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LA PALABRA DE DIOS: El sustento de tu vida

INTRODUCCIÓN

Dios ha inquietado mi corazón y tengo la necesidad de parte del Señor de comunicarle a la iglesia con toda crudeza y certidumbre una advertencia, y se trata de que aquellos que no estén arraigados en la palabra de Dios serán zarandeados, caerán, y muchos se perderán, y no te servirán de nada los diezmos y las ofrendas que has puesto o si has asistido a la iglesia. El sustento de tu vida eterna es la palabra de Dios. Dijo el apóstol Pablo: “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría…” (Colosenses 3:16). Así dice la Biblia en Hebreos 4:12: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. Al decir que es viva, se complementa con lo que dijo el apóstol Pablo al referirse a que la palabra de Dios more, o sea, viva en abundancia en nosotros. Dios requiere templos vivos, y esos somos nosotros, pero también requiere ese lugar vivo para hacer morar ahí su palabra viva.

¡ADVERTENCIA!

El mundo será terriblemente sacudido y muchos que no conocen bien la palabra de Dios o aquellos que tienen miedo y no se aferran a la palabra de Dios, serán perseguidos y matados. Muchos se perderán. Porque el ancla de la vida es la palabra de Dios. Leemos en Juan 3:31: “El que de arriba viene, es sobre todos; el que es de la tierra, es terrenal, y cosas terrenales habla; el que viene del cielo, es sobre todos”. Aquí queda claro que Jesús viene de arriba, y este versículo también nos sugiere que hay quienes vienen de abajo. Aquí el Señor hace una diferencia entre la naturaleza que Él tiene y la naturaleza que tenemos nosotros los terrenales. Hay una diferencia de sustancia, hay una diferencia en la naturaleza de lo que el Señor es y lo que nosotros somos; y también hace un énfasis en cuanto a lo que habla el que viene de arriba y lo que habla el terrenal. Si yo dijese: “Sea la luz” nada sucede; ahora, Dios dijo: “Sea la luz” y surgió la luz. Todo estaba oscuro, desierto, vacío y en caos; no había nada de luz, ni siquiera un resplandor. No había sol, luna ni estrellas, tampoco había lumbre. Mas Dios dijo: “Sea la luz” y fue la luz.

Yo puedo decir lo mismo que dice Dios y no pasa nada, pero si el Señor habla, suceden cosas extraordinarias. La palabra puede ser la misma, pero, una cosa es si esa palabra sale de la boca de Dios y otra si sale de nuestra boca. La raíz de las palabras terrenales está en el corazón de los hombres y la raíz de las palabras celestiales está en el corazón de Dios. Jesús, refiriéndose a sí mismo dijo: “Y lo que vio y oyó, esto testifica; y nadie recibe su testimonio” (Juan 3:32). El Señor dice aquí que Él no habla por su cuenta, sino que habla lo que ve y oye de arriba, del Padre. El gran poder de Jesús radica en que Él habla lo que el Padre habla. Jesús dijo: “El que me ama, mi palabra guardará…El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió” (Juan 14:23-24). Hay una diferencia abismal en cuanto a la sustancia y al poder de la palabra de Dios.

Por eso dije que el Señor ha inquietado mi corazón porque los que se sustenten en palabras terrenales, serán abatidos en el tiempo que viene. Aquellos que se sustentan en palabras terrenales no cumplen la voluntad de Dios y no hacen su obra. Pero Dios hace cosas extraordinarias con aquellos que creen en Cristo Jesús. Dice la palabra de Dios en Juan 1: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”. Aquí se une el hombre a Dios y comienza a disfrutar de una naturaleza que no tenía, y del poder que opera en la palabra de Dios que sale de la boca del hombre.

Muchos se sustentan en su orgullo; son brabucones y bocones porque son creídos; en cambio, hay muchos que son bravos porque tienen fe en Dios y cuentan con su poder. Tienen el respaldo de Dios y no el del brazo terrenal y humano. Jesús lo dice de una y de otra manera, así lo leemos en Juan 3:34 al 36: “Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla; pues Dios no da el Espíritu por medida. El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él”.

LA PALABRA DE DIOS DA VIDA ETERNA

¿Qué se necesita para creer? Se necesita oír. O sea que oigo la palabra de Dios y creo. Creer en la palabra de Dios que nos da vida eterna. La palabra es eterna y la sustancia también. Jesús declaró: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. Todo existe por la palabra de Dios. Leemos en Hebreos 11:3: “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”. La palabra de Dios produjo el firmamento y todo el universo. Todo lo que se ve fue hecho de lo que no se veía; el universo fue creado y se sustenta por la palabra de Dios. ¿Qué es más importante, el universo o la palabra de Dios? ¡La palabra de Dios! Dijo el Señor: “Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento” (Isaías 65:17). Está dicho en la palabra de Dios que hay un límite en cuanto a la existencia del planeta y del universo. En el libro de Apocalipsis capítulo 21, nos dice Juan: “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más”. Por lo tanto, el universo, que funciona de una manera tan extraordinaria va a desaparecer. No sólo lo dicen Isaías y Juan, también lo dicen los científicos, uno de ellos es Stephen Hawking quien declaró que en seiscientos años la tierra se convertirá en una enorme bola de fuego. O sea que la ciencia tiene bien claro que tanto la tierra como el universo van a desaparecer. ¡Chocolate por la noticia! Esto lo declaró Juan hace dos mil años atrás e Isaías setecientos años antes. Y aparece Jesús hace dos mil años, y dice: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. No se trata de un poema o algo alegórico; el Señor afirma que el cielo y la tierra pasarán, pero la palabra que les dio existencia al cielo y a la tierra no pasará. ¡La palabra de Dios es más firme que el universo!

Lamentablemente suenan tantas campanas en el mundo que nos marean y confunden, y hay muchos creyentes así. Hoy en día las personas no saben si son hombres o mujeres. Yo sí sé porque sigo aferrado a la palabra de Dios. A mí no me enseñan los enseñadores de esta tierra; a mí me enseña y me sustenta la palabra de Dios. Vienen tiempos en que seremos perseguidos e iremos a la cárcel porque nos acusan de que nos levantamos contra los derechos humanos. Por eso les digo a los cristianos que se afirmen en la palabra de Dios. Cuando venga la tempestad no habrá nada más firme que la palabra de Dios y nada te dará más paz que su palabra. No habrá nada que te pueda librar más que la palabra de Dios. Su palabra es su brazo, es su poder. Cuando Dios habla, cosas tremendas suceden.

¿Por qué Jesús sanaba a los enfermos y resucitaba muertos? Si un hombre común se parase ante la tumba de Lázaro y gritara: “Sal fuera”, esa sería una palabra terrenal. Pero Jesús se para ante la tumba y dice: “Lázaro ven fuera”, y el muerto de cuatro días, con olor nauseabundo, se levanta y sale afuera. ¡Esto es el poder de la palabra de Dios! ¿Cuál es la clave? Jesús no hablaba sus propias palabras, sino que hablaba lo que había visto y oído del Padre. El que viene del cielo es celestial y cosas celestiales habla; y manifiesta el gran poder de Dios a través de su palabra. El diablo está generando miedo en cuanto a confiar en la palabra de Dios; el diablo genera confusión porque enseña como verdades las mentiras del infierno, pero yo sé que habrá un remanente que se sostendrá en la palabra de Dios. Y yo soy uno que pertenece a ese remanente. El cielo y la tierra pasarán pero yo no pasaré porque mi sustento y mi comida es la palabra de Dios.

LA PALABRA DE DIOS ES TU PAN

Dijo Jesús: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). El pan es el sustento de la vida terrenal y biológica; hay un pan el cual no te ayudará a ir más allá del cementerio. Pero necesitas nacer de nuevo para escuchar la palabra de Dios, para creer en Jesucristo, para que tengas vida eterna. Primero es lo terrenal y animal, después es lo celestial. Tienes que nacer de la carne, ser sustentado en la carne, pero mientras vives en la carne tienes que recibir el alimento espiritual ya que no sólo de pan vivirá el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. La palabra de Dios sí te sustentará más allá del cementerio porque tiene y da vida eterna.

Hay dos alimentos, el pan que alimenta tu cuerpo biológico que no dura mucho tiempo, pero en ese lapso escucharás palabra de Dios la cual te da vida eterna y te sustenta por la eternidad. Jesús decía: “Aquel que oye mis palabras…” Y sabemos que esas palabras no eran suyas sino del Padre. “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca” (Mateo 7:24 y 25). ¡La casa que está sustentada en la palabra de Dios no cae!

Hay un matrimonio que se lleva mal y estamos tratando de ayudar ya que se acusan uno al otro, que no tiene sustento porque pretenden sustentarse de argumentos. Ella le dice a él lo que tendría que hacer y él hace lo mismo con ella, pero las palabras terrenales sólo producen caos. ¡Ese matrimonio necesita ser sustentado por la palabra de Dios! Ellos no leen la Biblia; ellos discuten. No oran, sólo discuten. Las palabras terrenales sólo producen resultados terrenales. El resultado terrenal de un matrimonio que se lleva mal se llama separación y divorcio. Pero cuando un matrimonio, y este ejemplo lo podemos llevar a otro orden de cosas de la vida, cuando se apoya en la palabra de Dios y ambos la buscan para sustentarse, esa palabra de Dios mantiene firme la familia, porque quien edifica su casa sobre la roca, y la roca es la palabra de Dios, no sufrirá pérdidas. Cualquiera que oye y pone por obra la palabra de Dios, al estar sustentado en esa palabra, su matrimonio no se rompe. ¡Nada ni nadie puede contra lo que Dios establece con su palabra!

Lo que hoy te predico lo hago en fe, creyendo que Dios me ha puesto para predicar y no hablo palabra de Jorge Márquez, sino que predico palabra de Dios. ¿Cuál es ese problema tan grave que tienes que no lo pueda solucionar la palabra de Dios? Dijo Jesús: “Mis palabras son espíritu y son vida” (Juan 6:63). El Espíritu vive, no muere. Si las palabras de Dios penetran en tu corazón tú tienes vida, y junto con la vida tienes gozo y paz. “Yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia” dijo Jesús. ¿Cómo opera el Señor para que tengas vida abundante? Habla. Él predica y tú crees o no, te aferras o no. Es mentira que Dios no te quiere bendecir. Juan 3:16 dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. ¡De tal manera amó Dios al mundo! Tú perteneces al mundo, eres parte del grupo de seres que Dios ama profundamente, tanto, que envió a su Hijo para que todo aquel que en Él cree no se pierda sino que tenga vida eterna.

Jesucristo es la palabra encarnada de Dios, así dice Juan 1:1: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”. Se utiliza la palabra verbo porque denota acción, y como dije, la palabra de Dios es palabra viva. Así que este versículo se podría parafrasear de la siguiente manera: “En el principio era la palabra viva, y la palabra viva era con Dios, y la palabra viva era Dios”. Y agregó el apóstol Juan que esa palabra descendió y se hizo hombre y vimos su gloria, gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. ¡La palabra de Dios es verdad! Aunque digamos lo mismo que Dios, no podremos decir verdad si lo que hablamos no proviene de Dios. Es que podrás decir lo mismo que Dios, pero lo sacas de tu corazón y eso no le sirve al Señor. Sólo lo que viene de Dios produce la obra de Dios.

El Señor nos ha hecho partícipes de su palabra. Nosotros podemos decir como Jesús, que las palabras que hablamos no son nuestras sino que vienen del Padre cuando realmente son del Padre. Dios da su palabra para un momento dado, para una circunstancia dada, en un lugar dado. No andes por ahí hablando sandeces, ponle freno a tu lengua y no hables lo que no proviene de Dios. Habla lo que el Señor quiere que digas y así harás las obras de Dios. Jesús dijo: “El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre” (Juan 14:12). Para que tú puedas creer, primero tienes que escuchar palabra de Dios. En el momento que crees las palabras de Dios, tienes esas palabras en tu corazón y haces las obras de Dios.

LA PALABRA DE DIOS ES TU LUZ

Dios no sólo quiere salvarte y perdonarte los pecados para hacerte sentir bien; Dios quiere usarte para que alumbres donde hay oscuridad. La Biblia señala que en los postreros tiempos los entendidos brillarán como el sol. Isaías 60 dice: “Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti”. ¿De dónde viene tu luz? ¡De la palabra de Dios! Hay alguien que entendía bien lo que te estoy diciendo. Dice el salmista en el Salmo 119: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino”. Es la palabra de Dios la que te alumbra en cuanto a lo que debes o no debes hacer. Llegará el tiempo en que te arrepentirás de lo que dijiste porque entenderás que no debiste haberlo dicho, o de no haber hablado cuando debías haberlo hecho. Viene el tiempo en que Dios te dará certeza y pondrá firmeza en tu corazón; hablarás y no retrocederás porque sabes que lo que dices no es tuyo sino de Dios. ¡Dios no se ha dejado sin testimonio! Él nos ha dado testimonio de su poder a través de su palabra.

Vienen tiempos en que los cristianos sabrán y entenderán que los pensamientos que tienen no provienen de Dios y los desecharán. “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55: 7 al 9). Dijo el salmista: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” (Salmo 119:11).Tú guardas la palabra de Dios, y dejas de pecar. Conocer la palabra de Dios alumbra el pensamiento, el entendimiento y la razón. ¡Bendita sea la palabra de Dios! Si te estás preguntando qué hacer, yo te digo que busques la voluntad de Dios. Hay algo que el Señor te quiere decir, que va a encaminar tu vida. Que la voluntad de Dios sea el sustento de tus decisiones. La palabra de Dios te guiará a hacer su voluntad. ¡Lee la Biblia y ora!

A la edad de diecisiete años yo era maestro de la escuela bíblica, y llegó un momento en que el Señor me quebrantó y me mostró que yo enseñaba la Biblia conforme a lo que mi corazón me guiaba; me mostró que yo no era espiritual y que lo que enseñaba no era lo que Él quería. Puedes enseñar la Biblia y no estar guiando al pueblo de Dios a hacer su voluntad. Yo tenía un versículo bíblico para todo, pero tanto me quebrantó Dios que empecé a ver que lo que yo enseñaba no tenía poder porque no era soplado por el Espíritu Santo. De pronto leí en la palabra de Dios: “Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación” (Santiago 3:1). Yo quería ser maestro, a la gente le gustaba escuchar cuando les enseñaba la palabra de Dios; pero a partir de ese momento desistí y no quise enseñar más porque el temor de Dios cayó sobre mí. Yo no estaba ungido por el Espíritu de Dios para enseñar. Hasta que fui lleno del Espíritu Santo y tuve un nuevo entendimiento acerca de la palabra de Dios y entendí que no cualquiera puede enseñarla porque quien lo haga tiene que estar encendido y tiene que ser lámpara de Dios o recibirá mayor condenación.

CONCLUSIÓN

Tú has nacido para mostrar la gloria de Dios, y tu boca debe hablar palabra de Dios. Entonces, esa palabra producirá las obras de Dios a través de tu boca. Comenzarás a declarar cosas y esas cosas sucederán. Haber hablado no siendo guiado por el Espíritu Santo ha sido causa de pecado en tu vida; haber enseñado la Biblia no por el Espíritu Santo sino por lo que hay en tu corazón es pecado. Debes decidir hoy no hacer nada que no esté sustentado en su palabra. ¡Pídele que te llene y que te transforme! Tú no eres tu dueño, tú no eres tu dueña; Cristo nos ha comprado con su sangre para que seamos suyos y hagamos su voluntad. Haciendo la voluntad de Dios, tu vida es bendecida y la paz del Señor te acompaña.

Haz un pacto de con Dios y dile que vas a respetar su palabra, que cuando Él te hable tú creerás y harás conforme a su voluntad. Si aún no has tomado en serio la palabra de Dios y obras conforme a lo que dicta tu corazón, eres una persona religiosa y no te salvará que cantes al Señor, no te salvará que ofrendes y diezmes ni que seas miembro de ninguna iglesia, porque la salvación viene de Cristo y Él es la palabra encarnada de Dios. Ponte a cuentas con Dios y pídele perdón porque has hablado livianamente. Pídele que haga una nueva obra en ti y que tu vida sea alumbrada por su Espíritu Santo. Desempolva tu Biblia, comienza a amar la palabra de Dios, a valorarla y a aplicarla a tu vida. Lee la palabra de Dios para saber qué hacer y no esperes a que el pastor te diga que hacer. ¡No vivas de la unción prestada! El Señor quiere que su palabra abunde en tu corazón y que tengas el poder de decidir por su Espíritu y por su palabra. El Señor no quiere que tengas dependencia humana, sino que dependas totalmente de su Espíritu para que digas y hagas conforme a lo que Él quiere.

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LA PALABRA DE DIOS: El sustento de tu vida

INTRODUCCIÓN

Toda guerra o lucha es espiritual. Tú te sientes oprimido o deprimido y es que algo está sucediendo en el mundo espiritual, aunque no digo que no haya problemas orgánicos que acompañen la opresión o la depresión. Tú tienes peleas continuas en tu casa o sufres enfermedades: ¡Algo está ocurriendo en el mundo espiritual! Los problemas económicos del país también son espirituales, aún las guerras culturales. Algunos autores señalan que los grandes problemas de la humanidad son a causa de las confrontaciones culturales.

Leemos en Efesios 6:12: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. En todo conflicto hay poderes espirituales de maldad operando. Vivimos en un mundo paralelo. Nosotros conocemos el mundo visible, pero en realidad debemos conocer lo que sucede en el mundo invisible. Hay un mundo espiritual de maldad que opera en tus malos deseos, pensamientos y sentimientos. Y hay poderes espirituales de bendición cuando hay pensamientos y sentimientos de bien y cuando hay actitudes positivas. Siempre está operando Dios a través de su Espíritu, o hay ángeles operando, porque el Señor los ha enviado para actuar en alguna circunstancia, o hay espíritus de maldad en una situación de conflicto y de lucha. Decimos entonces que toda lucha es espiritual.

ISRAEL y LOS FILISTEOS

El primer ministro israelí declaró recientemente a la prensa: “Tras el cruel atentado del viernes, hoy afirmamos con decisión: El terrorismo nunca nos vencerá y nunca quebrantará nuestro espíritu”. Israel ha sufrido varios atentados en estos últimos días; han asesinado policías, han matado gente con arma blanca y han disparado algunos misiles, uno de ellos explotó en el aire, desde Gaza hacia Israel. Ojalá hubiera cristianos que pudieran declarar ese tipo de cosas como: ¡Nunca mi espíritu será doblegado! Piensa en las cosas que vienen contra ti que te debilitan y te hacen sentir impotente, y que te sugieren que no lo vas a lograr, que no vas a llegar o hacen que te cuestiones si Dios realmente está contigo o no. ¡Tu fe es muy importante!

Dice en sus declaraciones el primer ministerio israelí Benjamín Netanyahu: “El viernes fuimos testigos de un drama desgarrador de terrorismo, consecuencia de un profundo y desenfrenado odio a los judíos. Hemos estado lidiando con el terrorismo asesino durante cien años y lo derrotaremos. El dolor es profundo, pero nuestras raíces en la tierra también lo son. ¡El terrorismo nunca nos vencerá!” Ojalá hubiera cristianos que declararan con certeza: “¡Esta enfermedad no me vencerá! ¡Este conflicto no va a destruir mi matrimonio! ¡Mi problema económico no me va a llevar a suicidarme! ¡Este asunto legal no podrá derribarme porque Dios está conmigo!” Netanyahu usa con frecuencia pasajes de las escrituras, para apoyarse en lo que dice la Biblia acerca de lo que han declarado los profetas que va a suceder. De algún modo invoca el nombre de Dios. Sería bueno si en sus declaraciones también dijera: “Me estoy apoyando en el nombre de Jehová de los ejércitos”, o: “Puedo declarar estas cosas porque mi sustento y mi fe está puesta en el Dios de Israel”. Evidentemente no lo dijo, pero sin dudas el Dios de Israel está ayudando a esa nación.

Quiero contarte del grave problema que hay en Israel; es la franja de Gaza, el territorio más cercano y beligerante contra Israel. Allí, los terroristas han construido túneles, se gastan el dinero que no tienen, la gente pasa hambre, no cuentan con medicinas. He visto la foto de un terrorista que mató a uno de los policías; estaba siendo atendido en un hospital israelí, y le tomaron una foto en una cama del hospital, herido y riéndose por su hazaña.

Toda lucha es espiritual, por tanto, toda lucha se gana en el mundo espiritual; se gana primero en el territorio espiritual y después en el visible. La victoria la debes conquistar antes de ir a la guerra. Si vamos a la guerra pensando que vamos a perder será imposible ganar si estamos teniendo convicción de que vamos a perder. Me agrada la convicción que tiene el primer ministro israelí cuando declara: “El dolor es profundo pero nuestras raíces en la tierra también lo son. El terrorismo nunca nos vencerá”. Nunca saldremos de Jerusalén, declaran ellos. Jerusalén es la capital eterna de Israel y de ahí no salen. Ellos tienen una convicción muy fuerte por ese territorio que Dios les dio cuando le prometió a Abraham darles la tierra de cananeo, del heveo, del ferezeo, del jebuseo y todos los feos que habitaban el territorio en la antigüedad. Josué conquistó esa tierra y desde esa época se le llama la tierra de Israel. En el año 70 D.C, el imperio romano destruyó el templo de Jerusalén, y qué paradoja porque ese templo era extraordinario, una obra arquitectónica única, hecha por un gobernador romano. Herodes el grande edificó el templo de Jerusalén para que el pueblo de Israel tuviera su culto, y lo hizo con los recursos de Roma. Pero en el año 70 D.C el ejército del emperador Tito destruyó Jerusalén y el templo. Este emperador quiso borrar de sobre la faz de la tierra el nombre de Israel y puso por nombre a esa tierra, Palestina. Lo que era entonces la tierra de Israel ahora era llamada Palestina. Muchos llaman Palestina a lo que nosotros decimos que es la tierra de Israel, compuesta por dos partes: Judea al sur y Samaria al norte. Pero ahora no se le llama más Judea y Samaria sino Palestina, mas los judíos le siguen llamando Eretz Israel o la tierra de Israel. Y hay una puja dialéctica porque las noticias que salen de Israel señalan que esa es su tierra, y las noticias de otros lugares dicen que es Palestina. ¿Por qué hablo de esto? Desde al año 70 D.C en adelante se le llama Palestina a esa tierra, que significa, la tierra de los filisteos. Éstos fueron los enemigos más acérrimos de Israel, los que aparecen en todo el Antiguo Testamento, peleando contra el pueblo de Dios. Y como quiero hablarte acerca de David y Goliat, quiero decirte que Goliat era filisteo y si lo trajéramos al presente sería palestino.

DAVID y GOLIAT el filisteo

Los filisteos vivían en las costas del Mar Mediterráneo y tenían la capital en lo que hoy es la Franja de Gaza. Las luchas más encarnizadas que libró Israel fueron contra los filisteos. Y la historia que te quiero compartir tiene que ver con esta puja entre filisteos e israelíes. En una época en que Saúl era rey sobre Israel, los filisteos salieron para hacer guerra contra él. Éstos tenían un paladín que se distinguía por sus hazañas valientes, era un gran representante valeroso que medía seis codos, más de dos metros y medio de altura y metía miedo. Hay un paralelo en esto; los palestinos están aliados a la UNESCO, o como dicen algunos: UNASCO, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Es muy poderosa, y allí se ha han votado las peores resoluciones en estos últimos tiempos contra Israel, a tal punto que de la ONU surgió la idea de que a Israel no le corresponde la tierra en la que están asentados porque no hay ninguna relación cultural, histórica ni arqueológica; y eso se decidió por votación. ¡Mira para que ha servido la democracia! Parece que si la mayoría está de acuerdo se hace lo que ésta diga, aunque sea mentira. Una mayoría de países árabes han votado contra Israel y han tomado esta resolución. ¡Son como Goliat! La UNESCO viene a ser como el paladín de estos terroristas palestinos que habitan en la franja de Gaza.

Salió el grandote Goliat y se puso entre medio del ejército de Israel y del ejército filisteo gritando: “Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí. Si él pudiere pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo pudiere más que él, y lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis. Y añadió el filisteo: Hoy yo he desafiado al campamento de Israel; dadme un hombre que pelee conmigo”. En Israel no entendían que la guerra era espiritual y es lo que vamos a ver en esta historia. Leemos en 1ª de Samuel 17:11: “Oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se turbaron y tuvieron gran miedo”.

Este hombre por cuarenta días salió y repitió las mismas palabras; y resulta que, tanto Saúl como los soldados del ejército de Israel se escondían por causa de la altura de este hombre y por sus palabras que les infundían temor. Si tú tienes temor no estás listo para la guerra. Quien teme, no puede ganar una batalla; quien tiene temor se transforma en una persona débil que no sabe cómo hacer o qué hacer por cuanto se siente débil y considera que esa guerra es demasiado grande para él o para ella, entonces se paraliza y no puede salir a victoria. Por otro lado, aquella persona que tiene fe no se amedrenta porque la fe lo hace valiente.

Una de las cosas que procura hacer satanás es asustarte; se lo hace a creyentes como a no creyentes. Cuando él logra asustar a una persona lo pone bajo su autoridad y dominio y la persona se vuelve una ovejita mansa del temor. ¡Tú no debes temer! Dios quiere que tengas temor a Él, pero no quiere que temas al hombre, tampoco quiere que tengas temor de los poderes espirituales del infierno. Una mujer me contó que se despertó gritando aterrada. Ella había soñado algo muy feo, entonces despertó al esposo y se pusieron a orar. Hay momentos en que no te puedes tirar de rodillas a orar, así como sucedió con David y Goliat. Imagínate que David se enfrenta al gigante y se arrodilla a orar en lugar de arrojarle la piedra. ¡Viene Goliat y lo mata! Hay momentos en los que hay que pelear. Moisés clamaba a Dios porque venían los egipcios persiguiéndolos, estaba el mar adelante, los egipcios atrás y montañas que los rodeaban. No había dónde huir, entonces comenzó a clamar a Dios, pero el Señor le dice: “¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco” (Éxodo 14:15 y 16). Esa no era hora de orar sino de creer lo que ha orado. Hay gente que ora mucho porque no terminan de creer. Igual que esos que han cometido pecado hace como quince años atrás y le pidieron perdón a Dios, pero cada día, por años le siguen pidiendo perdón a Dios por causa de lo que han hecho, y quien hace eso es que todavía no ha terminado de creer, porque cuando le pides perdón a Dios y crees que te perdonó, el Señor te perdona y te quita la culpa. Imagínate que tenga que venir Dios todos los días a limpiarte con la sangre de Cristo el mismo pecado que has pedido por quince años que te perdone. Hay momentos que son momentos de creer. Debes creer, debes enfrentar la lucha y ser vencedor.

1ª Samuel 17:24 dice así: “Y todos los varones de Israel que veían aquel hombre huían de su presencia, y tenían gran temor”. En ese escenario llega David ya que su papá lo había mandado a llevarle comida a sus hermanos y oye lo que está diciendo ese paladín a los gritos y ve a la gente atemorizada, entonces pregunta qué es lo que está sucediendo, por qué estaban tan asustados, y le cuentan los hechos. Entonces David comienza a preguntar algo significativo, porque la gente andaba diciendo que el rey le daría su hija al que venciere al gigante. ¡Nadie quería ser yerno del rey por el miedo que tenían! Cada uno de los de Israel decía: “Al que le venciere, el rey le enriquecerá con grandes riquezas, y le dará su hija, y eximirá de tributos a la casa de su padre en Israel. Entonces habló David a los que estaban junto a él, diciendo: ¿Qué harán al hombre que venciere a este filisteo, y quitare el oprobio de Israel? ¡Qué buena oportunidad para ser yerno del rey! pensó David. Continúa diciendo 1ª de Samuel 17:28: “Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos hombres, se encendió en ira contra David y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿Y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido”.

Cuando Dios tiene un propósito contigo es probable que haya muchos que no te entiendan. Si tienes un llamado de Dios, no le pidas confirmación a la gente, mucho menos a tus parientes; si tienes un llamado de Dios obedece a ese llamado. Siempre habrá un pastor o líder espiritual que te confirme que realmente lo que sientes es de Dios. David no había ido a ver qué sucedía sino que fue porque el padre lo mandó y cuando llegó se encontró con ese espectáculo. Lo que no podía entender David era por qué estaban tan atemorizados porque para él, el filisteo no era un gran problema. Le dijeron que el filisteo era muy grande y él era pequeño pero lo que habrá pensado David fue que al ser tan grande no había forma de errarle. Tuvo que enfrentar al hermano y hacer caso omiso de sus acusaciones. Entonces lo llevaron ante Saúl según señala 1ª de Samuel 17:31 y 32: “Fueron oídas las palabras que David había dicho, y las refirieron delante de Saúl; y él lo hizo venir. Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo”.

David tuvo determinación, seguridad y fe. Tenía la victoria en el corazón antes de la lucha. Toda guerra es espiritual y éstas se ganan primero en el plano espiritual para luego ganarlas en el mundo visible. ¡Si tienes fe, ya ganaste! No vayas a la batalla titubeando, pensando que vas a perder. Tú tienes que tener una fe firme de que Dios te va a respaldar en esa guerra.

El hermano mayor, aunque le reprochó, tenía autoridad sobre David por ser el hermano mayor. Por ley, en la cultura israelí, el hermano mayor y primogénito es autoridad después del padre. David se presenta ante el rey Saúl que es la mayor autoridad de Israel, entonces dijo Saúl a David: “No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud”. David tuvo que hacer también caso omiso a las palabras del rey. Entonces respondió a Saúl: “Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba. Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente” (1ª Samuel 17: 34 al 36).

En ese momento David invocó a Dios. Los del ejército de Saúl estaban temerosos, se escondían y nadie se animaba a enfrentar al filisteo, mas David estaba decidido a enfrentar a Goliat y decía que si Dios estuvo con él cuando tuvo que enfrentar al oso y al león también estaría con él al enfrentar al filisteo incircunciso.

Toda lucha es espiritual; la vamos a enfrentar en el mundo físico, visible o tangible pero la victoria la obtendremos primero en el mundo invisible. David no dijo: “Oren por mí y vamos a ver cómo me va”. Él estaba decidido a enfrentar a Goliat y convencido de que iba a ganar. Todavía no tenía la cabeza de Goliat pero ya había conquistado la victoria. David había determinado por la fe que ese hombre no podía burlarse de los escuadrones del Dios vivo. Llegó el momento del enfrentamiento entre David y Goliat. Al muchacho lo quisieron vestir con coraza y le dieron una espada, pero él no se sentía cómodo, así que tomó su honda y su callado y salió a buscar unas piedras. “Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses”.

Cuando la hermana me contó que había tenido un sueño aterrador, surgió la posibilidad de que alguien le haya hecho una maldición o algún trabajo de hechicería, entonces le dije que no se hiciera problemas porque el diablo no es tan grande como se cree ni tan poderoso como ostenta. ¡Si pudieras tener una perspectiva de lo chiquito que es satanás delante de Dios! Y nosotros somos hijos del Dios Todopoderoso. ¡Tenemos la genética del Dios viviente! ¡Somos parte de la familia del Dios viviente! ¡Él es nuestro Padre! ¿Tendrá muchas ocupaciones que no puede atenderte? ¿Cuánta certeza tienes de que Dios es tu Padre y que es Todopoderoso y te cuida? ¡El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen y los defiende!

Goliat maldijo a David por sus dioses. Los filisteos eran personas temibles que tenían dioses de toda clase y hacían cosas abominables. Era para tenerles miedo. Y cuando ellos maldecían, sabemos cómo es cuando un brujo hace trabajos maldición y si usa un animal de cuatro patas estás frito, a menos que seas un hijo de Dios. Satanás le va ganando a muchos creyentes porque logra amedrentarlos y cuando él logra amedrentarte, te derriba la fe. Pero tiene una desventaja y es que tú eres más lindo que el diablo y muchos asustan con sus caras, pero a pesar de que tú eres más lindo que él, quien se tiene que asustar contigo es satanás. Hay un juego de poder que ejerce satanás contra los creyentes. Muchos endemoniados me han dicho: “¡Vos no podes conmigo!” Te quiere hacer creer que no vas a poder, que no vas a salir adelante y eso es una lucha espiritual. ¡Quien tiene que huir asustado es el diablo! La autoridad que tú tomas en el nombre de Jesús provoca debilidad en los demonios y éstos tienen que huir de tu vida. Pero tienes que enfrentarlos con la unción del Espíritu Santo y debes tener el respaldo de Dios y comunión con Él.

Goliat amedrentaba al ejército de Israel, pero a la hora de enfrentar a un piojo, porque así se veía David delante de él, era un niño, lo menospreció diciendo: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Debe haberles causado sorpresa que un muchacho se presentara con una honda y un palo. Goliat esperaba un soldado vestido con su armadura y algún arma, pero apareció el chico con un callado y una honda, y maldijo Goliat a David por sus dioses. A pesar que se hacía el fuerte, invocó contra David a sus dioses. Toda lucha es espiritual. En lo visible había un hombre grande y poderoso, con una facha terrible que metía miedo, pero ese hombre grandote invocó y maldijo a David por sus dioses. Así que la confrontación era entre los dioses de los filisteos y el Dios de Israel. Esta guerra no era de David, no era de Saúl ni de su ejército; esta guerra era de Dios. Tu guerra no es tuya; tu guerra es la guerra de Dios. “Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado”.

Ya estaba lista la guerra. Goliat iba en nombre de los dioses de los filisteos, maldice a David en nombre de sus dioses y David fue en nombre de Jehová de los ejércitos. ¡Sólo se necesita un creyente que no tenga miedo! ¡Sólo se necesita un creyente que crea en Dios y confíe en el Señor! En lo visible estaban David y Goliat, y en lo invisible estaban los dioses de Goliat y el Dios de David. ¡Toda lucha es espiritual! Goliat tenía fe en sus dioses y amenazó a David con darle su carne a las aves del cielo y a las bestias del campo. Mas David le dijo: “Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel”. ¡Qué agrandado David! No tenía espada sino sólo una honda, pero tenía fe. Contaba con cinco piedras, ¿con cuál de ellas le cortaría la cabeza a Goliat? Éste le dijo que daría su cuerpo a las aves del cielo y David dijo que daría los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra, y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. Di con fe: “¡Todos sabrán que hay Dios en mi vida! ¡Toda mi familia sabrá que hay Dios en mi casa! ¡Mis familiares, parientes y vecinos sabrán que hay Dios en Uruguay!”

Añadió David: “Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos” (1ª Samuel 17:47). Todavía no había empezado la guerra pero ya estaba ganada. Para David era algo sencillo, y dice 1ª Samuel 17:50: “Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano”. No era tan poderoso en fuerza David para arrojar una piedra con una puntería precisa, seguro que un ángel dirigió esa piedra hacia la frente del filisteo. “Entonces corrió David y se puso sobre el filisteo; y tomando la espada de él y sacándola de su vaina, lo acabó de matar, y le cortó con ella la cabeza. Y cuando los filisteos vieron a su paladín muerto, huyeron…Y David tomó la cabeza del filisteo y la trajo a Jerusalén, pero las armas de él las puso en su tienda”.

Ganar o perder es una cuestión de creer o temer. A quien tiene fe no le importa lo que está sucediendo en el mundo visible porque sabe lo que sucede en el mundo invisible. Satanás tratará de amedrentarte, pero tú tienes que confrontarlo con fe y hacerlo huir. Cuando tú te presentas en el nombre de Jesús, el que se asusta es el diablo; él ve que vas con fe y piensa que le vas a pegar como David le pegó a Goliat.

Leemos en 2ª Corintios 10:4: “Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. Estas verdades del Nuevo Testamento respaldan las verdades que hemos estado viendo en el Antiguo Testamento. La Biblia señala que la fe es el escudo de Dios que apaga los dardos envenenados del maligno. Los dardos del diablo son las cosas que profería Goliat contra el pueblo de Israel, debilitándolos en su fe y llenándolos de temor. El arma de David era la fe. El hermano le recriminó el haber ido para ver la batalla, Saúl le dijo que no iba a poder porque el filisteo era un hombre de guerra, y él solo era un muchacho sin experiencia. Pero David tenía certeza de que Dios estaba con él. David miraba no lo que veían los demás. El ejército estaba amedrentado por escuchar lo que satanás inducía al filisteo que dijera, pero David hacía caso omiso de todo lo que acontecía en el mundo visible porque sabía que Dios quería la victoria. ¡Toda lucha es espiritual!

Leemos en Efesios 6:12 al 17: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios”.

CONCLUSIÓN

No es cuestión de hacernos los valientes. Hacerse el matón no sirve para nada. Lo que sí sirve es el valor que te da el saber que Dios está contigo, que eres su hijo y quien atente contra ti se levanta contra tu Dios. Yo no sé qué circunstancia estás viviendo en el mundo visible, mas lo que quiero trasmitirte hoy es la palabra de Dios y que su palabra penetre hasta la médula de tus huesos. Si tú eres un hijo y una hija de Dios, quien tiene que vivir asustado, quien tiene que estar amedrentado y previendo su derrota es satanás. Los poderes espirituales de maldad que te rodean, traman contra ti y no te dejan oír la voluntad de Dios y te infunden temor, y por causa de ese miedo tú no le respondes a Dios haciendo lo que Él quiere.

El Señor tiene un propósito contigo y tiene una visión para ti pero tus temores y excusas no te dejan hacer su voluntad. Y satanás te tiene amedrentado y arrinconado; él te quiere débil y paralizado. La victoria no es de los poderosos sino de Dios. La victoria no es de los que tienen más experiencia, no es de los que tienen más años de cristianos. La victoria es de los que confían en Dios. El Señor quiere que hoy arrebates tu victoria. No sé qué estás enfrentando, pero el Señor te dice: “Yo soy el Dios que te da la victoria. No confíes en tu fuerza ni en tu inteligencia; estoy de acuerdo contigo que tengas miedo, pero deja de sentir temor y pon la mirada en mí. Yo soy tu Dios, el Invencible”.

Tú estás enfrentando una guerra contra los filisteos, ya bastante te ha amedrentado Goliat, bastante te ha mentido el diablo a través de la enfermedad que tienes. ¡No aceptes más la enfermedad ni las mentiras del diablo! La enfermedad tiene origen en las huestes de maldad. Satanás encuentra ocasión en el pecado que hay en el mundo para infundir miedo a las personas a través de las enfermedades. Tal vez recibiste amenazas de tu cónyuge, pero no tengas miedo; tal vez tengas muchos problemas económicos y laborales más el Señor te dice: “Yo soy tu Dios Invencible y tú eres mi hijo”. Somos hijos de Dios engendrados por Él. El nuevo nacimiento es ese, que somos engendrados del Espíritu Santo en un nuevo ser espiritual. Tienes la identidad de tu Padre que está en los cielos. Al verte, satanás tiembla porque tienes el ADN de Dios; en ti está la naturaleza del Dios vivo. ¡No eres un estropajo del que satanás se ríe! ¡No permitas que el diablo se mofe de ti!

El único problema que puedes tener es que no seas hijo o hija de Dios, que tus pecados no hayan sido limpiados y perdonados. Crees que por asistir a la iglesia eres hijo de Dios pero no es así. Quizás crees que eres hijo de Dios porque tienes una cultura cristiana, mas la cultura cristiana no te hace hijo e hija de Dios. Lo único que te hace hijo de Dios es creer en el Unigénito Hijo de Dios, en Jesucristo, a Él tienes que pedirle perdón por tus pecados y pedirle que con su sangre preciosa te limpie de toda tu maldad. Lo que me da identidad como hijo de Dios y me hacer pertenecer e la familia de Jesucristo es la sangre que el Señor derramó por mí. Caminaré, no como un pobre infeliz, miserable, amedrentado por el diablo, sino con certeza, con fe y esperanza porque soy hijo del Dios viviente. Dios es mi Padre y me cuida; Él me sustenta y me provee porque es mi Padre.

Si dudas, no has creído que eres su hijo, porque quien ha creído, ese es hijo de Dios. Satanás miente a la gente diciéndoles que Dios les ha perdonado sus pecados pero hay uno que no se lo perdona, y si tú dices que hay un solo pecado que Dios no te puede perdonar entonces no has creído porque el Señor te perdona de todo pecado. Hoy es el día para venir a Dios y decirle: Señor perdóname, límpiame, quiero ser tu hijo, quiero ser tu hija”.

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LA PALABRA DE DIOS: El sustento de tu vida

INTRODUCCIÓN

En los capítulos 23 y 24 de Mateo, Jesús habla de su segunda venida y da muchos detalles acerca de cómo serán las cosas; también advierte a sus discípulos para que sean prudentes, para que tengan fe y les da algunas señales de su venida.

Leemos en Mateo 25:31 al 33: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda”.

En la segunda venida de Cristo se termina una etapa importante, yo diría que se termina el tiempo y se instaura el reino de Dios en la tierra. El reino de Dios no es una democracia sino que tiene un soberano, dueño del poder ejecutivo, legislativo y judicial y ese dueño es Dios. Cristo viene, se sienta en su trono de gloria y divide las aguas, a la derecha un grupo de gente, las ovejas, y a la izquierda los cabritos. Lo que sucede es que comienza un reino, el reino de Dios en la tierra.

Pero se separan las aguas, Dios separa la gente. ¿Qué características tienen los de la derecha y qué característica los de la izquierda? Dice Mateo 25:34: “Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”. Yo todavía no había nacido y Dios había preparado un reino en el que voy a estar y además soy heredero porque a los de la derecha, y yo pienso estar de ese lado, les dice: “Venid y heredad el reino preparado para vosotros”.

LOS DE LA DERECHA: HACEDORES DE LAS OBRAS DE DIOS

En un reino, hay un soberano y están los súbditos y el heredero forma parte de la familia del monarca, vive en palacio y constituye el cuadro de gobierno. La Biblia señala que Dios nos llamó a ser reyes y sacerdotes de tal manera que gobernaremos juntamente con el Señor y también dice que somos coherederos juntamente con Cristo. Así que está el soberano que es Dios, nosotros, los herederos que formamos parte de la familia de Dios y por último están los súbditos que según creo son los que estarán a la izquierda, luego los ángeles, arcángeles, querubines y serafines.

Los herederos son más que los ángeles. A ningún ángel el Señor hizo a su imagen y semejanza; ningún ángel se parece a Dios pero nosotros sí nos parecemos a Él, somos semejantes a Dios. El Señor nos creó para que seamos herederos del reino y nos rescató para que formáramos parte de él. Tenemos que pensar muy seriamente en la segunda venida de Cristo porque el mundo se está pudriendo y nosotros vemos todo lo que está pasando, pero debemos de ver por la fe la gloria que viene. No pretendas ver para creer; cree lo que dice la palabra de Dios y verás su gloria. Verás ese trono glorioso y al Señor venir en las nubes, y cómo se concreta esto de que eres heredero juntamente con Cristo en ese reino extraordinario.

Los herederos del reino tienen características esenciales, dice Mateo 25: 34 al 40: “Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí”.

Ese es el fruto, es lo visible que habla de lo invisible y que está en el corazón de los hijos del reino. ¿Qué es lo que se ve del creyente? El Fruto. ¿Y cuál es el fruto? Es que ama como Dios ama. Cuando hay alguien con hambre, enfermo o en la cárcel el creyente se preocupa. El verdadero creyente tiene un amor profundo. No visita a un enfermo porque se trata sólo de un pariente sino que se compadece de los enfermos. Somos egoístas cuando como cristianos no funcionamos con nuestro verdadero ADN, y hasta cuando visitamos a un enfermo somos egoístas. Vistas a un familiar enfermo por compromiso, si no, puedes quedar mal, pero eso no es amor. Jesús afirma en el libro de Mateo que los verdaderos hijos del reino no se fijan si el enfermo es un pariente, se preocupan por cualquier enfermo. ¡El verdadero creyente tiene un corazón lleno de amor!

Yo he creído en el evangelio y he recibido este mensaje que está en mi corazón, por tanto yo amo al prójimo y no sólo porque Dios lo ha mandado sino porque el Señor está en mí. ¡Tengo la sustancia de Dios! El fruto es el resultado de la sustancia del ADN del árbol. El fruto se hace visible porque el árbol lo produce naturalmente y no es forzado a hacerlo. Yo amo naturalmente a la gente; no me siento forzado, no porque se trata de un mandamiento sino porque el amor sale de mí, así como sale del duraznero dar duraznos. Y el problema se plantea cuando el creyente quiere producir esas obras; no es un duraznero, pero quiere dar duraznos. Se esfuerza por ser bueno con la gente y amable. Muchos establecen normas de conductas; algunos son bastantes buenos en su propia opinión pero eso no hace un cristiano. El fruto no hace al cristiano sino que el cristiano hace el fruto. El durazno no convierte al árbol en duraznero sino que el duraznero produce el durazno.

El Señor ha observado el fruto, a Él no le cuesta saber quién es del reino y quién no. Dios sabe quién es del reino porque le ha dado agua al que tiene sed, le ha dado alimento al que tiene hambre, ha cubierto al que está desnudo y ha visitado al que está en la cárcel y al enfermo. A Dios no lo engañan las obras que tú haces; las obras humanas son obras humanas y las obras de Dios son obras de Dios. El verdadero creyente tiene la sustancia de Cristo, por lo tanto tiene una vida espiritual que ha sido engendrada dentro de su corazón y produce esas cosas sin que el pastor lo esté empujando. ¡Le sale solo! Dijo Jesús que el Espíritu Santo iba a brotar de nosotros como ríos de agua viva. No se trata de hacer sólo por obediencia como me dicen algunos: “No quiero, pero lo hago por obediencia”. No sólo hay que obedecer sino que hay que hacerlo con amor, con gozo y convicción porque el fruto del Espíritu Santo es así, sale solo de adentro. No pesa ir a visitar a un enfermo o darle de comer al que no tiene. Me agrada porque es lo que sé hacer. ¡Yo soy duraznero por lo tanto produzco durazno!

Dos cosas suceden en la segunda venida de Cristo; aparece un grupo que son los benditos del Padre. Y están los que menciona Mateo 25:41: “Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles”. Unos son benditos del Padre y otros son malditos. “Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”.

A tal punto Jesús está identificado con los que sufren, que nos concede el placer de sufrir como Él por esa clase de personas. No es que nos manda a hacerlo sino que Él mismo viene a habitar en nuestro corazón y éste comienza a funcionar con el mismo sentir de Jesús. El que no tiene esta sustancia de Dios, el que no tiene el carácter de Dios anda buscando otra cosa. Se sienten mejor haciendo lo que les gusta y eligen en que área sirven a Dios como por ejemplo en la batería, pero no es suficiente que toques la batería o el teclado porque no demuestras el amor por la gente tocando un instrumento aunque sea muy bonito, sino que el ADN de Dios que está en ti te lleva a amar y ayudar al prójimo. ¡La obsesión de Dios es que no se pierda la gente que Él ha creado a su imagen y semejanza!

El enfoque de Dios está en la gente y quien tiene a Cristo en el corazón tiene ese enfoque. El carácter o la sustancia del creyente se ven en sus obras. Pero hay obras buenas del hombre y de la carne, y las que son verdaderamente buenas y son las obras de Dios. No hay otra manera de identificar a un verdadero creyente así que medita en qué estás enfocado como cristiano. Cuando señalan que mi mensaje es de odio yo me rio porque sé quién soy. En otro tiempo era egoísta, era arquitecto y tenía mis propios planes y el enfoque de mi vida era egoísta. Pero un día Dios me mostró que yo había nacido para ser pastor y yo decía que no era pastor, como la canción que dice: “Yo no soy buena moza ni lo quiero ser”. Dios trabajó en mí y me dio un corazón pastoral así que desde hace veinticinco años produzco las obras de un pastor. Yo predico el amor de Dios y hago obras de amor.

Hace un tiempo atrás llegó a nuestros hogares un joven que era homosexual y pidió ayuda no porque era homosexual sino porque la droga lo estaba destruyendo. El joven nos pidió que lo ayudáramos a salir de la droga pero que no le tocaran su identidad de género porque ya lo tenía asumido y sabía bien quien era. Y nosotros que lo recibimos y lo amamos, accedimos a ayudarlo a salir de la droga y no le hablamos nada acerca del homosexualismo; entonces comenzó a mejorar respecto al tema de la droga y a medida que iba siendo restaurado de la adicción comenzó a sentir ganas de cortarse el cabello y dejarse la barba. Hoy en día es un hombre, siervo de Dios que toca el teclado en uno de nuestros anexos. Ahora él tiene en su corazón la carga por ayudar a los homosexuales y no los odia sino que los quiere bendecir.

LOS DE LA IZQUIERDA: NO HACEN LAS OBRAS DE DIOS

Tú tienes que preguntarte qué estás produciendo y si tu vida cuadra con el enfoque que nos da Mateo 25:31 en adelante. “¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos?” Forastero significa extranjero, yo soy extranjero en Uruguay, y la Biblia dice que hay que tratar bien a los extranjeros. Hace veinticinco años que estoy en Uruguay y aún hay muchos que dicen: “¿Ese argentino quién se cree que es? ¿Para qué vino? ¿Por qué no se vuelve a su país? Yo no me vuelvo a la Argentina porque Dios me plantó en Uruguay, yo sé quién soy, a dónde tengo que estar y sé lo que tengo que hacer. ¡Hay de mí si me voy del lugar donde Dios me puso! En Uruguay me quieren meter preso pero es el lugar donde el Señor me plantó.

Hacer la obra de Dios no es fácil; la obra de Dios la hacen los que reciben la fuerza y el poder sobrenatural del Señor para hacerlo, para enfrentar las hordas del infierno y arremeter contra el enemigo diciéndole: “No vas a poder conmigo porque yo soy heredero del reino. ¡Y  tú diablo, eres súbdito!”

Los que son condenados no son condenados por tener malas obras sino por carecer de éstas. A esos el Señor les dice: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis”. Con que sólo falte el fruto que tendría que haber, es suficiente para ser condenado.

No hagas esfuerzo por hacer buenas obras sino busca estar lleno de la presencia de Dios y el fruto vendrá solo, naturalmente. No necesitas ser criminal para estar condenado o tener malas obras. Puedes haber hecho buenas obras de la carne pero tampoco alcanza porque Jesús quiere ver si tienes sus obras, las que Él pensó para ti. Dios te diseñó para esas obras, te diseñó para el bien y sin Dios no hay bien. Ni siquiera las buenas normas morales y culturales alcanzan porque sin Dios éstas son vanas y débiles. Por eso necesitamos un Dios. Tanto el creyente como el ateo saben que no deben mentir pero, ¿qué fuerza tiene el ateo y el creyente? El creyente tiene la fuerza del hecho de que Dios existe y dijo: “No mentirás”. Hay autoridad y poder detrás de la norma y es el poder de Dios para producir el bien, entonces el mentiroso, de pronto deja de mentir porque la presencia de Dios ha llegado a su vida y rechaza la mentira desde lo más profundo de su corazón. No se trata sólo de obedecer una norma sino someterse al que tiene el poder de hacerte cumplir la norma.

Las obras son el fruto y éstas no pueden producir un buen cristiano. Lo que tú haces no alcanza, no es suficiente para dar fe del ADN que tienes adentro. ¡Es necesario que el ADN de Dios esté en tu vida! ¡Que Él gobierne tu vida y te impulse! Yo soy un hombre muy feliz. Quizás en Uruguay he vivido los días más difíciles de mi vida. Antes de ser pastor yo hacía lo que quería y era “flor de tipo”, como dice el dicho popular, un creyente bueno. A las personas les gustaba jugar al vóley conmigo pero no encontré ningún versículo que diga: “Porque quise jugar al vóley con ustedes…” Nos juntábamos a comer y éramos personas buenas pero eso no es evidencia de la sustancia de Dios en mi vida. Se trata de que hoy definas qué clase de obras haces. ¿Esas obras provienen de la sustancia divina que está en ti? ¿Tu carácter es el de Dios o es el carácter pulido por la cultura de tu país? Hasta hace unos veinte años atrás los uruguayos decían que eran muy cultos y aún lo declaran, pero eso se va deteriorando. El uruguayo ha sido muy soberbio de su cultura y de su formación.

Mateo 25: 46 dice así: “E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna”. El evangelio no es complejo, no tiene doctrinas engorrosas; el fundamento del evangelio es el amor al prójimo. Cuando me preguntan por qué hay que ir a un hogar yo les digo que es el mejor lugar para pulir el carácter cristiano en las personas. Hablé con una pareja que tiene un año de casados y ya están teniendo desavenencias porque al esposo le molestaba las debilidades de la mujer y ella igual. Si es complicado el matrimonio entre dos personas que se han hecho promesas de amor en un altar, imagínate lo que es vivir con veinte o treinta desaforados, alcohólicos, rebeldes, etc. Comenzamos a tratar con las personas del hogar y Dios comienza a pulir nuestro carácter, ¡y tenemos que amar! Nos dan ganas de reventar a algunos pero los tenemos que amar y perdonar. Dios te va a transformar en una persona dulce. Dios comienza a tratar el carácter de las personas interactuando con los hermanos. ¿Para qué? Para que el amor de Dios se perfeccione en nosotros.

Asistir a la iglesia es fácil, saludas sólo a los que te caen bien, no los conoces mucho, tal vez en sus hogares hablan mal, se pelean con los demás, son desordenados pero están en la iglesia sonrientes y bien vestidos y esos son los que te agradan, pero eso no es amor. Amar es quedar desarmado cuando ves alguien triste y no la vas a dejar ir sin antes hablar con esa persona. Nadie se percató de ella pero tú si la vistes. Mientras más conoces a la gente y más tratas con ellos se evidencia si el amor de Dios está en tu vida. Cuando le distes diez veces el mismo consejo a una persona y no lo obedece te dan ganas de mandarlo al infierno pero Dios te dice que tienes que amarla y bendecirla.

Una joven me escribe todas las semanas y me dice: “¡Otra vez le fallé a Dios pero este fin de semana voy a ir a la iglesia!” Después me dice: “No voy a ir a la iglesia porque me van a mirar raro”. Yo le digo que venga a la iglesia y ella me dice: “Ya te tengo cansado”. “Sí corazón, pero te amo”, le respondo. ¡El amor produce cosas increíbles! Antes de entender yo este mensaje y antes de ser pastor yo era un cristiano recontra carnal, los hermanos que me llenaban el corazón eran los que salían a comer conmigo y con quienes jugábamos al vóley. No existía en mí ese amor y esa pasión por la gente.

En este último tiempo no sabemos qué hacer con todos los venezolanos que se están viniendo, están emigrando de a miles y el Departamento de Migraciones de Uruguay está dando turno para el año que viene. Se nos conmueve el corazón por los venezolanos y no sabemos qué hacer, pero oramos que Dios los bendiga. Dios se mueve a favor de aquellos que hacen su obra. Hace más de un año que no voy a Haití y allá están nuestros queridos uruguayos sirviendo al Señor. Han llegado unos cuarenta franceses y se hospedaron en un hotel cuatro estrellas, de lo más lindo que hay allí, y éstos hablaron con el gerente del hotel y le dijeron que estaban allí por cuestiones de negocio y habían llevado un presente para alguna organización que tuviera necesidades. El gerente que nos conoce porque las personas del hogar de Haití le hacen trabajos de carpintería al hotel, los llevó hasta el hogar de niños. Los cuarenta franceses se hicieron presentes allí y dejaron cuarenta valijas de ropa, de juguetes, de calzados. Alguno dirá: “Es que si me decido por hacer la voluntad de Dios me voy a morir de hambre”. ¡No te vas a morir de hambre! Al que se niega a sí mismo Dios le sustenta la vida y lo hace una bendición para los demás por haber dado su vida por el prójimo.

Hay sólo dos mandamientos: “Amarás al Señor tu Dios”. Incluye: “A Él sólo adorarás”. El segundo es: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No adores a ninguna persona, no utilices esa expresión para ningún ser humano o animal. ¡No adores nada! ¡El único que merece ser adorado es Dios! La adoración es la mayor expresión de amor. Si tú no puedes adorar no estás dando la más grande de todas las expresiones de amor a Dios. Dice la Biblia en 1ª de Juan 4:20: “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?” ¡Eres un mentiroso! No puedes decir que amas a Dios si no amas a tu prójimo por lo que quien ama a Dios también ama al prójimo. Y Dios anda mirando a quienes va a llevar a su reino. ¿Quiénes son? Las ovejitas, los de la derecha. “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”. El que produce esas obras, el que ama verdaderamente a su prójimo es aquel que realmente ama a Dios.

CONCLUSIÓN

No te hagas el cristiano ni digas que adoras a Dios si no te mueve el amperímetro el dolor de la gente. Es más, Dios va a permitir que te sucedan cosas para que aprendas a amar a la gente. Dios me concedió el privilegio de estar internado y ahí en el lecho del hospital no había escalafón. Yo decía: “¡Señor, soy el apóstol!” Pero ahí, en la sala del hospital era uno más y ningún enfermero o doctor me decía: “Ah usted es el apóstol. Acá lo vamos a atender bien”. Allí conocí la indefensión del enfermo, me sentí impotente por más apóstol que era. Por ahí aparecía una enfermera y me preguntaba cómo estaba, yo le decía que estaba un poco dolorido y me decía que era un mañoso, que ya iba a pasar y que no me quejara tanto. Ahí se ven las buenas obras de los que aman. Algunas me trataban fríamente porque cobraban un sueldo. Había días en que me tenían que dar una pastilla y me correspondía a la hora que había cambio de turno, entonces la enfermera se iba y no me daba el medicamento. Pero había una enfermera que me alegraba la vida. Llegaba a la mañana sonriente y me decía: “Buen día, ¿cómo ha pasado? ¿Le duele algo?” Me respondía lo mismo que la otra: “Bueno, ya va a pasar, son unos días”. Y me controlaba. Estaba cerca la Navidad y yo oraba: “Dios, no me dejes internado aquí en Navidad”. El asunto es que me pude levantar en Navidad pero no podía salir del hospital. Yo le pedí a mi esposa que le comprara un presente a todos los enfermeros y se lo entregamos con una nota en la que le agradecíamos por todo y los bendecíamos. Desde ese momento tengo más sensibilidad por los enfermos. ¡Qué bendición los enfermeros cristianos! Había un enfermero petizo, morocho, feo, entraba a las tres de la mañana;  a mí me costaba conciliar el sueño, el tipo prendía la luz, daba un portazo y decía: “Hola, ¿qué tal?” Y yo desorientado total. El hombre me decía: “¿Qué, no le gusta que lo atienda?”

El amor produce las verdaderas obras y la bendición; el amor está lleno de misericordia y esto bendice y sana a las personas. Revisa cómo es tu trato con la gente porque te puede pasar que cuando llegues arriba te encamines hacia la derecha y haya un ángel que te diga: “No, es para la izquierda”. ¿Qué es lo que te hace bendito o maldito? ¿Cuánta teología  o doctrina estudiaste? ¡No! ¿Cuánto has asistido a la iglesia? ¡No! ¿Cuánta ofrenda pusiste? ¡No! Te hace bendito o maldito cuánto amor tuviste para dar. Que el Señor te perdone y te bendiga si no está fluyendo esa sustancia, ese carácter de Dios de adentro de tu corazón. Presenta tu vida delante de Dios y pregúntale: “¿Estoy produciendo lo que tú quieres o lo que yo quiero?  ¿Quiero agradarte con mis obras o haciendo las obras que tú tienes preparadas para mí? ¿Soy verdaderamente del grupo de los benditos, de los que heredan el reino? No quiero equivocarme Señor, no quiero fallar. Líbrame Señor, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.

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LA PALABRA DE DIOS: El sustento de tu vida

INTRODUCCIÓN

Estamos celebrando la semana más alta del año y es la Semana Santa. En algún momento, el gobierno en Uruguay ha querido cambiar el verdadero motivo de la celebración de Semana Santa y finalmente fue secularizada, presentando otras actividades y la llamaron semana de turismo, semana criolla, etc. ¡Pero yo digo que los cristianos estamos celebrando Semana Santa!

Alguien me escribió a mi página de Facebook: “Avísenle a éste, que acá en Uruguay no hay semana santa porque es un estado laico”. Hace dos mil años que en todas las naciones del mundo, incluida la República Oriental del Uruguay, es Semana Santa. Para nosotros es la semana más alta del año. Amamos a Jesús con pasión. Hace veinticinco años que estoy en Uruguay y nunca me tomé descanso en esta fecha porque considero más importante honrar a Jesús, quien se sacrificó por mí dando su vida y derramando su sangre para que yo sea perdonado y bendecido. Creo que el Señor se merece todo mi reconocimiento, toda mi adoración y mi gratitud porque Él me ha dado vida eterna. ¡Jesús me ha dado ganas de vivir! Mucha gente se toma esta semana de descanso y se van de vacaciones pero vuelven más cansados de lo que se fueron. Pero yo en Cristo tengo una paz que no encuentro en ninguna otra cosa.

LA HISTORIA EN CUATRO VERSÍCULOS

En el capítulo 9 del libro de Daniel encontramos una secuencia de cuatro versículos en los cuales están condensados más de dos mil quinientos años de historia. El ángel Gabriel se presenta ante Daniel y comienza a hablar con él. Daniel está ayunando, orando e intercediendo delante de Dios a favor de su pueblo que permanecía cautivo por casi setenta años. Estaba afligido en cilicio y ceniza. El cilicio eran unos sacos, tipo bolsas que se colocaban las personas que estaban muy afligidas para mostrar su dolor. El cilicio da mucho escozor. En eso estaba Daniel cuando se le presentó el ángel Gabriel con presteza y le dijo:

setenta semanas de daniel

En este cuadro leemos lo que el ángel Gabriel le dijo a Daniel. La preocupación de Daniel se suma a mi preocupación. “Señor, ¿qué vas a hacer con tu pueblo? ¿Finalmente se van a perder? Llevamos setenta años sin nación. Setenta años sin Jerusalén y sin santuario”. Daniel estaba preocupado, no por nosotros sino por su pueblo. El ángel le contesta específicamente a Daniel, y le dice que la visión que le traía tenía que ver con su pueblo y con su santa ciudad, también señala que en esas setenta semanas se terminará la prevaricación. La prevaricación es un pecado de obstinación, es una transgresión y rebelión que consiste en el hecho de que, conociendo la voluntad de Dios, conociendo su palabra y sabiendo que hay algo que el Señor no quiere, a sabiendas y con conocimiento yo transgredo la ley o la voluntad de Dios. No es un pecado que cometo por ignorancia sino que me revelo a conciencia contra lo que Dios quiere. El ángel le anuncia que en esas setenta semanas se va a terminar ese pecado y se va a expiar la iniquidad. O sea que la iniquidad será echada fuera; será echado fuera el mal para traer justicia perdurable. En algunas versiones se habla de justicia eterna.

El Señor nos mandó a orar que venga su reino y que se haga su voluntad como en el cielo también en la tierra. Y no hay justicia si no se establece el reino de los cielos en la tierra. ¡No hay justicia sin Dios! Su justicia es perdurable, es eterna. Luego, dice este pasaje de sellar la visión y la profecía. Esto significa que no habrá más visiones ni profecías; esto se terminará. Porque cuando termina el pecado y la iniquidad, cuando acaba la prevaricación, se termina el tiempo, y al hablar del tiempo del fin significa que no hay más tiempo. El tiempo es parte de la creación de Dios para nosotros que vivimos en el espacio tiempo, pero los días dejarán de ser. En la eternidad no hay tiempo; en la eternidad no hay pasado ni futuro sino el continuo presente.

Daniel estaba orando una cosa y el ángel le contestó otra muy grande. “Amado varón de Dios te voy a hacer entender y te daré una visión que abarca desde este momento en que estás hablando conmigo hasta que se termine todo”. En los cuatro versículos del capítulo 9 de Daniel: 24, 25, 26 y 27 se habla de los sucesos que acontecerán hasta el fin del mundo.

69 SEMANAS

69 semanas

Dice al ángel en Daniel 9: 25: “Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos”. El ángel habló con Daniel aproximadamente 500 años antes del nacimiento de Jesús. ¿Qué significa esto de 7 semanas y 62 semanas? Son un total de 69 semanas identificadas en la imagen. Con color amarillo, en la línea horizontal superior las 7 semanas, y en naranja las 62 semanas. Esas 69 semanas significan 483 años. Los que entienden de este tema según el lenguaje hebreo, señalan que estas 70 semanas de Daniel son muy famosas ya que no hay un seminario en que este tema no se estudie. También afirman que esas 70 semanas significan, setenta grupos de siete y no son semanas de días sino de años; o sea que una semana equivale a siete años. Entonces, 69 semanas son 483 años (69 x 7). Hay 7 semanas y 62 semanas hasta el Mesías Príncipe (segunda línea vertical amarilla en la imagen).

El ángel le dijo a Daniel: “…se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos” (Daniel 9:25). Daniel y todo el pueblo de Israel fueron cautivos de los babilonios, de los medos y de los persas. En el libro de Nehemías capítulo 2 aparece el rey Artajerjes y Nehemías que era el copero del rey estaba muy triste porque se había enterado que Jerusalén estaba destruida, sus puertas estaban quemadas y sus muros derribados. Fue Nehemías quien consiguió el permiso del rey Artajerjes para reedificar la ciudad de Jerusalén, así esa orden fue dada por el rey Artajerjes y quien la logró fue Nehemías, lo que ocurrió en el año 445 A.C (primera línea vertical amarrilla de la figura).

Dice que hay 7 semanas más 62 hasta el Mesías Príncipe. Jesús nunca fue reconocido como el Mesías Príncipe mientras estuvo en la tierra, pero hubo un solo día que lo reconocieron como tal. Ese día fue cuando Jesús entró en Jerusalén y todos lo aclamaron. Sería en la celebración de Semana Santa el que se denomina “domingo de ramos”. Unos días antes de la crucifixión de Cristo, el Señor entró montado en un burro. Zacarías lo había profetizado: “Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna” (Zacarías 9:9). Y ese día coincide con lo que se le conoce como el domingo de ramos, o la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. La gente cortaba ramas de árboles y las echaban delante del Señor así como también echaban sus mantos en el camino y pasaba Jesús sobre el asno. Ahí fue cuando el burro dijo: “¡Qué importante que soy!”

Ahora, dice 7 semanas y 62 semanas. Yo no estudié que habrá pasado dentro de esas primeras siete semanas de la profecía. Posiblemente, desde que el ángel habló con Daniel pasaron siete años y sucedió lo de Nehemías y el rey Artajerjes. Tal vez se haya preparado en ese lapso todo lo que se iba a utilizar para la reconstrucción de la ciudad. Leemos en Daniel 9:26: “Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones”. Después del Mesías príncipe se le quitará la vida al Mesías. Aquí dice que se va a edificar Jerusalén pero después dice que se le quitará la vida al Mesías y un príncipe que ha de venir volverá a destruir la ciudad; destruirá nuevamente el santuario y el templo. Todas estas cosas ocurrieron ya, porque murió el Mesías después de haber sido reconocido como Príncipe, a los pocos días lo crucificaron. Y después que fue crucificado, pocas décadas después, el general Tito, romano, destruyó Jerusalén y el templo. Aunque el general Tito quería conservar el templo como un trofeo, y que se transformara en un gran edificio romano, sus soldados habían escuchado rumores de que allí había oro escondido. Entonces desobedecieron la orden del general y comenzaron a destruir el templo, quitando piedra sobre piedra. Recordemos lo que Jesús le dijo a sus discípulos: “¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada”. Cuando los soldados llegaron bien abajo y ya no había piedras para sacar, descubrieron que no había oro.

¿Por qué te cuento todo esto? Porque lo que dice la Biblia es confiable y tal vez tú lo has leído muchas veces, sin embargo no entendías nada. Pero hoy estás entendiendo que el ángel Gabriel lo dijo y que siempre Dios cumple su palabra. Él es Dios y su gloria consiste en que el Señor anuncia las cosas antes que sucedan, para que cuando sucedan, los que creen en Él  se alegren y lo glorifiquen. El diablo tiene adivinos, él y sus demonios son adivinos, pero Dios te dice la verdad. ¡Él no necesita adivinar nada!

EL TIEMPO DE LOS GENTILES

La profecía de Daniel 9 llega hasta nuestros días. Los cuatro versículos hablan de los acontecimientos de Israel y de Jerusalén hasta el fin del mundo, pasando por nuestros días. “Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones”. Israel sería destruida y el pueblo dispersado, y esto durará hasta el fin de las devastaciones. Ese período lleva dos mil años. Es como un paréntesis en la historia de las setenta semanas de Daniel. Porque esas setenta semanas tienen que ver con la historia del pueblo de Israel y de la ciudad santa de Israel. Pero durante dos mil años no hubo historia de Israel, el pueblo no estuvo al frente de Israel ni de Jerusalén. Por lo tanto, se trata de un paréntesis. En la primer figura, donde está la preposición “y” dentro de un circulo, ahí hay un bache, ese es el paréntesis. Hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. Israel, creo yo, es el único pueblo que ha estado disperso y ha sido perseguido durante dos mil años sin tener una bandera, sin tener un himno nacional o un idioma, y sin tener un gobierno. Y en el año 1948, en un día se declaró la independencia y volvió a existir. ¡Esto es un milagro único en la historia del mundo!

Leemos en Daniel 9:27: “Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador”. La otra semana está del otro lado de la “y”.  O sea, una semana o siete años. A la mitad de la semana, la mitad de los siete años, hará cesar el sacrificio y la ofrenda.

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En la segunda figura que vimos, donde se muestra el círculo que rodea la “y” en la primera imagen, aquí está ampliado y comprende un paréntesis, lo que sería la línea amarilla vertical tercera y la cuarta. En la primera línea vertical amarilla se representa la orden de edificar la ciudad, dada por el rey Artajerjes, año 445 A.C, hasta el Mesías Príncipe (segunda línea vertical amarilla). Dijo el ángel a Daniel: “Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías” (tercer línea amarilla vertical que tiene una cruz). Esto fue después de haberlo declarado Príncipe. Así que entre la tercera línea amarilla y la cuarta se cortan las 70 semanas y no sigue funcionando el reloj porque se produce un bache histórico que se conoce como “los tiempos de los gentiles”. Recuerda que la profecía es acerca de Israel y de Jerusalén (de tu pueblo y de tu santa ciudad). Pero, en el año 70 D.C es destruida la ciudad santa, se destruye el templo y no sigue la cronología porque el pueblo es dispersado y la Biblia señala que Israel es endurecido en parte hasta que la plenitud de los gentiles haya entrado (Romanos 11:25).

Según la palabra de Dios los judíos fueron endurecidos por causa de nosotros y Jesús dijo que el evangelio del reino sería predicado para testimonio a todas las naciones y después vendría el fin (la última semana). Hay varios versículos que hablan acerca de esto y uno lo encontramos en Romanos 11:25 cuando el apóstol Pablo dice: “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles”. La plenitud de los gentiles significa, hasta el total de las personas de las naciones que están inscriptas en el libro de la vida para que entren al reino de Dios. En cualquier día de estos va a entrar el último gentil y cuando esto acontezca se terminará el tiempo de los gentiles o, según otra versión, los tiempos de las naciones.

Ya al final de su ministerio Jesús observa la ciudad de Jerusalén y se lamenta: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste! He aquí, vuestra casa os es dejada desierta; y os digo que no me veréis, hasta que llegue el tiempo en que digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor”. (Lucas 13: 34 y 35) ¿Qué es eso de que la casa de Israel es dejada vacía? Que el Espíritu Santo se retira del pueblo y deja de ser su cobertura y su protección. El apóstol Juan dijo: “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron”. Y ante el rechazo del pueblo de Israel, de no haber aceptado, de no haber creído y de haber matado al Mesías, se produce una vaciedad que termina con la dispersión del pueblo de Israel en el año 70 D.C y que dura dos mil años. Mas las profecías declaran que Dios volverá a traer a su pueblo a su tierra de todas las naciones a donde fueron dispersados y que les va a hacer bien.

Cuando Dios comienza a traer de nuevo a Israel a su tierra se va terminando el tiempo de los gentiles o los tiempos de las naciones. Observando la segunda gráfica, en la línea blanca donde dice: 7 últimos años de la historia, vemos que en algún momento se volverá a activar el contador cronológico y cuando esto suceda quedarán sólo siete años antes del fin. Aunque todavía no se activó el reloj, no te duermas, porque en cualquier momento ocurrirá.

 

SEMANA 70

 

Entonces el ángel le dice a Daniel: “Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda…” (2ª figura donde señala las 7 semanas). En Israel, en la actualidad no hay sacrificios ni ofrendas, tampoco hay templo; en Israel no se hacen sacrificios porque se deben hacer en el altar del templo y los judíos ortodoxos están esperando construir el tercer templo. Hay un lugar en Israel llamado el Instituto del Templo que los turistas pueden visitar; y allí hay guardados en vitrinas todos los elementos que se necesitan para volver a ofrecer sacrificios y ofrendas. Entre esos elementos hay un candelabro de oro muy grande y otros utensilios. Hay ciento de miles de dólares invertidos en instrumentos de oro que serán usados en el templo cuando se construya. Nosotros estamos en ese paréntesis entre la tercera línea amarilla y la cuarta. Y no hay templo pero en algún momento se va a edificar. Habrá gozo y algarabía porque habrá sacerdotes y sacrificios de animales. Para ellos, la sangre de los animales es la que opera en el perdón de los pecados y durante dos mil años no ha habido perdón de pecados porque no han habido sacrificios, y no han habido sacrificios porque no hay altar. Y no ha habido altar porque no hay templo, pero lo van a construir. En cuanto se edifique el templo y haya un altar entonces vamos a estar en la última semana de la historia que son los últimos siete años de la historia de la humanidad. ¿Da miedo esto, no? A la mitad de la semana, es decir, a los tres años y medio, alguien va a suspender las ofrendas y los sacrificios; y es que se va a manifestar como dijo el apóstol Pablo: “…el inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos” (2 Tesalonicenses 2:9). La Biblia dice que ese inicuo que va a gobernar el mundo, no va a reconocer a ningún Dios sino que se va a endiosar por sobre todos los dioses y se hará adorar. Daniel 9: 27 dice: “…Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador”. ¿Qué se entiende por la palabra consumación? Cuando se consumó es cuando se terminó, o sea cuando llegue el fin.  El versículo 27 del libro de Daniel 9 dice: “Y por otra semana confirmará el pacto con muchos…” Israel firmará un pacto de paz pero Isaías señala que ese es un pacto con la muerte, porque a la mitad de los últimos siete años el firmador de ese pacto va a parar los sacrificios del templo y dice a Biblia que él se sentará en el templo como dios y se va a hacer adorar, pero no va a aceptar ninguna ofrenda y  ningún sacrificio al Dios del cielo. A la mitad de esos siete años, el anticristo se quitará la careta y se mostrará tal cual es, un emisario de satanás.

Habrás escuchado en varias oportunidades que se viene un gobierno mundial al que le llaman New World Order. Se está gestando un poder internacional que está por encima de las naciones, que domina a través de la economía o el dinero e impone leyes como la del aborto, la ideología de género entre otras cosas, que no forman parta de nuestra esencia o historia pero sí de este nuevo orden. Por ejemplo, en la que el hombre no es hombre ni la mujer es mujer, en la que el matrimonio no es matrimonio y la familia no es familia. Esto se está enseñando en las escuelas. Es un nuevo orden de cosas que definen a lo bueno como malo y a lo malo lo define como bueno. ¡Es el mundo del revés! Entonces a la mitad de los siete años, el anticristo, el dominador del mundo se va a dar a conocer hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador, lo que sería el juicio. Los versículos 24, 25, 26 y 27 del capítulo 9 de Daniel hablan de la historia desde 445 años A.C hasta el fin de los días.

Con todo esto que expuse quiero hacerte ver cuánto Dios nos ama y realmente, si escudriñamos las escrituras, si las estudiamos podremos entender cosas que el mundo no entiende. Cuando Israel firme un pacto con el anticristo se dispararán los últimos siete años y se termina el tiempo de gracia que habría sido estipulado para los gentiles.

Termina la historia cuando el ángel le enseña a Daniel lo que habrá de suceder a su pueblo y a su santa ciudad. ¿Qué es lo que sucederá? Se va a construir un templo, volverán a haber sacrificios pero luego el anticristo lo suspenderá. ¿Qué sucederá? Que en la consumación de los días, Cristo vendrá en las nubes. Desde que se firme un pacto con Israel y haya un estadista mundial hasta la segunda venida de Cristo habrá solo siete años. A esto se refería Jesús cuando dijo: “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca”. Jesús declaró cuáles eran todas las cosas que iban a suceder.

Observemos a continuación la tercera figura:

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Aquí, Daniel 9:25 hace referencia a los tiempos de Nehemías. En esta figura podemos ver lo que expuse en la primera parte de la enseñanza que es la orden para edificar Jerusalén dada a Nehemías hasta el tiempo en que Jesús entró triunfal a la ciudad y fue aclamado por el pueblo como vemos a continuación en la cuarta imagen.

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Pasamos a la quinta figura y lo que está resaltado entre las dos líneas amarillas es el período que nosotros estamos viviendo, el de los gentiles y que también se da a llamar el tiempo de los gentiles.

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Me han enviado un video que mostraba a unos cristianos a los que una multitud de gente golpeaba con palos, los arrojaban al suelo y los pateaban. ¡Esto es tan duro! Tanto los golpeaban que quedaban atontados, entonces los arrojaban sobre unas ramas y les prendían fuego. Uno se pregunta, ¿puede haber tanta maldad? ¡Si se trata sólo de gente que ama a Jesús! Pero sí, hay mucha maldad. En Medio Oriente se matan más cristianos que judíos. Las últimas noticias nos muestran cómo hicieron explotar unas bombas en dos iglesias cristianas de Egipto. Todos los días están degollando cristianos. En el período de los siete años finales el odio a Jesucristo, a Dios, a toda religión y a los cristianos se incrementará. El escenario ya está listo porque las leyes que están surgiendo nos condenan por no aceptar los nuevos valores que se están imponiendo en la sociedad. Se nos tilda de retrógrados por no estar de acuerdo con el homosexualismo y dicen que difundimos el odio, pero yo hoy confieso que predico el amor de Jesús y declaro que la última palabra no la tienen los gobernantes del mundo, porque la última palabra la tiene Dios.

Hay una doctrina que habla de la inminencia de la segunda venida de Cristo, y desde niño me han enseñado que Jesús puede venir en cualquier momento y yo te digo que aún no viene el Señor. ¡Se tienen que cumplir primero las señales que Él ha manifestado! Siria siempre fue enemiga de Israel y es colindante con esta nación. Siria está unida al grupo de naciones que odian a Israel, también se encuentra Irán. Jordania tiene un tratado de paz y lo está respetando. Pero en general hay una gran cantidad de naciones árabes que quieren que Israel desaparezca, pero no lo harán desaparecer porque Dios ya los trajo a su tierra y después de tres mil años, el Señor ha cumplido su palabra de que los iba a plantar y nadie más los iba a mover de su tierra. No obstante hay profecías que tienen que ver con el hecho de que a Siria no le va a ir bien y así es, no le está yendo bien. En esa nación el gobierno está luchando contra unos rebeldes y éstos contra el gobierno; Rusia apoya al gobierno en tanto que Estados Unidos apoya a los rebeldes. Por otro lado está ISIS, el estado islámico que está destruyendo tanto a unos como a otros y las naciones miran lo que está aconteciendo con Siria. Si no me equivoco, más de ciento cincuenta mil personas han tenido que abandonar su tierra. ¡Las ciudades están destruidas! No hay servicios básicos y se siguen matando gente. El presidente de Estados Unidos Donald Trump ordenó que desde unos barcos de la marina Americana se dispararan cincuenta misiles con el fin de destruir un aeropuerto desde donde salieron supuestamente aviones del gobierno sirio que dispararon armas químicas sobre su pueblo. ¡Es un infierno! Y esto es sólo una muestra de lo que sucederá.

Una periodista árabe-israelí habla acerca de esta masacre en Siria como un holocausto y dice sentir vergüenza por lo que está sucediendo. La periodista dice lo siguiente: “En estos precisos momentos en la ciudad de Alepo en Siria, a sólo ocho horas de Tel-Aviv se está llevando a cabo un genocidio. ¿Saben qué? Permítanme ser más precisa. Es un Holocausto. Sí, un Holocausto. Quizás no queremos escucharlo o enfrentarnos a que en el siglo XXI, en la era de las redes sociales, en un mundo en el que podemos tener la información en la palma de la mano, donde podemos ver y escuchar a las víctimas y sus historias en tiempo real, nos quedamos quietos sin hacer nada mientras hay niños siendo masacrados cada hora. No me pregunten quien está bien y quién está mal, quiénes son los buenos y quiénes los malos porque nadie lo sabe y la verdad es que no importa. Lo que importa es que está ocurriendo ante nuestros ojos y nadie en Francia, Reino Unido, Alemania o Estados Unidos hace nada para detenerlo. ¿Quién marcha en las calles por los hombres y mujeres inocentes de Siria? ¿Quién grita por los niños? ¡Nadie! La ONU está celebrando reuniones de su Consejo de Seguridad y secándose las lágrimas cuando ven la imagen de un padre sujetando el cuerpo de su hija pequeña. Hay una palabra para eso: ¡Hipocresía! Yo soy árabe, musulmana, ciudadana del estado de Israel, pero también soy ciudadana del mundo y estoy avergonzada. Avergonzada como ser humano de que elijamos líderes incapaces, de unirnos en sus condenas y de actuar con fuerza. Me avergüenza que el mundo árabe sea secuestrado por terroristas y asesinos sin que hagamos nada. Me avergüenza que la mayoría pacífica de la humanidad sea irrelevante una vez más. ¿Necesitamos un recordatorio? Armenia, Bosnia, Darfour, Ruanda, la Segunda Guerra Mundial. No, no lo necesitamos. Albert Einstein dijo: El mundo no será destruido por quienes hacen el mal sino por aquellos que observan sin hacer nada”.

Delante de nuestros ojos, hace unos cinco o seis años está ocurriendo un holocausto en Siria y no hablemos del holocausto que viven los pobladores de África que tratan de escapar y se hunden en las aguas del Mediterráneo. Pero no quiero dejar pasar por alto el hecho de que Siria está pagando y ayudando a Hezbola que quiere destruir Israel, no me sorprende que Dios esté cumpliendo sus profecías y hay una profecía específica en Isaías 17 que dice así: “Profecía sobre Damasco. He aquí que Damasco dejará de ser ciudad, y será montón de ruinas. Las ciudades de Aroer están desamparadas, en majadas se convertirán; dormirán allí, y no habrá quien los espante. Y cesará el socorro de Efraín, y el reino de Damasco; y lo que quede de Siria será como la gloria de los hijos de Israel, dice Jehová de los ejércitos”.

Damasco es la capital de Siria. En otra versión dice que Siria dejará de ser nación. Esto sucederá antes de las siete semanas de Daniel. No será en el periodo de los últimos siete años de la humanidad sino dentro del tiempo de las naciones. Lo que yo estuve viendo acerca de Siria en este último tiempo es escalofriante. El presidente sirio Bashar al-Asad envió aviones que arrojaron bombas químicas contra su propio pueblo, y esas armas químicas son destructivas. El presidente Donald Trump declaró que por causa de esas armas químicas la marina de Estados Unidos disparó cincuenta misiles contra un aeropuerto donde supuestamente salieron los aviones con esas armas. Para que tengamos una idea de lo que sucede a diario en Siria, hay un video que muestra cómo estas armas han afectado a varias personas en espacial a un niño que perdió su familia y también un hospital en donde los estaban atendiendo fue bombardeado. Un niño declara que estaba mirando los aviones y vio cómo un avión dejó caer un barril y un humo amarillo, entonces comenzó a toser. El niño cuenta que comenzaron a huir. La mujer que lo asistió le preguntó si sus hermanos estaban bien pero él dijo que no sabía dónde estaban ellos. Entonces, tosiendo, le pregunta a la mujer: “¿Me voy a morir señorita?” Y mientras el niño era atendido junto a otros más, bombardearon el hospital. Era el único que quedaba en esa zona en donde los niños eran asistidos. Las enfermeras sacaron rápido a los bebes de las incubadoras. Ya no quedan hospitales. ¿Sabes cuántas personas en el mundo ni se enteran de lo que está sucediendo? Por más fuertes que sean los videos hay que divulgarlos. Tú que ahora mismo estás en tu casa tranquilo no tienes idea lo que estas personas viven a diario.

Estados Unidos arroja bombas en Siria para defender a los rebeldes contra el gobierno porque aseguran que el gobierno es tirano. Rusia arroja bombas en Siria porque defiende al gobierno sirio. Estados Unidos tiene sus intereses y Rusia los suyos; y en medio está el estado islámico que mata a unos y a otros, y en medio de todo este lío está Hezbola que hace lo mismo. Y los muertos se cuentan por miles y decenas de miles. Quiero decirte que la justicia del hombre desata la justicia de Dios.

Las personas preguntan por qué Dios permite estas cosas. ¿Por qué tiene que morir un hombre bueno en manos de un hombre malo? Yo te digo que es la injusticia del hombre la que apresura la justicia de Dios. Se está acumulando ira para el día de la ira. Pero Dios no dejará esto así, el Señor va a actuar y le va a demandar al hombre y lo juzgará porque el hombre no es juez del hombre y mucho menos es dueño de la historia. La historia no la cuenta Trump ni Putin; no la cuenta ningún presidente de ninguna nación del mundo. ¡La verdad la cuenta Dios en su palabra! ¡Y lo que Él ha dicho que sucederá, sucederá!

 

CONCLUSIÓN

 

No te preocupes por la maldad ni por la injusticia que hay en las naciones, ocúpate de tu relación con Cristo y de formar parte de su ejército, aquellos que le creemos a Él. Hoy a través de este mensaje Dios te ha demostrado que Él no miente. Lo que dijo que iba a suceder sucedió y lo que falta por suceder acontecerá como Dios lo declaró. No es tan importante saber qué va a pasar en el mundo sino qué va a pasar conmigo. ¿Estoy en una relación correcta con Cristo? ¿Es Jesucristo mi Señor y Salvador? ¿Le he permitido a Dios que haga su voluntad en mi vida? ¿Le he abierto mi corazón a Jesús para que lo limpie y destruya lo que haya que destruir? Lo más importante no es lo que pasa con otros sino lo que sucederá contigo. Muchos correrán de aquí para allá, vagarán buscando consuelo o tratarán de llenar su alma con alguna cosa y encontrar satisfacción con algo. Yo te digo que en los tiempos que estamos viviendo, quien produce satisfacción es Dios.

En cuanto al video que muestra a cristianos que eran golpeados y quemados vivos, había una canción de fondo que la compuso un cristiano que también murió de forma similar. A él le decían que debía renunciar a su fe en Cristo y si se negaba  matarían a su esposa delante de sus ojos. Entonces comenzó a cantar una canción, que él mismo compuso, que dice así: “He decidido seguir a Cristo/// No vuelvo atrás, no vuelvo atrás”. Lo amenazaban con matar a su esposa y él seguía entonando la canción. Al final mataron a su esposa y le dijeron que le iban a perdonar la vida si él negaba a Jesús, pero el hombre cantaba: “He decidido seguir a Cristo. No vuelvo atrás, no vuelvo atrás. El Rey de gloria me ha transformado. No vuelvo atrás, no vuelvo atrás”. Y lo mataron.

Yo le pregunté a Dios: “Señor, ¿será que me quieres en ese país de África? ¿Será que podremos hacer algo más que orar?” Y es que ni siquiera oramos porque no estamos dispuestos a perder nada por Cristo. ¿Qué es lo que falta para que el fuego de Dios se encienda en nuestras vidas? ¿Verdaderamente le has dicho si al llamado de Dios a tu vida? ¿O estás muy cómodo en tu estudio o trabajo y no quieres que Dios te toque nada de eso que no quieres soltar? Este es un tiempo en que los cristianos van a mostrar lo que son capaces de pagar por la causa de Cristo. Si no estás seguro de pertenecer a Cristo y el Espíritu Santo te insiste en que tienes que consagrarte hoy, tienes que tomar una decisión importante.

Jesús entró sobre un pollino a Jerusalén un día como en el que se celebra domingo de ramos en Semana Santa, pero Él sabía que en unos días más las cosas iban a cambiar. Unos pocos días después, el mundo estaría gritando: “¡Crucifíquenle!” Pero su amor le hizo tomar la mejor decisión por mí y fue a la cruz porque le pareció un acto de amor pagar el precio con su vida por la salvación de muchos. ¡Entrégale tu corazón a Jesús! Hoy es un día de salvación. Dile a Jesús: “Padre Santo, vengo a ti en el nombre de Jesús confesando que necesito que me limpies, que me perdones y que seas a partir de hoy mi Señor y mi Salvador. Sé mi protector y mi sustentador. Tú diste tu vida por mí y yo ahora decido dar mi vida por ti. Tómame y úsame, Señor. Te doy gracias porque me has llamado y soy tu hijo. A partir de hoy su tu hijo, soy tu hija. Gracias te doy en el nombre de Jesús, amén”.

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LA PALABRA DE DIOS: El sustento de tu vida

INTRODUCCIÓN

En esta semana, me desperté una madrugada, a eso de las tres y no podía conciliar el sueño, entonces me pregunté: “¿Por qué me despierto si no tengo ninguna preocupación? Normalmente me acuesto en paz, no tengo preocupaciones porque estoy feliz con Dios y con lo que Él quiera hacer”. Comienzo a darme vueltas en la cama hasta que recuerdo que estoy ayunando y que si me he despertado no es por casualidad, entonces le hago ver al diablo que voy a aprovechar que no tengo sueño para orar y leer la Biblia. Abro la palabra de Dios y comienzo a leer el Salmo 12 y cuando llego al versículo 5 me llama la atención ese pasaje que dice así: “Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos, ahora me levantaré, dice Jehová; Pondré en salvo al que por ello suspira”. En esa madrugada se encendió ese pasaje bíblico en mi corazón y me alegré, porque entendí lo que leí.

He estado orando cada día desde que comenzamos el ayuno de veintiún días, para que el Señor alumbre mi entendimiento y enderece mi camino delante de Él. Y sucede que cuando tú te acercas a Dios, es como cuando te acercas a alguna persona que comienzas a conocer más íntimamente, de modo que al acercarte a Dios te sensibilizas y lo conoces íntimamente, y el Señor te hace ver y entender algo que no tenías en cuenta. Yo me acerco a mi esposa; ella me mira, yo la miro y entonces me dice: “No me digas nada. Yo sé lo que te pasa; tenes hambre”. Eso sucede cuando dos personas se acercan mucho íntimamente, por eso les decimos a los jóvenes de la iglesia que no se acerquen tanto ya que comienza a producirse cierta química, pero hay química de Dios y hay química del diablo. Mas si tú te acercas a Dios, se produce intimidad con Él.

DIOS SE LEVANTA, TÚ TE LEVANTAS

Cuando me detengo en el pasaje del Salmo 12 versículo 5, noto que Dios pone su atención en los pobres. Los pobres no me llamaban la atención pero ahora que estoy cerca de Dios me doy cuenta que la opresión de los pobres le llama mucho la atención al Señor. No lo verás a Dios enganchado con la novela de la tarde, en algún recital o entretenido con alguna otra cosa, pero la opresión de los pobres, el Señor sí la ve. El ayuno y la oración hacen que yo me acerque a Dios y entienda qué es lo que le interesa a Él. Y no sólo me doy cuenta que tiene un gran interés por la opresión de los pobres sino que a mí también me empieza a interesar su situación. Un verdadero creyente comienza a sentir lo que Dios siente y es influenciado por la unción, por la presencia y el sentir del corazón de Dios; por lo tanto si a Dios le llama la atención la opresión de los pobres, al creyente también.

“Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos” y aquí llego a la parte clave que saltó ante mis ojos: “…ahora me levantaré, dice Jehová”. A las tres de la mañana el Señor me dice: “¡Ahora me levanto!” Este ahora fue escrito unos dos mil ochocientos años atrás, pero cuando este ahora que fue escrito hace miles de años atrás se enciende y se transforma en palabra Rhema, ese ahora del pasado es un ahora en este tiempo presente. Yo entendí que a partir de ese día a las tres de la madrugada había un ahora nuevo. ¡Ahora comienza algo nuevo en Misión Vida para las Naciones, ahora comienza algo nuevo en los hogares Beraca, en las células familiares y ahora comienza algo nuevo en tu vida!

Ayer me interesaba la opresión de los pobres y el gemido de los menesterosos, pero era algo de rutina, mas ahora, si a Dios le interesa el gemido de los menesterosos, a mí también. “Ahora me levantaré, dice Jehová” y si el Señor dice que ahora se levantará, nosotros también nos levantamos. Porque cuando tú te acercas a Dios comienzas a tener química con Él y si al Señor le llama la atención algo que lo hace levantar, tú también te levantas y te interesas por eso que a Él le interesa. Sucede que cuando estás en un concierto, escuchas lo bien que están tocando, entonces al finalizar te levantas, aplaudes y ovacionas porque se produce un feeling entre tú y lo que estás escuchando, o entre tú y el cantante o músico. Ahora, a Dios lo hace levantar la opresión de los pobres y el gemido de los menesterosos y los cristianos dicen como el Señor: “¡Ahora yo me levantaré!”

Dios ha visto tu opresión, y ha visto, porque le llama la atención, cuánto tiempo hace que estás así. Según el diccionario, oprimir es producir agobio o desasosiego grande, también significa, someter a vejámenes, humillación o tiranía a una persona, a un pueblo o nación. Por otro lado leí que la opresión es la actuación de fuerzas que van hacia adentro, lo que produce agobio en las personas. Es como que hay fuerzas que quieren dejarte encerrado en cierto tipo de pensamientos y sentimientos. Tú comienzas a sentir que no tienes espacio, por ejemplo te vienen pensamientos como: “Siempre vas a ser el mismo”, “siempre vas a ser la misma”, “eres el mismo fracasado de siempre”. A tal punto te lo crees que no quieres intentar algo nuevo y vives oprimido porque las circunstancias, la vida y los demonios mentirosos te han convencido de que no vas a lograrlo, que has golpeado muchas puertas y ninguna se ha abierto; estás convencido que nadie te va a amar, que nunca nadie se va a querer casar contigo y otros muchos pensamientos negativos que vienen a tu mente.

Vuelvo a repetir un ejemplo que he mencionado en otros mensajes, pero vale la pena plantearlo; un hombre me dijo una vez: “Mi abuelo fue pobre, mi padre también lo fue y yo soy pobre a mucha honra”. ¡Este hombre está en una cárcel! ¿Has visto gente orgullosa de ser pobre? Ni siquiera hacen algo para salir de la pobreza; esas personas están oprimidas. Lo mismo sucede cuando el diablo te empuja a hacer algo que no debes hacer, o sea, a cometer pecado, y una vez que te envuelve en pecado, te ata, te pones raro, te cambia el temperamento y te haces esclavo del pecado. Jesús dijo que el que hace pecado es esclavo del pecado. Tú dijiste que no lo ibas a hacer más pero al poco tiempo lo vuelves a hacer. Te mete en una cárcel que no te deja salir. Mas Dios te dice: “Yo ahora me levanto para librarte”.

Sé que hay personas que están cansadas de la opresión que tienen, quieren salir de donde están pero no pueden y se preguntan por qué Dios no hace algo, y el Señor te dice: “¡Ahora me levantaré!” Dios me dio esta palabra para que yo la comparta contigo; el Señor hoy rompe ataduras dentro tuyo y te libera. Cuando se rompe la opresión, la persona entra a la libertad y tiene más claridad para pensar y para decidir. Ya no piensas que vas a fracasar sino que dices: “Voy a salir adelante, nada me va a detener, estoy confiando en Dios”. ¡Nos presentamos delante de un Dios Todopoderoso y soberano! ¿Quién lo puede detener? Y si Dios está conmigo, ¿quién contra mí? ¡Nadie podrá hacerme retroceder si Dios está conmigo!

Por otro lado vemos que en el diccionario, la palabra gemir significa, emitir sonido que expresan dolor. Sé que hay muchas personas que durante el día andan arregladitas tratando de sonreír pero cuando llega la noche lloran sobre la almohada. Una amiga que quedó viuda, nos confesó que mientras está con nosotros ella trata de estar bien pero cuando está sola en su casa, llora por los rincones.  Y a Dios le llama la atención, el gemido de los quebrantados. “¡Oh Dios! ¿Por qué esta enfermedad?” ¡Oh Dios! ¿Por qué tengo que estar viviendo esto?” Y el Señor nos dice: “Yo presto atención a la opresión de los pobres y al gemido de los menesterosos”. ¡Dios conoce tu dolor! La palabra menesteroso según el diccionario, significa: “falto, necesitado, que carece de una cosa o de muchas cosas”. Cuando tú no tienes esperanza eres menesteroso; cuando no tienes fe eres menesteroso, te falta lo más importante. La fe te conecta con el poder del Omnipotente; la fe te conecta con los almacenes de Dios, para que sean derramadas desde el cielo las bendiciones que están acumuladas allí para ti.

Esta segunda semana de ayuno de veintiún días que hemos comenzado la dedicaremos a orar por el país, por el gobierno y por los legisladores. Con perdón de lo que voy a decir, los legisladores se dedican a promulgar pavadas. Muchos de ellos no saben ni lo que han votado. Yo sé que la verdad disgusta mucho y la gente se enoja conmigo por esto pero yo debo abrir mi boca y confesar la verdad. Hay personas que viven años bajo opresión y quiero que esas personas escuchen hoy, palabra de Dios. Sabe hoy que Dios se ha levantado para liberarte y ponerte a salvo. Otra versión de la Biblia dice así: “Ahora me levantaré, dice Jehová, pondré en seguridad a los que son escarnecidos”. El diablo escarnece a la gente, le quita la carne a pedazos.

DIOS HARÁ COSAS NUEVAS

Cuando Dios me dio está palabra supe enseguida que Él iba a hacer algo nuevo. Al poco tiempo me llamó uno de los pastores de nuestra iglesia en San Juan y me contó que en la ciudad de Maldonado había una madre desesperada que ya no sabía qué hacer con su hija. La hija tiene cuarenta y tres años y tiene una nena de trece años que vive con la abuela. La mamá de la nena se mete en los asentamientos para buscar droga y allí vive cosas horrendas. La han internado varias veces. A esa mujer la conocí cuando tenía dieciocho años de edad y le prediqué el evangelio pero ella no lo quiso recibir. Es hermana de un amigo del pastor Andrés que está a cargo de la iglesia en San Juan. El pastor Andrés perdió a su papá cuando era un niño y se encariñó con la familia de la mujer que viene al caso, por lo que él los aprecia mucho. La hermana de la mujer llama al pastor Andrés desde Estados Unidos, preguntándole si podríamos hacer algo por su hermana ya que la madre se encontraba desesperada, entonces el pastor Andrés habló conmigo. Finalmente nos comunicamos con la madre de la mujer y nos dice: “¡Gracias por llamar! ¡Ustedes son tan buenos! ¡Dios los bendiga!” Ella me contó que ha internado a su hija en cuánto lugar se podía, pero nada ha sido suficiente porque a los tres días volvía a drogarse nuevamente pagando cualquier precio por un poco de droga. El padre de la mujer falleció cuando ella tenía veintiún años de edad y entró en un caos. Sentada en el sofá de su casa lloraba y se lamentaba: “¿Papá, por qué me dejaste? ¿Qué voy a hacer yo ahora? ¡Te necesito papá!” Entró en una confusión existencial, que la sumergió en la droga. Su familia tiene bienes pero ella vive en un asentamiento. En ese mismo lugar una mujer se enojó con ella y la golpeó hasta que le quebró el brazo. La llevaron al hospital y la madre creía que con el brazo quebrado iba a estar más tranquila y podría cambiar pero a los dos días de haber estado en la casa de la madre tratando de recuperarse, decidió irse al mismo lugar y allí la misma mujer le vuelve a pegar y le quiebra el brazo nuevamente con yeso y todo. Así que la tienen que intervenir y colocarle un tornillo de metal, entonces se la lleva la madre a su casa pero a los dos días la mujer decide irse de nuevo con el brazo operado y enyesada. ¡Así la encontramos a la mujer!

Entonces, al leer este versículo, “…ahora me levantaré” es como que escucho la voz de Dios y comienza a moverse algo dentro de mí, entonces me pongo a pensar qué hacer para ayudar a la mujer. Llamo al pastor encargado de la iglesia de Maldonado donde vive la mujer y le pido que vaya al asentamiento a buscarla junto con su madre. El pastor me dijo que conocían a la mujer, que le habían predicado el evangelio pero que ella no quería nada con Dios. La han tenido viviendo en un hogar, pero se fue a los tres días. En ese asentamiento hay una célula familiar y también el líder afirmó que la mujer era muy complicada. Yo escucho esas afirmaciones y me enojo porque cuando nos convencemos que no vale la pena es cuando retrocedemos. Entonces, enfáticamente le dije al pastor que fuera él personalmente a buscar a la mujer. Últimamente los pastores tenemos personas de confianza que mandamos a hacer determinadas tareas; yo le dije que fuera él con una chica que tuviera un testimonio fuerte así le contaba a esa mujer cómo Dios la ayudó a salir, pero mandaba al líder con la chica del testimonio. Entonces le dije a ese pastor que escuchara bien lo que yo le estaba pidiendo y obedeciera porque la bendición está en atender, entender la orden y cumplirla meticulosamente. El asunto es que fueron al lugar y me mandan una foto mostrándome a la mujer sentada en un catre y yo se la reenvío al pastor Andrés a lo que él me contesta: “Está hecha bolsa…” Cuando yo la conocí era una adolescente linda, una princesa, hoy tiene cuarenta y tres años y es un estropajo. Yo le mando un mensaje de whatsapp diciéndole: “Hija quiero verte y hablar contigo. ¿No te acordás de mí? Tienes que cambiar por amor a tu hija ya que ella necesita de ti y no cuenta con una madre. Por favor vení a verme”. Ella me respondió, me saludó muy contenta aunque se rehusaba a venir pero Dios dijo en su palabra: “Ahora me levantaré”. Pasadas unas horas, me llaman avisándome que traían a la mujer de Maldonado a Montevideo. Llegaron la madre, la hija y el pastor y nos juntamos en mi casa; ahí comencé a hablarle de la necesidad que ella tiene de dejar de hacer de acuerdo a lo que siente o le parece. La filosofía de hoy es que hay que dejar a la gente que haga lo que le venga en gana porque tiene todo el derecho y nadie se puede meter. O sea que los dejemos a la deriva. Yo le dije: “Hija, yo no puedo tomar una decisión por ti pero tienes que entender que no puedes darle a tu hija esta clase de madre que eres. ¡Tu hija necesita una madre!” Ella me responde: “Y la voy a ver todas las semanas y la peino. Yo quiero mucho a mi hija…” Pero le hago ver que eso no es suficiente ya que eso no la hace una verdadera madre…

Nuestra intención es que ella quedara internada en uno de nuestros hogares pero que por lo menos por dos meses no viera a su hija y se negó rotundamente. Oramos por ella, le pedimos que hiciera una oración de entrega y ella se entregó a Cristo. Al final, después de luchar un rato decidió internarse en un hogar. Enseguida llamo al pastor encargado del hogar a donde queríamos mandar a la mujer y le dije: “Pastor Martín tengo una mujer aquí que quiero que vengas a buscar y la lleves al hogar”. Él me responde que no podía porque no tenía auto. Yo le insistí que debía venir a buscarla y él me responde: “Sí, pero no tengo auto. Le mando a una de las chicas que está vendiendo en la calle para que la busque”. En días previos yo les dije a todos los pastores que algo nuevo tenía que suceder en la vida de cada uno de nosotros, que teníamos  que volver a ser conquistadores e íbamos a ir a los asentamientos a rescatar a las personas. ¡Cada vez hay más drogadictos quebrantados, humillados y oprimidos que gimen por una salida! A todo esto recibí un mensaje de un grupo de jóvenes que leyeron de esto que yo estoy mencionando y se fueron a las doce de la noche en busca de chicos y chicas drogadictos para predicarles el evangelio. ¡Algo nuevo está ocurriendo! ¡Algo nuevo ocurrirá en tu vida y en tu corazón! ¡Dios va a poner en ti un nuevo sentir! ¡El Señor te dará un nuevo corazón! Si a Dios le interesa la opresión de los pobre a ti también te va a interesar; si le interesa el gemido de los menesterosos, a ti también, y si Dios se levanta, tú te levantas. Cuando comenzamos los hogares Beraca no teníamos vehículos y ahora que tenemos, nos acomodamos, pero vamos a ver la gloria de Dios en la iglesia Misión Vida para las Naciones. ¡No será en vano este ayuno! ¡No serán en vano las oraciones! Se va a levantar el infierno pero nosotros vamos a hacer la voluntad de Dios y vamos a conquistar aquello que el Señor quiere que conquistemos.

Me comentaron acerca de un predicador que se enredó con una joven por lo que abandonó a su esposa y a sus hijos y se casó con la joven, dejando el pastorado. La esposa me dijo: “Muchos dicen que él ya fracasó, que ya negó a Dios y no hay retorno, que él no va a volver a ser pastor”. Yo le aseguré que los llamados de Dios no lo son por algún tiempo. El llamado de Dios y sus dones son para que te acompañen siempre. Estarás en el pozo más profundo, pero si Dios te ha llamado a ser pastor, tu bendición seguirá siendo el pastorado. Aunque hayas abandonado al Señor, Él te seguirá llamando; tú serás alguien que vuelve a la casa del Padre como el hijo pródigo y tu Padre te va a recibir con los brazos abiertos, te pondrá un anillo y hará fiesta. Si Dios te ha llamado un día, tu Padre te está esperando; Él está observando tu dolor, tu soledad y tu fracaso. Dios quiere tener un encuentro contigo. Quiere abrazarte y llevarte al futuro eterno, y te va a dar oportunidad mientras tengas aliento de vida. No digas que porque le fallaste a Dios ya no tienes ninguna chance con Él, porque no lo dirás con sabiduría.

Hubo un hombre al lado de Jesús en la cruz que hizo todo mal y ya no tenía tiempo para revertir la situación ni hacer algo bueno, ya no había tiempo para realizar algo que lo reivindicara delante de Dios y lo único que pudo decirle a Jesús allí crucificado a su lado, fue: “Acuérdate de mí cuando estés en tu gloria”. Y el Señor le responde: “Hoy mismo estarás conmigo en el paraíso”. ¡Ahora me levanto! ¡Hoy! Ahora Dios quiere hacer una obra extraordinaria contigo. Ahora quiere que entres en este tiempo de ayuno y oración, en este tiempo de búsqueda de Dios así poder compenetrarte con el Señor y a medida que te acerques a Él, su presencia y su sentir comenzarán a fluir en ti. Cuando leas su palabra se encenderán los versículos delante de ti. Serás sensible a la palabra de Dios y te alegrarás como me he alegrado yo cuando leí el Salmo 12: 5 y ésta es la palabra que entendí que Dios me dio para compartir contigo.

CONCLUSIÓN

¿Eres de los que en la oscuridad de la noche lloras y gimes? Dios te dice que ha visto tus lágrimas, que ve cuando pones tu cabeza debajo de la almohada para que tus hijos no te escuchen. El Señor te dice que ve el esfuerzo que haces por sonreír y mostrar que todo está bien, pero sabe que sufres. “Yo soy el Dios que se compadece de la opresión del pobre”, te dice el Señor. ¿Te has quedado sin esperanza? ¡Estás pobre! ¿Te has quedado sin confianza? ¡Estás pobre! ¿Te has quedado sin fe? ¡Estás perdido! Mas Dios te dice: “Acércate a mí porque de mí recibirás las fuerzas que necesitas, recibirás fe y esperanza”. Se verá la gloria de Dios en tu vida porque cuando tú te acercas al rostro de Dios, tu rostro resplandece. En el salmo 31:6 dice así el salmista: “Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; sálvame por tu misericordia”. Muchos admiran la belleza de la luna pero en realidad es desierta y oscura, mas la luz del sol hace que la luna se vea bella, ya que resplandece con la luz del sol. Así se verá tu rostro cuando te acerques más y más a Dios; tú resplandecerás con su luz. Moisés subió al Monte Sinaí y estuvo cuarenta días con Dios, y la Biblia señala que cuando bajó al campamento, su rostro resplandecía por la gloria de Dios de tal manera que tenía que cubrirlo para que la gente no lo adorara.

Si estás oprimido u oprimida, lleno de temores, angustias e impotencia, si eres acorralado por circunstancias adversas, que tu cónyuge te abandonó, que la enfermedad empeora o cualquier otra situación te aflige, Dios hoy te dice: “Yo he visto tu sufrimiento y he visto tu opresión. No es ajena para mí la circunstancia que estás viviendo. Todo eso que te falta, que te hace menesteroso, yo te lo quiero dar. Ven a mí, acércate a mi presencia. Lo que te está faltando es más de mí. Te está faltando que yo te limpie los ojos para que puedas ver en mi palabra mi grandeza, mi gloria y mi corazón”. ¿Puedes sentir que el Señor te está llamando? ¡Esta palabra es para ti! ¿Tienes conciencia de ello?

Oro por ti: “Padre, extiende tu mano. Sopla tu Espíritu Santo sobre cada vida, dale aliento al cansado, Dios. Quita la tristeza y la opresión, Padre mío; quita el agobio y el dolor de las vidas. Tú, que has visto el pesar de quienes están recibiendo este mensaje; tú que has visto la falta de fe y esperanza, te pido que te glorifiques en cada vida, Señor”.

Dios está arrancando la amargura de tu alma, Él está arrancando toda impotencia y tristeza de tu vida. ¡Hoy es un nuevo día! Este es el día en que Dios ha venido a rescatarte. Glorifica tu nombre, Dios. Este es el día en que tu debilidad se transforma en fuerzas. Hoy es tiempo de dejar el “no puedo” y declarar “Ahora puedo en el nombre de Jesús. Soy más que vencedor por medio de Aquel que me amó”. ¡Amén!

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LA PALABRA DE DIOS: El sustento de tu vida

INTRODUCCIÓN

Decimos que el evangelio son las buenas nuevas de salvación, aunque también es un paquete grande de parte de Dios para que vivas bendecido, en paz y en victoria; y no solamente para que vivas bien sino para que el fuego y el poder de Dios se trasmita a través de ti. Si en tu vida no hay manifestaciones sobrenaturales del poder de Dios que impacte a otros, entonces el evangelio no está presente en tu vida, porque donde llega el evangelio se produce un sacudimiento, hay frutos y se manifiesta el poder de Dios.

Vemos entonces que el evangelio es mucho más que buenas noticias. Romanos 1:16 dice así: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree…”.  Yo me considero un hombre dichoso y feliz porque Dios rompió todos mis planes y me colocó en el suyo, que es predicar el evangelio. Estoy agradecido de que Dios haya tenido misericordia de mí y me haya encomendado la tarea de llevar el evangelio de la paz a las personas en todo el mundo; el evangelio que transforma vidas, que generó culturas y transformó el mundo. Antes del evangelio las naciones eran idólatras y tenían dioses de toda clase y tamaños; esos dioses eran caprichosos ya que exigían ofrendas de todo tipo, hasta demandaban que se les entregara a los niños. Las personas ven esto como algo normal, incluso hoy día una madre o abuela van a alguna sesión de umbanda y entrega a su hijo o a su nieto, y esto es poner al niño bajo maldición, es maldecir la descendencia.

Yo me considero dichoso por haber sido escogido por Dios para predicar el evangelio. Reitero lo que el apóstol Pablo declaró en Romanos 1:16: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree…”.  No sólo es la buena noticia de lo que está escrito sino que esa buena noticia va acompañada de poder. Muchos han perdido la visión de lo que significa el evangelio y sólo han tomado los principios de éste. La idea es que se tomen dichos principios para ser transformados y que les cambie la cabeza a las personas, pero el evangelio se ha tomado como una cuestión de autoayuda. En las librerías seculares y cristianas encontramos varios libros de autoayuda pero eso es malo porque Dios no quiere que te auto ayudes ya que Él quiere ser tu ayuda. ¡Dios sabe que no puedes solo y que no lo vas a lograr! Tú necesitas algo más que tener principios cristianos; algunos han rescatado del cristianismo la ética o la moral cristiana pero éstas no tienen poder en sí, se necesita algo más que conocer determinados valores ya que el evangelio no está compuesto sólo con valores y principios cristianos, y no es sólo costumbres cristianas: ¡El evangelio es poder!

LOS FALSOS DIOSES PERECIERON

Antes de Cristo las naciones tenían costumbres horrendas y la historia se escribía con sangre. Una de las obras más antiguas de la literatura griega escrita por Homero tiene como tema central la venganza, la muerte, los ejércitos y la destrucción, y el mundo admira eso ya que se les da honra y gloria a quienes han matado más gente. Es más, levantan monumentos en honor a esas personas para que se los admire más ya que han sido grandes personajes que dirigieron ejércitos y mataron mucha gente. En cambio el evangelio habla de alguien que dio su vida por amor al resto para que no mueran eternamente y éste es un mansaje contradictorio al mensaje que da la humanidad. El evangelio es un mensaje del amor de Dios pero también habla de su poder sobre aquellos que abren su corazón a ese amor.

En la historia universal, tienen honra los que han matado a sus enemigos y en el evangelio la honra es para Aquél que dio su vida por sus amigos. Si miramos fríamente, diríamos que el evangelio está destinado a fracasar desde el mismo momento en que comienza, pareciera ser que el evangelio es un movimiento que será aplastado con facilidad. El imperio romano comenzó la persecución contra los cristianos y vio que no pudo contra ellos porque los cristianos no se levantaban en armas, ellos amaban y perdonaban. Los cristianos tenían bien claro a quien había que adorar, ellos no adoraron al Cesar sino al único Dios verdadero que creó los cielos y la tierra. El imperio romano era grande y poderoso, y asustaba. Los cristianos eran llevados al circo romano como espectáculo para ser quemados o devorados por los leones ya que estaban decididos a eliminar a los cristianos de sobre la faz de la tierra. ¡Qué bueno haber nacido en esta época para poder ver que el imperio romano cayó y el evangelio ha seguido creciendo! Los cristianos de aquella época se rehusaban a adorar al César y por tal motivo eran condenados. En la antigüedad no se le decía señor a cualquiera, solo al monarca y los dioses; hoy en día se utiliza mucho el término señor para dirigirse a los hombres y éste término ha perdido el verdadero significado en nuestra época. Pero en aquel entonces, Roma obligaba a los cristianos a saludar levantando la mano derecha y diciendo: “¡César es señor!” La vecina que estaba regando su jardín, levantaba la mano y decía a la otra que pasaba: “¡César es señor!” pero cuando se presentaban ante algún cristiano, la persona levantaba su brazo y saludaba: “¡César es señor!”, el cristiano levantaba su mano y declaraba: “¡Jesucristo es Señor!” Entonces eran llevados a la cárcel y azotados y se les exigía que negasen que Cristo era el Señor, pero ellos valientemente decían: “¡Cristo es Señor! Tú serás el César pero no eres señor”. Los cristianos no tenían ejércitos ni armas, mas el impero romano cayó; quiso destruir al cristianismo, quiso destruir el evangelio pero no lo pudo frenar, hasta hubo un César que como no sabía más qué hacer en contra de los seguidores de Jesús, se hizo cristiano, se llamó Constantino, el fundador de Constantinopla, de donde surgió la cultura cristiana de los bizantinos.

Así como el imperio romano, también les sucedió a los griegos y a otros tantos, pero el evangelio siguió difundiéndose. En China están persiguiendo a los cristianos y destruyendo iglesias, pero el evangelio está creciendo cada vez más en ese país. ¡Ni la Unión Soviética ha podido frenar el evangelio! Jesús les dijo a sus discípulos: “…me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8). Lo que declaró Jesús está aconteciendo; en países como Irán, China, Corea del Norte y otros más, el evangelio está creciendo. El poder y el fuego que genera el evangelio no lo puede parar nadie y nosotros, como el Apóstol Pablo, declaramos: “No me avergüenzo del evangelio porque es poder de Dios…”

Cuando el apóstol Pablo llegó a la ciudad de Éfeso, los que fabricaban estatuillas de la diosa Diana se llenaron de ira porque por causa de la predicación del evangelio muchos se apartaran de los dioses, por lo que su negocio peligraba y temían que la majestad de esa diosa fuera destruida, entonces tomaron a los compañeros de Pablo y comenzaron a acusarles delante de los magistrados y gritaban: “¡Grande es Diana de los efesios!” Pero ahí están las ruinas de la tal diosa Diana y nosotros estamos delante de la presencia del Señor, reconociendo que el evangelio es poder de Dios.

Muchos han comprobado el poder del evangelio ya que antes no podían ni ver a la suegra, sin embargo ahora les compran regalos; otros no podían sobrellevar su matrimonio, ya no soportaban a su cónyuge y aunque se habían casado enamorados no tenían fuerzas para sostener ese amor porque lo fundamentaban en sus sentimientos, entonces comenzaron a rechazar a sus esposos o esposas y terminaron descubriendo que no tenían el amor de Dios. Junto con el evangelio viene el amor de Dios y a ese amor no lo pueden ahogar los ríos porque el evangelio es poder.

Viene a mi memoria la historia de un hombre que había maltratado a su esposa por muchos años; él  llevaba una vida muy disipada con muchas mujeres y despreciaba a su esposa pero ella era creyente, y oró muchos años por su esposo. El hombre se alcoholizaba, salía con sus amigos y se acostaba con prostitutas y se burlaba de su esposa, pero ella oraba incansablemente. Llegó el día en que la mujer y su marido participaron de un encuentro en Monte Beraca y allí fue tocado por el poder del evangelio. Dios le abrió los ojos, entonces se dijo: “¿Qué he hecho con mi esposa? ¿Por qué la he maltratado si ella sólo me ha pagado con bien?” Pasó al frente llorando y le pidió perdón a su esposa por todo el mal que le había hecho. ¡Es poderoso el evangelio! ¡El hombre se convirtió! Algunos están convencidos en que el evangelio va a desaparecer y trabajan para ello; la ONU por ejemplo, pretende pisotear el evangelio. ¡Estos no conocen la historia! ¡El evangelio es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree! Arman leyes, crean sistemas ignorando la verdad de Dios; se burlan y se levantan con ira contra la verdad de Dios, pero la verdad de Dios va a triunfar. “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” dijo Jesús (Mateo 24:35). En la India hay treinta millones de dioses; adoran y veneran a la vaca, a la rata, a las víboras y a cuántos otros bichos más. Yo he visto los templos de la idolatría en la India. Cuando el apóstol Pablo predicó, el evangelio quedó establecido en una ciudad y por ello desapareció el culto idolátrico. Cuando fui a la India me hospedé en un hotel y en el hall había un gran santuario con un elefante. ¡Cuánta ceguera! ¿Qué puede hacer por las personas un elefante? Pero allá lo respetan y lo consideran un dios poderoso, y si a la persona le va mal es porque hizo enojar al dios elefante, por lo tanto tienen que hacer cosas para tratar de agradarlo. En Uruguay se le ofrece a determinado dios alguna ofrenda que a éste le desagrada, para enojarlo, entonces colocan en esa ofrenda el nombre de la persona a quien le quieren hacer mal, para que cuando ese dios se enoje, lo haga sobre ella. Ese dios lee el papelito y dice: “¡La voy a rematar!”

EL VERDADERO DIOS, PERMANECE PARA SIEMPRE

Una mujer que invocaba demonios con los tambores me dijo que en Brasil, cuna de estas prácticas, vio en un frasquito mi nombre. ¡Pero yo sigo vivito y coleando porque el evangelio es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree! ¿Entiendes que el evangelio es mucho más que una buena noticia? Tiene valores, pero sin el poder de Dios, esos valores no pueden hacer nada por ti; el evangelio tiene principios, pero sin la presencia de Dios y sin el poder del Señor actuando en tu vida, los principios no pueden ayudarte en nada. Es que en la palabra de Dios, o sea, en la buena noticia de Dios, viene el Espíritu Santo. Jesús dijo a sus discípulos, que esperaran que viniera sobre ellos el Espíritu Santo: “Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8). Cuando vino el poder, las palabras que hablaban los discípulos eran de poder, porque el Espíritu Santo los guiaba a hablar y a actuar. Por lo tanto un evangelio que no tiene milagros, que no tiene manifestaciones de poder, o sea, circunstancias sobrenaturales en el mundo visible, no es evangelio.

Puede ser que confundas religión con evangelio, pero la religión no tiene poder y no cambia nada. La Biblia nos enseña que la ley está puesta para marcar nuestros errores y pecados, por lo tanto nos condena porque la ley no tiene poder para salvar. Yo sé que no debo mentir porque la ley dice: “No mentirás”, pero la ley no tiene poder para hacer que yo no mienta, mas en el evangelio, Dios en mí es el que hace que yo no mienta. No se trata de mis obras, sino de las de Dios.

El evangelio es sencillo, no es complicado; el judaísmo tiene seiscientos trece leyes que hay que cumplir. Si no te alcanza un día para hacer lo que tienes que hacer de tu rutina, imagínate tener que cumplir los seiscientos trece mandamientos. Pero puedes dejar que Dios te guie; ábrele tu corazón al Espíritu Santo y deja que Él te saque de todo proyecto personal y te ponga en los suyos.

Jesús escogió doce discípulos pero ninguno era versado, no eran doctores de la ley ni religiosos de renombre; era gente muy sencilla que no tenían contactos importantes ni influencia política. Estaban todo el día y la noche con sus barcas en la playa; de noche salían a pescar, a la mañana lavaban las redes, dormían un poco y otra vez salían a pescar. Algunos de los grandes estudiados dijeron de los discípulos de Jesús, que ellos eran gente del vulgo y sin letras, se daban cuenta que anduvieron con Jesús porque eran vulgares, pero el Señor no estaba buscando gente de influencia o poderosa para que nadie creyera que era el poder de la gente, porque el evangelio no se trata de lo que pueda hacer una persona sino de lo que puede hacer Dios. Por eso Jesús no eligió personas encumbradas. Había seguidores como José de Arimatea que tenía mucho dinero e influencia, sin embargo el Señor no lo eligió a él. Había un persona muy importante que formaba parte del Sanedrín y sabía mucho de religión, este hombre se dio cuenta que Jesús era el Mesías y lo visitó de noche para hacerle preguntas. Jesús podía haberlo elegido a Nicodemo porque era su seguidor, pero fue un seguidor oculto. ¡Dios necesitaba mandar gente simple y sencilla a predicar el evangelio! Fueron los discípulos a predicar las buenas nuevas y dijeron: “Señor, hasta los demonios se nos sujetan en tu nombre”.

Si lo que predicas es el evangelio, y lo que llevas encima es el poder del Espíritu Santo, los demonios huyen así como también las enfermedades. ¡En el corazón del evangelio está el poder de Dios! Muchos saben lo que es el poder de Dios porque hubo un tiempo en que no podían dejar la droga o el alcohol; otros no podían dejar de insultar y eran violentos pero cuando llegó el evangelio a sus vidas transformó sus mentes y sus corazones. El evangelio apunta al corazón, a la mente y a las emociones; el evangelio apunta a una transformación total y radical del individuo. Cuando Jesús comenzó a predicar el evangelio, les decía: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17). Lo que Jesús trasmitía no era un mensaje elaborado y cautivante, era una predicación que golpea el pecho y aquellos que hoy abren su corazón se encuentran de pronto con que el poder de Dios está actuando en sus vidas. ¡Qué lindo es predicar el evangelio! Si no lo estás haciendo, no sabes lo que te estás perdiendo. Uruguay tiene que ser transformado y no será por los políticos ni los profesionales; nuestra salvación no son los médicos, no son los docentes ni los gobernantes. ¡Nuestra salvación es Jehová de los ejércitos!

En la Biblia están encarceladas las palabras del evangelio y estas palabras no son suficientes si no actúa el poder de Dios. La buena noticia está en la Biblia, pero tú necesitas mucho más que la buena noticia; necesitas que el poder de Dios se manifieste a través de las buenas noticias. ¿Qué es el evangelio? ¡Es la noticia de Dios! ¿Qué parte de la Biblia comprende el evangelio? Toda la Biblia es el evangelio; todo lo que Dios ha dicho es para tu bien, es para el perdón de tus pecados, para tu salvación y tu bienestar. Además, Dios te advierte lo que te sucederá si no le haces caso a lo que Él te dice. ¡Tú necesitas tener la Biblia en el corazón, necesitas que la palabra de Dios more en abundancia en tu vida! El evangelio es la palabra que Dios manda a una persona o a un grupo de personas dadas en una circunstancia dada, en un tiempo dado. Es qué te dijo Dios ayer, qué te dice hoy y qué te dirá mañana. Cuando dice que el evangelio es poder, es porque es vivo, no es una filosofía de vida, no es algo poético o una norma de ética; el evangelio es poder de Dios, dicho de otra manera, el poder de Dios está vivo en el evangelio. El evangelio no se trata de nada menos que del amor que Dios demuestra a las personas a través de las personas. ¡Es Dios amando a través de ti! El amor de Dios está en el centro del evangelio y las muchas aguas no podrán apagar el amor. Es Dios sacudido en ti por un pobre, un quebrantado, por una persona entristecida y necesitada; no se trata de lo que pueden hacer por mí, sino de lo que Dios quiere hacer a través de ti por otros. Si el Señor logra involucrarte en esto, entonces las añadiduras vendrán. Busca primeramente el reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas os serán añadidas, dice el Señor. ¡Dios no te va a fallar! ¡Es precioso el evangelio! Dios me dio vida a mí a través del evangelio. Si tú vives ansioso, preocupado, enojado; si vives corriendo de aquí para allá el evangelio no se está manifestando en tu vida porque el evangelio tiene todo lo que tú necesitas. No tienes que vivir en ansiedad o en preocupación porque el evangelio que es el almacén de Dios, contiene la paz que tu alma necesita en medio de la tribulación, el evangelio contiene la confianza que tú necesitas y que no tienes en medio de tus dificultades. El evangelio te hace estable en un mundo inestable, te hace seguro en un mundo lleno de inseguridad; el evangelio quita tus temores y coloca fe y confianza, te da esperanza en medio de la desesperanza porque es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree.

No me avergüenzo del evangelio es la primer parte que compartí en este mensaje, porque es poder es la segunda parte, y el tercer término del que quiero hablarte, es salvación.

La palabra salvación abarca muchas cosas. Cuando dice que el evangelio es el poder de Dios para salvar, tú te preguntarás: ¿salvar de qué? De cualquier cosa que te esté afligiendo; de cualquier mal que te oprime. Si estás acostumbrado a dormir con la luz encendida quiero decirte que el evangelio es el poder de Dios para salvarte de la oscuridad y ahorrarte unos cuantos pesos a la hora de pagar la factura de la luz. El evangelio es el poder de Dios para levantarte de una enfermedad que te tiene postrada o postrado. ¡El evangelio tiene poder para sanarte hoy donde quiera que estés! Si crees serás sano, serás sana. El evangelio tiene poder para restaurar tu matrimonio. El que recibe el evangelio recibe el poder; tú no sabes cómo hacer para solucionar tus desavenencias matrimoniales pero el evangelio tiene el poder para hacerlo, entonces, la restauración de tu matrimonio, el sanarte de alguna enfermedad, sacarte de una crisis económica, etc, es salvación. Salvación es bendición total y absoluta. A través del evangelio, Dios te enseña muchas cosas, por ejemplo, cuando yo le pedí a Dios que me diera paciencia, me mandó muchas dificultades pero yo no entendía qué estaba haciendo el Señor conmigo y le dije: “Dios, te pedí paciencia y me mendas problemas”. Mas Él me respondió: “Por medio de estos problemas vas a desarrollar la paciencia”.

El evangelio no es para entenderlo sino para creerlo. Si le pides a Dios que te de paciencia porque sabes que no tienes esta virtud, estás pidiendo que te vengan problemas. Cuando te vengan las desavenencias no digas que estás viviendo una injusticia y que no te mereces lo que estás viviendo porque Dios te responderá: “¿No me pediste paciencia?” En los tiempos de crisis que me ha tocado vivir yo me encerraba en mi casa a leer la Biblia y oraba a Dios diciéndole: “Señor, no te entiendo. Te tengo miedo. ¿Qué más vas a romper? ¿Qué más me vas a quitar?” Y Dios permanecía callado. Después entendí que Él estaba rompiendo con mis esquemas para hacer de mí un pastor, entonces le pedí que me hablara por su palabra y me dio el Salmo 40: “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos”. Cuando leí eso, no creas que me puse contento, es más, le dije a Dios: “¿Tengo que tener más paciencia todavía?” Es que si no me hacía pasar por ese valle yo jamás iba a cumplir su propósito.

CONCLUSIÓN

Déjalo a Dios obrar en tu vida, ten paz, estás en sus manos. Yo estoy en las manos de Dios y no estoy exento de problemas. Cristo que es el Hijo del Dios viviente, de quien el Padre dijo: “Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia”, tuvo que padecer, fue azotado, atravesó por un sinfín de adversidades, hasta fue a parar a la cruz, pero tuvo victoria y hasta el día de hoy, Jesús está venciendo. “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:9 al 11). Jesucristo fue el primero en creer en el evangelio y predicó lo que creía.

Tal vez has endurecido tu corazón contra Dios y crees que tú tienes razón, pero al Señor no le importan razones de hombres porque Él tiene razones que el hombre no entiende. Lo mejor que te puede suceder en medio de las tempestades de tu vida es que Cristo esté en tu barca. Si el Señor te dice de pasar al otro lado, por más recia que sea la tormenta, vas a pasar al otro lado. ¡Vas a vencer las dificultades! El evangelio no surgió para perder; el evangelio surgió para ganar y es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree.

Quizás estás ansioso y acelerado y quieres acelerar a Dios para que se apure, pero el que marca el paso es Él; el que ordena tu vida es el Señor. Tal vez conoces el evangelio pero el poder del evangelio no se manifiesta en ti. Necesitas el poder y la presencia de Espíritu Santo para que Él te use a través del evangelio y no que tú uses el evangelio para hacer lo que quieres. Si el Espíritu Santo no puede obrar en tu corazón es porque le estás estorbando.

“Señor, tú puedes usar a cualquier persona para cambiar al mundo y no necesitas que sean personas encumbradas y poderosas porque tú eres poderoso, Señor. Toma a aquel que hoy ha entendido el poder que hay en el evangelio y decide ponerse en tus manos para que tú lo uses para alcanzar a otros, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.

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LA PALABRA DE DIOS: El sustento de tu vida

INTRODUCCIÓN

Debemos entrar en un estado del corazón, de fe, confianza y esperanza. El mundo entero está en tinieblas, bajo el poder del maligno, el príncipe de las potestades del aire. Vivimos rodeados de oscuridad, por lo que no es confiable lo que vemos ni lo que entendemos, por lo tanto, debemos volver una y otra vez a enfatizar la importancia de la fe: La fe nos permite ver la luz, nos ayuda a bucear en un mar de oscuridad. Tenemos que aprender a mirar como mira Dios, porque las cosas no son como tú las ves. Algunos me dicen que lo que sienten es muy real y yo te digo que las cosas no son como tú las sientes. La realidad no es lo que veo ni lo que siento, por lo tanto tengo que aprender a leer mis circunstancias bajo la lupa de Dios ya que el Señor tiene un propósito en cada una de ellas y la fe es la lupa con la que puedo ver bien qué sucede detrás de las circunstancias y cuál es el propósito de Dios por medio de ellas.

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INTRODUCCIÓN

Leemos en Hebreos 11:6: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”. Antes de aceptar lo que dices, las personas deciden si te aceptan a ti o no; si te ven aceptable y confiable, les es más fácil que acepten lo que dices. Yo, antes de predicar, me baño, me visto con lo mejor que tengo y me pongo perfume para agradar a la gente. Sucede lo mismo a la hora de presentarte delante de Dios; el que se acerca a Él debe estar presentable; debes lograr ser aceptado a los ojos de Dios y Hebreos 11 nos dice que sin fe es imposible agradar a Dios. ¡No te acerques a Él sin fe! Si lo haces con fe lograrás sacarle una sonrisa a Dios y te mirará con agrado; para poder estar presentables ante su presencia Él nos ha dado algo muy importante y es la fe. Vuelvo a decirte que si no tienes fe, no te acerques a Dios ya que Él demanda que el que se le acerca, debe hacerlo con fe.

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INTRODUCCIÓN

El domingo 19 de Setiembre falleció mi mamá, doña Vicenta Santamaría.  Ella ya no está con nosotros pero está en el cielo y  yo quiero compartirte lo que para mí ha sido una experiencia maravillosa como lo es la muerte de una mujer que fue parte de una historia extraordinaria, y no es porque sea la historia de mi familia, sino porque fue algo trascendente en el mundo espiritual.

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LA PALABRA DE DIOS: El sustento de tu vida

                 INTRODUCCIÓN

Cuando haces cosas importantes para la sociedad muchos se ponen contentos, pero otros no. Hay quienes nos odian cuando hacemos buenas obras, de igual manera le sucedió a Jesús, porque hay espíritus de maldad que usan a las personas y las llevan a detestar lo que apreciamos. Nosotros creemos que un embrión humano es importante y no es parte de una mujer sino un ser humano en pleno desarrollo pero algunos detestan que estemos en contra del aborto. Entonces se levantan guerras, pero como decía Don Quijote de la Mancha: “Ladran Sancho, señal que cabalgamos”. Hay quienes han modificado esta frase, y dicen: “Ladran Sancho, señal que hay perros”. ¿Y los perros, qué hacen? ¡Ladran! Entonces si ladran sabes que son perros, si graznan son patos, y si hacen obras buenas sabemos que es un cristiano. Dios hizo al pato para graznar, al perro para ladrar y a nosotros sus hijos, nos creó para hacer buenas obras. Jesús dijo que nuestras buenas obras tienen que ser vistas por los hombres. A Él lo acusaban de estar endemoniado y un día les dijo a todos esos que le ladraban: “¿Por cuáles de las buenas obras que he hecho de mi Padre me quieren apedrear?” Jesús evidenció que había venido al mundo para hacer las obras de Dios.

Toda cosa creada tiene un propósito, tiene una función y una razón de ser; un revólver fue hecho para disparar balas. Hay una división abismal entre los que creemos en Dios y los que no creen, y nosotros los que creemos hacemos sus obras. No sólo creemos en la eternidad sino también, las cosas que hacemos son eternas. ¡Son trascendentes! ¡Van más allá de nuestra existencia! Dice la Biblia que hemos sido creados por Dios para buenas obras y eso es lo que nos identifica: Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” Efesios 2:10.

                ¿QUÉ OBRAS ESTÁS HACIENDO?

Ahora veamos cuáles son las buenas obras. Le preguntamos a alguien qué obra está haciendo y responde: “Bueno, yo me llevo bien con todo el que puedo, no le hago mal a nadie. Amo a mi esposa, cuido a mi familia”. Cuando llegues al cielo, el Señor te dirá que eso que has hecho no sirve. “¡Pero yo he sido carpintero!” “¿Y de qué me ha servido a mi tu profesión y tu trabajo?” te dirá el Señor. “No, yo trabajé para comer y mantener a mi familia”. “Pero eso no alcanza”, te responderá. Debemos caer en la cuenta que no alcanza con hablar bien o hacer lo que nos parece correcto; hay muchos que alardean que van a hacer esto y aquello pero no lo hacen. Una joven sueña, se ilusiona y habla acerca de que se va a casar de blanco pero no salió así como ella pensaba. Un día decidió no esperar más y se agarró al primero que vio, con quien se acostó, pero la relación no funcionó, entonces fue en busca de otro. Después dice: “Yo siempre soñé que iba a entrar a la iglesia vestida de blanco y que iba a llegar virgen al altar”. Muchas cosas que se piensan o dicen no se concretan y a Dios no le alcanza con que declares: “Yo voy a hacer lo que me digas, si quieres, voy a predicar donde me mandes”. Porque si el Señor te manda a Haití por ejemplo, tú dices: “Ah no siento de ir a Haití”. ¡Lo que le habías prometido a Dios no lo cumpliste! Muchos saben que tienen un llamado de parte de Dios y cuando le preguntas qué está haciendo, responden: “Estoy esperando porque hay algo que me detiene”. Yo digo que ese algo es un demonio. ¿Quién es tu Señor? Algo te detiene para que no hagas aquello para lo cual fuiste creado. Los patos graznan, los perros ladran y los creyentes dicen que algo les impide hacer la obra de Dios.

Los resultados de tu existencia en el mundo deben ser evidentemente las obras de Dios. Las obras de Dios son trascendentes, y nosotros somos eternos, tenemos eternidad y las cosas que hacemos son para la eternidad, porque los planes de Dios trascienden el límite de tu existencia.

Es fácil determinar si una persona trabaja para Dios o para sí misma. Alguien dice: “Me ha costado veinte años hacerme una casa. ¡Gracias a Dios que me ha bendecido y me permitió hacerme una linda casa!” ¡Tu vivienda no es eterna! Es fácil entender cuánto invertí de mi vida, mis fuerzas y mi tiempo para Dios y cuánto invertí sólo para mí. No digo que no tengas derecho a tener una vivienda pero esa no es la obra que evidencia que eres un cristiano bendecido. En una de esas, esa casa que has construido es la causa de tu perdición. Dejaste de asistir los domingos a la iglesia porque tenías que terminar de construirla; terminaste enfriándote y ya no ofrendaste ni diezmaste más y cuando al final lo lograste, tu mujer te dejó porque se cansó de ti y terminaste casado con tu casa. Corremos el riesgo de invertir nuestra vida en cosas que no aprovechan y el Señor pregunta: “¿Por qué gastan el dinero en lo que no aprovecha y su vida en lo que no sirve?” En Isaías 55: 1y 2 leemos: “A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura”. “¡Yo soy el Señor de las añadiduras, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia y yo me encargaré de que a ustedes no les falte lo que necesitan!”

En un tiempo atrás yo miraba al pastor Cash Luna con un poco de escepticismo y decía de él: “Este hombre que está lleno de plata y gasta tanto…” Y mi interior lo resistía hasta que lo conocí bien y dije: “¡Yo tengo que aprender de él!” Entonces me hice su amigo y le conté acerca de él a mi hermano Hugo Márquez que está construyendo un templo en la ciudad de Neuquén. “¡Es un tipazo!” le dije. “El pastor Cash Luna es una persona sencilla, ya ha gastado más de cien millones de dólares en la construcción de un templo, pero el hecho no es que tenía dinero para un proyecto tan caro. Él me contó que no tenía dinero para construirlo, lo que sucede es que sintió de parte de Dios que tenía que hacer un templo grande y excelente y comenzó la obra con los recursos que tenía. Lo cierto es que si la obra es de Dios, el Señor la respalda. ¡Dios está detrás de las buenas obras que ha preparado para que nosotros andemos en ellas!

Están los cristianos que dicen que siempre les falta “cinco pal peso” y los que dicen: “Estoy lleno, no me falta nada, soy feliz. Con Dios tengo todo”. Yo declaro: ¡Con Dios lo tengo todo, Él es mi Padre y mi sustentador! ¡No me deja faltar nada! Yo hago su obra y Dios la banca, Él es quien provee para la visión. El Dios de la visión es también el Dios de la provisión.

Hablando con el pastor Cash Luna me dijo: “Jorge, cuando yo empecé a hacer el templo ingresaba en ofrendas y diezmos una determinada cantidad por año, y al iniciar la obra, por mes comenzó a ingresar la misma cantidad que ingresaba por año”. Y él dijo en un mensaje: “Si yo hubiera tenido que construir esta iglesia con el dinero que entraba antes de comenzar la obra, hubiera tardado sesenta años en edificarla. Pero cuando empecé a hacer la obra, se multiplicaron las entradas de dinero y finalizamos en seis años un templo para trece mil personas”.

Yo comencé la edificación de un templo y nos está costando muchísimo económicamente pero es el más grande de Uruguay. Las últimas semas me sentía un poco triste porque cada vez costaba más librar cheques, ya que no había dinero en la tesorería, y la secretaria me decía que no largara tantos cheques y tuviera cuidado porque había que cubrirlos, así que yo cuidaba mucho los gastos. Unos hermanos que ayudan en la obra me dijeron que necesitaban cuatro mil tornillos y yo trataba de no gastar mucho dinero. Venía trabajando a media máquina, empujando la obra, y un domingo prediqué acerca de la ofrenda de David, la más grande registrada en la historia de la Biblia. Él tuvo en su corazón ofrendar para la construcción del templo de Jerusalén. Esta ofrenda consistía en cien mil talentos de oro y un millón de talentos de plata. Un talento equivale a treinta y cuatro kilos o sea que cien mil por treinta y cuatro serían tres millones cuatrocientos mil kilos de oro. Hablando de la ofrenda de David incentivé a los hermanos de la iglesia a dar una ofrenda especial para la construcción del templo. Casi me olvido de que cuando uno hace la obra de Dios, el que banca es el Señor y me estaba poniendo ansioso y afanoso; comenté con varios pastores acerca de que estaba difícil la cosa, y la economía del país se enfrió, etc. La economía de nuestros bolsillos está fría hace años pero la del país se acaba de enfriar. Aun así un hermano en Cristo ofrendó una gran cantidad de dinero para la obra y me dijo: “Nuestra familia quiere que puedas terminar el templo tranquilo”. Una parte del dinero era una ofrenda y la otra parte un préstamo. Este hermano me dijo que lo ocupara, que terminara la obra tranquilo, y después me fijara cómo se lo devolvería.

También, hace meses queremos comprar un terreno en la Ciudad de la Costa pero me negué porque la prioridad era el templo. Este hermano me preguntó acerca de ese terreno y le dije que en la tesorería no había dinero para semejante inversión, pero que, con la ofrenda que me estaba dando llegaríamos a terminar el templo y con el dinero del préstamo tal vez podríamos comprar ese terreno, entonces me dijo: “No, eso es aparte. Si el negocio de la compra del terreno es bueno te presto también para que hagas el negocio”. En definitiva, estamos terminando la construcción del templo en Beraca y comprando el terreno en la ciudad de la Costa. Cuando me preguntaron los hermanos que ayudan en la obra si podían comprar los cuatro mil tornillos les dije: “¡Si claro, cómprenlos!” “¿Y podemos comprar madera también?” “¡Si dale comprá!” ¡Vamos a terminarlo! ¡Las obras de Dios son grandes y Él nos ha creado para hacerlas! ¡Dios banca sus obras!

Leemos en Mateo 16:27: “Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras”. Hay algunos que hablan lindo. ¡No paran de hablar! Especialmente si son mujeres. ¡Cómo hablan! Con eso de que las mujeres usan los dos hemisferios del cerebro y pueden hacer varias cosas a la vez y los hombres usamos solo una, es común ver a una mujer amamantando al bebé, haciendo de comer y viendo que su otro hijito no se caiga por la ventana, y además, gritándole al marido: “¡Cuidado que se cae!” Y él le responde: “¡No me molestes!” ¡Está viendo el partido concentradísimo!

Dios pagará a cada uno conforme a sus obras. ¡No, según lo que decimos u opinamos, sino según lo que hacemos! ¿En qué barrio del cielo vas a vivir? No sea que salgas de Pocitos y te vayas a vivir en el Borro del cielo. Dios te va a pagar de acuerdo a tus obras y hay obras que son grandes e importantes como el templo que construyó el pastor Cash Luna, pero hay otras que son el fruto natural del creyente. Dios ha creado a las mujeres para que ellas hagan cosas que ha determinado que hagan; y ha creado a los hombres para que hagan tareas de hombres. Si alguien te hace creer que somos iguales, no lo somos.  Las mujeres tienen una contextura ósea diferente a los hombres, por eso, cuando ellas quieren jugar al fútbol, lo hacen mujeres contra mujeres. Pero si ponen a los hombres a jugar contra las mujeres terminarán todas lastimadas. La fortaleza de la mujer está en otro lado. ¡Ten cuidado con el sexo débil! Nos dicen que la mujer es más sensible, inclinada a lo sentimental y el hombre es más práctico. El cerebro de la mujer funciona distinto al cerebro del hombre. ¿Por qué? Porque Dios nos ha creado para hacer distintas tareas y hay cosas que tienen que funcionar de acuerdo al corazón de Dios.

Estuve ministrando a una pareja con problemas bastante serios. A ella varias veces le dije que era manipuladora, lo tenía al marido como en el ejército: ¡Cuerpo a tierra, salto de rana, carrera mar! Se creía que tenía la sartén por el mango. Has visto que las sartenes tienen tres remaches pero estaban flojos. El marido comenzó a mirar cómo otra mujer trataba a su esposo, y pensaba: “¡Qué linda! ¡Si yo me hubiera casado con una así!” Se fijó en ella y le empezó a mandar mensajes en los que le decía: “¡Me encanta cómo tratas a tu marido! ¡Qué linda que sos!” Después le escribe: “Mi mujer ya me tiene cansado”. Él va haciendo, no precisamente la obra de Dios. En otro mensaje, le dice: “Hace un año que te vengo observando”. Entonces ella le responde: “¿En qué te puedo ayudar?” Hasta que se arma y la mujer que creía que lo tenía agarrado, se siente destruida y no puede creer lo que le está pasando. Estaba segura que nunca le iba a suceder lo que le estaba sucediendo. El marido, es una persona que la verdad a mí me tenía cansado. Le dábamos trabajos para hacer, se comprometía, pero después nos decía que no había podido hacerlo. Nos quería cobrar más porque el dinero no le alcanzaba, hasta que lo mandé sacar de la obra porque no quería que estuviese más. La esposa me dijo que no podía perdonarlo, a lo que le pregunto: “¿Cómo que te es difícil perdonarlo? Además de tener un problema con tu esposo tienes un problema con Dios.” ¿Por qué digo que tenía un problema con Dios? ¡Porque un cristiano tiene el deber de perdonar! Yo puedo estar muy herido pero debo tener claro que soy cristiano. ¡Si no perdonas no puedes entrar al cielo aunque hayas sido el más servicial en la iglesia! En un momento la miro fijo a la mujer y le digo: “¡Tu marido es un turro, a mí también me cansó! ¡Me ha vuelto loco! Pero he decidido amarlo y ayudarlo. ¿Lo perdonas o no?” Ella lo mira y le dice: “Te perdono”. Yo le pregunté: “Si se hubiera acostado con la otra mujer, ¿lo perdonarías?” “¡Ah no, si se acostó no lo perdono!” Se supone que el creyente tiene el Espíritu Santo. ¿Con qué espíritu un cristiano puede decir que no perdona? A veces Dios te manda a hacer una obra muy grande pero en todo caso simplemente Él te manda a amar a tu enemigo. ¿Y si te manda amar a tu enemigo, cómo no vas a amar a tu esposo o a tu esposa? ¿Con qué excusa quieres entrar al cielo si tienes un resentimiento? Aunque tú no le llamas resentimiento sino dolor. Si sientes dolor tómate un calmante y se te irá enseguida, pero si el dolor en tu corazón lleva muchos años, se llama resentimiento…

“Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.” ¿Has perdonado lo que te hicieron o no? “Es que lo que me hicieron fue muy grande…” ¡Lo que te han hecho no es nada! Jesús te dice: “Cuando estuve en la cruz del calvario con mis manos clavadas, no pensaba en mi dolor sino en el infierno que iban a vivir los que me crucificaron, pero clamé a Dios: “¡Padre perdónalos porque no saben lo que hacen!” La pregunta es: ¿Tienes el espíritu de Cristo o no?

CONCLUSIÓN

¿Son importantes las obras? Los proyectos son importantes a menos que se lleven a cabo. Lo que soñaste no es importante a menos que se realice ese sueño, porque lo que importa es el resultado. Y si lo que soñaste no era de Dios pero lo conseguiste, no quiero estar en tu pellejo porque hemos sido creados para hacer las buenas obras que Dios preparó de antemano para que nosotros andemos en ellas. Cuando Dios te mandó al mundo lo hizo con un manual de cosas que tienes que hacer. ¡No has venido al planeta Tierra de vacaciones! ¡No has venido a pasarla bomba sino a desalojar los poderes de las tinieblas! ¡Has venido a confrontar a satanás! Cuando con todo amor te has dispuesto a hacer lo que Dios quiere, aparecieron los demonios del infierno infundiéndote temor y tú dices: “Me da miedo, ¿será de Dios esto o no?” Tú tienes que saber si es de Dios o no, y si es, enfrentas el miedo y le dices: “¡No importa lo que hagas, yo voy a hacer la obra de Dios a pesar de sentir miedo! ¡Voy a pasarte por encima temor pero haré la obra de Dios!

Han sido varios los creyentes que me han dicho: “Yo sé que tengo un llamado de Dios pero tengo muchos problemas que resolver”. A ellos, de parte de Dios les pregunto: ¿Qué estás esperando? ¿Tienes comprada tu vida como para darte el lujo de vivir gastando oxígeno y gastando tu existencia sin hacer la voluntad de Dios? ¿Así que tienes muchos problemas? ¡No me digas! Yo estoy haciendo la obra de Dios pero te aseguro que problemas no me faltan. ¿Pretendes hacer la obra de Dios cuando ya no tengas inconvenientes? “Lo que pasa es que algo me frena…” ¿Pero quién es tu Dios? ¿Qué es eso que te está frenando? ¿Quién será señor de esas personas que no se animan a enfrentar a ese algo? ¡Echa fuera ese espíritu de algo que te agobia! Tú dices: “Quiero ir a la iglesia pero algo no me deja…” “Quiero orar pero algo no me deja…” ¡Es bárbaro ese espíritu de algo! No te deja orar o asistir a la iglesia y no te deja perdonar. “¡Es difícil perdonar pastor!” ¡No es difícil! ¡Al Señor no le cuesta nada perdonar! “Ah, el Señor es el Señor y yo soy yo”. Si es así tú eres el señor de tu vida y no Dios. ¡El Señor no gobierna tu vida si no puedes perdonar! ¿Vas a vencer o seguirás siendo un cobarde? Dice la Biblia que los cobardes no entrarán en el reino de los cielos.

Quiero decirte que el diablo trata de asustar a todos los que se disponen a hacer la obra de Dios. Yo sentí miedo muchas veces pero debía elegir entre hacer la voluntad de Dios o retroceder. También te abruman las dudas pero te pregunto, ¿sabes lo que Dios quiere de tu vida? ¿Dudas si Dios te va a proveer por eso no te animas a hacer su obra? Es que el diablo te hace dudar pero así y todo tienes que arremeter,  enfrentar la duda, enfrentar el temor y hacer las obras de Dios.

Pregúntale al Señor cuáles son esas obras que debieras hacer pero no estás haciendo y cuáles son esas obras que estás haciendo pero no son suyas. Entra en una relación profunda con Dios de tal manera que tengas la certeza de que harás lo que Él quiere, no porque a ti te gusta o te parece sino porque sabes que es lo que el Señor quiere para ti. Dios te creó para que hagas su obra y para que la gente la vea y se maravillen. Porque nuestras buenas obras, dijo Jesús, deben ser vistas por los hombres; y no son las obras de cualquier vecino que dice: “Yo no me meto con nadie así que no se metan conmigo. Yo no le hago mal a nadie, quiero vivir y que me dejen vivir”. Las obras de Dios tienen sus raíces en el amor; el amor te motiva a hacer las obras de Dios. ¿Por qué te lo digo? Porque la Biblia dice que si no lo haces con amor de nada sirve lo que haces; si lo que haces no sale del amor de Dios no sirve de nada que ofrendes ni que entregues todos tus bienes para ser repartidos a los pobres.

Si dejas que Dios te llene de amor nunca más serás inútil para el reino de los cielos. ¡El Señor quiere transformarte hoy! Sabes que Dios te está demandando hacer algo pero algo no te deja hacerlo. Dile: “Perdóname, Señor. He estado esperando que aparezca un ángel o que me des una visión y me muestres qué es lo que debo hacer, pero tú ya me lo has mostrado. Ayúdame a hacer tus obras Padre, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.

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