DIOS TIENE UN CAMINO PREPARADO PARA TI

            INTRODUCCIÓN

Muchos caminos se te presentan y ofrecen pero hay uno solo que es perfecto delante de Dios y si lo escoges, Él te acompañará, te fortalecerá, te ungirá, te levantará y te restaurará; será un camino de guerras pero también de victorias. ¡En ese camino no hay derrotas! Hay un camino que es el correcto para tu vida, es el de la voluntad perfecta y agradable de Dios para ti. Muchas sendas se te brindan pero una sola es la planificada por Dios para tu vida. Por ejemplo, en el campamento de jóvenes que acaba de concluir, observé chicas muy ansiosas por conquistar amistades y asimismo vi muchachos observando a muchas chicas; cada una de ellas representa un camino distinto pero cada muchacho se casará con una y lo importante será: ¿Es esa chica la voluntad perfecta de Dios para su vida? ¡Es importante y necesario que hoy te propongas hacer la voluntad de Dios en tu vida!

¿QUÉ CAMINO HAS ELEGIDO?

Hay muchas profesiones y oficios a los cuales dedicarse. He visto gente con muchos dones y poca práctica; en nuestra comunidad de rehabilitación “Beraca” es muy habitual que personas digan: “Vengo a colaborar”. Entonces yo comienzo a temblar porque posiblemente me rompa un tractor o me tire un tarro de pintura, por lo tanto, lo primero que le pregunto es: “¿En qué eres experto?” La persona me contesta sistemáticamente: “Déme lo que quiera para hacer…” ¡y allí sí tiemblo aún más! En realidad, no eran expertos como aparentaban.

Algunos terminan siendo plomeros, electricistas, jardineros, y otros ingenieros, doctores o arquitectos. Todos son importantes pero lo realmente trascendente es, si lo que estoy haciendo es lo que Dios quiere que haga. ¿Qué es lo que Dios aspira de mi vida? Últimamente esa pregunta se agudiza a consecuencia de las nuevas tendencias éticas y morales que están invadiendo nuestra sociedad. Los hombres tendrán que preguntarse: “¿Querrá Dios que yo sea un hombre?” Y las mujeres se dirán: “¿Querrá Dios que yo sea una mujer? ¿No será que soy un hombre en cuerpo de mujer?”

Quizás tu vida está frustrada porque has hecho elecciones que no eran las correctas, no has efectuado las elecciones que Dios quería que hicieras. Algunos se preguntan: “¿Por qué Dios me abandonó?” ¡Dios nunca te dejó! Él te entregó la toma de decisiones; tú decidiste casarte con el hombre que tienes a tu lado, tú resolviste estudiar o no. Muchas veces nos arrepentimos de las decisiones que hemos tomado y terminamos diciendo: “¿Por qué no habré estudiado? Si lo hubiera hecho, hoy sería un ingeniero y no el jardinero que soy”. ¡Es importante saber tomar decisiones y estar seguro que se está haciendo lo que Dios quiere!

Observen lo que dice Efesios 2:10: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. Me viene a la memoria un versículo que expresa algo que dijo Jesús estando aquí en la tierra: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21) Pero dice que algunos dirán: “…Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?^” Y él les contestará: “Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mateo 7:23) Lo importante no es hacer “obras buenas” sino “las obras” que Dios preparó de antemano para que caminásemos en ellas. ¡Eres tan importante que antes que tú nacieras Dios preparó un camino para que camines en él y dispuso obras que tú debes hacer y que nadie más hará!

Estuve hablando esta semana con una joven que fue el fruto de una violación. Quizás muchas personas tienen la idea que una persona nacida bajo tales circunstancias, mejor hubiera sido que no viviera pero yo encontré que esta niña, es preciosa y hermosa. Ella adoptó una onda gótica, en la que todos se visten de negro, son serios, tristes, no hacen gestos, no ríen, no lloran, son como momias vestidas de negro… pero en este campamento la vi sonreír, abrazar e iniciar amistades. Cuando uno pierde el rumbo, la cara se torna triste y seria pues el rostro es el reflejo del alma. Viene a mi memoria otro caso que viví en el campamento: Comencé a hablar con una chica e inmediatamente sentí su rechazo; me di cuenta automáticamente que su problema era la herida provocada por el maltrato de su padre. Cuando le dije eso, estalló en lágrimas. ¡Tu trato con tus padres afecta tu relación con el resto de la gente! Esta chica comenzó a contarme que había tenido un padre muy duro, que había maltratado muchísimo a su madre; la consecuencia fue que ella se transformó en lesbiana. Las circunstancias te llevan a tomar decisiones y también Cristo te lleva a tomar decisiones pero yo te pregunto: ¿Estás caminando por los caminos que las circunstancias te han marcado o por los caminos que Cristo te ha trazado? Dice este pasaje que leímos que somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para que hagamos las obras que Dios ha preparado de antemano y andemos en ellas. Si he tenido graves problemas con mi padre, esta circunstancia me llevará a que cuando trato con la gente, actúe de un modo que tiene que ver con los espíritus que han entrado en mi vida o influido en mí a causa de esa relación que tuve con mi padre. Muchas cosas han ocurrido en tu vida, quizás se burlaron de ti por la nariz que tienes o porque eres flaca o gorda… esas circunstancias no sólo te han creado una herida, sino que te llevaron a relacionarte con tus semejantes con dudas, incredulidades, rechazo, etc; personas que han sido rechazadas son guiadas por un espíritu de rechazo a rechazar otras personas y asimismo se tornan desconfiadas, no pueden abrir su corazón y caminan por sendas equivocadas. ¡Tienes que revisar tu vida! Porque aún los cristianos que decimos tener a Cristo en nuestro corazón a veces solemos decir: “Soy así porque la vida me hizo así…” ¡Cristo no te hizo así! Somos hechura suya, creados para buenas obras las cuales Él preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Anhelo andar en los caminos que Dios preparó para mí, no quiero transitar en los caminos que las circunstancias que estoy viviendo me prepararon. ¡Quiero dejar el viejo hombre! La Biblia dice que el que está en Cristo es una nueva criatura, las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas. Tengo que dejar atrás las heridas de mi padre, de mi madre y los problemas que he vivido, debo andar en una vida nueva, renovada, continua y guiada por el Espíritu Santo. ¡Me tiene que guiar el Espíritu Santo, no las circunstancias vividas! No debo caminar por caminos trazados por el suicido de algún familiar, no tengo que vivir asustado por un cáncer porque tres parientes se murieron de ese mal. ¡No me tiene que afectar nada de lo que ha sucedido alrededor mío! Tengo un espíritu nuevo dentro de mí que me guía a caminar en las obras y en los caminos que Dios ha preparado de antemano para mí.

DIOS TIENE UN CAMINO PERFECTO PARA TI

¡Me esforzaré en este año en transitar los caminos de Dios! No le preguntaré a mi padre que me golpeaba qué caminos debo andar sino a mi padre celestial. Muchos le pegan a sus hijos porque recibieron de sus padres ese trato. ¡Pero tu padre terrenal no es el Espíritu Santo! ¡Debes proponerte caminar en los caminos de Dios en este año que comienza! El que está en Cristo es una nueva criatura, una criatura nueva no tiene heridas viejas. No puedes caminar por caminos equivocados porque tu padre o tu madre hicieron algo. Esta semana estuve hablando con una persona que hace más de 15 años es cristiana. Me dijo: “Pastor, aún no he superado lo que me hicieron cuando fui pequeño…” ¡Perdió 15 años de cristiano!

Siento en mi corazón que hay personas que llevan décadas de cristianos y aún sufren heridas producidas también hace décadas. ¡Pero en Cristo todas las cosas son nuevas! ¿Quién podría vivir la vida cristiana si tuviese que arrastrar lo que ha vivido en el pasado? ¡Nadie! ¿Has dejado atrás tu pasado? Recuerda que somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras las cuales Él preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Este año caminaré no en las viejas obras, no guiado por las viejas circunstancias ni por los viejos recuerdos sino orientado por el Espíritu Santo. -¡Este año Señor hablarás a mi corazón y nadie podrá detenerme! Soy santo porque tú me has santificado, la sangre de Cristo me ha cubierto, soy limpio de pecado y soy bendito. ¡No tengo nada que arrastrar! ¡Lo único que me mueve es tu palabra y tu Espíritu! ¡Entierro en lo profundo del mar lo que he vivido en mi niñez! Corto las maldiciones heredadas de mi padre, declaro que no viviré guiado por la amargura, por la angustia, por la tristeza, por la depresión sino que viviré guiado por tu Espíritu Santo. ¡No hay pasado para mí! ¡Soy una nueva criatura, las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas!

Viene a mi mente la historia de un muchacho que conozco desde hace más o menos doce años; él siempre afirmó que tenía un llamado de Dios para ser un predicador pero tenía apetencias sexuales desordenadas desde los 10 años. Él sabe lo que es tener relaciones sexuales con toda clase de hombres, mujeres y animales; se casó y aún en su matrimonio llevó una vida sexual muy desordenada de tal manera que su esposa lo echó de su casa. Él luchaba con la idea de que era un predicador y muchas veces se enojó conmigo porque, según él, yo no tenía en cuenta su llamado. Quería un lugar en la obra para poder predicar pero nunca pudo cortar con su viejo hombre, luchó con sus deseos sexuales y aún el diablo le preparaba situaciones increíbles: En una oportunidad dos cuñadas se fueron a vivir en su propia casa y se le desnudaban apareciéndosele en ropa interior aún cuando estaba en la cama con su esposa… siguió su vida sin poder transitar en los caminos de Dios sino en las sendas de la vieja vida hasta que finalmente ingresó en el ejército donde lo enviaron en misión al extranjero al Congo. Allí no pudo contener sus deseos sexuales y tuvo relaciones con una persona que lo contagió de SIDA. Llorando me decía: “No he podido ser libre de mis ataduras sexuales y ahora he perdido mi familia y tengo SIDA…” En el campamento juvenil recientemente finalizado, tuvimos un día especial en que hablamos acerca de la “cloaca” de inmoralidad sexual que viene al mundo y que pretende enseñarnos que todo hombre y mujer puede tener sexo indiscriminadamente con quien desee y cuando quiera. Le pedí a este muchacho que diera su testimonio en dicha reunión; comenzó a contar su vida y cuando lo hizo, de su boca salía el don de predicador que Dios le ha dado. El siente que dentro de él hay un predicador pero al mismo tiempo percibe que dentro de él hay un hombre inicuo que no lo deja cumplir el propósito de Dios para su vida. Dos caminos luchan dentro de él, dos obras se producen en su interior, ¿cuál será la obra que él hará? Cuando terminó de hablar, le pregunté: “¿Todavía crees que puedes ser un predicador?” Llorando me contestó: “¡Aún creo que puedo ser un predicador!” Hasta que no dejes tus obras no podrás hacer las de Dios, hasta que no hagas un pacto de consagración, de fidelidad, de santidad y no le entregues a Dios tus temores, tus resentimientos, tus dudas, que son fruto de tus circunstancias, no podrás hacer las obras que Dios preparó de antemano para que anduvieses en ellas. ¿Crees que para vivir mejor el 2005 es necesario que alguien te desee un próspero año nuevo? ¿Crees que es cuestión de deseos? ¡No! Es asunto de pacto. Es necesario que hoy le digas a Dios: “Señor, vengo a hacer un pacto contigo en la sangre preciosa de Jesús. Sólo tú puedes quebrar la maldición en mi vida, sólo tú puedes hacerme victorioso; no he comenzado este año para seguir viviendo conforme a mis incredulidades, a mis dudas, a mis tristezas, a mis odios, a mis rencores…”

CONCLUSIÓN

¿Quieres un 2005 mejor? Renuncia delante de Dios a ser lo que eres para ser lo que Él quiere que seas. Tú eres el resultado de determinadas circunstancias ocurridas en tu vida que marcaron tu conducta. Eres violento porque te hiciste violento, ¡en algún lugar se te adhirió la violencia! Hoy es el tiempo de marcar un nuevo rumbo en tu vida. Tú decides hoy tu camino: Si transitas por el camino marcado por las circunstancias que has vivido, o si caminas por las sendas preparadas de antemano por Dios para ti.

¡Serás lo que quieras ser! Dios ya preparó un camino para ti, falta que tú lo quieras caminar. Si anhelas que Dios marque tu camino, haz esta oración ahora mismo:

“Señor, no seré el resultado de mis circunstancias, no seré el resultado de mis heridas. ¡Renuncio al viejo hombre! ¡Sálvame porque tú eres mi salvador! ¡Líbrame de mis ataduras! Hoy declaro que soy una nueva criatura en Cristo, que las  cosa viejas pasaron y he aquí todas son hechas nuevas. Declaro con fe que soy hechura tuya, creado en Cristo Jesús para buenas obras las cuales has preparado para que camine en ellas. Hoy proclamo con fe que este año viviré en tus planes, en tus propósitos y que haré tus obras. Renuncio a todo otro espíritu que no sea el Espíritu Santo, renuncio a la tristeza, a la violencia, a la amargura, al enojo, al rechazo, a la depresión, a la muerte, a la venganza, renuncio a todo poder extraño y me someto al Espíritu Santo, Él me guiará toda verdad. Sé por la fe que viviré una vida nueva… Caminaré un camino nuevo: El que has preparado de antemano para mi, desde antes de la fundación del mundo. En el nombre de Jesús hago esta oración, amén”.

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