PRIORIDADES CORRECTAS - Misión Vida para las Naciones

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PRIORIDADES CORRECTAS

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INTRODUCCIÓN

Leemos en Mateo 6:33: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. ¿Qué son esas cosas? En versículos anteriores Jesús menciona cosas que producen afán y ansiedad; y si hay afán y ansiedad, hay enfermedad, preocupación, nervios, insomnios, presión alta, problemas digestivos, etc. El Señor dijo: “No se preocupen por lo que van a comer o a beber; no se preocupen por el techo”´. En el reino de Dios o en su mentalidad hay un orden de cosas y Jesús dijo: “Buscad primeramente el reino de Dios”. Sucede que la vida está compuesta de decisiones y prioridades. ¿Qué son las prioridades? Son aquellas cosas a las que le dedicas más tiempo y fuerzas; son aquellas cosas que más te preocupan y te quitan el sueño. Si vives atemorizado y preocupado porque el sueldo no te alcanza para llegar a fin de mes, entonces tu prioridad es el dinero.

Cuando Jesús llega a la vida de alguien, se supone que las prioridades de esa persona cambian o sea que sufren un cambio de valores. Las prioridades suponen un orden de valores, es decir, hay cosas que valen más, ya que es lo que más amo y valoro; es lo que me preocupa más y me ocupa tiempo y esfuerzo, es lo que me quita el sueño y me provoca temores y espantos. Ahora, llega Jesús y dice: “No valoren lo que valoran, no le den prioridad a lo que acostumbran a darle prioridad. No se aflijan por eso que se afligen ni corran detrás de eso por lo que están corriendo. Busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas”. Buscar primeramente el reino de Dios y su justicia para que el Señor nos añada todas las cosas que necesitamos, supone un trueque. ¿Qué es un trueque? Es un intercambio de cosas y que beneficia a ambas partes. Jesús te dice: “Tú me entregas tus problemas y yo te doy mi bendición. No quiero que tu prioridad sea lo que hasta ahora ha sido tu prioridad. Yo quiero que tu prioridad sea lo que yo considero que es una prioridad”.

El grave problema en la vida de muchas personas es que sus prioridades no son correctas. Tú no puedes poner el carro adelante y el burro detrás. Lo que hace Dios cuando buscas de corazón el reino de los cielos es ordenar tus prioridades, es decir que pone el burro adelante y el carro atrás. Cuando pones a Dios en primer lugar, a partir de Él, todas las otras prioridades se ordenan. Cuando las prioridades están mal ordenadas en tu vida hay confusiones, tires y aflojes; encaras una cosa por acá y se te desarma otra cosa por allá; pero cuando las prioridades las pone Dios, entonces se ordena tu vida.

No sólo es necesario creer en Dios sino también amarlo con todo el corazón. Cuando Mateo dice que debemos buscar el reino de Dios y su justicia, su justicia no es otra cosa que obedecer el estado de derecho del reino de los cielos. Cuando dice, “buscad primeramente el reino de Dios y su justicia”, significa que sus leyes serán prioridad en mi vida. Tú no puedes conocer la Constitución Nacional de tu país a menos que la estudies meticulosamente, pero la Constitución del reino de los cielos consta de dos leyes supremas, suficientes para gobernar el universo: amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas, y la segunda es, amarás a tu prójimo como a ti mismo. Es complicado conocer la carta magna de una nación, pero la carta magna de Dios es muy simple, aunque para muchos es muy difícil cumplirla u obedecerla. Cuando la Biblia dice: “Busca primeramente el reino de Dios y su justicia”, establece que el reino de Dios debe ser la prioridad en tu vida, no tu comida, ni tu cónyuge, tampoco tus hijos. ¡Primero tiene que ser el reino de Dios! ¡No tus amigos o los deportes! Lo primero es amar a Dios y lo segundo amar al prójimo. Cuando tú estableces que la prioridad es tu comida, tu sueldo, tu trabajo y tu familia, dejas de lado el amor a Dios y al prójimo. Porque cuando uno se dedica a uno mismo y al entorno familiar, se enreda en el tema y le falta tiempo para amar al otro. El Señor ordena los valores de aquellos que vienen a su reino y le dice: “Primero no eres tú, sino tu prójimo”. ¿Suena un poco duro esto, no? ¡Pero es así! Porque la mentalidad de Dios no es como la tuya, los razonamientos de Dios no son como los tuyos, por lo tanto, tienes que dejar que Dios se ocupe de tus sueños, mientras tú te ocupas de los suyos. ¡Ocúpate de los sueños de Dios si quieres un mejor pasar económico! ¡Ocúpate de los sueños de Dios si te quieres casar y tener un buen matrimonio y una linda familia! ¡Deja que Él se ocupe de tus necesidades!

CUIDA DE TU PRÓJIMO, Y CUIDARÉ DE TI

El Señor Jesús les dijo a sus discípulos en Mateo 6:8 que Dios sabe de qué cosas tenemos necesidad antes que nosotros le pidamos, y agregó: “No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir”. Es fácil saber cuáles son tus prioridades; son aquellas cosas a las que le dedicas más tiempo y esfuerzo, que ocupan tus pensamientos la mayor parte del día o te generan mucha preocupación. Esas son las cosas que amas y le das prioridad. Mas Dios te dice: “¡No priorices esas cosas! ¿Tú quieres que yo esté contigo? ¿Quieres que te bendiga? ¿Tú quieres que te prospere y te vaya bien? ¡Ocúpate de las cosas que yo quiero!” Y entre esas cosas que Dios quiere, está que te ocupes de la justicia de su reino y esto consiste en considerar al prójimo más que a ti mismo.

Hay una corriente religiosa que se ha metido en las iglesias evangélicas por las que pululan los libros de autoayuda, pensamientos positivos para superación y realización de sueños, las que enseñan que, tú no puedes amar a tu prójimo sin amarte primero a ti mismo. ¡Ese mandamiento no es bíblico! En la Biblia, la teología es que mientras más ames a tu prójimo mejor te irá a ti. ¡Dios se ocupará de ti cuando tú te ocupes de otros!

Jesús les dijo a sus seguidores: “…por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan”. El lirio es una flor muy bonita que abunda en Israel pero no se planta sino que crece en el campo. Y agregó: “…pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos.Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?” Anteriormente les señaló: “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?”

Hay otra corriente secular que nos quiere hacer creer que los animales son más importantes que los seres humanos. Han surgido noticias que hablan de millones de refugiados, gente a las que les falta el alimento, el agua, que no es asistida por médicos ni puede acceder a medicamentos; esto es el fruto de las guerras y la injusticia. En el Mar Mediterráneo todos los días rescatan miles de personas y muchas mueren ahogadas al hundirse las embarcaciones en el intento de tener una mejor calidad de vida. En Europa están surgiendo leyes porque no saben dónde meter a tanta gente, y a menos que sean refugiados políticos los quieren devolver a sus países, cuando en realidad, éstos quieren huir del hambre, la escasez y la injusticia. Pero resulta que hubo un cazador estadounidense que pagó para que lo llevaran a cazar leones al África y mató al león más amado de la localidad de Zimbawe. Estoy cansado de ver todos los días en la prensa el escándalo que se armó por dicha hazaña. Yo no digo que no hay que cuidar a los animales pero Jesús dijo: “Ustedes valen más que los pajaritos” ¡Tu vales más que cualquier animal!

La conclusión es esta: cuida tú de tu prójimo que yo cuidaré de ti. Es una lógica difícil de aceptar pero si quieres tener una buena relación con Dios debes hacer un trueque con Él; entrégale tus anhelos, tus sueños y permite que sus sueños se hagan realidad en tu vida. La única manera de que ocurran cosas trascendentes en tu vida es que cambies tus prioridades. Cuando hay amor, éste trastoca las prioridades; cuando entra el amor, cosas que antes hacías ahora ya no las haces y lo que nunca has hecho, comienzas a hacer. Yo me crié medio indio, pero cuando me enamoré de Marta, me entraron ganas de bañarme todos los días, cambié mis costumbres. Nunca me importaron los perfumes pero a partir del día en que me enamoré, no quería oler mal así que me gastaba los frascos de perfumes. Esto significa que el amor cambia las prioridades y las costumbres. Si el amor de Dios llega a tu vida, hay cosas que pasan a un segundo plano y otras que eran insignificantes para ti pasan a un primer plano. Dejarás de afanarte por tu comida, por la bebida, por tu techo; dejarás de ponerte ansioso al punto de enfermarte por las preocupaciones de las que Jesús dice que no hay que preocuparse. Cuando tú buscas primeramente el reino de Dios y su justicia, el Señor viene a tu vida y lo primero que hace es darte un bautismo de amor, entonces se ordenan tus valores. Recuerda que aquellas cosas que más amas son esas cosas que más valoras y más fuerzas y tiempo le dedicas. Esas cosas que valoras son las que te quitan el sueño y te preocupan pero una vez que llega el amor de Dios a tu vida ya no tienes excusas hacia tu prójimo porque éste pasa a ser una prioridad para ti. Tú comienzas a ser guiado. El amor viene a ser como una brújula que te marca el norte y te ordena las prioridades. Cuando el amor llega a tu vida ya no estarás demasiado ocupado para tu prójimo y sus necesidades; no estarás demasiado ocupado y cansado para asistir a la iglesia. De pronto, asistir a la iglesia se torna una necesidad imperiosa porque amas a Dios y quieres saber más de Él, anhelas adorarlo y tener un encuentro con el Señor además de compartir tiempo con los hermanos. Ya el cansancio no importa porque la prioridad es adorar a Dios. Muchas personas deciden no congregarse cuando les duele algo pero no saben que al asistir a la casa de Dios, el Señor puede sanarlos. El cansancio se transforma en una prioridad que no te permite asistir a la iglesia. Es fácil notar si tu prioridad es el reino de Dios, cualquier ciego se puede dar cuenta que amas a Dios por lo que hablas y haces. Si escondes tu amor a Dios o no puedes sacarlo afuera para que todos lo vean, entonces, ¿dónde está tu amor hacia Él? Y si tú siempre tienes excusas, tienes problemas o te falta tiempo para dedicarte a las personas que te rodean, ¿dónde está tu amor? Ábrele tu corazón a Jesús y dile: “Señor, yo quiero darte mis sueños y quiero que tú pongas tus sueños en mi”. Amar a Dios y a tu prójimo hace que le des a las cosas el verdadero precio o valor que tienen y lo que era muy importante para ti ya no lo será.

EL AMOR ES LA BRÚJULA DE TUS DECISIONES

Nos vino a visitar una hermana de Rosario, Argentina quien tenía serios problemas existenciales, entre ellos, asuntos de trabajo, y tan serio era que le dieron un tiempo para que se hiciese ver por un psicólogo. Cuando encontró un especialista, estuvo varios meses haciendo terapia. La mujer tiene una hija en Uruguay que vive en uno de nuestros hogares Beraca, y ésta le dijo que se viniera unos días. Cuando llegó, quedó impactada por el amor que hay en la iglesia, y no se quería ir. Visitó los hogares Beraca y fue tocada por el cariño de los hermanos, pero cuando llegó el tiempo de marcharse, volvieron sus temores, ya que debía consultar nuevamente a la psicóloga y pensaba qué le iría a decir ésta. Pero una persona le dijo que no se hiciera problemas porque ya no necesitaría terapia sino que ahora la psicóloga necesitaría de ella. La hermana nos escribió diciéndonos que la terapeuta la necesita a ella ahora, agrega que la ha visto tan cambiada que no puede creer lo bien que está y no quiere que se vaya, entonces le hace preguntas. Termina su carta diciéndonos: “Antes pagaba para que la psicóloga me ayude y ahora pago para predicarle el evangelio a ella”. Una de las cosas más trascendentes es el amor que recibió en los hogares Beraca; ella siempre fue cristiana pero podemos ver que el amor trastoca todos los valores. ¡Esta hermana nos ha declarado que quiere venirse a vivir a Uruguay!

También, recientemente he estado predicando en una ciudad llamada Santa Elena de la Provincia de Entre Ríos, Argentina, y cerca de allí hay otra ciudad llamada La Paz donde hay unos hermanos que nos aman y nos sigue por las redes; ellos nos han declarado que los hemos bendecido mucho pero yo no los conozco. Se enteraron que íbamos a Santa Elena y el último día que prediqué, al terminar el culto me dijeron que había una persona afuera esperándome, que no quería entrar porque estaba con ropa de trabajo y necesitaba entregarme algo. Cuando salí, el hermano se baja de su vehículo, saca un sobre y me dice: “Quiero decirle que hemos sido tan bendecidos y nos ha hecho tanto bien que decidimos traerle una ofrenda”. Amar es un buen trueque y yo amo a Dios. Yo podría haber hecho lo que se me diera la gana con esa ofrenda pero como amo a Dios, no tengo necesidades ni ambiciones egoístas, no quiero dejar ninguna riqueza en esta tierra ya que me iré como vine, desnudo. Así que cuando recibí esa ofrenda me puse contento, no porque iba a comer más o vestirme mejor sino porque el pastor Andrés González, encargado de la iglesia Misión Vida en San Juan, Argentina, mandó a fabricar unos equipos de televisión ya que ha conseguido una autorización para tener un canal de televisión, pero no tenía dinero para pagar y esa ofrenda era el cincuenta por ciento del importe que debía abonar así que fue destinada para los equipos de televisión.

Si mis prioridades fueran otras, sería una buena oportunidad para cambiar el auto u otra cosa, es que cuando uno tiene dinero hace planes a lo loco. Pero el amor es el fundamento de la justicia de Dios, produce proyectos, mueve los corazones, te lleva a decir, a hacer y a producir las obras de Dios. ¡Nada sirve sin amor! Jesús dijo que buscásemos primeramente el reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas nos serán añadidas. La bendición y la provisión de Dios están escondidas detrás de un acto de amor de parte tuya. El amor te hará perder otros amores y oportunidades, porque siempre que surge un amor, se esfuman otros amores. Yo estaba convencido que me casaría con una joven de la iglesia a la que asistía, en donde tocaba el órgano y dirigía el coro. La chica tenía una amiga y ésta se acercó a mí para indagar si realmente yo estaba interesado en esa joven, una amiga paleta diría yo. Ella me dijo: “Hola Jorge. Te voy a hacer una pregunta: ¿Qué pensas de fulana?” “Es linda, me gusta”, le respondí. “¿Nada más?” me dice. “No, sí. Yo no sé, todo dice que me voy a terminar casando con ella”. ¡Para qué abrí mi bocota! “Ella te quiere mucho a vos”, agregó. En esos días estaba yo cuando me encontré con Marta y conversé con ella. Yo nunca la había registrado y eso que vivía al lado de mi casa pero ese día que hablé con ella “me saltaron los fusibles”, como dice el dicho popular, y quedé maravillado. “¡Guau, qué mujer!” pensé. “¿Cómo pude haber sido tan ciego? ¡Vive al lado de mi casa!” ¡Me enamoré! Y cuando me enamoré de Marta me olvidé rotundamente de la otra joven. ¡El amor trastoca prioridades!

Dios quiere que el amor sea la brújula de tus decisiones, Él quiere hoy llenar tu vida. Por un lado están tus sueños y anhelos, aquello a lo que dedicas todo el día y te aflige tanto, y por otro lado están los planes de Dios, esos que postergas por causa de tus propios planes y sueños. ¡Dios quiere trastocar tu vida! ¡Él quiere cambiar tus prioridades! Los verdaderos valores, y la verdad, porque no hay justicia sin verdad, lo que agrada a Dios, tiene raíz en el amor. Y sé de qué te estoy hablando porque cuando me enamoré de Dios y le di mi vida, aprendí lo que es perder y dejar de lado muchos amores, es más, el Señor me ha quitado lo que para mí eran mis amores. ¡Yo sé lo que es rendir mi voluntad a Dios para hacer la suya! ¡El amor ordenó mi vida! Yo me enamoré de Marta y me casé con ella y de nuestra unión nacieron Cecilia y Viviana, y hoy disfruto de mis nietos, Justina, Dino y Celeste. Si me hubiera casado con la otra, no hubieran existido mis hijas ni mis nietos. ¡El amor te trastoca la vida! Si tú te empecinas en lograr tus propios sueños, no cuentes con Dios porque el Señor respalda a aquellos que se consagran a su voluntad y obran por amor. Cuando hay alguien que ama, Dios dice: “Aquí estoy yo y mi poder para respaldarte. Yo te doy mi gozo porque tú me alegras con tu amor y con tu fe”. Entonces suceden las cosas sobrenaturales. Si tú no entiendes esto estarás peleando solo o sola por tus sueños y los anhelos de tu corazón y terminarás dándote cuenta que has vivido vacío o vacía. Te faltará algo y no entenderás qué es, y encima terminarás culpando a Dios. Quedarás solo, enredado en tus argumentos y pensamientos y el Señor no se meterá en tu vida hasta que decidas hacer un trueque con Él y cambiar tus prioridades por las suyas.

Estaba recientemente con mi nieta Justina, a quien le trajeron un regalo que venía bien envuelto; yo le pregunté si quería que se lo abriera pero me dijo: “No, yo soy grande”. La vi luchando, tratando de quitarle el envoltorio pero no lo lograba, y después de un rato me dice: “¿Me ayudas abuelito?” Cuando la vi tan empecinada en abrir el presente, la dejé y me aguanté las ganas de ayudarla, pero no lo hice. ¡Dios no se aguanta las ganas de ayudarte! Aunque algunos se creen que no necesitan de su ayuda y tratan de abrir el paquete solos, entonces el Señor te deja hacerlo solo.

EL AMOR ESTÁ PRESENTE EN LOS PEQUEÑOS DETALLES

El amor tiene algo tan especial, que se mete en los detalles más pequeños. En la iglesia de Corinto se dieron algunas discusiones por la comida. Resulta que en una cultura idólatra se faenaban animales y se consagraban a determinados dioses. Así que si ibas a la carnicería, te decían: “Esta vaca ha sido consagrada a la diosa fulana de tal. El toro ha sido consagrado al dios fulano de tal”. Iban los cristianos a comer y pedían carne, entonces le decían: “Tenemos carne de la diosa fulana y del dios mengano”. Y los cristianos, alarmados, decían: “¡Ah no! ¡Carne consagrada a los ídolos no!” La discusión era si se podía comer o no esa carne sacrificada a los ídolos.

En una oportunidad, cuando recién había llegado a Uruguay, me regalaron una torta, la habían traído a las doce de la noche y mi duda era si la había hecho una mujer muy rara que era macumbera. Ante la duda decidimos no comerla y la arrojamos a la basura. Hoy en día tengo otra mentalidad, ahora, si me regalan una torta dudosa, yo oro, echo fuera todo demonio y me la como.

He visto que vienen a Uruguay algunos líderes espirituales judíos a faenar ganado y utilizan uno cuchillos especiales. En un viaje de avión me encontré con un grupo de diecisiete personas que venían a faenar a Uruguay, ellos consagran el ganado y lo certifican como alimento Kosher. La mayoría de los judíos en Israel consumen alimentos Kosher, es decir, consagrado y certificado por los rabinos. Con esto quiero decir que lo que sucedía con los Corintios aun sucede hoy. Leemos en 1ª Corintios 10: 24 y 25: “Ninguno busque su propio bien, sino el del otro. De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia”. No importa si el lomo es de la diosa fulana o del dios mengano, cómelo y no preguntes nada. Pero: “Ninguno busque su propio bien, sino el del otro”. Si vas a la carnicería no preguntes nada, compra la mejor carne y cómela. “De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud”. Esta es la perspectiva del apóstol Pablo; ninguna vaca pertenece a dios alguno porque son del Dios del cielo. “Del Señor es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan”, señala el Salmo 24 capítulo 1. “Porque mía es toda bestia del bosque, y los millares de animales en los collados. Conozco a todas las aves de los montes, y todo lo que se mueve en los campos me pertenece”, declara el Señor en el Salmo 50: 10 y 11.

Has visto que en Semana Santa no se puede comer carne y te dicen que hay que comer pescado, entonces los que lo comercializan, aumentan su valor para esa fecha. ¡No sé de dónde surge este tema de que no se puede comer carne! El apóstol Pablo continúa diciendo en 1ª Corintios 10:27 en adelante: “Si algún incrédulo os invita, y queréis ir, de todo lo que se os ponga delante comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia. Mas si alguien os dijere: Esto fue sacrificado a los ídolos; no lo comáis…” (¿Cómo es la cosa, lo comemos o no lo comemos?) “…no lo comáis por causa de aquel que lo declaró, y por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud. La conciencia, digo, no la tuya, sino la del otro. Pues ¿por qué se ha de juzgar mi libertad por la conciencia de otro?” (Si yo soy libre para comer lo que quiera, ¿por qué tengo que dejar de hacer lo que me gusta por la conciencia de otro?) Añade en el versículo 30 en adelante: “Y si yo con agradecimiento participo, ¿por qué he de ser censurado por aquello de que doy gracias? Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios; como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos”. Yo puedo comer de todo, no me hago problema, pero si aparece uno diciéndome que eso fue sacrificado a los ídolos, si me ven comiendo eso siendo que la conciencia del que lo dijo es débil, por amor al débil yo me limito en mi libertad. El apóstol Pablo declaró en Romanos 14:21: “Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite”.

CONCLUSIÓN

¡El amor establece prioridades! Yo tengo libertad de comer, pero si mi libertad va a hacer tropezar a alguien, ya no ando conforme al amor, sugiere Pablo. Y si no ando conforme al amor, no estoy respetando la justicia del reino de Dios, por lo que dice la Biblia: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia…” Y su justicia es la del amor. El amor te lleva a hacer cosas que normalmente tú no harías y a no hacer aquello que normalmente harías. En esto consiste en buscar primeramente el reino de Dios y su justicia, en que si yo busco ese reino, quien me va a guiar será la justicia del reino que tiene que ver con el amor de Dios.

Por amor a Dios y a su reino, hay dieciséis uruguayos viviendo en Haití donde hemos instalado un hogar de niños que ha cumplido tres años de existencia. Personas que dejaron sus familias para hacer la obra de Dios y Jesús declaró en Mateo 10: 37 al 39: “El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará”. Piensa seriamente si no tendrían que cambiar las prioridades en tu vida. Tendrías que entregarle a Dios tus sueños y recapacitar cada vez que dices que algo no te gusta y no lo quieres hacer, más bien dile al Señor que ponga a prepo en tu corazón lo que a Él le gusta. Tú decides antes de tiempo lo que te gusta y lo que no, si te gustaría hacer la voluntad de Dios o no, pero te aseguro que cuando estás en la voluntad de Dios, eres feliz. El amor a Dios me hizo renunciar a lo que yo más amaba, la arquitectura, mi iglesia en San Juan, mis familiares y amigos y al principio me sentía muy infeliz pero el Señor me llevó a amar su obra. Si yo no amara a Dios no estaría en Uruguay, estaría haciendo edificios en Argentina o alguna otra parte del mundo.

El amor te marca el norte y es la mejor brújula. Si crees que estás escaso de amor hacia Dios o hacia tu prójimo, pídele perdón porque esa falta de amor te ha llevado a hacer cosas que el Señor no quiere que hagas. Si la prioridad era lo que tú querías, no andabas conforme al amor y el Señor quiere cambiar tus prioridades. ¿Lo dejarás? ¿Le darás una oportunidad? Deja que Dios se haga cargo de tu vida, asume tus responsabilidades con Él, las cuales están basadas en el amor, y todo lo demás vendrá. ¿Te falta empleo o dinero? ¿Quieres casarte? ¿Te falta paz en tu vida matrimonial? ¡Busca primero el reino de Dios y su justicia! Si reconoces que te has endurecido; si reconoces que esa dureza ha venido ganando terreno en tu corazón y no lo has dejado a Dios hacer lo que Él quiere. Si has entendido que tus prioridades nada tienen que ver con las prioridades del reino, entrégale al Señor tu vida hoy y no te resistas más. Deja que Él haga lo que tenga que hacer.

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