Yo tengo la gran bendición de disfrutar lo que hago, pero la pregunta es esta: ¿Tú tienes esa bendición? ¿Eres feliz con lo que haces? ¿Te sientes realizado? ¿Sientes que estás cumpliendo la tarea que Dios te ha encomendado que hagas? ¿O eres de los que dicen, “y bueno de algo hay que trabajar” o “me estoy preparando para que en el futuro me salga algo que me satisfaga”? Y así se te van los años, preparándote y preparándote… conozco algunos que se han preparado más de 50 años y luego se preguntan: ¿Qué hice con mi vida? ¿Valió la pena hacer lo que hice? ¡Debes hacerte esa pregunta ahora! ¿Vale la pena lo que estoy haciendo? ¿Me dignifica, me hace sentir realizado, me hace sentir feliz?
Es muy común escuchar creyentes que tienen temores de tratar con Dios y perder. “Si Dios me pide esto, la verdad que no sé qué hacer… tengo miedo que quiera algo que yo no quiera hacer”. Entonces, ese cristiano no entabla negocios con Dios, quiere tratos con él pero de lejos, no vaya a ser que le pida algo que no quiere dar. La enseñanza de hoy tiene que ver con aquello que tienes que perder para hacer un buen negocio con Dios. ¿Te gustaría hacer un buen negocio con Él? ¿Qué es lo que tengo que arriesgar? ¿Qué es lo que tengo que perder para hacer un muy buen negocio con el Creador? Quiero decirte algo de entrada: Aquellos que hacen negocios con Dios, jamás son perdedores, el mejor negocio que puedes hacer en tu vida, es justamente tener un gran negocio con Dios, pero todo negocio requiere un riesgo, y con Dios hay que correr el riesgo. ¿Qué es lo que tienes que perder o arriesgar? Debes perder todo lo que tienes y todo lo que eres, pero como no vales nada, ¡no tienes nada que perder!
La lección del día de hoy está basada en Éxodo 17:1-7:
“1Toda la congregación de los hijos de Israel partió del desierto de Sin por sus jornadas, conforme al mandamiento de Jehová, y acamparon en Refidim; y no había agua para que el pueblo bebiese. 2Y altercó el pueblo con Moisés, y dijeron: Danos agua para que bebamos. Y Moisés les dijo: ¿Por qué altercáis conmigo? ¿Por qué tentáis a Jehová? 3Así que el pueblo tuvo allí sed, y murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados? 4Entonces clamó Moisés a Jehová, diciendo: ¿Qué haré con este pueblo? De aquí a un poco me apedrearán.
Hoy, a dos días de mi partida a Portugal, estoy sensible pero no débil; se que no debo estarlo porque el reino de Dios no es para débiles, así lo he aprendido y lo he tomado de ejemplo de mi mentor, el apóstol Jorge Márquez.
Ya las primeras semanas en que el apóstol estaba saliendo por CX 14 “Radio El Espectador” de la ciudad de Montevideo, yo estaba en sintonía y en abril de 1991 hice mi primer viaje expedicionario a Montevideo. Luego, en el correr del año estuve en algunos encuentros y actividades en el interior con el apóstol y ya en el año 92 confirmado por una palabra de ciencia, también dada al apóstol a través de la radio, me radiqué en la ciudad de Montevideo.
La lección de hoy está basada en Romanos 8:28; les leeré la “Biblia de Estudio Pentecostal”: “Sabemos que Dios obra en todo para el beneficio de quienes lo aman,…”.
¿Estás atravesando dificultades? Dos cosas quiero decirte. Primeramente, Dios trabaja de tal manera que transforma en beneficio todo lo que aparece en tu vida para perjuicio. Y la segunda cosa sobre la que quiero hacer hincapié, es que esta promesa no es para todo el mundo, sino sólo para los que aman a Dios. Solamente pueden creer esta promesa y recibir sus beneficios, quienes le aman. El concepto completo es que Dios trabaja por mí, no importa lo que esté sucediendo.
Este fin de semana me ha cautivado un pasaje dela Bibliaque está en San Juan capítulo 11 donde se relata la muerte y resurrección de Lázaro; hay en esta historia ciertas reflexiones que quiero compartir con ustedes. Leamos desde el versículo 1 al 4:
“1Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta su hermana. 2(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos.) 3Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo. 4Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella”.
Testigo es quien presenta evidencias. Los discípulos de Jesús escribieron los evangelios, presentando así, documentos escritos acerca de las verdades que habían visto y vivido. Aquellos que son contrarios al evangelio no quieren reconocer la importancia de este documento histórico que esla Biblia, pero quiero que sepan que la arqueología va confirmando día a día datos que aparecen en ella. Qué bueno que nosotros los cristianos tenemos un corazón abierto y creemos enla Bibliaantes de que los arqueólogos confirmen su veracidad. Yo tengo una total confianza en aquellos en quienes Jesús puso su confianza y aún Pedro que le falló, Jesús lo buscó en el último momento y antes de ascender y le dijo, “Pedro, apacienta mis ovejas”. Jesucristo le dio confianza a Pedro así que para mí sus escritos son importantísimos. Hoy vamos a compartir unos cuantos pasajes dela Bibliaque son evidencias de la resurrección de Cristo.
¿Quieres conocer el corazón de Dios? La lección de hoy está basada en Ezequiel 18:32: “Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis”. ¡Así piensa Él! Muchos piensan que a Dios no le importan los problemas que estamos atravesando, que está muy ocupado o enojado, pero para conocerle, no hay que creer en lo que uno siente, sino en su palabra.
En mi carrera pastoral llevo una carga muy grande sobre mis hombros por una cantidad de líderes a los que el diablo ha dejado “nocaut”. Han luchado denodadamente por la causa de Cristo, se jugaron la vida y parecía que siempre iban a hacerlo, pero en determinado momento les vino una especie de “estrés espiritual”, una fatiga u opresión. Para esto el diablo es perseverante, incisivo, hábil, y ha logrado meter a esta gente en un agobio, en un sopor, ¡en un congelador! Ellos recuerdan aquellos tiempos en que tenían fuerzas, en que servían a Dios y enfrentaban la burla, el frío y cualquier adversidad… pero aunque quisieran volver a ejercer ese poder y esa fuerza, ¡descubren que no la tienen! He visto pastores que sufren este problema, que han hecho las paces con el reino de las tinieblas, como diciendo, “bueno diablo, yo no te estorbo más, no me estorbes más a mí”. Encontramos pues, iglesias, pastores y familias debilitadas, cansadas y agobiadas.
¡Hoy es un día especial! Traemos en nuestro corazón un deseo de orar a Dios por los estudiantes. Hoy quiero referirme a un tema que está muy relacionado con ellos. El problema que enfrentan los estudiantes y que enfrentamos todos, es que la humanidad está siendo enredada y envuelta en un espíritu humanista que saca a Dios del centro del universo y pone al hombre; creo que los que más están en contacto con este poder que está llevando la historia de la humanidad al sometimiento de una autoridad humana, son los estudiantes.