INTRODUCCIÓN
En nuestra relación con Dios la confianza es fundamental; yo no puedo decir que creo en Dios si no le tengo confianza. Y si bien las personas hacen cosas que nos llevan a desconfiar, la pura verdad es que Dios nunca ha hecho nada que nos lleve a desconfiar de Él. Podemos perder la confianza porque tenemos una mala percepción o malos sentimientos y no porque otro haya hecho mal; en todo caso yo soy desconfiado y cuando veo a la otra persona, le encuentro todos los defectos por los cuales desconfiar. Con Dios nos sucede algo parecido ya que tenemos una cierta percepción de quien es Él. Muchas personas han tenido un padre que les ha fallado, que les ha mentido y en quien no han podido confiar, entonces se les hace difícil llamar “Padre” a Dios y confiar en Él; esas personas establecen una relación entre su padre terrenal y el celestial y como el primero les falló deciden no confiar en Dios porque suponen que Él también les va a fallar y se vuelven propensas a no confiar. ¡Es terrible el pecado de no confiar en Dios!
Estoy viviendo circunstancias que han llevado a la gente a perder la confianza en mí por causa de un programa de televisión en el que han argumentado con mentiras acerca de mi persona. Hay quienes me conocen y me aman, del otro lado están los que me critican, claro, si le crees a lo que se dijo en ese programa vas a desconfiar de mí, pero si has visto el resultado de la obra que he estado haciendo seguirás confiando en mí sin importar lo que los demás digan. Por un lado hay un grupito que me ama, del otro lado otro grupito que me odia, y en el medio está el grupo de los tontos que miran a un lado y al otro y dicen: “He visto que hacen bien pero también he visto que hacen las cosas mal”.
A todo esto yo me presento delante de Dios y le digo: “Señor, ¿por qué tengo que vivir esto?” Y encuentro en la Biblia palabras que me bendicen y me alientan, así como el pasaje que se encuentra en Job 4:6: “¿No es tu temor a Dios tu confianza? ¿No es tu esperanza la integridad de tus caminos?” Yo también veo las circunstancias y oro: “Dios, ¿qué va a suceder ahora, qué vas a hacer conmigo?” ¡Y tengo que decidir si confío en su palabra o no!
EL EJEMPLO DE JOB
Job estaba viviendo una calamidad; él era un hombre bueno, santo, un hombre de oración, justo delante de Dios. Sin embargo, el Señor no le garantizó que no vendría tempestad sobre su vida. Dios no te ha dicho que no ibas a pasar por el horno de fuego, más bien prometió estar contigo. ¡Verás la gloria de Dios en medio del horno de fuego! Dice el Señor en Isaías 43:2: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti”. ¡Esa es la promesa de Dios! Él te dice que experimentarás quebrantos pero estará contigo y en tu vida se verá su gloria. Cuando se presentó satanás delante de Dios, al escuchar el concepto que el Señor tenía de Job, le dijo: “¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia”. Le insinuó que Job lo amaba porque lo había llenado de bendición, mas Dios sabía bien que no era así, entonces autorizó a satanás a tocar todo lo que Job tenía y a probarlo, pero él no le atribuyó a Dios despropósito alguno.
Un amigo de Job le dijo: “¿No es tu temor a Dios tu confianza? ¿No es tu esperanza la integridad de tus caminos?” Quien desconfía, dice: “Señor, ¿de qué me sirve haber sido bueno e íntegro? ¡Tanto que he dado y así me pagan!” Lo que yo tengo que solucionar es mi relación con Dios ya que en mi integridad está mi esperanza y lo que digan los demás lo pongo en las manos de Dios. No es fácil lo que tenemos que vivir, pero el Señor te pregunta: ¿Confiarás en mi o no? ¿Esperarás en mi o no? Cuando uno se desespera, entra en un estado de angustia e impotencia, se apresura a actuar y pierde la paz y la esperanza, entonces se enfría la relación con Dios.
¡No peques, temiendo! ¡Confía en el Señor! ¡No peques dejando de confiar! Porque lo que Dios te ha prometido en su palabra, lo cumplirá. Ningún arma forjada prosperará contra ti y condenarás toda lengua que se levante en juicio contra ti. ¡Este es el premio de los siervos de Jehová!
Yo me reía porque ando buscando confianza y esperanza en la palabra de Dios y el Señor me pide que le dé palabra de consuelo a tanta gente que está a mi alrededor, y me doy cuenta que estoy aprendiendo cosas que ya sabía pero no las sabía muy bien, por eso tengo que vivir ciertas experiencias y una de ellas es que en un programa de televisión se me ha criticado y han proferido muchas mentiras contra mí. Yo te pregunto: ¿Has visto a alguien hacerse rico y abrir cuentas en el exterior del país vendiendo tortas fritas y paños de piso? De mí han dicho que manejo millones de dólares, que tengo cuentas en el exterior y he hecho lavado de dinero. En una nota a la jueza que está a cargo de la demanda que le hicimos a ese programa, le puse: “¿Usted cree que con la venta de tortas fritas me he hecho millonario?” Yo pienso que el Señor ha permitido todo esto para que la obra que se está haciendo en los hogares de Beraca se conozca mejor. En el año dos mil ocho teníamos cuatro hogares y hoy, en el dos mil dieciséis hay sesenta y cinco hogares Beraca funcionando. ¡Sesenta y un hogares se han abierto en ocho años! Aquí está incluido el hogar de niños en Haití que son unos mil doscientos metros cuadrados de construcción. ¡Si alguien quiere saber dónde está el dinero miren la obra de Haití! ¿Creen que abrimos los hogares “soplando y haciendo botellas”? A todo esto, me han puesto en las redes: “Márquez, devolvé la plata que te robaste”.
Según el diccionario, confianza es una esperanza firme, no es endeble sino firme. La confianza es ánimo resuelto y aliento, es decir, confiar es tener el alma bien puesta funcionando con toda la energía, asegurando tu mente, tu voluntad y tus emociones. ¡Eso es confianza! De lo contrario, si tienes desconfianza, pisas despacio y tanteando; la desconfianza te quita la seguridad, el ánimo y el aliento. Leemos en Job 31:35: “¡Quién me diera quien me oyese! He aquí mi confianza es que el Omnipotente testificará por mí, aunque mi adversario me forme proceso”. El término Omnipotente se traduce también como El Shaddai. ¡Cuántas cosas se han dicho de mí! ¡Cuántas mentiras! ¿Cómo hago con eso Señor?” ¡Estamos en las manos de Dios! ¡Nuestra confianza está en El Shaddai, el Omnipotente Dios! ¡Yo no sé pero Él sabe bien qué hacer al respecto!
Yo quiero que aprendas a confiar en Dios, haz tuyos estos versículos bíblicos. Tal vez no puedas confiar más en tu hijo que te ha robado tanto pero puedes confiar en Dios; no puedes confiar en tu cónyuge pero puedes confiar en el Señor. Si yo no hubiera atesorado estos versículos haciéndolos parte de mi vida no podría estar hablándote con tanta certeza y fuerza. ¡Dios va delante de ti! ¡No temas porque temer es pecado!
EL EJEMPLO DE EZEQUÍAS
Hubo un rey, Ezequías, un hombre de Dios, quien cambió la historia de la nación; el pueblo de Dios se había corrompido, adorando otros dioses, llenando la cultura de antivalores, todo lo cual iba contra la voluntad de Dios. Ezequías pues, promovió un gran cambio y estableció un solo lugar de adoración, barriendo con todo otro altar y estableciendo culto al Dios Omnipotente. Hizo reformas religiosas extraordinarias y pasó a la historia como uno de los grandes reyes de Israel. En el capítulo 30 y 31 de 2ª de Crónicas habla de la fidelidad y de las grandes obras de Ezequías y leemos en 2ª Crónicas 32:1: “Después de estas cosas y de esta fidelidad, vino Senaquerib rey de los asirios e invadió a Judá, y acampó contra las ciudades fortificadas, con la intención de conquistarlas”.
Judá era la nación y Senaquerib entró en su territorio. Otra versión de la Biblia señala que acampó dentro de Judá y afirmó su rostro, lo direccionó, y estaba clarísimo que iba contra Jerusalén capital de Judá, una ciudad fortificada. Continuando con el pasaje de 2ª de Crónicas 32 dice la palabra de Dios: “Viendo, pues, Ezequías la venida de Senaquerib, y su intención de combatir a Jerusalén, tuvo consejo con sus príncipes y con sus hombres valientes, para cegar las fuentes de agua que estaban fuera de la ciudad; y ellos le apoyaron. Entonces se reunió mucho pueblo, y cegaron todas las fuentes, y el arroyo que corría a través del territorio, diciendo: ¿Por qué han de hallar los reyes de Asiria muchas aguas cuando vengan?”
Según el diccionario, la confianza es esperanza firme, ánimo resuelto, aliento, vigor. Senaquerib había destruido las naciones por donde habían pasado él y su padre, y en cada nación había dioses, mas no hubo uno que salvara a su nación de la mano de este rey poderoso de asiria. Pero a Ezequías no le importaron los antecedentes de las derrotas de las otras naciones, de los otros dioses ni del poder del rey Senaquerib. Decidieron entonces, tapar las fuentes de las aguas para que cuando llegaran a rodear Jerusalén se encuentren con que no hay agua. “Después con ánimo resuelto edificó Ezequías todos los muros caídos, e hizo alzar las torres, y otro muro por fuera; fortificó además a Milo en la ciudad de David, y también hizo muchas espadas y escudos”. Otros, imagino, se deprimirían y se echarían a lamentarse…
Muchos me han sugerido que me quede tranquilo, que no haga nada, porque el Señor me va a proteger. Eso sería fácil. Pero Ezequías edificó todos los muros caídos, hizo alzar las torres y mandó construir otro muro por fuera. Senaquerib ya estaba dentro del territorio de Judá mas Ezequías y el pueblo se prepararon contra sus enemigos. ¡La confianza en Dios era plena!
¿Con qué ánimo se prepara un boxeador para enfrentarse con otro? El periodista le pregunta cómo se siente para enfrentar a su adversario y éste le responde: “Este tipo es grande, no me siento lo suficientemente fuerte para enfrentarlo y creo que me va a noquear en el quinto round”. ¿Puede ganar una persona así? ¡No! No tiene ánimo resuelto y no está convencido. A los boxeadores se les enseña cosas como que tienen que apretar los dientes y declarar que se van a comer crudos a sus adversarios.
2ª de Crónicas 32 sigue diciendo: “Y puso capitanes de guerra sobre el pueblo, y los hizo reunir en la plaza de la puerta de la ciudad, y habló al corazón de ellos, diciendo: Esforzaos y animaos; no temáis, ni tengáis miedo del rey de Asiria, ni de toda la multitud que con él viene; porque más hay con nosotros que con él. Con él está el brazo de carne, mas con nosotros está Jehová nuestro Dios para ayudarnos y pelear nuestras batallas. Y el pueblo tuvo confianza en las palabras de Ezequías rey de Judá”.
¿Qué significa esto de que con él estaba el brazo de carne? Senaquerib contaba solamente con la fuerza de su carne o con fuerza humana, mas con ellos estaba El Shaddai, el Todopoderoso y Omnipotente Dios. Si tú tienes tus cuentas arregladas con Dios, Él peleará tus batallas. ¿Es tu integridad, tu confianza? En un momento reflexioné en cuanto a lo que estaba viviendo y oré: “Dios, hay algo que me da paz y me deja tranquilo aunque todo esté muy difícil, y es que tengo la certeza que tú peleas mis batallas”. “Señor, están los que han perdido su confianza en mí, de afuera y de adentro de la iglesia, pero delante de ti está mi corazón, y nada hay encubierto a tus ojos”. ¡Conmigo está el Todopoderoso!
Cuando una persona es creíble, lo que dice o enseña es creíble; de lo contrario cuando esa persona no es creíble, lo que diga tampoco lo será. La gente compra primero al mensajero antes que al mensaje. Cuando me cae bien una persona, tengo el corazón receptivo, dispuesto a creer en lo que dice, pero cuando veo en alguien cosas que no están bien, comienzo a desconfiar de su mensaje. La estrategia del enemigo es destruir mi imagen, por consiguiente destruye mi mensaje y así también echan abajo mi fe, mi religión y todo lo que predico. Deja de ser creíble el predicador, deja de ser creíble el mensaje.
Lo que me ha sucedido es un ataque a la religión, un ataque a un derecho humano fundamental, y es el derecho a creer. Hay un artículo en el Código Penal uruguayo que señala que cuando alguien ataca a un clérigo de la religión está atacando el culto y eso es punible. “…mas con nosotros está Jehová nuestro Dios para ayudarnos y pelear nuestras batallas. Y el pueblo tuvo confianza en las palabras de Ezequías rey de Judá”.
SENAQUERIB QUIERE ROBARTE LA CONFIANZA Y EL ANIMO
Continuando la lectura de 2ª de Crónicas 32, dice así la palabra de Dios: “Después de esto, Senaquerib rey de los asirios, mientras sitiaba a Laquis con todas sus fuerzas, envió sus siervos a Jerusalén para decir a Ezequías rey de Judá, y a todos los de Judá que estaban en Jerusalén: Así ha dicho Senaquerib rey de los asirios: ¿En quién confiáis vosotros, al resistir el sitio en Jerusalén? ¿No os engaña Ezequías para entregaros a muerte, a hambre y a sed, al decir: Jehová nuestro Dios nos librará de la mano del rey de Asiria? ¿No es Ezequías el mismo que ha quitado sus lugares altos y sus altares, y ha dicho a Judá y a Jerusalén: Delante de este solo altar adoraréis, y sobre él quemaréis incienso? ¿No habéis sabido lo que yo y mis padres hemos hecho a todos los pueblos de la tierra? ¿Pudieron los dioses de las naciones de esas tierras librar su tierra de mi mano? ¿Qué dios hubo de entre todos los dioses de aquellas naciones que destruyeron mis padres, que pudiese salvar a su pueblo de mis manos? ¿Cómo podrá vuestro Dios libraros de mi mano?”
Con esto Senaquerib pretendía ganar la guerra antes de hacer guerra. ¿Cómo es posible esto? Robando el ánimo y la confianza a los soldados. Cuando tú entras en un estado de desconfianza, entras en un estado de debilidad. Senaquerib estaba haciendo una guerra psicológica y antes de entrar en Jerusalén con su ejército envió a sus siervos a amedrentar al pueblo y a ponerlos contra Ezequías. Lo que quería Senaquerib era ganar la guerra sin pelear, entonces usó esa estrategia para debilitar al pueblo, diciendo: “¿Qué dios hubo de entre todos los dioses de aquellas naciones que destruyeron mis padres, que pudiese salvar a su pueblo de mis manos? ¿Cómo podrá vuestro Dios libraros de mi mano? Ahora, pues, no os engañe Ezequías, ni os persuada de ese modo, ni le creáis; que si ningún dios de todas aquellas naciones y reinos pudo librar a su pueblo de mis manos, y de las manos de mis padres, ¿cuánto menos vuestro Dios os podrá librar de mi mano? Y otras cosas más hablaron sus siervos contra Jehová Dios, y contra su siervo Ezequías”. Senaquerib no creía o no entendía que el Dios de Israel no es cualquier dios. ¿Tu Dios es el mismo Dios de Israel o es como esos hechos de yeso pintados con esmalte sintético? ¿Es de madera, hecho por mano de hombre? ¿No sabes que no hay tal cosa como la diosa del mar sino que hay un solo Dios que creó el mar y todo lo que hay en él? La Biblia nos dice que el Señor juntó las aguas, levantó la tierra y produjo las cavidades donde iba a parar el agua. ¡Dios es Dios del mar, de las montañas, de los cielos y de los vientos!
Senaquerib creía y le quería hacer creer al pueblo de Dios que el Señor era un diosito más del montón. Yo quiero que te convenzas que no hay Dios como nuestro Dios. ¡Él es el Dios Todopoderoso! “Además de esto escribió cartas en que blasfemaba contra Jehová el Dios de Israel, y hablaba contra él, diciendo: Como los dioses de las naciones de los países no pudieron librar a su pueblo de mis manos, tampoco el Dios de Ezequías librará al suyo de mis manos. Y clamaron a gran voz en judaico al pueblo de Jerusalén que estaba sobre los muros, para espantarles y atemorizarles, a fin de poder tomar la ciudad. Y hablaron contra el Dios de Jerusalén, como contra los dioses de los pueblos de la tierra, que son obra de manos de hombres”. Atemorizarse es pecar contra Dios, es creerle a Senaquerib. Sería como decir: “Es verdad, estamos fritos. Senaquerib está diciendo la verdad”. Mas el rey Ezequías y el profeta Isaías hijo de Amoz oraron por esto, y clamaron al cielo. Y Jehová envió un ángel, el cual destruyó a todo valiente y esforzado, y a los jefes y capitanes en el campamento del rey de Asiria. Este se volvió, por tanto, avergonzado a su tierra; y entrando en el templo de su dios, allí lo mataron a espada sus propios hijos. En otra versión de la Biblia dice: “Y allí adentro del templo los hijos de sus propias entrañas lo mataron”.
Dice la palabra de Dios en el Salmo 37: “No te impacientes a causa de los malignos, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad… Pues de aquí a poco no existirá el malo; observarás su lugar, y no estará allí”. ¡No te preocupes! Verás que se yerguen y se levantan, hablan con soberbia y prepotencia, pero pronto verás y ya no estarán más en su lugar porque van a perecer. Es fundamental tener confianza porque te da paz y la certeza que necesitas para seguir haciendo lo que Dios te ha encomendado sin detenerte. En una carta que le escribí a la jueza que está a cargo de nuestro caso, le dije lo siguiente: “Nosotros obedecemos a una ley superior que dice: Ama a Dios por sobre todas las cosas y ama a tu prójimo. ¡No dejaremos de socorrer a los débiles!”
Una iglesia equis tenía un solo hogar similar a los nuestros y te digo esto con mucho dolor; cuando esa iglesia vio lo que nos sucedió a nosotros, cerraron el único hogar que tenían. Yo dije: ¡Dios mío! ¿Por qué tienen que pagar los débiles de la tierra por causa de las mentiras y engaños? La falta de confianza te debilita y te obliga a dejar de hacer la obra que debes hacer.
El Señor te dirá: “Tuve hambre y no me diste de comer porque un periodista payaso habló mentiras, tuve sed y no me diste de beber, estuve enfermo y no me visitasteis, estuve en la cárcel y no vinisteis a mí”. Dios te ordena que confíes en Él. Si has perdido tu confianza en el Señor no me cabe la menor duda de que te debilitaste y no te animas a hacer nada, que has perdido el ánimo y las fuerzas. Yo he clamado a Dios, Él me ha dado su palabra y la creí. Yo estoy dispuesto a luchar porque el Señor me ha fortalecido.
CONCLUSIÓN
¿Cómo estás con tu situación personal? ¿Se ha debilitado tu confianza en Dios o es tu confianza en Él tu fuerza? ¿No es tu temor a Dios tu confianza? ¿No es tu esperanza la integridad de tus caminos? Dios hoy quiere obrar en tu vida, ábrele tu corazón. No se ha acortado el brazo del Señor para salvar, no se ha debilitado su mano para bendecirte.
En una oportunidad, David huyó porque su propio hijo le causó una rebelión y temió por su vida. Iba David por las montañas, descalzo y llorando; se levantaron personas que lo maldijeron: “Fuera, fuera, hombre sanguinario y perverso”. Y uno que iba con él le dijo: “¿Por qué maldice este perro muerto a mi señor el rey? Te ruego que me dejes pasar, y le quitaré la cabeza”. Pero él se lo impidió, y leemos en el Salmo 109:28 que oró: “Maldigan ellos, pero bendice tú; levántense, mas sean avergonzados, y regocíjese tu siervo”. Si yo cuento con la bendición de Dios, no importa que me maldigan, y yo quiero la bendición del Señor. Por causa de lo que me tocado vivir me he presentado delante de Dios y le he dicho: “Señor, sé que delante de ti soy inocente”. Lo que importa es que delante de Él yo soy inocente y con esto no digo que no haya cosas que no hago mal, pero no cometo esas aberraciones de las que se me acusa. Yo puedo ser imperfecto pero puedo mejorar y es necesario que lo haga.
Una mujer decía que los hogares Beraca tenían piso de tierra y los jóvenes comían porquerías, entonces me puse a investigar para ver de qué hogar se trataba y resultó ser un hogar que hace ocho años atrás tenía piso de tierra pero ahora está mejorado; se han construido tres dormitorios más, tres baños y una cocina, y todo el piso es de cerámica así como los revestimientos. Ahí está invertido el dinero por el que se me acusa de que me lo quedo yo. Si satanás no te encuentra en una falta, te la inventa.
No sé si te han acusado a ti y de qué te han acusado pero no hay nadie que no sea acusado por satanás. En la Biblia se le llama “el acusador de los hermanos” y en el libro de Apocalipsis capítulo 12 versículo 10 también dice de él: “el que los acusa delante de nuestro Dios día y noche”. Mientras tú duermes, satanás te acusa delante de Dios, mas yo he sido perdonado y estoy cubierto por la sangre de Cristo. No sé tú. Lo que ve satanás no es lo que el Señor ve, y cuando Dios me mira, ve a su hijo porque la sangre de Jesús me cubre. Tengo paz con Dios porque Él ha perdonado mis pecados. ¡Sabe que tu confianza tiene galardón! Tal vez has perdido la confianza y junto con ella perdiste las fuerzas por lo que estás pecando, porque tu confianza genera certeza y fuerzas. ¡Confía en Dios! No tienes derecho a desconfiar ya que Él hará que todo lo que venga contra ti sea para bien porque a los que a Dios aman, en todas las cosas les ayuda a bien.
“Padre, oro por mis hermanos en esta hora, que tengan confianza y liberen esa confianza en otros. Que tengan fuego para predicar tu palabra. ¡Llénalos con tu Espíritu Santo! Quita la debilidad, quita el oprobio, el temor, la angustia y los dardos envenenados del maligno contra mis hermanos. Te adoro, Dios. Levanta al caído, al débil, al triste, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.
INTRODUCCION
Gedeón había juntado unos treinta y dos mil soldados para ir a pelear contra el enemigo, pero Dios le dijo que eran demasiados, y le dejó solamente trescientos hombres. Dios no gana las batallas con una gran multitud sino con personas escogidas. El Señor hace su obra con valientes y gente de fe. Dios necesita gente que se ponga en sus manos y haga su obra, y tomará a aquellos que estén dispuestos a jugar en la cancha.
Muchas personas me dan consejos, diría que me matan a bibliazos, mas yo compartí en las redes, que hay muchos que son expertos en Biblia pero no son expertos en amor. El Señor busca gente llena de su amor; su conquista es la conquista del amor. Nos dice Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Es porque amó, que Él vino a morir en la cruz del calvario por nosotros. La cruz es la consecuencia o el resultado del amor de Dios; la redención del hombre es la consecuencia del amor de Dios por la humanidad. ¡El Señor está enlistando gente para transformar al mundo!
Hay una enseñanza que quiero reiterarte con ciertos matices, y es el hecho de que el hombre fue creado por Dios a su imagen y semejanza, es una creación muy especial. El Señor ordenó que las aguas produjeran y éstas así lo hicieron, también ordenó que produzca la tierra y así fue, pero a la hora de crear al hombre, dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”. Y tomó Dios polvo de la tierra y lo formó, sopló en él aliento de vida y éste vino a ser una vasija de barro con aliento de vida, un cacharro de barro con alma, con mente, voluntad y emociones.
Lo más singular es que hizo de nosotros una vasija o vaso, palabra que utiliza la Biblia con una connotación especial. Las vasijas que se utilizaban en los tiempos bíblicos no eran como los vasos que usamos hoy en día; eran de cerámica. La vasija además, se hace con un propósito y es que sirva para ser llenada de líquido; eran muy usadas en la antigüedad para guardar el aceite, el vino y el agua y Jesús siempre enseñaba usando ejemplos de la vida cotidiana. En la Biblia es muy común ver pasajes que señalan que nosotros somos vasos de barro, eso ya lo hemos visto aunque quiero enfatizar que somos vasijas de barro, o sea, hemos sido creados con el propósito de ser llenos y de que Dios habite en nosotros.
VASIJAS CON PROPÓSITO
Una vasija contiene algún fluido especial sea vino, aceite o agua; la vasija llamada ser humano está hecha para que Dios habite en ella. La Biblia señala que Dios no habita en templos hechos por manos humanas sino que nosotros somos templo de Dios. Cada uno de nosotros somos un lugar en el que el Señor quiere habitar. Entendamos que generalmente se espera que lo que está dentro de la vasija valga mucho más que ésta, si no es así, mejor vendamos las vasijas vacías y no pongamos nada que no sea de valor en ellas. La vasija ha sido diseñada para ser llena.
Si vemos el pasaje de la Biblia que hace referencia a las bodas de Canaán, allí había seis vasijas y en cada una de ellas cabían dos o tres cántaros. Un cántaro tiene aproximadamente treinta y nueve litros o sea que en cada vasija habían ciento diecisiete litros aproximadamente, multiplicado por las seis vasijas daban muchos litros de vino. Hagamos otras cuentas; Jesús no hizo vino de tetrabrik o de cajitas de cartón, sino que hizo del mejor. Yo creo que no hay en el mundo un bodeguero que haya hecho un vino tan bueno como el que hizo Jesús. Cuando el Señor hace algo lo hace bien, es más, lo que Él hace es lo mejor, tanto es así que el maestresala lo probó, lo elogió y preguntó: “¿Por qué han dejado el mejor vino para el final?” El vino que había dentro de esas vasijas no era de lo mejor sino el mejor. Averiguando cuánto vale el vino más caro del mundo descubrimos que una botella cuesta veinte mil euros, supongamos que contiene un litro, o sea que, el vino que había en una sola vasija, ciento diecisiete litros, multiplicado por veinte mil, nos da como resultado dos millones trescientos cuarenta mil euros. Eso es una vasija, la suma total de las vasijas nos da dieciséis millones de euros. Así corroboramos que lo que hay dentro de la vasija vale más que esta misma. También hicimos cálculos acerca del aceite más caro del mundo; un litro cuesta unos mil trescientos veinte euros; una vasija de ciento diecisiete litros, conteniendo el aceite de oliva más caro del mundo, costaría ciento cincuenta y cuatro mil cuatrocientos cuarenta euros. ¡Es dinero!
Este cálculo es al precio de hoy aunque me llama la atención que vale más caro el vino que el aceite. El vino representa la sangre de Cristo; representa el valor que el Señor pagó por nuestra salvación y Dios nos ha hecho como vasijas para que habite en nosotros algo muy importante y mucho más caro que el vino.
Leemos en 2ª Corintios 4: 6 y 7: “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros”.
Recordemos que en el libro de Génesis nos dice que al principio, el universo era un caos, estaba todo oscuro, y Dios dijo: “Sea la luz y fue la luz”. El Dios que ordenó que brillara la luz en medio de la oscuridad, sacó luz de las tinieblas y comenzaron a vislumbrarse los colores, los paisajes y toda la belleza que el Señor había creado. Pero ahora compara ese hecho y dice que Él mismo resplandeció en nuestros corazones. ¡El Señor alumbró nuestros corazones! Jesús declaró: “Yo soy la luz del mundo”.
Cuando el hombre desconoce a Dios y vive en pecado, su corazón está en oscuridad. Recuerdo que cuando era chico y me enseñaron acerca de esto, me mostraban un corazón negro y cuando la sangre de Cristo me limpiaba, el corazón se tornaba blanco. El corazón estaba en oscuridad y no es que resplandeció la luz del sol, la de la luna o de las estrellas, es Él mismo que resplandeció en nuestros corazones. Adentro de la vasija, el Señor alumbró y dice la Biblia: “…para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”.
Hemos nacido para ser una vasija de barro y el apóstol Pablo declaró: “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros”. Si tú brillas, es por la excelencia de la presencia de Dios en tu vida, aunque sigues siendo un cacharro de barro. ¡La gloria de Dios está en ti! Más caro que el vino y el aceite es Dios mismo viviendo y alumbrando para iluminarnos en el conocimiento de su gloria. El Señor quiere llenarlo todo y hacer crecer su reino. ¡No van a frenar el crecimiento del reino de Dios! En dos mil años no han podido parar el evangelio. La revolución más grande que ha habido en el mundo no ha sido mérito de un ejército o de las armas ni de filosofías humanas, tampoco se produjo por la religión; la revolución más grande del mundo ha sido originada por el poder de la sangre de Jesús y su mensaje. El Señor no ha venido a instaurar una religión sino una relación. ¡Él en nosotros! Dios Padre no viene en persona, Cristo no viene en persona; viene el Espíritu Santo a habitar dentro de nosotros y ese tesoro lo tenemos en vaso de barro. Yo soy el vaso de barro, y Él, el tesoro que está adentro de la vasija. ¡Alabo a Dios por este conocimiento!
Hubieron imperios que pretendieron frenar el evangelio, que quisieron detener esta revolución; el primer imperio que se levantó contra el cristianismo fue el romano con todo su poder, con toda su gloria, su orgullo y la capacidad de su ejército; habiendo aplastado naciones en el mundo y todos los ejércitos que se les enfrentaron, sin embargo Roma no pudo vencer al cristianismo. ¡No pudo pararlo! Llevaban a los cristianos al circo romano donde ellos eran el espectáculo ya que los ponían en el medio y los quemaban vivos. Para los romanos era un espectáculo ver cómo los leones devoraban a los cristianos que eran colocados en la arena. La gente enardecida, aplaudía y gritaba. ¡Muy lamentable! Alcoholizadas, las personas pedían más, entonces tomaban a los cristianos y los crucificaban en las cruces, en los caminos. Ellos se escondían en catacumbas, túneles que había debajo de la ciudad, y que se fueron formando porque cuando necesitaban arena cavaban y la sacaban de allí, por lo que la ciudad de Roma, debajo, parecía un queso gruyere lleno de túneles. Una vez que se entraba ahí no se sabía cómo salir. Quien no conocía bien esas catacumbas moría allí adentro y ahí se escondían los cristianos. Cuando tenían que salir porque necesitaban algo, los detectaban enseguida ya que de tanto estar a oscuras su tez se tornaba blanca, entonces los metían en la cárcel y los azotaban. No obstante los creyentes predicaban el evangelio; los que tenían que huir, se iban a otras ciudades y allí también predicaban el evangelio.
DIOS QUIERE PONER SU GLORIA EN TI
En el Antiguo Testamento había un profeta, Habacuc, que se quejaba a Dios por tanta injusticia y porque el mal prosperaba y el Señor le respondió: “Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella….Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar” (Habacuc 2:2 y 14). Hoy estoy predicando acerca de esta profecía de Habacuc y te digo que el Señor mismo vendrá y llenará con su gloria las naciones así como las aguas cubren el mar. ¡Yo creo en lo que Dios dijo! No ha habido evolución política, filosófica ni ninguna otra en el mundo que haya logrado hacer lo que hizo la revolución de Cristo. ¿Y a qué se debe esa revolución? A que Cristo fue la primera vasija de barro en ser llena de la presencia del Padre. No sabemos bien qué pasó durante los treinta años de vida del Señor, los evangelios dicen muy poco acerca de sus vivencias ya que no fue muy trascendente, pero al llegar a la edad de treinta años comenzó su ministerio cuando fue al Rio Jordán para ser bautizado por Juan el bautista, y declara la palabra de Dios que cuando Él salió del agua, el Espíritu de Dios descendió corporalmente sobre el Señor como paloma y fue lleno de la presencia de Dios. A partir de ese momento comenzó su ministerio y en tres años sucedió lo que no sucedió en treinta, y eso que aconteció en tres años perduró en el tiempo. Por motivo de lo que aconteció en esos tres años de ministerio de Jesús, se escribieron cuatro evangelios y después de ello se escribieron los Hechos de los apóstoles, porque ellos continuaron haciendo la obra de Jesús. El Señor fue lleno del poder y de la gloria del Padre, comenzó a predicar el evangelio del reino, las buenas noticias de Dios, sanó a los enfermos, levantó muertos y al momento de ir a la cruz encomendó a sus discípulos a que vayan a todas las naciones para que cuenten lo que Él les había dicho. Y el evangelio se sigue predicando en el mundo aun después de dos mil años. ¿Cómo puede ser esto? La gloria que había en Jesús llenó el corazón de sus discípulos y la que había en ellos llenó la vida de muchos otros, y el evangelio comenzó a avanzar por todos lados y, ¿cuál es el misterio de este milagro? Es que esa gloria de Dios fue puesta en cacharros de barro.
Fui recientemente a una estancia ubicada en el interior del país y el estanciero de ese lugar había construido una capilla en donde colocó una inscripción que decía que entre los oficios, el más antiguo era el del alfarero, que el primer alfarero fue Dios y el primer cacharro fue el hombre. Había dentro del corazón de Dios un proyecto maravilloso y era usar ese cacharro de barro, el hombre que fue hecho del polvo de la tierra. Todo lo que comemos proviene de la tierra, tiene las mismas sustancias y minerales que tiene la tierra. ¡Somos tierra! Y esto es mucho más profundo que decir que somos polvo y al polvo volveremos; somos polvo creado con una inteligencia y sabiduría extraordinaria, pero aun así somos vasos de barro. Y lo importante no es lo que se ve sino lo que Dios pone adentro. El cacharro no vale tanto ya que éste quedará en el cementerio. La vasija es sólo un envase de barro, lo importante es lo que el Señor ha puesto en nosotros y lo que Él nos ha dado es una relación profunda con su Espíritu Santo. De tal manera su Espíritu obra en nosotros que hablamos como Cristo porque el Señor fue ungido con ese Espíritu y nosotros también, así que cuando hablamos no lo hacemos con nuestras palabras sino con las suyas y cuando obramos no hacemos lo que se nos viene en gana, no hacemos obras de hombres sino las obras de Dios. ¡Hablamos y hacemos y pensamos como Cristo! No pensamos como se nos da la gana sino que el Espíritu de Dios que ha sido manifestado en nosotros los creyentes nos inspira.
Dijo Jesús: “…delante de gobernadores y de reyes os llevarán por causa de mí, para testimonio a ellos. Pero cuando os trajeren para entregaros, no os preocupéis por lo que habéis de decir, ni lo penséis, sino lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo” (Mateo 13). Más que gente adoctrinada, Dios necesita personas llenas del Espíritu Santo. Hay mucha gente experta en Biblia pero que no practica el amor, y para Dios lo más importante es amar.
Al ver a las personas que participaron del encuentro, expectantes, escuchando el evangelio, me examinaba a mí mismo y oré: “Señor, si tú hiciste grandes cosas conmigo, ¿qué no harías con diez o con cientos? Tú puedes levantar a alguien que haga diez veces más de lo que yo he hecho, que esté dispuesto a abrir su corazón”. Yo les dije a los que participaron del encuentro que ellos eran hijos espirituales míos y no estaría celoso o envidioso si ellos anhelaban hacer más que lo que yo he hecho hasta ahora. Un padre no debe sentir celos de que su hijo sea mejor que él porque los hijos no están compitiendo sino que son la prolongación de su vida, son su alegría y su orgullo.
Jesús fue lleno del Espíritu Santo y dice Mateo capítulo 4:1: “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo”. El Señor fue ungido por el Espíritu Santo y llevado al desierto para ser tentado y satanás en persona lo tentó y lo puso “contra las cuerdas”. Jesús, después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches sintió hambre. “Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan”.
Si el Señor convertía esas piedras en pan y Él podía hacer lo que quisiera ya que el poder del Padre estaba sobre el Señor, pero si hacía caso a lo que el diablo le decía, entonces lo estaba obedeciendo a él, pero Jesús vino a obedecer sólo a su Padre. La conveniencia no es el camino más corto, no es lo más fácil sino la obediencia a la voluntad del Padre y a su palabra. El Señor fue probado y salió vencedor en todo porque la unción del Espíritu Santo estaba sobre Él. ¡No seas un perdedor! Clama hoy al Señor que el poder de su Espíritu Santo llene tu vida. Tú eres una vasija de barro y no vales nada sin Dios, no hay valor más grande que puedas tener y que el Señor te pueda dar. Pídele que su presencia se manifieste en ti y ya no titubees a la hora de hacer o hablar. Que estés ungido de tal manera que el poder, la gloria y las palabras de Dios fluyan en ti y que hagas la obra de Dios y no las tuyas. Que la gente diga acerca de ti que lo que haces o dices no proviene de ti y se pregunten qué tienes de especial.
Yo he dicho en otra oportunidad que la iglesia en este momento está atravesando por un sacudimiento y está siendo limpiada, y hay gente que se asusta de esto, mas yo hoy te hablo bajo el poder y la unción del Espíritu Santo, depende de ti si lo crees o no. Yo creo que cuando Dios está por manifestar un gran avivamiento el diablo moviliza su ejército para promover un gran sacudón. Gedeón juntó treinta y tres mil soldados para ir a la guerra y Dios le dijo que eran demasiados, no sea que después se jacten y digan que la guerra la vencieron ellos por el gran ejército que eran. Con menos gente el Señor podía trabajar, gente valiente que se pusiera en sus manos. Gedeón entonces, redujo su ejército de treinta y dos mil a diez mil y estaba medio temeroso porque el ejército opositor era numeroso pero Dios le dijo que aún eran muchos y ordenó a Gedeón que llevara al pueblo a las aguas. “Entonces llevó el pueblo a las aguas; y Jehová dijo a Gedeón: Cualquiera que lamiere las aguas con su lengua como lame el perro, a aquél pondrás aparte; asimismo a cualquiera que se doblare sobre sus rodillas para beber. Y fue el número de los que lamieron llevando el agua con la mano a su boca, trescientos hombres; y todo el resto del pueblo se dobló sobre sus rodillas para beber las aguas” (Jueces 7).
El Señor le dijo que iba a usar a quienes tomaran agua como lo hacen los perros. Nueve mil setecientos hombres tomaron agua como cualquier persona normal pero sólo trescientos lo hicieron como Dios dijo y esos eran suficientes para el Señor. ¡Con esos hombres libró una guerra increíble! Dios dividió a esos trescientos en grupos y los colocó alrededor de la ciudad que iban a invadir de noche y usó cántaros o vasijas con fuego adentro. ¡El Señor quiere usar vasijas con fuego adentro! Los hombres habían puesto unas teas encendidas dentro de las vasijas y dada la orden, rompieron las vasijas y el fuego se vio por todas partes, entonces los del ejército enemigo se espantaron y ese día hubo gran victoria sin empuñar una sola arma.
CONCLUSIÓN
Dios no usará a los temerosos, la Biblia señala que los cobardes no entrarán en el reino de los cielos. El Señor necesita gente valiente y valiente es aquel que es ungido con la unción de Dios, porque el poder del Señor viene sobre la persona de tal forma, que ésta enfrenta las circunstancias y sale vencedora. Dios quiere llenar a mujeres y hombre con su gloria; Él quiere poner su riqueza en cacharros de barro. ¿Será éste el día en que dejes que te llene? Tú no ves en tu vida la gloria y el poder de Dios, tus palabras no son palabras de poder ni crees lo que dices. Pídele al Señor que te llene y haga contigo como hizo con Cristo. La única manera que las obras sean eternas es que Dios las haga. Jesús predicó el evangelio del reino por tres años y fue suficiente, el fuego se encendió y hasta hoy no ha parado. ¡Ese fuego está en mí! Tú necesitas ese fuego, si eres de esos que titubean a la hora de obedecer a Dios, si le pones excusas porque tienes otros planes o porque estás cansado. ¿Será este el día en que dejes que Dios haga contigo lo que se propuso cuando te trajo a la tierra?
“Padre, oro por tu pueblo para que sea bendecido y descienda tu gloria sobre ellos. Tú has mandado esta palabra y este desafío. Tú no harás la obra con gente que se cree inteligente y sabia en su propia sabiduría o que cuenta con sus propias fuerzas. Harás una obra poderosa con gente ungida y llena de tu gloria. Queremos tener una riqueza más grande que el vino en nuestras vasijas, Señor, queremos tu gloria. Haz lo que has dicho en tu palabra, que tú alumbraste en la oscuridad de nuestros corazones para mostrarnos la gloria de Jesús. Sopla tu Espíritu Santo sobre tu pueblo y bendice, Dios. Limpia con tu sangre y destruye los pensamientos y las estructuras mentales que se oponen; destruye las maldiciones heredadas que se oponen, también los trabajos de hechicería. Padre, glorifica tu nombre y muestra tu poder en las naciones. ¡Queremos ver tu gloria en Uruguay y en el mundo, Señor! Nadie detendrá el evangelio, sino que crecerá y tu gloria cubrirá la tierra así como las aguas cubren el mar. Atrae a ti a tus escogidos, Padre, te lo pido en el nombre de Jesús y manifiesta tu presencia sobre ellos. Llénalos con tu Espíritu Santo, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.
INTRODUCCIÓN
Respecto a la creación del hombre, encontramos dos relatos en la Biblia; uno se encuentra en Génesis capítulo 1 y el otro en el capítulo 2. Leemos en Génesis 2:7: “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”. En otras versiones declara: “y fue el hombre un alma viviente”. Más adelante, en este mismo capítulo nos relata la Biblia que Dios vio que el hombre estaba solo y eso no era bueno. “Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre”.
Me llama la atención que Dios creó al hombre del polvo de la tierra pero a la mujer la creó de la carne y de los huesos de éste. Notemos aquí que la sustancia del hombre es el polvo de la tierra pero la mujer es la sustancia del hombre. Cuando Adán la vio, declaró: “Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne”. De la Iglesia, la Biblia señala que somos de Jesucristo carne de su carne y huesos de sus huesos; hemos salido también del costado de Jesús, de las costillas perforadas del Señor en la cruz del calvario.
Dios creó al hombre del polvo de la tierra y yo ya he predicado que nosotros somos terrenales o terráqueos porque somos de la tierra. ¿Por qué eres de la tierra? Porque comes frutas, verduras y hortalizas que se cosechan de la tierra, y si comes vaca, esta se alimenta de la tierra. ¡Todo proviene de la tierra! Lo que pasa es que Dios es un gran artista y entonces, de la tierra sacó zanahorias, naranjas, etc. Muchas cosas creó a partir de la tierra pero la mejor creación, es el hombre.
El capítulo 1 del libro de Génesis cuenta día por día todo lo que creó Dios y cada uno culmina diciendo: “Y vio Dios que era bueno”. Al sexto día creó al hombre y a la mujer y cuando hubo finalizado, dice la Biblia: “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera”. Dios le da un lugar de trascendencia a la creación del hombre y lo considera la corona de todo lo que creó. El Señor decidió crearlo pero lo hizo conforme a su imagen y semejanza; puso la imagen del Dios creador, en el hombre, y lo hizo a éste un ser creativo. Los conejos desde su creación hasta hoy en día siguen construyendo su madriguera, las águilas siguen construyendo los mismos nidos, los monos siguen alimentándose de banana y colgándose de los árboles; los animales no han logrado nada más porque no son creativos pero Dios hizo del hombre un ser creativo y nos maravillamos de lo que éste ha hecho sobre la faz de la tierra.
TESORO EN VASOS DE BARRO
Yo quiero defender el valor que tiene el ser humano porque Dios envió a su Hijo a morir en la cruz del calvario para pagar el precio del rescate de los hombres y las mujeres en el mundo. ¡Tú vales mucho para Dios! De hecho, cuando Dios creó al hombre y vio lo que había hecho, declaró que era bueno y bueno en gran manera. Somos polvo pero muy bien hecho; yo me admiro al pensar en el trabajo que realizan mis riñones, el hígado, los pulmones, etc. ¡Qué habilidad la de Dios para sacar de la tierra una obra de arte como lo es el hombre al cual la Biblia llama vasija de barro! En 2ª Corintios 4:7 el apóstol Pablo señaló: “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro…” El tesoro es Cristo y nosotros la vasija de barro. ¡Qué bien hecha está la vasija! El Señor nos dio inteligencia y sabiduría y puso en nosotros sentimientos, ¡qué barro más bien pensado! Tú comes frutas y verduras entre otras cosas y recibes energía a través de lo que comes y así sigues manteniendo tu sistema neurológico fuerte además de otras funciones del cuerpo. ¡Una creación hermosa y bendita! ¡Dios es un gran alfarero! Según la sapiencia popular se dice que Dios fue el primer alfarero y el hombre su primer vasija. ¡Bendito sea Dios!
Algunas mujeres, al ver una vasija de barro, pueden llegar a perderse, abandonando el estudio, la familia, etc. porque se enamoran perdidamente de esa vasija. Es que el hombre es precioso. ¡Tiene un valor extraordinario! Lo mismo sucede con los hombres, al ver una vasija femenina también se vuelven locos y se pierden. Es que las vasijas que Dios creó son una obra de arte maravillosa. Algunos hombres y mujeres dicen que están felices con su cacharro y no los cambian por nada del mundo; es que Dios también puso amor en la vasija. Cuando el hombre pecó, se pervirtió e independizó de Dios y perdió lo mejor de Él; perdió sus virtudes, la verdad se escapó de su interior y comenzó a creer en la mentira. En lugar de darle la gloria a Dios comenzó a darle gloria a la luna, a las estrellas y a toda cosa creada, así el hombre se perdió. Y la vasija se rompió en sus manos.
Leemos en Jeremías 18: 2 al 6: “Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel”. Dios se compara con un alfarero; Jeremías, obedeciendo a su mandato fue a la casa del alfarero y vio cómo trabajaba el barro en la rueda, pero observó también que la vasija se deshizo en sus manos. Mas Dios, que es buen alfarero, toma el mismo barro y hace una vasija como mejor le parece. Otra versión de la Biblia señala que el alfarero hace una vasija mejor a la que se le rompió. Esto ha sido una gran enseñanza para mí y Dios me ha consolado a través de este pasaje porque Él me llevó a mirar, no lo que se está diciendo de mí sino lo que Él está haciendo en medio de su pueblo. La mayoría de nosotros tenemos fotos de cuando éramos pequeños, yo tengo una mía en un triciclo en el patio de mi casa. ¡Era un encanto de niño! El doctor le dijo a mi mamá que nunca había visto un niño tan inteligente como yo. Era una obra de arte que Dios había creado, pero a medida que fui creciendo me fui pudriendo. Tal vez cuando eras pequeño o pequeña eras una criatura linda pero al crecer terminaste haciendo todo lo malo, cosas que nunca hubieras querido hacer o ser. Tal vez llegaste a pensar que ya está, que fracasaste, que no sirves para nada porque le has fallado a Dios. Tal vez llegaste a decir que tu vida ya no tiene sentido, que estás consciente de que Dios existe y ha hecho todo bien pero no sabes por qué te ha tocado ser tan infame y tan cruel; te cuestionas por qué terminaste haciendo lo que no querías hacer al punto de ofender a Dios.
LA HISTORIA DE DIEGO
Quiero compartir unas fotos: no se trata de una chica sino de un muchacho.
¡Una ternura de su abuela! Era una vasija bien hecha hasta que se echó a perder. Diego nos cuenta: “Sólo Dios pudo transformarme en lo que soy ahora, ya no soy lo que aparece en las fotos. En ese entonces tenía muchos aplausos, llenaba teatros, estuve en mil tarimas y boliches e hice muchas giras artísticas”.
“En la foto que dice: “El futuro se construye con amor”. Yo me estaba manifestando contra los pastores evangélicos porque me quería casar con un hombre. Yo integraba la comisión de un colectivo gay en la que era vicepresidente y luchaba porque quería casarme con una persona de mi mismo sexo. Sentía que nadie velaba por mis derechos y quería que mi futuro se construyera con amor. Quiero decirte que el futuro que hoy en día estoy construyendo se está haciendo con amor, con el amor de Dios que todo lo puede, todo lo soporta, todo lo espera. Cuando yo era pequeño, era una vasija de barro muy bien hecha. Mi abuela mi crió y me dio todo. A los doce años sufrí una violación que marcó mi futuro, desde ese entonces decidí que quería estar con hombres. Años más tarde comencé a consumir cocaína lo que me llevó a la perdición, pero un tiempo después encontré los hogares Beraca que hoy están siendo muy cuestionados por gente que realmente no conoce lo que se vive allí. Yo escribí en una nota al respecto diciendo: Hoy la sonrisa de mi madre, los ojos llenos de amor de mi abuela, las palabras de aliento de mi padre, los abrazos de mis hermanos y el amor de mis amigos me hacen entender que la obra de Beraca no fue en vano, que ahí no se paga derecho de piso sino que se vive como hay que vivir. Beraca es lo que uno necesita cuando está solo, cuando no tiene a nadie y necesita amor. Beraca es hacer sentir a la gente que tienen un bastón llamado ONG ESALCU. Beraca es realizar un campamento para más de dos mil jóvenes donde sus vidas son cambiadas y donde se marca el destino de cada uno. Beraca fue y seguirá siendo el verdadero lugar de rehabilitación. ¡A mí me cambió la vida! En un campamento Dios me dio identidad. Yo veía a Menny Escobar y me veía a mí predicando, presentando a mi esposa y a mi familia. Yo he sido homosexual y quiero decirte que si conoces personas homosexuales no tienes que distanciarte de ellos sino predícales del amor de Dios, ese amor que me predicaron a mí y que me permitió cambiar”.
Diego hoy es el tecladista en nuestra iglesia en la ciudad de Maldonado, él es un ejemplo que me lleva a decirle a Dios: “Señor, vale la pena todo esfuerzo y toda inversión”. ¡No importa de qué me acusen! Yo he tomado la determinación de que no voy a parar de hacer la obra que Dios me encomendó. En el libro de Jeremías vemos que el alfarero estaba haciendo una vasija la que se echó a perder en sus manos, entonces el alfarero tomó ese mismo barro (como Diego) e hizo una vasija conforme a su beneplácito. Hoy Diego quiere formar una familia, él quiere tener una esposa e hijos. Dios hace obras extraordinarias y quiere hacerlo también en tu vida.
LA HISTORIA DE GABRIL Y ETELVINA
Dije que Dios me consoló de una manera increíble. Yo estaba en medio de un mar de problemas, la angustia y la tristeza me invadían, aunque no sentía temor sino una paz profunda en mi corazón. Yo tenía ganas de acostarme a dormir pero una pareja de jóvenes me pidió que los casara y fui. El casamiento se realizó en uno de nuestros hogares Beraca a unos kilómetros del centro, en medio del campo, un lugar muy bonito; y le doy gracias a Dios porque el pastor encargado de ese hogar y su esposa lo han arreglado con esmero y cariño. ¡Quisiera que todos los hogares fueran así! Me gustaría tener mejores cosas como colchones y camas, pero aunque no estén en las mejores condiciones, sin embargo son mejores que las veredas duras y frías en las que dormían algunos jóvenes. Está bien que a veces no tenemos la mejor comida, pero aun así consideramos que esa comida, que no sólo consumen los chicos sino también los encargados de los hogares, es mucho mejor que lo que consumían de la basura.
Unos cuantos jueces nos han solicitado que recibamos personas que han estado privadas de su libertad por rapiñas, hurtos, crímenes etc. Cuando leemos el prontuario de esas personas nos da miedo y a esos nenes tenemos que recibirlos en los hogares. Y el juez lo solicita. Supongamos que alguien ha sido condenado con doce años de prisión y pasaron diez, pero como tiene buena conducta el juez propone alguna sentencia alternativa para cumplir los dos años que restan y nos pide que lo recibamos hasta que cumpla su condena en los hogares Beraca. Nosotros accedemos y apenas llegan les preguntamos qué saben hacer a lo que nos responden que no saben nada entonces les enseñamos un oficio.
Esos que nos critican que hacemos trabajar a los jóvenes y no les pagamos sueldo, ¡qué les pague el estado! El Portal Amarillo o esa organización que cobra mil o dos mil dólares, Manantiales. ¡Que ellos les paguen un sueldo! Con tal currículum y esa clase de empleados, yo, jefe de una empresa no los tomaría. Pero nosotros no buscamos empleados y ellos no buscan empleo porque esos jóvenes lo que buscan es amor, afecto, socorro. El setenta por ciento de las personas adictas golpean las puertas de las iglesias y ellos declaran que prefieren acudir a una organización religiosa aunque tengan un colchón precario porque allí los reciben con amor y con abrazos. ¡Allí tienen contención! No andamos buscando empleados sino que estamos socorriendo almas. ¿Qué clase de almas? Las almas que creemos que Dios hace pasar por valles de sombra de muerte para luego llevarlos a ser príncipes del reino de los cielos. ¡Es maravillosa la obra de Dios! El Señor toma una vasija rota y la hace nueva.
La pareja que casé, tuvo un comienzo no muy feliz: La joven conoció a quien hoy es su esposo, cuando fue en busca de droga a una “boca”; ella fue al lugar y le dijo a quien estaba cuidando la puerta: “Decile a tu jefe que necesito droga pero no tengo dinero”. El jefe desde adentro la estaba observando, entonces la invitó a salir con él a lo que ella le dice: “Si hay droga lo que vos quieras”. Esa fue su declaración de amor. Asi se conocieron y desde ese momento comenzaron a vivir un infierno de infidelidad, de prostitución, de consumo y tráfico de drogas, ¡un desastre! Viendo la muerte a cada momento cara a cara e incrédulos de que habría alguna solución para ellos. Estos jóvenes se habían separado y vuelto a juntar, a todo esto habían tenido un hijo de quien se hizo cargo un familiar. Finalmente los dos acudieron a los hogares de Beraca pidiendo socorro; ellos no fueron pidiendo empleo ni sueldo alguno. Hay hogares Beraca de hombres, de mujeres, de madres con hijos. Algunos han salido a decir que nosotros separamos las familias, es que no podemos ingresar una pareja en los hogares, el hombre es alojado en un hogar de hombres y la mujer donde están las mujeres.
A la joven que acabo de mencionar la mandamos a un hogar que queda a quinientos Kilómetros de la capital y él se quedó en un hogar para hombres en las afueras de la capital. Con mucha dificultad el joven se fue recuperando y madurando, el evangelio fue ganando su corazón y llegó a ser la mano derecha del pastor que estaba a su cargo y líder del hogar. En cambio ella retrocedió, se fue del hogar, se comenzó a drogar y a prostituirse nuevamente, más que antes. En la ceremonia de casamiento nos dijo que era tan prostituta que ya ni para eso servía pero un día volvió, se recuperó y se fue de nuevo a lo que hacía. La primera vez que se fue del hogar, su novio Gabril lloró porque él quería formar una familia y que su hijo creciera con papá y mamá, pero ya la segunda vez que se fue, decidió que necesitaba otra mujer, una sierva de Dios, algo que no veía en ella. Pero la joven volvió y nuevamente comenzó a recuperarse aunque después de un tiempo se fue de nuevo. Esta vez estaba convencida que había perdido la oportunidad que Dios le había dado, dejó de creer que algún día iba a ser la esposa de Gabril; ella se veía abajo y a él lo veía inalcanzable. Se fijó entonces en un joven que vivía en uno de los hogares que estaba cerca del suyo a quien veía a su nivel. Cuando le pregunté si realmente amaba a ese muchacho me dijo poco convencida que le gustaba; le pregunté también si amaba a Gabril y me respondió: “No pastor, si yo lo amara no le hubiera hecho lo que le hice”. “¿No crees que Dios puede revertir las cosas? Le insistí. “Y, ya no tengo fe. Él está tan alto y yo acá abajo”. Le dije que yo creía que Gabril era el papá que su hijo necesitaba y que ella era la mamá que el niño necesitaba. La alenté a que si ella se animaba a creer, yo la iba a respaldar, ella sonrió, lloró y me dijo: “¿Usted cree pastor?” “Sí, creo” le afirmé. Ahí se encendió una chispita de esperanza. Nosotros tratábamos de que se vieran, así que la traíamos de Salto para realizar algún trámite en la capital y lo llamábamos a él para que se encontraran y estuvieran unos momentos juntos, también con su hijito. Así se fueron animando hasta que hace poco los casamos. Cuando estuve delante de ellos y los vi llorar, lloré con ellos porque Dios me sacudió y me trajo a memoria la palabra del alfarero que tomó dos vasijas rotas, destruidas, y no tomó barro nuevo sino el mismo que estaba deshecho para hacer unas vasijas nuevas.
CONCLUSIÓN
Desde que fuiste creado estuviste en las manos de Dios, no sé si te has alejado de Él o todavía estás en sus manos, pero tu vasija no glorifica al Señor, tu vida necesita que el alfarero tome ese barro y haga una obra nueva. Tal vez piensas que tu vida no sirve para nada, que has fracasado en todo; tal vez has negado a Dios y pisoteado su gracia pero hoy quieres ponerte en las manos del alfarero y dejar que Él haga una vasija como quiere. Dile: “Señor, yo soy barro y estoy en tus manos”.
“Toma cada vida Señor, tú eres el alfarero y nosotros barro en tus manos. Sea hecha oh Dios tu voluntad en nuestras vidas, venga a nosotros tu reino. Limpia con tu sangre preciosa toda maldad e impedimento. Deshace nuestras maldades delante de ti Señor, perdona nuestras iniquidades, envía tu Espíritu Santo y llena cada vida, Padre. Haz una vasija conforme a tu beneplácito, te lo pido en el nombre de Jesús. Levanta al pobre del muladar, Dios Todopoderoso. Toma este barro. ¡Es increíble lo que tú puedes hacer con nosotros! De la nada puedes hacer todo Padre, en el nombre de Jesús lo declaro y para tu gloria, amén”.
INTRODUCCIÓN
Hoy quiero meditar acerca del propósito de Dios y la redención. Ya he hablado acerca de la caída del hombre; conocemos según la Biblia, que Dios ha hecho los cielos y la tierra y puso a Adán en el jardín del Edén quien tenía una relación perfecta con el Señor hasta el día que pecó. Le llamamos la caída del hombre al momento en que éste desobedece a Dios y decide hacer por su cuenta lo que siente y le parece; en ese momento se sale por voluntad propia de las manos de Dios y de su comunión con el Señor, y no sólo pierde la autoridad que Dios le ha dado para señorear sobre su creación, sino que también queda sometido a otra autoridad; desde ese momento satanás viene a constituirse en príncipe de este mundo y ese título se lo puso Jesús.
Hay una falla por decir así, en lo que la Biblia llama el primer Adán; de Jesús se dice que es el segundo Adán, y entre el primero y el segundo hay un valle que es la caída de hombre. Pero el propósito de Dios al crear el planeta Tierra es uno desde el principio y hasta el final; digamos que su plan es una línea recta y es crear el planeta con un designio especial y eterno, y tiene que ver con el universo, poner también a un ser creado a su imagen y semejanza en poder y autoridad para gobernar, señorear y multiplicarse sobre la faz de la tierra.
Los primeros versículos de la Biblia hablan acerca de esto. Reitero: El propósito de Dios sigue siendo el mismo desde el principio hasta el final, pero en el medio hay un valle que es la caída del hombre. Muchas veces predicamos el evangelio y hablamos acerca de perdón de los pecados y la redención de la humanidad, y esto es sumamente importante, pero es una operación de rescate para que el hombre continúe cumpliendo con los planes de Dios sobre la tierra. O sea que su designio no es la salvación del hombre sino el señorío, el gobierno, el poder y la autoridad de éste. Hay personas a las que una enfermedad, un problema económico y hasta una suegra las vuelve loca. Dios nunca pensó en que el hombre debía ser sometido sino que fuera un ser especial, corona de la creación.
EL HOMBRE: SEMEJANTE A DIOS
La Biblia señala que Dios creó los animales y las plantas ordenándoles que se multipliquen según su género, pero cuando llega al sexto día, momento de la creación del hombre, la Biblia nos muestra que es una creación sumamente especial, distinta al resto; porque cuando Dios declara que va a crear al hombre, eso está en Génesis 1: 26 y 27, declara: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”.
Estos dos versículos nos muestran el propósito de Dios, ¿y qué entendemos por propósito? Esto tiene que ver con una idea, un plan o diseño de Dios. El Señor planifica y determina lo que hace y su propósito es inmutable. Dios es un Dios inmutable e inamovible y su propósito también. Hay detalles en la descripción del capítulo 1 de Génesis. Cuando Dios dice: “Hagamos al hombre conforme a nuestra semejanza”, utiliza aquí el verbo hacer en plural. Los teólogos han entendido que Dios está haciendo alusión al hecho de la existencia de la trinidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Aquí vemos que el Espíritu Santo, la voz de Dios y Jesús están presentes en la creación porque Dios está dialogando con el Hijo y con el Espíritu Santo. Hay un concepto difícil de racionalizar pero tan real que no podemos negar y se trata de que Dios es uno pero también es un Dios en tres personas; es tripartito aunque no podemos hablar de partes de Él porque Jesús es todo Dios, así como el Espíritu Santo y Dios, lo mismo que tú. Tú eres una sola persona que tiene vida biológica, psíquica y espiritual y a veces no sabes discernir entre la vida del alma y la del espíritu, en cambio, aquellos que hemos conocido el evangelio y recibido la luz de Dios, podemos discernir por su palabra lo que es el alma y el espíritu. Tú eres un ser trinitario igual que Dios.
Cuando Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”, hace una alusión especial porque habla de todos los animales, de las plantas y después vuelve y nombra a los animales que se arrastran, esto incluye a la serpiente quien tipifica a satanás y no solo génesis hace alusión de este animal sino también en otras partes de la Biblia habla de la serpiente antigua. Hay también un énfasis especial aquí, en el que Dios dice que por sobre todos los animales, también los que se arrastran y las plantas, creó al hombre a su imagen: “…Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó…”. Notemos que aquí ya no usa el plural como al principio cuando dice: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”. Esto significa semejante, pero no igual; o sea que el hombre va a operar como Dios. No es Dios; no será igual a Él pero va a ser semejante a Dios. Un niño comienza a caminar y dicen que lo hace igual a su abuelo; ese niño no es igual al abuelo pero es semejante a él.
Cuando habla de la imagen del hombre, la Biblia señala que Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó. Ahora, el Padre nos dice: “No se hagan imagen de mí, no se inclinen ante ellas ni me comparen a ninguna imagen”. El primer mandamiento que es: Amarás el Señor tu Dios por sobre todas las cosas, incluye el hecho de que al Señor tu Dios adorarás y a Él sólo servirás; esto significa que sólo delante del Señor te arrodillarás. También dice: “No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso…” Dios el Padre no tiene imagen y algunos lo quieren visualizar; tratan de hacer alguna imagen y ahí surge la idolatría pero el Señor no quiere que se haga imagen alguna de Él. ¿Por qué dice que Dios creó al hombre a su imagen? Lemos en Colosenses 1:15: “Él (Jesús) es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación”. El hombre fue creado a imagen de Dios, fue creado a imagen de Jesús. Tú no puedes visualizar una imagen del Espíritu Santo ni del Padre pero puedes tocar a Jesús. Cuando el Señor estaba en la tierra la gente lo tocaba y comían con Él, etc. Y el apóstol Pablo declaró que Jesús es la imagen del Dios invisible. Si alguien quiere ver a Dios, vea a Jesús. En Juan capítulo 14, versículo 10 y 11 leemos: “Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?…Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí”. O sea que la única imagen que podemos tener de Dios es la de Jesús y no me refiero a un cuadro, a una estatua ni si siquiera a un crucifijo con un Cristo crucificado; me refiero a Jesús mismo. Cuando la Biblia dice que Dios creó al hombre a su imagen, significa que lo creó a la imagen de Jesús, lo hizo como Él.
El nivel de la estatura del hombre que Dios creó es el nivel de la estatura de la segunda persona de la trinidad, al nivel de Cristo. ¡Ese es el lugar que Dios le dio al hombre! No lo hizo como Cristo sino semejante a Él en su imagen porque Jesús existe como hombre en la mente de Dios desde antes de la creación del mundo. Y habiendo tomado satanás potestad del planeta, porque Adán le entregó el territorio que Dios le dio a él para que lo gobernara, Dios manifiesta su propósito inmediatamente y le dice a la serpiente que se arrastra, como podemos ver el Génesis 3:15: “Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”. Yo voy a levantar de la descendencia de la mujer a alguien que te va a pisar la cabeza. Dios le ha dado un lugar al hombre y no ha desistido de darle ese lugar que Él ha determinado, por lo tanto, quien tenía que derrotar a satanás no era Dios sino un hombre y Jesucristo es Dios hecho hombre, nacido de mujer. Es como que Dios nos dijera: “No he desistido de que las cosas sean como las planifiqué desde el principio y así permanecerán hasta el final. He puesto al hombre sobre la tierra y no será satanás y sus demonios los que gobiernen; no será el hombre sin mi quien gobierne sino aquel que es imagen de Dios en la tierra”.
EL PROPÓSITO DE DIOS VA MÁS ALLÁ DE LA SALVACIÓN
Vemos que el propósito de Dios es mucho más grande que la redención del hombre; la salvación es un operativo de rescate del hombre y tiene un objetivo corto. Nosotros creemos que trabajamos para que el hombre sea salvo, predicamos el evangelio para que sus pecados sean perdonados y alcance la salvación, pero Dios no se conforma sólo con el hecho de que sea salvo. Podemos verles la cara a algunos cristianos que se amedrentan cuando viene alguna dificultad y no saben qué hacer con su cónyuge, con sus hijos, con la suegra; no saben qué hacer con los problemas de la vida y se sienten derrotados y oprimidos, cansados y agobiados. ¡Dios no te hizo para eso! ¡El Señor tiene un propósito más alto del que estás viviendo en este momento! Algunos creen que ya está, que Dios los perdonó porque por primera vez sintieron libertad y se conforman con eso; pero los vemos actuar y parecen esclavos de satanás sumidos en sus pecados y pensamientos. Trato todos los días con creyentes que se sienten abatidos por los sentimientos y deseos que tienen; no muestran cara de soldados victoriosos sino más bien de derrotados. Tienen temores, ¡creyentes que duermen con la luz encendida!
No puedes conformar a Dios con el hecho de que te salvó y te redimió. El término redimir significa rescatar; Jesús pagó un precio para rescatarte pero eso no significa sólo el perdón de tus pecados. ¡Dios quiere verte victorioso! ¡Él quiere poner su gloria sobre ti! No serán los ángeles quienes conquisten el planeta Tierra, será el hombre redimido por Dios. Jesucristo es el Unigénito, el único que tiene los genes de Dios hasta que Él murió en la cruz del calvario, y cuando empezaron a nacer en Cristo las personas redimidas por Dios, surgieron hombres y mujeres que poseían los genes de Dios nacidos del Espíritu Santo, entonces Jesús dejó de ser el único Hijo de Dios para pasar a ser el primogénito, o sea, el primero entre muchos hermanos.
El propósito de Dios no es sólo la salvación y no se termina ahí. ¡Su propósito es llevarte a las alturas desde donde el hombre cayó! Desde la caída del hombre el Señor te levanta hasta la altura donde se perdió el poder y el señorío del hombre. Debía ser hombre quien le pisara la cabeza a satanás y venciera el poder del pecado porque el propósito de Dios era entregarle al hombre el planeta Tierra. Por eso, Jesucristo dejó su gloria y su deidad haciéndose como uno de nosotros, un ser débil para enfrentar los poderes de satanás; en el mismo territorio en el que Adán cedió sus derechos, Jesús vino a reclamar esos derechos que Dios le ha dado al hombre. Lucas 4:8 y 9 dice: “Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares”. ¡Satanás quería que Jesús se postrara delante de él y el Señor era quien había venido a pisarle la cabeza! Lo tentó a Jesús para que lo obedeciera; el Señor ayunó por cuarenta días y como tenía hambre el diablo le dijo: “Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan”. Jesús entendió que no debía someterse en nada, Él podía convertir piedras en pan pero no había venido al mundo para someterse y obedecer a un diablo inmundo que Dios ya sentenció que un hombre le iba a pisar la cabeza. ¡Jesús no vino a obedecer a satanás! ¡El Señor vino dispuesto a obedecer en todo al Padre! “Mi comida y mi bebida es que haga la voluntad del Padre”, dijo Jesús. ¡Qué grande es el Señor! Él es nuestro hermano mayor, nuestro salvador y redentor, pero más grande es lo que Dios quiere hacer con cada uno de nosotros. Dios no quiere verte derrotado, tú no has nacido en Cristo para vivir vencido, doblegado e inclinado.
Mi nieta viajaba conmigo en el auto y me dijo que sentía miedo y no recuerdo de qué, pero le dije que ella era una hija de Dios y tenía que enfrentar a satanás y decirle que se vaya. Ella insistía que tenía miedo, y yo le dije: “Vamos a decirle al miedo que se tiene que ir en el nombre de Jesús”. Aún no cumple los cuatro añitos y le hice repetir conmigo: “Temor, te ordeno que te vayas”, y ella sollozando repitió las palabras que le dije. En un momento le hablé: “No Justina, llorando no, repetí de nuevo conmigo”. ¡Al diablo hay que darle órdenes y no llorarle! ¡Hemos sido creados para darle órdenes al diablo en el nombre de Jesús! ¡La Biblia dice que Dios ha puesto a satanás debajo de nuestros pies! El plan de Dios no es sólo salvarte; el plan de Dios es que cuando un demonio te quiera enfrentar termine huyendo, asustado, porque la gloria del Señor está sobre ti. Por ahí mi nieta agarró fuerza, se enojó y ordenó al temor que se fuera. En un momento, me susurra al oído: “Abuelo, se fue el temor”.
Yo me deleito en la palabra de Dios; no he nacido para andar con “cara de rata” ni para arrastrarme. Leemos en Romanos 8:26 al 30: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos. Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó”. ¡Nos llenó de gloria! Es poca cosa para Dios tu salvación, eso es sólo el inicio de grandes cosas. No es suficiente para Dios rescatarte y salvarte; Él quiere revestirte de gloria y poder.
Dice así en el Salmo 8: “¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! Has puesto tu gloria sobre los cielos; de la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, a causa de tus enemigos, para hacer callar al enemigo y al vengativo”. Eso lo experimenté con mi nieta; fíjate que los niños son más capaces para creer que los grandotes. Si Dios puede construir una fortaleza de los labios de los niños que maman, el Señor dice: “Yo con esto destruyo al diablo”.
Continúa diciendo el salmista: “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies. Ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo las bestias del campo, las aves de los cielos y los peces del mar; todo cuanto pasa por los senderos del mar. ¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra!” Aquí se refiere al hombre redimido.
Este Salmo está diciendo que el propósito de Dios permanece a pesar de la caída del hombre y lo que Él planificó será así como lo pensó. Todo lo que Dios se propuso con Adán llegó a culminarse en Jesucristo. El apóstol Pablo se refiere al Señor como el segundo Adán. Leemos en 1ª Corintios 15: “Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual. El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales”. Los hombres que hemos nacido en el planeta Tierra seguimos la imagen del que pecó y somos pecadores; tal cual el Adán que pecó, somos nosotros sus descendientes, pero tal cual el Adán que venció que es el verdadero, el que Dios estableció que tenía la victoria y el trono, ese es Jesús, tal cual el celestial, el Adán del cielo, así también el resto de los que creen en Él y le aman. Hemos sido llamados para mostrar la imagen de Jesús y para ser como Él es. Esto de que llegamos a señorear sobre las obras de Dios tiene que ver con nuestra unidad, nuestra comunión, nuestra identidad e identificación con Jesucristo. Cuando llegamos a ser parte de Jesús, somos parte de su victoria. ¡Somos vencedores juntamente con Él! Jesús es el primero, el que entró, el que venció el pecado y la muerte; pero detrás de él viene su cuerpo porque Él es la cabeza. ¡La iglesia va detrás de Jesús y es vencedora como Él es! La iglesia no es aparte de Jesús sino su cuerpo. ¡Somos el cuerpo de Jesús!
“Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante”. El significado de Adán es “hecho de la tierra”, y el segundo Adán significa lo mismo; el hombre debía vencer en la tierra, hecho del polvo, por eso Jesús nació de una mujer. Notemos que el Salmo 8 señala que Dios hizo al hombre un poco menor que los ángeles pero le ha dado autoridad sobre los ángeles caídos y los ha puesto bajo sus pies. Quiero hacer un énfasis especial acerca del poder y la gloria de Jesús. Estas dos cosas nos identifican con Cristo; así como el Señor es la imagen del Dios invisible, nosotros somos la imagen de Jesús. La Biblia lo afirma en Efesios 4:13: “… hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. El Espíritu Santo trabaja para que tú llegues a la medida de la estatura de la plenitud del Señor. ¡Cristo la plenitud del Padre! ¡Tú la plenitud de Cristo! ¡No te conformes con menos! En Juan 17 Jesús ora al Padre: “La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno”. No fue una medida de la gloria ni una semejanza es la misma gloria que el Padre le dio a Jesús. En el mismo capítulo Jesús ora: “Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese”. Padre, devuélveme la gloria que tuve contigo desde antes de la fundación del mundo. Jesús estaba antes de la fundación del mundo en este nivel de gloria y desciende a la tierra tomando forma de siervo, haciéndose obediente, hasta la muerte y muerte de cruz y viene a hacer la voluntad del Padre. Y por cuanto fue obediente hasta la muerte aceptando cargar sobre su cuerpo nuestros pecados, “…Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:9 al 11). ¡Dios puso a Jesús por sobre todas las cosas! Jesús baja como un hombre y sube nuevamente para estar con la misma gloria que Dios le dio. El Señor había dejado su gloria, pero su gloria brilló cada vez más hasta que se sentó a la diestra del Padre reinando con poder y a Él le ha sido dada la autoridad. ¿Qué ora Jesús? “La gloria que tú me has dado yo les he dado”.
CONCLUSIÓN
¡Tú no eres una serpiente que se arrastra ni un vil gusano! “Gloria” significa fulgor y Jesús te dice: “Yo te he dado gloria para que brilles y no es la de algún ángel o arcángel. Te di mi gloria”. Te hablé de gloria y de poder. Dijo Jesús: “…pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8). Hablo del mismo poder que operó en Jesús, Él fue revestido de poder por el Espíritu Santo. El poder no estaba en Él sino que vino sobre Él por cuanto permaneció en la obediencia y la voluntad del Padre, ese poder y el revestimiento del Espíritu Santo permaneció sobre Jesús. Cuando declaró: “recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo”, quiso decir: “Ustedes van a recibir el mismo poder que han visto en mi. Van a hacer las obras que yo he hecho y aún mayores porque yo voy al Padre pero vendrá sobre ustedes el Espíritu Santo, el Espíritu que vino sobre mí”. ¡Ese es el propósito de Dios sobre tu vida! ¡Gloria y poder!
“Gracias Padre, que me salvaste y me perdonaste pero aquí estoy como un vil gusano. ¡Mira lo que me pasa! ¡Mira lo que me ha dicho mi padre! ¡Mira lo que me hizo mi esposo!” Dios quiere ver su gloria y su poder en ti; su poder y su gloria quieren ser derramado sobre ti. No es que Dios quiere salvarte para que tú vivas tranquilo o tranquila; Él te ha rescatado y te ha perdonado, si es que lo ha hecho para incluirte en el ejército de gente que hace las obras de Jesús. No le sirves a Dios solamente rescatado; le sirves cuando cumples su propósito y el propósito de Dios es que su gloria brille sobre ti al punto que lleguen a decir: “¿Qué tiene este hombre, qué poder de mueve en él? ¿Qué tiene esta mujer, qué poder se mueve en ella?”
El Señor necesita gente llena de su poder y de su gloria. Cuando les ves la cara a algunos, no te dan ganas de creer en Dios. ¿Por qué tu Dios permite que tengas esa cara de amargada, de impotencia y soledad? ¿No es que tu Dios es bueno? ¿Por qué esa falta de fuerza y de valor? Dios quiere llenarte, que hoy sea un pentecostés en tu vida y descienda el Espíritu Santo como lo hizo la primera vez, y la gloria de Dios sea vista sobre tu vida. Oro al Padre que tu debilidad sea cambiada en fortaleza, que ese vacío interior sea lleno por el Espíritu Santo. El Señor te dice: “No me conforma tu vida porque tu vida no brilla para mí. No me conforma tu vida porque no se ve mi poder en ti. Déjame que te llene y te revista. Deja que mi fuego descienda sobre ti”.
INTRODUCCIÓN
El capítulo 54 del libro de Isaías es un poema de amor de Dios hacia Jerusalén, la cual había sido destruida y los hijos de Israel fueron llevados cautivos a Babilonia. Nabucodonosor fue el causante de la destrucción de la ciudad y el templo. Israel había recibido su merecido juicio por haber ignorado a Dios, por haber cometido injusticias delante del Señor y haberse olvidado de Él. La ira e indignación de Dios llevan al juicio, que permite que Nabucodonosor destruya la ciudad de Jerusalén, ciudad que tenía posiblemente el templo más importante y valioso en el mundo de aquel entonces, la ciudad y el templo que Dios había elegido para poner allí su nombre y su trono en su segunda venida.
Hay mucho dolor, el pueblo está cautivo, pero en medio del sufrimiento y la cautividad, Dios le dice a su pueblo: “Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado”. Aquí Dios le dice: “Yo soy el que te entregó en cautividad, pero soy tu Redentor”. El que redime es el que rescata, el que paga el precio del rescate. Por eso digo que esto es como una especie de poema de amor de Dios por Jerusalén. El Señor permite a veces que caigamos en su juicio o en situaciones conflictivas grandes por causa de nuestra falta de amor hacia Él y a sus cosas. Hay sólo dos motivos para que la ira de Dios venga y tienen que ver con violar su voluntad y afrentar su propósito; esos dos motivos se refieren a las dos leyes que ya conocemos.
AMARÁS A JEHOVÁ TU DIOS
Una de ella es: “…Amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas…A Jehová tu Dios temerás, y a él solo servirás…” (Deuteronomio 6: 5 y 13).
No servirás a otros dioses; este es el primer motivo por el cual Dios acusó a Israel de idolatría, esto significa, la búsqueda de otros poderes, de otros dioses y de protección fuera de Dios y se traduce en la Biblia como adulterio o infidelidad a Dios. En este sentido, hay cristianos que no tienen mucho cuidado, ya que se puede transformar en idolatría cualquier cosa que ame más y ponga en primer lugar.
Una mujer me comentó que se casó con un hombre incrédulo, el cual le fue infiel, por lo que su matrimonio resultó un desastre. Ella amaba a Dios pero amaba profundamente a su esposo y comenzó a alejarse del Señor. Su esposo recapacitó, le pidió perdón y ella lo perdonó pero a todo esto dejó de asistir a la iglesia y sufría porque le iba muy mal en su matrimonio, entonces me confesó que había puesto en primer lugar a su esposo antes que a Dios. ¡Eso se llama idolatría! Si tú pones en primer lugar cualquier cosa que te impida amar y servir a Dios con todo tu corazón, es idolatría. Tal vez confías en que una cintita colorada te protege contra la envidia. Si yo fuera Dios, te diría: “Vienes a buscar mi favor y confías en una cinta colorada. ¿Me comparas con una cinta colorada? ¡Anda que te cure Lola y te ayude la cinta colorada!”
Nosotros no nos damos cuenta que ofendemos a Dios. Por ahí hay una iglesia que le vende a sus fieles, jabones, les dicen que pongan un vaso de agua arriba del televisor, les venden astillas de la cruz de Cristo y agua del Jordán entre otras cosas; y la gente se prostituye creyendo que esas cosas les va a hacer bien; creen que el jabón los limpia pero es la sangre de Cristo la que te puede limpiar y nada más. Una mujer se había endurecido contra Dios y se apartó de la iglesia, ella no conseguía empleo pero justo le había salido para trabajar en una empresa en la que la gente llama por teléfono a unas líneas especiales para consultar el tarot. Esa mujer atendía el teléfono y tenía una lista de respuestas predeterminadas para las consultas que la gente le hacía. El anuncio decía que marcando un determinado número hablas con un mentalista o algo así pero esa persona no estaba sino que atendía la mujer que era una empleada y usaba una lista de respuestas que le habían dado y que ella daba a la gente. Esa mujer cristiana, aunque se había apartado, engañaba a las personas; lo peor es que cuando entró en razón y se arrepintió volviendo al camino del Señor, me contó que era mucha la cantidad de creyentes que consultaban esas porquerías. ¡Eso es idolatría!
Tú tienes que asegurarte que amas a Dios y que nada te alejará de su camino; que no te aleje un novio o una novia, ni un empleo, ni siquiera eso que le has pedido al Señor pero que Él no te dio. ¡Que nada te aleje de Dios! El Señor conoce tu corazón mejor que nadie y sabe que si te niega algo por un tiempo, tú te enojarás y perderás tu amistad con Él aún antes de que eso suceda. El Señor te conoce desde que naciste y hasta que te mueras, Él conoce todos tus días, tus dichos y tus pensamientos. El salmista declaró: “Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda” (Salmo 139:4). A esas personas que dicen que le han pedido a Dios pero Él no les contestó yo les digo que el Señor no les dio nada porque conoce su corazón falluto.
La idolatría es la adoración a falsos dioses. Una mujer que dio su testimonio para nuestro programa de televisión contó que toda su vida había dependido de la adivinación para tomar decisiones; eso lo había aprendido de su madre ya que la llevaba desde pequeña a ciertos lugares, entonces de grande ya iba sola a que le tiraran las cartas, los buzios, a que le leyeran la borra de café, etc. Esta mujer no salía de su casa sin consultar el horóscopo y no uno solo sino varios, como el chino, el maya, los signos del zodiaco, etc. ¡Consultaba a los astros para que la guiaran! Entonces ella ordenaba su vida de acuerdo a lo que le salía en el horóscopo o en lo que le decían los adivinos. Un día comenzó una relación con un hombre y quería saber si debía casarse con él o no, entonces fue a que le tiraran las cartas y le dijeron que se casaría con ese hombre pero su matrimonio iba a durar poco y eso la condicionó; salió de ahí decidida a casarse pero también a que su matrimonio en algún momento se terminaría. Se casó, ella reconoce que ese hombre era muy bueno pero cada vez que discutían pensaba en lo que le habían dicho. La mujer estaba condicionada por lo que le salió en las cartas y por las palabras de la adivina; cada vez que había una discusión pensaba que se terminaba todo hasta que le comenzó a decir al esposo que en cualquier momento se iban a separar. Su matrimonio duró cuatro años, ella se divorció y entonces le dio la razón a la que le había tirado las cartas. ¿Entiendes el grado de estupidez? ¡Ella misma había condicionado su conducta por haber creído en lo que una adivina le dijo! Yo le pregunté si su esposo era malo pero me dijo que era muy bueno, le pregunté también qué pensaba su familia y sus amistades al respecto y me respondió que se preguntaban por qué iba a dejar al flaco que era tan bueno. El hombre era bueno pero las cartas habían declarado que su matrimonio tenía que durar poco. ¡Esto es una práctica infame! Y no le tiraban las cartas gratis; cada vez que iba, pagaba una buena suma de dinero, pero ella vivía en un grado de ansiedad, de temor e inseguridad que no podía dar un paso si no recibía dirección de las cartas o el horóscopo.
Un día llegaron de México unos amigos que le propusieron irse con ellos a trabajar allá ya que tenían pensado abrir un negocio y la invitaron a la mujer. Ella tenía un buen trabajo y dinero ahorrado para comprarse una casa pero ante la duda acerca de ese viaje consultó un adivino para saber si tenía que viajar a México o no y esa persona le dijo que no solamente iba a ir a México sino que también iba a encontrar allá al amor de su vida. La mujer dijo: “¡Ya está, me lo dijo la adivina!” Sus amigos la llamaron para decirle que no había salido el negocio porque faltaban asuntos que arreglar y le dijeron que no viajara todavía y que le avisarían cuando estuviera todo listo, pero ella ya había pedido seis meses de licencia en su trabajo, sacó el dinero que tenía ahorrado y como las cartas le habían dado el visto bueno y la habilitaron, se fue a México a vivir con sus amigos. Allí pasó seis meses, pero lo único que logró fue gastarse todos sus ahorros y para colmo no encontró al amor de su vida, entonces se volvió con una mano atrás y otra adelante. ¡Menos mal que no perdió su trabajo aquí! Yo le pregunté: “¿Te has dado cuenta lo estúpido que es confiar en la adivinación?” Pero ella me respondió: “No, no, la mentalidad es así: si usted va a un adivino y esa adivinación sale mal, el tonto es el adivino pero no la adivinación, entonces me tengo que buscar otra persona que acierte”. No le echaba la culpa a la adivinación sino que creía que el adivino no servía y como siempre hay alguien que te dice: “Sabes que conozco a alguien que te puede ayudar”. Y la persona va de adivino en adivino a ver cuál es el que mejor acierta.
Dios no usa la adivinación, Él usa la revelación. Esta mujer vivía de la idolatría y de confiar en cosas que no debía. A veces los cristianos endiosan a sus pastores y pierden su relación con Dios. ¡Tú debes tener una relación genuina con el Señor! El pastor está para ayudarte y aconsejarte pero no reemplaza a Dios.
Una joven asistía a una iglesia en la que se sentía segura y la iglesia se vino abajo pero ese era el único lugar donde había encontrado seguridad, entonces se vino a nuestra iglesia en donde se sentía insegura. ¿En quién confiaba la joven? ¿En Dios o en la iglesia? Su fortaleza no estaba en Dios. Quiero decir con esto que hay cristianos que endiosan la iglesia. ¡Cuidado con la idolatría! Hay cristianos que confían más en la palabra de un médico que en lo que Dios dice, y eso también es idolatría. No te desanimes cuando el doctor te diga que ya no hay nada que hacer, porque todavía la palabra de Dios sigue declarando que el Señor es tu sanador. ¡Él es que sana todas tus dolencias! Tu fe en Dios produce esperanza y confianza. Hasta la muerte seguiré confesando que mi confianza no está en los médicos y no estoy en contra de ellos pero ellos hablan de lo que saben y han aprendido en la universidad y no conocen el poder de la palabra de Dios. La Biblia declara en el Salmo 103 que Dios es el que sana todas tus dolencias. Ni siquiera un cáncer terminal tiene que hacer que tu ánimo decaiga, tu confianza tiene que estar puesta en la palabra de Dios. Quien realmente ama a Dios y confía en Él cree lo que el Señor dice y se aferra a su palabra.
Israel había sido llevado cautivo por causa de dos detallitos y acabamos de ver. Dije que nosotros violamos la justicia de Dios cuando trasgredimos uno de sus mandamientos y sus mandamientos son dos, en los cuales se resumen todos los mandamientos. Acabamos de ver lo que es violar uno de ellos, “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón”, Él tiene que ser el primero en nuestras vidas sí o sí. La mujer que he mencionado anteriormente me dijo que ella había sido infiel a Dios por amor a su marido lo que provocó que se enfriara y se apartara de la congregación, pero al final su marido le falló y se fue con otra aunque volvió arrepentido y ella lo perdonó pero ya había perdido su relación con Dios.
AMARÁS A TU PRÓJIMO
Veamos el mandamiento número dos; la ira de Dios se manifiesta porque dice, el pueblo todo y los gobernantes del pueblo no han hecho justicia. ¿Qué es para Dios hacer justicia? Es cuidar de la viuda, del huérfano, del pobre y el desamparado; que al que tiene sed le demos de beber, que al hambriento le demos de comer y a aquel que necesita ser cubierto lo cubramos de su desnudez. Eso es amar al prójimo y hacer justicia. ¡No es muy complicado! Dios no te manda a amar a los que te aman, el Señor te manda a amar a todos; te manda a amar a los que te desagradan y orar por tus enemigos. Es más, dice la Biblia en Romanos 12:20: “Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber…” Porque el mandamiento de Dios es amar por sobre todas las cosas, amar por sobre uno mismo, al prójimo.
Dios se constituye en tu protector cuando tú te constituyes en protector de tu prójimo. Entras en un estado de protección divino cuando tomas en serio el segundo mandamiento. El Señor permitió que Nabucodonosor destruya Israel, su pueblo escogido y el templo donde Él ha puesto su nombre porque el pueblo había practicado la idolatría y no le había obedecido en cuanto amar al prójimo. La justicia no tiene otro objetivo más que hacerle bien al prójimo. Si yo no le hago bien al prójimo, directamente estoy en contra de la ley de Dios y su ira viene sobre mí. Tú dirás: “¿Por tan poca cosa?” ¿Te parece poca cosa violar los dos mandamientos más importantes de Dios, lo que nos ha legado? Si cumplimos, Él nos promete que nos irá bien, nos bendecirá, nos multiplicará, bendecirá nuestra descendencia, visitará la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación pero hará misericordia a millares de los que le aman y guardan sus mandamientos. ¡No es tan complicado!
No obstante quiero hablarte acerca de la misericordia de Dios. A ese pueblo que ha violado su ley, le dice: “No temas, pues no serás confundida; y no te avergüences, porque no serás afrentada, sino que te olvidarás de la vergüenza de tu juventud, y de la afrenta de tu viudez no tendrás más memoria” (Isaías 54:4). Cuando te alejaste de Dios quedaste viuda y sin esposo pero no temas porque yo sigo siendo tu esposo. Tú me diste carta de divorcio pero aún soy tu esposo y tendré misericordia de ti. Continúa diciendo Isaías 54: “Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado. Porque como a mujer abandonada y triste de espíritu te llamó Jehová, y como a la esposa de la juventud que es repudiada, dijo el Dios tuyo. Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias. Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo Jehová tú Redentor”.
El castigo de Dios tiene un propósito redentor; no significa que ha cortado contigo sino que cuando has caído en el quebranto, en esa condición, tu corazón se “amansa”. En el quebranto se amansa el corazón del hombre y Dios dice: “Cuando esté quebrantado, me va a escuchar”. Dios puede extender su gracia y su misericordia cuando la persona está humillada. “Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”, declaró el salmista en el Salmo 51:17. O sea que hay un propósito redentor y mientras Israel está en la cautividad sufriendo, Dios le escribe una carta de amor diciéndole: “Yo te voy a buscar y te voy a restaurar”. El problema es que hay personas que creen que ya no tienen chance con Dios porque le han fallado mucho y no podrán alcanzar su favor nunca. Y es que no hay nadie que pueda alcanzar el favor de Dios. Pero es su favor el que te está alcanzando a ti en esta hora. ¡Es el Señor que te habla! No es que tu accedes a la misericordia de Dios sino que su misericordia viene a ti en donde estés y lo que más le gusta al Señor es rescatar al que peor esté. Dijo Jesús: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10). ¡Jesús vino a rescatar lo vil y menospreciado! “Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias. Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo Jehová tu Redentor”. El Señor te lo dice a ti en esta hora. “Porque los montes se moverán, y los collados temblarán, pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti”.
Hemos filmado un programa de televisión donde una joven cuenta su testimonio y ella nos dice que fue abusada cuando tenía siete años y desde entonces se volvió adicta al sexo. Siendo tan pequeña, a los doce años ya se prostituía, pero también, años antes, había comenzado a drogarse. ¡Su vida era un espanto! Ella no conocía a Dios pero sabía que no era correcto lo que hacía y había hecho mucho mal. Había estado con tantos hombres y llegó a pensar que no era digna de que nadie la ame. Quedó embarazada pero se practicó un aborto y siguió su vida alocada drogándose cada día y entregándose a cualquiera por unos pesos para poder comprar droga. Un día fue a una boca de droga y le dijo al que estaba a la puerta que tenía sólo unas monedas y no le alcanzaba para comprarla y le pidió que hablara con su jefe para que le vendiera igual. El jefe que la estaba observando desde adentro le preguntó si quería salir con él, y ella le respondió: “Si hay droga salgo contigo”. Comenzaron una relación con ese hombre y compartieron muchos años de adicciones y locuras. El muchacho no le contó que años atrás había conocido el evangelio y que estuvo viviendo en los hogares de Beraca pero que luego se fue de allí y se dedicó a comercializar droga. Ella lo supo cuando les tocó enfrentar una crisis tan grande en la que no veían salida, entonces el joven le contó acerca de su experiencia en el hogar y la invitó a ir con él a pedir ayuda. La muchacha había quedado embarazada y se drogó hasta dos días antes del parto; los médicos le aconsejaron que abortara porque su hijo iba a nacer con problemas, pero el muchacho no quería que abortara y resultó que la criatura nació en perfectas condiciones. Ellos, con el deseo de ser buenos padres y que a su hijo no le vaya mal se acercaron a nosotros, entonces el hombre se fue a vivir a un hogar y ella con su hijito a otro que quedaba a quinientos kilómetros. Él comenzó a cambiar, se involucró en el evangelio y creció como líder en el hogar donde estaba, pero ella no se adaptó y volvió a sus andanzas. La meta era que los dos iban a cambiar de vida y que iban a poder criar a su hijo que estaba siendo cuidado por unos parientes. La muchacha se fue pero volvió al hogar y nos contó que su vida fue peor que antes, tanto, que llegó a asquearse de ella misma; cuando regresó la recibimos movidos a misericordia.
Hubo una época en la que yo creía que el que le fallaba a Dios no merecía nada porque había pisoteado la sangre de Cristo y ya no iba a poder servir; yo era muy justiciero, pero vi cómo Dios levantó a cada uno de pastor cuando habían caído una y otra vez y me di cuenta que Dios es más bueno que yo. Descubrí que el Señor era mucho más misericordioso de lo que yo creía y que no podía sentenciar a nadie diciéndole que estaba maldito y que ya no había esperanza para esa persona. ¿Quién puede declarar semejante cosa cuando el Espíritu Santo anda en la búsqueda de aquel que está quebrantado y arrepentido para levantarlo y bendecirlo? La joven se fue tres veces pero volvió, y a la última vez volvió desesperanzada. Su anhelo era que Dios la ayudara pero no tenía esperanza de ser una buena cristiana, sierva de Dios. En cambio, el muchacho ya era líder de la iglesia y había unas cuantas chicas poniéndole el ojo, pero ella seguía creyendo que no tenía oportunidad con él. Si bien ella comenzó a afirmarse en el evangelio y a madurar, en el medio estaba el nene que supuestamente se iba a quedar con el papá. La joven comenzó a mirar otro muchacho que estuviera a su altura, porque al papá de su hijo lo veía inalcanzable.
Cuando viajé a donde ella estaba le pregunté si amaba a ese joven y me dijo que creía que sí, le volví a preguntar en qué iba a quedar la relación con el papá de su hijo a lo que me respondió: “Yo he fallado tantas veces y he hecho todo mal y no creo que él sea para mí; aunque también creo que no lo amo porque si lo amara no le hubiera hecho todo lo que le hice”. Yo seguí hablando con ella hasta que me confesó que lo amaba, pero no se sentía digna de ser su esposa porque él era un siervo de Dios y a ella le faltaba mucho. Yo le dije que no había mejor madre para su hijo que ella y no había mejor padre que ese muchacho y le prometí que la iba a respaldar y creía que Dios la iba a levantar. Ella suspiró… Cuando le pregunté al muchacho qué pasaba en su corazón con respecto a la joven, me dijo: “No sé qué hacer porque yo quiero una sierva de Dios y creo que con ella no va la cosa, pero que sea lo que Dios quiera”. “¿La amas?” le pregunté. “La verdad es que sí la amo”. Él comenzó a orar por ella y la joven oraba por él.
Este muchacho en poco tiempo será levantado como pastor y próximamente se van a casar. No hace muchos días le pregunté a la joven: “¿Qué pensas de todo esto?” Y ella me dijo: “¡Que la misericordia de Dios es muy grande!” Ella dijo para el programa de televisión: “Yo no valía nada. Cientos de hombres han pasado por mí pero el evangelio me trajo esperanza y el Señor perdonó mis pecados”. ¡Hoy es una mujer de Dios, como si nunca hubiera vivido lo que vivió! La misericordia de Dios hace posible esas cosas que ni te imaginas que pudieran suceder. ¿Puede una persona mala transformarse en una persona buena? ¡Claro que sí! Es el amor de Dios y su misericordia lo que atrae a un gran pecador a los brazos de Cristo y aquel que se pone en los brazos del Señor es transformado. El que está en Cristo es una nueva criatura, las cosas viejas pasaron y he aquí todas son hechas nuevas. ¿Qué te impide creer que el favor de Dios está extendido sobre ti hoy? ¿Qué es lo que te hace dudar que Dios te ama y te quiere usar? Hasta puede ser la opinión de algún pastor. Hablé con una mujer a la que una pastora prácticamente la maldijo y le echó de la iglesia por haber confesado que le gustaba un joven católico. A veces, los líderes de la iglesia tenemos poca misericordia de algunas personas y los pastores nos encontramos faltos de misericordia pero estamos aprendiendo de Dios a ser misericordiosos como lo es Él. La mujer vino a refugiarse a nuestra iglesia y a pesar de que le caemos bien, ella siente una gran culpa porque creyó lo que esa pastora le dijo. Ella ni se había puesto de novia con ese joven católico y mucho menos se había acostado con él porque decía que amaba a Dios y no lo iba a cambiar por nadie. Muchas veces hay falta de misericordia en los púlpitos y en los hogares, cuando un padre o una madre les dice a su hijo: “¡Estúpido, eres un inútil! ¡Nunca vas a llegar a nada!” ¡Padres faltos de misericordia!
CONCLUSIÓN
Todos queremos el favor y la misericordia de Dios y yo te voy a dar una clave. Jesús dijo: “Bienaventurados los misericordiosos; porque ellos alcanzarán misericordia” (Mateo 5:7). La misericordia de Dios es para aquellos que aman al prójimo. Tú no estás desahuciado de parte de Dios. Al finalizar el culto salí a la calle y me estaba esperando un hombre que me dijo: “¿Se acuerda de mí? Vengo a despedirme porque ya no tengo solución. Perdí las esperanzas; llevo muchos años y no he cambiado, sigo siendo el mismo”. Lo peor que puedes hacer si eres como esa persona, es dejar de creer en Dios. ¿A dónde vas ir? ¿Dónde encontrarás paz y bendición? ¿En qué lugar hallarás misericordia?
¡Tú necesitas la misericordia de Dios! ¿Reconoces que no le has puesto en primer lugar? Decide hoy ponerlo en primer lugar antes que todas las cosas. Dile: “Yo te he fallado pero creo en tu misericordia y en tu gran amor por mí. Sé que nadie merece misericordia pero creo que está extendida para los que te hemos fallado Señor. ¡Yo te necesito Dios! Perdona mis pecados y mi maldad; vuelve mi corazón hacia ti Dios”.
“Oro que tu Espíritu Santo toque las vidas que han sido marcadas por ti, Padre para ser alcanzados con tu misericordia en este día. Al que no puede creer, quítale la inseguridad y dale fe y esperanza. Dios del cielo, glorifica tu nombre y llena el vacío que hay en los corazones. Sopla tu Espíritu, convence ahora los corazones de quienes han pecado y a quienes el diablo les ha hecho creer que ya no hay esperanza en ti. Dale vida al que está muerto y esperanza al que está perdido te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.
En varias oportunidades he tocado el tema de las emociones tóxicas y digo que son tóxicas en todo el sentido de la palabra, porque enferman el organismo y producen reacciones químicas dentro de nuestro cuerpo, envenenándolo y enfermándolo. Una definición de emoción señala que “es una alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa”. Cuando dice que es una alteración del ánimo significa que es una alteración del alma; el alma es el centro de la mente, la voluntad y las emociones, entonces, estas tres áreas son alteradas. ¡Si te das un martillazo en un dedo no te dan ganas de reír! Las emociones están sujetas a circunstancias, así que el alma que no conoce de Dios, que no conoce su palabra y no se afirma en ella está sujeta a esas circunstancias que generan emociones, entonces, si tienes fe en la palabra de Dios vives en una dimensión, en cambio si no conoces la palabra de Dios o ésta no te viene a la memoria en el momento que te sucede algo y no ejerces fe en ella, vives lo mismo pero en otra dimensión.
Debemos entrar en un estado del corazón, de fe, confianza y esperanza. El mundo entero está en tinieblas, bajo el poder del maligno, el príncipe de las potestades del aire. Vivimos rodeados de oscuridad, por lo que no es confiable lo que vemos ni lo que entendemos, por lo tanto, debemos volver una y otra vez a enfatizar la importancia de la fe: La fe nos permite ver la luz, nos ayuda a bucear en un mar de oscuridad. Tenemos que aprender a mirar como mira Dios, porque las cosas no son como tú las ves. Algunos me dicen que lo que sienten es muy real y yo te digo que las cosas no son como tú las sientes. La realidad no es lo que veo ni lo que siento, por lo tanto tengo que aprender a leer mis circunstancias bajo la lupa de Dios ya que el Señor tiene un propósito en cada una de ellas y la fe es la lupa con la que puedo ver bien qué sucede detrás de las circunstancias y cuál es el propósito de Dios por medio de ellas.
Existe una relación significativa entre la bendición y la matemática de Dios. La matemática de Dios no es como la nuestra, ya que para Él poco es mucho, y eso lo puedes descubrir en los evangelios cuando Jesús con sólo cinco peces alimentó a cinco mil personas, y nada es todo; si lees el libro de Génesis notarás que de la nada, de lo que no se veía, el Señor hizo todo lo que se ve. Así que según las matemáticas de Dios, poco es mucho y nada es todo. “…Mas bienaventurado es dar que recibir”, dijo Jesús, además agregó que cuando nosotros damos se nos devolvería con medida buena, apretada y remecida. En la antigüedad se pesaban los granos en unos canastos; algunos no eran buenos ya que no daban una buena medida, así que por más que se llenaran, pesaban menos que la medida exacta que debían tener. Es por eso que a los canastos bien hechos se les llamaba medida buena. Apretada se refiere a cuando se sacude el canasto y los granos se acomodan, llenando los espacios, entonces se puede volver a echar más granos. Jesús dijo que si dábamos, se nos devolvería con medida buena, apretada y remecida.
Hoy tenemos que meditar acerca de la muerte y la resurrección de nuestro Señor Jesucristo, reconociendo que no es más importante la muerte, ni más importante la resurrección porque una no puede ser sin la otra. No puede existir la resurrección si primero no existe la muerte. La muerte era una necesidad absoluta que abriría la puerta al poder más grande que se ha manifestado en el planeta Tierra y es el poder de la vida sobre la muerte, la resurrección. ¡El poder que levantó de la muerte a Jesús! La cruz y la muerte de Jesús son un misterio que no entenderemos en su totalidad hasta que el Señor nos lo revele, pero somos felices al participar de la revelación y del conocimiento que Dios ya nos ha dado.
Meditaremos acerca de una oración que hizo Jesús y que el Padre no contestó; aunque parezca mentira, al Señor le sucedió lo que a muchos de nosotros nos sucede cuando oramos por algo y pareciera que nuestra oración no llega y lo único que hay es un silencio de parte de Dios.