INTRODUCCIÓN
Cuando haces cosas importantes para la sociedad muchos se ponen contentos, pero otros no. Hay quienes nos odian cuando hacemos buenas obras, de igual manera le sucedió a Jesús, porque hay espíritus de maldad que usan a las personas y las llevan a detestar lo que apreciamos. Nosotros creemos que un embrión humano es importante y no es parte de una mujer sino un ser humano en pleno desarrollo pero algunos detestan que estemos en contra del aborto. Entonces se levantan guerras, pero como decía Don Quijote de la Mancha: “Ladran Sancho, señal que cabalgamos”. Hay quienes han modificado esta frase, y dicen: “Ladran Sancho, señal que hay perros”. ¿Y los perros, qué hacen? ¡Ladran! Entonces si ladran sabes que son perros, si graznan son patos, y si hacen obras buenas sabemos que es un cristiano. Dios hizo al pato para graznar, al perro para ladrar y a nosotros sus hijos, nos creó para hacer buenas obras. Jesús dijo que nuestras buenas obras tienen que ser vistas por los hombres. A Él lo acusaban de estar endemoniado y un día les dijo a todos esos que le ladraban: “¿Por cuáles de las buenas obras que he hecho de mi Padre me quieren apedrear?” Jesús evidenció que había venido al mundo para hacer las obras de Dios.
Toda cosa creada tiene un propósito, tiene una función y una razón de ser; un revólver fue hecho para disparar balas. Hay una división abismal entre los que creemos en Dios y los que no creen, y nosotros los que creemos hacemos sus obras. No sólo creemos en la eternidad sino también, las cosas que hacemos son eternas. ¡Son trascendentes! ¡Van más allá de nuestra existencia! Dice la Biblia que hemos sido creados por Dios para buenas obras y eso es lo que nos identifica: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” Efesios 2:10.
¿QUÉ OBRAS ESTÁS HACIENDO?
Ahora veamos cuáles son las buenas obras. Le preguntamos a alguien qué obra está haciendo y responde: “Bueno, yo me llevo bien con todo el que puedo, no le hago mal a nadie. Amo a mi esposa, cuido a mi familia”. Cuando llegues al cielo, el Señor te dirá que eso que has hecho no sirve. “¡Pero yo he sido carpintero!” “¿Y de qué me ha servido a mi tu profesión y tu trabajo?” te dirá el Señor. “No, yo trabajé para comer y mantener a mi familia”. “Pero eso no alcanza”, te responderá. Debemos caer en la cuenta que no alcanza con hablar bien o hacer lo que nos parece correcto; hay muchos que alardean que van a hacer esto y aquello pero no lo hacen. Una joven sueña, se ilusiona y habla acerca de que se va a casar de blanco pero no salió así como ella pensaba. Un día decidió no esperar más y se agarró al primero que vio, con quien se acostó, pero la relación no funcionó, entonces fue en busca de otro. Después dice: “Yo siempre soñé que iba a entrar a la iglesia vestida de blanco y que iba a llegar virgen al altar”. Muchas cosas que se piensan o dicen no se concretan y a Dios no le alcanza con que declares: “Yo voy a hacer lo que me digas, si quieres, voy a predicar donde me mandes”. Porque si el Señor te manda a Haití por ejemplo, tú dices: “Ah no siento de ir a Haití”. ¡Lo que le habías prometido a Dios no lo cumpliste! Muchos saben que tienen un llamado de parte de Dios y cuando le preguntas qué está haciendo, responden: “Estoy esperando porque hay algo que me detiene”. Yo digo que ese algo es un demonio. ¿Quién es tu Señor? Algo te detiene para que no hagas aquello para lo cual fuiste creado. Los patos graznan, los perros ladran y los creyentes dicen que algo les impide hacer la obra de Dios.
Los resultados de tu existencia en el mundo deben ser evidentemente las obras de Dios. Las obras de Dios son trascendentes, y nosotros somos eternos, tenemos eternidad y las cosas que hacemos son para la eternidad, porque los planes de Dios trascienden el límite de tu existencia.
Es fácil determinar si una persona trabaja para Dios o para sí misma. Alguien dice: “Me ha costado veinte años hacerme una casa. ¡Gracias a Dios que me ha bendecido y me permitió hacerme una linda casa!” ¡Tu vivienda no es eterna! Es fácil entender cuánto invertí de mi vida, mis fuerzas y mi tiempo para Dios y cuánto invertí sólo para mí. No digo que no tengas derecho a tener una vivienda pero esa no es la obra que evidencia que eres un cristiano bendecido. En una de esas, esa casa que has construido es la causa de tu perdición. Dejaste de asistir los domingos a la iglesia porque tenías que terminar de construirla; terminaste enfriándote y ya no ofrendaste ni diezmaste más y cuando al final lo lograste, tu mujer te dejó porque se cansó de ti y terminaste casado con tu casa. Corremos el riesgo de invertir nuestra vida en cosas que no aprovechan y el Señor pregunta: “¿Por qué gastan el dinero en lo que no aprovecha y su vida en lo que no sirve?” En Isaías 55: 1y 2 leemos: “A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura”. “¡Yo soy el Señor de las añadiduras, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia y yo me encargaré de que a ustedes no les falte lo que necesitan!”
En un tiempo atrás yo miraba al pastor Cash Luna con un poco de escepticismo y decía de él: “Este hombre que está lleno de plata y gasta tanto…” Y mi interior lo resistía hasta que lo conocí bien y dije: “¡Yo tengo que aprender de él!” Entonces me hice su amigo y le conté acerca de él a mi hermano Hugo Márquez que está construyendo un templo en la ciudad de Neuquén. “¡Es un tipazo!” le dije. “El pastor Cash Luna es una persona sencilla, ya ha gastado más de cien millones de dólares en la construcción de un templo, pero el hecho no es que tenía dinero para un proyecto tan caro. Él me contó que no tenía dinero para construirlo, lo que sucede es que sintió de parte de Dios que tenía que hacer un templo grande y excelente y comenzó la obra con los recursos que tenía. Lo cierto es que si la obra es de Dios, el Señor la respalda. ¡Dios está detrás de las buenas obras que ha preparado para que nosotros andemos en ellas!
Están los cristianos que dicen que siempre les falta “cinco pal peso” y los que dicen: “Estoy lleno, no me falta nada, soy feliz. Con Dios tengo todo”. Yo declaro: ¡Con Dios lo tengo todo, Él es mi Padre y mi sustentador! ¡No me deja faltar nada! Yo hago su obra y Dios la banca, Él es quien provee para la visión. El Dios de la visión es también el Dios de la provisión.
Hablando con el pastor Cash Luna me dijo: “Jorge, cuando yo empecé a hacer el templo ingresaba en ofrendas y diezmos una determinada cantidad por año, y al iniciar la obra, por mes comenzó a ingresar la misma cantidad que ingresaba por año”. Y él dijo en un mensaje: “Si yo hubiera tenido que construir esta iglesia con el dinero que entraba antes de comenzar la obra, hubiera tardado sesenta años en edificarla. Pero cuando empecé a hacer la obra, se multiplicaron las entradas de dinero y finalizamos en seis años un templo para trece mil personas”.
Yo comencé la edificación de un templo y nos está costando muchísimo económicamente pero es el más grande de Uruguay. Las últimas semas me sentía un poco triste porque cada vez costaba más librar cheques, ya que no había dinero en la tesorería, y la secretaria me decía que no largara tantos cheques y tuviera cuidado porque había que cubrirlos, así que yo cuidaba mucho los gastos. Unos hermanos que ayudan en la obra me dijeron que necesitaban cuatro mil tornillos y yo trataba de no gastar mucho dinero. Venía trabajando a media máquina, empujando la obra, y un domingo prediqué acerca de la ofrenda de David, la más grande registrada en la historia de la Biblia. Él tuvo en su corazón ofrendar para la construcción del templo de Jerusalén. Esta ofrenda consistía en cien mil talentos de oro y un millón de talentos de plata. Un talento equivale a treinta y cuatro kilos o sea que cien mil por treinta y cuatro serían tres millones cuatrocientos mil kilos de oro. Hablando de la ofrenda de David incentivé a los hermanos de la iglesia a dar una ofrenda especial para la construcción del templo. Casi me olvido de que cuando uno hace la obra de Dios, el que banca es el Señor y me estaba poniendo ansioso y afanoso; comenté con varios pastores acerca de que estaba difícil la cosa, y la economía del país se enfrió, etc. La economía de nuestros bolsillos está fría hace años pero la del país se acaba de enfriar. Aun así un hermano en Cristo ofrendó una gran cantidad de dinero para la obra y me dijo: “Nuestra familia quiere que puedas terminar el templo tranquilo”. Una parte del dinero era una ofrenda y la otra parte un préstamo. Este hermano me dijo que lo ocupara, que terminara la obra tranquilo, y después me fijara cómo se lo devolvería.
También, hace meses queremos comprar un terreno en la Ciudad de la Costa pero me negué porque la prioridad era el templo. Este hermano me preguntó acerca de ese terreno y le dije que en la tesorería no había dinero para semejante inversión, pero que, con la ofrenda que me estaba dando llegaríamos a terminar el templo y con el dinero del préstamo tal vez podríamos comprar ese terreno, entonces me dijo: “No, eso es aparte. Si el negocio de la compra del terreno es bueno te presto también para que hagas el negocio”. En definitiva, estamos terminando la construcción del templo en Beraca y comprando el terreno en la ciudad de la Costa. Cuando me preguntaron los hermanos que ayudan en la obra si podían comprar los cuatro mil tornillos les dije: “¡Si claro, cómprenlos!” “¿Y podemos comprar madera también?” “¡Si dale comprá!” ¡Vamos a terminarlo! ¡Las obras de Dios son grandes y Él nos ha creado para hacerlas! ¡Dios banca sus obras!
Leemos en Mateo 16:27: “Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras”. Hay algunos que hablan lindo. ¡No paran de hablar! Especialmente si son mujeres. ¡Cómo hablan! Con eso de que las mujeres usan los dos hemisferios del cerebro y pueden hacer varias cosas a la vez y los hombres usamos solo una, es común ver a una mujer amamantando al bebé, haciendo de comer y viendo que su otro hijito no se caiga por la ventana, y además, gritándole al marido: “¡Cuidado que se cae!” Y él le responde: “¡No me molestes!” ¡Está viendo el partido concentradísimo!
Dios pagará a cada uno conforme a sus obras. ¡No, según lo que decimos u opinamos, sino según lo que hacemos! ¿En qué barrio del cielo vas a vivir? No sea que salgas de Pocitos y te vayas a vivir en el Borro del cielo. Dios te va a pagar de acuerdo a tus obras y hay obras que son grandes e importantes como el templo que construyó el pastor Cash Luna, pero hay otras que son el fruto natural del creyente. Dios ha creado a las mujeres para que ellas hagan cosas que ha determinado que hagan; y ha creado a los hombres para que hagan tareas de hombres. Si alguien te hace creer que somos iguales, no lo somos. Las mujeres tienen una contextura ósea diferente a los hombres, por eso, cuando ellas quieren jugar al fútbol, lo hacen mujeres contra mujeres. Pero si ponen a los hombres a jugar contra las mujeres terminarán todas lastimadas. La fortaleza de la mujer está en otro lado. ¡Ten cuidado con el sexo débil! Nos dicen que la mujer es más sensible, inclinada a lo sentimental y el hombre es más práctico. El cerebro de la mujer funciona distinto al cerebro del hombre. ¿Por qué? Porque Dios nos ha creado para hacer distintas tareas y hay cosas que tienen que funcionar de acuerdo al corazón de Dios.
Estuve ministrando a una pareja con problemas bastante serios. A ella varias veces le dije que era manipuladora, lo tenía al marido como en el ejército: ¡Cuerpo a tierra, salto de rana, carrera mar! Se creía que tenía la sartén por el mango. Has visto que las sartenes tienen tres remaches pero estaban flojos. El marido comenzó a mirar cómo otra mujer trataba a su esposo, y pensaba: “¡Qué linda! ¡Si yo me hubiera casado con una así!” Se fijó en ella y le empezó a mandar mensajes en los que le decía: “¡Me encanta cómo tratas a tu marido! ¡Qué linda que sos!” Después le escribe: “Mi mujer ya me tiene cansado”. Él va haciendo, no precisamente la obra de Dios. En otro mensaje, le dice: “Hace un año que te vengo observando”. Entonces ella le responde: “¿En qué te puedo ayudar?” Hasta que se arma y la mujer que creía que lo tenía agarrado, se siente destruida y no puede creer lo que le está pasando. Estaba segura que nunca le iba a suceder lo que le estaba sucediendo. El marido, es una persona que la verdad a mí me tenía cansado. Le dábamos trabajos para hacer, se comprometía, pero después nos decía que no había podido hacerlo. Nos quería cobrar más porque el dinero no le alcanzaba, hasta que lo mandé sacar de la obra porque no quería que estuviese más. La esposa me dijo que no podía perdonarlo, a lo que le pregunto: “¿Cómo que te es difícil perdonarlo? Además de tener un problema con tu esposo tienes un problema con Dios.” ¿Por qué digo que tenía un problema con Dios? ¡Porque un cristiano tiene el deber de perdonar! Yo puedo estar muy herido pero debo tener claro que soy cristiano. ¡Si no perdonas no puedes entrar al cielo aunque hayas sido el más servicial en la iglesia! En un momento la miro fijo a la mujer y le digo: “¡Tu marido es un turro, a mí también me cansó! ¡Me ha vuelto loco! Pero he decidido amarlo y ayudarlo. ¿Lo perdonas o no?” Ella lo mira y le dice: “Te perdono”. Yo le pregunté: “Si se hubiera acostado con la otra mujer, ¿lo perdonarías?” “¡Ah no, si se acostó no lo perdono!” Se supone que el creyente tiene el Espíritu Santo. ¿Con qué espíritu un cristiano puede decir que no perdona? A veces Dios te manda a hacer una obra muy grande pero en todo caso simplemente Él te manda a amar a tu enemigo. ¿Y si te manda amar a tu enemigo, cómo no vas a amar a tu esposo o a tu esposa? ¿Con qué excusa quieres entrar al cielo si tienes un resentimiento? Aunque tú no le llamas resentimiento sino dolor. Si sientes dolor tómate un calmante y se te irá enseguida, pero si el dolor en tu corazón lleva muchos años, se llama resentimiento…
“Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.” ¿Has perdonado lo que te hicieron o no? “Es que lo que me hicieron fue muy grande…” ¡Lo que te han hecho no es nada! Jesús te dice: “Cuando estuve en la cruz del calvario con mis manos clavadas, no pensaba en mi dolor sino en el infierno que iban a vivir los que me crucificaron, pero clamé a Dios: “¡Padre perdónalos porque no saben lo que hacen!” La pregunta es: ¿Tienes el espíritu de Cristo o no?
CONCLUSIÓN
¿Son importantes las obras? Los proyectos son importantes a menos que se lleven a cabo. Lo que soñaste no es importante a menos que se realice ese sueño, porque lo que importa es el resultado. Y si lo que soñaste no era de Dios pero lo conseguiste, no quiero estar en tu pellejo porque hemos sido creados para hacer las buenas obras que Dios preparó de antemano para que nosotros andemos en ellas. Cuando Dios te mandó al mundo lo hizo con un manual de cosas que tienes que hacer. ¡No has venido al planeta Tierra de vacaciones! ¡No has venido a pasarla bomba sino a desalojar los poderes de las tinieblas! ¡Has venido a confrontar a satanás! Cuando con todo amor te has dispuesto a hacer lo que Dios quiere, aparecieron los demonios del infierno infundiéndote temor y tú dices: “Me da miedo, ¿será de Dios esto o no?” Tú tienes que saber si es de Dios o no, y si es, enfrentas el miedo y le dices: “¡No importa lo que hagas, yo voy a hacer la obra de Dios a pesar de sentir miedo! ¡Voy a pasarte por encima temor pero haré la obra de Dios!
Han sido varios los creyentes que me han dicho: “Yo sé que tengo un llamado de Dios pero tengo muchos problemas que resolver”. A ellos, de parte de Dios les pregunto: ¿Qué estás esperando? ¿Tienes comprada tu vida como para darte el lujo de vivir gastando oxígeno y gastando tu existencia sin hacer la voluntad de Dios? ¿Así que tienes muchos problemas? ¡No me digas! Yo estoy haciendo la obra de Dios pero te aseguro que problemas no me faltan. ¿Pretendes hacer la obra de Dios cuando ya no tengas inconvenientes? “Lo que pasa es que algo me frena…” ¿Pero quién es tu Dios? ¿Qué es eso que te está frenando? ¿Quién será señor de esas personas que no se animan a enfrentar a ese algo? ¡Echa fuera ese espíritu de algo que te agobia! Tú dices: “Quiero ir a la iglesia pero algo no me deja…” “Quiero orar pero algo no me deja…” ¡Es bárbaro ese espíritu de algo! No te deja orar o asistir a la iglesia y no te deja perdonar. “¡Es difícil perdonar pastor!” ¡No es difícil! ¡Al Señor no le cuesta nada perdonar! “Ah, el Señor es el Señor y yo soy yo”. Si es así tú eres el señor de tu vida y no Dios. ¡El Señor no gobierna tu vida si no puedes perdonar! ¿Vas a vencer o seguirás siendo un cobarde? Dice la Biblia que los cobardes no entrarán en el reino de los cielos.
Quiero decirte que el diablo trata de asustar a todos los que se disponen a hacer la obra de Dios. Yo sentí miedo muchas veces pero debía elegir entre hacer la voluntad de Dios o retroceder. También te abruman las dudas pero te pregunto, ¿sabes lo que Dios quiere de tu vida? ¿Dudas si Dios te va a proveer por eso no te animas a hacer su obra? Es que el diablo te hace dudar pero así y todo tienes que arremeter, enfrentar la duda, enfrentar el temor y hacer las obras de Dios.
Pregúntale al Señor cuáles son esas obras que debieras hacer pero no estás haciendo y cuáles son esas obras que estás haciendo pero no son suyas. Entra en una relación profunda con Dios de tal manera que tengas la certeza de que harás lo que Él quiere, no porque a ti te gusta o te parece sino porque sabes que es lo que el Señor quiere para ti. Dios te creó para que hagas su obra y para que la gente la vea y se maravillen. Porque nuestras buenas obras, dijo Jesús, deben ser vistas por los hombres; y no son las obras de cualquier vecino que dice: “Yo no me meto con nadie así que no se metan conmigo. Yo no le hago mal a nadie, quiero vivir y que me dejen vivir”. Las obras de Dios tienen sus raíces en el amor; el amor te motiva a hacer las obras de Dios. ¿Por qué te lo digo? Porque la Biblia dice que si no lo haces con amor de nada sirve lo que haces; si lo que haces no sale del amor de Dios no sirve de nada que ofrendes ni que entregues todos tus bienes para ser repartidos a los pobres.
Si dejas que Dios te llene de amor nunca más serás inútil para el reino de los cielos. ¡El Señor quiere transformarte hoy! Sabes que Dios te está demandando hacer algo pero algo no te deja hacerlo. Dile: “Perdóname, Señor. He estado esperando que aparezca un ángel o que me des una visión y me muestres qué es lo que debo hacer, pero tú ya me lo has mostrado. Ayúdame a hacer tus obras Padre, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.
INTRODUCCIÓN
Hay noticias recientes que me han impactado; he visto filmaciones de miles de personas que huyen de la guerra caminando por más de doscientos kilómetros, sin agua y sin comida, cargando a sus hijos y dejando su tierra por temor a que los maten. Son musulmanes huyendo de musulmanes. No cualquiera sueña con irse huyendo de su país. Miles de personas emprendieron una marcha por la autopista húngara hacia la frontera de Austria; en tanto Alemania abre sus brazos para recibir a los refugiados y yo declaro que Dios va a bendecir esa nación que dispuso su corazón para recibir a miles de personas. ¡El mundo está complicado! Estos son grandes acontecimientos pero también suceden cosas pequeñas dentro de una familia, de una escuela, de la iglesia; esos sucesos nos demuestran que las relaciones humanas se están deteriorando.
En Guatemala ha habido elecciones, tres días después de que su presidente renunció, acusado por corrupción. La causa de su renuncia fue por un hecho particular al que llamaron “la línea”. Se trata de una línea telefónica que usaban los funcionarios de gobierno, incluido el presidente y la vicepresidente, también algunos empresarios, para introducir mercadería de contrabando por la aduana, beneficiándose de descuentos importantes, a cambio de pago de comisiones al grupo ilegal. Esto es una especie de orquestación del estado contra las leyes del propio estado.
Yo le escribí a una prima que vive en Guatemala y le conté que en Uruguay se han destruido empresas públicas como Ancap y Pluna, entre otras, pero con responsabilidad social, ya que era por los pobres. Y ella me responde: “Primo, me has hecho reír. Te cuento que el presidente y la vicepresidente no están más pero la línea sigue intacta”. Días antes me dijo: “Toda la gente del gobierno es corrupta pero los que quieren derrocarlo también lo son”. Y en ese caldo de cultivo nacen nuestros hijos, porque no sólo mienten los gobernantes y los políticos, ya que estos no serían corruptos si los ciudadanos fueran honestos. Los funcionarios públicos piden coimas porque hay gente que paga coimas; o sea que la corrupción está metida en la sociedad. Y en ese mundo de engaño, mentiras, estafas y violencias se crían nuestros hijos mientras se pisotean los códigos, las verdades y los principios. La premisa de la política es que los principios, que para mí son las verdades, hay que negociarlos. La clave en la política es saber negociar con las ideas que uno tiene, o sea, negociar con la verdad. Uno de los pastores que nos ha visitado recientemente, me dijo que uno de los problemas más grandes que tenemos los cristianos es, cómo poder ser políticos si tenemos que negociar con los principios; yo voy a ceder tanto de la verdad que creo, para que tú me des tanto de la verdad que tienes, que para mí es mentira. Entonces se produce lo que yo llamo un vacío existencial en la sociedad y esto ocurre en los niveles de las estructuras sociales pero tiene su origen en los niveles celulares de ésta.
Este mismo pastor me dijo: “Matrimonios fuertes producen familias fuertes; familias fuertes producen una iglesia fuerte. Una iglesia fuerte produce ciudades fuertes y ciudades fuertes producen una nación fuerte. ¡Todo comienza en el matrimonio!” El matrimonio y la familia están en la base de sustentación de la sociedad; la calidad de matrimonios y familias que tenemos determinan la calidad de nación que tenemos. La iglesia es la institución más preciosa que existe porque ella aboga por los matrimonios, por los niños, los adolescentes, los jóvenes, etc. Lucha por una sociedad mejor. No se trata de que nos sentemos cómodos en la iglesia adorando a Dios: ¡La iglesia es la institución más poderosa y bendita con la que cuenta el mundo, es la institución que Dios ha instaurado en el planeta Tierra para salvación de la sociedad!
ORGULLO: MOTIVO DE TU CAÍDA
Hay un vacío de valores en los altos niveles de las estructuras de gobierno y en la política, y todo eso tiene origen en el corazón de las personas. Hay legisladores homosexuales que han aprobado leyes a favor de la homosexualidad, legisladores adúlteros han facilitado el adulterio; aquellos que se han divorciado han facilitado el divorcio, y políticos que se drogan han facilitado las leyes que regulan la droga. Nos encontramos con gente que viven un vacío existencial y andan buscando cómo llenarlo.
Me encontré con un amigo, un profesional destacado, quien me cuenta: “Sabes que tuve un desliz, he vuelto a la droga, no consumo mucho pero…” El asunto es que ha reincidido muchas veces. Este hombre tiene cierta concepción de Dios, cree que todo es Dios, aún que él es Dios y está padeciendo de un cáncer que se lo está llevando pero cree que eso es una mentira ya que según él uno vuelve a nacer por medio de la reencarnación. ¡Tiene un merengue en su cabeza! El asunto es que me pidió que lo ayudara, a lo que le dije: “¿Cómo te puedo ayudar si te las crees todas y me das cátedras a mí?” “Yo creo en tu Dios y en mi dios; vos sos dios, yo soy dios y todos somos dios. El pecado no existe, tampoco la enfermedad”. “Y si no existe, ¿por qué te haces quimioterapia?” ¡Lo increíble es que el hombre cree en el hombre!
Uno de los pecados con los que me encontré en Uruguay es la gran cantidad de uruguayos que con mucho orgullo declaran: “Yo creo en el hombre. No creo en Dios ni en los pastores, tampoco en los curas, en la mama y el papa. ¡Yo creo en el hombre!” ¡Y sacan pecho cuando lo dicen! Yo le dije a este amigo empresario: “Estoy seguro que te puedo ayudar siempre y cuando me prometas que me vas a obedecer y te garantizo cien por ciento que vas a salir de la droga”. Pereciera que soy un orgulloso como él pero no es así. ¡Yo sé que Dios es verdadero y su palabra es verdad! ¡Yo puedo decir con toda autoridad que si me hacen caso, les irá bien! ¡Y no me baso en lo que siento o me parece sino en la palabra de Dios! ¡Yo creo en la palabra del Dios vivo, la que te puede cambiar y quitar el vacío existencial!
El orgullo del hombre es el motivo más grande de su caída. He escuchado a muchos hombres y mujeres decir que nunca pensaron que les iba a suceder lo que les sucedió. ¿Por qué? Porque creían que nunca harían lo que luego hicieron, pero después no se pudieron perdonar, y se lamentan: “¡No puede ser lo que hice!” ¡El orgullo los carcome! Como no pueden creer que han hecho lo que han hecho, no se pueden perdonar y caminan llenos de culpa buscando la salida, chocando contra las paredes y terminan destrozados. Si eres orgulloso y piensas que nunca te va a suceder algo malo, la Biblia dice que quien crea que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga. No te la creas porque creértelas es un pecado de orgullo delante de Dios. Sé humilde y entiende que sólo la palabra de Dios debe ser creída porque sólo su palabra es la verdad. Que se apodere de ti un espíritu de humildad y te lleve a decir: “Quiero aprender a esperar en ti, a buscar en ti y confiar Señor. Tú eres mi agua y mi comida; tú eres mi sustento. Señor, tú eres la verdad, yo soy mentiroso y he creído mentiras pero tú eres verdadero”. La gente vive sedienta de paz y no tiene sosiego; vive hambrienta de seguridad y no la encuentra; por un tiempito confían en algo pero luego se dan cuanta que aquello en lo que confiaban no funciona. Algunas mujeres y algunos hombres endiosaron a sus cónyuges o parejas y cuando éstos les fallaron se les vino el mundo encima, y los más soberbios tienen los mayores problemas.
Yo estuve en el ejército y los que tenían rangos altos, les gritaban a los soldados: “Párese firme”. ¡Les encantaba dar órdenes! Recuerdo una vez que un sargento me mandó a hacer cien flexiones. “¡Está loco este hombre!”, pensé. “Y cuéntelas en voz alta”, me increpó. Yo empecé: “Una, dos, tres, cuatro…” En eso el sargento se puso a atender otros asuntos y yo seguí con mis flexiones contándolas en voz alta: “Veintiuno, treinta y dos, cuarenta y cinco…” Yo también me mandaba las mías… Y al final grito: “¡Cien!” Entonces el sargento me dice: “Haga cien más por haber mentido”. ¡Yo creído que lo estaba engañando! “¡Corra!” me decía. “¡Carrera mar!” “¡Cuerpo a tierra!” Ahí me tenía que caer donde fuera. Yo estaba en el regimiento de montaña, un clima árido y seco lleno de cactus y un día nos mandaron a correr. En eso que estaba corriendo, el sargento grita: “¡Cuerpo a tierra!” ¡Había llegado hasta un cactus! Entonces di un salto y caí. “Vuelva para atrás soldado y haga cien flexiones. Cuando yo digo cuerpo a tierra es cuerpo a tierra”. “¡Pero las espinas, sargento!” “¿Qué prefiere, las espinas o las balas?” Se ve que cuando llegaba a su casa, le decía a su esposa: “¡Cuerpo a tierra! ¡Carrera mar! ¡Le falta sal, le sobra azúcar!” ¡Es tan lindo mandar! Cuando era un soldado novato me turbaba, y cuando el sargento decía: “¡Soldado Márquez!” Yo respondía: “¡Sí señor!” “¡El Señor está en el cielo, estúpido! ¡Usted me tiene que decir: Sí sargento!” Se ve que a la mujer la trataba igual y le decía: “¡Firme! ¡Las milanesas están frías!” Le gustaba tener poder y voz de mando. A veces me tocaba hacer guardia de noche en el barrio de los sub oficiales. Eran las tres de la madrugada y yo me dormía, pero podía ver lo que hacía la esposa del sargento cuando éste estaba de guardia. ¡Ella se cruzaba a la casa del teniente!
El orgullo es el motivo más grande de nuestras caídas. El orgullo del hombre es el estorbo más grande de Dios y es el que provoca un vacío existencial en él. Yo les digo a las mujeres lindas que no se arreglen tanto y sean más humildes. No sean como la bruja malvada de Blanca Nieves: “Espejito, espejito, ¿quién es la más hermosa?” Sé humilde porque la fuerza que tienes no es tuya sino que Dios te la ha dado y si te enorgulleces de tu fuerza, el Señor te va a debilitar. Si te miras tanto al espejo y te pones vanidosa, admirando tu cabello, yo te digo que se te va a caer, porque Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes.
TU RESPUESTA ESTÁ EN DIOS
Tú le echas la culpa a los demás por lo que te sucede. Te preguntas por qué tu hijo o tu cónyuge son como son; por qué los políticos o los pastores son como son. ¡Buscamos fuera de nosotros la respuesta! Yo quiero llegar con esto a una profecía que está en Isaías 55: 1 al 3: “A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma”. ¿Qué quiere Dios? ¡Qué le oigas! Él te dice: “¡Óyeme y vivirá tu alma!” El fin del mensaje que te doy es: Oye al Señor y tu alma vivirá. Ya no volverás a declarar que estás cansado o cansada, que no aguantas más, que todo te supera. ¡Dejarás de hablar así! Dios te dice: “Si tú me oyes tu alma vivirá”. ¡La fuerza de mi vida es cuando yo me puedo parar en la palabra de Dios, creer en lo que dice y hablar de ella más allá de lo que declare el médico, el abogado, el político o cualquier otra persona!
“Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David”. A David le fue bien por confiar en Dios y no por bueno. Él fue un hombre que pecó adulterando, después mandó a matar al esposo de la mujer con la que adulteró enviándolo al frente de la batalla. Dios no lo bendijo a David porque era bueno sino porque se humilló delante del Señor y reconoció su pecado. “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí… Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu” (Salmo 51:1-3 y 10-11). El pecado consiste básicamente en la soberbia. David se creyó que porque era el rey nadie podía decirle qué hacer o que no. ¿Quién podría frenarlo si era el rey? Pero hay un Dios que lo ve todo.
Dios te dice hoy: “¡Si tú me oyeras!” Pero para oírlo hay que tener humildad, renunciando a todo lo que piensas, sientes y te parece; debes renunciar a todo lo que te han enseñado y decir: “Me voy a plantar en la palabra de Dios y le voy a creer a Él”. El complemento del pasaje de Isaías 55 se encuentra en Mateo 11: 28 al 30: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”.
Algunos creen que están mal pero que ellos no tienen la culpa de estar así; piensan que están bien, que hacen las cosas bien y les va mal. ¡Esa no es la verdad! El día que pienses mejor, actuarás bien y te irá bien: y la única manera de pensar mejor no es que te sientes a pensar sino que vayas a Jesús. El Señor te dice: “Vengan a mí los que están trabajados y cargados. ¿Por qué gastan el dinero en lo que no aprovecha? Vengan a mí porque les voy a dar descanso”. Una de las cosas con las que batallamos los pastores es con la fatiga del alma de las personas que se nos acercan para hablar y nos dicen: “Yo siempre lo atendí bien a mi esposo y él me falló” O: “Yo he criado bien a mis hijos pero me han salido mal, se torcieron”. ¿Sabes a quién le echan la culpa? A las malas juntas. Ésta es la causa por la que los padres fracasan como tales, pero la Biblia declara: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6). Tus hijos les van a creer más a tus instrucciones que a las malas juntas, el día que los instruyas de acuerdo a lo que enseña Jesús. Si tienes un matrimonio que anda bien, no te pongas vanidoso ni vanidosa, más bien dale gracias a Dios y reconoce que Él es bueno y misericordioso y te ha enseñado, y que esto no proviene de ti sino de Dios. Nunca te envanezcas creyendo que has construido un matrimonio bueno o que has criado un hijo bien porque si hay algo que te sale bien es por causa de la bendición de Dios. ¡Si algo sale bien es porque Jesús está en el negocio!
“Vengan a mí con todos sus problemas”, dice el Señor. “El problema es que no han venido a mí para que yo les dé descanso”. Ustedes están cansados, trabajados y fatigados y creen que Dios les ha fallado, encima dicen: “Yo oré con fe pero Dios no respondió”. ¡Creen que Dios es sordo! “Y si Dios dice tal cosa, ¿por qué sucede lo contrario?” Si algo sale mal es porque el Señor no estuvo en el asunto y si algo sale bien es porque Él ha participado en ese asunto. Pon tu noviazgo en las manos de Dios; pon tu economía, tu empleo, tu matrimonio en las manos de Dios y pídele al Señor que te bendiga a ti y a los que te rodean.
CONCLUSIÓN
¿Reconoces que caminas porque te das manija a ti mismo o a ti misma confiando en tus propias fuerzas, en tu sabiduría e inteligencia? ¿Reconoces que tienes que correr a Dios con urgencia? El Señor te dice: “Vengan a mí. Oídme y vivirá vuestra alma”. Todos los días atiendo a cristianos fatigados y cansados, y Dios te promete: “Yo te daré descanso. Haré vivir tu alma y te saciaré con grosura. Serás una mujer y un hombre feliz pero ven a mi”. Tal vez nunca has venido verdaderamente a Jesús a ofrecerle tu vida y permitir que haga lo que quiera contigo.
Donde está Jesús no puede haber angustia. ¿Cómo puede haber angustia donde está aquel que venció la muerte? Donde está Jesús no hay soledad. ¿Cómo va a haber soledad estando contigo el autor y consumador de la fe? ¿Cómo podrá haber temor si está Jesús? El que todo lo puede, el que dio su vida por amor a ti, el que enfrentó cara a cara a satanás y todos sus demonios arrebatándole las llaves del hades, Jesús, te dice: “Ven a mi”. Si el temor, la angustia, la tristeza y la soledad te están agobiando, dile a Jesús: “Señor, vengo a ti porque tú prometes y cumples”.
¿Por qué va a haber afán y ansiedad en tu vida si el dueño del tiempo es Dios? El Señor te dice: “¿Podrás esperar en mí? ¿Podrás confiar en mí?” Si hay algo que me hace feliz es saber que Jesús va a gobernar al mundo entero. ¡Vendrá pronto! ¡El Señor va a reinar con vara de hierro las naciones! La vaca pastará con la leona, los niños meterán la mano en la cueva de la víbora y jugarán con ella. ¡Esto es una promesa de Dios! Me imagino a una vaca dándole leche al hijito del tigre. ¡Jesús va a cambiar todo! A tal punto cambiará todo que ya no nos llamaremos como nos pusieron nuestros padres, ya que Dios nos dará un nuevo nombre. Yo decidí que voy a averiguar el significado de los nombres de las personas que están cerca de mí y si hay nombres que hacen alguna referencia negativa sobre la persona se lo voy a cambiar, o sea que ya no los llamaré como se llaman.
Hace veinte años atrás conocí a una mujer que tenía un semblante muy triste; ella vivía angustiada y depresiva y yo ya no sabía cómo tratarla. Yo digo que nuestros nombres tienen que tener algún significado, si no, ¿para qué lo tenemos? El avión se llama así porque vuela y su nombre viene del francés, avión y es un aumentativo del latín avis o ave; y el barco se llama así porque flota. ¿Y tú, por qué te llamas cómo te llamas? En el tiempo en que la mujer asistía a la iglesia, yo la miré y le dije: “Ya no te voy a llamar más por tu nombre, desde ahora en adelante te voy a llamar sonrisita”. Así que cada vez que la veía por ahí, le decía: “¿Cómo andas sonrisita?” Y ella se reía. Después de veinte años, me escribe y me dice: “¿Se acuerda de mí? Soy sonrisita”. ¡Cómo no me iba a acordar!
Dice la Biblia que Dios nos dará un nombre nuevo y ahora me doy cuenta por qué y es que tiene un significado y tendrá que ver con el propósito y nuestra función en el reino de los cielos. Mi mamá me puso Jorge porque le gustaba, y cuando busqué su significado vi que decía: “Labrador”. Yo le puse a mi hija Cecilia porque nos gustaba a Marta y a mí y sonaba bonito y su significado es “serpiente”. Muchas chicas solteras se quieren casar y ¡hay cada giles! ¿Dé donde sacamos un novio para estas mujeres tan lindas? Y leyendo el significado de los nombres, el de una de las secretarias de la iglesia significa, “la que ama la soledad” y otras fuentes indican que proviene de la palabra “monje”. ¡Le voy a cambiar el nombre! La llamaré, bienaventurada, felizmente casada.
“Vengan a mí”, dice el Señor. “Ustedes van a ser felices. Yo pondré sobre sus vidas un yugo liviano y una carga ligera. Denme esa carga pesada que tienen. ¡Ustedes no pueden llevarlas! Vengan a mí los hambrientos y sedientos”.
Cuando veo esas multitudes de musulmanes que huyen de Siria buscando un lugar donde vivir en paz, donde no teman a que les maten a sus hijos o que los maten a ellos y sus hijos queden huérfanos, yo digo que algo va a hacer Dios con esa gente. Ellos huyen de su nación, mientras que los países europeos a donde quieren llegar están aterrados porque temen que comiencen a explotar bombas por todos lados, pero yo anhelo que los cristianos de esos países les prediquen el evangelio a esos musulmanes y las bombas exploten de otra manera.
Tú tienes hambre y sed de paz y de gozo, te sientes frustrado o frustrada; te has creído que hiciste las cosas bien y te sientes derrotado o derrotada pero te has dado cuenta que lo que te ha faltado fue acercarte a Jesús, creer y obedecer a la palabra de Dios. Hay muchos oidores de la palabra pero no hay muchos obedientes. Quiero decirte que el que cree, obedece. ¡Jesús quiere hoy, tomar tus cargas!
En estos días, ha llovido abundantemente en Uruguay; tal vez a algunos les ha molestado que cayera tanta agua, en cambio los productores del campo están agradecidos porque en la lluvia hay bendición. Cuando llueve, comienzan a crecer las pasturas en el campo y éste reverdece, también hay expectativas de buenas cosechas. Por eso decimos que la lluvia es bendición y en Isaías capítulo 55, el Señor dice: “Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié”. ¡No es en vano que hoy haya llegado a ti este mensaje! (más…)
Existe una relación significativa entre la bendición y la matemática de Dios. La matemática de Dios no es como la nuestra, ya que para Él poco es mucho, y eso lo puedes descubrir en los evangelios cuando Jesús con sólo cinco peces alimentó a cinco mil personas, y nada es todo; si lees el libro de Génesis notarás que de la nada, de lo que no se veía, el Señor hizo todo lo que se ve. Así que según las matemáticas de Dios, poco es mucho y nada es todo. “…Mas bienaventurado es dar que recibir”, dijo Jesús, además agregó que cuando nosotros damos se nos devolvería con medida buena, apretada y remecida. En la antigüedad se pesaban los granos en unos canastos; algunos no eran buenos ya que no daban una buena medida, así que por más que se llenaran, pesaban menos que la medida exacta que debían tener. Es por eso que a los canastos bien hechos se les llamaba medida buena. Apretada se refiere a cuando se sacude el canasto y los granos se acomodan, llenando los espacios, entonces se puede volver a echar más granos. Jesús dijo que si dábamos, se nos devolvería con medida buena, apretada y remecida. (más…)
INTRODUCCIÓN
El libro de Jueces capítulo 9 relata una parte de la historia de Israel en la que no había reyes y los líderes que surgían en ese período, eran líderes regionales llamados jueces. Fue un período bastante anárquico; no había mucha dirección y una de las frases que se repite en este libro es: “Cada uno hacía lo que bien le parecía”. Así sucede en la vida de los jóvenes y niños, cuando los padres no les dan dirección y no les ponen límites. Esto es lo que sucede en la sociedad cuando hay más libertades que responsabilidades. En el período de los jueces todo era como un río revuelto, no había norte; fue un tiempo muy complicado, en el que hubieron jueces que trascendieron como lo fueron Sansón y Gedeón. (más…)
En Efesios capítulo 1, encontramos cómo hacer y qué necesitamos para poder vivir la verdadera vida cristiana y no una imitación de ella. Tener valores no significa tener vida cristiana, sino que ellos forman parte de un paquete, ya que uno puede tener valores pero carecer de gracia o poder del Espíritu. La Biblia señala que el evangelio es poder de Dios para transformación, para salvación de todo aquel que cree. Y el evangelio, en la persona, debe generar hechos trascendentes y poderosos. ¡Dios tiene proyectos grandes! Él no nos ha creado para pequeñeces sino para traer al mundo el reino de los cielos, para combatir contra poderes espirituales de maldad en las regiones celestes y derribar fortalezas; nos ha creado para disipar la oscuridad y traer luz, para destruir las mentiras y poner en alto su verdad. El evangelio es el plan de Dios para transformar la humanidad y las naciones; pero Él no hará ese trabajo con ángeles sino con seres humanos escogidos, llamados, ungidos y equipados con el poder del Espíritu Santo, y llenos de su gloria. (más…)
Leemos es 2ª Corintios 5:17: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. Esta versículo bíblico nos muestra un hecho trascendente y es el poder de Dios para anular tu pasado. El pasado no debe ejercer ningún dominio sobre las personas y tampoco debe tener ninguna autoridad sobre éstas. Sin embargo, los incrédulos y algunos creyentes, sufren el embate del poder que ejerce el pasado sobre ellos. Pero tengo una buena noticia para darte: ¡tú no vas a vivir en el pasado! ¡El resto de tu vida lo vivirás en el futuro! Por eso, no puedes llevar al futuro, tu pasado. (más…)
Leemos en Isaías 60: 1 y 2: “1Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. 2Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria”.
¡Levántate y resplandece! Parece ser que Dios le dijo estas palabras a una persona que estaba caída, sentada u oprimida, alguien que tampoco estaba alumbrando o que no tenía nada para dar. Sin embargo, Dios, que llama las cosas que no son como si fuesen, el Dios que hace de la nada, todo, el Dios de los imposibles, quien de las tinieblas hace la luz, así como en medio de las tinieblas dijo: “Haya luz”, a uno que está apagado, turbado, cansado, agobiado, impotente y débil, hoy le dice: “Levántate y resplandece porque ha venido tu luz”. (más…)
Así como Juan 3:16 es el evangelio condensado, o sea, en un solo versículo está contenida la esencia del evangelio, el capítulo 24 de Mateo es la columna vertebral y contiene la esencia de los hechos históricos que conducen a la segunda venida de Cristo.
No te voy a hablar de la segunda venida de Cristo pero quiero extraer un pensamiento del capítulo 24 de Mateo, y le daremos un vistazo para saber dónde estamos ubicados. Hay creyentes que están en paz porque no tienen idea o ignoran todo lo que está sucediendo, pero hay otros que tienen paz a pesar de las noticias. ¡El mundo está muy conmocionado! (más…)
La vida es una conquista que debe ser peleada; quien no pelea, no conquista. ¡Todas las promesas de Dios hay que creerlas, pelearlas y conquistarlas! ¿Quién te ha estado predicando en este tiempo? ¿Dios o el diablo? Dialogando con algunas personas que estaban angustiadas y oprimidas, les pregunté eso mismo, a quién estuvieron escuchando. ¿Quién les metió pensamientos de angustia e impotencia al punto de hacerles sentir mal? Seguro que no ha sido el Espíritu Santo les aseguré, y efectivamente no había sido Él.
Dios tiene desafíos para ti, y esto conlleva muchas veces opresión y angustias a menos que tú las rechaces y estés en contra de ellas. Los desafíos de Dios pueden causar un poco de temor porque nos hacen entrar a un territorio que no dominamos mucho, pero de todas maneras, quienes tenemos fe, entramos en la guerra, la peleamos y alcanzamos las victorias que Dios tiene para nosotros. ¡Yo proclamo este nuevo año como un año de conquista! Hay cosas que Dios tiene guardadas para ti y está dispuesto a dártelas pero también te dice que tendrás que luchar para alcanzarlas. (más…)