EL GRANERO DE DIOS - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

EL GRANERO DE DIOS

Quiero compartir contigo acerca de la institución más gloriosa, más preciosa que existe en el mundo. Llamamos “instituciones” a organismos u organizaciones tanto estatales como privadas, como por ejemplo, el Estado, una ONG, pero no voy a referirme a ninguna de ellas. Todas las instituciones nacieron en el corazón del hombre, pero hay dos que nacieron en el corazón de Dios y tienen origen en los proyectos de Dios, ellas son: La familia y La iglesia de Jesucristo. Yo quiero honrar a esta última, la iglesia de Jesucristo, porque si lo hago, sé que lo estoy honrando a Él.

La iglesia es la novia de Jesús, esto debiera servirte para callarte la boca y tener temor de hablar en contra de esta institución. Se llama “La novia de Jesucristo” porque está prevista una boda, la boda de Jesús con su iglesia. Estamos acostumbrados a ver que las personas que están al frente de las instituciones políticas, culturales o educativas obran con engaños, mentiras y fraudes y por lo tanto, nos parece también que la iglesia es una institución como cualquier otra y hablamos mal de ella, ¡pero la iglesia no es cualquier cosa!

La iglesia tiene una cara visible y otra invisible, la cara visible nos despista un poco, pero la invisible es aquella que Jesús está logrando en el mundo invisible, por causa de su gran amor por ella. Dios no ve la iglesia como la vemos nosotros; nosotros vemos la parte visible pero Él ve lo invisible, por ejemplo: Yo soy parte de la iglesia y tengo el honor de ser siervo de Dios; la gente está acostumbrada a verme y muchos me estudian, los que me aman no me ven defectos, pero hay otros que no me aman tanto y me encuentran defectos por todos lados. Alguno me ve y dice: “¿Pero ese quién se cree que es? ¡Ese se cree que es dueño de la verdad!” Pero, para que puedas ver en realidad quién soy yo tendrías que verme como Cristo me ve. Jesús me ama tanto que no le importa demasiado lo que sucede exteriormente conmigo porque está muy ocupado en la obra que está haciendo en mí. ¡Tú no tienes que centrar tu mirada en como soy ahora sino en cómo voy a quedar porque Cristo todavía no ha terminado conmigo!

Jesús ve a la iglesia a través del gran amor y del gran poder que Él tiene para producir dentro de nosotros una iglesia gloriosa, sin mancha, sin arruga ni ninguna otra cosa semejante. Tú me ves exteriormente pero me estás viendo mal, porque Dios está trabajando en mí para que yo llegue a ser perfecto y acabado conforme a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. ¡Si me vieras como voy a quedar andarías a los besos y abrazos conmigo!

Hay cristianos que se ponen a verle los defectos a la iglesia, no solamente al pastor sino también al resto de los cristianos. ¡Les sacan el cuero y desollan a los pobres hermanos con su lengua! Por ahí van los hermanos sangrando porque con la lengua le sacan pedazos de cuero. ¡Pero el amor es algo especial! Viene una chica y me dice: “¡Pastor, estoy enamorada!” Ella me cuenta quién es y yo trago saliva y me callo la boca porque me cuido de hablar mal de la persona de la que se ha enamorado. ¿Por qué? Porque ella lo ve con ojos de enamorada, tal vez el muchacho es feo y malo pero si le señalo: “Mira esa persona es muy fea, es mala, no te conviene”, puedo perder la oportunidad de llegar al corazón de esa chica porque la hiero. Si le digo a esta chica: “¡Ahh querida, eres una sierva de Dios! ¿Qué va a pasar con ese flaco huesudo que no está consagrado?” Le llego a decir eso y la chica se pone mal conmigo, me corta el rostro porque está enamorada. ¡Porque el que está enamorado no ve defectos!

Lo mismo sucede con Cristo y la iglesia. Tú ves a la iglesia de acuerdo al amor que tienes por ésta, si no tienes nada de amor le vas a encontrar defectos al pastor, a la pastora, a los hijos, a los yernos, y a los demás pastores. Si tú hablas mal de la iglesia, si tienes algún sentimiento feo contra ella, puedes decir: “Yo me llevo bien con Dios. ¿Para qué quiero la iglesia?” ¡Pero Cristo quiere la iglesia para casarse con ella! ¡Está preparando una fiesta de bodas en el cielo! Hablar mal de la iglesia es ofender a Jesús, es rechazarlo, es rechazar lo que Él ama. Por ejemplo, para entender el asunto: Hay algunos padres que tienen un niño precioso, pero es un fastidio; probá pegarle una cachetada al niñito delante de los padres y vas a ver qué sucede. “¡A mi hijo nadie lo rezonga! ¡A mi hijo nadie lo toca!” Es que los padres tienen un celo tremendo, entonces no le puedes decir: “¡Qué incordio es tu hijo, querida!”, sino: “¡Ahh, qué lindo es tu nene!” ¡No hay nene feo para la madre, ella ama a su hijo! ¡Lo ama! El amor no le deja ver los defectos. Si no, andá a visitar a una madre que tuvo familia y decile: “¡Qué feo que te salió!” Por eso uno acostumbra a ver un niño recién nacido y dice: “¡Ahh qué divino!” ¡Hemos aprendido a ser falsos!

 LA RESERVA MORAL DEL PLANETA TIERRA

Hay otro aspecto de la iglesia de Jesucristo que la hace tan singular, tan especial; primero, ¡es su novia!, con eso tendría que bastarte para arrepentirte de haber abierto tu bocota y hablar descomedidamente de la novia de Cristo. Hoy debieras arrepentirte si eres o perteneces a ese grupo de gente que habla tan desbocadamente de la iglesia de Jesús. Pero hay otra razón más fuerte, de más peso y es que la iglesia de Jesucristo es el granero de Dios, es la reserva moral y espiritual del planeta Tierra, es el lugar donde Dios ha colocado lo más poderoso y precioso que tiene: ¡Su palabra!

Las palabras son poderosas, hay palabras que lastiman y producen heridas que acompañan toda la vida. He estado hablando con una familia en la que el padre ha sido un desenfrenado sexual y un prepotente en su hogar, ha insultado y prepoteado tanto que el hijo mayor le ha salido homosexual y rechaza la identidad masculina. El padre reconoce que el hijo lo rechaza, que no lo ha querido perdonar y en su enfado, en su resentimiento y rebelión contra la figura paterna rechaza ser hombre, ¡aunque conoce el evangelio desde chiquito! ¡Qué triste! Hay palabras que destruyen pero hay palabras que sanan, que bendicen, que traen paz.

En estos días he participado del primer aniversario del anexo de la ciudad de Maldonado donde con mi esposa atendimos a una familia, en la que el hombre también ha producido mucho daño a sus seres queridos. La hija estaba muy herida pero finalmente conoció el evangelio y ella les ha pedido a sus padres que vayan a la iglesia para pedir consejo; ellos asintieron. Esta hija, delante de sus padres se puso a llorar desconsoladamente y me dijo: “¡Usted ha bendecido mi vida! Hace doce años, desde que descubrimos por primera vez que mi papá era infiel y que mi esposo también me dejó y se fue, yo lo escucho a usted por radio, y la palabra que he recibido de usted me ha dado fuerza, me ha ayudado, me ha bendecido”. Ella lloraba porque finalmente el esposo volvió y ahora está otra vez con ella, y porque ha podido acercar a la iglesia a sus padres. ¡Gloria a Dios por la palabra que ha recibido de la iglesia, porque en ella se habla la palabra de Dios! Hay palabras que sanan, hay palabras que maldicen, y hay palabra de Dios. ¡La palabra de Dios es poderosa! Lo que hoy vemos ha sido hecho de lo que no se veía por la palabra de Dios. ¿Te acuerdas? dijo Dios: “Sea la luz” y fue la luz. “¡Lázaro, sal fuera!”, dijo Jesús, y se levantó el muerto. ¡La palabra de Dios es muy poderosa!

Si te pregunto dónde está la palabra de Dios me dirás que está enla Biblia, pero yo te digo que esa palabra que está enla Bibliaes como un cable de cobre que transporta la energía: La verdadera palabra de Dios no es tinta sino que es viva y eficaz y no habita en papel alguno sino en los corazones. Por eso el apóstol Pablo decía que la palabra de Dios tiene que morar en abundancia en nuestros corazones. (Colosenses 3:16) ¡La palabra de Dios está viva y está habitando en mí! Yo he recibido la palabra de Dios de la iglesia; desde que nací, mis padres me llevaron a la iglesia y como nunca faltaban, no tengo otra costumbre que ir a la iglesia los fines de semana y no me molesta hacerlo, como no me molesta respirar. ¿A ti te da bronca respirar? ¡Todos los días lo mismo! ¿Te aburre tomar agua todos los días? La iglesia para mi es como el aire que respiro, es como el agua que bebo. La fuente de vida que es Jesucristo está en la iglesia, así que te pido por favor que le pidas perdón a Dios y empieces a mirar con cariño a tu hermano; está bien, ¡tu hermano aún no está terminado! Es importante que podamos entender que esa persona es de Cristo y que Él está haciendo una obra en ella; a veces ésta es un poco dura así que la obra de Cristo se va manifestando muy lentamente, tipo tortuga, por momentos nos causa impaciencia ver que el hermano vaya tan despacito, pero es un asunto de Dios con él. ¡Dios también puede cambiar a las tortugas! Otros van rápido pero todos estamos en un proceso de tratamiento que el Espíritu Santo hace con nosotros, y a todos los que entremos en el cielo, Jesucristo por su Espíritu nos lleva hasta que todos seamos de un mismo sentir y que todos lleguemos a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.

Entonces, la iglesia es el lugar donde Dios ha depositado su palabra. La palabra de Dios habita en los creyentes y éstos trasmiten, siembran la palabra a través de sus bocas. Cuando los creyentes hablan, el espíritu que está en la palabra actúa con poder. Tal vez tú hace años atrás ni te imaginabas que ibas a ser creyente, es más, hasta rechazabas la iglesia diciendo: “¡Yo ahí con esos locos no entro ni muerto!” Algunos son duros como piedra, pero viene la palabra de Dios y les destruye todas las estructuras. ¡La palabra de Dios es poderosa! Cuando Jesús vino a la tierra, se presentó como la palabra de Dios: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” (Juan: 1:1). La traducción en griego dice: “En el principio era el logos, y el logos era con Dios, y el logos era Dios”. “Logos” significa “palabra” o sea: “En el principio era la palabra, y la palabra era con Dios, y la palabra era Dios”. ¡No hay diferencia entre Dios y su palabra, es tan divina su palabra como lo es Dios mismo! La palabra de Dios es la exteriorización de la expresión del poder, del amor, de la gracia, de la misericordia de Dios. Entonces, esa palabra se hizo carne y habitó entre nosotros y vimos su gloria como del unigénito hijo de Dios, así dice el apóstol Juan (Juan 1:14). Esa palabra de Dios se encarnó, se hizo carne, y los discípulos podían hablar con Él, y podían tocarlo a Jesucristo, que era la palabra. Él era la vida y la luz, la luz y la vida estaba con los hombres y el poder de Dios estaba con ellos porque la palabra de Dios encarnada estaba en Él. Por lo tanto, quien recibe a Jesucristo en su corazón, recibe la palabra de Dios en su corazón. Cuando decimos que recibe la palabra, recibe el espíritu de la palabra y si decimos que recibe el espíritu de la palabra, recibe el poder, el espíritu de consejo, el amor, el dominio propio de ésta.

LA IGLESIA: DEPOSITARIA DE LA PALABRA

¿Cómo es que uno puede recibir a Cristo y su palabra pero no puede recibir a alguien a quien Cristo ha perdonado y en quien Él ha puesto su Espíritu?  ¡Esto es una contradicción tremenda! Tú no puedes decir “yo soy de Cristo pero la iglesia me importa un bledo”. ¡La iglesia es la esposa de Cristo, es su cuerpo, Cristo se va a casar con ella! Si a ti te da bronca la iglesia entonces estás fuera y no tendrás parte con Cristo. Quien ama a Cristo ama la iglesia porque forma parte de ella. Si tú vienes a Cristo, Él te perdona, te limpia, te da vida y te coloca en la iglesia. Entonces, cuando Cristo estuvo aquí, hablaba de parte de Dios, Él traía la palabra del Padre.La Bibliadice que Él no hablaba por su cuenta sino que hablaba lo que el Padre le daba que hable, porque no era su palabra sino la de Dios. Cuando Cristo se prepara para dejar a los discípulos, cuando se prepara para irse del planeta Tierra, ¿qué pasa con la palabra de Dios? ¿Se va Cristo y se va la palabra? ¡No! La palabra queda en los discípulos; Jesús dice: “Yo me voy pero no se hagan problema, yo ya sembré la palabra de Dios en ustedes”. La palabra de Dios es viva, y cuando sus discípulos abrieron su boca ésta salió y entró en otro, éste habló y salió la palabra, entonces entró en otro y ese le predicó a otro, y alguno vino y me predicó a mí y aquí estoy yo dando la palabra. ¡Satanás tiene un grave problema! Cristo vino y sembró la palabra en los corazones, ¡no en una piedra!,  en corazones esos corazones transmiten la palabra de Dios. Las personas vivas tienen viva la palabra de Dios habitando en ellas.

En el capítulo 17 del libro de Juan Jesús se está despidiendo y ora al Padre: 5Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese. 6He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra. 7Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti; 8porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste” (Juan 17:5 al 8). Se armó un lío tremendo en el planeta Tierra y un gran problema para satanás porque los discípulos, bocones, comenzaron a abrir sus bocas predicando el evangelio, y las autoridades comenzaron a azotarlos, los metieron en la cárcel y les ordenaron que no hablen en el nombre de Jesús; pero los discípulos les dijeron: “¡No podemos callarnos, no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído!” ¡La palabra de Dios comenzó a fluir por el planeta Tierra! ¡La iglesia es la depositaria de la palabra de Dios!

Dicela Bibliaque nosotros somos recipientes de barro pero que tenemos adentro un gran tesoro. Tú eres un recipiente de barro y posiblemente del peor…, pero si yo presto atención puedo ver que la gloria de Dios está dentro de ti. Por eso no nos cuesta nada abrazar a un drogadicto, cuando vemos que la palabra de Dios comienza a penetrar en su corazón; podrá tener miles de pensamientos o deseos malos pero uno comienza a mirar la obra que Dios está haciendo adentro de él, ¡y me encanta! Por fuera es un desastre, todavía piensa mal, siente mal pero la semilla de la palabra de Dios ya está ahí adentro. ¡Por eso podemos amarnos, porque la gloria de Dios está en nosotros!

El salmista conocía el poder de la palabra de Dios, todo el Salmo 119 es un poema a la palabra de Dios, a sus pensamientos, a sus mandamientos, a sus estatutos, a la ley de Dios que es nada más ni nada menos que su palabra. El Salmo 119:103 al 104 dice: 103 ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca. 104 De tus mandamientos he adquirido inteligencia; Por tanto, he aborrecido todo camino de mentira”.

Hace veinte años atrás leía el Salmo 119: 98 y 39; yo era un hombre derrotado, y leía cuando David decía: “Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos porque siempre están conmigo. Más que todos mis enseñadores he entendido,…”. Yo oraba: “¡Señor yo necesito eso!” Hubo un tiempo en mi vida en que todo lo que hacía me salía mal, ¡estaba tan turbado! Hablaba y después de haberlo hecho me lamentaba: ¡Dios mío, para qué hablé! Decidía callarme y no decir una sola palabra, entonces se presentaba alguna situación y yo no hablaba, ¡y todo empeoraba! Y volvía a lamentarme: ¡Por qué no hablé! Así que cuando hablaba o cuando no lo hacía me arrepentía. ¡Ya no sabía qué diablos hacer con mi existencia! En ese tiempo leía en el salmo 119:105: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino”. Yo deseaba que la palabra de Dios causara ese efecto en mí como el que había causado en el rey David. Leía también el Salmo 119:130: “La exposición de tus palabras alumbra; Hace entender a los simples”. Yo agradecía a Dios el no haber escrito este salmo, porque yo pondría: “La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los burros”. ¡Que amoroso que es Dios, qué amoroso es David!

¿Dónde recibirás bendición de Dios si no es en la iglesia? La palabra de Dios que te puede dar aliento, esperanza, vida eterna, que puede darte fuerzas contra la adversidad, que puede sanar tu enfermedad y las dolencias de tu corazón vienen de la iglesia. ¿Qué tienes contra de la iglesia y por qué te levantas contra ella? Tú dices que honras a Jesús pero no honras a los hermanos. ¡Hoy quiero dar gracias a Dios por la iglesia y quiero honrarla! Lo más precioso que yo tengo en el mundo visible es la iglesia. Todos los días aprendo de los hermanos, algunos son burros, pero aprendo de ellos; tengo hermanos sabios y también aprendo de ellos. ¡Hay toda clase de hermanos! Algunos son adoradores y me bendicen, los adoradores que hay en la iglesia me llevan a la presencia de Dios. ¡Qué bueno poder disfrutar de la presencia de Dios! Cuando estoy en mi oficina, al lado de la iglesia, cada domingo mientras me estoy preparando para predicar, siento la presencia de Dios que se mueve en la iglesia. Hay hermanos que son prudentes y yo aprendo prudencia de ellos, hay hermanos testarudos y yo aprendo que no debo ser así. ¡Hay mucha riqueza en la iglesia! ¡Nadie tiene toda la gloria! Dicela Bibliaque la multiforme sabiduría de Dios ha sido dada a la iglesia; la iglesia no es uno sino todos, cada uno tiene una gracia especial de Dios, a algunos hay que buscarla profundamente, en tanto que a otros se les ve en la cara inmediatamente.

La presencia de Dios y la bendición están en la iglesia. El Salmo 133:1-3 dice: “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!…Porque allí envía Jehová bendición, y vida eterna”. “Allí donde están los hermanos juntos”, ¡eso es la iglesia!

¿Así que eres muy amoroso con Cristo y muy descomedido con su novia? ¡Si has hablado tan mal de la iglesia tienes que pedirle perdón a Dios! Resulta que te encontraste con una cizaña en la iglesia, quiero decirte que en la iglesia hay cizaña, entonces crees que todos somos cizaña. Hay una chica en la iglesia que su papá la ataba y la golpeaba, y cuando me ve enojado me dice: “Cuando usted se enoja me hace acordar a mi papá” “¡Tu abuela! ¡Yo nunca te até ni te pegué!”, le contesté.

Te encontraste con un hermanito medio complicado y ya crees que en la iglesia somos todos iguales, ¡tienes que pedirle perdón a Dios! Además, Él tiene un semillero muy variado; algunos son tipo cactus, tienen espinas, pero también tiene una flores preciosas, álamos, eucaliptos, Dios tiene de todo en la iglesia y tienes que aprender a amar a todos, si no, tú no estás amando a Dios de verdad. ¡Lo lindo es que Dios nos ama a todos! ¿Qué derecho tenemos a ser descomedidos con la novia de Jesús?

CONCLUSIÓN

La palabra de Dios está en la iglesia y el reino de Dios está siendo extendido porque su granero contiene la palabra y la siembra. Así que esa idea de: “No te metas con los cristianos, es preferible hacer alianza con un mundano que con un cristiano”, ¡por favor, ni la menciones! ¡Ama a los hermanos! Eso no significa que tienes que tragarte un sapo, ¡no! pero en este día Dios quiere restaurar tu vida porque posiblemente estás sufriendo enfermedades por haber despreciado la iglesia, posiblemente estás trancado en tu vida porque has rechazado a la iglesia, porque has hablado mal de la novia de Cristo. El Espíritu Santo está golpeando la puerta de tu corazón y te dice: “Yo quiero hoy perdonarte, quiero sanar tu corazón. Tú me has herido a mí, no a la iglesia, porque cualquiera que hace algo a uno de estos mis pequeñitos a mí me lo hace”. Posiblemente hasta hoy creías que podías estar bien con Cristo y destratar a la iglesia. ¡Nadie que pretenda tener una buena amistad conmigo se atreverá a hablarme mal de mi esposa! Hay algunos que con espíritus demoniacos han intentado dividirnos a mi esposa y a mi, les encanta más mi esposa que yo; reconozco que no tengo el encanto que tiene ella. Entonces le dicen: “¡Pastora, cómo la quiero, me encanta esa ternura que tiene!” Después pasan al plano dos: “Pero el apóstol, pero el pastor…” pretenden que mi señora diga: “Tenes razón, mi marido es complicadísimo, hay que aguantarlo”, pero a mi esposa nunca se le escapó eso porque me ama, ella sabe que soy complicado y que hay que aguantarme pero no lo va a estar comentando con otros. Ahora nadie le hace algún comentario de mí, a lo sumo podrán decirle: “Me encanta que me atienda usted” y si mi señora ve que la mano viene mal le dice: “Tenés que hablar con mi esposo”.

¿Quieres llevarte bien con Cristo? ¿Crees que tienes buena relación con él y has despreciado su iglesia? ¡Dios hoy quiere darte una oportunidad! Mucha gente desprecia a la iglesia como si fuera una institución política o cualquier otra institución humana, la gente no hace diferencia pero lo importante es que el creyente debe conocer la gran diferencia. Si necesitas recibir la paz de Dios y el perdón, y posiblemente sanarte porque has hablado mal y has guardado en tu corazón malos pensamientos contra hermanos, contra los pastores, no lo pienses, no luches contra el Espíritu que hoy te ha hablado y quiere sanarte. Haz una oración a Dios y dile: “Señor, ¡te necesito! ¡Perdóname! Yo te he ofendido a ti, no he ofendido a la iglesia, te ofendí a ti que amas a la iglesia. ¡Perdóname Señor! Yo he hablado mal de tu novia, quita mi pecado. Hoy cierro esa puerta que abrí a los demonios. Derrama tu presencia en mí, Señor, perdona mi pecado, en el nombre de Jesús. ¡Tócame y dame vida! Te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.

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