por tu pueblo, dales espíritu de obediencia, dales humildad. Levanta a tu pueblo, te lo pido en el nombre de Jesús. Que tu pueblo disfrute del poder y la autoridad del reino de Dios. A ti, Señor, toda la gloria. Oro para que sean restaurados los hogares y que los padres tengan poder y autoridad sobre sus hijos, que los hombres y mujeres tengan autoridad sobre las obras del mal, sobre las obras del infierno. A ti Señor te doy la gloria y la honra. Quita la vergüenza de nosotros, te lo pido en el nombre de Jesús, porque a veces somos avergonzados por causa de que las tinieblas dominan nuestros hogares, nuestros hijos. Libra a nuestras familias de la autoridad del enemigo Padre, te lo pido en el nombre de Jesús, yo reprendo toda autoridad del diablo y del infierno que opera en la mente y en el corazón de las personas, en el nombre de Jesús, la falsa autoridad del reino de las tinieblas, la ato, la denuncio, la echo fuera, en el nombre de Jesús. Que venga tu poder, en el nombre de Jesús, para tu gloria Señor, amén”.

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