JESUS: NUESTRO DIOS Y SALVADOR - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

JESUS: NUESTRO DIOS Y SALVADOR

INTRODUCCIÓN

Hay mucha confusión en el mundo y esta confusión está metiéndose en la iglesia. Dice la Biblia que Cristo no vendrá sin que antes se manifieste la apostasía y se manifieste el hombre de pecado, inicuo cuyo advenimiento es por obra de satanás (2° Tesalonicenses 2:1-9). Estas son señales que estamos esperando que se cumplan y yo quiero decirte que hoy estamos viviendo tiempos de apostasía. Apostatar significa negar la fe, es volverme en contra de lo que antes he creído. A veces discutimos por cuestiones como, por ejemplo, de qué color pintaremos el templo, de qué manera vamos a alabar, cómo haremos el culto, qué pondremos primero y estos son cuestiones de forma, pero hay otras cosas que son esenciales y tienen que ver con la verdad o con doctrina. La palabra doctrina tiene el mismo origen que la palabra dogma. El dogma es un cuerpo de fe; es una verdad que debe ser creída y no es relativa sino absoluta, y si no es creída. no hay salvación ni perdón de pecados. La doctrina es inamovible, no es algo que podamos discutir; la doctrina no es algo que podamos razonar, sino que debe ser creída. La doctrina es una enseñanza a la que le decimos amén, lo creo y lo recibo. Por ejemplo, el perdón de pecados a través de la sangre de Jesús. No puedes discutir cómo es eso, para qué es, y por qué tiene que ser así. Tú tienes que creer que la sangre de Cristo te limpia de todo pecado y no puedes alterar esa verdad.

VERDADES INAMOVIBLES

Hoy quiero hablarte de doctrina, porque hay verdades que están siendo atropelladas en el mundo. Por ejemplo, la ideología de género se ha metido en la iglesia; durante miles de años hemos creído que un matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer, pero ahora, en este tiempo, se cuestiona qué es un matrimonio. Algunos creen que un matrimonio se puede formar entre tres personas como dos mujeres y un hombre. Y como eso hay otras cosas que tienen que ver con la libre elección de lo que yo quiero ser en lo sexual, en mi libertad de elegir el género que quiero. Por miles de años han existido los hombres y las mujeres, pero hoy hay cincuenta definiciones de género, y le llaman género a algo que no lo es. Resulta que puedes ser travesti, heterosexual, homosexual, bisexual, etc. Hay una larga lista de cosas para elegir, pero la verdad sigue siendo que Dios estableció el matrimonio. Y así como entró la confusión en el mundo y hasta se enseña en las aulas, también entró en la iglesia. Leí que dos pastoras lesbianas se casaron y las dos están al frente de una iglesia, y han surgido varias iglesias de homosexuales. Éstos toman pasajes de la Biblia y los adaptan a su conveniencia y de la misma manera entran otros pseudos conocimientos o pseudas doctrinas.

Recientemente ha ofrecido una conferencia en Uruguay una especie de rabino, que no es rabino; se denomina mesiánico ya que cree que Jesús es el Mesías, el Salvador del mundo, pero no cree que exista la trinidad ni cree en la divinidad de Cristo. Y quiero hablarte acerca de eso porque es importante que sepas en lo que crees. A la gente le decimos que tienen que abrirle el corazón a Jesús y pedirle que entre en él. Si te preguntara entonces si Cristo es Dios me dirías que sí, pero si te pregunto por qué crees que es Dios, ¿sabrías responder? Ellos creen que Cristo es hombre, ungido, pero hombre, y no es Dios.

Todo esto tiene origen en una enseñanza del Antiguo Testamento donde la Biblia dice que Dios es uno. Leemos en Deuteronomio 6:4: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es”. Un motivo de tropiezo de los judíos para creer en Jesucristo como el Mesías es el hecho de que nosotros proclamamos que Él es Dios y que existe la Trinidad, pero para ellos eso es imposible porque tienen metido en la cabeza el pasaje de Deuteronomio 6:4: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es”. Es uno solo, el único Dios creador del cielo y de la tierra; el universo ha sido hecho por Él y se sostiene por Él y no hay otro Dios. Digamos que el pueblo judío nos legó el conocimiento de la existencia del único Dios verdadero, a lo que se llama monoteísmo. En otras naciones hay muchos dioses y a eso se le llama politeísmo y nosotros creemos que Dios es uno. No necesitamos una diosa del mar, un dios de la guerra, etc. Una mujer se enamoró de un hombre casado y acudió a un brujo para hacer un endulzamiento así el hombre dejaba a su esposa. La gente acude a dioses para lograr los caprichos de su corazón. Mas nosotros somos monoteístas y creemos en un solo Dios. El Dios verdadero, quien creó todas las cosas y nos creó a su imagen y semejanza. Cuando quieres hablarle al pueblo judío de Jesús te dicen “cruz diablo”. Ellos piensan que si Jesucristo es Dios entonces hay dos Dioses, por lo que si hay un Dios Padre y un Dios Hijo eso es politeísmo y ellos no quieren hacer idolatría entonces adoran al único Dios verdadero.

Surgen cosas que hoy te quiero aclarar; leemos en Tito 2:13: “…aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo”. Aquí la Biblia nos dice que Jesucristo es nuestro gran Dios y Salvador. Pero, ¿cómo es el asunto? ¿Hay un Dios o son dos Dioses? ¿El Espíritu Santo es Dios o no? Para ellos es un espíritu, pero no hay Trinidad, existe solamente el Dios Padre. Hay entonces una contradicción porque la Biblia señala que Jesús es adorado. Debo decirte algo que tiene que quedar establecido y bien claro y es que nosotros somos monoteístas y creemos en el único Dios verdadero. La Biblia también expresa: “A tu Dios amarás y a Él solo servirás”. Esto se encuentra en el libro de Éxodo, Levítico y Deuteronomio. Hay un elemento que distingue nuestra relación con Dios de cualquier otra relación y ese es el acto de adoración. ¡Sólo Dios debe ser adorado! Cuidado cuando dices que alguna persona es divina. ¡No utilices ese término para ningún ser humano! ¡Divino sólo es Dios! Y por cuanto Él es Dios y es divino debe ser adorado porque la adoración es la manifestación de nuestra fe en cuanto a la grandeza, al poder, a la gloria, al amor y a la salvación de Dios. Es aquello que nos identifica con aquello que reconocemos y Dios debe ser reconocido y debe ser exaltado. Yo debo ser reconocido como pastor de la iglesia Misión Vida para las Naciones; si no soy reconocido, ¿qué me queda? Por ahí alguna persona dice: “Jehová es mi pastor y ningún hombre es mi pastor”. ¿Quién inventó a los pastores? ¡Yo no! Dios estableció pastores, apóstoles, evangelistas, profetas y maestros. Así dice su palabra. Toda persona que está en autoridad, por ejemplo, el padre de familia, debe ser reconocida en su autoridad. El dueño de una empresa debe ser reconocido como la autoridad de la empresa. Y la manera de reconocer al Dios verdadero es la adoración. Tú puedes rendir honor a una persona, pero no puedes adorarla. En cuanto al honor, la Biblia dice que todo el honor le pertenece a Dios; le pertenece toda la gloria y toda adoración. Entonces Dios es uno solo y debe ser adorado. Si Dios es uno, ¿pueden tres ser uno?

El rabino que vino a Uruguay ha llegado a decir que a la Biblia Reina Valera hay que desecharla porque está contaminada con el pensamiento griego. ¿Será que hemos estado usando una Biblia que no sirve y Dios nos abandonó a merced de la mentira? Ellos han escrito un Nuevo Testamento en hebreo porque señalan que la Biblia debe ser expresada desde el punto de vista del pensamiento hebreo. Dicen que la Reina Valera no es fiel a los manuscritos, pero yo te digo que el Nuevo Testamento que ellos escribieron es infiel en absoluto porque no responde a ninguna traducción, sino que lo han inventado. Ellos plasmaron: “De acuerdo al pensamiento hebreo debiera decir esto y esto”. Estén atentos porque esto se está infiltrando en la iglesia y hay mucha gente que está siendo confundida. Confío que hoy quedarás con la certeza total y absoluta de cuál es la verdad y quien debe ser adorado.

PENSAMIENTO HEBREO vs PENSAMIENTO GRIEGO

Precisamente en esto de que tres son uno, no es un pensamiento griego porque ellos son muy esquemáticos, matemáticos y geométricos, entonces para los griegos, uno más uno es dos y tres no son uno. Me refiero al pensamiento griego. Pero en el pensamiento hebreo y bíblico no es nada extraño que dos sean uno, que tres sean uno o que cuarenta y dos mil trescientos sesenta sean uno. Para la Biblia no es extraño que siendo muchos miembros seamos un solo cuerpo. Ya en el principio Dios dijo: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2:24). ¿Qué es lo que ve Dios en un matrimonio? ¡Uno! Yo miro un matrimonio y veo dos personas, un hombre y una mujer, dos nombres diferentes que los identifica, pero, ¿qué ve Dios? ¡Uno! Y el Señor dice: “Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” (Mateo 19:6). Dios ve una unidad en el matrimonio. ¿Vas a discutir esto? ¿Lo vas a razonar o vas a creer? ¡Tienes que creer lo que dice la Biblia! Le preguntaron a una persona: “Cuándo llegues al cielo y te encuentres con los tres: con el Padre, con el Hijo y el Espíritu Santo, ¿delante de quién te arrodillarás? Si hay un solo Dios verdadero y dices que crees en tres Dioses, si te arrodillas delante de Cristo en el cielo, entonces eres un idólatra y de hecho no irás al cielo por idólatra, por politeísta, por creer en más de un dios”.

En el pensamiento hebreo traducido del griego no es extraño que dos o tres sean uno y no es extraño que, siendo muchos miembros, todos nosotros seamos uno. Dios no ve muchos, sino que ve uno. Somos un pueblo, el pueblo de Dios, el cuerpo de Cristo y ese cuerpo tiene una cabeza que es Cristo por lo tanto somos uno con el Señor y Él es uno con nosotros. En el libro de Juan, en el capítulo 14 Jesús tiene una charla con sus discípulos y les dice: “Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino”. Aparece Tomás en la escena y le dice: “Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?” Entonces Jesús le responde: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto”. El Señor les dice que ya conocen y han visto al Padre en Él. Entonces, Felipe que no entendió bien, como más de uno, le dijo: “Señor, muéstranos el Padre, y nos basta”. Y Jesús le cuestionó: “¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras”.

Jesús afirma aquí que es uno con el Padre y quien lo conoce a Él conoce al Padre. ¡Quien ha visto a Cristo, ha visto al Padre! El apóstol Pablo dijo que Jesucristo es la manifestación visible de la deidad. En Juan 14:20 Jesús declara algo mucho más profundo: “En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros”. No dice que van a aprender algo, sino que van a conocer. Cristo hace uno al Padre, al Hijo y a nosotros. Somos uno con Cristo y Cristo es uno con el Padre. En las declaraciones del rabino dice que el Padre es el Padre y el Hijo es el Hijo y éste viene después del Padre, por lo tanto, el Padre no tiene origen, pero el Hijo sí tiene origen. El verbo de Dios fue encarnado y vino a ser el Hijo Unigénito de Dios cuando ha sido hecho hombre en la tierra, pero nosotros creemos en la preexistencia de Cristo, creemos en el verbo que se hizo carne y se hizo Hijo. Antes no era Hijo sino la segunda persona de la Trinidad. ¿Cuál es el origen de Cristo? En Apocalipsis Jesús mismo declara: “Yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin”. Aquí declara: “Antes de mí no hubo nada y después de mi no hay nada. Yo estoy en el principio y en el fin”. Cuando Jesús se hace carne y viene a formar parte de la historia humana se hace Hijo. Filipenses 2:8 dice que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. En el capítulo 17 de Juan, vemos que antes de morir Jesús oró: “Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese”. El Señor se despojó de su gloria, pero estaba esperando ser nuevamente exaltado para tener la gloria del principio.

En 1ª Corintios 12: 12 el apóstol Pablo dice: “…así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo”. Según el pensamiento hebreo, muchos son uno y para entender mejor esta mentalidad. Esdras 2:64 dice así: “Toda la congregación, unida como un solo hombre, era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta”. En el pensamiento hebreo cuarenta y dos mil trescientos sesenta pueden ser uno. En el Nuevo Testamento el apóstol pablo dice: “completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa” (Filipenses 2:2). Unánime significa, un alma. Todos tenemos nuestra alma, mas Dios quiere que seamos una sola alma; que tengamos todos, un mismo sentir, y pensemos una misma cosa. Dios está trabajando para hacer de nosotros una sola alma, con un mismo sentir; la cabeza es Cristo y vamos a sentir lo que Él siente. No seremos muchos sino uno solo. Seremos el cuerpo de Cristo. El Señor no se casará con muchos sino con una sola, la iglesia. ¡Alégrate porque somos uno en Jesús!

JESÚS ES DIOS Y DEBE SER ADORADO

Yo considero que lo que ha venido a enseñar el rabino Dan Ben Abraham es herejía y ésta debe ser cortada de la iglesia porque causa división entre los hermanos. ¡A mí no me salvó un hombre! ¡Dios me ha salvado! ¡Dios se encarnó en Cristo Jesús y murió en la cruz del calvario! ¡Su sangre me ha limpiado de todo pecado! ¡No fue un hombre que tuvo misericordia de mí, no fue un hombre que me amó y dio su vida por mí! ¡Fue Dios mismo que se hizo cargo de mi pecado yendo a la cruz y puso sobre sus hombros mis transgresiones! Si fuera hombre yo estaría exaltándolo y se llevaría la gloria. Pero esto es obra de Dios y la gloria es toda suya.

Si Cristo es hombre no debe ser adorado; si Cristo es Dios debe ser adorado. Y tenemos claro que solo Dios debe ser adorado por lo que, si Cristo es adorado, entonces, Cristo es Dios. Hay muchos pasajes bíblicos en los que respaldamos esta verdad. Me llama la atención que Mateo es el evangelio por excelencia escrito para los hebreos. Se ve que Mateo tenía un interés especial en enseñarles la verdad a los judíos y yo creo que debía tratar de no escandalizarlos, pero se empeñó en mostrar cómo Jesús es adorado. Si yo fuera Mateo y no creyera que Jesucristo es Dios, trataría de evitar algunos pasajes bíblicos para no escandalizar a los judíos, pero no fue así. No sólo que no esconde que Jesús debe ser adorado; lo que llama la atención es que Jesús no detenga a sus discípulos y les diga que no lo adoren porque no está bien. Hay hombres que adoran a las mujeres. La Biblia señala que en una oportunidad un siervo de Dios se encuentra con un ángel y éste es más lindo que cualquier mujer, resplandeciente y lleno de gloria, y Juan se postra delante de él para adorar, pero el ángel se lo impide y le dice que no es Dios, que es un consiervo suyo. Los ángeles tienen claro que nadie puede ser adorado sino solamente Dios. ¡Pero Cristo se deja adorar! O es Dios, o es un engañador, embustero e hipócrita. Leemos en Mateo 28:16 y 17: “Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban”. Jesús había resucitado y estaba listo para irse al cielo, entonces se encuentra con ellos en una montaña. Ese es un momento extraordinario donde Jesús les entrega a los once discípulos la responsabilidad de llevar la verdad del evangelio a todas las naciones. Si no es Dios tiene que aclarárselo: “Esperen muchachos, dejen de adorarme porque yo no soy Dios y están cometiendo un pecado de idolatría”. Si no es Dios y lo adoraban entonces pasarían a ser politeístas. Sin embargo, los discípulos le adoran, aunque algunos dudan porque les da vueltas en la cabeza: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es”. Entonces se preguntan: “¿Estará bien que lo adoremos?”. Y Jesús no aclara nada.

Esto que te estoy exponiendo es importante pero más importante es que adoremos a Jesús y demos gloria al que merece gloria. María Magdalena y otra María van al sepulcro, pero se encuentran con que Jesús no está allí. “Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado…id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos, he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron”. Si Jesús no fuera Dios no se los permitiría porque era solo un hombre. Pero Jesús no aclara nada, sino que deja que esas mujeres lo adoren. ¿Entiendes que Cristo es Dios?

 Tenemos la escena de cuando los discípulos estaban en la barca y ven a Jesús que iba hacia ellos caminando sobre el agua, todos estaban temerosos y Pedro camina sobre las aguas para ir al encuentro de Jesús. Después que termina todo leemos en Mateo 14:33: “Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios”.

Adoración es postración, es ponerse de rodillas tanto en lo interior como en lo exterior. Hay más evidencias en la Biblia que nos muestran que Jesús es Dios. Los reyes de oriente adoraron al niño Jesús, al Rey de Israel que había nacido. Pero la más imponente adoración a Jesús está en Apocalipsis 5: 7 al 9: “Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación”.

Yo sé y estos hombres que dicen que Cristo no es Dios saben que postrarse y arrodillarse delante del Cordero significa adorar a Jesucristo. Quiero advertirte hoy de que los argumentos que confunden al mundo también se están infiltrando en la iglesia y se están levantando falsos profetas. Pero la Biblia nos alerta que Cristo no vendrá sin que antes venga la apostasía. Habrá muchos que dejarán de creer que Jesucristo es el Señor y se convencerán que es sólo un hombre. Oro que no seas confundido o confundida; que no te toque ser apretado hasta negar a Cristo. Que seas de las personas que den la vida confesando a Cristo Jesús como tu Señor y Salvador. Quien me amó es Dios y dio su vida por mí. Y la gloria es de Dios. Un hombre por más mesías que se autodenomine, si es sólo un hombre, no merece gloria porque la gloria es sólo de Dios.

Cuando tú adoras, ¿qué sientes? ¿Eres de esos que se quedan mudos? Dice la Biblia que el Padre anda buscando adoradores que le adoren en espíritu y en verdad. “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren” (Juan 4:23).

Hay muchas criaturas creadas por Dios, gloriosas; tan glorioso era satanás, un querubín protector, que se miraba al espejo y decía: “Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo” (Isaías 14:13). Satanás quería un reconocimiento que no merecía. Él tenía grandes honores y un lugar de privilegio en los cielos, pero quiso ser exaltado más de lo que debía. Y el que tiene que ser sumamente exaltado es Dios. Hay muchas criaturas creadas por Dios que son magníficas, una de ellas es mi esposa. Muchas mujeres adoran a los hombres y los hombres adoran a las mujeres, pero cuando dejas de lado a Dios por un hombre o por una mujer, por un deseo o cualquier otra cosa, tú no exaltas a Dios. Digamos que la medida que muestra que no le das el lugar a Dios que Él se merece, es tu falta de adoración. Tu falta de adoración indica que tu relación con Dios no es tan fuerte y no conoces cuanto el Señor debe o merece ser exaltado.

CONCLUSIÓN

Yo crecí en una iglesia muy cuadrada en nuestra manera de adorar a Dios y éramos solemnes cantando himnos como: “A nuestro Padre Dios…” Todos serios. Y yo dirigía el coro. ¡Éramos unos palos cantando! Como Dios es orden, nosotros éramos muy ordenados, entonces cuando entramos por primera vez a una iglesia evangélica, donde todos levantaban las manos alabando a Dios y aplaudiendo, nos alarmamos y dijimos: “¡Qué desorden! ¡Éstos no entienden nada!” Pero cuando tú puedes ver la magnificencia de Dios, el amor que te ha dado y cómo ha derramado su sangre hasta la última gota por ti, cuando llegas a entender la gloria de Dios, no aceptas que te frenen. Caes postrado ante su presencia, le besas los pies, derramas tu vaso de alabastro sobre el Señor y enjugas sus pies con tu cabello. Le adoras, lloras ante su presencia, y el diablo mira y dice: “¡Eso quiero yo!” Pero a él no le corresponde. Y Dios ha derramado amor sobre su pueblo para que su pueblo lo ame de tal manera que satanás se ponga verde de bronca porque quienes adoran al diablo lo hacen por temor y por obligación, pero nosotros adoramos a Dios porque le amamos y reconocemos que Él es digno de adoración.

¡Diablo, nuestra adoración no es para ti! ¡Nuestra adoración es para el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo! ¡Gloria a Dios! ¿Entiendes ahora que Jesús debe ser exaltado y adorado en sumo grado más que cualquiera? Cuando entré por primera vez a una iglesia como Misión Vida, miraba cómo la gente levantaba las manos, alababa y aplaudía y sentía vergüenza porque estaban haciendo escándalo. Yo me metía las manos en el bolsillo, cerraba los ojos para no ver semejante cosa y así adoraba a Dios. Pero David decía: “Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias…” (Salmo 103). Si no adoras a Dios entonces estás adorando alguna otra cosa y nosotros hemos sido hechos para dorar y exaltar su nombre. Mira cuánta alabanza hay en un gol. El Club Nacional de Futbol cumplía ciento dieciocho años de trayectoria y salieron sus simpatizantes a la calle a festejar, entonces cantaban y aplaudían, tiraban bombas y tocaban los tambores; la gente salió a adorar a Nacional. Muchos antes dejaban cualquier cosa, aún la iglesia y a Dios por un partido de futbol, pero hoy gritamos gol a Jesucristo.

Necesitas ser libre para adorar a Dios. ¡Cristo quiere darte libertad para adorarle! El Señor quiere romper tus ataduras. Obliga a tu alma a adorar. No te olvides de sus favores. No te olvides de su amor por ti. Dile a Dios: “Señor, muéstrame cuán grande tú eres. Quiero contemplar tu gloria. Extiende tu mano de poder sobre mi vida, que en esta tierra yo te dé gloria y no te robe la gloria que tú mereces. Líbrame Señor, de mis ataduras y cegueras. Conozca yo tus maravillas, tu amor y tu poder, en el nombre de Jesús, amén”.

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