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COMPASIÓN: INGREDIENTE DIVINO

INTRODUCCIÓN

El amor de Dios tiene un elemento que es la compasión y ésta es el motor del amor de Dios, que lleva a una persona a padecer por causa de la necesidad de otros. Pasión significa padecer y compasión es padecer juntamente con otro; es decir que, si alguien tiene tristeza, yo me entristezco como esa persona. Padezco juntamente con ella. Me duele lo que está viviendo el otro como si a mí me estuviera sucediendo lo mismo que a esa persona. Eso mueve mi corazón y mis decisiones, direccionándome hacia la necesidad del otro. ¡Para Dios la compasión es extremadamente importante! La compasión hace que te enfoques en el quebranto y en la necesidad de las personas de tal manera que te lleva a dejar de lado tu propia necesidad.

Tal vez alguno diga: “¿Y yo qué? ¿Y mi problema?” ¡Dios está contigo! Su mandamiento es: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No es, te amarás a ti mismo. A mí me alcanza con el amor de Dios y me alcanza con saber que si amo al prójimo, el amor de Dios obrará en mi favor y el Señor suplirá todas mis necesidades y mientras yo cuido de otros, Él cuida de mí. Si yo tengo compasión por otros, Dios tiene compasión de mí, y si yo socorro a otros, Él me socorre a mí.

El mundo se rige por el egoísmo, el hedonismo y el egocentrismo; y el evangelio viene a combatir esos conceptos y viene a instaurar el amor de Dios que mira la necesidad del otro y me acerca al prójimo. La compasión es entonces un aspecto especial del amor de Dios que me lleva a actuar en favor del necesitado. La película: “La Pasión de Cristo” significa “el padecimiento de Cristo”, y su padecimiento no fue por Él mismo sino por la humanidad. La compasión enfoca la dirección de mis pensamientos y de mi accionar. Si yo me centro por ejemplo en las ganas que tengo de comer y me choco con alguien que tiene hambre, pierdo de vista la necesidad de esa persona porque estoy enfocado en que quiero ir a comer. Y si me siento cansado o no tengo tiempo porque ando afanado, no puedo ver la necesidad de otros. Mis sentimientos me direccionan, pero si hay compasión en mi corazón, mis ojos y mis sentimientos se enfocan en ayudar a los que me rodean. La Biblia señala que es más bienaventurado dar que recibir. ¡Son dichosos los que dan! ¡Son bendecidos! Y no sólo me refiero al dinero, al abrigo o a los alimentos; se trata de dar lo que haga falta, como un consejo, como ofrendar mi tiempo. O sea que dejo de lado el tiempo que tengo para mí y lo dedico a ayudar a otra persona como por ejemplo mandándole un mensaje. ¡Todo eso es dar!

LA COMPASIÓN TE GUÍA A LA VOLUNTAD DE DIOS

Más bienaventurado es dar que recibir, y bienaventurado significa dichoso. Significa: son más felices los que dan que los que reciben. Pareciera ser que los que reciben se ponen contentos por un momento, pero quienes reciben más gozo y satisfacción son los que dan. Esto es una verdad bíblica que si no las has experimentado debes hacerlo. ¡No te pierdas el beneficio de dar! Experimentarás gozo al dar.

Yo estoy feliz por los veintiséis años que llevo en Uruguay predicando el evangelio y no es que la gente me ha pagado bien. Yo sé lo que es sentirse extranjero en una tierra que no es tuya. A los uruguayos les provoca rechazo y fastidio los argentinos. En Uruguay se sienten orgullosos de lo humildes que son. En general, en este país se trata muy bien a los extranjeros, pero no tanto a los argentinos. ¡Yo lo he vivido en carne propia! La prensa, los políticos y un montón de gente me han tratado con un cariño extraordinario. Algunos decían: “¿Y qué tiene que decir este argentino acá? ¡Que se vaya a su país!” Pero Dios me mandó a Uruguay y me plantó aquí; el Señor me hizo adoptar a Uruguay y amo a los uruguayos. Oro por este país y creo que he derramado más lágrimas por esta nación que los propios uruguayos. Llegué con una mano atrás y otra adelante, mas Dios me ha bendecido y así como declaró José, el Señor me ha prosperado en la tierra de mi aflicción. En mi país nunca fui acusado como lo han hecho en Uruguay con toda clase de difamaciones. ¡Hasta de traficante de menores me acusaron! Ahora me dicen homófobo, retrógrada, que promuevo el odio, etc. Y no es por eso que estoy amargado sino que estoy dichoso por Cristo, porque todo lo que hice en los veintiséis años, fue dar. A veces me siento cansado, agotado, predico a veces tres cultos en un día y me encuentro con gente que necesita hablar conmigo, entonces los atiendo y me voy a mi casa muy tarde en la noche…

Una joven venía todos los domingos, me abrazaba y me decía que yo era su papá, pero le dije en una oportunidad que el chico que le gustaba no le servía y no la he visto más. ¡Se terminó el amor hacia mí como papá! A veces los consejos molestan. A veces uno no quisiera ser pastor, no quisiera darles consejos a determinadas personas, pero Dios nos puso para eso. ¿Cuál es el resultado de todo esto? ¡Soy un hombre feliz! Bienaventurado o dichoso es aquel que da. Hay gente que da, pero no está bien enfocada; da, pero lo que lo motiva no está guiado por la misericordia ni por la compasión. Solamente aquellas cosas que hacemos direccionados por la compasión están dentro de la voluntad de Dios. Nosotros damos muchas cosas, pero movidos por motivos egoístas del corazón. Haití recibe mucha ayuda de personas extranjeras que hacen donaciones tal vez por motivo de conciencia, pero estas personas dan sin sabiduría. Digamos que la compasión lleva a la persona a dar con sabiduría y con justicia. Porque a veces cuando damos, pero no somos guiados por la compasión, perjudicamos más de lo que bendecimos.

En Haití se ha desarrollado la “cultura del mangueo”. Las personas que van a allí y dan, se van felices por su conciencia, pero no son conscientes de que han ido generando esa cultura del mangueo en los haitianos ya que éstos esperan siempre que llegue alguien con billetes verdes. Cuando construimos el hogar de niños de Haití, con capacidad para albergar a cien niños, estábamos felices porque quedó hermoso y soñábamos con verlo lleno de niños que habían quedado huérfanos. Mientras íbamos construyendo el hogar de Beraca, fuimos a conocer otros hogares; y en Haití muchas personas se preparan para pedir.

Conocimos una mujer que albergaba en su casa unos cuantos niños y ella tenía una carpeta muy sucia y maltratada con papeles de inscripción muy mal hechos. Ella, mostrándonos la carpeta, nos dijo que necesitaba dos mil dólares mensuales para poder llevarlo adelante. Esta mujer pedía y pedía plata y a mí me molestaba por lo que le dije que nosotros estábamos en plena edificación de un hogar y nos estábamos gastando el dinero que teníamos en la construcción; le recalqué que nuestra intención no era solventar otros hogares pero que iríamos a visitar su casa y si Dios nos demandaba, con gusto la ayudaríamos. Y fuimos a conocer el lugar, muy pequeño, muy precario, había mucha mugre y los niños estaban sucios y llenos de moco. No era un ambiente lindo sino más bien triste y los niños no eran felices allí, pero a esa mujer le servía porque la mentalidad de ella es que si los niños están sucios y mal vestidos, que si el piso es de tierra y faltan provisiones, entonces genera lástima en la gente y ésta terminaría ayudándola. En Haití les conviene mostrar miseria ya que si la gente ve que las cosas están relativamente bien, entonces no les van a dar. Yo le ofrecí que se fuera a nuestro hogar con los niños y armaríamos un equipo, pero se negó. Las chicas que fueron a visitar el hogar conmigo les preguntaron a los niños si habían comido y ellos les dijeron que hacía días que no comían, en realidad no sabíamos si era cierto o es que le habían enseñado a decir que no comían para dar lástima. La mujer no quiso irse con nosotros alegando que Dios le ha revelado que ella tenía que estar allí y que yo debía tener misericordia y ayudarla. Entonces le increpé: “¿El Dios que te dio la visión no te dio la provisión? ¿Fue Dios quien te mandó a tener a estos niños sin comer por días? ¿Dios te manda a tenerlos mugrientos y lleno de mocos?” Están esperando recibir pero no tienen un corazón acorde al de Dios; esperan recibir pero no tienen intenciones de mejorar la casa o de alimentar mejor a los niños. Cuando damos, queda claro que debemos tener dirección y esa dirección la da la compasión. La compasión te lleva a invertir en otros con sabiduría. ¡Dios necesita gente compasiva!

No son tantos los que dan, y no me refiero sólo al dinero sino a aquellos que dan su vida y lo que sea necesario en beneficio de otros. Analizaremos la vida de Jesús; en Mateo 9:36 leemos: “Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor”. En varios lugares encontraremos a Jesús rodeado de multitudes. ¿Qué ve Jesús en la multitud? Posiblemente si nosotros vemos una multitud, sólo nos sentiremos curiosos de ver qué están haciendo, pero no pasa de ahí. Mas Jesús al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas porque estaban desamparadas. El Señor vio que estaban desamparadas y dispersas; Él veía a las multitudes como ovejas abandonadas que no tenían quien las guíe, entonces se compadecía de ellas. Después de un día de trabajo arduo, Jesús hubiera dicho a sus discípulos para ir a Mac Donald a comer porque tenía hambre y después se irían a descansar porque había que seguir trabajando al otro día.

LA COMPASIÓN TE ENFOCA Y TE DIRECCIONA

Si no hay compasión en nuestro corazón aparece alguna otra prioridad. Pero si hay compasión, ésta te va a enfocar en las necesidades que Dios te quiere mostrar y tienen que ver con sus prioridades y no con las tuyas. Cuando no hay compasión, te enfocas en tu hambre, tu cansancio, tu trabajo o estudio, etc. Pero si hay compasión entonces me enfoco en las personas y en sus problemas; yo no puedo pasar de largo cuando veo la cara de una persona que está quebrantada. Si la compasión está en mí, me detengo para hablar con esa persona. No pondremos como excusa que tenemos mucho para hacer aunque todos tenemos mucho que hacer.

Para enfocarnos en algo tenemos que dejar de lado alguna cosa; seguramente quitaremos tiempo al descanso, a la comida, a la televisión, etc. A alguna cosa le robaremos tiempo a la hora de enfocarnos en los demás. La compasión es la que te hace enfocarte en aquello que Dios quiere. ¿Tú quieres conocer la voluntad de Dios? Yo te digo que los que tienen compasión conocen la voluntad de Dios. ¡Ya no ores que Dios te muestre su voluntad! Tu oración debe ser que el Señor te llene de amor y de compasión por los demás porque si hay amor, ese amor no te dejara estar ocioso y sin fruto, y lo que hagas será de bendición. Es más, dejará de ser una carga lo que estás haciendo; si a ti te toca hacer la comida y no hay amor, cocinar se transforma en una carga muy pesada.

Hoy en día se les dice a las mujeres que no hay que ser esposa ni madre porque eso es una tiranía, entonces son esclavas y viven oprimidas por el macho en una sociedad opresora y patriarcal, y critican a la iglesia que promueve el matrimonio y la familia. Yo conozco mujeres que son una bendición como esposas y me quito el sombrero al ver la clase de madres que son. Yo me deleito en ver a mis hijas cómo dedican tiempo y amor en criar a sus hijos, cómo juegan con ellos y esos niños son felices. Para ellas no es una esclavitud ser esposas y madres. A las mujeres les enseñan que si tienen hijos no tendrán futuro, vivirán oprimidas toda la vida, atadas a las obligaciones que les imponen los hombres. Les enseñan a tener aversión por los hombres. Mira que hay mujeres que son peores que muchos hombres, luchan por que la mujer sea igual al hombre; nada de sexo, sí igualdad. En un artículo que leí, alguna feminista señala que la erección del miembro masculino es una agresión contra la mujer. En otra publicación, un transexual de cincuenta y dos años de edad, pasa a la transedad. Antes de transformarse en mujer, se llamaba Pablo y estaba casado. A los 46 años de edad, abandonó a su esposa y sus siete hijos para vivir lo que considera su vida «verdadera». En una entrevista detalla su lucha por convertirse primero en una mujer y, después, en una niña de seis años de edad que habita en un cuerpo de un hombre de más de 50 años. Se viste como una niña y habla como una niña y es un hombre grande y corpulento. ¡Es terrible lo que está sucediendo en el mundo!

Jesús al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas porque estaban desamparadas. ¡La gente está desorientada! ¡Dios tiene compasión por las personas! Leemos en Mateo 14:14: “Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos”. A Jesús le vino un deseo ferviente de ayudar a los que estaban enfermos; el Señor no vio otra cosa más que gente enferma en esa multitud. Reitero, la compasión te enfoca en las necesidades de las personas. Mateo 15:32 dice así: “Y Jesús, llamando a sus discípulos, dijo: Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino”. Justamente, lo que la gente estaba necesitando, es lo que Jesús estaba percibiendo. En momentos era el hambre, en otro, las enfermedades, o los veía desorientados como ovejas que no tenían pastor. Y ahí estaba Jesús sintiendo compasión, orientado en la dirección de la voluntad de Dios.

Cuando Jesús estaba en la tierra se compadecía de la gente y hasta se olvidaba de sus propias necesidades. Juan capítulo 4 relata que el Señor se dirigía a Galilea y le era necesario pasar por Samaria; cansado del camino, se sentó junto al pozo mientras los discípulos iban por comida; allí se encontró con una mujer samaritana y le dijo: “Dame de beber… La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana?… Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás… Ve, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad”.

Quiero mostrarte con esto, cómo Jesús se enfoca en la necesidad de las personas. Estoy en condiciones de asegurarte, después de haber ayudado a muchas mujeres y decirte que cualquier mujer que haya tenido varios maridos se siente fracasada y vacía. Los judíos no pasaban por Samaria porque era abominable, mas la Biblia señala que a Jesús le era necesario pasar por allí. “En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella?… Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come. Él les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis. Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer? Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra”.

¡El hambre te puede enfocar en tu necesidad de comer, pero la compasión te enfoca en la necesidad de la persona que está a tu lado! La compasión te hace poner tus derechos a un lado para atender las necesidades de otros. ¿Quieres conocer la voluntad de Dios? La voluntad de Dios se conoce cuando su compasión y su amor se mueven en mí. Dios no quiere que esto te quede sólo como una enseñanza sino que seas lleno hoy de su compasión y mires por las necesidades de tu prójimo. ¡La compasión te desenfoca de tus propias necesidades!

Estaba Jesús en Getsemaní orando y sudando gotas de sangre porque no quería ir a la cruz, y si el Padre le presentaba otra posibilidad no tendría que sufrir. “Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú” (Marcos 14:36). Jesús podía haber huido de allí, sin embargo, estaba delante del Padre diciéndole: “Que sea tu voluntad y no la mía”. Y se quedó allí porque era la voluntad del Padre y sabía que debía morir en la cruz del calvario para cambiar su vida por la nuestra. Cuando llegó la pascua en que Jesús sería crucificado, y Él sabía que iba a ser azotado, clavado y crucificado en esa pascua, dice la Biblia que afirmó su rostro para ir a Jerusalén (Lucas 9:51). Los que lo rodeaban sabían que algo le iba a suceder allí y ninguno quería que fuera, y dice Mateo 16:22: “Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca”. Jesús estaba acostumbrado a compadecerse de la gente y cuando Pedro le dice eso, Jesús lo mira a los ojos y le dice: “¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres”. ¡Su compasión por mí y por ti lo hizo ir a Jerusalén! La compasión por la gente que era la voluntad de Dios, lo hizo ir a Jerusalén aun sabiendo que iba a padecer. Jesús no estaba para compadecerse de sí mismo; Él tenía gozo de saber que su padecimiento tenía un gran fruto y era nuestra salvación. ¿De qué me libró Jesús? ¡No tengo ni idea de qué me habrá librado! Según la prensa yo soy un sinvergüenza y reconozco que tengo cara de sinvergüenza, pero Cristo perdonó mis pecados y cambió mi corazón y aunque tengo cara de sinvergüenza, soy siervo del Dios Altísimo.

Si Jesús hubiera tenido compasión de sí mismo, hubiera seguido el deseo maquiavélico de satanás. Mas el Señor le dijo a Pedro: “¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres”.

LA COMPASIÓN NO ELIGE LA CONVENIENCIA

Te voy a decir algo muy importante y es que tu conveniencia no es la voluntad de Dios. Muchas veces resolvemos cosas razonando qué es lo más conveniente o qué es lo que no conviene; pero lo que es conveniente para nosotros no es necesariamente la voluntad de Dios y nuestra conveniencia se levanta contra los designios de Dios. La compasión no elige la conveniencia; la compasión elige la voluntad de Dios. Posiblemente, para Jesús la conveniencia era no ir a Jerusalén, o haberse escapado de Getsemaní para guardar su vida. Cuando haces lo más conveniente y lamentablemente se ha instalado en el mundo, y desgraciadamente también en el mundo de la política, la teoría de la conveniencia, ya no importa lo que está bien o está mal, lo importante es lo conveniente. De acuerdo a la conveniencia se elige, sin importar la verdad y sin importar lo que está bien o mal. ¡Lamentable pero es así!

Y los cristianos no estamos exentos de eso porque siempre elegimos la conveniencia; tenemos que estudiar, trabajar, estamos cansados y hambrientos, etc. Y al final no hay lugar para la compasión. Dios quiere hacer una obra nueva en tu corazón. Si tu corazón no se enfoca en lo que Dios quiere no estás demostrando que eres un siervo de Dios ni que para ti lo más importante es el reino de Dios y su justicia. Estás demostrando que para ti no es importante la voluntad de Dios.

El apóstol Pablo había hecho muchas campañas de evangelismo y fundó una gran cantidad de iglesias en toda Asia, en todo el mundo de oriente conocido en aquel entonces. Había llegado a muchos lados. Y habiendo terminado sus giras de predicación del evangelio decide ir a Jerusalén, entonces dijo: “Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer; salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones. Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios” (Hechos 20:22 al 24).

Ojalá quedaras ligado y ligada al Espíritu hoy, y marches a donde Dios te guie. Dice Hechos 21: 8 al 14: “Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; y entrando en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, posamos con él. Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban. Y permaneciendo nosotros allí algunos días, descendió de Judea un profeta llamado Agabo, quien, viniendo a vernos, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles. Al oír esto, le rogamos nosotros y los de aquel lugar, que no subiese a Jerusalén. Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? Porque yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, más aún a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús. Y como no le pudimos persuadir, desistimos, diciendo: Hágase la voluntad del Señor”.

Pablo conocía la voluntad de Dios y a pesar de las profecías que eran ciertas, decidió no tener compasión de sí mismo sino de la gente. El plan de Dios era que Pablo les predicara el evangelio a los gobernantes de Jerusalén, de Cesarea de Filipo y a los de Roma. No es lo mismo lo que razona tu intelecto que lo que Dios razona. La dirección de Dios no es la misma que tu intelecto ya que éste te guía hacia tu conveniencia, pero la compasión de Dios siempre te va a guiar en otra dirección. Por eso Jesús dijo: “El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo”. Una cosa es que te guie tu conveniencia y otra muy distinta es que te guie la compasión de Jesús. La compasión de Dios no te dejará mirar hacia otro lado cuando hay una persona necesitada, algo harás por ella. Si es necesario sacrificarás tu vida por los demás y no serás una persona desgraciada porque más bienaventurada cosa es dar que recibir declara la palabra de Dios. ¡Serás feliz! Dios suplirá todo lo que te falta y verás las maravillas del Señor.

CONCLUSIÓN

Cuando es Dios quien guía también provee; y provee una paz que sobrepasa todo entendimiento y el gozo del Señor, que no es el gozo de haber recibido dinero o de encontrar empleo, sino como decía Nehemías, el gozo del Señor es mi fortaleza (Nehemías 8:10). ¡Dios hoy te ha hablado! Él quiere irrumpir en tu vida y no lo hará sin tu consentimiento porque el Señor te dio libre albedrío, pero Él te ha hablado y está golpeando a la puerta de tu corazón, déjalo que ponga su amor y su compasión y así obrarás conforme a su dirección. Muchos chicos de los hogares de Beraca se molestan porque los mandan a preparar la comida y no pueden hacer otra cosa que quieren; si la compasión de Dios está en ti, a la hora de preparar los alimentos será un poema y los que coman tu comida se deleitarán. Lo que te toque hacer, lo que Dios te mande a hacer será un gozo. Si el Señor te da diez hijos serás la mujer más feliz y esto va en contra de lo que dice el mundo, como que tener hijos es una desgracia. Así que yo les digo a las mujeres que tengan hijos; sean madres de muchos hijos y disfrútenlos. Sean esposas y deleiten a sus esposos y no crean que son esclavas porque Dios las declara benditas. ¡Son benditas las mujeres que hacen la obra de Dios! Tener hijos no es una esclavitud, pero abortarlos es un crimen. No te sentirás oprimido u oprimida porque Dios te dará una libertad que nada tiene que ver con tus razonamientos. Dijo Jesús: “Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”. La verdad es la voluntad de Dios.

El Señor quiere romper las ataduras del egoísmo, del hedonismo y la autosatisfacción en ti. ¡Dios va a darte placer! ¡El Señor va a sustentarte y te dará gozo! Tú encárgate de hacer por otros lo que Dios quiere que hagas. Dios llenará tu corazón de compasión y lo que te mueva a partir de hoy ya no serán los motivos egoístas de tu corazón, sino que sentirás compasión por tu prójimo y serás guiado por el amor de Dios a bendecir a los demás. Que no pase desapercibido este mensaje en tu vida, pídele al Señor que ponga en ti su corazón para compadecerte como Él se compadeció. La compasión es de Dios y la quiere derramar sobre tu vida hoy, recíbela en el nombre de Jesús, amén.

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COMPASIÓN: INGREDIENTE DIVINO

INTRODUCCIÓN

Hay personas que son más secas que un ladrillo, las exprimes y no sacas nada. Hay creyentes que son una bendición, si lo exprimes sale bendición por todos lados, pero hay otros que son más secos que un ladrillo y por más que lo exprimas no le puedes sacar nada bueno. ¿Qué tienes tú de bueno para dar? Aunque si tienes algo bueno, no es tuyo sino de Dios. Lo que de Dios hay en ti, bendice al mundo, le da esperanza y paz; lo que de Dios hay en ti, motiva a las personas a alabar al Señor y a buscarlo.

Leemos en 1ª de Juan 3:10: “En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios”. ¡Lo que tú tienes se manifiesta! Los hijos de Dios se manifiestan, así como también los hijos de diablo. Si adentro tuyo hay odio, éste se manifiesta fácilmente apenas aparece alguna circunstancia para que ese odio se revele. Si estás triste se te nota en la cara, si estás feliz o tienes una terrible depresión se te ve en la cara. Y si estás lleno de Dios, si estás lleno de amor y de gozo, se manifiesta en tu vida. Juan declara: “En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios”. En el amor y en la justicia se evidencia que eres hijo de Dios; si se manifiesta en ti el amor y la justicia no cabe duda que eres un hijo de Dios porque éstos dan al mundo lo que hay dentro de sus corazones, o sea que las cosas que se manifiestan en ti, tienen la raíz en el amor y en la justicia. Se menciona el amor y la justicia aunque en realidad van juntos ya que toda obra que no proviene del amor es una obra injusta.

EL AMOR DE DIOS TE ENFOCA

¡Todas las obras de Dios provienen de su amor! El amor en el creyente enfoca las decisiones y el propósito del creyente; el amor en el creyente motiva sus decisiones, aún la persona que elije para compartir la vida. El amor le da dirección y sentido a la vida. Cualquier otra cosa que de dirección a tu vida es injusta y está fuera de Dios. Aclaramos que la ley de Dios, que determina justicia, es la ley del amor. Recordemos los diez mandamientos; los dos primeros tienen que ver con el amor y la obediencia a Dios, y la prioridad que hay que darle al Señor. Y los ocho mandamientos siguientes tienen relación con el prójimo; están todos ligados y conforman la ley de Dios. Los ocho mandamientos que hablan de nuestra relación con el prójimo tienen que ver con el amor hacia los demás. La justicia de Dios está determinada por la ley del amor; amor a Dios y amor al prójimo.

En Uruguay hay un montón de leyes, pero no podemos arreglar nada porque la ley sin amor no logra justicia. Si la ley está arraigada en el amor, produce frutos, si es sólo ley, no produce justicia. Si el creyente no manifiesta el amor y la justicia de Dios, o sea, no ama a su hermano, entonces no es de Dios. Si tú eres de Dios eres observable.

He hablado con una hermana que está terminando una carrera y tiene que presentar un trabajo final. Y en la universidad está en discusión el tema de la ideología de género en la docencia. Esta hermana se está por recibir de docente y muchos callan y opinan conforme a lo que lo profesores enseñan acerca de la ideología de género porque no quieren quedar mal y perder nota, tampoco quieren que se burlen de ellos. Esta joven me contaba que había profesores y compañeros que hablaban con cierta libertad contra el evangelio, contra la iglesia y hasta contra el pastor Márquez. Me dijo también que ellos hablaban de esa manera porque no sabían que ella era cristiana. Hace años que está estudiando en ese lugar, entonces le pregunté: “¿Y dónde está la luz?” ¿Está debajo del almud o de la cama? ¿Cómo van a creer en Cristo si ni se les habla del evangelio? ¿Cómo vas a defender la verdad? Lo que pasa es que yo quiero ese título para servir a Dios. Si no sirves a Dios ahora, tampoco lo harás después. Un hijo de Dios manifiesta la luz de Dios. ¡Es una injusticia ir contra las verdades de Dios que tienen que ver con el sexo y el matrimonio! ¡Es una injusticia que la ideología de género se enseñe con carácter de obligatorio! Y los creyentes nos callamos porque no queremos problemas. En tanto ellos celebran el orgullo gay, se desnudan en la vía pública; hacen de toda clase de cosas y nosotros nos maravillamos: “¡A dónde va a parar este mundo!”

Las obras de Dios son obras de amor. ¿Por qué cantan los pajaritos? Porque Dios nos ama. ¿Por qué son tan bonitos los animalitos? Porque Dios nos ama. ¿Por qué Dios creó los ríos, los mares y arroyos? Porque el Señor nos ama. Porque quería un lugar hermoso para nosotros. Como las madres que preparan el dormitorio para el bebé que está en camino. Lo pintan, lo arreglan, le ponen un cartel dándole la bienvenida, aunque el bebé no sabe nada de leer y escribir. Ella está preparando el ambiente con colores acordes por si es nene o nena. Así hizo Dios con el planeta Tierra. Creó todo y lo preparó: árboles, plantas, frutas, pájaros, peces. ¡Todo! Y entonces después vino el hombre y lo puso en un jardín que Dios mismo creó. Las obras de Dios son obras de amor. La cruz del calvario es una obra de amor, también lo es el perdón de pecados: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). ¡Cristo murió por nosotros! Hemos conocido el amor por el hecho de que Él dio su vida por nosotros.

EL AMOR DE DIOS CAMBIÓ A ALEJANDRO

En la iglesia hay muchos testimonios de personas que fueron alcanzadas por el amor de Dios y su gran misericordia. ¡Me deleita ver las maravillas del Señor! Alejandro llegó un día a los hogares Beraca; nadie daba nada por él, ni él daba nada por sí mismo. ¡Era una piltrafa humana! Treinta años de droga no te deja nada de amor, nada de fe o esperanza, no esperas nada más que la muerte. Junto con la droga incursionó en la delincuencia, anduvo con varias mujeres y de algunas tuvo hijos que no reconoció, a quienes no les dio padre ni familia. Pero tuve el privilegio de casarlo hace unos días. Antes de la ceremonia le pregunté cómo fue que había ingresado en los hogares de Beraca y me dijo: “Entré hecho trapo”. Sólo eso. ¡No servía para nada! ¿Quién podría esperar algo de él? Si lo exprimían era un ladrillo que no tenía nada para dar. Pero hay personas que decidieron dar su vida al servicio de otros dejando todo para vivir con gente como Alejandro y mostrarles lo valiosos que son y cuánto las ama Dios. ¡El amor de Dios lo manifiestan los hijos de Dios! El amor de Dios lo vemos en las ramitas de los árboles donde se posan los pajaritos a cantar, lo manifiestan los pajaritos cantando; el amor de Dios está en el aire que respiramos y que no nos falta, pero sobre todo, el amor de Dios lo manifiestan sus hijos. El amor es poderoso, señala la Biblia que el amor todo lo puede.

Cuando estábamos construyendo el templo en Monte Beraca, les pedí a los pastores que me mandaran tres o cuatro personas para ayudar en la obra. Y en los hogares, los pastores tienen gente de confianza que aprendieron a hacer las cosas con eficiencia y justamente a esos no me los mandaron. ¿A quién me mandaron? ¡A Alejandro! ¡No, Dios! decía yo. ¡No hacía una tarea bien hecha! Cuando le daba algo para hacer, él se iba a otro lado, entonces yo le preguntaba cómo le fue con lo que había encomendado y me decía que no lo terminó porque se puso a hacer otra cosa. No había manera de transar con Alejandro. Aunque tenía una virtud y es que no era atrevido y contestador, siempre fue muy respetuoso conmigo. De todas maneras, lograba agotarme la paciencia. Así que yo buscaba qué tarea darle que no terminara de sacarme de quicio, como juntar hojitas, qué se yo… En un momento, él les había comentado a otros que le dolía cómo yo lo trataba, y yo estaba abocado a hacer el templo. Pero en una oportunidad le di algo para hacer, que cambió mi perspectiva acerca de Alejandro. Le di una tarea que hizo muy mal, entonces le dije: “¡No te puedo dar nada para hacer porque lo haces mal! ¿Dónde tenes los ojos?” Y me responde: “Disculpe apóstol es que yo no veo bien. Yo veo un bulto y sé que es una carretilla entonces me acerco y la agarro”. ¡Dios mío! ¿Qué estábamos haciendo con este hombre? En el hogar le habían dicho que le mandarían a hacer los lentes, pero de esto había pasado un año y nada, entonces le dije que la iglesia se haría cargo de comprarle lentes. Él siempre se acercaba a mí, serio y a la defensiva, porque yo no podía confiarle una tarea ya que me hacía irritar mucho. Un día llego a Beraca y él me recibió con sus anteojos puestos y me dijo: “Le quiero agradecer por este gesto. ¡Ya veo todo bien!” Lo abracé y le dije que me alegraba mucho verlo bien. Desde ese entonces tuvimos una mejor relación, no obstante, Alejandro no tenía la ilusión de casarse y formar una familia. Y la que hoy es su esposa tampoco se ilusionaba con casarse ya que desde muy chiquita careció de afecto paterno. Ella buscaba quien la amara y eso la llevó a estar en brazos de muchos hombres de donde salió cada vez más destruida. Buscaba alguien que la amara, pero lo único que conseguía de las relaciones era quedar embarazada y tiene varios hijos de diferentes padres. Ella estaba desahuciada de la vida hasta que alguien la invitó a la iglesia donde la presencia de Dios se manifiesta y su amor se hace tangible. La recibieron con besos y abrazos, y el evangelio comenzó a hacer su obra su corazón, llenándola de amor y del consuelo de Dios. Los días de reunión en donde le tocaba colaborar a Alejandro, lo ponían siempre en la puerta para recibir a la gente y él muy atento les decía: “Bienvenido, pase, Dios le bendiga”.  Así que la mujer iba a entrar a la iglesia y en la puerta estaba Alejandro dándole la bienvenida, y desde ese día ella comenzó a mirarlo con otros ojos. Lo cierto es que la mujer llegó a una conclusión que es el fundamento de lo que yo hoy te estoy predicando. Ella lo observaba, oraba por él y Alejandro comenzó a ver que ella era linda y que lo saludaba amablemente entonces le daba gusto recibirla en la puerta, deseando que entrara muchas veces para volverla a ver. La mujer llegó a la conclusión de que Alejandro amaba a Dios y si amaba a Dios también la amaría a ella. Cuando Dios se hace presente en la vida del creyente la mente se ilumina, los sentimientos dejan de gobernar, la sabiduría se abre paso y el amor que está dentro del creyente produce cosas hermosas. ¡El amor direcciona a los creyentes! Cuando estás lleno de amor, el resultado de lo que haces es distinto a lo que harías si no tienes amor. Cuando el amor gobierna tu vida, ese amor ocupa tu mente y direcciona tu corazón.

Lo cierto es que Alejandro y la que hoy es su esposa se enamoraron y él nunca se imaginó a los cincuenta años tener una esposa tan linda. ¡Esto es fruto del amor! Alejandro conoció el amor en la iglesia.

EL AMOR DE DIOS TE SANA

La gente está muy herida, sufren de soledad, de depresión, de tristeza, de amargura y tantas otras enfermedades que te arrugan la cara y te estrujan el corazón. Padecimientos que te enferman el cuerpo. Por ejemplo, el odio y el resentimiento te alteran la presión sanguínea. ¡La gente está enferma! Las personas no pueden confiar en nadie. No se casan porque no confían en el matrimonio, prefieren juntarse porque ya están previendo que puede salir todo mal. ¡Mira qué fe! Y el remedio de Dios para todas las enfermedades es el amor; es el remedio para la soledad, la tristeza, el odio, la amargura, el fracaso, etc. ¡El amor es el remedio de Dios!

No se trata sólo de que te hable acerca de la importancia del amor sino que tengas amor y hoy Dios quiere derramar su amor sobre ti. Hoy tienes que ser lleno de la presencia de Dios lo que significa que serás lleno de amor en tu corazón. Esa presencia te sana y elimina todas las enfermedades con la salvedad de que lo que Dios ha puesto en ti es como un río que fluye para vida eterna. Lo que el Señor te da a ti sale de tu interior y salpica a otros. Dios te dice que te bendecirá y tú serás bendición. ¡No sólo tendrás para ti sino también para los que necesitan!

“Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros…Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte” (1ª Juan 3:11 y 14). No estamos viendo que quizás vamos a tener vida eterna ya que la fe produce en el creyente la certeza de que nosotros hemos pasado de muerte a vida y lo sabemos bien. ¿Por qué lo sabemos? Porque amamos a los hermanos. Cuando tienes amor como una fuente de agua que no puedes parar, puedes estar seguro y segura que has pasado de muerte a vida. Y no es un amor así nomás, es un amor desprendido. 1ª de Juan 3:16 nos dice: “En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos”. ¡El amor da la vida! “Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él” señala 1ª de Juan 3:15.

Nosotros creemos que amamos a todos, pero hay algunos que no soportamos y será mejor que no me los encuentre porque me veré en el compromiso de saludarlos. Alguien te hizo algo y es mejor no toparte con esa persona así que si va por la misma vereda que tú, te cruzas a la otra. Si no soportas a un hermano, no estás manifestando lo que deben manifestar los hijos de Dios. Es más, se cumple lo que dice 1ª de Juan, que aborreces a tu hermano. Suena muy fuerte el término aborrecer así que usaremos una frase más actual: “No me lo banco”. ¿Qué te dice acerca de esto 1ª de Juan? ¡Que todavía estás en muerte! “Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él”. No hay que clavarle un cuchillo a alguien para ser homicida, sólo por aborrecer a un hermano te conviertes en tal. ¡Estás matando a tu hermano! Padre, ayúdanos a tomar con seriedad lo que dice tu palabra. Nos parece un poco exagerado lo que dice la Biblia y que no es tan así, que habría que pensarlo, pero yo te digo que no lo pienses porque la palabra de Dios no es para razonarla sino para creerla y obedecerla. Dios hoy quiere librarte de un camino de homicidio y de muerte. Abre tu corazón para que el Señor pueda derramar su presencia en ti. ¡Hay parientes que no bancamos, hay vecinos que no soportamos!

Hemos estado escuchando testimonios de la obra carcelaria que llevan adelante algunos pastores de la iglesia junto con otros hermanos. Las autoridades les han dado un sector dentro de un módulo carcelario y mandaron unos treinta presos con quienes comenzaron a trabajar. Créeme que es denigrante y deprimente entrar a las cárceles; es muy lúgubre, un ambiente muy duro, frio, sucio, se ve la miseria humana allí adentro. Pero en el sector donde trabajan los hermanos de la iglesia junto con los presos, está pintado, ordenado, pusieron allí una biblioteca; la verdad que entrar allí es entrar a un lugar bendecido. Hay presos que predican en ese lugar y oran por otros que están en su misma condición. Los pastores y hermanos que están a cargo de esta obra no sólo van a predicarles, sino que se sientan a tomar mate con ellos y a dialogar. Les hacen sentir que el amor y la gracia de Dios es para ellos. Tan bien resultó esa tarea que les entregaron otro sector donde entran doscientos presos; pero antes, los presos del otro sector acondicionaron el lugar y ya están trabajando con otras personas allí. Están sucediendo cosas extraordinarias en las cárceles porque los hijos de Dios manifiestan el amor de Dios. Por eso la Biblia dice: “Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos…” (Hebreos 13:3). ¡El amor de Dios alcanza para los criminales! Tú no bancas a tu hermano, a tu suegra, a tu cónyuge, pero el amor de Dios llega a los criminales, a los drogadictos, a los violentos, etc.

Resulta que cayó preso un violador y en la cárcel, lo común es que los violen a ellos o los maten, y éste iba a una muerte segura. Entonces el director del módulo sugirió que lo llevaran a otro lado y el violador fue a parar al módulo donde estaban trabajando los cristianos, aunque los presos cristianos no querían tenerlo allí porque los otros iban a tomar represalias contra ellos. Pero después de meditar en el asunto y de orar, decidieron recibirlo. Luego de unos meses, los psicólogos fueron a ver cómo estaba el hombre y lo habían visto tan bien que se preguntaban qué habían hecho con él. En ese sector los hijos de Dios manifiestan el amor de Dios y allí no lo han maltratado ni abusado sexualmente, sino que le predicaron el evangelio. El evangelio es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree. ¡El amor todo lo puede! ¡Esa es la obra de Dios! Y es la obra que el Señor hace a través de sus hijos. El amor de Dios es el remedio para las enfermedades del alma y como todo medicamento, viene en un envase, ese remedio está adentro de los creyentes. ¡Tú eres el envase que posee el remedio de Dios para la gente!

CONCLUSIÓN

Dios te da esta palabra hoy para llenar tu alma y para hacer que sobreabunde su amor en tu vida. “En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad” (1ª Juan 3:16 al 18). ¡No seas hablador! ¡Que se vea el amor de Dios en tu vida! ¿Cuándo se ve y cómo? Cuando hay alguien necesitado, desnudo, con hambre. Si cierras tu corazón, si estás muy ocupado como para ver la necesidad de los que te rodean eres una persona que tiene el corazón cerrado. Vives afanado con tu trabajo, no te alcanza el dinero, entonces no piensas en la necesidad de tu prójimo; tienes el corazón cerrado. Y si está cerrado el corazón, ¿cómo se manifestará el amor de Dios en esa persona? “Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad”.

¡Hay un mundo que espera la manifestación gloriosa de los hijos de Dios! La presencia de Dios, la que brota y se manifiesta a través de tu vida es esencial para el mundo. Necesitamos reconocer nuestra escases del remedio de Dios, que es el amor. A algunos, ese remedio alcanza sólo para ellos, porque piensan sólo en ellos. Y algunos predican que tienes que amarte a ti en primer lugar porque si no lo haces, no servirás para amar al prójimo. Pero el mandamiento no es ese; el mandamiento es: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. ¡Da la vida por tu prójimo!

¿Estás lleno o estás falto? Si estás falto correrás el riesgo de ser acusado que el amor de Dios no está en ti o de encontrar el día de mañana que en ti no hay vida sino muerte. Y es que el diablo acusa a los creyentes y le dice a Dios: “¿Este es tu hijo? ¿Esta es tu hija?” Satanás se burla de Dios porque ve que en los creyentes no se manifiesta el amor de Dios.

Dile al Señor: “Perdóname porque he tenido muchas ocupaciones, muchos afanes y cosas que no he logrado, y eso ha provocado que mi corazón se endureciera. Hazme libre Señor, lléname de tu presencia y derrama tu amor sobre mí. No estuve funcionando con el remedio que tienes para la gente. He sido demasiado egoísta y he pensado demasiado en mí. Lávame Señor con tu sangre y límpiame de mi pecado. Hoy quiero que tu amor rebose sobre mí y quiero darle ese remedio de amor a los necesitados, en el nombre de Jesús, amén”.

 

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COMPASIÓN: INGREDIENTE DIVINO

INTRODUCCIÓN

Leemos en el Salmo 68:6: “Dios hace habitar en familia a los desamparados”. Los desamparados no gozan de una familia. Muchas mujeres dicen que no necesitan de un hombre para ser felices, que pueden tener un hijo de cualquier hombre. Tú decides gobernar tu vida, y hacer lo que te parece o te da la gana. Mas la Biblia dice que Dios hace habitar en familia a los desamparados porque éstos no conocen bien el valor de una familia y no entienden el plan global de Dios para la eternidad. El Señor ha querido que a través de las familias sea lleno su reino, en otras palabras, que sea poblado el reino del cual vamos a participar eternamente y no quiere que esto se haga con desprolijidad, sino que ha establecido un proyecto para que todo salga bien, para que tú y yo vivamos planamente y seamos felices. Dios completa nuestra bendición, nuestra paz y felicidad, y permite que nos desarrollemos y estemos bien a través de la familia. ¿Quién es el desamparado entonces? Es una persona que anda buscando el placer, el bien y la paz, y experimenta con muchos tipos de relaciones, pero Dios tiene el remedio y se llama familia. Para el mal que aqueja al mundo entero, el remedio para los desamparados, es que Dios les da familia. Que Dios te haga habitar en familia significa que si tú no tienes familia, entonces el Señor te da una y ya no estás más en soledad. Cuando pertenecemos a una familia nos sentimos rodeados, amados, valorados, desafiados; es en la familia donde se mueven los valores, el poder y la gloria de Dios, por lo tanto necesitamos habitar en familia.

DIOS TE PROVEE DE FAMILIA

La familia que Dios nos da es la familia de Cristo. Aunque no nos gusten las personas que nos rodean, son nuestra familia en Cristo. Nosotros somos selectivos, si no nos gusta alguien lo dejamos de lado, pero necesitas que tus ojos sean abiertos y puedas ver como Dios ve. Si tú no valoras las obras de Dios, jamás disfrutarás de ellas; si no valoras el aire que respiras, sólo inhalarás y exhalarás, pero no te causará ninguna sensación plena. Si en cambio valoras el aire que respiras, entonces alabas a Dios porque reconoces que ha hecho tanto que por más que haya miles de millones de personas y animales en el mundo Él ha llenado el planeta de aire y no nos falta a pesar de los incendios y aunque los bosques sean talados. Dios está previendo siempre para que no nos falte el aire. Si no, ¿qué estás haciendo? Y alguien dirá: “Aquí, respirando para no morir”. Las personas que sufren de enfermedades pulmonares saben bien cómo es cuando les falta el aire, pero tú tal vez no eres consciente del aire que respiras cada día. Quizás no valoras la familia que tienes en Cristo y si no la valoras, entonces no la amas porque el que ama valora.

Este mensaje surgió por motivo de un casamiento que hemos celebrado en nuestra iglesia de dos jóvenes como digo yo, dos carbones arrebatados del incendio. Ellos no han podido disfrutar de una familia. El papá del novio se ahorcó y le ha tocado vivir una vida terrible sin poder gozar de familia. Este joven estuvo internado cinco veces en hospitales psiquiátricos con tres intentos de suicidio. Tenía una vida amarga, no conocía el amor y el favor de Dios. Pero cuando escuchó el evangelio algo comenzó a suceder dentro de su ser, aunque tuvo una vida conflictiva, llena de droga, de violencia; hasta estuvo preso, pero el carbón no terminó en cenizas, sino que fue encendido por Dios. Estaba agradecido a Dios y emocionado porque el Señor le dio una esposa. ¡Cuántos tienen esposa y no la valoran! Ahí la tienen; hace veinte, treinta o más años, y es poco más que una cosa. Lo mismo sucede con las mujeres que no valoran a su esposo. Este joven que no creía en el amor ni en el matrimonio, que no creía en la familia, de pronto empezó a desear amar y ser amado.

El componente principal de la familia, el más importante y que no debe faltar, es el amor. Cuando uno tiene amor, valora a las personas. Éstas tienen un valor intrínseco, o sea que, se reconoce el valor de las personas por el sólo hecho de ser quienes son. No importa si son homosexuales o asesinos ya que tienen un valor dado por el fabricante y ese fabricante es Dios. Entonces, cuando el amor de Dios está en nosotros, no importa la cara de la persona, el sexo o su raza, esa persona debe ser amada y valorada. En la familia el amor es lo fundamental; y cuando en ella falta el amor, esa carencia, causa heridas profundas en cada uno de sus integrantes.

Algunos padres cuando han querido tener un hijo, pero les llegó una hija, su tendencia ha sido despreciar a esa hija y hacerle notar su disconformidad por el hecho de haber nacido mujer, al punto de hacerla llorar. Muchas mujeres me han declarado que hubieran preferido haber sido hombre para que su padre las amara. Hijas que hacen cosas de varones para que sus padres las amen, pero nunca lo han conseguido. Cuando falta el amor falta el sustento y la fuerza; el corazón queda herido con dolor, rechazo, aislamiento, soledad, odio o rencor. Por eso es que en la familia ocurren las mayores bendiciones y las peores maldiciones. Cuando hay lo que tiene que haber, la vida es hermosa; cuando hay amor de padre y de madre la vida se hace más fácil y hermosa. Uno es movido por el entusiasmo que le provoca el amor de su familia. Pero cuando los hijos no han recibido el amor de su padre o de su madre, muchos de ellos anhelan morir, la vida se les hace pesada.

La joven que hemos casado ha estado viviendo en uno de los hogares de Beraca por once años. Once años suspirando por conocer a su mamá, quien se prostituye, y cuando quedó embarazada de ella la abandonó, pero la joven hasta el día de hoy no ha dejado de buscarla. Y aunque llegó el día de su boda sin tener noticias de su madre, sin embargo, ha sido consolada por Dios. Ella decía que nunca se iba a casar porque nadie la iba a amar jamás; buscaba quien podría ser su esposo, pero de los que veía, pensaba que no la iban a amar. Estaba decepcionada de la vida; le había faltado mamá, le había faltado familia. Y el papá abusó de ella, así que la encontramos destruida. La joven ha estado en varios hogares y muchas veces hemos tenido que animarla diciéndole que Dios la amaba y que tiene planes con ella. Le declarábamos que no había venido al mundo por casualidad, que Dios sabía que ella iba a nacer y tenía un propósito para su vida. Dios la conocía antes de que su madre quedara embarazada, entonces le afirmábamos que el Señor la iba a sacar adelante y comenzó a creerlo y a contárselo a otros, y uno de esos a quien le compartió esas palabras fue a su novio, porque cuando se enamoró del joven, él tenía baja autoestima y creía lo mismo que ella, entonces la joven lo alentaba, así como habíamos hecho con ella. Varias veces su novio metió la pata y nosotros le decíamos que no podía seguir de novia con él, pero ella iba y lloraba delante de la presencia de Dios y oraba que el Señor lo tocara y lo cambiara porque lo amaba. ¡Es petiso y narigón, pero ella lo ama! Cansaba que siempre caiga en el pozo de la baja autoestima, pero ella que lo ama, lo levantaba una y otra vez. El amor los fue sacando adelante y después de tantas luchas finamente se casaron, y nosotros los que hemos vivido su historia de cerca, estamos felices. Tanto amor sienten ambos, que la novia lo agarró a besos como cinco veces en medio de la ceremonia. Finalmente, la familia de Cristo les llenó el corazón.

¿Dónde vas a conseguir un buen novio o una buena novia? ¿Sólo estás buscando una linda figura o una cara bonita o estás buscando familia? ¿Anhelas lo que Dios tiene para ti o buscas lo que tú quieres? Dios hace habitar en familia a los desamparados. Y la familia es un invento maravilloso de Dios. ¡Ha sido su plan! El Señor quiere poblar el reino de los cielos con seres humanos perdonados, limpiados y perfectos, nacidos de mujeres y de hombres imperfectos. El método de Dios es hacerte sentir en familia, allí el Señor cuenta con los ingredientes que te van a sacar adelante. Aunque tu marido sea un ladrillo seco, no es lo que él te dará a ti sino lo que tú le darás a tu marido. Cuando la presencia de Dios viene a tu vida y su amor se manifiesta en ti, hay un río en tu interior que brota como una fuente de agua de vida y hará que ese ladrillo seco se moje. No depende de lo que hagan los otros, es lo que está en ti, porque lo que Dios ha puesto en ti bendice a otros.

Desde el principio Dios diseñó la sociedad, para que esté conformada por familias. El término familia aparece más de trescientas veces en el Antiguo Testamento. En la antigüedad, cuando Israel formaba sus ejércitos, se llamaban por familias, también cuando distribuían la tierra lo hacían por familia, conforme a la cantidad de hijos. Las familias pertenecían a determinado linaje; los que pertenecían a otro linaje por ejemplo eran los levitas, o a alguna otra tribu que cumplía determinadas funciones, pero era todo por familia. Cuando celebraban la pascua, lo hacían en familia. Y de ahí surge el concepto de propiedad privada, y es que no sólo la familia es importante sino también lo que ésta posee. Es tan importante que si se muere la persona que compró el bien, queda para su familia, entra en sucesión y el juez determina quienes tienen derecho a recibir el beneficio que tenía la persona que se murió. ¿Qué es lo que determina si tienes derecho o no? La sangre o el linaje. Si perteneces a la familia entonces recibes el bien que dejó la persona que falleció. Por eso la legitimación de la descendencia es importante y el concepto de familia es contundente.

Ahora, cuando Dios encuentra a alguien que le ama, que le obedece y reconoce quién es Él, porque el que le ama y le obedece tiene los ojos abiertos, y ve, y valora quien es realmente Dios, eso une a la persona con Dios, por lo tanto, pasan a tener una relación profunda y lo que es de Dios pasa a ser de esa persona y lo que es de la persona le pertenece a Dios. El Señor te dice: “Dame todas tus inmundicias que yo te doy toda mi gloria. Dame tus maldiciones que yo te daré mis bendiciones. Dame tu odio que yo te voy a llenar con mi amor”.

DIOS PROVEYÓ DE FAMILIA A ABRAHAM

Dios encontró un hombre y ese fue Abraham. Entonces le dijo: “Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (Génesis 12:3). El interés de Dios es que todo aquel que sea como Abraham, que le ame y se haga su amigo, por eso dice, en ti serán benditas todas las familias de la tierra. Cuando hablamos de familia nos referimos a papá, mamá y los hijos; en una visión más grande está el papá, la mamá, los hijos, los hermanos de papá y mamá, los primos, etc. O sea que familia son los parientes consanguíneos, un grupo de personas que tienen una misma sangre y constituyen un linaje, el que nace con el matrimonio y continúa por generaciones. Dios te toma hoy y te y te dice: “Yo te bendeciré así como lo hice con Abraham, y no solo te bendeciré sino que tú serás bendición”.

Más importante que recibir o tener bendición es darla. Dios le dijo a Abraham: “Por tu causa, por tu fe, voy a bendecir a aquellos que me amen como tú me amas. Pero voy a tomar tu descendencia y esta será bendición igual que tú”. Así como el apóstol Pablo señala en Gálatas 3:16: “Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo”. La simiente, o la descendencia más importante de Abraham es Jesucristo. Nosotros somos benditos por Jesús el Cristo, un descendiente, o sea la simiente de Abraham. Si tú eres de Cristo, eres de la simiente de Abraham; Dios bendijo a Jesús, por lo que el Señor se transformó en la bendición del mundo y así como señala la Biblia, en Él serán benditas todas las familias de la tierra. Yo soy descendencia de Cristo, soy su simiente y Él me llamó para bendecir a todos los que crean en esta palabra que hoy traigo en el nombre de Jesús.

El que no es de la familia, es de afuera de ésta; y el que tiene la bendición es el que pertenece a la familia. Leemos en Efesios 2:19: “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios”. La promesa no es para el que está afuera sino para el que está adentro. El que pertenece a la familia tiene bendición y bendice a otros. La gente sufre terribles consecuencias por el rechazo y abandono de sus padres porque éstos no tienen tiempo, es más, ellos consideran que es más prioritario trabajar y aportar dinero a la casa que darles tiempo a sus hijos. Y los hijos se sienten como que no son de la casa, entonces suceden cosas como la que le ocurrió a un joven que dos por tres le decía a su padre: “Qué, ¿yo no soy de esta casa?” Cuando fue mayor y estaba casado se enteró que era adoptado. Son cosas que se perciben; me tratan bien, me dan todo lo que necesito, pero no siento esa filiación que tienen hijos y padres y eso produce angustia. ¡Cómo lo vi llorar el día que se enteró que efectivamente quien lo crió no era su padre! Le dijeron que aunque lo habían adoptado lo amaban pero él sufría porque toda su vida tuvo en su corazón un sentimiento de rechazo.

En la familia de Cristo ésto no te sucede. Yo soy argentino y en Uruguay, muchas veces me han hecho sentir con desprecio que soy del otro lado del charco así que sé lo que siente un extranjero. Pero entendí que Dios me trajo a la familia de Cristo uruguaya, a la que ahora pertenezco. La Biblia nos muestra que Dios se encarga no sólo de hacer el bien sino que también hace justicia cuidando de los extranjeros, de los huérfanos y las viudas. Eso no es caridad sino justicia. Amar es justicia de Dios y donde no hay justicia de Dios no hay amor por lo tanto hay maldición e ira de Dios. Por eso el apóstol Pablo les dice a los efesios que ya no son extranjeros ni advenedizos, o sea, venidos de afuera; son esas personas que Dios ha elegido para que posean las bendiciones de Abraham y bendigan a otros con esa bendición. “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios”. No importa de qué familia vienes; no importa cómo fueron tus padres porque ahora Dios es tu Padre, el que te sustenta, te cuida, te da lo que necesitas, te hace una persona de bien. El Señor pone alegría y paz en tu corazón porque ahora perteneces a la familia de Dios, en la que yo soy tu Padre, dice el Señor. 

CONCLUSIÓN

Es muy importante el concepto de familia. Así que comienza a mirar con otros ojos y valora a tu pastor, a los líderes de las células familiares. Somos imperfectos pero escogidos por Dios. Dios no trajo gente perfecta a su familia sino a pecadores a quienes les perdonó sus pecados y los está puliendo para que formen parte de su reino. ¡Ama a tus hermanos en Cristo! Pídele perdón a Dios si es que no sientes amor, pero te digo que lo sientas o no, el amor es un mandamiento así que tienes que dar la vida por tu hermano.

Entiende que la iglesia de Jesucristo es una obra maravillosa que hizo el Señor en la cruz del calvario; “una manga de pecadores”, como dice el dicho popular, ahora forman parte del pueblo de Dios y son la familia de Cristo amados y bendecidos por Dios. Yo he entendido cuánto valor tiene la iglesia para Jesús y cómo el Señor nos ama a cada uno de nosotros; y Él está mirando no lo que somos sino lo que llegará a hacer de nosotros por su poder. Tú estás en proceso: ¡Que nadie se apresure a juzgarte! Cristo está viendo algo mucho mejor en mí que lo que la gente está viendo. Yo estoy en proceso. Ámame porque la obra que está haciendo Dios en mí, es perfecta. Tienes que creer que ante tus ojos los demás son preciosos porque algún día se va a manifestar la gloria de Dios sobre sus hijos. ¡Hasta la naturaleza está esperando ver lo que va a pasar contigo y conmigo! Dice la Biblia que ya no hay judíos ni griegos, ya no hay barrera que nos divida porque Cristo nos ha hecho parte de su familia y debemos valorarla y alabar a Dios por esa familia.

Hay mucha gente que se siente desamparada en la iglesia, se sienten solitarios o que no encuentran un lugar y no cuadran, pero están mirando a ver si los saludan o no, si los llaman por teléfono o no; están pensando en lo que debieran hacer los otros hacia ellos, y no se dan cuenta que ellos deben tener amor por los demás. Lo que importa es que yo tenga amor. ¡Qué me importa si no me saludan! Yo me acerco a la gente y les doy un abrazo.

Quizás has estado pecando, esperando que la gente te de lo que Cristo ya te ha dado, pero tú no lo ves. ¡En la iglesia está latente toda la bendición de Dios! La pregunta es: ¿Te sientes parte de la iglesia o sientes que eres un paria? Dios te dice que ya no eres extranjero ni advenedizo sino que eres miembro de la familia de Cristo. El Señor no tiene hijos predilectos, nos ama a todos por igual y pagó un mismo precio por cada uno de nosotros. Pero tú no has estado contemplando la magnífica obra de Dios que ha purificado a todos los que han creído en Cristo Jesús. Miras con tus ojos pero no con los ojos del Señor. Pero hoy Dios quiere hacerte sentir parte de su familia, la cual es más importante que la familia de carne y sangre porque la familia de Dios tiene que ver también con un linaje bendito y escogido y con una sangre pura y preciosa. Nosotros tenemos el ADN de Jesús; tenemos su sangre que ha sido derramada por nosotros, así que somos parientes en Cristo y Dios es nuestro Padre. Cómo será de importante la familia que Dios ha querido ser el Padre de la familia de Cristo y quiere que cuando nos dirijamos a Él le digamos: “Padre nuestro que estás en los cielos…” Posiblemente como no valoras el aire que respiras cada día, tampoco valoras a Dios y a la iglesia. Pero hoy decides comenzar a agradecer a Dios y quieres formar parte de su familia. ¡La familia que compone la iglesia tiene las bendiciones de Abraham y de su descendencia!

Pídele perdón a Dios porque has depreciado la iglesia, has despreciado a tus hermanos cuando te enojaste y te resentiste con ellos. Necesitas restaurar tu relación con Dios porque esto ha provocado en ti, amargura y tristeza y te has enfriado espiritualmente ya que no oras como antes. Si te has sentido rechazado o rechazada y no has podido dejar atrás el dolor por tu familia que no te ha contenido, recibe en esta hora la presencia de Dios y su identidad. Que sean perdonados tus pecados y seas cubierto con la sangre preciosa de Jesús. Que comiences a sentirte parte del pueblo de Dios y te sientas como un hijo o una hija con plenos derechos para recibir la gracia y las bendiciones que Dios tiene para ti. ¡El Espíritu del Señor manifiesta su presencia sobre tu vida en esta hora! Recibe su Espíritu de poder y de gloria, en el nombre de Jesús, amén.

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COMPASIÓN: INGREDIENTE DIVINO

INTRODUCCIÓN

El diccionario hace referencia a la depresión como un síndrome y señala que este síndrome está caracterizado por una tristeza profunda y por la inhibición de los valores de la psiquis y las iniciativas que surgen de nuestra alma. Las funciones de nuestra alma son inhibidas por causa de la depresión. Cuando hay depresión, todas las cosas que tienes para dar, como una sonrisa, una palabra de aliento, un buen consejo, etc., no puedes expresarlos porque por causa de la depresión estás inhibido o inhibida.

Dios me mandó a hablar acerca de esto porque hay muchos cristianos que viven dominados por la tristeza y este sentimiento le quita a la gente el gozo de Dios, la fe, la esperanza y aún las ganas de vivir. La tristeza es una especie de mal contra la verdad de Dios, es una especie de maldición contra la fe en Dios, que te roba las ganas de vivir y te hace dudar acerca del futuro o temer acerca de cosas que puedan ocurrir en el futuro. ¡Hoy Dios quiere librarte de tristezas! ¡El Señor quiere librarte de la depresión!

Se puede decir que la depresión tiene que ver con un vacío. Cuando estás deprimido o triste es que algo te falta; y si no logras darte cuenta qué es lo que te falta, estás en ceguera. Algunos tratan de llenar ese vacío con dinero, con trabajo, con sexo, con música, etc. La gente quiere llenar el vacío a toda costa, pero el único que puede llenar ese vacío de llama Jesucristo. No hay ninguna canción que pueda darte vida abundante, no hay fármacos que puedan darte vida abundante, tampoco lo puede hacer la droga o el alcohol. ¡Sólo Cristo puede llenar el vacío que provoca la tristeza que te lleva a la depresión!

SÍNTOMAS DE LA DEPRESIÓN

Hay algunos elementos que intervienen en la depresión. Es muy común que sientas temores cuando estás deprimido, y el temor es contrario a la fe. Por medio de la fe yo tengo esperanza que voy a salir adelante, espero que lo que viene será mejor que lo que estoy viviendo, y no es una fe tonta o ciega, sino que está anclada en la palabra de Dios. La biblia dice que Cristo nos lleva de gloria en gloria y de victoria en victoria y por eso nosotros creemos que lo que viene siempre es mejor que lo que ya hemos vivido. La vida con Cristo es una vida ascendente, se perfecciona y alcanza niveles mayores de fe, de esperanza y de gozo. Cuando yo no entendía bien estas cosas dudaba de que sucedieran las promesas de la Biblia sobre mí y de tener victoria en ciertas áreas de mi vida, pero a esta altura en que Dios me ha mostrado cuánto me ama, me ha mostrado su poder, me ha hecho disfrutar al ver como Él ha transformado tantas vidas dándole esperanza, fe y ganas de vivir a tanta gente, ya no tengo ninguna duda. Por lo que digo: “¡Qué importa lo que venga! ¡Yo soy más que vencedor por medio de aquel que me amó!”

Eso que declara la palabra de Dios yo lo había leído y lo creía, pero ahora lo tengo en la médula de mis huesos. El cristiano que tiene una buena relación con Cristo no está esperando que las cosas sean mejores porque sabe que serán mejor; y sabe que no importan las circunstancias difíciles o contrarias. El cristiano sabe por la palabra de Dios, cree y está seguro que a los que a Dios aman, todas las cosas les ayudan a bien. ¡Qué lindo tener esa certeza! Tal vez ha ocurrido algo malo y catastrófico pero tú estas consciente que eso no es tan malo o catastrófico, sino que no estás entendiendo bien los planes que Dios está ejecutando sobre tu vida. Se muere un pariente y te pones mal y le reprochas a Dios, pero no estás entendiendo la historia que Él está tejiendo. Aunque no entienda, ahora que tengo incorporada la palabra de Dios, no me importa lo triste o difícil que sea la circunstancia, yo confieso que amo a Dios por lo tanto sé que en todas las cosas ayuda a bien para mi vida.

En la depresión opera el temor y éste es una fe negativa, es una especie de certeza que va a ocurrir lo malo que estoy presintiendo o pensando. En el temor no opera el Espíritu Santo, no opera Dios. Cuando yo pongo mi fe en que lo malo que pienso o presiento va a suceder, no estoy confiando en la palabra de Dios que promete que a los que a Dios aman, todas las cosas les ayudan a bien. Yo miro para adelante y que venga lo que venga porque sé que todo lo que suceda será para bien de mi vida, de mi iglesia, de mi nación y de mi descendencia. ¡Lo creo, lo vivo y lo predico!

Otro elemento que opera en la depresión es la tristeza que ya mencioné, y quizás sea el factor principal. Los temores tienen que ver con el pasado; hemos vivido cosas que han dejado marcas en nuestro inconsciente. Las circunstancias han metido temores en nuestro corazón y nuestra mente y creemos que porque me fue mal en varias ocasiones ahora también me irá mal. Lo mismo sucede con la tristeza que está fundamentada en situaciones del pasado, y tiene que ver con una sensación de pérdida. Por eso cuando hay depresión es porque no he alcanzado cosas que he anhelado; la depresión tiene que ver con fracasos matrimoniales, económicos, fracasos en el intento de que mi padre o mi madre me amen, entre otras cosas y entonces se apodera de las personas un estado de tristeza que sólo Jesús puede eliminar. ¡Cuando Cristo llega a tu vida borra el pasado! La promesa es que el que está en Cristo es una nueva criatura, ya el pasado no existe y no influye más en tu presente porque con el Señor estás caminando en una nueva historia. El que está en Cristo es una nueva criatura, las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas. Yo puedo mirar hacia adelante expectante por lo que está haciendo Dios y mi referencia no es el pasado ni las circunstancias que viví sino el futuro venturoso que Jesús tiene para mí. El estado de tristeza te inhibe y te impide tener esperanza, fe, convicción, fuerza; te impide contagiar a los demás con vida porque la tristeza te está robando la vida.

Si estás en un estado de tristeza, Cristo te quiere librar. No importa lo que haya hecho tu cónyuge contra ti, lo importante es que Cristo te puede sacar la tristeza a pesar de tu cónyuge. Así que puede venir la tristeza y el miedo, pero si tú escuchas la palabra de Dios y la crees con todo tu corazón, el Señor tiene poder para hacerte vivir en otra dimensión, más allá y por encima de las circunstancias. ¡Dios tiene poder! El apóstol Pablo declaró que el evangelio es poder de Dios para salvación y hoy estás escuchando el evangelio, la buena noticia de Dios. El Espíritu Santo te trae hoy este mensaje que te sacará del estado de tristeza, de la angustia y la depresión. Y esto es más que un mensaje; es poder de Dios para salvación. Yo podría darte un lindo discurso, pero si no opera el poder de Dios, no serviría de nada mi discurso. Tengo la convicción que lo que estoy predicando es poder de Dios para salvar a cualquiera en cualquier situación.

Veamos ahora, los síntomas de la depresión:

sintomas de depresion

 

¿Qué cosas hay en mí que determinan que hay depresión? Por ejemplo, sentirse triste o vacío. La depresión es el estado fundamental de la tristeza. Los psiquiatras dicen que una tristeza prolongada pasa a ser depresión. Una tristeza que se apodera de tus estados de ánimo termina en depresión o genera ese vacío existencial. Otro síntoma de la depresión es la pérdida de interés. Antes tenías iniciativas, te gustaba estudiar o trabajar, sonreías todo el tiempo, pero ahora has perdido el interés y ya no sonríes, ya no te interesa estudiar o trabajar, no le encuentras sentido a la vida y piensas que no hay propósito alguno para vivir, piensas que no vale la pena vivir y sientes deseos de morir. Quiero decirte que el evangelio promete vida abundante a quienes lo reciben. Jesús dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10). ¡Esto es una promesa del Señor y Él tiene poder para hacer que esta palabra se cumpla en tu vida!

La depresión te promete muerte y es que la depresión sugiere muerte, pero el evangelio te da vida. La depresión te insinúa que no vale la pena vivir, pero Cristo te dice: “Yo he venido para darte vida y vida en abundancia”. También declaró: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6). Prometió que la vida que nos daría sería como un río de agua de vida que sale de nuestro interior (Juan 4:14) y que no sólo es para nosotros, sino que toca a los que nos rodean. Si tú tienes entusiasmo, y entusiasmo significa, lleno de Dios, ese río de vida que hay en ti moja a otros y los llena de expectativas. Es una vida que no sólo te llena, sino que también emana de ti para bendecir a otros. ¡La depresión no es normal en los creyentes! La tristeza puede surgir por causa de alguna circunstancia adversa que llegó a tu vida, pero se tiene que ir porque no tiene nada que hacer en tu vida. La esperanza supera la tristeza; la fe y las ganas de vivir que te da Jesús superan la tristeza, y Dios te quiere librar del poder de esa tristeza profunda que tienes.

Otros síntomas de la depresión son el no poder dormir o dormir demasiado, sentirse permanentemente cansados. Hay mucha gente que no trabaja tanto, pero vive cansada. Otros síntomas son que vives sin esperanzas, que siempre estás irritable y ansioso, tienes ideas de muerte o de suicidio. Parece ser que se mueven demonios en la depresión que al hablarte e insinuarte pensamientos te dicen que la vida no tiene sentido y no vale la pena vivir; después te llama la atención hacia una ventana en el décimo piso en donde te encuentras y te incita a arrojarte hacia el vacío así se termina todo tu sufrimiento. Algunos oyen voces que le dicen que se tire delante de un camión. Cuando la depresión hace morada en ti, quien domina no es el Espíritu Santo sino los demonios. La depresión te lleva por caminos que Dios no te ha mandado transitar; por lo tanto, tienes que ser libre hoy de la depresión porque ésta te arrastra por caminos de muerte.

La depresión también conlleva un aumento o la pérdida de los deseos de comer. Puede darte por comer de más o por no tener ganas porque se te cierra el estómago. Es un vacío emocional, motivacional, o sea que te falta motivación. Es un vacío intelectual ya que las cosas que has aprendido no te sirven de nada, sino que están ahí herrumbradas en tu corazón, por lo tanto no funcionas como Dios quiere ni siquiera como tú quisieras funcionar. Te vuelvo a insistir que el evangelio es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree.

YO ENTRÉ EN DEPRESIÓN…

A mí no me han contado acerca de la depresión ni he leído del tema; me ha tocado vivirla y hace más de cuarenta años fui libre de la depresión. Yo tenía veinticinco años de edad y me sentía como un viejo. A esa edad yo pensaba que no valía la pena vivir y le preguntaba a Dios por qué permitía que me sucediera lo que me estaba sucediendo y por qué dejó que yo sufriera injusticias. Cuando tú comienzas a cuestionar a Dios, más solo te quedas. Yo me había criado en la iglesia y en determinadas áreas de mi vida tenía temor de Dios. Yo había decidido guardarme de toda relación sentimental con las jóvenes, que ofendiera a Dios. Así llegué a los veintidós años de edad, no me había puesto de novio con ninguna chica y había unas cuántas que me buscaban, pero yo no podía engañarlas diciéndoles que las amaba, y como no podía decírselo, no me metía con ellas. Hoy en día los chicos se les declaran a las chicas y viceversa diciendo: “Siento algo por vos”. ¡Una gran estupidez porque sentir algo no es necesariamente amor! Sentir algo sería como alguna cosquillita, o tener ganas de algo. Te gusta una chica y tienes ganas de besarla, entonces te le acercas y le dices que sientes algo por ella y si la joven te corresponde entonces ya están listos para el beso. Yo no quise relacionarme con ninguna chica. Una vez, una joven se volvió loca por mí y la entiendo. ¡Era linda la chica! Unos amigos me decían: “Dale, encarala porque está muerta contigo”. Entonces yo decidí ponerme de novio con ella, pero no podía estar en paz porque sentía temor de Dios. La chica vivía a ciento setenta kilómetros de mi casa y un día sin saber más que hacer, porque yo no aguantaba estar en una relación con ella le escribí una carta insinuándole que quería terminar porque no me sentía bien. Le dije que debíamos hablar. Yo no podía mirarla a los ojos y decirle que la amaba porque no eras así. La chica interpretó mal la cosa y me sugirió que concretemos el noviazgo. Ella se quedó esperando y yo no le volví a escribir ni la vi más. Pero llegó el día en que me enamoré perdidamente de Marta, mi esposa. Yo que tenía muchos cargos en la iglesia, era un líder importante; Marta cantaba en el coro que yo dirigía entonces le hacía caritas. También fui su maestro de la escuela dominical. Antes de enamorarme de ella, una vez le insinué algo, le conté la historia de Abraham cuando Dios le dijo que dejara su tierra y su parentela y él obedeció yéndose a donde Dios lo mandó. Entonces le dije a Marta: “Si yo te dijera que te fueras conmigo, que dejaras tu casa y todo lo demás. ¿Lo harías?” ¡Y ella me responde que sí! La lógica es que debía decir que no pero no nos habíamos puesto de acuerdo, aunque en ese entonces aún no estaba enamorado de ella.

Pero cuando me enamoré de Marta le hablé y le dije cuánto la quería, que estaba roto, descosido por ella, y me dice: “Mira Jorge, yo con vos no me caso ni me casaría nunca”. Yo tenía la idea de que cualquier chica a la que yo le hablara tenía que caer de rodillas llorando agradeciendo al cielo. En mi fuero íntimo pensaba que no podía haber mujer que se me resista. ¡Era humilde en aquel tiempo! Realmente pensaba que si alguna chica se resistía a mi amor era una estúpida que no me merecía. Pero cuando me enamoré de Marta no podía desear que se pudriera porque se me pudría el amor de mi vida. Esa noche me fui sufriendo a mi casa y pensaba que lo que estaba viviendo era mentira, pero tenía esperanza que la cosa iba a cambiar. Y le volví a hablar. Resulta que Marta se había puesto de novia con otro joven y yo le hablé sin saberlo. Había encontrado un rubio, alto, que se había recibido de contador y tenía casa. ¡Qué sé yo todo lo que tenía ese tipo! Yo era bajito, morocho, estudiante de arquitectura, aún no me había recibido y no tenía un peso en el bolsillo. ¡Estaba frito! En ese tiempo comencé a decirle a Dios: “Yo me guardé para serte fiel y ahora que amo a una mujer, ella me desprecia”.

Comencé a vivir un estado de lucha interior y perdí las ganas de estudiar; yo era un líder activo en la iglesia y perdí el deseo de servir a Dios. Me sentía cansado…. Tenía todos los síntomas de la depresión. No tenía ganas de levantarme de la cama ni de comer, mi mamá me decía: “Jorgito tenes que comer. Estás quedando muy flaco. Hay muchas chicas lindas en la iglesia”. Pero yo enojado decía: “¡Qué me importa! ¡Yo la quiero a Marta!” Todo me era contrario. Marta vivía al lado de mi casa y yo sabía a la hora que se iba a clases de piano así que salía afuera y me sentaba en el muro de casa a mirarla. Yo la miraba y me lamentaba. La veía irse y casi pasaba inadvertido para ella. ¡Eso era una puñalada para mí! Ella quería convencerme que jamás se casaría conmigo. Estaba en los preparativos para su casamiento con el rubio alto y había comprado la heladera, una cocina y otras cosas más. ¡Todo para casarse con el gil ese! Pero yo le volví a hablar y ella me dijo: “¿Cómo queres que te diga que con vos no me voy a casar?” Todo eso ayudaba a mi tristeza y resulta que en esos días en que estaba acostado en mi cama sin ganas de nada, hasta la música más inocente me pegaba duro. Me quedaba horas en mi cuarto escuchando música. Había un tema titulado: “El gato en la oscuridad”. La letra dice: “Ese gato que está en el tejado sabía que tú eras mía”. Y a mí se me saltaban las lágrimas… ¡Hasta el gato lo sabía! Y surgía una canción tras otra para que yo me hundiera en la tristeza y en la depresión. Me había comprado en ese entonces unos cuantos simples y entre ellos había uno de Palito Ortega. ¡Las canciones de Palito Ortega eran las más inocentes y bendecidas! Y había una que decía: “Al lado, justo al lado, vive, la que me tiene enamorado, ilusionado, trastornado, yo la tengo de vecina, está viviendo justo al lado”. ¡Yo escuchaba eso y lloraba! Por eso te digo que entré en una depresión profunda y cuestionaba a Dios, pero cuanto más cuestionaba a Dios, más solo y triste quedaba. Por ahí yo agarraba la Biblia y ésta me daba para adelante. Yo practiqué también la dedomancia. Le decía a Dios: “¡Háblame Señor!” y donde paraba mi dedo esa era palabra de Dios. Entonces me salió el versículo que se encuentra en Mateo 21:22: “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis”. “¡Pero Dios, si esta está de novia con el rubio ese! ¿Qué derecho tengo de orar para que me la des?” ¡Estaba librando una lucha impresionante! Oraba, lloraba, tomaba la Biblia y pedía: “¡Háblame Señor!” Y otra vez donde caía mi dedo, esa era palabra de Dios y me salía nuevamente Mateo 21:22: “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis”. La palabra de Dios hacía su trabajito y los demonios también y yo estaba en el medio de la palabra de Dios y los demonios. Un buen día Dios me dio una palabra: “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación…” (Salmo 40)

La palabra que hoy estás recibiendo tiene poder para doblegar todos los poderes del infierno que producen tristeza, angustia, soledad y todo mal que te rodea. ¡Hay poder en la palabra de Dios! El evangelio es poder de Dios para salvación de todo el que cree. En ese entonces, no salté de alegría porque la palabra decía: “Pacientemente esperé a Jehová…” Era como que Dios me estuviera diciendo que aguantara que Él me iba a sacar.

La depresión está descrita en el Salmo 23 “…Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento”. En el valle de sombra de muerte uno pierde el aliento, pierde el ánimo y la fe, camina despacio y no sabe a dónde ir, no sabe si lo que hace está bien o está mal. Mi lucha duró dos años. Mi cuñado que jugaba conmigo a la pelota, cada vez que me veía me decía, por ejemplo: “Mi hermana ya se compró la heladera. Se casa en diciembre”. Cada vez que me veía me informaba acerca de los preparativos del casamiento de Marta. ¡Qué sufrimiento! Un día se pelearon y yo me terminé casando con Marta. ¡Después me dijo que me amó toda la vida! Ella decía de mí que era un negro ruliento; ahora me dice papi. “Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios” (Salmo 40). ¡Dios me devolvió las ganas de vivir!

ELÍAS ENTRÓ EN DEPRESIÓN…

El profeta Elías vivió la depresión profundamente, después de una gran victoria espiritual en el Monte Carmelo cuando clamó a Dios para que enviara fuego del cielo y consumiera el holocausto que él había preparado. Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja. Previamente se había burlado de los sacerdotes de Baal que habían invocado a su dios, pero éste no les respondió; ellos hicieron sus rituales, sus danzas y sacrificios, se sajaban los brazos hasta chorrear sangre, pero Baal no con contestó por fuego y Elías dijo: “Invocad vosotros el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová; y el Dios que respondiere por medio de fuego, ése sea Dios” (1 Reyes 18:24). Entonces Elías invocó a Jehová y el fuego cayó y consumió todo el holocausto. “Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!” (1 Reyes 18:39). A veces dejamos la espiritualidad y nos manejamos según nuestros estados de ánimo. Vemos a algún creyente que está desanimado pero un día se levanta y comienza a subir y a tener victoria; uno lo ve y piensa qué bien que está, pero nuevamente decae. De la nada baja de ánimo, sube, baja y así sucesivamente. Cuando sube no es por Cristo sino porque les picó algo. El Espíritu Santo te da dominio propio y te hace vivir en una fe constante, no es que se te cae la fe y la vuelves a levantar, después se te vuelve a caer y la levantas de nuevo. Los estados anímicos son fruto del alma y ésta tiende a cambiar sus estados anímicos con la temperatura, la humedad, lo que comiste o bebiste, por causa de una mirada, etc. Una mirada te puede cambiar el estado de ánimo. Una chica cree que el joven está loco por ella y se siente feliz pero un día el muchacho la mira medio seco y ese día la chica se viene abajo, allá al fondo. ¡No hay quien la levante! Una palabra o una noticia pueden cambiar tus estados de ánimo. Pasas de la euforia a la tristeza más profunda y Dios no quiere que vivas más así.

Después de esa gran depresión que te conté, he vivido por más de cuarenta años predicando. Cuando estaba en la depresión le decía a Dios que no valía la pena vivir. “¿Para qué vivir si yo me había guardado para honrarte y no me das la mujer que yo amo? ¡No te entiendo Dios! ¿Qué quieres de mí? ¿Qué me quieres enseñar? ¡No tiene sentido esto que estoy viviendo!” Yo no conocía los planes que Dios tenía para mí. Yo era anímico y Dios me tenía que hacer pasar por esta experiencia para que yo ya no dependiera de mi alma, sino que dependiera de Jesucristo y de su palabra. El alma se agarra de cualquier cosa para entrar en depresión, en tristeza o en euforia, pero el Espíritu se mueve por la palabra. Jesús dijo: “…mis palabras no pasarán” (Mateo 24:35). El que confía en la palabra de Dios vive estable. El que ancla su alma en la palabra de Dios pone esa ancla en un lugar estable y firme; esa persona no se moverá porque no dependerá de las circunstancias sino de lo que Dios ha dicho. ¡Y lo que Dios ha declarado no se mueve! ¡No cambia! ¡No varía porque Dios no miente!

Cuando cae fuego del cielo y todos ven que Jehová ha enviado fuego, comienzan a declarar: ¡Jehová es Dios! Porque el pueblo estaba sumido en la idolatría y adoraban dioses extraños y no al verdadero Dios de Israel. Elías manda a detener a los profetas de Baal, para que no escape ninguno. Eran cuatrocientos cincuenta sacerdotes de Baal; y los llevó Elías al arroyo de Cisón, y allí los degolló. Y la que mantenía a esos sacerdotes era Jezabel, la esposa del rey Acab. “Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos” (1ª Reyes 19:2).

Aquí comienza el drama de Elías. Él no tuvo miedo de matar cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y burlarse de ellos. Dios lo respaldó. Pero cuando recibió esa noticia de parte de la reina se asustó, tuvo miedo y huyó. Hasta ese momento estuvo firme y dice la Biblia en 1ª de Reyes 19:3: “Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado”. Cuando la reina amenazó con cortarle la cabeza le entró miedo y decidió huir. El miedo te hacer correr en la dirección opuesta a la voluntad de Dios; el miedo te impide estar lúcido para entender qué es lo que Dios quiere que hagas. Recordemos que el miedo es uno de los factores de la depresión. Elías estaba en el Monte Carmelo, bien al norte de Israel, en el límite con Líbano y más allá no podía pasar. Allá fue donde Elías hizo esta proeza de parte de Dios. La Biblia señala que viendo el peligro, huyó a Beerseba. No había vehículos entonces, ni rutas. Calculo que descendió más de trescientos kilómetros hacia el sur. Beerseba es la última ciudad antes del desierto del Neguev. Hay pueblos o civilizaciones desde Beerseba hacia el norte, pero ésta es una ciudad situada bien el sur del reino de Judá, y luego de ella, está el desierto. El Monte Carmelo estaba al norte en el reino de Israel. Allí en Beerseba dejó a su criado y señala la Biblia en 1ª Reyes 19:4: “Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres”. Elías huyó por miedo a que lo mataran, pero ahora estaba deseando morir. ¡Se hubiera quedado allá! Una versión antigua dice: “Basta ya, oh Jehová, quítame el alma”. Continúa diciendo 1ª Reyes 19:5: “Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come”. Cuando fuimos a Israel hemos andado por el desierto del Neguev, un desierto donde no hay vegetación, sólo piedras y arena. Allí el clima es seco y hay hasta cuarenta y cinco grados de temperatura. Elías se echa debajo de un enebro y le dice a Dios: “Basta ya, oh Dios, quítame el alma”. El alma es el yo. El ángel le ordena que se levante y que comiera y así lo hizo Elías, pero después que hubo comido sintió ganas de dormir otra vez. “Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta” (1ª Reyes 19:7). Dios me dio esta palabra para ti hoy: Levántate y come porque largo camino te resta. Yo sé lo que es tener veinticinco años de edad y sentirme como un viejo, y no tener ganas de vivir. Yo sé lo que es no encontrarle sentido a la vida ni propósito en lo que Dios estaba haciendo. Elías llegó al punto en que no quería más nada, estaba cansado; quedó turbado por lo que había sucedido. El enemigo había contra atacado justo después de una gran victoria y lo demolió, lo llevó el punto de desear la muerte. Después de haber salido de mi depresión, llevo más de cuarenta años predicando el evangelio, ya no tengo ganas de morir sino todo lo contrario. Yo le digo a Dios: “Dame vida y nuevas fuerzas para seguir predicando. Yo quiero llenar el mundo con tu palabra y levantar gente en el nombre de Jesús. Yo quiero ver el poder del evangelio transformando a las personas”. He trabajado mucho y estoy cansado, pero tengo ganas de vivir y seguir haciendo la obra de Dios.

CONCLUSIÓN

Puede que seas un joven que se siente viejo, abrumado, cansado, que no le encuentra sentido a la vida, pero yo te digo que Dios tiene propósito contigo y Él te ordena: “Levántate y come porque largo camino te resta”. Dice la Biblia que después que se hubo alimentado caminó cuarenta días y cuarenta noches sin comer y sin beber dirigiéndose hacia el sur. Se atravesó todo el desierto del Neguev y llegó al Sinaí o Monte Horeb. Unos seiscientos kilómetros aproximadamente desde el Monte Carmelo hasta el Monte de Dios. “Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías?” (1ª Reyes 19:9). Yo te pregunto de parte de Dios: “¿Qué haces aquí? ¿Quién te mando llegar a dónde has llegado?” Elías respondió: “He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida. Él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado. Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?” (1ª Reyes 19:10-13).

Ahora pregúntate tú: “¿Qué hago aquí? ¿Por qué he llegado hasta aquí? ¿Por qué me siento perdido? ¿Por qué siento que mi vida no tiene sentido?” Elías le vuelve a contar el mismo cuento que le dijo al ángel a Dios. “Y le dijo Jehová: Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria” (1ª Reyes 19:15). Dios lo invita a empezar de nuevo y ahora con la nueva orden que le da, todo lo que caminó hacia el sur lo tenía que caminar hacia el norte. ¡Hacer seiscientos kilómetros de nuevo hacia el otro lado! Aunque volvía por el desierto de Damasco, más hacia el este del Monte Carmelo, y los dos están casi a la misma altura. Podría haber ido desde el Monte Carmelo, dos o tres días caminando hasta Damasco. Le dio la tarea de ungir a Hazael por rey de Siria más otros dos trabajos como el ungir a un rey de Israel y levantar a Eliseo como su sucesor.

Presta atención a lo que te digo ahora. Todo lo que has caminado sin saber que no era la voluntad de Dios lo vas a tener que descaminar. Dios te dice: “Yo voy a cambiar tu vida, pero tú tienes que conocer mi voluntad”. No camines por caminar o por impulso. No hagas lo que te viene en ganas o porque lo sientes. ¿Por qué lo hiciste? “Porque lo sentí”. ¡Tú tienes que hacer lo que Dios te dice! “Pero no lo siento y yo no soy hipócrita”. A la gente le gusta hacer lo que siente. Elías hizo lo primero que sintió. Lo que sintió fue temor y dijo: “¡Tenemos que huir valientemente!”

Dios quiere orientar tu vida y darle sentido a tu existencia. Caminaste mucho creyendo que hacías lo correcto, pero si decides hoy obedecer a Dios, Él te dirá lo que tienes que hacer y a dónde tienes que ir. Entrégale tu depresión, tus temores y tristezas. No camines más gobernado o gobernada por tus temores y tristezas. Que no te asusten las circunstancias. El Señor te dice: “Yo soy tu Dios y caminaré contigo y te daré fuerzas. Yo te daré victoria y te haré un vencedor y una vencedora. En tus caminos no hallarás victoria, pero en mis caminos serás más que un vencedor”.

Si estás siendo asediado o asediada por tristezas y por depresión porque tú sabes si estás sintiendo un vacío, si sientes un bajón y quieres hacer cosas pero no tienes fuerzas, no tienes ganas o simplemente no puedes, has golpeado puertas que no se abrieron y ya no sabes que puertas tocar, ya no sabes qué más hacer, Dios te dice hoy: “Dame tus problemas. Dame tus depresiones y tus angustias; dame tus fracasos y yo quitaré tu depresión hoy de ti. Te voy a dar libertad. Experimentarás una libertad que hacía mucho no experimentabas. Has corrido mucho pero no sabes para qué ni para dónde. Yo te voy a mandar al lugar exacto de mi voluntad y no dejaré que fracases más”. La tristeza, la depresión y los temores te hacen tomar decisiones. ¡Decide que nunca más le harás caso y desde hoy obedecerás a Dios! ¡Arrodíllate delante de Dios, no delante de tus temores!

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COMPASIÓN: INGREDIENTE DIVINO

INTRODUCCIÓN

Hay mucha confusión en el mundo y esta confusión está metiéndose en la iglesia. Dice la Biblia que Cristo no vendrá sin que antes se manifieste la apostasía y se manifieste el hombre de pecado, inicuo cuyo advenimiento es por obra de satanás (2° Tesalonicenses 2:1-9). Estas son señales que estamos esperando que se cumplan y yo quiero decirte que hoy estamos viviendo tiempos de apostasía. Apostatar significa negar la fe, es volverme en contra de lo que antes he creído. A veces discutimos por cuestiones como, por ejemplo, de qué color pintaremos el templo, de qué manera vamos a alabar, cómo haremos el culto, qué pondremos primero y estos son cuestiones de forma, pero hay otras cosas que son esenciales y tienen que ver con la verdad o con doctrina. La palabra doctrina tiene el mismo origen que la palabra dogma. El dogma es un cuerpo de fe; es una verdad que debe ser creída y no es relativa sino absoluta, y si no es creída. no hay salvación ni perdón de pecados. La doctrina es inamovible, no es algo que podamos discutir; la doctrina no es algo que podamos razonar, sino que debe ser creída. La doctrina es una enseñanza a la que le decimos amén, lo creo y lo recibo. Por ejemplo, el perdón de pecados a través de la sangre de Jesús. No puedes discutir cómo es eso, para qué es, y por qué tiene que ser así. Tú tienes que creer que la sangre de Cristo te limpia de todo pecado y no puedes alterar esa verdad.

VERDADES INAMOVIBLES

Hoy quiero hablarte de doctrina, porque hay verdades que están siendo atropelladas en el mundo. Por ejemplo, la ideología de género se ha metido en la iglesia; durante miles de años hemos creído que un matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer, pero ahora, en este tiempo, se cuestiona qué es un matrimonio. Algunos creen que un matrimonio se puede formar entre tres personas como dos mujeres y un hombre. Y como eso hay otras cosas que tienen que ver con la libre elección de lo que yo quiero ser en lo sexual, en mi libertad de elegir el género que quiero. Por miles de años han existido los hombres y las mujeres, pero hoy hay cincuenta definiciones de género, y le llaman género a algo que no lo es. Resulta que puedes ser travesti, heterosexual, homosexual, bisexual, etc. Hay una larga lista de cosas para elegir, pero la verdad sigue siendo que Dios estableció el matrimonio. Y así como entró la confusión en el mundo y hasta se enseña en las aulas, también entró en la iglesia. Leí que dos pastoras lesbianas se casaron y las dos están al frente de una iglesia, y han surgido varias iglesias de homosexuales. Éstos toman pasajes de la Biblia y los adaptan a su conveniencia y de la misma manera entran otros pseudos conocimientos o pseudas doctrinas.

Recientemente ha ofrecido una conferencia en Uruguay una especie de rabino, que no es rabino; se denomina mesiánico ya que cree que Jesús es el Mesías, el Salvador del mundo, pero no cree que exista la trinidad ni cree en la divinidad de Cristo. Y quiero hablarte acerca de eso porque es importante que sepas en lo que crees. A la gente le decimos que tienen que abrirle el corazón a Jesús y pedirle que entre en él. Si te preguntara entonces si Cristo es Dios me dirías que sí, pero si te pregunto por qué crees que es Dios, ¿sabrías responder? Ellos creen que Cristo es hombre, ungido, pero hombre, y no es Dios.

Todo esto tiene origen en una enseñanza del Antiguo Testamento donde la Biblia dice que Dios es uno. Leemos en Deuteronomio 6:4: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es”. Un motivo de tropiezo de los judíos para creer en Jesucristo como el Mesías es el hecho de que nosotros proclamamos que Él es Dios y que existe la Trinidad, pero para ellos eso es imposible porque tienen metido en la cabeza el pasaje de Deuteronomio 6:4: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es”. Es uno solo, el único Dios creador del cielo y de la tierra; el universo ha sido hecho por Él y se sostiene por Él y no hay otro Dios. Digamos que el pueblo judío nos legó el conocimiento de la existencia del único Dios verdadero, a lo que se llama monoteísmo. En otras naciones hay muchos dioses y a eso se le llama politeísmo y nosotros creemos que Dios es uno. No necesitamos una diosa del mar, un dios de la guerra, etc. Una mujer se enamoró de un hombre casado y acudió a un brujo para hacer un endulzamiento así el hombre dejaba a su esposa. La gente acude a dioses para lograr los caprichos de su corazón. Mas nosotros somos monoteístas y creemos en un solo Dios. El Dios verdadero, quien creó todas las cosas y nos creó a su imagen y semejanza. Cuando quieres hablarle al pueblo judío de Jesús te dicen “cruz diablo”. Ellos piensan que si Jesucristo es Dios entonces hay dos Dioses, por lo que si hay un Dios Padre y un Dios Hijo eso es politeísmo y ellos no quieren hacer idolatría entonces adoran al único Dios verdadero.

Surgen cosas que hoy te quiero aclarar; leemos en Tito 2:13: “…aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo”. Aquí la Biblia nos dice que Jesucristo es nuestro gran Dios y Salvador. Pero, ¿cómo es el asunto? ¿Hay un Dios o son dos Dioses? ¿El Espíritu Santo es Dios o no? Para ellos es un espíritu, pero no hay Trinidad, existe solamente el Dios Padre. Hay entonces una contradicción porque la Biblia señala que Jesús es adorado. Debo decirte algo que tiene que quedar establecido y bien claro y es que nosotros somos monoteístas y creemos en el único Dios verdadero. La Biblia también expresa: “A tu Dios amarás y a Él solo servirás”. Esto se encuentra en el libro de Éxodo, Levítico y Deuteronomio. Hay un elemento que distingue nuestra relación con Dios de cualquier otra relación y ese es el acto de adoración. ¡Sólo Dios debe ser adorado! Cuidado cuando dices que alguna persona es divina. ¡No utilices ese término para ningún ser humano! ¡Divino sólo es Dios! Y por cuanto Él es Dios y es divino debe ser adorado porque la adoración es la manifestación de nuestra fe en cuanto a la grandeza, al poder, a la gloria, al amor y a la salvación de Dios. Es aquello que nos identifica con aquello que reconocemos y Dios debe ser reconocido y debe ser exaltado. Yo debo ser reconocido como pastor de la iglesia Misión Vida para las Naciones; si no soy reconocido, ¿qué me queda? Por ahí alguna persona dice: “Jehová es mi pastor y ningún hombre es mi pastor”. ¿Quién inventó a los pastores? ¡Yo no! Dios estableció pastores, apóstoles, evangelistas, profetas y maestros. Así dice su palabra. Toda persona que está en autoridad, por ejemplo, el padre de familia, debe ser reconocida en su autoridad. El dueño de una empresa debe ser reconocido como la autoridad de la empresa. Y la manera de reconocer al Dios verdadero es la adoración. Tú puedes rendir honor a una persona, pero no puedes adorarla. En cuanto al honor, la Biblia dice que todo el honor le pertenece a Dios; le pertenece toda la gloria y toda adoración. Entonces Dios es uno solo y debe ser adorado. Si Dios es uno, ¿pueden tres ser uno?

El rabino que vino a Uruguay ha llegado a decir que a la Biblia Reina Valera hay que desecharla porque está contaminada con el pensamiento griego. ¿Será que hemos estado usando una Biblia que no sirve y Dios nos abandonó a merced de la mentira? Ellos han escrito un Nuevo Testamento en hebreo porque señalan que la Biblia debe ser expresada desde el punto de vista del pensamiento hebreo. Dicen que la Reina Valera no es fiel a los manuscritos, pero yo te digo que el Nuevo Testamento que ellos escribieron es infiel en absoluto porque no responde a ninguna traducción, sino que lo han inventado. Ellos plasmaron: “De acuerdo al pensamiento hebreo debiera decir esto y esto”. Estén atentos porque esto se está infiltrando en la iglesia y hay mucha gente que está siendo confundida. Confío que hoy quedarás con la certeza total y absoluta de cuál es la verdad y quien debe ser adorado.

PENSAMIENTO HEBREO vs PENSAMIENTO GRIEGO

Precisamente en esto de que tres son uno, no es un pensamiento griego porque ellos son muy esquemáticos, matemáticos y geométricos, entonces para los griegos, uno más uno es dos y tres no son uno. Me refiero al pensamiento griego. Pero en el pensamiento hebreo y bíblico no es nada extraño que dos sean uno, que tres sean uno o que cuarenta y dos mil trescientos sesenta sean uno. Para la Biblia no es extraño que siendo muchos miembros seamos un solo cuerpo. Ya en el principio Dios dijo: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2:24). ¿Qué es lo que ve Dios en un matrimonio? ¡Uno! Yo miro un matrimonio y veo dos personas, un hombre y una mujer, dos nombres diferentes que los identifica, pero, ¿qué ve Dios? ¡Uno! Y el Señor dice: “Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” (Mateo 19:6). Dios ve una unidad en el matrimonio. ¿Vas a discutir esto? ¿Lo vas a razonar o vas a creer? ¡Tienes que creer lo que dice la Biblia! Le preguntaron a una persona: “Cuándo llegues al cielo y te encuentres con los tres: con el Padre, con el Hijo y el Espíritu Santo, ¿delante de quién te arrodillarás? Si hay un solo Dios verdadero y dices que crees en tres Dioses, si te arrodillas delante de Cristo en el cielo, entonces eres un idólatra y de hecho no irás al cielo por idólatra, por politeísta, por creer en más de un dios”.

En el pensamiento hebreo traducido del griego no es extraño que dos o tres sean uno y no es extraño que, siendo muchos miembros, todos nosotros seamos uno. Dios no ve muchos, sino que ve uno. Somos un pueblo, el pueblo de Dios, el cuerpo de Cristo y ese cuerpo tiene una cabeza que es Cristo por lo tanto somos uno con el Señor y Él es uno con nosotros. En el libro de Juan, en el capítulo 14 Jesús tiene una charla con sus discípulos y les dice: “Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino”. Aparece Tomás en la escena y le dice: “Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?” Entonces Jesús le responde: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto”. El Señor les dice que ya conocen y han visto al Padre en Él. Entonces, Felipe que no entendió bien, como más de uno, le dijo: “Señor, muéstranos el Padre, y nos basta”. Y Jesús le cuestionó: “¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras”.

Jesús afirma aquí que es uno con el Padre y quien lo conoce a Él conoce al Padre. ¡Quien ha visto a Cristo, ha visto al Padre! El apóstol Pablo dijo que Jesucristo es la manifestación visible de la deidad. En Juan 14:20 Jesús declara algo mucho más profundo: “En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros”. No dice que van a aprender algo, sino que van a conocer. Cristo hace uno al Padre, al Hijo y a nosotros. Somos uno con Cristo y Cristo es uno con el Padre. En las declaraciones del rabino dice que el Padre es el Padre y el Hijo es el Hijo y éste viene después del Padre, por lo tanto, el Padre no tiene origen, pero el Hijo sí tiene origen. El verbo de Dios fue encarnado y vino a ser el Hijo Unigénito de Dios cuando ha sido hecho hombre en la tierra, pero nosotros creemos en la preexistencia de Cristo, creemos en el verbo que se hizo carne y se hizo Hijo. Antes no era Hijo sino la segunda persona de la Trinidad. ¿Cuál es el origen de Cristo? En Apocalipsis Jesús mismo declara: “Yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin”. Aquí declara: “Antes de mí no hubo nada y después de mi no hay nada. Yo estoy en el principio y en el fin”. Cuando Jesús se hace carne y viene a formar parte de la historia humana se hace Hijo. Filipenses 2:8 dice que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. En el capítulo 17 de Juan, vemos que antes de morir Jesús oró: “Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese”. El Señor se despojó de su gloria, pero estaba esperando ser nuevamente exaltado para tener la gloria del principio.

En 1ª Corintios 12: 12 el apóstol Pablo dice: “…así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo”. Según el pensamiento hebreo, muchos son uno y para entender mejor esta mentalidad. Esdras 2:64 dice así: “Toda la congregación, unida como un solo hombre, era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta”. En el pensamiento hebreo cuarenta y dos mil trescientos sesenta pueden ser uno. En el Nuevo Testamento el apóstol pablo dice: “completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa” (Filipenses 2:2). Unánime significa, un alma. Todos tenemos nuestra alma, mas Dios quiere que seamos una sola alma; que tengamos todos, un mismo sentir, y pensemos una misma cosa. Dios está trabajando para hacer de nosotros una sola alma, con un mismo sentir; la cabeza es Cristo y vamos a sentir lo que Él siente. No seremos muchos sino uno solo. Seremos el cuerpo de Cristo. El Señor no se casará con muchos sino con una sola, la iglesia. ¡Alégrate porque somos uno en Jesús!

JESÚS ES DIOS Y DEBE SER ADORADO

Yo considero que lo que ha venido a enseñar el rabino Dan Ben Abraham es herejía y ésta debe ser cortada de la iglesia porque causa división entre los hermanos. ¡A mí no me salvó un hombre! ¡Dios me ha salvado! ¡Dios se encarnó en Cristo Jesús y murió en la cruz del calvario! ¡Su sangre me ha limpiado de todo pecado! ¡No fue un hombre que tuvo misericordia de mí, no fue un hombre que me amó y dio su vida por mí! ¡Fue Dios mismo que se hizo cargo de mi pecado yendo a la cruz y puso sobre sus hombros mis transgresiones! Si fuera hombre yo estaría exaltándolo y se llevaría la gloria. Pero esto es obra de Dios y la gloria es toda suya.

Si Cristo es hombre no debe ser adorado; si Cristo es Dios debe ser adorado. Y tenemos claro que solo Dios debe ser adorado por lo que, si Cristo es adorado, entonces, Cristo es Dios. Hay muchos pasajes bíblicos en los que respaldamos esta verdad. Me llama la atención que Mateo es el evangelio por excelencia escrito para los hebreos. Se ve que Mateo tenía un interés especial en enseñarles la verdad a los judíos y yo creo que debía tratar de no escandalizarlos, pero se empeñó en mostrar cómo Jesús es adorado. Si yo fuera Mateo y no creyera que Jesucristo es Dios, trataría de evitar algunos pasajes bíblicos para no escandalizar a los judíos, pero no fue así. No sólo que no esconde que Jesús debe ser adorado; lo que llama la atención es que Jesús no detenga a sus discípulos y les diga que no lo adoren porque no está bien. Hay hombres que adoran a las mujeres. La Biblia señala que en una oportunidad un siervo de Dios se encuentra con un ángel y éste es más lindo que cualquier mujer, resplandeciente y lleno de gloria, y Juan se postra delante de él para adorar, pero el ángel se lo impide y le dice que no es Dios, que es un consiervo suyo. Los ángeles tienen claro que nadie puede ser adorado sino solamente Dios. ¡Pero Cristo se deja adorar! O es Dios, o es un engañador, embustero e hipócrita. Leemos en Mateo 28:16 y 17: “Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban”. Jesús había resucitado y estaba listo para irse al cielo, entonces se encuentra con ellos en una montaña. Ese es un momento extraordinario donde Jesús les entrega a los once discípulos la responsabilidad de llevar la verdad del evangelio a todas las naciones. Si no es Dios tiene que aclarárselo: “Esperen muchachos, dejen de adorarme porque yo no soy Dios y están cometiendo un pecado de idolatría”. Si no es Dios y lo adoraban entonces pasarían a ser politeístas. Sin embargo, los discípulos le adoran, aunque algunos dudan porque les da vueltas en la cabeza: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es”. Entonces se preguntan: “¿Estará bien que lo adoremos?”. Y Jesús no aclara nada.

Esto que te estoy exponiendo es importante pero más importante es que adoremos a Jesús y demos gloria al que merece gloria. María Magdalena y otra María van al sepulcro, pero se encuentran con que Jesús no está allí. “Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado…id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos, he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron”. Si Jesús no fuera Dios no se los permitiría porque era solo un hombre. Pero Jesús no aclara nada, sino que deja que esas mujeres lo adoren. ¿Entiendes que Cristo es Dios?

 Tenemos la escena de cuando los discípulos estaban en la barca y ven a Jesús que iba hacia ellos caminando sobre el agua, todos estaban temerosos y Pedro camina sobre las aguas para ir al encuentro de Jesús. Después que termina todo leemos en Mateo 14:33: “Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios”.

Adoración es postración, es ponerse de rodillas tanto en lo interior como en lo exterior. Hay más evidencias en la Biblia que nos muestran que Jesús es Dios. Los reyes de oriente adoraron al niño Jesús, al Rey de Israel que había nacido. Pero la más imponente adoración a Jesús está en Apocalipsis 5: 7 al 9: “Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación”.

Yo sé y estos hombres que dicen que Cristo no es Dios saben que postrarse y arrodillarse delante del Cordero significa adorar a Jesucristo. Quiero advertirte hoy de que los argumentos que confunden al mundo también se están infiltrando en la iglesia y se están levantando falsos profetas. Pero la Biblia nos alerta que Cristo no vendrá sin que antes venga la apostasía. Habrá muchos que dejarán de creer que Jesucristo es el Señor y se convencerán que es sólo un hombre. Oro que no seas confundido o confundida; que no te toque ser apretado hasta negar a Cristo. Que seas de las personas que den la vida confesando a Cristo Jesús como tu Señor y Salvador. Quien me amó es Dios y dio su vida por mí. Y la gloria es de Dios. Un hombre por más mesías que se autodenomine, si es sólo un hombre, no merece gloria porque la gloria es sólo de Dios.

Cuando tú adoras, ¿qué sientes? ¿Eres de esos que se quedan mudos? Dice la Biblia que el Padre anda buscando adoradores que le adoren en espíritu y en verdad. “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren” (Juan 4:23).

Hay muchas criaturas creadas por Dios, gloriosas; tan glorioso era satanás, un querubín protector, que se miraba al espejo y decía: “Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo” (Isaías 14:13). Satanás quería un reconocimiento que no merecía. Él tenía grandes honores y un lugar de privilegio en los cielos, pero quiso ser exaltado más de lo que debía. Y el que tiene que ser sumamente exaltado es Dios. Hay muchas criaturas creadas por Dios que son magníficas, una de ellas es mi esposa. Muchas mujeres adoran a los hombres y los hombres adoran a las mujeres, pero cuando dejas de lado a Dios por un hombre o por una mujer, por un deseo o cualquier otra cosa, tú no exaltas a Dios. Digamos que la medida que muestra que no le das el lugar a Dios que Él se merece, es tu falta de adoración. Tu falta de adoración indica que tu relación con Dios no es tan fuerte y no conoces cuanto el Señor debe o merece ser exaltado.

CONCLUSIÓN

Yo crecí en una iglesia muy cuadrada en nuestra manera de adorar a Dios y éramos solemnes cantando himnos como: “A nuestro Padre Dios…” Todos serios. Y yo dirigía el coro. ¡Éramos unos palos cantando! Como Dios es orden, nosotros éramos muy ordenados, entonces cuando entramos por primera vez a una iglesia evangélica, donde todos levantaban las manos alabando a Dios y aplaudiendo, nos alarmamos y dijimos: “¡Qué desorden! ¡Éstos no entienden nada!” Pero cuando tú puedes ver la magnificencia de Dios, el amor que te ha dado y cómo ha derramado su sangre hasta la última gota por ti, cuando llegas a entender la gloria de Dios, no aceptas que te frenen. Caes postrado ante su presencia, le besas los pies, derramas tu vaso de alabastro sobre el Señor y enjugas sus pies con tu cabello. Le adoras, lloras ante su presencia, y el diablo mira y dice: “¡Eso quiero yo!” Pero a él no le corresponde. Y Dios ha derramado amor sobre su pueblo para que su pueblo lo ame de tal manera que satanás se ponga verde de bronca porque quienes adoran al diablo lo hacen por temor y por obligación, pero nosotros adoramos a Dios porque le amamos y reconocemos que Él es digno de adoración.

¡Diablo, nuestra adoración no es para ti! ¡Nuestra adoración es para el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo! ¡Gloria a Dios! ¿Entiendes ahora que Jesús debe ser exaltado y adorado en sumo grado más que cualquiera? Cuando entré por primera vez a una iglesia como Misión Vida, miraba cómo la gente levantaba las manos, alababa y aplaudía y sentía vergüenza porque estaban haciendo escándalo. Yo me metía las manos en el bolsillo, cerraba los ojos para no ver semejante cosa y así adoraba a Dios. Pero David decía: “Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias…” (Salmo 103). Si no adoras a Dios entonces estás adorando alguna otra cosa y nosotros hemos sido hechos para dorar y exaltar su nombre. Mira cuánta alabanza hay en un gol. El Club Nacional de Futbol cumplía ciento dieciocho años de trayectoria y salieron sus simpatizantes a la calle a festejar, entonces cantaban y aplaudían, tiraban bombas y tocaban los tambores; la gente salió a adorar a Nacional. Muchos antes dejaban cualquier cosa, aún la iglesia y a Dios por un partido de futbol, pero hoy gritamos gol a Jesucristo.

Necesitas ser libre para adorar a Dios. ¡Cristo quiere darte libertad para adorarle! El Señor quiere romper tus ataduras. Obliga a tu alma a adorar. No te olvides de sus favores. No te olvides de su amor por ti. Dile a Dios: “Señor, muéstrame cuán grande tú eres. Quiero contemplar tu gloria. Extiende tu mano de poder sobre mi vida, que en esta tierra yo te dé gloria y no te robe la gloria que tú mereces. Líbrame Señor, de mis ataduras y cegueras. Conozca yo tus maravillas, tu amor y tu poder, en el nombre de Jesús, amén”.

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COMPASIÓN: INGREDIENTE DIVINO

INTRODUCCIÓN

En los capítulos 23 y 24 de Mateo, Jesús habla de su segunda venida y da muchos detalles acerca de cómo serán las cosas; también advierte a sus discípulos para que sean prudentes, para que tengan fe y les da algunas señales de su venida.

Leemos en Mateo 25:31 al 33: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda”.

En la segunda venida de Cristo se termina una etapa importante, yo diría que se termina el tiempo y se instaura el reino de Dios en la tierra. El reino de Dios no es una democracia sino que tiene un soberano, dueño del poder ejecutivo, legislativo y judicial y ese dueño es Dios. Cristo viene, se sienta en su trono de gloria y divide las aguas, a la derecha un grupo de gente, las ovejas, y a la izquierda los cabritos. Lo que sucede es que comienza un reino, el reino de Dios en la tierra.

Pero se separan las aguas, Dios separa la gente. ¿Qué características tienen los de la derecha y qué característica los de la izquierda? Dice Mateo 25:34: “Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”. Yo todavía no había nacido y Dios había preparado un reino en el que voy a estar y además soy heredero porque a los de la derecha, y yo pienso estar de ese lado, les dice: “Venid y heredad el reino preparado para vosotros”.

LOS DE LA DERECHA: HACEDORES DE LAS OBRAS DE DIOS

En un reino, hay un soberano y están los súbditos y el heredero forma parte de la familia del monarca, vive en palacio y constituye el cuadro de gobierno. La Biblia señala que Dios nos llamó a ser reyes y sacerdotes de tal manera que gobernaremos juntamente con el Señor y también dice que somos coherederos juntamente con Cristo. Así que está el soberano que es Dios, nosotros, los herederos que formamos parte de la familia de Dios y por último están los súbditos que según creo son los que estarán a la izquierda, luego los ángeles, arcángeles, querubines y serafines.

Los herederos son más que los ángeles. A ningún ángel el Señor hizo a su imagen y semejanza; ningún ángel se parece a Dios pero nosotros sí nos parecemos a Él, somos semejantes a Dios. El Señor nos creó para que seamos herederos del reino y nos rescató para que formáramos parte de él. Tenemos que pensar muy seriamente en la segunda venida de Cristo porque el mundo se está pudriendo y nosotros vemos todo lo que está pasando, pero debemos de ver por la fe la gloria que viene. No pretendas ver para creer; cree lo que dice la palabra de Dios y verás su gloria. Verás ese trono glorioso y al Señor venir en las nubes, y cómo se concreta esto de que eres heredero juntamente con Cristo en ese reino extraordinario.

Los herederos del reino tienen características esenciales, dice Mateo 25: 34 al 40: “Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí”.

Ese es el fruto, es lo visible que habla de lo invisible y que está en el corazón de los hijos del reino. ¿Qué es lo que se ve del creyente? El Fruto. ¿Y cuál es el fruto? Es que ama como Dios ama. Cuando hay alguien con hambre, enfermo o en la cárcel el creyente se preocupa. El verdadero creyente tiene un amor profundo. No visita a un enfermo porque se trata sólo de un pariente sino que se compadece de los enfermos. Somos egoístas cuando como cristianos no funcionamos con nuestro verdadero ADN, y hasta cuando visitamos a un enfermo somos egoístas. Vistas a un familiar enfermo por compromiso, si no, puedes quedar mal, pero eso no es amor. Jesús afirma en el libro de Mateo que los verdaderos hijos del reino no se fijan si el enfermo es un pariente, se preocupan por cualquier enfermo. ¡El verdadero creyente tiene un corazón lleno de amor!

Yo he creído en el evangelio y he recibido este mensaje que está en mi corazón, por tanto yo amo al prójimo y no sólo porque Dios lo ha mandado sino porque el Señor está en mí. ¡Tengo la sustancia de Dios! El fruto es el resultado de la sustancia del ADN del árbol. El fruto se hace visible porque el árbol lo produce naturalmente y no es forzado a hacerlo. Yo amo naturalmente a la gente; no me siento forzado, no porque se trata de un mandamiento sino porque el amor sale de mí, así como sale del duraznero dar duraznos. Y el problema se plantea cuando el creyente quiere producir esas obras; no es un duraznero, pero quiere dar duraznos. Se esfuerza por ser bueno con la gente y amable. Muchos establecen normas de conductas; algunos son bastantes buenos en su propia opinión pero eso no hace un cristiano. El fruto no hace al cristiano sino que el cristiano hace el fruto. El durazno no convierte al árbol en duraznero sino que el duraznero produce el durazno.

El Señor ha observado el fruto, a Él no le cuesta saber quién es del reino y quién no. Dios sabe quién es del reino porque le ha dado agua al que tiene sed, le ha dado alimento al que tiene hambre, ha cubierto al que está desnudo y ha visitado al que está en la cárcel y al enfermo. A Dios no lo engañan las obras que tú haces; las obras humanas son obras humanas y las obras de Dios son obras de Dios. El verdadero creyente tiene la sustancia de Cristo, por lo tanto tiene una vida espiritual que ha sido engendrada dentro de su corazón y produce esas cosas sin que el pastor lo esté empujando. ¡Le sale solo! Dijo Jesús que el Espíritu Santo iba a brotar de nosotros como ríos de agua viva. No se trata de hacer sólo por obediencia como me dicen algunos: “No quiero, pero lo hago por obediencia”. No sólo hay que obedecer sino que hay que hacerlo con amor, con gozo y convicción porque el fruto del Espíritu Santo es así, sale solo de adentro. No pesa ir a visitar a un enfermo o darle de comer al que no tiene. Me agrada porque es lo que sé hacer. ¡Yo soy duraznero por lo tanto produzco durazno!

Dos cosas suceden en la segunda venida de Cristo; aparece un grupo que son los benditos del Padre. Y están los que menciona Mateo 25:41: “Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles”. Unos son benditos del Padre y otros son malditos. “Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”.

A tal punto Jesús está identificado con los que sufren, que nos concede el placer de sufrir como Él por esa clase de personas. No es que nos manda a hacerlo sino que Él mismo viene a habitar en nuestro corazón y éste comienza a funcionar con el mismo sentir de Jesús. El que no tiene esta sustancia de Dios, el que no tiene el carácter de Dios anda buscando otra cosa. Se sienten mejor haciendo lo que les gusta y eligen en que área sirven a Dios como por ejemplo en la batería, pero no es suficiente que toques la batería o el teclado porque no demuestras el amor por la gente tocando un instrumento aunque sea muy bonito, sino que el ADN de Dios que está en ti te lleva a amar y ayudar al prójimo. ¡La obsesión de Dios es que no se pierda la gente que Él ha creado a su imagen y semejanza!

El enfoque de Dios está en la gente y quien tiene a Cristo en el corazón tiene ese enfoque. El carácter o la sustancia del creyente se ven en sus obras. Pero hay obras buenas del hombre y de la carne, y las que son verdaderamente buenas y son las obras de Dios. No hay otra manera de identificar a un verdadero creyente así que medita en qué estás enfocado como cristiano. Cuando señalan que mi mensaje es de odio yo me rio porque sé quién soy. En otro tiempo era egoísta, era arquitecto y tenía mis propios planes y el enfoque de mi vida era egoísta. Pero un día Dios me mostró que yo había nacido para ser pastor y yo decía que no era pastor, como la canción que dice: “Yo no soy buena moza ni lo quiero ser”. Dios trabajó en mí y me dio un corazón pastoral así que desde hace veinticinco años produzco las obras de un pastor. Yo predico el amor de Dios y hago obras de amor.

Hace un tiempo atrás llegó a nuestros hogares un joven que era homosexual y pidió ayuda no porque era homosexual sino porque la droga lo estaba destruyendo. El joven nos pidió que lo ayudáramos a salir de la droga pero que no le tocaran su identidad de género porque ya lo tenía asumido y sabía bien quien era. Y nosotros que lo recibimos y lo amamos, accedimos a ayudarlo a salir de la droga y no le hablamos nada acerca del homosexualismo; entonces comenzó a mejorar respecto al tema de la droga y a medida que iba siendo restaurado de la adicción comenzó a sentir ganas de cortarse el cabello y dejarse la barba. Hoy en día es un hombre, siervo de Dios que toca el teclado en uno de nuestros anexos. Ahora él tiene en su corazón la carga por ayudar a los homosexuales y no los odia sino que los quiere bendecir.

LOS DE LA IZQUIERDA: NO HACEN LAS OBRAS DE DIOS

Tú tienes que preguntarte qué estás produciendo y si tu vida cuadra con el enfoque que nos da Mateo 25:31 en adelante. “¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos?” Forastero significa extranjero, yo soy extranjero en Uruguay, y la Biblia dice que hay que tratar bien a los extranjeros. Hace veinticinco años que estoy en Uruguay y aún hay muchos que dicen: “¿Ese argentino quién se cree que es? ¿Para qué vino? ¿Por qué no se vuelve a su país? Yo no me vuelvo a la Argentina porque Dios me plantó en Uruguay, yo sé quién soy, a dónde tengo que estar y sé lo que tengo que hacer. ¡Hay de mí si me voy del lugar donde Dios me puso! En Uruguay me quieren meter preso pero es el lugar donde el Señor me plantó.

Hacer la obra de Dios no es fácil; la obra de Dios la hacen los que reciben la fuerza y el poder sobrenatural del Señor para hacerlo, para enfrentar las hordas del infierno y arremeter contra el enemigo diciéndole: “No vas a poder conmigo porque yo soy heredero del reino. ¡Y  tú diablo, eres súbdito!”

Los que son condenados no son condenados por tener malas obras sino por carecer de éstas. A esos el Señor les dice: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis”. Con que sólo falte el fruto que tendría que haber, es suficiente para ser condenado.

No hagas esfuerzo por hacer buenas obras sino busca estar lleno de la presencia de Dios y el fruto vendrá solo, naturalmente. No necesitas ser criminal para estar condenado o tener malas obras. Puedes haber hecho buenas obras de la carne pero tampoco alcanza porque Jesús quiere ver si tienes sus obras, las que Él pensó para ti. Dios te diseñó para esas obras, te diseñó para el bien y sin Dios no hay bien. Ni siquiera las buenas normas morales y culturales alcanzan porque sin Dios éstas son vanas y débiles. Por eso necesitamos un Dios. Tanto el creyente como el ateo saben que no deben mentir pero, ¿qué fuerza tiene el ateo y el creyente? El creyente tiene la fuerza del hecho de que Dios existe y dijo: “No mentirás”. Hay autoridad y poder detrás de la norma y es el poder de Dios para producir el bien, entonces el mentiroso, de pronto deja de mentir porque la presencia de Dios ha llegado a su vida y rechaza la mentira desde lo más profundo de su corazón. No se trata sólo de obedecer una norma sino someterse al que tiene el poder de hacerte cumplir la norma.

Las obras son el fruto y éstas no pueden producir un buen cristiano. Lo que tú haces no alcanza, no es suficiente para dar fe del ADN que tienes adentro. ¡Es necesario que el ADN de Dios esté en tu vida! ¡Que Él gobierne tu vida y te impulse! Yo soy un hombre muy feliz. Quizás en Uruguay he vivido los días más difíciles de mi vida. Antes de ser pastor yo hacía lo que quería y era “flor de tipo”, como dice el dicho popular, un creyente bueno. A las personas les gustaba jugar al vóley conmigo pero no encontré ningún versículo que diga: “Porque quise jugar al vóley con ustedes…” Nos juntábamos a comer y éramos personas buenas pero eso no es evidencia de la sustancia de Dios en mi vida. Se trata de que hoy definas qué clase de obras haces. ¿Esas obras provienen de la sustancia divina que está en ti? ¿Tu carácter es el de Dios o es el carácter pulido por la cultura de tu país? Hasta hace unos veinte años atrás los uruguayos decían que eran muy cultos y aún lo declaran, pero eso se va deteriorando. El uruguayo ha sido muy soberbio de su cultura y de su formación.

Mateo 25: 46 dice así: “E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna”. El evangelio no es complejo, no tiene doctrinas engorrosas; el fundamento del evangelio es el amor al prójimo. Cuando me preguntan por qué hay que ir a un hogar yo les digo que es el mejor lugar para pulir el carácter cristiano en las personas. Hablé con una pareja que tiene un año de casados y ya están teniendo desavenencias porque al esposo le molestaba las debilidades de la mujer y ella igual. Si es complicado el matrimonio entre dos personas que se han hecho promesas de amor en un altar, imagínate lo que es vivir con veinte o treinta desaforados, alcohólicos, rebeldes, etc. Comenzamos a tratar con las personas del hogar y Dios comienza a pulir nuestro carácter, ¡y tenemos que amar! Nos dan ganas de reventar a algunos pero los tenemos que amar y perdonar. Dios te va a transformar en una persona dulce. Dios comienza a tratar el carácter de las personas interactuando con los hermanos. ¿Para qué? Para que el amor de Dios se perfeccione en nosotros.

Asistir a la iglesia es fácil, saludas sólo a los que te caen bien, no los conoces mucho, tal vez en sus hogares hablan mal, se pelean con los demás, son desordenados pero están en la iglesia sonrientes y bien vestidos y esos son los que te agradan, pero eso no es amor. Amar es quedar desarmado cuando ves alguien triste y no la vas a dejar ir sin antes hablar con esa persona. Nadie se percató de ella pero tú si la vistes. Mientras más conoces a la gente y más tratas con ellos se evidencia si el amor de Dios está en tu vida. Cuando le distes diez veces el mismo consejo a una persona y no lo obedece te dan ganas de mandarlo al infierno pero Dios te dice que tienes que amarla y bendecirla.

Una joven me escribe todas las semanas y me dice: “¡Otra vez le fallé a Dios pero este fin de semana voy a ir a la iglesia!” Después me dice: “No voy a ir a la iglesia porque me van a mirar raro”. Yo le digo que venga a la iglesia y ella me dice: “Ya te tengo cansado”. “Sí corazón, pero te amo”, le respondo. ¡El amor produce cosas increíbles! Antes de entender yo este mensaje y antes de ser pastor yo era un cristiano recontra carnal, los hermanos que me llenaban el corazón eran los que salían a comer conmigo y con quienes jugábamos al vóley. No existía en mí ese amor y esa pasión por la gente.

En este último tiempo no sabemos qué hacer con todos los venezolanos que se están viniendo, están emigrando de a miles y el Departamento de Migraciones de Uruguay está dando turno para el año que viene. Se nos conmueve el corazón por los venezolanos y no sabemos qué hacer, pero oramos que Dios los bendiga. Dios se mueve a favor de aquellos que hacen su obra. Hace más de un año que no voy a Haití y allá están nuestros queridos uruguayos sirviendo al Señor. Han llegado unos cuarenta franceses y se hospedaron en un hotel cuatro estrellas, de lo más lindo que hay allí, y éstos hablaron con el gerente del hotel y le dijeron que estaban allí por cuestiones de negocio y habían llevado un presente para alguna organización que tuviera necesidades. El gerente que nos conoce porque las personas del hogar de Haití le hacen trabajos de carpintería al hotel, los llevó hasta el hogar de niños. Los cuarenta franceses se hicieron presentes allí y dejaron cuarenta valijas de ropa, de juguetes, de calzados. Alguno dirá: “Es que si me decido por hacer la voluntad de Dios me voy a morir de hambre”. ¡No te vas a morir de hambre! Al que se niega a sí mismo Dios le sustenta la vida y lo hace una bendición para los demás por haber dado su vida por el prójimo.

Hay sólo dos mandamientos: “Amarás al Señor tu Dios”. Incluye: “A Él sólo adorarás”. El segundo es: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No adores a ninguna persona, no utilices esa expresión para ningún ser humano o animal. ¡No adores nada! ¡El único que merece ser adorado es Dios! La adoración es la mayor expresión de amor. Si tú no puedes adorar no estás dando la más grande de todas las expresiones de amor a Dios. Dice la Biblia en 1ª de Juan 4:20: “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?” ¡Eres un mentiroso! No puedes decir que amas a Dios si no amas a tu prójimo por lo que quien ama a Dios también ama al prójimo. Y Dios anda mirando a quienes va a llevar a su reino. ¿Quiénes son? Las ovejitas, los de la derecha. “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”. El que produce esas obras, el que ama verdaderamente a su prójimo es aquel que realmente ama a Dios.

CONCLUSIÓN

No te hagas el cristiano ni digas que adoras a Dios si no te mueve el amperímetro el dolor de la gente. Es más, Dios va a permitir que te sucedan cosas para que aprendas a amar a la gente. Dios me concedió el privilegio de estar internado y ahí en el lecho del hospital no había escalafón. Yo decía: “¡Señor, soy el apóstol!” Pero ahí, en la sala del hospital era uno más y ningún enfermero o doctor me decía: “Ah usted es el apóstol. Acá lo vamos a atender bien”. Allí conocí la indefensión del enfermo, me sentí impotente por más apóstol que era. Por ahí aparecía una enfermera y me preguntaba cómo estaba, yo le decía que estaba un poco dolorido y me decía que era un mañoso, que ya iba a pasar y que no me quejara tanto. Ahí se ven las buenas obras de los que aman. Algunas me trataban fríamente porque cobraban un sueldo. Había días en que me tenían que dar una pastilla y me correspondía a la hora que había cambio de turno, entonces la enfermera se iba y no me daba el medicamento. Pero había una enfermera que me alegraba la vida. Llegaba a la mañana sonriente y me decía: “Buen día, ¿cómo ha pasado? ¿Le duele algo?” Me respondía lo mismo que la otra: “Bueno, ya va a pasar, son unos días”. Y me controlaba. Estaba cerca la Navidad y yo oraba: “Dios, no me dejes internado aquí en Navidad”. El asunto es que me pude levantar en Navidad pero no podía salir del hospital. Yo le pedí a mi esposa que le comprara un presente a todos los enfermeros y se lo entregamos con una nota en la que le agradecíamos por todo y los bendecíamos. Desde ese momento tengo más sensibilidad por los enfermos. ¡Qué bendición los enfermeros cristianos! Había un enfermero petizo, morocho, feo, entraba a las tres de la mañana;  a mí me costaba conciliar el sueño, el tipo prendía la luz, daba un portazo y decía: “Hola, ¿qué tal?” Y yo desorientado total. El hombre me decía: “¿Qué, no le gusta que lo atienda?”

El amor produce las verdaderas obras y la bendición; el amor está lleno de misericordia y esto bendice y sana a las personas. Revisa cómo es tu trato con la gente porque te puede pasar que cuando llegues arriba te encamines hacia la derecha y haya un ángel que te diga: “No, es para la izquierda”. ¿Qué es lo que te hace bendito o maldito? ¿Cuánta teología  o doctrina estudiaste? ¡No! ¿Cuánto has asistido a la iglesia? ¡No! ¿Cuánta ofrenda pusiste? ¡No! Te hace bendito o maldito cuánto amor tuviste para dar. Que el Señor te perdone y te bendiga si no está fluyendo esa sustancia, ese carácter de Dios de adentro de tu corazón. Presenta tu vida delante de Dios y pregúntale: “¿Estoy produciendo lo que tú quieres o lo que yo quiero?  ¿Quiero agradarte con mis obras o haciendo las obras que tú tienes preparadas para mí? ¿Soy verdaderamente del grupo de los benditos, de los que heredan el reino? No quiero equivocarme Señor, no quiero fallar. Líbrame Señor, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.

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COMPASIÓN: INGREDIENTE DIVINO

INTRODUCCIÓN

Un presidente norteamericano declaró que el poder de los Estados Unidos no reside en la ley, ni en la razón, ni en el cristianismo. El poder de los Estados Unidos no reside en la razón ni en la fe sino en la fuerza. Hay gente que está tratando de dominar el planeta y está convencida de que esto funciona así; que la ley no la impone la razón, que no son los que piensan mejor sino que la imponen los más fuertes. El que tiene poder, tiene la justicia en sus manos y es el que impone la ley. ¡Esto es la ley del más fuerte!

Yo digo que el más fuerte es Dios y Él dicta la ley, no Estados Unidos. ¡No es Trump! ¡No es Putin! El que tiene el poder establece la justicia y la justicia de Dios está basada en su poder.

Hoy quiero hablarte del poder que emana de la palabra de la cruz. La ley del más fuerte señala que la gallina que duerme encima de las otras gana y satanás se cree que es el más fuerte por lo que ha tratado de instaurar ese concepto para dominar al mundo y considera que Cristo es débil ya que lo han destrozado en la cruz del calvario y que los cristianos somos, como dicen los satanistas, “borregos de la manada”. Y enseñan dentro de sus artes ocultas que al enemigo no hay que ponerle la otra mejilla sino que hay que romperle la cara; enseñan que al enemigo hay que destruirlo y hay que demostrarle quién es el que manda y quién tiene el poder. Yo estoy de acuerdo con eso. Lo único que Dios se ha reservado el derecho de ser el juez y de ejercer la soberanía y el poder.

Estamos viviendo un tiempo de maldad y de injusticia, y nos preguntamos qué pasa, por qué Dios no hace algo y nos ayuda. Hoy Dios te va a enseñar un misterio. El Señor ha determinado que es necesario que se manifieste en su máxima potencia el poder del mal para luego vencer y demostrar que Él es el más fuerte. Tengo una noticia para ti y es que dentro de nosotros hay una bomba atómica. Hay dentro de nosotros un poder latente y extraordinario. Cuando hablo de nosotros me refiero a los que creemos en Jesucristo quien murió en la cruz del calvario. Hay un poder extraordinario que se mueve a nuestro favor y dentro de nosotros; ese es el mismo poder que levantó a Jesús de entre los muertos.

Dice Efesios 1: 16 y 17: “No ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él…” El apóstol Pablo oraba para que los creyentes de Éfeso sean investidos de gloria, de sabiduría y revelación; pide que Dios alumbre los ojos del entendimiento de los efesios, y continúa diciendo: “…alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales” (Efesios 1: 18 al 20).

¡Ese poder está dentro de ti! Eso si es que has creído. Es como que somos una semilla que tiene adentro todo el potencial de explotar y producir un árbol mil veces más grande que la semilla. Quiero hablarte acerca de ese poder que resucitó a Jesucristo de entre los muertos. ¡Ese es el poder que opera en nosotros!

EL PODER DEL IMPERIO EGIPCIO

Yo me puse a meditar en el poder del hombre, en las cosas que ha logrado con ese poder. ¿Conoces la soberbia del hombre? Está el poder del padre que llega borracho y dice: “En esta casa mando yo. Vos sos mi hijo y me tenes que respetar y obedecer”. En la antigüedad se levantaron muchos hombres poderosos que lograron terribles hazañas como el imperio egipcio el cual dominó en la tierra durante tres mil años. Tres mil años de dominio en el cual ningún país, nación o rey podían levantar cabeza porque las diferentes sucesiones de familias del faraón aplastaban a cualquiera. Egipto imponía la ley y su religión. Egipto estaba orgulloso de sus divinidades y ha sido tan fuerte la eminencia del poder de las artes y de las ciencias ocultas de ese imperio, que hasta el día de hoy hay quienes estudian esas ciencias y veneran a los dioses de los egipcios. Ellos adoraban al dios sol, el mismo faraón era venerado como un dios. Han logrado hacer cosas extraordinarias como las pirámides, las efigies, etc. El imperio egipcio subyugó al pueblo hebreo entre otros, durante cuatrocientos treinta años.

En las tumbas de los faraones les ponían agua, armas, y comida porque creían en la reencarnación. Después de cuatro mil años los arqueólogos han entrado a las tumbas y han hallado los sarcófagos de los faraones que no han resucitado y en el lugar también estaban las semillas que les habían puesto para que cuando despertaran pudieran comer. ¡No han comido ni una sola semilla! En Egipto se pueden ver esas grandes construcciones, piedras sin vida que dan fe que esos personajes fueron grandes. Pero Romanos 9:17 dice: “Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra”.

Muchos se preguntan: Si Dios es bueno, ¿por qué permite que las personas buenas sean asesinadas y los malos sean elevados? Tú no conoces ni entiendes los caminos de Dios, pero hoy aprenderás que mientras más alto se encumbre el hombre más poderoso de la tierra y aunque sean más fuertes los poderes de sus ciencias ocultas y hagan milagros en el nombre de sus dioses o de sí mismos, todo eso demostrará que Dios es más grande porque ellos caerán delante del Señor.

Dios eligió a Moisés, un tartamudo, y le dijo: “Vas a ir a faraón y le dirás: Deja a mi pueblo ir al desierto a adorarme”. Imagínate a faraón con todo su poder, sus caballos y sus carros, y con sus magos que usaban artes de magia. El imperio más poderoso de la tierra. Y Dios dice: “Yo lo voy a confrontar por medio de un tartamudo”. Ni Moisés creía lo que Dios le estaba ordenando, entonces le dice: “¿Quién? ¿Yo?” Al final le dijo: “Dios, ¿por qué no elegís al que tienes que elegir?” Como queriéndole hacer ver que Dios estaba equivocado y se excusaba de que él era tardo de palabras: “Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua. Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿O quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová? Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar” (Éxodo 3: 10 al 12). ¡Nuestro Dios no es cualquier dios!

Dios no mandó un gran ejército a Egipto. ¡Lo destruyó con diez plagas! Le invade la casa a faraón de langostas, de ranas, hace que el agua de río se transforme en sangre, etc. Mas dice la Biblia que faraón se endurecía cada vez más y a Dios eso le gustaba porque el Señor le iba a mostrar quién era Él.

¿Tú confías en Dios? No importa la magnitud del poder que te quiere doblegar, sea un problema económico, una enfermedad, trabajos de brujería que te hayan hecho o cualquier poder de maldad que se haya levantado contra ti. ¡No importa porque tu confianza está puesta en tu Dios y no hay poder más grande que el poder de tu Dios! El Señor dijo de faraón: “Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra”. Dios ha permitido en toda la historia de la humanidad que se levantaran hombres con mucho poder, bien malvados pero a todos esos les dijo: “Yo te voy a juzgar. Voy a mostrar en ti mi poder. Yo soy el único Dios y no conozco otro más poderoso que yo”.

EL PODER DEL IMPERIO ROMANO

Por otro lado encontramos al imperio romano que ejerció su gran poder en el mundo por más de quinientos años. Augusto César era venerado y adorado como un dios. La gente se saludaba levantando la mano derecha y diciendo: “César es dios”. Pero cuando los cristianos conocieron el poder de la resurrección, cuando vieron el poder de Jesús obrando en sus vidas no aceptaban que el César tuviera más señorío que Jesús así que alzaban la mano al saludar y declaraban: “Jesucristo es el Señor”. El César era el señor del imperio romano pero nuestro Dios es el Señor del universo.

¿Confías en que el poder de Dios está a tu disposición? Pablo dijo a los efesios: “No ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos…” ¡Ese es el mismo poder que opera en nosotros! Vendrá el tiempo en que se manifestará la gloria y el poder de los hijos de Dios.

Hay una escultura en Roma que recuerda la caída del pueblo judío bajo el poder del general Tito, hijo de Vespasiano, el César que gobernaba en Roma. Y los romanos, se llevaban algún trofeo de la nación que destruían para mostrar cómo habían caído. La Menoráh, un candelabro de siete fuegos que estaba en el templo de Jerusalén, encendido de día y de noche delante de Dios, fue robada por los romanos quienes la llevaron a Roma para exhibirla como un trofeo. La destrucción que hicieron fue muy grande; Roma se propuso que nunca más la tierra de Israel sería habitada; el imperio romano se propuso destruir Israel y dispersar al pueblo de Dios a tal punto que desapareciera y de hecho los hebreos se fueron de Israel y esa nación desapareció del mapa por dos mil años. Pero el pueblo judío ha sido guardado por el poder de Dios. Preguntale al emperador de Roma dónde está él y dónde el imperio romano: mas Dios prometió levantar a su pueblo, declaró que lo iba a traer de todas las naciones donde estaban dispersos y los iba a establecer en su tierra y nunca más serían conmovidos.

EL PODER DESTRUCTIVO DEL HOMBRE

Hemos visto en las noticias que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para asustar al mundo hizo estallar una bomba en Afganistán diciendo que esa es la madre de todas las bombas. Como advirtiendo: “¡Ojo Rusia! ¡Cuidado Corea del Norte porque tenemos una bomba poderosa!” Y esa bomba se llama Moab. Una sola de ellas vale dieciséis millones de dólares y Trump está tratando de demostrar el poder que tiene Estados Unidos. Pero Rusia no se quedó atrás y salió a declarar que ellos tienen al padre de todas las bombas. Ahora, el poder del hombre es destructivo. Es fácil matar, pero, ¿es fácil dar vida? El mal demuestra su fuerza y su poder en su capacidad de destruir. Trump ha declarado que la bomba madre destruye todo a su paso a un kilómetro y medio a la redonda en donde caiga. Quieren infundir miedo, pero Dios te dice que no temas al hombre ni a lo que éste pueda hacer.

Dijo Jesús: “No temáis a los que matan el cuerpo, más el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” (Mateo 10: 28). ¡No temas porque es más importante lo que no se ve que lo que se ve! Cuando el hombre quiere demostrar su fuerza y desplegar su poder, arroja bombas y saca fotos de su hazaña. Mas el poder que operó en Jesús destruyó la muerte. En Oseas 13:14 dice Dios: “Oh muerte, yo seré tu muerte”. Yo haré nulo tu poder y le voy a demostrar a la humanidad que tengo poder sobre la muerte. Jesús declaró: “Porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar” (Juan 10: 17 y 18). Jesús prometió darle vida a todos aquellos que crean en Él. ¡El poder de Dios es más grande!

 EL PODER DE LA CRUZ

Leemos en 1ª Corintios 1:18: “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios”. No le llama la atención a mucha gente el mensaje de la resurrección o no les importa. En Uruguay están tratando de establecer el día de la laicidad. La laicidad es dios para los gobernantes de la nación y debe ser impuesta porque es el poder del pueblo. Porque el gobierno no es de Dios; el gobierno, según esgrimen ellos con toda soberbia, es del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. No obstante, Romanos 1:18 declara: “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios”. El poder más grande manifiesto en la tierra no es la madre de todas las bombas, no fue la destrucción de la bomba de Hiroshima y Nagasaki, tampoco fueron los ejércitos de Egipto o de los romanos. El Poder más grande mostrado en el mundo ocurrió hace dos mil años en la cruz del calvario. ¡Esa bomba explotó y aún se siguen esparciendo sus ondas! ¡Sus ondas poderosas de vida están levantando muertos! ¡Esa bomba está dando vida a los muertos!

Hay un misterio en 2ª Corintios 13:3: “Pues buscáis una prueba de que habla Cristo en mí, el cual no es débil para con vosotros, sino que es poderoso en vosotros. Porque aunque fue crucificado en debilidad, vive por el poder de Dios. Pues también nosotros somos débiles en él, pero viviremos con él por el poder de Dios para con vosotros”.

Era necesario que Cristo muriera bajo el poder de inicuos porque era lo más grande que podía hacer el hombre contra Dios y contra su hijo. Se levantó el hombre en su soberbia y crucificó a Cristo; y Dios hizo débil a Jesús, en apariencia de debilidad porque debajo de esa debilidad y dentro de ella, el poder de Dios estaba latente, como hoy está latente su presencia y su poder en cada creyente. ¡Sólo sobre los que creen! Era necesario que Cristo fuese humillado al más alto grado de humillación, debilidad y muerte; a tal punto que en la cruz del calvario llegó al límite de la debilidad y en un momento dijo: “Padre, en tus manos entrego mi espíritu”. Se me acabó la sangre, se me terminaron las fuerzas, no puedo hacer ya nada Dios mío, pero estoy en tus manos. Y Dios toma el elemento más vergonzante y de máximo dolor y vergüenza que representa el poder de la justicia romana. Nadie podía condenar a un reo a una muerte de cruz sino sólo el poder del imperio romano, por más que los religiosos de la época se confabularon para crucificar a Jesús y lo llevaron como un reo ante Pilato, y le dijeron al gobernador romano: “¡Crucifícale! ¡Crucifícale!”

Ahí escondida, estaba esa semilla que debía caer en tierra y morir para luego mostrar su gloria; hasta ese punto llegó Jesucristo. Y era necesario que esto ocurriera para que tú y yo tuviésemos una referencia del poder de Dios, porque no existe ninguna historia en el mundo de alguien que haya dicho: “Yo tengo poder sobre la muerte”. Sólo el anticristo hará algo parecido pero no será como con Jesús  sino como un acto de magia ya que dice en Apocalipsis que sufrirá una herida de muerte, pero esa herida será sanada y el mundo se va a admirar. De Cristo no, pero del anticristo sí. Y el Padre dijo: “Yo les he enviado a mi Hijo Unigénito para que crean en él y lo han rechazado. Por eso les enviaré un poder engañoso para que crean la mentira a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia”.

¡Dichoso quien cree en Jesús y no en otro dios! Dichoso quien puede saborear el día de la muerte, diciendo: “Voy a cerrar los ojos en esta tierra pero los abriré en el cielo en la presencia de Jesús”. Leemos en Filipenses 3:20 y 21: “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas”.

La Biblia afirma que en las manos de Jesucristo, quien resucitó de esa tumba de debilidad, en sus manos están sujetas todas las cosas arriba en el cielo y debajo de la tierra. También afirma la Biblia que toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor para gloria de Dios Padre. Tú te sientes débil y sientes que te faltan palabras; tú titubeas y sientes vergüenza. Tú tienes temores y timidez, a veces te escondes porque reconoces tu debilidad, pero Dios quiere que sepas cuál es el poder que te guarda en la más grande de tus debilidades.

Estoy cansado de escuchar a los cristianos decir: “Esto me puede. Hay algo que no me deja ir a la iglesia”. ¿Cuál es el poder que opera en ti? El mal que no quieres hacer lo haces; te propones que no lo vas a hacer pero igual lo haces. Has intentado una y mil veces pero yo te digo que no intentes más, cree en el poder de Jesucristo. ¡Decídete abrazarte al cuello de Jesús y no soltarte! ¡Hay poder en Él! Poder contra la maldición, contra la debilidad, contra el mal y la enfermedad.

EL PODER DE DIOS EN LA VIDA DE DIEGO

Dios permitió que Diego se arrastrara a niveles muy bajos y profundos para que él pudiera experimentar el poder de Jesucristo. Diego no puede decir que salió porque se lo propuso sino que asegura que Cristo salió a su encuentro y él nos cuenta su testimonio:

“Mi testimonio no se trata principalmente de la droga sino de una forma de vida que yo había elegido, porque estaba confundido y errado. A los doce años fui abusado y eso marcó mi vida o determinó mi forma de vivir. Ese abuso fue causado por un hombre, una persona de mi mismo sexo y en mi mente estaba asociado que yo jamás iba a poder estar con una mujer. Había perdido como hombre la dignidad. Cuando me propuse hacer una vida amorosa pensé que como un hombre había abusado de mi, yo debía estar con hombres ya que a una mujer nunca la podría hacer feliz. Me enamoré y la persona de la que estaba enamorado comenzó a violentarme y ahí empezó mi calvario, entonces comencé a sumergirme en las drogas. Esa persona luego desaparece de mi vida, había tenido un accidente, y yo llegué a enloquecerme buscando una salida. Viajé a la ciudad de Buenos Aires, Argentina a trabajar. Yo trabajaba en el transformismo; me fui con mucho dinero como para vivir tres años allá cómodamente y lo gasté en dos semanas. Alquilé hoteles, autos; alquilé mujeres y hombres. Llegué a pedirle a gente que tenía VIH que tuviera sexo conmigo sin cuidarme porque yo pretendía que me contagiara así me moría. También me drogaba.

Un día vuelvo a Uruguay porque terminé en la calle y mi papá me manda un mail diciéndome: “Te voy a mandar los últimos dólares de la vida pero olvídate que tenes un padre”. ¡Eso fue un golpe duro! Cuando fui a cobrar ese dinero no sabía si volverme a Uruguay o ir a una boca a buscar droga pero decidí volverme y mi mamá que me recibió me dijo: “Hijo no te puedo tener en casa”. ¡Otro golpe! Y agregó: “¡Eres un monstruo!” Nos enteramos que en la ciudad de Rocha, había unos líderes de hogares Beraca que nos visitaron y me invitaron a un campamento. Mi madre me dijo que irían a buscarme pero que tuviera cuidado porque eran cristianos. Yo estaba feliz por ir al campamento y pensé que allí habría muchos chicos. Entonces los líderes me dicen que Dios me iba a hacer libre de la adicción y de la homosexualidad. “¿Cómo?” dije yo. “Yo voy a dejar de drogarme por mi voluntad pero la homosexualidad no me la quita nadie. Yo estoy orgulloso. Yo soy así. ¿Qué pasa con lo que yo siento?” Y mi madre me dio un ultimátum: “El campamento o la calle”.

Asistí al campamento y lo que recuerdo bien fue que yo estaba caminando por el campo y el pastor Félix que estaba caminando por ahí me llamó y me dijo: “Te amo”. ¡Y me abrazó! Yo decía: “¿Quién es este? ¡Ni siquiera me conoce y me dice que me ama! Aparte, ¿no están en contra de la homosexualidad? ¡Y viene un hombre y me abraza!” Pero eso era lo que estaba contradiciendo el golpe que yo había recibido de mi padre. Y Dios empezó a obrar. En una prédica escucho la voz audible del Señor que me dice: “Diego, vos elegiste la homosexualidad porque pensabas que así iba a ser tu vida porque fuiste abusado, pero yo te digo que tengo grandes cosas para tu vida; tengo una esposa para vos e hijos. Vas a pastorear”. ¡Hoy lo creo! En ese tiempo yo dudaba. ¿Cómo sería pastor si odié toda mi vida a los cristianos? ¿Cómo me voy  a casar si nunca estuve con una mujer? Es más, me arrebataron mi dignidad y comencé a relacionarme con hombres. ¿Cómo voy a predicar el evangelio si estuve en un movimiento gay y casi presidí un movimiento del LGTB? Si yo luché contra los pastores evangélicos porque no podía ni verlos. Yo pensaba que Dios no se acordaba de mí porque él odiaba a los homosexuales. Pero Dios obró en mi vida, conocí su amor. Hace dos años y medio que vivo en un hogar Beraca.

Comenzamos hace un tiempo a contar acerca de mi cambio y a mostrar mis fotos y te digo que no fue fácil. Yo sabía lo que se iba a venir pero no imaginé que sería muy duro. Me llamaron de movimientos gay para decirme que era un hipócrita. Me dijeron que me transformé en homofóbico y en un neonazi. Hace poco me amenazaron de muerte. Yo grabé un video en el que les decía a mis amigos de movimientos gay que yo estaba compartiendo mi testimonio del poder de Dios y una de las cosas que dije fue que tener la gloria y el poder de Dios en tu vida es una decisión y no una obligación.

Te digo que vienen opresiones y el enemigo te ataca con lo que más te duele porque tenía amigos que son gay. Pero entendí que Dios me quería usar, entonces hablo acerca de cómo Jesús me levantó con su poder y me sacó de la basura. Hoy estoy liderando a otros chicos, soy ministro de alabanza. Antes tocaba para el mundo, me vestía de mujer, me subía a las tarimas y bailaba en los caños. Pero hoy alabo a Dios tocando el teclado y hablo acerca de su amor. Estoy en el equipo de pro mujer con quienes salimos a predicar a los homosexuales, a los travestis y prostitutas. Un travesti que echaba a las chicas que les predicaban accedió a hablar conmigo, él estaba enojado con ellas porque oraban por él y no tenía ningún cliente en la noche. El hombre creía que lo maldecían con sus rezos y no hacía ni un peso. Yo le conté que antes me hacía llamar Valentina y se reía porque no me creía. Resulta que terminamos orando por él, le pedí su número de celular, lo derivamos a una célula familiar, ahora quiere asistir a la iglesia. ¡Eso lo hizo el poder de Dios! En otra oportunidad les hablé a dos travestis y uno de ellos me dijo que quería conocer al Dios que me rescató y me pidieron que orara por ellos, entonces los entregamos a Cristo. ¡Vienen luchas pero yo decidí levantar la bandera de Cristo y voy a predicar de su amor! Vendrán muchas tormentas pero he decidido decirle que no al diablo y si Dios me dijo que se puede, es porque se puede”.

Cada vez que Diego predica del evangelio, aparece el diablo para recordarle que no es digno, pero hay otro poder que le recuerda que Cristo le ha hecho digno porque la sangre de Cristo lo ha limpiado de todo pecado. Él me contó que lo llaman y le dicen: “Dale, a vos todavía te gusta los hombres”. Así lo meten en angustia y en luchas pero él sigue contando lo que Cristo hizo en su vida. Cristo se propuso demostrarle al mundo que Él tiene poder y puede transformar la peor circunstancia en una bendición. Todo lo que tú necesitas es creer en el poder de la sangre de Jesús. La Biblia dice que la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado y nos libra de toda maldad. Tus amigos, tus parientes y las circunstancias te hacen sentir débil, pero Cristo te dice: “Yo te libro del mal. No hagas fuerza por librarte tú solo. Ven a mí porque tengo poder para levantarte aún de la misma muerte. De la muerte yo te voy a levantar. El poder que yo hago operar en medio de tu debilidad es el poder que me levantó de entre los muertos”.

¿Qué podrá hacerte daño? ¿Quién podrá maldecirte si Dios te bendice? ¿Quién te herirá con burla si Cristo te dignifica? ¿Quién podrá acusarte de los pecados que has cometido si la sangre de Cristo te limpia y borra tus pecados al punto de que Él ya no se acuerda más? Leemos en Efesios 5:2: “Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante”. Hay algo que emana de la cruz y es el amor. La cruz pasó de ser un elemento de tortura, de maldición, de vergüenza, dolor y cautividad; la cruz que era un elemento que provocaba horror el sólo pensar en ella, se transformó en un símbolo de amor. Todo lo que Jesús tocó lo transformó. Tocó un pesebre y lo transformó, tocó un ciego y lo hizo ver, tocó un paralítico y éste se levantó. ¡Todo lo transformó! Cristo transformó mi vida. El Señor me ha tocado a mí y a muchos que hoy creen en Él. Al haber sido tocados por Dios, nuestra existencia vana que no tenía sentido fue transformada en una vida que valía la pena ser vivida.

EL PODER DEL AMOR DE DIOS

Hoy honramos el amor que emana de la cruz. Efesios nos dice que debemos andar en amor como Cristo y relaciona el hecho de que el Señor nos amó al hecho de que se entregó a sí mismo por nosotros y esa entrega fue una ofrenda y no sólo eso sino que fue un sacrificio a Dios en olor fragante.

Es extraordinario que Dios el Padre entregara a su Hijo Unigénito engendrado en el vientre de María y que la muerte de su Hijo subiera delante de su presencia como un sacrificio de olor grato. Debo aclarar que hay sacrificios que no valen la pena. Hay cosas por la que es estúpido sacrificarse; hay cosas por las que no vale la pena jugarse la vida. Sin embargo hay personas que dan la vida por alguna causa que no tiene sentido ni hace el bien; o por alguna causa vana. Y así lo han hecho muchas personas a lo largo de toda la historia de la humanidad. Hay muchas entregas que no son un sacrificio agradable delante de Dios sino que son un sacrificio horrendo como hacen algunos que por amor a Alá asesinan gente. O esos que se inmolan y se hacen estallar a sí mismos matando muchas personas. Desgraciadamente por una causa que no tiene mérito con la promesa de que por haber hecho eso, en el cielo van a tener muchas mujeres con senos voluptuosos.

El pasaje de Efesios que te he compartido liga el hecho de que Jesús da su vida, que nos mostró su amor y se entregó a sí mismo por nosotros en un sacrificio que valía la pena. ¡Vaya que valía la pena si nos salvó a ti y a mí! La primera conclusión importante de esto es que, toda causa que no tiene raíz en el amor es una causa que no sirve. Por lo tanto toda causa que tiene origen en el amor es una causa de Dios y es poderosa; es un sacrificio vivo de olor grato a Dios. El amor produce sacrificio en nosotros.

Hay causas por las cuales no valen la pena entregarse, sufrir o morir y son aquellas que no están fundadas en el amor. Entonces no estamos tristes porque Cristo fue crucificado en la cruz del calvario sino que nos sentimos felices porque lo hizo por amor. El Señor tenía un propósito y una visión, y además estaba mostrando el poder del amor. El poder del amor cambia las cosas y produce una fuerza y una explosión tan grande, más que la madre de todas las bombas. Es una bomba que explotó hace dos mil años atrás en la cruz del calvario y su onda expansiva ha llegado a nuestros tiempos y continúa generación tras generación y alcanza nación tras nación. ¡No han podido frenar la onda expansiva de la bomba del amor! La gente endiosa a otros; ponen arriba de un caballo de bronce en una plaza a esos héroes que han matado gente. A esos de les da honra y gloria, también se le hacen canciones y oraciones a ídolos de bronces que están inmóviles mientras la plaza aguante y no la destruya una bomba madre. Pero nuestro héroe está vivo por los siglos de los siglos. No lo vemos en ninguna plaza, en ninguna escultura. Los curas tienen estatua, la diosa del mar la tiene, más Cristo no tiene estatua porque Él está vivo.

Juan 15:13 dice: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos”. ¿Cuál es la mayor expresión de amor? El Señor dice que no hay un amor más grande que este; la medida más grande del amor se mide cuando alguien da su vida por sus amigos. Tal vez tangas otra filosofía o pensamiento pero dice la Biblia que si yo tuviese toda la fe de tal modo que trasladase los montes al mar y no tengo amor, de nada me sirve. Que si yo tuviese profecía pero no tengo amor, de nada sirve. Se pueden hacer muchas cosas pero si no hay amor de nada sirve. Yo puedo dar mi cuerpo para ser quemado o aceptar explotarme así como lo hacen los musulmanes, pero no si tengo amor, de nada sirve, ya que no se le puede medir el amor a una actuación de esta clase, donde uno se mata a sí mismo por una causa que no es la de Cristo y no es la causa del amor. Inmolarme a mí mismo para hacer estallar a los que odio no es amor. Si estás buscando una buena causa déjate llenar por el amor que emana de una cruz. Jesús oró en la cruz y dijo: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”.

Antes de ir a la cruz Jesús les anticipó a sus discípulos tomando de una copa de vino, que formaba parte de la ceremonia de Pesaj o de Pascua. Todos los judíos saben muy bien que la sangre del cordero en Egipto y a través de los siglos, era la señal de Dios para perdón de los pecados y para que la muerte sea quitada de las personas. Por eso debía morir un animal que oficiaba de sustituto de la persona. Moría un animal inocente y debía ser perfecto y sin mancha; no se podía escoger cualquier animal y aún había que prepararlo o purgarlo cuatro días antes para la muerte. El sustituto de un pecador debía ser inocente, limpio y puro. Y Dios aceptaba provisoriamente la muerte de ese animal en lugar del pecador. Pero Jesús levantó la copa y declaró: “Esta es la copa del nuevo pacto en mi sangre que por vosotros es derramada”. Jesús hizo suya la responsabilidad del cordero, de morir una vez y para siempre por todos los pecados de todas las personas en toda la historia de la humanidad. Eso fue un acto de amor. Tú puedes dar la vida pero si no es por amor, entonces la diste vanamente. El verdadero amor es el que emana de la cruz de Jesús y Él dijo que ese amor era el máximo. Tú puedes ayudar a alguien, puedes invitarlo a dormir a tu casa y eso muestra tu amor y son distintas medidas de amor lo que uno hace por los demás; pero la máxima es morir por los amigos. Jesús les dijo a sus discípulos: “Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer” (Juan 15: 15).

CONCLUSIÓN

¡El Señor quiere ser tu amigo! La Biblia dice que amigo hay más unido que un hermano. También lo dijo Martín Fierro que seguramente lo sacó de la Biblia. Tú puedes hacer grandes sacrificios y tener una gran pasión por alguna causa al punto de entregarte por completo a ella. Tú puedes sufrir padecimientos por una causa pero eso no significa que proviene del amor. La verdadera causa es la del amor y la verdadera muestra de amor es dar la vida. Jesús quiere que le des tu vida. Muchos dicen: “Ya le di mi vida a Cristo”. Pero resulta que no se la ha entregado nada.

¿Has pensado seriamente si le has dado tu vida a Cristo? El que quiere seguir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz y sígame. Quien reconozca realmente el amor de Jesús no tiene otra que amar a Jesús y dar su vida por Él. Te pido que medites qué significa dar la vida por Cristo. Significa no retener nada, significa estar dispuesto a perder todo. ¡La causa de Cristo es la causa más valiosa que hay bajo el cielo! Hay causas por las que no vale la pena morir y son las que no están fundadas en el amor. Reconoce el profundo amor de Jesús por ti. Yo observo personas que dicen haber recibido a Cristo en su corazón pero no han recibido su amor, un amor que satisface el alma y llena la vida. Un amor que suple toda otra falta de amor.

Hay quienes desprecian el amor de Jesús y al despreciar su amor desprecian su sangre y su cuerpo lacerado en la cruz del calvario. Dicen creer en Jesús pero lloran porque su madre o su padre no les amaron, o porque alguna otra persona no les amó. Y viven con su mirada puesta en el mezquino amor de los hombres y no disfrutan del extraordinario amor de Jesús. Dios quiere que hoy reconozcas el gran amor de Jesús por ti. Y si hubieras sido la única mujer o el único hombre en el planeta esa muerte hubiera sido sólo por ti. Renuncia a sufrir por todo otro amor y recibe el amor que lo llena todo. No se trata de un reconocimiento mental sino de lo más profundo del corazón. La sangre que Jesús derramó en la cruz del calvario fue la señal más grande de amor. Él estuvo dispuesto a hacerse culpable de todas tus mentiras, falsedades e hipocresías, estuvo dispuesto a hacerse culpable de todos tus vicios. El Señor dijo: “Yo me hago cargo. Yo pago el precio”. Lo hizo para que tú no pagues el precio. Era tu sangre la que debía ser derramada, era tu muerte pero esa muerte sería condenación para ti, mas Jesús decidió ofrecer su cuerpo y su sangre por ti. ¡No importa si no te aman! Tú tienes que vivir bajo el poder asombroso del amor de Jesús. Nunca más llorarás por falta de amor porque el Señor te llenará de tal manera que ya no extrañarás otros amores, y valorarás el amor de Dios como el máximo amor de tu vida.

Si alguien cumplió con los requisitos del amor fue Jesús, quien inspiró al apóstol Pablo para escribirle a los corintios. 1ª de Corintios 13 dice así: “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido…” ¡Jesús cumplió con ese requisito! El mundo criticó tanta sangre derramada por Jesús, pero no reprocha la sangre de miles de personas derramada en muchas partes del mundo.

Continúa diciendo 1° Corintios 13: “…El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser”.

Donde había alguien que necesitaba amor, ahí estaba Jesús. El amor es eterno. Y aunque Jesús haya muerto en la cruz del calvario cargando con el pecado de toda la humanidad, el amor lo sostuvo aún en la muerte y en  la condenación que Él sufrió porque el amor no muere, no deja de ser. ¡Nunca digas que ya no tienes amor! El amor es eterno, por eso es que Dios detesta el divorcio porque cuando Él une a un hombre y a una mujer pretende que ellos queden unidos por su amor. Si no te han amado, si te ha faltado amor, yo hoy te profetizo que se termina sobre ti la falta de amor porque el amor de Jesús llenará tu vida.

Dile a Dios: “Señor, asumo que me has amado y tuviste dispuesto a dar por mi mucho más de lo que yo estoy dispuesto a dar por ti. Mi amor por ti es mezquino. A veces ni me interesa tu amor porque espero el amor de alguien que me falló. Yo quiero renunciar a mi egoísmo Señor, y dejarte que llenes mi corazón con tu presencia poderosa”.

“Señor Jesús, reconocemos tu gran amor, reconocemos que derramaste tu sangre en una cruz y entendemos que fue la expresión más pura de amor. ¡Establece tu reino y tu poder en nuestras vidas y en nuestros corazones! Perdona nuestros pecados, Padre. Reconocemos que por tu gran amor tenemos vida y vida eterna; tenemos la vida triunfante de Cristo en la resurrección. La vida de Cristo está en nosotros, el poder y el amor de Cristo está en nosotros. Te damos gracias Dios, en el nombre de Jesús, amén”.

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COMPASIÓN: INGREDIENTE DIVINO

INTRODUCCIÓN

Estamos celebrando la semana más alta del año y es la Semana Santa. En algún momento, el gobierno en Uruguay ha querido cambiar el verdadero motivo de la celebración de Semana Santa y finalmente fue secularizada, presentando otras actividades y la llamaron semana de turismo, semana criolla, etc. ¡Pero yo digo que los cristianos estamos celebrando Semana Santa!

Alguien me escribió a mi página de Facebook: “Avísenle a éste, que acá en Uruguay no hay semana santa porque es un estado laico”. Hace dos mil años que en todas las naciones del mundo, incluida la República Oriental del Uruguay, es Semana Santa. Para nosotros es la semana más alta del año. Amamos a Jesús con pasión. Hace veinticinco años que estoy en Uruguay y nunca me tomé descanso en esta fecha porque considero más importante honrar a Jesús, quien se sacrificó por mí dando su vida y derramando su sangre para que yo sea perdonado y bendecido. Creo que el Señor se merece todo mi reconocimiento, toda mi adoración y mi gratitud porque Él me ha dado vida eterna. ¡Jesús me ha dado ganas de vivir! Mucha gente se toma esta semana de descanso y se van de vacaciones pero vuelven más cansados de lo que se fueron. Pero yo en Cristo tengo una paz que no encuentro en ninguna otra cosa.

LA HISTORIA EN CUATRO VERSÍCULOS

En el capítulo 9 del libro de Daniel encontramos una secuencia de cuatro versículos en los cuales están condensados más de dos mil quinientos años de historia. El ángel Gabriel se presenta ante Daniel y comienza a hablar con él. Daniel está ayunando, orando e intercediendo delante de Dios a favor de su pueblo que permanecía cautivo por casi setenta años. Estaba afligido en cilicio y ceniza. El cilicio eran unos sacos, tipo bolsas que se colocaban las personas que estaban muy afligidas para mostrar su dolor. El cilicio da mucho escozor. En eso estaba Daniel cuando se le presentó el ángel Gabriel con presteza y le dijo:

setenta semanas de daniel

En este cuadro leemos lo que el ángel Gabriel le dijo a Daniel. La preocupación de Daniel se suma a mi preocupación. “Señor, ¿qué vas a hacer con tu pueblo? ¿Finalmente se van a perder? Llevamos setenta años sin nación. Setenta años sin Jerusalén y sin santuario”. Daniel estaba preocupado, no por nosotros sino por su pueblo. El ángel le contesta específicamente a Daniel, y le dice que la visión que le traía tenía que ver con su pueblo y con su santa ciudad, también señala que en esas setenta semanas se terminará la prevaricación. La prevaricación es un pecado de obstinación, es una transgresión y rebelión que consiste en el hecho de que, conociendo la voluntad de Dios, conociendo su palabra y sabiendo que hay algo que el Señor no quiere, a sabiendas y con conocimiento yo transgredo la ley o la voluntad de Dios. No es un pecado que cometo por ignorancia sino que me revelo a conciencia contra lo que Dios quiere. El ángel le anuncia que en esas setenta semanas se va a terminar ese pecado y se va a expiar la iniquidad. O sea que la iniquidad será echada fuera; será echado fuera el mal para traer justicia perdurable. En algunas versiones se habla de justicia eterna.

El Señor nos mandó a orar que venga su reino y que se haga su voluntad como en el cielo también en la tierra. Y no hay justicia si no se establece el reino de los cielos en la tierra. ¡No hay justicia sin Dios! Su justicia es perdurable, es eterna. Luego, dice este pasaje de sellar la visión y la profecía. Esto significa que no habrá más visiones ni profecías; esto se terminará. Porque cuando termina el pecado y la iniquidad, cuando acaba la prevaricación, se termina el tiempo, y al hablar del tiempo del fin significa que no hay más tiempo. El tiempo es parte de la creación de Dios para nosotros que vivimos en el espacio tiempo, pero los días dejarán de ser. En la eternidad no hay tiempo; en la eternidad no hay pasado ni futuro sino el continuo presente.

Daniel estaba orando una cosa y el ángel le contestó otra muy grande. “Amado varón de Dios te voy a hacer entender y te daré una visión que abarca desde este momento en que estás hablando conmigo hasta que se termine todo”. En los cuatro versículos del capítulo 9 de Daniel: 24, 25, 26 y 27 se habla de los sucesos que acontecerán hasta el fin del mundo.

69 SEMANAS

69 semanas

Dice al ángel en Daniel 9: 25: “Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos”. El ángel habló con Daniel aproximadamente 500 años antes del nacimiento de Jesús. ¿Qué significa esto de 7 semanas y 62 semanas? Son un total de 69 semanas identificadas en la imagen. Con color amarillo, en la línea horizontal superior las 7 semanas, y en naranja las 62 semanas. Esas 69 semanas significan 483 años. Los que entienden de este tema según el lenguaje hebreo, señalan que estas 70 semanas de Daniel son muy famosas ya que no hay un seminario en que este tema no se estudie. También afirman que esas 70 semanas significan, setenta grupos de siete y no son semanas de días sino de años; o sea que una semana equivale a siete años. Entonces, 69 semanas son 483 años (69 x 7). Hay 7 semanas y 62 semanas hasta el Mesías Príncipe (segunda línea vertical amarilla en la imagen).

El ángel le dijo a Daniel: “…se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos” (Daniel 9:25). Daniel y todo el pueblo de Israel fueron cautivos de los babilonios, de los medos y de los persas. En el libro de Nehemías capítulo 2 aparece el rey Artajerjes y Nehemías que era el copero del rey estaba muy triste porque se había enterado que Jerusalén estaba destruida, sus puertas estaban quemadas y sus muros derribados. Fue Nehemías quien consiguió el permiso del rey Artajerjes para reedificar la ciudad de Jerusalén, así esa orden fue dada por el rey Artajerjes y quien la logró fue Nehemías, lo que ocurrió en el año 445 A.C (primera línea vertical amarrilla de la figura).

Dice que hay 7 semanas más 62 hasta el Mesías Príncipe. Jesús nunca fue reconocido como el Mesías Príncipe mientras estuvo en la tierra, pero hubo un solo día que lo reconocieron como tal. Ese día fue cuando Jesús entró en Jerusalén y todos lo aclamaron. Sería en la celebración de Semana Santa el que se denomina “domingo de ramos”. Unos días antes de la crucifixión de Cristo, el Señor entró montado en un burro. Zacarías lo había profetizado: “Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna” (Zacarías 9:9). Y ese día coincide con lo que se le conoce como el domingo de ramos, o la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. La gente cortaba ramas de árboles y las echaban delante del Señor así como también echaban sus mantos en el camino y pasaba Jesús sobre el asno. Ahí fue cuando el burro dijo: “¡Qué importante que soy!”

Ahora, dice 7 semanas y 62 semanas. Yo no estudié que habrá pasado dentro de esas primeras siete semanas de la profecía. Posiblemente, desde que el ángel habló con Daniel pasaron siete años y sucedió lo de Nehemías y el rey Artajerjes. Tal vez se haya preparado en ese lapso todo lo que se iba a utilizar para la reconstrucción de la ciudad. Leemos en Daniel 9:26: “Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones”. Después del Mesías príncipe se le quitará la vida al Mesías. Aquí dice que se va a edificar Jerusalén pero después dice que se le quitará la vida al Mesías y un príncipe que ha de venir volverá a destruir la ciudad; destruirá nuevamente el santuario y el templo. Todas estas cosas ocurrieron ya, porque murió el Mesías después de haber sido reconocido como Príncipe, a los pocos días lo crucificaron. Y después que fue crucificado, pocas décadas después, el general Tito, romano, destruyó Jerusalén y el templo. Aunque el general Tito quería conservar el templo como un trofeo, y que se transformara en un gran edificio romano, sus soldados habían escuchado rumores de que allí había oro escondido. Entonces desobedecieron la orden del general y comenzaron a destruir el templo, quitando piedra sobre piedra. Recordemos lo que Jesús le dijo a sus discípulos: “¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada”. Cuando los soldados llegaron bien abajo y ya no había piedras para sacar, descubrieron que no había oro.

¿Por qué te cuento todo esto? Porque lo que dice la Biblia es confiable y tal vez tú lo has leído muchas veces, sin embargo no entendías nada. Pero hoy estás entendiendo que el ángel Gabriel lo dijo y que siempre Dios cumple su palabra. Él es Dios y su gloria consiste en que el Señor anuncia las cosas antes que sucedan, para que cuando sucedan, los que creen en Él  se alegren y lo glorifiquen. El diablo tiene adivinos, él y sus demonios son adivinos, pero Dios te dice la verdad. ¡Él no necesita adivinar nada!

EL TIEMPO DE LOS GENTILES

La profecía de Daniel 9 llega hasta nuestros días. Los cuatro versículos hablan de los acontecimientos de Israel y de Jerusalén hasta el fin del mundo, pasando por nuestros días. “Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones”. Israel sería destruida y el pueblo dispersado, y esto durará hasta el fin de las devastaciones. Ese período lleva dos mil años. Es como un paréntesis en la historia de las setenta semanas de Daniel. Porque esas setenta semanas tienen que ver con la historia del pueblo de Israel y de la ciudad santa de Israel. Pero durante dos mil años no hubo historia de Israel, el pueblo no estuvo al frente de Israel ni de Jerusalén. Por lo tanto, se trata de un paréntesis. En la primer figura, donde está la preposición “y” dentro de un circulo, ahí hay un bache, ese es el paréntesis. Hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. Israel, creo yo, es el único pueblo que ha estado disperso y ha sido perseguido durante dos mil años sin tener una bandera, sin tener un himno nacional o un idioma, y sin tener un gobierno. Y en el año 1948, en un día se declaró la independencia y volvió a existir. ¡Esto es un milagro único en la historia del mundo!

Leemos en Daniel 9:27: “Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador”. La otra semana está del otro lado de la “y”.  O sea, una semana o siete años. A la mitad de la semana, la mitad de los siete años, hará cesar el sacrificio y la ofrenda.

69 semanas 2

 

En la segunda figura que vimos, donde se muestra el círculo que rodea la “y” en la primera imagen, aquí está ampliado y comprende un paréntesis, lo que sería la línea amarilla vertical tercera y la cuarta. En la primera línea vertical amarilla se representa la orden de edificar la ciudad, dada por el rey Artajerjes, año 445 A.C, hasta el Mesías Príncipe (segunda línea vertical amarilla). Dijo el ángel a Daniel: “Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías” (tercer línea amarilla vertical que tiene una cruz). Esto fue después de haberlo declarado Príncipe. Así que entre la tercera línea amarilla y la cuarta se cortan las 70 semanas y no sigue funcionando el reloj porque se produce un bache histórico que se conoce como “los tiempos de los gentiles”. Recuerda que la profecía es acerca de Israel y de Jerusalén (de tu pueblo y de tu santa ciudad). Pero, en el año 70 D.C es destruida la ciudad santa, se destruye el templo y no sigue la cronología porque el pueblo es dispersado y la Biblia señala que Israel es endurecido en parte hasta que la plenitud de los gentiles haya entrado (Romanos 11:25).

Según la palabra de Dios los judíos fueron endurecidos por causa de nosotros y Jesús dijo que el evangelio del reino sería predicado para testimonio a todas las naciones y después vendría el fin (la última semana). Hay varios versículos que hablan acerca de esto y uno lo encontramos en Romanos 11:25 cuando el apóstol Pablo dice: “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles”. La plenitud de los gentiles significa, hasta el total de las personas de las naciones que están inscriptas en el libro de la vida para que entren al reino de Dios. En cualquier día de estos va a entrar el último gentil y cuando esto acontezca se terminará el tiempo de los gentiles o, según otra versión, los tiempos de las naciones.

Ya al final de su ministerio Jesús observa la ciudad de Jerusalén y se lamenta: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste! He aquí, vuestra casa os es dejada desierta; y os digo que no me veréis, hasta que llegue el tiempo en que digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor”. (Lucas 13: 34 y 35) ¿Qué es eso de que la casa de Israel es dejada vacía? Que el Espíritu Santo se retira del pueblo y deja de ser su cobertura y su protección. El apóstol Juan dijo: “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron”. Y ante el rechazo del pueblo de Israel, de no haber aceptado, de no haber creído y de haber matado al Mesías, se produce una vaciedad que termina con la dispersión del pueblo de Israel en el año 70 D.C y que dura dos mil años. Mas las profecías declaran que Dios volverá a traer a su pueblo a su tierra de todas las naciones a donde fueron dispersados y que les va a hacer bien.

Cuando Dios comienza a traer de nuevo a Israel a su tierra se va terminando el tiempo de los gentiles o los tiempos de las naciones. Observando la segunda gráfica, en la línea blanca donde dice: 7 últimos años de la historia, vemos que en algún momento se volverá a activar el contador cronológico y cuando esto suceda quedarán sólo siete años antes del fin. Aunque todavía no se activó el reloj, no te duermas, porque en cualquier momento ocurrirá.

 

SEMANA 70

 

Entonces el ángel le dice a Daniel: “Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda…” (2ª figura donde señala las 7 semanas). En Israel, en la actualidad no hay sacrificios ni ofrendas, tampoco hay templo; en Israel no se hacen sacrificios porque se deben hacer en el altar del templo y los judíos ortodoxos están esperando construir el tercer templo. Hay un lugar en Israel llamado el Instituto del Templo que los turistas pueden visitar; y allí hay guardados en vitrinas todos los elementos que se necesitan para volver a ofrecer sacrificios y ofrendas. Entre esos elementos hay un candelabro de oro muy grande y otros utensilios. Hay ciento de miles de dólares invertidos en instrumentos de oro que serán usados en el templo cuando se construya. Nosotros estamos en ese paréntesis entre la tercera línea amarilla y la cuarta. Y no hay templo pero en algún momento se va a edificar. Habrá gozo y algarabía porque habrá sacerdotes y sacrificios de animales. Para ellos, la sangre de los animales es la que opera en el perdón de los pecados y durante dos mil años no ha habido perdón de pecados porque no han habido sacrificios, y no han habido sacrificios porque no hay altar. Y no ha habido altar porque no hay templo, pero lo van a construir. En cuanto se edifique el templo y haya un altar entonces vamos a estar en la última semana de la historia que son los últimos siete años de la historia de la humanidad. ¿Da miedo esto, no? A la mitad de la semana, es decir, a los tres años y medio, alguien va a suspender las ofrendas y los sacrificios; y es que se va a manifestar como dijo el apóstol Pablo: “…el inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos” (2 Tesalonicenses 2:9). La Biblia dice que ese inicuo que va a gobernar el mundo, no va a reconocer a ningún Dios sino que se va a endiosar por sobre todos los dioses y se hará adorar. Daniel 9: 27 dice: “…Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador”. ¿Qué se entiende por la palabra consumación? Cuando se consumó es cuando se terminó, o sea cuando llegue el fin.  El versículo 27 del libro de Daniel 9 dice: “Y por otra semana confirmará el pacto con muchos…” Israel firmará un pacto de paz pero Isaías señala que ese es un pacto con la muerte, porque a la mitad de los últimos siete años el firmador de ese pacto va a parar los sacrificios del templo y dice a Biblia que él se sentará en el templo como dios y se va a hacer adorar, pero no va a aceptar ninguna ofrenda y  ningún sacrificio al Dios del cielo. A la mitad de esos siete años, el anticristo se quitará la careta y se mostrará tal cual es, un emisario de satanás.

Habrás escuchado en varias oportunidades que se viene un gobierno mundial al que le llaman New World Order. Se está gestando un poder internacional que está por encima de las naciones, que domina a través de la economía o el dinero e impone leyes como la del aborto, la ideología de género entre otras cosas, que no forman parta de nuestra esencia o historia pero sí de este nuevo orden. Por ejemplo, en la que el hombre no es hombre ni la mujer es mujer, en la que el matrimonio no es matrimonio y la familia no es familia. Esto se está enseñando en las escuelas. Es un nuevo orden de cosas que definen a lo bueno como malo y a lo malo lo define como bueno. ¡Es el mundo del revés! Entonces a la mitad de los siete años, el anticristo, el dominador del mundo se va a dar a conocer hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador, lo que sería el juicio. Los versículos 24, 25, 26 y 27 del capítulo 9 de Daniel hablan de la historia desde 445 años A.C hasta el fin de los días.

Con todo esto que expuse quiero hacerte ver cuánto Dios nos ama y realmente, si escudriñamos las escrituras, si las estudiamos podremos entender cosas que el mundo no entiende. Cuando Israel firme un pacto con el anticristo se dispararán los últimos siete años y se termina el tiempo de gracia que habría sido estipulado para los gentiles.

Termina la historia cuando el ángel le enseña a Daniel lo que habrá de suceder a su pueblo y a su santa ciudad. ¿Qué es lo que sucederá? Se va a construir un templo, volverán a haber sacrificios pero luego el anticristo lo suspenderá. ¿Qué sucederá? Que en la consumación de los días, Cristo vendrá en las nubes. Desde que se firme un pacto con Israel y haya un estadista mundial hasta la segunda venida de Cristo habrá solo siete años. A esto se refería Jesús cuando dijo: “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca”. Jesús declaró cuáles eran todas las cosas que iban a suceder.

Observemos a continuación la tercera figura:

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Aquí, Daniel 9:25 hace referencia a los tiempos de Nehemías. En esta figura podemos ver lo que expuse en la primera parte de la enseñanza que es la orden para edificar Jerusalén dada a Nehemías hasta el tiempo en que Jesús entró triunfal a la ciudad y fue aclamado por el pueblo como vemos a continuación en la cuarta imagen.

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Pasamos a la quinta figura y lo que está resaltado entre las dos líneas amarillas es el período que nosotros estamos viviendo, el de los gentiles y que también se da a llamar el tiempo de los gentiles.

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Me han enviado un video que mostraba a unos cristianos a los que una multitud de gente golpeaba con palos, los arrojaban al suelo y los pateaban. ¡Esto es tan duro! Tanto los golpeaban que quedaban atontados, entonces los arrojaban sobre unas ramas y les prendían fuego. Uno se pregunta, ¿puede haber tanta maldad? ¡Si se trata sólo de gente que ama a Jesús! Pero sí, hay mucha maldad. En Medio Oriente se matan más cristianos que judíos. Las últimas noticias nos muestran cómo hicieron explotar unas bombas en dos iglesias cristianas de Egipto. Todos los días están degollando cristianos. En el período de los siete años finales el odio a Jesucristo, a Dios, a toda religión y a los cristianos se incrementará. El escenario ya está listo porque las leyes que están surgiendo nos condenan por no aceptar los nuevos valores que se están imponiendo en la sociedad. Se nos tilda de retrógrados por no estar de acuerdo con el homosexualismo y dicen que difundimos el odio, pero yo hoy confieso que predico el amor de Jesús y declaro que la última palabra no la tienen los gobernantes del mundo, porque la última palabra la tiene Dios.

Hay una doctrina que habla de la inminencia de la segunda venida de Cristo, y desde niño me han enseñado que Jesús puede venir en cualquier momento y yo te digo que aún no viene el Señor. ¡Se tienen que cumplir primero las señales que Él ha manifestado! Siria siempre fue enemiga de Israel y es colindante con esta nación. Siria está unida al grupo de naciones que odian a Israel, también se encuentra Irán. Jordania tiene un tratado de paz y lo está respetando. Pero en general hay una gran cantidad de naciones árabes que quieren que Israel desaparezca, pero no lo harán desaparecer porque Dios ya los trajo a su tierra y después de tres mil años, el Señor ha cumplido su palabra de que los iba a plantar y nadie más los iba a mover de su tierra. No obstante hay profecías que tienen que ver con el hecho de que a Siria no le va a ir bien y así es, no le está yendo bien. En esa nación el gobierno está luchando contra unos rebeldes y éstos contra el gobierno; Rusia apoya al gobierno en tanto que Estados Unidos apoya a los rebeldes. Por otro lado está ISIS, el estado islámico que está destruyendo tanto a unos como a otros y las naciones miran lo que está aconteciendo con Siria. Si no me equivoco, más de ciento cincuenta mil personas han tenido que abandonar su tierra. ¡Las ciudades están destruidas! No hay servicios básicos y se siguen matando gente. El presidente de Estados Unidos Donald Trump ordenó que desde unos barcos de la marina Americana se dispararan cincuenta misiles con el fin de destruir un aeropuerto desde donde salieron supuestamente aviones del gobierno sirio que dispararon armas químicas sobre su pueblo. ¡Es un infierno! Y esto es sólo una muestra de lo que sucederá.

Una periodista árabe-israelí habla acerca de esta masacre en Siria como un holocausto y dice sentir vergüenza por lo que está sucediendo. La periodista dice lo siguiente: “En estos precisos momentos en la ciudad de Alepo en Siria, a sólo ocho horas de Tel-Aviv se está llevando a cabo un genocidio. ¿Saben qué? Permítanme ser más precisa. Es un Holocausto. Sí, un Holocausto. Quizás no queremos escucharlo o enfrentarnos a que en el siglo XXI, en la era de las redes sociales, en un mundo en el que podemos tener la información en la palma de la mano, donde podemos ver y escuchar a las víctimas y sus historias en tiempo real, nos quedamos quietos sin hacer nada mientras hay niños siendo masacrados cada hora. No me pregunten quien está bien y quién está mal, quiénes son los buenos y quiénes los malos porque nadie lo sabe y la verdad es que no importa. Lo que importa es que está ocurriendo ante nuestros ojos y nadie en Francia, Reino Unido, Alemania o Estados Unidos hace nada para detenerlo. ¿Quién marcha en las calles por los hombres y mujeres inocentes de Siria? ¿Quién grita por los niños? ¡Nadie! La ONU está celebrando reuniones de su Consejo de Seguridad y secándose las lágrimas cuando ven la imagen de un padre sujetando el cuerpo de su hija pequeña. Hay una palabra para eso: ¡Hipocresía! Yo soy árabe, musulmana, ciudadana del estado de Israel, pero también soy ciudadana del mundo y estoy avergonzada. Avergonzada como ser humano de que elijamos líderes incapaces, de unirnos en sus condenas y de actuar con fuerza. Me avergüenza que el mundo árabe sea secuestrado por terroristas y asesinos sin que hagamos nada. Me avergüenza que la mayoría pacífica de la humanidad sea irrelevante una vez más. ¿Necesitamos un recordatorio? Armenia, Bosnia, Darfour, Ruanda, la Segunda Guerra Mundial. No, no lo necesitamos. Albert Einstein dijo: El mundo no será destruido por quienes hacen el mal sino por aquellos que observan sin hacer nada”.

Delante de nuestros ojos, hace unos cinco o seis años está ocurriendo un holocausto en Siria y no hablemos del holocausto que viven los pobladores de África que tratan de escapar y se hunden en las aguas del Mediterráneo. Pero no quiero dejar pasar por alto el hecho de que Siria está pagando y ayudando a Hezbola que quiere destruir Israel, no me sorprende que Dios esté cumpliendo sus profecías y hay una profecía específica en Isaías 17 que dice así: “Profecía sobre Damasco. He aquí que Damasco dejará de ser ciudad, y será montón de ruinas. Las ciudades de Aroer están desamparadas, en majadas se convertirán; dormirán allí, y no habrá quien los espante. Y cesará el socorro de Efraín, y el reino de Damasco; y lo que quede de Siria será como la gloria de los hijos de Israel, dice Jehová de los ejércitos”.

Damasco es la capital de Siria. En otra versión dice que Siria dejará de ser nación. Esto sucederá antes de las siete semanas de Daniel. No será en el periodo de los últimos siete años de la humanidad sino dentro del tiempo de las naciones. Lo que yo estuve viendo acerca de Siria en este último tiempo es escalofriante. El presidente sirio Bashar al-Asad envió aviones que arrojaron bombas químicas contra su propio pueblo, y esas armas químicas son destructivas. El presidente Donald Trump declaró que por causa de esas armas químicas la marina de Estados Unidos disparó cincuenta misiles contra un aeropuerto donde supuestamente salieron los aviones con esas armas. Para que tengamos una idea de lo que sucede a diario en Siria, hay un video que muestra cómo estas armas han afectado a varias personas en espacial a un niño que perdió su familia y también un hospital en donde los estaban atendiendo fue bombardeado. Un niño declara que estaba mirando los aviones y vio cómo un avión dejó caer un barril y un humo amarillo, entonces comenzó a toser. El niño cuenta que comenzaron a huir. La mujer que lo asistió le preguntó si sus hermanos estaban bien pero él dijo que no sabía dónde estaban ellos. Entonces, tosiendo, le pregunta a la mujer: “¿Me voy a morir señorita?” Y mientras el niño era atendido junto a otros más, bombardearon el hospital. Era el único que quedaba en esa zona en donde los niños eran asistidos. Las enfermeras sacaron rápido a los bebes de las incubadoras. Ya no quedan hospitales. ¿Sabes cuántas personas en el mundo ni se enteran de lo que está sucediendo? Por más fuertes que sean los videos hay que divulgarlos. Tú que ahora mismo estás en tu casa tranquilo no tienes idea lo que estas personas viven a diario.

Estados Unidos arroja bombas en Siria para defender a los rebeldes contra el gobierno porque aseguran que el gobierno es tirano. Rusia arroja bombas en Siria porque defiende al gobierno sirio. Estados Unidos tiene sus intereses y Rusia los suyos; y en medio está el estado islámico que mata a unos y a otros, y en medio de todo este lío está Hezbola que hace lo mismo. Y los muertos se cuentan por miles y decenas de miles. Quiero decirte que la justicia del hombre desata la justicia de Dios.

Las personas preguntan por qué Dios permite estas cosas. ¿Por qué tiene que morir un hombre bueno en manos de un hombre malo? Yo te digo que es la injusticia del hombre la que apresura la justicia de Dios. Se está acumulando ira para el día de la ira. Pero Dios no dejará esto así, el Señor va a actuar y le va a demandar al hombre y lo juzgará porque el hombre no es juez del hombre y mucho menos es dueño de la historia. La historia no la cuenta Trump ni Putin; no la cuenta ningún presidente de ninguna nación del mundo. ¡La verdad la cuenta Dios en su palabra! ¡Y lo que Él ha dicho que sucederá, sucederá!

 

CONCLUSIÓN

 

No te preocupes por la maldad ni por la injusticia que hay en las naciones, ocúpate de tu relación con Cristo y de formar parte de su ejército, aquellos que le creemos a Él. Hoy a través de este mensaje Dios te ha demostrado que Él no miente. Lo que dijo que iba a suceder sucedió y lo que falta por suceder acontecerá como Dios lo declaró. No es tan importante saber qué va a pasar en el mundo sino qué va a pasar conmigo. ¿Estoy en una relación correcta con Cristo? ¿Es Jesucristo mi Señor y Salvador? ¿Le he permitido a Dios que haga su voluntad en mi vida? ¿Le he abierto mi corazón a Jesús para que lo limpie y destruya lo que haya que destruir? Lo más importante no es lo que pasa con otros sino lo que sucederá contigo. Muchos correrán de aquí para allá, vagarán buscando consuelo o tratarán de llenar su alma con alguna cosa y encontrar satisfacción con algo. Yo te digo que en los tiempos que estamos viviendo, quien produce satisfacción es Dios.

En cuanto al video que muestra a cristianos que eran golpeados y quemados vivos, había una canción de fondo que la compuso un cristiano que también murió de forma similar. A él le decían que debía renunciar a su fe en Cristo y si se negaba  matarían a su esposa delante de sus ojos. Entonces comenzó a cantar una canción, que él mismo compuso, que dice así: “He decidido seguir a Cristo/// No vuelvo atrás, no vuelvo atrás”. Lo amenazaban con matar a su esposa y él seguía entonando la canción. Al final mataron a su esposa y le dijeron que le iban a perdonar la vida si él negaba a Jesús, pero el hombre cantaba: “He decidido seguir a Cristo. No vuelvo atrás, no vuelvo atrás. El Rey de gloria me ha transformado. No vuelvo atrás, no vuelvo atrás”. Y lo mataron.

Yo le pregunté a Dios: “Señor, ¿será que me quieres en ese país de África? ¿Será que podremos hacer algo más que orar?” Y es que ni siquiera oramos porque no estamos dispuestos a perder nada por Cristo. ¿Qué es lo que falta para que el fuego de Dios se encienda en nuestras vidas? ¿Verdaderamente le has dicho si al llamado de Dios a tu vida? ¿O estás muy cómodo en tu estudio o trabajo y no quieres que Dios te toque nada de eso que no quieres soltar? Este es un tiempo en que los cristianos van a mostrar lo que son capaces de pagar por la causa de Cristo. Si no estás seguro de pertenecer a Cristo y el Espíritu Santo te insiste en que tienes que consagrarte hoy, tienes que tomar una decisión importante.

Jesús entró sobre un pollino a Jerusalén un día como en el que se celebra domingo de ramos en Semana Santa, pero Él sabía que en unos días más las cosas iban a cambiar. Unos pocos días después, el mundo estaría gritando: “¡Crucifíquenle!” Pero su amor le hizo tomar la mejor decisión por mí y fue a la cruz porque le pareció un acto de amor pagar el precio con su vida por la salvación de muchos. ¡Entrégale tu corazón a Jesús! Hoy es un día de salvación. Dile a Jesús: “Padre Santo, vengo a ti en el nombre de Jesús confesando que necesito que me limpies, que me perdones y que seas a partir de hoy mi Señor y mi Salvador. Sé mi protector y mi sustentador. Tú diste tu vida por mí y yo ahora decido dar mi vida por ti. Tómame y úsame, Señor. Te doy gracias porque me has llamado y soy tu hijo. A partir de hoy su tu hijo, soy tu hija. Gracias te doy en el nombre de Jesús, amén”.

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COMPASIÓN: INGREDIENTE DIVINO

INTRODUCCIÓN

Dios ha intervenido en la historia del hombre de muchas maneras; por ejemplo, le dio descendencia a su amigo Abraham por medio de su esposa estéril. ¡Dios ha efectuado intervenciones importantísimas en la historia de la humanidad! Podría contarles de muchas obras, como por ejemplo, salvar la descendencia de Abraham, de Isaac y de Jacob enviando a José a Egipto, o cuando libró al pueblo de Israel del ejército del faraón, abriendo el mar Rojo. Pero la intervención más grande, más fuerte y más importante de Dios en el planeta tierra fue haber enviado a su hijo Jesucristo, el Mesías, a morir en la cruz del calvario, para salvar la humanidad de su pecado.

Antes de Cristo, la situación del hombre era irreversible, en el sentido de que no había forma de liberar del pecado a las personas, o mejor dicho, no se había hecho manifiesto el plan de Dios para la salvación de la humanidad. Todos los que vivieron antes de Cristo fueron perdonados y salvados por la fe que tuvieron, sin haber conocido a Jesús, sino que creyeron en las promesas que Dios les había dado. Por eso Jesús le dijo a Tomás (el que no había creído): “Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Juan 20:29).

A través de toda la historia de la humanidad, las intervenciones de Dios fueron hechas posibles, porque hubieron hombres y mujeres que creyeron a la palabra de Dios, y actuaron conforme a lo que Dios dijo. Hubo un Abraham que creyó en Dios, y fue su amigo. Dice la Biblia que creyó Abraham y le fue contado por justicia. Fue posible la liberación del pueblo de Israel, un plan que estaba en el corazón de Dios, porque hubo un Moisés que estuvo dispuesto a creer y a obedecer la palabra de Dios.

DIOS REALIZA SU OBRA A TRAVÉS DE QUIENES LE CREEN

Y todo lo que Dios hace, lo realiza en virtud de la fe de los que le creen y le aman. Dios está haciendo cosas importantes en el mundo y usa hombres que le creen, le aman y actúan en consecuencia. ¡Dios está haciendo cosas grandes en Uruguay y hará cosas aún mayores, pero solamente en virtud de mujeres y hombres que creen en su palabra! Dios pone por obra sus planes eternos y hace su labor en el planeta tierra con aquellos que creen y hacen Su voluntad. ¡Esos son los que le sirven! Abraham le creyó y sirvió a Dios. En la misma generación de Abraham hubieron hombres que no creyeron a Dios y no actuaron en consecuencia; esos hombres no le sirvieron a Dios. Dice la Biblia: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21). ¡Tú tienes que decidir si vas a hacer la voluntad de Dios o no! ¡Debes decidir si eres de Dios o no! Quien es de Dios hace Su voluntad; quien es de Dios cree en El, cree en su palabra, y cree que El hará las cosas que quiere con él o ella. Cuando la virgen María fue visitada por el ángel, le dijo: “¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres” (Lucas 1:28)

Dice también la Biblia que su parienta Elizabeth estaba embarazada de Juan el bautista y María fue desde su ciudad a la ciudad de su parienta a visitarla. Cuando llegó a la casa de Elizabeth y saludó, el niño que estaba en el vientre de Elizabeth, saltó de alegría al oír el saludo. Esta mujer quedó conmovida, porque cuando María vino a su casa, ella fue llena del Espíritu Santo. ¡¡Y se regocijó!! Y Elizabeth, una mujer que nunca había profetizado, comenzó a profetizar, diciéndole: “Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. 43¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? 44Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. 45Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor” (Lucas 1:42-45). ¡Bienaventurados son los que oyen la palabra de Dios y la creen, porque eso sucederá en sus vidas! Dios tiene planes para intervenir en el planeta y se está proveyendo de hombres y mujeres que le sirven, para así, hacer aquello que está en su corazón.

Dios hoy nos dice lo mismo que Elizabeth le dijo a María por medio del Espíritu Santo: “Bienaventurada la que creyó lo que el Señor le dijo, porque se cumplirá lo que El le dijo y lo verá con sus ojos”. ¿Y qué le dijo el Señor a María? Que iba a ser cubierta por el Espíritus Santo y quedaría embarazada de un Santo Ser que se llamaría “JESUS” y la razón de ese nombre era porque El iba a salvar a su pueblo de la tiranía del pecado. Nadie puede ser libre de sus pecados, nadie puede salir de la cárcel de sus pecados. ¡Nadie puede dejar de pecar por su propia voluntad! Dijo Jesús que el que hace pecado es esclavo del pecado. (Juan 8:34). El ángel dijo: “Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21) Y María dijo: “¿Cómo será esto? pues no conozco varón” (Lucas 1:34) No lo dijo dudando sino que preguntó. Y el ángel le dijo: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra”. ¡Esto no es un cuento de Batman, de Robin o de Superman! ¡Esto es una tremenda verdad! Y María dijo: “He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra” (Lucas 1:38). ¡¡Creyó la palabra que Dios le había traído!! Y por su fe, igual que Abraham, Moisés, David y los grandes hombres y mujeres de la historia, la virgen María abrió la puerta de la salvación al planeta tierra. ¡¡Bienaventurada la que creyó que tendrán cumplimiento las cosas que les fueron dichas de parte del Señor!! Entonces María dijo: 47 Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. 48 Porque ha mirado la bajeza de su sierva; Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. 49 Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre…” (Lucas 1:47-49) ¡¡Dios quiere que entres hoy, en las grandes cosas del Señor para tu vida!! Dios quiere que entres hoy, por la fe, en su dimensión. ¡Dios hoy anuncia, salvación para Uruguay! ¡¡Dios hoy anuncia sanidad y liberación de cadenas demoníacas para tu vida!! ¡Bienaventurado el que creyó porque verá la mano de Dios haciendo lo que el Señor dice! ¿Puedes decir hoy?: “Yo te creo Señor, háblame como le hablaste a la virgen María. ¡Háblame! Yo creeré. ¡Háblame! Yo lo haré. Envíame a mi. ¡Embarázame! ¡Háblame Dios!”

Dios hoy quiere despertar en ti, una fe sencilla, no una fe complicada. Cuando tú haces demasiadas preguntas acerca de lo que Dios está diciendo, es porque tu fe es complicada. Si Dios dice que una montaña puede salirse de un lugar y plantarse en el mar, es así de sencillo. Si Dios dice que una mujer va a quedar embarazada, sin intervención de un acto sexual con un hombre, ¡amén! ¡No hay nada imposible para Dios! Si Dios dice que un moribundo no va a morir, ¡amén! Dios puede hacer que el moribundo no muera, y si muere, y Dios dice que ese muerto va a resucitar, resucitará, ¡porque para Dios no hay nada imposible!

¿Qué significa fe sencilla? Hay algunos que para creer, necesitan evidencias, explicaciones y más explicaciones. Pero hay otros que escuchan la palabra e inmediatamente creen. ¡Están sintonizados con el Espíritu Santo! Mi oración es que tú te sintonices con Dios, para que cuando El hable, entiendas que viene de parte Dios. ¡Bienaventurado el que creyó, porque se cumplirá y verá el cumplimiento de lo que Dios le ha dicho!

Esta iglesia es para valientes, es para gente osada, no para gente complaciente. ¡Esta es una iglesia parida en la lucha, que vive de parto y no puede descansar porque Dios la ha llamado a traer salvación a la República Oriental del Uruguay y a las naciones! Dios ha llamado a esta iglesia a tener una fe sencilla para actuar inmediatamente donde ve que Dios tiene algo que hacer. ¡Esta iglesia no es para gente que quiere lograr su voluntad, sino para gente que quiere sacrificar su voluntad y sus planes para poder ver los planes de Dios cumpliéndose en el planeta tierra! ¡El hombre puede abrir una zanja pero Dios puede abrir el mar Rojo! ¡Dios quiere hacer grandes milagros a través de tu vida! ¡Dios quiere contarte entre las personas que creyeron a su palabra sencillamente y salieron a hacer aquello que Dios quiere!

Lo primero que Dios quiere, es contar con tu fe. ¡Dios quiere contar con tu voluntad! ¿Para qué Dios te va a enviar a algún lugar, si él sabe que vas a titubear, a dudar, y que vas a tener incredulidad? ¿Para qué Dios te va a mostrar sus planes si sabe que tú tienes los tuyos y que estás muy involucrado en ellos? Si tú quieres ver la gloria de Dios y su poder, hoy debes renunciar a ti y a tus planes y decirle a Dios: “¡Quiero ser como María! ¡Quiero ser como José en Egipto, como Daniel en Babilonia, como Moisés en Egipto, y como Abraham tu amigo! ¡Descienda sobre mí tu Espíritu Santo, descienda tu gracia!”

LA FE SENCILLA DE SIMEÓN

Cuando Jesús nació, fue llevado al templo para cumplir los días de la purificación, un rito que era conforme a la ley de Moisés. Sus padres subieron a Jerusalén desde Belén para presentarlo al Señor, llevando un sacrificio conforme a lo dicho en la ley de Dios y he aquí que había en Jerusalén un hombre cuyo nombre era Simeón. Este hombre justo y devoto esperaba la liberación de Israel. El Espíritu Santo estaba sobre él y le fue revelado por el mismo Espíritu que no vería la muerte sin que antes viera al Ungido del Señor. Simeón tenía muchas cosas para hacer, como muchos de nosotros, pero sobre él estaba el Espíritu Santo. Posiblemente era un día de semana, quizás era la hora de trabajo y tenía muchas tareas pendientes, posiblemente tenía muchos compromisos familiares o quizás tenía que trabajar para pagar la tarjeta de crédito, o la factura de la luz. Pero este hombre estaba bajo la unción del Espíritu Santo que lo guiaba en todo momento. No era un hombre que decía: “¡Tengo mucho que hacer!” Si el Espíritu Santo lo mandaba para allá, él iba, porque era un hombre que amaba a Dios y esperaba la liberación de Israel. Y el Espíritu Santo le había revelado que él no se iba a morir hasta que no viera con sus ojos al Salvador. Y un día cualquiera, fue guiado por el Espíritu Santo, al templo. Allí había un montón de gente, y también había un matrimonio que estaba presentando su hijo al Señor. Se acercó Simeón a ese matrimonio y a ese hijo y su corazón estalló en ebullición porque el fuego del Espíritu le estaba indicando algo importante. ¡Algo estaba por suceder! ¡Había una expectativa tremenda en su vida! Cuenta la Biblia que él tomo al niño en sus brazos, bendijo a Dios y dijo: 29Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, Conforme a tu palabra; 30 Porque han visto mis ojos tu salvación, 31 La cual has preparado en presencia de todos los pueblos; 32 Luz para revelación a los gentiles, Y gloria de tu pueblo Israel. 33Y José y su madre estaban maravillados de todo lo que se decía de él. 34Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha 35(y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones”. (Lucas 2:29-35)

Simeón, un hombre de fe, le estaba contando a la madre del niño, qué sería de ese niño. Simeón creyó en Jesucristo, el Salvador, sin muchas explicaciones, sin muchos razonamientos, sin muchos milagros ni muchas señales. ¡Simplemente creyó porque el Espíritu Santo estaba sobre él! Él había creído la palabra que Dios le había dado, que él no iba a morir sin antes ver al Salvador. Muchos eran los niños que nacían en Israel y eran traídos para ser presentados al Señor todas las semanas. Hay una fe que es la que Dios quiere derramar sobre ti: Una fe sencilla, una fe que entiende y comprende sin muchas explicaciones, sin muchos razonamientos, sin muchas preguntas. ¡Dios quiere ungirte y guiarte como a Simeón! ¡Simeón fue más creyente que María! María recibió un ángel que habló con ella, pero Simeón ni siquiera habló con un ángel. María sabía que tendría un hijo extraordinario, pero Simeón sabía más de ese hijo que la propia María. Tanto José como María estaban maravillados de lo que se decía de su propio hijo. ¿Pero por qué Simeón recibió esa revelación? El era un hombre que estaba dentro de los planes de Dios. ¡Era amigo de Dios! Era un hombre que Dios podía usar, porque creía.

Dice la palabra de Dios: “…cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia” (Romanos 5:20). La gracia es más grande, es más fuerte y más poderosa que el pecado. El pecado ata a las personas, las enceguece y las maldice. El pecado lleva a las personas a la condenación del infierno, pero la gracia viene sobre ellas y las libera. Me encanta la obra que Dios está haciendo a través de la iglesia Misión Vida para las Naciones. Me imagino a satanás como esos personajes de los dibujitos animados: ¡El gato que se relame porque se va a comer al pajarito! Me imagino a satanás viendo a los drogadictos, a los delincuentes, a las prostitutas en el borde de la muerte y la condenación; los empuja y se relame diciendo: “¡Este es mío!” Pero llega la gracia y los rescata del borde del abismo. No solamente los rescata, sino que los reviste, los unge y los envía a salvar más gente. ¡Doy gracias a Dios, me gozo y me alegro en la salvación de miles! Doy gracias a Dios porque está levantando un ejército de gente. El está decidido a intervenir en la historia de la Republica Oriental del Uruguay y de todas las naciones y usará hombres y mujeres que escuchen su palabra, que la crean y actúen en consecuencia. ¡Gente como Simeón!

Para todo el mundo, ese niño era solo un niño, pero para Simeón era la gloria y la libertad de su pueblo. ¡Era el ungido, el Salvador ¿Puedes decirle hoy al Señor?: “¡Quiero ser como Simeón, como María, como Elizabeth! ¡Simplemente di la palabra!

Padre celestial, unge en esta hora, a todos aquellos que reciben esta palabra. ¡Que los milagros de la primera Navidad se repitan! ¡Que la gloria y la salvación se manifiesten!

Los magos pasaron a la historia porque creyeron. Ellos no estuvieron en contacto con Jesús, no vieron los milagros de Jesús, ni escucharon sus palabras. Tampoco Simeón vivió con Jesús, ni vio sus milagros. ¡No vio ninguna evidencia pero tenía la evidencia del Espíritu Santo! Fue guiado por el Espíritu de Dios. Mi anhelo es que Dios te conceda ser guiado por su Espíritu. Que El te de la gracia de recibir una fe sencilla; que estés distraído para otras cosas, pero no para las cosas de Dios, ni para su palabra.

CONCLUSIÓN

Dios tiene una obra que hacer y necesita hombres y mujeres de fe. Doy gracias a Dios porque día a día me está rodeando de hombres y mujeres que preguntan poco y hacen mucho. Tienen fe, tienen ánimo, son perseverantes, luchadores, no para cubrir añadiduras sino para hacer la obra de Dios. Gracias a Dios por la gente sencilla que día a día está confiando que por una oración suya, enfermos serán sanados. Gracias a Dios por los hermanos que están yendo a los hospitales a orar por los enfermos, porque están haciendo la obra que Dios quiere. ¡Apartan un tiempo para mostrar a los enfermos el amor de Dios!

¿En que consiste la obra de Dios? En sanar enfermos, liberar endemoniados y predicar el evangelio del reino a los que están atados en sus pecados. No es complicado, es sencillo. Dios quiere ungirte para sanar enfermos, para liberar endemoniados. Dios quiere que lleves la luz, la paz y la salvación de Cristo. El anhela que lleves una palabra de ciencia, una palabra de fe, una palabra de sabiduría, a los que no conocen a Jesús. ¡No hay gobierno que solucione este mundo! Este planeta está desquiciado. Nuestros senadores y diputados están aprobando leyes inmundas. La sociedad se está estremeciendo; nos quieren cambiar la enseñanza… ¡Nos quieren cambiar la verdad por la mentira, lo dulce por lo amargo! Nos quieren cambiar los valores y los principios. ¡Nos quieren cambiar la verdad de la Biblia por la mentira del hombre! Pero Dios no cambiará su verdad por las presiones del hombre. ¡El no cambiará su palabra! Jesucristo aún sigue diciendo: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mateo 24:35).

Señor: Moriré aferrado a tu palabra, no creeré en la mentira del hombre, sino en la verdad de Dios. No me someteré al hombre, me someteré a ti. El diablo está preparando el tiempo de su ungido, que es el anticristo. Pero Dios está preparando el reino de los cielos en la tierra. El está salvando a hombres y mujeres porque Cristo viene pronto. Vendrá en las nubes, y todo ojo le verá. Dice la Biblia que todos los que creyeron en El, seremos arrebatados en las nubes juntamente con él.

¡Volverá! Así de sencillo. “María, no temas, porque has hallado gracia. El Señor es contigo. Bendita eres entre todas las mujeres. Has sido escogida para ser embarazada por Dios. Hoy te profetizo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, te cubrirá, y parirás dando a luz los planes de Dios”.

Allí donde estás, te pido que le ofrezcas tu vida a Jesús y le digas: “Señor, aleja mis dudas, aleja mis incredulidades. ¡Háblame! ¡Derrama sobre mí tu gracia! Quiero que me embaraces, quiero que me cubras… ¡quiero parir tus obras Señor! Quiero llevar la luz de Dios al mundo. ¡Anhelo hacer tus obras! Dame ahora Señor, una fe sencilla como la de María, como la de Simeón… No quiero evidencias, quiero conocer tu voz. Quiero creerte y conocerte como te conoció Simeón, sin necesidad de que me muestres muchos detalles. ¡Sálvame! ¡Perdóname! Lléname! ¡Restáurame! Bendíceme para que sea bendición a quienes me rodean. En el nombre de Jesús hago esta oración, amén”.

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COMPASIÓN: INGREDIENTE DIVINO

INTRODUCCIÓN

Hoy conocerás qué es la unción; algunos dicen que la unción es el Espíritu Santo, pero se trata de dos términos que son totalmente diferentes uno de otro, porque sería como decir que el cuerpo es el espíritu, pero no es así. No se sabe bien qué es la unción, pero parece ser que tenemos un termostato para medirla, cuando por ejemplo sentimos algo lindo, decimos que la alabanza está ungida, en cambio, otro día no sentimos nada y decimos que no había mucha unción. Algunos dicen que la unción es algo que te llega, que te toca. “¡Qué lindo estuvo el culto hoy!” Y se van como pisando nubes, pero en la calle les ladra un perro, entonces comienzan a proferir cierta clase de insultos  y se les cae toda la unción al piso.

Parece que la unción es algo que se pone y se saca, pero la verdad es que la unción no es algo que te pones y te sacas. Dios ungió a Saúl como rey y así quedó, lo mismo sucedió con David; se hayan portado bien o mal han sido ungidos para ser reyes, esto significa que fueron elegidos y escogidos, y han sido revestidos de una posición. La unción entonces, es aquello que Dios te da a ti para que funciones dentro de sus planes; es la posición que el Señor te da.

ANTIGUEDAD: PERSONAS ESPECÍFICAS ERAN UNGIDAS

En la antigüedad se ungían a los sacerdotes, a los profetas y a los reyes, sólo a esas tres clases de personas. Cualquier otra persona no era ungida, porque los oficios de Dios eran precisamente esos y se les ungía a esas personas con el aceite de la santa unción, fórmula que encontramos en el libro de Éxodo capítulo 30, que lo hacía un aceite único. Ese aceite no se podía usar para otra cosa más que lo que tenía que ver con la unción de Dios sobre determinadas personas. No se podía hacer como nosotros hoy en día cuando ungimos a los hermanos de la iglesia y lo hacemos a veces con aceite de maíz o algún otro baratito. Dios le había dado a Moisés la fórmula para hacer ese aceite especial, porque la unción que se le daba a un sacerdote era única y nadie podía cuestionarla, quitarla o reemplazarla.

Leemos en Levítico 8: 10 al 12: “Y tomó Moisés el aceite de la unción y ungió el tabernáculo y todas las cosas que estaban en él, y las santificó. Y roció de él sobre el altar siete veces, y ungió el altar y todos sus utensilios, y la fuente y su base, para santificarlos. Y derramó del aceite de la unción sobre la cabeza de Aarón, y lo ungió para santificarlo”.  Vemos aquí que se ungían cosas; Moisés ungió todo el tabernáculo o sea el templo que se construyó en medio del desierto por mandato de Dios, hecho con telas, y todas las cosas que estaban en él, y las santificó. La unción tiene relación directa con la santificación; cuando se ungía a alguien que sería rey significaba que esa persona era santificada, y santificar significa apartar. La noción que se tiene de un santo es de una persona con cara bondadosa, las manos juntas a la altura del pecho y una aureola sobre la cabeza, pero eso no expresa santidad. Santificar es apartar para una función determinada; cuando se aparta algo o a alguien y se santifica, ese algo o ese alguien va a llevar a cabo solamente la función que se le asigna.

Un rey no podía ser sacerdote; el cuchillo que se usaba en el tabernáculo para sacrificar a los animales no se podía usar para otra cosa porque había sido apartado para el servicio de Dios, había sido ungido, santificado o consagrado con un propósito. Del mismo modo, los cristianos somos seres apartados para vivir la vida que Dios ha predestinado para nosotros y funcionar dentro del propósito que Él tiene para cada uno; o sea que el cristiano está ungido para servir dentro de la función que Dios le tiene asignada, y éste puede pero no debe funcionar en alguna otra cosa que no sea el oficio que el Señor le ha dado.

El profeta Samuel ungió a Saúl como rey, pero él se portó mal desobedeciendo y pecando; cuando lo ungieron como rey descendió sobre él, el Espíritu Santo y cuando hubo pecado el Espíritu de Dios se apartó de él. El Espíritu Santo puede venir, contristarse y apartarse pero siempre sigue sobre la persona la unción, y seguía pesando sobre Saúl el hecho de que Dios lo había escogido para ser rey. Todos los días de su vida ha cargado con eso porque fue elegido para ser rey y honrar a Dios pero cuando decidió honrarse a sí mismo haciendo lo que le pareció o quiso, el Espíritu Santo ya no lo llenaba aunque siguió portando esa unción. La Biblia señala que el Espíritu Santo vino sobre David cuando fue ungido, y ese día, el Espíritu Santo se apartó de Saúl. Cuando David tuvo oportunidad de matar a Saúl, y el Espíritu Santo ya se había alejado de él; David dijo que no iba a quitarle la vida al ungido de Jehová. El Espíritu Santo puede operar más o menos en tu vida pero la demanda de la unción que está sobre ti te pesará toda la vida y tendrás que rendirle cuentas a Dios por esa unción que Él ha derramado sobre ti. Tal vez digas: “¡Menos mal que yo no soy ungido!” Quiero decirte que Dios unge a todo el que llama a su reino.

Señalé que en la antigüedad sólo se ungían a los reyes, a los sacerdotes y a los profetas; solamente David operó como rey y sacerdote, y no pecó, no le fue asignado pecado. David es figura de Jesucristo y Jesús es Rey de reyes y Señor de señores; es el Cristo o ungido, el Mesías y opera como profeta, sacerdote y rey. Él ha sido ungido por Dios y todas las cosas han sido puestas debajo de sus pies. Jesús opera bajo la unción de Rey de todos los reyes y Señor de todos los señores, los sacerdotes y no sacerdotes, los profetas y los no profetas, aun sobre los demonios. La palabra Cristo proviene del griego significa ungido, la palabra Mesías proviene del hebreo y también significa ungido. Cuando decimos Jesucristo nos referimos a Jesús el Ungido. Ungidos había muchos pero Cristo es El Ungido; o sea, desde Génesis 3:15 cuando Dios le dice a la serpiente: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”. Desde ese entonces en adelante, todo el pueblo de Dios, todos los que aman a Dios están esperando la venida del Mesías, el Ungido de Dios. Digamos que hay muchos libros, pero la Biblia es El Libro y a Israel se le llama el pueblo del Libro. No puede haber confusión, cuando nos referimos al Mesías sabemos de quién estamos hablando porque hay solo un Mesías. Si decimos Cristo, no es un ungido más sino el Ungido por excelencia.

HOY: TODOS SUS HIJOS SOMOS UNGIDOS

La Biblia dice que somos un pueblo escogido y real sacerdocio, nosotros los que hemos sido rescatados por Cristo y a quienes el Señor ha limpiado de pecado. No había sacerdotes reales por lo que significa que hemos sido llamados a ser reyes y sacerdotes. David fue ungido y ofició como rey y sacerdote; Cristo fue ungido y fue profeta, sacerdote y rey, y el pueblo del Señor es un pueblo de reyes y sacerdotes y no se puede tener estas cualidades sin primero ser ungidos.

Leemos en Levítico 8: 10 al 12: “Y tomó Moisés el aceite de la unción y ungió el tabernáculo y todas las cosas que estaban en él, y las santificó. Y roció de él sobre el altar siete veces, y ungió el altar y todos sus utensilios, y la fuente y su base, para santificarlos. Y derramó del aceite de la unción sobre la cabeza de Aarón, y lo ungió para santificarlo”. Se puede decir que santificar aquí también significa apartar; la santificación es apartamiento, o sea que funciona para lo que Dios ha diseñado y preparado. La unción opera si yo respondo a esa unción que sería la tarea, la función y el rango que Dios me ha dado; si eso está, el Espíritu Santo, su llenura, su autoridad y poder están, porque a Dios le interesa esas personas que responden a la unción que Él les ha dado.

¿Quieres tener unción? ¿Quieres sentir esa cosquillita o ese fueguito? Te preguntarás cuál es tu función y yo te digo que tu función es la de Cristo; la unción de Jesús es la misma del cristiano. Está Cristo en primer lugar y el cristiano en el segundo.

Se dice que hay vida en todos lados, supuestamente la NASA ha entablado conversación con un ser del futuro y esto está en YouTube. Un hombre le pregunta al supuesto ser del futuro quién es, y se puede ver en ese video a un ser horrible, yo no sé cómo la evolución puede llevar a un ser humano a ser tan feo. ¡Es un pedazo de piedra con ojos! Ese ser declara que es un ser humano evolucionado, que viene del futuro. La NASA entabla conversación con un ser que no tiene naso. ¡Andan más perdidos que Adán en el día de la madre!

En los tres versículos que señalamos del capítulo 8 de Levítico la palabra santificación aparece tres veces. O sea, la santificación o el apartamiento del creyente para la función que Dios le ha asignado, es importante. Jesús estaba en la sinagoga en Nazaret, su ciudad, un día sábado, y el ministro de la sinagoga le da a leer la lectura que correspondía a ese día sábado de ese año y se trataba de las profecías del profeta Isaías que se habían escrito setecientos años antes de Cristo y hablaban del Mesías, entonces leemos las declaraciones de Jesús en Lucas 4:18: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos”. Jesús declaró que el Espíritu del Señor estaba sobre Él por cuanto lo ha ungido y le ha indicado cuál es la tarea por la cual ha venido al mundo. Vino a dar buenas nuevas a los pobres, a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos y a poner en libertad a los oprimidos. ¡Esta es la función de la unción que está sobre la cabeza de Cristo! Cuando David fue ungido, tenía que ser rey y debía contar con un ejército y con carros de guerra; pero viene Cristo y es ungido, pero la unción que vino sobre Él no era para poseer carros ni ejércitos, no era para tener una linda casa o una cuatro por cuatro; no era para vivir cómodamente y tranquilo como desean muchos cristianos, salir de trabajar temprano, llegar a la casa y tomar mate. Ellos no quieren que los embromen mucho, todo lo que piden es una vida tranquila y que los demonios hagan lo que se les de la gana en el mundo porque es una persona de paz y no quiere problemas.

Algunos creyentes giles expresan lo que ellos quieren y desean, o sea, quieren servir a Dios pero a su modo y de manera que su carne se sienta cómoda y satisfecha. ¡Quieren servir a Dios pero no quieren ir a la cruz y no quieren negarse a sí mismos! ¡La unción a Jesús le costó la cruz y la unción que hay sobre ti es la misma que hay sobre el Señor! Si eres cristiano has sido ungido y si quieres saber para qué te ha ungido Dios, te digo que te ungió para dar buenas nuevas a los pobres, para sanar a los quebrantados de corazón, para pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos y para poner en libertad a los oprimidos.

¿Conoces la voluntad de Dios para tu vida? “¿Cómo puedo hacer para conocer la voluntad de Dios? Estoy esperando que el Señor me muestre su voluntad”, dicen algunos. Lucas 4:18 te muestra cuál es la voluntad de Dios para que hagas. ¡Ya no podrás decir que no sabes cuál es la voluntad de Dios para tu vida! “Es que en esta iglesia no me tienen en cuenta y no se han dado cuenta quién soy yo”… Si en la iglesia no se han dado cuenta quién eres tú, sal a la calle a ver dónde hay un quebrantado de corazón, donde hay un pobre a quien consolar o alguno que necesite ser liberado de las fauces del enemigo. ¡Ve y hazlo porque Dios te ha ungido para eso!

Hechos 10: 38 dice así: “…cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”. La unción de Jesús determinó la función que realizó y la unción del Señor sobre tu vida determina la función que debes realizar. ¡No vuelvas a preguntar cuál es la voluntad de Dios para tu vida! Tú tienes que vivir para bendecir a aquellos que están lejos de Dios, lejos de la verdad, en oscuridad, enfermos y trastornados. En 2ª de Corintios 1:21 leemos: “Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios”.  Yo soy el pastor de la iglesia Misión Vida para las Naciones porque Dios me dio esa tarea. Yo soy apóstol. ¿Por qué? Por lo que señala este versículo que dice: “Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios”.  A mí no me ungió la iglesia ni un pastor, a mí me ungió el Señor y Él es el que me confirma delante de la congregación.  Yo sé para qué fui ungido y cuál es mi función. ¡Hay de mí si no cumplo con la misión que me fue encomendada! ¡Voy a seguir trabajando hasta el último día de mi vida!

En la época de Jesús no existía la jubilación así que me van a tener que aguantar por mucho tiempo. Escuché a un pastor decir en un programa que emite la cadena de Enlace que no hay apóstoles, que los apóstoles eran doce y con Pablo fueron trece. Yo no voy a dejar de ser apóstol porque un pastor renombrado declaró que no hay apóstoles. Dios me ha dado esa identidad y me ha ungido con esa función; si yo dudara de eso es como dudar que soy hombre y te aseguro que soy bien hombre. Las personas pueden pensar de mí lo que quieran pero “ni me va ni me viene” porque yo sé bien quién soy en Cristo. El Señor me ha ungido para una función de apóstol y el que me confirma delante de todos es Cristo y el que me ungió es Dios. No hace falta buscar en qué instituto estudié para ejercer el apostolado, porque quien levanta a sus siervos y los forma, y el que equipa a sus siervos aunque éstos sean burros es Dios y si el Señor te llama harás cosas tremendas.

Quiero terminar diciendo que la unción es la investidura de santificación, autoridad y poder que Dios les da a los cristianos para que cumplan la función que Él les ha asignado. Si no sé cuál es mi unción, no tendré autoridad ni poder. Yo me paro delante de la congregación con toda autoridad para darle palabra en el nombre de Jesús porque yo sé para qué he sido ungido; yo no titubeo ni dudo acerca de lo que debo hacer porque sé quién me ha investido. Dios quiere que tengas esa certeza en tu corazón, que eres su ungido, su ungida, y que el Señor tiene un plan específico contigo. El fin de este discurso es: ¿Vives para los fines de Dios o no? Cuando vives ansioso o ansiosa planificando tu vida sin pensar que el Señor te ha llamado con un propósito que debes cumplir, estás pecando, pero Dios hará contigo lo que ha prometido. ¡Busca primero el reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas te vendrán por añadidura!

Yo creía que iba a ejercer la arquitectura y me gustaba mi profesión pero resultó que Dios me había apartado desde el vientre de mi madre para ser apóstol. Un día mi pastor me informó que debía viajar y quería que yo predicara el domingo siguiente. Me lo avisó con bastante anticipación y accedí; yo quería predicar pero no quería ser pastor porque no me veía como tal. Entonces me preparé, escribí el mensaje que iba a predicar y me recorría de un lado a otro el predio del fondo de mi casa, que medía unos treinta metros de largo y quince de ancho, tratando de memorizar lo que escribí y así hice por varios días antes de ese domingo. Yo tenía unos veinticinco minutos para predicar y escribí un repertorio que durara ese tiempo. Cuando llegó el día, me paré frente a la congregación, puse los apuntes que me había aprendido de memoria sobre el atril, miré a las personas, miré los apuntes y las palabras se empezaron a mover, ¡se me armó una sopa de letras! Pero comencé a predicar; hablé, hablé, hablé y cuando terminé, me bajé, y cuando miré el reloj habían pasado sólo cinco minutos. ¡Yo decía que no sería pastor porque no tenía palabras! Cuando Dios llamó a Moisés para encomendarle la tarea de liberar a su pueblo y le dijo que debía presentarse delante del faraón, Éxodo 4 nos dice: “Moisés respondió a Dios: “¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?… ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua…envía, te ruego, por medio del que debes envía. Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿O quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová? Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar”.

Dios escoge, forma y equipa a los cristianos para que los cristianos cumplan con los fines de Dios. No pidas unción si no te interesa o no sabes qué es lo que Dios quiere de ti; no quieras poseer mucha sabiduría, gracia y poder si a ti no te interesa cumplir la función de la unción que Dios ha opuesto sobre ti. No hay nadie que se llame cristiano que no esté ungido y que no tenga un llamado y el llamado es claro, vuelve a leer Lucas 4:18: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos”.

CONCLUSIÓN

Tú has sido ungido y tengo una mala noticia para ti y es que si no estás consciente de eso o no te interesa, estás frito, pero la buena noticia es que si te interesa cumplir con la función que Dios te ha asignado entonces estás ungido y eso significa que Dios garantiza que tendrás victoria en todo. La tarea que el Señor te encomendó no es sencilla, hay que arremeter contra los poderes de las tinieblas porque tu lucha es contra demonios, contra los poderes de maldad en las regiones celestes y tu misión es despojar a los demonios de la autoridad y el poder que tienen sobre la vida de las personas. Tú tienes que sanar enfermos, liberar a los cautivos, darle palabra de gracia al cansado y levantar al caído; tú tienes que hacer sonreír al que está triste. ¡Uruguay y las naciones verán la gloria de Dios porque se levantará una iglesia ungida, consagrada y apartada para Dios!

Entiende que eres un ungido y una ungida y que no es elección tuya estar en esa posición, porque es una elección de Dios. Lo que necesitas para cumplir con la misión de la unción para la cual has sido designado, es que tienes que santificarte y apartarte, y tienes que anhelar la llenura del Espíritu Santo. La llenura del Espíritu Santo no es la unción sino el equipamiento de Dios para poder cumplir la misión de la unción y tu misión no son esos planes personales por los cuales te desvelas sino que tu función más trascendente es llevar las buenas noticias a los pobres, a sanar a los quebrantados de corazón y pregonar libertad a los cautivos.

Si hoy le abres tu corazón a Dios el Señor te llenará con ese fuego que necesitas para hacer su obra. Yo no podría hacer mi tarea de pastor si no tuviese ese fuego que me impulsa a ayudar a los necesitados. Entiende que las personas son dignas delante de Dios aunque vivan tirados en una plaza, ellos son fruto del amor de Dios y merecedores de su gracia porque de tal manera amó Dios al mundo y eso incluye al miserable de la calle. Jesús no andaba haciendo planes; Él andaba obrando sanidades y liberando cautivos, cumpliendo con el plan de Dios. Si te propones hacer la voluntad del Padre, el Señor te llenará hoy con la presencia, el poder y la autoridad del Espíritu Santo que es el equipamiento que Dios te da para que puedas cumplir tu función. Será un placer para Dios llenarte con el fuego, con el poder y la autoridad del Espíritu Santo. ¡Ese es su deseo! No es el Señor el que frena tu llenura sino que eres tú, porque pones tus planes y deseos antes que la misión que te encomendó y no quieres someterte y ser obediente.

Toma la decisión de negarte a ti mismo y abraza la misión y el propósito del Señor. ¡Abraza la unción que está sobre ti y pídele a Dios que te llene con su Espíritu Santo en esta hora!

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