ERES LO QUE PIENSAS - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

ERES LO QUE PIENSAS

INTRODUCCIÓN

La mente funciona como un músculo; si ésta no se estimula se atrofia, por lo que la mente debe ser utilizada y correctamente alimentada, y vuelvo a decir, funciona como un músculo, si no se usa, se atrofia. Hay personas que no usan la mente sino se guían por lo que sienten; actúan por impulso según lo que sienten y no piensan. Pero en la Biblia encontramos que no es importante lo que se siente sino lo que se piensa. Leemos en Proverbios 23:7: “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él”. Esto significa que, de acuerdo a como una persona piensa así es; dicho de otra manera, las personas son como piensan, o, lo que piensas determina lo que eres. Hay una unidad significativa entre lo que piensas y lo que eres; no por lo que sientes sino por lo que piensas. Así que es muy importante pensar.

Hoy quiero hablarte acerca del término meditar, y esto tiene que ver con pensamientos. ¿Es bueno meditar? Hay alguno que medita cómo matar a la suegra o cómo vengarse; hay quienes meditan en lo malvado que es Dios. Meditar es bueno cuando uno usa pensamientos correctos y deseos buenos; es malo, cuando cavilamos maldades. Meditar es pensar atenta y detenidamente sobre algo, puede ser malo o bueno. Si estoy pensando atenta y detenidamente en algo o en alguien, entonces estoy meditando. Definiéndolo de otra manera, meditar, se trata de una práctica en la cual el individuo entrena la mente.

CAMBIA TUS PENSAMIENTOS, Y CAMBIARÁ TU VIDA

A algunos no les gusta pensar, pero la mente debe ser entrenada. Algo más interesante es que, meditar induce un modo de conciencia. O sea que la persona voluntariamente induce sobre sí misma un cierto estado de conciencia. Algunos tienen la conciencia podrida; otros tienen la conciencia muy sensible y hay que ver cuándo la conciencia es sensiblemente buena y cuando es mala. Todo tiene que ver con la mente. Nuestra vida nos identifica a través de lo que pensamos. En realidad, lo que pensamos nos lleva a hacer lo que hacemos, lo que determina quienes somos.

¿Qué es lo que piensas habitualmente? Si vives amargado o triste, eso tiene que ver con cosas que piensas que se mezclan con lo que sientes. La vida de los pensamientos en la Biblia es muy importante; la palabra de Dios no dice que el hombre debe dejar sus sentimientos, más bien dice en Isaías 55:7: “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”. Tampoco dice el Señor que sus sentimientos son más altos que los nuestros, sino que dice: “Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.

La Biblia le da un lugar predominante a la vida de los pensamientos, por lo que decimos que hay vida en nuestros pensamientos o hay muerte. ¿Dónde hay que meditar o cuando se puede meditar? ¿Hay un lugar especial para hacerlo? ¿Se puede meditar mientras estás realizando alguna tarea? ¡Sí! ¿Puedes meditar en tu cama? ¡Sí! A veces estamos meditando y ni siquiera nos damos cuenta; por ejemplo, vas en el ómnibus y todos te ven carita de bueno, pero tú vas meditando cómo puedes hacer para estrangular a cierta persona. ¿Con un alambre o con una soga? Es una cuestión muy habitual el meditar. Pero hay una meditación que es superior y otra que es nefasta. Meditar es ejercitarse en pensamientos, es hacer ejercicios con los pensamientos.

¿Quisieras que las cosas mejoren sustancialmente en tu vida? La gente espera que las cosas cambien o que los tiempos mejoren, pero lo cierto es que nuestra vida se desarrolla en función de nuestros pensamientos. Lo que estás viviendo no es culpa de otros porque tú tienes capacidad para salir adelante a pesar de los otros. Dios te ha dado facultades; y uno no es cómo lo hizo su padre y su madre, como lo hizo su barrio o el paisito en el que vive. ¡Uno es como piensa! Tal cual uno piensa, así es. Significa que, para que cambie sustancialmente para mejor mi vida, yo tengo que cambiar sustancialmente mis pensamientos para bien. Mis pensamientos correctos me ayudarán a mejorar mi situación y mi futuro. Si sigues pensando como lo estás haciendo ahora, las cosas continuarán siendo igual. ¡No puede haber cambios si no cambias tus pensamientos! Las cosas van a cambiar cuando cambies tus pensamientos; las cosas van a ser mejores, cuando tus pensamientos sean mejores.

Hay personas que tienen meditaciones erradas movidas por malos pensamientos y sentimientos, entonces, algunos se dedican a meditar en sus desgracias. ¡Desde que nací no he hecho más que sufrir! ¡Mi mamá no me quiso! ¡Mi papá no me abrazaba! No han hecho nada por superar ese dolor y viven meditando en eso todo el tiempo. Tu papá nunca te abrazó, nunca te mostró afecto, y además se murió. Por lo visto serás infeliz toda tu vida…. ¡Pero puede cambiar algo dentro tuyo a pesar de las circunstancias exteriores y a pesar de lo que has vivido en el pasado!

Una vez entraron ladrones a mi casa y si no le entregaba ese problema a Dios, todos los días sufriría pensando que iban a venir ladrones a mi casa nuevamente. Andaría meditando en el mal. Y hay personas que viven meditando acerca de una circunstancia que han vivido; que si los asaltan, que si los matan. Claro que te pueden arrebatar algo, pero no puedes andar por la calle como un desquiciado. Claro que alguien puede apuntarte con un revólver y peor aún dispararte provocándote daños, pero no puedes estar meditando en el mal todo el día. No puedes estar meditando en la desgracia; no debes vivir pensando en la escasez. Tú tienes que tener pensamientos buenos. Dios te ha dado pensamientos para prosperar. Dice la Biblia que Dios te ha dado facultad para hacer riquezas.

Yo no sé cómo piensas tú, pero yo pienso como dice la Biblia. Yo digo que Dios me ha dado facultad para hacer riquezas y trabajo dentro de ese pensamiento. No temo por el mañana, que me quede sin trabajo, que no tenga dinero, que mi esposa me abandone porque quede desempleado. Así algunos hacen elaboraciones de fracaso. Nuestras meditaciones deben ser correctas para que nuestros pensamientos sean afirmados y nuestra vida sea victoriosa; que vayamos avanzando sin temor hacia el futuro y sin aferrarnos a los dolores del pasado.

Hay otros tipos de meditaciones malas como el yoga, la meditación trascendental, meditaciones hindúes, etc. Algunas son muy extremas en el sentido que te llevan a eliminar los pensamientos de tu mente, te llevan a poner la mente en blanco. Es peligroso poner la mente en blanco porque eso atenta contra algo esencial que Dios nos ha dado a los seres humanos como la conciencia, el dominio propio, el estado consiente.  Si yo pongo en blanco mi mente, salgo de mi estado consciente y me sumerjo en un estado de inconsciencia, soltando el libre albedrío que Dios me ha dado, dándole cabida a demonios que se meten en mi cabeza y producen pensamientos, sentimientos y deseos ajenos a mí. ¡No te metas en eso! Para que dejes de pensar cosas que te afligen, algunas meditaciones traen un cierto alivio, pero es engañoso. Hay personas que viven atormentadas por temores, o algún sentimiento negativo. Entonces te sientas dos horas pensando que eres una mariposa, te concentras en eso y te ves volando de flor en flor. Bueno, mejor pensar que eres una mariposa volando en libertad y disfrutando de las flores, y no pensar en que eres una mariposa a la que le dan un palazo y la matan. Dios quiere que vivas en un estado consiente y tomes decisiones consientes. No vas a poder excusarte delante de Dios diciéndole que estabas inconsciente cuando lo hiciste. Tú no debes tomar bebidas alcohólicas porque el alcohol te saca de tu estado consciente. Las personas en estado de ebriedad dicen y hacen cosas que no se animan cuando no están alcoholizados. Pierden su dominio propio y los demonios se apoderan de esas personas que por causa del alcohol se vuelven violentos y dicen cosas que no dirían ni locos en estado consciente. Digamos que ciertas meditaciones, son más o menos como estar ebrios. Dejas de ser dueño del control de tu vida y Dios quiere que tengas el control. Cuando el Espíritu Santo viene a tu vida te da dominio propio. Cuando una persona está drogada, también deja su estado consciente. La meditación te introduce en un estado alterado de consciencia. Dios te quiere con los cinco sentidos bien alerta; quiere que tus pensamientos generen bendición y que te vaya bien. Y Dios quiere que medites en su palabra.

¿QUÉ PIENSAS?

Hay meditaciones que son perversas y erradas y debemos aprender a sacar de nuestra mente esos pensamientos de fracaso, de angustia y de rechazo. Tengo que meditar en esas cosas que me sacarán de mis pensamientos incorrectos y me introducirán en los pensamientos correctos. Los pensamientos de Dios tienen vida de Dios. Jesús dijo: “Mis palabras son Espíritu y son vida”. Las palabras componen pensamientos. Cuando Jesús hablaba, hablaba palabra de Dios y Espíritu de Dios entraba en las personas. Los pensamientos de Dios provienen de su palabra y esa palabra de Dios tiene vida espiritual, y la vida espiritual es la mismísima vida de Dios operando en ti. Dios entra a ti por medio de su palabra y de sus pensamientos. ¿En qué debo meditar entonces? ¡Debo meditar en la verdad!

Sófocles, filósofo griego, dijo que la verdad vence a la razón. Podrás tener razonamientos extraordinarios con una lógica extraordinaria y convences a cualquiera, pero si no hablas la verdad, estás engañando. La verdad es esencial. Y Jesús declaró: “Yo soy la verdad”. La lógica del hombre no es nada en comparación a la verdad y la verdad no es difusa; la verdad es una persona y esa persona es Cristo. En Jesús está la verdad de Dios; en Él están los pensamientos de Dios, su poder y su gloria. Y el Señor quiere enviarnos su Espíritu para que tengamos su presencia.

Qué triste cuando gastamos tiempo mirando novelas que nos hacen pensar pavadas; triste cuando cruzamos la calle mirando el celular. La gente conoce más las aplicaciones del celular que a su familia y miran más la pantalla del celular que la cara de su cónyuge o de sus hijos. Todas las cosas en las que nos concentramos generan en nosotros, pensamientos. Meditar significa ejercitar nuestra mente y nuestro pensamiento en esas cosas en las que nos concentramos. Si la Biblia te aburre, mal te veo. ¿De dónde vas a sacar verdad? ¿De dónde vas a sacar fuerza y poder de Dios? La fuerza, el poder y la vida de Dios están en la palabra de Dios; la cual te enseñará en qué tienes que meditar. Leemos en el Salmo 104:31 al 34: “Sea la gloria de Jehová para siempre; alégrese Jehová en sus obras. Él mira a la tierra, y ella tiembla; toca los montes, y humean. A Jehová cantaré en mi vida; a mi Dios cantaré salmos mientras viva. Dulce será mi meditación en él; yo me regocijaré en Jehová”. Esto significa que te despiertas y el primer pensamiento que te viene es importante ya que eso habla de tus prioridades, como alguna preocupación, cosas que te afligen o te demandan atención. El primer pensamiento sugiere algo que estuvo dando vueltas en tu inconsciente mientras dormías. Así que te despiertas a la mañana y el primer pensamiento que te viene es el Señor, entonces dices: “¡Bendito sea tu nombre! ¡Te amo Dios!” No te despiertes pensando qué vas a hacer de comer hoy, o en esa deuda que te tiene preocupado; antes de abrir tus ojos, que tu primer pensamiento sea Dios. ¡Tu Dios es más grande que tus problemas! El centro de tu satisfacción debe ser Dios y no tu problema. Y si tienes conciencia del Dios que tienes comienzas tu día alabándolo y engrandeciendo su nombre. “Dulce será mi meditación en él; yo me regocijaré en Jehová”. Esto es meditar en Dios.

¿Quieres que te vaya bien? ¡Que tu meditación sea Dios! Medita en la verdad porque algunas circunstancias te dicen que Dios se olvidó de ti. Si conoces la Biblia dirás: “Yo sé que tú nunca te olvidas de mí. Así como dice tu palabra yo estoy en la palma de tu mano”. Tú meditas verdad. Hay circunstancias que te dicen a gritos que Dios es injusto porque no tendrías que estar viviendo lo que estás viviendo. Pero tú que conoces la verdad, te despiertas a la mañana y le dices a Dios: “Señor, tú eres justo”. Y eso te da paz. Tu fe en Dios y en su verdad es el principio del crecimiento de la bendición, de la prosperidad y la solución de tus problemas. ¿Cómo esperas que Dios haga justicia cuando tus pensamientos gritan en tu cabeza que Él es injusto y no se cuerda de ti? Piensas mal y hablas mal del Señor. Dios es como dice que Él es no como tú piensas que es, ni cómo piensan los demás que Él es. Dios es quien dice que es en su palabra, la Biblia; y Él declaró que ha extendido su misericordia sobre ti.

Medito en Dios y medito en sus obras y sus obras son magníficas, y han sido hechas para nosotros. Nos puso en la tierra sobre toda creación y en la eternidad seremos reyes y sacerdotes del Dios Altísimo. Dice la Biblia que estaremos sobre los ángeles. Los ángeles son servidores de Dios a nuestro favor y nosotros somos hijos de Dios, príncipes del Rey. Dios ha pensado hacerte príncipe y princesa para reinar juntamente con Cristo en la eternidad. ¡Maravilloso es el Señor y maravillosas son sus obras! Meditar en la verdad de Dios te hace una persona de bien y te hace caminar con Él. Dios no revela su corazón a los que no le aman. ¿Abrirías tu corazón a alguien que te trata mal y habla mal de ti? ¡Dios tampoco! A quien piensa bien de Él y le ama; a quien se deleita en sus obras, Dios le revela sus verdades. Por eso es lindo caminar con Dios. Y es bueno que tu primer pensamiento en la mañana y el último antes de dormir sea para Dios.

 Él es justo aunque a ti a veces te parece que no lo es. Dios es perfecto. Él es Santo y quien reconoce su santidad, reconoce la verdad acerca de Él. ¡Cómo se deben retorcer los demonios cuando declaramos que Dios es Santo, Santo, Santo! ¡El infierno se estremece cuando tú le expresas tu amor a Dios y lo adoras! Los que amamos a Dios destruimos las fuerzas del enemigo dándole alabanzas al Señor. Abrimos nuestra boca para publicar la verdad de Dios. ¡Él es Grande! ¡Dios es Poderoso! ¡Él es amor! ¡Dios es misericordioso! Por medio de este mensaje estás meditando en Dios y en sus grandezas, y el Señor está lavando tu corazón.

Leemos en el Salmo 77:12: “Meditaré en todas tus obras, y hablaré de tus hechos”. ¿Qué es lo que recuerdas y te aflige del pasado? Un día estuve al borde de la muerte, pero Dios me libró; y meditando acerca de lo que el Señor hizo en mí, hablo de sus hechos y me regocijo en Él. Estaba acostado y de repente comienzo a sentir un dolor muy profundo en mi pecho. En ese entonces no teníamos trabajo, no teníamos dinero ni cobertura médica, y yo no aguantaba más ese dolor que cada vez se hacía más agudo. Me entré a desesperar porque no sabía qué hacer ni a donde ir. De pronto me tiré al suelo y le pedí a mi esposa que orara porque sentía que me moría. Cuando vi que me estaba muriendo le dije al Señor: “Dios, si me voy a morir acá, moriré alabándote”. Y comencé a declarar: “¡Gloria a Dios! ¡Aleluya!” En un instante desapareció el dolor. Nunca me hice ver por ese tema ni pregunté qué habrá sido. Pero nunca olvidé que estuve al borde de la muerte y Dios me libró. Pero no me acuerdo de eso como un momento de aflicción, sino que recuerdo que Dios estaba conmigo y me guardó para que yo hiciera la obra que estoy haciendo hoy. No traigas a memoria cosas amargas y tristes. ¡Cuenta las obras que Dios ha hecho en ti!

Cuando fui a la ciudad de Concordia, se me acercó una mujer y me dijo que hacía muchos años, su esposo la había abandonado y no había manera de que ella se pudiera recuperar. La mujer tenía una raíz de amargura que no podía dormir y entonces comenzó a escuchar el programa radial que teníamos a la madrugada. Ella me contó: “Usted sabe que yo estaba tan mal y lo escuche decir: Tú, mujer, que no puedes vivir porque no has podido perdonar al hombre que te abandonó. ¡Lo tienes que perdonar!”. La mujer escuchó eso y le entró convicción de pecado, entonces se arrodilló y comenzó a orar pidiéndole perdón a Dios y decidió en ese momento perdonar a su marido. Cuenta que la opresión se le fue en un instante y de esto hace más de veinte años, y yo me acabo de enterar. Ojalá algún día puedas decir: “Cuando recibí este mensaje mi vida cambió. Yo creí y dejé de hablar con amargura y odio, dejé el resentimiento y empecé a vivir una vida de alabanza y gratitud a Dios. Ese día entendí que el Señor es grande, bueno y poderoso. Entendí que Él estaba a mi favor. Entendí que envió a su Hijo amado, quien murió en la cruz del calvario por mí porque yo estaba condenado. ¡Jesús dio su vida por mí para salvarme! ¡Grandes y maravillosas son las obras de Jehová! ¡Me alegraré y me gozaré en Él!”

Un día se le cerró el pecho a mi hija más chica que tenía meses de vida, estábamos en la misma situación que te mencioné antes, sin trabajo, sin dinero ni cobertura médica. Recuerdo que esa noche tomé a mi hija y comencé a caminar de un lado a otro orando por ella. Era algo casi inconsciente lo que estaba haciendo, pero estaba confiando y esperando que Dios iba a sanar a mi hija. Caminé con mi hijita en brazos, sintiendo como le costaba respirar, de un lado a otro de la habitación toda la noche, de pronto comenzó a respirar mejor cada vez. Hoy mi hija sirve a Dios y a veces cuando la veo recuerdo lo que había pasado esa noche. Y no recuerdo con amargura lo que aconteció ni pienso que mal se portó Dios conmigo. Yo me acuerdo de eso y alabo a Dios porque Él salvó a mi hija de la muerte para alegrarnos a Marta, a mí y a todos los que la rodean. Recuerdo sus días de adolescente cuando llegaba y daba un portazo diciendo: “¡Aquí llegó la alegría de la casa!” ¡Bendito sea el nombre del Señor!

CONCLUSIÓN

Lo que comemos todos los días es gracias al sol que Dios nos dio; eso es fruto del gran amor y de la gran misericordia del Señor sobre nosotros. No digas que Dios es injusto cuando merecías condenación eterna y Él envió a su Hijo Unigénito a morir en la cruz del calvario para que tus pecados sean perdonados, para que tu culpa sea quitada y pases de un estado de condenación a salvación eterna. ¡Cómo vas a pensar que Dios no se acuerda de ti! ¡Cómo puedes pensar que Dios es injusto! Deja ya de ser una persona negativa y quejosa. El Señor te dice hoy: “Medita en mí, medita en mis obras y vas a ver resultados maravillosos”.

El Salmo 119: 27 dice: “Hazme entender el camino de tus mandamientos, para que medite en tus maravillas”. Los mandamientos de Dios son maravillosos. En el Salmo 1 leemos: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche”.

Sabia es la persona que medita en la ley de Dios. Y hoy has aprendido que debes meditar en Dios, meditar en sus obras y en sus mandamientos. Anteriormente dije que Sófocles afirmó que la verdad vence a la razón. Y Jesús declaró: “Yo soy la verdad”. La ley de Dios, la palabra de Dios, es la verdad, y ésta supera todo. Estoy seguro que más de uno tiene que pedirle perdón a Dios por quejarse tanto; estoy seguro que hay gente que lo apura a Dios: “¿Cuándo lo vas a hacer? ¿Por qué no lo haces?” Hay quienes aún guardan rencores y resentimientos en su corazón.

Tú necesitas meditar en la verdad de Dios, en todo lo que es bueno, en todo lo que es justo, en todo lo honesto. No gastes tanto tiempo con el celular, en programas de televisión o en cosas que te distraen. Invierte tiempo en meditar en Dios, en leer su palabra y alabarle. Si te aburre la palabra de Dios pídele que trasforme tu corazón. El rey David consideraba que la palabra de Dios era lo máximo que él aspiraba. ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca”. David se deleitaba en la ley de Dios y nunca fue vencido en la guerra. El Dios de David también es tu Dios. El deleite de David no eran las victorias que conquistó en las guerras, sino que Dios era quien adiestraba sus manos para la batalla. Lo más excelso de David fue que él no se cansó de bendecir el nombre del Señor.

¿Quieres tener una vida de éxito? No confíes en tus razonamientos porque éstos te hacen perder. Tus razonamientos son soberbios. Mejor deléitate en Dios, apóyate en el Señor y camina con Él. Medita cada día de sus maravillas, reconoce sus grandezas y alábalo.

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