NO TE APOYES EN BEN-ADAD - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

NO TE APOYES EN BEN-ADAD

Quiero meditar sobre un pasaje el cual relata una historia entre tres reyes. Dos reyes del linaje de Abraham, de Judá e Israel, y el rey de Siria, Ben-adad. Después que murió Salomón el hijo de David, el reino de Israel se dividió en dos: El reino del norte que siguió llamándose Israel y el reino del sur llamado Judá. En el capítulo 16 de 2ª de Crónicas se encuentra la historia del rey Asa de Judá y el rey Baasa de Israel. Nos señala este pasaje que el rey Baasa atacó el reino del sur, Judá, e hizo una fortaleza alrededor de la ciudad de Ramá para destruirla, ya que de esa manera nadie podría entrar ni salir. Recordemos que el reino del norte y el del sur eran hermanos que se habían divido. Dice la palabra de Dios: “2Entonces sacó Asa la plata y el oro de los tesoros de la casa de Jehová y de la casa real, y envió a Ben-adad rey de Siria, que estaba en Damasco, diciendo: 3Haya alianza entre tú y yo, como la hubo entre tu padre y mi padre; he aquí yo te he enviado plata y oro, para que vengas y deshagas la alianza que tienes con Baasa rey de Israel, a fin de que se retire de mí. 4Y consintió Ben-adad con el rey Asa, y envió los capitanes de sus ejércitos contra las ciudades de Israel; y conquistaron Ijón, Dan, Abel-maim y las ciudades de aprovisionamiento de Neftalí. 5Oyendo esto Baasa, cesó de edificar a Ramá, y abandonó su obra. 6Entonces el rey Asa tomó a todo Judá, y se llevaron de Ramá la piedra y la madera con que Baasa edificaba, y con ellas edificó a Geba y a Mizpa” (2ª Crónicas 16:2 al 6).

Hasta este punto del relato parece que está todo bien. Baasa es el rey del norte que atacó a Asa el rey del sur, y éste sacó el oro y la plata del templo y del palacio real y se lo envió al rey de Siria, Ben-adad, diciéndole: “Te mando estas riquezas para que hagas alianza conmigo y deshagas la alianza que tienes con Baasa”. El rey Ben-adad consintió en el trato, entonces atacó algunas ciudades del reino del norte; cuando el rey Baasa se enteró que el rey de Siria estaba atacando las ciudades de su reino, abandonó el propósito que tenía de atacar la ciudad de Ramá y dejó toda la madera y las piedras. Luego vino el rey Asa y tomó todo ese material y edificó dos ciudades.

La conclusión que quiero sacar en primera instancia acerca de este relato es que, no todo lo que resulta inteligente o sabio según el hombre terminará siendo de bendición, porque la bendición no depende de cuán inteligente sea la persona, ni cuán sabio sea su consejo, sino que lo más importante es saber cuál es el plan de Dios. Asa cometió un error importantísimo y según la continuación del pasaje dice que no se apoyó en Jehová, no buscó a Dios.

 DIOS ESTÁ CONTIGO EN LO PEQUEÑO Y EN LO GRANDE

En algunos momentos de nuestras vidas hemos buscado a Dios y hemos visto que Él nos ha ayudado y nos ha bendecido; cualquiera de nosotros podemos mirar para atrás y decir: “¡Dios estuvo conmigo!” Pero cuando nos metemos en el fragor de los problemas, de la lucha diaria y cuando comenzamos a tener fuerza y dominio de nuestras circunstancias sucede que nos olvidamos de Dios y cuando ocurre esto no buscamos su consejo. Muchas veces parece que sabemos lo que tenemos que hacer, pero segúnla Biblia, nosotros nunca sabemos lo que debemos hacer, siempre tenemos que buscar a Dios y apoyarnos en Él; por más que Dios nos haya respaldado diez veces de la misma manera, nosotros debemos ir a Él y preguntarle: “Señor, ¿quieres que la número once la haga igual?” ¡Dios quiere que tengamos una relación cercana con Él y no que nos independicemos creyendo que ya somos grandes y que podemos hacer las cosas sin su ayuda!

Dice el relato que estamos viendo, en los versículos subsiguientes, que un vidente de Dios vino a hablar con Asa y lo retó señalándole que había hecho mal en apoyarse en el rey de Siria. Sabemos que Siria siempre fue un problema para Israel y lo es hasta el día de hoy, porque Siria actúa mañosamente; Irán amenaza con barrer del mapa a Israel, ya conocemos que es su enemigo, pero Siria niega que respalda grupos armados, terroristas, niega que pone dinero, pero durante todo el siglo pasado ha demostrado que no es amiga de Israel y que no tiene buenas intenciones con esta nación. Hay problemas que son ancestrales y tienen que ver con el dominio que satanás pretende tener sobre el territorio que le pertenece a Dios. ¡Por eso el pueblo de Dios tiene que estar muy cerca de Él, aferrado a Él!

He atendido a una madre joven que asistía a la iglesia y le gustaba el evangelio, que vio cómo la mano de Dios tocó la vida de su hermano y lo sacó de las drogas. También vio cuando su hermano se olvidó de Dios quien lo había ayudado y se alejó del camino, del evangelio y de nosotros y en una pelea por cuestiones de la droga, en un ajuste de cuentas, le dieron cinco balazos. Lo llevaron al hospital, lo operaron y le dijeron que no viviría, pero su hermano vivió, volvió a caminar, con dificultad, pero hoy está entre nosotros nuevamente y descubrió que el mejor lugar es cerca de Dios; hoy se encuentra en uno de nuestros centros comunitarios en la ciudad de Tacuarembó. ¡Lejos de Dios no sirve! La joven, que vio la mano de Dios en la vida de su hermano y agradecida a Él por haberle salvado la vida, igualmente se enamoró de un ateo y se juntó con él; me dijo que le han hecho un trabajo de umbanda contra su vientre y ha perdido al hijo. Ella se había enfriado y se alejó de la iglesia, ¡y ahora que tiene este serio problema decidió volver porque quiere que Dios la ayude! Le expliqué que su problema más serio no es que haya perdido su hijo sino que se alejó de Dios, no lo valoró, no lo buscó.

En algunos momentos buscamos a Dios pero en otros le decimos: “Quedate ahí que esto lo resuelvo yo” pero Dios quiere estar presente en todos los problemas y en todas las decisiones de nuestra vida. Él no quiere ser invitado de vez en cuando sino que quiere habitar en tu vida, quiere estar contigo siempre, ser tu compañía. ¡Dios quiere ser tu primer socorro, tu primera instancia!

Te duele la cabeza te tomas un calmante, te sigue doliendo y tomas otro diferente, al quinto día de dolor le preguntas a los vecinos qué puedes tomar y cada uno de ellos te aconseja algo diferente. Entonces, te continúa el dolor de cabeza, ya has probado tomar de todo, vas al médico, te recomienda uno y otro medicamento pero el dolor persiste, ¡y resulta que tienes un tumor! El doctor te dice: “Mire Señora, esto es grave” y recién ahí tú clamas: “¡Ahh Dios mío!” ¡Y comienzas a orar cuando ya estaba todo podrido! Habías dejado de asistir a la iglesia pero ahora no te pierdes ningún culto. ¿Cómo crees que Dios ve eso? ¿Has visto a esos abuelos a los que sólo les llevan los nietos cada vez que la pareja  quiere salir sola? El abuelo ve por la ventana y dice. “Vieja, ahí está tu hija que viene a dejar al nene” y la mujer le dice sonriendo a la madre: “Mamá, te traje al nene para que lo disfrutes un ratito”. No es que se lo trajo para que lo disfrute, es que se acuerda del papá y la mamá cuando no tiene quién le cuide al hijo. Nosotros tenemos el mismo comportamiento con Dios; lo buscamos no por lo que Él vale, sino cuando estamos necesitados, pero los creyentes crecidos no buscan a Dios por necesidad sino porque han entendido que sin Él no se puede vivir.

Hablé también con una mamá que estaba muy preocupada por el nene de 29 años. Cuando íbamos por la mitad de la charla ella me dice: “Yo se que lo he consentido mucho. Cuando era chiquito le daba todo lo que quería, ya de grande no pide sino que exige que le dé lo que quiere”. Este joven se había asociado con los padres en un negocio y tenían un camión que quería vender, él se quedaba con una mitad del dinero de la venta y la mamá con la otra mitad; cuando hizo el negocio le dijo a su madre: “Vos no necesitas plata”. ¡Y se quedó con todo el dinero! El nene siguió exigiéndole y la madre dándole; ella envejeció y ya no puede trabajar. Esta mujer me dijo que su hijo que es cristiano se fue y se juntó con una mujer. “En realidad conoce el evangelio”, agrega, “pero la mujer con la que está es mala”. Le pregunto: “¿Cómo es el asunto, ella es mala o él es gil?” Me responde que la mujer tiene dos hijos de distintos hombres. “¡Pero tu hijo la eligió!”, le contesto yo. “El asunto es que ahora está embarazada de mi hijo, va a tener el tercer hijo del tercer hombre”. “¡Ahhh qué grave problema, eso le pasa a tu hijo por no buscar a Dios!” “Mi hijo me pide que le mande dinero para poder volverse, dígame: ¿Le mando dinero?” Yo la miro y le digo: “Pero, ¿le vas a seguir dando?” “¡Es que yo no quiero que esté con esa mujer, quiero que se venga!”, me dice la mujer. “¿Vos queres que tu hijo abandone a su hijo que está esperando de esa mujer? ¡Decile que no le vas a mandar nada, que se quede ahí y que asuma responsabilidades!” Esta madre vino a la iglesia sólo porque tenía este problema. ¿Crees que alegramos a Dios con estas actitudes? ¡Qué triste!

DIOS: TU PRIMER RECURSO

Hoy quiero decirte que Dios anhela ser tu primer recurso. Que la primer mirada de la mañana sea para Dios, que el primer suspiro sea para Él, que el primer “te amo” y “te necesito” sea para Dios, que la primer oración pidiéndole que te guíe para tomar decisiones correctas sea para Dios. ¡Que Dios sea el primer recurso y no el último! Cuando ya te sientes hundido, lejos y estás mal entonces en ese momento vienes a Dios: ¡Cuando ya estás derrotado y con poca fe!

Parece que Asa se sentía suficientemente crecido e independiente para hacer un trato con el rey de Siria en vez de continuar manteniendo un trato con Dios. ¡Pero Dios no quería que Asa tuviera tratos con el rey de Siria! Lo importante no son los planes que a mí me parece que son los mejores, sino conocer cuáles son los planes de Dios que yo debo hacer para que me vaya bien. En esta historia había un vidente; en ese tiempo se le llamaba vidente al profeta, porque ve, tiene conocimiento de Dios. Los pastores tenemos esa capacidad porque vemos inmediatamente lo que le sucede a una persona, pero el problema es que esa persona no ve lo que le está sucediendo.

Vemos en alguna persona que está mal pero lo grave no es que vaya mal sino que no quiere entender que está mal y lo miran a uno con soberbia. Nos ha pasado con chicos que están en los centros comunitarios, que después de tres meses de no haber consumido piensan que ya están bien, pero nosotros que los vemos le decimos que no están totalmente bien y que si se van, volverán a drogarse. Nos dicen: “¿Y usted cómo sabe que voy a volver a la droga si yo me siento fuerte y estoy bien?” “¡No te vayas porque te vas a estrellar!” “No, no, pero yo siento que ya estoy bien. ¿Es que tengo que estar adentro de la comunidad para estar bien con Dios? ¡Yo estoy bien con Él sin estar en la comunidad!” El vidente ve. Muchas veces al creyente le sucede como al que tiene mal aliento, el último que se entera es el que tiene el mal aliento. Por allá después que se estrelló contra la pared, contra satanás, contra los demonios que lo revolearon, lo tiraron, el creyente al final dice: “¡Parece que yo tenía mal aliento!” Sucede también como a esa chica que se enamora de un muchacho y se le ve en la cara que está enamorada, le chorrea la baba, pero ella dice: “¡Qué chusma la gente, ahora no se puede tener un amigo!” La gente insensata no ve lo que ve la gente sensata. Encima se enoja con todos señalando: “¡Esta es una iglesia de chusmas! ¡Ahora no se puede tener un amigo porque piensan mal!”

Muchas veces creemos que ya estamos en condiciones de tomar decisiones y no entendemos que nos está costando mantener nuestra relación fundamental con Dios y que Él tiene que ser nuestro primer recurso y no el último. Por ahí viene alguien a la iglesia y dice: “Vine a ver si Dios me ayuda porque ya estuve en la umbanda, estuve con el vudú, con esto y con lo otro pero nada me ha dado resultado y ya no se qué hacer. ¡Vengo a ver si Dios puede hacer algo!” ¡Primero probaste con cabras, degollando toda clase de aves, probaste pasarte yuyos, te lavaste con jabones de la bendición, te tomaste los vasos de agua, te llevaste una astilla de la cruz de Cristo, caminaste por el camino de la sal, te dejaste bañar con sangre y ahora vienes a ver si Dios puede hacer algo como último recurso! Vienen a un lugar más, no como buscando el recurso sino a un lugar más. Alguno me dice: “Usted sabe que de última vine a la iglesia a ver si Dios me ayuda. No me ayudó la pata de conejo, ni la ruda, no me ayudó la cintita colorada, no pudo ayudarme ningún pae, ¡nada me dio resultado!” ¡Qué alegre se debe sentir Dios al saber que es el vagón de cola!

Entonces el vidente le dijo a Asa: “…Por cuanto te has apoyado en el rey de Siria, y no te apoyaste en Jehová tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria ha escapado de tus manos. El plan de Dios era que tú derrotaras al ejército de Siria y no que fueras allá a pedirle ayuda, ahora Dios dice que no vas a derrotar al ejército de Siria y que tendrás guerra con los sirios. ¿Por qué no buscaste a Dios?” y le dijo más: “Los etíopes y los libios, ¿no eran un ejército numerosísimo, con carros y mucha gente de a caballo? Con todo, porque te apoyaste en Jehová, él los entregó en tus manos” (2ª Crónicas 16:8). Ya Asa había experimentado la bondad de Dios, ya había probado el poder de Dios, ya se había apoyado en el Señor cuando vinieron contra él los libios y por cuanto se apoyó en Jehová, entonces Él destruyó al ejército de los libios; luego vinieron los etíopes y Asa se apoyó en Jehová, Dios también deshizo el ejército de los etíopes. Ahora, lo de Baasa no era un tema muy complicado así que lo podía resolver él mismo haciendo una alianza con Ben-adad rey de Siria.

Estamos tan poco acostumbrados a estar cerca de Dios que cuando viene un dolor de cabeza, antes que Dios está el calmante, antes que Dios está cualquier cosa y a mí me duele porque lo que te reprocho a ti también me sucede a mí. Por momentos, si hay algo que yo puedo manejar le digo a Dios: “Quedate piola ahí que ésto lo manejo yo”. Cuando la cosa se agranda me lamento: ¡Ahh Dios mío, Dios mío, Dios mío! ¡Pero Dios es Dios de cosas grandes y de cosas insignificantes! No es que si es grande se encarga Él y si es pequeño nosotros, ¡no! ¡Dios quiere que compartamos toda nuestra vida con Él! Dios quiere que camines con Él, que no solamente te acuerdes de Él cuando tienes problemas sino que te acuerdes de Él con o sin problemas. Él quiere ser tu Padre, tu Dios, Él quiere ser tu amigo, tu ayuda. No es un Dios para que sólo te acuerdes de Él los domingos sino todos los días. ¡Quiere que lo busques todos los días en todas tus circunstancias!

2ª Crónicas 16:9 dice: “Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él…” No significa que tienes que tener un corazón perfecto para tomar decisiones sino que tengas un corazón para buscarlo a Él cada día, eso para Dios es un corazón perfecto, amarlo todos los días y buscarlo todos los días y sus ojos recorren la tierra para ver quien tiene un corazón así, un corazón que se apoye en Él en cada decisión. ¿Eres de Dios o no? ¿Él reina en tu vida o no? ¿Qué hay en tu corazón? ¿Hay Dios cuando tienes algún problema o hay Dios siempre? Dios quiere mostrar su poder y anda buscando en quien mostrarlo, por eso sus ojos recorren toda la tierra. ¡Dios quiere mostrar su poder en tu vida!

Continuó diciendo el vidente: “Locamente has hecho en esto; porque de aquí en adelante habrá más guerra contra ti”. Dios sabía que Siria era una trampa, hasta el día de hoy lo es, hasta el día de hoy el gobierno de Israel desconfía de lo que dice Siria, aunque ésta ha negado siempre que le da lugar a los terroristas y que los financia. Hay cosas en las que nunca debiéramos apoyarnos pero hay un lugar donde siempre podremos hacerlo y es en los brazos de Dios. Hay un lugar de reposo, no tenemos que esperar a tener temores, los creyentes que se alejan del Señor se llenan de temores, de angustias, de preocupaciones, de afanes porque no se apoyan en el brazo poderoso de Jehová. Pero los ojos de Jehová contemplan la tierra para ver donde hay un corazón perfecto delante de Él para mostrar su poder.

El Salmo 141:8 al 10 dice: 8 Por tanto, a ti, oh Jehová, Señor, miran mis ojos; En ti he confiado; no desampares mi alma. 9 Guárdame de los lazos que me han tendido, Y de las trampas de los que hacen iniquidad. 10 Caigan los impíos a una en sus redes, Mientras yo pasaré adelante”.

CONCLUSIÓN

He predicado en estos días sobre Nadab y Abiú hijos de Aarón el sacerdote; ellos estaban con Aarón en todos los ritos, en todas las ofrendas, cuando tenían que sacrificar animales, prendían el fuego y llevaban el incensario. Cuando el padre los llamaba, ponían en el incensario el fuego del altar y tenían que presentarse delante del Señor. Todo marchaba bien hasta que un día Nadab y Abiú pensando que ya eran grandes y que sabían cómo hacer las cosas, se presentaron delante de Dios pretendiendo hacer el oficio del sacerdote sin el sacerdote, entonces tomaron sus incensarios y le pusieron el incienso. Ellos ya sabían cómo se hace todo, decían: “Nosotros ya sabemos, ¿qué problema hay?” Tomaron el incienso, el fuego del altar y se presentaron ante Dios con sus incensarios, entonces bajó fuego del cielo y los mató. Cuando tú crees que ya lo sabes todo es cuando empiezas a morir, comienzas a ser destruido, es el punto cuando el enemigo comienza a ganar territorio en tu vida.

Señor, líbrame del lazo del cazador, él me hace creer que voy bien, cuando realmente voy mal. ¡Líbrame de la trampa Señor! Los cazadores buscan las huellas de los animales, ven el camino que transitan cada día y estudian dónde ponerle la trampa, nunca la colocan fuera del lugar habitual del animal, se la esconden en el camino por el cual el animal pasa creyendo que se las sabe todas. Cuando el animal huye, puede correr con los ojos cerrados porque ya conoce el camino, pero ahí por donde pasa habitualmente, el cazador esconde la trampa. El rey David oraba: “Señor, líbrame de la trampa que me han puesto, que caigan ellos en la red y no yo. Ellos caerán en la red y yo pasaré de largo.” Quiero que sepas que el enemigo está tramando contra ti. ¡Todos los días trama contra ti! Tú te sorprendes y dices: “¿Dónde estaba Dios que se olvidó de mí?” ¡No! ¡Tú te has olvidado de Él! Tú tienes que caminar de la mano de Dios, tienes que pedirle perdón porque no ha sido Él tu primer recurso. ¡Dios quiere que lo adoptes como tu primer recurso! No quiere que sólo vengas a Él cuando ya está todo mal, no le agrada eso. Dios quiere que disfrutes con Él cada día. No quiere que hagas alianza con el sirio, ¡no inventes la pólvora porque Él ya la inventó! Lo importante no es la sabiduría y la inteligencia con que llevas a cabo tus planes, tienes que conocer los planes de Dios. Dios quería que Asa estuviera sobre los sirios pero él consideraba que necesitaba la protección de los sirios antes que la de Dios.

Hoy tienes que pedirle perdón a Dios y volverte a Él, tienes que reconocer que lo has buscado cuando “las papas queman”, cuando el fuego arde, pero debes anhelar buscarle cada día y confesar que con problemas o sin problemas quieres vivir confiado en sus brazos. Haz una oración y dile a Dios: “Señor, te pido perdón, me arrepiento, debí buscarte antes, debí buscarte cada día Señor, no debí seguir mis deseos y mis planes. Yo hice como Asa, corrí detrás de mis deseos. Ayúdame, perdóname, bendíceme Padre, te lo pido en el nombre de Jesús. Quiero que tú seas mi primer recurso, quiero buscarte cada día y que seas mi amigo. Yo te abro mi corazón, lléname de tu presencia, lléname de tu paz, aleja mis temores y mis ansiedades, te lo pido en el nombre de Jesús. A ti Señor sea toda la gloria, toda honra. Yo te alabo en este día, gracias por advertirme, gracias por hablarme. ¡Que yo no me aleje de ti Señor, sin darme cuenta, sin notar cómo me he alejado! ¡Acércate a mi Señor! ¡Cúbreme con tu sangre! En el nombre de Jesús hago esta oración, amén”.

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