Una de las cosas con la que más lucha el ser humano es con la identidad, y ésta, en cada uno de nosotros, tiene que ver con tres preguntas que debemos respondernos. ¡Quien sepa contestarlas sabe perfectamente cuál es su identidad!
Las interrogantes son: ¿Quién soy? Piénsalo bien porque la gente está muy confundida a la hora de responder, no muchos logran contestarla o lo hacen mal, pero si sabes responderla entonces estás bien orientado respecto de tu identidad. Saber quien soy es esencial para conocer cuál es mi identidad.
La segunda interrogante es: ¿De dónde vengo? Esto tiene que ver con el origen, con mi pasado. Si se de dónde vengo, entonces tengo una identidad bien definida.
Y la tercera interrogante es: ¿A dónde voy? Y se refiere al futuro, tiene que ver con mi destino. ¿Conozco mi destino? ¿Se bien a dónde voy?
Quien conteste a estas tres preguntas está perfectamente ubicado en la vida, sabe para qué existe, sabe para qué ha venido al mundo y lo que tiene que hacer. Algunos eligen una profesión y al tiempo se dan cuenta que no era la que realmente querían. Otros trabajan sólo porque quieren ganar dinero pero no se sienten bien donde están y qué feo es trabajar sólo por el hecho de ganar dinero pero no sentirse feliz con lo que hace.
Estuve en contacto con un hermano que trabaja como carnicero en una cadena de supermercados importante en nuestro país, quien me dijo: “Gracias a Tienda Inglesa y a don Henderson yo tengo una profesión”. Cuando tenemos algún evento en Beraca y decidimos hacer asado, él se aparece con una serie de cuchillos especiales que usan los carniceros. Entró en el supermercado para hacer tareas de limpieza, pero lo pusieron a trabajar en la sección carnes y terminó siendo carnicero. ¡Está feliz con lo que hace y sirve a Dios con su profesión! Lo veo tan satisfecho y pienso: ¡Qué lindo es encontrar gente feliz con lo que hace! Imagínate encontrarte con un médico que ejerce la profesión sólo por ganar dinero. ¡Qué triste un médico que no es feliz por el hecho de sanar a la gente sino que usa lo que sabe para llenar sus bolsillos! (más…)
Leemos en Santiago 4:5: “¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?”
¿Por qué los cristianos se debilitan y pierden la fe? ¿Por qué en algún tiempo eran fuertes frente a determinadas debilidades o pecados y ahora están débiles? ¿Por qué, creyentes que tenían fuerza e ímpetu, que tenían fuego para orar, ahora no lo tienen? Personas que habían sido liberadas del poder de la droga y del alcohol, vuelven a reincidir en ello. Cristianos que habían sido liberados y perdonados del poder del adulterio vuelven a adulterar y pierden las fuerzas para congregarse. En un tiempo, el Espíritu de Dios estaba sobre ellos y no sólo fueron perdonados sino también liberados.
Señala la Biblia en 1ª Juan 1:9: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.
El poder en la vida cristiana tiene que ver, no con lo que uno sabe de Biblia sino con la relación que una persona tiene con Dios. Y Él se relaciona con nosotros a través de su Espíritu Santo, quien muchas veces es ignorado, pero el que hace la obra de Dios en nosotros y en la tierra, es el Espíritu Santo. Cuando Dios quiere hacer algo envía su Espíritu Santo; cuando la tierra estaba desordenada y vacía, y había caos, el Espíritu Santo se movía sobre la faz de las aguas. Cuando había que hacer una obra como la que hizo Sansón, el Espíritu Santo vino sobre él. Jesús dijo: “El Espíritu de Dios está sobre mi, por cuanto me ha ungido, me ha enviado…” Así que es la unción de Dios, es su presencia la que trae poder a la vida del creyente. La unción de Dios es su presencia poderosa y tangible en la vida de un creyente. Pero nosotros no sabemos acerca de la unción de Dios por lo tanto no la anhelamos mucho, ni oramos tanto por recibirla. ¡Pedimos más por la comida o por un buen empleo que por la unción de Dios! (más…)
Quiero hablarte acerca del amor de Dios, el cual quiere derramar hoy en tu vida. Hay tres niveles de amor: Primeramente encontramos el amor a nosotros mismos, que sería el nivel más bajo y más oscuro. Hoy en día, la ideología imperante señala: Ámate a ti mismo, o sea, nos induce a centrar todo en mí o en los míos. Luego está el amor al prójimo, éste es un amor más elevado, el que me lleva a mí, por ejemplo, estando tan lejos de la nación de Haití, y sin ver absolutamente nada, me produce un sentimiento muy fuerte. Dentro del nivel del amor egoísta incluimos a los que amamos, a esos que invito a comer a mi casa porque me agradan. Jesús dijo que invitemos a aquellos que no nos pueden invitar a nosotros, ¡así es que tendremos galardón! Pero si tú amas sólo a los que te aman, no estás haciendo nada más que cualquier pecador, porque éstos aman a los que les aman. Así que el segundo nivel de amor que es el amor al prójimo va más allá de mis amigos y parientes, vas más allá de mis relaciones. Y el tercer nivel que es el más sublime, es el amor a Dios.
El amor no es una cuestión que uno tiene adentro guardado, no se puede esconder, es algo que explota en nuestro interior. Un joven me dijo: “Me enamoré de esta chica pero no me animo a hablarle”; le dije que se quedara tranquilo porque si es amor lo que siente no va a poder aguantar, nada lo va a poder apagar. Señala la Biblia que las muchas aguas no podrán apagar el amor (Cantares 8:7)
¿Cómo hago para saber si lo que siento es amor o no lo es? ¡Si no revienta, no es amor! ¡Si no se manifiesta, no es amor!
El amor es la fuerza más poderosa del mundo, es lo que hizo que Jesús dejara el cielo, que dejara su gloria para venir a buscarnos a nosotros, ¡miserables, pecadores, rebeldes y enemigos de Dios! Cuando Jesús nos ordenó amar a nuestros enemigos, sabía muy bien lo que estaba diciendo porque nosotros éramos enemigos de Dios sin embargo Él nos amó. La Biblia dice que hasta nuestra manera de pensar era enemistad contra Dios, enemigos en nuestros pensamientos y deseos. Pero Él nos amó profundamente, lo que hizo que pudiera dejar su gloria, despojarse de ella y venir al mundo, no a buscar a los más lindos sino a los pecadores, sus enemigos. ¡No vino a buscar a un grupo selecto de gente buena, sino enemiga y pecadora, para conquistarlas con su amor! (más…)
Hay una esperanza bendita y preciosa que es la redención de nuestro cuerpo. Cuando yo tenía unos quince años, un día salté desde arriba de un muro al piso y me lesioné los pies; por mucho tiempo sentí una molestia y con los años se acentuó más, y ya no sólo me duele con el frío del invierno, sino también en verano. Cuando me pongo zapatos siento como si en la suela hubiera algo que molesta, me los quito y me toco, pero no hay nada. ¡Y como ese problema tengo unos cuantos más! Voy notando que mi cuerpo se cansa más fácil, me voy arrugando y por mucho esfuerzo que hago por alimentarme bien, mi abdomen sigue creciendo. Uno se siente pesado y cansado y comienza a decir: “¡Los años no vienen solos!” Quisiera tener la fuerza y la vitalidad que tenía antes; estoy en una etapa en la que me canso fácilmente y siempre busco algún lugar donde recostarme aunque sea diez minutos, cosa que antes no me sucedía. ¡Y uno que quiere hacer tantas cosas! Pero voy viendo que mi físico cada vez responde menos, y quisiera yo liberarme de este cuerpo lleno de problemas. Por causa de la presión, mi señora siempre anda detrás de mí, preguntándome si me tomé el medicamento y me reconviene que no coma cosas que me pueden hacer mal, pero cuando encuentro algo que me hace bien para una cosa, me hace mal para otra. Como estoy en una edad en la que presento varios problemas, tengo que cuidarme de no comer nada que me haga mal, ¡y entonces morirme de hambre! Pero tenemos en la palabra de Dios una esperanza preciosa para quienes le amamos, y la promesa es que, aunque nuestros cuerpos van a morir ya que pertenecen a una naturaleza corrompida, por lo tanto serán enterrados, de esa muerte, Dios creará un nuevo cuerpo, una nueva vida.
Esta esperanza bendita tiene que ver con promesas de Dios, las que nos dicen que nosotros no terminamos sino que continuamos, promesas que nos aseguran que Él pone en nosotros eternidad. Vemos flores que se marchitan, animales que se mueren y se termina todo pero cuando el creyente se muere, ¡comienza lo mejor! (más…)
En el Salmo 72 se habla del reino de un rey justo que traerá justicia, un rey justo que abogará por los pobres de la tierra. ¡Qué distinta es la mentalidad de Dios, comparada con la de los hombres! Porque según dice en su palabra, lo primero que hará es defender a los pobres, pero de verdad, no como los gobernantes de izquierda ni de derecha, ya que ninguno de ellos los defiende.
Estuve leyendo recientemente, acerca del Colisionador de Hadrones, al que llaman “la máquina de Dios”; éste es un aparato, colisionador de partículas, que tiene 27 Km. de perímetro, compuesto por un túnel sofisticado que está metido muy profundo en la tierra y ha costado miles de millones de dólares. Cuando lo pusieron a andar en el 2008, a los nueve días se les rompió. Esta estructura tiene más de cien mil científicos trabajando en el tema, y aún en el tiempo de la crisis internacional no se ha dejado de arreglar esta máquina, en la cual se han invertido cientos y cientos millones de dólares, hasta que la hicieron andar nuevamente. Según las noticias, los que están en el tema no saben bien qué van a lograr con esto, pero aseguran que están haciendo algo extraordinario; en una de esas demuestran que es verdad la teoría que tienen de que todo surgió del Big Ban, es decir, de una gran explosión. Y también las noticias dicen que por primera vez, en el mundo hay más de mil millones de hambrientos, es decir, un sexto de la población mundial.
El reino de los cielos no vendrá como el reino que va a producir la “máquina de Dios”, ni producirá vuelos espaciales. ¿Crees que por la crisis internacional los vuelos espaciales se detendrán? ¡No! ¡Se gastan miles de millones de dólares para hacer piruetas en el espacio! Dicen: “Estamos saliendo de la recesión”, pero las noticias señalan que la falta de empleo aumentará posiblemente hasta el segundo semestre o el último trimestre del año entrante. Me pregunto: ¿Quiénes son los que realmente cuidan a los pobres? ¿Los de la izquierda o los de la derecha? ¡Ninguno! (más…)
Leemos en Daniel 12:4: “4Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará”.
Daniel había recibido sueños y visiones acerca del fin, algunas cosas entendió pero otras no, por lo que le hizo preguntas al ángel de Jehová; pero él preguntó de más ya que Dios le había ordenado que escribiera determinadas cosas que debían quedar guardadas hasta el tiempo del fin. O sea que Dios le dio a Daniel escribir lo que él nunca iba a entender y que serían para nuestro tiempo. Por eso después de que Dios le dictó todo, le dijo: “Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin”. En aquel tiempo se usaban rollos y cuando éste se sellaba, nadie lo podía abrir, y el Señor dijo que las cosas que estaban escritas allí tenían que quedar cerradas, es decir, el libro de Daniel debía quedar sellado para que esas cosas se entendieran en el tiempo del fin. Yo creo que en el libro “Gobierno Mundial y Fin del Mundo” que escribí, hay muchas cosas que Daniel en su momento no entendió en su tiempo pero que hoy nosotros podemos comprender.
Una de las características de este tiempo es que la gente no entiende las cosas porque andan muy apurados, corriendo, y así lo señala la Biblia en la segunda parte del versículo que leímos de Daniel 4:12 “…Muchos correrán de aquí para allá…” Por tener muchas distracciones, la gente no está atenta, no conocen bien la palabra de Dios, o sólo la conocen de oídas, la leen pero no la entienden, o no la ven, no entra al corazón para que puedan entender; y yo creo que tenemos que prestar especial atención a lo que dice la palabra de Dios porque han llegado esos tiempos finales. ¡Hace veintidós años que vengo predicando que se viene un gobierno mundial, que está profetizado en la Biblia! ¡Y se trata del gobierno mundial del anticristo! (más…)
Quiero hablarte acerca de ese negocio extraordinario de perder todo para ganar a Cristo y que mucha gente no entiende y no ve, lo que es muy triste, pero lo más penoso es que son muchos los cristianos que tampoco lo entienden por lo que todavía no han decidido concretar ese negocio que consta en perder todo para alcanzar a Cristo.
Leemos en Gálatas 5:17: “17Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis”.
Los deseos de la carne se oponen al Espíritu y viceversa; el deseo del Espíritu es contra el de la carne y éstos dos se oponen entre si. La relación entre el Espíritu y la carne es inviable, absolutamente imposible y nada podrá hacer, jamás, que la carne satisfaga al Espíritu y que el Espíritu satisfaga a la carne, por lo tanto uno de los dos debe morir. Se trata de una confrontación de muerte y el Espíritu no puede morir y no lo hará ya que es incorruptible, eterno y vencedor, por lo tanto la carne lleva siempre las de perder. Me estoy refiriendo a dos naturalezas diferentes, a dos clases de vida distintas; una es sobrenatural y la otra carnal o natural, que está contaminada, debilitada, y destinada al fracaso, y muchos creyentes no saben diferenciar entre la vida del Espíritu y la de la carne. En su afán de agradar a Dios, pretenden modificar o adaptar la carne a la vida espiritual, o pretenden hacer cosas que parezcan espirituales intentando así convencer a Dios, como si hicieran las cosas que a Él le agrada. Jesús enseñó en Juan 3:6: “6Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”. (más…)
El apóstol Pablo les dice a los filipenses lo siguiente: “11No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación” (Filipenses 4:11). Presta atención a lo que aprenderás hoy; Pablo les dice a los hermanos de Filipos: “he aprendido a contentarme”. Esto significa: “he aprendido a estar contento cualquiera sea mi circunstancia”. Hay quienes no cambian la cara cualquiera sea su situación, en cambio otros no dejan de sonreír no importa cuál sea su condición. El trasfondo de este pasaje bíblico nos señala que uno puede estar contento en cualquier circunstancia y no necesita tener acontecimientos positivos y placenteros para ser feliz, ya que puede estar contento también en momentos difíciles y negativos. “Al mal tiempo buena cara” reza un dicho popular, aunque hay gente que no puede poner buena cara en esos momentos, ¡pero tampoco al buen tiempo! Si están atravesando un buen tiempo, están pensando en que algo malo puede venir, por lo tanto su cara se le arruga de nuevo.
Desde que era niño entendí lo que es estar contento, pero nunca presté atención en lo que significa “contentarme”; una cosa es estar contento y otra diferente es el término que proviene del verbo contentar: yo me contento, tú te contentas, él se contenta, nosotros nos contentamos o sea, nos ponemos contentos. ¿Cuál es la diferencia entre estar contento y contentarse? Estar contento puede ser algo circunstancial porque los acontecimientos son favorables. Hay quienes están contentos si la gente que los rodea hace lo que sea para que esa persona esté contenta. Si mi esposo hace lo que yo quiero entonces voy a estar contenta, si mi suegra hace como yo quiero voy a estar contenta. ¡Estás frito! ¡Tu suegra nunca hará lo que quieres para que te sientas contenta! (más…)
El enojo constituye un pecado al que no muchos le prestan atención porque hasta pareciera que no fuera una falta. Una persona me escribió en Facebook lo siguiente: “No fue el enojo de Saúl su mayor pecado, sino su soberbia”. Es verdad que Saúl pecó por soberbia pero en algún momento manifestó otros pecados y uno de ellos fue el enojo, que lo llevó a hacer cosas increíbles.
Si un enojo queda retenido en tu corazón, el diablo puede apoderarse de tus deseos, de tus sentimientos y te llevará a hacer cosas que nunca creíste que harías en tu vida. El enojo no te dejará avanzar y hará entrar en tu corazón otros pecados y poderes espirituales que enredarán tu vida, por lo tanto presta mucha atención.
Por supuesto que el enojo no es pecado si se te va antes que se oculte el sol, como señala la Biblia: “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo” (Efesios 4:26). Otra persona me escribió también en Facebook: “Jesús se enojó, Dios se enojó”. Es verdad, te puedes enojar, pero sólo hasta que termines de leer este mensaje.
Dice la palabra de Dios en 1ª Samuel 16 que el sacerdote y profeta Samuel estaba orando y lamentándose porque Dios le había dicho: “Me pesa haber puesto por rey a Saúl…” Pero Dios se le presentó y le dijo: “… ¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite, y ven, te enviaré a Isaí de Belén, porque de sus hijos me he provisto de rey” (1ª Samuel 16:1). ¿Puede Dios desechar a una persona? ¡Yo creo que no! Dios le da a una persona, oportunidades mientras ésta tenga vida, pero, lo que sí puede hacer es desecharla del programa que tenía para esa persona, de la antorcha que le tocaba. En este caso, la Biblia se encarga de aclarar que Dios había desechado a Saúl para que no reine, pero que quede en claro que él no desecha a nadie. Ahora, haberlo desechado de su posición de rey era muy duro para Saúl, lo que ocasionó que se enojara y sintiera celos, como veremos más adelante. (más…)
Como familia estamos viviendo un momento sumamente feliz a causa del nacimiento de mi nietita Justina; fue todo una expectativa y por más que nacen muchos niños en el mundo, este hecho sigue siendo un milagro extraordinario, sigue siendo algo sorprendente y loco.
¡Qué milagro es la vida! ¿Cómo no creer en Dios?, dice una canción. Luego del nacimiento de mi nietita, sucedió algo que nos estremeció; cuando salieron de la sala de parto, traían a mi hija en silla de ruedas, ella estaba blanca, pálida y desmayándose. Entonces, por un lado, estaba mi yerno con la niña y por otro, dos enfermeras tratando de hacer que mi hija vuelva en sí. Fue un cuadro conmovedor el ver a mi hija agotada hasta el desmayo y al mismo tiempo, a la niña rosadita y bien. En un momento me piden que ayude a acostar a mi hija sobre la cama, y comencé a llamarla: ¡Hija soy tu papá, reacciona!” Poco a poco comenzó a reaccionar, y allí tomé conciencia del gran esfuerzo que es para una mujer un parto, aunque los hombres nunca vamos a experimentar eso.
A raíz de esto, quiero hablarte de algo muy importante: saber de algo y conocer algo no es lo mismo que experimentarlo. Yo pude ver a mi hija desfallecida por el dolor, por el esfuerzo, por la sangre que perdió… la otra oportunidad en que experimenté algo semejante fue cuando mi propia hija nació y yo estaba al lado de mi esposa. Pensaba: “¡Por Dios! ¡Qué fuerza les has dado a las mujeres!” ¡Y qué fuerza tiene la vida! Porque a pesar de sufrir un primer parto, muchas mujeres quieren tener otro hijo. Ellas no les tienen miedo al dolor ni les importa porque es más importante la vida. ¡Yo digo que las madres tienen algo de Jesús! ¡A Él no le importó sufrir para darnos vida! Hay mujeres que tienen dos, tres, cuatro, cinco y no les importa los partos sino sus hijos. (más…)