VIDA TRASCENDENTE - Misión Vida para las Naciones

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VIDA TRASCENDENTE

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INTRODUCCION

Cuando una persona camina en la voluntad de Dios, puede ver su mano moviéndose a favor de lo que está haciendo. Varias personas me han preguntado por qué pasamos tanto trabajo y tanta opresión con los campamentos que llevamos a cabo cada año en Monte Beraca e insisten para que deje de hacer esta actividad en la que muchos han conocido a Dios, se han consagrado, han conocido a su esposo o esposa y formaron una familia bendecida. Cada año previo a los campamentos trabajamos en los preparativos, y me han querido tentar para que descanse y me tome vacaciones. Lo cierto es que cuando uno hace la voluntad de Dios cuenta con su respaldo y su provisión.

No sé cuál es la visión o el sueño de Dios para tu vida pero seguramente el Señor tiene un propósito para ti. Es ridículo ir tras los sueños que nacen en el corazón del hombre porque Dios tiene un sueño para ti desde antes de la fundación del mundo. Antes que el mundo existiese, Dios tenía planes eternos y nosotros no entendemos su magnitud. Yo sé lo que es hacer un edificio y mediante la confección de un cronograma, cada mes vamos avanzando y logrando resultados; con esto quiero decirte que sé lo que es tratar de meter en el tiempo un proyecto, pero que no es eterno.

Los proyectos más largos que he tenido para la construcción de un edificio no han durado más de dos o tres años pero al estudiar las diferentes partes de la construcción de un edificio y saber cuántos obreros se necesita, he podido tener un panorama acerca del desarrollo y actividades que serían hechas en el tiempo hasta la culminación. Aunque no siempre ha sido así ya que cuando estábamos construyendo el templo en Monte Beraca muchos nos preguntaban cuándo íbamos a terminar y yo les respondía, cuando Dios quiera. Pero debíamos poner una fecha para la inauguración y tuvimos que ajustar las tareas al calendario. Yo tengo una pequeñísima idea de lo que es desarrollar un proyecto en el tiempo, pero el proyecto de Dios es eterno.

En la historia de la humanidad, Dios te tenía en cuenta desde antes de la fundación del mundo. El Señor tiene un plan para cada tiempo y lugar, también tiene personas que Él ha creado para cumplir sus propósitos. ¡Que no te resbale lo que te estoy diciendo! ¡Tú no has nacido por error! ¡No viniste al mundo por casualidad! ¡El Señor te ha hecho nacer en su tiempo!

                DIOS DE PROYECTOS

Él pensó en ti desde antes de la fundación del mundo porque tenía un proyecto que debía ser hecho y para cumplirlo te creó a ti. Cuando nací, Dios no dijo: “¿Ahora qué hago con él? ¿Habré hecho bien en crearlo hombre o tendría que haber nacido mujer?” Dios tenía un plan que concretar y para ello me creó a mí y así sucede contigo también. El Señor no hace las cosas a las apuradas así nomás, sino que prevé todo de antemano. Tal vez tus padres no planificaron tener hijos; tal vez no querían tener un varón sino una nena o viceversa, pero naciste tú y esto no fue conforme a la voluntad de tus padres sino a la de Dios. Algunos se enojan porque le piden a Dios una nena y Dios les da un varón, mira si Dios va a cambiar sus planes con tal que se cumplan los tuyos.

Dios es Dios de proyectos, no le vengas con tus ideas porque Él ya tiene todo pensado desde antes de la fundación del mundo. Tú no lo vas a sorprender con tus sueños porque el Señor tiene sueños para ti desde antes que nacieras y Él tiene reservada bendición para aquellos que entran en sus propósitos. Si logras entender la visión de Dios para tu vida y sabes cuál es su sueño para que tú lleves a cabo, cuando entras en ese sueño, entras en la bendición de Dios. El Dios que te da la visión también te da la provisión. No te faltarán las fuerzas porque Él será tu fuerza; no te faltarán los recursos porque el Señor proveerá los recursos. ¡Dios respalda los sueños que tiene con aquellos que han decidido caminar en sus caminos! Yo he visto la provisión de Dios en los dieciocho años que venimos realizando los campamentos Beraca; he visto la mano de Dios al enviarnos predicadores y supliendo las necesidades. Muchos prometieron cosas y no cumplieron pero no importa porque Dios está detrás de este proyecto; otros no pensaban entrar en él y no saben ni siquiera cómo terminaron entrando. ¡Es importante que conozcas el proyecto de Dios en el cual te debes involucrar y sepas para qué estás en el mundo! Debes saber para qué te creo Dios y para qué te trajo al mundo porque lo hizo en el tiempo estipulado, en el lugar estipulado, por lo tanto, los sueños de Dios son aquellas cosas que tú tienes que concretar en el lugar que Él quiera, cuando quiera y como Él quiera.

Dios te ha escogido desde antes de la fundación del mundo y te hizo nacer por lo tanto debes aprender a depender de Dios en todo lo que hagas. ¡Tienes que estar donde el Señor quiere que estés! Muchos hacen lo que no es correcto en un tiempo que no es el correcto y hasta se enojan con Dios porque Él les dio la espalda. Así me escribió una mujer: “Yo no creo en Dios porque me dio la espalda”. El hombre en su soberbia, no entiende que ha sido creado por Dios para hacer la voluntad de Dios. No te vayas de tu país a menos que el Señor te mande a irte a otro lugar. ¡No hagas nada por tu cuenta!

Preséntale a Dios los planes que tienes pero recuerda que debes estar dispuesto a que el Señor los deshaga si es que esos planes son tuyos y no provinieron de Él; pídele que imprima en tu corazón su voluntad. Dios es un Dios de propósitos y de planes. Muchas personas declaran: “Yo no tendría que haber nacido”. ¡No te confundas! No fueron tus padres quienes decidieron traerte al mundo sino que fue Dios quien decidió que nacieras. “Yo debí haber nacido hombre porque de ser así mi papá me hubiera querido”. No sé por qué causa tu padre no te amó, pero Dios te hizo un hombre o te hizo mujer porque tiene planes contigo. ¡El Señor sí te ama! Todo el que está afuera de los propósitos de Dios aunque diga que es cristiano, no cuenta con su respaldo ni con su provisión. ¡Asegúrate que los sueños que tienes no son tuyos sino de Dios!

Yo puedo declarar que soy un hombre feliz y tengo total y absoluta certeza de que Dios me quería en Uruguay. No estoy aquí por casualidad, el Señor me ha mandado a esta nación y he visto su mano respaldándome en los veinticinco años que llevo aquí. No tengo duda en decir que Dios me ha dado por heredad esta tierra y yo vine a conquistarla. Yo sé que mis huesos serán enterrados en la nación donde el Señor me plantó. ¡No estoy equivocado! ¿Tú sabes si estás en el lugar correcto en este momento o estás en el lugar equivocado? Hay quienes viven con incertidumbre porque no saben si están en el lugar correcto y no se sienten a gusto, creen que Dios los mandó a hacer determinada cosa pero desisten, dejando aquello que creían que venía de parte de Dios. Hubieron varias personas que llorando me pidieron que los mandara a Haití porque sentían de parte de Dios que debían ir, así ocurrió con una pareja que me insistió por varios años para que los mandara y cuando llegaron allá, al tiempo se pelearon con la encargada y se regresaron. ¡Tienes que saber si el lugar en donde estás es realmente el lugar donde Dios quiere que estés! Algunos se mueven por un sentir y dicen: “Siento que me tengo que ir…” “¿A dónde?” le pregunto. A lo que me responde: “No sé, pero yo siento que me tengo que ir”. Más vale que sepas a dónde vas a ir, y que te vas por causa de la voluntad de Dios; más vale que sepas que lo que vas a hacer es lo que el Señor quiere.

Mi sueño era la arquitectura y yo quería ser un arquitecto bueno, consagrado y con dinero para ofrendar y diezmar, un arquitecto que trabajara para la obra de Dios ayudando a pastores y evangelistas. Yo no consideraba el pastorado como algo desafiante, como algo hermoso y digno, más bien consideraba que era algo aburrido, pero Dios se ha encargado de demostrarme que la tarea de pastor era un desafío que me mantendría muy ocupado. Para mí, algo desafiante era diseñar edificios y proyectarlos. ¡Ese era mi sueño! Pero debo decirte que si tú trabajas por tus sueños y no por los de Dios estás en su contra porque no haces aquello que Él soñó para ti desde antes de la fundación del mundo. Nosotros creemos que pecar es hacer cosas como estafar, mentir, robar, adulterar, etc. Pero pecado también es hacer algo fuera del propósito y de la voluntad de Dios. ¿Qué pecado hay en ser arquitecto? Tú dirás que no hay pecado alguno pero si Dios me quiere de pastor y yo porfío en ser arquitecto, la arquitectura se constituye en un pecado para mí. Pecado no es solamente aquello que todo el mundo sabe que está mal sino también todo aquello que nos parece que está bien pero no es la voluntad de Dios. Tú encajas perfectamente en los engranajes de la historia de Dios, y en el lugar que el Señor te quiere, cumpliendo la función que Él quiere. Si tú estás abocado a otras cosas, andas perdido “como Adán en el día de la madre”. Cuando me esforcé por aprender arquitectura y luché por eso que me gustaba, descubrí que en mis planes no estaba el respaldo de Dios y es que Dios sólo respalda sus planes. Tal vez tu madre se sorprendió cuando se enteró que tú venías al mundo pero para Dios no fue sorpresa; tal vez tus padres no querían que nacieras pero Dios quería que vengas y hoy estas aquí. Sólo debes asegurarte que estás en el lugar correcto haciendo lo que Dios quiere que hagas. ¡Conocer y hacer la voluntad de Dios tiene que transformarse en la pasión de tu vida!

Lo más importante después de conocer a Cristo es enfocarte en la voluntad de Dios para tu vida. En los caminos de Jesús y en sus planes tú conocerás el respaldo y la provisión sobrenatural de Dios.

Félix, uno de los pastores del ministerio ha estado trabajando duro en Monte Beraca para los campamentos y descuidó un poco el tema de las ventas para becar a jóvenes y niños, pero apareció un empresario que le donó mil quinientos kilos de banana. ¡Dios tiene cosas que tú ni te imaginas! En los caminos de Dios hay una provisión sobrenatural. Si el pastor Félix no hubiera estado trabajando en los preparativos para los campamentos tal vez no hubiera aparecido ese empresario que le regaló mil quinientos kilos de banana. La gente de varios hogares Beraca salieron a vender las bananas a cincuenta pesos y eso es cien por ciento ganancia para los campamentos. Tuvieron que salir a vender enseguida antes de que se les echara a perder y no sólo en el hogar del pastor Félix vieron la provisión sobrenatural para becar a jóvenes y niños para los campamentos sino que también otras personas de otros hogares y distritos de la iglesia a las que le tuvo que repartir para vender, pero todos vieron la mano de Dios respaldándoles. ¡Dios tiene provisión sobrenatural cuando tú caminas en sus planes!

NO ESTAR EN SUS PLANES, TAMBIÉN ES PECADO

Debes saber que si haces algo fuera de los planes de Dios, estás pecando aunque estés haciendo una actividad que aparenta ser buena. Si no estás en la voluntad de Dios, cualquier actividad aparentemente buena que hagas es pecado. Puedes ir a abrir una iglesia a algún lugar lejano y sentirte un mártir de Dios pero si el Señor no te mandó, tú estás obrando mal y Dios no te respalda porque Él te diseñó para otra cosa.

El significado de pecado es algo mucho más extenso de lo que nos imaginamos. Los seguidores de Jesús le contaron acerca de los galileos cuya sangre Pilatos había mezclado con los sacrificios que éstos habían presentado. Exaltados le dijeron: “Maestro, ¿sabes lo que hizo en Galilea, Pilatos? ¡Qué aberrante! ¿Qué habrá hecho esa gente para sufrir semejante vergüenza?” Leemos en Lucas 13: 2 y 3: “Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”. ¡Todos tenemos que arrepentirnos de nuestros propios caminos! No importa si tu pecado es grande o pequeño porque el pecado mata sea grande o pequeño. ¡El pecado te condena! Hoy no se habla de pecado, más bien le llaman síndrome. Otros, en lugar de llamarlo pecado prefieren decir que se equivocaron. No tienen una convicción profunda del daño que significa el hecho de estar metidos en algo que Dios no aprueba; tampoco tienen la convicción de que estar en algo que no es la voluntad de Dios es estar contra Dios. No entienden que permanecer en algo que está fuera del propósito de Dios es rebelión contra Él. Muchos viven sin entender por qué Dios no los respalda o los ayuda; y no alcanzan esa ayuda, carecen de visión y de provisión de Dios porque no hacen lo que Dios quiere. Pido al Señor que te libre de tus planes y sueños; oro para que el Espíritu Santo te muestre tu rebelión porque a veces nos metemos en planes que son perfectamente legales a nuestros ojos pero no nos damos cuenta que estamos en rebelión. Yo tengo la certeza de que Dios me quiere en Uruguay. Cuando surgió Enlace TBN me ofrecieron un trabajo a tiempo completo para la organización pero debía dejar Uruguay, admito que era muy tentador pero yo tengo temor de Dios y quiero decirte que aquellos que tienen temor de Dios conocen cuál es su voluntad. “…miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra” dice el Señor en Isaías 66:2. ¡Aquel que tiene temor de Dios conocerá su voluntad!

La voluntad de Dios no es que yo logre hacer mucho dinero sino que haga lo que Él quiere, no importa el precio que tenga que pagar porque yo quiero alegrar el corazón de Dios. A Jesús no le significó prosperidad económica hacer la voluntad del Padre sino que le significó la cruz, la muerte. Pero era tanto el amor que tenía Jesús por el Padre que no quiso hacer otra cosa más que la voluntad de Dios. Jesús oró: “Señor si es posible pasa de mí esta copa más no se haga mi voluntad sino la tuya”. Tres veces Jesús le hizo este pedido al Padre y la Biblia nos muestra que en ningún momento Dios le respondió. En el fondo, aunque Jesús quería librarse de ir a la cruz, sabía desde antes de la fundación del mundo que Él tenía que venir al mundo para morir en la cruz del calvario y así satisfacer la voluntad del Padre. “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:9 al 11). ¡Hacer la voluntad de Dios tiene premio! Hay bendición cuando haces la voluntad de Dios; y hacer lo que a Dios le agrada trae paz al corazón. ¡Líbrame Señor de hacer mi propia voluntad! ¡Hazme temeroso de ti Señor para que tú me reveles cuáles son tus propósitos! ¡Señor, no quiero pecar y ser rebelde contra ti!

No hace falta que seas estafador o mentiroso para ser pecador, suficiente con que hagas lo que se te canta o lo que te da la gana para estar en rebelión contra Dios. ¡El Señor quiere perdonar tus pecados y limpiarte! Cuando uno tiene pecado, el pecado lo tiene a uno. La Biblia dice que el que hace pecado es esclavo del pecado; éste te mantiene fuera de la voluntad de Dios. El pecado te somete al pecado pero cuando Jesús limpia con su sangre todos tus pecados, los borra y ya no hay pecado que te domine, no hay nada que te mantenga fuera de la voluntad de Dios porque el ser perdonado te trae a la voluntad de Dios y te da la posibilidad de comenzar una vida dentro de su voluntad. Lo que tienes que hacer a partir del momento en que recibes el perdón de tus pecados es tener temor de Dios para caminar en su voluntad. El perdón de tus pecados te trae a la voluntad de Dios y el temor de Dios te hace permanecer en ella. Te desafío en esta hora que pienses qué es eso que te mantiene fuera de la voluntad de Dios, que cuando lo descubras le pidas perdón a Dios y entres en sus planes eternos. Dios conoce el final desde el principio. ¡Él vio el final antes de empezar! El Señor sabe lo que quiere porque sabe a dónde va; sabe a dónde quiere que tú vayas y lo que tienes que hacer. Dile: “Señor, hazme conocer tu voluntad y ayúdame a permanecer en el lugar que tú tienes para mí. Hazme permanecer en la iglesia en donde me has establecido y que yo ame y acepte el pastor que tú tienes para mí. Hazme caminar en los caminos que dispusiste para mí. Líbrame de mis rebeliones, de mis pasiones y deseos de hacer mi voluntad, te lo pido en el nombre de Jesús”.

Jesús dijo lo siguiente: “Estos no eran más pecadores que los otros”. A veces nos comparamos con otros  para sentirnos menos pecadores nosotros y decimos: “Si este es cristiano, yo soy el ángel Gabriel”. Lo cierto es que con más o con menos pecados estás condenado igual. Es como si te preguntara de qué manera quieres morir: ¿prefieres beber un vaso que contenga una sola gota de arsénico o uno que tenga diez gotas de este veneno? ¡Una gota de arsénico te mata igual que diez gotas! Es peor una persona buena y pecadora que una que es pecadora y mala; es más fácil muchas veces que un criminal se entregue a Cristo porque ya no aguanta más su vida que uno que es bueno y culto. Algunos tienen un grado de cultura y tratan bien a los demás pero les cuesta más entender sus pecados porque se creen buenos y esas personas son más duras, rechazan el perdón de Dios porque creen que no lo necesitan porque son buenas personas. Puede ser una actividad que te estorbe, o que tus padres te impidan que hagas la voluntad de Dios; puede ser que tu trabajo, que el deporte o ciertas actividades culturales te estén alejando de la voluntad de Dios. Tú debes arrepentirte, pedirle perdón a Dios y decirle que te ayude para que nada te distraiga a la hora de hacer su voluntad, ni padre o madre, ni casa, ni hermanos, nada tiene que impedirte hacer la voluntad de Dios.

El mundo será trastornado por gente que decida hacer la voluntad de Dios; ellos tendrán respaldo de Dios y provisión sobrenatural. Leemos en Lucas 13, versículo 4 lo que el Señor les dijo a sus seguidores: “O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén?”. Si entre las dieciocho personas que murieron cuando se les cayó encima la torre había uno que creía en Dios y hacía su voluntad, ese alcanzó la vida eterna. Por otro lado, si en la iglesia hay alguien que alaba, que ofrenda pero le ha negado a Dios que cumpla su propósito en su vida, esa persona está en una situación de condenación. Continúa diciendo el Señor el Lucas 13:5: “Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”. No se trata de que si tienes menos o más pecado que otro, el asunto es si tienes pecado, y si no te arrepientes perecerás igualmente. No es que se salvan los que tienen menos pecado porque los menos pecadores entran en condenación eterna juntamente con los que han cometido grandes pecados.

Mi oración es que el Señor te convenza de pecado, de justicia y de juicio. Muchos cristianos andan descarriados, muchos han encarado proyectos que no dieron resultado y vuelven derrotados porque creyeron que hacían cosas para Dios pero han pecado y no conocen el arrepentimiento. Jesús declaró que es necesario arrepentirse y según nos dice 2ª Pedro 3:9, Él no quiere que ninguno perezca sino que todos procedan al arrepentimiento, y es que no hay justo, ni siquiera uno para salvación y vida eterna. El arrepentimiento es el fruto del obrar del Espíritu Santo en el creyente; si tienes temor de Dios hoy serás tocado por su poder el que te llevará al arrepentimiento. El arrepentimiento es una convicción profunda traída por el Espíritu de Dios al corazón del creyente; una convicción que me lleva a ver que he pecado contra Dios, que soy su enemigo y necesito que Él me perdone y me limpie porque si no me iré al infierno. Esto lo experimenté yo a la edad de ocho años en un campamento de niños en el que participé. Yo me había dormido en medio de una prédica y no había escuchado nada de lo que dijo el predicador pero en un momento me desperté y oí que el pastor estaba invitando a los niños a pasar adelante a entregarle el corazón a Jesús para que el Señor limpie sus pecados, en ese instante me entró una convicción de pecado profunda y pensé: “Señor, si no me perdonas me voy al infierno”. Y sin haber escuchado el mensaje tuve esa convicción profunda del Espíritu Santo, entonces pasé adelante y le entregué mi corazón a Jesús.

El arrepentimiento es obra de Dios en el corazón de aquellos que le buscan y tú fuiste escogido desde antes de la creación del mundo. Tú preguntarás si es posible que un niño de ocho años sea pecador y que Dios ponga en su corazón la convicción de sus pecados y yo te digo que sí puede ser porque yo lo he experimentado. Nunca olvidaré ese día en que pasé al frente para recibir el perdón de mis pecados. ¡Todos necesitamos arrepentirnos! El arrepentimiento es muy diferente al remordimiento. La persona que tiene remordimiento llora como quien está verdaderamente arrepentido y uno se puede confundir porque ambos lloran pero uno tiene lágrimas de cocodrilo, en cambio el otro está quebrantado por el obrar del Espíritu Santo en su vida. La persona que tiene remordimiento centra su mirada en las consecuencias de su pecado, se da cuenta que metió la pata e hizo mal pero quiere que Dios le ayude de todas formas. “¡Oh Dios he adulterado pero no quiero perder a mi familia, por favor devuélveme a mi esposa!” Esa persona centra su atención en lo que está perdiendo pero quien tiene arrepentimiento centra su atención en el conflicto que tiene con Dios y le dice: “Señor, si pierdo a mi señora no importa, lo que no quiero perder es la presencia de tu Espíritu Santo; no quiero perderte a ti e irme al infierno. ¡He pecado contra el cielo y contra ti Dios mío! Perdóname y límpiame”.

Alguno dirá: “Si, yo he pecado pero todos somos pecadores, ¿quién no ha cometido pecado?” ¿Tú crees que eso es verdadero arrepentimiento? Una persona me dijo: “Usted tiene razón apóstol, yo me hago cargo de todos los males que he hecho. Yo soy culpable de todo”. El que comete pecado no sólo es esclavo del pecado sino que también acarrea condenación eterna. Si te haces responsable de tus pecados te toca la condenación eterna, pero hubo alguien que se hizo cargo de tus pecados en la cruz del calvario y puso sobre sus lomos tus faltas. ¡No te hagas responsable por aquello que Jesús se responsabilizó en la cruz del calvario! Lo que necesitas es arrepentirte y decirle a Dios: “¡Líbrame de mis pecados Señor!” Nadie puede decir que no necesita arrepentirse. Romanos 3:23 dice: “…por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. ¿Crees que eres lo suficientemente bueno para lograr el favor de Dios? No es con buenas obras que se logra el favor de Dios sino con humillación. “Miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra”, dice el Señor. Tienes que reconocer humildemente que necesitas que Dios perdone tus pecados. Que el Señor te libre porque muchas cosas malas que has hecho te mantienen en esclavitud; y muchas cosas que según tu opinión hiciste y eran buenas también te mantienen en esclavitud. Veo en algunas personas la desesperación por hacer algo para sentir que están sirviendo a Dios y no entienden que no es cuestión de hacer algo sino de hacer lo que Dios quiere que hagas. Jesús nos enseñó que es necesario que todos nos arrepintamos. El arrepentimiento surge mediante el obrar del Espíritu Santo en el corazón de aquel que atesora la palabra de Dios.

CONCLUSIÓN

Entiende que Dios no se ha olvidado de ti, más bien fuiste tú quien se olvidó de Él. Has caminado en caminos que Él no aprueba o estás en el lugar equivocado y el Señor te quiere en otro lugar. Dios te dice: ¿Qué haces en España si yo no te mandé allí? ¿Qué haces en Australia o en Estados Unidos si yo no te mandé a que te fueras?

Muchos preguntan cómo hay que hacer para conocer la voluntad de Dios. ¡Hay que buscarlo y escucharlo! Hay asuntos a los que le prestas más atención que a la voluntad de Dios, los afanes de cada día te distraen y te mantienen ocupado por eso no puedes conocer la voluntad de Dios. Las preocupaciones te alejan de la voluntad de Dios. Pero los que tienen temor de Dios conocen cuál es su voluntad. El Señor quiere hoy comenzar un nuevo camino contigo y darte una nueva esperanza. El Señor te dice: “Has fracasado porque te has empeñado en hacer tu voluntad y cumplir tus deseos pero no has conocido mis anhelos. Has desconocido mis planes por andar en los tuyos y quiero que te arrepientas por no andar en mis caminos. Tus proyectos para mí son pecado por más buenos que parezcan. Ámame más a mí que a tus proyectos”.

No hay cosa más preciosa para el ser humano que recibir el perdón de Dios. Atendí una pareja que se separó por causa de la infidelidad de la mujer. El hombre estaba sumamente herido y en un momento, llorando lágrimas de cocodrilo, me dijo: “Yo no la puedo perdonar, lo que me ha hecho es muy duro para mí. Yo nunca le fui infiel”. ¡Estaba herido en su orgullo! Él había conocido el evangelio desde pequeño pero se alejó del Señor y se casó con una mujer que no era creyente, de la que se divorció porque no le había ido bien y se casó con otra pero tampoco le fue bien, y ahora estaba con la tercera que lo había engañado. El hombre la acusaba de todo y ella decía: “Yo quiero que Dios me perdone. Amo a mi esposo y quiero volver con él pero no quiere”. Yo lo miro al hombre y le digo: “¡Tienes que perdonarla!” Él me miró como diciéndome: “Me está pidiendo algo imposible” y agregué: “Tú conoces el evangelio desde pequeño y ella lo conoce desde hace siete meses”. A ella le dije: “Aunque se rehúse a perdonarte hay alguien que si te perdona porque te ama y tiene misericordia de ti. Aunque tu esposo no te perdone, si Cristo te perdona pondrá paz en tu corazón, una paz que nadie podrá arrebatarte.” Pero la mujer no estaba segura si Dios le perdonó. ¿Cuál es la causa por la que Dios no te perdonaría? ¿Hay alguna causa para que el Señor no te ame y no tenga misericordia de ti? ¿Hay alguna causa para que Dios te rechace? Le dije a la mujer que era incrédula y debía pedirle perdón a Dios por ello, y que si estaba arrepentida  y oraba a Dios creyendo que Él la perdona, el Señor lo haría. Después que la mujer hubo orado le pregunté si creía que Dios la había perdonado y suspirando me dijo que si porque algo muy feo salió de su vida. Ella había llegado contracturada y adolorida, sentía un peso sobre sus hombros pero en ese momento se había ido todo su pesar y se sentía livianita. ¡Ahora tenía paz! Y el marido mirándola desde un rincón, ¡duro! Lo cierto es que, con perdón del esposo o sin él, Dios la perdonó a ella. “Si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”.

¡No te confundas! Asistir a la iglesia no quita tus pecados; ofrendar o diezmar no te hace libre de pecados, tampoco cantar a Dios o predicar de Él. ¡Arrepentirte produce la bendición del perdón! No creas que porque tienes una costumbre cristiana o valores cristianos, o porque asistes a la iglesia hace años, eres cristiano por eso; eres cristiano porque caminas en los propósitos de Dios y porque Cristo te perdonó, te limpió y se olvidó de tus pecados. ¡Ya el diablo no tiene de qué acusarte!

El Señor te dice: “Si tú te arrepientes hoy yo te perdono”. Mi oración es que Dios te convenza de pecado en esta hora y que su Espíritu Santo se haga presente en tu vida. Tal vez sigues estancado y no has logrado encaminar tu vida; vives en incertidumbre y temes al futuro pero dices que eres cristiano, aunque en tu vida no se logra ver la presencia de Dios, no se ve su respaldo o su sustento. Luchas por tu comida, por tu bebida o tu casa pero no luchas por el reino de Dios porque para ti es más importante eso que es pasajero que aquello que es eterno.

“¡Perdona y limpia Señor! Que tu poder y tu gracia se hagan presentes; oro que tu perdón se haga tangible y tu bendición sople con poder limpiando los corazones. Tú produces tanto el querer como el hacer por tu buena voluntad, Señor. Mira a aquellos que reconocen que deben arrepentirse y que necesitan el perdón de sus pecados porque entienden que te han ofendido haciendo lo que han querido. Líbranos de nuestros caminos, Padre, y haznos caminar en tus caminos, te lo pido en el nombre de Jesús. Proclamo hoy sobre cada vida, perdón de pecados; proclamo que se rompen ataduras y maldiciones del infierno, en el nombre de Jesús. ¡Quita la terquedad y el orgullo, Padre! Convence tú, Señor. Tuyo es el poder y la gloria, amén”.

 

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