SI ME AMAS, GUARDA MIS MANDAMIENTOS - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

SI ME AMAS, GUARDA MIS MANDAMIENTOS

INTRODUCCIÓN

Recientemente estuve predicando acerca de la capacidad de amar que tuvo Jesús estando aquí en la tierra, de la capacidad de abstraerse de su situación personal en el período más trágico de su vida, de más soledad, de más angustia, de más impotencia. Por ejemplo, se compadeció de unas mujeres que lloraban por él, a quienes les dijo: “no lloren por mí, lloren por ustedes porque vienen tiempos difíciles” y les comienza a explicar, mientras va con la cruz al calvario, que van a venir persecuciones, les advierte las cosas que van a vivir; asimismo, mientras le están clavando los clavos en la cruz, dijo: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”; en otro momento establece un diálogo con uno de los malhechores que estaba colgado a su costado, quien le dice “acuérdate de mí cuando vengas en tu reino” y Jesús le contesta “hoy mismo estarás conmigo en el paraíso”. ¡Qué increíble capacidad de amar! También estuve enseñando acerca de qué distinto amamos nosotros los seres humanos; porque cuando decimos “señor he puesto la mano en el arado, ¡te voy a seguir!” y surgen problemas familiares, laborales, económicos, nos caemos y ya decimos “pastor, yo quiero servir pero tengo tal y cual problema, tengo que atender a mi familia…”, soltamos entonces el arado, nos cerramos en nuestras necesidades y hasta nos ofendemos si no nos consideran la situación personal que estamos atravesando. ¡Pero con Jesús no fue así! Me impresiona la capacidad de abstraerse de su propia situación, es más, cuando estaba muriendo, se acordó de su madre, le preocupaba con quién la dejaría… Jesús tenía hermanos, pero a veces es mejor dejar los hijos con un vecino que con algunos parientes; en el caso de Jesús era mejor dejar a su mamá con su discípulo amado a quien dijo “hijo, he ahí tu madre” y a ésta, “madre, he ahí tu hijo” y dice el evangelio que desde ese día Juan se llevó a María a su casa. La noche en que Jesús iba a ser entregado, se preocupó en dejar sus últimas palabras a sus discípulos y por tanto, tuvo una charla muy intensa y muy importante con ellos. Si leemos los capítulos 12, 13, 14, 15, 16 y 17 de San Juan vemos que narran conversaciones que tuvo Jesús esa misma noche con sus discípulos. Esa misma noche, durante la cena especial que tuvo con ellos, les lavó los pies y les habló de la necesidad de amarse unos a otros, diciéndoles: “un mandamiento nuevo os doy, que se amen unos a otros”. También esa misma noche predijo la negación de Pedro y la traición de Judas. Si fueras Jesús, y supieras que ésta es la última noche que estás con tus discípulos, buscarías cuidadosamente los motivos de la charla, seguramente que no serían temas triviales; uno de esos temas importantes tiene que ver con lo enseñado en San Juan 14:15-16: 15Si me amáis, guardad mis mandamientos. 16Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté  vosotros para siempre”.

 

 

EL CRISTIANO VERDADERO NO VIVE DE SENTIMIENTOS

 

No entiendo a aquellos creyentes que lloran porque no sienten la presencia de Dios y se sienten solos; si Dios ha dicho que está al lado tuyo, es así, mas algunos son como Tomás y dicen “¿como va a estar al lado mío si está fulanita a mi lado?” y el que duda comienza a razonar, quiere usar la mente y los sentidos, porque el creyente carnal no entiende las cosas de Dios pero éstas son para creer, y lo que uno cree no necesariamente está conectado con lo que uno siente, es más, lo más probable es que no esté relacionado, porque lo que uno siente tiene que ver con los sentidos, pertenece al alma, pero lo que uno cree, pertenece al espíritu, a la fe. El sentimiento y la fe trabajan en áreas distintas: El primero trabaja en el alma, en la psiquis, y la fe en el área espiritual; el sentimiento es una percepción del alma en tanto que la fe es una percepción del espíritu, de modo que a través de ella puedo creer cosas que no siento.

Debo ocuparme de lo que Jesús pide, y ¿en qué es lo que Jesús demanda que me ocupe? “Si me amáis, guardad mis mandamientos”. No dice, “si me amáis llorad delante de mí”. Algunos quieren sentir lo que otros sienten, ven cómo algunos lloran delante de la presencia de Dios, y quieren sentir y llorar igual que ellos, ¡pero no saben que están llorando porque han pecado!”

No obstante,la Bibliadice, “si ustedes me aman, guarden mis mandamientos” ¿En que le demostramos a Dios que le amamos? ¡En que guardamos sus mandamientos! No es una cosquilla que yo siento, “ay, cuánto te amo”… amar a Jesús no es sentimiento; para una madre no es de su agrado cambiar los pañales del bebé, pero lo hace porque lo ama. El amor no tiene que ver con sentimientos, sino que es una responsabilidad, es un mandamiento, una madre debe amar a su hijo, aunque de hecho hay mujeres que no aman a sus hijos, le pagan a una mujer para que le cambie los pañales y dicen… “qué asco, no quiero tocar eso”, pero la madre que ama a su hijo, le cambia los pañales, le da el pecho, le da de comer, le habla, lo tira para arriba, para abajo, lo hace sonreír, le enseña los colores, ¡asume compromisos! Aquella que no lo ama, lo deja con otra… conozco mujeres que tienen negocios y éstos son lo más importante que tienen. Me hablaron de una chica de la iglesia que trabaja alrededor de doce horas cuidando unos niños porque la madre regresa tarde de su negocio y le dice “contigo estoy tranquila”; aún a veces la hermana de la iglesia se lleva los niños a su casa porque la madre no ha de regresar. Amar a Jesús es guardar sus mandamientos. Muchos lloran “¡Espíritu Santo lléname!” pero Jesús le dice al Padre, “¡No le hagas caso! ¡No me ama ni guarda mis mandamientos!” “Pastor, yo quiero sentir y no siento nada” dicen algunos, pero la pregunta importante es: ¿Guardas los mandamientos de Jesús? Si los guardas, Él mismo dice: “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre”. ¿Verdad que a veces lo sentimos y a veces no? ¿Será que en ocasiones no se cumple este versículo? Pero Él dijo: “yo oraré para que este consolador esté con ustedes para siempre”. Los judíos estaban por crucificar a Jesús mas él estaba preocupado por enseñarles acerca del Espíritu Santo. ¡Qué tremenda capacidad de amar la de Jesús! Si yo estuviera en su lugar, quizás diría, “bueno muchachos, oren por mí porque me van a doler los clavos, por favor, necesito morfina. ¡Me van a crucificar! ¡Estoy temblando!” ¿Te lo imaginas así a Jesús? ¡No! Él estaba preocupado por sus discípulos: “Guarden mis mandamientos y yo voy a orar al Padre y Él les va a dar otro consolador para que esté con vosotros para siempre”. ¡Jesús se estaba preocupando por los demás en el momento de mayor crisis de su vida! Él no era como tú, que en los momentos más difíciles te olvidas de todos y te acuerdas sólo de ti, que te ofendes con el pastor que no te contestó el llamado, que te ofendes con el hermano que no te miró…

Observen lo que dice el versículo 17: “…el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros”. La Biblia le llama al Espíritu Santo, Espíritu de la verdad; si tenemos una persona a nuestro lado, podemos decir que estamos con esa persona, pero no en ella; dice Jesús que el Espíritu Santo estará con nosotros. “Paracleto” es la palabra que utiliza la Biblia para referirse al Espíritu Santo; “para” significa “al lado”, el Espíritu Santo está al lado de nosotros, es decir, con nosotros; mas no solamente dice que estará con nosotros, sino en nosotros. Hay creyentes que dicen, “¿dónde está el espíritu? “No lo siento”… ¡no sólo está contigo, sino que está en ti!” La única manera que no esté contigo y en ti es que no ames a Cristo ni guardes sus mandamientos. “Ore pastor, porque quiero sentir el Espíritu Santo”. ¡No es así! Si tú guardas los mandamientos de Cristo, Él mismo ora y el Padre te manda el Espíritu de la verdad para que esté contigo y en ti. De modo que puedes encontrar a una anciana de noventa años que diga: “no estoy sola, el Señor está conmigo”. Mi mamá tiene ochenta y tres años de edad y me dice “yo me siento bien, ¡no estoy sola!”, aunque está sola en una casa grande donde nos hemos criado cinco hijos varones. ¡Se acuesta y se levanta orando! Una mujer de 95 años puede estar sola pero no sentirse en soledad y asimismo un joven de 25 años, con compañeros en la universidad, con amigos, puede llorar de soledad y sentirse sola. Pero la Biblia dice que el Señor ha prometido que “el espíritu de verdad está con nosotros, y en nosotros”, significa adentro. Entonces Jesús, en la noche en que será traicionado por Judas, está preocupado por sus discípulos y les dice: “No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros”. Les está diciendo: “Miren que me voy, pero no les dejaré huérfanos. Ustedes no van a estar huérfanos, no se van a sentir solos, no se van a sentir sin paternidad, porque les voy a enviar mi Espíritu, el Espíritu del Padre, para que esté con vosotros y en vosotros”.

Quiero orar para que toda la iglesia asuma esa realidad, de que Cristo en el momento de partir, estaba hablando de la provisión que nos dejaba a los creyentes: “No os dejaré huérfanos, vengo a vosotros” y luego en el versículo 21 vuelve aclarar cómo es que funciona esto: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.”

LA PROMESA DEL CONSOLADOR

 

¿Cómo actúa esto? ¿Cómo va a guardar quien no tiene nada para guardar? Primero hay que tener los mandamientos y después guardarlos. La gente dice: “Pastor, ¿puedo hacer esto o lo otro?” No les importa si lo que le dice el pastor viene de la Bibliao no, de modo que luego surgen preguntas: En esta iglesia, ¿las mujeres pueden usar pantalones? ¿Se pueden pintar? No les importa si es un mandamiento de Dios o no. ¿En esta iglesia uno se puede divorciar? -Bueno en esta iglesia no aceptamos el divorcio, ¡me voy a buscar otra iglesia en donde sí lo acepten! Conozco personas que han ido por varias iglesias buscando un pastor que les autorice el divorcio. A la gente no le importa saber cuáles son los mandamientos de Jesús, cuáles son sus palabras, no obstante, Él sigue diciendo: “el que tiene mis mandamientos”. Debes conocer los mandamientos de Jesús, qué es lo él pide y qué no pide… hasta conozco cristianos que dicen “sí, pero la Bibliaes costosa, ¡cuesta tener una Biblia!” ¿Cómo puedes estar sin una Biblia y esperar que te la regalen? ¡Me daría vergüenza! Pero Jesús no se deja engañar con sentimientos; dice el versículo 21: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él”. ¿Cómo voy a tener los mandamientos de Jesús si ni siquiera tengo una Biblia? ¿Qué tengo que hacer que las palabras que él dijo penetren en mi vida? ¿Qué es lo que Jesús me pide y me exige? ¡Conocer sus mandamientos! Tengo que saber qué es lo que está bien y qué es lo que está mal desde el punto de vista de Jesús y además de saber, ¡tengo que ponerlos por obra! Son dos pasos: Tener sus mandamientos y cumplirlos, es decir, debo hacer lo que a Jesús le agrada. Cuando tengo los mandamientos de Jesús y hago lo que a él le agrada, Jesús dice: ¡Este sí me ama! ¿Y cuál es el resultado? “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él”.  “Ay pastor, no siento a Jesús” ¿Tienes lo mandamientos de Jesús? ¿Los guardas? ¡Él se va a manifestar! No tienes que pedírselo, sólo es necesario que creas lo que te está diciendo.

Los discípulos habían estado tres años viviendo con Jesús y cuando Él les dio a conocer que se iba, dijeron, ¿qué hacemos?, pero él les aseguró: “Muchachos, no se hagan problema; les conviene que yo me vaya porque si no me voy, el Consolador no vendrá”. ¿Cuál era el inconveniente si Jesús no moría? Él no podía estar dentro de Pedro, dentro de Juan, dentro de todos nosotros. “Les conviene que yo me vaya, porque si yo me voy, mi Espíritu, el Espíritu del Padre, vendrá sobre ustedes, estará en ustedes, y con ustedes, a quien el mundo no puede recibir ni ver, pero aquellos que guardan y tienen mis mandamientos, esos me aman, y serán amados por mi Padre. Entonces vendré a él y me manifestaré en…” ¿Qué significa “en”? Dentro. Tú no tienes que pedirle a Jesús que se manifieste en ti, Él lo hará solito, si tienes sus mandamientos y los guardas, Él se manifestará en tu vida. No debemos anhelar las manifestaciones de Cristo más que a Cristo. ¡Algunos quieren sentir! ¡No siento nada! Tú no tienes que anhelar las manifestaciones externas de Cristo, tú debes anhelar aquel que produce esas manifestaciones. ¡Es la presencia de Cristo quien las produce! “Me manifestaré en él”, o sea, va a ser visible en él, el amor, el poder y los dones de Cristo; si Jesús tenía palabras de sabiduría, el creyente también tendrá palabras de sabiduría, si el Señor levantó muertos, el creyente también levantará muertos. ¿Por qué? ¡Porque Cristo está en él, vendrá a él y se manifestará en él! No se manifestarán los dones de Cristo, sino Cristo mismo, con sus dones.

La noche que iba a ser entregado, Jesùs se ocupó de dar una hermosa clase a sus discípulos… ¡que capacidad de amar y de preocuparse por aquellos que iba a dejar! Cómo vamos a decir que estamos solos, que Jesús no se ocupa de nuestra situación, si en el momento de su crucifixión estaba pensando solamente en nosotros. Lo vuelve a repetir en otros términos en el versículo 23: “…El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él”, ¿Qué significa “haremos morada con él”? ¡Que viviremos con él! Dios el Padre y el Hijo morarán en el creyente. Si le preguntas al creyente dónde vive, te dirá su dirección, ¿y cuál es el domicilio de Dios? ¡La vida de cada creyente!

“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. ¿Qué te recordará el Espíritu Santo? Las cosas que ya tienes dentro, no te puede recordar aquello que no tienes dentro; si guardas sus mandamientos, el Espíritu Santo tomará de lo que tienes adentro y te lo recordará en el momento preciso, sacará de tu depósito y te recordará todas las cosas. Así que no hay motivo para vivir solo; no sé cuál es la situación que estás viviendo, pero Jesús, en el momento que se iba del planeta tierra, estaba diciendo “yo ya he pensado lo que tengo que hacer con ustedes, ustedes no van a estar solos, voy a enviar el Espíritu Santo sobre ustedes”.

Hoy quiero orar para que recibas por la fe la presencia y la manifestación del Espíritu Santo, pero esto está condicionado a una decisión, la de conocer su palabra y guardar sus mandamientos. Algunos parece que se les endemonia el marido y ya pierden el Espíritu Santo, como si éste entrara y saliera, pero si amas a Dios, Él no se va nunca. Pareciera ser que cuando te quedas sin trabajo, cuando todos te dejan, también el Espíritu Santo se va, pero Dios no te deja nunca, ni en el desierto… “he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. Puedes contar con que Dios cumple, aunque no lo sientas, Él no depende de lo que tú sientes. Quizás estés llorando porque no sientes a Dios y sin embargo él está al lado tuyo. Dicela Biblia que Dios está cercano al quebrantado de corazón. Aunque tú no estés viendo, Él está allí contigo, en tu quebranto. Quizás cueste creer, pero como está enla Biblia, debemos creerlo, que en un día de tanta aflicción, de tanto quebranto, de tanto abandono, de tanta angustia, Jesús sabía que todos los discípulos lo iban a dejar, les había dicho, “esa misma noche, me van a venir a buscar, todos se van a escandalizar de mí y me van a dejar solo”; pero igualmente, en esa misma noche él estaba preocupado de que ellos creyeran que Él nunca los dejaría solos. En otras palabras les estaba diciendo, “ustedes me van a dejar solo pero yo a ustedes jamás los dejaré solos”. Vendré a ustedes, estaré con y en ustedes. Les guiaré a toda verdad”.

Es mi anhelo que puedas disfrutar de esta realidad, quizás es algo que ya te habían enseñado, quizás estés diciendo “el pastor me está predicando de algo que ya sabía”; quizás tú ya lo sabías pero no lo creías porque una cosa es saber y otra muy distinta es creer. Quizás leíste varias veces este pasaje dela Biblia, pero esa sensación de soledad no se te va; quizás tú ya sabes que Jesús está contigo, pero igualmente sientes que Él no está y lloras por eso, porque eres un creyente sensual que depende de lo que siente. ¡Pero un creyente espiritual depende de lo que dice la palabra de Dios! Yo creo que Dios está conmigo, que el Espíritu Santo está conmigo y está en mí, y eso me hace feliz. El apóstol Pablo aún estando en la cárcel podía decir “Dios está conmigo”; Jesús les dijo a sus discípulos, me van a dejar solo pero no estoy solo, ¡el Padre está conmigo!” A veces veo hijos que vienen  a mí y me dicen “pastor, me he entregado a Cristo hace tres años pero no puedo soportar que mi padre no me mire ni me salude…” ¡Deja de lamentarte! ¡Cristo vino para llenar ese vacío! “Si, pero mi mamá nunca me quiso”. No importa, Cristo vino a llenar el vacío de tu mamá, de tu papá, de tu esposo, de tu hijo muerto. El quiere llenar todo vacío y toda soledad, si no pudiera hacerlo, ¡no sería Dios! Tienes que mirar mediante los ojos de la fe, que hay un Dios poderoso, quien no solamente está contigo y en ti, sino que es capaz de llenar todo lo que te falta; Él es tu padre, Él es tu luz, tu sol, tu pastor, ¡Él es todo para ti! Te puede faltar todo pero con él no te falta nada.

 

CONCLUSIÓN

 

¡Que capacidad de amar tuvo Jesús! Lo estaban por crucificar, mas él estaba preocupado por su madre y por quien estaba colgado a su lado, “no se preocupen porque yo no los voy a dejar solos, no los voy a dejar huérfanos”. Es necesario que hoy recibas esta verdad en tu corazón. Dejarás de sufrir porque el pastor no te miró, porque los hermanos no te saludaron, porque no te tienen en cuenta, porque no te visitan, porque no te llamaron por teléfono…cuando la presencia de Dios viene tienes certeza y seguridad de que Él está contigo, en el valle de sombra y de muerte, en la tentación, en la enfermedad, en las dificultades. Esto decía Jesús del Espíritu que iban a recibir, los que creían en él. Si estás dispuesto a recibir ese Espíritu, y tener un cambio radical en tu vida, haz esta oración:

“Padre querido, he recibido tu palabra y la he creído. Te pido perdón por vivir de sentimientos, esta es tu verdad, lo que he oído,  renuncio a toda sensación del alma, a todo sentimiento del alma, y dejo entrar lo que tú has prometido en tu palabra, por medio de la fe. Recibo tu Espíritu Santo ahora. Creo que las cosas son como tú las estás diciendo y no como yo las siento. Quiero ser lleno de tu Espíritu, que el Espíritu que te fortaleció en el Getsemaní, que te fortaleció en la turba, que te fortaleció a ti frente a Pilatos y te levantó de la tumba, sea manifiesto en mi vida. Vengo a recibir lo que tu palabra dice que tengo y que es mío y que te pertenece. En el nombre de Jesús hago esta oración, ¡amén!

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