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LA SEÑAL DE LA SANGRE

INTRODUCCIÓN

Este mensaje que traigo hoy de parte de Dios, pretende que entremos en el espíritu de la Pascua y que reflexionemos acerca de la importancia de la sangre de Jesús. No es muy habitual hoy día en muchas iglesias hablar de la sangre de Jesús porque la gente se escandaliza, ya que hablar de la sangre les espanta. Lo cierto es que la sangre juega un papel fundamental en el perdón de nuestros pecados y en nuestra salvación. No conocer cuánto vale la sangre de Jesús y lo que hace en nosotros, no nos permite ser agradecidos a Dios por el gran sacrificio que el Señor hizo por nosotros en la cruz del calvario.

La historia de la Pascua nace en Egipto, cuando el pueblo hebreo estuvo esclavo y no tenían nación propia, ni ejército, ni armas. No había forma de ser libres de la esclavitud y del poder del imperio más grande de su época. Pero Dios había prometido liberarlos sin que el pueblo se levante en armas. Dios llamó a Moisés y lo envió a hablar con faraón, aunque éste se endureció contra el pueblo de Dios. Entonces el Señor envió diez plagas para mostrar su poder a los egipcios. La última plaga que Dios envió fue la de la muerte de los primogénitos. Dios había ordenado que los hebreos, por familia, debieran preparar una celebración especial que se llamó Pascua. El mandato de Dios fue que tenían que tomar un cordero al que debían inmolar, y poner la sangre del cordero en los postes y dinteles de las casas de los hebreos. Porque Dios prometió: “Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová. Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto” (Éxodo 12:12 y 13).

Pascua significa pasar por alto. Esa noche la muerte pasó por alto las casas de todos los que pertenecían al pueblo de Dios al ver la señal de la sangre en los postes y dinteles. Esa señal sería sombra de lo que vendría. Desde ese tiempo hasta ahora, el pueblo judío celebra la Pascua. Un tiempo en el que, sin ejército, sin armas y sin carros de guerra Dios los liberó. Esa noche murió el primogénito de faraón, heredero de la corona; éste se turbó y les pidió que se fueran de Egipto y así es que salieron y fueron libres. Dios habló a Moisés para que él le trasmitiera al pueblo acerca de lo que iba a acontecer, entonces leemos en Éxodo 12:13: “Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto”.

La Biblia señala que la vida de toda carne está en la sangre y ésto es un misterio. Siempre nos han dicho que la vida estaba en el corazón. Ahora vemos que hay operaciones a corazón abierto: ésto significa que lo sacan del cuerpo y lo ponen sobre una mesa para operarlo, pero mientras circule la sangre, entonces fluye la vida. Dios demanda respeto a la sangre de los animales y de las personas. La sangre juega un papel importantísimo en toda la humanidad. Las penas más grandes son para los criminales, los que matan personas. Dios detesta la sangre derramada. Para Él es una injusticia que el hombre disponga matar a otro hombre. Así que Dios respeta la vida de los seres humanos, entonces está en la ley, el mandamiento: No matarás. Luego que Caín mató a Abel, Dios lo buscó y le preguntó: “¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra” (Génesis 4: 9 y 10).

PACTO LEVÍTICO: SELLADO CON LA SANGRE DEL CORDERO

No pasa desapercibido a Dios el derramamiento de sangre. Toda sangre derramada por algún crimen demanda a Dios justicia. Los satanistas aman hacer sacrificios de bebés sobre un altar a satanás; esto es derramamiento de sangre inocente. Esa sangre clama a Dios y Dios que es juez hará justicia. ¿Tú crees que Dios va a pasar por alto el aborto? Dios va a juzgar a la tierra por causa de esta aberración, porque hay derramamiento de sangre inocente, y esa sangre clama a Dios por justicia. Entonces queda asentado que todo derramamiento de sangre es una injusticia delante de Dios, pero Él demanda sangre de los que derraman sangre. La Biblia dice que toda alma que pecare morirá. Dios estableció una sentencia sobre todo el que peca y esa sentencia es que debe morir.

Ahora, su plan, por amor al mundo, establece en su justicia, un sustituto, una redención. El término redimir significa rescate. La redención es un precio por el rescate. Y la Biblia dice que la sangre fue el precio que Jesús pagó para rescatar a la humanidad. En el Antiguo Testamento, Dios, como sombra de lo que vendría estableció que se hiciesen sacrificios de animales, los que sustituían a los pecadores. Entonces, el pecador presentaba un animal puro y sin mancha, un animal perfecto, sin defectos y lo sacrificaban en su lugar; y la sangre del animal se usaba para santificar los utensilios, el altar y otros lugares. La sangre tiene un papel importantísimo en la historia de la humanidad. Ahora, en todas las civilizaciones hay sacrificios y hay pacto de sangre. Pero hay un pacto que se selló con la sangre preciosa de Jesús. En el Antiguo Testamento leemos que había un tabernáculo, una tienda que funcionaba como templo en el cual había un lugar santo y un lugar santísimo. El templo que se construyó después en Jerusalén también tenía un lugar santo y un lugar santísimo. Todos los días entraban los sacerdotes al lugar santo a ejercer su ministerio; allí había un candelabro o Menorá, y sobre una mesa estaban también los panes de la proposición.

Los sacerdotes entraban al lugar a presentar la sangre delante de Dios para la liberación de determinados pecados. Y había una ceremonia que no se hacía en el lugar santo sino el lugar santísimo, y allí nadie podía entrar, sólo el sumo sacerdote, y lo podía hacer un día determinado. El sumo sacerdote entraba con un lebrillo con la sangre del sacrificio que había hecho afuera, y ungía con esa sangre el lugar que era donde estaba el arca del pacto. Presentaba la sangre por él y por el pueblo, pero no podía hacerlo sino solamente una vez al año. La entrada al lugar santísimo estaba vedada. El sacerdote debía cumplir con todos los preceptos de haberse humillado y pedido perdón porque podía morir en el lugar santísimo exterminado por la presencia de Dios.

Cuando el sumo sacerdote entraba, era sujetado con una piola en su tobillo porque si se moría allí, nadie podía entrar a sacarlo, entonces lo jalaban de la piola y lo sacaban. Esa ceremonia que se hacía una sola vez al año era muy importante. Y la Biblia señala que todo esto se hacía como sombra de lo que vendría. ¿Qué sucedió andando el tiempo? Que Jesús muere en la cruz del calvario, en una Pascua. Por más de dos mil años los hebreos habían estado celebrando la Pascua; pero cuando vino Jesús, ya el profeta Juan el bautista había declarado: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). Y Jesús se presentó como el Cordero de Dios y presentó a Dios su sangre. La sangre de Cristo no es cualquier sangre. Él no conoció pecado. La sangre de cualquiera de nosotros está contaminada, pero no la de Jesús. ¡La sangre de Jesús está viva! Recordemos que en la sangre está la vida. Entonces, Jesús no conoció pecado, la muerte no pudo vencerlo, y según señala el libro a los hebreos, la sangre de Jesús clama mejor que la de Abel. ¡Clama por nosotros! Clama por la justicia de Dios sobre nosotros para que seamos perdonados. Su sangre fue derramada sobre la tierra, y en el libro de Génesis notamos que Dios hizo al hombre de la tierra, por lo que la sangre de Jesús cayó sobre nosotros y sobre nuestra descendencia; y es aplicada sobre las personas que creen que esa sangre les limpia de todo pecado. Cuando Dios te mira, no te ve a ti, ve a su Hijo en ti. Si has dejado a Jesús entrar en tu corazón, su sangre te cubre de todo pecado, y su sangre es el precio que el pagó por nuestros pecados en la cruz del calvario. Dios no te ve a ti; Él ve la obra de Cristo. Ve a su Hijo amado, aquel que no pecó y declaró que no había venido a hacer su voluntad sino la voluntad de su Padre. Dios ve a aquel que declaró: “Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar” (Juan 12:49). Él es de quien Dios dijo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3:17). ¡Cuando Dios nos ve, ve a su Hijo!

Leemos en Éxodo 12: “Habló Jehová a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto, diciendo: Este mes os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero en los meses del año”. El mes de la celebración de la Pascua vino a ser el primero de los meses del año. Ese día cambió el calendario judío y quedó partida en dos la historia del pueblo hebreo, antes de Pascua y después de Pascua, quedando atrás la esclavitud y comenzando el camino de la libertad.

NUEVO PACTO: SELLADO CON LA SANGRE DE JESUCRISTO

Ahora vemos la otra Pascua, en la que muere Jesús en la cruz del calvario. Esta Pascua también marca el calendario. La muerte de Cristo Jesús marca una era antes de Cristo y después de Cristo. Aquella festividad en Egipto dividió en dos la historia del pueblo de Israel; esta otra, dividió en dos la historia de la humanidad. A quienes creemos en Él; Jesús ha cubierto nuestros pecados con su sangre preciosa y esos pecados fueron perdonados. Nosotros los cristianos también celebramos nuestra pascua personal; el día que Jesús vino a mi vida dividió mi historia en dos, antes de Cristo y después de Cristo. Viene Cristo, derrama su sangre y cambia la historia. Y se cumple ese pasaje de la Biblia que dice: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2ª de Corintios 2:17). Tengo la historia de la vida eterna que Jesús me ha dado. Ya no soy parte de la antigua historia antes de que el Señor viniese a mi vida.

En los encuentros que celebramos en Monte Beraca vivimos experiencias extraordinarias, como la historia de un joven de diecinueve años. Normalmente, una persona que ha cometido algún hecho delictivo trata de ocultarlo y que nunca nadie se entere; pero quien ha sido perdonado por Cristo confiesa su pecado y este joven confesó que había matado personas; y cuando lo hizo, sintió que Cristo lo perdonó y ahora tiene paz. Otro testimonio fue el de una mujer que contó que ha hecho pactos satánicos y ha participado de prácticas aberrantes como el haber mantenido relaciones sexuales con demonios. Nos contó que su vida fue horrible. Lo cierto es que ha sido perdonada y ahora está feliz y tiene paz. Esto de que la historia cambia cuando Cristo viene a una vida es muy real. Cuando Cristo perdona caen los yugos que esclavizan a las personas. Nadie puede seguir igual cuando tiene un encuentro con la Pascua. Si tiene un verdadero encuentro de Pascua con Dios, su vida nunca será igual. Una mujer se prostituye y trata de ocultar lo que hace por vergüenza; pero esa prostituta que ha sido perdonada por Cristo confiesa con gozo: “Yo me prostituía, pero ya no lo hago más porque no soy la misma desde que Cristo vino a mi vida”. La historia de esa mujer cambió en un antes y un después.

El autor del libro a los hebreos relata en el capítulo 9: “Porque el tabernáculo estaba dispuesto así: en la primera parte, llamada el Lugar Santo, estaban el candelabro, la mesa y los panes de la proposición. Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo…Y así dispuestas estas cosas, en la primera parte del tabernáculo entran los sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto; pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo; dando el Espíritu Santo a entender con esto que aún no se había manifestado el camino al Lugar Santísimo…”

¿Sabes por qué entraba solo una vez al año? ¿Sabes por qué la ceremonia era muy importante? El sacerdote no podía hacerse el vivo porque podía morir en el lugar santísimo; entraba temblando a la presencia de Dios. Esto daba a entender que todavía no estaba abierta la entrada a lugar santísimo. La Biblia relata que cuando Jesús murió hubo un terremoto y el velo del templo se rasgó en dos. Esto es muy simbólico ya que de ahí en adelante no es sólo el sumo sacerdote quien puede entrar al lugar santísimo. La Biblia dice que Jesucristo es nuestro sumo sacerdote y se presentó delante de Dios con su sangre una sola vez y para siempre porque no hay muerte en la sangre de Jesús. ¡Hay vida eternamente! Señala el Nuevo Testamento que quedó abierto el camino. Ahora puede entrar todo aquel que está cubierto con la sangre de Cristo. ¡Tú puedes entrar al lugar santísimo a todas horas! Y te digo algo muy importante. Tú tendrías que tener temor de Dios cada vez que oras porque no entras solo o sola al lugar santísimo; no entras porque tienes méritos o porque eres un creyente de años o porque pones tus diezmos u ofrendas. Tú entras al lugar santísimo porque Jesús pagó el precio con su sangre preciosa. Entras mediante la oración y dices: “En el nombre de Jesús, amén”. Tú te presentas en el nombre de Jesús. Así puedes entrar a la presencia de Dios porque quien abrió el camino al lugar santísimo fue Jesús. Ese camino que Jesús abrió tiene que ver con la lanza que lo atravesó en su costado porque su propia carne fue abierta; esto es símbolo de que Él abrió el camino para que entremos al lugar santísimo. Y cuando oramos entramos a ese lugar en el nombre de Jesús. Venimos delante del Padre, y tenemos derecho a entrar porque Jesús nos dio ese derecho. Podemos orar a Dios personalmente, pedir perdón por nuestros pecados en el nombre de Jesús y hacer nuestras peticiones al Padre; y podemos entrar y salir cuantas veces queramos porque Cristo nos abrió el camino a través de su sangre preciosa. Es que Cristo pudo entrar porque no había en Él pecado y su sangre es perfecta y sin mancha; y sobre nosotros, los que hemos creído, está precisamente su sangre preciosa.

El pueblo cristiano tiene que entender que esa sangre tiene mucha importancia. Es la sangre preciosa de Jesús la que te habilitó, la que te limpió y te dio acceso al perdón de los pecados, y juntamente rompió las ataduras de la maldad. ¡Debemos dar gracias a Jesús por esto! En Hebreos 9:11 leemos: “Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención”. El lugar santísimo representa el lugar mismo de la presencia de Dios en el cielo y lo que dice el autor a los hebreos es que a través de Cristo nosotros no entramos en el lugar santísimo de un templo sino a la mismísima presencia de Dios. ¡Aquel que ha sido redimido por la sangre de Cristo tiene derecho a entrar en la presencia de Dios!

CONCLUSIÓN

Hebreos capítulo 12 habla de los que resisten y rechazan a Dios, y leemos a partir del versículo 18 lo que ocurrió en el Monte Sinaí, un lugar santo: “Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar, y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad, al sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más, porque no podían soportar lo que se ordenaba: Si aún una bestia tocare el monte, será apedreada, o pasada con dardo; y tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y temblando”. Y continúa diciendo: “…sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel”.

Hubo alguien que nos representó y lo hizo mal. Ese fue Adán. Y hubo alguien que se presentó delante de Dios en nuestro nombre y nos representó. Ese fue Jesús. Adán fue rechazado como representante; Jesús fue aceptado. Todos los que le hemos aceptado entramos juntamente con Él. Los que creemos en Jesús, hemos muerto juntamente con Él y hemos resucitado juntamente con Él; y reinamos juntamente con Él. Jesús nos incluyó en su sacrificio.

Tal vez necesitas un encuentro con Jesús y necesitas que su sangre te cubra, te limpie y te perdone. Tal vez no has tomado en serio ésto, pero entiendes que tienes que hacer un pacto serio con Jesús. Ya no tienes que jugar a ser un cristiano. Entiende que si vienes a Cristo es para unirte a Él, ser uno con Él y que en tu vida se tiene que hacer su voluntad y no la tuya. Entiende que con Jesús no se juega. Es demasiado serio lo que Él vivió y lo que hizo. No le niegues nada de lo que Él te pida. Tal vez lo has estado postergando, vives un cristianismo muy cómodo y nunca te la jugaste; siempre has observado de lejos, más Jesús hoy te dice: “Como yo di mi vida por ti, tú tienes que estar dispuesto a dar tu vida por mí”. El precio que se pagó por tu vida fue muy alto; fue el valor de la sangre de Jesucristo. Y Él está dispuesto a perdonarte, a cubrirte y a limpiarte con su sangre preciosa. Jesús quiere darte hoy su Espíritu Santo. Jesús no vino a buscar gente perfecta. Él vino a buscar enfermos para sanarlos; ha venido a buscar pecadores al arrepentimiento. Dile: “Señor, hoy quiero sellar un pacto contigo. Te doy gracias por tu sacrificio por mí, por haber derramado tu sangre para perdón de mis pecados y para darme acceso al lugar santísimo, a la misma presencia del Padre. ¡Gracias Jesús!”

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LA SEÑAL DE LA SANGRE

INTRODUCCIÓN

Leemos en Oseas 13:4 y 9: “Mas yo soy Jehová tu Dios desde la tierra de Egipto; no conocerás, pues, otro dios fuera de mí, ni otro salvador sino a mí…Te perdiste, oh Israel, más en mí está tu ayuda”.

La salvación que viene de Dios, viene del Dios que nos enseña el camino de la verdad, que es el camino correcto. “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento” dijo Dios por medio del profeta en Oseas 4:6. No es que Dios no hizo nada; el Señor envió su palabra para que la conozcas y camines en ella y sepas cuál es el camino de la bendición y de la paz. Lamentablemente hay mucha gente que no lo encuentra, o cuando lo encuentra lo desecha, no lo cree, lo mira con desprecio; pero más lamentable es que muchos creyentes, conociendo la verdad, no la aprecian como debe ser para que tengan vidas bendecidas.

Una mujer cristiana me contó que de noche se le aparecen unas sombras negras y eso la aterra. Muchas veces estamos en caminos de temores, angustias, soledades, impotencias, cuando Dios quiere que nos sustentemos en la verdad para estar bien, en paz, para sentirnos fuertes y seguros y para caminar por el rumbo correcto. Hoy en día la sociedad está confundida acerca de la verdad. Debo decirte que hay un solo lugar en el mundo donde puedes conocer la verdad; y la verdad no se compra en ningún lado, ni en las farmacias, ni en las universidades o bibliotecas. La verdad habita en la iglesia. Si tú eres cristiano, debo enfatizarte que la verdad está en ti. ¡Tú eres el lugar que Dios ha elegido para guardad la verdad! Fuera de la iglesia hay mentira y engaño.

LA VERDAD VIVE

Estamos viviendo un tiempo de mucha confusión, donde a lo bueno se le dice malo y a lo malo se le dice bueno; donde a lo dulce se le dice amargo y a lo amargo, dulce. Y nuestros niños y adolescentes, y aun los adultos viven confundidos, sin entender ni saber cuál es la verdad y dónde está. Pilato le preguntó a Jesús: “¿Y qué es la verdad?” Andan confundidos porque no conocen la verdad, por falta de revelación de Dios. La verdad es revelada por Dios a los que le aman y le buscan de corazón. ¡Los que le buscan de corazón no se equivocan! Tienes que saber que la verdad es viva; es un espíritu que vive. La verdad no es una palabra.

¿De qué manera la gente está confundida? Hay cosas que antes parecían simples, no teníamos que saber tanto de biología para entender qué es un hombre y qué es una mujer. Nunca tuve duda si soy hombre o soy mujer porque desde pequeño aprendí la verdad, y la verdad es sencilla. Hoy en día tenemos que exponer la genética y la biología para hacerle comprender a la gente que existen sólo dos sexos; lo que para mí es sencillo porque creo en Dios y en su palabra. Yo creo que la palabra de Dios es su verdad. ¡No hay verdad fuera de la palabra de Dios! Como creo en su palabra, voy al libro de Génesis y leo: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1:27).

Es fácil ver el propósito de Dios al hacer al hombre y a la mujer. “De la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne…” (Génesis 2: 22 y 23). Dios no quería que el hombre fuera machista y golpeador, sino que apreciara y amara la mujer que le dio. Y en esto había propósito porque la procreación de la raza humana, la multiplicación de la especie estaba ligada al hecho de que Dios creara al hombre y a la mujer. Hoy nos quieren hacer creer que no hace falta un hombre para procrear; es que no quieren que vengan más niños al mundo. Hoy prefieren abortar a los hijos, los cuales la Biblia señala que son una bendición. Es fácil apreciar el fruto del vientre si le crees a la palabra de Dios y haces oído sordo a cualquier otra versión. Aunque el hombre tergiversa el plan de Dios. Cuando proponen el placer sexual entre dos mujeres, yo me pregunto cuál es el propósito, y van a alegar que es el placer de creer y practicar lo que se me da la gana. Pero en el placer no hay futuro ni propósito; hay sólo un goce momentáneo, y hay enfermedad y muerte, sumado a la amargura, a la soledad y a la falta de amor. Porque hay lugar donde el amor no quiere entrar, al menos, el amor de Dios.

Vitit Muntarbhorn, fue contratado durante un período de tiempo, como vocero LGBT de la ONU. La sigla LGBT, para quienes no saben, significa: lesbiana, gay, bisexual y transgénero. Toda esta inmundicia se enseña en todas las naciones y se está presionando para que llegue a ser un derecho por sobre todos los demás derechos. Las declaraciones de este vocero señalan que: “Hay algunos derechos absolutos y otros que no lo son” y defendió que: “la libertad de expresión y la libertad religiosa no son derechos absolutos y podrán ser limitados si es necesario”. En el año 1948, después de la segunda guerra mundial se formó la ONU y se suscribió la carta universal de los derechos humanos, ya que después de la guerra, se pusieron a reflexionar cuánta maldad había en la humanidad. En la segunda guerra mundial ocurrieron cosas horrendas y las naciones decidieron no volverlas a vivir nunca más, así que se establecieron normas fuertes para no llegar nunca a una tercera guerra mundial. Comenzaron a darse cuenta de algo muy importante, que existe la dignidad del ser humano, y descubrieron que los que pertenecemos a la especie humana tenemos una dignidad intrínseca, lo que significa que está dentro de nosotros, que viene con nosotros y tiene que ver con esa naturaleza que tenemos de individuos de la especie humana. Eso es algo que traemos desde que existe el hombre y existe en nosotros antes que las normas y leyes de las naciones. Entonces, esa carta reconoce la existencia de la dignidad humana; reconoce también que las personas pueden ser llevadas presas, aunque su conciencia jamás será apresada. Por lo tanto, reconoce la existencia de la libertad de nuestra conciencia y el derecho de actuar conforme a esta. Reconoce el derecho de expresarnos conforme a lo que pensamos y creemos, por lo que surge la libertad religiosa y una serie de derechos llamados derechos humanos universales, bajo la categoría de inalienables, intransferibles y personales. No importa de qué raza es el individuo ni de que nación; no importa el color de la piel. ¡Tú tienes derechos! ¡Los niños tienen derechos!

Pero aparece este hombre diciendo que hay derechos que son absolutos y otros que no lo son. Habíamos construido la sociedad sobre ese fundamento, creyendo que la libertad de culto o religiosa es un derecho fundamental, pero ahora piden que nosotros cedamos nuestra fe para que otros derechos que están inventando puedan expresarse, y esos sí son absolutos; pero el derecho a creer no es absoluto. Según él, no vas a poder hablar ni expresar lo que piensas; tendrás que pensar y decir de acuerdo a lo que otro se auto percibe. Si yo veo un hombre vestido de mujer, pero sé que es un hombre, aunque me metan preso y me maten seguiré creyendo y diciendo que es un hombre disfrazado de mujer. A todos los que me obligan a creer que es una mujer porque esa persona así se auto percibe, les digo: ¡Tu abuela! ¡Yo seguiré parado en la verdad! ¡No voy a creer mentiras ni a confesar mentiras! Estamos enfrentando una guerra tal, donde la libertad de expresión se está coartando. Yo auto percibo que sigue siendo un hombre disfrazado de mujer, y eso no tiene valor. Es más, puedo ir preso. Y si la otra persona se auto percibe como mujer siendo hombre, para no ofenderla, debo decir que eso es correcto.

Con eso nos están diciendo: “Miren que no van a poder basarse en la fe que tienen ni en los derechos que han ejercido hasta ahora. Porque nosotros, los amos de mundo, estamos cambiando lo bueno por lo malo y lo malo por lo bueno, lo dulce por amargo y lo amargo por dulce”. Ya no se sabe qué es el matrimonio o la identidad sexual, entre otras cosas. Y la pregunta es entonces: ¿Dónde está la verdad y cuál es la verdad? Este tipo de imposiciones se van llevando a cada una de las naciones, cosas como que los derechos de expresión y de libertad religiosa podrán ser limitados si es necesario. Que sea limitado significa que no podrás creer en lo que crees y tendrás que creer y aceptar lo que te impongan. Y esto viene de la ONU.

Yo quiero hacerte reflexionar hoy y te pregunto: ¿Crees en Jesucristo? ¿Crees que de Él mana la verdad? ¿Crees que Jesucristo es fiel y verdadero? La palabra del Señor es Espíritu y es vida. Jesús dijo: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasaran” (Mateo 24:35) ¿Crees en Cristo? ¿Estás seguro que crees en Él? Porque serás probado, serás probada para ver si crees o no. El mundo arremete contra la palabra de Dios y contra nuestra fe.

COMPRA LA VERDAD

Leemos en Proverbios 23:23: “Compra la verdad, y no la vendas…” Muchos venden con facilidad la verdad; creen conveniente cambiar o tergiversar la verdad y evaden la verdad por alguna cuestión de conveniencia. Y los que más se han adherido a esa corriente son los políticos, al utilizar el método de lo políticamente conveniente. O sea que hoy te digo una cosa y mañana te digo otra; y aparecen como grandes señores, muchos de ellos muy admirados, entre ellos el Pepe Mujica, a quien se le ha escuchado decir: “Así como te digo una cosa, te digo otra”. ¡Y todos lo aplauden!

Con esto señala que hoy te puede decir una cosa como una verdad, pero mañana puede ser otra, la verdad. El mundo cree que la verdad se puede torcer, pero no, la verdad no se tuerce. La verdad seguirá siendo la verdad. La verdad es eterna. Jesús enfatizó: “El cielo y la tierra pasaran pero mis palabras no pasaran”.

Viene a mi memoria el presidente argentino Mauricio Macri, quien declaró antes de llegar a la presidencia, que iba a defender la vida y que su posición era contraria al aborto; hoy, por las presiones internacionales está haciendo todo para legalizar el aborto en Argentina. ¡Hoy en día ya no se sabe en quién confiar! ¿Quién puede caminar seguro y estar tranquilo? Aquel que ha confiado en la verdad y camina en ella, aunque todos digan que lo que cree no es verdad, y aun así sigue caminando en la verdad de Jesucristo. Compra la verdad, y no la vendas. No la tergiverses ni la cambies por cuestión de conveniencia.

El salmista, en el Salmo 119:30 declaró: “Escogí el camino de la verdad…” La verdad es un camino. Tener la verdad, abrazarla y amarla significa caminar en una dirección. No tenerla en cuenta, no apreciarla, considerar que no es tan importante y que es mejor una mentirita de vez en cuando, es despreciar el camino de la verdad. ¡Dios detesta la mentira!

“Escogí el camino de la verdad; he puesto tus juicios delante de mí”. Los juicios son la ley de Dios, sus preceptos, sus dichos, sus palabras. Ignorar la verdad es ignorar el camino. Hay términos que están trenzados tan íntimamente y no podemos tomar por separado unos de otros. Si hablamos del verdadero camino, hacemos referencia al camino de la verdad. Si hablamos de la verdad, hablamos de un camino; no puedo separar el verdadero camino por el que debo caminar que es el de la verdad.

Son muchos los cristianos que no están aferrados a la verdad, tienen miedo de defender la verdad, y sienten vergüenza de exponer la verdad. Si amas la palabra de Dios, ¿por qué sientes vergüenza a la hora de predicarle a una persona? ¿Dónde queda la verdad cuando decides omitirla para no quedar mal con algún pariente por lo que no le predicas el evangelio? Prefieres mantener una buena relación con esa persona, aunque se vaya al infierno. Para levantar la bandera de la verdad necesitas ser valiente y pagar el precio; y hay un mundo y hay un infierno que se oponen a que camines en la verdad y la levantes en alto. No te pierdas en el camino, aférrate a la verdad. Aunque a veces no entendemos que podemos esgrimir un versículo de la Biblia que hiere a la otra persona. Tú puedes usar un versículo bíblico y herir a alguien, puedes usar un versículo bíblico y provocar en la persona una gran tristeza o una depresión profunda. La palabra de Dios es viva, no solo es letra muerta, es la que Dios te manda; no es la que tú eliges. La verdadera palabra de Dios es la que Él te da en un momento específico, para una circunstancia específica, en el tiempo específico; y la envía especialmente para ti, y esa palabra te da vida. “…las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida”, dijo Jesús (Juan 6:63).

Estamos uniendo determinadas cosas que no deben tomarse por separado, por eso decimos que la verdad habita en personas. Las personas son vivas y la verdad es viva. Dios no hace habitar la verdad en un reglamento, en un papel ni en una pared de un templo; Dios hace habitar la verdad en personas vivas, en el corazón de aquellos que le aman. Y dice la Biblia que la iglesia es columna y baluarte de la verdad (1° Timoteo 3:15). Si el mundo necesita la verdad, tendrá que oírla de la iglesia. Si hay un lugar donde se puede encontrar la verdad es en la iglesia. Si hay un lugar donde Dios ha revelado la verdad es en la iglesia. Por tanto, se necesitan creyentes valientes, osados, llenos de amor, de fe y de poder porque el mundo entero se opone a nosotros, mas con nosotros está el Todopoderoso.

Dije que la verdad tiene que ver con camino, tiene que ver con palabra, pero no cualquier palabra. Notemos lo que dice Juan en el capítulo 1, versículo 1: “En el principio era la palabra, y la palabra era con Dios, y la palabra era Dios”. ¡No es cualquier palabra! También dice Juan en el capítulo 1, versículo 14: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”. Leemos asimismo en Juan 1:3 “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”  y el apóstol Pablo en Colosenses 1:17 afirma: “Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten”. ¿En dónde reside el poder del evangelio? Reside en la palabra que es Cristo. Todo el universo fue hecho por esa palabra, de tal manera que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. El origen de todas las cosas está en la verdad; el origen de todas las cosas está en Cristo, y Cristo es el verbo de Dios, es la palabra de Dios. No está en cualquier lado la palabra de Dios; no está en cualquier lado la verdad de Dios. La verdad de Dios habita en el corazón de los que le han abrazado y le creen. Y esa palabra que sustenta el universo y que mantiene la vida que ha sido creada por Él, es la palabra que te debe sustentar a ti en cada paso que das en tu vida al tomar decisiones. No tengas miedo a equivocarte. Ama a Dios con todo tu corazón, acércate a Él, haz un pacto firme con el Señor, créele a Él. Aférrate a su palabra, resiste la vergüenza, la timidez o cualquier otra cosa negativa, pero plántate firme en la palabra de Dios.

CONCLUSIÓN

Dios manda su palabra para renovar a su iglesia y para prepararla para la gran persecución que ya se ha desatado. La iglesia está señalada como enemiga de los nuevos derechos. Somos enemigos por cuanto la iglesia enseña que sólo hay hombre y mujer, porque enseña que sólo puede existir matrimonio entre un hombre y una mujer. Somos enemigos porque señalamos que somos los responsables de criar y educar a nuestros niños, cuando las nuevas corrientes ideológicas dicen que el estado es quien tiene que enseñarles aun en contra de la opinión de los padres. ¡La verdad ha sido tergiversada! Ya se ha legalizado el aborto porque se considera conveniencia, porque es conveniente para que hombres y mujeres puedan tener sexo sin compromiso paterno y materno. Ni siquiera quieren traer hijos al mundo y dárselos a matrimonios que lloran por tener hijos. ¡Solo los quieren matar abortándolos!

La verdad, no solo está viva, sino que está en nosotros. Tenemos una gran responsabilidad delante de Dios. ¡La verdad vive! La quisieron matar, pero no pudieron, se la quisieron sacar de encima, pero la verdad vive. ¡La verdad resucitó al tercer día! La verdad tiene vida eterna. Ni siquiera el planeta tiene vida eterna, tampoco el sol ni la luna, pero la verdad tiene vida eterna, y esa verdad dijo: “Que te conozcan a ti, el único Dios verdadero…” (Juan 17:3). Es importante que te empoderes con la verdad y que estés seguro, que estés segura de que la verdad habita en ti; que tú no tomas decisiones por tu cuenta, tampoco haces lo que sientes o te parece. Tú haces lo que Cristo quiere que hagas. Tú amas a Cristo, tú amas su voluntad, tú amas su palabra.

Jesús declaró: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6). Si tú tienes a Cristo no estás en el camino equivocado porque Él es el camino, no estás caminando por caminos de engaño ni de error porque Jesús es la verdad. Lo hablo con total autoridad porque he predicado por veintiocho años en Uruguay y lo he practicado, por lo que te puedo decir que es bueno, vale la pena pagar cualquier precio porque me importa saber que estoy en el camino correcto, en el que Dios me puso. Yo he probado la verdad y la he predicado, y he visto matrimonios restaurados, personas que habían perdido casa, familia, hijos, y lo han recuperado todo.

Nos han invitado a participar del aniversario de nuestra iglesia de la ciudad de Maldonado ya que cumplió diez años desde que llegamos a esa ciudad; entonces, pedí que pasaran adelante los diáconos de la iglesia para orar por ellos, todos ellos fueron sinvergüenzas. Uno había prostituido a su propia esposa, otro había iniciado a su propia hermana en la prostitución. Por ahí otro había estado involucrado en el mundo de las drogas, creo que ninguno había tenido una vida que valiera la pena; estarían muertos o presos, pero ahora son encargados de hogares de Beraca, son líderes, están casados, aman la vida, aman a Dios, aman su familia. Antes andaban equivocados, no sabían dónde estaba la verdad, pero la encontraron y esa verdad les hizo libres. Jesús dijo: “…conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). ¡Que feliz soy de predicar el evangelio! El mejor aporte que se le puede dar a la humanidad es enseñarle la palabra de Dios y darle la esperanza de una verdad viva. La fe viene de la verdad viva.

La palabra de Dios es nuestro alimento. En el salmo 37: 3 leemos lo que dijo el salmista: “Confía en Jehová, y haz el bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad”. Significa que comerás de la verdad. Tu sustento es la verdad. Jesús, la palabra viva de Dios, encarnada, el camino y la vida dijo: “Yo soy el pan que descendió del cielo”. Tú necesitas recibir palabra de Dios cada día porque esa es tu comida. Cuando no comes bien te debilitas y te faltan fuerzas, necesitas el sustento diario. Al declarar Jesús: “Yo soy el pan que descendió del cielo”, te está diciendo: “Me necesitas comer a mi cada día”. Al momento de celebrar la santa cena les dijo a los discípulos: “Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida” (Juan 6:55). Sucedió en el desierto que Dios mandó maná del cielo al pueblo de Israel todos los días, pero les había prohibido juntar maná para el día siguiente, les dijo que no recogieran más de lo que necesitaban para cada día. Pero algunos juntaron más de lo que debían y lo guardaron para el día siguiente por si Dios fallaba. ¡Se les llenó de gusanos! Porque Dios los había metido en la prueba de creer que cada día Él se iba a acordar de ellos y les iba a dar de comer el maná. Jesús dijo: “Yo soy el pan vivo que descendió del cielo” (Juan 6:51). El Señor ha sustentado mi vida y la de mi familia; ha hecho cosas maravillosas.

Conozco dos jóvenes que eran drogadictos, se alcoholizaban, eran mentirosos. Uno de ellos se encerraba con un amigo a drogarse y sintonizaban la radio El Espectador en el horario en que estábamos nosotros, y escuchaban mis mensajes Y drogados exclamaban: “¡Aleluya hermano!” burlándose de mí. Escucha que te escucha, un día cayó en la iglesia. Un día me dijo: “¡Vos sos mi papá!” Ese que un día me dijo: “Estoy enamorado de tu hija”. Y un día, se casó con mi hija mayor. Las veces que le prediqué ahí en su dormitorio mientras se drogaba con un amigo, la verdad que lo transformó y lo hizo mi yerno. Mi otro yerno era igual o peor, mas hoy es pastor de la iglesia y diputado nacional. Puedo decirte con total autoridad que yo he probado la verdad y te aseguro que es buena. No sé qué tantas dudas tienes o en qué inseguridades andas, pero si quieres que te vaya como a mí, yo te recomiendo que no sueltes a Jesucristo. El evangelio es el tesoro de Dios para nosotros.

Tal vez tengas que decirle al Señor: “Perdóname, yo soy uno que despreció la verdad y no me fue bien. Hoy sufro de inseguridades y tristeza y sé que es por causa de mi rebelión. Hoy Señor, hago pacto contigo y no voy a retroceder nunca más. Venga a mi tu vida y tu verdad, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.

¡Sé libre en esta hora! Jesús hoy te dice: “Conoceréis la verdad y la verdad te hará libre”. Esa verdad es Cristo que quiere habitar en tu corazón.

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LA SEÑAL DE LA SANGRE

INTRODUCCIÓN

Nosotros damos por sentado que Jesús está vivo. Él no es un personaje histórico que vivió hace dos mil años; es una persona real que está allí donde tú estás. Nosotros nos emocionamos con lo que Jesús hizo hace dos mil años atrás, mas el Señor hará algo hoy en tu vida y eso tiene que alegrarte. Tienes que emocionarte sabiendo que el poder de Jesús opera hoy, en nuestros días, en medio de nosotros. El Señor está muy interesado en ayudarte y en cambiar tu realidad. Cualquier problema que tengas, Jesús está interesado en ayudarte. No hay nada más importante para el Señor que el ser humano, ya que somos una pieza preciosa de su creación, inclusive las feministas, que quieren matar a todos los hombres. Hoy bendecimos a las feministas duras y violentas que quieren matar a los hombres. Bendecimos a las mujeres en el nombre de Jesús, las amamos y deseamos que logren con creces los objetivos por los que luchan de no sentirse menos, de no tener que ganar menos por el sólo hecho de ser mujer.

La Biblia nos ha enseñado a los hombres a amar a nuestras esposas como a nuestros cuerpos y entregar nuestras vidas por ellas como Cristo se entregó por la iglesia. No tenemos nada contra las mujeres; las honramos y agradecemos a Dios por sus vidas. Gracias a Dios por nuestras madres, mujeres que nos amamantaron y nos cuidaron. Hoy se dice que amamantar un niño es una esclavitud. Cuando era niño y tenía frio en invierno, mi mamá me pasaba una plancha caliente sobre las sábanas, para que pudiera entrar en calor. Yo bendigo a mi madre que me cuidó, me amó, me amamantó; me alimentó, lloró por mí y oraba cada día a Dios por mi vida. ¡Bendita sean esas mujeres heroínas! Ellas no se consideran esclavas. ¡Ellas sí hacen un bien a la sociedad! Sus hijos corren a sus brazos porque siempre tienen una caricia, un beso y un buen consejo.

Leemos en Mateo 11:25: “En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños”. Se alegró Jesús y alabó al Padre. Hay misterios de Dios que no son para los sabios ni para los entendidos; son cosas que Dios revela a los niños. En una oportunidad Jesús les dijo a sus discípulos: “De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3). Los niños no son tan sabios ni entendidos por un asunto de madurez; ellos no entienden tanto pero creen. Si le dices que repita una palabra lo hace, no entiende que significa, pero lo hace, y se alegra porque el padre le está enseñando algo. ¡Así tenemos que ser nosotros con Dios! Tenemos que recibir lo que tiene para nosotros y alegrarnos, no por entender sino por creer.

 

¿SOBRE QUIÉN VIENE LA REVELACIÓN DE DIOS?

 

Algo que viene por revelación no entra por el entendimiento, sino que viene por una iluminación. El término “revelar” significa sacar a luz, mostrar algo que está escondido. Si tu corazón se vuelve como el corazón de un niño, Dios te va a revelar cosas importantes. Es necesario que te enfoques en Dios. ¿Qué es lo que impide que recibas revelación, que no conozcas a Dios o desconozcas de Dios? Dice Jesús a continuación: “Sí, Padre, porque así te agradó, Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar” (Mateo 11:26 y 27). Tal vez sabes de Jesús por lo que te han contado acerca de Él, pero eso no significa que lo conoces. Cristo debe ser revelado en los creyentes. Tú llegas a tener conocimiento del Dios vivo cuando Jesucristo te revela quién es el Padre porque nadie conoce al Padre como Él.

Mucha gente asiste a la iglesia, sabe de las historias bíblicas, pero no tiene revelación acerca de quién es Dios y Cristo hoy quiere revelarte al Padre para que lo conozcas. El papá de un amigo muy querido, Danilo Montero, falleció. Desde que era niño, su papá lo rechazaba y no lo valoraba. Los hermanos mayores de Danilo eran aliados del padre y éste los llevaba a pasear, pero a Danilo lo dejaba en casa porque era muy chico. Él deseaba salir con su papá; deseaba que lo amara y lo abrazara, pero su padre no manifestaba nada a favor suyo. Danilo cuenta en sus anécdotas que le rogó a su papá para que lo llevara a ver un partido de fútbol como llevaba a sus hermanos y accedió; entonces le dijo que se fuera a cambiar. Pero, cuando Danilo fue a cambiarse, su padre salió corriendo con sus hermanos y lo dejaron. La mamá le dijo que se apurara porque se iban, pero cuando salió ya no estaban, entonces él comenzó a correr para alcanzarlos, llorando y gritando: “¡Papá!” Un día se cansó de sufrir los desaires de su padre. Ese día, algo se rompió y dijo “nunca más”. Y comenzó a sentir odio hacia su padre. A todo esto, Danilo se convierte, comienza a ir a la iglesia, y no sólo el resentimiento que tenía hacia su padre afectó su relación con él, sino que también afectó su relación con Dios. ¡Se enojó con Dios!

Cuando creció y servía a Dios en la iglesia, el resentimiento y el rechazo hacia su padre no lo dejaban en paz. Estaba muy molesto; hasta que un día decidió que no quería saber más nada con Dios. Entonces comenzó a buscar dónde ir a pecar, y fue a los boliches, pero ahí estaba, según Danilo Montero, la presencia de Dios; entonces, enojado, comenzó a discutir con Él: “Estoy cansado de que me busques. Me echas a perder las cosas. ¿Por qué no te quedas encerrado en la iglesia, o si prefieres en mi cuarto? Déjame en paz”. Danilo sufrió mucho. Pero cierto día volvió a la iglesia y arregló sus cuentas con Dios y comenzó a ministrar a los jóvenes. Luego escribió un libro que tituló: “El abrazo del padre”. Allí narra todo el dolor que vivió no sólo con su padre sino también con Dios. Todo lo que anhelaba Danilo era que su padre le diera un abrazo…

Hay muchas personas que seguramente nunca han tenido el abrazo de su padre y esto ha generado dolor. Yo digo que esas mujeres feministas, odiosas, que se desnudan, se pintan, arrojan pintura en las fachadas de las iglesias, etc., estoy seguro que tienen historias de rechazo. Son mujeres que han sido heridas o abusadas, y muchas de ellas, lo que buscan es venganza. Qué bueno sería que ellas sepan y entiendan que no las rechazamos, sino que las amamos; lo que rechazamos es esa violencia que no nos representa.

Mucha gente camina por la vida con dolores en el alma. Son cosas que no se entienden ni se pueden razonar. Puedes ser muy sabio o sabia pero no tienes resuelta tu relación con Dios porque nunca has resuelto problemas con tu padre, con tu madre o con quien fuere. Entonces, cuando andamos por la vida con esos dolores en el alma, esas heridas afectan nuestra relación con Dios, afectan nuestros razonamientos y pensamientos, e impiden que Jesús haga la obra que quiere hacer en nuestras vidas. Dios quiere hacer algo nuevo en tu vida hoy, no quiere esperar a mañana y hay gente que necesita que Dios restaure su alma hoy.

Siguió hablando Jesús, y dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). El Señor comienza hablando de las cosas que el Padre ha guardado para los que son como niños, cosas que no les puede revelar a los sabios ni a los entendidos. Y habla de revelación, algo que no entra por la mente sino por el espíritu. Hay una luz que entra y te muestra quién es Dios, y el Señor no se puede mostrar si tu corazón está en tinieblas por algún sentimiento o alguna cosa que está estorbando, que te hace daño, y te impide que tu relación con Dios sea la correcta. Ahí es cuando Jesús dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”.

Las personas arrastran historias. Danilo Montero, arrastró por mucho tiempo una historia que lo angustiaba y le hacía daño. Un día estaba predicando donde había miles de personas y contó su historia con su papá, entonces invitó a las personas a reconciliarse con Dios. Pidió que pasaran al frente los que querían entregarle su corazón a Jesús, ¿y quién pasó entre la gente? ¡Su papá! Cuando Danilo lo vio frente a él, después de que hubo contado su historia acerca del rechazo que sufría por parte de su papá, no supo qué hacer. Entonces bajó a donde estaba su padre y lo abrazó, y éste le dijo: “Hijo, todo lo que has dicho es verdad”. Entre otras cosas contó que su padre nunca lo quiso bendecir. La respuesta de su padre fue: “Yo te quise bendecir, pero lo tenía tan encerrado que no podía sacarlo a fuera”. Se paró frente a la multitud y dijo: “Yo soy el papá de Danilo, y quiero decirles que todo lo que contó es verdad. Hoy quiero pedirle perdón a Dios y a mi hijo; y yo, que nunca lo bendije, hoy lo quiero hacer delante de todos ustedes”. ¡Qué historia! Yo le escribí a Danilo y le dije: “Ni tu papá ni tú sabían que, en medio de una historia tan fea, Dios estaba escribiendo una historia tan bella”. Porque Danilo Montero ha bendecido muchas naciones de América Latina y por causa de su testimonio los corazones de miles de jóvenes han sido sanados.

Dios está en condiciones de sanar tu corazón hoy. He visto hombres que han luchado toda la vida para congraciarse con su papá; han hecho cosas para que su padre los apruebe. Pero llegaron a ser grandes, se casaron, tienen hijos, y se han dado cuenta de que nada de lo que hicieron ha servido porque su padre siguió igual. Estos hombres no hicieron nada para Dios, para su familia o para la humanidad; sólo querían ver sonreír a su padre que nunca les sonrió, querían recibir una palmada en el hombro que nunca recibieron; sólo querían recibir el consentimiento de un padre que nunca tuvieron. Entonces, esos hombres caminan por la vida heridos.

Recuerdo siempre a un hombre de unos sesenta años. Un día, al finalizar un culto fui al baño cuando veo que un hombre me mira y llorando me dice: “Pastor, tengo sesenta años y estoy agotado. Toda mi vida he hecho cosas para agradar a mi padre, pero nunca lo logré”. Se colgó de mis hombros llorando porque se consideraba un hombre fracasado. Trabajó toda su vida, tenía una familia que lo amaba, pero nada lograba satisfacer su corazón. Esas son cargas que una persona arrastra. Te voy a declarar lo que la palabra de Dios dice; y su palabra es viva y eficaz. ¡La palabra de Dios está viva y tiene poder! Jesús te dice por su palabra: “Vengan a mí todos los que están trabajados y cargados, y yo les daré descanso”. Dios te dice: “Deja ante mí tus historias y tus angustias. Ven a mí que te quiero dar descanso”. Ese descanso no viene por lo que tú entiendes; ese descanso y esa paz es revelación de Dios. Es Dios Padre revelándose a sus hijos. “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11:29 y 30). El Señor tiene otro yugo para poner sobre ti que no es pesado. ¡Tu yugo es pesado!

Por muchos años has luchado para solucionar tu relación con tu cónyuge y no has podido, estás llevando un yugo que no puedes llevar. Dame tu carga, te dice el Señor. Cuando me casé con Marta yo la quería cambiar; pensaba que si lograba cambiarla, yo sería feliz. ¡No pude! Y le dije a Dios: “¿Qué hago con esta mujer?” “Te la di yo, es un regalo mío”, me dijo Dios. “No le mires los defectos. Fue creada especialmente por mí para ti. Es un regalo de tu Padre. Amala como tal como es”. Había cosas de mi esposa que me molestaban muchísimo. Al principio de nuestro matrimonio discutíamos con frecuencia y nos íbamos a la cama enojados. Yo rumiaba qué era lo que le iba a decir para ponerla peor; y a la mañana siguiente me despertaba y me preguntaba cómo se habría levantado, y ella pensaba lo mismo de mí. Por ahí me saludaba dulcemente: “Hola, ¿cómo estás?” Y yo le contestaba con frialdad. “¿Querés tomar algo?” insistía ella.  Y yo con tono brusco le respondía: “¡No! No quiero nada”. Así no era linda la vida.

Nosotros queremos mejorar a otros para sentirnos bien y esas son cargas. A veces llevamos cargas por años. Piensa si hay alguien que no puedes mirar a los ojos. Si no puedes mirar a una persona a los ojos es porque algún problema tienes con ella. Cuántas cosas vivimos que lo que hacen es ensuciar nuestra alma y Dios te dice: “Si tu corazón no se vuelve como el corazón de un niño, no me puedo revelar a ti. Mi Hijo Jesucristo te dice: Vengan a mí todos los que están trabajados y cargados, y yo los haré descansar”.

Trabajados significa, con mucho trabajo y mucha ansiedad. Hay hombres que no quieren regresar a sus casas, prefieren trabajar más horas porque cuando llega a su casa se encuentra a la bruja. Pero también hay esposas que no quieren que llegue su marido a casa porque tienen que enfrentarse al demonio. Algunas mujeres les dicen a sus hijos que se escondan porque llega el papá. ¡Qué duro! La gente sale de sus hogares, regresa a sus hogares y camina todos los días con cargas pesadas y no se dan cuenta. Están esas mujeres que fueron abusadas y ahora tienen terror de que abusen de sus hijas, y sin saberlo les imparten a ellas ese temor. Algunas, por lo que vivieron, les infunden temores a sus hijas contra los hombres al decirles que todos son iguales, que se cuiden de ellos, que tengan cuidado porque tienen cara de violadores. Y ahora las feministas marchan declarando: “Machete al machote”, “mata a tu novio”, “un macho muerto, un macho menos”. Esas mujeres tienen tanta bronca adentro y no se dan cuenta… Hay madres que atormentan a sus hijas tratando de cuidarlas de que alguien no las vaya a violar, porque cargan con un peso del que no han podido desprenderse. Tienen temores por lo que les pasó hace muchos años atrás y no quieren volver a vivirlo. En ellas se aplica el dicho que dice que “quien se quemó con leche, ve la vaca y llora”.

Recuerdo una mujer de unos treinta años de edad que llegó a la iglesia. Ella había tenido siete maridos y sus hijos no eran de un solo padre, eran hermanos de una misma madre, pero de diferentes padres. Me dijo que el evangelio le había hecho mucho bien y por fin tenía paz. Había podido dejar atrás su pasado. Le aseguré que Dios le iba a dar un marido que la iba a amar mucho, pero ella se negó rotundamente. “Hombres no quiero. Déjeme tranquila con el evangelio. Ahora estoy enamorada de Cristo”, me dijo. El evangelio le había hecho mucho bien, pero ella no se podía desprender de su historia. Un hombre era una porquería para ella.

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. Ciertos afanes y ciertas ansiedades te llevan a trabajar de más, como los ejemplos que acabo de mencionar. Como esos hombres que se van bien temprano al trabajo y se quedan hasta más tarde porque no quieren estar en su casa. Por otro lado, hay quienes quieren tener un vehículo o una casa y trabajan duro para lograrlo, entonces se produce en esas personas un cansancio del alma, una fatiga total. Las personas que están trabajadas y cargadas no son como niños. Hay cosas que no las tienes que entender, ni con el entendimiento, ni con tu sabiduría; tiene que ser una revelación de Dios. El Señor abre una ventana que no sabías que existía y Él se muestra a tu vida tal cual es. Cuando un niño se cae y se lastima, llama llorando a su mamá. ¡Qué consuelo es para el niño que su mamá corra a abrazarlo y a curarlo! ¡Eso es un bálsamo para el hijo! ¡Qué triste cuando no está papá ni mamá! Mas Dios te dice: “Tu eres mi hija chiquita. Tú eres mi hijo chiquito. Yo quiero tomarte en mis brazos y que experimentes lo que es estar en los brazos de un verdadero Padre. ¡Yo soy tu Padre y quiero revelarme a tu vida!” Es por eso que Jesús te dice: “Vengan a mí todos los que están trabajados y cargados, y yo los haré descansar”.

¡Cristo hace las cosas fáciles! Jesús es el autor y el consumador de la fe y dijo que para el que cree, todas las cosas le son posibles. Al que cree, todas las cosas le son fáciles. Lo que es imposible para la mente, es posible para la fe. Y la fe es sencilla. ¿Qué sería más fácil? ¿Tres millones de hebreos con sus pertenencias, con todos los animales que llevaban, nadando en el Mar Rojo o abrir el mar por la fe y pasar en seco? ¡Para la fe es fácil!

 

CONCLUSIÓN

 

Estaban por llegar a buscar a Jesús para juzgarlo, condenarlo y crucificarlo; y Él mira a sus discípulos y les dice: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27). Su paz, es una paz sobrenatural y es fruto de la presencia de Dios, es revelación de Dios a tu vida. Una paz que te lleva a dormir como si no existiera ese problema. El rey David declaró: “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado” (Salmo 4:8).

No importa la carga, no importa el problema que tenga, lo dejo de lado; puedo hacer de cuenta que no está porque yo descanso en Dios. Voy a Jesús y el Señor se lleva mis cargas. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”.

Dios quiere darle hoy descanso a tu alma, y, por otro lado, esa condición hará que el Señor se revele a tu vida. Esas cosas escondidas para los sabios y los entendidos, están listas para ser reveladas a aquellos que abren su corazón y creen a la palabra de Dios. ¡Qué lindo son los niños! Tú le dices algo y ellos lo creen, no cuestionan nada. El niño no tiene el intelecto tan desarrollado, pero puede tener fe, y puede creer en su papá y en su mamá. Lo que Dios quiere hacer hoy es muy sencillo para Él y muy sencillo para el que tiene fe. ¿Le vas a dejar esa deuda al Señor o vas a seguir cargando con la deuda? ¿Vas a seguir con esa preocupación? ¿Pondrás tu matrimonio en las manos de Dios o querrás seguir arreglándolo tú?

Dios ha apuntado a esas cosas que te impiden tener una buena relación con Él. Es un pecado llevar una carga que tiene que llevar Jesús. Es un pecado no darle esa carga que el Señor vino a tomar en la cruz del calvario, porque llevar esa carga que tú tienes, no te deja llevar la carga de Cristo que es ligera y fácil de llevar. Y es fácil porque es un camino de fe. Es hora de dejar de tomar fármacos para poder descansar. Jesús te dice: “Yo te doy descanso hoy mismo”. Hoy dormirás en paz, porque el Señor te hace estar confiado y confiada.

Hay personas turbadas que no pueden entregarle a Dios las cargas que tienen. Y el Señor te dice que se las des porque no se podrá revelar a ti si no lo haces, entonces Él te dará una carga más liviana. Las cargas te doblan la espalda, te generan hernia de disco, te provocan gastritis y generan enfermedades en el sistema circulatorio. Esas cargas son una maldición. ¡No puedes vivir con temor! Todas esas cargas, como los miedos, los afanes, el odio, generan dentro de ti sustancias tóxicas que contaminan tu cuerpo y te enferman. La amargura genera drogas en tu organismo. Jesús te dice: “Tienes que venir a mí porque no tendrás descanso si no lo haces. Tú me necesitas”. ¡Dios quiere revelarse a ti! Puede ser que seas cristiano, pero no has conocido a Dios. Conoces las historias de la Biblia, pero no conoces al Padre, el que te abraza, te consuela y toma tus problemas en sus manos. Acércate ahora a Dios, deja a sus pies todas tus cargas y descansa.

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LA SEÑAL DE LA SANGRE

INTRODUCCIÓN

A la hora de tener amigos hay que saber elegir. Amar, hay que amar a todos, pero, tener amigos significa, confundir o mezclar corazones. Recordemos la amistad entre David y Jonatán, fue una amistad profunda, tanto, que hay gente que cree que fue un amor homosexual. Pero no. Cuando uno tiene amigos se le pegan cosas de la otra persona, como gestos, modismos, se les pega la misma manera de ver y de pensar. Cuando era joven tuve un amigo que “me hacía gancho”, como se dice, con Marta. En realidad, primero le hizo gancho con otro. En una época nos veíamos casi todos los días por cualquier cosa; tanto es así, que varias veces a mis padres les hablaba igual que mi amigo Alberto, y siempre contaba cosas de él. Entonces mi mamá decía: “¡Ya llegó Alberto Ojeda!”.

A la hora de elegir amigos hay que saber discernir porque a muchos se les pega cosas no tan buenas de los amigos. Por sobre todas las cosas, tus amigos tienen que ser espirituales. Hay una frase que dice: “Dime con quién andas y te diré quién eres”. Puedo saber claramente qué clase de persona eres si conozco a tus amigos. Suelen armarse grupitos de amigos y amigas aun en la iglesia, y se juntan a hablar sobre quién le gusta a quién. Muchas veces les dije a los jóvenes que no les convenía andar con determinada persona y algunos me decían: “Pero es mi amigo. ¿Qué tiene de malo que ande con él?”

Un hermano de la iglesia que estaba colaborando en el encuentro que se realizó en Monte Beraca, al finalizar su tarea, estaba en la disyuntiva de que si se quedaba a dormir en Beraca o se iba a una reunión con amigos. Y decidió ir con sus amigos. Al día siguiente me dijo que se había tomado un vaso de cerveza y que al salir de la reunión le quisieron robar, pero no se acordaba de nada. “¿Te hizo tan mal un vaso de cerveza?” le pregunté. “Bueno, fueron varios vasos de cerveza que tomé”, respondió. Me contó que cuando se despertó estaba en su casa y en su cama, pero no se acuerda qué pasó desde ese momento en el que le quisieron robar. El asunto es que cuando llego a la casa rompió varias cosas, y tuvieron que llamar a su pastora, entonces, a las cuatro de la madrugada, ella estuvo haciéndole liberación por teléfono, y el demonio que lo dominaba empezó a confesar cosas que nunca habíamos imaginado. Para corroborar lo que el demonio había dicho, le pregunté si se había acostado con tal chica y dijo que sí. ¡Mejor hubiera sido quedarse a dormir en Beraca!

A la hora de elegir amigos, elige al Espíritu Santo. Él es nuestro compañero, nuestro consolador, nuestro maestro; es quien pone en nosotros el sentir de Cristo Jesús, el que nos hace pensar como el Señor. El Espíritu Santo es nuestro protector. ¡No hay mejor amigo que el Espíritu Santo! Algunos señalan que se sienten aburridos, que no saben con quién hablar y yo les digo que hablen con el Espíritu Santo. ¡Hazte amigo de Èl!

BUSCA LA SABIDURÍA DE DIOS

Leemos en 1ª Corintios 2: 5 y 6: “…que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen”. El apóstol Pablo le dijo a los corintios que han sido llamados a hablar con sabiduría, pero no cualquier sabiduría, no la de los principales de este mundo ya que estos hombres perecen. Hay una sabiduría que está deseando llenar tu corazón y esa sabiduría viene del Espíritu Santo. Hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez, éstos son los que han crecido lo suficiente, para poder entender y discernir determinadas cosas de Dios que se corresponden con la madurez.

1ª de Corintios 2: 7 dice: “Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria”. La sabiduría que nosotros estamos llamados a ejercer es oculta. La buena noticia es que si creces llegas a un punto en que comienzas a operar en una sabiduría que va mucho más allá de lo que se le ocurre a un ser humano; por más que haya estudiado ciencias. El tiempo aun no existía y Dios ya había predestinado una sabiduría que estaba guardada para nosotros. Antes que tú nacieras, Dios tenía para ti una sabiduría que el mundo no tiene. Sabiduría oculta, la que ningunos de los príncipes de este siglo conoció. Cuando la Biblia habla de príncipes o principales se refiere a las personas más encumbradas y que más estudios tenían. Los príncipes eran preparados en toda clase de artes, de ciencia y de conocimiento de guerra. Eran los más sabios a la hora de tomar decisiones.

“Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria”. (1ª Corintios 2: 7 y 8) Hay dos clases de sabiduría, la que se mueve en el nivel natural y la que se mueve en el nivel espiritual, y éstas son muy diferentes. Una misma situación observada desde el punto de vista de los hombres y observada desde la perspectiva de Dios se ven muy distintas. ¿Cuál es el peligro que corremos los cristianos? El no poder separar lo que es del espíritu y lo de la carne; la Biblia señala que lo que es de la carne, carne es, y lo que es del Espíritu, espíritu es. Entonces corremos peligro de mezclar lo espiritual con lo carnal o natural. Siempre prediqué que hay dos dimensiones que nada tienen que ver una con la otra. Desde el punto de vista natural tú ves algo, pero desde el punto de vista espiritual ves exactamente lo mismo, pero con otra perspectiva y lo entiendes de otra manera. Cuando estás frente a algún problema, lo ves desde el punto de vista natural y no encuentras salida; pero si lo enfocas desde el punto de vista espiritual te resulta fácil y te das cuenta que hay salida.

Dios tiene una sabiduría revelada; esto significa que Él muestra en determinado momento, determinada cosa. Si tuvieses esta sabiduría no errarías a la hora de ponerte de novio o de novia, y no te equivocarías a la hora de elegir con quién te vas a casar. Tampoco te equivocarías a la hora de hacer negocios o cuando se presenta algún problema familiar, no pensarías que lo más fácil es el divorcio. Desde la perspectiva de Dios no existe esa posibilidad. Porque el Todopoderoso, para quien nada es difícil, Èl, que todo lo puede, lo hará. Y si una vez lo hizo, lo volverá a hacer. El tema es que tú eres quien toma las decisiones, y una cosa es tomarlas en virtud de la luz de Dios, y otra muy diferente es tomarla en virtud de mi propia racionalidad o de mi propio intelecto. ¿Y quiénes son los que se pueden mover en esa dimensión? ¡Los que aman a Dios!

Dice la Biblia: “Antes bien, como está escrito: cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1ª Corintios 2:9). Acceden a esta sabiduría los que aman a Dios. No es para los que estudian más la Biblia sino para los que aman a Dios. No es porque asistes a la iglesia, sino porque amas a Dios. Tú puedes congregarte, sin embargo Dios no es tu prioridad. El que ama a Dios lo tiene como la prioridad de su vida. Y Dios tiene guardadas esas cosas que ojo no vio ni oído oyó, ni se han manifestado en el corazón de los hombres, para aquellos que le aman.

Acostúmbrate a decirle al Señor cada mañana al despertar que lo amas. Dile: Quiero amarte Señor como nunca he amado”. Hay mujeres que dejan a Dios por el amor de un hombre, y hay hombres que dejan a Dios por el amor de una mujer. ¡Son ciegos! Eligen un deporte antes que a Dios, eligen una carrera, un placer o un deleite antes que a Dios. El que ama a Dios se acerca y entra en intimidad con Él. Entonces, a esa persona se le pega los pensamientos y los gestos de Dios; porque Dios se revela al que le ama. ¡Dios le abre el corazón al que le ama! Y Él sabe muy bien si lo amas. Dios no se confunde porque tiene discernimiento. Tal vez tú dices que amas a Dios por sobre todas las cosas, pero a Dios no lo confundes porque Él sabe si realmente le amas o no.

Hay muchas chicas golpeadas por la vida, rechazadas por sus padres. Hay diferentes tipos de sufrimientos; por ejemplo, el papá que golpea a su hija o el padrastro que la discrimina porque es la hija de la esposa, pero no de él. Esa hija sufre de soledad y está buscando ese cariño de padre que le hace falta. Algunas dicen que no han podido correr a los brazos de su padre para contarles lo que les estaba sucediendo y cuando se han acercado se han ido decepcionadas porque el papá estaba muy ocupado, entonces no han podido abrir su corazón, no han podido decirles que tienen miedo, que se sienten muy solas, etc. Por lo que la jovencita comienza a buscar qué hombre podría darle el afecto que está necesitando. Y en la búsqueda de ese afecto hace cosas que no conviene. Ya estuvo en los brazos de muchos hombres, pero aún tiene el alma sedienta porque los hombres no le han dado lo que ella necesitaba. ¿A quién le debería abrir una mujer su corazón? Le abre su corazón a un hombre que después la escracha en las redes para que todo el mundo se burle de ella. ¿A quién deberías abrirle tu corazón? ¿A quién le vas a contar lo que te pasa? ¡Tienes miedo! Tú le tienes que abrir tu corazón a Dios. Humanamente le tienes que abrir tu corazón al alguien, pero tú tienes que abrirle tu corazón a alguien que te ame. Quien te ame te va a cuidar, no te va a difamar ni se burlará de ti.

DIOS SE REVELA A QUIEN LE AMA

A la hora de abrir el corazón, debes abrírselo a alguien que ame. Esto es una réplica de lo que tiene que suceder con Dios. El que mejor te ama es Dios. A Él le puedes abrir tu corazón. Una vez estaba tan mal y no sabía a quién ir. No tenía un pastor que me pudiera aconsejar. Y encontré un versículo que dice: “No creáis en amigo, ni confiéis en príncipe; de la que duerme a tu lado cuídate, no abras tu boca” (Miqueas 7:5). Yo estaba acostado al lado de mi esposa. No me entendían mis padres, no me entendía mi esposa; yo me sentía literalmente desesperado y Dios me habló por su palabra queriéndome decir: “Búscame a mí, porque mejor que yo no encontrarás a nadie”.

“…Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1ª Corintios 2:9) Yo tengo que abrir mi corazón a alguien que me ame. Quien me ama me comprende más, me valora y me cuida; quien me ama no me va a difamar. Y Dios me dice: “Yo tengo cosas que ojo no vio ni oído oyó”. ¿Qué sucede? Que Dios no le abre su corazón a cualquiera. Tú quieres conocer la voluntad de Dios, quieres que baje un ángel del cielo y te hable. Pero lo que te tienes que asegurar es que amas a Dios. Venga un ángel o no, Dios tiene cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni se han manifestado en el corazón de los hombres, las que tiene preparada para aquellos que le aman. Tienen que ser dos que se amen por supuesto. No puedes ir por el mundo contando a cualquiera tus cosas. No puede ser que entres en tal desesperación que comiences a ventilar tus problemas a cualquiera. ¡No puedes estar desparramando tu vida por todos lados! ¡No todos te van a valorar! La Biblia dice que Dios es nuestro refugio y nuestra fortaleza. ¡Dios es nuestro castillo! ¡Él es mi Dios en quien confiaré! Pero a nivel humano, cuando hay intimidad, tiene que haber amor. En el amor hay verdadera intimidad. Hay muchos que entran en intimidad sin amor y eso se llama idiotez. Chicos que le dicen a la chica que recién conocen: “Mándame una foto tuya sin ropa”. Ella cree que entraron en una relación, entonces se saca una foto y se saca otra. Y después la chica queda escrachada en las redes. La verdadera intimidad es la que se da en el amor, y cuando uno ama a Dios entra en intimidad con Él. Dios le abre su corazón a aquellos que le aman. Dios muestra sus tesoros a aquellos que le aman. El primer mandamiento es: “Amarás al Señor tu Dios con todas tus fuerzas, con toda tu mente y con toda tu alma”.

En cuanto a la sabiduría, 1ª de Corintios 2: 10 dice: “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios”. Nuestro trato con Dios es a través de su Espíritu. Él limpió la vasija de barro que somos nosotros, y sacó el pecado, para poder habitar en nosotros. Dios habita en nosotros a través de su Espíritu Santo. Entonces, la intimidad con Dios es la intimidad con el Espíritu Santo. Yo tengo que amar profundamente su presencia en mi vida porque todo lo que yo pueda tener de Dios en mí, lo tengo a través del Espíritu Santo. Dios revela a través de su Espíritu lo que tiene para mí. Y no se trata de algo que aprendí sino de algo que Èl me reveló. Dios corrió el velo y me dejó ver, y yo entendí porque Él corrió el velo. Es la visión que Dios me muestra a mí, porque yo le amo. Porque yo le amo, Èl me muestra sus secretos.

Uno a veces sabe cosas porque el Señor le muestra. Yo le digo a un muchacho que la chica no le conviene y entonces salen algunos a decir que yo manipulo a las personas y que no me tendría que meter. Más de uno me dijo qué me creo que lo sé todo. Yo no sé todo; yo sólo sé que esa chica no le convenía y veo al joven y sé que es un hombre de Dios. Uno que ha llegado a cierto grado de madurez ve lo que otro que no ha madurado no ve. Yo tengo que tener cuidado para no invadir la privacidad y el libre albedrío de las personas, si no, parece que me enseñoreo de la gente. Uno puede ver que hay personas que no van a andar bien, pero ellos se empecinan que va a andar. La verdad no es lo que yo pienso; la verdad es lo que Dios revela. Y Dios por su Espíritu Santo nos reveló a nosotros esa sabiduría que menciona 1ª de Corintios 2:10 “…porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios”. El Espíritu Santo conoce profundamente lo más escondido de Dios; lo exprime, lo escudriña, lo discierne y lo entiende. ¡El Espíritu Santo conoce todo lo que es de Dios!

El apóstol Pablo hace una comparación y dice: “Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios” (1ª de Corintios 2:11). Yo no sé si tienes tu espíritu dormido, borracho, muerto, no sé; pero hay una cosa que sí sé, que tu espíritu sabe lo que hay en la profundidad de tu ser. Nadie conoce lo que hay en el hombre, sólo el espíritu del hombre y Dios. Nadie conoce lo que hay en el espíritu de otra persona. Porque sólo el espíritu de esa persona sabe lo que hay en ella.

“…Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido” (1ª de Corintios 2: 11 y 12). Esta es una de las revelaciones, un pasaje bíblico que ha bendecido mi vida. Y Dios me dijo: “Mira Jorge lo que yo te he dado”. Nadie puede saber lo que hay en el corazón de Dios. Pero si ese alguien tiene el Espíritu de Dios, ese alguien puede saber las cosas más profundas de Dios porque el Espíritu se las revela. Yo nunca podré conocer lo que hay dentro de tu corazón porque Dios no ha puesto a mi disposición tu espíritu. Dios no ha puesto a disposición mía el espíritu de nadie, tú eres inviolable. Dios no me va a dejar saber lo que hay en lo más profundo de tu corazón porque el Señor te ha hecho como a mí, único, con libre albedrío. Pero, Dios, sí ha puesto a mi disposición su Espíritu Santo. No sabré lo que hay dentro tuyo; trataré de discernir muchas cosas, pero nunca podré penetrar a lo más profundo de tu ser. Pero Dios ha puesto a mi disposición su Espíritu Santo. Claro, si yo no lo amo no será así. ¡Dios no es tonto! ¿Cómo va a poner su Espíritu a tu disposición si no lo amas, si no es la prioridad de tu vida, si tu sueño no es abrazar a Dios? Tú sueñas con abrazar un mejor sueldo, el tener otra casa y lograr muchas otras cosas. ¡Que tu sueño sea abrazar a Dios!

¿Quién podrá separarnos del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro? ¿Lo alto, lo bajo, lo profundo, lo ancho? ¡Nada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús nuestro Señor! “Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (1ª de Corintios 2: 12 al 14). Tal vez en otro tiempo pensabas que los evangélicos éramos locos y ahora te contagiaste de nuestra locura. Era locura para ti lo que yo predicaba, pero un día tu mente y tu corazón fue tocado por Dios y lo que para ti era locura vino a ser un tesoro del cual no te quieres soltar. El hombre natural no entiende estas cosas porque se tienen que discernir espiritualmente. “En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo”. Así dice 1ª de Corintios 2: 15 y 16. A través de esta revelación; a través del amor y de esta comunión que nos une a Dios, terminamos pensando como Él piensa. Ya no es nuestra manera de pensar importante para nosotros porque ahora pensamos diferente. Tenemos otra manera de ver las cosas. Nosotros tenemos la mente de Cristo.

CONCLUSIÓN

¿Es el Espíritu Santo tu mejor amigo? ¿Vives emocionado pensando que, en medio de este mundo oscuro, violento e hipócrita, donde ya no puedes creer ni siquiera en las noticias porque están tergiversadas, le puedes creer a Dios? Si tú caminas con Dios, Él te puede advertir y te puede revelar las cosas que tiene guardadas para ti, para que puedas tomar las decisiones que convienen. Dice la Biblia: “…sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria”. Para que brillemos como brilla Cristo.

Tienes que renovar tu pacto con el Dios. Dile: “Señor, no es verdad que te di el primer lugar en mi vida. Siempre estoy esperando que me muestres algo, pero no me muestras. Camino y tomo decisiones en incertidumbre y no en fe. Y me he preguntado qué te pasa Dios, pero me he dado cuenta que tengo que amarte más. Quiero amarte Señor, y quiero entrar en intimidad contigo. Quiero que tú saques a luz esos tesoros que no se han manifestado en el corazón de nadie y me los manifiestes a mí, porque yo me comprometo a amarte”.

No necesitas ninguna otra virtud para que Dios te revele; sólo tienes que amarle. A los que entran en intimidad con Dios, Él sabe cómo tratarlos. Hoy tiene que ser restaurada tu intimidad con Dios. No es por tu linda cara ni por los méritos que hayas logrado. Ningún merito tuyo sirve, pero tu amor por Dios resplandece más que las estrellas. Y Dios tiene ojos para ver esa luz. La luz de los que le aman resplandece delante de sus ojos. Los que hacen la obra de Dios finalmente son los que le aman. Los valientes a quienes Dios usará para hacer su obra son aquellos que le aman. Los que le aman entran en intimidad con Él y son alumbrados por Él. Y los que son alumbrados por Dios hacen lo que el Señor quiere y tienen su respaldo.

Hoy es día de revisar prioridades. ¿Harás de Dios la prioridad de tu vida o seguirás como estás? Pedro negó a Jesús y dijo que no lo conocía; escupió, maldijo, dijo malas palabras para convencer a la gente de que no conocía a Cristo, pero el Señor no le recriminó: “¿Por qué has hecho esto?” Sólo le preguntó: “¿Pedro, me amas?” Pedro dos veces le declaró que lo amaba, y la tercera vez, llorando le dijo: “Señor, tú sabes todas las cosas. Sabes que no te puedo mentir. Tú sabes que te amo”. Allí quedó sellado el pacto entre el Señor y Pedro cuando Jesús le dijo: “Apacienta mis ovejas”. No hay relación más profunda que la relación de amor con Jesús. Es ahí cuando Èl derrama su Espíritu sobre los creyentes que le aman. Y los creyentes comienzan a descubrir los tesoros escondidos que están guardados sólo para los que le aman. No se trata de qué debes hacer con tu circunstancia, sino si amas a Dios o no.

“Señor, queremos entrar en un nuevo nivel de relación contigo. No te vamos a negar que no te hemos amado como tú te mereces. Tú eres nuestro primer amor. Tócanos Señor, queremos amarte, entrar en un nuevo nivel de intimidad contigo y que nos reveles tus verdades, en el nombre de Jesús, amén”.

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LA SEÑAL DE LA SANGRE

INTRODUCCIÓN

La fe ve en la oscuridad y tú tienes, por la fe, la capacidad de ver en la oscuridad. La fe halla recursos donde no hay. La fe encuentra aguas en el desierto. Si tengo fe, no me faltará agua; no me faltará la visión ni los recursos. Si tienes fe, en la oscuridad puedes decir como Dios: “Sea la luz”. Y la luz aparece, eso, después de que se ha ejercido la fe. Los recursos aparecen después de que se ha ejercido fe. Por lo que, lo primero que debo tener es fe.

Leemos en 1ª de Samuel 5: 1 al 3: “Cuando los filisteos capturaron el arca de Dios, la llevaron desde Eben-ezer a Asdod. Y tomaron los filisteos el arca de Dios, y la metieron en la casa de Dagón, y la pusieron junto a Dagón. Y cuando al siguiente día los de Asdod se levantaron de mañana, he aquí Dagón postrado en tierra delante del arca de Jehová; y tomaron a Dagón y lo volvieron a su lugar”.

Dagón era un dios filisteo; Asdod era una ciudad importante en Filistea donde estaba el templo del dios Dagón. En una guerra, los filisteos vencieron a los israelitas y les quitaron el arca del pacto. Hoy quiero hablarte de la importancia del pacto y del arca del pacto. Quiero hablarte acerca de un Dios que se relaciona con nosotros a través de pacto. O sea, la relación es mucho más seria que una simple amistad; es mucho más profunda. Un pacto es un contrato o alianza.

ANTIGUO PACTO

El arca del pacto no podía estar en Eben-ezer donde se encontraba el ejército de Israel, sino que tenía que estar en Silo, ese era su lugar. Ahí había quedado una tienda, la que Dios había mandado fabricar en el desierto y donde se encontraba el lugar santísimo. Por lo tanto, el arca no podía estar en cualquier lado sino en el lugar santísimo. Nadie podía entrar donde ésta estaba, ni tocarla, ni siquiera los sacerdotes. Sólo podía entrar a ese lugar el sumo sacerdote una vez al año, no sin antes haberse presentado delante de Dios con ofrendas y con sangre de los sacrificios de animales. El sumo sacerdote tenía que hacer primero expiación por èl y después por el pueblo.

El lugar santísimo es el lugar de la presencia de Dios. Ahora, los israelitas no andaban bien con Dios y se les vino la guerra, la cual perdieron. Parece que a uno se le ocurrió que para ganar en la guerra tenían que llevar el arca de Dios porque de esa manera llevarían la presencia de Dios. ¡Error! Gente que no pertenecía al sacerdocio, meterse en el lugar santísimo para sacar el arca del pacto… ¡creían que si tenían el arca lo tenían a Dios! El arca es el testimonio visible del pacto de Dios, pero eso no garantiza mi relación con el Señor. Yo, como estoy casado tengo una anillo o alianza, que es un testimonio visible del pacto que yo tengo con mi esposa. Pero el hecho de llevar una alianza en el dedo no garantiza que esté todo bien. Un testimonio visible de un pacto no es la garantía de que la relación funciona bien. La relación anda bien si yo amo a mi esposa y ella me ama a mí. El pacto funciona en base a una relación de amor. Del mismo modo, el pacto de Dios con nosotros es un pacto de amor. El primer y gran mandamiento que Moisés refirió al pueblo, luego de haberles leído los diez mandamientos que Dios le dio en el Monte Sinaí es: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”.  Por sobre todo y por sobre todos, amarás a Dios, más que a tus seres queridos, más que a tus pertenencias, y más que a tus deseos íntimos. Dios tiene que ser lo más importante en tu vida. Eso garantiza una relación profunda con Èl y una manifestación poderosa del Señor en tu vida. Porque el amor de Dios por nosotros está garantizado. Así lo dice Juan 3.16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”. Aquí ya estoy haciendo referencia del nuevo pacto.

En la Biblia encontramos dos pactos: el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. La palabra testamento significa pacto o alianza. Y el Nuevo Testamento tiene una nueva alianza de Dios con la gente, porque el antiguo pacto fue pisoteado por el pueblo de Israel, entonces, Dios estableció un nuevo pacto con un nuevo testimonio que es la sangre de Cristo. En el Antiguo Testamento el testimonio era el arca del pacto; y en el Nuevo Testamento es la sangre preciosa de Jesús y su cuerpo lacerado en la cruz del calvario. Esos son testimonios del pacto, así como la alianza de oro es el testimonio de pacto en un matrimonio.

Imaginemos la siguiente escena: Dios está ahí en el lugar santísimo, de pronto se abre el velo y entran unos forajidos, toman el arca del pacto y se la llevan pensando que se llevaban la presencia de Dios, y ahí iba el Señor, detrás del arca a la guerra. ¿Cómo les fue a los israelitas en la guerra? ¡Perdieron! Porque tener el arca no garantizaba que Dios estaba con ellos. Llegaron a perder hasta cuarenta mil hombres en una guerra. ¡Quedaron totalmente despistados! ¿Qué pasó? ¡Trajimos el arca!

En el libro de 1ª de Samuel 4: 5 al 8 leemos la siguiente narración: “Aconteció que cuando el arca del pacto de Jehová llegó al campamento, todo Israel gritó con tan gran júbilo que la tierra tembló. Cuando los filisteos oyeron la voz de júbilo, dijeron: ¿Qué voz de gran júbilo es esta en el campamento de los hebreos? Y supieron que el arca de Jehová había sido traída al campamento. Y los filisteos tuvieron miedo, porque decían: Ha venido Dios al campamento. Y dijeron: ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de la mano de estos dioses poderosos? Estos son los dioses que hirieron a Egipto con toda plaga en el desierto”. Se asustaron los filisteos; dicho ya de paso, filisteo significa palestino. La palabra palestina significa Filistea o tierra de filisteos. Y quiero aclarar algo; en lo que conocemos como la franja de Gaza, es allí donde habitaban los filisteos. Pero los que están hoy ahí no son filisteos, ni esa es la tierra ancestral de los filisteos; los que allí se encuentran son los árabes. Esa es una cultura posterior; los filisteos que venían de Grecia, de Creta y de zonas aledañas desaparecieron; ellos vivían en las costas y eran hábiles navegantes. De ahí que se creía que el dios Dagón era un pez. Pero, ¿qué podía hacer un dios pez sin agua…?

Pero lo cierto fue que Dios no defendió al pueblo de Israel. Ellos pensaron que si portaban el arca entonces contaban con su respaldo. Pero el respaldo de Dios no depende de un testimonio sino de una relación y de una relación profunda, basada en amor. Así que los filisteos capturaron el arca y se la llevaron, y para tenerlo bien custodiado lo metieron en el templo de Dagón junto a èl. Cuenta la Biblia en 1ª de Samuel 5: 3: “Y cuando al siguiente día los de Asdod se levantaron de mañana, he aquí Dagón postrado en tierra delante del arca de Jehová; y tomaron a Dagón y lo volvieron a su lugar”. Y nos dice el relato a continuación: “Y volviéndose a levantar de mañana el siguiente día, he aquí que Dagón había caído postrado en tierra delante del arca de Jehová; y la cabeza de Dagón y las dos palmas de sus manos estaban cortadas sobre el umbral, habiéndole quedado a Dagón el tronco solamente” (1ª de Samuel 5:4). Se ve que a los filisteos tampoco les fue bien con el arca.

¿Dónde tiene origen el arca? Tiene origen en el pacto que Dios hizo con Israel en el Monte Sinaí. Dios llevó a Moisés a ese lugar, a la parte más alta de la montaña, y allí escribe con su dedo y con fuego, en tablas de piedra, los diez mandamientos que se transforman en algo así como la constitución nacional de Israel. Era la ley que el pueblo debía respetar para mantener su relación con Dios. ¡Esto fue imponente! Lo podemos leer en Hebreos 12:18: “Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar, y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad, al sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más, porque no podían soportar lo que se ordenaba: Si aún una bestia tocare el monte, será apedreada, o pasada con dardo; y tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y temblando”.

Cuando surgió el primer pacto de Dios con el pueblo de Israel, ocurrieron cosas tremendas. Cuando el Señor habló por primera vez al pueblo, éstos se estremecieron. Así lo señala Éxodo 20: 18 y 19: “Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos. Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos”. Ese fue el trato del pueblo con Moisés, ya que estaban aterrorizados. Pero Moisés también estaba espantado y temblando. La Biblia señala que allí ardía fuego, que había oscuridad, tinieblas y tempestad; había sonido de trompeta y una voz que hablaba…

NUEVO PACTO

Y el autor del libro de los hebreos dice que ellos (los hebreos) no se habían acercado a un monte que se podía palpar, a un monte al que se le puso un límite para que ningún animal o persona se acercase a la zona del Sinaí. Por lo que leemos en Hebreos 12:22: “sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles”. Este no es el Monte de Sion que está en Jerusalén, aquí se refiere a la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén la celestial, a la compañía de millares de ángeles. Y aquí está hablando del nuevo pacto. Los que entramos en el nuevo pacto, nos hemos acercado a la ciudad de Jerusalén celestial; nos hemos acercado a la Roca de Sion. No la que está en Jerusalén sino la Sion celestial. Nos hemos acercado dice el autor del libro de Hebreos, a millares y millares de ángeles, al trono de Dios. Hemos entrado en el lugar santísimo, pero no del templo, sino a la presencia del Dios del cielo y de la tierra. Lo que está diciendo es que éste segundo pacto es mucho más terrible y es mucho más importante que el primero. Ustedes tienen que tener cuidado de guardar este pacto y valorarlo dice el autor. Se han acercado, continúa diciendo en el versículo 23: “a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos”. Mediante este pacto hemos sido hechos perfectos. ¡Cristo nos ha hecho perfectos ante de los ojos de Dios! Esto es profundo, valioso e importante. ¡Esto es tremendo!

Me enteré que alguien subió a las redes unas ideas contrarias a Cash Luna. Yo lo increpé por qué no había hablado conmigo si tenía alguna desavenencia y me dijo que no quería hablarme del tema porque Cash Luna era mi amigo. Esa persona estaba arriba del pulpito conmigo. Le pregunté cuál era el punto doctrinal del asunto y me refirió que Cash Luna dice que nosotros somos dioses, y se ha hecho dios a sí mismo. Yo recuerdo esa predica de Cash Luna en la que dijo que somos Jehová Jr. Admito que de entrada me cayó mal, pero me puse a analizar la Biblia a ver si encontraba un punto de acuerdo. Esto lo menciono para que sepas lo importante que es el pacto en la sangre de Jesucristo. Yo le pregunté a esa persona si era hijo de Dios y me contestó afirmativamente. ¿Entonces? agregué yo, ¿qué naturaleza tienes? A lo que me respondió que tenía naturaleza humana. Pero Dios no tiene naturaleza humana. Nosotros hemos sido engendrados como hijos de Dios, y a los que hemos creído se nos ha dado la potestad de ser hechos hijos de Dios. Así lo afirma la palabra de Dios en Juan 1: 12 y 13: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”. Y en Romanos 8: 16 y 17 también leemos: “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados”.

El hermano me discutía que Cristo es Cristo y nosotros somos nosotros. Es más, le referí que la Biblia dice que Cristo no se avergüenza de llamarnos hermanos de nosotros y añadió que Èl es el hermano mayor y nosotros los menores. La Biblia no habla de hermanos más grandes y hermanos más chicos, sino que se refiere a hermanos. Si dice la Biblia que Cristo es Primogénito, el primero entre muchos hermanos, entonces, ¿qué naturaleza tenemos los hijos de Dios? ¡Tenemos la naturaleza incorruptible de Cristo! “Pero eso no significa que es la naturaleza de Dios” expuso. ¿Cómo que no? Como decimos siempre; las chanchas tienen chanchitos, las ovejas tienen ovejitas, los humanos tienen humanos, y los hijos de Dios tenemos la sustancia de Dios, tenemos su naturaleza. Por eso hemos sido engendrados por el Espíritu Santo. Èl nos ha engendrado como hijos de Dios. El Espíritu Santo tiene naturaleza divina, y no puede engendrar una naturaleza distinta a ésta. Supongamos que se llama Pedro. Yo le dije: “Si tienes un hijo y lo llamas Pedrito, ¿hay algún problema que le digan Pedro Jr.? Tu hijo tiene tu misma naturaleza. Le volví a preguntar: “¿Eres hijo de Dios o no lo eres? ¿Fuiste engendrado por el Espíritu Santo? ¿Tienes naturaleza divina o no? “Sí” me respondió. Entonces, ¿qué problema hay que te digan Jehová Jr.?

Dice la Biblia que Dios puso en la iglesia apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. ¡Como Cristo! A Jesús lo quisieron matar porque decían que se hacía hijo de Dios siendo hombre y el Señor le dijo: “¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada) ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy?” (Juan 10: 34 al 36).

Para que sepas la gloria que Dios ha preparado para ti; el Señor ha decidido hacer de ti un hijo del Dios viviente con la naturaleza perfecta e incorruptible de Jesucristo. Todo esto está contemplado en el pacto del Nuevo Testamento. Para que sepas que el nuevo pacto es muy importante; tiene mucho valor, tanto, que Cristo dio su sangre. Nunca antes de Cristo hubo una sangre como la el Señor, y nunca después de Èl hubo una sangre como la del Señor. La sangre de Cristo es única, perfecta, inmaculada, sin mancha. ¡Ese fue el precio que pagó! ¡Tiene mucho valor! El Padre estuvo dispuesto a entregar a su hijo porque consideró que tu valor era muy importante, porque vio que un hijo de hombre podía llegar a ser un hijo de Dios. Cristo dejó colgada su deidad en el cielo y vino a hacerse hijo de hombre, con naturaleza de hombre, así, operando como hombre, darnos su naturaleza divina para que nosotros tengamos la naturaleza de Dios.

¿Qué tan importante es para ti tener un pacto con Cristo? ¿Qué estás dispuesto o dispuesta a perder para acceder a este pacto con Cristo? ¿Qué cosas no quieres dejar, y que amas más que a Cristo? El amor a Dios tiene que ser más fuerte y más profundo que el amor que tienes hacia otra persona. “El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí” (Mateo 10: 37). Si es tan importante, yo le tengo que dar el lugar que se merece a esa relación. Tengo que tomarla en serio. Yo no le puedo poner excusas al Señor que tengo mucho trabajo, que me gusta esto y quiero lo otro; o no quiero perder mis planes. ¡Vale la pena perder todo para acceder al todo de Cristo!

Debemos aprender a valorar lo importante que es Dios y lo importante que es tener un pacto con Èl. 1ª de Samuel 5: 7 dice así: “Y viendo esto los de Asdod, dijeron: No quede con nosotros el arca del Dios de Israel, porque su mano es dura sobre nosotros y sobre nuestro dios Dagón”. Desde ese día Dagón quedó sin manos y sin cabeza. ¡Pobre Dagón que quería ponerle el pie encima al arca de Jehová! Ni los judíos podían enseñorearse del arca de Jehová, ni los filisteos. ¡Con Dios no se juega! Entonces los filisteos de Asdod le mandaron el arca del pacto a los de Gat. El arca del pacto era grande y tenía en su interior las tablas de la ley; la ley fundamental del pueblo de Israel cuyo primer y gran mandamiento es: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”, y todas las demás leyes que hablan del amor hacia nuestro prójimo. También estaba adentro del arca la vara de Aaròn, quien era sacerdote del sistema sacerdotal del primer pacto. Otra de las cosas que había dentro del arca eran unas muestras que Dios había pedido, del maná que había caído del cielo, para que quedara como testimonio que durante cuarenta años el Señor les dio a comer pan del cielo. Dice la Biblia que con ese pan que Dios les daba, nunca se habían enfermado en cuarenta años.

Le mandaron el arca entonces a los de Gat y dice la palabra de Dios: “Aconteció que cuando la habían pasado, la mano de Jehová estuvo contra la ciudad con gran quebrantamiento, y afligió a los hombres de aquella ciudad desde el chico hasta el grande, y se llenaron de tumores”. Y se la enviaron a los de Ecròn, pero éstos no la querían. “Y cuando el arca de Dios vino a Ecrón, los ecronitas dieron voces, diciendo: Han pasado a nosotros el arca del Dios de Israel para matarnos a nosotros y a nuestro pueblo”. Y la mandaron a Bet-semes, para que volviera a Silo, cincuenta kilómetros en medio de montañas, de desierto, en medio de un sequedal. El arca volvió a estar en el lugar que Dios había dispuesto.

CONCLUSIÓN

Los hebreos no tenían comprado a Dios. Ellos lo tenían que amar, y si lo amaban le tenían que obedecer, de otra manera no había arca que pudiera ayudarlos. Y los filisteos, no porque tenían el arca de Dios lo tenían a Èl. No había Dios ni pueblo que le pudiera poner freno al Señor. Dios no trata con personas que no toman en serio su pacto y que no lo aman.

En el Nuevo Testamento, Jesús tomó pan y vino, y establece otro testimonio de un nuevo pacto. De hecho, cuando el Señor tomó la copa dijo: “Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados” (Mateo 26: 27 y 28). Este pacto ya es eterno, es celestial e incluye un nuevo nacimiento; no de agua sino del espíritu de aquellos que son engendrados por el Espíritu Santo.

¿Qué tan valioso y cuán importante es para ti el pacto que tienes con Cristo? No me cabe duda que Jesús lo tomó en serio porque para celebrarlo lo hizo con su propia sangre. ¡El Señor derramó su propia sangre! Y a sus discípulos les dijo: “Hagan esto en memoria de mí”. No cabe duda que Dios es fiel y si algo anda mal no ha sido la infidelidad de Dios, aunque algunos creen que el Señor no es fiel y se ha olvidado de ellos. Muchos dicen que Dios no es justo porque permite la injusticia. ¡Dios no tiene fallas! El Señor es justo, santo, bueno y perfecto. Si alguien ha fallado, esos hemos sido nosotros. ¡Es por nuestra infidelidad! Esa infidelidad ha trastornado nuestra relación con Dios, mas Dios es fiel.

Haz una oración de todo tu corazón a Dios y dile: “Señor, si alguien ha fallado soy yo. Tú no has fallado. Hoy estoy siendo examinado por ti y a tu luz estoy viendo mi infidelidad. Yo he rehusado tus proyectos, y los planes que tenías para mí; y he escogido otras cosas sin importancia, desechando tu fidelidad. Puse primero en mi vida mis prioridades en el trabajo, en los estudios, en la familia, pero hoy me siento avergonzado por haberte fallado. Vengo delante de ti arrepentido Señor. ¡Perdóname y restáurame Padre, te lo pido en el nombre de Jesús, amén!” 

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LA SEÑAL DE LA SANGRE

INTRODUCCIÓN

Uno de los problemas que vive esta generación es que su alma no descansa en paz y tenemos sobrados motivos para ello. Mas yo traigo sobrados motivos para ti de parte de Dios para que tu alma tenga paz y descanso. ¡El Señor tiene provisión para que tu alma tenga paz por encima de cualquier dificultad!

En estos tiempos estamos viviendo circunstancias complejísimas, pero quiero decirte hoy que podemos descansar en el Señor. Leemos en Mateo 11:25: “En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños”. Según este versículo, hay sabios y entendidos que no entienden, y Jesús se alegra y alaba al Padre porque estas cosas se las ha revelado a los niños. Los niños tienen virtudes que los grandes necesitamos. ¿Qué necesita un niño para ser feliz y estar confiado? Saber que su mamá y su papá están ahí; saber que cuenta con sus padres. ¡No necesita más! Cuando mis hijas eran chiquitas, las llevamos a un zoológico y ellas estaban fascinadas mirando todo. Al ver que estaban distraídas me escondí detrás de una columna. En un momento Ceci se da vuelta y no me ve, entonces empieza a gritar: “Papá”. A la tercera vez que grita y ve que yo no aparezco, comienza a angustiarse, entonces salí de detrás de la columna y le dije: “¡Acá estoy!” Ella corrió y me abrazó fuerte.

Yo te pregunto: ¿Tú tienes papá? ¿Cuentas con él? Uno de los problemas que más aquejan a los cristianos y no cristianos, y hay no cristianos que creen en Dios, es que les cuesta mucho creer que el Papá está ahí. Les cuesta contar con ese Papá, o se sienten solos y desamparados; se sienten rechazados y piensan que Dios se ha olvidado de ellos, o se cuestionan por qué Dios permite que les suceda semejante injusticia. Así el alma entra en desesperación, deja de descansar, se turba y se angustia.

¡Qué lindo era confiar en mi papá! He contado ya la historia de una vez que llegamos de la iglesia, una noche, y cuando mi papá abrió la puerta vio que la casa estaba desordenada, entonces le dice a mi mamá que espere afuera porque habían entrado ladrones, y mi mamá comienza a gritar: “¡Ay Joaquín!” Yo era chiquito y cuando la vi a mi madre desesperada, me desesperé. La paz que puedes experimentar en medio del caos tiene que ver con tu relación con Dios. Si lo vieras a Dios turbado, sería lógico que te turbes; si lo vieras angustiado o temeroso, es lógico que tú te pongas temeroso o angustiado. La buena noticia es que Dios no está desorbitado, no tiene miedo y no está angustiado. La buena noticia es que Dios todo lo puede y sabe todas las cosas antes de que sucedan. Mi madre se turbó y su turbación me turbó a mí. Entonces mi papá extendió sus manos y nos dijo: “No griten, quédense tranquilos. Yo voy a entrar”. Ahí me volvió el alma al cuerpo. ¡Ese es mi papá! pensé. Tomó una linterna y comenzó a recorrer la casa, y yo pensaba que si había ladrones mi papá los iba a echar a patadas. Yo iba detrás, hasta que llegamos al fondo y mi papá encontró las pisadas de los ladrones en el barro y me dijo por donde habían bajado, por donde habían caminado y hacia donde se fueron. Pero yo ya no tenía temor porque mi papá estaba ahí.

Yo te quiero advertir de algo: Las cargas que te turban no son grandes ni poderosas; las cargas que te turban no pesan nada. El problema no está en el tamaño de tu carga, el problema es si Dios está o no está en el asunto. Lo que importa no es el tamaño de tu problema sino el tamaño de tu Dios. ¿Está Dios o no está? ¿Tienes a Dios o no lo tienes? ¿Tienes Padre o no tienes Padre? Jesús se regocijó y dijo: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños”. Pensar que los sabios y los entendidos no ven ni entienden muchas cosas, pero los niños confían. Jesús dijo que si no nos volvíamos como niños no entraríamos en el reino de los cielos. O aprendes a confiar en Dios y le entregas tus cargas, o comienzas a descansar en Dios, o te pierdes. O domina la paz de Dios en tu corazón, o domina el temor. ¿Domina Dios en tu vida o domina la angustia? ¿Domina Dios en tu vida o la idea de que Él es injusto? ¿Qué clase de Dios tienes? ¿Tienes Padre o no tienes Padre? Si tienes Padre no importa lo que suceda; tu Padre se hace cargo. ¡Tu Padre quiere llevar tu carga! El Señor quiere llevarse tu ansiedad; quiere llevarse esos recuerdos que te maldicen y esos temores que no te dejan.

RECIBE A DIOS COMO TU PADRE

Posiblemente una mamá ha estado llorando toda la noche, ha mojado su almohada con sus lágrimas porque su esposo le dijo que la iba a dejar. Pero a la mañana se levanta y con una sonrisa bendice a su hijo, aunque por dentro está turbada, en cambio el niño está tranquilo porque tiene a su mamá. Ella lleva una tremenda carga, pero su hijo no lleva ninguna. “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños”. Posiblemente, han echado del trabajo a su papá, posiblemente apareció una deuda que no sabían; el papá está llevando una gran carga, pero el hijo está tranquilo, no tiene de qué preocuparse porque ahí está papá.

¡Cómo deseo que esta palabra penetre hasta la medula de tus huesos! No sé que circunstancias estás atravesando; pero quiero decirte que Jesús, antes de ir a la cruz les dijo a sus discípulos: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27). En una oportunidad los discípulos viajaban en una barca y se desató una gran tempestad; Jesús estaba durmiendo y ellos lo despertaron y le dijeron: “Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?” (Marcos 4:38). ¿Cómo podía dormir tan tranquilo? Le estaban reclamando al dueño del mar, al dueño de las olas y el viento, quien les había dicho, pasemos al otro lado y ahora les dice: “¿Por qué teméis, hombres de poca fe?” ¡Que nada te turbe! ¡Que nada te preocupe ni te angustie! Tú dirás: “¿Cómo hago? Mi dificultad es muy grande”. ¡Dios quiere que te vuelvas como un niño! Si hoy te vuelves como un niño, en los brazos de tu Padre se terminará tu angustia, tu temor y tu frustración. Se va a terminar ese desequilibrio que hay en tu alma.

Bendigo a Dios porque nos ha mandado esta palabra en tiempos de mucho conflicto. El evento de Noches de Gloria que se ha llevado a cabo, no creas que se hizo porque había dinero. Las cosas se hacen porque hay fe. ¡Estamos creyendo en un Dios proveedor! Nos han fallado muchas personas y mejor no hablar de ello; nos prometieron cosas que no cumplieron. Hemos recibido noticias nefastas. Pero te voy a decir que nuestro corazón está feliz porque Dios está visitando nuestra nación. ¡La presencia del Señor está con nosotros!

Una de las cosas que me daba paz era que contábamos con un joven que desde los nueve años de edad trabajó en la obra, en el área del sonido; yo tenía mucha confianza en todo lo que hacía y bajo su cargo estaba el armado del sonido en cada evento, así como el de Noches de Gloria. Una semana antes del evento, después de la última reunión del día domingo me lo encontré afuera de la iglesia, le puse la mano en su pecho y le dije: “Oscar, ¡qué bendición que sos! ¡Cuánto me ayudas! ¡Cuánto alivio le traes a mi corazón! Sos realmente un amigo”. Después de haber charlado un rato con él, me fui a mi casa dándole gracias a Dios por la vida de Oscar. El lunes me llamó y me dijo que hacía falta comprar unos repuestos y nos encontramos en la oficina, le dan un cheque y se va a comprar los repuestos. El día martes los compró y los puso en su mochila, entonces se fue a una reunión de nuestra iglesia en el barrio Borro.

Cuando salió de la reunión se dirigió con un amigo hacia la parada de ómnibus, y hablando de todo un poco los dos coincidieron que esa era una esquina peligrosa. Cuando vieron pasar una moto, sospecharon que algo estaban tramando. Los que estaban en la moto dieron una y otra vuelta por el lugar, pero en un momento la moto se dirigió hacia ellos y el amigo de Oscar salió corriendo, quedándose solo Oscar en el lugar con los maleantes. Lo cierto es que asesinaron a Oscar disparándole dos balazos en la cabeza. Uno de los testigos contó que lo vio tirado en el suelo en posición fetal abrazando la mochila que contenía los repuestos que había comprado.

A todo eso un amigo de la iglesia del Borro me llamó llorando desesperadamente, a la medianoche, para contarme la noticia de que Oscar había muerto. Estábamos en la disyuntiva de quién le daba la noticia a los padres. Se desató un infierno porque el Ministro del Interior hizo unas declaraciones sin sentido acerca del hecho. Oscar era un hijo de Dios que dio su sangre por su Señor y por el reino, pero para el Ministro del Interior era un ajuste de cuentas. Estábamos en los preparativos del velorio y recibíamos llamadas telefónicas porque había que seguir con las actividades del evento de Noches de Gloria y se necesitaba comprar algunas cosas. El velorio tuvo lugar en la iglesia central de Misión Vida, con cuerpo presente, al que vinieron muchas personas, y también allí estaban sus padres llorando por la pérdida de su hijo.

¿Cómo hacer cuando las circunstancias son tan adversas? La madre sollozaba: “¡Mi primogénito!” La novia le decía a Dios: “¿Para qué me lo diste si me lo ibas a quitar?” Todos tenemos razones para estar perturbados, pero Dios nos da razones para estar en paz. Y todo pasa por lo que Jesús declaró: “Si no se vuelven como niños no entrarán al reino de Dios. Necesitas tener un corazón como el de un niño; necesitas confiar en mí en la peor de las adversidades. Tú no necesitas ser fuerte y llevar muchas cargas. ¡Yo llevo tus cargas! ¡Yo soy tu Padre! ¡Yo soy tu Dios! Descansa en mí. Yo sé lo que va a suceder antes de que suceda. Nada ha sucedido sin que yo lo sepa. Yo soy el que da y soy el que quita. Confía en mi porque yo hago las cosas bien”.

En el mismo instante en que Oscar cayó al suelo, hubo fiesta en el cielo.  Los ángeles le daban la bienvenida a un mártir del evangelio. Las cosas de arriba no se ven como lo que se ve abajo. El apóstol Pablo nos alienta a poner la mirada en las cosas de arriba, no en las de la tierra: “…no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (Colosenses 3:2 y 2ª de Corintios 4:18).

Yo hoy declaro que clama delante de Dios por justicia, la sangre de un mártir llamado Oscar Paz que fue derramada violentamente, para que Dios traiga justicia. Yo bendigo a Dios por esta circunstancia; bendigo a Dios por las experiencias que nos tocan atravesar y descanso en el Señor. Posiblemente, esa semana ha sido una de las más duras de mi vida, y digo posiblemente porque Dios me ha librado de aflicción y me ha dado paz. Dijo Jesús: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11: 28 al 30).

ORDENA A TU ALMA, QUE DESCANSE EN DIOS

Yo te digo que si estás angustiado o angustiada, estás pecando, si el temor te domina, estás pecando, si en tu vida hay resentimiento, estás pecando. Y todos esos sentimientos turban tu alma y enferman tu cuerpo. La ciencia lo diagnostica como enfermedades psicosomáticas. Son cuestiones de la siquis o el alma que se somatizan. Alma es siquis en el griego, y en el hebreo, la siquis es alma. La ciencia explica que los problemas del alma o la siquis, se somatizan. La palabra soma significa carne, o sea que los trastornos psíquicos se encarnan. Los dolores del alma influyen sobre el sistema digestivo, aumentan la presión sanguínea, contaminan la sangre y producen toda clase de enfermedades a los huesos y articulaciones. ¡No puedes vivir con esos sentimientos gobernando tu vida! O gobierna Dios o te domina el temor, la angustia o el dolor; pero si Dios gobierna no hay lugar para esos sentimientos negativos. Dios quiere sacar todas esas cosas que turban tu alma y no te dejan descansar obligándote a tomar medicamentos para poder dormir.

¡Hoy tienes que ser libre! Y el Señor te invita: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. Si dominan tus razonamientos, tus pensamientos o sentimientos no puedes disfrutar de la paz de Dios.

Hay una hermana de la iglesia que compartió su testimonio en el libro Historias que Sanan, y nos cuenta que su papá era un hombre violento, que llegaba borracho y golpeaba a su madre. Un hombre que se hacía respetar a los gritos. Sus hijos le tenían miedo. Y cuando el hombre llegaba, ellos se iban a esconder. Esta chica vivió con eso por muchos años hasta que Dios le reveló lo que a ella le pasaba. Ella no podía pronunciar la palabra padre sin llegar a estremecerse, tampoco podía ver a Dios como un padre porque estaba muy dolida. Esa palabra le traía malos recuerdos y no podía ver a Dios como Padre. Nos cuenta en su testimonio que uno de esos días en que llegó su papá a los gritos, borracho, insultando, ella corrió y se metió debajo de una mesita, temblando. El día que Dios la hizo libre, Mariela entendió que aquel día, siendo muy pequeñita, debajo de esa mesa, un espíritu de temor se apoderó de ella. El temor debilita, derrota y paraliza, de tal manera que en muchas circunstancias Mariela quedaba paralizada y no podía reaccionar. En una oportunidad un hombre la arrinconó contra una pared y le dijo: “Te quedas quieta” y la abusó. Yo me enojé con ella y le recriminé por qué se quedó inmóvil y ella me respondió que no supo qué hacer. “¿No le podías haber dado una patada? Me da la impresión de que hasta te gustó”, le dije enojado. Pero yo no entendía lo que a ella le pasaba hasta que recibió esta revelación de parte de Dios. El temor la paralizaba, y cuando un hombre le pegaba dos gritos, ella no sabía qué hacer. Poco después, Mariela fue diagnosticada con cáncer y por causa del tratamiento de la quimioterapia perdió su cabello. En una sala de hospital, desesperada le dijo a Dios: “Dios, ¿Cómo te voy a decir papá? ¡No puedo! ¿Cómo hago para sentirme protegida?” Nos cuenta que ese día el Señor le habló diciéndole: “Hija, sube a mi falda. Yo soy tu Padre”. Y ella se vio a sí misma sentándose en las faldas de Dios, y el Señor la miraba con ternura y la acariciaba. Ese día conoció a Dios como Padre. Recibió una revelación. Ese día pudo adorar a Dios y abrazarlo; ese día perdió todos sus temores. Mariela tendría que estar muerta hace varios años, pero está viva y sirviendo a su Padre.

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. Jesús tuvo que pasar por todo lo que nosotros pasamos y cuando le tocó atravesar el peor momento de su vida, les dijo a sus discípulos: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”.

La respuesta a los problemas no es resolverlos con nuestras propias fuerzas sino creer en la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento. No le des permiso a tu mente para pensar más de lo que debe pensar, ni le des permiso a tus sentimientos para que te gobiernen. ¡Ordénale a tu alma que descanse en Dios! El apóstol Pablo dijo: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4: 6 y 7). Lo que tiene que ocurrir es que tu corazón, lo que significa tus sentimientos y pensamientos, sean guardados en Cristo Jesús. Ya no es tuya la carga. Es de Cristo. Ya no eres tú el que arrastra la circunstancia. Es Cristo. Entrégale al Señor tu carga, tu impotencia, tu dolor. Tu derecho en Dios es vivir en paz y feliz a pesar de todo. Cristo pagó el precio de tu paz, para que no vivas turbada mujer, para que no vivas turbado varón. Jesús pagó el precio y no para que sea el temor tu señor sino para ser Él tu Señor. Si Jesucristo es tu Señor, nadie puede señorear sobre tu vida y no hay poder del infierno que pueda turbarte.

Tú dirás, mi problema es muy grande. No importa qué tan grande sea tu problema, lo que importa es que Dios esté en control de ese problema. ¡Dios es más grande que tu problema! No hay cosa difícil para el Señor. Ríndete a Dios, no te enojes y te reveles contra Èl. Tú no entiendes lo que Él entiende ni sabes lo que Él sabe. No sabes por qué el Señor hace lo que hace; no quieras juzgarlo ni razonar contra Dios. No pretendas pedirle explicaciones cuando lo que quiere darte el Señor son revelaciones. La paz no tiene explicación; es la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento. La paz no tiene que ver con razones sino con el poder de Dios. El salmista declaraba: “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado” (Salmo 4:8).

Si no hubiera experimentado lo que te estoy predicando no tendría derecho a hablarte de estas cosas, porque he tenido luchas en estos últimos días, pero si no le hubiera entregado mis cargas a Dios, éstas estarían aplastándome. No puedo cuestionar a Dios por lo que ha sucedido porque mi alma sabe muy bien quién es mi Padre y quien lleva mis cargas. El Señor pone sobre mí un yugo fácil y una carga ligera, y eso mi alma lo sabe bien. Yo voy a descansar en Dios. Jesús no está lejos, está ahí cerca de ti. Deja que Dios se revele a tu vida y que esta palabra penetre a lo más profundo de tu ser. Tú no sabes cómo, pero la paz de Dios viene sobre ti y el peso sale de tu vida. Toda la vida el Espíritu Santo va a estar luchando para que no tomes las cargas que Él tiene que tomar. Toda la vida, los espíritus del infierno estarán generando circunstancias para que tú pierdas la confianza y la esperanza en Dios y te dejes gobernar por circunstancias y sentimientos que te agobian.

CONCLUSIÓN

Jacob tuvo un altercado con su hermano Esaú y tuvo que huir porque su hermano se juramentó que lo iba a matar. Se fue de su tierra por muchos años, se casó en tierra extraña y vivió muchas adversidades. Éste Jacob es aquel a quien Dios le cambió el nombre por Israel porque peleó con Dios y con los hombres y venció. Jacob fue el que peleó con el ángel de Jehová y le dijo: “No te dejaré hasta que no me bendigas”. Y el ángel del Señor lo bendijo. No obstante, el temor dominaba en su vida, pero un día decidió volver a su tierra y encontrase con su hermano Esaú quien había jurado que lo iba a matar. Fue en una de esas noches de turbación que peleó con el ángel. Preparó presentes para su hermano con toda una comitiva, y él iba atrás temeroso y expectante. Iba avanzando y el temor lo sofocaba. Pensó toda clase de estratagemas por si su hermano atacaba, entonces le avisaron que venía su hermano Esaú con cuatrocientos hombres y el corazón del Jacob se estremeció. “¡Me va a matar!” pensó. Esaú iba avanzando hacia el encuentro con Jacob y en el camino se encontró con una comitiva que llevaba presentes para él. Luego se encontró con otra y otra comitiva en tanto iba avanzando con su gente. Y Jacob avanzaba hacia el encuentro con su hermano pensando que éste lo iba a matar.

Génesis 33: 1 al 4 narra: “Alzando Jacob sus ojos, miró, y he aquí venía Esaú, y los cuatrocientos hombres con él; entonces repartió él los niños entre Lea y Raquel y las dos siervas. Y puso las siervas y sus niños delante, luego a Lea y sus niños, y a Raquel y a José los últimos. Y él pasó delante de ellos y se inclinó a tierra siete veces, hasta que llegó a su hermano. Pero Esaú corrió a su encuentro y le abrazó, y se echó sobre su cuello, y le besó; y lloraron”.

Todos los temores que vivimos son globos hinchados, todas las preocupaciones y angustias son globos hinchados. Nada hay que sea poderoso para destruirte, ni siquiera la muerte de tu cuerpo. Si eres de Cristo, el Señor te lleva con Él. ¡Tienes derecho a vivir en paz y gozoso! Tienes derecho a librarte de tu pasado. Tienes derecho a librarte de los recuerdos que te maldicen. No vivas el evangelio atado o atada con los temores y recuerdos del pasado. Entrégale hoy tu carga a Jesús. El Señor te dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. Si estás turbado y cansado, si has sentido que Dios te habló y entiendes que el Señor te quiere librar en esta hora corre a la libertad de Cristo, corre a su paz.

“Padre, oro que tu nombre sea glorificado y exaltado. Oro que tu poder sea derramado sobre cada vida y quites el dolor, la turbación, el odio, la angustia, el rencor y la soledad. Quita Dios toda opresión, libera de las ataduras del infierno y sana las enfermedades porque las opresiones enferman el cuerpo. Hoy declaro sobre las vidas la sanidad de Dios y desato tu paz que sobrepasa todo entendimiento. Te damos honor a ti Jesús. Declaramos Dios que tuyo es el poder y la gloria, amén”.

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LA SEÑAL DE LA SANGRE

INTRODUCCIÓN

Leemos en la carta del apóstol Pablo a los corintios: “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios” (1ª Corintios 1:18). Entre otras cosas quiero destacar los términos siguientes: la palabra de la cruz, locura y poder de Dios. La cruz, no solamente se ha transformado en un símbolo del cristianismo; lo que se predica acerca de la cruz ha venido a ser el testimonio más importante que existe en el mundo. La historia de la humanidad se divide en, antes de la cruz y después de la cruz. Cuando señalamos AC y DC, queremos decir, antes de la muerte de Cristo y después de la muerte de Cristo. La historia es una hasta la cruz y es otra después de ella.

Respecto de los otros dos términos (locura y poder de Dios), les ha pasado a varias personas que después que se han convertido, sus familiares les dijeron que estaban locos y dicen de los evangelistas que estamos todos locos. La palabra de la cruz es locura para los que se pierden, pero para nosotros, los que nos salvamos, es poder de Dios. Nosotros hemos sido perdonados por la sangre derramada en la cruz, y eso es poder, porque nadie puede librarse del pecado. La Biblia señala que el que hace pecado es esclavo del pecado. No hay nadie que pueda liberarse por su propia fuerza o voluntad, del pecado. Pero el mensaje de la cruz es este: La sangre de Cristo te limpia de todo pecado. Esto tiene un gran significado porque si Dios te ha perdonado de todos tus pecados, tú no eres inculpado en ninguna causa, el diablo no te puede acusar, tus parientes no te pueden acusar. ¡Nadie te puede acusar si Dios ha dado por cerrado el trato que ha hecho contigo! Para los que se salvan esto es poder de Dios, es salvación de Dios.

EL LEGADO DE BILLY GRAHAM

Dicho todo esto quiero honrar la memoria de Billy Graham, un gran predicador que falleció hace poco con noventa y nueve años de edad. Una de sus frases célebres que estuvo en circulación después de su fallecimiento dice: “Algún día les van a decir a ustedes que Billy Graham murió. Ustedes no lo crean; simplemente, Billy Graham se ha cambiado de domicilio”. El mensaje que él predicó, era muy sencillo y es el mensaje de la cruz. Su interés más grande fue que la gente supiera que Dios les ama y hacía énfasis en el poder de la sangre de Jesús. Y la cruz es un símbolo del amor de Dios. ¿Por qué existe la cruz? Porque Dios amó al mundo de tal manera que envió a su Hijo Unigénito a morir en la cruz del calvario para que todo aquel que en Èl cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. Jesús mismo se ofreció al Padre para ocupar nuestro lugar. La cruz es símbolo de condenación, pero el Señor no quería que sus hijos fueran a la condenación y decidió ser condenado en nuestro lugar. Allí en la cruz, el Hijo de Dios fue condenado por el pecado de la humanidad.

Billy Graham, durante ochenta años, desde los diecinueve años de edad, predicó el evangelio en los cinco continentes. Se calcula que más de doscientos millones de personas han alcanzado vida eterna por la predicación de Billy Graham, quienes le entregaron su corazón a Jesús y creyeron que sus pecados fueron perdonados y limpiados. Esas personas tienen acceso al reino de Dios por el mensaje de la cruz que él ha predicado.

Billy Graham se crió en una granja lechera en la ciudad de Charlotte, Carolina del Norte, en Estados Unidos. En una oportunidad, un grupo de personas le pidieron a su padre para celebrar una reunión de oración en la granja y la idea era pedirle a Dios que levantara hombres que predicaran el evangelio en las naciones. Y así lo hicieron. Billy Graham, en ese entonces tenía quince años de edad y pocos años después le entregó su corazón a Jesús; desde ese momento se encendió un fuego en su corazón por lo que comenzó a recorrer las naciones predicando el evangelio. Ha sido consejero de varios presidentes en Estados Unidos, desde la década del cincuenta hasta la actualidad, y también ha sido consejero de otros mandatarios de diferentes naciones. La misma reina Isabel de Inglaterra le solicitó que fuera a Inglaterra para darle consejo. En esa nación, por decirlo de alguna manera, el gobernador supremo de la iglesia anglicana es el soberano, de modo pues, que podríamos decir que la reina Isabel es la jefa de la iglesia anglicana. No obstante, ella, siendo la gobernadora, solicitó la ayuda de Billy Graham. ¡Naciones fueron trastocadas cuando este hombre de Dios predicó el evangelio!

Recuerdo lo que sucedió en Corea del Sur. Yo era muy joven cuando me enteré de esta campaña extraordinaria que hizo Billy Graham en esa nación. Corea del Sur había quedado devastada después de una guerra que había sufrido. Quedó reducida a la pobreza. En ese país no se conocía el evangelio, había mucha idolatría, una cultura totalmente contraria a la cultura cristiana. En aquel tiempo, Billy Graham predicó a un millón de personas. Esa nación experimentó un gran avivamiento y fue transformada totalmente. Hoy, allí, están las iglesias más grandes del mundo, una de ellas es la del pastor David Yonggi Cho. No sólo fueron afectadas las personas con el evangelio sino también la nación entera, de tal manera que hubo un crecimiento económico muy grande. Surgieron grandes industrias de marcas muy conocidas que hoy están en todo el mundo como Samsung, Hyundai, etc. Hoy en día, Corea del Sur es una potencia económica.

Quiero hoy honrar la memoria del predicador Billy Graham. Tan importante llegó a ser que sus restos fueron llevados al parlamento de Estados Unidos, y allí, importantes personalidades han pronunciado discursos acerca de la vida de este siervo de Dios. Aun el presidente actual de Estados Unidos, Donald Trump dio un discurso en su memoria y contó que cuando era adolescente, en la primera campaña de Billy Graham, año 1957, que tuvo lugar en el Madison Square Garden, que duró varios días, y en la que dos millones de personas recibieron el mensaje de salvación, él había ido con su papá. Y dijo que la prédica de este hombre tocó vidas, transformó su nación y literalmente impactó al mundo. Hablamos de la palabra de la cruz que transforma las vidas. Para los que se pierden esta palabra es locura, pero para los que se salvan, esto es a nosotros, es poder de Dios. Yo no digo que Trump sea cristiano, pero es evidente que está respaldando la cultura cristiana y los valores cristianos. Èl no respalda económicamente a organismos que no pertenecen al estado y que fomentan el aborto, por lo que el estado invertía millones de dólares. Tan importante ha sido Billy Graham que al día de su entierro concurrieron el presidente y el vicepresidente de los Estados Unidos. Hasta qué punto una vida puede sacudir la conciencia de una nación. También estuvieron los hijos de Billy Graham honrando al padre que Dios les había dado, diciendo que él fue un gran predicador que predicó el evangelio en muchas naciones, pero también fue el padre que les enseñó la palabra de Dios, que los aconsejó, los cuidó y oró por ellos. Fue un hombre que había sido afectado por la palabra que predicaba. Fue un hombre que predicaba desde el corazón.

LA CRUZ ES LOCURA PARA LOS QUE SE PIERDEN

“Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos” (1ª Corintios 1:18 y 19). A Dios no le interesa la sabiduría de los sabios ni el entendimiento de los entendidos porque los entendidos no entienden y los sabios son necios. Por eso quiso Dios salvar a la humanidad por la locura de la cruz. La cruz no responde a la inteligencia; nadie inteligente podrá decir que la cruz tiene que ver con el perdón de pecados, con la vida eterna y la salvación. La Cruz no es cuestión de sabiduría ni de inteligencia. ¡Es la locura de Dios! Quiso el Señor salvar a los pecadores por la palabra de la cruz. Quiso Dios liberarnos de nuestra cautividad, sanarnos de nuestras enfermedades, librarnos de nuestras maldiciones, no por inteligencia ni sabiduría, sino por fe, por la revelación a través de la fe. Y aquellos que creen la locura de Dios reciben el favor y la bendición guardados para ellos. ¡Que no pase un día más de tu vida sin que tengas la certeza absoluta del perdón de tus pecados! Porque hay muchos que asisten a la iglesia, pero sólo es costumbre. Muchos tienen sólo la cultura de la religión. Y a Dios no le interesa la religión sino su relación contigo y tu relación con Él que es a través de la fe y del amor. Hay personas engañadas porque creen que tienen algún favor de parte de Dios porque asisten a una iglesia, porque ofrendan; algunos creen que porque son buenos van a ir al cielo y no se trata de eso. La salvación del hombre y el perdón de sus pecados es obra de Dios y es por gracia. Es un favor, un don inmerecido de Dios al hombre por causa del amor que le tiene. “Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo?” (1ª Corintios 1: 19 y 20).

¿No te has creído sabio en tu propia opinión? Tal vez has dicho: “A mí nadie me va a decir lo que tengo que hacer”. Y has descubierto que no eres tan sabio, y has tenido que retroceder; pero has tratado de que nadie se entere que te has equivocado porque perderías tu imagen.

Dice 1ª de Corintios que Dios ha enloquecido la sabiduría de este mundo. Los sabios de este mundo dicen que no es trascendente el sexo y perfectamente podemos ser lo que nos parezca y que es distinto a aquello que traemos desde nuestro nacimiento. Un hombre se mira al espejo y dice que es una mujer a pesar del panorama que ve. ¿No ha enloquecido la sabiduría de este mundo?

Un joven de uno de nuestros hogares de Beraca se robó algunas cosas, una noche durante el campamento y se escapó; y vendió todo por unos pesos en una boca de droga. Cuando lo encontramos, lo llevamos a la policía y no sé qué trae el nuevo código penal que la policía no puede actuar, sino que tiene que intervenir primero el fiscal. Ya no se puede pedir a la policía que capture a un ladrón porque ellos nada pueden hacer. La verdad, no se entiende. ¡Una locura! El joven reconoció que había robado y les informó el lugar donde había vendido las cosas; entonces los que viven allí lo buscaron y lo golpearon. Le exigieron que les devuelva lo que había robado o el dinero, pero no fue posible. Entonces el encargado del hogar se retiró de la seccional. Al rato aparece el joven queriendo volver al hogar como si nada. La policía no lo había procesado, no hizo nada al respecto. ¿Dónde está el entendimiento? ¿Dónde está la sabiduría? En otro hogar, que se llama Beraca Party, que tiene todas las habilitaciones de bromatología de la intendencia, todo en regla; hacen alfajores de maicena y los venden en las calles. Son jóvenes que han dejado las drogas y ahora trabajan dignamente. Entonces, unos agentes de la intendencia, secundados por la policía les quitaron todo. Esto lo filmó un empleado de un comercio que estaba indignado por tal atropello.

Sé que ya lo he contado varias veces, pero viene al caso, un hombre de cincuenta y dos años de edad, casado, con siete hijos; un día le confiesa a su esposa que no es un hombre sino una mujer encerrada en el cuerpo de un hombre y la abandona a ella y a sus hijos. Este hombre pasó de la transexualidad a la trans-edad porque ahora vive como una niña de seis años. Hoy en día no podemos contradecir lo que otra persona siente. Un hombre grandote, de más de cien kilos, ahora se cree que es una niña de seis años. Ahora, en su identificación aparece con nombre de mujer y con la edad de seis años. ¿No ha enloquecido este mundo? ¡Qué mal está el mundo! Un hombre se casa con una mujer y juran fidelidad hasta que la muerte los separe, pero al tiempo se pregunta qué le ha visto a la mujer para casarse con ella. Comienza a criticarla porque ha engordado, entonces ya no la quiere más y se busca otra que lo haga feliz. ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría de este mundo? ¿Dónde está la razón del hombre? ¿Dónde están sus sentimientos? Hoy en día se respeta muchísimo a los animales; ahora los perros pueden viajar en avión junto a sus dueños y no sólo perros, también gatos, víboras, etc. ¿Quién tiene más derecho, el que lleva el gato o el que lleva una víbora? Resulta que llevar los animalitos en la bodega los estresa, ¡pobrecitos! Una mujer se apareció con un faisán, pero no se lo permitían, entonces exigió su derecho ya que había otras personas con sus mascotas. ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría de los hombres de esta tierra? Así que a los jóvenes de los hogares que decidieron dejar la droga y llevar una vida digna trabajando, les han sacado todo. Y ese que nos robó en el campamento anda suelto. ¡No hay razón ni entendimiento!

LA CRUZ TE DA LA SABIDURÍA DE DIOS

Dios hoy quiere hacerte entrar en su visión y en sus razones. La cruz te devuelve la razón. ¡Qué perdido está el mundo! He hablado con muchos jóvenes que me han declarado que la droga los está destruyendo, pero vuelven a reincidir. Una jovencita asistió a una fiesta electrónica y murió de una sobredosis de drogas. La droga corre, si no te la proporciona un amigo te la ofrecen ahí mismo en la fiesta; y a las chicas se la dan gratis. Una jovencita que asiste a nuestra iglesia me contó que la otra chica fue a la barra y le dijo al barman que le pusiera a la bebida algo que le vuele la cabeza, entonces le sirvió varios tipos de bebidas alcohólicas. Cuando se encuentra conmigo me dijo que la noche que murió la chica, ella estaba en esa fiesta, y esa noche probó tres drogas con bebidas alcohólicas y también casi se muere. Le pregunté quién pagó la droga y me contó que se la dieron gratis. ¿Cuál sería la lógica? Impedir esa clase de fiestas. ¿No sabe la policía que en esas fiestas corre la droga? ¿No lo saben los jueces? Sin embargo, se hizo una fiesta mucho más grande para cerrar la temporada. ¡Nadie hace nada!

Dice la Biblia: “¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación” (1° Corintios 1:20-21). No es que Dios no tiene sabiduría, no es que no le importa la sabiduría; dice la Biblia que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios. Tú no conoces a Dios por sabio ni por inteligente; tú conoces a Dios por la fe. Agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. Tal vez no eres muy sabio, pero, ¡gloria a Dios! ¡No es por sabiduría! Tal vez no eres muy inteligente, pero, ¡gloria a Dios! ¡No es para los inteligentes!

Tal vez eres una persona humilde y sencilla; te humillas delante de Dios y le confiesas que lo necesitas. Y el Señor te dice: “Para ti es mi perdón. Para ti es la vida eterna”. ¡Ha querido salvar Dios a los creyentes por la locura de la predicación, por la locura de lo que yo te predico hoy! La fe te abre las puertas de la gracia; la fe te abre las puertas de la bendición y de las promesas de Dios. La cruz tiene muchas cosas que decirnos. La Biblia dice que por sus llagas fuimos nosotros curados. ¡En la cruz hay sanidad para ti! Era necesario que quien moría en la cruz fuese lacerado, azotado y herido; mas la Biblia dice que Jesús fue herido por nuestras rebeliones. Ahí tenía que ser crucificado yo. Yo tenía que padecer las consecuencias de mi pecado, pero Cristo me amó y tomó mi lugar, muriendo en la cruz. La cruz habla de sangre derramada. La Biblia nos enseña que en la sangre está la vida. Parece ser que el alma misma del ser humano está en la sangre. Y cuando cayó a tierra la sangre de Jesús, caía la vida perfecta de Cristo. No te olvides que vienes de la tierra.

No olvides que eres polvo. Esa sangre le estaba dando vida a la tierra, y esa tierra que recibió la sangre de Cristo nos representa a nosotros. Cuando Dios hizo al hombre a imagen y semejanza suya, tomó polvo de la tierra y le puso Adán que significa, tomado de la tierra. A la vida de Cristo, la tierra no iba a poder retener porque ni el pecado ni la muerte podían retener a Jesús, por eso el Señor resucitó, que es la garantía de aquel que ha sido limpiado por la sangre de Cristo. Si no hay pecado en ti porque el Señor lo ha limpiado, ¿de qué podrá acusarte el diablo? ¿Y qué podrá hacerte la muerte? ¡La muerte no tiene poder contra ti! Podrás declarar como Billy Graham: “Cuando digan que estoy muerto, no les crean; solo me he cambiado de domicilio. He cerrado mis ojos aquí en la tierra y los he abierto para contemplar a mi Salvador”. Esto no se puede demostrar en un laboratorio, pero lo puedo creer; esto lo recibo por la fe en la palabra de la cruz.

“Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría” (1ª Corintios 1:22). Jesús tenía que demostrar con señales que era el Mesías, y el Señor les respondió: “La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches” (Mateo 12:39 y 40). Esto es el mensaje de la cruz.

Y los griegos buscan sabiduría. Ahí están, en Grecia, los matemáticos, los físicos, los filósofos. “Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura” (1ª Corintios 1:22 y 23).

El misterio de Dios está en la cruz. ¿Puedes creer? Tú te querrás presentar con muchos argumentos delante de Dios, pero para Él no hay ningún argumento válido. Yo fui bueno. No, tú no has sido bueno, porque de haber sido así, no hubiera hecho falta que yo mandara a mi Hijo a morir en la cruz el calvario. Pero yo fui a Misión Vida. ¡No! Misión Vida no salva. Salva mi Hijo que murió en la cruz del calvario. Pero yo fui discípulo del apóstol Jorge Márquez. Jorge Márquez predicó acerca de la cruz y tú debías creer en el poder de la cruz y no en él. Señor, yo hice ayuno y oré. Eso es fruto de la vida cristiana, pero lo que tiene valor delante de mi es tu fe puesta en el testimonio que yo he enviado al mundo, mi Hijo que murió en la cruz del calvario y resucitó. Lo único que puede otorgarte perdón de pecados, hacerte libre de la muerte y darte pase a la vida eterna, es la fe en la locura de la predicación de Jesucristo. Lamentablemente muchos cristianos creen que su pasaje al cielo tiene que ver con su vida de santidad y de religiosidad. Debo decirte que tienes que cuidarte mucho de la religiosidad porque la religiosidad no te salva. Es más, Dios detesta la religión. La controversia más grande de Jesús fue con aquellos que practicaban religión. Y Dios quiere que practiques amar a su Hijo Unigénito, a quien Él entrego por tus pecados.

“pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; más para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios” (1ª Corintios 1: 23 y 24) El poder de Dios y su sabiduría están escondidos en la cruz del calvario y Billy Graham se dedicó a predicar esto en todo el mundo.

CONCLUSIÓN

Reflexiona en qué tienes basada tu esperanza de vida eterna. Si tú mueres ahora mismo, ¿qué grado de seguridad tienes de que tus pecados han sido perdonados y que cuando abras tus ojos vas a contemplar al Rey de Gloria? Dios no está obligado a seguirte con tus razonamientos, pero está obligado a seguirte por tu fe en el poder de Jesús, muerto en la cruz del calvario y resucitado al tercer día. Les he preguntado a varios cristianos si tienen la certeza de que sus pecados han sido perdonados y algunos piensan que sí, pero no están seguros. ¿Te parece que eso es fe? Creen que sí porque hace años que asisten a la iglesia, no cometen muchos pecados, dicen que son mejores que sus antepasados. ¿En qué basas tú, la certeza de la vida eterna? Tienes que basarla en que tus pecados han sido perdonados, que tu vida ha sido limpiada con la sangre del Cordero; que la vida de Cristo está en ti y que Dios no te mira a ti, sino que ve a Jesús en ti. Si tu fe es una fe genuina en Cristo Jesús, ya el Padre no te ve más a ti porque ve la vida de Cristo en ti.

Si necesitas el perdón de Dios, dile: Señor perdona mis pecados, límpiame, lávame con tu sangre preciosa, yo te abro mi corazón, entra en mi vida Jesús. Líbrame de mi maldad, líbrame de mi mismo Padre, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”. 

“En el nombre de Jesús, declaro que se deshace sobre tu vida el poder del pecado, son rotas las cadenas, son rotas las ataduras. ¡El misterio de la cruz tiene guardado poder de liberación para ti! Yo proclamo perdón de pecados, liberación y vida eterna sobre tu vida, en el nombre de Jesús, amén”.

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LA SEÑAL DE LA SANGRE

INTRODUCCIÓN

Sólo los que caminan sin Dios dependen de sus propias fuerzas, pero los que caminan con Dios cuentan con su respaldo y su provisión. Quien dice que tiene fe, tiene que actuar. Si dice que tiene fe y no hace nada, esa fe está muerta en sí misma. En otras palabras, mi fe me mueve. Por la fe yo me muevo. Aunque me puedo mover también porque estoy frustrado y debo hacer algo, en ese caso, me mueve la frustración y no la fe. El resentimiento también te motiva a hacer cosas, pero las obras del resentimiento no tienen origen en la fe. Me puede motivar a hacer cosas, la alegría que me ha producido el haberme pasado de copas. Hago cosas, pero mi motivación y el origen de lo que hago es el alcohol.

Pero aquellos que tienen fe y se mueven por la fe son los que hacen las obras de Dios y éstas son trascendentes. Las obras que hacemos, que provienen de la fe en Dios, trascienden el tiempo; significa algo así como, atraviesan el tiempo. El apóstol Pablo nos alienta en Colosenses 3:2 a poner la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra: “No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2ª Corintios 4:18). Hay obras que se diluyen en el tiempo y no son efectivas, pero hay obras que trascienden el tiempo y esas son las obras de Dios, las que hacen aquellos que tienen la fe de Dios. No hay nada mejor que poder vivir la vida de fe que Dios tiene planeada para nosotros, de tal manera que hacemos cosas que provienen de la fe y esa fe proviene de Dios.

También nos dice el apóstol Pablo que lo que no proviene de la fe es pecado (Romanos 14:23). Puedes hacer cosas que a tu criterio son buenas, pero si no proviene de la fe, entonces no proviene de Dios, y todo lo que no viene de Dios es pecado por más bueno que parezca. Puedes tener una corazonada o una ilusión de que estás haciendo algo bueno, pero no te movió la fe de Dios a hacerlo y eso es pecado. El apóstol Pablo nos enseña que ni siquiera podemos comer sin fe. “El que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado” (Romanos 14:23). Si comes creyendo que la comida te va a hacer mal, te hace mal porque lo hiciste dudando. Nosotros tomamos los alimentos y los bendecimos: “Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias” (1ª Timoteo 4:4). Muchos cristianos no oran a la hora de comer, pero tenemos que darle gracias a Dios por la comida, bendecir los alimentos en el nombre de Jesús y comer sin miedo a que nos haga mal. La fe nos da dominio propio, nos da la medida. Observa a tu alrededor a algunos que perdieron la medida y el dominio propio y no comen por la fe. Se puede comer movidos por la gula, y si te mueve la gula, no digas que tienes fe. Tú dices que por la fe te mandas tres platos de tallarines, pero eso es gula.

FE: REQUISITO IMPRESCINDIBLE PARA AGRADAR A DIOS

Leemos en Hebreos 11:6: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”. ¿Crees en Dios? Una cosa es creer en Dios y otra es agradar a Dios. Muchos dicen creer en Dios; los demonios también creen y tiemblan a su palabra. Y te aseguro que los demonios no agradan a Dios. ¿Por qué es imposible agradar a Dios? Porque la fe es de Dios y es por esa fe que hacemos las obras que Dios quiere que hagamos. No estamos en el mundo para hacer lo que queremos nosotros sino para cumplir los planes de Dios. Y Jesús nos enseñó a orar por ello: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6: 9 y 10). En primer lugar, el reino de Dios tiene que venir a mí. ¿Y qué es eso de que venga el reino de Dios? Un reino no es democracia; en un reino hay un soberano que es señor de ese reino. Cuando decimos, venga a nosotros tu reino, decimos: “Sé tú mi Dios y mi Señor. Hágase en mí tu voluntad, no lo que yo quiero sino lo que tú quieres”. Y Dios nos ha dado la fe para hacer todo lo que de Él viene. “…porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”. Dios premia a los que le buscan”.

Hebreos 11:4 dice: “Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella”. La fe genera hechos. Aquí habla de una ofrenda que Abel ofreció a Dios hace miles de años. Hace mucho tiempo, miles de años atrás, alguien presentó una ofrenda a Dios; se llamó Abel. Hubo otro que también presentó ofrenda a Dios, su nombre era Caín. La Biblia nos dice que la ofrenda de Abel agradó a Dios, pero no miró con agrado la ofrenda de Caín. El corazón de Abel agradó a Dios, no así el corazón de Caín. No era una gran ofrenda lo que presentó Abel, era un corderito de su ganado, con el que hizo un sacrificio a Dios, y Caín se presentó con lo que tenía ya que él trabajaba la tierra.

Pasaron los años y se escribió el libro de Hebreos donde dice que la ofrenda de Abel fue una ofrenda de fe: “Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín…” Las obras de la fe son trascendentes, atraviesan la historia, así sucedió con la ofrenda de Abel, y hoy nosotros aprendemos de su fe. Se han ofrecido miles de millones de ofrendas a Dios a lo largo de la historia, y no muchas han sido trascendentes como la de Abel. Una pequeña ofrenda que proviene de la fe, trasciende los siglos y llega a nosotros en la actualidad. La ofrenda de Abel nos está enseñando hoy. Lo que èl hizo, lo hizo por la fe, nos aclara la Biblia; de otro modo hubiera sido intrascendente.

Yo me encuentro en una lucha de fe, y como sé que tengo que hacer algo ya que no puedo decir que tengo fe y no hacer nada, fui a visitar a algunos empresarios para hablarle acerca del evento de Noches de Gloria y la venida del pastor Cash Luna y otros predicadores; y también contarles de los grandes gastos que tenemos. Les hablé de la importancia de la obra que estamos haciendo, de cómo trasciende el país, que vienen pastores de muchos lugares; les hice ver cómo Uruguay bendice a muchas naciones más grandes, y que estoy convencido que esta tarea es una tarea que tiene que ver con la extensión del reino de Dios y no con la extensión de mi ministerio. Les hice ver que la empresa que tienen no es de ellos sino de Dios y ellos debían reflexionar lo importante que sería que ellos pudieran sembrar para ese evento. Cuando terminé de hablar me dijeron: “Hermano, nosotros estamos muy contentos por lo que está haciendo usted, pero queremos contarle que nosotros tenemos una deuda de siete millones de dólares con un grupo de bancos, tenemos un plazo para pagar y no llegamos, entonces estamos negociando con esos bancos qué se puede hacer porque de lo contrario daremos quiebra. Estos bancos nos han puesto un interventor quien controla todo lo que gastamos. Literalmente, no podemos darle un cheque a usted porque debemos justificar cada gasto que hacemos en la empresa”.

En ese momento entendí algo interesante, y era que ellos tenían más fe que yo. Yo estaba preocupado por cien mil dólares y estos me hablaban de una deuda de siete millones de dólares. ¡Hay que tener fe para meterse en una deuda colosal! Así que, el que tenía la preocupación por los cien mil dólares, termina orando para que Dios bendiga a los que deben siete millones a los bancos. Dios me dio una gran lección y me dijo: “Si no te saco yo de ésta, no te saca nadie. Si tu fe no está puesta en mí no vas a prosperar”.

Esto me paso con varias personas que visité. Y yo debo proclamar que Dios es mi proveedor. No sé de donde Él va a sacar los recursos, pero el Señor va a suplir. Si esta obra es de fe, la provisión no va a faltar. Aunque algunas cosas están acomodándose. Los pasajes para treinta personas que vienen al evento de distintos países ya están cubiertos. Sé que Dios suplirá para que tengan alojamiento y comida. También para el alquiler del equipo de filmación que son unos treinta mil dólares. Dios me está haciendo pasar por una prueba de fe, o sea que no puedo predicarte con miedo sino con fe. ¡No puedo estar atemorizado ni ansioso! Debo mantenerme firme en la fe. Y el Señor me recuerda lo que dice su palabra: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1). La fe es la sustancia de lo que todavía no veo; la fe es la sustancia de lo que todavía no existe. Aunque ya existe porque yo he creído. Por causa de esto pude levantar la mirada y ver a algunos héroes de la fe; para mí, el más importante fue Abraham que es llamado en la Biblia, el padre de la fe.

“Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo…” Quien hace obras de fe, hace obras de justicia y es considerado justo, no injusto ni hipócrita. El que hace obras de fe es aprobado por Dios. Ahora, la fe no viene de ti sino de Dios. Si captas la fe y haces las obras que corresponden a la fe, entonces eres una persona que hace justicia. Puede ser que no te entiendan. Mucha gente me ha confrontado porque el 8 de marzo, día internacional de la mujer, promoví levantar la bandera de la verdad. Un grupo de personas se dió cita en la marcha que se organizó por el día de la mujer. Algunos me increparon que no tenía que haber ido porque estaba provocando a las feministas. Yo quiero que sepas que el 8 de marzo es el día internacional de todas las mujeres. Muchos, incluidos algunos cristianos creen que ese día es el día de las feministas, pero es el día de la mujer, incluidas las feministas. Es el día de la mujer que da de amamantar, la que pare hijos, la que ama a su esposo, etc. Hay mujeres que no se consideran esclavas por tener hijos ni se sienten infelices, tampoco se consideran esclavas por tener un esposo. Las mujeres de la iglesia no salieron ese día a confrontar sino a declarar que no son esclavas por tener hijos ni marido. Que nunca abortarían ni clamarían por su derecho al aborto. Son mujeres felices por poder amamantar a sus bebes y no consideran una maldición o una esclavitud tener hijos. Las feministas nos pegaron duro por esto; también lo hicieron muchas iglesias. Pero Dios obró en algunos detalles haciendo unas cosas sencillitas. Nosotros filmamos a las mujeres que fueron a participar pacíficamente de la marcha y le enviamos el video a Christian Rosas de Perú (Politólogo Fundador de la Coordinadora Nacional Pro Familia y vocero del colectivo #ConMisHijosNoTeMetas).

Él nos dijo que lo iba a editar y a viralizar y así lo hizo. Y nosotros también lo subimos a una fan page que creamos recientemente, “Con mis hijos no te metas” y que tiene apenas unos mil doscientos seguidores. El asunto es que el video del 8 de marzo fue reproducido más de 60 mil veces hasta hace unos días atrás, y llegó a 193.598 personas que vieron ese video. ¡Dios puso su mano allí! Nosotros no hemos pagado para que esto se viralice de tal manera con una fan page relativamente nueva. Entonces le escribí a Christian Rosas y me respondió lo siguiente: “Saludos pastor. Es la bendición y el favor de Dios”.

Quizás tienes que hacer una obra de fe y tu familia no te entiende, tal vez mucha gente se vuelve en tu contra. Pero si esa obra es de fe, todo saldrá bien, no importa la oposición. Si es de fe, es de Dios; y si es de fe sigue adelante. Continuó diciéndome Christian Rosas: “Este es su camino, defender su verdad, obedecer sus mandamientos. Sufrir por su causa. Esto recién empieza”. Yo me alegro de tener este amigo con la mitad de mi edad, a quien Dios está usando tremendamente. Siguiendo con su mensaje, me dice: “Estoy en Moscú, invitado como observador de las elecciones presidenciales junto con mi padre”. Esto lo escribió unos días antes de las elecciones en Rusia. Dicho ya de paso, Vladimir Putin ganó las elecciones. “Naturalmente Vladimir Putin ganará, y su campaña se ha centrado en la defensa de valores tradicionales como la familia” agregó. Putin ha hablado mucho acerca de su posición en contra de aborto, defendiendo la familia, pegándoles duro a la ideología de género; y ha centrado su campaña en valores. A mí me ha costado creer que Vladimir Putin haga eso. Entonces le digo a Christian: “Me interesa mucho saber acerca de los videos que aparecen, que con mucha solvencia defiende los valores. ¿Es real esto?” Porque me ha llegado a los oídos que han traducido las charlas de Vladimir Putin poniendo cualquier cosa haciéndole decir lo que realmente no dijo. Y este joven me contestó: “Así es. Desde hace unos años atrás he vendido aconsejando en esta materia a Rusia mediante los diplomáticos. E increíblemente han escuchado, al punto que han modificado el código de familia y han derogado leyes de género, etc”. ¡Así es, Putin está defendiendo los valores! “Les he estado hablando a los diplomáticos de estos temas y les ha gustado, por lo que también lo han aplicado”.

La conclusión es que este joven dice que hay que poner la cara a los problemas y hay que sufrir por Cristo; hay que levantar la verdad e ir para adelante. Este joven es uno de tantos que han producido un cambio en la mentalidad de los diplomáticos y gobernantes de Rusia. Me honra ser su amigo y me alegra estar rodeado de personas de fe. Y te quiero advertir algo; quizás estás pensando cómo haces para tener fe, o cómo sabes cuando tienes fe. Tal vez tienes algo en mente, pero no sabes si es de fe o un mero capricho, porque te puede mover muchas cosas como un resentimiento, pero no significa que lo que el resentimiento te manda es de fe. Quizás un espíritu de fracaso te frena de hacer lo correcto.

Tal vez tienes vergüenza o timidez y sólo haces lo que esos sentimientos te permiten. Muchas cosas quieren gobernar tus hechos, pero Dios quiere que sea la fe la que gobierne lo que hagas. La única cosa que a Dios le agrada es lo que haces cuando tienes fe. Cualquier cosa que hagas que no provenga de la fe, viene de una fuente extraña; su origen es extraño por más que te parezca que es algo bueno. Puedes tener la sensación que es bueno, como cuando te casas; tú dices que encontraste a la mujer de tu vida, te comprometes a amarla hasta que la muerte los separe, pero al tiempo te preguntas qué le habrás visto para casarte con ella.

Muchas cosas hacemos de acuerdo a lo que nos parece, pero sólo las que provienen de la fe permanecen. La ofrenda de Abel, trasciende hasta el día de hoy porque esa ofrenda tuvo origen por la fe de Abel. Cuando uno hace obras de fe, hace obras de justicia y uno es justo. Es justo no por las razones que tiene, no por las explicaciones que da ni los sentimientos que lo mueven, sino porque lo que hace proviene de fe. En Gálatas 3:6 leemos: “Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia”. Abel fue declarado justo porque hizo algo por la fe; y también Abraham es declarado justo, y no por cumplir leyes sino por haberle creído a Dios. Hay una generación de hombres y mujeres en la tierra que son justos, y esos son los que tienen la fe de Abraham. Me enorgullezco de ser de la estirpe de Abraham. ¡Yo soy de los que lleva en el pecho la fe de Abraham! ¡Yo le creo a Dios!

Abraham estaba casado y no tenía hijos ya que su esposa era estéril. Dios le dijo: “Yo te voy a dar descendencia”.  Lo saca afuera una noche y le dice que cuente las estrellas; Abraham ve que son muchas e imposibles de contar, entonces el Señor le dice: “Así será tu descendencia”. Y Abraham creyó a Jehová, y le fue contado por justicia. Y de ese hombre solo, con una esposa estéril, nace el pueblo de Israel. Y de ese pueblo surgieron los grandes héroes de la Biblia como Moisés, Josué, Gedeón, Sansón, David, Salomón, etc. ¡Grandes héroes de la fe! Que hayan hecho cosas pequeñas o grandes no importa, si son de fe, son trascendentes. En la Biblia encontramos a Rahab la ramera que creyó lo que los siervos de Dios le dijeron y los escondió en su casa para que no los mataran; y esa mujer, está en la lista de los que creyeron a Dios. Y su acto fue contado como un acto de justicia.

ISRAEL: UN PUEBLO QUE NACIÓ POR LA FE DE ABRAHAM

No puedo dejar pasar el hecho de que el estado de Israel cumplirá setenta años de existencia. Es sumamente trascendente lo que está ocurriendo con esa nación. Uruguay tiene doscientos años de existencia y hace sesenta y ocho años que no crece en población. Israel comenzó en el año 1948 con seiscientos cincuenta mil habitantes y hoy son ocho millones y medio. En el año 1948 no eran nada; hoy son una potencia. Me enorgullece saber que también soy hijo de Abraham, que le creyó a Dios, que por causa de su fe se hizo padre de multitudes, y se hizo padre de los que creemos en su Dios, porque nosotros adoramos y creemos en el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.

Yo admiro muchos personajes de Israel y he leído la vida de algunos hombres pioneros en la fundación de esa nación. Algunos tenían tanta fe que comenzaron cuarenta años antes de la fundación del estado de Israel, en el año 1948 y decidieron establecer su nación en la tierra que Dios le dio a Abraham. Era muy improbable que lo lograran, pero ellos crearon una ONG llamada Keren Kayemet y comenzaron a juntar dinero en todo el mundo para comprarles tierras a los árabes; éstos no le querían vender tierras fértiles, y les vendieron tierras desérticas, pero ellos las compraron y decidieron plantar árboles porque creían que algún día iban a tener una nación. Cuarenta años antes de la declaración de la independencia del estado de Israel compraron tierras desérticas y plantaron árboles; hoy en día hay unos seiscientos millones de árboles plantados en Israel. ¡Hicieron florecer el desierto! Se cumple la profecía de la Biblia que dice que el desierto iba a florecer. Estos fueron hombres que no se detuvieron por nada.

También surgieron otras organizaciones como Keren Hayesod que recaudaba dinero para poder llevar judíos a Israel. Esta organización ha logrado llevar millones de judíos de Rusia, de Etiopia y otras naciones en donde estaban esparcidos. Hasta el año 1948 el territorio estaba gobernado por un mandato que se le había otorgado a Inglaterra, pero les dieron la orden de retirada ya que iban a entregar ese territorio a los palestinos y a los judíos. Y como los judíos eran menos en cantidad, les dieron un pedacito. El sesenta y cinco por ciento de ese pedacito que le dieron era desierto.

Yo he estado en Tel Aviv donde se declaró la independencia del estado de Israel, ese lugar era un montículo, así como lo sugiere su nombre: Tel. Pero allí decidieron plantar bandera y crear una ciudad, que hoy es la más moderna del mundo. Inglaterra tenía que dejar esas tierras el 15 de mayo de 1948; el día 14, los judíos declararon la independencia y establecieron el estado de Israel en el pedacito que la Coalición de Naciones, lo que hoy es la ONU, le asignó. Los enemigos de Israel no quisieron ese trato porque no aceptan la existencia de Israel; no aceptaron declarar la independencia ni mucho menos declararlos como nación si estaban los judíos ahí. Pero los judíos estaban dispuestos a establecerse como una nación. Hasta el día de hoy los palestinos no tienen nación, en cambio, los judíos tienen una nación, que está costando bastante exterminar.

Con motivo de los setenta años del estado de Israel, el primer ministro, Benjamín Netanyahu, presentó un discurso en la ONU en el que expresa lo siguiente: “Sólo hace setenta años los judíos fueron llevados al matadero como ovejas. Hace 60 años no teníamos país ni ejército. Apenas unas horas después de su creación, siete países árabes declararon la guerra a nuestro pequeño Estado judío. Éramos sólo 650.000 judíos, contra el resto del mundo árabe, sin ningún Ejército de Defensa de Israel (FDI). Ninguna fuerza aérea poderosa, sólo personas valientes. Líbano, Siria, Irak, Jordania, Egipto, Libia, Arabia Saudita todos nos atacaron al mismo tiempo. El país que las Naciones Unidas nos dieron fue 65 % desierto. ¡El país estaba fuera de la nada! ¡Hace 35 años! Hemos luchado con los tres ejércitos más poderosos en el Oriente Medio, y nosotros los barrimos… SI… en seis días. Hemos luchado en contra de diversas coaliciones de países árabes que tenían los ejércitos modernos y muchas armas soviéticas, y siempre los hemos derrotado. Hoy tenemos un país, un ejército, una potente fuerza aérea. Un estado cuya economía exporta millones de dólares. Intel, Microsoft, IBM desarrolla productos para todo el mundo. Nuestros médicos reciben premios por investigación médica. Tenemos numerosos premios nobel en todas las áreas. Hemos hecho florecer el desierto, vendemos naranjas, flores y vegetales a todo el mundo. Israel ha enviado sus propios satélites al espacio. ¡Tres satélites al mismo tiempo! Estamos orgullosos de estar en el mismo rango que los Estados Unidos, que tiene 250 millones de habitantes; Rusia, que tiene 200 millones de habitantes; China tiene 1300 millones de habitantes; Europa (Francia, Gran Bretaña, Alemania) con 350 millones de habitantes, los únicos países en el mundo que envían objetos al espacio. Israel es ahora parte de la familia de las potencias nucleares, con Estados Unidos, Rusia, China, India, Francia y Gran Bretaña. Nunca lo hemos admitido oficialmente, (pero todo el mundo lo sabe) sólo hace 60 años, nos llevaron, avergonzados y desesperados, al sacrificio. Tenemos recientes las ruinas humeantes de Europa (Europa que tenía países poderosos y ejércitos poderosos fue devastada en la segunda guerra mundial) y nosotros ganamos nuestras guerras aquí con menos que nada. Hemos construido nuestro pequeño imperio de la nada. ¿Quién es Hamas para querer asustarme? ¿Para amedrentarme? ¡Ustedes me hacen reír! La Pascua se celebró; no olvidemos de qué se trata.

Hemos sobrevivido al Faraón. Sobrevivimos a los griegos. Hemos sobrevivido a los romanos. Hemos sobrevivido a la Inquisición de España. Tenemos los pogromos en Rusia. Hemos sobrevivido a Hitler. Hemos sobrevivido a los alemanes. Hemos sobrevivido al Holocausto. Hemos sobrevivido a los ejércitos de siete países árabes. Hemos sobrevivido a Saddam Husein. Seguiremos sobreviviendo también a los enemigos de hoy. Piense en cualquier otro momento de la historia humana. Pensar en ello, para nosotros, el pueblo judío, la situación nunca ha sido mejor como ahora. ¡Vamos a afrontar el mundo! Recordemos: todas las naciones o culturas que alguna vez trataron de destruirnos, hoy ya no existen. ¡Y todavía vivimos! ¿Egipto? ¿Los griegos? ¿Alejandro Magno? ¿Los romanos? ¿Alguien todavía habla latín en estos días?  ¿El Tercer Reich? Y mírenos, La nación de la Biblia, los esclavos de Egipto. ¡Todavía estamos aquí! ¡Y hablamos el mismo idioma! ¡Antes y ahora! Los árabes no lo saben todavía, pero aprenderán que hay un Dios. Mientras mantengamos nuestra identidad, estaremos por siempre. Así que les pedimos perdón por no preocuparnos, por no llorar, por no tener miedo. Las cosas están bien aquí. Podrían ser ciertamente mejor. Sin embargo, no crean en los medios de comunicación, ya que no dicen que las fiestas de Israel se siguen celebrando, que la gente sigue viviendo, que la gente sigue saliendo para ver a sus amigos. Sí, nuestra moral es baja. ¿Por qué? Porque lloramos a nuestros muertos, mientras que otros se regocijan en la sangre derramada. Es por eso que vamos a ganar finalmente. Él nunca duerme o nunca dormirá… el Guardián de Israel, Yahveh, Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”.

Esta gente, muchos que no entienden de fe, tienen la fe de Dios y están haciendo las obras de Dios. Ellos se están respaldando en las profecías. Por un lado, se creen que son muy fuertes y tienen un gran ejército y es por eso que vencen. Todavía no son capaces de entender que cuando ganaron a las siete naciones árabes, lo hicieron sólo por la gracia de Dios, y cuando ganaron la guerra de los seis días, lo lograron sólo por la gracia de Dios. Pero Netanyahu confiesa que son el pueblo del libro de Dios, la descendencia del amigo de Dios. Son los descendientes de aquel a quien Dios le dijo: “Te daré una descendencia y la afirmare sobre la tierra”. Estoy seguro que no es por el ejército ni por el primer ministro de Israel; es porque Abraham fue amigo de Dios quien le creyó a Dios y le fue contado por justicia. Y el Señor le dijo: “Te juro por mi mismo y por mi trono que te bendeciré y bendeciré en tu nombre a todas las naciones de la tierra”.

CONCLUSIÓN

¡Es tiempo de fe! El que no sepa aferrarse a la fe de Dios va a sucumbir a los tiempos que vienen. Las leyes que se están aprobando en todo el mundo, las presiones que ejercen sobre los países la ONU, la OEA, los grandes poderes económicos, están subyugando al mundo y lo llevan a la teología de Sodoma y Gomorra. ¡No son progresistas! ¡Son retrógrados! ¡Nos están haciendo volver a Sodoma y Gomorra! Pero Dios va a levantar un pueblo de fe que no tenga miedo, un pueblo que le crea a Él y haga sus obras. Dios levantara un pueblo que no les tenga miedo a las leyes ni a los razonamientos del mundo, sino que teme a Jehová. “…miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra” dice el Señor. (Isaías 66:2)

¿Tiemblas a su palabra? Dile al Señor: “Quiero formar parte de tu pueblo y que yo sea declarado justo como Abel y como Abraham. No porque yo haga cosas buenas sino porque te he creído, y el haberte creído me lleva a hacer lo que te agrada a ti. Me humillo ante ti y te pido perdón por todo aquello que hice por mi cuenta sin saber si provenía de la fe o no. Muchas cosas he hecho por mi capricho, porque creí que hacia lo correcto. Pero hoy entiendo que lo que necesito es fe, porque sin fe nunca podre agradarte. Toma mi vida, Señor. Dame esa fe para creer en ti Dios y para creer en tu palabra. Quiero adorarte y bendecir tu nombre. Hoy quiero darte gracias porque me has hablado. Yo declaro que tú eres mi Dios. Confieso que no me he preocupado por hacer las cosas por la fe, y reconozco que lo que he hecho fue porque me parecía, porque lo sentía, porque creí en mí mismo, pero a partir de hoy quiero sólo creer en ti. Perdóname Señor y líbrame de desagradarte, te lo pido en el nombre de Jesús, amen”.

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LA SEÑAL DE LA SANGRE

INTRODUCCIÓN

Nada de lo que hagas, si no proviene de la fe, sirve para algo. Conocemos la voluntad de Dios porque Él nos la revela a través de la fe y no por razonamientos ni sentimientos. Conocemos la voluntad de Dios a través de una revelación que viene por la fe. Yo tengo mi intelecto que produce pensamientos y razonamientos, y tengo mis sentimientos que forman parte de mi alma y corazón; pero ni el intelecto ni los sentimientos sirven para discernir la voluntad de Dios. Lo que Dios quiere hacer en el mundo, contigo y conmigo, lo revela a través de la fe. Por lo tanto, tenemos que conocer la fe y usarla ya que debemos hacer las obras de Dios por medio de ella.

Revisa si lo que estás haciendo es una obra de fe. ¿Te atreves a decir que estás haciendo la voluntad de Dios porque has obedecido una visión que el Señor te dio? No hay muchos que lo puedan afirmar. Dice la Biblia que todas nuestras obras serán pasadas por el fuego y las que no sirvan se van a quemar, y según la palabra de Dios esas obras son heno y hojarasca. Pero las obras que hacemos por la fe y que responden a la voluntad de Dios son de oro, y cuando esas obras pasan por el fuego, la fe es purificada.

Si tienes poquita fe no te preocupes porque Dios no te hace cargo de esa poquita fe; al Señor le interesa que uses esa fe que tienes. No te pide Dios que pongas ofrendas más allá de lo que tienes sino de acuerdo a lo que tienes. El Señor quiere que obres de acuerdo a la medida de fe que te ha dado. Èl se encargará de hacer crecer tu fe si la usas, pero si no la usas, ¿para qué te va a dar más fe?

LA FE PROVIENE DE DIOS

Todos los que hemos creído en Cristo tenemos fe. Leemos en Judas 1:3: “Queridos amigos, con gran anhelo tenía pensado escribirles acerca de la salvación que compartimos; sin embargo, ahora me doy cuenta de que debo escribirles sobre otro tema para rogarles que defiendan la fe que Dios ha confiado una vez y para siempre a su pueblo santo”.

Fíjate que la fe tiende a apagarse y las circunstancias tienden a combatir en contra de la fe. Las opiniones de los demás, lo que vemos en la televisión, entre otras cosas, tienden a apagar la fe. En la versión Reina Valera este mismo pasaje dice que tenemos que contender ardientemente por la fe que una vez fue dada a los santos. Esto significa que debemos estar alerta y luchar; no debemos dejar que la fe se apague ni permitirnos actuar por medio de nuestros razonamientos y pensamientos. ¡Tenemos que actuar por fe! Si yo no me mantengo activo por hacer que la fe esté encendida, se apagará. Si yo fuera diablo trataría de robarte la fe porque lo que haces por fe destruiría sus planes. No hay otras obras más que las de la fe que destruyan los planes de satanás porque esas obras son obras de Dios. La fe proviene de Dios para que nosotros hagamos sus obras.

Uno de los frentes de batalla del diablo es meterte en incredulidad, poner duda en tu corazón, para que tú no ejerzas la fe que Dios una vez te ha dado, que le ha dado a su pueblo santo. ¿Tú eres santo y has recibido esa fe? ¿La sangre de Cristo te ha limpiado? ¿Has sido perdonado de todo pecado? Jesús le llama santo al pueblo que Èl limpió con su sangre preciosa.

Dice la Biblia que Dios le ha dado una vez fe a sus santos, o sea que no puedes decir que no te ha dado fe o que no tienes fe. Puede ser que tu fe esté mal orientada, que esté puesta en algo que no sirve o no conviene. Hay personas que tienen fe para ponerse una cinta colorada en la muñeca y así defenderse de la envidia. Ponen su fe en esa cinta colorada. ¡Señores, la cinta colorada no puede hacer nada para defenderlos de la envidia! Tienes que usar la ristra de ajo. ¡Tampoco! En India, hay gente que pone a su familia bajo la bendición de un elefante o una serpiente de siete cabezas, otros, alimentan a las ratas y las adoran. En India hay millones de dioses, pero la fe verdadera es la fe en Cristo. Jesús es el autor y consumador de la fe. Para hacer la obra de Dios es necesario tener la fe de Dios. Y aquellos a quienes el Señor ha limpiado con su sangre preciosa, y ha perdonado de todos sus pecados, son los santos a quienes Él les ha dado una medida de fe.

Las obras que se hacen a través de la fe son sobrenaturales, son visibles, llaman la atención. La fe no es para cosas naturales sino para cosas sobrenaturales. Tú tienes que vivir en un nivel sobrenatural porque has sido llamado para ser ciudadano del reino de Dios. Necesitas desatar tu fe en esta hora; necesitas ser libre de incredulidad y de dudas. Sé libre de esa idea de que con tu intelecto o tu razonamiento vas a hacer las obras de Dios. El Señor no acepta obras que tienen origen en el intelecto o en los sentimientos humanos. ¡La razón y los sentimientos no sirven para hacer la obra de Dios! Necesitamos la visión de Dios que viene a través de la fe.

¿Qué es la fe? Según la Biblia fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve. Fe es certeza y convicción. No cualquiera vive con certeza y convicción, pero los que tienen fe sí. Estos son dos elementos fundamentales en el caminar cristiano. Certeza es seguridad. Es muy difícil hacerle cambiar el rumbo a alguien que tiene certeza y convicción. Hablo de la convicción que viene del Espíritu Santo por la fe de Dios sobre los creyentes. El diablo te presenta dificultades extraordinarias en tu caminar, para que tu fe mengüe y se desvanezca. Yo tuve un tío que estaba enfermo de cáncer y lo habían desahuciado; era católico y creía en Dios. Sabes que no sirve sólo creer en Dios porque la Biblia dice que hasta los demonios creen y tiemblan. Fui a visitar a mi tío y le dije que quería orar por él. La pregunté si creía en Dios y me respondió: “¿Cómo no voy a creer en Dios? Yo soy católico, apostólico y romano. Pero los médicos han dicho que lo mío es irreversible”. “¿Crees que Dios todo lo puede?” le pregunté. “Claro, creo que Dios todo lo puede. Pero los médicos me han dicho que lo que tengo es irreversible”. “Si Dios todo lo puede, puede sanarte”, insistí. “Sí, Dios puede sanarme, pero los médicos no me dan esperanzas”. Estuve un buen rato tratando de romper ese velo que había en su entendimiento. Le pregunté más: “¿Tío, crees que Dios puede plantar un árbol en un instante aquí donde estamos nosotros ahora mismo?” “¡Claro! Si Él es Dios. Él todo lo puede”. “¿Entonces cómo no te va a poder sanar a ti?” “Sí, puede. Pero los médicos han dicho que lo mío es irreversible”. Me asombró el ver que gente que cree en Dios, no le cree a Dios. Me asombra que una persona puede decir que cree en Dios, pero no tiene fe, mejor dicho, no ejerce fe. ¿En quién estaba creyendo mi tío? ¡Era más importante la palabra que le había dado el medico que la palabra de Dios!

Ahora, el que tiene fe, aunque los médicos lo desahucien, tiene certeza y convicción de que se va a sanar. ¡No retrocederá! Esa certeza te hace avanzar y atravesar muros. Algunos se dan la cabeza contra la pared, pero otros atraviesan esos muros y no se rompen la cabeza. Dios quiere que hables de Èl, que salgas a orar por los enfermos y confieses que es un Dios de amor que hace milagros. Dios quiere que hagas sus obras que son obras de la fe. ¿Cómo es la condición de un hombre sin fe? Vive desorientado; ha perdido el norte. Muchos creen que saben lo que hacen, pero no es así. Hay caminos que al hombre le parece camino de vida, pero su final es camino de muerte  (Proverbios 14:12). Muchos quieren enseñarnos cómo hacer, pero ellos mismos están desorientados. Una persona con fe ha perdido el norte, camina y camina, pero se estrella y tiene que volver a empezar por otro lado, y si no conoce la fe de Dios, nuevamente se equivoca en las decisiones que toma. Una persona sin fe es una persona desenfocada. Cuando la lente de una cámara está desenfocada, la imagen se ve mal. Del mismo modo, aquellos que no tienen la fe de Dios, viven desenfocados, dispersos, lo que significa que no apuntan en una sola dirección. Cuando uno apunta en una sola dirección multiplica las fuerzas que tiene, pero otros la dispersan. Por ejemplo, el hombre que tiene varias mujeres tiene sus fuerzas dispersas; si tiene diez hijos con esas mujeres, sus fuerzas están dispersas, y si tiene que mantener a las mujeres y a sus hijos, sus fuerzas se agotan. Abarcan mucho y no aprietan nada. Mas quien tiene fe sabe enfocar las fuerzas. Estar dispersos es perder poder.

Veamos la condición del hombre que sí tiene fe; éste está enfocado, orientado y concentrado. Si yo sé lo que tengo que hacer, no me voy a distraer con cosas que me desviarán del propósito. Mis fuerzas están dirigidas y concentradas. Un hombre y una mujer de fe tienen sus fuerzas concentradas, están enfocados; no se dispersan ni gastan su tiempo en cosas secundarias, ordenan su vida, tienen fuerza y poder. La fe te da esas condiciones; certeza y convicción.

LA FE ES EL LENTE DE DIOS

Leemos en Hebreos 11:3: “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”. Por la fe entiendes las cosas de una manera diferente a lo que entenderías si no tuvieras fe. Si dependes de tu razonamiento y sentimientos, entiendes las cosas de cierta manera, pero por la fe las cosas se entienden según la forma de la fe.

La fe te lleva a entender que el universo ha sido creado por la palabra de Dios. Si el autor del libro a los hebreos no tuviera la fe de Jesucristo, posiblemente entendería que el universo fue causa del Big Bang. Algunas teorías científicas señalan que la materia es eterna. En una teoría no hay nada demostrado; es lo que entienden los científicos que no quieren creer en Dios y por lo tanto no tienen la fe de Dios. Pero los que tenemos la fe de Dios, hemos entendido que el universo ha sido creado por su palabra. Se pueden entender las cosas de muchas maneras, pero por la fe, se entienden a la manera de Dios.

Un científico muy importante del siglo pasado, descubrió una correspondencia entre la materia y la energía, ese fue Albert Einstein. La ciencia, a medida que va investigando, va descubriendo que lo que dice la Biblia es verdad. Einstein descubrió una formula muy pequeña que tiene tres factores: uno es la velocidad de la luz, el otro es la materia, y por último la energía. Supongamos que no hubo materia alguna sino sólo energía. La energía es invisible; el universo está lleno de energía que no se ve. Einstein descubrió que la energía podía transformarse en materia y viceversa. Dios le demostró por la fe al autor del libro de los hebreos que lo que se ve fue hecho de lo que no se ve. Cuando no había materia, había energía, y eso era lo que no se veía. Y de lo que no se veía se hizo lo que se ve, o sea la materia. ¡Esto es maravilloso! Pero el autor de hebreos no necesitó estudiar ciencia para declarar lo que declaró; necesitó tener fe. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. Hay cosas que no se ven a simple vista, pero se entienden y se ven a través de la fe. Muchas veces no entendemos qué le sucede a algún ser querido y nos afligimos, pero la fe hace posible que yo pueda ver qué es lo que está ocurriendo en la vida de ese ser querido. La fe te permite entender. La oración de fe es específica y enfocada; sé lo que Dios quiere. Oro conforme a su voluntad; no doy tiros al aire, sino que dirijo el misil al blanco correcto.

Dice la palabra de Dios en 2ª Corintios 4:13: “Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos”. La fe se manifiesta porque entendemos y porque hablamos. Hablamos lo que creemos. Si nuestra fe es la fe de Dios, lo que hablamos es conforme a la voluntad de Dios, y lo que hablamos es palabra de Dios. Las palabras tienen el poder de Dios. Mira que el universo entero fue constituido por la palabra de Dios, y eso lo hemos entendido por la fe. La palabra de Dios hace la obra de Dios. Cuando tengo la fe de Dios, y yo creí y hablé, lo que dije vino de Dios, por lo tanto, el Señor hará su obra.

Alguien me dijo que, si Dios me mostraba una revelación de algo que quería hacer, era mejor callarme, quedarme quietito y que sea Dios quien lo haga, porque si no era de Dios iba a pasar vergüenza. Pero fui entendiendo con el tiempo que Dios no quiere que escondamos ni callemos lo que Él nos ha mostrado que debemos decir. Si creemos que va a suceder tal cosa, decimos que va a suceder tal cosa, y lo que hablamos es testimonio de lo que creemos. Y lo que derriba toda duda e incredulidad es cuando la gente ve que lo dije y Dios lo hizo. “Creí; por tanto hablé” (Salmo 116:10 y 2° Corintios 4:13). O sea, tuve fe y hablé.

Mujeres me han declarado que cuando comenzaron a orar por sus esposos, éstos se ponían peor; y me alegra que se pongan mal porque es evidencia que la oración de la esposa está haciendo estragos al poder del enemigo. Muchos interpretan mal y dicen que el diablo se puso furioso, entonces se asustaron y dejaron de orar. ¡Yo te animo que ores más! Derriba con tu oración y con tu confesión las obras del enemigo. Las obras de fe se tienen que proclamar. Dijo Jesús: “Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho” (Mateo 11:23). La duda es enemiga de la fe. Cualquiera puede decirle a un monte que se quite de donde está y no duda en su corazón, sino que cree que eso que dice será hecho, entonces, lo que diga le será hecho. Así que no es solamente orar, también debes confesar. Moisés estaba delante del Mar Rojo, detrás estaba el pueblo, tres millones de hebreos, y detrás, faraón con todo su ejército; y no podían avanzar porque delante estaba el Mar Rojo. Moisés estaba en un aprieto tremendo y me imagino que se había postrado y clamaba a Dios. Entonces Dios se enojó y le dijo: “¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen”. Moisés entonces, por la fe le dijo a pueblo que marchara. Cualquiera que cree en su corazón y no duda que lo que dice le será hecho, lo que diga le será hecho. Creí por tanto hablé. “¿Por dónde Moisés?” preguntó el pueblo. “Por acá”, dijo Moisés señalando el mar. Entonces extendió su vara y el mar se abrió. Moisés dejó de clamar porque era tiempo de creer y de hablar.

Por la fe entendemos y por la fe hablamos. Sí, muchas veces hablamos pavadas, pero la fe nunca te llevará a hablar pavadas. La fe te llevará a hacer la obra de Dios. Santiago habla respecto a la fe y dice: “Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma” (Santiago 2:17). Si no hay hechos, si no hago algo, la fe que digo tener está muerta en sí misma antes de salir a luz. ¡No es fe! Si no hablo y no hago algo, entonces mi fe está muerta y no es fe. Por la fe entendemos, por la fe hablamos y por la fe hacemos.

Somos socios de Dios en esto de la fe. El Señor nos ha dado la fe para que trabajemos en sociedad con Èl y así hacer sus obras. Dios no hace todo el trabajo solo, lo hace en sociedad con nosotros. El Señor le dijo a Josué: “Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas” (Josué 1:3 y 9). Tú vas y haces porque el Señor te lo ha dicho y crees en Èl. Leemos en Santiago 2:22: “¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?” La fe se perfecciona por las obras, por lo cual, lo que yo hago demuestra que tengo fe, y cuando llega el momento de usar más fe, ésta, está perfeccionada por lo que hice anteriormente.

Hace unos años, en la primera cruzada que se realizó en Uruguay con el pastor Cash Luna, faltando seis semanas para el evento, nos faltaban cerca de cien mil dólares para cubrir el presupuesto de la cruzada de Noches de Gloria. Ya habíamos entendido que la cruzada era de Dios, ya habíamos hablado y comprado los pasajes. Estaba todo organizado y no podíamos retroceder. ¡Había que avanzar! Y como la cosa era de Dios, cuando finalizó la cruzada, sobraron cincuenta y dos mil dólares. Cash Luna es un hombre de fe. Una noche de la cruzada, estaba lloviendo y hacía mucho frío, la gente se cubría con paraguas y algunos ni eso tenían; se estaban mojando, tiritaban por el frío, pero querían la bendición de Dios y no se iban a ir sin ella. Yo pensaba que por causa de la lluvia y el frío no se iba a poder levantar ofrendas y no íbamos a poder cubrir el presupuesto. Clamé a Dios para que parara la lluvia; yo pensando en las ofrendas… Cash Luna le preguntó a la gente cuántos habían tenido dificultad para llegar al evento, e hizo pasar adelante a todos los que no tenían dinero para regresar a sus hogares y a los que estaban endeudados y tenían problemas económicos. Pasaron unas quinientas o seiscientas personas. Entonces dijo: “Ahora vamos a orar por las ofrendas”. Yo pensé: “¿Qué estará por hacer este hombre?” Hizo repetir una oración poderosa a todos los que iban a dar ofrendas y cuando termina de orar, dice: “Los que van a ofrendar, vengan y entreguen el dinero a todos los que han pasado aquí adelante que no tienen dinero”. Cuando veo eso digo: “¡Pero, está loco!” ¡Yo no tenía para cubrir el presupuesto y a éste se le ocurre regalar dinero! Algunos lo acusan de que se vino a llenar de plata a Uruguay. ¡Èl no se llevó ni un peso! ¡Y casi me deja a mí sin nada! Pero, a pesar de lo que hizo, sobraron cincuenta y dos mil dólares. ¿Te imaginas que Dios te diga que te vas a casar, pero no te da un esposo o una esposa? El Dios de la visión es el Dios de la provisión. Si el Señor quiere que te cases te dará esposo o esposa. Si quiere que hagas una obra para Él que requiere invertir dinero, te dará el dinero. No puede ser que te mande a evangelizar y no te dé los recursos. Tú tienes que entender, tienes que creer, hablar y actuar. Dios no depende de nosotros, lo que Él ha decidido hacer, lo hará. Pero te da la oportunidad de ser su socio; te da la oportunidad de participar con Él, y te va a bendecir por asociarte en la obra que quiere hacer. Alguien que dice que tiene fe, tendrá que habar y hacer. De lo contrario es un charlatán. El que tiene fe habla; el que tiene fe hace.

CONCLUSIÓN

Un joven vivía en una casa muy humilde, y al lado había una casa muy bonita de una familia pudiente. Allí vivía una joven muy linda. Este joven se asomaba a la casa para ver a la chica porque estaba enamorado de ella. Él se preguntaba qué le iba a ofrecer si no tenía nada y decidió no hablarle porque creía que ella no lo iba a querer. Pero pensó que, si podía estudiar, trabajar y ser alguien, tendría chance con la jovencita. Le pidió a la misionera que estaba al frente de la iglesia a donde él iba que le enseñara inglés. Le dijeron que no le iba a servir de nada aprender inglés. El joven se fue triste. Pero no desistió, pensaba que si estudiaba ingles podría desenvolverse y ser alguien. Con el tiempo aprendió el idioma y viajó a Estados Unidos a estudiar. Llegó a ser profesor de lenguas. En Estados Unidos se casó, tuvo hijos y con el tiempo volvió a Uruguay. Viviendo en Estados Unidos, de repente, el hombre pensó que gracias a esa mujer de la que se enamoró, pudo estudiar y superarse; así que algún día iba a regresar a su país y la iba a buscar para darle gracias porque por causa de haberse enamorado de ella pudo superarse. Y así lo hizo.

La fe es un brote de amor de Dios por la humanidad y quien tiene fe no puede quedarse callado, tiene que decirlo. La fe no se declara derrotada. ¡La fe declara victoria!

Tienes que convencerte de que tienes que pelear la buena batalla de la fe. No te dejes arrebatar la fe. ¡Vuelve a creer! Cree en esos sueños que hay en tu corazón, que nunca salieron a luz porque nunca te animaste y siempre dudaste. Pídele perdón al Señor por tu incredulidad y decide pelear la buena batalla de la fe. Habla con Dios en esta hora, no dejes tu boca cerrada, dile: “Perdóname, Señor. Sé que tú me vas a transformar. Vas a encender la fe en mí. Sé que tú me restaurarás y me levantarás, Dios mío. Yo voy a comenzar a hablar en fe. ¡Voy a publicar tus obras! El diablo no me va a callar. Entiendo ahora que tú tienes grandes desafíos para mí y los voy a cumplir”. Para quien está enfermo, cree que hoy serás sano. ¡Confiesa tu sanidad!

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LA SEÑAL DE LA SANGRE

INTRODUCCIÓN

El mundo está muy confundido, y la confusión tiene origen en el hecho de que se está enseñando la mentira como verdad y la verdad como mentira. La gente está confundida, pero la iglesia de Jesucristo no, y sabe que la verdad es un fundamento inamovible, insustituible, sobre el cual podemos edificar nuestras vidas y nuestras familias sin temor a caer, sin temor a los problemas, a las enfermedades y sin temor a la muerte. La iglesia no está confundida porque camina en la luz de Jesús. ¡La iglesia conoce la verdad!

Aunque hay creyentes que tienen temor a quemarse con la verdad, sienten vergüenza de exponer la verdad; tienen miedo al pensar que al alumbrar con la verdad, el mundo se les vendrá encima. Y esos creyentes viven atados; no defienden la verdad sino la conveniencia; es decir, si se quedan callados la van a pasar mejor. Quiero anunciarte que creo con todo mi corazón que se aproxima un año de mucha lucha, pero tengo que decirte también que en la historia de la humanidad nunca la oscuridad pudo erradicar la luz. ¡Nunca la oscuridad venció la luz! Por muy pequeña que sea la luz, siempre va a atravesar las más densas tinieblas, y nosotros los cristianos no estamos en tinieblas. ¡Nosotros vivimos en la luz de Cristo! Cuando Jesús entró en nuestros corazones, disipó la oscuridad de nuestra mente y de nuestros sentimientos. Por eso siempre celebramos la llegada de Jesús al mundo. ¡Cuando vino Jesús, vino la luz! ¡Fuera diablo! ¡Fuera tinieblas! ¡Cristo reina! ¡Él es el Rey de reyes y el Señor de señores! A veces pareciera que la verdad es increíble, o que no hay que creerla, porque la lógica y la razón se resisten a creer la verdad. La razón vive en oscuridad, pero la verdad sigue en la luz. Si en tu mente y razonamientos hay oscuridad, a la verdad no le interesa porque la verdad sigue siendo luz.

Quiero enfatizar en algunas cosas, presta atención porque esto es una advertencia de parte de Dios; el Señor me ha mostrado que muchos van a retroceder y a caer porque no estarán firmes en la verdad de Dios.

Dijo Jesús: “Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz” (Juan 18:37). Nosotros somos los locos que creemos que el Espíritu Santo engendró a Jesús en el vientre de María. ¡Gloria a Dios! Así dice la Biblia, y esto va contra toda lógica. Yo quiero compartir contigo la palabra de Dios porque sé que su palabra es la que nos alumbra. Es la palabra de Dios la que nos saca de las tinieblas. La palabra de Dios fue enviada para que nosotros entremos en su dimensión.

NADA HAY IMPOSIBLE PARA DIOS

Leemos en el evangelio según San Mateo: “El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo” (Mateo 1:18). Conozco una mamá que era muy cuidadosa con su hija y no la dejaba ir a bailes, cuando salía con el novio, la madre iba con ellos; pero un día sucedió que la chica estaba embarazada. La madre confundida decía que no podía ser posible porque ella no dejaba sola a su hija ni a luz ni a sombra, en el único lugar, recuerda ella, que los dejó estar solos fue en el zaguán de la casa. Entonces, el Espíritu Santo descendió a ese lugar y la embarazó. La mujer cree que su hija quedó embarazada milagrosamente…!

Respecto al nacimiento de Jesús y viniendo esto de la lógica y la razón, estamos hablando de algo imposible, pero para Dios no hay nada imposible. Y si la Biblia dice que la virgen María quedó embarazada del Espíritu Santo, nosotros, los locos, levantamos la bandera de la verdad y declaramos que creemos en ella. La verdad no será destruida y nadie la podrá frenar. Hay predicadores cristianos evangélicos que dicen que Jesús fue sólo un hombre y no Dios. Hoy declaramos que en Belén de Judá nació un niño, fruto de la unión del Espíritu Santo y la virgen María. Esto pone un antes y un después en la historia de la humanidad. Si esto es verdad, y es verdad, cambia todo. Porque nació un ser distintivo, un ser humano único, como ningún otro ha habido jamás. Uno de sus nombres es Emanuel que significa, “Dios con nosotros”. El evangelista Juan dijo: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios… Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1: 1 y 14). Cuando el hombre decidió independizarse de Dios y determinó que iba a tomar decisiones por cuenta propia, cuando decidió por consejo de la serpiente que sería como Dios, si se independizaba de Él, Dios dijo: “Bueno, ustedes lo quieren así. Yo les voy a mostrar las normas”. Entonces puso leyes y determinó que si los hombres obedecían esas leyes tendrían su favor. Pero los hombres, conociendo la ley, no pudieron cumplirla. Dividimos la Biblia en el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento, fue en la época en que Dios puso a prueba al hombre que había decidido vivir por su cuenta y lo ha juzgado por la ley. Eso es el período de la ley, en el Antiguo Testamento.

Pero cuando llegó Cristo, inauguró una nueva etapa en la historia de la humanidad, la etapa de la gracia y la verdad. Somos dichosos de vivir en esa etapa en que Cristo se ha revelado con mucho amor y misericordia. Y con mucha paciencia se ha manifestado para perdonar nuestros pecados y librarnos de nuestras maldades. ¡Gracias Jesús! Existimos como iglesia porque hemos creído en este ser bendito que descendió del cielo, engendrado en el vientre de María por el Espíritu Santo. ¡La iglesia existe por causa de Cristo! ¡Te amamos Señor! Celebramos su venida al mundo. El mundo andaba en tinieblas, pero vino gran luz.

Continuando el relato de Mateo, dice así la palabra de Dios: “Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.

Nosotros, los que creemos en Jesús, somos su pueblo. ¡Somos el pueblo que ha sido salvado por Jesús! ¡Él ha venido a salvarnos de nuestros pecados! El Señor nos ha sacado de oscuridad y nos ha puesto en la luz. ¡Bendito sea Jesús! Este versículo que te comparto es el inicio de una historia extraordinaria, en la que Dios humillándose se encarna haciéndose uno como nosotros y vino al mundo en forma de bebé. Siempre que la Biblia enfatiza una verdad, la declara como una verdad firme y fuerte. Dos veces dice en estos versículos que lo que había en el vientre de María, fue engendrado por el Espíritu Santo. Y nosotros somos los locos que creemos en estas cosas. ¡Bendita locura! ¡Bendito Dios!

El que cree no lo hace porque es lógico, sino que cree porque Dios se lo ha revelado, y la persona, o lo rechaza, o lo abraza. La verdad es para abrazarla y no para razonarla. La verdad no cambiará su naturaleza; seguirá siendo la verdad. Debo decirte algo importante mi hermano y mi hermana; tú puedes irte al infierno, pero la verdad seguirá brillando porque es más fuerte que tú y que el universo. La verdad es la palabra de Dios, y Jesús dijo: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mateo 24:35). Será deshecho el planeta Tierra; será deshecho el universo, y está profetizado que Dios va a hacer cielo nuevo y tierra nueva pero su palabra seguirá siendo firme. La verdad no tiene que reñir con nada ni con nadie; es absoluta porque es inamovible, resiste el tiempo y la cultura. No es relativa como te han enseñado en la escuela, o la universidad, ¡la verdad resiste todo! Y Jesús afirmó: “Yo soy la verdad” (Juan 14:6). Y por cuanto es la verdad también dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. (Juan 8:12).

Es importante que te grabes esto, porque vienen tiempos de mucha oscuridad y de mucha presión política, en la que vamos a ser perseguidos por creer las verdades de Dios. Jesús también dijo: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca” (Mateo 7: 24 y 25). La iglesia de Jesucristo es columna y baluarte de la verdad (1° Timoteo 3:15). Esto se lo dijo el apóstol Pablo a Timoteo. Y la verdad es Cristo. La iglesia, es decir, nosotros, somos columna y baluarte de Cristo. Esto no es una historia mitológica como dicen algunos. Es la historia de Dios escribiendo su verdad en su palabra.

Y había una virgen, una jovencita adolescente, en un pueblito llamado Belén, pueblo donde había nacido el rey David. Y los profetas habían dicho que ese niño que iba a nacer, era descendiente de David. No fue un hecho que aconteció intempestivamente, sino que fue muy bien calculado por Dios y profetizado minuciosamente, de quién tenía que nacer el salvador, dónde y cuándo tenía que nacer, porque Dios no anda “payando”, sino que hace las cosas planificadamente. Continúa diciendo el relato de Mateo 1:22 y 23: “Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros”. Esto de Dios es con nosotros es desde que Jesús nación en Belén y hasta el día de hoy. ¡El Señor está vivo! Hace más de dos mil años y hasta este día, la venida de Jesucristo significó: Dios con nosotros. Él vino del cielo y vive con nosotros y en nosotros.

JESUCRISTO, LA VERDAD

Creemos verdad, predicamos verdad y nos afirmamos en ella. Caminamos firmes porque la verdad es un fundamento inamovible. Jesucristo es el Hijo del Dios viviente y es nuestro Salvador. ¡Él es Dios con nosotros! La iglesia es columna y baluarte de la verdad, pero tristemente, los cristianos gastan poco tiempo en leer la Biblia. Necesitamos entender que si vamos a atravesar los tiempos que vienen tendremos que leer la palabra de Dios y abrazarla.

Te voy a compartir otro capítulo de la verdad que se encuentra en Mateo 2: 1 y 2: “Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle”.

Así como sucedió con los magos de oriente, el Señor visita a las personas en donde éstas estén, les enciende una estrella, y los trae el evangelio, los trae a la verdad. Ve tú a saber a qué religión pertenecían estos tres magos de oriente, pero de alguna manera Dios se les reveló; ellos contemplaban las estrellas y así supieron acerca de Jesús. Dios tiene estrategias que ni te imaginas para traer a esa persona dura a los pies de Cristo. En aquel tiempo, algunas civilizaciones transformaban en divinidad a sus reyes, y si eran divinidad, debían ser adorados. Nunca digas que tu hijo o que tu nieto es divino; no trates de divina a ninguna otra persona porque sólo Dios es divino y sólo Él debe ser adorado. Cuando viene la luz y la verdad, y tu razón no tiene nada que ver en esto, cuando se hace la luz en tu interior, tú sabes quién es Cristo, entonces te postras y le adoras. Y los tres magos de oriente llegaron a donde estaba Jesús y lo adoraron. No sabían nada de la ley ni de la historia judía, pero supieron que había nacido un Rey en Belén. Fíjate que llegaron a una aldea tan pequeña, un lugar tan humilde; ¿cómo podía ese niño ser el Rey del universo? Les había sido revelado y la verdad se había apoderado de ellos. No es que la gente tiene que entender; las personas tienen que ser alumbradas. La luz de Cristo tiene que brotar de ti y el amor del Señor tiene que llegar a los que te rodean.

¡Todo el mundo necesita saber que Jesucristo es el Hijo del Dios viviente! Todos deben saber que Él es Emanuel, Dios con nosotros. Todo el mundo debe saber que Jesús es el salvador, quien nos salva de nuestros pecados. Se trata de conocer la verdad mediante la revelación. Tú no sabes cómo, pero la verdad llega al corazón por más que la persona sea dura; la luz de Dios viene y atraviesa sus entrañas. Tú no podías creer pero vas a creer. La fe se está perfeccionando y estás comenzando a entender que Jesús no es uno más sino que es el Rey de reyes y el Señor de señores, el Hijo de Dios en la tierra. “…Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo” (Mateo 1: 2 al 4). Todos sabían dónde iba a nacer Cristo; los principales sacerdotes y los escribas. “Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un guiador, que apacentará a mi pueblo Israel”. Esta profecía se encuentra en Miqueas 5.2: “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad”. Siglos antes, ya los profetas dijeron que esto sería así.

“Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore” (Mateo 1: 7 y 8). ¡Herodes estaba furioso! Pensaría: “¿Quién es éste que va a usurpar mi reino?” Fue el cristianismo el que hizo caer al imperio romano. Los magos se fueron a Belén y allí encontraron al niño; no era diferente a los otros niños, no estaba en un palacio, sus padres no eran príncipes, pero cumplían con las normas de Dios. Ellos pertenecían al linaje de David.

Continuando el relato de Mateo 1, dice así la palabra de Dios: “Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra”. ¿Crees tú esto? Mira, la Navidad no es una celebración que Dios ha ordenado. Yo no creo que Cristo nació un 25 de diciembre, pero celebro que haya una época del año en que recordamos esta historia que para algunos es una tontería, al menos para los laicistas, por eso quitaron todo lo que tiene que ver con lo religioso y declararon que es una fiesta de la familia. Casi cien años han pasado desde que se determinó que la Navidad es una fiesta secular de la familia. Pero nosotros seguimos celebrando el nacimiento de Jesús. ¡La historia de Cristo no la borra nadie! Nosotros gritamos al mundo en esta época: “¡El Rey nació!” Él es Dios con nosotros y aún sigue teniendo misericordia de la humanidad, todavía perdona pecados y sigue siendo el Salvador del mundo. Creer en esto me ha hecho una persona firme y he vencido temores, también venceré lo que venga, pero no me voy a soltar de la verdad.

CONCLUSIÓN

Cristo nació en Belén conforme a lo que declaró Dios en Miqueas 5:2 e Isaías 7:14: “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”. Todo estaba claramente profetizado y advertido para que hoy tú creas. No te avergüences de la verdad. Jesús dijo: “Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria, y en la del Padre, y de los santos ángeles” (Lucas 9:26).

Que no te gane la vergüenza, la timidez o el temor. Sé valiente y habla la palabra de Dios a tu familia, a tus amigos y a toda persona porque ellos tienen que saber de Cristo para que sus pecados sean perdonados, para que sean salvos y tengan vida eterna. Debemos terminar la gran conquista que resta, entonces Cristo vendrá pronto. La Navidad no es una celebración más, sino un recordatorio de que Dios no ha abandonado al mundo y sigue ofreciendo su misericordia a todos.

En este momento, el Señor quiere darle la oportunidad a quienes no han tomado en serio a Jesús. Quizás no te ha importado mucho la historia del nacimiento de Jesús y es sólo eso para ti, una linda historia. Hoy tienes que aferrarte a la verdad; tienes que aferrarte a Cristo y darle la oportunidad de que cambie sustancialmente tu vida. No es problema si tienes conflictos en el matrimonio porque si tienes a Cristo, con Él, los problemas se desvanecen. Yo tengo algo más firme que los problemas y las preocupaciones, tengo a Cristo. Pasaron más de dos mil años y sigue aquí entre nosotros y está más firme que nunca. No se trata de pedirle a Dios que te dé esto o lo otro, sino que le digas a Jesús que entre en tu corazón.

Aprovechando estas fechas tan especiales, tal vez debas acercarte al Señor y decirle: “Creo en ti Jesús. Tal vez he creído a medias o descuidadamente, pero sé que quieres que yo asuma hoy un compromiso contigo de por vida y que me la juegue por ti. Te doy mi vida Señor. Perdona mis pecados y límpiame de mis maldades. ¡Sálvame, Jesús! Perdóname Señor, porque te seguí pero me aparté, te recibí pero después te eché, te recibí pero abracé el pecado. Hoy te pido perdón. Líbrame Dios y sálvame, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.  

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