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PERSEVERANCIA: VIRTUD DIVINA

INTRODUCCION

Quiero hablarte hoy acerca de la perseverancia. Ésta es una virtud que viene sobre los creyentes que esperan en Dios y los lleva a la victoria. Muchos no llegan a la victoria porque no son perseverantes. La perseverancia es una gracia que Dios derrama sobre los creyentes para que estén firmes en la fe y en la palabra que Él les ha dado. Quiero decirte algo muy importante y haré énfasis en esto hasta la venida de Cristo; los que van a caer en los próximos tiempos son aquellos que no se afirman en la palabra de Dios.

Tú necesitas sustentarte en la palabra de Dios y no moverte de ella. Las circunstancias, satanás y sus demonios vienen con ímpetu para hacerte dudar de la palabra que Dios te ha dado o para que te olvides de ella, pero tú tienes que perseverar en la palabra de Dios que es la espada del Espíritu. Con la palabra de Dios tú combates; no con ideas, razonamientos o emociones. Por lo tanto, es necesario estar firmes en la palabra de Dios. ¡Tienes que leer la Biblia! No puedes correr el riesgo de enfriarte o debilitarte porque la palabra de Dios ha dejado de ser importante en tu vida. Demuestra que tu fe en la palabra de Dios es firme. Estamos acostumbrados a depender de nuestros estados de ánimo.

PERSEVERANCIA Vs. INTELIGENCIA

Se está estudiando un concepto que tiene que ver con el hecho de que la perseverancia vence a la inteligencia. No son los inteligentes los que conquistan las victorias sino los perseverantes. Hay un concepto que se refiere a la inteligencia emocional. Ya a las empresas no les interesa conocer el coeficiente intelectual de los aspirantes. Antes este era un requisito importante, pero fueron descubriendo que tener mucha inteligencia no significa tener capacidad para relacionarse en el trabajo con sus compañeros, con el jefe, o con su cónyuge. Hay muchos que son inteligentes pero no saben cómo manejarse en algunas situaciones de la vida y son manejados por las emociones. Por eso se habla de inteligencia emocional. Ahora, las empresas ponen énfasis en los test que miden habilidades y aspectos de la personalidad que influirán en la futura adaptación a la empresa y al rendimiento. Los empleadores al hacer preguntas al aspirante ven qué capacidad tiene éste para relacionarse ya que el relacionamiento es muy importante. ¿A qué apuntan con esto de la inteligencia emocional? A que no te dominen las emociones. Digamos que las emociones irrumpen en nosotros y van más allá de la racionalidad. La persona no quiso matar, pero lo hizo y no sabe por qué.

Lo que trato de hacerte entender es que las emociones deben ser dirigidas y controladas. Se está estudiando cómo hacer para educar las emociones, y la Biblia señala que Dios nos ha dado a nosotros espíritu de poder, de amor y de dominio propio. Se trata de un estado de ánimo proporcionado y guiado por el Espíritu Santo.

Un matrimonio tuvo una hija que nació descerebrada, o sea, sin capacidad cerebral, y vivió más de doce años. Ellos no se lamentaban por lo que les tocó vivir, porque para ellos su hija era un tesoro. En una oportunidad, viajando en un tren, un barco chocó contra el puente por dónde éste estaba pasando, entonces el tren se sacudió y cayó al agua comenzando a hundirse. Los padres desesperados lograron romper una ventanilla y salvar a su hija, pero ellos murieron. Era una niña en silla de ruedas que no se podía manejar por sus propios medios, ¿era más importante salvarla a ella o que los padres siguieran viviendo? Aquí tenemos un ejemplo de racionalidad versus amor. La razón dice que hubiera sido mejor que los padres vivieran; la vida de la niña no era tan importante. No obstante, lo que prevaleció en los padres no fue la razón sino el amor.

Hay ciertas cosas que operan en nosotros y nos llevan a reaccionar para bien o para mal, fuera de nuestra razón o intelecto. Eso es lo que han descubierto. Y la Biblia señala que Dios nos ha dado un espíritu de poder, de amor y de dominio propio. Cuando los estados de ánimo o la inteligencia emocional operan repentinamente no nos da tiempo a pensar, por lo tanto, las emociones tienen que estar sujetas. Se habla de la educación de los sentimientos, pero según la Biblia hablamos del poder del Espíritu Santo operando en la vida del creyente. La idea es que tenemos que perseverar en esos sentimientos y emociones que son de Dios, porque satanás siempre va a crear argumentos o circunstancias para que nos salgamos de juicio. Aristóteles sugirió que tenemos derecho a enfurecernos contra alguien. “Todos podemos enfurecernos contra alguna persona. El problema es si nos enfurecemos con la persona correcta, en la medida correcta, por la circunstancia correcta, en el momento correcto. Eso es difícil”. La Biblia dice así: “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo” (Efesios 4:26). Puedes airarte con alguien, pero no debe dominarte la ira. El Espíritu Santo quiere obrar con poder y amor en nosotros, y darnos dominio propio para que caminemos por la vida tomando las decisiones correctas y no impulsados por sentimientos repentinos.

Acerca de la perseverancia, dijo Jesús que el sembrador salió a sembrar su semilla. Cuando yo era chico, veía a los sembradores arrojar semillas al viento. Hoy en día las semillas se comercializan envasadas por miles, son transgénicas y no permiten la siembra con semillas orgánicas. Entonces tienes que colocarlas en el surco una por una, aunque antes se arrojaban las semillas sobre la tierra y eran un montón. El sembrador entonces salió a sembrar, y una parte cayó en el camino, otra en el pedregal, otra entre espinos y otra en buena tierra. Y dice Lucas 8:15: “Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia”. La tierra en este caso representa el corazón del hombre. Hay corazones como la tierra con espinas, como pedregales, o como el camino en el cual la semilla es hollada y en donde vienen las aves y se la comen. Pero hay corazones buenos, y la semilla que se siembra es la palabra de Dios. Los que retienen la palabra son los que perseveran en ella y se afirman. Jesús dijo: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca” (Lucas 6:24 y 25). Lo que le da firmeza a tu vida, a tu matrimonio, a tu familia, tu trabajo y tu economía, es que retengas la palabra de Dios en tu corazón.

En uno de los hogares de Beraca plantaron unos plantines de tomates en un invernáculo, pero en tres días no vamos a ver tomates aún. La persona que no es perseverante es impaciente. “Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia”. El fruto está ligado a la perseverancia y ésta implica esperar con fe, plantarse en la fe, y saber que Dios va a obrar. Entonces no me voy a desesperar porque si lo hago, entonces no soy perseverante; si me angustio menos. No soy perseverante si se me va la boca diciendo que Dios no me escucha, Dios se demora, etc. El perseverante vive seguro y sabe que Dios va a obrar; no se apresura porque hay un tiempo de sembrar y un tiempo de cosechar. Entonces, los corazones buenos dan fruto con perseverancia. Son los que perseveran los que logran las victorias por lo que la inteligencia es vencida por la perseverancia.

Cuando estudiaba en la secundaria, había cuatro alumnos que eran los mejores, y entre ellos estaba yo. Tres éramos amigos y a veces nos decíamos que no íbamos a estudiar para matemáticas por ejemplo y que los ejercicios lo íbamos a sacar en la prueba. Nos desafiábamos a nosotros mismos; éramos inteligentes. Y a nosotros nos gustaba disfrutar la vida, queríamos divertirnos, entonces yo estudiaba muy tarde a la noche. Al otro día, cuando la profesora preguntaba acerca de lo que había estudiado en cuestión, yo levantaba la mano. Aprovechábamos a estudiar en los recreos con mis otros dos amigos. Pero había uno que cada vez que lo invitábamos a salir para divertirnos se negaba porque tenía que estudiar. ¡Qué plomo!” le decíamos. “¡Otra vez vas a estudiar!” Supongamos que era viernes y el lunes teníamos prueba, entonces lo invitábamos para ver algún partido el fin de semana, pero no había caso. “El traga” se la pasaba estudiando. Y nosotros lo despreciábamos porque él nunca disfrutaba de la vida, porque tenía que estudiar. Pero tengo que decirte que nosotros, los tres amigos inteligentes, apenas lográbamos un siete o un siete con cincuenta en calificación y con siete se exoneraba la materia. Y si teníamos seis con setenta y cinco íbamos a llorarle a los profesores: “Me faltan veinticinco centésimos. ¡Póngamelo!” Y ellos accedían. ¡Así fuimos sacando las materias! Yo rendí exámenes unas cuatro veces en todo el período de secundaria, y salíamos aprobados, pero con siete cincuenta como máximo. Ahora, el abanderado era “el burro” que estudiaba mucho y se sacaba nueve y diez. Y ese era el puntaje más alto. Así que todos los años pasaba con nota alta. ¡El perseverante le ganó a los inteligentes!

INTELIGENCIA EMOCIONAL

El perseverante es más inteligente que el inteligente. Me refiero a la inteligencia emocional que nos lleva a ser disciplinados y a perseverar en lo que queremos alcanzar. Yo aprendí de perseverancia cuando me enamoré de Marta. Para los que no saben, ella no se quería casar conmigo y decía que yo era un negro ruliento. Y me sucedió que en mi desesperación por su negativa, yo le preguntaba a Dios por qué tenía que estar viviendo eso, y por qué no me contestaba y me daba una palabra. Yo me compré todos los libros que hablaban acerca de la oración y me los leí todos. Así que yo puedo aseverar que la aflicción produce victoria. No logró Marta arrebatarme la victoria. Yo aprendí a perseverar. Le hablé una, dos, tres veces, hasta que me cansé y la cansé a ella. Pero entonces yo iba a Dios y le decía: “Señor, qué hago? ¡Yo la amo!” Y le pedía al Señor una palabra, y un día, estando yo desesperado agarré la Biblia la abrí y señalé un pasaje: Mateo 21:22: “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis”. “¡Guau!” exclamé. Lo leí y lo volví a leer varias veces. ¡Dios me había hablado! Me volvió la esperanza. Ahí mismo me arrodillé y comencé a orar: “Señor, te pido que me des a Marta”.

Yo creí a la palabra de Dios. Al día siguiente esperaba encontrarla a ver si me miraba, si me hacía una guiñada, lo que fuere. Pero ni una sonrisa. ¡Nada! Ni me registraba. Y ella me había dejado bien claro que conmigo no se iba a casar. Un día su hermano me ve y me dice: “Marta se va a casar en diciembre con el otro”. Enseguida me pregunté qué había salido mal. Pensaba si realmente Dios me había hablado. Me arrodillé al lado de mi cama y llorando dije: “Dios, ¿qué pasó? Tú me dijiste que todo lo que yo te pidiera en oración creyendo lo iba a recibir. ¡Por favor háblame!” Llegó un momento que abría la Biblia y sistemáticamente me salía Mateo 21:22. La cerraba y cuando la abría de nuevo, ahí estaba el pasaje de Mateo 21:22: “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis”. Otra vez me volvía el alma al cuerpo. “Señor, te reclamo que me des a Marta. Yo me afirmo en esta palabra…” A los días volvía el hermano y me decía: “Marta se ha comprado la heladera”. O sea que ya tenía fecha para casarse, tenía cocina, heladera, ¡todo! Y yo sólo tenía ese versículo bíblico. Pero no había nada que me mostrara que algo estaba sucediendo porque las evidencias eran todas contrarias a la fe y a la perseverancia. Yo me enojaba y me daban ganas de aventar la Biblia, de ir y decirle que no la quería más, etc. ¡Ella vivía al lado de mi casa! ¡Por favor! Yo sabía a qué hora salía a estudiar piano y me sentaba un rato antes en la vereda, para verla. Pensaba que me iba a saludar, pero ella pasaba tiesa.

Yo aprendí que, o te aferras a la palabra de Dios o pierdes. Pasados los dos años viene el esposo de la hermana y me invita a salir con ellos y me dijo que también iba Marta, pero me fui a casa y le dije a Dios: “Yo no quiero salir con Marta. Sólo quiero que me quites este amor por ella. Quiero odiarla. Tampoco quiero ser necio porque tú me dijiste que todo lo que pidiera en oración, creyendo lo recibiría. Así que voy a salir con ellos y le voy a hablar por última vez”. Así que me le aproximé y le dije: “Por última vez te voy a preguntar si te queres casar conmigo”. Y ella me dice: “Sí!” Se había peleado con el otro y yo no sabía nada. ¿Dónde quedaron la cocina y la heladera? En la casa de Marta. ¿Con qué cocina y con qué heladera equipamos nuestra casa cuando nos casamos? Con la que se había comprado para casarse con el otro. Ahí aprendí a perseverar en la palabra de Dios. Eso me sirvió cuando comencé mi pastorado en Uruguay ya que muchas cosas sugerían que yo iba a fracasar, pero me aferré a las promesas de Dios y perseveré por veintiséis años predicando el evangelio, y Dios me ha sacado adelante. Yo no recuerdo en todo este tiempo haberle dicho a Dios: “No tengo ganas de predicar. No lo voy a hacer”. Yo sigo sembrando a ver si alguna palabra cae en buena tierra.

Los que no perseveran se apartan del camino y se quedan; los que no perseveran no conquistan las promesas. Viene a mi memoria el caso de una mujer que estuvo orando por su esposo por años. Ella me decía que él era muy duro, que reñía del evangelio y la maltrataba, pero no le importaba porque había creído e iba a orar hasta que la piedra se ablandara. La mujer me hablaba con tanta fe que me maravillaba. Pasaron algunos años y me dijo: “Mi marido no va a cambiar. Es más duro que una piedra”. Le reconvení que había orado mucho por el esposo y tal vez llegó el momento en que él se iba a entregar a Cristo, pero ella había desistido. “Que se busque otra, yo me voy a separar. No quiero saber más nada con él”. Le dije que estaba arrojando a la basura diez años de haber perseverado en oración. “No importa, ya estoy cansada y fastidiada. Se me fue el amor” me dijo. Le informó al esposo que lo iba a dejar, pero él le insistía llorando que no lo hiciera. ¡Y lo dejó! El esposo vino llorando a la iglesia y me preguntaba qué hacer porque la esposa lo estaba abandonando. Yo le dije que debía entregarse a Cristo y accedió, y en su desesperación hizo una oración pidiéndole perdón a Dios por haber sido tan duro con esposa. Estaba feliz y se sentía en paz. Yo llamé a la mujer, le conté lo sucedido y la felicité. Pero ella me respondió: “¡Que se busque otra!” Esa mujer casi venció. Le faltó perseverar un poquito más. Aquellos que dicen que ya no aguantan más, no sean como esa mujer que casi venció. Ella terminó separándose de su esposo y arrojó a la basura diez años de oración.

La perseverancia no entiende de razones. La perseverancia está ligada a la fe y la fe no retrocede. La perseverancia te ayuda en la fe para que alcances la victoria a su tiempo. El fruto tiene un tiempo. Quien no es perseverante, es impaciente, entonces se acelera, se enoja con Dios, con el pastor y con la vida. Y este tipo de actitudes demuestran que no hay paciencia ni perseverancia y sin esta virtud no se alanza la salvación del alma. Los que creemos, somos pacientes y perseverantes hasta la muerte. Dijo Jesús: “Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo” (Mateo 24:13).

Recuerdo un hombre que me dijo, se sentía mal; él reconocía que le había sido infiel a la esposa, pero hubo un tiempo en que fue fiel, aunque en ese tiempo no era feliz y no tenía victoria, entonces fue infiel. Después volvió a serle fiel pero no veía avances en su vida así que decidió ser infiel nuevamente. Hay quienes se sienten con derechos habidos porque fueron fieles por un tiempo. Quiero decirte que Dios conoce tu vida y tu corazón; el Señor conoce tu futuro y sabe que vas a caer. Yo le dije a ese hombre: “¿Te crees que Dios es tonto y que te va a bendecir así porque sí porque fuiste fiel un tiempito?” ¡Hay que ser fiel y perseverante toda la vida!

Dios premia la perseverancia. Había un rey que reinó en Jerusalén, su nombre era Uzías; este rey fue coronado a los dieciséis años de edad. Era muy jovencito, pero gracias a Dios había un sacerdote que lo guiaba. Leemos en 2ª de Crónicas 26:5: “Y persistió en buscar a Dios en los días de Zacarías, entendido en visiones de Dios; y en estos días en que buscó a Jehová, él le prosperó”.  Queda claro aquí que ésto le sucedió en los días de Zacarías porque en otro tiempo no buscó a Dios y en los días en que buscó a Dios, señala la Biblia que el Señor lo bendijo grandemente. “salió y peleó contra los filisteos, y rompió el muro de Gat, y el muro de Jabnia, y el muro de Asdod; y edificó ciudades en Asdod, y en la tierra de los filisteos. Dios le dio ayuda contra los filisteos…se divulgó su fama hasta la frontera de Egipto; porque se había hecho altamente poderoso. Edificó también Uzías torres en Jerusalén…Asimismo edificó torres en el desierto, y abrió muchas cisternas…” En ese tiempo en que persistió en buscar a Dios, el Señor lo bendijo. “E hizo en Jerusalén máquinas inventadas por ingenieros, para que estuviesen en las torres y en los baluartes, para arrojar saetas y grandes piedras. Y su fama se extendió lejos, porque fue ayudado maravillosamente, hasta hacerse poderoso”. Y aquí viene la clave: “Mas cuando ya era fuerte, su corazón se enalteció para su ruina; porque se rebeló contra Jehová su Dios, entrando en el templo de Jehová para quemar incienso en el altar del incienso” (2ª de Crónicas 26:16).

Cuando se sintió fuerte creyó que podía hacer lo que se le daba la gana, pero lo que necesitaba era persistir en buscar a Dios y ser humilde. El incienso se quemaba en el altar del incienso y sólo los sacerdotes hacían este trabajo por orden de Dios. Dice la Biblia que su corazón se enalteció para su ruina. Y desde ese momento le empezó a ir mal. La perseverancia es algo que Dios ama hasta el fin de tus días. No se trata de perseverar por un tiempo y después Dios tiene que aguantarte todo lo que se te antoja. Tienes que perseverar en buscar a Dios todos los días de tu vida. El apóstol Pablo les dijo a los gálatas: “No nos cansemos de hacer el bien porque a su tiempo segaremos si no desmayamos” (Gálatas 6:9).

La perseverancia vence la inteligencia. Muchas personas que no son tan inteligentes si perseveran en Dios, serán gobernados por su Espíritu. Mi abuelo murió ya hace más de cincuenta años y puedo decir que aún está cosechando por su perseverancia. La perseverancia te da victoria para el mal o para el bien, todo depende en qué perseveras. Una hermana de la iglesia, una colaboradora muy fiel y eficaz que trabajaba con gozo, tenía un esposo incrédulo y ella creía y declaraba que él se iba a convertir. Un día se encontró con un compañero de la secundaria y fueron a tomar algo y a recordar viejos tiempos. Ella estaba encantada, me contó que le habló del evangelio. Pasados los días, este amigo la invitó otra vez a tomar algo, y así una tercera vez, entonces le advertí del asunto. Y ella me dijo: “Si, no sé qué pretende este hombre. Yo soy cristiana, sirvo a Dios y soy una mujer consagrada al Señor. Y él me habla cosas con doble sentido. ¡Está loco! Yo soy de Dios. No sé qué espera de mí. Él no es mi tipo. Es gordo, petizo y bigotudo. No sé qué se cree.”

Un día vino llorando porque se había acostado con el gordo, petizo y bigotudo. Ese hombre persistió y perseveró hasta que lo logró; él logró debilitar el alma de la mujer. Recordemos la historia de Sansón; la Biblia dice que por causa de que Dalila lo presionaba cada día con sus palabras y lo importunaba, su alma fue reducida a mortal angustia. Una y otra vez la mujer lo importunaba para que le contara el secreto de su fuerza hasta que lo debilitó.

CONCLUSIÓN

¿Sabes tú cuáles son los sentimientos que gobiernan tu vida? Hay sentimientos de odio, de amargura y de tristeza que irrumpen en el alma y te llevan a tomar decisiones, pero esos estados de ánimo te apartan de la autoridad del Espíritu Santo quien te da dominio propio y la capacidad de resistir esos sentimientos.

Las personas que estudian acerca de la inteligencia emocional hablan de educar las emociones, y yo no me refiero a eso ya que la Biblia dice que lo que es nacido de la carne, carne es y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. Necesitamos educarnos en amar a Dios, en buscarlo y someternos al Espíritu Santo, porque nuestras fuerzas no radican en nuestra educación o inteligencia, nuestras fuerzas y nuestra victoria están en el poder del Espíritu Santo que obra en la vida de los creyentes que temen a Dios y guardan sus mandamientos.

Había una viuda y un juez injusto, y este hombre no temía a Dios ni respetaba a hombre alguno pero la viuda era una mujer perseverante. Todos los días iba al juez y le decía: “Hazme justicia de mi adversario. “Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia” (Lucas 18). Y Jesús enseñó por medio de esta parábola: “¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?” Se refirió aquí a que debemos orar siempre y no desmayar.

La perseverancia es en la palabra, en amar a Dios y en orar. Yo estoy seguro que hay personas que comienzan algo y nunca lo terminan; se casan y se divorcian porque el matrimonio no era lo que esperaba, entre otras cosas más. Y eso no te hace una persona de victoria sino de derrota. La perseverancia es dada por Dios para tener victoria. Quien le da al creyente la inteligencia emocional es el Espíritu Santo; Él es quien te guía a toda verdad. El Espíritu Santo es un Espíritu de poder, de amor y de dominio propio. Su presencia en tu vida hace que no seas una persona variable que hoy está bien y mañana está mal, hoy estás arriba y mañana estas abajo. Y eso son tus estados de ánimo que te dominan pero no vienen del Espíritu Santo. Tus emociones te gobiernan, mas Dios quiere que te gobierne el fruto del Espíritu Santo que es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, templanza, mansedumbre, bondad y fe. ¡Eso es lo que Dios quiere hacer prevalecer en tu vida!

Reconoce delante de Dios que tus estados de ánimo te gobiernan, pídele perdón y dile que te bendiga. Que su Espíritu Santo te guie y en lugar de ser una persona variable, seas firme y perseverante.

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PERSEVERANCIA: VIRTUD DIVINA

INTRODUCCIÓN

El temor apareció en el mundo por primera vez cuando Adán y Eva pecaron. Dios no hizo al hombre para que tenga temor ni para que viva en temor, es más, Dios ordena a sus hijos, a sus siervos, que no teman. El temor maldice, paraliza, enferma, angustia. Hay ciertos argumentos científicos que señalan que cuando uno tiene temor, los músculos se tensan, cuando tienes miedo se produce adrenalina, la cual al circular por tu organismo y al llegar al corazón, causa como reacción que la frecuencia cardiaca aumente. Se abren los ojos para que uno pueda actuar más enfocadamente y poner atención a aquello que voy a enfrentar. ¿Pero qué pasa si por causa del temor creo que soy un fracaso, que me va a suceder lo mismo de siempre porque me quemé con leche, entonces veo una vaca y lloro? Hay un temor que te sirve para ser prudente. La primera vez que hice un huevo frito, calenté bien el aceite, tomé un huevo, lo rompí en el borde de la sartén, levanté los brazos y lo lancé al aceite; cayó el huevo y me salpicó aceite caliente en la cara, así que yo, cada vez que veo una sartén lloro. Ahí apareció el temor prudente y aprendí a hacer huevo frito más delicadamente, tipo bailarín de ballet.

El diablo quiere que peques por defecto o por exceso; que no hagas la voluntad de Dios, o que te conformes con hacer sólo la mitad, y que Dios se aguante. Te retiene para que no hagas lo que Dios quiere. Pero si ve que estás empeñado en hacerlo te empuja a sentir miedo desatando poderes espirituales de maldad que generan temores en el corazón del hombre. El temor es mucho más que un sentimiento y una sensación; es verdad, es lo que uno siente, pero lo sentimos cuando opera dentro de nosotros un poder espiritual o un espíritu de temor.

En el mundo espiritual no hay vacíos; si tu ser está lleno de Dios, no hay lugar para el temor, no hay lugar para la angustia ni para la ansiedad. Hay poderes espirituales que empujan para entrar dentro de tu vida y producir efectos negativos llevándote a deshonrar a Dios. En este caso, si tienes temores, estás deshonrando a Dios, porque el temor no demuestra que tienes fe en Él y no demuestra que tienes esperanza y confianza. El Señor quiere que seas libre de temores es por eso que va a quebrantar el poder espiritual del temor en tu vida y va a desatarte en esta hora.

EL TEMOR ES ENEMISTAD CON DIOS

Los temores te hacen daño y no permiten que la gloria de Dios se vea en tu vida. Los temores producen reacciones en ti que son enemistad contra Dios. El diablo pone toda clase de pensamientos, como por ejemplo, el pensamiento que te hace declarar: “Dios no se acuerda de mi”. Cuando tú declaras esto no lo haces en función de alguna verdad bíblica que estás creyendo sino que es una sensación tuya, o una idea que te metió satanás en la cabeza. Seguro que una persona que piensa que Dios no se acuerda de ella tiene alguna angustia o temor, seguro que está desencajado o desencajada en alguna circunstancia. El diablo quiere robarte la fe, ya que si lo logra, te roba la bendición de Dios. Y la bendición que Dios tiene para ti es en función de la fe que tienes en Él. Entonces el diablo quiere quitarte la fe y para ello trata de infundirte temor y éste se levanta contra la fe, la opaca y debilita. Dios nos ordena que no tengamos temor y nos dice en su palabra que el que teme no ha sido perfeccionado en el amor, o sea que no conoce bien el amor porque el amor de Dios sobre nosotros produce confianza, fe y esperanza. ¿Qué miedo va a tener un bebé en los brazos de su papá o de su mamá? Tendrá temor su papá y su mamá, pero la criatura no tiene temor. Saber que tengo a Dios de mi lado genera confianza; me arrojo al vacío sin importarme nada porque sé que Él está conmigo.

Una verdad bíblica dice que los cielos de los cielos no pueden contener a Dios según expresa el rey Salomón en 2ª Crónicas 6:18. ¿A dónde habrá un lugar donde Dios no esté? El rey David dijo: “Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra” (Salmo 139: 8 al 10). “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento” (Salmo 23:4). Y Jesús prometió: “…he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mateo 28). ¿En qué estás creyendo? es la pregunta. ¿Estás creyendo en la palabra de Dios? Tú dices: “¡Yo siento que estoy solo! Quien se siente solo tiene miedo. No siente que está en las manos de Dios, tampoco siente que Dios está con él o con ella.

Hay cosas que pensamos y aseveramos que lo único que demuestran es que no tenemos fe ni confianza en Dios. De eso se aprovecha el espíritu de temor para entrar en tu corazón y en tu mente generando más temor, por lo que, a más temor, menos fe. Leemos en Génesis que Dios hizo un jardín donde puso al hombre a quien le dio libre albedrío. A veces nos preguntamos para qué Dios le dio libre albedrío al hombre, hubiera sido mejor hacer marionetas a las que podía manejar con hilos, así hacen su voluntad. Pero en ese caso, no seríamos a imagen y semejanza de Dios. El libre albedrío es la libertad que Dios le ha dado al hombre de decidir en contra de Él o a favor de Él, de estar de acuerdo con Él o disentir con Él. Hubo uno de quien Dios dijo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo contentamiento”. O sea, era el Hijo que lo ponía contento. ¿Por qué el Padre dijo esto de Jesús? Porque ya había quedado demostrado que Él vino a hacer la voluntad del Padre. Cuando Jesús tenía doce años de edad, José y María, sus padres, le recriminaron: “¿Por qué nos has hecho esto? Entonces él les dijo: “¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?” Se había quedado discutiendo con unos doctores de la ley. Desde muy chico, Jesús tuvo conciencia de que el propósito de su existencia era hacer la voluntad de Dios, por eso declaró: “Yo no he venido a hacer mi voluntad sino la voluntad de mi Padre”. O: “Estas palabras que oyen de mí no son mías sino de mi Padre que está en los cielos”. También dijo: “Yo tengo una comida que comer…Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra”. Con un hijo así, ¿qué padre no estaría orgulloso? Estar en la voluntad de Dios es tenerlo contento al Señor. Por eso a Jesús le fue dado un honor que no se le ha dado a ningún otro hombre; se le dio un nombre que es sobre todo nombre porque fue el que más contentó el corazón del Padre, y Dios le dio toda honra y un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

Con Adán no fue así. Dios plantó un jardín con un árbol en el medio y como le dio libre albedrío al hombre le dijo: “De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”. Le dio libre albedrío, pero le advirtió cómo le iba a ir si no hacía su voluntad y cómo le iría si la hacía. Pero la serpiente sedujo a Eva; “…la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” Dios le impidió a Adán comer del árbol de la vida porque había comido del árbol de la ciencia del bien y del mal. “Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre”. Dios cumplió su palabra, cuando le dijo que el día que comieran del árbol de la ciencia del bien y del mal ciertamente morirían, entonces les impidió comer del árbol de la vida.

Lo importante es saber qué es lo que pasó en el corazón del Adán y en el de Eva cuando ellos decidieron desobedecer y no le dieron complacencia a Dios. Leemos en Génesis 3:8: “Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto”. Cuando hay una relación de amor en el noviazgo o en el matrimonio, los amados quieren encontrarse y estar juntos. El amor produce intimidad y comunión. Quienes se aman sólo con mirarse ya saben que quiere el uno y el otro.

Hace unos años atrás fui a la ciudad de Artigas, al norte del país y oré por un hombre; y en estos días por motivos de un evento evangelístico volví a ir, entonces se me acercó ese hombre y me dijo que la oración que hice por él surtió efecto. Entonces me contó que antes predicaba el evangelio y tenía una unción tremenda por lo que le imponía las manos a las personas y éstas caían llenas del poder de Dios. Pero un día le fue infiel a su esposa. De esto pasaron unos cuatro años. Me dijo que le pidió perdón a Dios y se sintió perdonado, pero no sabía que era lo que le pasaba porque la unción que tenía no ha vuelto. Claro, cuando hay pecado, hay enemistad con Dios. Tú le pides perdón a Dios y Él te perdona, pero ha ofendido a su esposa y se acuesta todos los días con ella. Y él me preguntaba qué debía hacer para que volviera la unción y el poder de Dios sobre su vida. Sucede que se cortan relaciones, el pecado corta la comunión con las personas y con Dios. Cuando se corta la comunión con Dios uno siente miedo. Yo le pregunté si le había contado a su esposa acerca del hecho y muy asustado me dijo que no porque se destruía la familia. ¡Ese hombre tiene temor! La esposa es su amada pero hay una barrera.

EL ORIGEN DEL TEMOR

Antes de pecar, Adán y Eva percibían la presencia de Dios en el jardín y disfrutaban con el Señor. Era una bendición estar delante de Dios. Era tremendo escuchar su voz y tener una comunión tan íntima con el Señor. Ahora, cuando ellos desobedecieron, haciendo uso de su libre albedrío, escucharon la voz de Dios en el jardín y por primera vez en su vida les sucedió algo que nunca habían hecho, corrieron a esconderse detrás de los árboles del huerto huyendo de la presencia de Dios. David decía: “¿Dónde huiré de tu presencia?” ¿A dónde me puedo esconder de la presencia de Dios? Me puedo esconder del pastor, de mi cónyuge o de mi jefe, pero no me puedo esconder de Dios. ¿Por qué en vez de correr a la presencia de Dios, huyeron a esconderse detrás de unos árboles? Señala la Biblia que se cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. “Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí”. Primera vez que apareció el miedo en el mundo, fruto de la ruptura de la intimidad y de la comunión con Dios generado por la desobediencia. El temor aparece cuando la comunión con Dios se rompe, por lo que si yo tengo temor entonces algo anda mal con mi comunión y mi relación con Dios. En el mundo espiritual no hay vacíos; cuando el Espíritu Santo no llena una vida, viene otro poder espiritual y se mete en ese lugar. No es la presencia de Dios la que genera temor, es otra presencia que no es la de Dios. La presencia del Espíritu Santo genera gozo, esperanza y fe, no me siento abandonado sino bendecido. Sé que Dios está conmigo y no me voy a esconder de Él; voy a buscar su rostro. ¡Voy a acercarme al Señor! ¡Limpio o sucio no tengo a donde huir de su presencia!

¿Cómo te diste cuenta que estabas desnudo? No sé. ¿Y por qué tuviste temor? ¿Comiste del árbol que yo te dije que no comieras? ¡Ahhh sí! Pero eso fue por culpa de la mujer que me diste. Le echó la culpa a Dios porque, ¿quién hizo a la mujer? Cuando le dices a Dios: “Esto es culpa de la mujer que me diste”, en otras palabras le quieres decir: “Tú eres responsable”. “Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí”. ¿De quién era la culpa? ¿Quién hizo a la serpiente? ¡Dios! ¡El culpable de todo era Dios! Ellos deciden desobedecer, el Espíritu de Dios se alejó de ellos, sintieron miedo de Dios y a la hora de dar cuentas por lo que hicieron y pedirle perdón al Señor, decidieron esconderse, huyendo de su presencia y culpándolo a Él.

¿Con qué piensas taparte? ¿Cuáles son las excusas que le vas a poner a Dios? Descubrimos que el temor aparece cuando la comunión con Dios se quiebra. Si eres cristiano y tienes temor, algo mal anda en tu vida, y el Señor quiere librarte hoy de las ataduras inmundas y de la maldición de temor. Nadie puede hacerse libre a sí mismo después que ha pecado. Y el Señor te dice: “Yo soy tu Dios. Yo soy el que te ama. Yo soy el que te ha creado. Yo soy tu libertador”. Tú tienes que acercarte a Él y decirle: “Vengo a ti Señor. No tengo otro a quien ir. Está bien, he pecado, he roto mi relación y mi comunión contigo, pero, ¿a quién voy a ir Dios? ¿Le voy a pedir al diablo que me desate? Él no desata a nadie. Yo vengo a ti Señor porque eres el único que puede perdonarme, librarme y romper mis ataduras”.

Puedes inventar cualquier otra historia, como que tienes miedo porque tu padre le pegaba a tu madre, etc. El miedo puede entrar por cualquier rendija, pero no puede ser el dios de tu vida, no puedes permitirle que gobierne tu vida. ¡Hoy se tiene que ir! Hay gente que ha tenido un padre malo y cuando me ven a mí, enojado, me dicen que le recuerdo a su padre. ¡Tu padre te golpeaba pero yo nunca lo hice! Puedes usar las excusas que quieras, pero debes saber que hay temor en tu vida, si le tienes miedo a la mirada de alguien o sientes algún temor de cualquier clase; temor a la muerte, a la enfermedad, al fracaso, a no ser reconocido, o sientes pánico. A veces el temor entra en una circunstancia.

Dios me libró a mí de un temor que me entró cuando era chico. Habíamos ido con mis padres y hermanos a un cine que quedaba a una cuadra de mi casa. En ese tiempo daban tres películas. A mis padres les gustaba una película española musicales donde las mujeres bailaban. La segunda película se llamaba, “La mancha voraz”. Terminó la película española, muy linda, y mi mamá se quería ir pero mi papá le dijo que esperara, que iban a ver un poco de la segunda película. “¡Le va a ser mal a los chicos!” dice mi mamá. Yo estaba lo más bien pero la escuché hablar así y eso captó mi atención. Al rato le vuelve a insistir a mi padre: “Joaquín, no quiero que los chicos se queden más tiempo”. Yo me preguntaba qué iba a pasar. Mi papá con voz firme dijo: “¡Nos quedamos acá!” Empieza la película y un hombre ve que cae algo del cielo, entonces va a ver. Toma un palo y pincha una especie de pelotita, levanta el palito y una cosa viscosa comienza a bajar por él. El hombre sacude el palito, pero esa cosa viscosa le agarra la mano, se la quiere sacar de encima pero no puede, y esa mancha comenzó a comerlo. La pelotita chiquita había crecido mucho. Otra persona se acercó luego a ver qué era esa pelota y le sucedió lo mismo que con el primer hombre. Y la mancha ya era más grande. Al ver eso mi madre pegó un grito: “¡Joaquín vámonos!” Mi padre se levantó y nos fuimos del cine. Hasta el día de hoy no me he olvidado de la mancha voraz. Ese día me entraron temores; el temor de mi mamá y el que me dio ver esa película me sacudió. Oré por un muchacho que me dijo que de noche veía películas de terror. Si quieres experimentar miedo, mira películas de terror cuando todo está en silencio y oscuro, a altas horas de la madruga. El joven me dijo que no podía dormir en paz. ¡El temor encuentra una rendija y entra! Uno habilita la entrada del temor y éste se queda.

El temor exige obediencia. Si Dios te manda a hacer algo y tienes temor, terminarás obedeciendo al temor y no a Dios. Y usarás excusas; por ejemplo, Dios te manda a predicar a otra nación y tu madre te dice: “Ya estoy vieja, no estarás pensando dejarme. La Biblia dice que debes honrar a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra”. Te mete un temor usando un versículo bíblico y tú dices: “Yo sé que tengo un llamado, sé que Dios quiere que vaya, pero le pido que deje que entierre a mis muertos”. Así le dijo una persona a Jesús y ¿qué le respondió el Señor?: “Deja que los muertos entierren a sus muertos y tú ven y sígueme”. Uno tiene temor de fallarle a Dios porque Él dijo que debemos honrar a nuestro padre y a nuestra madre, pero se olvidan que por encima de ellos hay un Dios que hay que honrar en primer lugar. Si Dios te mandó a predicar el evangelio lejos, pon en sus manos tu familia y tus bienes y obedece al Señor. Dios no quiere que vivas en temor y no quiere que uses la Biblia para excusarte. Los discípulos que fueron azotados por predicar el evangelio, fueron intimados y les dijeron que no predicaran más en el nombre de Jesús. “Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5:29). El Dios que dijo que debíamos someternos a toda autoridad porque toda autoridad es puesta por Él, es el mismo que dice: “La autoridad máxima soy yo y ustedes me tienen que obedecer”.

CONCLUSIÓN

Cuando llegas al punto de jugarte la vida por Dios o de que dejarás cualquier cosa por amor al Señor y por disfrutar de la comunión con Él, cuando llegas a ese punto, el temor te abandona y la presencia de Dios te cubre. Quiero decirte que en ningún momento estás solo o sola porque Dios está en todos lados, así que no tienes derecho a decir que Dios te ha abandonado. Dios tiene oídos y oye, entonces no tengo derecho a decir que Él no me escucha. Mi problema es mi relación con Dios. Donde comienza mi relación con Él, se rompe mi relación con el temor. Y el temor causa problemas sicológicos como ansiedades y afanes; también produce enfermedades en el organismo, y Dios te quiere libre. La presencia de Dios en tu vida quita el temor y pone paz, gozo, fe y esperanza. Dios me ha consolado y yo he consolado a muchos con el pasaje bíblico que se encuentra en Isaías 54:14 cuando Dios le dice a Jerusalén: “Con justicia serás adornada; estarás lejos de opresión, porque no temerás, y de temor, porque no se acercará a ti”. El temor genera opresión y Dios te dice que estarás lejos de opresión porque no temerás. Si Dios se acerca a ti, el temor no puede acercase. El salmista decía: “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado” (Salmo 4:8). “Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado” (Salmo 27:3). O crees a la palabra de Dios o en el cuco.

Tú creías que era algo normal de la vida tener temor a la muerte, a la tuya o a la de un ser querido, pero acabas de descubrir que no es normal ya que el creyente tiene que estar aferrado a la vida y saltar de alegría por la fe en el Autor de la vida. ¿Qué temores te asaltan? Una abuelita me dijo que tenía miedo porque está muy sola, y otra, mayor que ella, dice que ella no está sola, aunque vive sola, porque el Señor está con ella. ¡El temor te impide darle la gloria a Dios! El temor te mata. Tú no puedes alabar al Señor cuando tienes temores. Tienes miedo a quedarte sin trabajo, a que tu cónyuge te deje; tienes miedo al futuro, a la tribulación, al fin del mundo. Yo estoy deseando que llegue el fin del mundo, pero he visto cristianos que tienen miedo. Los temores no honran a Dios, no demuestran esperanza y fe en el Señor. Dios quiere romper hoy las ataduras del temor en tu vida. El Espíritu Santo te dice: “¡Anhelo tanto ocupar el lugar de ese temor! Dame tu temor. Dame tu vida”.

¿Tienes temor a la muerte? Dice la Biblia que hay personas que están sujetas el temor de la muerte. El diablo te seduce hacia la muerte mas Cristo te seduce hacia la vida. Yo proclamo vida sobre las personas que sienten temor a la muerte, en el nombre de Jesús. “Espíritu de muerte te ordeno que sueltes las vidas. Espíritu de depresión suelta las vidas, en el nombre de Jesús te lo ordeno. En tu nombre Jesús imparto vida. Tú libertas a los cautivos del temor Señor, para tu gloria, amén”.

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PERSEVERANCIA: VIRTUD DIVINA

INTRODUCCIÓN

La palabra que Dios te da, es una palabra para que la creas y para que creyendo, recibas bendición abundante a partir de este día. ¡Pero debes creer y tienes que tomar decisiones! Las decisiones que tomamos generan la clase de vida que vivimos. Tendemos a creer que lo que vivimos es por culpa del gobierno, de mi padre, del clima, de la suegra, culpa de todo el mundo; pero el Señor te dice: “Yo trato contigo en función de tu fe y en función de tus decisiones”. Las decisiones provienen de prioridades. Una persona, se dé cuenta o no, establece prioridades en la vida, por lo tanto, las decisiones que toma, son en función de prioridades. Yo no puedo decir que me va mal pero yo hice las cosas bien. Cuando uno asume las prioridades que corresponde, toma las decisiones que corresponde. Tú estás cosechando hoy, las decisiones conforme a las prioridades que tomaste ayer. Pero hoy puedes cambiar tus prioridades y tus decisiones serán otras para que no te suceda como le sucedió al pueblo de Israel.

PRIORIDADES EN EL ORDEN CORRECTO

Dios le dijo a su pueblo: “Meditad bien sobre vuestros caminos. Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto”. Estas son las profecías dadas por Dios al profeta Hageo unos quinientos años A.C. Pero veo que también son profecías para nuestro tiempo. ¿No se te esfuma el dinero de las manos? ¿Anhelas tener más dinero? Hablando de la bendición de prosperidad, ¿tú quieres prosperidad? ¿Quisieras ganar un treinta por ciento más de lo que ganas, o el doble de tus ingresos?

¡Dios quiere darte y bendecirte! ¿Por qué? El Señor no te bendice por causa de tus prioridades sino por causa de sus prioridades. Si te da más es porque está interesado en que tengas más porque a Él le importa su reino, y si encuentra a alguien que se interesa en su reino, es muy probable que Dios le dé mucho más porque el Señor necesita que su pueblo generoso tenga mucho más. Tú crees que con un treinta por ciento más podrías vivir mejor, pero Dios no está pensando solo en ti sino en su reino. Tal vez quiera darte diez veces más, pero como tú no sabes de prioridades, como no sabes tomar decisiones que sean de bendición para el mundo, conforme a los planes de Dios y a su voluntad, no recibimos.

A veces no sabemos qué pedir ni cómo pedir nos dice la Biblia. Tenemos que profundizar en este tema; las prioridades que establecemos determinan la calidad de vida que tenemos. Así como te plantee el tema del dinero, te puedo plantear el tema de la familia y una infinidad de temas más. Nosotros debemos tener muy claras nuestras prioridades, porque si no, tendremos conflictos. Te comparto algunas frases importantes que te van a ayudar: “Lo que más amas compite con lo que más deberías amar”. “Lo que más amas puede transformarse en un gran estorbo y compite con lo que más deberías amar”. Nos resulta fácil decir que amamos a Dios, pero a la hora de demostrarlo, notamos que le ponemos muchas excusas; es que hay cosas que amamos que compiten con lo que deberíamos amar por sobre todas las cosas.

Dios le dio un hijo a Abraham que se llamó Isaac. ¡Toda su vida esperó ese hijo! Dios se lo había prometido y cuando lo tuvo lo amó tanto, pero Dios dijo: “Quiero que sacrifiques a tu hijo el que amas”. El amor que Abraham tenía por su hijo Isaac competía con el que debía tener a Dios y el Señor decidió probarlo, quiso ver si en verdad lo amaba y le pidió al hijo en sacrificio. Yo te pregunto, ¿qué estás dispuesto a dejar por amor a Cristo? El amor establece prioridades; yo quedo aferrado a lo que más amo. Has deseado toda la vida tener una casita, se la has pedido a Dios y finalmente lo has logrado. El Señor te concedió una casita de tres dormitorios, te sientes bendecido. Pero ahora el Señor te está mandando a predicar a otra nación y tú no puedes ir porque Él te dio tu casa, y si Él te la dio, ¿cómo te vas a ir ahora? Tienes como cuatrocientos años para pagarla, pero es tuya. Una casa puede enfriar tu amor a Dios y destruir tu relación con Él.

Un hombre tenía un negocio y le pedía a Dios que lo prosperara, entonces el Señor lo bendijo económicamente, y cuando empezó a irle bien deseó tener una casa y se compró un terreno muy lindo pero alejado de la iglesia. La construcción de su casa comenzó a demandarle tiempo por ende asistía menos a la iglesia, y cuando tuvo su casa quería más prosperidad. ¡Le gustó lo de prosperar! Entonces procuró una casa mejor y comenzó a edificarse otra. Cuando quiso acordar estaba lejos de Dios, rodeado de empresarios tomando whisky con mujeres. ¡La prosperidad que le había pedido a Dios le costó la vida! Lo que amas determina tus prioridades y compite con lo que más deberías amar. Tienes que ponerte a pensar si Dios es realmente la prioridad de tu vida.

Nosotros somos probados muy seguido, un nieto puede ser el estorbo de tu vida porque quién no dijo: ¡qué divino es mi nieto! ¡Sólo Dios es divino! Nadie hay más divino que Dios, así que no le digas a nadie que es divino. Y somos probados constantemente a ver si amamos a Dios como deberíamos amarlo o no, y para ver qué estamos dispuestos a perder o a dejar por amor a Él. Yo amo a mis nietos, suspiro por ellos. Me fui de viaje y desde que volví aún no los he visto, y las malvadas de sus madres no me los han traído. Me vuelvo loco por hablar con mi nieta Justina y a veces cuando la llamo por teléfono, me dice: “Hola abuelo, estoy ocupada”. ¡Y me cuelga! Un día la madre le dijo que se iban a ir al día siguiente a ver a su abuela Susana que vive en otra localidad de Uruguay. “¡Qué lindo mamá, nos vamos a Rivera a la casa de la abuela Susana!” dijo Justina. El día que se iban de viaje se despertó a las siete de la mañana, y ella jamás se despierta a esa hora. La madre le preguntó: “Justina, ¿por qué te has despertado tan temprano?” “¡Porque vamos a la casa de la abuela Susana!” Cuando yo me enteré, en tono jocoso me pregunté: “¿por qué existirá la abuela Susana? ¡Esa vieja!” ¿Por qué se tiene que poner tan feliz la niñita por ver a esa abuela? ¿Y yo qué?” El amor establece prioridades. ¿Qué estoy dispuesto a dejar porque amo más a Cristo que esa prioridad?

Otra frase que quiero compartir contigo es ésta: “Aquello en lo que confías reemplaza aquello en lo que más deberías confiar” Supongamos una persona a la que se le detecta una enfermedad de cáncer. Esa persona tiene una confianza tremenda en el Señor y vive sonriéndole a la vida, y declara: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza” (Salmo 46). “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento” (Salmo 23). Vas al médico y te dice que tienes cáncer. Allí se te esfuma tu confianza en Dios porque has puesto tu confianza en lo que te ha dicho el doctor. Él te dijo que lo tuyo es grave y que humanamente y científicamente no se puede hacer nada. Al escuchar ese diagnóstico te desmoronas porque en realidad tu confianza no estaba puesta en Dios. Si tienes una cuenta bancaria llena de dinero entonces vives confiado; si el banco da quiebra y te quita todo, y eso es muy probable, se te termina la confianza y comienzas a preguntarte dónde está Dios que permite que te pase esto. Tenemos cierta confianza en Dios, pero es fácil de explicar cuando en realidad nuestra confianza la ponemos en el dinero, en el trabajo, en la casa, etc.

“Las cosas que más nos importan se oponen a que las cosas importantes de Dios prevalezcan”. En realidad, las cosas que más nos importan, son las cosas que más amamos. A veces cambiamos la gloria de Dios por cosas que son nuestra gloria, nuestro deseo y voluntad, y creemos que si tenemos esas cosas vamos a estar bien bendecidos. Quiero que sepas que la única bendición que no se roba ni se pierde es la bendición de Dios en tu corazón; la bendición de la presencia de Dios en tu vida. Si Dios es la prioridad en tu vida, no hay mal tiempo que pueda contigo, no hay escases de dinero, no hay falta de trabajo, ni maldición que te espante.

“¿Qué tanto amas lo que estás amando que te impide que ames de verdad a Dios por sobre todas las cosas?” Pareciera que la prioridad de tu vida es Dios, pero en realidad hay cosas que se interponen para que no hagas su voluntad; y si haces la voluntad de Dios tu vida es bendecida.

¿CUÁL ES TU PRIORIDAD?

En la época del profeta Hageo, según nos cuenta la Biblia, el pueblo de Israel había salido de la esclavitud, en la que permanecieron por setenta años. Un grupo importante había vuelto a Israel, y algunos se acordaron cuando echaron las bases del templo de Salomón y vieron la gloria del templo. Pero cuando llegaron vieron que Jerusalén estaba completamente destruida; los muros, el templo y las casas. Las puertas de acceso a la ciudad habían sido quemadas. Llegaron los que habían estado cautivos y lo primero que hicieron fue tomar decisiones y elegir prioridades. Decidieron hacer lo qué era lo más importante en ese momento, y edificaron los muros porque era necesario tener la ciudad amurallada para estar protegidos ya que así sería muy difícil que los enemigos pudieran prevalecer contra ellos. Entonces edificaron los muros para poder habitar seguros dentro de la ciudad. La prioridad número dos fue edificar sus casas ya que habían vivido en esclavitud y no eran dueños de su propiedad, entonces con las piedras de las ruinas comenzaron a edificar sus casas. La Biblia nos dice que las casas que se habían hecho eran artesonadas o sea que tenían arte, y algunos dicen que las revistieron por dentro con madera. ¡Era un lujo! Ahora ya no vivían como esclavos; ahora estaban en su tierra, tenían un muro de defensa y habitaban tranquilos, entonces se construyeron casas confortables. Ahora, el problema que se planteó en el tiempo de Hageo, fue que esa no era la prioridad de Dios para su pueblo. Leemos en Hageo 1:4: “¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta?” ¿Es para ti, tiempo para ti? El profeta les preguntó de parte de Dios si era tiempo de habitar en sus casas artesonadas y la casa de Dios estaba desierta. Lo que había quedado sin edificar era la casa de Dios. Habían levantado el muro, sus casas estaban terminadas, pero no pensaron en reedificar el templo. Ellos creían que tenían bendición más Dios les hace ver que no era así. Entonces le dijo el profeta al pueblo: “Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos” (Hageo 1: 5 al 7).

Hoy nosotros también estamos meditando acerca de nuestros caminos. ¿Qué tan bendecido estás? ¿Qué tanta paz tienes? ¿Qué tan satisfecho estás con la vida que llevas? ¿De qué depende que tú estés bien? Ellos creían que estaban protegidos pero no era así ya que sembraban mucho y cosechaban poco. Comían y no se saciaban, bebían, pero no estaban satisfechos y se vestían mas no se calentaban. Recibían dinero, pero en saco roto. “Piensen bien en lo que están haciendo”, dice el Señor. A continuación, les manifiesta su prioridad: “Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová” (Hageo 1:8). Ustedes creen que están bendecidos porque ahora tienen un muro que los protege y una casa propia, pero yo les digo que ustedes no conocen mi voluntad. El Señor quería que ellos edificaran el templo porque allí iba a manifestarles su voluntad y ellos sabrían cuál era su bendición. Ellos no le dieron lugar a lo que era más importante.

¿No es verdad que a veces le damos más prioridad a nuestras cosas y a Dios le damos lo que sobra? Para gozar de bendición lo más importante es conocer la voluntad de Dios y estar dispuestos a hacerla. Pero si no hago primero lo que Dios quiere, ¿cómo voy a conocer su voluntad? ¿Y cómo voy a saber lo que es bendición? A la hora de la insatisfacción del alma, tu casa no va a llenar tu vacío, tampoco lo hará el dinero; a la hora del quebranto matrimonial no será un nuevo esposo o una nueva esposa quien satisfará tu alma. No hay nada que sea más importante cuando llega el día malo, sólo que Dios esté contigo. Y cuando las cosas no van bien es importante que sepas que no es por culpa del gobierno que te va mal, no es por culpa del clima o de otras personas; tú debes examinar tu corazón y meditar sobre tus caminos. Dios quiere que a partir de hoy sepas establecer prioridades para que camines en bendición.

El Señor le dijo más al pueblo por medio del profeta Hageo: “Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa”. Cada uno se preocupa por lo suyo. Hablé con una mujer, pastora, a la que su esposo abandonó para irse con otra mujer. Ella comenzó a buscar explicaciones por lo que le sucedió y por eso comenzó a entristecerse y angustiarse al punto de abandonar el pastorado yéndose a vivir con un familiar. Se encerró en sí misma pensando en lo que le había sucedido y cuestionando a Dios. Hace cuatro años entró en un pozo depresivo del que no puede salir. Yo le pregunté: “¿Tú eras o eres pastora?” Llorando, con tristeza en su corazón me dijo: “Yo era pastora”. Entonces le recordé: “¿Sabes que el llamado de Dios es irrevocable? Así que si Dios te llamó a ser pastora no dejaste de serlo porque aún eres pastora. No estás ejerciendo tu profesión ni estás bendiciendo a los demás, pero eres una pastora”. La miré fijo y le dije: “Mujer, tú eres preciosa, eres escogida por Dios. Has perdido cuatro años sumida en tu miseria y en tu problema, pero el día que le des la prioridad a Dios y salgas a hacer la obra que Él te ha encomendado, tu tristeza, tu angustia y tu soledad se irán de tu vida”.

Tu problema no es resolver lo que no puedes resolver. A veces Dios te mete en dificultades que no puedes resolver, así que le tienes que entregar al Señor ese problema y poner en sus manos tu tristeza, tus fracasos y angustias, y decirle: Señor, ¿qué quieres de mí? Vas a tener que aprender a establecer tus prioridades. ¡Dios tiene que ser tu prioridad número uno y su voluntad también! ¿Por qué estará así el clima? Y Dios dijo: “Por eso se detuvo de los cielos sobre vosotros la lluvia, y la tierra detuvo sus frutos. Y llamé la sequía sobre esta tierra, y sobre los montes, sobre el trigo, sobre el vino, sobre el aceite, sobre todo lo que la tierra produce, sobre los hombres y sobre las bestias, y sobre todo trabajo de manos”. Cuando Dios no es la prioridad viene la sequía, los problemas en la tierra; siembras mucho y cosechas poco, etc. “Te estás afanando por producir más; te afanas por tener mejores cosas pero no me has mirado a mí y yo soy el que bendice”, te dice el Señor. “Yo soy el Dios que te da el aceite y la semilla. Yo soy el Dios que te prospera. ¡Mírame a mí!” La lógica dice: hagamos un muro de defensa, hagamos una casa para vivir mejor y Dios te dice: “¡No! La lógica mía es: Yo soy la prioridad. Mi casa debe ser edificada, y ahí pondré mi nombre y mi voluntad. Allí seré glorificado”.

Leemos en Hageo 1:13: “Entonces Hageo, enviado de Jehová, habló por mandato de Jehová al pueblo, diciendo: Yo estoy con vosotros, dice Jehová”. Yo te traigo esta palabra, absolutamente convencido de que Dios está contigo.  “Yo estoy contigo” te dice el Señor. Cuando Hageo les dijo esto al pueblo, leemos en el versículo 14: “Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu de Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos, su Dios”. La palabra que se traduce aquí como despertó es: provocó, excitó, motivó o abrió los ojos del corazón. Cuando Dios dijo, yo estoy con ustedes, sucedió que el corazón de Zorobabel, el gobernante, de Josué hijo e Josadac el sumo sacerdote y el del resto del pueblo fue excitado. Incitó el espíritu de todos ellos para que hiciesen la voluntad de Dios y no la suya propia.

Dice el profeta Hageo de parte de Dios a su pueblo en el capítulo 2, versículos 15 al 19: “Ahora, pues, meditad en vuestro corazón desde este día en adelante, antes que pongan piedra sobre piedra en el templo de Jehová. Antes que sucediesen estas cosas, venían al montón de veinte efas, y había diez; venían al lagar para sacar cincuenta cántaros, y había veinte. Os herí con viento solano, con tizoncillo y con granizo en toda obra de vuestras manos; mas no os convertisteis a mí, dice Jehová. Meditad, pues, en vuestro corazón, desde este día en adelante, desde el día veinticuatro del noveno mes, desde el día que se echó el cimiento del templo de Jehová; meditad, pues, en vuestro corazón”.

El Señor está excitando hoy tu corazón, está despertando tu espíritu para que suceda un cambio rotundo en tus prioridades. Hoy tienes que tomar una decisión, y Dios dice: “No voy a esperar que el templo esté construido, voy a contar con la decisión que tomes a partir de hoy. Todavía no se han levantado las paredes, pero desde este día te voy a bendecir”. Y lo que le dijo al pueblo por medio del profeta Hageo, te lo dice a ti hoy: “¿No está aún la simiente en el granero? Ni la vid, ni la higuera, ni el granado, ni el árbol de olivo ha florecido todavía; mas desde este día os bendeciré”. ¡Dios está despertando tu corazón! Sólo tienes que examinar tu corazón y meditar sobre tus caminos, pero el Señor te propone que si cambias tus prioridades desde este día te va a bendecir. Antes que tú hagas algo para Él, te dice que te bendecirá desde este día. ¡El Señor cuenta con tu decisión!

Ya no cambiarás tu amor a Dios por otra cosa; no cambiarás más la voluntad de Dios por algún deseo personal. Vas a rendirte a Dios y te inclinarás delante de Él. ¿Será posible que Dios haga de ti lo que Él quiere? Yo tengo un llamado de Dios y sé que Él quiere que haga su voluntad, quiere que me consagre, pero mi mamá está viejita y ella me dijo: “¿Me vas a dejar sola?” Y la palabra de Dios dice: “Honra a tu padre y a tu madre”. Yo te digo que la palabra de Dios dice: Honra a Dios por sobre todas las cosas incluidos tu padre y tu madre. ¡No cambies oro por espejitos!

He escuchado gente decir: “Esto no es lo mío. No es lo que a mí me gusta”. Gente que no tiene como prioridad hacer lo que Dios quiere. Como que Dios tuviera que citarte a su escritorio y decirte: “A ver mi amor, contame qué te gusta. Dime lo que quieres así no sacrificamos tu voluntad. Yo voy a transformar mi voluntad en tu voluntad. ¿Te gusta tocar la guitarra? Bueno, no te voy a poder mandar a hacer otra cosa. Te propongo que toques la guitarra. ¿Así te gusta?”

¿Podrá Dios disponer de tu vida? ¿No será que pusiste las manos en el arado y después de un tiempo has mirado para atrás? Muchos abandonan el plan o el propósito de Dios. Y el Señor te dice: “Si has entendido cuán importante soy para ti y cuán importante es mi voluntad, entonces debes cambiar tus prioridades”. Muchos cristianos sufren de desinterés o falta de interés. ¿Qué significa tener desinterés por algo que Dios te demanda? Que tienes interés en otras cosas. No mirar con interés algo que Dios te demanda es tener otros intereses que tú consideras prioridad. Por eso es que pones excusas que suenan válidas, pero eso no significa que lo dejas contento al Señor. Porque Dios te dice como a Josué, esfuérzate y sé valiente. Cobra ánimo y no tengas miedo; yo te envío a la guerra. Pelea porque tengo promesas para ti. Tú peleas y yo te doy victoria, te dice el Señor.

A la hora de darte victoria Dios no puede soportar tu desinterés por sus asuntos. Otra actitud es el desaliento o desánimo, es no tener ganas, algo parecido a no tener interés, pero no es igual. El desaliento es no poner el corazón en lo que Dios quiere. Cuando mis intereses son más fuertes entonces tengo ánimo para hacer lo que quiero pero no lo tengo para lo que Dios quiere. Por otro lado está la insatisfacción. Si a mí me satisface tener una casa y mi prioridad es eso, poca satisfacción me va a causar que Dios me quiera mandar a Haití. ¿Dios puede disponer de ti o no? Cristo renunció a todo por ti; murió y derramó su sangre por ti. El Señor postergó su vida por ti y puso como prioridad tu vida. Puso como prioridad su sangre para cubrir tus pecados. Jesús dejó su gloria y se hizo hombre porque te amaba. El amarte te transformó en una prioridad para Dios. Pero hay un trato que tienen que hacer, el Señor te da su todo pero tú debes darle tu todo.

El relato bíblico de libro de Hageo y su historia es igual a lo que acontece hoy, sólo que el templo de aquel entonces era un símbolo de lo que es hoy en día. La Biblia dice que Dios no habita en templos hechos por hombres; el Señor habita en nosotros. Nosotros somos el templo de Dios. Ahí quiere poner su voluntad, ahí quiere ser exaltado; el Señor quiere que su gloria esté en tu corazón. Pedro declaró: “Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. Jesús edifica la iglesia sobre la verdad de que Él es el Hijo del Dios viviente, el Mesías, el Ungido de Dios. Edificar la iglesia es edificar el templo de Dios; es hermosear la casa para que el Señor habite en las personas. Algo similar dijo Jesús con respecto a lo que les declaró Dios a su pueblo por medio del profeta Hageo: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).

“No hagan para ustedes casas ni muros de defensa; busquen primero mi voluntad y déjenme que yo me encargue de sus necesidades. Yo tengo provisión para ustedes; yo me hago cargo de las añadiduras. Edifiquen mi casa”, dice el Señor. Estamos en un tiempo en el que Dios está por desatar el avivamiento más grande de la historia de la humanidad, en medio de una crisis mundial como nunca antes ha habido. Habrá un derramamiento extraordinario de su Espíritu Santo y los entendidos resplandecerán. Los creyentes que se la jueguen por Dios serán como estrellas en el firmamento. ¡Su luz se dejará ver!

CONCLUSIÓN

Y Dios te dice que a partir de hoy va a repetir la historia; y aquellos que mediten en sus corazones y examinen sus caminos que están sembrando mucho y cosechando poco, que no les alcanza el dinero, que sufren enfermedades y son acosados por las pestes, que tienen problemas que los oprimen y se llenan de tristezas sumidos en el fracaso. El Señor dice hoy: “Yo estoy con vosotros y si ustedes dan prioridad a mi voluntad, les prometo que entes de que empiecen a hacer mi voluntad, los bendeciré desde este día”. ¡Si has creído arrebata esta palabra para ti! Yo puedo percibir el anhelo ferviente de Dios de bendecir a su pueblo. Veo al Señor repitiendo la historia con su pueblo como en el tiempo de Hageo, bendiciendo a su pueblo a partir de este día.

Sabe que tienes que ir a la cruz para poder recibir esta promesa; es que si el grano de trigo no cae en tierra y muere no lleva fruto y tú tienes que tomar la decisión de morir a tus deseos y a tu voluntad y entregarle a Jesús tu corazón. Dale a Dios tus fuerzas y entrégale tus preocupaciones. No edifiques para ti muros de defensa porque el Señor es tu Roca y tu fortaleza. Dios se encargará de ti y te bendecirá. Te está hablando alguien que vino por mandato de Dios a Uruguay sin sueldo, sin casa, sin muebles, y como digo siempre, ni siquiera los cubiertos para comer me traje. Dios nos mandó a Uruguay y tuve que aferrarme a sus promesas así que ni siquiera trajimos los cubiertos. Pero nuestra prioridad era predicar el evangelio. Y Dios vio, y bendijo. Esto me marcó mucho en mi vida porque mi pastor en Argentina me dijo: “Te necesito en Uruguay”. ¡Yo no tenía en mis planes Uruguay! Pensé que sería mejor mandarme de misionero a Singapur, a Miami, Italia, etc. ¡Pero me mandó cruzar el charco! Entonces resignado le pregunté cuándo quería que partiera para Uruguay y me dijo: “Te necesito ayer. Es urgente que te vayas”. Le dije que iba a orar y me respondió. “Ora ligero porque si no tengo que mandar a otro”.

Cuando llegamos a la ciudad de Colonia, mis hijas tenían que continuar el período de clases que ya había comenzado en Argentina, pero fue un cambio rotundo en cuanto a la historia, a los métodos que aquí se utilizaban, tenían que aprenderse el himno uruguayo. Mi esposa y yo sabemos lo que es renunciar a todo. Yo tenía grandes planes ya que sólo en Capital Federal había diez millones de personas y estaba convencido de que Dios me había puesto allí por esa gran cantidad de gente, pero no, me mandó a Colonia con unos veinte mil habitantes. Y nos vinimos con mi esposa y mis dos hijas. Yo sé lo que es dejar padre, madre, familia, tierra. Sé lo que es que te critiquen como han dicho de mí que llegué para formar una iglesia robando ovejas de otras iglesias. ¡Había pastores que oraban para que Dios me sacara de Uruguay!

Yo no te pido que renuncies a todo, “porque tengo la vaca atada”[1], como dice el dicho popular; yo he tenido que renunciar a muchas cosas, pero he visto la bendición de Dios a través de los años en los que le he servido. He entendido que hacer negocios con Dios vale la pena; un negocio en el que yo pierdo todo para que Él me dé todo. Para que yo no tenga nada mío, sino todo de Él. Dios quiere que le des tu corazón, pero de verdad quiere que decidas hoy cambiar tus prioridades. La calidad de vida que llevas tiene que ver con la calidad de decisiones que tomas y cuáles son tus prioridades.

Si has entendido esto y has creído a su palabra, desde este mismo día, antes de que hayas puesto la primera piedra para edificar su iglesia, antes de que hayas comenzado a trabajar, desde este mismo día, el Señor te bendecirá.

Prefiere hoy la bendición de Dios antes que todos tus anhelos si has entendido que tienes que hacer lo que a Dios le gusta y no seguir tras tus deseos. Si has entendido que tienes que pagar el precio que Dios te demanda por alcanzar su bendición y la bendición no es lo que tú quieres o te gusta, porque bendición es lo que el Señor te quiere dar, haz una oración a Dios y dile: “Señor, hoy renuncio a mis prioridades para que sean establecidas en mi las tuyas. Yo voy a edificar tu templo. Sopla sobre mi tu Espíritu Santo, en el nombre de Jesús, amén”.

 

 

 

 

 

[1] «tener la vaca atada«. Hace alusión al hecho de tener una posición económica asegurada. Por ejemplo, si alguien nace en el seno de una familia muy adinerada, alguien podría decir respecto a esa persona que «la tiene atada» (a la vaca), es decir tiene asegurada su situación económica de por vida, nunca va a necesitar trabajar.

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PERSEVERANCIA: VIRTUD DIVINA

INTRODUCCIÓN

En la Biblia hay enseñanzas que tienen que ver con árboles, como podemos leer por ejemplo en el Salmo 1: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará”.

Dios quiere hablarte acerca de lo que quiere hacer contigo y quiere que seas como un árbol plantado junto a corrientes de agua. Un árbol grande y frondoso ofrece sus ramas a las aves de cielo para que hagan sus nidos, da sus frutos a las personas y su sombra a los que están cansados; además da flores. Los arboles han sido creados por Dios para bendecirnos. Lo que caracteriza a un árbol frondoso y grande es que no piensa en sí mismo y todo lo que hace es para los demás.

SÉ COMO LA PALMERA

Proverbios 11:30 dice así: “El fruto del justo es árbol de vida, y el que gana almas es sabio”. El que gana almas se comporta como un árbol que bendice y da vida. ¿Y quién es ese? El justo. Podríamos dividir a las personas en dos grupos; están los que dan y están los que piden. Están los que viven del evangelio y los que viven para el evangelio. También están los maduros y los inmaduros, y yo no tengo problemas con éstos últimos siempre y cuando sean niños. No nos molesta tanto que un niño haga travesuras porque es niño. No nos tiene que poner mal que sea inmaduro porque es niño y es de esperar que los niños sean inmaduros.

En el último viaje que hicimos a Israel hemos visto varios árboles endebles y raquíticos, y no sé para qué los cuidan tanto, pero hacen tanta falta los árboles. Vimos en el desierto de En-gadi por ejemplo, árboles flaquitos, que si te llegas a agarrar de ellos los rompes; pero éstos son regados y fertilizados constantemente por medio de un sistema de goteo ya que para los israelitas los árboles son muy importantes el hecho de tener vegetación en el desierto. Ellos han entendido que los árboles son una tremenda bendición y llevan ya cuarenta y un millón de árboles plantados desde el año mil novecientos nueve. Y esto está cambiando el sistema ecológico de Israel. En esa nación predominan los desiertos, pero los árboles son portadores de bendición.

Uno de los árboles que bendice Israel es el que produce dátiles. También hemos visto palmeras en lugares desérticos. Uno no puede creer cómo una palmera puede subsistir en un lugar donde sólo hay sequedad y sol, y nos han dicho que la palmera representa a Israel. Cuando visitamos Meguido, observamos un Tel, como conocemos la ciudad de Tel Aviv, que es una especie de montaña formada con la superposición de distintas culturas que han sido destruidas y se han vuelto a construir. En Meguido han excavado y han encontrado veinticinco culturas que surgieron una tras otra por miles de años. Sobre ese Tel que es pura piedra, que es tierra dura y seca, en la que no hay sitio donde cobijarse a la sombra, sin embargo, ahí, están las palmeras.

Salmo 92:12 dice: “El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano”. Yo me preguntaba cómo sería esto, y entendí que la palmera echa raíces muy profundas, buscando agua, así encuentran aguas amargas que otros árboles no soportan o por las que no sobreviven. Las palmeras toman esas aguas amargas que en realidad son aguas minerales con altísimos contenidos de sales y que son muy duras para que el ser humano beba porque lo enfermaría. Entonces, la palmera toma de esas aguas amargas y produce dátiles. Cuando la Biblia habla de la tierra que produce leche y miel, se refiere a la miel que produce el dátil, fruto de la palmera. Se extrae del dátil un néctar muy consumido en Israel y es el producto dulce de las aguas amargas. La Biblia señala que así es Israel, y así es el justo; el justo florecerá como la palmera. Éste vive de amarguras, pero produce dulzura; vive de quebrantos y adversidades, pero produce bendición. ¡Esa es la capacidad del creyente! ¡Ese es el tipo de árbol que Dios quiere hacer de ti!

El buen árbol, el justo, produce fruto abundante y da vida. El árbol que no es maduro, que no proviene de la justicia por decirlo así, es el árbol que piensa en sí mismo, no está dando sino recibiendo. Es el tipo de personas que está pendiente si lo llaman o no, si lo buscan o no; y si no lo hacen piensa que en la iglesia no hay amor, que nadie se acuerda de él. Ese tipo de persona resulta ser inmadura. Las actitudes de un niño inmaduro nos causan gracia; pero si un grande es inmaduro nos causa problemas. Si a los cuarenta años te sigues orinando ya no causa gracia, y nosotros no sabemos qué hacer con esa clase de personas. No sabemos qué hacer con una persona grande que sigue pensando en sí misma y espera de los demás, espera del gobierno o de la sociedad.

El árbol maduro da fruto y les da lugar a las aves del cielo para que hagan nido. El creyente que Dios quiere formar es el creyente que da vida. Un creyente que tiene esperanza siembra esperanza, y la esperanza es vida; un creyente que tiene fe, siembra fe y la fe es vida. Un creyente que tiene paz siembra paz. ¡Qué lindo es poder hablarle e infundirle paz a una persona turbada! El creyente maduro está capacitado para darle paz al que carece paz. ¡Dios quiere hacer de nosotros personas de bendición!

Como iglesia hemos donado unos mil árboles a una ONG llamada Keren Kayemet LeIsrael (KKL), parte de los cuales hemos plantado en Israel en este último viaje que hicimos. Esta organización hizo una ceremonia en reconocimiento por la donación de esos árboles. Hemos prometido que del dinero que entre para el campamento juvenil de Beraca del próximo año apartaríamos para comprar otros mil árboles más y donarlos a esta ONG. Después de haber plantado esos árboles nos llevaron a un lugar cerca de allí debajo de muchos árboles donde corría una brisa muy linda, nos sirvieron una mesa con frutas y bebidas, donde también se ofreció la ceremonia. Ese es un bosque que inauguró el ex presidente de Uruguay, Luis Alberto Lacalle en el año 1992. ¡Qué diferencia estar en el desierto y después ingresar a esa zona de bosques! ¡Un bosque es una bendición! Plantar árboles es bendecir al mundo y Dios nos ha plantado a los cristianos, personas justas, para que seamos de bendición, como el árbol que da sombra y da fruto.

SÉ ARBOL DE JUSTICIA

Tal vez estás cansado o cansada de estar siempre esperando que te den algo, de mendigar que alguien haga algo por ti, en lugar de ser como un árbol grande y frondoso que bendice a los demás. Hubo un tiempo en que yo pensaba en mí mismo, tenía mis propios planes, pero un día Dios me transformó e hizo que yo ya no produzca para mí sino para los demás.

Estábamos orando en el último encuentro que tuvo lugar en Monte Beraca para que las personas sean llenas por el Espíritu Santo, pero hay quienes no están preparados para ello porque hay algo en su vida que se los impide. Yo le impuse las manos a una jovencita, pero ella estaba tiesa y no recibía nada. Al finalizar me puse a conversar con la joven y me contó que no conocía a su papá y eso la entristecía mucho. Antes de orar por las personas para que reciban el bautismo del Espíritu Santo les advertí que no pensaran en nada, sólo en ser llenos del Espíritu de Dios. El Señor no te va a dar aquello que no quieres recibir y si tienes otros pensamientos en tu cabeza que ocupan un lugar prioritario entonces le das a entender a Dios que no quieres ser lleno de su Espíritu. La jovencita no podía anhelar la llenura porque su anhelo era tener un papá que le diera afecto. Yo le hice ver a ella que Dios es nuestro verdadero Padre y a veces estás deseando un abrazo de ese padre que no te amó, que no te dio ni siquiera el apellido, de un padre que estaba más interesado en él que en su hijo o en su hija. Por más que desees eso no puedes cambiar la naturaleza de la otra persona, pero sí puedes cambiar tu actitud. Si tu padre te rechazó tú no serás como él. Tú te vas a aferrar a tu verdadero Padre que es Dios. Cuando tienes un encuentro con tu Padre del cielo, su Espíritu viene sobre ti y tú llegas a ser una madre o un padre como Él. Dios quiere impartir su Espíritu de paternidad sobre ti. El árbol se comporta como un padre que provee bendición, cobijo y frutos.

El Espíritu del Padre es el mismo que se manifiesta en los hijos. Cuenta la Biblia que Jesús llegó a Nazaret y se le dio el libro del profeta Isaías, y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel…” (Isaías 61:1). El Espíritu que hay en el Padre es el Espíritu que unge al Hijo para que sea un árbol de bendición. Y continúa diciendo Isaías: “…a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya”.

Dios hoy te llama a ti, árbol de justicia. En poco tiempo viajaré a Italia con varios parientes, entre ellos mis hermanos y primos; y por este motivo he diseñado un árbol genealógico. Puedo ver en esto que la bendición de mi abuelo continúa a través de sus descendientes y me hace feliz saber que el espíritu que se movió en la vida de mi abuelo, y lo que él tenía en su corazón que era predicar el evangelio y ser de bendición, también tocó nuestras vidas. Mi abuelo, después de haberse convertido a Cristo fue a Italia a predicarle a sus parientes y amigos, pero no fue bien recibido; fue despreciado a tal punto que decidió irse de Italia y tomar otros rumbos porque quería criar a sus hijos en el evangelio. Y el poder de Dios que se movió en la vida de mi abuelo hace hoy, que veinte de sus descendientes, después de más de cien años, vayamos a su pueblo natal a bendecir esa tierra que no lo recibió. Yo tengo grandes expectativas acerca de esto. Hemos pedido al intendente que nos permita hacer un acto especial donde presentaremos el libro que habla de la historia de mi abuelo y donde honraremos su memoria.

Piensa que un árbol tiene generaciones. En nuestro viaje a Israel, estuvimos en el Monte de los Olivos y los expertos nos dijeron que algunos de los árboles de olivo tienen unos mil ochocientos años. Los buenos árboles trasmiten bendición por generaciones. Dios quiere hacer de ti un árbol fuerte y tu bendición continuará a través de generaciones. Yo voy a Italia con un legado que recibí de mi abuelo. Una persona inmadura, para llegar a ser un árbol de justicia necesita la unción del Espíritu Santo; necesita ser saciado con el néctar de Dios. Debe aprender a ser feliz y tener contentamiento cualquiera sea la circunstancia porque no es la circunstancia lo que determina su felicidad, la que le puede generar paz o alegrar su corazón, sino que es la presencia de Dios en su vida. El Señor quiere producir hoy un cambio en tu vida. Dice la Biblia que el Espíritu Santo nos anhela celosamente. Ser llenos del Espíritu Santo es ser saciados con toda la bendición de Dios, con su néctar, con su sabia. ¡Benditos los que anhelan la llenura y la presencia del Espíritu Santo! “Yo te voy a hacer madurar”, dice el Señor. “La gente vendrá a ti para recibir de mi”.

He sido muy bendecido en mi viaje a Israel porque he tomado conciencia de lo importante que es tener árboles y he entendido que somos plantíos de Jehová. ¡Somos árboles del Señor! ¿Qué recibe de ti la gente que te rodea? ¿Ellos se acercan a un palo seco o a un árbol frondoso? Hay quienes se sienten fracasados, sienten que no tienen para dar, es más ellos están muy necesitados. Pero nosotros hemos sido saciados, cualquiera sea nuestra circunstancia, el temor no puede amedrentarnos porque el Señor está con nosotros; la soledad no nos abatirá porque el Señor está con nosotros. De nuestro interior brotan ríos de agua de vida y dijo Jesús que ese río de agua viva es el Espíritu que tienen aquellos que creen en Él. Deja de pensar que un mejor trabajo o un mejor sueldo te hará feliz; deja de creer que tu cónyuge te hará feliz porque muchos pusieron sus expectativas en su cónyuge pensando que los harían felices y sin embargo no lo son. Hay personas que viven insatisfechas y siguen esperando algo, pero lo que necesita su alma es la presencia de Dios.

CONCLUSIÓN

Leemos en Salmo 104:16: “Se llenan de savia los árboles de Jehová, los cedros del Líbano que él plantó”. La savia produce ramas, hojas, flores y fruto. Y Dios me dijo: “Se llenan de savia los árboles que yo he plantado en Uruguay. Plantío de Jehová serán llamados”. Dios está esperando que sus plantas bendigan el planeta. No te canses buscando satisfacción para tu alma; ábrele tu corazón a Dios. Si te sientes seco o seca, si te sientes fracasado y débil necesitas tomar una decisión. Una vez tuve que tomar una decisión y le dije a Dios que se haga su voluntad en mi vida. El Señor obró y destruyó todo lo que no servía y puso lo que Él quería. Me asombra hasta el día de hoy el hecho de que yo sea pastor. Nunca me imaginé que en mi hubiese sabia para ser pastor. Y aquellos que hemos sido plantados por Dios somos personas llenas de su savia. ¡Dios no te ha llamado para ser mendigo sino para ser una fuente de bendición!

Si te sientes débil, sin fuerzas, si todavía te disgustas porque no te prestan atención, porque no te reconocen como debieran, deja eso de lado y acércate a Dios para ser saciado por Él. Ya no importarán más tus circunstancias. El Señor reemplaza toda circunstancia y a toda persona que te ha faltado, sea quien sea. ¡Dios quiere llenar tu vacío! Serás un árbol cuyas ramas se extienden hacia el cielo.

Me gustó una frase de un discurso que ofreció en Argentina el primer ministro de Israel que dice así: “Israel es como un árbol antiguo que ha echado raíces profundas y sus ramas se extienden hacia el cielo”. Cuando escuché eso me maraville porque esa frase tiene un sentido bíblico y es que Dios ha declarado: “Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán jamás. Los que os acordáis de Jehová, no reposéis, ni le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra” (Isaías 62: 6 y 7). ¡Y lo está haciendo!

Yo siempre pensé en bendecir a Israel para ser bendecido, pero de pronto comencé a demandarle al pueblo judío que bendiga a las naciones porque la Biblia dice que Israel ha sido puesto para luz de las naciones. Y me animé a decirles a unos embajadores israelitas: “Ustedes nos recuerdan esa frase que dice bendeciré a los que te bendijeren y maldeciré a los que te maldigan, mas yo quiero recordarles que Dios les dijo a ustedes, te bendeciré y serás bendición. Así que les reclamo que ustedes sean de bendición para nosotros”. Y después escuché al primer ministro israelí decir que países árabes buscan amistad con Israel. Un problema importante de los países árabes es que no tienen agua e Israel ha desarrollado la mejor tecnología del mundo que lo abastece de agua. Jordania está entre los cinco países más secos del mundo, prácticamente es un desierto. Estuvimos en el lugar donde Moisés hizo salir agua de la roca y hasta el día de hoy sigue emanando agua de esa fuente en Jordania. Una de las causas por las que Jordania está en paz con Israel es porque éste le abastece de tecnología para el riego. Israel ha comenzado a ser bien vista por muchas naciones. Gracias a la tecnología israelí ahora no podemos librarnos de multas por causa de las cámaras que clocaron en las calles. Hay una gran cantidad de cosas con las que Israel colabora con las naciones y así como declaró el primer ministro de esa nación, Israel es como un árbol antiguo que tiene raíces muy profundas cuyas ramas se extienden hacia el cielo.

Dios ha hecho de Israel una bendición para el mundo, pero quiere hacer de ti también una bendición. Que eches raíces profundas y te rías del sequedal porque sabes dónde buscar aguas y extender tus ramas hacia otros. Y si te está faltando fuerzas para bendecir, es hora de que acudas al Señor. Si te sientes seco y débil, si te faltan palabras y te cuesta todo, quieres pero no puedes, acércate a Dios para recibir de Él. ¡Recibe la llenura del Espíritu Santo!

¡Toca las vidas, Señor! Derrámate sobre nosotros y haz de nosotros, árboles que den sombra y cobijo, árboles que den fruto y bendigan a otros. Repite esta oración y di: “Seré un árbol de bendición, el Espíritu Santo llenará mi vida. Lo creo, lo confieso, en el nombre de Jesús, amén”.

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PERSEVERANCIA: VIRTUD DIVINA

INTRODUCCIÓN

Leemos en Efesios 2:1: “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados”. Hay dos clases de muertos; hay muertos que están en el cementerio y hay muertos que caminan. El pecador vive en una condición de muerto; para Dios está muerto y no existe conexión o relación con Dios. Está en un estado de muerte o condenación. Es como una flor que fue cortada del árbol y aún tiene perfume, se la ve lozana y está fuerte pero ya no fluye más la savia. Toda persona que ha pecado ha entrado en un estado de muerte, por eso la Biblia dice: “…no hay justo ni aun uno. No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios… No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Romanos 3). Por eso fue necesario que Dios estableciera un proyecto de salvación, para alcanzar a esos muertos, y por eso decimos que cuando tenemos un encuentro con Jesús y nuestros pecados son perdonados, revivimos o renacemos; se le llama en el evangelio, el nuevo nacimiento. Es decir, se sale de ese estado de muerte o de oscuridad, y se entra en la dimensión del reino de Dios, o la dimensión del Espíritu.

Dice la palabra de Dios en 2ª de Corintios 2:15 y 16: “Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; a éstos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquéllos olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?” Lo que quiere decir el apóstol Pablo es que hay gente que tiene olor de muerte y hay gente que tiene olor de vida. Los que somos de Cristo tenemos olor de vida para los que se salvan y para los que se pierden olor de muerte. O sea, los que se pierden, ven la vida y dicen: “¿Esta porquería qué es?” No entienden, resisten, rechazan, y no consideran buen olor el olor del evangelio y los cristianos llevamos el olor de Cristo.

¿PIENSAS COMO DIOS?

Si no pensamos como Dios, somos enemigos de Dios. Esto es un principio bíblico y la idea es que para pertenecer al reino de Dios hay que estar de acuerdo con Él. Para pertenecer al reino de los cielos debemos pensar como Dios piensa. Hay algunos que escuchan el evangelio y les da asco, nos dicen locos y raros. Ese es el olor de muerte para los muertos, pero para otros que están expectantes de Dios, y a veces ni siquiera están expectantes, tienen contacto con nosotros quienes tenemos la vida encima, y para ellos tenemos un olor o algo que les atrae, y les gusta que les hablemos. Y es que el creyente da fruto de vida. ¡El creyente entrega vida! El creyente tiene esperanza y quien habla con él puede palpar esa esperanza. Sin esperanza, la vida es complicada ya que ésta es un complemento de la fe que te ayuda a esperar con confianza. Entonces, si hablas con un creyente que está lleno de vida y la esperanza que imparte es un soplo que te toca, te hace bien y te da vida. El creyente tiene fe e imparte esa fe. Lo que tiene éste de vida, según Jesús, es como una fuente de agua viva que sale del creyente y salpica a los que están alrededor. Los que tienen vida, tienen el perfume de Dios. Algunos son rechazados precisamente por tener ese perfume. Para Dios, nosotros somos grato olor de Cristo para los que se salvan y para los que se pierden. Para unos es olor de muerte y para otros, olor de vida.

“Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados”. El poder de Dios se manifiesta, no en que da muerte. Las victorias en el mundo se conquistan matando gente. ¿A quiénes se le da gloria y se les hace un monumento? A los caudillos que han matado más gente. Tiene más honor en la tierra aquel que ha matado mucha gente y se le llama padre de la patria. En Argentina, a José de San Martín le dedicaron una poesía que reza: “Padre nuestro que estás en el bronce…” Se honra a alguien que ya está muerto y no tiene poder para la vida.

Pero la Biblia dice que Cristo nos dio a nosotros vida cuando estábamos muertos. El poder de Cristo se manifiesta, no por el hecho de ganar una victoria por el afán de matar, sino que, celebramos en Jesús, el poder y la victoria sobre la muerte. El poder de Cristo tiene que ver con resurrección, mas el poder del hombre tiene que ver con muerte. Ellos ganaron cuando mataron, pero Cristo ganó cuando se levantó de la tumba, y Él levanta a los muertos. ¿En qué consiste el estado de vida y el estado de muerte? Hay pensamientos de vida y hay pensamientos de muerte; los pensamientos de vida son de Dios y los de muerte son del hombre.

“Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” (Efesios 2:1 y 2). En otro tiempo, nosotros, los que hemos creído, andábamos en un camino de muerte siguiendo la corriente del mundo, pero ya no voy más tras la corriente del mundo, ahora voy contra ésta que es conforme al príncipe de la potestad del aire, este es satanás, quien está impulsando ideologías y pensamientos que tienen que ver con el pecado y la muerte, que son rebelión y desobediencia contra Dios. Nosotros que anduvimos así éramos hijos de desobediencia.

Hay cierta dirección en la vida que si la seguimos, lo hacemos en virtud de la corriente que genera satanás, el príncipe de la potestad del aire, y los pensamientos y deseos que genera esa corriente del mundo es desobediencia y rebelión contra Dios. ¿Qué hace Dios con el creyente cuando éste está muerto en sus pecados? Dios le habla para que resucite. Le envía el mensaje del evangelio, que es un mensaje de poder de Dios para salvación de aquel que cree. La persona escucha el mensaje de Dios y se produce en ella un arrepentimiento, cuya raíz proviene del griego y significa metanoia, o sea, cambio de pensamiento o cambio de mentalidad. Lo que yo pienso o siento, me lleva en determinada dirección, y cuando Dios habla, el Espíritu Santo obra en esa persona que está sensible a la palabra de Dios y se produce el arrepentimiento, o sea, un cambio de mentalidad que me hace girar ciento ochenta grados. Por eso decimos que alguien se convirtió. Convertirse es un término de la jerga militar, es estar en una dirección y cuando el jefe grita “conversión”, el soldado voltea ciento ochenta grados. Es una mentalidad nueva que te acerca hacia Dios y produce una inserción de la mentalidad de Dios en tu mente.

Todo tiene que ver con la verdad o la mentira, con las tinieblas o la luz. Todo lo que proviene de Dios es luz y es verdad. Por lo tanto, para salir del camino de muerte, o para permanecer en el camino de vida, es necesario permanecer en la palabra de Dios, es algo así como asimilar la palabra de Dios y aferrarse a ella. Hay muchas cosas que tú recibes sin cuestionar. Cuando tu mamá te sirve la comida no piensas si tiene veneno. Hay muchas cosas que recibimos automáticamente, y en el mundo hay un sinnúmero de opiniones, pensamientos, corrientes y modas que sin darte cuenta recibes espontáneamente y las incorporas.

Hoy quiero decirte que en la iglesia como afuera hoy en día hay olor de muerte porque las personas no piensan conforme a lo que piensa Dios, sino que piensan conforme a la corriente de este mundo que genera el príncipe de la potestad del aire, o sea, satanás, y que produce oscuridad y muerte. Una jovencita de catorce años que se crió en la iglesia y cuyos padres son cristianos y sirven a Dios, le confesó a su mamá que no le gustaban los hombres sino las mujeres. La madre quedó muy sorprendida al ver que la hija tenía un pensamiento que no proviene de lo que le han enseñado. Ella comenzó a escuchar en el liceo un mensaje distinto al que le habían enseñado de Dios, es más, me dio una tarjeta de un hombre que se puso nombre de mujer, el cual le dijo que quería hablar conmigo. La joven me preguntó: “¿Estás dispuesto a hablar con esa mujer?” “Sí, estoy dispuesto a hablar con ese hombre”, le respondí. Hoy en día, si no estás de acuerdo con la corriente de este mundo te tildan de homófobo, de retrógrado, y de que incitamos al odio, etc. ¡Pero yo no puedo negar la verdad!

Tienes que decidir si recibes la verdad de Dios, si te afirmas en esa verdad y caminas en ella. En estos tiempos me quieren obligar a decir que el color es negro cuando en realidad es blanco. Quieren que yo acepte lo que otros creen y piensan, esa es la corriente del mundo. Pero yo tengo muy metido en mi cabeza y en mi corazón que Dios creó al hombre, hombre, y a la mujer mujer. ¡La Biblia dice que Dios creó al hombre y a la mujer y se terminó la discusión! Yo debo decidir si me aferro o no a lo que Dios piensa, y quien no abraza lo que Dios piensa, entonces piensa en enemistad y en desobediencia contra Dios.

La jovencita me mostró algunas cosas que había escrito y decía: “Yo estoy de acuerdo con el matrimonio igualitario porque todas las personas tienen derecho a ser lo que sienten o les parece”. Yo le dije que no todo lo que uno siente o le parece es verdad. Una noche me puse un pijama rayado para dormir y puse en las redes: “Soy una cebra, y el que no esté de acuerdo conmigo es un retrógrado”. La mentalidad de hoy es que tenemos que estar de acuerdo con lo que las personas hacen, piensan y dicen; debemos respetarlas. Y sí, yo las respeto, pero no me pueden obligar a creer lo que no se puede creer. Si yo sé que una persona es hombre, ni el gobierno, ni el estado, ni nadie me puede prohibir decirle señor y no tratarlo como mujer porque no voy a obedecer al engaño ni a la mentira. Yo creo en la verdad objetiva, y ésta es algo que se puede ver, tocar, analizar y medir. Si tú tienes cromosomas XX, entonces eres una mujer por más que te pongas hormonas y te dejes crecer la barba. Para la biología, esa persona seguirá siendo una mujer siempre y todas sus células y sus órganos serán femeninos. La verdad es objetiva, no es un capricho, no es una idea social o sicológica, no es una ideología.

“…en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás” (Efesios 2: 2y 3). La carne no es sólo huesos, músculos y órganos, sino que también es el alma del hombre que está inclinada a deseos pecaminosos. Cuando nos movemos conforme a nuestros deseos no cumplimos los deseos de Dios. En otro tiempo andábamos haciendo los deseos de nuestra carne y los deseos de nuestros pensamientos.

¿CUÁL ES LA FUENTE DE TUS DECISIONES?

Hay dos fuentes para tomar decisiones, una es la que yo siento o deseo y la otra es lo que yo pienso. Cuando hago conforme a lo que pienso, no obro conforme a los pensamientos de Dios, o hago conforme a mis deseos; éstas son las dos fuentes, una es anímica sentimental y la otra es intelectual. Una fuente es afectiva, sentimental: Es aquello que quiero hacer porque lo deseo, porque se me canta o me parece; y la otra fuente es intelectual: Tengo una lógica muy difícil de controvertir, es más, hasta lo cuestiono a Dios, por qué permite eso o aquello o por qué se le ocurre que las cosas sean así. ¿Por qué Dios hizo la tierra redonda y no cuadrada? ¡Porque se le dio la gana! ¡Él es Dios! En este mundo se ha tergiversado todo. Dios es soberano, es sobre todo, es único, es Señor. ¡Él es así! ¡Él es Dios! Por lo tanto, inventó que lloviera de arriba hacia abajo y no de abajo para arriba, te guste o no te guste. “¿Por qué Dios me hizo mujer?” ¡Porque así lo decidió Él! Él es Dios y soberano. “¡Mejor hubiera sido que me haga hombre!” Eso no cambia la cosa; Dios es Dios y es soberano.

Cuando los discípulos le pidieron a Jesús que les enseñara a orar, el Señor les dijo: “Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”. Los que creemos en Él debemos sacrificar nuestra voluntad y pedirle a Dios que se haga su voluntad y no la nuestra. Alguno preguntará por qué. ¡Porque Él es Dios y es soberano! Dios estableció las leyes y creó todo. ¡Dios es Dios! El hombre dice: “A partir de ahora, democracia”. El hombre puede pensar como se le dé la gana y decide que el soberano no es Dios sino el pueblo, y que el gobierno no es de Dios sino del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Entonces, el ser humano cambia, da vuelta el pensamiento y cree que ha hecho gran cosa. Y en las naciones andamos que no sabemos qué hacer con la soberanía que tenemos encima. Para la democracia tú eres soberano, tu voto decide. ¡Qué poderoso eres! La idea de cuestionar a Dios y hacer una lógica que vaya contra su lógica hace que el ser humano se pierda de la verdad y entre en un estado de oscuridad y no entienda ni siquiera lo que razona.

En un evento con el profeta T.B Joshua, pasa una pareja adelante; el profeta le pregunta al hombre cuál es su problema y éste dice: “Es que en mi casa, mi señora es el esposo y yo la mujer. Yo hago la comida y la limpieza, y ella me golpea. Además, ella está casada con un espíritu muy grande, yo lo he visto, y hasta tiene relacione sexuales con ese espíritu”. ¡Contó cada cosa! ¡Un caos! Cuando el hombre se aleja de Dios pierde el norte. ¡No sabe para dónde va! La esposa del hombre confesó todo y dijo que era cierto lo que él contaba. T.B Joshua les dice que no se hagan más problema porque Dios arreglaría todo, les dijo también que su matrimonio era de Dios y el diablo era un intruso. Luego de tres reuniones, vuelve el matrimonio y el hombre dijo que todo había cambiado, él es el hombre de la casa y ahora su esposa lo trata con cariño.

Tú puedes pensar lo que se te dé la gana, pero no significa que lo que piensas es la verdad, o que es correcto, ni que tienes luz por causa de tus pensamientos. No es que hay que ser tan extremista en cuanto a la manera de ver las cosas y en la manera de pensar porque muchas veces, simplemente, estamos en contra de Dios porque no aceptamos algo que Él quiere. Por ejemplo, cuando dices que te gusta alguien y nadie te va a hacer cambiar de parecer, porque lo quieres, o la quieres, y no te importa si es no es la voluntad de Dios. Los que viven confiados y en paz, los que tienen esperanza y fe, se han alineado a la voluntad de Dios. La palabra de Dios es su pensamiento y su voluntad. ¿Qué, Dios no me va a permitir ser homosexual? Dios te dio libre albedrío y puedes pensar y hacer lo que se te dé la gana, pero tienes que saber que hay una mentalidad que va acorde a Dios y una que va en su contra, y toda mentalidad que va contra Dios será juzgada y condenada por Él. Dios te ha dejado su palabra, su voluntad y pensamiento para que te alinees a Él y tengas vida, paz y salud. Sin importar que el hombre considere que Dios no es soberano, Dios es soberano. La condición de Dios no cambia por causa de lo que piensas o sientes. ¡Tú no vas a torcer a Dios ni a sus leyes! Y lo que quiere Dios es que te arrepientas de tu manera de pensar y la cambies, porque sus caminos son más altos que tus caminos y sus pensamientos más altos que tus pensamientos.

La jovencita de catorce años que mencioné, dice estar de acuerdo con el matrimonio igualitario porque las personas tienen derecho a hacer lo que se les dé la gana, y yo la escuchaba. También decía que no estaba de acuerdo con el aborto, pero había casos en los que sí estaba de acuerdo. Yo le pregunté si eso que ella decía venía del Espíritu Santo o era producto de sus pensamientos y venía de su corazón a lo que me respondió que no sabía. Es esencial saber que lo que piensas o sientes viene de parte de Dios o no. ¿Crees que porque tu argumento o tu lógica son extraordinarios, Dios se pondrá de acuerdo contigo? La salvación es para aquellos que creen en Dios porque los que creen en Él aceptan cómo Dios ve las cosas o como piensa. Por ejemplo, la Biblia dice que los que se echan con hombres no entrarán en el reino de los cielos y serán condenados. Tú no puedes cambiar la mentalidad de Dios y si te enojas con Él, pierdes. Por eso la salvación es para los humildes, quienes agachan la cabeza y acatan lo que Dios dice. Los soberbios cuestionan, ¿por qué tiene que ser así? Te aconsejo que te hagas amigo de Dios ya que te va a ir mucho mejor.

La palabra de Dios es el alimento de nuestro espíritu; así como hay vitaminas, proteínas y minerales para el cuerpo, sin la palabra de Dios al espíritu del hombre le faltan nutrientes. El pensamiento de Dios es el alimento de tu espíritu, cuando tu alma se somete al poder del Espíritu Santo, tu espíritu se fortalece y tu comunión con el Señor gobierna tu vida y Dios es soberano, entonces ya no te importa tanto cómo piensas tú sino cómo piensa Dios. Pero la jovencita de catorce años me preguntó: “¿Entonces para qué Dios nos dio mente?” Nuestra mente es muy chatita, sin embargo Dios nos dio una mente extraordinaria para poder aprehender o tomar la mentalidad de Dios.

Dios tiene propósito, Él te deja hacer lo que quieras, pero te dice: “Mira que yo te voy a juzgar y voy a condenar. A algunos les voy a dar salvación y a otros los voy a condenar eternamente”. Cuando piensas algo, cuando emites una opinión, cuando deseas o sientes algo, o cuando simpatizas con alguna idea debes tener en cuenta si eso es de Dios o es de la carne y Jesús dijo que lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No importa qué tan lógico o convincente seas, o qué tan caprichoso o caprichosa te pongas; delante de Dios cuenta solamente lo que proviene del Espíritu. Y lo que proviene del Espíritu es su soberana voluntad. Y te voy a decir más, esa comida espiritual es Cristo. Dice el libro de Juan 1:1: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”. Jesucristo se encarnó, Él es la palabra de Dios encarnada y quien acepta la voluntad de Dios acepta a Jesucristo gobernando en su corazón. Y esto es sólo para los humildes. El humilde se acerca a la cruz y se niega a sí mismo para poder alcanzar la luz de Dios. Como hizo Jesús porque Él se negó a sí mismo, no era que le gustaba tener que padecer; no era su deseo ni la lógica de Cristo. Ir a la cruz era la voluntad de Dios. Y Él declaró: “Yo he venido no para hacer mi voluntad sino la voluntad de mi Padre”. Hay muchas personas que se creen más que Cristo y dicen: “A mí nadie me va a cambiar mi manera de ser y de pensar”. Dios quiere cambiar tu manera de pensar para que seas su aliado, de lo contrario te constituyes en su enemigo. Si tú piensas distinto a Dios, eres su enemigo; tú resistes la dirección del Espíritu Santo.

Leemos en Efesios 2: 3 y 4: “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)”. No eres salvo por ser lindo, nadie se salva porque tiene una gran lógica y nadie podrá sorprender a Dios con su manera de pensar. Nadie le podrá exponer una razón o alguna lógica que turbe a Dios. ¿Tú crees que lo vas a turbar con algún razonamiento tuyo? ¿Crees que podrás discutir con Él? La salvación no es para los inteligentes ni para los rebeldes; la salvación es para los que se humillan delante de Dios. Esos alcanzarán el perdón de sus pecados, y eliminado el pecado, será eliminada la muerte y la condenación eterna. ¡Ya no tendrás más olor de muerte sino olor de vida! No te creas vivo o viva si eres rebelde; no te creas que estás más cerca de Dios porque tus razonamientos son válidos. Tú estarás más cerca simplemente si te humillas delante de Él.

“El profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño; y aquel a quien fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? dice Jehová” (Jeremías 23:28). ¡Si no es palabra de Dios no digas, palabra de Dios es ésta! Si tienes palabra de Dios, entonces dí, es palabra de Dios. ¡No confundas la verdad de Dios con el sentimiento del hombre! Es por eso que Dios dice: “¿Qué tiene que ver la paja con el trigo?” ¡Lo que es Dios es eterno y es poderoso! ¡Lo que es de Dios es luz! ¡Lo que no es de Dios no sirve! Si es palabra de Dios aférrate, si no es palabra de Dios deséchala; tú no sigues la corriente de este mundo. ¡Tú sigues la corriente del Espíritu! En la palabra de Dios hay poder y eternidad. El evangelio es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree. Muchas personas están enfermas y ni saben que están así por pensar como piensan; no saben lo que sienten. Creen que es justo lo que sienten o que son sabios por lo que piensan.

Viene al altar una mujer que siempre pasa para que oremos por ella, entonces le pregunté que le sucedía y me dijo que estaba muy dolorida de la espalda entre otras dolencias, y mirándola a los ojos le pregunté a quién odiaba. Ella me negaba que sentía odio por alguien, sin embargo, le digo: “Tu enfermedad tiene que ver con el odio que albergas en tu corazón. ¿A quién odias?” “A mi marido” me responde. Tú no tienes derecho a odiar porque te pones en contra a Dios. Tu odio es enemistad contra Dios. No importa lo malo o perverso que sea tu esposo, es su problema con Dios; tú arregla tus cuentas con el Señor y perdona a quien tengas que perdonar. Dios quiere que tu vida esté limpia para que su bendición te alcance. ¿Crees que tienes derecho a tener resentimiento con alguien? ¿O tienes que amar a los pecadores? Porque Cristo murió por todos, aun por los peores y eso es verdadero amor; dar la vida por alguien que no se lo merece y dar la vida por alguien que ha hecho todo mal, eso es ser de Cristo.

CONCLUSIÓN

Dios hoy va a sanar tu corazón, tus pensamientos y tus emociones y al sanar tus emociones sanará también tus enfermedades. ¡Sé libre en esta hora! Algunos dicen que piensan bien o que hacen bien pero les va mal; si yo pienso bien entonces hago bien y me va bien. Ahora, eso de que hago todo bien pero me va mal y Dios es injusto, es una mentalidad ridícula del infierno. Si todo te va mal, algo estás pensando mal y algo estás haciendo mal. ¡Tienes que arrepentirte delante de Dios! Hoy el Señor quiere darte vida y poner en ti, perfume de vida. Si estás arrepentido de tu manera de ser y de pensar, si estás arrepentida de tu actitud dura frente a Dios y a la vida, la unción de Dios desciende sobre ti para quebrantar los yugos del mal.

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PERSEVERANCIA: VIRTUD DIVINA

INTRODUCCIÓN

Dios quiere traer su reino a la tierra, pero hay algunos elementos que son indispensables y algunas situaciones que deben ser tenidas en cuenta porque Dios es Espíritu y nosotros, los que somos de Cristo, hemos sido nacidos del Espíritu.

Somos hijos de Dios. Dios es Espíritu, su naturaleza es Espíritu y sus hijos tienen naturaleza espiritual, así que somos engendrados por el Espíritu Santo, somos un espíritu habitando en una vasija de barro que es nuestro cuerpo y nuestra alma. Pero lo más importante de nosotros es el espíritu porque Dios se comunica a nosotros de Espíritu a espíritu. Hay un vínculo entre el Espíritu de Dios y el espíritu del hombre, y ese vínculo es la palabra de Dios y su palabra es Espíritu; así que todo es espiritual: Dios es Espíritu, su palabra es Espíritu y es el vínculo entre Él y nosotros.

Él se da a conocer, se manifiesta, se revela; Dios muestra su carácter, su voluntad y su propósito a través de su palabra. Y su palabra no es la letra negra que está escrita sobre papel blanco y que conforma la Biblia, sino que su palabra es Espíritu y es vida. Dios tiene vida espiritual, también nosotros sus hijos, y el alimento espiritual para nuestro espíritu es la palabra de Dios que es Espíritu y es vida. Si entendemos esto, podemos avanzar en el conocimiento de cómo relacionarnos con Dios. Nuestro relacionamiento con Dios no es a través de nuestra alma o nuestra razón; nuestro relacionamiento con Dios es espiritual. Cuando las palabras que están escritas en la Biblia se encienden y yo veo que Dios me está hablando y algo arde dentro de mí, es que se está manifestando o revelando la palabra que es Espíritu y es vida. Algunas personas leen la Biblia pero no se les revela nada; dicen que al leerla se aburren porque no entienden; y es que no se manifiesta la vida del Espíritu mientras esa persona lee la palabra de Dios. De hecho, los satanistas leen la Biblia y la conocen bien; muchos me han mencionado versículos bíblicos y es sorprendente ver cómo conocen la Biblia. No obstante, los satanistas le llaman palabra muerta porque nunca encontraron vida en ella. Lo que pasa es que ellos no tienen el Espíritu de Dios o no han sido renacidos por el Espíritu de Cristo. No tienen relación con el Espíritu Santo, por lo tanto, está bien, ya que para ellos es palabra muerta.

Pero para nosotros, la palabra de Dios es palabra viva. Jesús declaró: “Las palabras que yo les he hablado son espíritu y son vida” (Juan 6:63). Yo debo lograr conectar mi espíritu a través del Espíritu de la palabra, con Dios. Si quieres tener relación con Dios debes estar sintonizado con Él. Dios te va a revelar en esta hora lo que tiene que pasar en ti para que ese fluir exista y para que cuando leas la Biblia, ardas y llegues a entender qué es lo que Dios quiere de ti.

A aquel que no le funciona bien la vida espiritual, no ha entendido la importancia espiritual que opera en la palabra de Dios y le resulta aburrido leer la Biblia o escuchar el mensaje del evangelio. Yo te traigo este mensaje de parte de Dios y algunos entienden, en cambio a otros les aburre porque no logran captar el mensaje de Dios, están fuera de onda. ¿Qué puede romper ese vínculo? Está Dios que es Espíritu, estoy yo que he nacido del Espíritu, está la palabra de Dios que es Espíritu y vida; y a través de la palabra de Dios fluye la revelación de Dios hacia mí, y a través de la revelación que recibo yo fluyo hacia Dios. Entonces oro y pido a Dios conforme a su voluntad y no me encapricho en pedirle lo que no proviene de su voluntad. Yo estoy unido, estoy ligado a Dios y he aprendido de su palabra; Él me ha hablado y me ha enseñado cómo tengo que ir a su presencia, entonces lo que oro o lo que pido está en sintonía con lo que Él quiere. Cuando estoy en sintonía con Dios, lo que yo pido me será hecho. “Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho” (Marcos 11:23)

Aquí entra otro elemento y es la fe. Porque yo tengo que vincularme con Dios a través de su palabra, pero no voy obtener algo, no voy a entender ni se me va a revelar nada si no pongo fe en lo que dice la palabra de Dios. Yo recibo revelación, creo con fe que lo que la palabra de Dios me dice está bien, y va a suceder lo que yo creo; entonces, la fe produce el contacto. La fe vendría a ser el conductor de la palabra de Dios que es el Espíritu de Dios tocando las vidas. Jesús declaró que sus palabras son Espíritu y son vida. Algunos ponen la Biblia abierta en algún lado de su casa como para espantar a los demonios, pero quiero decirte que los demonios no se asustan del papel y la tinta. ¡Los demonios se asustan de la palabra viva que está operando en tu espíritu!

OFENSA CONTRA DIOS

Pero hay cosas que pueden estorbar ese vínculo, esa relación, ese sistema de Dios para que nosotros estemos todo el día llenos de fe, de alegría, de gozo y esperanza, sabiendo que nada nos hará daño y que a los que a Dios aman todas las cosas les ayudan a bien, y que somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó.

David dijo: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo”. Aunque leas esto en la Biblia, y confieses esta palabra, a veces estás temiendo y lamentándote y no te funciona el papel y la tinta porque lo que funciona es el Espíritu. Hay un elemento que Dios quiere que tengas en cuenta.

Lemos en el libro de Hechos 24:16: “Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres”. ¿Qué procuraba el apóstol Pablo? Tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres. Esta es la clave fundamental. Pero, ¿qué significa esto? Que si hay ofensas en mi corazón contra Dios o contra alguna persona, tengo un serio problema. La ofensa destruye el vínculo entre Dios y nosotros, y la palabra se hace nula o aburrida, o descubrimos que ésta no tiene fuerza ni poder en nuestra vida. Y no es que no funciona lo que dice la Biblia porque sí funciona, pero en determinadas condiciones.

Yo no puedo tener ofensa en mi corazón contra Dios. Tú me dirás, ¿y quién puede guardar ofensas contra Dios? ¡Hay muchos cristianos que guardan ofensas contra Dios! También, hay muchos que no son cristianos y guardan ofensas contra Dios. Cuando dices: “¿Por qué Dios permite que me pase esto? ¡Es injusto!” Cuando te pones en esa posición cuestionas a Dios y tienes algo contra Él. En el fondo no quieres cuestionar a Dios ni ponerte contra Él, pero hay algo dentro de ti que te dice que Dios es injusto y no debieras estar viviendo lo que estás viviendo. Piensas que Dios no te quiere, que no te escucha o tiene algo contra ti. Quiero decirte que estás dejando entrar en tu corazón una ofensa contra Dios.

Conocí gente que decía ser atea y no creía en Dios. Yo les he preguntado si habían sido ateas desde siempre, pero no siempre fue así ya que antes eran cristianos. Por ejemplo, una persona le pidió a Dios que no se le muriera la abuela, pero se murió, y la mujer tenía ciento veinte años. “Le pedí con fe pero mi abuela se murió…”, dijo. No le importaba que la abuela estuviera postrada porque aun así estaba viva y no quería que Dios se la llevara. Pero como Dios se la llevó y no hizo lo que le pidió, se enojó con Él y dijo: “¡No creo más en Dios!” Esa persona no es atea porque no cree en Dios, sino que está ofendida con el Señor, está enemistado con Él.

También viene a mi memoria la historia de una joven que estaba enamorada de un chico y según ella tenía palabra de Dios y la confirmación de ángeles y arcángeles de que ese joven sería para ella, pero él se casó con otra. La joven se ofendió con Dios y se fue de la iglesia. Estoy dando algunos ejemplos un poco exagerados pero reales. ¡Las personas se ofenden con Dios! A veces se ofenden con Dios cuando se ofenden conmigo. De pronto estoy predicando y digo algo y alguno piensa: “¿Quién le contó acerca de mi vida al apóstol?” Yo predico el evangelio y el Espíritu está actuando, pero esa persona se enoja porque cree que alguien me habló de ella. Ofendida dice que no me va a contar nada porque yo después ando divulgando lo que me dijo; y por eso se enojan contra Dios y dejan de diezmar y de ofrendar también. El diezmo es de Dios y es para Él, pero se enojó con el pastor y no quiere diezmar más. Esas personas creen que están ofendidas con el pastor pero se la agarran contra Dios, lo que provoca que se enfríen y pierdan fuerzas para orar, para leer la Biblia, pierden el gozo y se vuelven como personas naturales enfrentando las cosas en un nivel chato y natural pero no en un nivel espiritual y sobrenatural.

OFENSA CONTRA TU PRÓJIMO

¡La ofensa es algo terrible! Te corta la relación con Dios y destruye tu sintonía con Él porque Dios no acepta que tengas ofensas en el corazón. A ti te ofendieron y puede ser que tú tengas la razón y la otra persona esté equivocada; o puede ser que hayan cometido una injusticia contra ti, pero a Dios eso no le importa. Al Señor le importa que tú no estés ofendido. ¡Dios quiere que ames! El que ama no guarda rencor. El que ama no rompe relación con las personas y las sigue amando a pesar de las ofensas. Dios te dice en esta hora: “Si tú estás bien conmigo y con la gente, ora, lee la Biblia y yo me voy a revelar a ti. Se va a restaurar tu vinculo conmigo y fluirá la luz de mi palabra”. Para David la palabra de Dios no era aburrida; para él era una perla preciosa y declaraba: “Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera en mi camino” (Salmo 119:105). También dice David en el mismo Salmo: “¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra”. Para David era muy importante la palabra de Dios, pero para que esa palabra funcionara, él tenía que guardar su corazón. Es por eso que en Salmo 51 pide perdón a Dios por haber pecado. “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones… Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos…Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente”. David sabía lo que era disfrutar de la gracia de Dios y tener la luz que venía de su palabra y apreciaba esas cosas.

Pablo, fue un hombre muy ungido por Dios. Dice la Biblia en Hechos 19:11: “Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo”. ¿Pero cuál era la prioridad de Pablo? “…procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres”. ¿En qué se yo que estoy ofendido con alguien? Es muy fácil decir que no le haces mal a nadie, o que no te metes con nadie y que no estás ofendido con nadie. Cuando tú no puedes mirar a esa persona a los ojos, algo tienes contra ella. Vas caminando y ves que se aproxima esa persona de la que prometiste que si venía por tu misma vereda, tú te cruzabas a la otra; sin embargo dices que la has perdonado, pero nunca más. Y si ves que no puedes ir a ningún lado y se va aproximando esa persona indeseada, haces como si estuvieras hablando con alguien por celular.

Dios quiere hoy erradicar ese grave problema de tu vida y sucede que Él tiene un trato especial contra aquellos que mantienen ofensas contra su prójimo. Jesús enseñaba a orar al Padre, y en esa oración, el Señor dice: “Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores” (Mateo 6:12). Hay momentos en que mientras oro por alguna persona, ésta se manifiesta muy molesta e irascible porque un espíritu de odio la domina. Pasan para que le ore porque quieren que Dios la toque, quiere su bendición y yo le digo que necesita perdonar porque lo que se manifiesta en su corazón es odio. La persona se resiste y me dice que no quiere perdonar lo que le hicieron, sin embargo quiere que Dios la bendiga. ¡Tú no puedes pedirle a Dios que te bendiga si en tu corazón albergas odio contra una persona! Y no importa si ese odio está bien fundamentado porque actuaron injustamente contigo; no importa si es justo o injusto lo que te hicieron. ¡Dios no quiere que tengas ofensas contra nadie!

Las personas quieren la bendición de Dios pero no quieren perdonar, yo les digo que no pueden pedirle a Dios bendición si albergan odio en su corazón y se resisten porque para ellas lo que le han hecho no tiene nombre, lo que le han hecho no tiene perdón de Dios. Hay una contradicción ahí; te levantas contra la palabra de Dios. Y Jesús enseñó a decir: “Señor, perdóname en la misma medida que yo perdono a los que me han hecho daño”. Piensa en quienes te han hecho daño y medita sobre esto que te estoy diciendo. Porque no querer perdonar, es decirle a Dios, no me perdones a mí. Termina el Señor de enseñarles cómo orar al Padre y en Mateo 6:14 les dice a sus discípulos: “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial”. Si tú perdonas te dice el Señor, yo te perdono.

Cuando viajé a Paraguay a una cruzada con el profeta T.B Joshua, un apóstol, quien me fue a buscar al aeropuerto me invitó a almorzar en su casa; también invitó al director general de la cruzada con T.B Joshua del comité de Paraguay, a un empresario y un político muy importante. Luego nos iríamos a un encuentro con el profeta y unos dos mil quinientos pastores y líderes. En ese almuerzo conocí a su esposa, una mujer linda y agradable, y muy servicial. Yo felicité a ese apóstol y le dije que era muy linda su esposa y me había caído muy bien, que Dios le había dado una compañera y ayuda preciosa. Cuando ya estábamos en la cruzada y el profeta comienza a orar por todos los que estábamos ahí, llega a la esposa de este apóstol, le toca la cabeza y en la mujer se manifiesta un espíritu de odio. Yo estoy viendo todo por la pantalla gigante. T.B Joshua la señala y le dice: “¡Tienes que perdonar a ese hombre!” Ella queda sorprendida pensando a quién tenía que perdonar. El profeta la mira y le vuelve a decir: “Tienes que perdonar. Tienes una amargura contra un hombre”. Y sigue ministrando. Pero unos ayudantes se quedan con la mujer, filmándola, entonces le preguntan qué le pasaba, a lo que la mujer les dice: “El profeta tiene razón. Yo creía que había perdonado a mi primo, pero no lo hice. Mi primo mató a mi padre cuando lo asaltó para robarle. Yo creía que lo había perdonado pero entendí que algo más había dentro de mí”. Ella se había criado con ese primo, pero se metió en el mundo de las drogas y la delincuencia, lo que provocó que terminara matando a su tío quien lo crió desde los doce años. El engaño más grande es cuando crees que has perdonado, pero no lo has hecho.

Veamos lo que dice Mateo 6:15: “más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”. Dios mismo se pone un límite para perdonar cuando la persona no está dispuesta a perdonar a otro. ¿Qué pasa con tu pecado cuando Dios no lo quiere perdonar? Y no es que Él no quiera perdonarte sino que tú le estás impidiendo que te perdone. Cristo murió para que todos seamos limpiados de nuestros pecados por medio de su sangre preciosa. Entonces su deseo es perdonarnos y el Espíritu Santo nos anhela celosamente. Pero si tú te resistes a perdonar, Dios te dice, yo no te perdono a ti. ¿Qué pasa entonces si Dios no te perdona? Cuando le pides perdón a Dios, Él te dice, quédate con esa basura infame que es el pecado y ensucia tu vida espiritual y tu interior.

Jesús dijo: “No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen” (Mateo 7:6). Los cerdos no entienden de basura y perlas; los cerdos no aprecian las perlas. Dios no aprecia sentarse a tomar mate dentro de un corazón que es como un chiquero. ¡Dios no quiere! El Señor quiere que tengas un corazón limpio. Si tú retienes la ofensa tu espíritu queda bloqueado, queda encarcelado, porque la ofensa es como un filtro, de tal manera que todo lo que ves, lo ves a través de ese filtro, o sea que quedas a merced de la decisión de ese filtro. Ya no miras como Dios mira, sino que miras a través de la lente de la ofensa y ésta se transforma en la que determina la manera en que tomarás las decisiones y en la manera cómo recibirás alguna palabra que te digan.

Una mujer confesó que su papá le hizo mucho daño, también la dañaron algunos hombres por lo que le tiene fobia a los hombres. Vivía en uno de nuestros hogares de Beraca pero se peleó como con cuatro mujeres del hogar; es que cuando se apodera de ti un mal espíritu, ya no importa si te la agarras con un hombre o con una mujer porque la ofensa domina tus sentimientos, tus decisiones y tus relaciones. Esta mujer se fue del hogar a vivir a la calle porque no soportaba a una de las mujeres que vivía con ella. Todo comenzó con un padre malo y continuó con hombres malos, y ahora ese poder espiritual domina su vida. Ella sabe que no se tiene que alejar de Dios pero se aleja porque ese poder la domina. La Biblia señala que el que hace pecado es esclavo del pecado.

Dios te quiere librar y tú ya sabes si en cierto modo tienes alguna espina clavada contra Él, si tienes alguna bronca porque quisiste algo y no sabes por qué Dios no lo permitió, o le echas la culpa de tus fracasos a otros que se han metido en tu camino y te vuelves contra ellos, cuando en realidad tu trato es con Dios. Si tú tienes paz con Él, y si tu espíritu tiene libertad en Dios nada ni nadie podrá detenerte. Si Dios es contigo, ¿quién contra ti? ¡Ni siquiera yo te voy a detener! Dios hará contigo como hizo con José en Egipto; él fue a parar allá como esclavo pero terminó siendo el gobernador.

En Mateo 18 Jesús por medio de una palabra, enseña acerca de las ofensas: “Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas”.

CONCLUSIÓN

¡A Dios no lo podemos engañar! Tú puedes perdonar de todo corazón o puedes hacer como muchos, perdonar de la boca para afuera: “Lo perdoné pero no quiero más trato con esa persona”. Mira si Jesús te dice que te perdona pero te manda al infierno igual. Si no perdonas de todo corazón, Dios hará contigo como ese amo con su siervo. Nosotros justificamos nuestros resentimientos contra Dios o contra alguien por lo que nos hicieron o por lo que no nos hicieron ya que tal vez le pediste algo a Dios y no te contestó. ¡Debes tener una conciencia limpia ante Dios! Jesús no puede reinar en tu corazón si hay basura en él. Si no has sido perdonado, la basura de tu corazón está estorbando la presencia del Espíritu Santo, y tu espíritu está bloqueado por causa del pecado, y el Espíritu Santo está contristado, por lo cual la relación con Dios está cortada, y la comunión, y el fluir de Dios a tu vida, a través de su palabra y de su Espíritu está cortado por más que conozcas la Biblia. Tú puedes conocer toda la Biblia pero no tener ninguna relación con Dios. Puede ser que alguna palabra te toque, pero tú respondes, no con el espíritu sino con tu alma y ésta no está capacitada para responder las demandas de Dios a menos que esté sometida al Espíritu Santo. Dios quiere restaurar su relación contigo; el Espíritu Santo te anhela celosamente. Tú sabes lo que hay en tu corazón, tal vez tienes que pedirle perdón a Dios por haberte ofendido con Él, o pedirle perdón a alguna persona que ofendiste, o perdonar las ofensas que te hicieron.

Dijo Jesús: “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante” (Mateo 5:23 al 26). Ni siquiera la ofrenda es aceptable delante de Dios si tu corazón está sucio. Muchos han querido pagar sus pecados dando buenas ofrendas; personas que quieren quedar bien con Dios pero hay pecado en su corazón. A Dios no le importa tu ofrenda sino cómo está tu corazón cuando lo presentas tu ofrenda.

Si tú eres esa persona que necesita que su espíritu sea libre en esta hora, acércate a Dios y pídele perdón por enojarte contra Él, y perdona las ofensas que han cometido contra ti, porque se trata de recibir el perdón de Dios y de quedar libre, de tener un espíritu libre para poder leer la palabra de Dios y encontrar el tesoro que David encontraba en ella. “Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera en mi camino”. No tengas dudas de que Dios te ama y no se trata de que Él no te quiera perdonar, es que no te puede perdonar. ¡Tú necesitas reconocer las ofensas que tienes en tu corazón! Dios quiere romper los yugos de impiedad y las cadenas que te atan y te impiden que tu relación con Él sea la correcta. Sé libre en esta hora, en el nombre de Jesús, amén.

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PERSEVERANCIA: VIRTUD DIVINA

INTRODUCCIÓN

“No me asusta la maldad de los malos, me aterroriza la indiferencia de los buenos”, dice una frase que algunos atribuyen a Mahatma Gandhi y otros a Martin Luther King. La inoperancia de los que saben el bien, es peor que la maldad de los malos. La oscuridad puede ser muy densa, pero enciendes un fósforo y las tinieblas se disipan; por lo tanto, la luz que somos nosotros, no puede quedar oculta. Jesús dijo: “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.

Los que prefieren no tener problemas, los que se callan y no hablan la palabra de Dios, están escondiendo la luz, y la ira de Dios vendrá sobre ellos ya que hay muchos que están en contra de la luz porque no han conocido la luz. Aunque hay quienes han conocido la luz y no quieren problemas, conocen el evangelio pero no quieren pasar vergüenza o ser contradichos. Pero yo te digo que Dios te va a juzgar, por lo que es preferible ser enemigo de la luz y no ser amigo de la luz y callarse. ¡Hazte cargo!

Un líder de la iglesia al que le he reclamado que no se acerca a mí y no quiere hablar conmigo y es muy huidizo, me dijo que le sucede así con mucha gente y agrega: “Yo me crié con un padrastro muy malo, que me golpeaba”. Este hombre sufrió mucho hasta que se fue de la casa, aunque se involucró en la droga; ahora que está en la iglesia se le ve muy bien pero le cuesta acercarse a mí o a alguna otra autoridad. Me contó que su padrastro tiene cáncer y está muriendo, y no se animaba a ir a verlo porque no lo podía enfrentar por todo el dolor que le ha causado, y estoy hablando de un líder de la iglesia. Yo le dije que si ese hombre moría se iba al infierno pero que él, su hijastro, sería el responsable. ¿A quién iba a usar Dios para salvarlo y para llevarle la luz? Le aseguré que si el hombre se moría y se iba al infierno, Dios lo haría culpable a él. Ahora, si le lleva el evangelio y su padrastro lo rechaza se iría al infierno por voluntad propia pero él sería salvo de la ira de Dios. Si este líder no le predica a su padrastro con la excusa de que está muy dolido por todo lo que lo hizo sufrir y el hombre se va al infierno, entonces la culpa sería sobre su cabeza. Piensa en esos parientes que no puedes ni ver. Tal vez no sabías esto, pero a partir de ahora eres responsable de predicarles el evangelio.

LA IGLESIA: COLUMNA Y BALUARTE DE LA VERDAD

Leemos en la carta del apóstol Pablo a los romanos: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad” (Romanos 1:18). ¡La verdad no puede ser detenida! ¿Quiénes detienen la verdad? Los que se levantan contra ella y los que tienen la verdad pero no hacen nada con ella. Esos que tienen miedo o vergüenza de hablar la verdad, son los que la detienen. La Biblia señala que la iglesia es columna y baluarte de la verdad (1° Timoteo 3:15). La verdad no es del hombre; la verdad es de Dios y ha sido revelada a la iglesia. ¡En la iglesia está la verdad de Dios!

Una columna se erige verticalmente. Las columnas soportan cargas verticales y trasmiten el peso del edificio hacia el fundamento. Se calcula el peso de un edificio y se van haciendo las columnas de acuerdo a las cargas que va recibiendo; las columnas de abajo son más gruesas que las superiores porque las que están abajo cargan el peso de todos los pisos. La iglesia es columna de la verdad, o sea, soporta la verdad, lleva la carga de la verdad. En otras palabras, eres responsable de la verdad que te ha sido enseñada a través de la palabra de Dios.

También dice la Biblia que la iglesia es baluarte; vendría a ser como una trinchera, un lugar de defensa. La verdad está atrincherada en la iglesia. El mundo “no se va al bombo”, como dice el dicho popular, porque la iglesia hace presión a través de la verdad.

“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”. La ira es juicio de Dios; y se revela, o sea, se manifiesta, se da a conocer contra toda impiedad e injusticia, contra toda persona injusta e impía. Quien detiene la verdad lo hace con injusticia. Los creyentes detienen la verdad al no hablar lo que conocen, callándose la verdad. En resumen, detener la verdad es desatar la ira de Dios. Todo aquel que no expone la verdad, aquel que no la conoce, que la ignora o que detenga la verdad conociéndola, desata la ira de Dios sobre su vida.

Romanos 1:19 y 20 dice así: “porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”. Lo que sabes de Dios, lo sabes a través de las cosas creadas. El Señor ha manifestado a través de la creación su gran inteligencia y sabiduría. Todo lo que la ciencia descubre, ya Dios lo pensó y lo hizo. El hombre no inventó las matemáticas; en toda la creación se manifiestan las leyes matemáticas. La física también la inventó Dios porque hizo que el planeta Tierra esté suspendido en la nada. Su gran poder y deidad se hacen claramente visibles a través de las cosas creadas. ¡Hay ciencia, sabiduría e inteligencia en cada flor, en los árboles, en las frutas, en las nubes del cielo y en los mares!

Nadie puede edificar una casa estable sobre la arena, pero Dios puede ponerle límites al mar con la arena. La creación nos habla de la grandeza de Dios, por lo tanto no hay excusas porque podemos entender la creación por medio de las cosas hechas. ¡No hay excusas! Los hombres tienen que darle la gloria a Dios y reconocerlo. No pueden decir que la vida surgió del Big Bang porque no puede salir algo bueno de una explosión. La Biblia dice que el Señor nos creó a su imagen y semejanza. Tú tienes que cuidar y honrar tu cuerpo porque los animales y las demás cosas fueron hechos conforme a su género, pero el hombre fue hecho a imagen y semejanza de Dios. Es increíble cómo el oxígeno es inhalado por la nariz y llega a los pulmones y éstos hacen un intercambio, porque allí se produce el paso de oxígeno desde el aire a la sangre y el paso de dióxido de carbono desde la sangre al aire. ¡Hay mucha sabiduría en el cuerpo humano! ¡Dios es grande, terrible y poderoso! ¡El Señor es digno de toda alabanza y de toda gloria!

¿Pero cuál es el tropiezo? Lo dice Romanos 1:21: “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido”. No se te mueve un pelo a la hora de adorar a Dios, no levantas tus manos para alabarlo. Pídele perdón al Señor por tu falta de gratitud y tu falta de reconocimiento al que creó los cielos y la tierra.

Señala este pasaje que lo conocieron a Dios, pero no le dieron gracias ni la gloria que Él se merece, entonces, se envanecieron en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido. La consecuencia de no darle gracias a Dios y no alabar a Dios dándole la gloria, es que te envaneces en tus razonamientos. Quitas la mirada en lo que tienes que ver para fijarte en otras cosas. Dejas de admirar al Señor y a su creación y comienzas a enfocarte en otras cosas y entonces, tus razonamientos se vuelven vanos, entra oscuridad en tu corazón. Éste se oscurece y perdemos capacidad intelectual.

¿Quieres que te vaya bien en la universidad? ¡Alaba a Dios y dale la gloria! Estudia dándole gracias y glorificando al Señor, así tu intelecto funcionará bien. Si tienes problemas en tus estudios, busca a Dios, dale la gloria debida a su nombre y tus pensamientos serán afirmados; tu intelecto estará libre de contaminación, tus razonamientos serán correctos y tu corazón estará en luz.

Hay una consecuencia catastrófica cuando se oscurece el corazón ya que uno deja de entender y de discernir la verdad. Con un corazón en tinieblas no puedes partir el alma del espíritu; la palabra de Dios no obra en un corazón desagradecido, la gloria y el poder de Dios no se manifiestan en un corazón desagradecido. ¿Quieres ser más inteligente y tener luz en tu corazón? Dale gracias a Dios, alábalo y glorifica su nombre. ¡Es importante que entendamos esto! Yo trato todos los días de mi vida darle gracias a Dios por todo lo que me ha dado y tengo mayor discernimiento y lucidez porque entra la luz a mi corazón y mis pensamientos dejan de ser vanos.

La gente que no glorifica a Dios se turba y dice Romanos 1:22 y 23: “Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles”. Entra la idolatría en el corazón del hombre. Muchos preguntan qué tiene de malo escuchar música secular, pero fíjate a dónde está dirigida esa música. Se idolatra el sexo, el amor que se perdió, idolatran a la mujer y al hombre. Dime dónde hay sabiduría en la música del mundo. ¡Están turbados y engañados! A una bella mujer le dicen diosa y resulta que le hacen unas preguntas en algún concurso de miss y son unas “burras” que no saben responder. ¡Esto es verdad! La vanidad es oscuridad.

LA IGNORANCIA DE LA VERDAD DESATA LA IRA DE DIOS

¿Qué hizo Dios? “Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos” (Romanos 1:24). No es que el Señor los arrojó a la inmundicia, es que esa inmundicia estaba en sus corazones. Dios los entregó a la inmundicia en la codicia o deseos de sus corazones. Cuando el corazón está en oscuridad surgen deseos en él y el hombre no está capacitado para detenerlos, se hacen tan fuertes que no los pueden frenar. Como no han querido tener en cuenta a Dios, los razonamientos se les han vuelto vanos, el corazón entró en tinieblas, y Dios entonces, los entregó a la inmundicia, en las codicias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos. Esto último significa que en sus relaciones deshonraron sus propios cuerpos. Vuelvo a decirte, honra tu cuerpo porque éste fue creado a imagen y semejanza de Dios. Tu cuerpo de un vaso de barro, pero está diseñado para contener la gloria de Dios. ¡No lo ensucies! ¡No entregues tu cuerpo a deseos viles! ¡No lo uses para codicias insanas!

Continuamos leyendo en Romanos 1:25 y 26: “…ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza”.

Y aquí entramos en un tema de actualidad que es la ideología de género. Entramos en un territorio en que debemos discutir qué enseñan algunos ministros de Dios. Un joven me dijo que su patrón que es de la iglesia tal y que no viene al caso, dijo que en su iglesia se enseña que dentro del matrimonio todo vale y fuera de éste nada. ¿Cuál será el versículo bíblico en que se respaldan para declarar semejante cosa? Se enseña que si la pareja está de acuerdo, pueden hacer cualquier cosa. Perdón si te rompo los esquemas pero creo firmemente que la Biblia no dice eso. Han cambiado la verdad de Dios por la mentira, por eso Dios los entregó a pasiones vergonzosas. No todo es legal en el sexo, no todo es lícito ni bueno. Kinsey es uno de los precursores de la ideología de género y dice: “No existe en mi opinión ninguna relación sexual que se pueda considerar anormal”. ¡Cualquier relación sexual es normal para este hombre! ¡Que le vaya a enseñar a su abuela! Lo que yo te predico hoy es palabra de Dios: “…aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza”. No todo vale dentro del matrimonio. Dios es un Dios de diseño y de propósito. El hombre fue diseñado como tal para que cumpla el plan de Dios así también la mujer.

¿Es bueno o malo el placer sexual? El placer es bueno dentro del propósito y de los límites de Dios. El Señor creó el sexo y el placer porque le dio mandamiento al hombre y a la mujer de multiplicarse y si hubiera hecho el sexo aburrido, no se iban a multiplicar. Entonces le puso placer al asunto para que el esposo y la esposa tengan relaciones sexuales y así multiplicarse y llenar la tierra. Aunque el placer no es el propósito sino la herramienta de Dios para su propósito. Pero como toda cosa en exceso es mala, el placer es malo cuando se sale de los límites. Los tallarines son buenos pero si comes en exceso es malo. ¡Todo necesita límites! El diablo te retiene para que no hagas lo bueno y si no logra frenarte te empuja para que sigas de largo.

¿Qué surgió en el corazón del hombre? Pasiones vergonzosas. Pasión es un deseo intenso que no puedo frenar y tengo que hacer lo que hay en mi corazón; y en este caso es una pasión vergonzosa. Hay pasiones buenas, por ejemplo, tener pasión por Cristo es bueno, no puedo frenar, tengo que predicar el evangelio. El apóstol Pablo declaró: “¡Hay de mí si no predico el evangelio!” ¡Eso es pasión! Llueva o no llueva yo tengo que predicar, haya gente o no, yo tengo que hablar del amor de Dios. Pero hay pasiones vergonzosas y esas influyen de la misma manera al ser humano; es un deseo muy fuerte por el cual yo estoy dispuesto a pagar un precio. Pasión es estar dispuesto a padecer y pagar un precio con tal de satisfacer ese deseo engañoso.

Hay hombres que saben que van a perder su familia pero no pueden frenarse. Las pasiones vergonzosas llevaron a las mujeres a cambiar el uso natural de la mujer por el que es contra naturaleza, o sea que hay un uso sexual en la relación de la mujer que es bueno y correcto y hay uno que es malo. Según Kinsey, “No existe en mi opinión ninguna relación sexual que se pueda considerar anormal”. Así que según él se puede tener relaciones con animales, con niños, hombres con hombres y mujeres con mujeres. Ese es el pensamiento de la ideología de género, pero la Biblia dice que hay un uso que es contra naturaleza. Las mujeres no pueden tener hijos por la nariz, tampoco por la oreja, ni por ningún otro lado que no sea el canal de parto. Pero hay personas que tienen pasiones vergonzosas y quieren satisfacer sus placeres sexuales por donde sea y mucho mejor si es desenfrenado. Prueban una y otra cosa y después no saben cómo satisfacer esa fiebre sexual. Hay un ochenta o noventa por ciento de pervertidos sexuales que violan niños, mujeres y hombres; también hay madres que violan a sus hijos y tías que abusan de sus sobrinos entre otras tantas aberraciones. Esos deseos vergonzosos surgen porque no han tenido en cuenta a Dios, no le han dado gracias ni la gloria que Él merece. “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido”.

No conocen la verdad o han hecho caso omiso de ésta y desatan la ira de Dios que se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad. Dios ha pensado en el sexo, en la relación sexual natural y el hombre ha pensado en la relación sexual contra naturaleza, mas el Señor está en contra de esto. El ochenta por ciento de los violadores y pervertidos sexuales que ceden ante pasiones vergonzosas consumen pornografía. Aún hay cristianos que consumen pornografía. Hemos descubierto varios casos de gente que ha usado las computadoras de la iglesia para ver pornografía. Se alimentan de basura y por lo tanto van a producir basura. Padres, no se sientan orgullosos de tener un televisor en cada dormitorio porque sus hijos se encierran a ver cosas que no convienen y ustedes no lo saben. Después se preguntan por qué sus hijos reaccionan de determinada manera…

Hace unos años atrás, me fui a descansar a la casa unos líderes de un hogar de Beraca y cuando vi el panorama los rezongué. Encontré que sus hijas, cada una tenía su dormitorio, y estaban encerradas mirando telenovelas. Ellos estaban salvando almas ayudando a chicos y chicas problemáticos mientras sus hijas se estaban perdiendo. El padre, para servir tranquilo les dejaba el televisor en el dormitorio para que ellas se distrajeran. Pero no pasó mucho tiempo que la hija mayor se escapó por la ventana de su cuarto y se fugó con un muchacho. Luego, al tiempo, la hija menor también se escapó, y volvieron, cada una, casadas y con hijos. Los sueños de que sus hijas sean siervas de Dios quedaron en la nada porque permitieron que fueran alimentadas con programas que las llevaron a seguir sus pasiones vergonzosas. ¿Qué hay de bueno en una novela? Es puro engaño, venganza, seducción, etc.

“Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza”. Esto me sugiere que no todo es válido en el matrimonio y yo le creo a la palabra de Dios antes que a las enseñanzas de los pastores que dicen que todo es válido en el matrimonio. No hace falta explicar que algunos órganos del cuerpo tienen esfínteres con una función específica.

Romanos 1:27 dice: “De igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío”. La lascivia desea beneficiarse a expensas de otros. Uso a una mujer o a un hombre para satisfacer mis deseos por medio del engaño. Por ejemplo, mujeres que hacen trabajos de brujería para atar a un hombre y ese hombre viene como idiota…

“Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen” (Romanos 1:28). Un empresario que ha logrado levantar una gran empresa, por años le ha costado mucho esfuerzo, y por causa de su mente tan reprobada termina destruyendo su familia, entregándole sus bienes a su secretaria. ¡Termina perdiendo todo! El corazón queda en oscuridad porque no aprobaron tener en cuenta a Dios. ¿Qué es esto de no aprobar tener en cuenta a Dios? Es darle gracias y la gloria debida a su nombre; es no olvidar ninguno de sus beneficios, así como decía el salmista: “Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias. El que sacia de bien tu boca…” (Salmo 103: 1 al 5)

David no se permitía olvidarse de ninguno de los beneficios que Dios le brindaba y daba gracias al Señor por todo. Pero algunos no quisieron tener en cuenta a Dios; David sí, lo tenía en cuenta siempre y disfrutaba de la obra maravillosa de Dios. Imagínate que Dios te alimentara en una estación de servicio como a los autos, y no todos pueden consumir más que un combustible especial. ¡Qué aburrido sería! Pero Dios ha hecho todo para que disfrutes. ¡Agradece a Dios por la comida, por tu familia, por todo!

“Como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades…” Y la lista es extensa, todo viene a partir de no darle la gloria a Dios.

¿Has practicado o aún practicas actividades sexuales contra naturaleza? ¿Consumes pornografía alimentando tu corazón de pasiones vergonzosas y codicias? Estas prácticas te llevan al deseo de deshonrar tu cuerpo por no darle la gloria a Dios. Yo, leyendo estas cosas, aprendí a darle gracias a Dios por mi esposa, por mis hijas, por mis yernos y nietos; agradezco a Dios por la iglesia, por los pastores y líderes, también por la familia de Cristo que me ha dado en Uruguay. ¡Doy gracias a Dios por todo y le doy la gloria! Yo no voy a permitirme tener una mente reprobada ni pensamientos perturbadores. Yo no voy a tener mi corazón en oscuridad. Yo no seré como John Money y Alfred Kinsey que proponen que los niños deben ejercer libremente su sexualidad. Según ellos, la pedofilia, el incesto, el lesbianismo, homosexualismo y la violencia no deben ser penadas. Esa es la mentalidad de las personas que lideran la filosofía de la ideología de género. Una mujer, Shulamith Firestone, señala que hay dos límites para tener relaciones sexuales con niños, uno es el consentimiento del menor, así que si logras el consentimiento del niño puedes tener relaciones sexuales con él, aunque tenga cuatro años; y el otro límite es el biológico, los órganos del niño o niña tienen que ser penetrables. ¡Eso enseña la ideología de género!

En Uruguay ya se aprobó la educación con perspectiva de género y los manuales señalan que hay que deconstruir el matrimonio y la familia tradicional porque coartan la libertad y oprimen a los niños, entonces hay que enseñarles cosas distintas a las que han conocido hasta ahora. Yo quiero formar un club de padres. ¡A mí no me van a callar! Que me hagan juicio y me metan preso; yo caminaré firme en la palabra de Dios aunque tenga que ir a la cárcel. ¿Cuántos padres valientes hay que se atrevan a enfrentar a los directores y maestros? ¡Hoy en día, la maestra es más importante que la madre! La directora de escuela que está en contra de estas enseñanzas, tiene que acatar porque el estado lo ha ordenado.

¡Pero yo sé cuáles son mis derechos! Las autoridades se tienen que someter a la Constitución Nacional. La Constitución señala que los padres tienen el deber y el derecho de criar a sus hijos y encaminarlos en su moral, en su conciencia, de acuerdo a su conciencia y a sus creencias. ¡Ese es el derecho de los padres y no del estado! El estado tiene la obligación de defender mis derechos y no imponerme enseñanzas que yo deploro. Yo no estoy para someterme al estado; éste está para defender mis derechos. ¡Yo tengo derecho de conciencia y el estado no me lo va a robar! Yo tengo derechos de libertad religiosa y de expresión. ¡El estado no me puede obligar! Es menester obedecer a Dios antes que a los hombres. ¡Defiende tus derechos! ¡Dios me asiste! ¡El Señor está conmigo! No me importa que me denuncien y me hagan juicio; yo prefiero estar bien con Dios y no con los hombres.

¡El mundo se está poniendo pesado! Me enteré de un homosexual que se le metió al auto a un pastor y le pidió dinero; el pastor se negó y el homosexual lo denunció alegando que el pastor le había pedido servicios sexuales y no le pagó. Se viene un sacudón y quien no esté firme va a caer. La gente comenzó a irse de la iglesia porque creyeron a la versión que dijo el homosexual acerca del pastor. Cuando me denunciaron por lo que dije en un programa de televisión, mucha gente se fue de la iglesia y muchos chicos se fueron de los hogares Beraca. El que esté débil va a caer. ¡Que Dios me dé fuerzas, pero yo no pienso retroceder!

CONCLUSIÓN

Tienes que pedirle perdón a Dios si es que no tienes la costumbre de ser agradecido o agradecida y no le das la gloria. Abre tu boca, agradécele y glorifícalo. Dile: “Señor, ayúdame en esta hora. No quiero tener un corazón entenebrecido ni mis pensamientos en tinieblas. No quiero tener razonamientos vanos. Líbrame en esta hora y perdóname, Señor. Yo a partir de hoy voy a ser agradecido contigo y te voy a dar toda la gloria y toda la alabanza”.

Si has cometido prácticas sexuales indebidas, contra naturaleza, y si has obligado a tu novia o esposa a tener relaciones sexuales contra naturaleza pídele perdón al Señor. Si eres mujer, pídele perdón a Dios por haber accedido a esas prácticas. Aunque tu esposo sea la cabeza del hogar y tú debas obedecerlo porque es la autoridad de Dios, yo te digo que el Señor no te obliga a obedecer al pecado. No obedezcas a tu esposo cuando te obligue a cometer actos indebidos, obedece a Dios. ¡El Señor te limpia y te libra en esta hora!

Los hombres, por causa de haber obligado a las mujeres a tener relaciones sexuales contra naturaleza o ilícitas han tenido que pagar abortos; hay mujeres que tomaron las pastillas del día después o han ido a practicarse un aborto. Pídele perdón a Dios y dile que limpie tu pecado con la sangre poderosa de Jesús. Dios hoy te hace libre de las ataduras de las inmundicias y de las pasiones vergonzosas. Tú has deshonrado tu cuerpo, pero el Señor hoy te limpia. Tus pecados son enterrados en lo profundo del mar. “No me acordaré de ellos. No te acusaré. Te bendeciré”, te dice el Señor. Yo proclamo ahora que huyen de tu vida los espíritus de lascivia y de adulterio, de homosexualismo y lesbianismo; huye el espíritu de pornografía de tu vida, en el nombre de Jesús. ¡Huyen los poderes del infierno! En el nombre bendito de Jesús, amén.

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PERSEVERANCIA: VIRTUD DIVINA

INTRODUCCIÓN

El amor de Dios tiene un elemento que es la compasión y ésta es el motor del amor de Dios, que lleva a una persona a padecer por causa de la necesidad de otros. Pasión significa padecer y compasión es padecer juntamente con otro; es decir que, si alguien tiene tristeza, yo me entristezco como esa persona. Padezco juntamente con ella. Me duele lo que está viviendo el otro como si a mí me estuviera sucediendo lo mismo que a esa persona. Eso mueve mi corazón y mis decisiones, direccionándome hacia la necesidad del otro. ¡Para Dios la compasión es extremadamente importante! La compasión hace que te enfoques en el quebranto y en la necesidad de las personas de tal manera que te lleva a dejar de lado tu propia necesidad.

Tal vez alguno diga: “¿Y yo qué? ¿Y mi problema?” ¡Dios está contigo! Su mandamiento es: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No es, te amarás a ti mismo. A mí me alcanza con el amor de Dios y me alcanza con saber que si amo al prójimo, el amor de Dios obrará en mi favor y el Señor suplirá todas mis necesidades y mientras yo cuido de otros, Él cuida de mí. Si yo tengo compasión por otros, Dios tiene compasión de mí, y si yo socorro a otros, Él me socorre a mí.

El mundo se rige por el egoísmo, el hedonismo y el egocentrismo; y el evangelio viene a combatir esos conceptos y viene a instaurar el amor de Dios que mira la necesidad del otro y me acerca al prójimo. La compasión es entonces un aspecto especial del amor de Dios que me lleva a actuar en favor del necesitado. La película: “La Pasión de Cristo” significa “el padecimiento de Cristo”, y su padecimiento no fue por Él mismo sino por la humanidad. La compasión enfoca la dirección de mis pensamientos y de mi accionar. Si yo me centro por ejemplo en las ganas que tengo de comer y me choco con alguien que tiene hambre, pierdo de vista la necesidad de esa persona porque estoy enfocado en que quiero ir a comer. Y si me siento cansado o no tengo tiempo porque ando afanado, no puedo ver la necesidad de otros. Mis sentimientos me direccionan, pero si hay compasión en mi corazón, mis ojos y mis sentimientos se enfocan en ayudar a los que me rodean. La Biblia señala que es más bienaventurado dar que recibir. ¡Son dichosos los que dan! ¡Son bendecidos! Y no sólo me refiero al dinero, al abrigo o a los alimentos; se trata de dar lo que haga falta, como un consejo, como ofrendar mi tiempo. O sea que dejo de lado el tiempo que tengo para mí y lo dedico a ayudar a otra persona como por ejemplo mandándole un mensaje. ¡Todo eso es dar!

LA COMPASIÓN TE GUÍA A LA VOLUNTAD DE DIOS

Más bienaventurado es dar que recibir, y bienaventurado significa dichoso. Significa: son más felices los que dan que los que reciben. Pareciera ser que los que reciben se ponen contentos por un momento, pero quienes reciben más gozo y satisfacción son los que dan. Esto es una verdad bíblica que si no las has experimentado debes hacerlo. ¡No te pierdas el beneficio de dar! Experimentarás gozo al dar.

Yo estoy feliz por los veintiséis años que llevo en Uruguay predicando el evangelio y no es que la gente me ha pagado bien. Yo sé lo que es sentirse extranjero en una tierra que no es tuya. A los uruguayos les provoca rechazo y fastidio los argentinos. En Uruguay se sienten orgullosos de lo humildes que son. En general, en este país se trata muy bien a los extranjeros, pero no tanto a los argentinos. ¡Yo lo he vivido en carne propia! La prensa, los políticos y un montón de gente me han tratado con un cariño extraordinario. Algunos decían: “¿Y qué tiene que decir este argentino acá? ¡Que se vaya a su país!” Pero Dios me mandó a Uruguay y me plantó aquí; el Señor me hizo adoptar a Uruguay y amo a los uruguayos. Oro por este país y creo que he derramado más lágrimas por esta nación que los propios uruguayos. Llegué con una mano atrás y otra adelante, mas Dios me ha bendecido y así como declaró José, el Señor me ha prosperado en la tierra de mi aflicción. En mi país nunca fui acusado como lo han hecho en Uruguay con toda clase de difamaciones. ¡Hasta de traficante de menores me acusaron! Ahora me dicen homófobo, retrógrada, que promuevo el odio, etc. Y no es por eso que estoy amargado sino que estoy dichoso por Cristo, porque todo lo que hice en los veintiséis años, fue dar. A veces me siento cansado, agotado, predico a veces tres cultos en un día y me encuentro con gente que necesita hablar conmigo, entonces los atiendo y me voy a mi casa muy tarde en la noche…

Una joven venía todos los domingos, me abrazaba y me decía que yo era su papá, pero le dije en una oportunidad que el chico que le gustaba no le servía y no la he visto más. ¡Se terminó el amor hacia mí como papá! A veces los consejos molestan. A veces uno no quisiera ser pastor, no quisiera darles consejos a determinadas personas, pero Dios nos puso para eso. ¿Cuál es el resultado de todo esto? ¡Soy un hombre feliz! Bienaventurado o dichoso es aquel que da. Hay gente que da, pero no está bien enfocada; da, pero lo que lo motiva no está guiado por la misericordia ni por la compasión. Solamente aquellas cosas que hacemos direccionados por la compasión están dentro de la voluntad de Dios. Nosotros damos muchas cosas, pero movidos por motivos egoístas del corazón. Haití recibe mucha ayuda de personas extranjeras que hacen donaciones tal vez por motivo de conciencia, pero estas personas dan sin sabiduría. Digamos que la compasión lleva a la persona a dar con sabiduría y con justicia. Porque a veces cuando damos, pero no somos guiados por la compasión, perjudicamos más de lo que bendecimos.

En Haití se ha desarrollado la “cultura del mangueo”. Las personas que van a allí y dan, se van felices por su conciencia, pero no son conscientes de que han ido generando esa cultura del mangueo en los haitianos ya que éstos esperan siempre que llegue alguien con billetes verdes. Cuando construimos el hogar de niños de Haití, con capacidad para albergar a cien niños, estábamos felices porque quedó hermoso y soñábamos con verlo lleno de niños que habían quedado huérfanos. Mientras íbamos construyendo el hogar de Beraca, fuimos a conocer otros hogares; y en Haití muchas personas se preparan para pedir.

Conocimos una mujer que albergaba en su casa unos cuantos niños y ella tenía una carpeta muy sucia y maltratada con papeles de inscripción muy mal hechos. Ella, mostrándonos la carpeta, nos dijo que necesitaba dos mil dólares mensuales para poder llevarlo adelante. Esta mujer pedía y pedía plata y a mí me molestaba por lo que le dije que nosotros estábamos en plena edificación de un hogar y nos estábamos gastando el dinero que teníamos en la construcción; le recalqué que nuestra intención no era solventar otros hogares pero que iríamos a visitar su casa y si Dios nos demandaba, con gusto la ayudaríamos. Y fuimos a conocer el lugar, muy pequeño, muy precario, había mucha mugre y los niños estaban sucios y llenos de moco. No era un ambiente lindo sino más bien triste y los niños no eran felices allí, pero a esa mujer le servía porque la mentalidad de ella es que si los niños están sucios y mal vestidos, que si el piso es de tierra y faltan provisiones, entonces genera lástima en la gente y ésta terminaría ayudándola. En Haití les conviene mostrar miseria ya que si la gente ve que las cosas están relativamente bien, entonces no les van a dar. Yo le ofrecí que se fuera a nuestro hogar con los niños y armaríamos un equipo, pero se negó. Las chicas que fueron a visitar el hogar conmigo les preguntaron a los niños si habían comido y ellos les dijeron que hacía días que no comían, en realidad no sabíamos si era cierto o es que le habían enseñado a decir que no comían para dar lástima. La mujer no quiso irse con nosotros alegando que Dios le ha revelado que ella tenía que estar allí y que yo debía tener misericordia y ayudarla. Entonces le increpé: “¿El Dios que te dio la visión no te dio la provisión? ¿Fue Dios quien te mandó a tener a estos niños sin comer por días? ¿Dios te manda a tenerlos mugrientos y lleno de mocos?” Están esperando recibir pero no tienen un corazón acorde al de Dios; esperan recibir pero no tienen intenciones de mejorar la casa o de alimentar mejor a los niños. Cuando damos, queda claro que debemos tener dirección y esa dirección la da la compasión. La compasión te lleva a invertir en otros con sabiduría. ¡Dios necesita gente compasiva!

No son tantos los que dan, y no me refiero sólo al dinero sino a aquellos que dan su vida y lo que sea necesario en beneficio de otros. Analizaremos la vida de Jesús; en Mateo 9:36 leemos: “Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor”. En varios lugares encontraremos a Jesús rodeado de multitudes. ¿Qué ve Jesús en la multitud? Posiblemente si nosotros vemos una multitud, sólo nos sentiremos curiosos de ver qué están haciendo, pero no pasa de ahí. Mas Jesús al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas porque estaban desamparadas. El Señor vio que estaban desamparadas y dispersas; Él veía a las multitudes como ovejas abandonadas que no tenían quien las guíe, entonces se compadecía de ellas. Después de un día de trabajo arduo, Jesús hubiera dicho a sus discípulos para ir a Mac Donald a comer porque tenía hambre y después se irían a descansar porque había que seguir trabajando al otro día.

LA COMPASIÓN TE ENFOCA Y TE DIRECCIONA

Si no hay compasión en nuestro corazón aparece alguna otra prioridad. Pero si hay compasión, ésta te va a enfocar en las necesidades que Dios te quiere mostrar y tienen que ver con sus prioridades y no con las tuyas. Cuando no hay compasión, te enfocas en tu hambre, tu cansancio, tu trabajo o estudio, etc. Pero si hay compasión entonces me enfoco en las personas y en sus problemas; yo no puedo pasar de largo cuando veo la cara de una persona que está quebrantada. Si la compasión está en mí, me detengo para hablar con esa persona. No pondremos como excusa que tenemos mucho para hacer aunque todos tenemos mucho que hacer.

Para enfocarnos en algo tenemos que dejar de lado alguna cosa; seguramente quitaremos tiempo al descanso, a la comida, a la televisión, etc. A alguna cosa le robaremos tiempo a la hora de enfocarnos en los demás. La compasión es la que te hace enfocarte en aquello que Dios quiere. ¿Tú quieres conocer la voluntad de Dios? Yo te digo que los que tienen compasión conocen la voluntad de Dios. ¡Ya no ores que Dios te muestre su voluntad! Tu oración debe ser que el Señor te llene de amor y de compasión por los demás porque si hay amor, ese amor no te dejara estar ocioso y sin fruto, y lo que hagas será de bendición. Es más, dejará de ser una carga lo que estás haciendo; si a ti te toca hacer la comida y no hay amor, cocinar se transforma en una carga muy pesada.

Hoy en día se les dice a las mujeres que no hay que ser esposa ni madre porque eso es una tiranía, entonces son esclavas y viven oprimidas por el macho en una sociedad opresora y patriarcal, y critican a la iglesia que promueve el matrimonio y la familia. Yo conozco mujeres que son una bendición como esposas y me quito el sombrero al ver la clase de madres que son. Yo me deleito en ver a mis hijas cómo dedican tiempo y amor en criar a sus hijos, cómo juegan con ellos y esos niños son felices. Para ellas no es una esclavitud ser esposas y madres. A las mujeres les enseñan que si tienen hijos no tendrán futuro, vivirán oprimidas toda la vida, atadas a las obligaciones que les imponen los hombres. Les enseñan a tener aversión por los hombres. Mira que hay mujeres que son peores que muchos hombres, luchan por que la mujer sea igual al hombre; nada de sexo, sí igualdad. En un artículo que leí, alguna feminista señala que la erección del miembro masculino es una agresión contra la mujer. En otra publicación, un transexual de cincuenta y dos años de edad, pasa a la transedad. Antes de transformarse en mujer, se llamaba Pablo y estaba casado. A los 46 años de edad, abandonó a su esposa y sus siete hijos para vivir lo que considera su vida «verdadera». En una entrevista detalla su lucha por convertirse primero en una mujer y, después, en una niña de seis años de edad que habita en un cuerpo de un hombre de más de 50 años. Se viste como una niña y habla como una niña y es un hombre grande y corpulento. ¡Es terrible lo que está sucediendo en el mundo!

Jesús al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas porque estaban desamparadas. ¡La gente está desorientada! ¡Dios tiene compasión por las personas! Leemos en Mateo 14:14: “Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos”. A Jesús le vino un deseo ferviente de ayudar a los que estaban enfermos; el Señor no vio otra cosa más que gente enferma en esa multitud. Reitero, la compasión te enfoca en las necesidades de las personas. Mateo 15:32 dice así: “Y Jesús, llamando a sus discípulos, dijo: Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino”. Justamente, lo que la gente estaba necesitando, es lo que Jesús estaba percibiendo. En momentos era el hambre, en otro, las enfermedades, o los veía desorientados como ovejas que no tenían pastor. Y ahí estaba Jesús sintiendo compasión, orientado en la dirección de la voluntad de Dios.

Cuando Jesús estaba en la tierra se compadecía de la gente y hasta se olvidaba de sus propias necesidades. Juan capítulo 4 relata que el Señor se dirigía a Galilea y le era necesario pasar por Samaria; cansado del camino, se sentó junto al pozo mientras los discípulos iban por comida; allí se encontró con una mujer samaritana y le dijo: “Dame de beber… La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana?… Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás… Ve, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad”.

Quiero mostrarte con esto, cómo Jesús se enfoca en la necesidad de las personas. Estoy en condiciones de asegurarte, después de haber ayudado a muchas mujeres y decirte que cualquier mujer que haya tenido varios maridos se siente fracasada y vacía. Los judíos no pasaban por Samaria porque era abominable, mas la Biblia señala que a Jesús le era necesario pasar por allí. “En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella?… Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come. Él les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis. Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer? Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra”.

¡El hambre te puede enfocar en tu necesidad de comer, pero la compasión te enfoca en la necesidad de la persona que está a tu lado! La compasión te hace poner tus derechos a un lado para atender las necesidades de otros. ¿Quieres conocer la voluntad de Dios? La voluntad de Dios se conoce cuando su compasión y su amor se mueven en mí. Dios no quiere que esto te quede sólo como una enseñanza sino que seas lleno hoy de su compasión y mires por las necesidades de tu prójimo. ¡La compasión te desenfoca de tus propias necesidades!

Estaba Jesús en Getsemaní orando y sudando gotas de sangre porque no quería ir a la cruz, y si el Padre le presentaba otra posibilidad no tendría que sufrir. “Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú” (Marcos 14:36). Jesús podía haber huido de allí, sin embargo, estaba delante del Padre diciéndole: “Que sea tu voluntad y no la mía”. Y se quedó allí porque era la voluntad del Padre y sabía que debía morir en la cruz del calvario para cambiar su vida por la nuestra. Cuando llegó la pascua en que Jesús sería crucificado, y Él sabía que iba a ser azotado, clavado y crucificado en esa pascua, dice la Biblia que afirmó su rostro para ir a Jerusalén (Lucas 9:51). Los que lo rodeaban sabían que algo le iba a suceder allí y ninguno quería que fuera, y dice Mateo 16:22: “Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca”. Jesús estaba acostumbrado a compadecerse de la gente y cuando Pedro le dice eso, Jesús lo mira a los ojos y le dice: “¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres”. ¡Su compasión por mí y por ti lo hizo ir a Jerusalén! La compasión por la gente que era la voluntad de Dios, lo hizo ir a Jerusalén aun sabiendo que iba a padecer. Jesús no estaba para compadecerse de sí mismo; Él tenía gozo de saber que su padecimiento tenía un gran fruto y era nuestra salvación. ¿De qué me libró Jesús? ¡No tengo ni idea de qué me habrá librado! Según la prensa yo soy un sinvergüenza y reconozco que tengo cara de sinvergüenza, pero Cristo perdonó mis pecados y cambió mi corazón y aunque tengo cara de sinvergüenza, soy siervo del Dios Altísimo.

Si Jesús hubiera tenido compasión de sí mismo, hubiera seguido el deseo maquiavélico de satanás. Mas el Señor le dijo a Pedro: “¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres”.

LA COMPASIÓN NO ELIGE LA CONVENIENCIA

Te voy a decir algo muy importante y es que tu conveniencia no es la voluntad de Dios. Muchas veces resolvemos cosas razonando qué es lo más conveniente o qué es lo que no conviene; pero lo que es conveniente para nosotros no es necesariamente la voluntad de Dios y nuestra conveniencia se levanta contra los designios de Dios. La compasión no elige la conveniencia; la compasión elige la voluntad de Dios. Posiblemente, para Jesús la conveniencia era no ir a Jerusalén, o haberse escapado de Getsemaní para guardar su vida. Cuando haces lo más conveniente y lamentablemente se ha instalado en el mundo, y desgraciadamente también en el mundo de la política, la teoría de la conveniencia, ya no importa lo que está bien o está mal, lo importante es lo conveniente. De acuerdo a la conveniencia se elige, sin importar la verdad y sin importar lo que está bien o mal. ¡Lamentable pero es así!

Y los cristianos no estamos exentos de eso porque siempre elegimos la conveniencia; tenemos que estudiar, trabajar, estamos cansados y hambrientos, etc. Y al final no hay lugar para la compasión. Dios quiere hacer una obra nueva en tu corazón. Si tu corazón no se enfoca en lo que Dios quiere no estás demostrando que eres un siervo de Dios ni que para ti lo más importante es el reino de Dios y su justicia. Estás demostrando que para ti no es importante la voluntad de Dios.

El apóstol Pablo había hecho muchas campañas de evangelismo y fundó una gran cantidad de iglesias en toda Asia, en todo el mundo de oriente conocido en aquel entonces. Había llegado a muchos lados. Y habiendo terminado sus giras de predicación del evangelio decide ir a Jerusalén, entonces dijo: “Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer; salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones. Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios” (Hechos 20:22 al 24).

Ojalá quedaras ligado y ligada al Espíritu hoy, y marches a donde Dios te guie. Dice Hechos 21: 8 al 14: “Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; y entrando en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, posamos con él. Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban. Y permaneciendo nosotros allí algunos días, descendió de Judea un profeta llamado Agabo, quien, viniendo a vernos, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles. Al oír esto, le rogamos nosotros y los de aquel lugar, que no subiese a Jerusalén. Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? Porque yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, más aún a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús. Y como no le pudimos persuadir, desistimos, diciendo: Hágase la voluntad del Señor”.

Pablo conocía la voluntad de Dios y a pesar de las profecías que eran ciertas, decidió no tener compasión de sí mismo sino de la gente. El plan de Dios era que Pablo les predicara el evangelio a los gobernantes de Jerusalén, de Cesarea de Filipo y a los de Roma. No es lo mismo lo que razona tu intelecto que lo que Dios razona. La dirección de Dios no es la misma que tu intelecto ya que éste te guía hacia tu conveniencia, pero la compasión de Dios siempre te va a guiar en otra dirección. Por eso Jesús dijo: “El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo”. Una cosa es que te guie tu conveniencia y otra muy distinta es que te guie la compasión de Jesús. La compasión de Dios no te dejará mirar hacia otro lado cuando hay una persona necesitada, algo harás por ella. Si es necesario sacrificarás tu vida por los demás y no serás una persona desgraciada porque más bienaventurada cosa es dar que recibir declara la palabra de Dios. ¡Serás feliz! Dios suplirá todo lo que te falta y verás las maravillas del Señor.

CONCLUSIÓN

Cuando es Dios quien guía también provee; y provee una paz que sobrepasa todo entendimiento y el gozo del Señor, que no es el gozo de haber recibido dinero o de encontrar empleo, sino como decía Nehemías, el gozo del Señor es mi fortaleza (Nehemías 8:10). ¡Dios hoy te ha hablado! Él quiere irrumpir en tu vida y no lo hará sin tu consentimiento porque el Señor te dio libre albedrío, pero Él te ha hablado y está golpeando a la puerta de tu corazón, déjalo que ponga su amor y su compasión y así obrarás conforme a su dirección. Muchos chicos de los hogares de Beraca se molestan porque los mandan a preparar la comida y no pueden hacer otra cosa que quieren; si la compasión de Dios está en ti, a la hora de preparar los alimentos será un poema y los que coman tu comida se deleitarán. Lo que te toque hacer, lo que Dios te mande a hacer será un gozo. Si el Señor te da diez hijos serás la mujer más feliz y esto va en contra de lo que dice el mundo, como que tener hijos es una desgracia. Así que yo les digo a las mujeres que tengan hijos; sean madres de muchos hijos y disfrútenlos. Sean esposas y deleiten a sus esposos y no crean que son esclavas porque Dios las declara benditas. ¡Son benditas las mujeres que hacen la obra de Dios! Tener hijos no es una esclavitud, pero abortarlos es un crimen. No te sentirás oprimido u oprimida porque Dios te dará una libertad que nada tiene que ver con tus razonamientos. Dijo Jesús: “Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”. La verdad es la voluntad de Dios.

El Señor quiere romper las ataduras del egoísmo, del hedonismo y la autosatisfacción en ti. ¡Dios va a darte placer! ¡El Señor va a sustentarte y te dará gozo! Tú encárgate de hacer por otros lo que Dios quiere que hagas. Dios llenará tu corazón de compasión y lo que te mueva a partir de hoy ya no serán los motivos egoístas de tu corazón, sino que sentirás compasión por tu prójimo y serás guiado por el amor de Dios a bendecir a los demás. Que no pase desapercibido este mensaje en tu vida, pídele al Señor que ponga en ti su corazón para compadecerte como Él se compadeció. La compasión es de Dios y la quiere derramar sobre tu vida hoy, recíbela en el nombre de Jesús, amén.

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PERSEVERANCIA: VIRTUD DIVINA

INTRODUCCIÓN

Leemos en Mateo 11:29: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”. Históricamente, el yugo, es un instrumento para unir a dos bueyes o mulas en una yunta, formado por una pieza alargada de madera con dos arcos que se ajustan a la cabeza o el cuello de los animales y que, sujeta a la lanza de un carro o el timón de un arado, permite que tiren de ellos. Es un peso que los obliga a trabajar, o una especie de opresión que tienen encima. El yugo impide que un buey vaya más adelante del otro ya que si uno tira de más se hiere y hiere al que queda atrás, por lo que el que quedó rezagado, trata de adelantarse para que no duela y el que se adelantó retrocede. Cuando terminan de arar, les quitan el yugo a los bueyes, por lo que éstos sienten una liberación. Jesús nos dice en Mateo 11 que debemos llevar su yugo; en otras palabras, trata de decirnos que no llevemos nuestro yugo porque es pesado, en cambio su yugo es liviano y fácil de llevar.

EL YUGO DE TU ALMA SE REFLEJA EN TU ROSTRO

La palabra alma, tiene que ver con la parte de nuestro ser que identifica nuestra persona; digamos que una persona tiene un alma única e irrepetible. Ninguna es igual a otra. Cada alma ha sido concebida por Dios con ciertas características que le dan una individualidad. Según la psicología, el alma es la sede de nuestro yo o de nuestra persona. Entonces, cada ser humano tiene un alma única, con características especiales, irrepetible e indivisible y que nos identifica por quienes somos. Aparte, tenemos el cuerpo y el espíritu, pero hoy te hablaré acerca del alma, que es la sede del intelecto, de la mente o pensamientos, de la voluntad y de las emociones. Cuando en el alma hay pensamientos turbios, esos pensamientos arrastran a la persona a tomar decisiones o a vivir de determinada manera, que la vida se le transforma en una carga. Si los pensamientos son míos o de mis parientes y amigos, entonces se pierde la visión de Dios para nuestra vida y la persona comienza a tener problemas, porque los pensamientos nos llevan a tomar decisiones. Nosotros no hacemos necesariamente lo que Dios dice o quiere; hacemos de acuerdo a lo que nos motiven los pensamientos. Nuestra alma se transforma en una carga para nosotros, no solo cuando están mal los pensamientos sino cuando falla la voluntad porque podemos tener buenos pensamientos, pero la voluntad está quebrada, por ejemplo, por causa de muchas frustraciones. La frustración que viene con los fracasos te lleva a carecer de voluntad para hacer lo que sabes que tienes que hacer. Por más que tengas pensamientos correctos, si no tienes voluntad, te quedas acostado.

Por otro lado, están las emociones, que son los sentimientos. ¿Qué sucede a lo largo de nuestra vida? Se van metiendo dentro de nosotros ciertos sentimientos inyectados por el infierno, conforme a las circunstancias que vivimos. Entonces tenemos sentimientos de odio o resentimiento que nos llevan a tener pensamientos de venganza, por ejemplo. Hay sentimientos que no nos dejan dormir porque sentimos un odio profundo o porque han ocurrido cosas que nos provocan tristeza. Cuando nos han fallado, por ejemplo, entra en nosotros la amargura. Todos esos sentimientos, esos pensamientos y la voluntad quebrantada, transforma nuestra vida en una carga muy pesada. Cuando yo estoy predicando puedo ver la cara de las personas. ¿Qué es lo que veo? Que las cosas que tienen adentro de su alma, se exteriorizan y se reflejan en su rostro. ¡Si hay tristeza u odio se exterioriza! Todos los sentimientos y pensamientos te dibujan la cara y son el fruto de las insinuaciones del infierno. Las mujeres, para que no se les note que están mal, se maquillan. No se trata de que los hombres y las mujeres sean feos, sino que se refleja en la cara, los sentimientos negativos que manifiestan. ¡Eso es un yugo que no debemos llevar!

Normalmente, esos sentimientos y pensamientos que traen frustración a la voluntad, todo ese veneno demoníaco que se mete en la vida de las personas, se originan en eventos que han ocurrido en el pasado. Hay mujeres que después de años que se murió el marido, aún no pueden superarlo. Van al cementerio según ellas a visitarlo, pero sólo se están metiendo en un lugar donde operan espíritus de necromancia, que son espíritus de muertos. Y cuando están delante de la tumba sienten un alivio momentáneo, pero se van de allí y la tristeza y la depresión les gana terreno. ¿Qué es el yugo en este caso? Es que a la mujer la sujeta una soga con la que arrastra toda su vida un muerto. Lo mismo sucede cuando se muere un hijo, así que llevan muertos a cuestas, y la vida se les hace pesada. Una mujer que perdió un hijo dejó de atender a los otros cuatro hijos que le quedaron. La depresión la llevó a un estado en el que no tenía ánimo ni fuerzas para atender a su familia. El hijo más chico se le acercó y le dijo: “¡Mamá, tenes cuatro hijos más!”

EN EL YUGO DE DIOS ESTÁ TU DESCANSO

¿Qué logran los pensamientos, las emociones y la voluntad quebrada? Desvían tu atención de la visión que Dios te quiere dar; te nublan el entendimiento. Entonces desconoces la voluntad de Dios porque te extravías del Señor. Dijo Jesús: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). No se trata de tomarse unas vacaciones ni de dormir un poco más; se trata de que si dejas que Jesús te de descanso o no. Si Jesús no te da descanso no hay sueño que pueda hacerte tener ese estado de ánimo óptimo que necesitas para llevar la vida. Si tu alma no tiene paz, si no tiene descanso, por más que duermas toda la noche, al otro día te levantas como te acostaste, pesado, con dolor en los huesos o con ganas de volverte a acostar. Hay gente que se toma vacaciones para darle alivio al alma, pero te voy a decir una verdad; el cuerpo descansa más cuando el alma está en reposo o en paz, y esto no tiene que ver con dormir ni con irse de vacaciones. Cuando el alma está en paz, el cuerpo descansa bien. Ahora, cuando el cuerpo descansa bien no significa que haga descansar al alma porque el hecho de estar acostado no te quita las angustias, las tristezas, el rencor, no te quita los deseos de venganza ni la amargura. O sea que dormir más no te quita los malos pensamientos y sentimientos. El verdadero descanso proviene de nuestro trato y relación con Dios.

David declaraba: “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado” (Salmo 4:8). Cuando el ama está en paz y confiada, el sueño es reparador, de otro modo no lo está. Hay personas a quienes el alma les trabaja hasta cuando están dormidos; duermes, pero tu alma sigue con bronca por algo que te hicieron. No hay paz ni descanso, y así el cuerpo comienza a deteriorarse; los malos estados de ánimo que son gestados por sentimientos desencontrados, generan enfermedades en los huesos, en las articulaciones, en la sangre, en el sistema digestivo, etc. Y ese es el yugo que el diablo nos ha puesto, entonces caminamos con los hombros caídos y con la cara larga. La forma de caminar de la gente muestra el estado de ánimo que tienen. Ahora, cuando el alma está bien, uno tiene paz, y esto no lo ponen los demonios, sino que te lo da Dios. Jesús sabía que lo iban a azotar, que lo iban a escupir, que le pondrían una corona de espinas y lo crucificarían, pero les dice a sus discípulos: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27). Cuando tienes la paz del Señor no significa que no tendrás problemas, sino que estás blindado y ningún dardo envenenado podrá afectarte porque esa paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, guardará tu corazón y tus pensamientos en Cristo Jesús.

Como cristianos debemos aprender que a pesar de las circunstancias complicadas y difíciles Dios nos ha hecho más que vencedores por medio de Aquel que nos amó. ¡Somos más que vencedores! El problema no es el problema porque no hay ningún problema que sea tan grande que pueda derrotar a un cristiano que ha recibido el poder, la paz y la gracia de Dios. Si el problema no es el problema, ¿dónde está el problema? Si por causa de la dificultad que estoy atravesando le abro la puerta al temor, entonces el problema soy yo porque carezco de fe y de confianza. ¡Si le abro la puerta a la amargura, yo tengo el problema! El problema nunca está afuera de uno sino adentro. Por eso Dios trata con cada uno de nosotros en forma individual. El salmista confesaba: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo”. Él resistía el temor y lo echaba fuera de su vida; no lo dejaba entrar aunque pasara por el valle de sombra de muerte porque sabía que Dios estaba con él, entonces no había motivos para temer.

EN EL YUGO DE DIOS ESTÁ TU VICTORIA

Cuando el alma está en paz todos los problemas son solucionables; cada uno de los problemas son sólo circunstancias temporales, vienen y se van, pero yo soy eterno porque Dios me dio eternidad. ¡Yo pasaré más allá de esas circunstancias! Hoy se tienen que pudrir los yugos sobre tu vida por causa de la unción de Dios y tienes que aceptar el yugo que Jesús te está ofreciendo. El Señor te dice: “Mi yugo es fácil y ligera es mi carga”. Si tienes el yugo de Cristo podrás enfrentar un león y no temerás porque sabes que Dios hará algo por ti. Si te asaltan no te harás drama porque tienes el yugo del Señor. Quien tiene la paz de Dios tiene al Señor caminando con él y esa persona es plenamente consciente de que es así. Cuando uno tiene tal certeza y esa esperanza que sólo Dios puede dar, cuando uno tiene el amor, y el amor es una parte del yugo de Jesús, te hacen daño, pero como tienes amor, entonces perdonas. Y en lugar de angustiarte la vida por lo que te dijeron o hicieron, prefieres amar a quien te hizo daño y oras por esa persona que te ofendió. El amor también te blinda y no deja que entre a tu vida la amargura; más bien te llenas de un anhelo de intercesión por quien te hizo daño. Las dos partes más importantes del yugo de Jesús son el amor y la paz. Nadie logrará envenenar tu vida porque estás blindado con el amor y la paz de Dios.

No sólo tienes que saber esto y metértelo en tu cabeza, sino que Dios quiere que lo recibas. Jesús dijo: “Llevad mi yugo sobre vosotros…” No dijo que aprendas en tu mente acerca del yugo, sino que lo tomes y lo lleves. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros…porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. ¡Su yugo vale la pena ser llevado! Los que no llevan el yugo del Señor caminan por la vida con la espalda encorvada y la cara larga; cara de opresión, de angustia, de tristeza. No se trata de disimular; si estás llena de odio no va a alcanzar todo el maquillaje que te pongas para tapar ese sentimiento que se refleja en tu cara. Seguirás viéndote fea porque no tienes la paz de Dios en tu corazón. La belleza de la mujer sale de adentro, no se pinta por fuera. Y los hombres como no nos ponemos pintura somos más transparentes. Jesús te dice: “Deja a mis pies esos yugos que no te dejan descansar, que te hace pensar qué será de ti mañana, que no vas a llegar, que te dijeron toda la vida que eres inútil y nunca llegarás a nada; que eres un fracasado como tu abuelo y como tu padre. ¡Te han llenado la cabeza de basura y tú todavía vives con eso!” Andas por la vida con esa cara acorde a lo que te han dicho o te han hecho.

Mientras predicaba le vi la cara a una jovencita de dieciséis años de edad y le dije que quería hablar con ella; cuando se me acercó, se puso a llorar, suspiró hondo y me dijo que estaba embarazada. Ella nunca pudo contar con su papá y no se llevaba bien con su mamá, desde los seis años la crió su abuela. ¡Una historia muy triste! Como la de muchas jovencitas que a temprana edad comienzan a probar con hombres para ver si encuentran el afecto que no recibieron en su casa. Y la verdad es que se equivocan feo porque los hombres no están preparados para darles afecto sino para usarlas sexualmente. Un familiar de esta jovencita le dice que no aborte, pero hay una tía amorosa que le dice: “¿Qué vas a hacer de tu vida? Tienes que abortar al bebé. La iglesia está llena de viejas que tienen mentalidad retrógrada. Estamos viviendo otra época, si no abortas vas a vivir triste toda tu vida y serás una fracasada”. ¿Cómo no va a estar amargada la chica? ¿Qué se refleja en su rostro? La angustia, la indecisión, el fracaso y la frustración. Y así quiere verte el diablo. Pero si sobre ti está el amor y la paz de Dios, en tu rostro resplandece Dios. El Señor les había ordenado a los sacerdotes de Israel que bendijeran a su pueblo diciéndoles: “Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz” (Números 6:24 al 26). ¡Ese es el yugo de Dios! Aunque vivas frustraciones y tengas historias complicadas, cuando Dios alumbra, tu rostro no se ve igual. ¡Se ve el rostro de Dios en tu vida!

CONCLUSIÓN

Las personas dicen que la luna es hermosa, hasta le han hecho poemas. Cuántos poetas la miraron y quedaron deslumbrados y han hecho poemas acerca del amor a la luz de la luna. Pero la verdad es que la luna es fea. ¿Por qué se ve bonita? Por el reflejo del sol sobre ella. Así como el reflejo del sol hace ver hermosa la luna, las personas puedan ver reflejado a Dios en tu rostro.

Dile al Señor: “Alúmbrame Señor. Te necesito. Estoy lleno de recuerdos y situaciones que viví en el pasado que me maldicen”. Dios te dice que no mires para atrás. No traigas recuerdos de cosas malas que te han acontecido al presente, ni siquiera de las cosas buenas que has vivido. El Señor quiere enterrar tu pasado y que no te acuerdes más de él para que no te afecten esas situaciones horribles que has vivido. ¡Preséntale esas circunstancias a Dios!

Hace muchos años en una Navidad, comí lechón. ¡Qué lechón! Cada vez que me acuerdo, pienso en lo delicioso que estaba. Trato de respirar hondo para sentir el aroma del lechón que me comí en el año 1995 y de llenarme, pero mi estómago me dice: “No me vas a engañar”. Lo que necesito es comerme otro lechón porque no puedo vivir del recuerdo de ese que me comí en el año 1995. Del mismo modo ocurre con mi vida espiritual: ¡Necesito tener vivencias con Dios, hoy! ¿De qué te sirve haber tenido una gran vivencia con Dios si eso no te sacia el alma hoy? ¡Hoy tienes que recibir el yugo de Jesús! ¡Tienes que recibir hoy su paz! Tienes que permitirle al Señor que deshaga tu yugo. Dice la Biblia en Isaías 10:27: “Acontecerá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a causa de la unción”. Oro para que la unción de Dios descienda sobre tu vida ahora y se pudra todo yugo, en el nombre de Jesús. ¡Tendrás nuevas experiencias con Dios! El Señor está vivo y Él puede obrar en tu vida. Ninguna amargura puede contra Dios, nadie jamás logró amargarlo. Cuando lo maldecían, Él bendecía.

Dios no quiere que nadie se pierda, así dice la Biblia. Dios no se siente feliz al verte angustiado, en soledad; no le gusta cuando caes en depresión. Jamás te dirá: “¡Me gusta! Yo te lo dije”. El Señor te dice: “No quiero que me cuentes nada, sólo quiero que me entregues tu pasado. Tu pasado no sirve, deja que yo edifique junto contigo un futuro. Dame tu vida. Vives padeciendo lo que padece cualquier hijo de vecino porque no caminas conmigo, porque no me has dejado que yo te de mi yugo. Dame tu yugo y yo te daré el mío. Yo te haré más que vencedor en todas tus circunstancias”. ¡Ten fe y actúa en consecuencia! Tú dices que tienes fe y yo te digo que actúes de acuerdo a esa fe que tienes. La fe es la certeza de lo que se espera y lo que se espera está en el futuro, no en el pasado. No uses las experiencias del pasado para hacer una proyección de lo que te va a pasar en el futuro porque con Dios no tienes que especular acerca de éste, ya que si estás en sus manos tu futuro será de victoria le guste o no al diablo o a tus enemigos. ¡Dios te va a sacar adelante! ¡No tomarás nunca más como referencia algo que viviste para determinar cómo te irá más delante! No digas que sabes cómo son las cosas. ¡Tú no sabes! ¡Dios hace todas las cosas nuevas! El Señor hará resplandecer su rostro sobre ti y te dará paz.

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PERSEVERANCIA: VIRTUD DIVINA

INTRODUCCIÓN

Hay personas que son más secas que un ladrillo, las exprimes y no sacas nada. Hay creyentes que son una bendición, si lo exprimes sale bendición por todos lados, pero hay otros que son más secos que un ladrillo y por más que lo exprimas no le puedes sacar nada bueno. ¿Qué tienes tú de bueno para dar? Aunque si tienes algo bueno, no es tuyo sino de Dios. Lo que de Dios hay en ti, bendice al mundo, le da esperanza y paz; lo que de Dios hay en ti, motiva a las personas a alabar al Señor y a buscarlo.

Leemos en 1ª de Juan 3:10: “En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios”. ¡Lo que tú tienes se manifiesta! Los hijos de Dios se manifiestan, así como también los hijos de diablo. Si adentro tuyo hay odio, éste se manifiesta fácilmente apenas aparece alguna circunstancia para que ese odio se revele. Si estás triste se te nota en la cara, si estás feliz o tienes una terrible depresión se te ve en la cara. Y si estás lleno de Dios, si estás lleno de amor y de gozo, se manifiesta en tu vida. Juan declara: “En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios”. En el amor y en la justicia se evidencia que eres hijo de Dios; si se manifiesta en ti el amor y la justicia no cabe duda que eres un hijo de Dios porque éstos dan al mundo lo que hay dentro de sus corazones, o sea que las cosas que se manifiestan en ti, tienen la raíz en el amor y en la justicia. Se menciona el amor y la justicia aunque en realidad van juntos ya que toda obra que no proviene del amor es una obra injusta.

EL AMOR DE DIOS TE ENFOCA

¡Todas las obras de Dios provienen de su amor! El amor en el creyente enfoca las decisiones y el propósito del creyente; el amor en el creyente motiva sus decisiones, aún la persona que elije para compartir la vida. El amor le da dirección y sentido a la vida. Cualquier otra cosa que de dirección a tu vida es injusta y está fuera de Dios. Aclaramos que la ley de Dios, que determina justicia, es la ley del amor. Recordemos los diez mandamientos; los dos primeros tienen que ver con el amor y la obediencia a Dios, y la prioridad que hay que darle al Señor. Y los ocho mandamientos siguientes tienen relación con el prójimo; están todos ligados y conforman la ley de Dios. Los ocho mandamientos que hablan de nuestra relación con el prójimo tienen que ver con el amor hacia los demás. La justicia de Dios está determinada por la ley del amor; amor a Dios y amor al prójimo.

En Uruguay hay un montón de leyes, pero no podemos arreglar nada porque la ley sin amor no logra justicia. Si la ley está arraigada en el amor, produce frutos, si es sólo ley, no produce justicia. Si el creyente no manifiesta el amor y la justicia de Dios, o sea, no ama a su hermano, entonces no es de Dios. Si tú eres de Dios eres observable.

He hablado con una hermana que está terminando una carrera y tiene que presentar un trabajo final. Y en la universidad está en discusión el tema de la ideología de género en la docencia. Esta hermana se está por recibir de docente y muchos callan y opinan conforme a lo que lo profesores enseñan acerca de la ideología de género porque no quieren quedar mal y perder nota, tampoco quieren que se burlen de ellos. Esta joven me contaba que había profesores y compañeros que hablaban con cierta libertad contra el evangelio, contra la iglesia y hasta contra el pastor Márquez. Me dijo también que ellos hablaban de esa manera porque no sabían que ella era cristiana. Hace años que está estudiando en ese lugar, entonces le pregunté: “¿Y dónde está la luz?” ¿Está debajo del almud o de la cama? ¿Cómo van a creer en Cristo si ni se les habla del evangelio? ¿Cómo vas a defender la verdad? Lo que pasa es que yo quiero ese título para servir a Dios. Si no sirves a Dios ahora, tampoco lo harás después. Un hijo de Dios manifiesta la luz de Dios. ¡Es una injusticia ir contra las verdades de Dios que tienen que ver con el sexo y el matrimonio! ¡Es una injusticia que la ideología de género se enseñe con carácter de obligatorio! Y los creyentes nos callamos porque no queremos problemas. En tanto ellos celebran el orgullo gay, se desnudan en la vía pública; hacen de toda clase de cosas y nosotros nos maravillamos: “¡A dónde va a parar este mundo!”

Las obras de Dios son obras de amor. ¿Por qué cantan los pajaritos? Porque Dios nos ama. ¿Por qué son tan bonitos los animalitos? Porque Dios nos ama. ¿Por qué Dios creó los ríos, los mares y arroyos? Porque el Señor nos ama. Porque quería un lugar hermoso para nosotros. Como las madres que preparan el dormitorio para el bebé que está en camino. Lo pintan, lo arreglan, le ponen un cartel dándole la bienvenida, aunque el bebé no sabe nada de leer y escribir. Ella está preparando el ambiente con colores acordes por si es nene o nena. Así hizo Dios con el planeta Tierra. Creó todo y lo preparó: árboles, plantas, frutas, pájaros, peces. ¡Todo! Y entonces después vino el hombre y lo puso en un jardín que Dios mismo creó. Las obras de Dios son obras de amor. La cruz del calvario es una obra de amor, también lo es el perdón de pecados: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). ¡Cristo murió por nosotros! Hemos conocido el amor por el hecho de que Él dio su vida por nosotros.

EL AMOR DE DIOS CAMBIÓ A ALEJANDRO

En la iglesia hay muchos testimonios de personas que fueron alcanzadas por el amor de Dios y su gran misericordia. ¡Me deleita ver las maravillas del Señor! Alejandro llegó un día a los hogares Beraca; nadie daba nada por él, ni él daba nada por sí mismo. ¡Era una piltrafa humana! Treinta años de droga no te deja nada de amor, nada de fe o esperanza, no esperas nada más que la muerte. Junto con la droga incursionó en la delincuencia, anduvo con varias mujeres y de algunas tuvo hijos que no reconoció, a quienes no les dio padre ni familia. Pero tuve el privilegio de casarlo hace unos días. Antes de la ceremonia le pregunté cómo fue que había ingresado en los hogares de Beraca y me dijo: “Entré hecho trapo”. Sólo eso. ¡No servía para nada! ¿Quién podría esperar algo de él? Si lo exprimían era un ladrillo que no tenía nada para dar. Pero hay personas que decidieron dar su vida al servicio de otros dejando todo para vivir con gente como Alejandro y mostrarles lo valiosos que son y cuánto las ama Dios. ¡El amor de Dios lo manifiestan los hijos de Dios! El amor de Dios lo vemos en las ramitas de los árboles donde se posan los pajaritos a cantar, lo manifiestan los pajaritos cantando; el amor de Dios está en el aire que respiramos y que no nos falta, pero sobre todo, el amor de Dios lo manifiestan sus hijos. El amor es poderoso, señala la Biblia que el amor todo lo puede.

Cuando estábamos construyendo el templo en Monte Beraca, les pedí a los pastores que me mandaran tres o cuatro personas para ayudar en la obra. Y en los hogares, los pastores tienen gente de confianza que aprendieron a hacer las cosas con eficiencia y justamente a esos no me los mandaron. ¿A quién me mandaron? ¡A Alejandro! ¡No, Dios! decía yo. ¡No hacía una tarea bien hecha! Cuando le daba algo para hacer, él se iba a otro lado, entonces yo le preguntaba cómo le fue con lo que había encomendado y me decía que no lo terminó porque se puso a hacer otra cosa. No había manera de transar con Alejandro. Aunque tenía una virtud y es que no era atrevido y contestador, siempre fue muy respetuoso conmigo. De todas maneras, lograba agotarme la paciencia. Así que yo buscaba qué tarea darle que no terminara de sacarme de quicio, como juntar hojitas, qué se yo… En un momento, él les había comentado a otros que le dolía cómo yo lo trataba, y yo estaba abocado a hacer el templo. Pero en una oportunidad le di algo para hacer, que cambió mi perspectiva acerca de Alejandro. Le di una tarea que hizo muy mal, entonces le dije: “¡No te puedo dar nada para hacer porque lo haces mal! ¿Dónde tenes los ojos?” Y me responde: “Disculpe apóstol es que yo no veo bien. Yo veo un bulto y sé que es una carretilla entonces me acerco y la agarro”. ¡Dios mío! ¿Qué estábamos haciendo con este hombre? En el hogar le habían dicho que le mandarían a hacer los lentes, pero de esto había pasado un año y nada, entonces le dije que la iglesia se haría cargo de comprarle lentes. Él siempre se acercaba a mí, serio y a la defensiva, porque yo no podía confiarle una tarea ya que me hacía irritar mucho. Un día llego a Beraca y él me recibió con sus anteojos puestos y me dijo: “Le quiero agradecer por este gesto. ¡Ya veo todo bien!” Lo abracé y le dije que me alegraba mucho verlo bien. Desde ese entonces tuvimos una mejor relación, no obstante, Alejandro no tenía la ilusión de casarse y formar una familia. Y la que hoy es su esposa tampoco se ilusionaba con casarse ya que desde muy chiquita careció de afecto paterno. Ella buscaba quien la amara y eso la llevó a estar en brazos de muchos hombres de donde salió cada vez más destruida. Buscaba alguien que la amara, pero lo único que conseguía de las relaciones era quedar embarazada y tiene varios hijos de diferentes padres. Ella estaba desahuciada de la vida hasta que alguien la invitó a la iglesia donde la presencia de Dios se manifiesta y su amor se hace tangible. La recibieron con besos y abrazos, y el evangelio comenzó a hacer su obra su corazón, llenándola de amor y del consuelo de Dios. Los días de reunión en donde le tocaba colaborar a Alejandro, lo ponían siempre en la puerta para recibir a la gente y él muy atento les decía: “Bienvenido, pase, Dios le bendiga”.  Así que la mujer iba a entrar a la iglesia y en la puerta estaba Alejandro dándole la bienvenida, y desde ese día ella comenzó a mirarlo con otros ojos. Lo cierto es que la mujer llegó a una conclusión que es el fundamento de lo que yo hoy te estoy predicando. Ella lo observaba, oraba por él y Alejandro comenzó a ver que ella era linda y que lo saludaba amablemente entonces le daba gusto recibirla en la puerta, deseando que entrara muchas veces para volverla a ver. La mujer llegó a la conclusión de que Alejandro amaba a Dios y si amaba a Dios también la amaría a ella. Cuando Dios se hace presente en la vida del creyente la mente se ilumina, los sentimientos dejan de gobernar, la sabiduría se abre paso y el amor que está dentro del creyente produce cosas hermosas. ¡El amor direcciona a los creyentes! Cuando estás lleno de amor, el resultado de lo que haces es distinto a lo que harías si no tienes amor. Cuando el amor gobierna tu vida, ese amor ocupa tu mente y direcciona tu corazón.

Lo cierto es que Alejandro y la que hoy es su esposa se enamoraron y él nunca se imaginó a los cincuenta años tener una esposa tan linda. ¡Esto es fruto del amor! Alejandro conoció el amor en la iglesia.

EL AMOR DE DIOS TE SANA

La gente está muy herida, sufren de soledad, de depresión, de tristeza, de amargura y tantas otras enfermedades que te arrugan la cara y te estrujan el corazón. Padecimientos que te enferman el cuerpo. Por ejemplo, el odio y el resentimiento te alteran la presión sanguínea. ¡La gente está enferma! Las personas no pueden confiar en nadie. No se casan porque no confían en el matrimonio, prefieren juntarse porque ya están previendo que puede salir todo mal. ¡Mira qué fe! Y el remedio de Dios para todas las enfermedades es el amor; es el remedio para la soledad, la tristeza, el odio, la amargura, el fracaso, etc. ¡El amor es el remedio de Dios!

No se trata sólo de que te hable acerca de la importancia del amor sino que tengas amor y hoy Dios quiere derramar su amor sobre ti. Hoy tienes que ser lleno de la presencia de Dios lo que significa que serás lleno de amor en tu corazón. Esa presencia te sana y elimina todas las enfermedades con la salvedad de que lo que Dios ha puesto en ti es como un río que fluye para vida eterna. Lo que el Señor te da a ti sale de tu interior y salpica a otros. Dios te dice que te bendecirá y tú serás bendición. ¡No sólo tendrás para ti sino también para los que necesitan!

“Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros…Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte” (1ª Juan 3:11 y 14). No estamos viendo que quizás vamos a tener vida eterna ya que la fe produce en el creyente la certeza de que nosotros hemos pasado de muerte a vida y lo sabemos bien. ¿Por qué lo sabemos? Porque amamos a los hermanos. Cuando tienes amor como una fuente de agua que no puedes parar, puedes estar seguro y segura que has pasado de muerte a vida. Y no es un amor así nomás, es un amor desprendido. 1ª de Juan 3:16 nos dice: “En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos”. ¡El amor da la vida! “Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él” señala 1ª de Juan 3:15.

Nosotros creemos que amamos a todos, pero hay algunos que no soportamos y será mejor que no me los encuentre porque me veré en el compromiso de saludarlos. Alguien te hizo algo y es mejor no toparte con esa persona así que si va por la misma vereda que tú, te cruzas a la otra. Si no soportas a un hermano, no estás manifestando lo que deben manifestar los hijos de Dios. Es más, se cumple lo que dice 1ª de Juan, que aborreces a tu hermano. Suena muy fuerte el término aborrecer así que usaremos una frase más actual: “No me lo banco”. ¿Qué te dice acerca de esto 1ª de Juan? ¡Que todavía estás en muerte! “Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él”. No hay que clavarle un cuchillo a alguien para ser homicida, sólo por aborrecer a un hermano te conviertes en tal. ¡Estás matando a tu hermano! Padre, ayúdanos a tomar con seriedad lo que dice tu palabra. Nos parece un poco exagerado lo que dice la Biblia y que no es tan así, que habría que pensarlo, pero yo te digo que no lo pienses porque la palabra de Dios no es para razonarla sino para creerla y obedecerla. Dios hoy quiere librarte de un camino de homicidio y de muerte. Abre tu corazón para que el Señor pueda derramar su presencia en ti. ¡Hay parientes que no bancamos, hay vecinos que no soportamos!

Hemos estado escuchando testimonios de la obra carcelaria que llevan adelante algunos pastores de la iglesia junto con otros hermanos. Las autoridades les han dado un sector dentro de un módulo carcelario y mandaron unos treinta presos con quienes comenzaron a trabajar. Créeme que es denigrante y deprimente entrar a las cárceles; es muy lúgubre, un ambiente muy duro, frio, sucio, se ve la miseria humana allí adentro. Pero en el sector donde trabajan los hermanos de la iglesia junto con los presos, está pintado, ordenado, pusieron allí una biblioteca; la verdad que entrar allí es entrar a un lugar bendecido. Hay presos que predican en ese lugar y oran por otros que están en su misma condición. Los pastores y hermanos que están a cargo de esta obra no sólo van a predicarles, sino que se sientan a tomar mate con ellos y a dialogar. Les hacen sentir que el amor y la gracia de Dios es para ellos. Tan bien resultó esa tarea que les entregaron otro sector donde entran doscientos presos; pero antes, los presos del otro sector acondicionaron el lugar y ya están trabajando con otras personas allí. Están sucediendo cosas extraordinarias en las cárceles porque los hijos de Dios manifiestan el amor de Dios. Por eso la Biblia dice: “Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos…” (Hebreos 13:3). ¡El amor de Dios alcanza para los criminales! Tú no bancas a tu hermano, a tu suegra, a tu cónyuge, pero el amor de Dios llega a los criminales, a los drogadictos, a los violentos, etc.

Resulta que cayó preso un violador y en la cárcel, lo común es que los violen a ellos o los maten, y éste iba a una muerte segura. Entonces el director del módulo sugirió que lo llevaran a otro lado y el violador fue a parar al módulo donde estaban trabajando los cristianos, aunque los presos cristianos no querían tenerlo allí porque los otros iban a tomar represalias contra ellos. Pero después de meditar en el asunto y de orar, decidieron recibirlo. Luego de unos meses, los psicólogos fueron a ver cómo estaba el hombre y lo habían visto tan bien que se preguntaban qué habían hecho con él. En ese sector los hijos de Dios manifiestan el amor de Dios y allí no lo han maltratado ni abusado sexualmente, sino que le predicaron el evangelio. El evangelio es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree. ¡El amor todo lo puede! ¡Esa es la obra de Dios! Y es la obra que el Señor hace a través de sus hijos. El amor de Dios es el remedio para las enfermedades del alma y como todo medicamento, viene en un envase, ese remedio está adentro de los creyentes. ¡Tú eres el envase que posee el remedio de Dios para la gente!

CONCLUSIÓN

Dios te da esta palabra hoy para llenar tu alma y para hacer que sobreabunde su amor en tu vida. “En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad” (1ª Juan 3:16 al 18). ¡No seas hablador! ¡Que se vea el amor de Dios en tu vida! ¿Cuándo se ve y cómo? Cuando hay alguien necesitado, desnudo, con hambre. Si cierras tu corazón, si estás muy ocupado como para ver la necesidad de los que te rodean eres una persona que tiene el corazón cerrado. Vives afanado con tu trabajo, no te alcanza el dinero, entonces no piensas en la necesidad de tu prójimo; tienes el corazón cerrado. Y si está cerrado el corazón, ¿cómo se manifestará el amor de Dios en esa persona? “Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad”.

¡Hay un mundo que espera la manifestación gloriosa de los hijos de Dios! La presencia de Dios, la que brota y se manifiesta a través de tu vida es esencial para el mundo. Necesitamos reconocer nuestra escases del remedio de Dios, que es el amor. A algunos, ese remedio alcanza sólo para ellos, porque piensan sólo en ellos. Y algunos predican que tienes que amarte a ti en primer lugar porque si no lo haces, no servirás para amar al prójimo. Pero el mandamiento no es ese; el mandamiento es: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. ¡Da la vida por tu prójimo!

¿Estás lleno o estás falto? Si estás falto correrás el riesgo de ser acusado que el amor de Dios no está en ti o de encontrar el día de mañana que en ti no hay vida sino muerte. Y es que el diablo acusa a los creyentes y le dice a Dios: “¿Este es tu hijo? ¿Esta es tu hija?” Satanás se burla de Dios porque ve que en los creyentes no se manifiesta el amor de Dios.

Dile al Señor: “Perdóname porque he tenido muchas ocupaciones, muchos afanes y cosas que no he logrado, y eso ha provocado que mi corazón se endureciera. Hazme libre Señor, lléname de tu presencia y derrama tu amor sobre mí. No estuve funcionando con el remedio que tienes para la gente. He sido demasiado egoísta y he pensado demasiado en mí. Lávame Señor con tu sangre y límpiame de mi pecado. Hoy quiero que tu amor rebose sobre mí y quiero darle ese remedio de amor a los necesitados, en el nombre de Jesús, amén”.

 

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