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PELEA POR TU FE

INTRODUCCIÓN

Leemos en 2ª Tesalonicenses 1:3: “Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás”.

Notamos en este pasaje bíblico, que la fe crece. Hoy tienes que atesorar esta verdad en tu corazón y no debes permitir que tu fe decrezca y se estanque. ¡Tienes que batallar para que esa fe crezca! Jesús preguntó a quienes estaban con Él: “Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?”

Quiero decirte que el diablo batalla contra la fe porque él sabe que la gente que tiene fe, obtiene las bendiciones del Señor, arrebata los proyectos de Dios y emprende las obras del reino de los cielos. La gente que tiene fe vence las dificultades, porque la fe es un poder dado por Dios para lograr el éxito en medio de dificultades, ya que hay toda clase de circunstancias que se levantan para detenernos y quitarnos fuerzas para cumplir el propósito de Dios.

ES JUSTO QUE PADEZCAMOS PERSECUCIÓN

El apóstol Pablo veía que la fe de los Tesalonicenses estaba creciendo y por eso declaró: “Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás; tanto, que nosotros mismos nos gloriamos de vosotros en las iglesias de Dios, por vuestra paciencia y fe en todas vuestras persecuciones y tribulaciones que soportáis. Esto es demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis”.

¡Pablo está diciendo aquí que es justo que padezcamos persecución! Él estaba muy contento con los de Tesalónica porque su fe estaba creciendo, su amor se conocía y también se veía cómo ellos participaban amando a los demás y tenían paciencia en medio de persecuciones y de tribulaciones, pero también agregó que eso de las tribulaciones eran una demostración del justo juicio de Dios para que sean tenidos por dignos del reino de Dios.

Los tesalonicenses estaban creciendo en fe y en amor en medio de tribulaciones y persecuciones. Quiero aclarar que hay tribulaciones que vienen por causa del pecado, por tomar malas decisiones y por nuestros yerros, caprichos, sentimientos o deseos; hay tribulaciones que vienen por no estar en el propósito de Dios, pero tampoco se salvan aquellos que están dentro del propósito de Dios, porque ellos también sufren persecuciones y tribulaciones; cuando en tu vida persiste la pobreza y la miseria, si todos los meses estás juntando las moneditas para poder pagar las cuentas, te quedas sin trabajo porque te echan, los ladrones entran a tu casa, se te rompen las cosas en tu casa y tú quisieras estar en un lugar especial adorando y alabando, disfrutando de la presencia de Dios pero el diablo no te deja pensar en el Señor porque te distrae con la factura que no has podido pagar, en la enfermedad que te sobrevino y en el medicamento que tienes que comprar pero no te alcanza el dinero, etc., será necesario que revises tu vida y las decisiones que estás tomando.

Hay otro tipo de tribulaciones, por ejemplo, los parientes que te detestan porque tú has cambiado mucho y ahora vas a la iglesia de Márquez, entonces dicen que te has vuelto un fanático y ya no los visitas, tampoco bebes con ellos como lo hacías antes. Ahora ya no eres uno más de ellos porque hay ciertas costumbres que has dejado y te lo hacen notar, entonces ya no sabes cómo presentarte delante de esos familiares.

Te acontecen pues, calamidades y no sabes cómo explicar por qué te ha sucedido eso o alguna otra persecución. Nos ha ocurrido, que una senadora ha dicho de nosotros los evangélicos que somos peligrosos y fundamentalistas, y que los fundamentalistas son de lo peor que hay. Los fundamentalistas somos los que creemos verdades eternas que son las verdades que habla la Biblia, por ejemplo, si nosotros defendemos el matrimonio heterosexual entre un hombre y una mujer, para algunos somos de mente cerrada o retrógrados ya que estamos en contra del mover del mundo y de la nueva modalidad de matrimonios que pueden ser de tres o dos hombres y dos mujeres, etc. Somos fundamentalistas porque tenemos fundamento estable e inamovible; somos fundamentalistas porque estamos en contra, por ejemplo, de que el Estado haga negocio con la droga. El Estado produce combustible, cemento portland, alcohol y bebidas alcohólicas entre otros negocios que tiene, y últimamente tiene el negocio de la marihuana y por defender a nuestros jóvenes del flagelo de la droga, nos catalogan de fundamentalistas. Por no estar de acuerdo con el aborto somos fundamentalistas y peligrosos. Los fundamentalistas son un grupo de gente retrógrada que se aferra a los mandamientos de Dios y ponen al Señor y a sus mandamientos sobre otros mandamientos. Yo me pregunto, ¿tan malos somos? Nosotros fomentamos la familia tradicional compuesta por un padre, una madre y los hijos, y ellos le llaman: familia impuesta por la religión.

Hay una corriente en el mundo que está tratando de destruir los fundamentos. Para este pensamiento, la familia tradicional es una estructura retrógrada; incluso en la actualidad este término se ha redefinido. Ahora, si por imponer una ideología política te levantas en armas, matas, secuestras gente, y decides a quién matar y a quién dejar vivir, eso no es fundamentalismo, sino defender la patria. No obstante, nosotros somos perseguidos porque queremos ejercer nuestros derechos ciudadanos, ya que no se considera conveniente que participemos de la vida política y tratemos de pregonar nuestras verdades y valores en lo que a la política se refiere; ellos están de acuerdo que tengamos libertad religiosa para predicar, pero adentro de los templos y no afuera.

Hay muchos tipos de persecuciones y si vemos en los países musulmanes, en la China y otros lugares, los cristianos sufren persecuciones aterradoras. Se están destruyendo iglesias, matan a los cristianos o los encarcelan porque son peligrosos. Por tal motivo muchos se cuestionan si vale la pena ser cristiano. Yo te digo que hay cristianos que nunca van a padecer persecución porque no están dispuestos a hacer la obra de Dios, no les interesa hacer la voluntad de Dios, más bien su propósito es que el evangelio les provea de bendición como un cónyuge, hijos, casa, prosperidad, etc. Pero no toman la decisión de honrar a Dios con sus vidas, con sus fuerzas, su tiempo y sus bienes. Si no sirves a Dios no padecerás persecución, pero todo aquel que quiera hacer la voluntad de Dios, según la Biblia, padecerá persecución de adentro y de afuera.

Nosotros nos estamos esforzando por predicar el evangelio porque nos ha hecho bien y le hace bien a la sociedad. En Haití un niño arañó a otro en el ojo y según los médicos, podría perder la vista, pero allá están los hermanos cuidándolo y pidiendo oración por él. Yo veo a esos niños en Haití que están siendo criados con tanto amor y ese no es más que el amor de Dios como dice en 2ª Tesalonicenses: “…el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás”. Los hermanos de allá corren de un lado a otro en cada hospital porque quieren salvarle el ojo a uno de nuestros niños. ¡Los valores que impartimos son preciosos!

Hoy en día los hijos no son tan amados sino que son muy desvalorizados y no se tienen en cuenta; pero en nosotros el amor se manifiesta de una manera especial. Una de las secretarias de la Iglesia, Graciana, tuvo familia hace unos días y su bebé presentaba dificultades así que le tenían que hacer una cesárea; los médicos les habían dicho que el bebé iba a nacer con un problema pero a ellos no les importó ya que lo iban a amar igual, aunque no faltaron las insinuaciones para que abortara. Su hijito estuvo internado varios días en el CTI y ella iba al sanatorio para amamantarlo cada tres horas y se volvía a su casa y así estuvo varios días. El esposo que no tuvo una buena paternidad y estuvo en la droga, se siente feliz con su hijito, le da la mema, le cambia el pañal; Dios realmente ha hecho una obra maravillosa en ese hombre. Las enfermeras han felicitado a Graciana por el esposo que tiene, porque ven la dedicación y el amor con que cuida al bebé. Mientras Graciana esperaba en una sala que le hicieran la cesárea, al lado de ella había una joven, a quien le preguntó si ella también estaba embarazada y le respondió que sí; le preguntó para cuándo esperaba familia y la mujer le dijo que estaba allí para practicarse un aborto. La mamá de Graciana, cuando se enteró que estaba embarazada de ella, hizo de todo para abortarla pero no le dio resultado. Resulta que Graciana es una bendición para su madre y ella no tiene una mejor amiga más que su hija y viceversa. Ella y su mamá le contaron su experiencia a la joven y le pidieron que no abortara; la mamá de Graciana le dijo que hizo muchas cosas para quitársela pero hoy está feliz con su hija y ahora espera a su nieto con mucha expectativa. La joven les dijo que no tenía cómo mantener a su bebé a lo que Graciana le sugirió que lo tuviera y se lo diera a ella, pero ésta contestó que ya era una decisión que había tomado con su pareja. La mujer se veía muy atribulada y se puso a llorar, entonces, en un momento se levantó, se secó las lágrimas y les dijo: “¿Saben qué? No voy a abortar”. ¡Y se fue!

¡Lucha por la vida! ¡Es Dios el que hace nacer! El Señor está sembrando vidas en el planeta porque tiene planes y propósitos con las personas. ¡No te opongas a los planes de Dios! El diablo quiere la muerte, sacrifica a los bebes en el altar de los demonios y no hay cosa más linda para él que ultrajar la inocencia y burlarse así de Dios. Nosotros luchamos por la vida, que los bebés no sean abortados, trabajamos para rescatar a los drogadictos, a las familias, a los matrimonios. Aunque muchos vienen a pedir consejo para poder restaurar su matrimonio y se lo damos, pero se enojan porque no les gusta lo que le decimos y terminan hablando mal de nosotros. Son muchas las situaciones adversas que atravesamos, que nos han llevado a preguntarnos si vale la pena seguir luchando y la respuesta es sí, vale la pena porque sabemos que en medio de las tribulaciones, nuestra fe, crece.

NUESTRA FE SE PERFECCIONA EN LA TRIBULACIÓN

Cuando te suceden adversidades te enojas y como no sabes con quién enojarte te la agarras con Dios y cuestionas: “¿Por qué Dios permite que me pase esto?” El apóstol Pablo declaró: “Esto es demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis. Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan”. ¿Cómo hace Dios para juzgar a los malvados? ¿Qué es lo más importante que tiene Dios en el mundo? Sus hijos, los que Él ha comprado con precio de sangre, a quienes ha limpiado y les ha dado vida eterna. ¿Con quién se complace Dios? ¡Con sus hijos! ¿Has notado cuando alguien ataca a un niño estando la madre cerca? La madre salta como una leona a defender a su hijo porque es lo más precioso que ella tiene. Las madres tienen celo por sus hijos, sólo ella puede rezongarlos y nadie más. Y los niños aprenden enseguida; cuando yo le digo a mi nieta que me voy a enojar con ella, enseguida me responde: “¡Vos no sos mi mamá!”

Los malos se levantan contra los hijos de Dios. Una vez, un pastor amigo me invitó a pescar, en total éramos tres pastores. Habíamos alquilado una lancha que manejaba una persona que sabía dónde pescar y que nos ponía la carnada en el anzuelo. Salimos por el río Paraná en busca de los peces dorados y después de conversar un rato con el hombre, le dijimos que estaba rodeado porque los tres éramos pastores y le comenzamos a hablar acerca del evangelio, y en un momento nos dice: “Yo los detesto a ustedes porque mi señora comenzó a ir a una de esas iglesias de ustedes y antes, sexualmente yo hacía lo que se me daba la gana con ella, pero desde que se convirtió ya no puedo hacer todo eso que hacía”.

Hablando de intimidad, hay pastores que predican que fuera del matrimonio nada pero dentro de éste se permite todo, pero a mí la Biblia no me enseña eso. Si lees Romanos capítulo 1, versículos 18 en adelante la Biblia dice: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad…Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen”. ¡Hay una manera natural y otra que es contra naturaleza! Nosotros predicamos acerca de esto y nos catalogan de fundamentalistas porque no permitimos hacer nada y la persecución se desata, como señaló la senadora Topolansky, nosotros somos peligrosos.

Alguien me escribió y me dijo: “Tu religión ha matado más gente en el mundo que todas las guerras. ¿Te acordas de la inquisición?” Yo estoy como el cuento del borracho; alguien pasó corriendo al lado del hombre porque la policía lo estaba persiguiendo, entonces se le acercan los efectivos y le preguntan si no vio a alguien que pasó corriendo y dobló la esquina, a lo que el borracho responde: “Cuando yo vine, la esquina ya estaba doblada”. ¿Qué tendré que ver yo con las cruzadas, los cruzados y la inquisición? Para muchos, los cristianos somos gente despreciable por eso hay que cuidarse mucho del apóstol Márquez porque no le da libertad a las personas para que se acueste con quien quiera. Dentro de los derechos sexuales que deben ser protegidos, está el derecho de la persona a mantener relaciones sexuales con quien quiera, como quiera y donde quiera, total, a los niños los podemos abortar, y si vienen que se haga cargo el Estado.

El apóstol Pablo dice: “Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan”. Es necesario que atravesemos las angustias que producen las persecuciones, las soledades o debilidades porque en medio de esa debilidad y persecución se mueve el poder del Espíritu Santo sobre nosotros y la fe se perfecciona. No me preguntes cómo es eso pero yo sé que aquellos que no están firmes en Dios, en medio de las adversidades se enfrían y se apartan y queda bien claro que no estaban aferrados al Señor. Pero los que padecemos persecución por causa de la justicia y del reino de Dios, cuando vienen estas situaciones, nos afirmamos en Dios, buscamos en Él el sustento y en su palabra el aliento; y de su palabra viene la fuerza para seguir, entonces se mueve dentro de nosotros la esperanza y la fe, y se perfecciona el amor.

Tienen que haber malos que persigan a los buenos y esto es demostración del justo juicio de Dios. “Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder”. La Biblia dice que el reino de los cielos no es para los cobardes así que para entrar hay que ser valiente. Hay mujeres que me dicen que no quieren orar porque cuando lo hacen su esposo se endemonia más, entonces para calmar a los demonios prefieren no orar así no padecen tribulación o persecución. Hay hombres que se hacen los machos e insultan a las esposas y les dicen toda clase de bajezas, y hay mujeres así también. Yo le digo a la mujer que tiene que tomar autoridad en el nombre de Jesús. “¿Pero si se me viene encima?” Si se te viene encima entonces Cristo no está contigo. Si eres de Cristo toma autoridad y dile al demonio: ¡Espíritu inmundo te ato y te echo fuera; te ordeno que sueltes a mi marido en el nombre de Jesús!” Tienes que tomar la autoridad del reino, no les pidas “por favor” a los demonios que se retiren, échalos fuera de la vida de tu esposo con fe. Son muchas las situaciones que se levantan contra tu vida pero, ¿estás firme o no?

TRES ELEMENTOS QUE NO PUEDEN FALTAR:

Quiero hablarte acerca de tres cosas que le dan sentido a tu vida; 1ª Corintios 13: 13 dice así: “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor”. No vale decir que tienes amor, de modo que no importa si no tienes fe porque sin fe no haces nada, no vas a ningún lado y no disfrutas de victoria alguna, por lo tanto necesitas fe; también necesitamos la esperanza porque en el trayecto que va desde que la fe comienza a ejercerse hasta que obtengo la victoria, en medio, debo tener esperanza. La Biblia habla de una esperanza viva, pues hay una esperanza que no viene de Dios sino del mundo; yo me refiero a la esperanza que Dios le da al creyente para que pueda mantenerse en la fe. Quien no tiene esperanza se debilita en la fe, en el trayecto de la tribulación. La fe y la esperanza van de la mano; la fe sin la esperanza se debilita, es como que la esperanza va sosteniendo la fe y te lleva a pensar y a sentir que Dios está contigo y que no es culpable de lo que te sucede sino que estás padeciendo porque el príncipe de este mundo es satanás y se levanta contra los hijos de Dios.

Nos quieren hacer creer que la política es del diablo y no debemos meternos en ese territorio porque vamos a salir perdiendo, pero quiero decirte que satanás no es dueño de ningún territorio, a él no le pertenece ni un centímetro cuadrado de nada pero se sí se ha hecho acreedor de un lago de fuego y azufre y ese es el único territorio que posee. En medio de la tribulación, la fe enfrenta las dificultades y la esperanza no va a fallar porque sabes que Dios está a tu favor y aunque andes en valle de sombra de muerte no temerás mal alguno porque el Señor está contigo. “Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón. Aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado” proclamó el salmista.

La confianza, la esperanza, la fe y el amor son sustentados por la palabra de Dios; tú acudes a ella y el Señor te explica y te aclara todo. En 2ª Tesalonicenses te dice que la tribulación es normal, que la fe crece en medio de la tribulación y que ésta sirve para condenar a quienes nos atribulan y Dios nos da a nosotros descanso por causa de lo que hemos padecido. Cuando escudriñas la palabra de Dios comienzas a entender cosas que normalmente no entiendes; las cosas de Dios no son para razonar sino para creerlas. ¡Vale la pena creer a la palabra de Dios!

Leemos en 2ª Tesalonicenses 1:11: “Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder”. ¡Tienes que experimentar esa clase de vida! El Señor ha declarado que eres más que vencedor por medio de Aquel que te amó. El apóstol Pablo decía: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. ¡Declara tú lo mismo! En tu boca debe estar la palabra de Dios. Por ahí te encuentras a alguien que dice: “Esto me puede”, “esto es más fuerte que yo”, “no doy más, voy a colgar los guantes”. No tenemos que hablar conforme al mundo ni a lo que sentimos. Sentimos que el león nos devora pero no nos importa nuestros sentimientos, porque declaramos como dice la palabra de Dios: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. ¡Dios le cerrará la boca a los leones! ¡El Señor caminará conmigo dentro del horno de fuego y cuando yo salga no tendré olor a humo!

El libro de Daniel relata un acontecimiento poderoso; a los amigos de Daniel, Sadrac, Mesac y Abed-nego los echaron en el horno ardiente, atados de pies y manos, y cuando salieron, el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían. Lo que sí se les había quemado fueron las ataduras. ¡Se queman tus ataduras en medio de la tribulación! La fe crece porque se alimenta de la palabra de Dios. Así como le decimos a los niños que coman para que crezcan grandes, el Señor te dice: “¿Quieres que tu fe crezca? ¡Aliméntate de mi palabra!” Haz que la palabra de Dios more en abundancia en tu vida; la fuente de la fe está en su palabra.

Cuando dices que ya no aguantas más, no estás declarando la palabra de Dios, pero cuando expresas: “¡Soy más que vencedor por medio de Aquel que me amó!”, estás declarando palabra de Dios y la fe comienza a reverdecer en tu interior. No uses pensamientos y argumentos humanos. En el libro de Santiago 1: 5 al 7 dice así la palabra de Dios: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor”.

Por ahí encuentras a algunos cristianos que dicen: lo hice por las dudas. ¡No hagas nada por las dudas! La fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve. ¡Aférrate a la fe! Pídele al Señor que aumente tu fe y que te dé amor por su palabra; por la palabra de Dios, crecerás en fe. Los tesalonicenses formaban parte de una iglesia que daba testimonio del poder de Dios, porque ellos vez tras vez, en cada tribulación y en cada persecución salían airosos y la fe de ellos era conocida, y su amor era visto por todos. Supongamos que no tienes ninguna persecución o aflicción, pasas una vida tranquila, pero nadie podrá decir de ti: “¡Mira la fe que tiene esta persona!” ¿Dónde se ve la fe? La fe se manifiesta en las tribulaciones, en las enfermedades, en los conflictos matrimoniales al punto de disolución; la fe se ve cuando tu hijo está en la droga y tú has hecho todo humanamente hablando, pero caes de rodillas delante de Dios y declaras: “Dios, yo no traje un hijo al mundo para que muera por causa de las drogas. Yo te lo entregué a ti, Señor; este hijo es tuyo, él es tu siervo. ¡Diablo no te permito que lo toques!” Tú preguntas por qué te pasa todo lo malo y yo te digo que es necesario que se vea en ti, si tienes fe. Al final de la prueba dirán de ti: “Esa madre lloró delante de Dios, sufrió por su hijo, batalló en fe, lo amó a pesar de todo lo que hacía, y ahora su hijo está predicando”. ¡Esa madre le arrebató su hijo al diablo!

Convéncete hoy que tienes que hacer algo para que tu fe crezca, que debes retener la esperanza. No tengas miedo, sé valiente; no permitas que se refleje el miedo, la angustia y la duda en tu cara, sino que ésta muestre la fe y la esperanza que tienes en Dios. Dile al diablo: “Has embestido a mi familia pero yo te los voy a arrebatar en el nombre de Jesús”.

Yo había sido cristiano toda mi vida y entré en una tribulación grande, entonces le dije a Dios: “Señor, ¿de qué me sirvió haber sido fiel y para qué te he servido?” Me enojé con Dios y le preguntaba qué quería de mí pero comencé a escudriñar su palabra y leía: “Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera en mi camino”. “¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra”. “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos”. Yo leía y repetía varias veces la palabra de Dios. Cuando más o menos comencé a vislumbrar el propósito de Dios para mí y entendí que iba a ser pastor y no arquitecto, una noche oré: “Dios, quiero ir al mismo cuartel de satanás y me quiero vengar de él; quiero arrojarle unas cuantas granadas y destruirlo”. Me enfurecí entonces contra satanás porque Dios me había hecho un hombre valiente.

CONCLUSIÓN

Que el sentir y el propósito del Señor prevalezcan en tu corazón y cuando abras tu boca, hables palabra de Dios. Parecerá por momentos que nada funciona, pero sí funciona. La Biblia dice que la palabra de Dios está atada en los cielos y es el fundamento de nuestras vidas. Si edificas tu casa sobre la palabra de Dios, ésta estará cimentada sobre el fundamento inamovible de su palabra y te llamarán fundamentalista.

Que esta palabra que has recibido hoy sirva para ti pero también para quienes te rodean, dale esta palabra a los que están titubeando, a los que están angustiados y zozobrando en la vida; dale esta palabra de fe a quienes la estén necesitando. ¡Transfórmate en un canal de bendición! Reten esta palabra y compártela porque hay gente que la necesita. Diles a esos que tienen miedo, lo que has creído, que el ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen y los defiende. Tú estás en las manos de Dios y no en las manos de los hombres; no estás en las manos de los médicos ni de los economistas. ¡Estás en las manos de Dios! Si crees, podrás permanecer firme en medio de la tempestad, en medio de la enfermedad, en medio del quebranto familiar o económico porque tendrás las fuerzas de Dios.

Es tiempo de que pongas tu vida y cada una de tus circunstancias en las manos de Cristo. Tal vez no lo sientes y no eres consiente, pero estás siendo dominada o dominado por pecados y necesitas acercarte a Cristo y decirle que quieres pertenecer a su reino. Dile: “Señor, quiero que perdones mis pecados y tomes mis cargas porque quiero vivir la libertad de los hijos de Dios y experimentar una vida de fe, de esperanza y de amor. Tómame en tus manos, Señor. No quiero andar más angustiado, viviendo en soledad, sintiéndome impotente cuando sé que hay un Dios tan grande que tiene cuidado de mí. Necesito que me limpies y perdones mi falta de fe, de mi incredulidad y el depender de mis propios pensamientos. Lléname de tu presencia Dios, yo creo en ti y creo en la palabra que he recibido y creo que de ahora en más voy a tener una vida de victoria. Aumenta mi fe y dame amor por tu palabra, Padre, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.

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PELEA POR TU FE

INTRODUCCION

En la Biblia, la palabra salvación es muy amplia y abarca muchas cosas; salvación incluye la paz de Dios, que no es cualquier paz, la sanidad del cuerpo, la sanidad del alma, la liberación de la cautividad de pecado y todo lo que puedas imaginar que tenga que ver con la bendición de Dios.

Uno de los objetivos de Dios es la salvación del hombre, digo que es uno de los objetivos, porque Dios tiene otro y es establecer su reino en la tierra y es más grande que cualquier otro objetivo. El Señor te ha dado libre albedrío para decidir si lo amas o no, si te aferras a Él o no y si quieres pertenecer a su reino o no.  Aquellos a quienes no les interesa Dios ni su reino se van a perder pero el reino de Dios se va a establecer en la tierra y no se va a perder. A pesar de que Dios te ama y ha hecho tanto por ti, y a algunos los ha perseguido por años hasta que se han rendido a Él, aunque Dios pagó un precio muy alto por tu salvación, ¡te puedes perder!

Yo quiero hablarte de cuánto te ama Dios; digamos que somos cautivados cuando llegamos a entender el amor de Dios, aunque hay personas que rechazan ese amor, y por consiguiente, su salvación.

La salvación incluye ser libres de angustias, de amarguras y tantos otros sentimientos negativos que a veces cargamos sin entender que son una maldición, que son un yugo pesado y nos quitan la paz de Dios. El Señor ama tanto a las personas, que lucha por hacerlas libres de esas cosas pero no puede hacer libre a nadie que no quiere un trato con Él. La condición es que lo ames, que lo anheles y te aferres a Él. Dios no quiere marionetas sino gente que le ame de corazón y su trato es con los que le aman y el Señor cautiva a las personas con su amor.

EL AMOR DE DIOS PROVEE SALVACION

Aquellos a quienes les llega el amor de Dios, se rinden en sus brazos porque toda dureza y tensión se desvanece. A Marta mi esposa, la perseguí dos años. ¡Era dura! Pero no te imaginas cuando se rindió a mis brazos. ¡La perseguí hasta que la doblegué! ¡El amor conquista! El Señor te ama y pagó un precio muy alto por tu salvación. El Padre entregó a su propio Hijo, su Unigénito, para que muriese en la cruz del calvario por nosotros. Pero claro, al amor no lo podemos obligar. Si una persona no te ama no puedes encadenarla y obligarla a que te ame así como hace satanás que ata a las personas y las tiene cautivas. Dios te ama pero nunca te pondrá una cadena al cuello; Él va a esperar siempre por tu respuesta de amor. ¡Dios te ama! Y esta es la revelación más grande ya que no te ama por lo que eres y nadie merece el amor de Dios, pero el Señor ama al hombre porque Él es amor y para Él nosotros somos su creación más especial.

Leí un artículo que hacía referencia a un experimento que se hizo en la ciudad de Nueva York. Dejaron abandonados en un parque, un gato, un perro, una nena y un nene, y colocaron cámaras ocultas para observar qué hacía la gente al verlos. Al primero que rescataron fue al gato, en segundo lugar al perro, luego a la nena y pasaron cuarenta y cinco minutos pero al nene nadie lo rescató. Él estaba sentado, pero nadie se detuvo para socorrerlo. Esto nos hace reflexionar acerca del hecho que se está perdiendo el amor, y las personas no valoran al ser humano. Hoy en día se valora más a algún animal que está en peligro de extinción y se invierten millones de dólares a la causa. Se armó un escándalo mundial por un león que mataron y salió en toda la prensa, en cambio se matan personas todos los días pero ya estamos acostumbrados. No obstante, ¡Dios no está acostumbrado! ¡Dios quiere salvar al hombre y da la vida por Él! Y para la salvación del hombre el Señor ha previsto el evangelio que significa “buena noticia”; el evangelio es la buena noticia de Dios. ¿Cuál es la noticia? ¡Que Dios te ama! Y porque te ama, quiere acercarte hacia Él para que puedas disfrutar de su reino, de su paz, y seas libre de toda maldición y todo yugo del pecado. Jesús dijo que el que hace pecado es esclavo del pecado y no se entiende bien en qué consiste esto de la esclavitud del pecado pero toda persona que está sometida a la amargura, está sometida al pecado y si vives con cara de amargado, no reflejas la gloria de Dios. Si pasas todo el día angustiado y triste, si la depresión te gana, las personas no verán en tu rostro la gloria de Dios y eso no te hace bien a ti ni a nadie.

Cuando el Espíritu Santo gobierna en tu vida se apodera de ti la paz de Dios y el gozo del Señor. No importa qué esté sucediendo en el mundo ni la circunstancia que estés viviendo porque cuando la paz de Dios se apodera de ti, no te la puede quitar tu suegra, ni tu cónyuge, no te la quita el gobierno de turno ni la escasez porque donde está Dios hay bendición. Donde está Dios se manifiesta su reino y su reino es un reino de justicia y de paz. Mientras Jesús predicaba el evangelio del reino manifestaba las obras de Dios; manifestaba los hechos que producen la presencia del reino de Dios en la tierra. El Señor declaró: “Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros” (Lucas 11:20). Hay cosas que suceden donde está el reino de Dios, que manifiestan la presencia del reino y esto es cuando las personas se sanan porque el Señor no te quiere enfermo. ¡No es la voluntad de Dios que estés enferma! El gobierno del pecado es el que produce enfermedad en el mundo. Dios no te quiere endemoniado; Él quiere hacerte libre de los demonios. El Señor quiere hacerte libre de la amargura porque no quiere que estés así, tampoco te quiere fracasado y ha provisto de un equipamiento para que seas más que vencedor. ¡Te espera algo más valioso que la medalla de oro!

Jesús comenzó a predicar y cosas maravillosas comenzaron a suceder; la gente daba gloria a Dios y saltaba de alegría porque veían a los ciegos ver, a los sordos oír y a los paralíticos caminar. La alegría comenzó a fluir en las ciudades y aldeas; hombres y mujeres se regocijaban, personas que tenían su vida frustrada como el paralítico que llevaba años postrado al lado del estanque y cuando el ángel agitaba las aguas él no podía llegar porque estaba sin poder moverse por sus medios, pero llegó Jesús y llegó la esperanza. El hombre no tenía quien lo ayudase a meterse en el estanque cuando el ángel llegaba a agitar las aguas y por ende no tenía esperanza, mas el Señor lo sanó. ¡Cuando llega Jesús al corazón comienza la esperanza! Aunque todo esté oscuro ya el corazón tiene luz y cree que la circunstancia va a cambiar y todo cambia.

LA SALVACION DE DIOS PROVEE LIBERACION

Cuando Jesús comenzó su ministerio y una vez que hubo elegido a sus doce discípulos, los envió a predicar de dos en dos y nos dice Mateo 6:7 al 13: “Después llamó a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos; y les dio autoridad sobre los espíritus inmundos. Y les mandó que no llevasen nada para el camino, sino solamente bordón; ni alforja, ni pan, ni dinero en el cinto, sino que calzasen sandalias, y no vistiesen dos túnicas. Y les dijo: Dondequiera que entréis en una casa, posad en ella hasta que salgáis de aquel lugar. Y si en algún lugar no os recibieren ni os oyeren, salid de allí, y sacudid el polvo que está debajo de vuestros pies, para testimonio a ellos. De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para los de Sodoma y Gomorra, que para aquella ciudad. Y saliendo, predicaban que los hombres se arrepintiesen. Y echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban”. Comenzó a verse que las obras que Jesús hacía también las hacían sus discípulos y que el poder que tenía el Señor para liberar a la gente de los demonios también estaba sobre sus discípulos. Jesús les ha dado autoridad a sus discípulos para echar fuera demonios y para sanar a los enfermos; también les dio autoridad para que prediquen el evangelio del reino. ¡Eso es lo que Dios quiere manifestarte hoy!

Me alegra la vida recordar las caras de los chicos que entraron a los hogares Beraca aunque cuando ingresaron, en sus rostros se reflejaba el fracaso y la depresión; algunos estaban muy delgados, incapaces de reaccionar con alguna sonrisa o con amabilidad sino más bien con golpes. Pero después de un tiempo es impresionante cómo les cambia el rostro. ¡Me llena el corazón! Ahora son serviciales, nos manifiestan su amor y nos sonríen porque Dios ha cambiado su estado de ánimo y por ende su rostro es transformado porque Dios transforma de adentro hacia afuera. ¡Su presencia se manifiesta dentro y sale para afuera!

La salvación viene cuando llega el evangelio y si llega el evangelio, las personas se liberan de demonios y se sanan; si viene el evangelio, la paz de Dios se manifiesta en el corazón y la cara cambia, cambian también las expectativas. ¡Viene la fe y se va la frustración! ¡La opresión del pecado huye! ¡El poder del pecado y de la muerte huye y entra la vida, el poder y la gloria!

Luego, Jesús envía setenta discípulos y les da poder y autoridad para liberar a los endemoniados y para sanar a los enfermos; a éstos les dice exactamente lo mismo. “Id; he aquí yo os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni calzado; y a nadie saludéis por el camino. En cualquier casa donde entréis, primeramente decid: Paz sea a esta casa. Y si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se volverá a vosotros. Y posad en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den; porque el obrero es digno de su salario. No os paséis de casa en casa. En cualquier ciudad donde entréis, y os reciban, comed lo que os pongan delante; y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios. Más en cualquier ciudad donde entréis, y no os reciban, saliendo por sus calles, decid: Aun el polvo de vuestra ciudad, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros. Pero esto sabed, que el reino de Dios se ha acercado a vosotros. Y os digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma, que para aquella ciudad” (Lucas 10: 3 al 12).

LA INCREDULIDAD DETIENE LA MANO DE DIOS

Jesús dijo que quien rechaza el evangelio será condenado, peor de lo que sucedió con Sodoma y Gomorra, tal es así que será más tolerable el castigo sobre esas ciudades que sobre quien rechaza el evangelio. Sodoma y Gomorra fueron condenadas por el homosexualismo y la violencia entre otros pecados que dominaban, pero más condenación le espera a aquella persona que rechaza el evangelio. Rechazar el evangelio es rechazar el don más precioso de Dios, es peor que cometer otros pecados. Rechazar el evangelio es rechazar a Dios, es rechazar su amor y su deseo de bendecirte, de vivir adentro de tu corazón y rodearte de bendición.

Mateo 6:12 dice: “Y saliendo, predicaban que los hombres se arrepintiesen”. Cuando Jesús comenzó a predicar el evangelio decía: “Arrepentíos porque el reino de los cielos se ha acercado”. Quiero profundizar sobre la palabra arrepentimiento y sobre la palabra incredulidad. Dice el capítulo 6 de Mateo que Jesús vino a su tierra y comenzó a enseñar pero a su gente le molestaba verlo enseñando en la sinagoga y hacer milagros, por lo que decían: “¿De dónde tiene éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es esta que le es dada, y estos milagros que por sus manos son hechos? ¿No es éste el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él”.  Entonces, en los versículos 5 y 6 dice la palabra de Dios: “Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos. Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos”. Incredulidad significa imposibilidad de creer o rechazo a creer. Jesús decía que los incrédulos no creen aunque alguien se levante de entre los muertos.

La incredulidad es un poder espiritual que sigue rechazando a Dios aunque vea milagros; es el peor de todos los pecados porque el incrédulo no puede recibir perdón ni vida eterna. Quien rechaza hasta el final a Dios, será condenado, irá a un lugar que Dios no quiere que vaya, porque su voluntad es que todos se salven. El Señor quiere librarte de la incredulidad y quiere salvarte. La incredulidad es un poder de pecado que te lleva a rechazar a Dios o a lo que viene de Él; la incredulidad te lleva a rechazar su palabra total o parcialmente.

Los demonios creen y tiemblan a la palabra de Dios pero lo rechazan y para que tú seas un verdadero creyente debes creer a la palabra de Dios y aceptar la verdad porque todo aquel que no acepta la verdad entonces acepta la mentira. Si esto es la verdad y yo la rechazo, acepto inmediatamente otra cosas totalmente distinta a la verdad y eso se constituye en un pecado y el pecado es el aguijón de la muerte. El dominio del pecado nos lleva a la condenación, por lo tanto es imprescindible que el hombre reciba el perdón de sus pecados y para ello debe arrepentirse primero. ¡La salvación comienza con el arrepentimiento! Tu salvación nada tiene que ver con que asistas todos los domingos a la iglesia, con que ofrendes y diezmes; no tiene que ver con que cantes o tengas algún puesto en la iglesia, tu salvación tiene que ver con el hecho de que el pecado ya no gobierna en tu vida, que la sangre de Cristo te ha limpiado de todo pecado y que hayas recibido la llenura del Espíritu Santo. Si Dios te da lo que le estás pidiendo es pura cháchara; lo más importante es el perdón de tus pecados y tu salvación. ¡No permitas que el pecado te domine! ¡No permitas que la amargura te dibuje la cara y tome posesión de ti! ¡Debes venir a Cristo para que te limpie!

 La barrera más grande que encuentra Dios para salvar al hombre es la incredulidad y la falta de fe; ésta es un rechazo a lo que Dios quiere, es un rechazo al Señor y un rechazo total o parcial a su palabra. Si tú no crees a la palabra de Dios no le crees a Él. ¿Cómo sanamos la incredulidad? Todo pecado comienza a ser limpiado cuando es reconocido. ¿Tú reconoces algún grado de incredulidad en tu vida? ¿Llevas veinte años de cristiano, o más arrastrando la miseria? ¿Sigues en pobreza cuando la Biblia te promete bendición y prosperidad? Que se enoje quien quiera, pero la pobreza es una maldición y todos los gobiernos trabajan para erradicar ese flagelo aún los pastores desde el púlpito. Te repito, la pobreza y la miseria son una maldición. Esta es la evidencia que el poder y la gloria de Dios no conducen tu vida.

Yo llevo veinticinco años en Uruguay enseñando la Biblia y diciéndole a la gente que no pida prestado, que el que pide prestado es esclavo del que presta. ¡Incrédulo! ¿Estás endeudado? Algún grado de incredulidad hay en ti. Hay gente que en lugar de creerle a Dios sacan un préstamo para pagar otro que ya tenían. ¡No creen a la palabra de Dios! Recuerdo una mujer que tenía camiones con los que vendía leña; un día viene desesperada pidiéndome que orara por ella porque estaba a punto de quebrar; entonces yo oré y Dios hizo un milagro. A los días vino contenta porque las ventas aumentaron, porque quienes le debían le pagaron y ahora ella estaba libre de deudas, pero pasaron unos meses y volvió como al principio. “¡Pastor otra vez estoy endeudada porque pedí un préstamo que ahora me cuesta pagar!”

¿La vida que tú llevas es acorde a tu fe o a tu incredulidad? Si tienes fe en la palabra de Dios no te va a faltar ningún bien. Podrás pasar por alguna dificultad pero es para probar tu fe y ésta va a terminar más pura que el oro fino, así que estarás atravesando por una situación de escasez pero te vas a gozar, te burlarás del diablo y le dirás: “¡Yo creo en Dios! Esto es sólo una prueba, no creas que me vas a dejar atado porque tengo un Dios poderoso en quien he creído”. Puede ser una circunstancia, un valle de sombra de muerte, mas el rey David declaraba: “Tú Jehová estás conmigo. Tu vara y tu callado me infundirán aliento”. Declara: ¡No me voy a quedar ahí!”

La fe destruye la incredulidad; y la fe viene por el oír y por el oír de la palabra de Dios. ¡Ésta es palabra de Dios para ti hoy! Hablando recientemente con una persona, me decía: “¿Pero qué queres que piense de Dios? ¡Es un sinvergüenza! ¡Mira que matar a su propio Hijo por nosotros! ¿Qué clase de padre es?” ¡Me decía cosas durísimas contra Dios! Yo lo miraba y no decía nada y al verme así pensó que me mató con lo que me dijo, entonces me reí y le dije: “Todo lo que me dices proviene de tu razonamiento pero no sabes qué distinto se ve todo eso desde la fe”.

Si tú oyes la palabra de Dios, la fe viene por su palabra. El Señor está golpeando la puerta de tu corazón para que tengas fe y te está dando entendimiento para hacerte libre de algunas cosas que te tienen esclavo. Lo primero que necesitas es perdón de Dios, si nunca le has pedido que venga a reinar a tu corazón. Tal vez nunca has hecho una decisión de fe de pedirle a Jesús que perdone tus pecados y te limpie y que te libre del dominio que este ejerce en ti. Si tu rostro está radiante, si tienes gozo y paz quédate tranquilo o tranquila, pero si tienes cara de preocupación, de afán, de ansiedad, angustia, soledad o fracaso pídele perdón a Dios y dile que te libre de esos demonios que están llenando tu mente y tu corazón. Donde está el Espíritu de Dios, no hay lugar para la angustia ni para la tristeza; sólo hay lugar para el gozo y para la paz de Dios.

La Incredulidad es muy sutil. Tú asistes a la iglesia, lees la Biblia pero hay cosas que no estás creyendo, por ejemplo, tú piensas que la solución para tu problema matrimonial es el divorcio pero nada más lejos de la verdad de Dios. ¿En qué crees? ¿En tu sentir o en lo que dice la palabra de Dios? Tienes muchos años de cristiano pero hay cosas que no olvidas y  no perdonas. No juegues con el pecado porque éste te va a condenar. El rey David oraba: “Señor perdona los pecados que me son ocultos”. Cuando uno reconoce su pecado, lo confiesa y por medio de la confesión el pecado sale. Así funciona en el mundo espiritual. 1ª de Juan 1:9 dice así: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. Los pecados salen cuando uno los confiesa, ahí comienza la salvación. ¡Los demonios de amargura ya no pueden amargarte más! Cuando confiesas tus pecados, entra la paz de Dios, entra la fuerza y un espíritu de victoria y no importa qué tan negro esté todo, porque tú crees en la victoria, entonces atraviesas la oscuridad y llegas a la luz porque te guía la verdad, te guía el Espíritu de Dios.

Te ha hablado de salvación, de incredulidad y de arrepentimiento. Antes del perdón de pecados se produce en el corazón de la persona, el arrepentimiento y éste es una convicción seria y profunda de que mi relación con Dios está rota porque quien domina es el pecado y no el Espíritu Santo. El arrepentimiento te lleva a levantar la mirada al cielo y clamar a Dios por su perdón y su liberación porque no te quieres perder, y ya no quieres que te domine el pecado sino que te domine el Espíritu Santo. Más importante que todo lo que anhelas en el mundo es que no termines en el lago de fuego y azufre porque lo más importante es la vida eterna. Por sobre todas las cosas tienes que valorar tu relación con Dios y la vida eterna. La salvación se manifiesta aquí abajo y culmina en la eternidad; por otro lado, el castigo eterno comienza aquí abajo y culmina también en la eternidad. Es el Espíritu Santo quien produce el arrepentimiento cuando la persona oye la voz de Dios y eso es una convicción profunda. Algunos confunden el arrepentimiento con el remordimiento. El que tiene pecado tiene culpa y el que tiene remordimiento también, pero éste no te quita la culpa ni te perdona. El remordimiento es una especie de miedo a las consecuencias del pecado. Yo he hecho lo malo y ahora voy a perder a mi esposa, mis hijos no me van a querer, Dios no me va a perdonar; entonces la persona llora y no porque su relación con Dios está rota y porque no podrá entrar a la vida eterna sino por lo que le va a suceder por causa de ese pecado que ha cometido. Esa persona tiene su mirada puesta aquí abajo y no arriba. Quien está con remordimiento vive con ese sentimiento y con la culpa del pecado encima porque el remordimiento nunca va a guiar a nadie al perdón de Dios. El remordimiento produce lágrimas de cocodrilo y no lleva a nadie a una convicción profunda delante de Dios.

CONCLUSION

Mi oración es que el Espíritu Santo te convenza de pecado, de justicia y de juicio. Hay muchas personas que no han llegado a creer de verdad y necesitan perdón y salvación. Quien recibe perdón de pecados está en condición de ser lleno del Espíritu Santo y cuando su presencia viene a tu vida, huyen la angustia, la amargura, la soledad, la tristeza, la frustración y viene sobre ti el poder de Dios, no sólo para poder sonreír y creer que saldrás adelante cualquiera sea la dificultad que se te presente, sino también para que hagas la obra de los discípulos de Dios. Te entra un fuego que no te deja estar sin ayudar a una persona que está quebrantada, no te deja hasta que le des una palabra de fe y de aliento a alguien; ese fuego no te deja estar sin orara por un enfermo o por una persona endemoniada y es que ya no te resbalan las cosas sino que anhelas que el Señor te use para ayudar a otros. Les hablas a las personas de Cristo y produces en ellas salvación, sanidad, liberación, etc. Eso es lo que le sucede a quienes aman a Dios y realmente están libres de la esclavitud del pecado. Eres libre de ansiedades y ya no te preocupa el dinero como antes, o el trabajo, ya no te preocupan las añadiduras como te preocupaban antes, porque ahora estás consagrado y consagrada al Señor y Dios está dándote lo que necesitas porque Él ha prometido darte el reino.

Dios nos dice que no nos hagamos tesoros en la tierra sino en el cielo; lo que se ve no es importante sino lo que no se ve, eso es lo que importa. Dios te ha hablado, sabe que el Señor es buen pagador y no es deudor de nadie. ¿Seguirás viviendo igual o vendrás a Cristo para que tu vida sea transformada radicalmente? Viene el perdón, viene la salvación, viene el Espíritu; viene el poder de Dios y la victoria. ¡El equipamiento de Dios para tu vida es para que seas más que vencedor en todo! Ya no quieres seguir viviendo como hasta ahora lo has hecho, reconoces que tu vida así no sirve porque no muestra la gloria del Padre. Reconoces que con esa cara que tienes no glorificas a Dios y tampoco puedes decir que eres una persona cristiana.

El Señor está golpeando a la puerta de tu corazón; no te resistas más y ya no lo esquives si estás arrepentido o arrepentida y has entendido que lo más importante no es lo que Dios te pueda dar aquí abajo sino que te dé el perdón de tus pecados y la salvación. ¡Lo más importante es tu comunión con Dios!

“Espíritu Santo, sólo tú puedes convencer y traer arrepentimiento, sólo tú puedes traer perdón de pecados. Perdona Jesús, los pecados, corta toda maldición. Trae salvación Padre, trae sanidad y liberación, en el nombre de Jesús. Que no quede el pecado adentro sino que salga afuera y sean libres, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”. 

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PELEA POR TU FE

INTRODUCCIÓN

Debemos diferenciar dos clases de vida, las cuales tienen dos orígenes distintos, y se contraponen. El apóstol Pablo presenta en el libro a los Romanos, capítulo 7 una gran disyuntiva que está viviendo como cristiano y habla de las fuerzas que combaten dentro de él y la lucha interior que libra. Romanos 7:7 dice: “¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás”.

Aquí se presenta un dilema porque cuando no existe la ley, no existe el delito, ya que si la ley no dijera: no mentirás, entonces mentir no sería delito, por lo que todo delito es una infracción de la ley. Si yo hago algo que no está en ninguna ley no es ninguna infracción. Primero existe la ley y luego el delito. El apóstol Pablo dice que la ley le muestra que es un infractor pero que ésta no tiene fuerza para ayudarlo a cambiar y no lo libra del pecado; él nos señala una cantidad de cosas que se mueven en su interior y expresa lo siguiente: “Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí” (Romanos 7:15 al 17). Pablo nos dice que peca porque el pecado vive en él. Debemos entender que el pecado no es algo sin poder en sí mismo ya que es un poder espiritual. Jesús dijo que el que hace pecado es esclavo del pecado. Lo que está declarando aquí es que el pecado tiene poder para enseñorearse, subyugar y esclavizar a las personas. Pablo nos dice: “Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí”. De esta manera ya no tenemos culpa sino que le echamos la culpa al pecado. ¡No! Si dejas entrar en tu casa un chancho, ¿quién es culpable, el chancho o quien lo dejó entrar? ¿Por qué está el pecado dentro de ti? Porque cuando pecaste dejaste entrar el pecado y éste se constituye en un poder que te subyuga; el pecado produce pecado dentro de ti y te lleva a pecar pero tú eres el culpable porque dejaste entrar el chancho. Hay quienes disfrutan de las chanchadas del chancho; otros dicen que no lo quieren, pero igualmente lo dejaron entrar y ahora no saben qué hacer.

VIVIR CONFORME AL PODER DEL PECADO

“Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo” (Romanos 7:18). En nuestra naturaleza no mora el bien, o sea que de nosotros no sale el bien, no pensamos bien, no hablamos y no hacemos el bien. ¿Qué es la carne? Es la naturaleza pecaminosa que está compuesta por el alma y el cuerpo. Al alma la constituye la mente, la voluntad y las emociones, o sea, lo que pensamos, la fuerza que ponemos en hacer o no hacer algo y los sentimientos, y ahí mora el mal. Digamos que no tenemos fuerzas para hacer el bien pero sí para hacer el mal. El mal te gobierna y eres valiente para adulterar pero tienes miedo de que tu esposa se entere; o sea que tienes voluntad para hacer el mal y cuando vienes arrepentido y me preguntas qué hacer, yo te digo que se lo cuentes a tu esposa pero te aterra el hecho de hacerlo. ¡Te acobardas! ¡Tienes fuerza de voluntad para hacer el mal pero no para hacer el bien! Cuando lo que domina es el pecado, entonces hago lo que no quiero, y lo que quisiera hacer, que es lo bueno, no lo hago y me encuentro que soy impotente porque el pecado es un poder que se enseñorea de las personas.

Hablemos de pecados que generalmente no consideramos como tal, por ejemplo la amargura; no sabemos definir bien este sentimiento, pero cuando miramos a la cara de una persona decimos que es amargada. La amargura es un estado de ánimo que domina a algunas personas, ¿y  por qué la domina? Porque la amargura es un pecado, es un chancho que has dejado entrar a tu vida. ¿Quién quiere ser amargado? ¡Nadie! ¿Pero por qué eres una persona amargada? Porque la amargura te gobierna; el pecado se enseñorea de ti. O sea que la amargura es un pecado y ese poder espiritual te gobierna y se enseñorea de ti. La tristeza también es un pecado porque atenta contra tu felicidad, contra tu paz y tu bienestar físico.  No conozco a nadie que tenga ganas de estar triste. La tristeza tiene que ver con el pasado y eso te ata, estás triste por algún familiar o amigo que perdiste o por algo material; tal vez sientes tristeza porque has deseado ser feliz con el flaco con quien bailaste hace veinte años atrás, en la noche de la nostalgia, pero ahora estás casada con un gordo feo y esa tristeza te domina. Nadie quiere estar triste pero ese sentimiento te domina porque el pecado domina a las personas. La conclusión es que la soledad, la angustia y la amargura son un pecado. También lo es la incredulidad; algunos dicen que oran a Dios pero Él no les contesta y eso produce un estado de ánimo negativo. Quiero decirte que cuando el Espíritu Santo gobierna tu vida la amargura no tiene cabida, tampoco la tiene la angustia ni la soledad entre otras cosas. Es fácil saber si te domina el Espíritu Santo o un chancho; es fácil ver si eres espiritual o carnal.

Como dije, hay dos clases de vida. El apóstol Pablo dijo: “Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí”. En mi carne y en mi naturaleza no está el bien, por eso nadie puede decir que agrada a Dios si hace algo que surge de su propia naturaleza. Podrás cantar alabanzas a Dios pero no podrás agradarlo si no lo haces por la obra de su Espíritu Santo; cuando adoras a Dios en espíritu y en verdad, le agradas a Él, tú lo bendices y ministras su Espíritu a las personas, impartes su presencia, la paz y la vida del Espíritu a quienes te escuchan. Puedes tocar muy bien algún instrumento pero si tocas sólo porque te gusta la música o para que todos te vean, si sale de ti no es bueno sino que es obra de la carne por lo tanto es malo y Dios lo rechaza. Cuando David tocaba el arpa, los demonios huían. Si tú te estás dando cuenta que estás llevando una vida sin sentido y que no vale la pena todo lo que estás viviendo hasta ahora, debes tomar una determinación, así ya no tendrás que andar con cara de amargura, de tristeza o de resentimiento sino que tu rostro irradiará gozo, paz y vida abundante.

VIVIR CONFORME AL PODER DEL ESPÍRITU SANTO

En el capítulo 8 del libro de Romanos el apóstol Pablo llega a una conclusión; en el versículo 1 dice así la palabra de Dios: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”. Aquí aparece la otra clase de vida. Pablo declara que hay algunos que andan conforme a la carne pero también señala que no hay condenación; dice que aunque en él no está el bien, no hay condenación porque no anda conforme a la carne, o sea, el mal está en mi pero yo ando conforme al Espíritu. No trato de venderle a Dios carne consagrada porque hay carne religiosa a la que le gusta la música cristiana, le gusta predicar, bendecir y echar fuera demonios pero la carne nunca echará fuera los demonios y nunca va a bendecir porque en mí no está el bien.

Pero dice Pablo que no hay ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús. A mí me costó entender esto de que estoy en Cristo y que no hay condenación para los que están en Él. Los que hemos creído en Jesús no somos cosa extraña al cuerpo del Señor; los creyentes somos la iglesia y ésta es el cuerpo de Cristo, y lo que funciona en Él funciona en mí. Lo que es de Cristo es mío y lo que produce el Señor lo produzco yo porque no soy separado del Señor sino que formo parte de Él. Mi dedo índice no es mi cuerpo porque es sólo el dedo pero es mi cuerpo porque forma parte de él. ¡Yo soy parte de Cristo! Por mi dedo circula la sangre que circula por mi pierna porque es el mismo cuerpo, entonces, lo que sucede en Cristo sucede en mí. Sucede que cuando yo estoy en Cristo opera en mí, otro poder; así como el pecado opera para producir pecado, el Espíritu de Dios produce vida y paz.

Romanos 8:2 dice: “Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte”. Hay una ley que no es: no matarás, no mentirás, no robarás; hay una ley que es del Espíritu y esa es la ley de vida en Cristo. Si mi vida está en Cristo funciona la ley del Espíritu y de ser así, el Espíritu produce en mí las obras de Jesús. No es lo que yo puedo hacer sino lo que el Espíritu de Dios hace en mí; no es que tomo una decisión para agradar a Dios, ya que no puedo hacer eso porque el mal está en mí y mora en mí no me lo permite, pero si estoy en Cristo el Espíritu opera en mí, y cuando Él opera y llena a los creyentes no acepta convivir con otros espíritus. ¡No puede un espíritu de pecado dominar a un cristiano! Cuando el Espíritu Santo está hay paz y vida, ya no está la amargura, la angustia y la soledad que son espíritus del infierno. ¡Son cerdos que tienen que salir fuera! ¡No pueden permanecer en el creyente!

Hay una ley que es la ley del pecado y de la muerte, y el pecado es el aguijón de la muerte. La ley del pecado y de la muerte produce muerte y en mi ser opera esa ley del pecado y de muerte, pero el estar en Cristo hace que opere en mí la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús. ¿Qué es esto? Que ya no me tengo que preocupar por agradar a Dios cumpliendo los mandamientos sino que debo ocuparme de mi relación con el Espíritu Santo. Yo no produzco el bien; el bien lo produce el Espíritu Santo. Mi amor a Dios y mi relación con Él hace operar una ley más poderosa que la ley del pecado que me lleva a pensar bien, a hablar bien y a actuar bien. El apóstol Pablo va destilando el conocimiento y la sabiduría de Dios y dice en Romanos 8:3: “Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne”. ¡Es imposible que la ley me ayude! Para entenderlo mejor, el semáforo se pone en rojo advirtiéndonos del peligro pero no nos frena ya que no tiene poder para hacerlo; así es la ley, ésta opera indicándonos lo que está mal en nuestras vidas pero no puede librarnos del pecado ya que no tiene poder para ello. Según este pasaje, la ley es débil porque la carne es poderosa para producir pecado. La ley te pone en conocimiento del peligro pero quien decide lo que va a hacer es uno.

“Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne”. Dios envió a su Hijo en semejanza de carne de pecado, pero no es carne de pecado, eso somos nosotros. Jesús tiene ojos pero no pecó, tiene boca como todos los pecadores y todo lo que tienen los pecadores, parece un pecador pero no lo es; es semejanza de carne de pecado. El diablo lo ve como a uno de nosotros y piensa que se lo va a “comer crudo”; Jesús vino en semejanza de carne de pecado pero Él no ha pecado. El dominio del pecado no está sobre Jesús, todo lo contrario, el poder del Espíritu Santo está sobre Él. Dios cargó en Jesús el pecado de toda la humanidad y esto lo debilita hasta la muerte; Cristo muere y el Padre lo abandona, desciende al infierno y allí satanás y los demonios lo escarnecen celebrando la victoria sobre Jesús pero Él era semejanza de carne de pecado, no era pecado ni estaba dominado por éste. Por eso señala la Biblia que el Espíritu Santo lo levantó de entre los muertos.

A causa del pecado condenó al pecado en la carne de Cristo. El pecado dijo: “Yo domino a todos los hombres”. Entonces llega Cristo en semejanza de carne de pecado y el pecado se quiere enseñorear de Él pero no puede por lo que Dios condenó al pecado. Éste es un poder espiritual, si no fuera así no podría dominar a las personas, mas Dios lo hace fracasar en la carne de Jesucristo. ¡En Cristo, satanás, el pecado y el poder que este ejercía sobre la humanidad se estrelló! ¡Cristo es vencedor y nosotros somos de Cristo! Yo formo parte del cuerpo de Cristo, estoy unido al Señor y ando con Él. Yo no ando haciendo el bien, yo ando con Cristo; no ando haciéndome el bueno, yo ando con Cristo porque soy parte de Él. Por lo tanto, la condenación del pecado sobre la carne de Cristo también es condenación del pecado en mi carne porque no hay diferencia ya que el Señor me hace de Él. El Señor es mío y yo de mi Señor. ¡Soy parte del cuerpo de Cristo! “Para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”. La ley nos condenaba, nosotros éramos impotentes para cumplirla y era necesario hacerlo. Cristo cumplió la ley y Dios condenó al pecado en la carne de Cristo, entonces, se cumplió la justicia de la ley en nosotros que somos de Él, que creemos en Él y formamos parte de Él.

¿QUÉ PENSAMIENTOS TE DOMINAN?

Romanos 8: 5 dice: “Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu”. ¿Quieres saber quién es espiritual o quien es carnal? Escucha sus conversaciones, el que es de la carne habla carnalidades y cuestiona todo. Cuando yo era joven, en el grupo de jóvenes de mi iglesia discutíamos si era malo o no ir a bailar. Alguno decía que allí se movía el diablo, que allí había muchas tentaciones. Enseguida otro discutía: “¿Qué tentaciones? ¿Qué tiene de malo ir a bailar? Si bailo con mi hermana no pasa nada”. ¡Es feo bailar con la hermana! Y agregaba: “Yo voy pero bailo con mi hermana”. Supongamos que eso de bailar con la hermana es un argumento excelente pero, ¿es un argumento espiritual o carnal? Los que son de la carne piensan en las cosas de la carne y dicen cosas como: “¿Se puede hacer esto o no se puede?” Cuando le dices que no, saltan: “¿Y qué tiene de malo?” Está pensando a ver cómo encontrarle la vuelta para poder pecar sin pecar. Si tengo una voz maravillosa y tengo unas ganas terribles de cantarle a Dios, entonces me paro en el púlpito y le canto, pero si es de la carne y no proviene del Espíritu, la canción es carnal, o sea que es producida por mi carne y eso a Dios no le agrada. Los que son del Espíritu piensan en las cosas del Espíritu. Examínate, es fácil, no se necesita saber de teología o doctrina para ver si una persona es carnal o espiritual, observa si se levanta la persona temprano pensando qué va a hacer de comer. ¿Qué tiene de malo pensar en la comida? Si lo primero que sale son pensamientos de comer y si ocupas toda tu mañana en ver qué vas a hacer de comer, ¡no te estás dedicando a cosas espirituales! Sí, hay que comer y comprar para hacer los alimentos pero tus pensamientos no tienen que estar enfocados sólo en eso. Si piensas sólo en la comida, sales a hacer las compras, pasas por al lado de un indigente o de una persona que está mal y tú ni te enteras y tampoco te importa.

El carnal ve determinadas cosas, el espiritual ve todo lo contrario; en la persona carnal opera el poder del pecado, mas en el espiritual opera un poder más grande y es el poder del Espíritu Santo. ¿En qué vamos a terminar? Romanos 8:6 dice: “Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz”. Si te ocupas todos los días todo el día en qué harás de comer, nunca vas a salvar a nadie y tampoco te salvarás tú; no te dedicarás nunca a extender el reino de Dios ni te preocupará su voluntad ni sus propósitos porque tu mente está ocupada en cosas que tienen que ver con la carne. El apóstol Pablo aclara la cosa y dice: “Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios”.

Dios quiere que haya personas que le sirvan tocando los instrumentos pero si eso lo haces en la carne, es enemistad contra Él. Dios quiere predicadores pero si estos predican porque quieren fama y gloria, si lo hacen por dinero o lo que sea, ese predicador está en contra de Dios. Los designios son los planes y los planes de la carne siempre, de continuo, son enemistad contra Dios. No hay forma de que un ser humano pueda agradar a Dios, solamente le agrada aquel que es dominado por el Espíritu Santo. Si el Espíritu Santo es tu Señor, entonces lo que dices y haces le agrada a Dios. El apóstol Pablo dice que los que viven según la carne no pueden agradar a Dios y agrega: “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él”.

¡Se pone más duro el asunto! Si eres cristiano pero un espíritu de frustración te domina todo el tiempo, la Biblia dice que los que son guiados por el Espíritu de Cristo son de Él. Un espíritu de frustración no es de Cristo. ¡El Señor es victorioso en todo y hace a los creyentes victoriosos en todo! Si el espíritu de frustración domina tu vida, domina tus pensamientos, tus sentimientos, emociones y hasta tus decisiones. Quien tiene un espíritu de frustración dice: “Me quemé con leche y ahora veo la vaca y lloro”. Una persona frustrada es alguien que ha fracasado pero como no quiere fracasar más no quiere hacer más nada. ¡El que es guiado por la frustración no es del Señor!

Te domina la amargura pero tú te excusas que es culpa de tu suegra; tienes un espíritu de amargura que domina tu vida. Dices que es por culpa de tu esposo porque es malo, pero tú le abriste la puerta al chancho, en este caso la amargura, y lo dejaste entrar. Si te guía el Espíritu Santo el resultado es vida y paz; si te guían la amargura, la frustración u algún otro espíritu negativo, estás siendo dominado o dominada por un poder de pecado y para esto la única solución es la sangre preciosa de Cristo porque vivir amargado o amargada no glorifica a Dios, no muestra el poder del Señor ni su victoria. Debes ir a Cristo y decirle: “Perdóname Señor, cúbreme con tu sangre, líbrame de la atadura del pecado”. Si el Espíritu Santo domina tu vida el rencor no podrá permanecer dentro de ti. ¡No puedes sentir rencor porque quien tiene al Espíritu Santo tiene amor! Podrás hacer fuerza para odiar pero no podrás, porque el Espíritu Santo no puede odiar. ¡El Espíritu Santo ama! Él no puede inducirte nunca a la tristeza ni a la soledad; sí te puede inducir a una clase de tristeza para salvación pero no es esa tristeza que te estoy hablando.

Dice Romanos 8:13 y 14: “Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios”. Volvamos al versículo 6: “Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz”. No se trata de qué hay que hacer para agradar a Dios sino qué poder te domina. ¿De qué te ocupas? ¿Te ocupas de la carne? Producirás carnalidades. ¿Te preocupa tener una buena relación con el Espíritu? Vas a producir vida y paz. ¿Qué estás produciendo?

CONCLUSIÓN

La conclusión es que necesitas que Dios perdone tus pecados ya que has estado dando un mal testimonio por causa de tu angustia, de tus tristezas, por causa de los rencores y la amargura que hay en tu corazón, pero no entendías que era un pecado que moraba en ti y te justificabas diciendo: “¿Cómo no voy a estar amargada con lo malo que es mi esposo?” Les echas la culpa a otros pero resulta que la amargura la tienes tú. Si una suegra o tu cónyuge son capaces de quitarte la paz y el gozo, estás declarando así que Dios no sirve para nada. Ninguno de estos poderes que te he mencionado puede contra el Espíritu Santo. No necesitas proponerte ser mejor sino someterte a Él. Pídele a Jesús que te perdone y te cubra con su sangre preciosa y después pídele que te llene con su Espíritu Santo.

El problema más grande que tienes no son los familiares que te rodean, no son los gobernantes de turno, no es la situación económica ni las enfermedades; el problema más grande que tienes es el pecado y Cristo apareció para condenar el pecado en su propio cuerpo. El Señor vino para perdonar y limpiarnos de todo pecado y una vez que te limpia te transformas en una vasija vacía que debe ser llenada con el Espíritu Santo. Cuando entra el Espíritu Santo no es suficiente ser limpio, es necesario que entre ese poder superior al poder de la carne y del pecado. ¡Es un poder que produce vida y paz! Si alguna circunstancia te roba la paz es porque no tienes una buena relación con el Espíritu Santo pero si puedes burlarte de los problemas y seguir confiando en el Señor entonces Él gobierna tu vida. No importa lo grave del problema o lo grande del poder del mal que ha venido sobre ti porque el poder del Espíritu Santo es más grande que todos los males. Si eres feliz con la vida que llevas, quédate tranquilo pero si estás cansada o cansado del fracaso, de la frustración y la tristeza, reconoce que has pecado, acércate a Jesús, pídele que te perdone, que te limpie y que te llene con su Espíritu Santo.

Tú te preguntarás cómo haces para saber cuál es la voluntad de Dios y yo te digo que no es tu problema, porque el Espíritu Santo te va a guiar a toda verdad. Si me preguntas por qué vine a Uruguay yo te contesto que no sé pero sí sé que fue el Espíritu Santo quien me trajo. Yo busqué a Dios y Él me metió en su voluntad. ¡Debes saber que el Espíritu Santo guía tu vida! ¡Deja que te lleve!

Sueño con que Dios levante siervos y siervas que conquisten las naciones. Es necesario que dejes que Dios disponga de tu vida, ofréndasela a Él. Necesitas entender que no puedes seguir luchando con tus propias fuerzas y que no transformarás tu carne y harás de ella carne consagrada para agradar a Dios porque no lo agradarás ya que para Dios la carne está condenada. Dice Romanos 8:11: “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros”. Lo que hizo el Espíritu Santo con Jesús levantándolo del infierno, también hará con tu cuerpo mal trecho y muerto. ¡El Señor vivificará tu cuerpo muerto y te dará un cuerpo glorificado! Esto no es obra tuya sino del Espíritu Santo. ¡No te conformes con lo que eres porque Dios quiere hacer cosas grandes contigo!

“Espíritu Santo, la palabra ha sido dada, toca las vidas. Aquellos que son llamados por ti para ser transformados, sean tocados hoy con tu poder, en el nombre de Jesús, amén”.

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PELEA POR TU FE

INTRODUCCIÓN

Leemos en Hechos 10:37 y 38: “Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan: cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”.

Dios el Padre ungió a Jesús, Dios el Padre estaba con Jesús y Él anduvo haciendo el bien. A veces ni descansaba; sus discípulos le indicaban que debía descansar y también que debía comer, mas Jesús les dijo: “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra”.

¿Tú quieres ser como Jesús? El propósito o la pretensión de Dios es que todos lleguemos a ser uno, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo, y también, el Señor declaró que nosotros haríamos las mismas obras que Él. Todos miraban lo que Jesús hacía y escuchaban lo que decía, y en un momento, dijo: “Ustedes van a hablar como yo hablo y harán las obras que yo hago”. El Nuevo Testamento hace mención del crecimiento que Dios le quiere dar a la iglesia y la edificación de ésta hasta que todos lleguemos a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.

Te pregunto nuevamente: ¿Quieres ser como Cristo? ¿Te gustaría que te clavaran las manos en una cruz con un clavo herrumbrado? En la época de Jesús los clavos tenían herrumbre y no se había descubierto aún el acero inoxidable. Ser como Cristo significa también padecer como Él. Al Señor lo tildaron de endemoniado y decían que echaba los demonios por el poder de Beelzebú. ¡Querer ser como Jesús tiene un precio! Ser como el Señor no se trata de tener un buen negocio o hacerse rico; querer ser como Jesús no significa que tienes que tener una vida cómoda sino que incluye vivir una vida complicada pero también incluye ser investido por la unción de Dios, tener poder y convicción y experimentar una pasión que hace que tú no te detengas por nada.

DESPOJARNOS PARA SER COMO CRISTO

Debemos entender que para ser como Cristo nos tenemos que despojar de nosotros mismos según la enseñanza bíblica; tenemos que despojarnos de nuestros pensamientos, conocer los pensamientos de Dios y abrazarlos con la convicción de que sus pensamientos son mejores y más altos que los nuestros. Tenemos que despojarnos de nuestros planes, convencidos de que los planes de Dios son mejores que los nuestros. Cuando retenemos algunas cosas y no las queremos soltar, no nos despojamos de nosotros mismos, entonces no podemos hacer la voluntad del Padre. Cuando queremos hacer lo que deseamos, dejamos de hacer lo que Dios desea y lo que yo deseo o lo que a mí me gusta se transforma en una trampa, porque lo que yo anhelo me aleja de lo que el Señor anhela. ¡Mis deseos no son los deseos de Dios!

Cuando yo me aferro a algo que quiero, cuando me aferro a mis planes, caigo en una trampa que no me deja hacer la voluntad de Dios. Te lo explico muy sencillo: cuando tú haces tu voluntad, pecas, en cambio cuando haces la voluntad de Dios, no pecas. Toda obra que sale del corazón del hombre, por buena que parezca, está contaminada por el pecado y a Dios esa obra no le sirve. Por eso Jesús declaró: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”. Tomar la cruz significa negarse a uno mismo. La cruz representa la voluntad del Padre para Jesús; no era su voluntad ir a la cruz. El Señor oró en el Getsemaní sudando gotas de sangre, diciéndole al Padre: “Para ti todas las cosas son posibles. Tú puedes hacer que yo no beba esta copa. Eres el Todopoderoso y para ti no hay nada difícil. Yo no quiero beber esta copa y tú puedes hacer algo para que yo no la beba pero que no se haga mi voluntad sino la tuya”. ¡Para ser como Jesús hay que despojarse!

Dice Filipenses 2:4 al 7: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres”. ¿Quieres ser como Jesús? ¿Cómo fue el despojamiento de Jesús? Él estaba con el Padre en la gloria, “la pasaba bomba”, millones de ángeles lo servían y estaba muy bien allá. Pero había un problema y es que de tal manera amó Dios al mundo que envió a su Hijo Unigénito… ¡Dios también se despojó!

¿Qué es lo más preciado para un padre? ¡Sus hijos! Sin embargo, el amor por la humanidad hizo que el Padre enviara a su Hijo para que todo aquel que en Él cree no se pierda sino que tenga vida eterna. Dios le dijo a Jesús que tenía que bajar a la tierra pero debía dejar su gloria y su poder en el cielo. “Vas a encarnarte y serás un hombre en debilidad como cualquier hombre. Sujeto a todos los problemas que enfrentan los hombres así que debes dejar tu gloria acá”. ¿En qué consiste esto? Jesús no estimó en ser igual a Dios como cosa de qué aferrarse sino que se despojó a sí mismo y tomó forma de siervo, es decir que vino a servir y no a servirse, vino a servir al Padre y no a hacerse servir. Dice la Biblia que estando en forma de siervo se hizo obediente hasta la muerte y muerte de cruz. He visto personas que no quieren despojarse de un novio o una novia, de una carrera, de una casa que tienen que pagar en veinte años; entonces, la casa, el novio, la novia o cualquier otra cosa de la que está aferrado impide que entre en el propósito o la voluntad de Dios.

DESPOJARNOS TIENE UN PRECIO

¿Sigues diciendo ahora que quieres ser como Cristo? Yo he visto que los hermanos que fueron a servir a Dios a Haití se despojaron. ¿Qué muebles podían llevar? ¿Qué dinero podían haber llevado? Se fueron con lo puesto, esperando que si algo llegaban a necesitar, Dios se los iba a proveer. No fueron a forjar un futuro para ellos sino que fueron a promover un futuro para Haití y para los niños que allí viven. ¡Renunciaron a todo! Algunos renunciaron a su padre y a su madre. Sucede que no sólo son los programas de televisión que difaman a la iglesia, quienes se oponen a que tú te consagres. Ellos te dicen que Márquez te está robando, esclavizando y manipulando, pero muchas veces son los parientes los que te frenan. Cuando uno se despoja, puede dejar su patria, y deja padre y madre entre otras cosas. Pedro le dijo a Jesús: “He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos?” Y el Señor le respondió: “Cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna” (Mateo 19: 27 y 29). Está el cristiano que le dice al Señor: “Te voy a seguir pero después que entierre a mi padre y a mi madre”. Mas el Señor a ese le responde: “Deja que los muertos entierren a sus muertos y tú ven y sígueme”.  ¡Hay un precio que pagar!

¿Aún quieres ser como Jesús? Hay una joven que me viene diciendo hace tiempo que tiene un llamado para ir a Haití.  Su mamá la dejó con una vecina y se fue. Cuando la vecina se cansó de ella, fue a parar al INAU donde se crió con amargura, con resentimiento y rechazo, preguntándose siempre por qué su madre no la quiso. Ella no podía perdonar a sus padres porque la habían abandonado, pero cuando llegó a los hogares Beraca y el amor de Dios la cautivó, ella pudo perdonar a su madre y a su padre. La joven trabaja en un jardín maternal y está muy feliz, pero quiere irse a Haití. Su madre y su padre que nunca se han preocupado por ella, cuando se enteraron que se quería ir a Haití, me mandaron un mensaje amenazándome que irían al programa de televisión que se ha encargado de difamarme a mí y a los hogares Beraca, para contar que yo quiero dividir a las familias. A veces no sólo se opone el diablo, se opone hasta la familia.

Nunca olvidaré cuando mi hermano que estaba cursando tercer año de ingeniería, fue a mis padres con la noticia de que se iría al seminario teológico bautista porque quería ser pastor. Mis padres que toda la vida dijeron que la única herencia que nos iban a dejar era el estudio y una carrera, no soportaban la idea de que abandonara la carrera. Mi madre le dijo que finalizara y después que hiciera lo que quisiera. ¡Era el orgullo de nuestros padres que tuviéramos un título! Fue una lucha muy dura, pero mi hermano les dijo: “Ustedes me han enseñado el evangelio desde que soy chiquito y me dijeron que eso era lo mejor que hay para bendecir al mundo, entonces renuncio a mi carrera y me voy al seminario porque quiero ser pastor”. ¡Y se fue! ¡Dios ha bendecido grandemente a mi hermano! Tiene un ministerio grande en la ciudad de Neuquén. Tienen primaria, secundaria y universidad; también tienen radio y televisión.

DESPOJARNOS PARA SER UNGIDOS

Quiero decirte que a quien Dios no ha despojado, no lo puede revestir. Si el Señor no saca de ti todo eso que a Él le molesta conforme a su propósito, no te puede ungir con su Espíritu Santo. Piensa qué cosas te están estorbando e impiden que te puedas consagrar cien por ciento. ¿Qué cosas hay que no quieres renunciar? ¿Qué le estás negando a Dios? Los que quieren ser como Jesús tienen que despojarse como Él se despojó. El Señor fue revestido con el poder del Espíritu Santo después de haber venido al mundo y nacer despojado y después de dar prueba que no le interesaban sus propios planes. Jesús declaraba: “Las palabras que oyen de mí no son mías sino de mi Padre que está en los cielos”. Jesús podía hablar lo que quisiera pero se había despojado, había renunciado a hablar por su propia cuenta y dijo: “Sólo lo que el Padre me da que hable, eso es lo que hablo”. Es por eso que también declaró: “Mis palabras son Espíritu y son vida”. Porque las palabras venían del Padre y no de Él. Aun estando aquí y habiendo tomado forma de siervo se hizo obediente, y como el Padre había ordenado que los pecadores se bautizaran, Jesús se bautizó aunque era sin pecado porque dijo que era conveniente obedecer en todo.

Dice la Biblia que a Jesús le era necesario pasar por Samaria. A esa región no iban los judíos porque era una ciudad idólatra, contaminada y ellos no querían contaminarse pisando el polvo de esa región. Cuando la gente venía del norte de Galilea a Jerusalén, los judíos esquivaban Samaria. ¡No querían pasar por nada del mundo por ahí! Pero la Biblia dice que a Jesús le era necesario pasar por Samaria, mas no era una necesidad suya porque Él no obedecía a sus necesidades, sino que Dios tenía algo con esa región ya que cuando Jesús pasó por allí se encontró con una mujer en un pozo: La mujer samaritana de la que la Biblia hace mención. A ella Jesús le predicó el evangelio; le pidió agua y la mujer le dio de beber. El Señor en un momento le dijo: “Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva… Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed”. ¿Jesús tenía la necesidad de pasar por Samaria? ¡No! Era el Padre que tenía una mujer señalada para que sea salva y para que muchos sean salvos por su testimonio. Los discípulos llegaron y lo vieron hablando con una mujer y un judío no podía hablar con una mujer samaritana. Ellos lo observaban a la distancia pero en un momento se le acercaron y le dijeron: “Maestro tienes que comer”. Pero Jesús les respondió: “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra”.  ¡Así debe ser un cristiano! Por sobre todo debo hacer la voluntad de Dios. “No la mía sino la tuya Señor. Quiero despojarme como lo hizo Jesús y que me uses como lo usaste a Él. Padre, quiero que la unción que había sobre Jesús esté sobre mí porque quiero hacer las obras que el Señor hacía”.

Si yo no hubiera dejado de lado el coro que dirigía, la iglesia que amaba y mi tierra natal que tanto amaba, la ciudad de San Juan, Dios no hubiera cumplido en mí, su perfecto propósito. Allá cantábamos una canción que dice así: “Ay San Juan, ay San Juan, mi tierra querida. Ay San Juan, ay San Juan, ay San Juan de mi corazón. Ay San Juan, ay San Juan, ay San Juan, por ti doy la vida. Ay San Juan, ay San Juan, ay San Juan de mi corazón”. En esa última estrofa se nos caían las lágrimas… ¡Era más importante San Juan que Cristo! La canté tantas veces y lloré tanto, que dije: “De aquí de San Juan no me saca nadie”. ¡Pero Dios me sacó! ¡Amar a Dios es peligroso! Si no hubiera renunciado a la tierra que amaba, a la profesión que amaba y a otras cosas, no estaría en Uruguay y la iglesia Misión Vida para las Naciones no existiría. ¡Qué importante es una decisión!

LA IMPORTANCIA DE NUESTRAS DECISIÓNES

En este último viaje que hice a Haití casé a Carlos y Vanny, y cuando estaba celebrando la ceremonia yo lo miré fijo y le dije: “Qué importante son las decisiones, ¿no?” Él asentía, pero no entendía lo que yo le estaba diciendo. Cuando comenzamos la obra de Haití, Carlos era nuestro traductor y cobraba veinte dólares diarios por hacerlo, hasta que un día le dije que no le iba a pagar más y que decidiera si sería uno de nosotros, o sea, si se iba a despojar de sus pretensiones o no. Eso fue una puñalada en el corazón, ya que para él eran muy importantes esos veinte dólares diarios, unos seiscientos al mes, lo que era mucho para vivir en Haití. Pero algo le dijo a su corazón como hoy te está diciendo a ti: “Quedate, aquí hay propósito y llamado”. Carlos tomó la decisión, pero después quiso retroceder porque despojarse duele, pero él perseveró y se transformó en un líder. Yo le dije en su casamiento: “Carlitos, si no hubieras tomado la decisión de quedarte, no tendrías la esposa que tienes hoy”.  Él dijo delante de todos los que estábamos allí: “No entiendo cómo Dios me ha dado una esposa tan linda, siendo yo tan feo”. “Lo que pasa es que Dios paga bien”, le dije.

Eran dos parejas que se casaban ese mismo día y a los cuatro les dije: “Este casamiento es el mejor que he realizado en los hogares Beraca y digo que es el mejor porque ustedes han dejado muchas cosas por servir a Dios en este lugar” ¡Quién honra a Dios será honrado por Él! Yo espero mi galardón de parte del Señor, no lo espero de los políticos y mucho menos de los que conducen programas televisivos; no espero mi galardón de la gente, porque mi galardón viene de Dios. ¡Dios paga! ¡Él no es deudor de nadie, dice la Biblia! Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús, entonces, ¿para qué quieres la unción y el poder del Espíritu Santo? Le pides al Señor que te unja y te llene y no sabes para qué. Ser como Cristo significa tener la pasión que tuvo el Señor. ¿En qué consiste esa pasión? Es un fuego y una fuerza que te mueve en determinada dirección; la pasión es la decisión de sufrir por una causa. Es un fuego que te lleva a avanzar pase lo que pase porque es más fuerte que tú y ese es el fuego que Dios puso en Jesucristo y anhela poner en los que hoy se quieren despojar. ¡Dios quiere poner pasión en ti!

Él dijo de Jesús: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. Significa, este hijo me hace sentir bien porque me obedece, entonces descendió el Espíritu Santo sobre Jesús en forma de paloma y desde ese momento comenzó el ministerio de Cristo. Dice la Biblia que el Señor fu ungido con poder. Hechos capítulo 10 dice. “Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan: cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”. ¿Para qué tenía Jesús esa pasión y ese fuego? Para andar por ahí sanando a los oprimidos del diablo y haciendo bienes. Así debe ser contigo, no hacer lo que te conviene sino el bien a los demás.

CONCLUSIÓN

La pasión de Dios y de Jesús es la gente y si tú quieres ser como Cristo, la gente se transformará en tu pasión para sanar a los oprimidos del diablo y bendecir. Lo que ocurrió con Jesús fue porque Dios estaba con Él. Ser como Cristo no consiste en lograr grandes emprendimientos personales; Jesús anduvo por todas partes consolando, sanando y liberando endemoniados. Mal que le pese a quien sea, las opresiones que hay en el mundo son ocasionadas por demonios y dentro de la iglesia hay mucha gente que también vive oprimida. Si vives oprimido no es por la causa de Dios sino por causa del diablo porque aquel que es atacado con dardos venenosos del maligno, pero es como Cristo, se goza en las tribulaciones y no vive oprimido. Vive con fuego y pasión en su interior y declara que no lo van a detener porque lo que Dios le ha mandado hacer lo hará.

¡Dios nos ha mandado a bendecir y así lo haremos! El Señor nos ha hecho bendición y nosotros vamos a bendecir. Fortaleceremos a los débiles y daremos ánimo al cansado porque somos como Cristo, porque la unción que hay sobre mí es la misma unción que hubo sobre Cristo. ¿Cuál es la unción? ¡La presencia poderosa de Espíritu de Dios!

Abre tu corazón al Señor y piensa si sinceramente estás honrando a Dios. Muchos viven para el evangelio pero muchos viven del evangelio. El desafío que se te presenta hoy es para que vivas para el evangelio.

“Señor, establece tu reino y tu voluntad en lo más profundo de nuestros corazones. Si hasta hoy no se ha visto tu poder en mi vida, que sea visto a partir de hoy y que puedas decir de mí que soy tu hijo amado, tu hija amada en quien tienes complacencia. No quiero temer ser despojado o despojada, quiero rendirte todo. ¡Obra con tu poder en mí, Padre! Líbrame de mi egoísmo y de mis temores. Que tú puedas contar cien por ciento conmigo. Quiero andar por todas partes haciendo bien y sanando a los oprimidos del diablo como lo hizo Jesús. Libra de opresión y de temor, Padre; libra de egoísmo, en el nombre de Jesús. Sean rotas las opresiones y caigan los muros de contención; sean rotas las cadenas y los lazos del infierno, en el nombre precioso y bendito de Jesús, amén”.

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PELEA POR TU FE

INTRODUCCIÓN

Quiero hablarte acerca de algo que hace mucho daño a cristianos y a no cristianos; los creyentes no se han dado cuenta de la manera en que determinadas cosas golpean y demuelen su fe y los transforman en personas débiles y fracasadas, las transformen en gente que no tiene fuerzas ni iniciativa alguna y no cree en la victoria: Me refiero al temor.

Este es un poder espiritual que paraliza a las personas, que las transforma en cobardes e impide que puedan enfrentar determinadas circunstancias. Los cristianos creemos que las circunstancias que vienen a nuestras vidas son un ejercicio que nos impulsa a salir adelante y a vencer; creemos que después de cada dificultad salimos fortalecidos, estamos más crecidos y maduros, y que a través de las pruebas aprendemos cosas nuevas que quedan grabadas en nosotros y son elementos que nos llevan a ser victoriosos en nuevas circunstancias.

Las personas que no logran atravesar las dificultades se quedan paralizadas en el tiempo y comienzan a comer y a beber el fracaso, y tienen falta de idoneidad para enfrentar las cosas que les depara la vida. Las personas que tienen temores dejan de ejercitarse, por ende dejan de crecer y madurar. Los temores son una fuerza negativa y operan como una especie de fe negativa que no viene de Dios sino del infierno: Tienes fe de que algo malo te va a suceder, sientes miedo de enfermarte o que tu hijo se enferme de algo malo; sientes miedo a la hora de emprender una relación sentimental porque ya has sufrido y crees que los hombres te van a lastimar, entonces decides juntarte a un hombre pero te abstienes de amarlo. El temor produce desconfianza, inseguridad, angustia y falta de iniciativa. Si vives atemorizado o atemorizada no digas que tienes fe en Dios; si ante alguna circunstancia te angustias, no digas que tienes fe en Dios. Si ante una circunstancia declaras: “Esto no lo puedo enfrentar”, o “esto es más de lo que puedo soportar”, o como dicen los jóvenes: “esto me puede”, si como muchos, dices que ya no aguantas más, has determinado un decreto contra ti: ¡Has decretado que tienes límites que no podrás sobrepasar!

El apóstol Pablo, ante los problemas declaró: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). Con Él puedo enfrentar cualquier circunstancia y no se trata de que el apóstol Pablo fuera orgulloso o soberbio sino que había conocido el poder de Dios sobre su vida y sabía que era más grande y más poderoso que todos los problemas que pudiera enfrentar. ¡Pablo no confiaba en él sino en Dios!

UTILIZA LOS RECURSOS DE DIOS

Es importante que el creyente confíe en sí mismo pero no que lo haga ausente a la seguridad o a la certeza de que Dios está con él. Lo más importante que tiene un cristiano es la presencia del Espíritu de Dios en su corazón y no ha surgido ninguna fuerza en el universo que pueda doblegar la fuerza del Espíritu Santo, es más, no ha habido circunstancia o poder que haya vencido a Dios. Tú puedes declarar como el apóstol Pablo que todo lo puedes en Cristo que te fortalece, no porque confías en ti sino porque confías en el poder de Jesús que lo levantó de entre los muertos. El Señor venció la muerte, que fue el poder más importante que tenía satanás; él tenía las llaves del abismo y de la muerte, pero Cristo le arrebató esas llaves venciendo con poder.

Hay cosas que tenemos en nuestro armario de recursos a las que echamos mano a veces, como algún medicamento para calmar alguna dolencia; en nuestro diario vivir tenemos un armario con recursos para enfrentar circunstancias y hay armas que no son buenas, porque las armas que no son de Dios, no son buenas. Reitero, si las armas que usas no son de Dios, no son buenas. Por ejemplo, con mi esposa cumplimos treinta y nueve años de casados y hemos enfrentado juntos muchas adversidades pero en nuestro armario de recursos no contamos con un arma que diga “divorcio”. Muchos creen que pueden poner fin a un problema matrimonial con el divorcio pero ni Marta ni yo tenemos en nuestro armario la alternativa “divorcio” y jamás se nos cruzó por la mente semejante planteo, y eso que hemos tenido muchos problemas como cualquier matrimonio, pero nunca echamos mano a un recurso que no es de Dios. La Biblia dice que Dios abomina el divorcio o la disolución del matrimonio. Por lo tanto, con mi esposa hemos solucionado nuestros conflictos con otras armas pero el divorcio no está en nuestra lista.

Cuando no cuentas con las armas de Dios surgen otras armas que te dan soluciones que no vienen de Dios, pero las soluciones que no vienen de Dios, no sirven. En este tiempo, la iglesia y yo estamos atravesando circunstancias adversas; Uruguay está sufriendo una persecución religiosa. Hemos salido en los periódicos y en los programas de televisión, lo cierto es que le están pegando a muchas iglesias. ¡Nos están persiguiendo por causa de nuestra fe! Yo vengo a ser “el cuco” o “el viejo de la bolsa” y se han dicho muchas cosas acerca de mí y de mi iglesia; lo cierto es que la angustia y la impotencia han golpeado a la puerta de mi corazón pero yo no tengo en mi armario la idea de que “esto me puede” porque yo no cuento con esa arma ya que no hay nada que me pueda a mí porque yo soy de Cristo. ¡La Biblia declara que soy más que vencedor por medio de Aquel que me amó! (Romanos 8:37). Date cuenta cuáles son las armas que sirven… ¡Las que sirven están en la palabra de Dios! Si la Biblia señala que todo lo puedo en Cristo que me fortalece yo tengo que echar mano de esa arma.

El cristiano que usa la palabra de Dios, opera con ella, que es la espada del Espíritu, y señala la Biblia que la palabra de Dios es más cortante que toda espada de doble filo y penetra hasta partir el alma y el espíritu. ¡No hay arma más poderosa que la palabra de Dios!

Yo que estoy atravesando muchas dificultades, busco en la palabra de Dios y me encuentro con el Salmo 37: 32 y 33: “Acecha el impío al justo, y procura matarlo. Jehová no lo dejará en sus manos, ni lo condenará cuando le juzgaren”. Otra versión declara: “Acecha el malvado al justo, y procura matarlo. Jehová no lo abandonará en sus manos, ni tolerará que sea condenado en el juicio”.

Por un lado escucho voces que me dicen que me van a comer crudo; algunos hermanos y amigos me dicen: “¡Cuidate! Me he enterado que te van a comer”. Ellos me ayudan con eso a tener miedo. Lo que me produce temor no viene de Dios ya que todo lo que viene de Él nos da fuerza y aliento; tú no debes tener miedo de tus circunstancias sino que debes tener temor de Dios y cuidar tu relación con Él. Si haces eso, los problemas que estás atravesando estarán en las manos de Dios y el Señor te ayudará. Dios declaró que no dejará que seas condenado en el juicio y tampoco te va a abandonar en sus manos. ¡El Señor no te dejará en manos del malvado! ¡Él no te va a abandonar! ¡Créelo!

La palabra de Dios tiene poder; cuando el Señor dijo: “Sea la luz”, su palabra fue pronunciada y se hizo la luz. Dios le dijo a Moisés que extendiera su vara sobre el Mar Rojo y le ordenara que se abra. ¡La palabra de Dios es poder! Moisés obedeció a Dios, extendió su vara, le dijo al mar que se abriera y éste se abrió. Tu recurso más importante es creer en la palabra de Dios y alimentarte de ella. Si desconfías de la palabra de Dios, continuarás con tu angustia y tu temor pero si atesoras la palabra que el Señor te dio y declaras que Él no te abandonará en las manos de los malvados, así será. Leemos en el Salmo 37:39: “Pero la salvación de los justos es de Jehová, y Él es su fortaleza en el tiempo de la angustia”. Alimentarte todos los días te mantiene fortalecido y aseguras que tu cuerpo reciba vitaminas y proteínas y que tus defensas estén altas; la vida espiritual se alimenta con la palabra de Dios y la palabra de Dios debe ser tu comida de cada día.

Como señala el Salmo 37, tu salvación no es un mérito tuyo sino que viene de Dios ya que el Señor es el responsable de tu salvación. Confiar es no temer, es no sentirte angustiado; confiar es luchar contra el temor y la ansiedad, y ¿cómo se lucha? ¡Creyendo en la palabra de Dios! El Señor habla y no miente. Dice el Salmo 37:3: “Confía en Jehová, y haz el bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad”. Según el diccionario, “apacentar” es alimentar con pastos o con enseñanzas espirituales; apacentar la grey de Dios es darle de comer alimento espiritual. ¿Y cuál es ese alimento? ¡La verdad! Tú confías en el Señor y haces el bien, entonces habitarás en la tierra y serás fortalecido y renovado con la verdad. La verdad no está en los sabios ni en la vuelta de la esquina; la verdad está en la palabra de Dios. Dijo Jesús: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida”.

Vienen circunstancias que quieren angustiarte y debilitarte, de modo que termines declarando que no puedes más. ¡Yo no voy a declarar tal cosa! Voy a decir: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. ¡Soy más que vencedor por medio de Aquel que me amó! El diablo quiere que desconfíes, así encontrará una brecha para debilitarte y derrotarte. ¡Confía en Dios y créele a su palabra!

Leemos en el Salmo 23:5: “Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando”. De este versículo aprendí que a Dios le importa un bledo lo que está sucediendo a tu alrededor; no hace caso de tus angustiadores ni de las angustias. Él te dice: “No mires a tus angustiadores, mira la mesa que te estoy sirviendo”. Muchos son los cristianos que no ven la mesa que Dios les está sirviendo porque están asustados por causa de los angustiadores. ¡Tú estás en la mesa de Dios y el Señor te está dando de comer! No mires a tu alrededor, mira la mesa que Dios te está sirviendo y quédate tranquilo. El Señor te va a agasajar, a Él no le importa qué rango de demonio te está atacando. Dios te dice: “¡Yo soy tu cuidador!”

DESECHA LOS RECURSOS QUE NO PROVIENEN DE DIOS

Estuve ayudando a un hermano muy amado que dejó de mirar el plato; no viene al caso contar lo que él está viviendo pero lo cierto es que una persona que según él tendría que estar presa amenazó con matarlo y este hermano se turbó. Entonces dijo: “Dios, ¿no vas a hacer justicia?” Y después pensó: “Si la justicia no hace justicia, entonces la voy a hacer yo”. Entonces tomó un revolver y decidió que antes de que esa persona lo mate, él lo mataría primero. ¡Un cristiano!

Hay herramientas que tú no puedes tener en tu armario. O te ayuda Dios o te vas al diablo. Es importante que te concentres en esto que Dios te está enseñando. ¡No mires a los costados! ¡Mira que el Señor está contigo! El rey David estaba siendo perseguido, en el salmo 23, él no estaba tocando un arpa debajo de un árbol al lado de un arroyo tratando de escribir una poesía. “Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará…” El rey David estaba siendo perseguido, pero aun así escribió: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tú vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores…” Como él estaba absorto mirando la clase de Dios que tenía y lo que el Señor le estaba ofreciendo, pudo declarar: “… unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando”. Estaba feliz y gozoso sin importar que le haya tocado atravesar el valle de sombra de muerte. Por eso, David pudo confesar que su copa estaba rebosando, porque estaba lleno del Espíritu Santo. ¡Qué importa lo que me está pasando, lo que importa es que Dios está sobre mí!

El hermano que mencioné me dijo: “¿Qué quiere que yo haga? ¡Póngase en mi lugar! Tengo esposa e hijos y no se van a quedar solos”. Yo le dije que tenía bien claro que había un montón de demonios que lo querían comer crudo y verlo muerto pero yo conozco un versículo de la Biblia que dice así: “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen y los defiende”. (Salmo 34:7) ¿Está presente este versículo en tu vida? ¿Te comiste ese plato o lo vas a desechar? ¡Hay mil demonios merodeando pero el ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen y los defiende! Si logras enfocarte en la palabra de Dios, te olvidarás de todos los demonios; yo sé que el diablo es malo y feo y le gusta matar a la gente pero si el Señor está contigo no importa qué tan grande sean las circunstancias que tengas que atravesar y cuán fieros sean los demonios, porque Dios te va a defender.

Si pudieras creer lo que te digo hoy, y esto no viene de mi corazón sino que viene de Dios para ti; recibe esta palabra que es tu alimento y no te faltarán fuerzas sino que tendrás paz y las herramientas que no sirven, esas que están en tu mente y en tu corazón caerán al suelo y te quedará solamente la espada del Espíritu que es la palabra de Dios.

¡Hemos sido creados por Dios para ser invencibles! Algunos dirán que soy un soberbio al declarar esto, pero no es así; Dios nos ha hecho victoriosos y no somos por nosotros, sino por la presencia del Señor en nuestras vidas. ¿Está la presencia de tu Dios en tu vida? He atendido a una mamá con dos hijos que no sabía por qué motivo quiso suicidarse tomando toda clase de pastillas. Su papá, que va poco a visitarla, decidió ir a verla y la encontró tirada en el piso. Ella tenía una profunda tristeza… Comer bien espiritualmente hablando, te quita la tristeza y la depresión, y te quita las ganas de suicidarte. Ella dijo que era muy amada y que amaba a sus hijos pero no entendía por qué decidió quitarse la vida. Me contó que ayudaba mucho a todo el mundo pero se sentía vacía. Entonces le pregunté: “¿Así pretendías ayudar a tus padres y a tus hijos?” Ella inclinó la cabeza y se puso a llorar… ¿Cómo puede decir que ama cuando le va a quitar a quienes la aman, su propia vida? La mujer le entregó su corazón a Jesús y después que oramos tenía en su rostro una sonrisa muy hermosa. Le pidió perdón a Dios y ella sintió que el Señor la ha perdonado, ahora tenía paz porque Cristo había entrado en su corazón.

Fíjate que Cristo es el verbo o la palabra de Dios encarnada. Juan capítulo 1 dice así: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”. Jesús dijo: “Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo”. (Juan 6:49 al 51) Esa palabra encarnada de la que habla Juan es Cristo y Él es la palabra de Dios encarnada, o sea hecha carne. Es difícil de entender pero en resumidas cuentas, Cristo es la palabra de Dios que descendió al mundo y Él declaró que era el verdadero pan. O sea que todo lo que Jesús dice es tu verdadero alimento. En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”. La palabra que salió de la boca de Dios fue: “Sea la luz”, y fue la luz. El poder de Dios reside en su palabra; lo que el Señor dice genera planetas, sistemas solares, etc; lo que Él dice sostiene el planeta Tierra en la nada. ¡Lo que Dios dice es verdad y poder! ¡Y Cristo es la palabra de Dios encarnada en el mundo!

CONCLUSIÓN

Lo que Dios hoy te ha dicho viene de Jesucristo; si puedes encarnar esto en ti, si puedes procesar esto y que no quede sólo en tu mente sino que lo atesores en tu corazón. Tal vez te sientes débil ante los problemas y crees que ya no puedes seguir; sientes que eres un fracaso, pero Dios te dice que Él no te ha creado para el fracaso. El Señor te ha creado a su imagen y semejanza y ha puesto en ti su Espíritu, y te ha dado su palabra que es la que te sustenta cada día.

No eches mano a los argumentos que te dictan las circunstancias, más bien echa mano a la palabra de Dios. Tal vez estás cansado o cansada, tal vez has probado el polvo y te has convencido de tus fracasos. Estás listo o lista para “colgar la toalla” y no quieres volver a intentar porque ya has intentado varias veces y en todas has fracasado, y has hecho tuyo ese ese refrán que dice que “el que se quema con leche ve la vaca y llora”. Has probado el desánimo y el fracaso porque no has contado con las armas de Dios pero el Señor te dice: “Mi palabra te hará más fuerte que tus circunstancias. Mi poder se perfeccionará en tu debilidad. Tú dependes de mí. Tu causa ya no es tuya; tu causa es ahora mi causa. Dame tu causa y yo te voy a sustentar y te voy a defender. No te fijes en cuán grande es tu problema o qué tan grandes son los demonios que se mueven para destruirte a ti y a tu familia. ¡Yo estoy contigo! Muchos te han fallado pero yo nunca te voy a fallar. Entrégame tu cansancio, tu fracaso, entrégame tu soledad y tu debilidad. Deja que yo entre a tu vida y te llene con mi Espíritu. Nadie ha podido vencer a mi Espíritu Santo y quiero dártelo como un regalo a ti”.

Dile: “Señor, yo recibo esta palabra que es mi comida y mi bebida. No echaré mano a otras armas ni argumentos. Si tú me has dicho que me amas, entonces me amas; si has dicho que me cuidas, así lo haces. Yo confío y espero en ti y aunque las circunstancias me digan lo contrario, yo creeré lo que tú me digas. Señor, he pecado porque he estado con mi mirada puesta en las circunstancias y no me he alimentado de tu palabra; he pecado porque dejé que el temor, la angustia y la impotencia se apoderaran de mí. Mas yo quiero tomarme del Espíritu de victoria que tú tienes para darme en esta hora, en el nombre de Jesús, amén”.

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PELEA POR TU FE

INTRODUCCIÓN

Quiero compartir una enseñanza bíblica que debiera estar clara para los cristianos, y es que a veces no vemos, no sabemos o no entendemos cómo opera un ser humano. No logramos entender que hay determinadas áreas de nuestras vidas, que no conocemos cómo funcionan y confundimos conceptos como el alma y espíritu, por ejemplo. Muchos creen que alma es igual a espíritu pero son dos cosas bien distintas. El alma es lo que nos asemeja a los animales y estas palabras, -animal y alma- tienen la misma etimología; ánimo proviene del término alma y el alma está constituida por la mente, la voluntad y las emociones, lo cual sería la esencia de nuestro yo y la parte natural del hombre, pero no la sobrenatural. El alma es el centro de nuestras emociones, de nuestra voluntad y pensamientos

Cuando hablamos de pensamientos nos referimos a la razón y al intelecto; si decimos que alguien tiene voluntad, hablamos de la fuerza que nos mueve en determinada dirección después de haber tomado una decisión, y en cuanto a las emociones, nos referimos a los sentimientos. Lo que sucedió con el alma es que el pecado la atrofió, de modo que el hombre no puede manejarse con su alma o psiquis.

Si nos referimos al término espíritu, este tiene que ver con otra área de nuestro ser. El alma nos conecta con lo tangible o visible y es movida por ejemplo de acuerdo a lo que se nos dice, porque esto influye en nuestras emociones. Pero Dios nos dio espíritu para que tengamos conexión con Él y vendría a ser ésta, el área sobrenatural del hombre, lo que nos identifica con Dios. El espíritu vendría a ser la conexión con lo sobrenatural ya que nos conecta con el Espíritu Santo; nuestro vínculo con Dios no se da a través del alma sino por medio del espíritu. El hombre y la mujer que no ha conocido a Dios y que no ha sido limpiado o limpiada con la sangre de Jesús, aquel que no ha sido perdonado de sus pecados, tiene su espíritu muerto y no opera en lo sobrenatural de Dios, y si opera, lo hace en lo sobrenatural de los demonios.

Lo espiritual prevalece sobre lo natural. Si el Espíritu Santo es el principal actor de mi vida entonces Él, a través de mi espíritu, alumbra mi alma.

LA PRIORIDAD CORRECTA

El alma es trastornada por causa del pecado, y señala la Biblia que el alma que pecare morirá o sea que el pecado oscureció el alma, de modo que el hombre anda enredado a la hora de tomar decisiones o cuando se maneja por emociones.

Hubo una etapa en la revolución francesa en la que se le dio prioridad a la razón, llegando a endiosarla, pero la gente se cansó de la razón y de los pensamientos porque se dieron cuenta que habían razones sin razón y que ésta no guiaba al bien, más bien llevó a desencadenar la primera y la segunda guerra mundial además de todas las bombas que se construyeron y todo lo que sucede que uno no entiende cómo la razón puede razonar tan irracionalmente.

Hubo una época en la que se creía que la razón lo podía todo pero en este tiempo la gente está contaminada con otro pensamiento y es que según la ideología de hoy, hay que guiarse por los sentimientos y las emociones, hasta los cristianos dicen que hacen determinadas cosas porque lo sienten. No importa si está bien o mal, si es razonable o no, yo me guio por mis sentimientos y emociones.

Yo quiero que nos desplacemos de ese lugar que nos tiene mal posicionados. Los cristianos estamos acostumbrados a decir: “me parece que…” y eso significa que estás dando tu opinión y no lo que opina el Espíritu Santo. O cuando dicen: “Yo siento tal o cual cosa” hablan de sus sentidos y sentimientos. Son muchas las frases que empleamos las que demuestran que estamos viviendo en el área de nuestra alma. Sería bueno entrar en la otra dimensión que te lleva a declarar: “Hago esto porque me ha alumbrado y guiado el Espíritu Santo. El Señor quiere que lo haga, yo no lo hago porque lo siento”.

Aún no hemos entendido la importancia del Espíritu Santo; o el principal actor de mi vida soy yo, o es el Espíritu Santo. Se puede ser cristiano, conocerse la Biblia, creer en Dios, cantar himnos y ofrendar pero hacerlo todo en un nivel chato y natural; hacerlo en las fuerzas del hombre, y hay oscuridad en las decisiones que se toman en ese sentido.

Una de las cosas que tratamos de enfatizar en cada encuentro es la importancia de tener una relación genuina con el Espíritu Santo; qué Él tenga libertad y afecte mi alma de tal manera que me dé cuenta que es Dios el que está actuando. Veamos algunos pensamientos de Dios: Isaías 55: 7 al 9 dice lo siguiente: “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.

Nuestros caminos son del alma, de nuestros pensamientos y emociones y el Señor dice que así como son más altos los cielos que la tierra, así sus caminos son más altos que nuestros caminos y sus pensamientos más altos que los nuestros. La vida cristiana consiste en aprender a renunciar a mis pensamientos y conocer los pensamientos de Dios, y entender que sirven más sus pensamientos que los míos porque son más altos y más importantes sus pensamientos y sus caminos. Esos caminos tan altos son el resultado de una vida espiritual activa. Hay inteligencia espiritual e inteligencia natural; hay sabiduría espiritual y sabiduría natural. El cristiano no puede y no debe moverse guiado por su inteligencia y por su sabiduría natural porque Dios no lo ha creado para que viva en esa dimensión. ¡El Espíritu Santo nos anhela y nos cela profundamente! Él quiere habitar en nosotros y producir cosas sobrenaturales y quiere que abunden sus pensamientos. ¡Los pensamientos del hombre son muy pequeños!

En las escuelas y universidades la ciencia nos enseña que venimos del mono. ¡Hemos caído bajo! Cuando no hay vida espiritual, hay explicaciones naturales. No es lo mismo descender del mono que ser creados por Dios, porque dependiendo de si creemos que venimos del mono o de Dios, cambia la dirección de la vida y la concepción de quiénes somos, y para qué existimos. Si vengo del mono, ¿qué futuro tengo? Me espera un cajón y gusanos que me comerán y ese será todo mi futuro. ¡No hay nada de trascendencia! Pero si vengo de Dios, vivo en su dimensión. Cuando creo que desciendo del mono me pregunto para qué vine al mundo, doy por hecho que nací en el día equivocado, en el lugar equivocado y pienso muchas estupideces. Además, muchos han escuchado de labios de su madre que han nacido por casualidad y que no lo esperaban, lo que los hace cuestionarse, ¿para qué vive entonces? ¡Pero tú vienes de Dios! No estás en el mundo por la voluntad de tu madre porque ella no quería tenerte, pero Dios decidió que nacieras. ¡Qué bueno es saber que provengo de Dios y que Él no hace cosas improvisadas ni al azar! Qué bueno saber que el Señor ya me había proyectado antes de que mis padres se conociesen y Él me estaba esperando. Y no sólo me diseñó sino que pensó en un plan para mí. Yo soy un convencido de que cada uno de nosotros viene de Dios y no de un barrio bajo ni de un apellido tal, somos una concepción de su mente y el Señor tiene un propósito con nosotros.

No sólo tengo que conocer que hay Dios sino que hay un plan que Él creó y no es natural, no está en mi mente, en mi voluntad o emociones sino que está en su corazón y el Señor me lo revela a través de su Espíritu Santo. Así la vida se convierte en algo transcendente. Hay tres preguntas que muchos no saben responder: ¿De dónde vengo? Hay personas que viven frustradas por el apellido que tienen ya que los identifica con su origen; otros se sienten miserables porque nacieron en un barrio pobre y lleno de violencia pero ese no es tu origen. ¡Tu origen está en Dios! Hay mujeres que no quieren tener hijos y los tienen, otras quieren concebir pero no pueden, ¿de quién depende eso? ¿De la mujer, del hombre? Es Dios quien decide quién viene al mundo y decidió que tú vinieras, así que deja de amargarte porque el Señor tiene un propósito contigo. La otra pregunta que muchos se hacen es, ¿para qué existo? La razón y los sentimientos tienen tan confundidas a las personas que hay hombres que no saben aún si son hombre o mujer y hay mujeres que no saben si son mujeres u hombres. Si estás errado en esto, el propósito de tu existencia es un caos.

EL ESPÍRITU SANTO TE ANHELA CELOSAMENTE

En mi nivel natural, en mi alma, yo proyecté ser arquitecto y me preparé para ello; tenía mis ideas claras de qué quería ser y a dónde quería llegar y quería cumplir mis propósitos. Pero un día le pedí a Dios que en mi vida se haga su voluntad y eso cambió todo. Yo no tenía la menor intención de ser pastor ya que no tenía un corazón pastoral, es más, rechazaba la idea de serlo porque en los proyectos de mi alma no estaba ese anhelo. Y cuando le dije a Dios que quería que en mi vida se hiciera su voluntad, el Espíritu Santo comenzó a operar cambios y produjo circunstancias que me hicieron estrellarme en el área de la arquitectura y me fueron llevando a ser pastor. Hoy puedo decirte que sé quién soy porque hallé el plan que Dios diseñó para mí aun antes de que mi papá y mi mamá se conocieran. ¡Tengo un propósito claro en mi vida! Yo sé de dónde vengo, sé quién soy, cuál es mi propósito en la vida y sé también a dónde voy. Mi vida no terminará en un cajón, en el cementerio sino que mi futuro está en la eternidad. Claro que para llegar a eso el Espíritu Santo tiene que guiar tu vida.

Hay cristianos que no tienen conciencia que son de Dios y que hay un propósito para ellos. El Señor quiere que seas lleno de su Espíritu y el Espíritu Santo te anhela celosamente porque Dios te ha creado para Él, para que vivas un compañerismo con Él y seas su familia. No te ha creado para que andes perdido o perdida por ahí. ¡Es imprescindible darle prioridad a la relación que debo tener con el Espíritu Santo! Cuando Él entra en el corazón de la persona y vivifica su espíritu, esa persona comienza a ver con claridad y a entender lo que antes no entendía, a caminar en la dirección que no conocía y a sentir el respaldo de Dios, cosa que no sabía, entonces conoce el poder de Dios y vive en un nivel sobrenatural. ¡Los caminos altos y los pensamientos altos de Dios!

La iglesia de Jesucristo está compuesta por personas que han sido perdonadas de sus pecados, lavadas con la sangre de Jesús y guiadas por su Espíritu. Jesús les dijo a sus discípulos: “He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto” (Lucas 24:49). También les refirió: “…recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).

Para que no vivas una vida chata como si no fueras cristiano, se tiene que despertar tu espíritu; el Espíritu Santo tiene que entrar con fuego de Dios en tu corazón y despertarte a una nueva dimensión espiritual. Algunos no le dan importancia a este tema y viven como cualquier hijo de vecino, no hay fuerza, no hay visión ni poder en sus vidas, pero la iglesia de Jesucristo nació bajo el signo de la presencia poderosa del Espíritu Santo en los creyentes. Los discípulos permanecieron orando hasta el día en que llegó Pentecostés, cuando el Espíritu Santo descendió sobre los que estaban en el lugar, entonces las personas comenzaron a hablar en otras lenguas, a predicar el evangelio con denuedo y a hacer milagros como hizo Jesús, porque el Espíritu que había en Jesús es el mismo que descendió sobre sus discípulos. El libro de los Hechos en la Biblia se dio en llamar Hechos de los apóstoles pero muchos opinan que debió llamarse Hechos del Espíritu Santo ya que uno puede notar que el actor principal en la iglesia  en el mundo, es el Espíritu de Dios. Si lees desde el principio al final verás que el Espíritu Santo está en todas partes.

Leemos por ejemplo en Hechos 13: “Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Níger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo”. Saulo era un creyente nuevito que hacía sus primeras armas en el evangelio, el que luego fue llamado apóstol Pablo y escribió varios libros en el Nuevo Testamento. Nos dice Hechos 13: 2: “Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado”. Ellos esperaban ser guiados por el Espíritu Santo y Él que es el autor principal, les respondió.

¿Quién es el que da las directivas y toma las iniciativas en la vida del cristiano? Es el Espíritu Santo, cuando la persona le da libertad de obrar. Pero cuando alguien está lleno de sus planes y ansioso por conquistar lo que anhela, el Espíritu Santo no lo puede dirigir sino que se contrista y se aparta porque Él no somete a nadie; Dios no quiere títeres sino personas que de su propia voluntad y por el amor que le tienen, se sometan al Espíritu Santo, entonces en esa relación de amor su Espíritu alumbra, gobierna e impulsa. Cuando buscaron la guía de Dios, dice Hechos 13:4: “Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre”. No es que fueron porque le vinieron ganas de ir a predicar a ese lugar sino que el Espíritu Santo los estaba llevando. “Y llegados a Salamina, anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. Tenían también a Juan de ayudante. Y habiendo atravesado toda la isla hasta Páfos, hallaron a cierto mago, falso profeta, judío, llamado Barjesús…” Este hombre estaba estorbando la obra que hacían Pablo y Bernabé. “Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos, dijo: ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor? Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo. E inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano. Entonces el procónsul, viendo lo que había sucedido, creyó, maravillado de la doctrina del Señor”.

Pablo se enojó con el hombre. “¡Un creyente no puede enojarse!” dicen algunos. Sí puede enojarse, siempre y cuando esté lleno del Espíritu Santo; si está guiado por su carne, más vale que no se enoje. Si está lleno del Espíritu Santo se puede enojar con el enojo de Dios. Vemos aquí que nada se hacía sin la guía y la dirección del actor principal, el Espíritu Santo. Si se enoja carnalmente y le dice que se va a quedar ciego, no sucederá tal cosa porque no fue el Espíritu Santo quien lo mandó, entonces Él lo deja que se haga cargo de lo que ha dicho. Si no dejas que el Espíritu Santo actúe, Él no te acompañará en lo que hagas. “…la palabra del Señor se difundía por toda aquella provincia. Pero los judíos instigaron a mujeres piadosas y distinguidas, y a los principales de la ciudad, y levantaron persecución contra Pablo y Bernabé, y los expulsaron de sus límites. Ellos entonces, sacudiendo contra ellos el polvo de sus pies, llegaron a Iconio. Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo” (Hechos 13: 49 al 52).

Donde estaban ellos y ocurriera lo que ocurriera, el Espíritu Santo era el actor principal. En Hechos capítulo 15, Pedro, ante el concilio declaró: “Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros”. La discusión era porque los judíos decían que los gentiles debían circuncidarse si querían participar del Espíritu Santo y del evangelio. “Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen. Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones”.

El imperio romano cayó, también el griego y el medo persa; cayó el imperio asirio y aún Hitler, y todos ellos eran sostenidos con fuerza e inteligencia humana. La Biblia señala que hay sabiduría terrenal, animal y diabólica. La iglesia lleva más de dos mil años siendo guiada por el Espíritu Santo y no hay imperio que la haya podido detener. Observa el poder de la iglesia, observa el resultado del poder del Espíritu Santo en la dirección de la iglesia. Por eso, el libro de Hechos de los apóstoles que muestra el nacimiento de la iglesia de Jesucristo hace un énfasis grande en mostrar cómo era el Espíritu Santo quien guiaba todo. Luego de tanta discusión decidieron enviarles una carta a los cristianos gentiles diciéndoles: “Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien”. Tienes que pedirle permiso al Espíritu Santo a la hora de hacer algo y preguntarle si es que puedes hacerlo o no. ¡Él te guiará en todo! Sé lleno, sé llena del Espíritu Santo en esta hora. Qué Él se transforme en la guía de tu existencia cada día, que los ames y lo respetes como se merece para que te guíe en el camino de Dios.

Leemos en Hachos 16:6 y 7: “Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió”. Lo que el Espíritu Santo les permitía, ellos hacían, y si no les permitía alguna cosa, no la hacían.

CONCLUSIÓN

Un día le dije a Dios: “Señor, quiero que en mi vida se haga tu voluntad”. A partir de ese día yo perdí el control de mis decisiones y el Señor comenzó a tomarlas por mí. Al tiempo le pregunté enojado: “¿Qué estás haciendo conmigo? ¡No entiendo nada!” Pero Dios no respondía. Para Él fue suficiente cuando le dije que quería que en mi vida se hiciera su voluntad, entonces comenzó a producir circunstancias, también me alejó de determinadas personas y me acercó a otras, y se frustró para siempre mi carrera de arquitecto, pero surgió un pastor. ¡Aún no puedo creer lo que Dios ha hecho conmigo!

Recientemente, una iglesia comenzó a desmoronarse por causa de una crisis que estaba atravesando; el pastor cometió delitos sexuales y la iglesia se quebró. Fuimos unos días con mi esposa al lugar y vimos a la gente destruida, entonces orábamos por ellos y los alentábamos. Viendo eso, me pregunté: ¿Dé donde salió este Jorge si el que yo conocía no tenía tiempo para sentarse con la gente? Cuando dejé a Dios que hiciera lo que quería, Él hizo de mí lo que había pensado. Este es el día en que tienes que decirle a Dios que te llene con su Espíritu ya que no sabes en qué dirección estás yendo con tu vida. Sabe que su Espíritu te va a guiar a toda verdad porque es un Espíritu de verdad y de poder. Mira que se levantarán contra ti y no podrán frenarte porque Dios te da un espíritu de fe, de poder y de victoria que no te permite sentirte fracasado. El Señor te guía sobre los problemas y las circunstancias adversas, pasarás por el fuego pero la llama no arderá en ti y si por las aguas, éstas no te anegarán, cuando pases por el valle de sombra de muerte el Señor estará contigo, su vara y su callado te infundirán aliento, preparará una mesa delante de tus angustiadores y te ungirá con aceite. ¡Dios te llevará de victoria en victoria! No importa si te meten en la cárcel como lo hicieron con el apóstol Pablo por predicar el evangelio, porque la victoria estaba en su corazón y él cantaba himnos allí en prisión hasta que se produjo un terremoto. ¡Dios hará que toda circunstancia difícil se transforme en bendición para ti! ¡Dios hará!

“Extiende tu mano, Señor. Hemos venido de ti. ¿A dónde iremos sin ti, Señor? Preferimos que seas tú nuestro Padre y no el mono. ¡Cuánta gente desorientada que no conoce tu voluntad y cuál es tu propósito! Llena las vidas hoy, Señor, te lo pido en el nombre poderoso de Jesús. Tuyo es el poder y la gloria, Señor. Como hiciste con la primera iglesia hazlo hoy, Padre”.

A ti te digo, renuncia hoy al espíritu de fracaso y sé lleno del Espíritu Santo, deja atrás esa vida de derrota y sé lleno hoy, en el nombre de Jesús. Dile a Dios: “Enciende una nueva pasión por ti en mi vida, Señor, no quiero pasar desapercibido en el mundo. ¡Quiero dejar tus marcas! No quiero obrar bajo la influencia de pensamientos humanos o con fuerza humana, yo quiero conocer tus pensamientos y caminar tus caminos que son más altos que los míos. Lléname Señor, con tu fuego hasta la médula de mis huesos, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.

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PELEA POR TU FE

INTRODUCCIÓN

En nuestra relación con Dios la confianza es fundamental; yo no puedo decir que creo en Dios si no le tengo confianza. Y si bien las personas hacen cosas que nos llevan a desconfiar, la pura verdad es que Dios nunca ha hecho nada que nos lleve a desconfiar de Él. Podemos perder la confianza porque tenemos una mala percepción o malos sentimientos y no porque otro haya hecho mal; en todo caso yo soy desconfiado y cuando veo a la otra persona, le encuentro todos los defectos por los cuales desconfiar. Con Dios nos sucede algo parecido ya que tenemos una cierta percepción de quien es Él. Muchas personas han tenido un padre que les ha fallado, que les ha mentido y en quien no han podido confiar, entonces se les hace difícil llamar “Padre” a Dios y confiar en Él; esas personas establecen una relación entre su padre terrenal y el celestial y como el primero les falló deciden no confiar en Dios porque suponen que Él también les va a fallar y se vuelven propensas a no confiar. ¡Es terrible el pecado de no confiar en Dios!

Estoy viviendo circunstancias que han llevado a la gente a perder la confianza en mí por causa de un programa de televisión en el que han argumentado con mentiras acerca de mi persona. Hay quienes me conocen y me aman, del otro lado están los que me critican, claro, si le crees a lo que se dijo en ese programa vas a desconfiar de mí, pero si has visto el resultado de la obra que he estado haciendo seguirás confiando en mí sin importar lo que los demás digan. Por un lado hay un grupito que me ama, del otro lado otro grupito que me odia, y en el medio está el grupo de los tontos que miran a un lado y al otro y dicen: “He visto que hacen bien pero también he visto que hacen las cosas mal”.

A todo esto yo me presento delante de Dios y le digo: “Señor, ¿por qué tengo que vivir esto?” Y encuentro en la Biblia palabras que me bendicen y me alientan, así como el pasaje que se encuentra en Job 4:6: “¿No es tu temor a Dios tu confianza? ¿No es tu esperanza la integridad de tus caminos?” Yo también veo las circunstancias y oro: “Dios, ¿qué va a suceder ahora, qué vas a hacer conmigo?” ¡Y tengo que decidir si confío en su palabra o no!

EL EJEMPLO DE JOB

Job estaba viviendo una calamidad; él era un hombre bueno, santo, un hombre de oración, justo delante de Dios. Sin embargo, el Señor no le garantizó que no vendría tempestad sobre su vida. Dios no te ha dicho que no ibas a pasar por el horno de fuego, más bien prometió estar contigo. ¡Verás la gloria de Dios en medio del horno de fuego! Dice el Señor en Isaías 43:2: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti”. ¡Esa es la promesa de Dios! Él te dice que experimentarás quebrantos pero estará contigo y en tu vida se verá su gloria. Cuando se presentó satanás delante de Dios, al escuchar el concepto que el Señor tenía de Job, le dijo: “¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia”. Le insinuó que Job lo amaba porque lo había llenado de bendición, mas Dios sabía bien que no era así, entonces autorizó a satanás a tocar todo lo que Job tenía y a probarlo, pero él no le atribuyó a Dios despropósito alguno.

Un amigo de Job le dijo: “¿No es tu temor a Dios tu confianza? ¿No es tu esperanza la integridad de tus caminos?” Quien desconfía, dice: “Señor, ¿de qué me sirve haber sido bueno e íntegro? ¡Tanto que he dado y así me pagan!” Lo que yo tengo que solucionar es mi relación con Dios ya que en mi integridad está mi esperanza y lo que digan los demás lo pongo en las manos de Dios. No es fácil lo que tenemos que vivir, pero el Señor te pregunta: ¿Confiarás en mi o no? ¿Esperarás en mi o no? Cuando uno se desespera, entra en un estado de angustia e impotencia, se apresura a actuar y pierde la paz y la esperanza, entonces se enfría la relación con Dios.

¡No peques, temiendo! ¡Confía en el Señor! ¡No peques dejando de confiar! Porque lo que Dios te ha prometido en su palabra, lo cumplirá. Ningún arma forjada prosperará contra ti y condenarás toda lengua que se levante en juicio contra ti. ¡Este es el premio de los siervos de Jehová!

Yo me reía porque ando buscando confianza y esperanza en la palabra de Dios y el Señor me pide que le dé palabra de consuelo a tanta gente que está a mi alrededor, y me doy cuenta que estoy aprendiendo cosas que ya sabía pero no las sabía muy bien, por eso tengo que vivir ciertas experiencias y una de ellas es que en un programa de televisión se me ha criticado y han proferido muchas mentiras contra mí. Yo te pregunto: ¿Has visto a alguien hacerse rico y abrir cuentas en el exterior del país vendiendo tortas fritas y paños de piso? De mí han dicho que manejo millones de dólares, que tengo cuentas en el exterior y he hecho lavado de dinero. En una nota a la jueza que está a cargo de la demanda que le hicimos a ese programa, le puse: “¿Usted cree que con la venta de tortas fritas me he hecho millonario?” Yo pienso que el Señor ha permitido todo esto para que la obra que se está haciendo en los hogares de Beraca se conozca mejor. En el año dos mil ocho teníamos cuatro hogares y hoy, en el dos mil dieciséis hay sesenta y cinco hogares Beraca funcionando. ¡Sesenta y un hogares se han abierto en ocho años! Aquí está incluido el hogar de niños en Haití que son unos mil doscientos metros cuadrados de construcción. ¡Si alguien quiere saber dónde está el dinero miren la obra de Haití! ¿Creen que abrimos los hogares “soplando y haciendo botellas”? A todo esto, me han puesto en las redes: “Márquez, devolvé la plata que te robaste”.

Según el diccionario, confianza es una esperanza firme, no es endeble sino firme. La confianza es ánimo resuelto y aliento, es decir, confiar es tener el alma bien puesta funcionando con toda la energía, asegurando tu mente, tu voluntad y tus emociones. ¡Eso es confianza! De lo contrario, si tienes desconfianza, pisas despacio y tanteando; la desconfianza te quita la seguridad, el ánimo y el aliento. Leemos en Job 31:35: “¡Quién me diera quien me oyese! He aquí mi confianza es que el Omnipotente testificará por mí, aunque mi adversario me forme proceso”. El término Omnipotente se traduce también como El Shaddai. ¡Cuántas cosas se han dicho de mí! ¡Cuántas mentiras! ¿Cómo hago con eso Señor?” ¡Estamos en las manos de Dios! ¡Nuestra confianza está en El Shaddai, el Omnipotente Dios! ¡Yo no sé pero Él sabe bien qué hacer al respecto!

Yo quiero que aprendas a confiar en Dios, haz tuyos estos versículos bíblicos. Tal vez no puedas confiar más en tu hijo que te ha robado tanto pero puedes confiar en Dios; no puedes confiar en tu cónyuge pero puedes confiar en el Señor. Si yo no hubiera atesorado estos versículos haciéndolos parte de mi vida no podría estar hablándote con tanta certeza y fuerza. ¡Dios va delante de ti! ¡No temas porque temer es pecado!

EL EJEMPLO DE EZEQUÍAS

Hubo un rey, Ezequías, un hombre de Dios, quien cambió la historia de la nación; el pueblo de Dios se había corrompido, adorando otros dioses, llenando la cultura de antivalores, todo lo cual iba contra la voluntad de Dios. Ezequías pues, promovió un gran cambio y estableció un solo lugar de adoración, barriendo con todo otro altar y estableciendo culto al Dios Omnipotente. Hizo reformas religiosas extraordinarias y pasó a la historia como uno de los grandes reyes de Israel. En el capítulo 30 y 31 de 2ª de Crónicas habla de la fidelidad y de las grandes obras de Ezequías y leemos en 2ª Crónicas 32:1: “Después de estas cosas y de esta fidelidad, vino Senaquerib rey de los asirios e invadió a Judá, y acampó contra las ciudades fortificadas, con la intención de conquistarlas”.

Judá era la nación y Senaquerib entró en su territorio. Otra versión de la Biblia señala que acampó dentro de Judá y afirmó su rostro, lo direccionó, y estaba clarísimo que iba contra Jerusalén capital de Judá, una ciudad fortificada. Continuando con el pasaje de 2ª de Crónicas 32 dice la palabra de Dios: “Viendo, pues, Ezequías la venida de Senaquerib, y su intención de combatir a Jerusalén, tuvo consejo con sus príncipes y con sus hombres valientes, para cegar las fuentes de agua que estaban fuera de la ciudad; y ellos le apoyaron. Entonces se reunió mucho pueblo, y cegaron todas las fuentes, y el arroyo que corría a través del territorio, diciendo: ¿Por qué han de hallar los reyes de Asiria muchas aguas cuando vengan?”

Según el diccionario, la confianza es esperanza firme, ánimo resuelto, aliento, vigor. Senaquerib había destruido las naciones por donde habían pasado él y su padre, y en cada nación había dioses, mas no hubo uno que salvara a su nación de la mano de este rey poderoso de asiria. Pero a Ezequías no le importaron los antecedentes de las derrotas de las otras naciones, de los otros dioses ni del poder del rey Senaquerib. Decidieron entonces, tapar las fuentes de las aguas para que cuando llegaran a rodear Jerusalén se encuentren con que no hay agua. “Después con ánimo resuelto edificó Ezequías todos los muros caídos, e hizo alzar las torres, y otro muro por fuera; fortificó además a Milo en la ciudad de David, y también hizo muchas espadas y escudos”. Otros, imagino, se deprimirían y se echarían a lamentarse…

Muchos me han sugerido que me quede tranquilo, que no haga nada, porque el Señor me va a proteger. Eso sería fácil. Pero Ezequías edificó todos los muros caídos, hizo alzar las torres y mandó construir otro muro por fuera. Senaquerib ya estaba dentro del territorio de Judá mas Ezequías y el pueblo se prepararon contra sus enemigos. ¡La confianza en Dios era plena!

¿Con qué ánimo se prepara un boxeador para enfrentarse con otro? El periodista le pregunta cómo se siente para enfrentar a su adversario y éste le responde: “Este tipo es grande, no me siento lo suficientemente fuerte para enfrentarlo y creo que me va a noquear en el quinto round”. ¿Puede ganar una persona así? ¡No! No tiene ánimo resuelto y no está convencido. A los boxeadores se les enseña cosas como que tienen que apretar los dientes y declarar que se van a comer crudos a sus adversarios.

2ª de Crónicas 32 sigue diciendo: “Y puso capitanes de guerra sobre el pueblo, y los hizo reunir en la plaza de la puerta de la ciudad, y habló al corazón de ellos, diciendo: Esforzaos y animaos; no temáis, ni tengáis miedo del rey de Asiria, ni de toda la multitud que con él viene; porque más hay con nosotros que con él. Con él está el brazo de carne, mas con nosotros está Jehová nuestro Dios para ayudarnos y pelear nuestras batallas. Y el pueblo tuvo confianza en las palabras de Ezequías rey de Judá”.

¿Qué significa esto de que con él estaba el brazo de carne? Senaquerib contaba solamente con la fuerza de su carne o con fuerza humana, mas con ellos estaba El Shaddai, el Todopoderoso y Omnipotente Dios. Si tú tienes tus cuentas arregladas con Dios, Él peleará tus batallas. ¿Es tu integridad, tu confianza? En un momento reflexioné en cuanto a lo que estaba viviendo y oré: “Dios, hay algo que me da paz y me deja tranquilo aunque todo esté muy difícil, y es que tengo la certeza que tú peleas mis batallas”. “Señor, están los que han perdido su confianza en mí, de afuera y de adentro de la iglesia, pero delante de ti está mi corazón, y nada hay encubierto a tus ojos”. ¡Conmigo está el Todopoderoso!

Cuando una persona es creíble, lo que dice o enseña es creíble; de lo contrario cuando esa persona no es creíble, lo que diga tampoco lo será. La gente compra primero al mensajero antes que al mensaje. Cuando me cae bien una persona, tengo el corazón receptivo, dispuesto a creer en lo que dice, pero cuando veo en alguien cosas que no están bien, comienzo a desconfiar de su mensaje. La estrategia del enemigo es destruir mi imagen, por consiguiente destruye mi mensaje y así también echan abajo mi fe, mi religión y todo lo que predico. Deja de ser creíble el predicador, deja de ser creíble el mensaje.

Lo que me ha sucedido es un ataque a la religión, un ataque a un derecho humano fundamental, y es el derecho a creer. Hay un artículo en el Código Penal uruguayo que señala que cuando alguien ataca a un clérigo de la religión está atacando el culto y eso es punible. “…mas con nosotros está Jehová nuestro Dios para ayudarnos y pelear nuestras batallas. Y el pueblo tuvo confianza en las palabras de Ezequías rey de Judá”.

SENAQUERIB QUIERE ROBARTE LA CONFIANZA Y EL ANIMO

Continuando la lectura de 2ª de Crónicas 32, dice así la palabra de Dios: “Después de esto, Senaquerib rey de los asirios, mientras sitiaba a Laquis con todas sus fuerzas, envió sus siervos a Jerusalén para decir a Ezequías rey de Judá, y a todos los de Judá que estaban en Jerusalén: Así ha dicho Senaquerib rey de los asirios: ¿En quién confiáis vosotros, al resistir el sitio en Jerusalén? ¿No os engaña Ezequías para entregaros a muerte, a hambre y a sed, al decir: Jehová nuestro Dios nos librará de la mano del rey de Asiria? ¿No es Ezequías el mismo que ha quitado sus lugares altos y sus altares, y ha dicho a Judá y a Jerusalén: Delante de este solo altar adoraréis, y sobre él quemaréis incienso? ¿No habéis sabido lo que yo y mis padres hemos hecho a todos los pueblos de la tierra? ¿Pudieron los dioses de las naciones de esas tierras librar su tierra de mi mano? ¿Qué dios hubo de entre todos los dioses de aquellas naciones que destruyeron mis padres, que pudiese salvar a su pueblo de mis manos? ¿Cómo podrá vuestro Dios libraros de mi mano?”

Con esto Senaquerib pretendía ganar la guerra antes de hacer guerra. ¿Cómo es posible esto? Robando el ánimo y la confianza a los soldados. Cuando tú entras en un estado de desconfianza, entras en un estado de debilidad. Senaquerib estaba haciendo una guerra psicológica y antes de entrar en Jerusalén con su ejército envió a sus siervos a amedrentar al pueblo y a ponerlos contra Ezequías. Lo que quería Senaquerib era ganar la guerra sin pelear, entonces usó esa estrategia para debilitar al pueblo, diciendo: “¿Qué dios hubo de entre todos los dioses de aquellas naciones que destruyeron mis padres, que pudiese salvar a su pueblo de mis manos? ¿Cómo podrá vuestro Dios libraros de mi mano? Ahora, pues, no os engañe Ezequías, ni os persuada de ese modo, ni le creáis; que si ningún dios de todas aquellas naciones y reinos pudo librar a su pueblo de mis manos, y de las manos de mis padres, ¿cuánto menos vuestro Dios os podrá librar de mi mano? Y otras cosas más hablaron sus siervos contra Jehová Dios, y contra su siervo Ezequías”. Senaquerib no creía o no entendía que el Dios de Israel no es cualquier dios. ¿Tu Dios es el mismo Dios de Israel o es como esos hechos de yeso pintados con esmalte sintético? ¿Es de madera, hecho por mano de hombre? ¿No sabes que no hay tal cosa como la diosa del mar sino que hay un solo Dios que creó el mar y todo lo que hay en él? La Biblia nos dice que el Señor juntó las aguas, levantó la tierra y produjo las cavidades donde iba a parar el agua. ¡Dios es Dios del mar, de las montañas, de los cielos y de los vientos!

Senaquerib creía y le quería hacer creer al pueblo de Dios que el Señor era un diosito más del montón. Yo quiero que te convenzas que no hay Dios como nuestro Dios. ¡Él es el Dios Todopoderoso! “Además de esto escribió cartas en que blasfemaba contra Jehová el Dios de Israel, y hablaba contra él, diciendo: Como los dioses de las naciones de los países no pudieron librar a su pueblo de mis manos, tampoco el Dios de Ezequías librará al suyo de mis manos. Y clamaron a gran voz en judaico al pueblo de Jerusalén que estaba sobre los muros, para espantarles y atemorizarles, a fin de poder tomar la ciudad. Y hablaron contra el Dios de Jerusalén, como contra los dioses de los pueblos de la tierra, que son obra de manos de hombres”. Atemorizarse es pecar contra Dios, es creerle a Senaquerib. Sería como decir: “Es verdad, estamos fritos. Senaquerib está diciendo la verdad”. Mas el rey Ezequías y el profeta Isaías hijo de Amoz oraron por esto, y clamaron al cielo. Y Jehová envió un ángel, el cual destruyó a todo valiente y esforzado, y a los jefes y capitanes en el campamento del rey de Asiria. Este se volvió, por tanto, avergonzado a su tierra; y entrando en el templo de su dios, allí lo mataron a espada sus propios hijos. En otra versión de la Biblia dice: “Y allí adentro del templo los hijos de sus propias entrañas lo mataron”.

Dice la palabra de Dios en el Salmo 37: “No te impacientes a causa de los malignos, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad… Pues de aquí a poco no existirá el malo; observarás su lugar, y no estará allí”. ¡No te preocupes! Verás que se yerguen y se levantan, hablan con soberbia y prepotencia, pero pronto verás y ya no estarán más en su lugar porque van a perecer. Es fundamental tener confianza porque te da paz y la certeza que necesitas para seguir haciendo lo que Dios te ha encomendado sin detenerte. En una carta que le escribí a la jueza que está a cargo de nuestro caso, le dije lo siguiente: “Nosotros obedecemos a una ley superior que dice: Ama a Dios por sobre todas las cosas y ama a tu prójimo. ¡No dejaremos de socorrer a los débiles!”

Una iglesia equis tenía un solo hogar similar a los nuestros y te digo esto con mucho dolor; cuando esa iglesia vio lo que nos sucedió a nosotros, cerraron el único hogar que tenían. Yo dije: ¡Dios mío! ¿Por qué tienen que pagar los débiles de la tierra por causa de las mentiras y engaños? La falta de confianza te debilita y te obliga a dejar de hacer la obra que debes hacer.

El Señor te dirá: “Tuve hambre y no me diste de comer porque un periodista payaso habló mentiras, tuve sed y no me diste de beber, estuve enfermo y no me visitasteis, estuve en la cárcel y no vinisteis a mí”. Dios te ordena que confíes en Él. Si has perdido tu confianza en el Señor no me cabe la menor duda de que te debilitaste y no te animas a hacer nada, que has perdido el ánimo y las fuerzas. Yo he clamado a Dios, Él me ha dado su palabra y la creí. Yo estoy dispuesto a luchar porque el Señor me ha fortalecido.

CONCLUSIÓN

¿Cómo estás con tu situación personal? ¿Se ha debilitado tu confianza en Dios o es tu confianza en Él tu fuerza? ¿No es tu temor a Dios tu confianza? ¿No es tu esperanza la integridad de tus caminos? Dios hoy quiere obrar en tu vida, ábrele tu corazón. No se ha acortado el brazo del Señor para salvar, no se ha debilitado su mano para bendecirte.

En una oportunidad, David huyó porque su propio hijo le causó una rebelión y temió por su vida. Iba David por las montañas, descalzo y llorando; se levantaron personas que lo maldijeron: “Fuera, fuera, hombre sanguinario y perverso”. Y uno que iba con él le dijo: “¿Por qué maldice este perro muerto a mi señor el rey? Te ruego que me dejes pasar, y le quitaré la cabeza”. Pero él se lo impidió, y leemos en el Salmo 109:28 que oró: “Maldigan ellos, pero bendice tú; levántense, mas sean avergonzados, y regocíjese tu siervo”. Si yo cuento con la bendición de Dios, no importa que me maldigan, y yo quiero la bendición del Señor. Por causa de lo que me tocado vivir me he presentado delante de Dios y le he dicho: “Señor, sé que delante de ti soy inocente”. Lo que importa es que delante de Él yo soy inocente y con esto no digo que no haya cosas que no hago mal, pero no cometo esas aberraciones de las que se me acusa. Yo puedo ser imperfecto pero puedo mejorar y es necesario que lo haga.

Una mujer decía que los hogares Beraca tenían piso de tierra y los jóvenes comían porquerías, entonces me puse a investigar para ver de qué hogar se trataba y resultó ser un hogar que hace ocho años atrás tenía piso de tierra pero ahora está mejorado; se han construido tres dormitorios más, tres baños y una cocina, y todo el piso es de cerámica así como los revestimientos. Ahí está invertido el dinero por el que se me acusa de que me lo quedo yo. Si satanás no te encuentra en una falta, te la inventa.

No sé si te han acusado a ti y de qué te han acusado pero no hay nadie que no sea acusado por satanás. En la Biblia se le llama “el acusador de los hermanos” y en el libro de Apocalipsis capítulo 12 versículo 10 también dice de él: “el que los acusa delante de nuestro Dios día y noche”. Mientras tú duermes, satanás te acusa delante de Dios, mas yo he sido perdonado y estoy cubierto por la sangre de Cristo. No sé tú. Lo que ve satanás no es lo que el Señor ve, y cuando Dios me mira, ve a su hijo porque la sangre de Jesús me cubre. Tengo paz con Dios porque Él ha perdonado mis pecados. ¡Sabe que tu confianza tiene galardón! Tal vez has perdido la confianza y junto con ella perdiste las fuerzas por lo que estás pecando, porque tu confianza genera certeza y fuerzas. ¡Confía en Dios! No tienes derecho a desconfiar ya que Él hará que todo lo que venga contra ti sea para bien porque a los que a Dios aman, en todas las cosas les ayuda a bien.

“Padre, oro por mis hermanos en esta hora, que tengan confianza y liberen esa confianza en otros. Que tengan fuego para predicar tu palabra. ¡Llénalos con tu Espíritu Santo! Quita la debilidad, quita el oprobio, el temor, la angustia y los dardos envenenados del maligno contra mis hermanos. Te adoro, Dios. Levanta al caído, al débil, al triste, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.

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PELEA POR TU FE

INTRODUCCIÓN

 

Respecto a la creación del hombre, encontramos dos relatos en la Biblia; uno se encuentra en Génesis capítulo 1 y el otro en el capítulo 2. Leemos en Génesis 2:7: “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”. En otras versiones declara: “y fue el hombre un alma viviente”. Más adelante, en este mismo capítulo nos relata la Biblia que Dios vio que el hombre estaba solo y eso no era bueno. “Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre”.

Me llama la atención que Dios creó al hombre del polvo de la tierra pero a la mujer la creó de la carne y de los huesos de éste. Notemos aquí que la sustancia del hombre es el polvo de la tierra pero la mujer es la sustancia del hombre. Cuando Adán la vio, declaró: “Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne”. De la Iglesia, la Biblia señala que somos de Jesucristo carne de su carne y huesos de sus huesos; hemos salido también del costado de Jesús, de las costillas perforadas del Señor en la cruz del calvario.

Dios creó al hombre del polvo de la tierra y yo ya he predicado que nosotros somos terrenales o terráqueos porque somos de la tierra. ¿Por qué eres de la tierra? Porque comes frutas, verduras y hortalizas que se cosechan de la tierra, y si comes vaca, esta se alimenta de la tierra. ¡Todo proviene de la tierra! Lo que pasa es que Dios es un gran artista y entonces, de la tierra sacó zanahorias, naranjas, etc. Muchas cosas creó a partir de la tierra pero la mejor creación, es el hombre.

El capítulo 1 del libro de Génesis cuenta día por día todo lo que creó Dios y cada uno culmina diciendo: “Y vio Dios que era bueno”. Al sexto día creó al hombre y a la mujer y cuando hubo finalizado, dice la Biblia: “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera”. Dios le da un lugar de trascendencia a la creación del hombre y lo considera la corona de todo lo que creó. El Señor decidió crearlo pero lo hizo conforme a su imagen y semejanza; puso la imagen del Dios creador, en el hombre, y lo hizo a éste un ser creativo. Los conejos desde su creación hasta hoy en día siguen construyendo su madriguera, las águilas siguen construyendo los mismos nidos, los monos siguen alimentándose de banana y colgándose de los árboles; los animales no han logrado nada más porque no son creativos pero Dios hizo del hombre un ser creativo y nos maravillamos de lo que éste ha hecho sobre la faz de la tierra.

 

TESORO EN VASOS DE BARRO

 

Yo quiero defender el valor que tiene el ser humano porque Dios envió a su Hijo a morir en la cruz del calvario para pagar el precio del rescate de los hombres y las mujeres en el mundo. ¡Tú vales mucho para Dios! De hecho, cuando Dios creó al hombre y vio lo que había hecho, declaró que era bueno y bueno en gran manera. Somos polvo pero muy bien hecho; yo me admiro al pensar en el trabajo que realizan mis riñones, el hígado, los pulmones, etc. ¡Qué habilidad la de Dios para sacar de la tierra una obra de arte como lo es el hombre al cual la Biblia llama vasija de barro! En 2ª Corintios 4:7 el apóstol Pablo señaló: “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro…” El tesoro es Cristo y nosotros la vasija de barro. ¡Qué bien hecha está la vasija! El Señor nos dio inteligencia y sabiduría y puso en nosotros sentimientos, ¡qué barro más bien pensado! Tú comes frutas y verduras entre otras cosas y recibes energía a través de lo que comes y así sigues manteniendo tu sistema neurológico fuerte además de otras funciones del cuerpo. ¡Una creación hermosa y bendita! ¡Dios es un gran alfarero! Según la sapiencia popular se dice que Dios fue el primer alfarero y el hombre su primer vasija. ¡Bendito sea Dios!

Algunas mujeres, al ver una vasija de barro, pueden llegar a perderse, abandonando el estudio, la familia, etc. porque se enamoran perdidamente de esa vasija. Es que el hombre es precioso. ¡Tiene un valor extraordinario! Lo mismo sucede con los hombres, al ver una vasija femenina también se vuelven locos y se pierden. Es que las vasijas que Dios creó son una obra de arte maravillosa. Algunos hombres y mujeres dicen que están felices con su cacharro y no los cambian por nada del mundo; es que Dios también puso amor en la vasija. Cuando el hombre pecó, se pervirtió e independizó de Dios y perdió lo mejor de Él; perdió sus virtudes, la verdad se escapó de su interior y comenzó a creer en la mentira. En lugar de darle la gloria a Dios comenzó a darle gloria a la luna, a las estrellas y a toda cosa creada, así el hombre se perdió. Y la vasija se rompió en sus manos.

Leemos en Jeremías 18: 2 al 6: “Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel”. Dios se compara con un alfarero; Jeremías, obedeciendo a su mandato fue a la casa del alfarero y vio cómo trabajaba el barro en la rueda, pero observó también que la vasija se deshizo en sus manos. Mas Dios, que es buen alfarero, toma el mismo barro y hace una vasija como mejor le parece. Otra versión de la Biblia señala que el alfarero hace una vasija mejor a la que se le rompió. Esto ha sido una gran enseñanza para mí y Dios me ha consolado a través de este pasaje porque Él me llevó a mirar, no lo que se está diciendo de mí sino lo que Él está haciendo en medio de su pueblo. La mayoría de nosotros tenemos fotos de cuando éramos pequeños, yo tengo una mía en un triciclo en el patio de mi casa. ¡Era un encanto de niño! El doctor le dijo a mi mamá que nunca había visto un niño tan inteligente como yo. Era una obra de arte que Dios había creado, pero a medida que fui creciendo me fui pudriendo. Tal vez cuando eras pequeño o pequeña eras una criatura linda pero al crecer terminaste haciendo todo lo malo, cosas que nunca hubieras querido hacer o ser. Tal vez llegaste a pensar que ya está, que fracasaste, que no sirves para nada porque le has fallado a Dios. Tal vez llegaste a decir que tu vida ya no tiene sentido, que estás consciente de que Dios existe y ha hecho todo bien pero no sabes por qué te ha tocado ser tan infame y tan cruel; te cuestionas por qué terminaste haciendo lo que no querías hacer al punto de ofender a Dios.

LA HISTORIA DE DIEGO

Quiero compartir unas fotos: no se trata de una chica sino de un muchacho.

Diego 1 Diego 2

¡Una ternura de su abuela! Era una vasija bien hecha hasta que se echó a perder. Diego nos cuenta: “Sólo Dios pudo transformarme en lo que soy ahora, ya no soy lo que aparece en las fotos. En ese entonces tenía muchos aplausos, llenaba teatros, estuve en mil tarimas y boliches e hice muchas giras artísticas”.

Diego Grupal

“En la foto que dice: “El futuro se construye con amor”. Yo me estaba manifestando contra los pastores evangélicos porque me quería casar con un hombre. Yo integraba la comisión de un colectivo gay en la que era vicepresidente y luchaba porque quería casarme con una persona de mi mismo sexo. Sentía que nadie velaba por mis derechos y quería que mi futuro se construyera con amor. Quiero decirte que el futuro que hoy en día estoy construyendo se está haciendo con amor, con el amor de Dios que todo lo puede, todo lo soporta, todo lo espera. Cuando yo era pequeño, era una vasija de barro muy bien hecha. Mi abuela mi crió y me dio todo. A los doce años sufrí una violación que marcó mi futuro, desde ese entonces decidí que quería estar con hombres. Años más tarde comencé a consumir cocaína lo que me llevó a la perdición, pero un tiempo después encontré los hogares Beraca que hoy están siendo muy cuestionados por gente que realmente no conoce lo que se vive allí. Yo escribí en una nota al respecto diciendo: Hoy la sonrisa de mi madre, los ojos llenos de amor de mi abuela, las palabras de aliento de mi padre, los abrazos de mis hermanos y el amor de mis amigos me hacen entender que la obra de Beraca no fue en vano, que ahí no se paga derecho de piso sino que se vive como hay que vivir. Beraca es lo que uno necesita cuando está solo, cuando no tiene a nadie y necesita amor. Beraca es hacer sentir a la gente que tienen un bastón llamado ONG ESALCU. Beraca es realizar un campamento para más de dos mil jóvenes donde sus vidas son cambiadas y donde se marca el destino de cada uno. Beraca fue y seguirá siendo el verdadero lugar de rehabilitación. ¡A mí me cambió la vida! En un campamento Dios me dio identidad. Yo veía a Menny Escobar y me veía a mí predicando, presentando a mi esposa y a mi familia. Yo he sido homosexual y quiero decirte que si conoces personas homosexuales no tienes que distanciarte de ellos sino predícales del amor de Dios, ese amor que me predicaron a mí y que me permitió cambiar”.

Diego 3 Diego 4

Diego hoy es el tecladista en nuestra iglesia en la ciudad de Maldonado, él es un ejemplo que me lleva a decirle a Dios: “Señor, vale la pena todo esfuerzo y toda inversión”. ¡No importa de qué me acusen! Yo he tomado la determinación de que no voy a parar de hacer la obra que Dios me encomendó. En el libro de Jeremías vemos que el alfarero estaba haciendo una vasija la que se echó a perder en sus manos, entonces el alfarero tomó ese mismo barro (como Diego) e hizo una vasija conforme a su beneplácito. Hoy Diego quiere formar una familia, él quiere tener una esposa e hijos. Dios hace obras extraordinarias y quiere hacerlo también en tu vida.

LA HISTORIA DE GABRIL Y ETELVINA

Dije que Dios me consoló de una manera increíble. Yo estaba en medio de un mar de problemas, la angustia y la tristeza me invadían, aunque no sentía temor sino una paz profunda en mi corazón. Yo tenía ganas de acostarme a dormir pero una pareja de jóvenes me pidió que los casara y fui. El casamiento se realizó en uno de nuestros hogares Beraca a unos kilómetros del centro, en medio del campo, un lugar muy bonito; y le doy gracias a Dios porque el pastor encargado de ese hogar y su esposa lo han arreglado con esmero y cariño. ¡Quisiera que todos los hogares fueran así! Me gustaría tener mejores cosas como colchones y camas, pero aunque no estén en las mejores condiciones, sin embargo son mejores que las veredas duras y frías en las que dormían algunos jóvenes. Está bien que a veces no tenemos la mejor comida, pero aun así consideramos que esa comida, que no sólo consumen los chicos sino también los encargados de los hogares, es mucho mejor que lo que consumían de la basura.

Unos cuantos jueces nos han solicitado que recibamos personas que han estado privadas de su libertad por rapiñas, hurtos, crímenes etc. Cuando leemos el prontuario de esas personas nos da miedo y a esos nenes tenemos que recibirlos en los hogares. Y el juez lo solicita. Supongamos que alguien ha sido condenado con doce años de prisión y pasaron diez, pero como tiene buena conducta el juez propone alguna sentencia alternativa para cumplir los dos años que restan y nos pide que lo recibamos hasta que cumpla su condena en los hogares Beraca. Nosotros accedemos y apenas llegan les preguntamos qué saben hacer a lo que nos responden que no saben nada entonces les enseñamos un oficio.

Esos que nos critican que hacemos trabajar a los jóvenes y no les pagamos sueldo, ¡qué les pague el estado! El Portal Amarillo o esa organización que cobra mil o dos mil dólares, Manantiales. ¡Que ellos les paguen un sueldo! Con tal currículum y esa clase de empleados, yo, jefe de una empresa no los tomaría. Pero nosotros no buscamos empleados y ellos no buscan empleo porque esos jóvenes lo que buscan es amor, afecto, socorro. El setenta por ciento de las personas adictas golpean las puertas de las iglesias y ellos declaran que prefieren acudir a una organización religiosa aunque tengan un colchón precario porque allí los reciben con amor y con abrazos. ¡Allí tienen contención! No andamos buscando empleados sino que estamos socorriendo almas. ¿Qué clase de almas? Las almas que creemos que Dios hace pasar por valles de sombra de muerte para luego llevarlos a ser príncipes del reino de los cielos. ¡Es maravillosa la obra de Dios! El Señor toma una vasija rota y la hace nueva.

La pareja que casé, tuvo un comienzo no muy feliz: La joven conoció a quien hoy es su esposo, cuando fue en busca de droga a una “boca”; ella fue al lugar y le dijo a quien estaba cuidando la puerta: “Decile a tu jefe que necesito droga pero no tengo dinero”. El jefe desde adentro la estaba observando, entonces la invitó a salir con él a lo que ella le dice: “Si hay droga lo que vos quieras”. Esa fue su declaración de amor. Asi se conocieron y desde ese momento comenzaron a vivir un infierno de infidelidad, de prostitución, de consumo y tráfico de drogas, ¡un desastre! Viendo la muerte a cada momento cara a cara e incrédulos de que habría alguna solución para ellos. Estos jóvenes se habían separado y vuelto a juntar, a todo esto habían tenido un hijo de quien se hizo cargo un familiar. Finalmente los dos acudieron a los hogares de Beraca pidiendo socorro; ellos no fueron pidiendo empleo ni sueldo alguno. Hay hogares Beraca de hombres, de mujeres, de madres con hijos. Algunos han salido a decir que nosotros separamos las familias, es que no podemos ingresar una pareja en los hogares, el hombre es alojado en un hogar de hombres y la mujer donde están las mujeres.

A la joven que acabo de mencionar la mandamos a un hogar que queda a quinientos Kilómetros de la capital y él se quedó en un hogar para hombres en las afueras de la capital. Con mucha dificultad el joven se fue recuperando y madurando, el evangelio fue ganando su corazón y llegó a ser la mano derecha del pastor que estaba a su cargo y líder del hogar. En cambio ella retrocedió, se fue del hogar, se comenzó a drogar y a prostituirse nuevamente, más que antes. En la ceremonia de casamiento nos dijo que era tan prostituta que ya ni para eso servía pero un día volvió, se recuperó y se fue de nuevo a lo que hacía. La primera vez que se fue del hogar, su novio Gabril  lloró porque él quería formar una familia y que su hijo creciera con papá y mamá, pero ya la segunda vez que se fue, decidió que necesitaba otra mujer, una sierva de Dios, algo que no veía en ella. Pero la joven volvió y nuevamente comenzó a recuperarse aunque después de un tiempo se fue de nuevo. Esta vez estaba convencida que había perdido la oportunidad que Dios le había dado, dejó de creer que algún día iba a ser la esposa de Gabril; ella se veía abajo y a él lo veía inalcanzable. Se fijó entonces en un joven que vivía en uno de los hogares que estaba cerca del suyo a quien veía a su nivel. Cuando le pregunté si realmente amaba a ese muchacho me dijo poco convencida que le gustaba; le pregunté también si amaba a Gabril y me respondió: “No pastor, si yo lo amara no le hubiera hecho lo que le hice”. “¿No crees que Dios puede revertir las cosas? Le insistí. “Y, ya no tengo fe. Él está tan alto y yo acá abajo”. Le dije que yo creía que Gabril era el papá que su hijo necesitaba y que ella era la mamá que el niño necesitaba. La alenté a que si ella se animaba a creer, yo la iba a respaldar, ella sonrió, lloró y me dijo: “¿Usted cree pastor?” “Sí, creo” le afirmé. Ahí se encendió una chispita de esperanza. Nosotros tratábamos de que se vieran, así que la traíamos de Salto para realizar algún trámite en la capital y lo llamábamos a él para que se encontraran y estuvieran unos momentos juntos, también con su hijito. Así se fueron animando hasta que hace poco los casamos. Cuando estuve delante de ellos y los vi llorar, lloré con ellos porque Dios me sacudió y me trajo a memoria la palabra del alfarero que tomó dos vasijas rotas, destruidas, y no tomó barro nuevo sino el mismo que estaba deshecho para hacer unas vasijas nuevas.

Gabril 1 Gabril 2

CONCLUSIÓN

Desde que fuiste creado estuviste en las manos de Dios, no sé si te has alejado de Él o todavía estás en sus manos, pero tu vasija no glorifica al Señor, tu vida necesita que el alfarero tome ese barro y haga una obra nueva. Tal vez piensas que tu vida no sirve para nada, que has fracasado en todo; tal vez has negado a Dios y pisoteado su gracia pero hoy quieres ponerte en las manos del alfarero y dejar que Él haga una vasija como quiere. Dile: “Señor, yo soy barro y estoy en tus manos”.

“Toma cada vida Señor, tú eres el alfarero y nosotros barro en tus manos. Sea hecha oh Dios tu voluntad en nuestras vidas, venga a nosotros tu reino. Limpia con tu sangre preciosa toda maldad e impedimento. Deshace nuestras maldades delante de ti Señor, perdona nuestras iniquidades, envía tu Espíritu Santo y llena cada vida, Padre. Haz una vasija conforme a tu beneplácito, te lo pido en el nombre de Jesús. Levanta al pobre del muladar, Dios Todopoderoso. Toma este barro. ¡Es increíble lo que tú puedes hacer con nosotros! De la nada puedes hacer todo Padre, en el nombre de Jesús lo declaro y para tu gloria, amén”.

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PELEA POR TU FE

INTRODUCCIÓN

Hoy quiero meditar acerca del propósito de Dios y la redención. Ya he hablado acerca de la caída del hombre; conocemos según la Biblia, que Dios ha hecho los cielos y la tierra y puso a Adán en el jardín del Edén quien tenía una relación perfecta con el Señor hasta el día que pecó. Le llamamos la caída del hombre al momento en que éste desobedece a Dios y decide hacer por su cuenta lo que siente y le parece; en ese momento se sale por voluntad propia de las manos de Dios y de su comunión con el Señor, y no sólo pierde la autoridad que Dios le ha dado para señorear sobre su creación, sino que también queda sometido a otra autoridad; desde ese momento satanás viene a constituirse en príncipe de este mundo y ese título se lo puso Jesús.

Hay una falla por decir así, en lo que la Biblia llama el primer Adán; de Jesús se dice que es el segundo Adán, y entre el primero y el segundo hay un valle que es la caída de hombre. Pero el propósito de Dios al crear el planeta Tierra es uno desde el principio y hasta el final; digamos que su plan es una línea recta y es crear el planeta con un designio especial y eterno, y tiene que ver con el universo, poner también a un ser creado a su imagen y semejanza en poder y autoridad para gobernar, señorear y multiplicarse sobre la faz de la tierra.

Los primeros versículos de la Biblia hablan acerca de esto. Reitero: El propósito de Dios sigue siendo el mismo desde el principio hasta el final, pero en el medio hay un valle que es la caída del hombre. Muchas veces predicamos el evangelio y hablamos acerca de perdón de los pecados y la redención de la humanidad, y esto es sumamente importante, pero es una operación de rescate para que el hombre continúe cumpliendo con los planes de Dios sobre la tierra. O sea que su designio no es la salvación del hombre sino el señorío, el gobierno, el poder y la autoridad de éste. Hay personas a las que una enfermedad, un problema económico y hasta una suegra las vuelve loca. Dios nunca pensó en que el hombre debía ser sometido sino que fuera un ser especial, corona de la creación.

EL HOMBRE: SEMEJANTE A DIOS

La Biblia señala que Dios creó los animales y las plantas ordenándoles que se multipliquen según su género, pero cuando llega al sexto día, momento de la creación del hombre, la Biblia nos muestra que es una creación sumamente especial, distinta al resto; porque cuando Dios declara que va a crear al hombre, eso está en Génesis 1: 26 y 27, declara: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”.

Estos dos versículos nos muestran el propósito de Dios, ¿y qué entendemos por propósito? Esto tiene que ver con una idea, un plan o diseño de Dios. El Señor planifica y determina lo que hace y su propósito es inmutable. Dios es un Dios inmutable e inamovible y su propósito también. Hay detalles en la descripción del capítulo 1 de Génesis. Cuando Dios dice: “Hagamos al hombre conforme a nuestra semejanza”, utiliza aquí el verbo hacer en plural. Los teólogos han entendido que Dios está haciendo alusión al hecho de la existencia de la trinidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.  Aquí vemos que el Espíritu Santo, la voz de Dios y Jesús están presentes en la creación porque Dios está dialogando con el Hijo y con el Espíritu Santo. Hay un concepto difícil de racionalizar pero tan real que no podemos negar y se trata de que Dios es uno pero también es un Dios en tres personas; es tripartito aunque no podemos hablar de partes de Él porque Jesús es todo Dios, así como el Espíritu Santo y Dios, lo mismo que tú. Tú eres una sola persona que tiene vida biológica, psíquica y espiritual y a veces no sabes discernir entre la vida del alma y la del espíritu, en cambio, aquellos que hemos conocido el evangelio y recibido la luz de Dios, podemos discernir por su palabra lo que es el alma y el espíritu. Tú eres un ser trinitario igual que Dios.

Cuando Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”, hace una alusión especial porque habla de todos los animales, de las plantas y después vuelve y nombra a los animales que se arrastran, esto incluye a la serpiente quien tipifica a satanás y no solo génesis hace alusión de este animal sino también en otras partes de la Biblia habla de la serpiente antigua. Hay también un énfasis especial aquí, en el que Dios dice que por sobre todos los animales, también los que se arrastran y las plantas, creó al hombre a su imagen: “…Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó…”. Notemos que aquí ya no usa el plural como al principio cuando dice: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”. Esto significa semejante, pero no igual; o sea que el hombre va a operar como Dios. No es Dios; no será igual a Él pero va a ser semejante a Dios. Un niño comienza a caminar y dicen que lo hace igual a su abuelo; ese niño no es igual al abuelo pero es semejante a él.

Cuando habla de la imagen del hombre, la Biblia señala que Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó. Ahora, el Padre nos dice: “No se hagan imagen de mí, no se inclinen ante ellas ni me comparen a ninguna imagen”. El primer mandamiento que es: Amarás el Señor tu Dios por sobre todas las cosas, incluye el hecho de que al Señor tu Dios adorarás y a Él sólo servirás; esto significa que sólo delante del Señor te arrodillarás. También dice: “No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso…” Dios el Padre no tiene imagen y algunos lo quieren visualizar; tratan de hacer alguna imagen y ahí surge la idolatría pero el Señor no quiere que se haga imagen alguna de Él. ¿Por qué dice que Dios creó al hombre a su imagen? Lemos en Colosenses 1:15: “Él (Jesús) es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación”. El hombre fue creado a imagen de Dios, fue creado a imagen de Jesús. Tú no puedes visualizar una imagen del Espíritu Santo ni del Padre pero puedes tocar a Jesús. Cuando el Señor estaba en la tierra la gente lo tocaba y comían con Él, etc. Y el apóstol Pablo declaró que Jesús es la imagen del Dios invisible. Si alguien quiere ver a Dios, vea a Jesús. En Juan capítulo 14, versículo 10 y 11 leemos: “Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?…Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí”. O sea que la única imagen que podemos tener de Dios es la de Jesús y no me refiero a un cuadro, a una estatua ni si siquiera a un crucifijo con un Cristo crucificado; me refiero a Jesús mismo. Cuando la Biblia dice que Dios creó al hombre a su imagen, significa que lo creó a la imagen de Jesús, lo hizo como Él.

El nivel de la estatura del hombre que Dios creó es el nivel de la estatura de la segunda persona de la trinidad, al nivel de Cristo. ¡Ese es el lugar que Dios le dio al hombre! No lo hizo como Cristo sino semejante a Él en su imagen porque Jesús existe como hombre en la mente de Dios desde antes de la creación del mundo. Y habiendo tomado satanás potestad del planeta, porque Adán le entregó el territorio que Dios le dio a él para que lo gobernara, Dios manifiesta su propósito inmediatamente y le dice a la serpiente que se arrastra, como podemos ver el Génesis 3:15: “Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”. Yo voy a levantar de la descendencia de la mujer a alguien que te va a pisar la cabeza. Dios le ha dado un lugar al hombre y no ha desistido de darle ese lugar que Él ha determinado, por lo tanto, quien tenía que derrotar a satanás no era Dios sino un hombre y Jesucristo es Dios hecho hombre, nacido de mujer. Es como que Dios nos dijera: “No he desistido de que las cosas sean como las planifiqué desde el principio y así permanecerán hasta el final. He puesto al hombre sobre la tierra y no será satanás y sus demonios los que gobiernen; no será el hombre sin mi quien gobierne sino aquel que es imagen de Dios en la tierra”.

EL PROPÓSITO DE DIOS VA MÁS ALLÁ DE LA SALVACIÓN

Vemos que el propósito de Dios es mucho más grande que la redención del hombre; la salvación es un operativo de rescate del hombre y tiene un objetivo corto. Nosotros creemos que trabajamos para que el hombre sea salvo, predicamos el evangelio para que sus pecados sean perdonados y alcance la salvación, pero Dios no se conforma sólo con el hecho de que sea salvo. Podemos verles la cara a algunos cristianos que se amedrentan cuando viene alguna dificultad y no saben qué hacer con su cónyuge, con sus hijos, con la suegra; no saben qué hacer con los problemas de la vida y se sienten derrotados y oprimidos, cansados y agobiados. ¡Dios no te hizo para eso! ¡El Señor tiene un propósito más alto del que estás viviendo en este momento! Algunos creen que ya está, que Dios los perdonó porque por primera vez sintieron libertad y se conforman con eso; pero los vemos actuar y parecen esclavos de satanás sumidos en sus pecados y pensamientos. Trato todos los días con creyentes que se sienten abatidos por los sentimientos y deseos que tienen; no muestran cara de soldados victoriosos sino más bien de derrotados. Tienen temores, ¡creyentes que duermen con la luz encendida!

No puedes conformar a Dios con el hecho de que te salvó y te redimió. El término redimir significa rescatar; Jesús pagó un precio para rescatarte pero eso no significa sólo el perdón de tus pecados. ¡Dios quiere verte victorioso! ¡Él quiere poner su gloria sobre ti! No serán los ángeles quienes conquisten el planeta Tierra, será el hombre redimido por Dios. Jesucristo es el Unigénito, el único que tiene los genes de Dios hasta que Él murió en la cruz del calvario, y cuando empezaron a nacer en Cristo las personas redimidas por Dios, surgieron hombres y mujeres que poseían los genes de Dios nacidos del Espíritu Santo, entonces Jesús dejó de ser el único Hijo de Dios para pasar a ser el primogénito, o sea, el primero entre muchos hermanos.

El propósito de Dios no es sólo la salvación y no se termina ahí. ¡Su propósito es llevarte a las alturas desde donde el hombre cayó! Desde la caída del hombre el Señor te levanta hasta la altura donde se perdió el poder y el señorío del hombre. Debía ser hombre quien le pisara la cabeza a satanás y venciera el poder del pecado porque el propósito de Dios era entregarle al hombre el planeta Tierra. Por eso, Jesucristo dejó su gloria y su deidad haciéndose como uno de nosotros, un ser débil para enfrentar los poderes de satanás; en el mismo territorio en el que Adán cedió sus derechos, Jesús vino a reclamar esos derechos que Dios le ha dado al hombre. Lucas 4:8 y 9 dice: “Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares”. ¡Satanás quería que Jesús se postrara delante de él y el Señor era quien había venido a pisarle la cabeza! Lo tentó a Jesús para que lo obedeciera; el Señor ayunó por cuarenta días y como tenía hambre el diablo le dijo: “Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan”. Jesús entendió que no debía someterse en nada, Él podía convertir piedras en pan pero no había venido al mundo para someterse y obedecer a un diablo inmundo que Dios ya sentenció que un hombre le iba a pisar la cabeza. ¡Jesús no vino a obedecer a satanás! ¡El Señor vino dispuesto a obedecer en todo al Padre! “Mi comida y mi bebida es que haga la voluntad del Padre”, dijo Jesús. ¡Qué grande es el Señor! Él es nuestro hermano mayor, nuestro salvador y redentor, pero más grande es lo que Dios quiere hacer con cada uno de nosotros. Dios no quiere verte derrotado, tú no has nacido en Cristo para vivir vencido, doblegado e inclinado.

Mi nieta viajaba conmigo en el auto y me dijo que sentía miedo y no recuerdo de qué, pero le dije que ella era una hija de Dios y tenía que enfrentar a satanás y decirle que se vaya. Ella insistía que tenía miedo, y yo le dije: “Vamos a decirle al miedo que se tiene que ir en el nombre de Jesús”. Aún no cumple los cuatro añitos y le hice repetir conmigo: “Temor, te ordeno que te vayas”, y ella sollozando repitió las palabras que le dije. En un momento le hablé: “No Justina, llorando no, repetí de nuevo conmigo”. ¡Al diablo hay que darle órdenes y no llorarle! ¡Hemos sido creados para darle órdenes al diablo en el nombre de Jesús! ¡La Biblia dice que Dios ha puesto a satanás debajo de nuestros pies! El plan de Dios no es sólo salvarte; el plan de Dios es que cuando un demonio te quiera enfrentar termine huyendo, asustado, porque la gloria del Señor está sobre ti. Por ahí mi nieta agarró fuerza, se enojó y ordenó al temor que se fuera. En un momento, me susurra al oído: “Abuelo, se fue el temor”.

Yo me deleito en la palabra de Dios; no he nacido para andar con “cara de rata” ni para arrastrarme. Leemos en Romanos 8:26 al 30: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos. Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó”. ¡Nos llenó de gloria! Es poca cosa para Dios tu salvación, eso es sólo el inicio de grandes cosas. No es suficiente para Dios rescatarte y salvarte; Él quiere revestirte de gloria y poder.

Dice así en el Salmo 8: “¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! Has puesto tu gloria sobre los cielos; de la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, a causa de tus enemigos, para hacer callar al enemigo y al vengativo”. Eso lo experimenté con mi nieta; fíjate que los niños son más capaces para creer que los grandotes. Si Dios puede construir una fortaleza de los labios de los niños que maman, el Señor dice: “Yo con esto destruyo al diablo”.

Continúa diciendo el salmista: “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies. Ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo las bestias del campo, las aves de los cielos y los peces del mar; todo cuanto pasa por los senderos del mar. ¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra!” Aquí se refiere al hombre redimido.

Este Salmo está diciendo que el propósito de Dios permanece a pesar de la caída del hombre y lo que Él planificó será así como lo pensó. Todo lo que Dios se propuso con Adán llegó a culminarse en Jesucristo. El apóstol Pablo se refiere al Señor como el segundo Adán. Leemos en 1ª Corintios 15: “Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual. El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales”. Los hombres que hemos nacido en el planeta Tierra seguimos la imagen del que pecó y somos pecadores; tal cual el Adán que pecó, somos nosotros sus descendientes, pero tal cual el Adán que venció que es el verdadero, el que Dios estableció que tenía la victoria y el trono, ese es Jesús, tal cual el celestial, el Adán del cielo, así también el resto de los que creen en Él y le aman. Hemos sido llamados para mostrar la imagen de Jesús y para ser como Él es. Esto de que llegamos a señorear sobre las obras de Dios tiene que ver con nuestra unidad, nuestra comunión, nuestra identidad e identificación con Jesucristo. Cuando llegamos a ser parte de Jesús, somos parte de su victoria. ¡Somos vencedores juntamente con Él! Jesús es el primero, el que entró, el que venció el pecado y la muerte; pero detrás de él viene su cuerpo porque Él es la cabeza. ¡La iglesia va detrás de Jesús y es vencedora como Él es! La iglesia no es aparte de Jesús sino su cuerpo. ¡Somos el cuerpo de Jesús!

“Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante”. El significado de Adán es “hecho de la tierra”, y el segundo Adán significa lo mismo; el hombre debía vencer en la tierra, hecho del polvo, por eso Jesús nació de una mujer. Notemos que el Salmo 8 señala que Dios hizo al hombre un poco menor que los ángeles pero le ha dado autoridad sobre los ángeles caídos y los ha puesto bajo sus pies. Quiero hacer un énfasis especial acerca del poder y la gloria de Jesús. Estas dos cosas nos identifican con Cristo; así como el Señor es la imagen del Dios invisible, nosotros somos la imagen de Jesús. La Biblia lo afirma en Efesios 4:13: “… hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. El Espíritu Santo trabaja para que tú llegues a la medida de la estatura de la plenitud del Señor. ¡Cristo la plenitud del Padre! ¡Tú la plenitud de Cristo! ¡No te conformes con menos! En Juan 17 Jesús ora al Padre: “La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno”. No fue una medida de la gloria ni una semejanza es la misma gloria que el Padre le dio a Jesús. En el mismo capítulo Jesús ora: “Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese”. Padre, devuélveme la gloria que tuve contigo desde antes de la fundación del mundo. Jesús estaba antes de la fundación del mundo en este nivel de gloria y desciende a la tierra tomando forma de siervo, haciéndose obediente, hasta la muerte y muerte de cruz y viene a hacer la voluntad del Padre. Y por cuanto fue obediente hasta la muerte aceptando cargar sobre su cuerpo nuestros pecados, “…Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:9 al 11). ¡Dios puso a Jesús por sobre todas las cosas! Jesús baja como un hombre y sube nuevamente para estar con la misma gloria que Dios le dio. El Señor había dejado su gloria, pero su gloria brilló cada vez más hasta que se sentó a la diestra del Padre reinando con poder y a Él le ha sido dada la autoridad. ¿Qué ora Jesús? “La gloria que tú me has dado yo les he dado”.

CONCLUSIÓN

¡Tú no eres una serpiente que se arrastra ni un vil gusano! “Gloria” significa fulgor y Jesús te dice: “Yo te he dado gloria para que brilles y no es la de algún ángel o arcángel. Te di mi gloria”. Te hablé de gloria y de poder. Dijo Jesús: “…pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8). Hablo del mismo poder que operó en Jesús, Él fue revestido de poder por el Espíritu Santo. El poder no estaba en Él sino que vino sobre Él por cuanto permaneció en la obediencia y la voluntad del Padre, ese poder y el revestimiento del Espíritu Santo permaneció sobre Jesús. Cuando declaró: “recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo”, quiso decir: “Ustedes van a recibir el mismo poder que han visto en mi. Van a hacer las obras que yo he hecho y aún mayores porque yo voy al Padre pero vendrá sobre ustedes el Espíritu Santo, el Espíritu que vino sobre mí”. ¡Ese es el propósito de Dios sobre tu vida! ¡Gloria y poder!

“Gracias Padre, que me salvaste y me perdonaste pero aquí estoy como un vil gusano. ¡Mira lo que me pasa! ¡Mira lo que me ha dicho mi padre! ¡Mira lo que me hizo mi esposo!” Dios quiere ver su gloria y su poder en ti; su poder y su gloria quieren ser derramado sobre ti. No es que Dios quiere salvarte para que tú vivas tranquilo o tranquila; Él te ha rescatado y te ha perdonado, si es que lo ha hecho para incluirte en el ejército de gente que hace las obras de Jesús. No le sirves a Dios solamente rescatado; le sirves cuando cumples su propósito y el propósito de Dios es que su gloria brille sobre ti al punto que lleguen a decir: “¿Qué tiene este hombre, qué poder de mueve en él? ¿Qué tiene esta mujer, qué poder se mueve en ella?”

El Señor necesita gente llena de su poder y de su gloria. Cuando les ves la cara a algunos, no te dan ganas de creer en Dios. ¿Por qué tu Dios permite que tengas esa cara de amargada, de impotencia y soledad? ¿No es que tu Dios es bueno? ¿Por qué esa falta de fuerza y de valor? Dios quiere llenarte, que hoy sea un pentecostés en tu vida y descienda el Espíritu Santo como lo hizo la primera vez, y la gloria de Dios sea vista sobre tu vida. Oro al Padre que tu debilidad sea cambiada en fortaleza, que ese vacío interior sea lleno por el Espíritu Santo. El Señor te dice: “No me conforma tu vida porque tu vida no brilla para mí. No me conforma tu vida porque no se ve mi poder en ti. Déjame que te llene y te revista. Deja que mi fuego descienda sobre ti”.

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PELEA POR TU FE

INTRODUCCIÓN

Quiero hablarte de dos elementos fundamentales, los cuales provienen de Dios: El amor y el poder. El amor es lo que mueve a Dios a hacer todo lo que hace. ¡Él no hace nada sin amor! ¿Qué lo movió a crear el universo y el sistema solar? ¡El amor! ¿Qué lo movió para crear al hombre? ¡El amor! Para hacer lo que hacemos o decir lo que decimos, para ser como somos, tenemos motivaciones; cuando hablas, algo te motiva a hacerlo. ¡Siempre hay una motivación! Cuando una persona está resentida, es el resentimiento que la mueve y lo que habla es empujado por ese resentimiento. Lo mismo sucede con la amargura; si alguien está amargado, este sentimiento motiva mal a esa persona. El odio es el que mueve a las personas también a actuar a hacer y a pensar. De todos los motivadores habidos, por excelencia, el más grande, el más importante, el mejor de todos y el más bendito es el amor. Tú puedes tratar a tu esposa con celo y si esto es lo que te motiva obtendrás un resultado, tal vez no muy bueno, pero si te motiva el amor obtendrás otro resultado totalmente distinto. Tanto si te mueve uno o el otro los resultados son diferentes. Si eres una persona resentida, llena de odio y de venganza, tratarás a tus hijos con ese odio que hay en tu corazón. Pero si te mueve el amor, ves a tu suegra como una princesa. ¡El amor te hace ver las cosas distintas! Éste tiene una perspectiva que ningún otro espíritu tiene. El amor es el que mueve a un hombre a amar a una mujer fea o viceversa.

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