LO VERDADERAMENTE IMPORTANTE NO ERES TU - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

LO VERDADERAMENTE IMPORTANTE NO ERES TU

INTRODUCCIÓN

¿Consideras que eres importante? Hoy Dios nos enseñará lo trascendentes que somos. El no está buscando personas especialmente inteligentes sino personas sencillas y con un corazón dispuesto. En otras palabras, tú que no eres importante, en cualquier momento puedes llegar a serlo, tu que no fuiste bienvenido al mundo cuando llegaste, que ni tu esposo, ni tus hijos ni el mundo te valoran, hoy te digo que aún en este día Dios puede mudar tu corazón y transformarte en una persona importante para Dios y para el reino de los cielos.

 

DIOS BUSCA VASIJAS PARA LLENAR

Cada uno de nosotros somos como vasijas, lo importante no es el recipiente sino lo que hay dentro de él. Pero lo que hay dentro no podría estar si no hay una vasija disponible, ¡de modo que también es importante el recipiente!

Estuve analizando la vida de tres hombres que Dios usó: Saúl, Moisés y Gedeón. Fueron personas dispuestas  a ser emprendedores aunque estaban habituados a la clase de vida que tenían. Por ejemplo, Moisés pasó cuarenta años en el desierto pastoreando ovejas: ¿cuál era su trabajo? ¡Traer y llevar ovejas todos los días! Debe ser muy aburrido hacer ese trabajo –pacer ovejas- durante cuarenta años en el desierto… ese hombre no tenía expectativas, no tenía visión ni nada nuevo para hacer. La vida de algunas personas es tan aburrida… ¡cuídate que la tuya no lo sea! Si tu vida es aburrida, hoy te digo que Dios tiene planes trascendentes contigo y está esperando que le des la oportunidad de llenar tu vasija. ¡Él nos ha creado con un propósito realmente trascendente!

También estuve viendo la vida de Gedeón; él era una persona temerosa, desconfiada e incrédula, ¡pero tuvo un encuentro con Dios! Su vida fue trasformada y cambiada. Y el otro personaje que estuve estudiando es Saúl. El era un “don nadie”, pero Dios lo tenía escogido para ser rey de Israel. Del mismo modo, ¡Dios quiere hacer cosas importantes contigo!

En 1ª Samuel capítulo 9 la Biblia relata de una persona, Cis, que tenía un hijo llamado Saúl. Cis no era una persona importante, pero sí era una persona valerosa. Dice la Biblia que a Cis se le perdieron unas burras, no sabemos cuántas, parece que no eran muchas; no era una familia pudiente, como por ejemplo Abraham que tenía miles de cabezas de ganado. De modo que Cis llama a uno de sus criados y le dice: “Prepárate y sal a buscar las burras”. Salió pues Saúl a buscar a las dos o tres burras… una tarea totalmente rutinaria: Es muy habitual en el campo que se pierdan los animales. Saúl salió un día con un tema de rutina y buscaron un día, dos, tres y cuatro días y las burras no aparecían. Se les terminó el pan y todo lo que tenían para comer y pensaron en regresar, pues, habrá pensado Saúl: “Ya a mi padre no le importan las burras sino que debe estar preocupado por mí”. El criado le propone consultar al vidente de Dios, el que nunca fallaba. “¿Qué le llevaremos al profeta?” pregunta Saúl, porque siempre que alguien iba a consultar a un siervo de Dios, llevaba una ofrenda. …¡Sólo tenían unas monedas! Mientras tanto, Dios había hablado un día antes con Samuel el profeta diciéndole: “Mañana a esta hora enviaré un hombre el que tienes que ungir para que sea rey sobre Israel”. ¡Saúl pasó de ser un “busca burras” a ser el ungido de Jehová! Dios no necesita hombres muy preparados, sino personas de corazones sencillos y dispuestos para llenar con su presencia. Lo que ocurre, es que los corazones dispuestos generalmente están en las personas sencillas y sin mucha letra, pues los preparados están muy ocupados. ¡Dios necesita personas dispuestas! El puede tocar aún al drogadicto que no sabe qué hacer con su vida y lo unge, lo bendice y lo levanta como un siervo suyo.

En la mente de Saúl no había otra cosa que encontrar las burras; asimismo, en mi mente no estaba el plan de ser pastor y quizás en tu mente estás leyendo este mensaje por casualidad, o tenías pocas ganas de leerlo o te sentías mal. Tú no te das cuenta de la guerra espiritual que se levanta para que no recibas la palabra de Dios, ¡pero la estás recibiendo! ¡En la mente de Saúl había dos burras pero en la mente de Dios había un plan totalmente diferente! Dios había preparado a Samuel para que cuando Saúl llegara, supiera que ese era el hombre del cual le había hablado. Llega Saúl y se encuentra con un hombre a quien le pregunta: “Disculpe, ¿dónde se encuentra el profeta Samuel?” Y recibe la respuesta: “Yo soy el vidente; sube delante de mí…” Saúl está buscando burras y se encuentra con un vidente que le dice: “Ven a comer conmigo”. Había un festejo, un sacrificio organizado en la cuidad; treinta hombres iban a comer, era una comida especial. El animal que se presentaba en sacrificio era carne buena, era un animal escogido. Participar de un festejo semejante era un honor y Saúl no entendía qué hacía allí porque en ese lugar los hombres que estaban, eran de ese pueblo y menos entiende Saúl cuando Samuel lo pone a la cabecera de la mesa. Saúl piensa: “Yo sólo andaba buscando las burras…!” y escucha a Samuel que le dice al cocinero: “Ese trozo que te di para que lo pusieras aparte, tráelo ahora” y se la dan a Saúl. ¡Dios tiene planes que tú no conoces! Él quiere que estés dispuesto a entregarle tu corazón para y poner en ti el plan que tiene preparado para ti.

¡Dios está buscando hombres sencillos! Lo importante no es la vasija sino lo que ella tiene dentro, la unción del Espíritu Santo. Lo importante no es que confíes en ti sino que tu confianza sea absoluta en Dios, que te propongas hacer lo que Dios quiere que hagas y que puedas creer que Dios puede hacer algo importante contigo. ¡Dios desafía gente de ese tipo! Así que si hoy estás buscando burras, ¡hoy Dios puede hacer algo grande contigo! Saúl decía: “Yo soy de tribu de Benjamín y mi papá es Cis y yo ando buscando unas burras y Saúl le dice que no se haga problema que ya se han encontrado las burras. A veces en tu mente estás buscando burras pero en la mente de Dios está el que te encuentres con el vidente. Dios está buscando obreros, porque la mies es mucha y los obreros son pocos, gente para mandar a las cárceles, a los hospitales, Él está necesitando evangelistas, apóstoles, maestros, pastores y cada uno de ellos están ahora leyendo este mensaje. Han comenzado la lectura quizás por un dolor de cabeza, pero Dios tiene otra idea mucho más importante que la que tú tienes pensada para ti mismo. El pasaje bíblico que estamos analizando, cuenta que el vidente le dice al criado que se adelante, y entonces tomó una redoma de aceite derramándola sobre la cabeza de Saúl. Lo besó y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su pueblo Israel?… Y cuando te hayan sucedido estas señales, haz lo que te viniere a la mano, porque Dios está contigo”. (1ª Samuel 10:1-7)

En esa época existían escuelas de profetas; a ellas asistían personas que se preparaban para ser profetas y videntes pero Saúl fue profeta en un día. 1º Samuel 10:6 afirma: Entonces el Espíritu de Jehová vendrá sobre ti con poder, y profetizarás con ellos, y serás mudado en otro hombre”. ¡Lo importante no es lo que tienes sino lo que Dios hará! ¡Lo importante no son tus proyectos sino lo que Dios hará contigo! ¡Lo importante no son tus pensamientos sino lo que Dios hará en un día! Dios ha proyectado un gran plan sobre tu vida. Hay creyentes que no quieren hacer cosas grandes para el reino de los cielos, sólo pretenden hacer alguna cosa pequeña pero Dios te dice: “Te he creado para que hagas mi voluntad. Eres de mi familia y formas parte de mi palacio, eres parte mía y no has nacido para pequeñeces”.

 

DIOS TIENE PLANES IMPORTANTES CONTIGO

Dios tiene planes importantes con cada uno de nosotros, pero, ¿cuál es la clave? Que cuando venga el Espíritu Santo sobre tu vida, serás mudado en una nueva persona. Yo conocí y experimenté eso y quiero contártelo: Yo tenía corazón de arquitecto y mi pasión era la arquitectura; era como Saúl que andaba en su rutina de cuidar las burras, en mi mente no estaba el ser un pastor porque no tenía corazón de pastor, pero vino sobre mí el Espíritu Santo y fui mudado en otro hombre. Mi corazón cambió y comencé a hacer lo que no entendía y a ejercer un ministerio que no sabía y hasta el día de hoy estoy sorprendiéndome por lo que Dios hizo en mi corazón. Soy pastor y reconozco que sólo Dios lo pudo hacer. Imagínate que el pueblo quedó sorprendido porque conocían la compañía de profetas y no era una cosa extraña escuchar a un profeta profetizar pero en el medio venia Saúl también profetizando y surgió un dicho, que hasta el día de hoy se dice: “¿Saúl entre los profetas?”

¿Tú le podrás permitir a Dios que te cambie? Dios transformó a Saúl y lo hizo apto para dirigir una nación. Él no busca personas preparadas sino personas en quienes pueda llenar con su Santo Espíritu. No digo que no tengas que prepararte sino que tengas un corazón abierto para aceptar el plan que Dios tiene para ti; si Él quiere hacerte lo que tu menos piensas, puedes hacerlo, porque la capacidad no esta en ti sino en Él. Jesús dijo antes de ascender a los cielos: pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8) El les encomendó que no hicieran nada hasta que recibieran el Espíritu Santo, pero después sí, porque serían transformados en personas distintas. Cuando no estás lleno del Espíritu Santo te da vergüenza y te pones tímido pero Dios toma gente sencilla como tú y como yo y rompe con la timidez y la vergüenza. Así también sucedió con David. El era el más pequeño de la familia, nadie tenia planes con David, en otras palabras, Dios quiere sorprender con gente sencilla. Si puedes creer, ¡todas las cosas son posibles! Tan sólo si puedes creer… ¡Yo estuve donde tú estás! ¿Sabes con qué comencé? ¡Con lo que tenía! Todo lo que tenía Moisés era un palo; cuarenta años en el desierto y siempre igual, haciendo lo mismo. Pero un día ve una zarza ardiendo… a las diez de la mañana la mira nuevamente y sigue ardiendo y al mediodía aún sigue quemándose, de modo que decide ir arriba, a la montaña para ver por qué la zarza arde y no se consume. De repente siente una voz que le dice: “Quítate las sandalias de tus pies porque el lugar que pisas santo es… he visto la aflicción de tu pueblo y por causa de él, que está bajo el yugo del Faraón, he venido a decirte que te presentes a él y le digas de parte mía que tiene que dejar ir a mi pueblo” Moisés asustado replica: “¿Quién? ¿Yo?” Y comienza a poner excusas… “¿De parte de quién iré? Yo no tengo nada, ¿cómo haré?” “¿Qué tienes en tu mano?” “Un palo” replica Moisés. “Tíralo al piso”. Y al hacerlo Moisés, el palo se transforma en víbora. “Soy tartamudo”, sigue insistiendo Moisés. Dios le dice: “¿Quién te piensas que hizo tu boca? Yo pondré palabras en tu boca. No irás solo, ve porque yo te mando” Moisés le puso miles de excusas, “manda a quien tengas que enviar” le dijo también, como diciéndole “te has equivocado Dios”. Pero hoy quiero decirte que Dios no se equivoca. Moisés era una persona sencilla y sin planes pero fue poderosamente usado por Dios. ¡Solamente un recipiente vacío Dios pude llenarlo! Moisés no tenía planes, todo lo veía eran ovejas pero tuvo un encuentro con Dios y ese encuentro cambió radicalmente su vida. Quizás tu no tienes planes pero hoy Dios te dice: “¡Yo tengo planes contigo!” ¿Lo puedes creer?

El tercer personaje que hoy veremos es Gedeón. Los madianitas estaban destrozando las producciones del pueblo de  Dios, robaban las semillas, las cosechas, los animales, las mujeres… y al momento de llegar el ángel de Dios, Gedeón estaba en lagar, preparando unas semillas para esconderlas de los madianitas. El saludo del ángel fue: “Salve, varón esforzado y valiente”. Su reacción fue similar a la de Moisés: “¿Quién soy yo?” Dios le dice: “Yo te envío”. ¿Qué hace la diferencia? ¡La diferencia la hace la presencia de Dios! ¡Necesitas estar lleno de la presencia de Dios! Quizás nunca has emprendido cosas grandes, no te animas, ¡pero Dios te manda hacer cosas grandes!

Yo también era un incrédulo como tú; un día estuve sentado en el banco de la iglesia esperando que Dios haga algo, y haciéndome preguntas como te las haces tú: “¿Me utilizará Dios  a mí? ¿Hará algo Dios conmigo?” Pero Dios usa gente sencilla como tú, todo lo que necesita es un corazón dispuesto. Pero tu dices: “No tengo sabiduría, no me va bien en las matemáticas”. No importa. ¡Dios te envía con lo que tienes en tu mano! Un principio de liderazgo es: “Los grandes hombres comienzan a donde están, con lo que tienen”.

 

                CONCLUSIÓN

Dios usó el palo de Moisés para derribar el imperio egipcio. Del mismo modo, Dios quiere llenar tu vida con el Espíritu Santo para hacer grandes cosas contigo. ¿Qué le pides a Dios cuando oras? Hoy le tienes que pedir que te llene. No mires tu historia, no mires tus fracasos, no mires más tus debilidades. Hasta hoy has vivido en tus debilidades muchas veces te has propuesto serle fiel y no has podido y quizás ya no tienes ganas de intentarlo más y los problemas te debilitan… tu vida es igual a la de tus vecinos, crees que vas a salir adelante pero no logras nada… ¡No mires más tus fracasos! Dios hoy te envía a enfrentar toda clase de dificultades, te da autoridad y pone a tus enemigos bajo tus pies. Dios hoy te dice:”Yo soy el que venció y quiero habitar con poder en tu corazón. Yo soy el victorioso y estaré contigo”

Si estás dispuesto a entregarle tu vasija, tu corazón, para que haga su voluntad en tu vida, si aceptas sus planes sublimes para ti, es momento que hagas una oración. ¡Hazla ahora mismo!

“Padre querido, estoy cansado de fracasos y vengo a ti Señor. Te entrego mi vida totalmente, para que hagas con ella lo que tú quieras; limpia mis pecados y lava mis rebeliones. Creo y confieso que tienes planes sublimes para mí, que seré un “Moisés”, un “David”, ¡cuenta conmigo! No miraré lo que soy, sino lo que puedo ser a través de ti. Lléname con tu Espíritu Santo en esta hora. Hago esta oración en el nombre de Jesús, amén”.

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