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LIBERTAD DEL TEMOR

INTRODUCCIÓN

El temor apareció en el mundo por primera vez cuando Adán y Eva pecaron. Dios no hizo al hombre para que tenga temor ni para que viva en temor, es más, Dios ordena a sus hijos, a sus siervos, que no teman. El temor maldice, paraliza, enferma, angustia. Hay ciertos argumentos científicos que señalan que cuando uno tiene temor, los músculos se tensan, cuando tienes miedo se produce adrenalina, la cual al circular por tu organismo y al llegar al corazón, causa como reacción que la frecuencia cardiaca aumente. Se abren los ojos para que uno pueda actuar más enfocadamente y poner atención a aquello que voy a enfrentar. ¿Pero qué pasa si por causa del temor creo que soy un fracaso, que me va a suceder lo mismo de siempre porque me quemé con leche, entonces veo una vaca y lloro? Hay un temor que te sirve para ser prudente. La primera vez que hice un huevo frito, calenté bien el aceite, tomé un huevo, lo rompí en el borde de la sartén, levanté los brazos y lo lancé al aceite; cayó el huevo y me salpicó aceite caliente en la cara, así que yo, cada vez que veo una sartén lloro. Ahí apareció el temor prudente y aprendí a hacer huevo frito más delicadamente, tipo bailarín de ballet.

El diablo quiere que peques por defecto o por exceso; que no hagas la voluntad de Dios, o que te conformes con hacer sólo la mitad, y que Dios se aguante. Te retiene para que no hagas lo que Dios quiere. Pero si ve que estás empeñado en hacerlo te empuja a sentir miedo desatando poderes espirituales de maldad que generan temores en el corazón del hombre. El temor es mucho más que un sentimiento y una sensación; es verdad, es lo que uno siente, pero lo sentimos cuando opera dentro de nosotros un poder espiritual o un espíritu de temor.

En el mundo espiritual no hay vacíos; si tu ser está lleno de Dios, no hay lugar para el temor, no hay lugar para la angustia ni para la ansiedad. Hay poderes espirituales que empujan para entrar dentro de tu vida y producir efectos negativos llevándote a deshonrar a Dios. En este caso, si tienes temores, estás deshonrando a Dios, porque el temor no demuestra que tienes fe en Él y no demuestra que tienes esperanza y confianza. El Señor quiere que seas libre de temores es por eso que va a quebrantar el poder espiritual del temor en tu vida y va a desatarte en esta hora.

EL TEMOR ES ENEMISTAD CON DIOS

Los temores te hacen daño y no permiten que la gloria de Dios se vea en tu vida. Los temores producen reacciones en ti que son enemistad contra Dios. El diablo pone toda clase de pensamientos, como por ejemplo, el pensamiento que te hace declarar: “Dios no se acuerda de mi”. Cuando tú declaras esto no lo haces en función de alguna verdad bíblica que estás creyendo sino que es una sensación tuya, o una idea que te metió satanás en la cabeza. Seguro que una persona que piensa que Dios no se acuerda de ella tiene alguna angustia o temor, seguro que está desencajado o desencajada en alguna circunstancia. El diablo quiere robarte la fe, ya que si lo logra, te roba la bendición de Dios. Y la bendición que Dios tiene para ti es en función de la fe que tienes en Él. Entonces el diablo quiere quitarte la fe y para ello trata de infundirte temor y éste se levanta contra la fe, la opaca y debilita. Dios nos ordena que no tengamos temor y nos dice en su palabra que el que teme no ha sido perfeccionado en el amor, o sea que no conoce bien el amor porque el amor de Dios sobre nosotros produce confianza, fe y esperanza. ¿Qué miedo va a tener un bebé en los brazos de su papá o de su mamá? Tendrá temor su papá y su mamá, pero la criatura no tiene temor. Saber que tengo a Dios de mi lado genera confianza; me arrojo al vacío sin importarme nada porque sé que Él está conmigo.

Una verdad bíblica dice que los cielos de los cielos no pueden contener a Dios según expresa el rey Salomón en 2ª Crónicas 6:18. ¿A dónde habrá un lugar donde Dios no esté? El rey David dijo: “Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra” (Salmo 139: 8 al 10). “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento” (Salmo 23:4). Y Jesús prometió: “…he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mateo 28). ¿En qué estás creyendo? es la pregunta. ¿Estás creyendo en la palabra de Dios? Tú dices: “¡Yo siento que estoy solo! Quien se siente solo tiene miedo. No siente que está en las manos de Dios, tampoco siente que Dios está con él o con ella.

Hay cosas que pensamos y aseveramos que lo único que demuestran es que no tenemos fe ni confianza en Dios. De eso se aprovecha el espíritu de temor para entrar en tu corazón y en tu mente generando más temor, por lo que, a más temor, menos fe. Leemos en Génesis que Dios hizo un jardín donde puso al hombre a quien le dio libre albedrío. A veces nos preguntamos para qué Dios le dio libre albedrío al hombre, hubiera sido mejor hacer marionetas a las que podía manejar con hilos, así hacen su voluntad. Pero en ese caso, no seríamos a imagen y semejanza de Dios. El libre albedrío es la libertad que Dios le ha dado al hombre de decidir en contra de Él o a favor de Él, de estar de acuerdo con Él o disentir con Él. Hubo uno de quien Dios dijo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo contentamiento”. O sea, era el Hijo que lo ponía contento. ¿Por qué el Padre dijo esto de Jesús? Porque ya había quedado demostrado que Él vino a hacer la voluntad del Padre. Cuando Jesús tenía doce años de edad, José y María, sus padres, le recriminaron: “¿Por qué nos has hecho esto? Entonces él les dijo: “¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?” Se había quedado discutiendo con unos doctores de la ley. Desde muy chico, Jesús tuvo conciencia de que el propósito de su existencia era hacer la voluntad de Dios, por eso declaró: “Yo no he venido a hacer mi voluntad sino la voluntad de mi Padre”. O: “Estas palabras que oyen de mí no son mías sino de mi Padre que está en los cielos”. También dijo: “Yo tengo una comida que comer…Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra”. Con un hijo así, ¿qué padre no estaría orgulloso? Estar en la voluntad de Dios es tenerlo contento al Señor. Por eso a Jesús le fue dado un honor que no se le ha dado a ningún otro hombre; se le dio un nombre que es sobre todo nombre porque fue el que más contentó el corazón del Padre, y Dios le dio toda honra y un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

Con Adán no fue así. Dios plantó un jardín con un árbol en el medio y como le dio libre albedrío al hombre le dijo: “De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”. Le dio libre albedrío, pero le advirtió cómo le iba a ir si no hacía su voluntad y cómo le iría si la hacía. Pero la serpiente sedujo a Eva; “…la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” Dios le impidió a Adán comer del árbol de la vida porque había comido del árbol de la ciencia del bien y del mal. “Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre”. Dios cumplió su palabra, cuando le dijo que el día que comieran del árbol de la ciencia del bien y del mal ciertamente morirían, entonces les impidió comer del árbol de la vida.

Lo importante es saber qué es lo que pasó en el corazón del Adán y en el de Eva cuando ellos decidieron desobedecer y no le dieron complacencia a Dios. Leemos en Génesis 3:8: “Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto”. Cuando hay una relación de amor en el noviazgo o en el matrimonio, los amados quieren encontrarse y estar juntos. El amor produce intimidad y comunión. Quienes se aman sólo con mirarse ya saben que quiere el uno y el otro.

Hace unos años atrás fui a la ciudad de Artigas, al norte del país y oré por un hombre; y en estos días por motivos de un evento evangelístico volví a ir, entonces se me acercó ese hombre y me dijo que la oración que hice por él surtió efecto. Entonces me contó que antes predicaba el evangelio y tenía una unción tremenda por lo que le imponía las manos a las personas y éstas caían llenas del poder de Dios. Pero un día le fue infiel a su esposa. De esto pasaron unos cuatro años. Me dijo que le pidió perdón a Dios y se sintió perdonado, pero no sabía que era lo que le pasaba porque la unción que tenía no ha vuelto. Claro, cuando hay pecado, hay enemistad con Dios. Tú le pides perdón a Dios y Él te perdona, pero ha ofendido a su esposa y se acuesta todos los días con ella. Y él me preguntaba qué debía hacer para que volviera la unción y el poder de Dios sobre su vida. Sucede que se cortan relaciones, el pecado corta la comunión con las personas y con Dios. Cuando se corta la comunión con Dios uno siente miedo. Yo le pregunté si le había contado a su esposa acerca del hecho y muy asustado me dijo que no porque se destruía la familia. ¡Ese hombre tiene temor! La esposa es su amada pero hay una barrera.

EL ORIGEN DEL TEMOR

Antes de pecar, Adán y Eva percibían la presencia de Dios en el jardín y disfrutaban con el Señor. Era una bendición estar delante de Dios. Era tremendo escuchar su voz y tener una comunión tan íntima con el Señor. Ahora, cuando ellos desobedecieron, haciendo uso de su libre albedrío, escucharon la voz de Dios en el jardín y por primera vez en su vida les sucedió algo que nunca habían hecho, corrieron a esconderse detrás de los árboles del huerto huyendo de la presencia de Dios. David decía: “¿Dónde huiré de tu presencia?” ¿A dónde me puedo esconder de la presencia de Dios? Me puedo esconder del pastor, de mi cónyuge o de mi jefe, pero no me puedo esconder de Dios. ¿Por qué en vez de correr a la presencia de Dios, huyeron a esconderse detrás de unos árboles? Señala la Biblia que se cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. “Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí”. Primera vez que apareció el miedo en el mundo, fruto de la ruptura de la intimidad y de la comunión con Dios generado por la desobediencia. El temor aparece cuando la comunión con Dios se rompe, por lo que si yo tengo temor entonces algo anda mal con mi comunión y mi relación con Dios. En el mundo espiritual no hay vacíos; cuando el Espíritu Santo no llena una vida, viene otro poder espiritual y se mete en ese lugar. No es la presencia de Dios la que genera temor, es otra presencia que no es la de Dios. La presencia del Espíritu Santo genera gozo, esperanza y fe, no me siento abandonado sino bendecido. Sé que Dios está conmigo y no me voy a esconder de Él; voy a buscar su rostro. ¡Voy a acercarme al Señor! ¡Limpio o sucio no tengo a donde huir de su presencia!

¿Cómo te diste cuenta que estabas desnudo? No sé. ¿Y por qué tuviste temor? ¿Comiste del árbol que yo te dije que no comieras? ¡Ahhh sí! Pero eso fue por culpa de la mujer que me diste. Le echó la culpa a Dios porque, ¿quién hizo a la mujer? Cuando le dices a Dios: “Esto es culpa de la mujer que me diste”, en otras palabras le quieres decir: “Tú eres responsable”. “Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí”. ¿De quién era la culpa? ¿Quién hizo a la serpiente? ¡Dios! ¡El culpable de todo era Dios! Ellos deciden desobedecer, el Espíritu de Dios se alejó de ellos, sintieron miedo de Dios y a la hora de dar cuentas por lo que hicieron y pedirle perdón al Señor, decidieron esconderse, huyendo de su presencia y culpándolo a Él.

¿Con qué piensas taparte? ¿Cuáles son las excusas que le vas a poner a Dios? Descubrimos que el temor aparece cuando la comunión con Dios se quiebra. Si eres cristiano y tienes temor, algo mal anda en tu vida, y el Señor quiere librarte hoy de las ataduras inmundas y de la maldición de temor. Nadie puede hacerse libre a sí mismo después que ha pecado. Y el Señor te dice: “Yo soy tu Dios. Yo soy el que te ama. Yo soy el que te ha creado. Yo soy tu libertador”. Tú tienes que acercarte a Él y decirle: “Vengo a ti Señor. No tengo otro a quien ir. Está bien, he pecado, he roto mi relación y mi comunión contigo, pero, ¿a quién voy a ir Dios? ¿Le voy a pedir al diablo que me desate? Él no desata a nadie. Yo vengo a ti Señor porque eres el único que puede perdonarme, librarme y romper mis ataduras”.

Puedes inventar cualquier otra historia, como que tienes miedo porque tu padre le pegaba a tu madre, etc. El miedo puede entrar por cualquier rendija, pero no puede ser el dios de tu vida, no puedes permitirle que gobierne tu vida. ¡Hoy se tiene que ir! Hay gente que ha tenido un padre malo y cuando me ven a mí, enojado, me dicen que le recuerdo a su padre. ¡Tu padre te golpeaba pero yo nunca lo hice! Puedes usar las excusas que quieras, pero debes saber que hay temor en tu vida, si le tienes miedo a la mirada de alguien o sientes algún temor de cualquier clase; temor a la muerte, a la enfermedad, al fracaso, a no ser reconocido, o sientes pánico. A veces el temor entra en una circunstancia.

Dios me libró a mí de un temor que me entró cuando era chico. Habíamos ido con mis padres y hermanos a un cine que quedaba a una cuadra de mi casa. En ese tiempo daban tres películas. A mis padres les gustaba una película española musicales donde las mujeres bailaban. La segunda película se llamaba, “La mancha voraz”. Terminó la película española, muy linda, y mi mamá se quería ir pero mi papá le dijo que esperara, que iban a ver un poco de la segunda película. “¡Le va a ser mal a los chicos!” dice mi mamá. Yo estaba lo más bien pero la escuché hablar así y eso captó mi atención. Al rato le vuelve a insistir a mi padre: “Joaquín, no quiero que los chicos se queden más tiempo”. Yo me preguntaba qué iba a pasar. Mi papá con voz firme dijo: “¡Nos quedamos acá!” Empieza la película y un hombre ve que cae algo del cielo, entonces va a ver. Toma un palo y pincha una especie de pelotita, levanta el palito y una cosa viscosa comienza a bajar por él. El hombre sacude el palito, pero esa cosa viscosa le agarra la mano, se la quiere sacar de encima pero no puede, y esa mancha comenzó a comerlo. La pelotita chiquita había crecido mucho. Otra persona se acercó luego a ver qué era esa pelota y le sucedió lo mismo que con el primer hombre. Y la mancha ya era más grande. Al ver eso mi madre pegó un grito: “¡Joaquín vámonos!” Mi padre se levantó y nos fuimos del cine. Hasta el día de hoy no me he olvidado de la mancha voraz. Ese día me entraron temores; el temor de mi mamá y el que me dio ver esa película me sacudió. Oré por un muchacho que me dijo que de noche veía películas de terror. Si quieres experimentar miedo, mira películas de terror cuando todo está en silencio y oscuro, a altas horas de la madruga. El joven me dijo que no podía dormir en paz. ¡El temor encuentra una rendija y entra! Uno habilita la entrada del temor y éste se queda.

El temor exige obediencia. Si Dios te manda a hacer algo y tienes temor, terminarás obedeciendo al temor y no a Dios. Y usarás excusas; por ejemplo, Dios te manda a predicar a otra nación y tu madre te dice: “Ya estoy vieja, no estarás pensando dejarme. La Biblia dice que debes honrar a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra”. Te mete un temor usando un versículo bíblico y tú dices: “Yo sé que tengo un llamado, sé que Dios quiere que vaya, pero le pido que deje que entierre a mis muertos”. Así le dijo una persona a Jesús y ¿qué le respondió el Señor?: “Deja que los muertos entierren a sus muertos y tú ven y sígueme”. Uno tiene temor de fallarle a Dios porque Él dijo que debemos honrar a nuestro padre y a nuestra madre, pero se olvidan que por encima de ellos hay un Dios que hay que honrar en primer lugar. Si Dios te mandó a predicar el evangelio lejos, pon en sus manos tu familia y tus bienes y obedece al Señor. Dios no quiere que vivas en temor y no quiere que uses la Biblia para excusarte. Los discípulos que fueron azotados por predicar el evangelio, fueron intimados y les dijeron que no predicaran más en el nombre de Jesús. “Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5:29). El Dios que dijo que debíamos someternos a toda autoridad porque toda autoridad es puesta por Él, es el mismo que dice: “La autoridad máxima soy yo y ustedes me tienen que obedecer”.

CONCLUSIÓN

Cuando llegas al punto de jugarte la vida por Dios o de que dejarás cualquier cosa por amor al Señor y por disfrutar de la comunión con Él, cuando llegas a ese punto, el temor te abandona y la presencia de Dios te cubre. Quiero decirte que en ningún momento estás solo o sola porque Dios está en todos lados, así que no tienes derecho a decir que Dios te ha abandonado. Dios tiene oídos y oye, entonces no tengo derecho a decir que Él no me escucha. Mi problema es mi relación con Dios. Donde comienza mi relación con Él, se rompe mi relación con el temor. Y el temor causa problemas sicológicos como ansiedades y afanes; también produce enfermedades en el organismo, y Dios te quiere libre. La presencia de Dios en tu vida quita el temor y pone paz, gozo, fe y esperanza. Dios me ha consolado y yo he consolado a muchos con el pasaje bíblico que se encuentra en Isaías 54:14 cuando Dios le dice a Jerusalén: “Con justicia serás adornada; estarás lejos de opresión, porque no temerás, y de temor, porque no se acercará a ti”. El temor genera opresión y Dios te dice que estarás lejos de opresión porque no temerás. Si Dios se acerca a ti, el temor no puede acercase. El salmista decía: “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado” (Salmo 4:8). “Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado” (Salmo 27:3). O crees a la palabra de Dios o en el cuco.

Tú creías que era algo normal de la vida tener temor a la muerte, a la tuya o a la de un ser querido, pero acabas de descubrir que no es normal ya que el creyente tiene que estar aferrado a la vida y saltar de alegría por la fe en el Autor de la vida. ¿Qué temores te asaltan? Una abuelita me dijo que tenía miedo porque está muy sola, y otra, mayor que ella, dice que ella no está sola, aunque vive sola, porque el Señor está con ella. ¡El temor te impide darle la gloria a Dios! El temor te mata. Tú no puedes alabar al Señor cuando tienes temores. Tienes miedo a quedarte sin trabajo, a que tu cónyuge te deje; tienes miedo al futuro, a la tribulación, al fin del mundo. Yo estoy deseando que llegue el fin del mundo, pero he visto cristianos que tienen miedo. Los temores no honran a Dios, no demuestran esperanza y fe en el Señor. Dios quiere romper hoy las ataduras del temor en tu vida. El Espíritu Santo te dice: “¡Anhelo tanto ocupar el lugar de ese temor! Dame tu temor. Dame tu vida”.

¿Tienes temor a la muerte? Dice la Biblia que hay personas que están sujetas el temor de la muerte. El diablo te seduce hacia la muerte mas Cristo te seduce hacia la vida. Yo proclamo vida sobre las personas que sienten temor a la muerte, en el nombre de Jesús. “Espíritu de muerte te ordeno que sueltes las vidas. Espíritu de depresión suelta las vidas, en el nombre de Jesús te lo ordeno. En tu nombre Jesús imparto vida. Tú libertas a los cautivos del temor Señor, para tu gloria, amén”.

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LIBERTAD DEL TEMOR

INTRODUCCIÓN

El amor de Dios tiene un elemento que es la compasión y ésta es el motor del amor de Dios, que lleva a una persona a padecer por causa de la necesidad de otros. Pasión significa padecer y compasión es padecer juntamente con otro; es decir que, si alguien tiene tristeza, yo me entristezco como esa persona. Padezco juntamente con ella. Me duele lo que está viviendo el otro como si a mí me estuviera sucediendo lo mismo que a esa persona. Eso mueve mi corazón y mis decisiones, direccionándome hacia la necesidad del otro. ¡Para Dios la compasión es extremadamente importante! La compasión hace que te enfoques en el quebranto y en la necesidad de las personas de tal manera que te lleva a dejar de lado tu propia necesidad.

Tal vez alguno diga: “¿Y yo qué? ¿Y mi problema?” ¡Dios está contigo! Su mandamiento es: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No es, te amarás a ti mismo. A mí me alcanza con el amor de Dios y me alcanza con saber que si amo al prójimo, el amor de Dios obrará en mi favor y el Señor suplirá todas mis necesidades y mientras yo cuido de otros, Él cuida de mí. Si yo tengo compasión por otros, Dios tiene compasión de mí, y si yo socorro a otros, Él me socorre a mí.

El mundo se rige por el egoísmo, el hedonismo y el egocentrismo; y el evangelio viene a combatir esos conceptos y viene a instaurar el amor de Dios que mira la necesidad del otro y me acerca al prójimo. La compasión es entonces un aspecto especial del amor de Dios que me lleva a actuar en favor del necesitado. La película: “La Pasión de Cristo” significa “el padecimiento de Cristo”, y su padecimiento no fue por Él mismo sino por la humanidad. La compasión enfoca la dirección de mis pensamientos y de mi accionar. Si yo me centro por ejemplo en las ganas que tengo de comer y me choco con alguien que tiene hambre, pierdo de vista la necesidad de esa persona porque estoy enfocado en que quiero ir a comer. Y si me siento cansado o no tengo tiempo porque ando afanado, no puedo ver la necesidad de otros. Mis sentimientos me direccionan, pero si hay compasión en mi corazón, mis ojos y mis sentimientos se enfocan en ayudar a los que me rodean. La Biblia señala que es más bienaventurado dar que recibir. ¡Son dichosos los que dan! ¡Son bendecidos! Y no sólo me refiero al dinero, al abrigo o a los alimentos; se trata de dar lo que haga falta, como un consejo, como ofrendar mi tiempo. O sea que dejo de lado el tiempo que tengo para mí y lo dedico a ayudar a otra persona como por ejemplo mandándole un mensaje. ¡Todo eso es dar!

LA COMPASIÓN TE GUÍA A LA VOLUNTAD DE DIOS

Más bienaventurado es dar que recibir, y bienaventurado significa dichoso. Significa: son más felices los que dan que los que reciben. Pareciera ser que los que reciben se ponen contentos por un momento, pero quienes reciben más gozo y satisfacción son los que dan. Esto es una verdad bíblica que si no las has experimentado debes hacerlo. ¡No te pierdas el beneficio de dar! Experimentarás gozo al dar.

Yo estoy feliz por los veintiséis años que llevo en Uruguay predicando el evangelio y no es que la gente me ha pagado bien. Yo sé lo que es sentirse extranjero en una tierra que no es tuya. A los uruguayos les provoca rechazo y fastidio los argentinos. En Uruguay se sienten orgullosos de lo humildes que son. En general, en este país se trata muy bien a los extranjeros, pero no tanto a los argentinos. ¡Yo lo he vivido en carne propia! La prensa, los políticos y un montón de gente me han tratado con un cariño extraordinario. Algunos decían: “¿Y qué tiene que decir este argentino acá? ¡Que se vaya a su país!” Pero Dios me mandó a Uruguay y me plantó aquí; el Señor me hizo adoptar a Uruguay y amo a los uruguayos. Oro por este país y creo que he derramado más lágrimas por esta nación que los propios uruguayos. Llegué con una mano atrás y otra adelante, mas Dios me ha bendecido y así como declaró José, el Señor me ha prosperado en la tierra de mi aflicción. En mi país nunca fui acusado como lo han hecho en Uruguay con toda clase de difamaciones. ¡Hasta de traficante de menores me acusaron! Ahora me dicen homófobo, retrógrada, que promuevo el odio, etc. Y no es por eso que estoy amargado sino que estoy dichoso por Cristo, porque todo lo que hice en los veintiséis años, fue dar. A veces me siento cansado, agotado, predico a veces tres cultos en un día y me encuentro con gente que necesita hablar conmigo, entonces los atiendo y me voy a mi casa muy tarde en la noche…

Una joven venía todos los domingos, me abrazaba y me decía que yo era su papá, pero le dije en una oportunidad que el chico que le gustaba no le servía y no la he visto más. ¡Se terminó el amor hacia mí como papá! A veces los consejos molestan. A veces uno no quisiera ser pastor, no quisiera darles consejos a determinadas personas, pero Dios nos puso para eso. ¿Cuál es el resultado de todo esto? ¡Soy un hombre feliz! Bienaventurado o dichoso es aquel que da. Hay gente que da, pero no está bien enfocada; da, pero lo que lo motiva no está guiado por la misericordia ni por la compasión. Solamente aquellas cosas que hacemos direccionados por la compasión están dentro de la voluntad de Dios. Nosotros damos muchas cosas, pero movidos por motivos egoístas del corazón. Haití recibe mucha ayuda de personas extranjeras que hacen donaciones tal vez por motivo de conciencia, pero estas personas dan sin sabiduría. Digamos que la compasión lleva a la persona a dar con sabiduría y con justicia. Porque a veces cuando damos, pero no somos guiados por la compasión, perjudicamos más de lo que bendecimos.

En Haití se ha desarrollado la “cultura del mangueo”. Las personas que van a allí y dan, se van felices por su conciencia, pero no son conscientes de que han ido generando esa cultura del mangueo en los haitianos ya que éstos esperan siempre que llegue alguien con billetes verdes. Cuando construimos el hogar de niños de Haití, con capacidad para albergar a cien niños, estábamos felices porque quedó hermoso y soñábamos con verlo lleno de niños que habían quedado huérfanos. Mientras íbamos construyendo el hogar de Beraca, fuimos a conocer otros hogares; y en Haití muchas personas se preparan para pedir.

Conocimos una mujer que albergaba en su casa unos cuantos niños y ella tenía una carpeta muy sucia y maltratada con papeles de inscripción muy mal hechos. Ella, mostrándonos la carpeta, nos dijo que necesitaba dos mil dólares mensuales para poder llevarlo adelante. Esta mujer pedía y pedía plata y a mí me molestaba por lo que le dije que nosotros estábamos en plena edificación de un hogar y nos estábamos gastando el dinero que teníamos en la construcción; le recalqué que nuestra intención no era solventar otros hogares pero que iríamos a visitar su casa y si Dios nos demandaba, con gusto la ayudaríamos. Y fuimos a conocer el lugar, muy pequeño, muy precario, había mucha mugre y los niños estaban sucios y llenos de moco. No era un ambiente lindo sino más bien triste y los niños no eran felices allí, pero a esa mujer le servía porque la mentalidad de ella es que si los niños están sucios y mal vestidos, que si el piso es de tierra y faltan provisiones, entonces genera lástima en la gente y ésta terminaría ayudándola. En Haití les conviene mostrar miseria ya que si la gente ve que las cosas están relativamente bien, entonces no les van a dar. Yo le ofrecí que se fuera a nuestro hogar con los niños y armaríamos un equipo, pero se negó. Las chicas que fueron a visitar el hogar conmigo les preguntaron a los niños si habían comido y ellos les dijeron que hacía días que no comían, en realidad no sabíamos si era cierto o es que le habían enseñado a decir que no comían para dar lástima. La mujer no quiso irse con nosotros alegando que Dios le ha revelado que ella tenía que estar allí y que yo debía tener misericordia y ayudarla. Entonces le increpé: “¿El Dios que te dio la visión no te dio la provisión? ¿Fue Dios quien te mandó a tener a estos niños sin comer por días? ¿Dios te manda a tenerlos mugrientos y lleno de mocos?” Están esperando recibir pero no tienen un corazón acorde al de Dios; esperan recibir pero no tienen intenciones de mejorar la casa o de alimentar mejor a los niños. Cuando damos, queda claro que debemos tener dirección y esa dirección la da la compasión. La compasión te lleva a invertir en otros con sabiduría. ¡Dios necesita gente compasiva!

No son tantos los que dan, y no me refiero sólo al dinero sino a aquellos que dan su vida y lo que sea necesario en beneficio de otros. Analizaremos la vida de Jesús; en Mateo 9:36 leemos: “Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor”. En varios lugares encontraremos a Jesús rodeado de multitudes. ¿Qué ve Jesús en la multitud? Posiblemente si nosotros vemos una multitud, sólo nos sentiremos curiosos de ver qué están haciendo, pero no pasa de ahí. Mas Jesús al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas porque estaban desamparadas. El Señor vio que estaban desamparadas y dispersas; Él veía a las multitudes como ovejas abandonadas que no tenían quien las guíe, entonces se compadecía de ellas. Después de un día de trabajo arduo, Jesús hubiera dicho a sus discípulos para ir a Mac Donald a comer porque tenía hambre y después se irían a descansar porque había que seguir trabajando al otro día.

LA COMPASIÓN TE ENFOCA Y TE DIRECCIONA

Si no hay compasión en nuestro corazón aparece alguna otra prioridad. Pero si hay compasión, ésta te va a enfocar en las necesidades que Dios te quiere mostrar y tienen que ver con sus prioridades y no con las tuyas. Cuando no hay compasión, te enfocas en tu hambre, tu cansancio, tu trabajo o estudio, etc. Pero si hay compasión entonces me enfoco en las personas y en sus problemas; yo no puedo pasar de largo cuando veo la cara de una persona que está quebrantada. Si la compasión está en mí, me detengo para hablar con esa persona. No pondremos como excusa que tenemos mucho para hacer aunque todos tenemos mucho que hacer.

Para enfocarnos en algo tenemos que dejar de lado alguna cosa; seguramente quitaremos tiempo al descanso, a la comida, a la televisión, etc. A alguna cosa le robaremos tiempo a la hora de enfocarnos en los demás. La compasión es la que te hace enfocarte en aquello que Dios quiere. ¿Tú quieres conocer la voluntad de Dios? Yo te digo que los que tienen compasión conocen la voluntad de Dios. ¡Ya no ores que Dios te muestre su voluntad! Tu oración debe ser que el Señor te llene de amor y de compasión por los demás porque si hay amor, ese amor no te dejara estar ocioso y sin fruto, y lo que hagas será de bendición. Es más, dejará de ser una carga lo que estás haciendo; si a ti te toca hacer la comida y no hay amor, cocinar se transforma en una carga muy pesada.

Hoy en día se les dice a las mujeres que no hay que ser esposa ni madre porque eso es una tiranía, entonces son esclavas y viven oprimidas por el macho en una sociedad opresora y patriarcal, y critican a la iglesia que promueve el matrimonio y la familia. Yo conozco mujeres que son una bendición como esposas y me quito el sombrero al ver la clase de madres que son. Yo me deleito en ver a mis hijas cómo dedican tiempo y amor en criar a sus hijos, cómo juegan con ellos y esos niños son felices. Para ellas no es una esclavitud ser esposas y madres. A las mujeres les enseñan que si tienen hijos no tendrán futuro, vivirán oprimidas toda la vida, atadas a las obligaciones que les imponen los hombres. Les enseñan a tener aversión por los hombres. Mira que hay mujeres que son peores que muchos hombres, luchan por que la mujer sea igual al hombre; nada de sexo, sí igualdad. En un artículo que leí, alguna feminista señala que la erección del miembro masculino es una agresión contra la mujer. En otra publicación, un transexual de cincuenta y dos años de edad, pasa a la transedad. Antes de transformarse en mujer, se llamaba Pablo y estaba casado. A los 46 años de edad, abandonó a su esposa y sus siete hijos para vivir lo que considera su vida «verdadera». En una entrevista detalla su lucha por convertirse primero en una mujer y, después, en una niña de seis años de edad que habita en un cuerpo de un hombre de más de 50 años. Se viste como una niña y habla como una niña y es un hombre grande y corpulento. ¡Es terrible lo que está sucediendo en el mundo!

Jesús al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas porque estaban desamparadas. ¡La gente está desorientada! ¡Dios tiene compasión por las personas! Leemos en Mateo 14:14: “Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos”. A Jesús le vino un deseo ferviente de ayudar a los que estaban enfermos; el Señor no vio otra cosa más que gente enferma en esa multitud. Reitero, la compasión te enfoca en las necesidades de las personas. Mateo 15:32 dice así: “Y Jesús, llamando a sus discípulos, dijo: Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino”. Justamente, lo que la gente estaba necesitando, es lo que Jesús estaba percibiendo. En momentos era el hambre, en otro, las enfermedades, o los veía desorientados como ovejas que no tenían pastor. Y ahí estaba Jesús sintiendo compasión, orientado en la dirección de la voluntad de Dios.

Cuando Jesús estaba en la tierra se compadecía de la gente y hasta se olvidaba de sus propias necesidades. Juan capítulo 4 relata que el Señor se dirigía a Galilea y le era necesario pasar por Samaria; cansado del camino, se sentó junto al pozo mientras los discípulos iban por comida; allí se encontró con una mujer samaritana y le dijo: “Dame de beber… La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana?… Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás… Ve, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad”.

Quiero mostrarte con esto, cómo Jesús se enfoca en la necesidad de las personas. Estoy en condiciones de asegurarte, después de haber ayudado a muchas mujeres y decirte que cualquier mujer que haya tenido varios maridos se siente fracasada y vacía. Los judíos no pasaban por Samaria porque era abominable, mas la Biblia señala que a Jesús le era necesario pasar por allí. “En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella?… Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come. Él les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis. Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer? Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra”.

¡El hambre te puede enfocar en tu necesidad de comer, pero la compasión te enfoca en la necesidad de la persona que está a tu lado! La compasión te hace poner tus derechos a un lado para atender las necesidades de otros. ¿Quieres conocer la voluntad de Dios? La voluntad de Dios se conoce cuando su compasión y su amor se mueven en mí. Dios no quiere que esto te quede sólo como una enseñanza sino que seas lleno hoy de su compasión y mires por las necesidades de tu prójimo. ¡La compasión te desenfoca de tus propias necesidades!

Estaba Jesús en Getsemaní orando y sudando gotas de sangre porque no quería ir a la cruz, y si el Padre le presentaba otra posibilidad no tendría que sufrir. “Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú” (Marcos 14:36). Jesús podía haber huido de allí, sin embargo, estaba delante del Padre diciéndole: “Que sea tu voluntad y no la mía”. Y se quedó allí porque era la voluntad del Padre y sabía que debía morir en la cruz del calvario para cambiar su vida por la nuestra. Cuando llegó la pascua en que Jesús sería crucificado, y Él sabía que iba a ser azotado, clavado y crucificado en esa pascua, dice la Biblia que afirmó su rostro para ir a Jerusalén (Lucas 9:51). Los que lo rodeaban sabían que algo le iba a suceder allí y ninguno quería que fuera, y dice Mateo 16:22: “Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca”. Jesús estaba acostumbrado a compadecerse de la gente y cuando Pedro le dice eso, Jesús lo mira a los ojos y le dice: “¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres”. ¡Su compasión por mí y por ti lo hizo ir a Jerusalén! La compasión por la gente que era la voluntad de Dios, lo hizo ir a Jerusalén aun sabiendo que iba a padecer. Jesús no estaba para compadecerse de sí mismo; Él tenía gozo de saber que su padecimiento tenía un gran fruto y era nuestra salvación. ¿De qué me libró Jesús? ¡No tengo ni idea de qué me habrá librado! Según la prensa yo soy un sinvergüenza y reconozco que tengo cara de sinvergüenza, pero Cristo perdonó mis pecados y cambió mi corazón y aunque tengo cara de sinvergüenza, soy siervo del Dios Altísimo.

Si Jesús hubiera tenido compasión de sí mismo, hubiera seguido el deseo maquiavélico de satanás. Mas el Señor le dijo a Pedro: “¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres”.

LA COMPASIÓN NO ELIGE LA CONVENIENCIA

Te voy a decir algo muy importante y es que tu conveniencia no es la voluntad de Dios. Muchas veces resolvemos cosas razonando qué es lo más conveniente o qué es lo que no conviene; pero lo que es conveniente para nosotros no es necesariamente la voluntad de Dios y nuestra conveniencia se levanta contra los designios de Dios. La compasión no elige la conveniencia; la compasión elige la voluntad de Dios. Posiblemente, para Jesús la conveniencia era no ir a Jerusalén, o haberse escapado de Getsemaní para guardar su vida. Cuando haces lo más conveniente y lamentablemente se ha instalado en el mundo, y desgraciadamente también en el mundo de la política, la teoría de la conveniencia, ya no importa lo que está bien o está mal, lo importante es lo conveniente. De acuerdo a la conveniencia se elige, sin importar la verdad y sin importar lo que está bien o mal. ¡Lamentable pero es así!

Y los cristianos no estamos exentos de eso porque siempre elegimos la conveniencia; tenemos que estudiar, trabajar, estamos cansados y hambrientos, etc. Y al final no hay lugar para la compasión. Dios quiere hacer una obra nueva en tu corazón. Si tu corazón no se enfoca en lo que Dios quiere no estás demostrando que eres un siervo de Dios ni que para ti lo más importante es el reino de Dios y su justicia. Estás demostrando que para ti no es importante la voluntad de Dios.

El apóstol Pablo había hecho muchas campañas de evangelismo y fundó una gran cantidad de iglesias en toda Asia, en todo el mundo de oriente conocido en aquel entonces. Había llegado a muchos lados. Y habiendo terminado sus giras de predicación del evangelio decide ir a Jerusalén, entonces dijo: “Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer; salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones. Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios” (Hechos 20:22 al 24).

Ojalá quedaras ligado y ligada al Espíritu hoy, y marches a donde Dios te guie. Dice Hechos 21: 8 al 14: “Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; y entrando en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, posamos con él. Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban. Y permaneciendo nosotros allí algunos días, descendió de Judea un profeta llamado Agabo, quien, viniendo a vernos, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles. Al oír esto, le rogamos nosotros y los de aquel lugar, que no subiese a Jerusalén. Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? Porque yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, más aún a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús. Y como no le pudimos persuadir, desistimos, diciendo: Hágase la voluntad del Señor”.

Pablo conocía la voluntad de Dios y a pesar de las profecías que eran ciertas, decidió no tener compasión de sí mismo sino de la gente. El plan de Dios era que Pablo les predicara el evangelio a los gobernantes de Jerusalén, de Cesarea de Filipo y a los de Roma. No es lo mismo lo que razona tu intelecto que lo que Dios razona. La dirección de Dios no es la misma que tu intelecto ya que éste te guía hacia tu conveniencia, pero la compasión de Dios siempre te va a guiar en otra dirección. Por eso Jesús dijo: “El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo”. Una cosa es que te guie tu conveniencia y otra muy distinta es que te guie la compasión de Jesús. La compasión de Dios no te dejará mirar hacia otro lado cuando hay una persona necesitada, algo harás por ella. Si es necesario sacrificarás tu vida por los demás y no serás una persona desgraciada porque más bienaventurada cosa es dar que recibir declara la palabra de Dios. ¡Serás feliz! Dios suplirá todo lo que te falta y verás las maravillas del Señor.

CONCLUSIÓN

Cuando es Dios quien guía también provee; y provee una paz que sobrepasa todo entendimiento y el gozo del Señor, que no es el gozo de haber recibido dinero o de encontrar empleo, sino como decía Nehemías, el gozo del Señor es mi fortaleza (Nehemías 8:10). ¡Dios hoy te ha hablado! Él quiere irrumpir en tu vida y no lo hará sin tu consentimiento porque el Señor te dio libre albedrío, pero Él te ha hablado y está golpeando a la puerta de tu corazón, déjalo que ponga su amor y su compasión y así obrarás conforme a su dirección. Muchos chicos de los hogares de Beraca se molestan porque los mandan a preparar la comida y no pueden hacer otra cosa que quieren; si la compasión de Dios está en ti, a la hora de preparar los alimentos será un poema y los que coman tu comida se deleitarán. Lo que te toque hacer, lo que Dios te mande a hacer será un gozo. Si el Señor te da diez hijos serás la mujer más feliz y esto va en contra de lo que dice el mundo, como que tener hijos es una desgracia. Así que yo les digo a las mujeres que tengan hijos; sean madres de muchos hijos y disfrútenlos. Sean esposas y deleiten a sus esposos y no crean que son esclavas porque Dios las declara benditas. ¡Son benditas las mujeres que hacen la obra de Dios! Tener hijos no es una esclavitud, pero abortarlos es un crimen. No te sentirás oprimido u oprimida porque Dios te dará una libertad que nada tiene que ver con tus razonamientos. Dijo Jesús: “Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”. La verdad es la voluntad de Dios.

El Señor quiere romper las ataduras del egoísmo, del hedonismo y la autosatisfacción en ti. ¡Dios va a darte placer! ¡El Señor va a sustentarte y te dará gozo! Tú encárgate de hacer por otros lo que Dios quiere que hagas. Dios llenará tu corazón de compasión y lo que te mueva a partir de hoy ya no serán los motivos egoístas de tu corazón, sino que sentirás compasión por tu prójimo y serás guiado por el amor de Dios a bendecir a los demás. Que no pase desapercibido este mensaje en tu vida, pídele al Señor que ponga en ti su corazón para compadecerte como Él se compadeció. La compasión es de Dios y la quiere derramar sobre tu vida hoy, recíbela en el nombre de Jesús, amén.

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LIBERTAD DEL TEMOR

INTRODUCCIÓN

Un presidente norteamericano declaró que el poder de los Estados Unidos no reside en la ley, ni en la razón, ni en el cristianismo. El poder de los Estados Unidos no reside en la razón ni en la fe sino en la fuerza. Hay gente que está tratando de dominar el planeta y está convencida de que esto funciona así; que la ley no la impone la razón, que no son los que piensan mejor sino que la imponen los más fuertes. El que tiene poder, tiene la justicia en sus manos y es el que impone la ley. ¡Esto es la ley del más fuerte!

Yo digo que el más fuerte es Dios y Él dicta la ley, no Estados Unidos. ¡No es Trump! ¡No es Putin! El que tiene el poder establece la justicia y la justicia de Dios está basada en su poder.

Hoy quiero hablarte del poder que emana de la palabra de la cruz. La ley del más fuerte señala que la gallina que duerme encima de las otras gana y satanás se cree que es el más fuerte por lo que ha tratado de instaurar ese concepto para dominar al mundo y considera que Cristo es débil ya que lo han destrozado en la cruz del calvario y que los cristianos somos, como dicen los satanistas, “borregos de la manada”. Y enseñan dentro de sus artes ocultas que al enemigo no hay que ponerle la otra mejilla sino que hay que romperle la cara; enseñan que al enemigo hay que destruirlo y hay que demostrarle quién es el que manda y quién tiene el poder. Yo estoy de acuerdo con eso. Lo único que Dios se ha reservado el derecho de ser el juez y de ejercer la soberanía y el poder.

Estamos viviendo un tiempo de maldad y de injusticia, y nos preguntamos qué pasa, por qué Dios no hace algo y nos ayuda. Hoy Dios te va a enseñar un misterio. El Señor ha determinado que es necesario que se manifieste en su máxima potencia el poder del mal para luego vencer y demostrar que Él es el más fuerte. Tengo una noticia para ti y es que dentro de nosotros hay una bomba atómica. Hay dentro de nosotros un poder latente y extraordinario. Cuando hablo de nosotros me refiero a los que creemos en Jesucristo quien murió en la cruz del calvario. Hay un poder extraordinario que se mueve a nuestro favor y dentro de nosotros; ese es el mismo poder que levantó a Jesús de entre los muertos.

Dice Efesios 1: 16 y 17: “No ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él…” El apóstol Pablo oraba para que los creyentes de Éfeso sean investidos de gloria, de sabiduría y revelación; pide que Dios alumbre los ojos del entendimiento de los efesios, y continúa diciendo: “…alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales” (Efesios 1: 18 al 20).

¡Ese poder está dentro de ti! Eso si es que has creído. Es como que somos una semilla que tiene adentro todo el potencial de explotar y producir un árbol mil veces más grande que la semilla. Quiero hablarte acerca de ese poder que resucitó a Jesucristo de entre los muertos. ¡Ese es el poder que opera en nosotros!

EL PODER DEL IMPERIO EGIPCIO

Yo me puse a meditar en el poder del hombre, en las cosas que ha logrado con ese poder. ¿Conoces la soberbia del hombre? Está el poder del padre que llega borracho y dice: “En esta casa mando yo. Vos sos mi hijo y me tenes que respetar y obedecer”. En la antigüedad se levantaron muchos hombres poderosos que lograron terribles hazañas como el imperio egipcio el cual dominó en la tierra durante tres mil años. Tres mil años de dominio en el cual ningún país, nación o rey podían levantar cabeza porque las diferentes sucesiones de familias del faraón aplastaban a cualquiera. Egipto imponía la ley y su religión. Egipto estaba orgulloso de sus divinidades y ha sido tan fuerte la eminencia del poder de las artes y de las ciencias ocultas de ese imperio, que hasta el día de hoy hay quienes estudian esas ciencias y veneran a los dioses de los egipcios. Ellos adoraban al dios sol, el mismo faraón era venerado como un dios. Han logrado hacer cosas extraordinarias como las pirámides, las efigies, etc. El imperio egipcio subyugó al pueblo hebreo entre otros, durante cuatrocientos treinta años.

En las tumbas de los faraones les ponían agua, armas, y comida porque creían en la reencarnación. Después de cuatro mil años los arqueólogos han entrado a las tumbas y han hallado los sarcófagos de los faraones que no han resucitado y en el lugar también estaban las semillas que les habían puesto para que cuando despertaran pudieran comer. ¡No han comido ni una sola semilla! En Egipto se pueden ver esas grandes construcciones, piedras sin vida que dan fe que esos personajes fueron grandes. Pero Romanos 9:17 dice: “Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra”.

Muchos se preguntan: Si Dios es bueno, ¿por qué permite que las personas buenas sean asesinadas y los malos sean elevados? Tú no conoces ni entiendes los caminos de Dios, pero hoy aprenderás que mientras más alto se encumbre el hombre más poderoso de la tierra y aunque sean más fuertes los poderes de sus ciencias ocultas y hagan milagros en el nombre de sus dioses o de sí mismos, todo eso demostrará que Dios es más grande porque ellos caerán delante del Señor.

Dios eligió a Moisés, un tartamudo, y le dijo: “Vas a ir a faraón y le dirás: Deja a mi pueblo ir al desierto a adorarme”. Imagínate a faraón con todo su poder, sus caballos y sus carros, y con sus magos que usaban artes de magia. El imperio más poderoso de la tierra. Y Dios dice: “Yo lo voy a confrontar por medio de un tartamudo”. Ni Moisés creía lo que Dios le estaba ordenando, entonces le dice: “¿Quién? ¿Yo?” Al final le dijo: “Dios, ¿por qué no elegís al que tienes que elegir?” Como queriéndole hacer ver que Dios estaba equivocado y se excusaba de que él era tardo de palabras: “Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua. Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿O quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová? Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar” (Éxodo 3: 10 al 12). ¡Nuestro Dios no es cualquier dios!

Dios no mandó un gran ejército a Egipto. ¡Lo destruyó con diez plagas! Le invade la casa a faraón de langostas, de ranas, hace que el agua de río se transforme en sangre, etc. Mas dice la Biblia que faraón se endurecía cada vez más y a Dios eso le gustaba porque el Señor le iba a mostrar quién era Él.

¿Tú confías en Dios? No importa la magnitud del poder que te quiere doblegar, sea un problema económico, una enfermedad, trabajos de brujería que te hayan hecho o cualquier poder de maldad que se haya levantado contra ti. ¡No importa porque tu confianza está puesta en tu Dios y no hay poder más grande que el poder de tu Dios! El Señor dijo de faraón: “Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra”. Dios ha permitido en toda la historia de la humanidad que se levantaran hombres con mucho poder, bien malvados pero a todos esos les dijo: “Yo te voy a juzgar. Voy a mostrar en ti mi poder. Yo soy el único Dios y no conozco otro más poderoso que yo”.

EL PODER DEL IMPERIO ROMANO

Por otro lado encontramos al imperio romano que ejerció su gran poder en el mundo por más de quinientos años. Augusto César era venerado y adorado como un dios. La gente se saludaba levantando la mano derecha y diciendo: “César es dios”. Pero cuando los cristianos conocieron el poder de la resurrección, cuando vieron el poder de Jesús obrando en sus vidas no aceptaban que el César tuviera más señorío que Jesús así que alzaban la mano al saludar y declaraban: “Jesucristo es el Señor”. El César era el señor del imperio romano pero nuestro Dios es el Señor del universo.

¿Confías en que el poder de Dios está a tu disposición? Pablo dijo a los efesios: “No ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos…” ¡Ese es el mismo poder que opera en nosotros! Vendrá el tiempo en que se manifestará la gloria y el poder de los hijos de Dios.

Hay una escultura en Roma que recuerda la caída del pueblo judío bajo el poder del general Tito, hijo de Vespasiano, el César que gobernaba en Roma. Y los romanos, se llevaban algún trofeo de la nación que destruían para mostrar cómo habían caído. La Menoráh, un candelabro de siete fuegos que estaba en el templo de Jerusalén, encendido de día y de noche delante de Dios, fue robada por los romanos quienes la llevaron a Roma para exhibirla como un trofeo. La destrucción que hicieron fue muy grande; Roma se propuso que nunca más la tierra de Israel sería habitada; el imperio romano se propuso destruir Israel y dispersar al pueblo de Dios a tal punto que desapareciera y de hecho los hebreos se fueron de Israel y esa nación desapareció del mapa por dos mil años. Pero el pueblo judío ha sido guardado por el poder de Dios. Preguntale al emperador de Roma dónde está él y dónde el imperio romano: mas Dios prometió levantar a su pueblo, declaró que lo iba a traer de todas las naciones donde estaban dispersos y los iba a establecer en su tierra y nunca más serían conmovidos.

EL PODER DESTRUCTIVO DEL HOMBRE

Hemos visto en las noticias que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para asustar al mundo hizo estallar una bomba en Afganistán diciendo que esa es la madre de todas las bombas. Como advirtiendo: “¡Ojo Rusia! ¡Cuidado Corea del Norte porque tenemos una bomba poderosa!” Y esa bomba se llama Moab. Una sola de ellas vale dieciséis millones de dólares y Trump está tratando de demostrar el poder que tiene Estados Unidos. Pero Rusia no se quedó atrás y salió a declarar que ellos tienen al padre de todas las bombas. Ahora, el poder del hombre es destructivo. Es fácil matar, pero, ¿es fácil dar vida? El mal demuestra su fuerza y su poder en su capacidad de destruir. Trump ha declarado que la bomba madre destruye todo a su paso a un kilómetro y medio a la redonda en donde caiga. Quieren infundir miedo, pero Dios te dice que no temas al hombre ni a lo que éste pueda hacer.

Dijo Jesús: “No temáis a los que matan el cuerpo, más el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” (Mateo 10: 28). ¡No temas porque es más importante lo que no se ve que lo que se ve! Cuando el hombre quiere demostrar su fuerza y desplegar su poder, arroja bombas y saca fotos de su hazaña. Mas el poder que operó en Jesús destruyó la muerte. En Oseas 13:14 dice Dios: “Oh muerte, yo seré tu muerte”. Yo haré nulo tu poder y le voy a demostrar a la humanidad que tengo poder sobre la muerte. Jesús declaró: “Porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar” (Juan 10: 17 y 18). Jesús prometió darle vida a todos aquellos que crean en Él. ¡El poder de Dios es más grande!

 EL PODER DE LA CRUZ

Leemos en 1ª Corintios 1:18: “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios”. No le llama la atención a mucha gente el mensaje de la resurrección o no les importa. En Uruguay están tratando de establecer el día de la laicidad. La laicidad es dios para los gobernantes de la nación y debe ser impuesta porque es el poder del pueblo. Porque el gobierno no es de Dios; el gobierno, según esgrimen ellos con toda soberbia, es del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. No obstante, Romanos 1:18 declara: “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios”. El poder más grande manifiesto en la tierra no es la madre de todas las bombas, no fue la destrucción de la bomba de Hiroshima y Nagasaki, tampoco fueron los ejércitos de Egipto o de los romanos. El Poder más grande mostrado en el mundo ocurrió hace dos mil años en la cruz del calvario. ¡Esa bomba explotó y aún se siguen esparciendo sus ondas! ¡Sus ondas poderosas de vida están levantando muertos! ¡Esa bomba está dando vida a los muertos!

Hay un misterio en 2ª Corintios 13:3: “Pues buscáis una prueba de que habla Cristo en mí, el cual no es débil para con vosotros, sino que es poderoso en vosotros. Porque aunque fue crucificado en debilidad, vive por el poder de Dios. Pues también nosotros somos débiles en él, pero viviremos con él por el poder de Dios para con vosotros”.

Era necesario que Cristo muriera bajo el poder de inicuos porque era lo más grande que podía hacer el hombre contra Dios y contra su hijo. Se levantó el hombre en su soberbia y crucificó a Cristo; y Dios hizo débil a Jesús, en apariencia de debilidad porque debajo de esa debilidad y dentro de ella, el poder de Dios estaba latente, como hoy está latente su presencia y su poder en cada creyente. ¡Sólo sobre los que creen! Era necesario que Cristo fuese humillado al más alto grado de humillación, debilidad y muerte; a tal punto que en la cruz del calvario llegó al límite de la debilidad y en un momento dijo: “Padre, en tus manos entrego mi espíritu”. Se me acabó la sangre, se me terminaron las fuerzas, no puedo hacer ya nada Dios mío, pero estoy en tus manos. Y Dios toma el elemento más vergonzante y de máximo dolor y vergüenza que representa el poder de la justicia romana. Nadie podía condenar a un reo a una muerte de cruz sino sólo el poder del imperio romano, por más que los religiosos de la época se confabularon para crucificar a Jesús y lo llevaron como un reo ante Pilato, y le dijeron al gobernador romano: “¡Crucifícale! ¡Crucifícale!”

Ahí escondida, estaba esa semilla que debía caer en tierra y morir para luego mostrar su gloria; hasta ese punto llegó Jesucristo. Y era necesario que esto ocurriera para que tú y yo tuviésemos una referencia del poder de Dios, porque no existe ninguna historia en el mundo de alguien que haya dicho: “Yo tengo poder sobre la muerte”. Sólo el anticristo hará algo parecido pero no será como con Jesús  sino como un acto de magia ya que dice en Apocalipsis que sufrirá una herida de muerte, pero esa herida será sanada y el mundo se va a admirar. De Cristo no, pero del anticristo sí. Y el Padre dijo: “Yo les he enviado a mi Hijo Unigénito para que crean en él y lo han rechazado. Por eso les enviaré un poder engañoso para que crean la mentira a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia”.

¡Dichoso quien cree en Jesús y no en otro dios! Dichoso quien puede saborear el día de la muerte, diciendo: “Voy a cerrar los ojos en esta tierra pero los abriré en el cielo en la presencia de Jesús”. Leemos en Filipenses 3:20 y 21: “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas”.

La Biblia afirma que en las manos de Jesucristo, quien resucitó de esa tumba de debilidad, en sus manos están sujetas todas las cosas arriba en el cielo y debajo de la tierra. También afirma la Biblia que toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor para gloria de Dios Padre. Tú te sientes débil y sientes que te faltan palabras; tú titubeas y sientes vergüenza. Tú tienes temores y timidez, a veces te escondes porque reconoces tu debilidad, pero Dios quiere que sepas cuál es el poder que te guarda en la más grande de tus debilidades.

Estoy cansado de escuchar a los cristianos decir: “Esto me puede. Hay algo que no me deja ir a la iglesia”. ¿Cuál es el poder que opera en ti? El mal que no quieres hacer lo haces; te propones que no lo vas a hacer pero igual lo haces. Has intentado una y mil veces pero yo te digo que no intentes más, cree en el poder de Jesucristo. ¡Decídete abrazarte al cuello de Jesús y no soltarte! ¡Hay poder en Él! Poder contra la maldición, contra la debilidad, contra el mal y la enfermedad.

EL PODER DE DIOS EN LA VIDA DE DIEGO

Dios permitió que Diego se arrastrara a niveles muy bajos y profundos para que él pudiera experimentar el poder de Jesucristo. Diego no puede decir que salió porque se lo propuso sino que asegura que Cristo salió a su encuentro y él nos cuenta su testimonio:

“Mi testimonio no se trata principalmente de la droga sino de una forma de vida que yo había elegido, porque estaba confundido y errado. A los doce años fui abusado y eso marcó mi vida o determinó mi forma de vivir. Ese abuso fue causado por un hombre, una persona de mi mismo sexo y en mi mente estaba asociado que yo jamás iba a poder estar con una mujer. Había perdido como hombre la dignidad. Cuando me propuse hacer una vida amorosa pensé que como un hombre había abusado de mi, yo debía estar con hombres ya que a una mujer nunca la podría hacer feliz. Me enamoré y la persona de la que estaba enamorado comenzó a violentarme y ahí empezó mi calvario, entonces comencé a sumergirme en las drogas. Esa persona luego desaparece de mi vida, había tenido un accidente, y yo llegué a enloquecerme buscando una salida. Viajé a la ciudad de Buenos Aires, Argentina a trabajar. Yo trabajaba en el transformismo; me fui con mucho dinero como para vivir tres años allá cómodamente y lo gasté en dos semanas. Alquilé hoteles, autos; alquilé mujeres y hombres. Llegué a pedirle a gente que tenía VIH que tuviera sexo conmigo sin cuidarme porque yo pretendía que me contagiara así me moría. También me drogaba.

Un día vuelvo a Uruguay porque terminé en la calle y mi papá me manda un mail diciéndome: “Te voy a mandar los últimos dólares de la vida pero olvídate que tenes un padre”. ¡Eso fue un golpe duro! Cuando fui a cobrar ese dinero no sabía si volverme a Uruguay o ir a una boca a buscar droga pero decidí volverme y mi mamá que me recibió me dijo: “Hijo no te puedo tener en casa”. ¡Otro golpe! Y agregó: “¡Eres un monstruo!” Nos enteramos que en la ciudad de Rocha, había unos líderes de hogares Beraca que nos visitaron y me invitaron a un campamento. Mi madre me dijo que irían a buscarme pero que tuviera cuidado porque eran cristianos. Yo estaba feliz por ir al campamento y pensé que allí habría muchos chicos. Entonces los líderes me dicen que Dios me iba a hacer libre de la adicción y de la homosexualidad. “¿Cómo?” dije yo. “Yo voy a dejar de drogarme por mi voluntad pero la homosexualidad no me la quita nadie. Yo estoy orgulloso. Yo soy así. ¿Qué pasa con lo que yo siento?” Y mi madre me dio un ultimátum: “El campamento o la calle”.

Asistí al campamento y lo que recuerdo bien fue que yo estaba caminando por el campo y el pastor Félix que estaba caminando por ahí me llamó y me dijo: “Te amo”. ¡Y me abrazó! Yo decía: “¿Quién es este? ¡Ni siquiera me conoce y me dice que me ama! Aparte, ¿no están en contra de la homosexualidad? ¡Y viene un hombre y me abraza!” Pero eso era lo que estaba contradiciendo el golpe que yo había recibido de mi padre. Y Dios empezó a obrar. En una prédica escucho la voz audible del Señor que me dice: “Diego, vos elegiste la homosexualidad porque pensabas que así iba a ser tu vida porque fuiste abusado, pero yo te digo que tengo grandes cosas para tu vida; tengo una esposa para vos e hijos. Vas a pastorear”. ¡Hoy lo creo! En ese tiempo yo dudaba. ¿Cómo sería pastor si odié toda mi vida a los cristianos? ¿Cómo me voy  a casar si nunca estuve con una mujer? Es más, me arrebataron mi dignidad y comencé a relacionarme con hombres. ¿Cómo voy a predicar el evangelio si estuve en un movimiento gay y casi presidí un movimiento del LGTB? Si yo luché contra los pastores evangélicos porque no podía ni verlos. Yo pensaba que Dios no se acordaba de mí porque él odiaba a los homosexuales. Pero Dios obró en mi vida, conocí su amor. Hace dos años y medio que vivo en un hogar Beraca.

Comenzamos hace un tiempo a contar acerca de mi cambio y a mostrar mis fotos y te digo que no fue fácil. Yo sabía lo que se iba a venir pero no imaginé que sería muy duro. Me llamaron de movimientos gay para decirme que era un hipócrita. Me dijeron que me transformé en homofóbico y en un neonazi. Hace poco me amenazaron de muerte. Yo grabé un video en el que les decía a mis amigos de movimientos gay que yo estaba compartiendo mi testimonio del poder de Dios y una de las cosas que dije fue que tener la gloria y el poder de Dios en tu vida es una decisión y no una obligación.

Te digo que vienen opresiones y el enemigo te ataca con lo que más te duele porque tenía amigos que son gay. Pero entendí que Dios me quería usar, entonces hablo acerca de cómo Jesús me levantó con su poder y me sacó de la basura. Hoy estoy liderando a otros chicos, soy ministro de alabanza. Antes tocaba para el mundo, me vestía de mujer, me subía a las tarimas y bailaba en los caños. Pero hoy alabo a Dios tocando el teclado y hablo acerca de su amor. Estoy en el equipo de pro mujer con quienes salimos a predicar a los homosexuales, a los travestis y prostitutas. Un travesti que echaba a las chicas que les predicaban accedió a hablar conmigo, él estaba enojado con ellas porque oraban por él y no tenía ningún cliente en la noche. El hombre creía que lo maldecían con sus rezos y no hacía ni un peso. Yo le conté que antes me hacía llamar Valentina y se reía porque no me creía. Resulta que terminamos orando por él, le pedí su número de celular, lo derivamos a una célula familiar, ahora quiere asistir a la iglesia. ¡Eso lo hizo el poder de Dios! En otra oportunidad les hablé a dos travestis y uno de ellos me dijo que quería conocer al Dios que me rescató y me pidieron que orara por ellos, entonces los entregamos a Cristo. ¡Vienen luchas pero yo decidí levantar la bandera de Cristo y voy a predicar de su amor! Vendrán muchas tormentas pero he decidido decirle que no al diablo y si Dios me dijo que se puede, es porque se puede”.

Cada vez que Diego predica del evangelio, aparece el diablo para recordarle que no es digno, pero hay otro poder que le recuerda que Cristo le ha hecho digno porque la sangre de Cristo lo ha limpiado de todo pecado. Él me contó que lo llaman y le dicen: “Dale, a vos todavía te gusta los hombres”. Así lo meten en angustia y en luchas pero él sigue contando lo que Cristo hizo en su vida. Cristo se propuso demostrarle al mundo que Él tiene poder y puede transformar la peor circunstancia en una bendición. Todo lo que tú necesitas es creer en el poder de la sangre de Jesús. La Biblia dice que la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado y nos libra de toda maldad. Tus amigos, tus parientes y las circunstancias te hacen sentir débil, pero Cristo te dice: “Yo te libro del mal. No hagas fuerza por librarte tú solo. Ven a mí porque tengo poder para levantarte aún de la misma muerte. De la muerte yo te voy a levantar. El poder que yo hago operar en medio de tu debilidad es el poder que me levantó de entre los muertos”.

¿Qué podrá hacerte daño? ¿Quién podrá maldecirte si Dios te bendice? ¿Quién te herirá con burla si Cristo te dignifica? ¿Quién podrá acusarte de los pecados que has cometido si la sangre de Cristo te limpia y borra tus pecados al punto de que Él ya no se acuerda más? Leemos en Efesios 5:2: “Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante”. Hay algo que emana de la cruz y es el amor. La cruz pasó de ser un elemento de tortura, de maldición, de vergüenza, dolor y cautividad; la cruz que era un elemento que provocaba horror el sólo pensar en ella, se transformó en un símbolo de amor. Todo lo que Jesús tocó lo transformó. Tocó un pesebre y lo transformó, tocó un ciego y lo hizo ver, tocó un paralítico y éste se levantó. ¡Todo lo transformó! Cristo transformó mi vida. El Señor me ha tocado a mí y a muchos que hoy creen en Él. Al haber sido tocados por Dios, nuestra existencia vana que no tenía sentido fue transformada en una vida que valía la pena ser vivida.

EL PODER DEL AMOR DE DIOS

Hoy honramos el amor que emana de la cruz. Efesios nos dice que debemos andar en amor como Cristo y relaciona el hecho de que el Señor nos amó al hecho de que se entregó a sí mismo por nosotros y esa entrega fue una ofrenda y no sólo eso sino que fue un sacrificio a Dios en olor fragante.

Es extraordinario que Dios el Padre entregara a su Hijo Unigénito engendrado en el vientre de María y que la muerte de su Hijo subiera delante de su presencia como un sacrificio de olor grato. Debo aclarar que hay sacrificios que no valen la pena. Hay cosas por la que es estúpido sacrificarse; hay cosas por las que no vale la pena jugarse la vida. Sin embargo hay personas que dan la vida por alguna causa que no tiene sentido ni hace el bien; o por alguna causa vana. Y así lo han hecho muchas personas a lo largo de toda la historia de la humanidad. Hay muchas entregas que no son un sacrificio agradable delante de Dios sino que son un sacrificio horrendo como hacen algunos que por amor a Alá asesinan gente. O esos que se inmolan y se hacen estallar a sí mismos matando muchas personas. Desgraciadamente por una causa que no tiene mérito con la promesa de que por haber hecho eso, en el cielo van a tener muchas mujeres con senos voluptuosos.

El pasaje de Efesios que te he compartido liga el hecho de que Jesús da su vida, que nos mostró su amor y se entregó a sí mismo por nosotros en un sacrificio que valía la pena. ¡Vaya que valía la pena si nos salvó a ti y a mí! La primera conclusión importante de esto es que, toda causa que no tiene raíz en el amor es una causa que no sirve. Por lo tanto toda causa que tiene origen en el amor es una causa de Dios y es poderosa; es un sacrificio vivo de olor grato a Dios. El amor produce sacrificio en nosotros.

Hay causas por las cuales no valen la pena entregarse, sufrir o morir y son aquellas que no están fundadas en el amor. Entonces no estamos tristes porque Cristo fue crucificado en la cruz del calvario sino que nos sentimos felices porque lo hizo por amor. El Señor tenía un propósito y una visión, y además estaba mostrando el poder del amor. El poder del amor cambia las cosas y produce una fuerza y una explosión tan grande, más que la madre de todas las bombas. Es una bomba que explotó hace dos mil años atrás en la cruz del calvario y su onda expansiva ha llegado a nuestros tiempos y continúa generación tras generación y alcanza nación tras nación. ¡No han podido frenar la onda expansiva de la bomba del amor! La gente endiosa a otros; ponen arriba de un caballo de bronce en una plaza a esos héroes que han matado gente. A esos de les da honra y gloria, también se le hacen canciones y oraciones a ídolos de bronces que están inmóviles mientras la plaza aguante y no la destruya una bomba madre. Pero nuestro héroe está vivo por los siglos de los siglos. No lo vemos en ninguna plaza, en ninguna escultura. Los curas tienen estatua, la diosa del mar la tiene, más Cristo no tiene estatua porque Él está vivo.

Juan 15:13 dice: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos”. ¿Cuál es la mayor expresión de amor? El Señor dice que no hay un amor más grande que este; la medida más grande del amor se mide cuando alguien da su vida por sus amigos. Tal vez tangas otra filosofía o pensamiento pero dice la Biblia que si yo tuviese toda la fe de tal modo que trasladase los montes al mar y no tengo amor, de nada me sirve. Que si yo tuviese profecía pero no tengo amor, de nada sirve. Se pueden hacer muchas cosas pero si no hay amor de nada sirve. Yo puedo dar mi cuerpo para ser quemado o aceptar explotarme así como lo hacen los musulmanes, pero no si tengo amor, de nada sirve, ya que no se le puede medir el amor a una actuación de esta clase, donde uno se mata a sí mismo por una causa que no es la de Cristo y no es la causa del amor. Inmolarme a mí mismo para hacer estallar a los que odio no es amor. Si estás buscando una buena causa déjate llenar por el amor que emana de una cruz. Jesús oró en la cruz y dijo: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”.

Antes de ir a la cruz Jesús les anticipó a sus discípulos tomando de una copa de vino, que formaba parte de la ceremonia de Pesaj o de Pascua. Todos los judíos saben muy bien que la sangre del cordero en Egipto y a través de los siglos, era la señal de Dios para perdón de los pecados y para que la muerte sea quitada de las personas. Por eso debía morir un animal que oficiaba de sustituto de la persona. Moría un animal inocente y debía ser perfecto y sin mancha; no se podía escoger cualquier animal y aún había que prepararlo o purgarlo cuatro días antes para la muerte. El sustituto de un pecador debía ser inocente, limpio y puro. Y Dios aceptaba provisoriamente la muerte de ese animal en lugar del pecador. Pero Jesús levantó la copa y declaró: “Esta es la copa del nuevo pacto en mi sangre que por vosotros es derramada”. Jesús hizo suya la responsabilidad del cordero, de morir una vez y para siempre por todos los pecados de todas las personas en toda la historia de la humanidad. Eso fue un acto de amor. Tú puedes dar la vida pero si no es por amor, entonces la diste vanamente. El verdadero amor es el que emana de la cruz de Jesús y Él dijo que ese amor era el máximo. Tú puedes ayudar a alguien, puedes invitarlo a dormir a tu casa y eso muestra tu amor y son distintas medidas de amor lo que uno hace por los demás; pero la máxima es morir por los amigos. Jesús les dijo a sus discípulos: “Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer” (Juan 15: 15).

CONCLUSIÓN

¡El Señor quiere ser tu amigo! La Biblia dice que amigo hay más unido que un hermano. También lo dijo Martín Fierro que seguramente lo sacó de la Biblia. Tú puedes hacer grandes sacrificios y tener una gran pasión por alguna causa al punto de entregarte por completo a ella. Tú puedes sufrir padecimientos por una causa pero eso no significa que proviene del amor. La verdadera causa es la del amor y la verdadera muestra de amor es dar la vida. Jesús quiere que le des tu vida. Muchos dicen: “Ya le di mi vida a Cristo”. Pero resulta que no se la ha entregado nada.

¿Has pensado seriamente si le has dado tu vida a Cristo? El que quiere seguir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz y sígame. Quien reconozca realmente el amor de Jesús no tiene otra que amar a Jesús y dar su vida por Él. Te pido que medites qué significa dar la vida por Cristo. Significa no retener nada, significa estar dispuesto a perder todo. ¡La causa de Cristo es la causa más valiosa que hay bajo el cielo! Hay causas por las que no vale la pena morir y son las que no están fundadas en el amor. Reconoce el profundo amor de Jesús por ti. Yo observo personas que dicen haber recibido a Cristo en su corazón pero no han recibido su amor, un amor que satisface el alma y llena la vida. Un amor que suple toda otra falta de amor.

Hay quienes desprecian el amor de Jesús y al despreciar su amor desprecian su sangre y su cuerpo lacerado en la cruz del calvario. Dicen creer en Jesús pero lloran porque su madre o su padre no les amaron, o porque alguna otra persona no les amó. Y viven con su mirada puesta en el mezquino amor de los hombres y no disfrutan del extraordinario amor de Jesús. Dios quiere que hoy reconozcas el gran amor de Jesús por ti. Y si hubieras sido la única mujer o el único hombre en el planeta esa muerte hubiera sido sólo por ti. Renuncia a sufrir por todo otro amor y recibe el amor que lo llena todo. No se trata de un reconocimiento mental sino de lo más profundo del corazón. La sangre que Jesús derramó en la cruz del calvario fue la señal más grande de amor. Él estuvo dispuesto a hacerse culpable de todas tus mentiras, falsedades e hipocresías, estuvo dispuesto a hacerse culpable de todos tus vicios. El Señor dijo: “Yo me hago cargo. Yo pago el precio”. Lo hizo para que tú no pagues el precio. Era tu sangre la que debía ser derramada, era tu muerte pero esa muerte sería condenación para ti, mas Jesús decidió ofrecer su cuerpo y su sangre por ti. ¡No importa si no te aman! Tú tienes que vivir bajo el poder asombroso del amor de Jesús. Nunca más llorarás por falta de amor porque el Señor te llenará de tal manera que ya no extrañarás otros amores, y valorarás el amor de Dios como el máximo amor de tu vida.

Si alguien cumplió con los requisitos del amor fue Jesús, quien inspiró al apóstol Pablo para escribirle a los corintios. 1ª de Corintios 13 dice así: “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido…” ¡Jesús cumplió con ese requisito! El mundo criticó tanta sangre derramada por Jesús, pero no reprocha la sangre de miles de personas derramada en muchas partes del mundo.

Continúa diciendo 1° Corintios 13: “…El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser”.

Donde había alguien que necesitaba amor, ahí estaba Jesús. El amor es eterno. Y aunque Jesús haya muerto en la cruz del calvario cargando con el pecado de toda la humanidad, el amor lo sostuvo aún en la muerte y en  la condenación que Él sufrió porque el amor no muere, no deja de ser. ¡Nunca digas que ya no tienes amor! El amor es eterno, por eso es que Dios detesta el divorcio porque cuando Él une a un hombre y a una mujer pretende que ellos queden unidos por su amor. Si no te han amado, si te ha faltado amor, yo hoy te profetizo que se termina sobre ti la falta de amor porque el amor de Jesús llenará tu vida.

Dile a Dios: “Señor, asumo que me has amado y tuviste dispuesto a dar por mi mucho más de lo que yo estoy dispuesto a dar por ti. Mi amor por ti es mezquino. A veces ni me interesa tu amor porque espero el amor de alguien que me falló. Yo quiero renunciar a mi egoísmo Señor, y dejarte que llenes mi corazón con tu presencia poderosa”.

“Señor Jesús, reconocemos tu gran amor, reconocemos que derramaste tu sangre en una cruz y entendemos que fue la expresión más pura de amor. ¡Establece tu reino y tu poder en nuestras vidas y en nuestros corazones! Perdona nuestros pecados, Padre. Reconocemos que por tu gran amor tenemos vida y vida eterna; tenemos la vida triunfante de Cristo en la resurrección. La vida de Cristo está en nosotros, el poder y el amor de Cristo está en nosotros. Te damos gracias Dios, en el nombre de Jesús, amén”.

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LIBERTAD DEL TEMOR

INTRODUCCIÓN

La relación más importante que muestra la Biblia es la relación de Dios Padre con su Hijo Jesús y es el modelo de la relación más importante que existe en la tierra, entre un padre y un hijo o un padre y una hija. La figura más importante y más necesaria es la figura del padre. En la sociedad hay una gran falta de paternidad y se les ha transferido esa carga a las madres. La sociedad  ha tergiversado la figura paterna y se le han atribuido a la madre un sin fin de roles que debiera cumplir el padre, entonces amamos a mamá porque ella se hizo responsable, ha tomado la carga y vela por los hijos. Pero no fue así el proyecto en el corazón de Dios; en sus planes estaba que el hombre amara a su esposa y a su familia, que la sustentara y les brindara el afecto que su esposa e hijos necesitan.

En una familia, la figura principal es la del hombre ya que él es cabeza en el matrimonio y el sacerdote del hogar, pero esto se ha desfigurado con el tiempo y debemos volver a buscar el modelo bíblico porque hay demasiadas personas muy heridas, yo diría que la mayor parte de la población sufre heridas que son consecuencias de la falta de paternidad. Aunque el padre esté en casa, si el modelo que él es para sus hijos no es el correcto, les hace daño en su formación.

Son muy importantes los padres y no quiero minimizar el rol de la madre, pero la Biblia nos dice que el esposo representa a Cristo, que éste da la vida por su esposa, la sustenta y la cuida. Hay muchas mujeres que son valientes y heroínas pero se han quedado con el deseo de tener un hombre a su lado que las ame, como una mujer de unos cincuenta años que recientemente me declaró sollozando que necesitaba un hombre que la amara. Es importante el rol que cumplen las madres, pero hoy quiero hablar acerca de la importancia del rol del padre. Dios se presenta como un Padre y el modelo o figura que necesitamos conocer y entender es la relación que existe entre Dios el Padre y su Hijo que envió al mundo, Jesucristo. No encontraremos nunca en ningún lugar del mundo una relación tan preciosa entre un padre que ama de verdad a su hijo, como Dios ama a Jesús.

MI PADRE JOAQUÍN

Yo tuve un papá luchador que nos cuidaba mucho; tener cinco hijos varones no resultaba fácil para mi mamá pero la figura de mi padre fue muy trascendente. Para mí, mi papá era Superman, Spider-man, y todos los superhéroes juntos; una vez lo vi saltar una pared y quedé impresionado, yo miraba esa pared y exclamaba: “¡Por ahí saltó mi papá!” La pared no era tan alta, pero yo miré desde mi estatura pequeña y la vi grande. La figura de mi papá me infundía confianza; cuando yo estaba en primer año de escuela, los ómnibus pasaban por la avenida donde se encontraba mi escuela, pero no nos dejaban subir en la puerta sino que debíamos esperar a que diera vuelta y tomarlo al frente. Mi papá fue a hablar con los directivos de la empresa para quejarse, entonces me dijo que no cruzara la calle sino que le hiciera señas al ómnibus cuando pasara por la puerta, mientras él se escondía detrás de un árbol a observar para ver si paraban o no. Mi papá me infundía aliento y confianza, yo sabía que podía contar con él.

He dicho y lo reitero, que los niños vienen vacíos al mundo y muchos padres nunca han podido abrazar a sus hijos porque nunca han recibido un abrazo de su progenitor, o no dan amor porque ellos no han recibido amor. Un domingo, cuando era niño, habíamos ido a la iglesia y al regresar a casa de noche, encontramos todo revuelto; mi mamá era muy miedosa y mi papá si tenía miedo, ni nos enterábamos, porque era el hombre de la casa. Al entrar, se sintieron los gritos de mi mamá: “¡Joaquín, han entrado los ladrones!” Y yo ahí parado mirándolos a los dos: mi mamá inmediatamente me infundió miedo, pero mi papá con voz firme, dijo: “Tranquila, Vicenta. Vamos a entrar, no pasa nada, no hay nadie”. Yo iba detrás de él, investigando lo que había pasado, pero te aseguro que si en ese momento no hubiese estado mi papá, yo no entraba ni loco.

Los padres llenan a los hijos con lo que los hijos después van a dar. Ningún hijo viene lleno de amor, pero cuando el papá le habla, lo abraza y juega con él se va formando un vínculo hermoso. Cuando nace el niño, comienza a reconocer la voz de su mamá y de su papá y se alegra. Mi esposa se deleita con nuestra nietita más chiquita y cuando le habla, la bebé la mira y le sonríe; la niña recibe ese amor, ese afecto que le da a ella aliento para vivir.

Tal vez tu padre nunca te dio un abrazo, si tenías un problema en la escuela no podías contar con él y no sólo no te ayudaba, sino que te maltrataba e insultaba y todo eso va haciendo que las personas se llenen de sentimientos de amargura, de angustia, de resentimiento y rechazo. Y eso, a la hora que un joven o una joven se ponen de novios y planifican casarse, les perjudica. Muchas jóvenes que no han tenido un padre amoroso y cariñoso al entrar en la adolescencia comienzan a buscar hombres con el anhelo de que éstos les den lo que no recibieron de su padre; andan buscando esa cobertura que debe ser el hombre y esas alas donde cobijarse.

¡Cuánta necesidad de padres hay! Una joven que comenzó a asistir a la iglesia necesitaba el afecto y el abrazo de su padre, pero éste estaba muy ocupado en sus negocios, además tanto la madre como la joven sabían que él andaba con prostitutas. Siendo una estudiante universitaria, pensó: “A mi papá le gustan las prostitutas, entonces me voy a hacer una de ellas para ver si me presta atención”. Y así hizo, pero cuando el padre le recriminó por lo que estaba haciendo, ella le respondió: “¿Pero no es que te gustan las prostitutas? Nunca me diste afecto a mí que soy tu hija a ver si ahora tengo tu atención”. Y se volvió una prostituta vip, hija de un empresario.

¿Dónde están esos hombres que la sociedad necesita? La vida se construye con amor y si no es así, se destruye. ¡Gracias a Dios por las mujeres que asumen el rol de padre y madre, pero eso no está bien! ¡Algo tiene que cambiar en el corazón de los hombres! Malaquías 4 dice que antes de que venga el día de Jehová grande y terrible, el corazón de los padres se volverá al de los hijos y el de los hijos hacia los padres. La Biblia señala que nosotros amamos a Dios porque Él nos amó primero. Como dije, un niño nace vacío, entonces el padre comienza a darle afecto al hijo y en respuesta, ese hijo que ha sido llenado con amor, da amor; de esa manera se multiplica el amor, por lo que el amor se extiende de los padres hacia los hijos.

¡Papá, tu hijo te necesita! Hay miles de niños en la sociedad que necesitan de adultos que sean amorosos con ellos, esos niños necesitan conocer el amor. En un culto, dije que quería darles un abrazo a quienes nunca han recibido uno de parte de su papá, y pasó un niño de unos diez años al cual abracé y me dijo que no conocía a su papá. La mamá falleció hace muchos años y vive con su hermana mayor; esa joven se hizo cargo de seis hermanos y además tuvo dos hijos y no es casada. Detrás del niño pasó la hermana de veintiún años a recibir un abrazo y detrás el hijito de ella. ¡Cuánta necesidad de amor! Todos los días trato con personas cuya carencia más grande es la falta de paternidad.

MI PADRE CELESTIAL

No te quiero hablar de la paternidad de un pastor ni de tu padre terrenal sino que quiero hablarte acerca del Padre que tienes en el cielo y te aseguro que aunque tu padre no te haya tenido en cuenta ni te haya dado amor, tu verdadero Padre es el Dios que creó los cielos y la tierra. ¡Ese es tu Padre quien va a cambiar tu vida, va a llenar tu existencia y a darte todo lo que tu padre terrenal no te dio! Dios te dará fuerzas, iniciativas, fe y esperanza; con Él caminarás seguro. Las personas no caminan con seguridad en la vida porque sus padres les han infundido inseguridad. Las madres han hecho de heroínas, pero ellas han sufrido muchas angustias, temores e inseguridades y les han pasado esos sentimientos a sus hijos. Mujeres que no han tenido un buen noviazgo o matrimonio por causa del rechazo y se bloquean afectivamente rechazando el sexo masculino porque quien les tenía que haber dado amor y seguridad no cumplió con su rol. Esas mujeres se han enamorado, pero no confían en los hombres. Son muchas las personas que me dicen que no pueden confiar en mí porque no creen en los hombres, porque su padre le ha fallado. ¡Es muy grande el estrago en la sociedad por la falta de una paternidad responsable!

Cuando Jesús les enseñó a sus discípulos cómo dirigirse a Dios, no les dijo: “Vosotros pues orareis así: Padre eterno que estás en el cielo…” Él les dijo: “Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en el cielo…” Digamos que Dios es el Padre por excelencia y le da al hombre la imagen paterna para que se desempeñe como tal. La tarea más importante de los hombres no es ser futbolistas, no es ganar un buen sueldo para llevar a su casa; la tarea más importante de los hombres es la de ser padres. Un buen padre genera afecto, fuerza, ánimo y fe, y con eso sí, los hijos y las hijas pueden enfrentar la vida. Para que las personas dejen de andar por la vida necesitando el abrazo de un padre o de un hombre en su defecto, Dios nos ha dejado su historia, la del Padre con su Hijo amado.

Leemos en Juan 20:16, que Jesús ya resucitado, tiene un encuentro con María Magdalena. “Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios”. El título más importante que tú tienes en la vida no es el de padre sino el de hijo de Dios. ¡Esto no es cualquier cosa! No tenemos que ponernos en el rol de padre sino en el de hijos; los hijos reciben de los padres y nosotros amamos a Dios porque Él nos amó primero. Los hijos aman a sus padres porque éstos aman a sus hijos primero. Un padre no puede dar lo que no ha recibido y lo que tienes que recibir lo recibirás de tu Padre que está en el cielo.

En mis años de pastor he visto hombres que no han tenido un padre que les haya dado afecto, que nunca los tuvieron en cuenta; hombres que se han revolcado en las drogas, los he visto asistir a la iglesia y establecer una relación de padre a hijo y de hijo a padre con Dios y hoy son buenos padres, ellos tienen para dar y aunque sus padres nunca les han dado nada, ahora esos hombres son excelentes esposos y padres amorosos. ¡Qué grande es Dios porque Él te da lo que tu padre no te ha brindado! Dios te adopta como hijo y no se trata de cualquier adopción. Cuando una persona adopta a una criatura ese niño sigue teniendo el ADN de su madre y padre biológicos, pero cuando el Señor nos adopta como hijos nos da su identidad y nos trasmite su naturaleza, a eso Jesús le llama el nuevo nacimiento y nosotros somos renacidos, nacidos del Espíritu Santo, no de un ángel, de un arcángel o querubín; somos renacidos del Espíritu del Dios del cielo. Es Dios mismo quien engendra vida dentro de nosotros, por lo cual no sólo somos adoptados sino que somos hijos. Y como dice el apóstol Pablo en la palabra de Dios: “Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo…” (Romanos 8:17).  “No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios”.

Jesús es el Hijo del Dios viviente, tú y yo también lo somos y el Señor te dice hermano, hermana. Hemos admirado tanto la historia de Cenicienta, una joven que no era nadie y al final el príncipe se enamora de ella y se casan, pero eso es una cuento creado, en cambio lo que te estoy predicando hoy acerca de la paternidad de Dios es para celebrarlo y no es una cuento sino una historia real. ¡Así te ama Dios! Tu paz y tu bendición están en tu Padre. ¡Llámale papá! Romanos 8:15 dice así: “Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” Esta expresión significa: “papito querido”. ¿Puedes entablar una relación así con Dios o tienes miedo de acercarte a Él? ¿Tienes la idea de que Dios no te escucha o no tiene tiempo para ti? ¡No! El Señor no es como tu padre terrenal. ¡El Señor es el padre de los padres! Una abuela de noventa y ochos años pasó a donde estaba yo y me dijo al oído: “Mi papá nunca me abrazó. ¿Usted me puede abrazar?” Hoy tú puedes recibir el más grande de los abrazos, el abrazo del Padre”. Dios ha salido a buscar hijos pródigos, hijos que están estancados en la vida porque algún rechazo o resentimiento los tiene frenados y sin iniciativas.

Leemos en 1ª Juan 3: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él”. Tanto amor tiene el Padre que nos ha hecho hijos; no somos advenedizos, no somos de otra familia, no somos de la calle. El amor de Dios es tan grande que nos ha hecho sus hijos. Oro que esta palabra penetre en tu corazón y que por primera vez en tu vida te sientas hijo e hija del Dios viviente y no un mendigo del mundo. ¡No eres un mendigo! ¡Eres un hijo y una hija de Dios!

CONCLUSIÓN

Cuando tenía unos diez años de edad, mi papá compró su primer auto. ¡Toda la vida habíamos andado en moto! Estábamos contentos por viajar adentro de ese auto. Yo le decía a mis amiguitos: “Vamos a subirnos a mi auto”. Yo no decía “el auto de mi papá” sino “mi auto”. Yo tenía conciencia de que lo que era de mi padre también era mío. Siendo niño no le decía a mi padre: “Oh, padre mío, ¿puedo abrir la heladera y sacar algo para comer?” Yo llegaba a casa, abría mi heladera y me servía lo que quería. Nunca dije: “Voy a la casa de mi papá”, sino que decía: “Voy a mi casa”. La casa de mi papá era mi casa así como la heladera y los alimentos que habían adentro. ¿Tú tienes esa confianza como para sacar de la despensa del cielo lo que necesites para comer? ¿Tienes esa confianza para acercarte a Dios creyendo que eres parte de su familia? Jamás llegarás a ser un gran siervo y servir a Dios si primero no eres un gran hijo de Dios. El hijo de Dios es el que el Padre ama, llena y sustenta y una vez que aprendió a ser hijo y aprendió a acercarse al Señor como tal, entonces puede comenzar a servirle a Él porque ha sido servido por el amor del Padre. “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios” (1 Juan 3:1).

En el libro de San Juan capítulo 1 versículo 12 dice así la palabra de Dios: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. ¡No es cualquier cosa! ¡Es para quienes le han creído! Quizás nunca te sentiste un verdadero hijo o hija de tu padre o de tu madre terrenal pero no puedes desarrollar tu vida si no logras experimentar esta relación de hijo o de hija con el Padre celestial. La relación entre el Padre y Jesús su Hijo era maravillosa. En una oportunidad los discípulos le insistían que tenía que comer y descansar, pero el Señor les respondió: “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra” (Juan 4:34). El Señor era totalmente Hijo y en el peor momento de su vida, el más difícil que le ha tocado vivir, cuando ya no le quedaba aliento en la cruz del calvario, le dijo al Padre: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lucas 23:46), demostrando la confianza que tenía en el Padre más allá de la muerte. Había cargado sobre Él el pecado de todos nosotros; fue hecho maldición por causa de nuestros pecados y padeció bajo la carga del pecado de todos y cada uno de nosotros. Abandonado por el Padre, Dios se retiró de Él, si no hubiera sido así, Jesús no moría, pero murió y encomendó su espíritu en las manos del Padre. Aún ahí podemos apreciar la confianza que tenía el Hijo en su Padre, y el Señor dijo de Él: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3:17).

Si buscas en la Biblia, encontrarás mucho acerca de esta preciosa relación que hubo entre Jesús y el Padre. Un día se les perdió a María y a José, y cuando lo encontraron, su madre le dijo: “Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia. Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?” (Lucas 2:48 y 49). Jesús tenía una clara identidad en su Padre y sabía con certeza que era el Hijo de Dios.

Hoy el Señor te dice: “La relación que yo tengo con mi Hijo amado es la relación que quiero tener contigo”. Somos coherederos juntamente con Cristo, según Él somos sus hermanos. Sus seguidores eran sus discípulos, pero después de resucitar, cuando se encontró con María Magdalena, le dijo: “Ve y dile a mis hermanos…”

¿Puedes comprender la relación filial que tenemos con Jesús? ¿Te han herido? ¿Te han fallado tu padre y tu madre? ¿Has iniciado una relación de noviazgo y de matrimonio en inseguridad, sin certeza y te ha ido mal? ¿Tu matrimonio va mal y tu familia se desmorona? Hoy el Señor te dice: “Entrégame hoy tus cargas y adóptame como tu Padre aunque yo ya te adopté como mi hijo, como mi hija”.

Necesitas afirmar tu relación con el Padre celestial; tal vez nunca has visto a Dios como un verdadero Padre, pero ahora crees que el Señor te dará todo lo que te falta y necesitas; el amor que te ha faltado, el Padre te lo da en esta hora. Si no tenías clara la relación filial con Dios quiero orar por ti: “Padre, mira por aquellos solitarios que han luchado en la vida, arrastrando angustia, arrastrando su pasado, sin afecto paterno o materno. Tócalos con tu poder, Dios mío. Descienda tu Espíritu de adopción sobre ellos, en el nombre de Jesús. ¡No son bastardos, son hijos! ¡No son allegados, son hijos! ¡Recibe el Espíritu del Padre! ¡Eres amada, eres amado, te dice el Señor!”

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LIBERTAD DEL TEMOR

INTRODUCCIÓN

Leemos en Génesis 37:3 y 4: “Y amaba Israel a José más que a todos sus hijos, porque lo había tenido en su vejez; y le hizo una túnica de diversos colores. Y viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos sus hermanos, le aborrecían, y no podían hablarle pacíficamente”.

Estos versículos tienen escondidas algunas verdades que quiero manifestarte y una de ellas es que los seres humanos no sabemos amar. ¿Cómo puede ser que amando hagamos daño? Si uno no ama bien, produce malas obras; si amamos mal producimos divisiones. Es común ver padres que hacen diferencias entre los hijos provocando amargura y heridas que acompañan a las personas durante toda su vida. Está mal cuando se ama mal pero es peor cuando no se ama o no se sabe amar.

Vienen a mi mente varios casos; Jacob, a quien Dios le cambió el nombre y le puso Israel, de quien surgió la nación de Israel, tenía diez hijos en ese momento y José era el número diez, el más chico, quien le había nacido en la vejez. Ya era viejo Jacob cuando le nació un hijo varón y se volvió loco con él. Comenzó a amarlo con una pasión desmedida, haciendo diferencia con el resto de sus hermanos y una de las diferencias que marca la Biblia era que a Josecito le hizo una túnica bordada de varios colores; en ese tiempo no era algo muy normal ya que las túnicas eran de un color natural, un poco aburrido diría yo. Pero las personas de dinero tenían acceso a las tintas con las que se teñían las telas o los hilos con que se confeccionaban y se podían dar el lujo de usar túnicas de colores. Jacob veía a su hijo con su túnica y se volvía loco, mientras los hermanos veían que hacía diferencia entre ellos y José. Era el consentido de la casa, se sentía tan especial y creo yo que miraba de reojo a los hermanos, entonces éstos comenzaron a detestarlo y según señala la Biblia, ellos no podían hablarle pacíficamente; este término viene de paz por lo que entendemos que no había paz cuando hablaban con José. Cuando llegaba, tal vez le decían: “¡Ya estás acá otra vez!” No había manera de frenar esa bronca que tenían y la historia nos cuenta que hasta lo quisieron matar. También lo vendieron de esclavo a unos comerciantes que pasaban por ahí y lo llevaron a Egipto.

Pero yo quiero centrar tu atención en que la Biblia afirma que Israel amaba a José más que a todos sus hijos. Cuando amamos mal, lo hacemos seleccionadamente, o sea que seleccionamos a quien amar y a quien no; cuando hacemos eso, hay confusión interna en nosotros, la cual no nos permite amar como Dios quiere que amemos. El verdadero amor no se da por medida; el verdadero amor es una fuente inagotable de bendición y de poder. No es que les damos más amor a unos que a otros porque escasea; el verdadero amor es una fuente que brota de nosotros y va llenando todos los vacíos que hay en las personas que nos rodean. ¡El amor es de Dios! Dios es amor y su amor todo lo llena.

No le negamos amor a otra persona porque nos esté faltando sino porque no queremos, porque no nos gusta la cara por ejemplo, o nos cae pesada esa persona; o porque arbitrariamente seleccionamos a alguien que nos gusta más, para amar, alguien que nos llene o satisfaga. Y cuando hacemos eso no estamos obrando por el poder del amor sino por el poder de la lascivia. El amor selectivo busca a alguien que nos llene; pero el verdadero amor no busca que yo me llene sino llenar a los demás, bendecirlos y hacerles bien. Toda la obra de Dios tiene sus raíces y su fundamento en el amor. ¡Dios es amor! Todo lo que sale de Él es por el impulso de ese motor poderoso que es el amor.

AMOR: FUNDAMENTO DE LA OBRA DE DIOS

Dios hizo el sol con amor, de tal manera que los que no estamos acostumbrados a mirar sólo las paredes, nos sorprendemos al verlo y disfrutamos de cada amanecer y atardecer. El hogar de niños de Haití está ubicado en la falda de una montaña y vemos cómo se pone el sol, abajo en el mar. ¡Todas las tardes disfrutamos de una puesta de sol espectacular! Cuando he ido, me he dedicado a fotografiar varias puestas de sol porque no había una igual a la otra. No sólo tenemos la necesidad de un sol que nos da energía sino que disfrutamos de su belleza y Dios lo hizo para que nos deleitemos. Es tan maravillosa la obra que ha hecho Dios y en cada generación se han levantado poetas que hablan maravillas acerca de este astro. Es que Dios todo lo ha hecho con amor, con belleza, sabiduría e inteligencia. Nos alegra la salida y la puesta del sol; y no hay poeta que no haga mención de la belleza de la luna.

Estuve en la ciudad de Tacuarembó en medio del campo perdido, ¡una belleza! ¡Qué silencio más hermoso se disfruta allí! El único ruido que hay es el canto de las aves y Dios ha hecho los campos con amor. ¡Todo lo ha creado con amor! A ti también te ha creado con amor. Toda obra buena y justa está fundamentada en el amor; todo lo que sale de él es bueno y justo, bendice y hace justicia. Dios anda buscando recipientes para llenar con su amor, porque le sobra. Nadie se preocupa que le falte oxígeno, respiramos tranquilos porque Dios lo ha hecho en abundancia y es mentira que cuando lleguemos a ocho mil millones de habitantes en el planeta va a escasear el oxígeno, quédate tranquilo porque Dios ha hecho las cosas bien. No es que el agua va a escasear porque Dios nos ha dado abundantemente de este bien. ¡Todo lo hizo en abundancia! Y su amor no se acaba ya que es una fuente de bendición y el Señor está buscando recipientes para llenar. Él no quiere que suceda como con la familia de Jacob quien no amó bien sino que produjo división en su propia familia. Tú dirás: “Lo amo porque es mi hijo más chico”. Cuando el amor no está bien dirigido, no sirve, mientras que si está bien dirigido une la familia y bendice. El amor une matrimonios, une a los padres con los hijos y a los hijos con los padres. El amor crea relaciones extraordinarias en la sociedad y hace que nos vinculemos bien con otros, pero está faltando amor. El mundo está infectado de personas que quieren matar a sus propios hijos, así como hacen las mujeres al abortar, y es porque se aman a sí mismos, no aman al hijo que está por venir porque les estorba, porque no llegó en el tiempo que ellos querían. ¡Amas más tu vida que la de tu hijo! ¡No puede ser!

Muchos padres no han sabido amar, no han querido o no han podido hacerlo, y sin importar cuál es la causa, hay dolor en el corazón de los hijos. Una joven me dijo un día que si ella hubiera sido varón tal vez su papá la hubiera amado. “Mi padre amaba más a los varones que a las niñas y yo para que él me amara comencé a hacer cosas de hombre. Me cortaba el pelo bien cortito, jugaba al futbol y hacía todo lo que hacían mis hermanos porque quería la aceptación de mi padre”, me dijo la joven. Ella se crió con un vacío y una necesidad de recibir afecto, de ser elogiada por su padre y a mí me dolía el corazón cuando la escuchaba. ¡Qué triste cuando un papá se niega a bendecir a su hija sólo porque es mujer! Pero sucede al revés también, tal vez a un padre le gustan las niñas y desprecian a sus hijos, entonces les dicen palabras hirientes o no les prestan atención.

En una oportunidad, yo entré al  baño de la iglesia y se me acerca un hombre de más de sesenta años de edad queriendo hablar conmigo. ¡Hasta qué edad llegan los dolores del alma! Él me dice: “Pastor, necesito hablar con usted porque no doy más. Toda mi vida he luchado, he estudiado y trabajado pero todo lo que hice fue para ver si conformaba a mi papa, pero nunca lo logré. Él nunca estuvo conforme con nada de lo que hacía. Me casé, fui padre, formé una familia y me doy cuenta ahora que nada hice por ellos sino por recibir la aceptación de mi padre”. ¡El hombre se abrazó de mí y se largó a llorar ahí en el baño! ¿Qué es lo que hace el amor? El amor sana heridas profundas del corazón, por lo tanto las relaciones también son sanadas. ¡El mundo necesita que las relaciones sean sanadas!

El hombre ha inventado cosas, como por ejemplo, el derecho de rehacer su vida porque entre los cónyuges ya no se soportan, y cualquier cosa es buena cuando ya el amor no funciona. Buscan otra mujer u otro hombre para rehacer sus vidas, entonces, quedan los hijos sin saber qué hacer. Los empiezan a repartir, vos con tu padre, después con tu madre o con la abuela, y ellos miran sin poder entender, pero el amor no hace eso. Si tú dejas obrar a Dios en tu vida, Él derramará amor sobre ti y el amor es sabio, es prudente, hace bien las cosas; el amor todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta, todo lo sufre. ¡El amor nunca deja de ser! Hombres y mujeres pretenden rehacer sus vidas y deben ensamblar una familia juntando a todos los hijos de cada uno en una pieza de la casa; de ahí que algunos niños dicen: “Mi padrastro cuida más a sus hijos y a nosotros no nos quiere”. ¡El hombre no sabe amar! El hombre necesita a Dios porque Dios es amor.

También surgen cosas como estas: “Mi amor, sos lo más lindo que tengo, sos mi hija y te amo un montón pero mamá está rehaciendo su vida y mi nuevo novio no quiere que vivas con nosotros”. La madre trata de explicárselo bien para que la niña entienda pero la hija piensa que la está cambiando por ese hombre y el mensaje que le llega a ella es: “Yo no soy importante para mi madre. Ella dice que me ama pero no es así. No puedo vivir con ella y me obliga a ir a vivir con otra persona”. Y en el peor de los casos le dice: “Hija no me estorbes, dejame hacer mi vida. Buscate un hombre”. ¡Así le dijo una madre a su hija de trece años! ¡Así es como se destroza la sociedad! No sabemos cómo amar ni sabemos a quién amar. La mujer se aferra a un hombre dejando a su hija y éste en poco tiempo le hace otro hijo y la abandona.

La sociedad se está resquebrajando porque la familia se está resquebrajando; y aun dentro de la iglesia hay falta de amor en los creyentes, y yo no te puedo obligar a amar. El amor no se da porque yo tenga buena voluntad o buenos deseos. Dios es amor y lo que falta es presencia de Dios en tu vida. Dios no puede exigirte que ames si primero Él no te provee de amor, y si Él te exige que ames es porque tiene amor para darte, y quiere que dejes entrar en tu corazón de esa fuente inagotable de amor. ¡Necesitas ser lleno del amor de Dios para poder bendecir a los que te rodean!

La madre y el padre le dicen a su hija que no puede tener ese hijo, que le va a arruinar la vida, que no va a poder estudiar y deciden matar a ese niño. ¡Se convierten en criminales de sus propios hijos! Nos escandalizamos cuando Estados Unidos o Rusia tiran bombas y matan a los niños pero peores son las mujeres que matan a sus hijos que están en sus vientres. Claro que si tienes amor te vas a aferrar con todo a tu hijo y no amarás más una computadora, una profesión o un sueldo que a tu hijo. No existe el amor selectivo; no existe eso de que cuando tengas eso que tanto deseas entonces ahí tendrás un hijo. ¡El amor tiene que entrar ahora en tu corazón y Dios debe gobernar tu vida! El Señor no te va a dejar faltar el alimento. ¿Cómo Él te va a decir que mates a tu hijo que llevas en tu vientre porque te va a faltar comida? Aquel que todo lo puede, quiere llenarte de amor y el que está lleno del amor de Dios, es feliz.

El abuelo puede dejar marcas porque era abusador; el papá puede haber dejado un vacío porque se fue de la casa, o la mamá porque decidieron rehacer sus vidas dejando de lado a sus hijos…

AMOR: LA ESENCIA DE DIOS

Cada una de esas experiencias dejan vacíos pero Dios es experto en llenarlos y cuando Él te llena con su amor ya no llorarás más a tu padre que nunca te abrazó o a tu madre porque te abandonó. ¡No, porque el Señor llena tu existencia! ¡Si lo tienes a Dios lo tienes todo! Él es el todo para mí. Dios es amor y quiere hacer cosas grandes en tu vida. Jacob eligió qué hijo amaría más, pero Dios no hace eso; El Señor nos ama a todos por igual. Dios te ama, no importa si eres el primero o el último. Él no te ama por tu cara porque si fuera así no te amaría. Dios te ama porque eres su creación. Él no puede negarse a sí mismo, te ama porque te concibió; Dios te trajo al mundo, no fue tu madre ni tu padre, tú naciste por voluntad de Dios.

El rey David dijo: “Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá” (Salmo 27:10). ¡Aunque ellos no estén conmigo Dios sí está! Lamento mucho que haya cristianos que no han conocido el amor de Dios; ellos ha asistido a la iglesia y no les fue suficiente el amor de Dios. Les decimos que Dios les ama profundamente pero se lamentan porque el padre nunca les abrazó. Hoy Dios quiere llenar ese vacío y sanarte. ¡El amor sana las heridas!

El hombre comete injusticias aun sin querer, porque queriendo defendernos del mosquito trasmisor del Zica, mandan a las mujeres que aborten. Muchas mujeres infectadas del virus dieron a luz hijos sanos, entonces los médicos matan por las dudas, y las madres acceden porque se los dijo un doctor. Arman una matanza de niños y después dicen que aún no está comprobado si es que el mosquito trasmisor del Zica causa microcefalias en los bebes, pero como señal de advertencia matan a los niños. Esto es como cuando Herodes mandó matar a los niños menores de dos años porque llegó a sus oídos que había nacido un niño que era el Mesías. Le dijeron que el que había nacido sería rey de Israel y decidió matar a los niños para librarse de ese Mesías. ¡Como si Dios fuera tonto! Él no envió en vano a su hijo al mundo. El Señor no ama selectivamente, no importa quién seas o qué te enseñaron tus padres, Dios te ama profundamente. No importa cómo te ha catalogado la sociedad o lo que ésta piensa acerca de ti; Dios tiene los mejores pensamientos acerca de ti y las mejores ideas para ti. Cuando le conozcas profundamente y no hay manera más profunda de conocer a Dios que amarlo, entonces conocerás qué grandes cosas tiene el Señor para ti. Él tiene un almacén de bendición y quiere transformarte en bendición, y cuando te llena, no es solamente para que te sientas lleno sino para que también desbordes y salpiques a los que están cerca de ti. ¡Dios puede sanar las heridas más profundas de tu corazón y cambiar tu historia! ¡El que está en Cristo es una nueva criatura, las cosas viejas pasaron he aquí todas son hechas nuevas! Cuando Dios llena a una persona con su presencia, ésta nunca vuelve a ser la misma. ¡Ya no serás igual! ¡Dios va a cambiar tu historia! Él cambiará tu relación con tu madre, tu padre, tu cónyuge, tu suegra; cambiará la relación con tus hijos porque el amor es sabio.

Dicen que el amor es ciego, pero la Biblia declara todo lo contrario; la palabra de Dios señala que el amor todo lo puede, también que las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. El amor es un fuego impetuoso que devora a su paso y destruye todo lo malo y establece todo lo bueno. Por eso el Señor ha fundamentado todo en el amor a Dios y en el amor al prójimo; no hay otra cosa más importante que amar a Dios y a nuestro prójimo y amar a Dios implica amar a mi prójimo. Juan 3:16 dice que de tal manera amó Dios al mundo; mira si dijera que de tal manera amó a los rubios o a los pelados. Dios no ama a los hombres por el hecho de que son hombres y detesta a las mujeres porque son mujeres, el Señor ama a todos por igual. Nosotros como padres somos imperfectos y necesitamos el amor de Dios para no hacer “la burrada” que se mandó Jacob al establecer una disensión de muerte entre sus hijos, ya que los hermanos de José quisieron matarlo, después vieron que era mejor negocio si lo vendían y así hicieron, todo porque no podían hablarle pacíficamente y fue porque el padre amó desmedidamente a uno más que a otros. La Biblia dice que Dios amó al mundo y eso te incluye a ti y a Él no le preocupa que tan malo seas o cuántos pecados has cometido; Dios te ama y quiere que abras tu corazón para que pueda llenarlo con su presencia. ¡Hoy el Señor te traerá alivio y paz!

He viajado recientemente a la ciudad de Tacuarembó con un joven y recordamos el tiempo en que se casó con una muchacha que no quería saber nada de la vida porque siendo una niña, su madre se fue de la casa y su papá la tomó de esposa poniéndola a cargo de sus hermanos, la hacía limpiar y cocinar, y hasta abusó de ella por mucho tiempo. Cuando la chica logró escapar de ese infierno se fue con un muchacho que la decepcionó mucho ya que lo descubrió con varias mujeres, quien también abusó de ella. Destruida se sentó en un muro que hay en frente de la iglesia que da a un túnel donde pasan vehículos, dispuesta a quitarse la vida. En eso estaba, cuando levantó la vista y vio el cartel de la iglesia que decía Misión Vida, comenzó a escuchar las canciones que estaban cantando adentro y decidió cruzar para ver de qué se trataba; entonces entró y me escuchó predicar acerca del amor. Al finalizar la prédica llamé al frente a aquellos que estaban necesitando un abrazo de parte de Dios, porque yo les quería abrazar y esa joven pasó llorando. Cuando la abracé, el fuego de Dios la envolvió y le cambió la vida. ¡No se fue más de la iglesia! Quería ayudar en lo que fuera necesario y resulta que se encontró con el joven que cuidaba la iglesia; él la ayudaba a limpiar, la aconsejaba, la consolaba y le daba palabra de Dios, así hasta que se enamoró de ella, hoy están casados y sirven a Dios. ¡Yo me deleito en ver cómo Pablito ama a Gigi y cómo ella lo ama a él!

CONCLUSIÓN

Viene a mi mente otra chica que nació siendo despreciada por su mamá; desde muy pequeña tenía que escuchar a su madre que le decía asquerosa, negra fea, estúpida, y la echaba de su lado. Esa niña con cinco años de edad había sentido hablar de Dios y del cielo y pensó que estaría mejor en el cielo que aquí, entonces dijo: “Me quiero ir con Jesús”. Tomó un carrito que tenía y un muñeco, ella vivía pegado a una ruta y aunque tenía prohibido acercarse, decidió cruzarla para que un auto la pisara porque pensó que estaría mejor en el cielo que aquí. Un vecino que la vio, la agarró y se la llevó de nuevo a su madre. Esa niña se crió escuchando las palabras hirientes que le decía su mamá, quien además le expresaba: “A vos nunca nadie te va a querer y nunca te vas a casar”.

Quiero decirte que tuve el privilegio de casarla. Recién cuando experimentó el amor de Jesús, ella comenzó a creer que podía ser amada y se casaría algún día. Isabel llegó a la iglesia a la edad de treinta años y ya había decidido que su vida no tenía sentido, que su destino era lo que estaba viviendo y tenía un gran vacío pero Cristo llenó su vida, la llenó de gozo y le dio un novio con quien se casó. Cuando ella entró a la iglesia, una hermana que estaba en la puerta la abrazó y le dijo: “¡Bienvenida!” Yo honro a esa hermana que abrazó a Isabel porque ese abrazo que le dio era de Dios. El amor de Dios no es como el nuestro ni como el de Jacob que discrimina, separa y hiere; el amor de Dios te hace sentir parte de la familia de Cristo. Puede ser que asistas a la iglesia seguido pero todavía tienes heridas en tu corazón que no se sacian porque estás buscando ser saciado con aquellos que no tienen para darte. Si quieres que tu padre te dé un abrazo, entonces no estás buscando que Dios llene ese vacío, sino tu padre. ¡Así estás despreciando el amor de Dios! Tú tienes que dejar que el Señor te llene y te libre porque con las heridas que tienes vas a tratar con tu cónyuge, con tus hijos, y las heridas condicionan tu relación con los que te rodean.

Dios tiene la medicina para esta enfermedad tan grave que es la falta de amor, una epidemia que está destruyendo la sociedad, y el remedio que Dios tiene para ellos, es el amor. Él quiere derramarse dentro de ti hoy y consolarte por la falta de aceptación de tu padre o tu madre, porque te abandonaron, porque no te han besado ni abrazado. ¡Dios sí sabe amar! Yo he descubierto que el mayor remedio de Dios para el mundo, para la mujer rechazada, para el alcohólico, para el que se droga, para la mujer herida por causa del engaño de su esposo, es el amor de Dios. No sé por qué valle de sombra de muerte estás atravesando, mas Dios te dice: “Yo quiero sanar tus heridas. Quiero quitar tus angustias, librarte de tus temores y quitarte esa carga que tienes encima”. ¡No importa cuántos años tienes de creyente o si recién te has acercado hoy por primera vez a la iglesia, Dios tiene un anhelo profundo por llenar tu existencia con su presencia y con su amor!

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LIBERTAD DEL TEMOR

el-poder-del-amorINTRODUCCIÓN

Quiero hablarte de dos elementos fundamentales, los cuales provienen de Dios: El amor y el poder. El amor es lo que mueve a Dios a hacer todo lo que hace. ¡Él no hace nada sin amor! ¿Qué lo movió a crear el universo y el sistema solar? ¡El amor! ¿Qué lo movió para crear al hombre? ¡El amor! Para hacer lo que hacemos o decir lo que decimos, para ser como somos, tenemos motivaciones; cuando hablas, algo te motiva a hacerlo. ¡Siempre hay una motivación! Cuando una persona está resentida, es el resentimiento que la mueve y lo que habla es empujado por ese resentimiento. Lo mismo sucede con la amargura; si alguien está amargado, este sentimiento motiva mal a esa persona. El odio es el que mueve a las personas también a actuar a hacer y a pensar. (más…)

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LIBERTAD DEL TEMOR

1706Leemos en Éxodo 23:25: 25Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas; y yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti”. ¡Promesa de Dios! Hoy proclamo la bendición de Dios sobre tu agua y sobre tu pan. Estoy aquí para publicar con voz de trompeta, la promesa de Dios sobre aquellos que le aman y le sirven. Proclamo hoy aquí, que Dios sanará enfermedades. ¡Dios se glorificará, mostrando su gracia, su misericordia y su poder!

Hace unos días estaba con mi señora, viendo una lista de alimentos que no pueden comer aquellos que tienen exceso de ácido úrico. Yo he tenido problemas con el ácido úrico; viendo la lista, en principio creía que no tenía que comer carne, y comencé a sustituir la carne por ensaladas. ¡Me comía una ensalada de tomates impresionante! Después de unos meses de comer tomate, alguien me dice: ¡Cuidado con el tomate que tiene ácido úrico! La sorpresa mía fue grande cuando vi la lista de todo lo que no había que comer por causa del ácido úrico, porque era una lista muy grande.  (más…)

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LIBERTAD DEL TEMOR

Yo digo que de no haber sido pastor, posiblemente hubiera sido un buen vendedor ya que tengo la habilidad, y hoy quiero ofrecerte un paquete, un proyecto, y espero que lo compres. No se si alguna vez has estado frente a una persona que estaba convencida de que te iba a vender, y tu, seguro que no le ibas a comprar nada, pero a medida que trascurría el tiempo te dabas cuenta que él iba ganando y pensabas que si seguía hablando le terminarías comprando.

Una vez tuve que felicitar a un hombre, el cual me ofreció algo que yo, por nada del mundo pensaría comprar; pero el hombre insistió y finalmente decidí comprarle, no porque necesitaba el artículo sino simplemente porque él era un gran vendedor.

Esta persona, que sostenía una caja, me paró en un semáforo en la ciudad de San Juan y me ofrecía unas copas de primera calidad. Yo pensé que estaba loco, ¿cómo le iba a comprar unas copas y en un semáforo? Me señaló que era la última caja que le quedaba, todas las demás ya las había vendido, y estaba desesperado por irse. No me acuerdo cuanto me pedía, supongamos que eran mil pesos, y me las dejaba en quinientos. Como yo me negaba, bajó el preció a cuatrocientos. Yo insistí que no, entonces me dijo: “Estoy desesperado, ¿cuánto tenes?” Me quería ir por lo que le dije que solo tenía cien pesos y aceptó. Le pagué, me puso la caja dentro de la camioneta que contenía setenta copas de todos los tamaños, y yo me fui lo más contento a mi casa. A los pocos días mi esposa me dijo: “Papi, el juego de copas que compraste en cien pesos, lo vi en un bazar a ochenta” ¡El tipo me lo había rebajado de mil a cien pesos! ¡Y yo creía que había hecho un gran negocio! (más…)

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LIBERTAD DEL TEMOR

                         INTRODUCCIÓN

Después que el hombre había pecado, desobedeciendo a Dios, el Señor se presenta en el jardín del Edén y lo llama a Adán: 9Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? 10Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí” (Génesis 3: 9 y 10). ¡Qué problema! ¡Nunca le había sucedido esto a Adán!

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