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FAMILIA: REMEDIO DIVINO

INTRODUCCIÓN

Leemos en el Salmo 68:6: “Dios hace habitar en familia a los desamparados”. Los desamparados no gozan de una familia. Muchas mujeres dicen que no necesitan de un hombre para ser felices, que pueden tener un hijo de cualquier hombre. Tú decides gobernar tu vida, y hacer lo que te parece o te da la gana. Mas la Biblia dice que Dios hace habitar en familia a los desamparados porque éstos no conocen bien el valor de una familia y no entienden el plan global de Dios para la eternidad. El Señor ha querido que a través de las familias sea lleno su reino, en otras palabras, que sea poblado el reino del cual vamos a participar eternamente y no quiere que esto se haga con desprolijidad, sino que ha establecido un proyecto para que todo salga bien, para que tú y yo vivamos planamente y seamos felices. Dios completa nuestra bendición, nuestra paz y felicidad, y permite que nos desarrollemos y estemos bien a través de la familia. ¿Quién es el desamparado entonces? Es una persona que anda buscando el placer, el bien y la paz, y experimenta con muchos tipos de relaciones, pero Dios tiene el remedio y se llama familia. Para el mal que aqueja al mundo entero, el remedio para los desamparados, es que Dios les da familia. Que Dios te haga habitar en familia significa que si tú no tienes familia, entonces el Señor te da una y ya no estás más en soledad. Cuando pertenecemos a una familia nos sentimos rodeados, amados, valorados, desafiados; es en la familia donde se mueven los valores, el poder y la gloria de Dios, por lo tanto necesitamos habitar en familia.

DIOS TE PROVEE DE FAMILIA

La familia que Dios nos da es la familia de Cristo. Aunque no nos gusten las personas que nos rodean, son nuestra familia en Cristo. Nosotros somos selectivos, si no nos gusta alguien lo dejamos de lado, pero necesitas que tus ojos sean abiertos y puedas ver como Dios ve. Si tú no valoras las obras de Dios, jamás disfrutarás de ellas; si no valoras el aire que respiras, sólo inhalarás y exhalarás, pero no te causará ninguna sensación plena. Si en cambio valoras el aire que respiras, entonces alabas a Dios porque reconoces que ha hecho tanto que por más que haya miles de millones de personas y animales en el mundo Él ha llenado el planeta de aire y no nos falta a pesar de los incendios y aunque los bosques sean talados. Dios está previendo siempre para que no nos falte el aire. Si no, ¿qué estás haciendo? Y alguien dirá: “Aquí, respirando para no morir”. Las personas que sufren de enfermedades pulmonares saben bien cómo es cuando les falta el aire, pero tú tal vez no eres consciente del aire que respiras cada día. Quizás no valoras la familia que tienes en Cristo y si no la valoras, entonces no la amas porque el que ama valora.

Este mensaje surgió por motivo de un casamiento que hemos celebrado en nuestra iglesia de dos jóvenes como digo yo, dos carbones arrebatados del incendio. Ellos no han podido disfrutar de una familia. El papá del novio se ahorcó y le ha tocado vivir una vida terrible sin poder gozar de familia. Este joven estuvo internado cinco veces en hospitales psiquiátricos con tres intentos de suicidio. Tenía una vida amarga, no conocía el amor y el favor de Dios. Pero cuando escuchó el evangelio algo comenzó a suceder dentro de su ser, aunque tuvo una vida conflictiva, llena de droga, de violencia; hasta estuvo preso, pero el carbón no terminó en cenizas, sino que fue encendido por Dios. Estaba agradecido a Dios y emocionado porque el Señor le dio una esposa. ¡Cuántos tienen esposa y no la valoran! Ahí la tienen; hace veinte, treinta o más años, y es poco más que una cosa. Lo mismo sucede con las mujeres que no valoran a su esposo. Este joven que no creía en el amor ni en el matrimonio, que no creía en la familia, de pronto empezó a desear amar y ser amado.

El componente principal de la familia, el más importante y que no debe faltar, es el amor. Cuando uno tiene amor, valora a las personas. Éstas tienen un valor intrínseco, o sea que, se reconoce el valor de las personas por el sólo hecho de ser quienes son. No importa si son homosexuales o asesinos ya que tienen un valor dado por el fabricante y ese fabricante es Dios. Entonces, cuando el amor de Dios está en nosotros, no importa la cara de la persona, el sexo o su raza, esa persona debe ser amada y valorada. En la familia el amor es lo fundamental; y cuando en ella falta el amor, esa carencia, causa heridas profundas en cada uno de sus integrantes.

Algunos padres cuando han querido tener un hijo, pero les llegó una hija, su tendencia ha sido despreciar a esa hija y hacerle notar su disconformidad por el hecho de haber nacido mujer, al punto de hacerla llorar. Muchas mujeres me han declarado que hubieran preferido haber sido hombre para que su padre las amara. Hijas que hacen cosas de varones para que sus padres las amen, pero nunca lo han conseguido. Cuando falta el amor falta el sustento y la fuerza; el corazón queda herido con dolor, rechazo, aislamiento, soledad, odio o rencor. Por eso es que en la familia ocurren las mayores bendiciones y las peores maldiciones. Cuando hay lo que tiene que haber, la vida es hermosa; cuando hay amor de padre y de madre la vida se hace más fácil y hermosa. Uno es movido por el entusiasmo que le provoca el amor de su familia. Pero cuando los hijos no han recibido el amor de su padre o de su madre, muchos de ellos anhelan morir, la vida se les hace pesada.

La joven que hemos casado ha estado viviendo en uno de los hogares de Beraca por once años. Once años suspirando por conocer a su mamá, quien se prostituye, y cuando quedó embarazada de ella la abandonó, pero la joven hasta el día de hoy no ha dejado de buscarla. Y aunque llegó el día de su boda sin tener noticias de su madre, sin embargo, ha sido consolada por Dios. Ella decía que nunca se iba a casar porque nadie la iba a amar jamás; buscaba quien podría ser su esposo, pero de los que veía, pensaba que no la iban a amar. Estaba decepcionada de la vida; le había faltado mamá, le había faltado familia. Y el papá abusó de ella, así que la encontramos destruida. La joven ha estado en varios hogares y muchas veces hemos tenido que animarla diciéndole que Dios la amaba y que tiene planes con ella. Le declarábamos que no había venido al mundo por casualidad, que Dios sabía que ella iba a nacer y tenía un propósito para su vida. Dios la conocía antes de que su madre quedara embarazada, entonces le afirmábamos que el Señor la iba a sacar adelante y comenzó a creerlo y a contárselo a otros, y uno de esos a quien le compartió esas palabras fue a su novio, porque cuando se enamoró del joven, él tenía baja autoestima y creía lo mismo que ella, entonces la joven lo alentaba, así como habíamos hecho con ella. Varias veces su novio metió la pata y nosotros le decíamos que no podía seguir de novia con él, pero ella iba y lloraba delante de la presencia de Dios y oraba que el Señor lo tocara y lo cambiara porque lo amaba. ¡Es petiso y narigón, pero ella lo ama! Cansaba que siempre caiga en el pozo de la baja autoestima, pero ella que lo ama, lo levantaba una y otra vez. El amor los fue sacando adelante y después de tantas luchas finamente se casaron, y nosotros los que hemos vivido su historia de cerca, estamos felices. Tanto amor sienten ambos, que la novia lo agarró a besos como cinco veces en medio de la ceremonia. Finalmente, la familia de Cristo les llenó el corazón.

¿Dónde vas a conseguir un buen novio o una buena novia? ¿Sólo estás buscando una linda figura o una cara bonita o estás buscando familia? ¿Anhelas lo que Dios tiene para ti o buscas lo que tú quieres? Dios hace habitar en familia a los desamparados. Y la familia es un invento maravilloso de Dios. ¡Ha sido su plan! El Señor quiere poblar el reino de los cielos con seres humanos perdonados, limpiados y perfectos, nacidos de mujeres y de hombres imperfectos. El método de Dios es hacerte sentir en familia, allí el Señor cuenta con los ingredientes que te van a sacar adelante. Aunque tu marido sea un ladrillo seco, no es lo que él te dará a ti sino lo que tú le darás a tu marido. Cuando la presencia de Dios viene a tu vida y su amor se manifiesta en ti, hay un río en tu interior que brota como una fuente de agua de vida y hará que ese ladrillo seco se moje. No depende de lo que hagan los otros, es lo que está en ti, porque lo que Dios ha puesto en ti bendice a otros.

Desde el principio Dios diseñó la sociedad, para que esté conformada por familias. El término familia aparece más de trescientas veces en el Antiguo Testamento. En la antigüedad, cuando Israel formaba sus ejércitos, se llamaban por familias, también cuando distribuían la tierra lo hacían por familia, conforme a la cantidad de hijos. Las familias pertenecían a determinado linaje; los que pertenecían a otro linaje por ejemplo eran los levitas, o a alguna otra tribu que cumplía determinadas funciones, pero era todo por familia. Cuando celebraban la pascua, lo hacían en familia. Y de ahí surge el concepto de propiedad privada, y es que no sólo la familia es importante sino también lo que ésta posee. Es tan importante que si se muere la persona que compró el bien, queda para su familia, entra en sucesión y el juez determina quienes tienen derecho a recibir el beneficio que tenía la persona que se murió. ¿Qué es lo que determina si tienes derecho o no? La sangre o el linaje. Si perteneces a la familia entonces recibes el bien que dejó la persona que falleció. Por eso la legitimación de la descendencia es importante y el concepto de familia es contundente.

Ahora, cuando Dios encuentra a alguien que le ama, que le obedece y reconoce quién es Él, porque el que le ama y le obedece tiene los ojos abiertos, y ve, y valora quien es realmente Dios, eso une a la persona con Dios, por lo tanto, pasan a tener una relación profunda y lo que es de Dios pasa a ser de esa persona y lo que es de la persona le pertenece a Dios. El Señor te dice: “Dame todas tus inmundicias que yo te doy toda mi gloria. Dame tus maldiciones que yo te daré mis bendiciones. Dame tu odio que yo te voy a llenar con mi amor”.

DIOS PROVEYÓ DE FAMILIA A ABRAHAM

Dios encontró un hombre y ese fue Abraham. Entonces le dijo: “Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (Génesis 12:3). El interés de Dios es que todo aquel que sea como Abraham, que le ame y se haga su amigo, por eso dice, en ti serán benditas todas las familias de la tierra. Cuando hablamos de familia nos referimos a papá, mamá y los hijos; en una visión más grande está el papá, la mamá, los hijos, los hermanos de papá y mamá, los primos, etc. O sea que familia son los parientes consanguíneos, un grupo de personas que tienen una misma sangre y constituyen un linaje, el que nace con el matrimonio y continúa por generaciones. Dios te toma hoy y te y te dice: “Yo te bendeciré así como lo hice con Abraham, y no solo te bendeciré sino que tú serás bendición”.

Más importante que recibir o tener bendición es darla. Dios le dijo a Abraham: “Por tu causa, por tu fe, voy a bendecir a aquellos que me amen como tú me amas. Pero voy a tomar tu descendencia y esta será bendición igual que tú”. Así como el apóstol Pablo señala en Gálatas 3:16: “Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo”. La simiente, o la descendencia más importante de Abraham es Jesucristo. Nosotros somos benditos por Jesús el Cristo, un descendiente, o sea la simiente de Abraham. Si tú eres de Cristo, eres de la simiente de Abraham; Dios bendijo a Jesús, por lo que el Señor se transformó en la bendición del mundo y así como señala la Biblia, en Él serán benditas todas las familias de la tierra. Yo soy descendencia de Cristo, soy su simiente y Él me llamó para bendecir a todos los que crean en esta palabra que hoy traigo en el nombre de Jesús.

El que no es de la familia, es de afuera de ésta; y el que tiene la bendición es el que pertenece a la familia. Leemos en Efesios 2:19: “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios”. La promesa no es para el que está afuera sino para el que está adentro. El que pertenece a la familia tiene bendición y bendice a otros. La gente sufre terribles consecuencias por el rechazo y abandono de sus padres porque éstos no tienen tiempo, es más, ellos consideran que es más prioritario trabajar y aportar dinero a la casa que darles tiempo a sus hijos. Y los hijos se sienten como que no son de la casa, entonces suceden cosas como la que le ocurrió a un joven que dos por tres le decía a su padre: “Qué, ¿yo no soy de esta casa?” Cuando fue mayor y estaba casado se enteró que era adoptado. Son cosas que se perciben; me tratan bien, me dan todo lo que necesito, pero no siento esa filiación que tienen hijos y padres y eso produce angustia. ¡Cómo lo vi llorar el día que se enteró que efectivamente quien lo crió no era su padre! Le dijeron que aunque lo habían adoptado lo amaban pero él sufría porque toda su vida tuvo en su corazón un sentimiento de rechazo.

En la familia de Cristo ésto no te sucede. Yo soy argentino y en Uruguay, muchas veces me han hecho sentir con desprecio que soy del otro lado del charco así que sé lo que siente un extranjero. Pero entendí que Dios me trajo a la familia de Cristo uruguaya, a la que ahora pertenezco. La Biblia nos muestra que Dios se encarga no sólo de hacer el bien sino que también hace justicia cuidando de los extranjeros, de los huérfanos y las viudas. Eso no es caridad sino justicia. Amar es justicia de Dios y donde no hay justicia de Dios no hay amor por lo tanto hay maldición e ira de Dios. Por eso el apóstol Pablo les dice a los efesios que ya no son extranjeros ni advenedizos, o sea, venidos de afuera; son esas personas que Dios ha elegido para que posean las bendiciones de Abraham y bendigan a otros con esa bendición. “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios”. No importa de qué familia vienes; no importa cómo fueron tus padres porque ahora Dios es tu Padre, el que te sustenta, te cuida, te da lo que necesitas, te hace una persona de bien. El Señor pone alegría y paz en tu corazón porque ahora perteneces a la familia de Dios, en la que yo soy tu Padre, dice el Señor. 

CONCLUSIÓN

Es muy importante el concepto de familia. Así que comienza a mirar con otros ojos y valora a tu pastor, a los líderes de las células familiares. Somos imperfectos pero escogidos por Dios. Dios no trajo gente perfecta a su familia sino a pecadores a quienes les perdonó sus pecados y los está puliendo para que formen parte de su reino. ¡Ama a tus hermanos en Cristo! Pídele perdón a Dios si es que no sientes amor, pero te digo que lo sientas o no, el amor es un mandamiento así que tienes que dar la vida por tu hermano.

Entiende que la iglesia de Jesucristo es una obra maravillosa que hizo el Señor en la cruz del calvario; “una manga de pecadores”, como dice el dicho popular, ahora forman parte del pueblo de Dios y son la familia de Cristo amados y bendecidos por Dios. Yo he entendido cuánto valor tiene la iglesia para Jesús y cómo el Señor nos ama a cada uno de nosotros; y Él está mirando no lo que somos sino lo que llegará a hacer de nosotros por su poder. Tú estás en proceso: ¡Que nadie se apresure a juzgarte! Cristo está viendo algo mucho mejor en mí que lo que la gente está viendo. Yo estoy en proceso. Ámame porque la obra que está haciendo Dios en mí, es perfecta. Tienes que creer que ante tus ojos los demás son preciosos porque algún día se va a manifestar la gloria de Dios sobre sus hijos. ¡Hasta la naturaleza está esperando ver lo que va a pasar contigo y conmigo! Dice la Biblia que ya no hay judíos ni griegos, ya no hay barrera que nos divida porque Cristo nos ha hecho parte de su familia y debemos valorarla y alabar a Dios por esa familia.

Hay mucha gente que se siente desamparada en la iglesia, se sienten solitarios o que no encuentran un lugar y no cuadran, pero están mirando a ver si los saludan o no, si los llaman por teléfono o no; están pensando en lo que debieran hacer los otros hacia ellos, y no se dan cuenta que ellos deben tener amor por los demás. Lo que importa es que yo tenga amor. ¡Qué me importa si no me saludan! Yo me acerco a la gente y les doy un abrazo.

Quizás has estado pecando, esperando que la gente te de lo que Cristo ya te ha dado, pero tú no lo ves. ¡En la iglesia está latente toda la bendición de Dios! La pregunta es: ¿Te sientes parte de la iglesia o sientes que eres un paria? Dios te dice que ya no eres extranjero ni advenedizo sino que eres miembro de la familia de Cristo. El Señor no tiene hijos predilectos, nos ama a todos por igual y pagó un mismo precio por cada uno de nosotros. Pero tú no has estado contemplando la magnífica obra de Dios que ha purificado a todos los que han creído en Cristo Jesús. Miras con tus ojos pero no con los ojos del Señor. Pero hoy Dios quiere hacerte sentir parte de su familia, la cual es más importante que la familia de carne y sangre porque la familia de Dios tiene que ver también con un linaje bendito y escogido y con una sangre pura y preciosa. Nosotros tenemos el ADN de Jesús; tenemos su sangre que ha sido derramada por nosotros, así que somos parientes en Cristo y Dios es nuestro Padre. Cómo será de importante la familia que Dios ha querido ser el Padre de la familia de Cristo y quiere que cuando nos dirijamos a Él le digamos: “Padre nuestro que estás en los cielos…” Posiblemente como no valoras el aire que respiras cada día, tampoco valoras a Dios y a la iglesia. Pero hoy decides comenzar a agradecer a Dios y quieres formar parte de su familia. ¡La familia que compone la iglesia tiene las bendiciones de Abraham y de su descendencia!

Pídele perdón a Dios porque has depreciado la iglesia, has despreciado a tus hermanos cuando te enojaste y te resentiste con ellos. Necesitas restaurar tu relación con Dios porque esto ha provocado en ti, amargura y tristeza y te has enfriado espiritualmente ya que no oras como antes. Si te has sentido rechazado o rechazada y no has podido dejar atrás el dolor por tu familia que no te ha contenido, recibe en esta hora la presencia de Dios y su identidad. Que sean perdonados tus pecados y seas cubierto con la sangre preciosa de Jesús. Que comiences a sentirte parte del pueblo de Dios y te sientas como un hijo o una hija con plenos derechos para recibir la gracia y las bendiciones que Dios tiene para ti. ¡El Espíritu del Señor manifiesta su presencia sobre tu vida en esta hora! Recibe su Espíritu de poder y de gloria, en el nombre de Jesús, amén.

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FAMILIA: REMEDIO DIVINO

INTRODUCCIÓN

El diccionario hace referencia a la depresión como un síndrome y señala que este síndrome está caracterizado por una tristeza profunda y por la inhibición de los valores de la psiquis y las iniciativas que surgen de nuestra alma. Las funciones de nuestra alma son inhibidas por causa de la depresión. Cuando hay depresión, todas las cosas que tienes para dar, como una sonrisa, una palabra de aliento, un buen consejo, etc., no puedes expresarlos porque por causa de la depresión estás inhibido o inhibida.

Dios me mandó a hablar acerca de esto porque hay muchos cristianos que viven dominados por la tristeza y este sentimiento le quita a la gente el gozo de Dios, la fe, la esperanza y aún las ganas de vivir. La tristeza es una especie de mal contra la verdad de Dios, es una especie de maldición contra la fe en Dios, que te roba las ganas de vivir y te hace dudar acerca del futuro o temer acerca de cosas que puedan ocurrir en el futuro. ¡Hoy Dios quiere librarte de tristezas! ¡El Señor quiere librarte de la depresión!

Se puede decir que la depresión tiene que ver con un vacío. Cuando estás deprimido o triste es que algo te falta; y si no logras darte cuenta qué es lo que te falta, estás en ceguera. Algunos tratan de llenar ese vacío con dinero, con trabajo, con sexo, con música, etc. La gente quiere llenar el vacío a toda costa, pero el único que puede llenar ese vacío de llama Jesucristo. No hay ninguna canción que pueda darte vida abundante, no hay fármacos que puedan darte vida abundante, tampoco lo puede hacer la droga o el alcohol. ¡Sólo Cristo puede llenar el vacío que provoca la tristeza que te lleva a la depresión!

SÍNTOMAS DE LA DEPRESIÓN

Hay algunos elementos que intervienen en la depresión. Es muy común que sientas temores cuando estás deprimido, y el temor es contrario a la fe. Por medio de la fe yo tengo esperanza que voy a salir adelante, espero que lo que viene será mejor que lo que estoy viviendo, y no es una fe tonta o ciega, sino que está anclada en la palabra de Dios. La biblia dice que Cristo nos lleva de gloria en gloria y de victoria en victoria y por eso nosotros creemos que lo que viene siempre es mejor que lo que ya hemos vivido. La vida con Cristo es una vida ascendente, se perfecciona y alcanza niveles mayores de fe, de esperanza y de gozo. Cuando yo no entendía bien estas cosas dudaba de que sucedieran las promesas de la Biblia sobre mí y de tener victoria en ciertas áreas de mi vida, pero a esta altura en que Dios me ha mostrado cuánto me ama, me ha mostrado su poder, me ha hecho disfrutar al ver como Él ha transformado tantas vidas dándole esperanza, fe y ganas de vivir a tanta gente, ya no tengo ninguna duda. Por lo que digo: “¡Qué importa lo que venga! ¡Yo soy más que vencedor por medio de aquel que me amó!”

Eso que declara la palabra de Dios yo lo había leído y lo creía, pero ahora lo tengo en la médula de mis huesos. El cristiano que tiene una buena relación con Cristo no está esperando que las cosas sean mejores porque sabe que serán mejor; y sabe que no importan las circunstancias difíciles o contrarias. El cristiano sabe por la palabra de Dios, cree y está seguro que a los que a Dios aman, todas las cosas les ayudan a bien. ¡Qué lindo tener esa certeza! Tal vez ha ocurrido algo malo y catastrófico pero tú estas consciente que eso no es tan malo o catastrófico, sino que no estás entendiendo bien los planes que Dios está ejecutando sobre tu vida. Se muere un pariente y te pones mal y le reprochas a Dios, pero no estás entendiendo la historia que Él está tejiendo. Aunque no entienda, ahora que tengo incorporada la palabra de Dios, no me importa lo triste o difícil que sea la circunstancia, yo confieso que amo a Dios por lo tanto sé que en todas las cosas ayuda a bien para mi vida.

En la depresión opera el temor y éste es una fe negativa, es una especie de certeza que va a ocurrir lo malo que estoy presintiendo o pensando. En el temor no opera el Espíritu Santo, no opera Dios. Cuando yo pongo mi fe en que lo malo que pienso o presiento va a suceder, no estoy confiando en la palabra de Dios que promete que a los que a Dios aman, todas las cosas les ayudan a bien. Yo miro para adelante y que venga lo que venga porque sé que todo lo que suceda será para bien de mi vida, de mi iglesia, de mi nación y de mi descendencia. ¡Lo creo, lo vivo y lo predico!

Otro elemento que opera en la depresión es la tristeza que ya mencioné, y quizás sea el factor principal. Los temores tienen que ver con el pasado; hemos vivido cosas que han dejado marcas en nuestro inconsciente. Las circunstancias han metido temores en nuestro corazón y nuestra mente y creemos que porque me fue mal en varias ocasiones ahora también me irá mal. Lo mismo sucede con la tristeza que está fundamentada en situaciones del pasado, y tiene que ver con una sensación de pérdida. Por eso cuando hay depresión es porque no he alcanzado cosas que he anhelado; la depresión tiene que ver con fracasos matrimoniales, económicos, fracasos en el intento de que mi padre o mi madre me amen, entre otras cosas y entonces se apodera de las personas un estado de tristeza que sólo Jesús puede eliminar. ¡Cuando Cristo llega a tu vida borra el pasado! La promesa es que el que está en Cristo es una nueva criatura, ya el pasado no existe y no influye más en tu presente porque con el Señor estás caminando en una nueva historia. El que está en Cristo es una nueva criatura, las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas. Yo puedo mirar hacia adelante expectante por lo que está haciendo Dios y mi referencia no es el pasado ni las circunstancias que viví sino el futuro venturoso que Jesús tiene para mí. El estado de tristeza te inhibe y te impide tener esperanza, fe, convicción, fuerza; te impide contagiar a los demás con vida porque la tristeza te está robando la vida.

Si estás en un estado de tristeza, Cristo te quiere librar. No importa lo que haya hecho tu cónyuge contra ti, lo importante es que Cristo te puede sacar la tristeza a pesar de tu cónyuge. Así que puede venir la tristeza y el miedo, pero si tú escuchas la palabra de Dios y la crees con todo tu corazón, el Señor tiene poder para hacerte vivir en otra dimensión, más allá y por encima de las circunstancias. ¡Dios tiene poder! El apóstol Pablo declaró que el evangelio es poder de Dios para salvación y hoy estás escuchando el evangelio, la buena noticia de Dios. El Espíritu Santo te trae hoy este mensaje que te sacará del estado de tristeza, de la angustia y la depresión. Y esto es más que un mensaje; es poder de Dios para salvación. Yo podría darte un lindo discurso, pero si no opera el poder de Dios, no serviría de nada mi discurso. Tengo la convicción que lo que estoy predicando es poder de Dios para salvar a cualquiera en cualquier situación.

Veamos ahora, los síntomas de la depresión:

sintomas de depresion

 

¿Qué cosas hay en mí que determinan que hay depresión? Por ejemplo, sentirse triste o vacío. La depresión es el estado fundamental de la tristeza. Los psiquiatras dicen que una tristeza prolongada pasa a ser depresión. Una tristeza que se apodera de tus estados de ánimo termina en depresión o genera ese vacío existencial. Otro síntoma de la depresión es la pérdida de interés. Antes tenías iniciativas, te gustaba estudiar o trabajar, sonreías todo el tiempo, pero ahora has perdido el interés y ya no sonríes, ya no te interesa estudiar o trabajar, no le encuentras sentido a la vida y piensas que no hay propósito alguno para vivir, piensas que no vale la pena vivir y sientes deseos de morir. Quiero decirte que el evangelio promete vida abundante a quienes lo reciben. Jesús dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10). ¡Esto es una promesa del Señor y Él tiene poder para hacer que esta palabra se cumpla en tu vida!

La depresión te promete muerte y es que la depresión sugiere muerte, pero el evangelio te da vida. La depresión te insinúa que no vale la pena vivir, pero Cristo te dice: “Yo he venido para darte vida y vida en abundancia”. También declaró: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6). Prometió que la vida que nos daría sería como un río de agua de vida que sale de nuestro interior (Juan 4:14) y que no sólo es para nosotros, sino que toca a los que nos rodean. Si tú tienes entusiasmo, y entusiasmo significa, lleno de Dios, ese río de vida que hay en ti moja a otros y los llena de expectativas. Es una vida que no sólo te llena, sino que también emana de ti para bendecir a otros. ¡La depresión no es normal en los creyentes! La tristeza puede surgir por causa de alguna circunstancia adversa que llegó a tu vida, pero se tiene que ir porque no tiene nada que hacer en tu vida. La esperanza supera la tristeza; la fe y las ganas de vivir que te da Jesús superan la tristeza, y Dios te quiere librar del poder de esa tristeza profunda que tienes.

Otros síntomas de la depresión son el no poder dormir o dormir demasiado, sentirse permanentemente cansados. Hay mucha gente que no trabaja tanto, pero vive cansada. Otros síntomas son que vives sin esperanzas, que siempre estás irritable y ansioso, tienes ideas de muerte o de suicidio. Parece ser que se mueven demonios en la depresión que al hablarte e insinuarte pensamientos te dicen que la vida no tiene sentido y no vale la pena vivir; después te llama la atención hacia una ventana en el décimo piso en donde te encuentras y te incita a arrojarte hacia el vacío así se termina todo tu sufrimiento. Algunos oyen voces que le dicen que se tire delante de un camión. Cuando la depresión hace morada en ti, quien domina no es el Espíritu Santo sino los demonios. La depresión te lleva por caminos que Dios no te ha mandado transitar; por lo tanto, tienes que ser libre hoy de la depresión porque ésta te arrastra por caminos de muerte.

La depresión también conlleva un aumento o la pérdida de los deseos de comer. Puede darte por comer de más o por no tener ganas porque se te cierra el estómago. Es un vacío emocional, motivacional, o sea que te falta motivación. Es un vacío intelectual ya que las cosas que has aprendido no te sirven de nada, sino que están ahí herrumbradas en tu corazón, por lo tanto no funcionas como Dios quiere ni siquiera como tú quisieras funcionar. Te vuelvo a insistir que el evangelio es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree.

YO ENTRÉ EN DEPRESIÓN…

A mí no me han contado acerca de la depresión ni he leído del tema; me ha tocado vivirla y hace más de cuarenta años fui libre de la depresión. Yo tenía veinticinco años de edad y me sentía como un viejo. A esa edad yo pensaba que no valía la pena vivir y le preguntaba a Dios por qué permitía que me sucediera lo que me estaba sucediendo y por qué dejó que yo sufriera injusticias. Cuando tú comienzas a cuestionar a Dios, más solo te quedas. Yo me había criado en la iglesia y en determinadas áreas de mi vida tenía temor de Dios. Yo había decidido guardarme de toda relación sentimental con las jóvenes, que ofendiera a Dios. Así llegué a los veintidós años de edad, no me había puesto de novio con ninguna chica y había unas cuántas que me buscaban, pero yo no podía engañarlas diciéndoles que las amaba, y como no podía decírselo, no me metía con ellas. Hoy en día los chicos se les declaran a las chicas y viceversa diciendo: “Siento algo por vos”. ¡Una gran estupidez porque sentir algo no es necesariamente amor! Sentir algo sería como alguna cosquillita, o tener ganas de algo. Te gusta una chica y tienes ganas de besarla, entonces te le acercas y le dices que sientes algo por ella y si la joven te corresponde entonces ya están listos para el beso. Yo no quise relacionarme con ninguna chica. Una vez, una joven se volvió loca por mí y la entiendo. ¡Era linda la chica! Unos amigos me decían: “Dale, encarala porque está muerta contigo”. Entonces yo decidí ponerme de novio con ella, pero no podía estar en paz porque sentía temor de Dios. La chica vivía a ciento setenta kilómetros de mi casa y un día sin saber más que hacer, porque yo no aguantaba estar en una relación con ella le escribí una carta insinuándole que quería terminar porque no me sentía bien. Le dije que debíamos hablar. Yo no podía mirarla a los ojos y decirle que la amaba porque no eras así. La chica interpretó mal la cosa y me sugirió que concretemos el noviazgo. Ella se quedó esperando y yo no le volví a escribir ni la vi más. Pero llegó el día en que me enamoré perdidamente de Marta, mi esposa. Yo que tenía muchos cargos en la iglesia, era un líder importante; Marta cantaba en el coro que yo dirigía entonces le hacía caritas. También fui su maestro de la escuela dominical. Antes de enamorarme de ella, una vez le insinué algo, le conté la historia de Abraham cuando Dios le dijo que dejara su tierra y su parentela y él obedeció yéndose a donde Dios lo mandó. Entonces le dije a Marta: “Si yo te dijera que te fueras conmigo, que dejaras tu casa y todo lo demás. ¿Lo harías?” ¡Y ella me responde que sí! La lógica es que debía decir que no pero no nos habíamos puesto de acuerdo, aunque en ese entonces aún no estaba enamorado de ella.

Pero cuando me enamoré de Marta le hablé y le dije cuánto la quería, que estaba roto, descosido por ella, y me dice: “Mira Jorge, yo con vos no me caso ni me casaría nunca”. Yo tenía la idea de que cualquier chica a la que yo le hablara tenía que caer de rodillas llorando agradeciendo al cielo. En mi fuero íntimo pensaba que no podía haber mujer que se me resista. ¡Era humilde en aquel tiempo! Realmente pensaba que si alguna chica se resistía a mi amor era una estúpida que no me merecía. Pero cuando me enamoré de Marta no podía desear que se pudriera porque se me pudría el amor de mi vida. Esa noche me fui sufriendo a mi casa y pensaba que lo que estaba viviendo era mentira, pero tenía esperanza que la cosa iba a cambiar. Y le volví a hablar. Resulta que Marta se había puesto de novia con otro joven y yo le hablé sin saberlo. Había encontrado un rubio, alto, que se había recibido de contador y tenía casa. ¡Qué sé yo todo lo que tenía ese tipo! Yo era bajito, morocho, estudiante de arquitectura, aún no me había recibido y no tenía un peso en el bolsillo. ¡Estaba frito! En ese tiempo comencé a decirle a Dios: “Yo me guardé para serte fiel y ahora que amo a una mujer, ella me desprecia”.

Comencé a vivir un estado de lucha interior y perdí las ganas de estudiar; yo era un líder activo en la iglesia y perdí el deseo de servir a Dios. Me sentía cansado…. Tenía todos los síntomas de la depresión. No tenía ganas de levantarme de la cama ni de comer, mi mamá me decía: “Jorgito tenes que comer. Estás quedando muy flaco. Hay muchas chicas lindas en la iglesia”. Pero yo enojado decía: “¡Qué me importa! ¡Yo la quiero a Marta!” Todo me era contrario. Marta vivía al lado de mi casa y yo sabía a la hora que se iba a clases de piano así que salía afuera y me sentaba en el muro de casa a mirarla. Yo la miraba y me lamentaba. La veía irse y casi pasaba inadvertido para ella. ¡Eso era una puñalada para mí! Ella quería convencerme que jamás se casaría conmigo. Estaba en los preparativos para su casamiento con el rubio alto y había comprado la heladera, una cocina y otras cosas más. ¡Todo para casarse con el gil ese! Pero yo le volví a hablar y ella me dijo: “¿Cómo queres que te diga que con vos no me voy a casar?” Todo eso ayudaba a mi tristeza y resulta que en esos días en que estaba acostado en mi cama sin ganas de nada, hasta la música más inocente me pegaba duro. Me quedaba horas en mi cuarto escuchando música. Había un tema titulado: “El gato en la oscuridad”. La letra dice: “Ese gato que está en el tejado sabía que tú eras mía”. Y a mí se me saltaban las lágrimas… ¡Hasta el gato lo sabía! Y surgía una canción tras otra para que yo me hundiera en la tristeza y en la depresión. Me había comprado en ese entonces unos cuantos simples y entre ellos había uno de Palito Ortega. ¡Las canciones de Palito Ortega eran las más inocentes y bendecidas! Y había una que decía: “Al lado, justo al lado, vive, la que me tiene enamorado, ilusionado, trastornado, yo la tengo de vecina, está viviendo justo al lado”. ¡Yo escuchaba eso y lloraba! Por eso te digo que entré en una depresión profunda y cuestionaba a Dios, pero cuanto más cuestionaba a Dios, más solo y triste quedaba. Por ahí yo agarraba la Biblia y ésta me daba para adelante. Yo practiqué también la dedomancia. Le decía a Dios: “¡Háblame Señor!” y donde paraba mi dedo esa era palabra de Dios. Entonces me salió el versículo que se encuentra en Mateo 21:22: “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis”. “¡Pero Dios, si esta está de novia con el rubio ese! ¿Qué derecho tengo de orar para que me la des?” ¡Estaba librando una lucha impresionante! Oraba, lloraba, tomaba la Biblia y pedía: “¡Háblame Señor!” Y otra vez donde caía mi dedo, esa era palabra de Dios y me salía nuevamente Mateo 21:22: “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis”. La palabra de Dios hacía su trabajito y los demonios también y yo estaba en el medio de la palabra de Dios y los demonios. Un buen día Dios me dio una palabra: “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación…” (Salmo 40)

La palabra que hoy estás recibiendo tiene poder para doblegar todos los poderes del infierno que producen tristeza, angustia, soledad y todo mal que te rodea. ¡Hay poder en la palabra de Dios! El evangelio es poder de Dios para salvación de todo el que cree. En ese entonces, no salté de alegría porque la palabra decía: “Pacientemente esperé a Jehová…” Era como que Dios me estuviera diciendo que aguantara que Él me iba a sacar.

La depresión está descrita en el Salmo 23 “…Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento”. En el valle de sombra de muerte uno pierde el aliento, pierde el ánimo y la fe, camina despacio y no sabe a dónde ir, no sabe si lo que hace está bien o está mal. Mi lucha duró dos años. Mi cuñado que jugaba conmigo a la pelota, cada vez que me veía me decía, por ejemplo: “Mi hermana ya se compró la heladera. Se casa en diciembre”. Cada vez que me veía me informaba acerca de los preparativos del casamiento de Marta. ¡Qué sufrimiento! Un día se pelearon y yo me terminé casando con Marta. ¡Después me dijo que me amó toda la vida! Ella decía de mí que era un negro ruliento; ahora me dice papi. “Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios” (Salmo 40). ¡Dios me devolvió las ganas de vivir!

ELÍAS ENTRÓ EN DEPRESIÓN…

El profeta Elías vivió la depresión profundamente, después de una gran victoria espiritual en el Monte Carmelo cuando clamó a Dios para que enviara fuego del cielo y consumiera el holocausto que él había preparado. Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja. Previamente se había burlado de los sacerdotes de Baal que habían invocado a su dios, pero éste no les respondió; ellos hicieron sus rituales, sus danzas y sacrificios, se sajaban los brazos hasta chorrear sangre, pero Baal no con contestó por fuego y Elías dijo: “Invocad vosotros el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová; y el Dios que respondiere por medio de fuego, ése sea Dios” (1 Reyes 18:24). Entonces Elías invocó a Jehová y el fuego cayó y consumió todo el holocausto. “Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!” (1 Reyes 18:39). A veces dejamos la espiritualidad y nos manejamos según nuestros estados de ánimo. Vemos a algún creyente que está desanimado pero un día se levanta y comienza a subir y a tener victoria; uno lo ve y piensa qué bien que está, pero nuevamente decae. De la nada baja de ánimo, sube, baja y así sucesivamente. Cuando sube no es por Cristo sino porque les picó algo. El Espíritu Santo te da dominio propio y te hace vivir en una fe constante, no es que se te cae la fe y la vuelves a levantar, después se te vuelve a caer y la levantas de nuevo. Los estados anímicos son fruto del alma y ésta tiende a cambiar sus estados anímicos con la temperatura, la humedad, lo que comiste o bebiste, por causa de una mirada, etc. Una mirada te puede cambiar el estado de ánimo. Una chica cree que el joven está loco por ella y se siente feliz pero un día el muchacho la mira medio seco y ese día la chica se viene abajo, allá al fondo. ¡No hay quien la levante! Una palabra o una noticia pueden cambiar tus estados de ánimo. Pasas de la euforia a la tristeza más profunda y Dios no quiere que vivas más así.

Después de esa gran depresión que te conté, he vivido por más de cuarenta años predicando. Cuando estaba en la depresión le decía a Dios que no valía la pena vivir. “¿Para qué vivir si yo me había guardado para honrarte y no me das la mujer que yo amo? ¡No te entiendo Dios! ¿Qué quieres de mí? ¿Qué me quieres enseñar? ¡No tiene sentido esto que estoy viviendo!” Yo no conocía los planes que Dios tenía para mí. Yo era anímico y Dios me tenía que hacer pasar por esta experiencia para que yo ya no dependiera de mi alma, sino que dependiera de Jesucristo y de su palabra. El alma se agarra de cualquier cosa para entrar en depresión, en tristeza o en euforia, pero el Espíritu se mueve por la palabra. Jesús dijo: “…mis palabras no pasarán” (Mateo 24:35). El que confía en la palabra de Dios vive estable. El que ancla su alma en la palabra de Dios pone esa ancla en un lugar estable y firme; esa persona no se moverá porque no dependerá de las circunstancias sino de lo que Dios ha dicho. ¡Y lo que Dios ha declarado no se mueve! ¡No cambia! ¡No varía porque Dios no miente!

Cuando cae fuego del cielo y todos ven que Jehová ha enviado fuego, comienzan a declarar: ¡Jehová es Dios! Porque el pueblo estaba sumido en la idolatría y adoraban dioses extraños y no al verdadero Dios de Israel. Elías manda a detener a los profetas de Baal, para que no escape ninguno. Eran cuatrocientos cincuenta sacerdotes de Baal; y los llevó Elías al arroyo de Cisón, y allí los degolló. Y la que mantenía a esos sacerdotes era Jezabel, la esposa del rey Acab. “Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos” (1ª Reyes 19:2).

Aquí comienza el drama de Elías. Él no tuvo miedo de matar cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y burlarse de ellos. Dios lo respaldó. Pero cuando recibió esa noticia de parte de la reina se asustó, tuvo miedo y huyó. Hasta ese momento estuvo firme y dice la Biblia en 1ª de Reyes 19:3: “Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado”. Cuando la reina amenazó con cortarle la cabeza le entró miedo y decidió huir. El miedo te hacer correr en la dirección opuesta a la voluntad de Dios; el miedo te impide estar lúcido para entender qué es lo que Dios quiere que hagas. Recordemos que el miedo es uno de los factores de la depresión. Elías estaba en el Monte Carmelo, bien al norte de Israel, en el límite con Líbano y más allá no podía pasar. Allá fue donde Elías hizo esta proeza de parte de Dios. La Biblia señala que viendo el peligro, huyó a Beerseba. No había vehículos entonces, ni rutas. Calculo que descendió más de trescientos kilómetros hacia el sur. Beerseba es la última ciudad antes del desierto del Neguev. Hay pueblos o civilizaciones desde Beerseba hacia el norte, pero ésta es una ciudad situada bien el sur del reino de Judá, y luego de ella, está el desierto. El Monte Carmelo estaba al norte en el reino de Israel. Allí en Beerseba dejó a su criado y señala la Biblia en 1ª Reyes 19:4: “Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres”. Elías huyó por miedo a que lo mataran, pero ahora estaba deseando morir. ¡Se hubiera quedado allá! Una versión antigua dice: “Basta ya, oh Jehová, quítame el alma”. Continúa diciendo 1ª Reyes 19:5: “Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come”. Cuando fuimos a Israel hemos andado por el desierto del Neguev, un desierto donde no hay vegetación, sólo piedras y arena. Allí el clima es seco y hay hasta cuarenta y cinco grados de temperatura. Elías se echa debajo de un enebro y le dice a Dios: “Basta ya, oh Dios, quítame el alma”. El alma es el yo. El ángel le ordena que se levante y que comiera y así lo hizo Elías, pero después que hubo comido sintió ganas de dormir otra vez. “Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta” (1ª Reyes 19:7). Dios me dio esta palabra para ti hoy: Levántate y come porque largo camino te resta. Yo sé lo que es tener veinticinco años de edad y sentirme como un viejo, y no tener ganas de vivir. Yo sé lo que es no encontrarle sentido a la vida ni propósito en lo que Dios estaba haciendo. Elías llegó al punto en que no quería más nada, estaba cansado; quedó turbado por lo que había sucedido. El enemigo había contra atacado justo después de una gran victoria y lo demolió, lo llevó el punto de desear la muerte. Después de haber salido de mi depresión, llevo más de cuarenta años predicando el evangelio, ya no tengo ganas de morir sino todo lo contrario. Yo le digo a Dios: “Dame vida y nuevas fuerzas para seguir predicando. Yo quiero llenar el mundo con tu palabra y levantar gente en el nombre de Jesús. Yo quiero ver el poder del evangelio transformando a las personas”. He trabajado mucho y estoy cansado, pero tengo ganas de vivir y seguir haciendo la obra de Dios.

CONCLUSIÓN

Puede que seas un joven que se siente viejo, abrumado, cansado, que no le encuentra sentido a la vida, pero yo te digo que Dios tiene propósito contigo y Él te ordena: “Levántate y come porque largo camino te resta”. Dice la Biblia que después que se hubo alimentado caminó cuarenta días y cuarenta noches sin comer y sin beber dirigiéndose hacia el sur. Se atravesó todo el desierto del Neguev y llegó al Sinaí o Monte Horeb. Unos seiscientos kilómetros aproximadamente desde el Monte Carmelo hasta el Monte de Dios. “Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías?” (1ª Reyes 19:9). Yo te pregunto de parte de Dios: “¿Qué haces aquí? ¿Quién te mando llegar a dónde has llegado?” Elías respondió: “He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida. Él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado. Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?” (1ª Reyes 19:10-13).

Ahora pregúntate tú: “¿Qué hago aquí? ¿Por qué he llegado hasta aquí? ¿Por qué me siento perdido? ¿Por qué siento que mi vida no tiene sentido?” Elías le vuelve a contar el mismo cuento que le dijo al ángel a Dios. “Y le dijo Jehová: Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria” (1ª Reyes 19:15). Dios lo invita a empezar de nuevo y ahora con la nueva orden que le da, todo lo que caminó hacia el sur lo tenía que caminar hacia el norte. ¡Hacer seiscientos kilómetros de nuevo hacia el otro lado! Aunque volvía por el desierto de Damasco, más hacia el este del Monte Carmelo, y los dos están casi a la misma altura. Podría haber ido desde el Monte Carmelo, dos o tres días caminando hasta Damasco. Le dio la tarea de ungir a Hazael por rey de Siria más otros dos trabajos como el ungir a un rey de Israel y levantar a Eliseo como su sucesor.

Presta atención a lo que te digo ahora. Todo lo que has caminado sin saber que no era la voluntad de Dios lo vas a tener que descaminar. Dios te dice: “Yo voy a cambiar tu vida, pero tú tienes que conocer mi voluntad”. No camines por caminar o por impulso. No hagas lo que te viene en ganas o porque lo sientes. ¿Por qué lo hiciste? “Porque lo sentí”. ¡Tú tienes que hacer lo que Dios te dice! “Pero no lo siento y yo no soy hipócrita”. A la gente le gusta hacer lo que siente. Elías hizo lo primero que sintió. Lo que sintió fue temor y dijo: “¡Tenemos que huir valientemente!”

Dios quiere orientar tu vida y darle sentido a tu existencia. Caminaste mucho creyendo que hacías lo correcto, pero si decides hoy obedecer a Dios, Él te dirá lo que tienes que hacer y a dónde tienes que ir. Entrégale tu depresión, tus temores y tristezas. No camines más gobernado o gobernada por tus temores y tristezas. Que no te asusten las circunstancias. El Señor te dice: “Yo soy tu Dios y caminaré contigo y te daré fuerzas. Yo te daré victoria y te haré un vencedor y una vencedora. En tus caminos no hallarás victoria, pero en mis caminos serás más que un vencedor”.

Si estás siendo asediado o asediada por tristezas y por depresión porque tú sabes si estás sintiendo un vacío, si sientes un bajón y quieres hacer cosas pero no tienes fuerzas, no tienes ganas o simplemente no puedes, has golpeado puertas que no se abrieron y ya no sabes que puertas tocar, ya no sabes qué más hacer, Dios te dice hoy: “Dame tus problemas. Dame tus depresiones y tus angustias; dame tus fracasos y yo quitaré tu depresión hoy de ti. Te voy a dar libertad. Experimentarás una libertad que hacía mucho no experimentabas. Has corrido mucho pero no sabes para qué ni para dónde. Yo te voy a mandar al lugar exacto de mi voluntad y no dejaré que fracases más”. La tristeza, la depresión y los temores te hacen tomar decisiones. ¡Decide que nunca más le harás caso y desde hoy obedecerás a Dios! ¡Arrodíllate delante de Dios, no delante de tus temores!

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FAMILIA: REMEDIO DIVINO

INTRODUCCIÓN

Leemos en 2ª Crónicas 16:9: “Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él”. Otra versión de la Biblia dice: “para aquellos que le buscan de corazón”. Para Dios, un corazón perfecto es un corazón que le busca sinceramente, porque esa es la circunstancia perfecta para que Dios pueda hacer lo que quiera con nosotros. La perfección en Dios no se ve como la vemos nosotros. Tal vez tienes un corazón duro, difícil, lerdo u obstinado pero allí adentro hay un ingrediente que te va a salvar, que va a producir el favor de Dios en tu vida y es que le busques con todo tu corazón. Dios no anda buscando corazones perfectos, en el sentido de lo que entendemos por perfección ya que para Él, perfecto es el corazón que le busca con todas las fuerzas.

He hablado con un pastor que quería colgar los guantes. Él miraba el resultado de su trabajo y no se sentía satisfecho. Pensaba que para todo lo que se había esforzado debería tener mejores resultados. Estaba mal porque algunos líderes cercanos que él tenía se habían ido de la iglesia, entre otras cosas que estaba viviendo.

Me hizo acordar a una historia que tengo muy presente porque yo la viví. A mí me habían mandado a hacerme cargo de una pequeña iglesia en la ciudad de Colonia, Uruguay, con poquitas personas y con mi señora comenzamos a predicar el evangelio, a través de programas de radio, haciendo campañas evangelísticas; salíamos a repartir volantes y le hablábamos a la gente, pero como veíamos que no pasaba nada, hicimos un ayuno de veintiún días previo a una campaña que habíamos programado. Como no habíamos conseguido el lugar que queríamos y no nos prestaron una plataforma, nos hicimos una, pero la armábamos y desarmábamos todos los días y teníamos que llevarla a rastras entre quince o veinte personas. Más o menos en el día dieciocho del ayuno me caí al suelo del cansancio y después de esa campaña le dije al Señor: “Dios no doy más. Soy un fracaso”.

Lo único que tenía claro es que yo amaba al Señor, entonces le dije: “Yo te amo, pero no sé por qué me pasa todo esto que estoy viviendo. No entiendo por qué tengo que vivir estas injusticias”. Recuerdo el primer día de otra campaña que habíamos organizado, decoramos el lugar con unos jarrones grandes con colas de zorro, me subo a predicar y vino un viento que me voló los jarrones con todo, pero eso no era lo más triste; lo más triste es que no había una sola persona en la campaña, sólo estaban unos diez hermanos de la iglesia, y habían faltado muchos. Después de predicar, me lamenté delante del Señor diciéndole que era un fracaso y que no servía para nada y como te dije, lo único que yo tenía era un corazón sincero delante de Dios. No me ayudaba mi carácter, tampoco mi esposa que era muy tímida. Había dos hermanos a la hora de comenzar el culto y yo no quería subir así que la mandé a mi esposa casi empujándola.

Así fueron nuestros inicios en Uruguay. En una oportunidad decidí viajar a la ciudad de Buenos Aires y presentarle la renuncia a mi pastor. Justo se estaba llevando a cabo un evento grande y tenían programas para todo el día y yo quería hablar con el pastor. Me sentía un fracasado hasta para hablar con él porque no podía llegar. Yo sabía que después de que finalizara esa actividad grande se iba a ir inmediatamente pero estaba buscando la forma de decirle que quería renunciar porque me sentía un fracaso. Una de las actividades del evento era el levantamiento de más de cien pastores, entonces comenzaron a llamar a cada uno de los que serían levantados y yo los conocía a casi todos. Los veía allí en la plataforma y pensaba: “¡Ese sí que la peleó! ¡Merece ser pastor!” Y yo ahí sintiéndome un fracasado. En un momento escucho: “Jorge Márquez” ¡No lo podía creer, si yo me sentía un fracasado! Pasé a la plataforma y los pastores oraban por nosotros, y el que oró por mí, dijo: “Yo he visto tu esfuerzo, he escuchado tus oraciones y conozco tu corazón. A mí no me importan tus resultados. ¡Yo te voy a bendecir!” Y yo comencé a sacar pecho. ¡No lo podía creer, yo el fracasado! Las personas comenzaron saludarme y me abrazaban. En ese momento me pregunté si me quedaría allí en Buenos Aires o me volvía a Colonia, pero debía regresar. Volví a Colonia ungido y aprendí varias cosas que quiero compartir contigo. Una de ellas es que, lo más importante no son tus logros ni tus fracasos, lo más importante es tu corazón. Si tu corazón le agrada a Dios, Él se hará cargo de tu éxito. ¡Tu éxito viene de Dios!

EL REY ASA COMENZÓ HACIENDO LO BUENO

“Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él”. Estas palabras se las dijo un profeta de Dios al rey Asa. ¡Qué sorprendente! ¡Los ojos del Señor se pasean por toda la tierra! ¡Escóndete si puedes! Dice el salmista: “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra. Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; aun la noche resplandecerá alrededor de mí. Aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día; lo mismo te son las tinieblas que la luz” (Salmo 139: 7 al 12). ¿Qué hay que se pueda esconder ante la mirada de Dios? Tú haces cosas a escondidas pensando que el pastor no te ve; haces cosas a escondidas de tu cónyuge agradecido o agradecida a Dios que no se entera. Una mujer barría el templo y echaba la tierra debajo de la alfombra y un día siente una voz que le dijo: “¿Qué haces?” Ella asustada preguntó: “¿Quién anda ahí?” “Soy yo, Dios” “Ah, menos mal que eras tú Dios, pensé que era el pastor y me asusté”. ¡La hermana tenía más temor del pastor que de Dios! ¿Dónde podrás esconderte si los ojos del Señor contemplan toda la tierra? No importan tus logros o tus fracasos, lo que importa es tu corazón. Podrás ser la persona más fracasada del mundo pero si tu corazón le agrada a Dios, de allí en donde estás, de lo más profundo de tu fracaso, el Señor te levantará. No se trata de lo que puedes hacer sino de cómo es tu corazón para con Dios.

El rey Asa comenzó su reinado, y cuenta la Biblia que hizo lo bueno y lo recto delante de los ojos de Dios. Leemos en 2ª de Crónicas 14: 1 al 4: “Durmió Abías con sus padres, y fue sepultado en la ciudad de David; y reinó en su lugar su hijo Asa, en cuyos días tuvo sosiego el país por diez años. E hizo Asa lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehová su Dios. Porque quitó los altares del culto extraño, y los lugares altos; quebró las imágenes, y destruyó los símbolos de Asera; y mandó a Judá que buscase a Jehová el Dios de sus padres, y pusiese por obra la ley y sus mandamientos”. El reino de Judá estaba compuesto por dos tribus, Judá y Benjamín, un reino fuerte porque era parte del Israel que se había quedado asido a los pies de Dios. No obstante, la idolatría seguía teniendo influencia y había gente que hacía cultos a dioses extraños. Pero cuando Asa asumió el reinado derribó esos lugares y las esculturas y mandó al pueblo que buscasen a Dios. Por causa del corazón de Asa todo comenzó a salir bien. Cuando él derribó los templos en los que se hacían cultos extraños no fue eso lo que a Dios le agradó sino que lo buscase con todo su corazón. Derribar los lugares altos y destruir las imágenes de dioses extraños es el fruto de un corazón que ama a Dios. No es que derribó a los dioses y a los altares para agradar a Dios sino que amó a Dios y por eso lo hizo.

Dios quiere que te vaya bien, pero el tema no es el bien que haces sino el corazón que tienes; no es el mal que haces sino el corazón que tienes. El corazón que busca a Dios será enderezado por Él y hará las cosas que al Señor le agrada. La palabra de Dios dice: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. ¡Esa es la clave del éxito! Tal vez te sientas una persona inútil pero puedes ir al Señor y decirle: “Señor, no sirvo para nada pero te amo”. Y si tú sirves mucho y pones cara de que trabajas mucho para el Señor, cuídate y mira si tu corazón es perfecto delante de Dios o no. El rey Asa comenzó buscando a Dios con todo su corazón y dice la Biblia que Dios le dio paz por todas partes. “Y edificó ciudades fortificadas en Judá, por cuanto había paz en la tierra, y no había guerra contra él en aquellos tiempos; porque Jehová le había dado paz. Dijo, por tanto, a Judá: Edifiquemos estas ciudades, y cerquémoslas de muros con torres, puertas y barras, ya que la tierra es nuestra; porque hemos buscado a Jehová nuestro Dios; le hemos buscado, y él nos ha dado paz por todas partes. Edificaron, pues, y fueron prosperados” (2° Crónicas 14:6-7). ¡El Señor los bendijo porque le buscaron!

“Tuvo también Asa ejército que traía escudos y lanzas: de Judá trescientos mil, y de Benjamín doscientos ochenta mil que traían escudos y entesaban arcos, todos hombres diestros. Y salió contra ellos Zera etíope con un ejército de un millón de hombres y trescientos carros; y vino hasta Maresa. Entonces salió Asa contra él, y ordenaron la batalla en el valle de Sefata junto a Maresa. Y clamó Asa a Jehová su Dios, y dijo: ¡Oh Jehová, para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh Jehová Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre venimos contra este ejército. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti el hombre. Y Jehová deshizo a los etíopes delante de Asa y delante de Judá; y huyeron los etíopes” (2° Crónicas 14:8-12).

A la hora de enfrentar al enemigo, toma la armadura de Dios porque tienes su respaldo, si es que tienes un corazón perfecto delante del Señor. Tienes todo el derecho, todo el poder y la autoridad si es que tienes un corazón recto para con Dios. No se trata de lo que eres capaz de hacer, no es tu fuerza, es tu Dios. Asa destruyó con el poder del Señor al ejército etíope que contaba con un millón de hombres. Leemos en 2ª de Crónicas 15: 1 y 2: “Vino el Espíritu de Dios sobre Azarías hijo de Obed, y salió al encuentro de Asa, y le dijo: Oídme, Asa y todo Judá y Benjamín: Jehová estará con vosotros, si vosotros estuviereis con él; y si le buscareis, será hallado de vosotros; mas si le dejareis, él también os dejará”.

Volvieron de la guerra con gozo por causa de la victoria, mas Dios envía a Azarías con un mensaje para Asa. Muchos quieren que Dios esté con ellos pero ellos no quieren estar con Dios. Si le preguntas si quieren la bendición de Dios te dicen que sí, pero sus pasiones les llevan a hacer cosas que no convienen. Y la carne arde por causa de la lascivia, por la codicia, por el sexo y la droga. Hay gente que asiste a la iglesia y luego va a bailar y después de bailar se vuelven a congregar. Asisten a la iglesia y se drogan pero después vuelven a la iglesia. Hombres que van a la iglesia con su esposa pero durante la semana adulteran. No sé cómo les sale la cara de ángel cuando están en la iglesia porque después los encuentras durante la semana en la calle y tienen cara de demonio. Mi abuelo decía: “En la iglesia comen santo y en la casa defecan demonios”. Capaz que por un mes se consagran y están contentos por ello pero a los treinta días vuelven a pecar y después dicen: “No entiendo cómo Dios permite esto”. ¡El problema es tu corazón! ¡Dios no te pone las ganas de pecar!

Leemos en 2ª de Crónicas 15:12 al 15: “Entonces prometieron solemnemente que buscarían a Jehová el Dios de sus padres, de todo su corazón y de toda su alma; y que cualquiera que no buscase a Jehová el Dios de Israel, muriese, grande o pequeño, hombre o mujer. Y juraron a Jehová con gran voz y júbilo, al son de trompetas y de bocinas. Todos los de Judá se alegraron de este juramento; porque de todo su corazón lo juraban, y de toda su voluntad lo buscaban, y fue hallado de ellos; y Jehová les dio paz por todas partes”. ¡Dios quiere darte paz! ¡El Señor quiere bendecirte y hacerte fructificar! ¡No coquetees con el pecado! ¡Busca a Dios sinceramente! Dile: “Señor soy débil pero te amo. ¡Ayúdame!”

Si se ha encendido en ti el deseo de acercarte a Dios y has entendido que no hay nada que puedas hacer que le agrade ya que lo único que le agrada es que le busques con todo tu corazón. Dice la Biblia que Dios es el que produce en nosotros el querer como el hacer por su buena voluntad. Te van a dar unas ganas de ser bueno que no se aguantan y te darán ganas de adorar a Dios y de acercarte a Él para buscarlo con todo tu corazón. Tú dirás: “Yo lo quiero a Dios pero me dan ganas de pecar y no entiendo por qué Dios lo permite”.

Comienza por desear con todo el corazón buscar a Dios y el Señor te dará paz por todas partes y te bendecirá, esa es la promesa para tu vida hoy. La tierra es tuya porque la palabra de Dios declara: “De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan” (Salmo 24:1).Tú eres su hijo y eres su hija y somos sus herederos. Dios nos dará paz por todas partes si tenemos un corazón perfecto para con Él.

EL REY ASA TERMINÓ HACIENDO LO MALO

Dice en 2ª de Crónicas 16:1: “En el año treinta y seis del reinado de Asa, subió Baasa rey de Israel contra Judá, y fortificó a Ramá, para no dejar salir ni entrar a ninguno al rey Asa, rey de Judá”. Según este versículo tuvieron treinta y seis años de paz y de victoria, y el que se levantó contra el rey Asa pereció porque Dios estaba con él. Continuamos leyendo: “Entonces sacó Asa la plata y el oro de los tesoros de la casa de Jehová y de la casa real, y envió a Ben-adad rey de Siria, que estaba en Damasco, diciendo: Haya alianza entre tú y yo, como la hubo entre tu padre y mi padre; he aquí yo te he enviado plata y oro, para que vengas y deshagas la alianza que tienes con Baasa rey de Israel, a fin de que se retire de mí”. ¿Te suena Siria? Siria, hoy paga a terroristas para que destruyan Israel. “Y consintió Ben-adad con el rey Asa, y envió los capitanes de sus ejércitos contra las ciudades de Israel; y conquistaron Ijón, Dan, Abel-maim y las ciudades de aprovisionamiento de Neftalí. Oyendo esto Baasa, cesó de edificar a Ramá, y abandonó su obra. Entonces el rey Asa tomó a todo Judá, y se llevaron de Ramá la piedra y la madera con que Baasa edificaba, y con ellas edificó a Geba y a Mizpa”. Para que lo puedas entender bien: viene el rey del norte y los quiere conquistar, entonces Asa hace negocio, saca el oro y la plata del templo de Dios y se la manda al rey de Siria para hacer pacto contra Baasa rey de Israel. El rey de Siria hace pacto con Asa y echan al rey de Israel y toman una ciudad que éste había amurallado y con las piedras de esa ciudad edifican dos ciudades.

Y continúa diciendo 2ª de Crónicas 16:7 en adelante: “En aquel tiempo vino el vidente Hanani a Asa rey de Judá, y le dijo: Por cuanto te has apoyado en el rey de Siria, y no te apoyaste en Jehová tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria ha escapado de tus manos. Los etíopes y los libios, ¿no eran un ejército numerosísimo, con carros y mucha gente de a caballo? Con todo, porque te apoyaste en Jehová, él los entregó en tus manos. Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él. Locamente has hecho en esto; porque de aquí en adelante habrá más guerra contra ti. Entonces se enojó Asa contra el vidente y lo echó en la cárcel, porque se encolerizó grandemente a causa de esto. Y oprimió Asa en aquel tiempo a algunos del pueblo”.

CONCLUSIÓN

¡Qué lástima! Treinta y seis años de paz y ahora que tenía su reinado afirmado por todos lados hizo pacto con el rey de Siria. Esta vez Asa no buscó a Dios sino que se apoyó en su inteligencia y en su destreza, pero Dios le podía haber dado victoria sobre el rey de Siria mas Asa hizo pacto con él. Nunca más preguntes por qué Dios permitió que te suceda esto o aquello porque no lo harás con sabiduría. Pero el Señor me dio para que yo te diga hoy que si tú le buscas sinceramente de corazón te dará paz y te bendecirá. ¡Camina con Dios y Él caminará contigo!

Si crees que no tienes un corazón recto para con Dios acércate a Él y dile: “Señor, sé que mi corazón no es recto delante de ti y necesito que me perdones. Hasta este día mi vida ha ido de fracaso en fracaso, mas te pido que me limpies con tu sangre preciosa Jesús y que me transformes para que yo pueda amar a Dios con un corazón perfecto y así poder ver su favor sobre mi vida y disfrutar de sus bendiciones y de su paz. Yo ya no me quiero apoyar en mis fuerzas sino en las tuyas Señor. Lléname con el poder de tu Espíritu Santo Dios, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”

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FAMILIA: REMEDIO DIVINO

INTRODUCCIÓN

En los capítulos 23 y 24 de Mateo, Jesús habla de su segunda venida y da muchos detalles acerca de cómo serán las cosas; también advierte a sus discípulos para que sean prudentes, para que tengan fe y les da algunas señales de su venida.

Leemos en Mateo 25:31 al 33: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda”.

En la segunda venida de Cristo se termina una etapa importante, yo diría que se termina el tiempo y se instaura el reino de Dios en la tierra. El reino de Dios no es una democracia sino que tiene un soberano, dueño del poder ejecutivo, legislativo y judicial y ese dueño es Dios. Cristo viene, se sienta en su trono de gloria y divide las aguas, a la derecha un grupo de gente, las ovejas, y a la izquierda los cabritos. Lo que sucede es que comienza un reino, el reino de Dios en la tierra.

Pero se separan las aguas, Dios separa la gente. ¿Qué características tienen los de la derecha y qué característica los de la izquierda? Dice Mateo 25:34: “Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”. Yo todavía no había nacido y Dios había preparado un reino en el que voy a estar y además soy heredero porque a los de la derecha, y yo pienso estar de ese lado, les dice: “Venid y heredad el reino preparado para vosotros”.

LOS DE LA DERECHA: HACEDORES DE LAS OBRAS DE DIOS

En un reino, hay un soberano y están los súbditos y el heredero forma parte de la familia del monarca, vive en palacio y constituye el cuadro de gobierno. La Biblia señala que Dios nos llamó a ser reyes y sacerdotes de tal manera que gobernaremos juntamente con el Señor y también dice que somos coherederos juntamente con Cristo. Así que está el soberano que es Dios, nosotros, los herederos que formamos parte de la familia de Dios y por último están los súbditos que según creo son los que estarán a la izquierda, luego los ángeles, arcángeles, querubines y serafines.

Los herederos son más que los ángeles. A ningún ángel el Señor hizo a su imagen y semejanza; ningún ángel se parece a Dios pero nosotros sí nos parecemos a Él, somos semejantes a Dios. El Señor nos creó para que seamos herederos del reino y nos rescató para que formáramos parte de él. Tenemos que pensar muy seriamente en la segunda venida de Cristo porque el mundo se está pudriendo y nosotros vemos todo lo que está pasando, pero debemos de ver por la fe la gloria que viene. No pretendas ver para creer; cree lo que dice la palabra de Dios y verás su gloria. Verás ese trono glorioso y al Señor venir en las nubes, y cómo se concreta esto de que eres heredero juntamente con Cristo en ese reino extraordinario.

Los herederos del reino tienen características esenciales, dice Mateo 25: 34 al 40: “Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí”.

Ese es el fruto, es lo visible que habla de lo invisible y que está en el corazón de los hijos del reino. ¿Qué es lo que se ve del creyente? El Fruto. ¿Y cuál es el fruto? Es que ama como Dios ama. Cuando hay alguien con hambre, enfermo o en la cárcel el creyente se preocupa. El verdadero creyente tiene un amor profundo. No visita a un enfermo porque se trata sólo de un pariente sino que se compadece de los enfermos. Somos egoístas cuando como cristianos no funcionamos con nuestro verdadero ADN, y hasta cuando visitamos a un enfermo somos egoístas. Vistas a un familiar enfermo por compromiso, si no, puedes quedar mal, pero eso no es amor. Jesús afirma en el libro de Mateo que los verdaderos hijos del reino no se fijan si el enfermo es un pariente, se preocupan por cualquier enfermo. ¡El verdadero creyente tiene un corazón lleno de amor!

Yo he creído en el evangelio y he recibido este mensaje que está en mi corazón, por tanto yo amo al prójimo y no sólo porque Dios lo ha mandado sino porque el Señor está en mí. ¡Tengo la sustancia de Dios! El fruto es el resultado de la sustancia del ADN del árbol. El fruto se hace visible porque el árbol lo produce naturalmente y no es forzado a hacerlo. Yo amo naturalmente a la gente; no me siento forzado, no porque se trata de un mandamiento sino porque el amor sale de mí, así como sale del duraznero dar duraznos. Y el problema se plantea cuando el creyente quiere producir esas obras; no es un duraznero, pero quiere dar duraznos. Se esfuerza por ser bueno con la gente y amable. Muchos establecen normas de conductas; algunos son bastantes buenos en su propia opinión pero eso no hace un cristiano. El fruto no hace al cristiano sino que el cristiano hace el fruto. El durazno no convierte al árbol en duraznero sino que el duraznero produce el durazno.

El Señor ha observado el fruto, a Él no le cuesta saber quién es del reino y quién no. Dios sabe quién es del reino porque le ha dado agua al que tiene sed, le ha dado alimento al que tiene hambre, ha cubierto al que está desnudo y ha visitado al que está en la cárcel y al enfermo. A Dios no lo engañan las obras que tú haces; las obras humanas son obras humanas y las obras de Dios son obras de Dios. El verdadero creyente tiene la sustancia de Cristo, por lo tanto tiene una vida espiritual que ha sido engendrada dentro de su corazón y produce esas cosas sin que el pastor lo esté empujando. ¡Le sale solo! Dijo Jesús que el Espíritu Santo iba a brotar de nosotros como ríos de agua viva. No se trata de hacer sólo por obediencia como me dicen algunos: “No quiero, pero lo hago por obediencia”. No sólo hay que obedecer sino que hay que hacerlo con amor, con gozo y convicción porque el fruto del Espíritu Santo es así, sale solo de adentro. No pesa ir a visitar a un enfermo o darle de comer al que no tiene. Me agrada porque es lo que sé hacer. ¡Yo soy duraznero por lo tanto produzco durazno!

Dos cosas suceden en la segunda venida de Cristo; aparece un grupo que son los benditos del Padre. Y están los que menciona Mateo 25:41: “Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles”. Unos son benditos del Padre y otros son malditos. “Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”.

A tal punto Jesús está identificado con los que sufren, que nos concede el placer de sufrir como Él por esa clase de personas. No es que nos manda a hacerlo sino que Él mismo viene a habitar en nuestro corazón y éste comienza a funcionar con el mismo sentir de Jesús. El que no tiene esta sustancia de Dios, el que no tiene el carácter de Dios anda buscando otra cosa. Se sienten mejor haciendo lo que les gusta y eligen en que área sirven a Dios como por ejemplo en la batería, pero no es suficiente que toques la batería o el teclado porque no demuestras el amor por la gente tocando un instrumento aunque sea muy bonito, sino que el ADN de Dios que está en ti te lleva a amar y ayudar al prójimo. ¡La obsesión de Dios es que no se pierda la gente que Él ha creado a su imagen y semejanza!

El enfoque de Dios está en la gente y quien tiene a Cristo en el corazón tiene ese enfoque. El carácter o la sustancia del creyente se ven en sus obras. Pero hay obras buenas del hombre y de la carne, y las que son verdaderamente buenas y son las obras de Dios. No hay otra manera de identificar a un verdadero creyente así que medita en qué estás enfocado como cristiano. Cuando señalan que mi mensaje es de odio yo me rio porque sé quién soy. En otro tiempo era egoísta, era arquitecto y tenía mis propios planes y el enfoque de mi vida era egoísta. Pero un día Dios me mostró que yo había nacido para ser pastor y yo decía que no era pastor, como la canción que dice: “Yo no soy buena moza ni lo quiero ser”. Dios trabajó en mí y me dio un corazón pastoral así que desde hace veinticinco años produzco las obras de un pastor. Yo predico el amor de Dios y hago obras de amor.

Hace un tiempo atrás llegó a nuestros hogares un joven que era homosexual y pidió ayuda no porque era homosexual sino porque la droga lo estaba destruyendo. El joven nos pidió que lo ayudáramos a salir de la droga pero que no le tocaran su identidad de género porque ya lo tenía asumido y sabía bien quien era. Y nosotros que lo recibimos y lo amamos, accedimos a ayudarlo a salir de la droga y no le hablamos nada acerca del homosexualismo; entonces comenzó a mejorar respecto al tema de la droga y a medida que iba siendo restaurado de la adicción comenzó a sentir ganas de cortarse el cabello y dejarse la barba. Hoy en día es un hombre, siervo de Dios que toca el teclado en uno de nuestros anexos. Ahora él tiene en su corazón la carga por ayudar a los homosexuales y no los odia sino que los quiere bendecir.

LOS DE LA IZQUIERDA: NO HACEN LAS OBRAS DE DIOS

Tú tienes que preguntarte qué estás produciendo y si tu vida cuadra con el enfoque que nos da Mateo 25:31 en adelante. “¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos?” Forastero significa extranjero, yo soy extranjero en Uruguay, y la Biblia dice que hay que tratar bien a los extranjeros. Hace veinticinco años que estoy en Uruguay y aún hay muchos que dicen: “¿Ese argentino quién se cree que es? ¿Para qué vino? ¿Por qué no se vuelve a su país? Yo no me vuelvo a la Argentina porque Dios me plantó en Uruguay, yo sé quién soy, a dónde tengo que estar y sé lo que tengo que hacer. ¡Hay de mí si me voy del lugar donde Dios me puso! En Uruguay me quieren meter preso pero es el lugar donde el Señor me plantó.

Hacer la obra de Dios no es fácil; la obra de Dios la hacen los que reciben la fuerza y el poder sobrenatural del Señor para hacerlo, para enfrentar las hordas del infierno y arremeter contra el enemigo diciéndole: “No vas a poder conmigo porque yo soy heredero del reino. ¡Y  tú diablo, eres súbdito!”

Los que son condenados no son condenados por tener malas obras sino por carecer de éstas. A esos el Señor les dice: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis”. Con que sólo falte el fruto que tendría que haber, es suficiente para ser condenado.

No hagas esfuerzo por hacer buenas obras sino busca estar lleno de la presencia de Dios y el fruto vendrá solo, naturalmente. No necesitas ser criminal para estar condenado o tener malas obras. Puedes haber hecho buenas obras de la carne pero tampoco alcanza porque Jesús quiere ver si tienes sus obras, las que Él pensó para ti. Dios te diseñó para esas obras, te diseñó para el bien y sin Dios no hay bien. Ni siquiera las buenas normas morales y culturales alcanzan porque sin Dios éstas son vanas y débiles. Por eso necesitamos un Dios. Tanto el creyente como el ateo saben que no deben mentir pero, ¿qué fuerza tiene el ateo y el creyente? El creyente tiene la fuerza del hecho de que Dios existe y dijo: “No mentirás”. Hay autoridad y poder detrás de la norma y es el poder de Dios para producir el bien, entonces el mentiroso, de pronto deja de mentir porque la presencia de Dios ha llegado a su vida y rechaza la mentira desde lo más profundo de su corazón. No se trata sólo de obedecer una norma sino someterse al que tiene el poder de hacerte cumplir la norma.

Las obras son el fruto y éstas no pueden producir un buen cristiano. Lo que tú haces no alcanza, no es suficiente para dar fe del ADN que tienes adentro. ¡Es necesario que el ADN de Dios esté en tu vida! ¡Que Él gobierne tu vida y te impulse! Yo soy un hombre muy feliz. Quizás en Uruguay he vivido los días más difíciles de mi vida. Antes de ser pastor yo hacía lo que quería y era “flor de tipo”, como dice el dicho popular, un creyente bueno. A las personas les gustaba jugar al vóley conmigo pero no encontré ningún versículo que diga: “Porque quise jugar al vóley con ustedes…” Nos juntábamos a comer y éramos personas buenas pero eso no es evidencia de la sustancia de Dios en mi vida. Se trata de que hoy definas qué clase de obras haces. ¿Esas obras provienen de la sustancia divina que está en ti? ¿Tu carácter es el de Dios o es el carácter pulido por la cultura de tu país? Hasta hace unos veinte años atrás los uruguayos decían que eran muy cultos y aún lo declaran, pero eso se va deteriorando. El uruguayo ha sido muy soberbio de su cultura y de su formación.

Mateo 25: 46 dice así: “E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna”. El evangelio no es complejo, no tiene doctrinas engorrosas; el fundamento del evangelio es el amor al prójimo. Cuando me preguntan por qué hay que ir a un hogar yo les digo que es el mejor lugar para pulir el carácter cristiano en las personas. Hablé con una pareja que tiene un año de casados y ya están teniendo desavenencias porque al esposo le molestaba las debilidades de la mujer y ella igual. Si es complicado el matrimonio entre dos personas que se han hecho promesas de amor en un altar, imagínate lo que es vivir con veinte o treinta desaforados, alcohólicos, rebeldes, etc. Comenzamos a tratar con las personas del hogar y Dios comienza a pulir nuestro carácter, ¡y tenemos que amar! Nos dan ganas de reventar a algunos pero los tenemos que amar y perdonar. Dios te va a transformar en una persona dulce. Dios comienza a tratar el carácter de las personas interactuando con los hermanos. ¿Para qué? Para que el amor de Dios se perfeccione en nosotros.

Asistir a la iglesia es fácil, saludas sólo a los que te caen bien, no los conoces mucho, tal vez en sus hogares hablan mal, se pelean con los demás, son desordenados pero están en la iglesia sonrientes y bien vestidos y esos son los que te agradan, pero eso no es amor. Amar es quedar desarmado cuando ves alguien triste y no la vas a dejar ir sin antes hablar con esa persona. Nadie se percató de ella pero tú si la vistes. Mientras más conoces a la gente y más tratas con ellos se evidencia si el amor de Dios está en tu vida. Cuando le distes diez veces el mismo consejo a una persona y no lo obedece te dan ganas de mandarlo al infierno pero Dios te dice que tienes que amarla y bendecirla.

Una joven me escribe todas las semanas y me dice: “¡Otra vez le fallé a Dios pero este fin de semana voy a ir a la iglesia!” Después me dice: “No voy a ir a la iglesia porque me van a mirar raro”. Yo le digo que venga a la iglesia y ella me dice: “Ya te tengo cansado”. “Sí corazón, pero te amo”, le respondo. ¡El amor produce cosas increíbles! Antes de entender yo este mensaje y antes de ser pastor yo era un cristiano recontra carnal, los hermanos que me llenaban el corazón eran los que salían a comer conmigo y con quienes jugábamos al vóley. No existía en mí ese amor y esa pasión por la gente.

En este último tiempo no sabemos qué hacer con todos los venezolanos que se están viniendo, están emigrando de a miles y el Departamento de Migraciones de Uruguay está dando turno para el año que viene. Se nos conmueve el corazón por los venezolanos y no sabemos qué hacer, pero oramos que Dios los bendiga. Dios se mueve a favor de aquellos que hacen su obra. Hace más de un año que no voy a Haití y allá están nuestros queridos uruguayos sirviendo al Señor. Han llegado unos cuarenta franceses y se hospedaron en un hotel cuatro estrellas, de lo más lindo que hay allí, y éstos hablaron con el gerente del hotel y le dijeron que estaban allí por cuestiones de negocio y habían llevado un presente para alguna organización que tuviera necesidades. El gerente que nos conoce porque las personas del hogar de Haití le hacen trabajos de carpintería al hotel, los llevó hasta el hogar de niños. Los cuarenta franceses se hicieron presentes allí y dejaron cuarenta valijas de ropa, de juguetes, de calzados. Alguno dirá: “Es que si me decido por hacer la voluntad de Dios me voy a morir de hambre”. ¡No te vas a morir de hambre! Al que se niega a sí mismo Dios le sustenta la vida y lo hace una bendición para los demás por haber dado su vida por el prójimo.

Hay sólo dos mandamientos: “Amarás al Señor tu Dios”. Incluye: “A Él sólo adorarás”. El segundo es: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No adores a ninguna persona, no utilices esa expresión para ningún ser humano o animal. ¡No adores nada! ¡El único que merece ser adorado es Dios! La adoración es la mayor expresión de amor. Si tú no puedes adorar no estás dando la más grande de todas las expresiones de amor a Dios. Dice la Biblia en 1ª de Juan 4:20: “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?” ¡Eres un mentiroso! No puedes decir que amas a Dios si no amas a tu prójimo por lo que quien ama a Dios también ama al prójimo. Y Dios anda mirando a quienes va a llevar a su reino. ¿Quiénes son? Las ovejitas, los de la derecha. “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”. El que produce esas obras, el que ama verdaderamente a su prójimo es aquel que realmente ama a Dios.

CONCLUSIÓN

No te hagas el cristiano ni digas que adoras a Dios si no te mueve el amperímetro el dolor de la gente. Es más, Dios va a permitir que te sucedan cosas para que aprendas a amar a la gente. Dios me concedió el privilegio de estar internado y ahí en el lecho del hospital no había escalafón. Yo decía: “¡Señor, soy el apóstol!” Pero ahí, en la sala del hospital era uno más y ningún enfermero o doctor me decía: “Ah usted es el apóstol. Acá lo vamos a atender bien”. Allí conocí la indefensión del enfermo, me sentí impotente por más apóstol que era. Por ahí aparecía una enfermera y me preguntaba cómo estaba, yo le decía que estaba un poco dolorido y me decía que era un mañoso, que ya iba a pasar y que no me quejara tanto. Ahí se ven las buenas obras de los que aman. Algunas me trataban fríamente porque cobraban un sueldo. Había días en que me tenían que dar una pastilla y me correspondía a la hora que había cambio de turno, entonces la enfermera se iba y no me daba el medicamento. Pero había una enfermera que me alegraba la vida. Llegaba a la mañana sonriente y me decía: “Buen día, ¿cómo ha pasado? ¿Le duele algo?” Me respondía lo mismo que la otra: “Bueno, ya va a pasar, son unos días”. Y me controlaba. Estaba cerca la Navidad y yo oraba: “Dios, no me dejes internado aquí en Navidad”. El asunto es que me pude levantar en Navidad pero no podía salir del hospital. Yo le pedí a mi esposa que le comprara un presente a todos los enfermeros y se lo entregamos con una nota en la que le agradecíamos por todo y los bendecíamos. Desde ese momento tengo más sensibilidad por los enfermos. ¡Qué bendición los enfermeros cristianos! Había un enfermero petizo, morocho, feo, entraba a las tres de la mañana;  a mí me costaba conciliar el sueño, el tipo prendía la luz, daba un portazo y decía: “Hola, ¿qué tal?” Y yo desorientado total. El hombre me decía: “¿Qué, no le gusta que lo atienda?”

El amor produce las verdaderas obras y la bendición; el amor está lleno de misericordia y esto bendice y sana a las personas. Revisa cómo es tu trato con la gente porque te puede pasar que cuando llegues arriba te encamines hacia la derecha y haya un ángel que te diga: “No, es para la izquierda”. ¿Qué es lo que te hace bendito o maldito? ¿Cuánta teología  o doctrina estudiaste? ¡No! ¿Cuánto has asistido a la iglesia? ¡No! ¿Cuánta ofrenda pusiste? ¡No! Te hace bendito o maldito cuánto amor tuviste para dar. Que el Señor te perdone y te bendiga si no está fluyendo esa sustancia, ese carácter de Dios de adentro de tu corazón. Presenta tu vida delante de Dios y pregúntale: “¿Estoy produciendo lo que tú quieres o lo que yo quiero?  ¿Quiero agradarte con mis obras o haciendo las obras que tú tienes preparadas para mí? ¿Soy verdaderamente del grupo de los benditos, de los que heredan el reino? No quiero equivocarme Señor, no quiero fallar. Líbrame Señor, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.

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FAMILIA: REMEDIO DIVINO

INTRODUCCIÓN

Un presidente norteamericano declaró que el poder de los Estados Unidos no reside en la ley, ni en la razón, ni en el cristianismo. El poder de los Estados Unidos no reside en la razón ni en la fe sino en la fuerza. Hay gente que está tratando de dominar el planeta y está convencida de que esto funciona así; que la ley no la impone la razón, que no son los que piensan mejor sino que la imponen los más fuertes. El que tiene poder, tiene la justicia en sus manos y es el que impone la ley. ¡Esto es la ley del más fuerte!

Yo digo que el más fuerte es Dios y Él dicta la ley, no Estados Unidos. ¡No es Trump! ¡No es Putin! El que tiene el poder establece la justicia y la justicia de Dios está basada en su poder.

Hoy quiero hablarte del poder que emana de la palabra de la cruz. La ley del más fuerte señala que la gallina que duerme encima de las otras gana y satanás se cree que es el más fuerte por lo que ha tratado de instaurar ese concepto para dominar al mundo y considera que Cristo es débil ya que lo han destrozado en la cruz del calvario y que los cristianos somos, como dicen los satanistas, “borregos de la manada”. Y enseñan dentro de sus artes ocultas que al enemigo no hay que ponerle la otra mejilla sino que hay que romperle la cara; enseñan que al enemigo hay que destruirlo y hay que demostrarle quién es el que manda y quién tiene el poder. Yo estoy de acuerdo con eso. Lo único que Dios se ha reservado el derecho de ser el juez y de ejercer la soberanía y el poder.

Estamos viviendo un tiempo de maldad y de injusticia, y nos preguntamos qué pasa, por qué Dios no hace algo y nos ayuda. Hoy Dios te va a enseñar un misterio. El Señor ha determinado que es necesario que se manifieste en su máxima potencia el poder del mal para luego vencer y demostrar que Él es el más fuerte. Tengo una noticia para ti y es que dentro de nosotros hay una bomba atómica. Hay dentro de nosotros un poder latente y extraordinario. Cuando hablo de nosotros me refiero a los que creemos en Jesucristo quien murió en la cruz del calvario. Hay un poder extraordinario que se mueve a nuestro favor y dentro de nosotros; ese es el mismo poder que levantó a Jesús de entre los muertos.

Dice Efesios 1: 16 y 17: “No ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él…” El apóstol Pablo oraba para que los creyentes de Éfeso sean investidos de gloria, de sabiduría y revelación; pide que Dios alumbre los ojos del entendimiento de los efesios, y continúa diciendo: “…alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales” (Efesios 1: 18 al 20).

¡Ese poder está dentro de ti! Eso si es que has creído. Es como que somos una semilla que tiene adentro todo el potencial de explotar y producir un árbol mil veces más grande que la semilla. Quiero hablarte acerca de ese poder que resucitó a Jesucristo de entre los muertos. ¡Ese es el poder que opera en nosotros!

EL PODER DEL IMPERIO EGIPCIO

Yo me puse a meditar en el poder del hombre, en las cosas que ha logrado con ese poder. ¿Conoces la soberbia del hombre? Está el poder del padre que llega borracho y dice: “En esta casa mando yo. Vos sos mi hijo y me tenes que respetar y obedecer”. En la antigüedad se levantaron muchos hombres poderosos que lograron terribles hazañas como el imperio egipcio el cual dominó en la tierra durante tres mil años. Tres mil años de dominio en el cual ningún país, nación o rey podían levantar cabeza porque las diferentes sucesiones de familias del faraón aplastaban a cualquiera. Egipto imponía la ley y su religión. Egipto estaba orgulloso de sus divinidades y ha sido tan fuerte la eminencia del poder de las artes y de las ciencias ocultas de ese imperio, que hasta el día de hoy hay quienes estudian esas ciencias y veneran a los dioses de los egipcios. Ellos adoraban al dios sol, el mismo faraón era venerado como un dios. Han logrado hacer cosas extraordinarias como las pirámides, las efigies, etc. El imperio egipcio subyugó al pueblo hebreo entre otros, durante cuatrocientos treinta años.

En las tumbas de los faraones les ponían agua, armas, y comida porque creían en la reencarnación. Después de cuatro mil años los arqueólogos han entrado a las tumbas y han hallado los sarcófagos de los faraones que no han resucitado y en el lugar también estaban las semillas que les habían puesto para que cuando despertaran pudieran comer. ¡No han comido ni una sola semilla! En Egipto se pueden ver esas grandes construcciones, piedras sin vida que dan fe que esos personajes fueron grandes. Pero Romanos 9:17 dice: “Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra”.

Muchos se preguntan: Si Dios es bueno, ¿por qué permite que las personas buenas sean asesinadas y los malos sean elevados? Tú no conoces ni entiendes los caminos de Dios, pero hoy aprenderás que mientras más alto se encumbre el hombre más poderoso de la tierra y aunque sean más fuertes los poderes de sus ciencias ocultas y hagan milagros en el nombre de sus dioses o de sí mismos, todo eso demostrará que Dios es más grande porque ellos caerán delante del Señor.

Dios eligió a Moisés, un tartamudo, y le dijo: “Vas a ir a faraón y le dirás: Deja a mi pueblo ir al desierto a adorarme”. Imagínate a faraón con todo su poder, sus caballos y sus carros, y con sus magos que usaban artes de magia. El imperio más poderoso de la tierra. Y Dios dice: “Yo lo voy a confrontar por medio de un tartamudo”. Ni Moisés creía lo que Dios le estaba ordenando, entonces le dice: “¿Quién? ¿Yo?” Al final le dijo: “Dios, ¿por qué no elegís al que tienes que elegir?” Como queriéndole hacer ver que Dios estaba equivocado y se excusaba de que él era tardo de palabras: “Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua. Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿O quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová? Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar” (Éxodo 3: 10 al 12). ¡Nuestro Dios no es cualquier dios!

Dios no mandó un gran ejército a Egipto. ¡Lo destruyó con diez plagas! Le invade la casa a faraón de langostas, de ranas, hace que el agua de río se transforme en sangre, etc. Mas dice la Biblia que faraón se endurecía cada vez más y a Dios eso le gustaba porque el Señor le iba a mostrar quién era Él.

¿Tú confías en Dios? No importa la magnitud del poder que te quiere doblegar, sea un problema económico, una enfermedad, trabajos de brujería que te hayan hecho o cualquier poder de maldad que se haya levantado contra ti. ¡No importa porque tu confianza está puesta en tu Dios y no hay poder más grande que el poder de tu Dios! El Señor dijo de faraón: “Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra”. Dios ha permitido en toda la historia de la humanidad que se levantaran hombres con mucho poder, bien malvados pero a todos esos les dijo: “Yo te voy a juzgar. Voy a mostrar en ti mi poder. Yo soy el único Dios y no conozco otro más poderoso que yo”.

EL PODER DEL IMPERIO ROMANO

Por otro lado encontramos al imperio romano que ejerció su gran poder en el mundo por más de quinientos años. Augusto César era venerado y adorado como un dios. La gente se saludaba levantando la mano derecha y diciendo: “César es dios”. Pero cuando los cristianos conocieron el poder de la resurrección, cuando vieron el poder de Jesús obrando en sus vidas no aceptaban que el César tuviera más señorío que Jesús así que alzaban la mano al saludar y declaraban: “Jesucristo es el Señor”. El César era el señor del imperio romano pero nuestro Dios es el Señor del universo.

¿Confías en que el poder de Dios está a tu disposición? Pablo dijo a los efesios: “No ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos…” ¡Ese es el mismo poder que opera en nosotros! Vendrá el tiempo en que se manifestará la gloria y el poder de los hijos de Dios.

Hay una escultura en Roma que recuerda la caída del pueblo judío bajo el poder del general Tito, hijo de Vespasiano, el César que gobernaba en Roma. Y los romanos, se llevaban algún trofeo de la nación que destruían para mostrar cómo habían caído. La Menoráh, un candelabro de siete fuegos que estaba en el templo de Jerusalén, encendido de día y de noche delante de Dios, fue robada por los romanos quienes la llevaron a Roma para exhibirla como un trofeo. La destrucción que hicieron fue muy grande; Roma se propuso que nunca más la tierra de Israel sería habitada; el imperio romano se propuso destruir Israel y dispersar al pueblo de Dios a tal punto que desapareciera y de hecho los hebreos se fueron de Israel y esa nación desapareció del mapa por dos mil años. Pero el pueblo judío ha sido guardado por el poder de Dios. Preguntale al emperador de Roma dónde está él y dónde el imperio romano: mas Dios prometió levantar a su pueblo, declaró que lo iba a traer de todas las naciones donde estaban dispersos y los iba a establecer en su tierra y nunca más serían conmovidos.

EL PODER DESTRUCTIVO DEL HOMBRE

Hemos visto en las noticias que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para asustar al mundo hizo estallar una bomba en Afganistán diciendo que esa es la madre de todas las bombas. Como advirtiendo: “¡Ojo Rusia! ¡Cuidado Corea del Norte porque tenemos una bomba poderosa!” Y esa bomba se llama Moab. Una sola de ellas vale dieciséis millones de dólares y Trump está tratando de demostrar el poder que tiene Estados Unidos. Pero Rusia no se quedó atrás y salió a declarar que ellos tienen al padre de todas las bombas. Ahora, el poder del hombre es destructivo. Es fácil matar, pero, ¿es fácil dar vida? El mal demuestra su fuerza y su poder en su capacidad de destruir. Trump ha declarado que la bomba madre destruye todo a su paso a un kilómetro y medio a la redonda en donde caiga. Quieren infundir miedo, pero Dios te dice que no temas al hombre ni a lo que éste pueda hacer.

Dijo Jesús: “No temáis a los que matan el cuerpo, más el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” (Mateo 10: 28). ¡No temas porque es más importante lo que no se ve que lo que se ve! Cuando el hombre quiere demostrar su fuerza y desplegar su poder, arroja bombas y saca fotos de su hazaña. Mas el poder que operó en Jesús destruyó la muerte. En Oseas 13:14 dice Dios: “Oh muerte, yo seré tu muerte”. Yo haré nulo tu poder y le voy a demostrar a la humanidad que tengo poder sobre la muerte. Jesús declaró: “Porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar” (Juan 10: 17 y 18). Jesús prometió darle vida a todos aquellos que crean en Él. ¡El poder de Dios es más grande!

 EL PODER DE LA CRUZ

Leemos en 1ª Corintios 1:18: “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios”. No le llama la atención a mucha gente el mensaje de la resurrección o no les importa. En Uruguay están tratando de establecer el día de la laicidad. La laicidad es dios para los gobernantes de la nación y debe ser impuesta porque es el poder del pueblo. Porque el gobierno no es de Dios; el gobierno, según esgrimen ellos con toda soberbia, es del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. No obstante, Romanos 1:18 declara: “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios”. El poder más grande manifiesto en la tierra no es la madre de todas las bombas, no fue la destrucción de la bomba de Hiroshima y Nagasaki, tampoco fueron los ejércitos de Egipto o de los romanos. El Poder más grande mostrado en el mundo ocurrió hace dos mil años en la cruz del calvario. ¡Esa bomba explotó y aún se siguen esparciendo sus ondas! ¡Sus ondas poderosas de vida están levantando muertos! ¡Esa bomba está dando vida a los muertos!

Hay un misterio en 2ª Corintios 13:3: “Pues buscáis una prueba de que habla Cristo en mí, el cual no es débil para con vosotros, sino que es poderoso en vosotros. Porque aunque fue crucificado en debilidad, vive por el poder de Dios. Pues también nosotros somos débiles en él, pero viviremos con él por el poder de Dios para con vosotros”.

Era necesario que Cristo muriera bajo el poder de inicuos porque era lo más grande que podía hacer el hombre contra Dios y contra su hijo. Se levantó el hombre en su soberbia y crucificó a Cristo; y Dios hizo débil a Jesús, en apariencia de debilidad porque debajo de esa debilidad y dentro de ella, el poder de Dios estaba latente, como hoy está latente su presencia y su poder en cada creyente. ¡Sólo sobre los que creen! Era necesario que Cristo fuese humillado al más alto grado de humillación, debilidad y muerte; a tal punto que en la cruz del calvario llegó al límite de la debilidad y en un momento dijo: “Padre, en tus manos entrego mi espíritu”. Se me acabó la sangre, se me terminaron las fuerzas, no puedo hacer ya nada Dios mío, pero estoy en tus manos. Y Dios toma el elemento más vergonzante y de máximo dolor y vergüenza que representa el poder de la justicia romana. Nadie podía condenar a un reo a una muerte de cruz sino sólo el poder del imperio romano, por más que los religiosos de la época se confabularon para crucificar a Jesús y lo llevaron como un reo ante Pilato, y le dijeron al gobernador romano: “¡Crucifícale! ¡Crucifícale!”

Ahí escondida, estaba esa semilla que debía caer en tierra y morir para luego mostrar su gloria; hasta ese punto llegó Jesucristo. Y era necesario que esto ocurriera para que tú y yo tuviésemos una referencia del poder de Dios, porque no existe ninguna historia en el mundo de alguien que haya dicho: “Yo tengo poder sobre la muerte”. Sólo el anticristo hará algo parecido pero no será como con Jesús  sino como un acto de magia ya que dice en Apocalipsis que sufrirá una herida de muerte, pero esa herida será sanada y el mundo se va a admirar. De Cristo no, pero del anticristo sí. Y el Padre dijo: “Yo les he enviado a mi Hijo Unigénito para que crean en él y lo han rechazado. Por eso les enviaré un poder engañoso para que crean la mentira a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia”.

¡Dichoso quien cree en Jesús y no en otro dios! Dichoso quien puede saborear el día de la muerte, diciendo: “Voy a cerrar los ojos en esta tierra pero los abriré en el cielo en la presencia de Jesús”. Leemos en Filipenses 3:20 y 21: “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas”.

La Biblia afirma que en las manos de Jesucristo, quien resucitó de esa tumba de debilidad, en sus manos están sujetas todas las cosas arriba en el cielo y debajo de la tierra. También afirma la Biblia que toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor para gloria de Dios Padre. Tú te sientes débil y sientes que te faltan palabras; tú titubeas y sientes vergüenza. Tú tienes temores y timidez, a veces te escondes porque reconoces tu debilidad, pero Dios quiere que sepas cuál es el poder que te guarda en la más grande de tus debilidades.

Estoy cansado de escuchar a los cristianos decir: “Esto me puede. Hay algo que no me deja ir a la iglesia”. ¿Cuál es el poder que opera en ti? El mal que no quieres hacer lo haces; te propones que no lo vas a hacer pero igual lo haces. Has intentado una y mil veces pero yo te digo que no intentes más, cree en el poder de Jesucristo. ¡Decídete abrazarte al cuello de Jesús y no soltarte! ¡Hay poder en Él! Poder contra la maldición, contra la debilidad, contra el mal y la enfermedad.

EL PODER DE DIOS EN LA VIDA DE DIEGO

Dios permitió que Diego se arrastrara a niveles muy bajos y profundos para que él pudiera experimentar el poder de Jesucristo. Diego no puede decir que salió porque se lo propuso sino que asegura que Cristo salió a su encuentro y él nos cuenta su testimonio:

“Mi testimonio no se trata principalmente de la droga sino de una forma de vida que yo había elegido, porque estaba confundido y errado. A los doce años fui abusado y eso marcó mi vida o determinó mi forma de vivir. Ese abuso fue causado por un hombre, una persona de mi mismo sexo y en mi mente estaba asociado que yo jamás iba a poder estar con una mujer. Había perdido como hombre la dignidad. Cuando me propuse hacer una vida amorosa pensé que como un hombre había abusado de mi, yo debía estar con hombres ya que a una mujer nunca la podría hacer feliz. Me enamoré y la persona de la que estaba enamorado comenzó a violentarme y ahí empezó mi calvario, entonces comencé a sumergirme en las drogas. Esa persona luego desaparece de mi vida, había tenido un accidente, y yo llegué a enloquecerme buscando una salida. Viajé a la ciudad de Buenos Aires, Argentina a trabajar. Yo trabajaba en el transformismo; me fui con mucho dinero como para vivir tres años allá cómodamente y lo gasté en dos semanas. Alquilé hoteles, autos; alquilé mujeres y hombres. Llegué a pedirle a gente que tenía VIH que tuviera sexo conmigo sin cuidarme porque yo pretendía que me contagiara así me moría. También me drogaba.

Un día vuelvo a Uruguay porque terminé en la calle y mi papá me manda un mail diciéndome: “Te voy a mandar los últimos dólares de la vida pero olvídate que tenes un padre”. ¡Eso fue un golpe duro! Cuando fui a cobrar ese dinero no sabía si volverme a Uruguay o ir a una boca a buscar droga pero decidí volverme y mi mamá que me recibió me dijo: “Hijo no te puedo tener en casa”. ¡Otro golpe! Y agregó: “¡Eres un monstruo!” Nos enteramos que en la ciudad de Rocha, había unos líderes de hogares Beraca que nos visitaron y me invitaron a un campamento. Mi madre me dijo que irían a buscarme pero que tuviera cuidado porque eran cristianos. Yo estaba feliz por ir al campamento y pensé que allí habría muchos chicos. Entonces los líderes me dicen que Dios me iba a hacer libre de la adicción y de la homosexualidad. “¿Cómo?” dije yo. “Yo voy a dejar de drogarme por mi voluntad pero la homosexualidad no me la quita nadie. Yo estoy orgulloso. Yo soy así. ¿Qué pasa con lo que yo siento?” Y mi madre me dio un ultimátum: “El campamento o la calle”.

Asistí al campamento y lo que recuerdo bien fue que yo estaba caminando por el campo y el pastor Félix que estaba caminando por ahí me llamó y me dijo: “Te amo”. ¡Y me abrazó! Yo decía: “¿Quién es este? ¡Ni siquiera me conoce y me dice que me ama! Aparte, ¿no están en contra de la homosexualidad? ¡Y viene un hombre y me abraza!” Pero eso era lo que estaba contradiciendo el golpe que yo había recibido de mi padre. Y Dios empezó a obrar. En una prédica escucho la voz audible del Señor que me dice: “Diego, vos elegiste la homosexualidad porque pensabas que así iba a ser tu vida porque fuiste abusado, pero yo te digo que tengo grandes cosas para tu vida; tengo una esposa para vos e hijos. Vas a pastorear”. ¡Hoy lo creo! En ese tiempo yo dudaba. ¿Cómo sería pastor si odié toda mi vida a los cristianos? ¿Cómo me voy  a casar si nunca estuve con una mujer? Es más, me arrebataron mi dignidad y comencé a relacionarme con hombres. ¿Cómo voy a predicar el evangelio si estuve en un movimiento gay y casi presidí un movimiento del LGTB? Si yo luché contra los pastores evangélicos porque no podía ni verlos. Yo pensaba que Dios no se acordaba de mí porque él odiaba a los homosexuales. Pero Dios obró en mi vida, conocí su amor. Hace dos años y medio que vivo en un hogar Beraca.

Comenzamos hace un tiempo a contar acerca de mi cambio y a mostrar mis fotos y te digo que no fue fácil. Yo sabía lo que se iba a venir pero no imaginé que sería muy duro. Me llamaron de movimientos gay para decirme que era un hipócrita. Me dijeron que me transformé en homofóbico y en un neonazi. Hace poco me amenazaron de muerte. Yo grabé un video en el que les decía a mis amigos de movimientos gay que yo estaba compartiendo mi testimonio del poder de Dios y una de las cosas que dije fue que tener la gloria y el poder de Dios en tu vida es una decisión y no una obligación.

Te digo que vienen opresiones y el enemigo te ataca con lo que más te duele porque tenía amigos que son gay. Pero entendí que Dios me quería usar, entonces hablo acerca de cómo Jesús me levantó con su poder y me sacó de la basura. Hoy estoy liderando a otros chicos, soy ministro de alabanza. Antes tocaba para el mundo, me vestía de mujer, me subía a las tarimas y bailaba en los caños. Pero hoy alabo a Dios tocando el teclado y hablo acerca de su amor. Estoy en el equipo de pro mujer con quienes salimos a predicar a los homosexuales, a los travestis y prostitutas. Un travesti que echaba a las chicas que les predicaban accedió a hablar conmigo, él estaba enojado con ellas porque oraban por él y no tenía ningún cliente en la noche. El hombre creía que lo maldecían con sus rezos y no hacía ni un peso. Yo le conté que antes me hacía llamar Valentina y se reía porque no me creía. Resulta que terminamos orando por él, le pedí su número de celular, lo derivamos a una célula familiar, ahora quiere asistir a la iglesia. ¡Eso lo hizo el poder de Dios! En otra oportunidad les hablé a dos travestis y uno de ellos me dijo que quería conocer al Dios que me rescató y me pidieron que orara por ellos, entonces los entregamos a Cristo. ¡Vienen luchas pero yo decidí levantar la bandera de Cristo y voy a predicar de su amor! Vendrán muchas tormentas pero he decidido decirle que no al diablo y si Dios me dijo que se puede, es porque se puede”.

Cada vez que Diego predica del evangelio, aparece el diablo para recordarle que no es digno, pero hay otro poder que le recuerda que Cristo le ha hecho digno porque la sangre de Cristo lo ha limpiado de todo pecado. Él me contó que lo llaman y le dicen: “Dale, a vos todavía te gusta los hombres”. Así lo meten en angustia y en luchas pero él sigue contando lo que Cristo hizo en su vida. Cristo se propuso demostrarle al mundo que Él tiene poder y puede transformar la peor circunstancia en una bendición. Todo lo que tú necesitas es creer en el poder de la sangre de Jesús. La Biblia dice que la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado y nos libra de toda maldad. Tus amigos, tus parientes y las circunstancias te hacen sentir débil, pero Cristo te dice: “Yo te libro del mal. No hagas fuerza por librarte tú solo. Ven a mí porque tengo poder para levantarte aún de la misma muerte. De la muerte yo te voy a levantar. El poder que yo hago operar en medio de tu debilidad es el poder que me levantó de entre los muertos”.

¿Qué podrá hacerte daño? ¿Quién podrá maldecirte si Dios te bendice? ¿Quién te herirá con burla si Cristo te dignifica? ¿Quién podrá acusarte de los pecados que has cometido si la sangre de Cristo te limpia y borra tus pecados al punto de que Él ya no se acuerda más? Leemos en Efesios 5:2: “Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante”. Hay algo que emana de la cruz y es el amor. La cruz pasó de ser un elemento de tortura, de maldición, de vergüenza, dolor y cautividad; la cruz que era un elemento que provocaba horror el sólo pensar en ella, se transformó en un símbolo de amor. Todo lo que Jesús tocó lo transformó. Tocó un pesebre y lo transformó, tocó un ciego y lo hizo ver, tocó un paralítico y éste se levantó. ¡Todo lo transformó! Cristo transformó mi vida. El Señor me ha tocado a mí y a muchos que hoy creen en Él. Al haber sido tocados por Dios, nuestra existencia vana que no tenía sentido fue transformada en una vida que valía la pena ser vivida.

EL PODER DEL AMOR DE DIOS

Hoy honramos el amor que emana de la cruz. Efesios nos dice que debemos andar en amor como Cristo y relaciona el hecho de que el Señor nos amó al hecho de que se entregó a sí mismo por nosotros y esa entrega fue una ofrenda y no sólo eso sino que fue un sacrificio a Dios en olor fragante.

Es extraordinario que Dios el Padre entregara a su Hijo Unigénito engendrado en el vientre de María y que la muerte de su Hijo subiera delante de su presencia como un sacrificio de olor grato. Debo aclarar que hay sacrificios que no valen la pena. Hay cosas por la que es estúpido sacrificarse; hay cosas por las que no vale la pena jugarse la vida. Sin embargo hay personas que dan la vida por alguna causa que no tiene sentido ni hace el bien; o por alguna causa vana. Y así lo han hecho muchas personas a lo largo de toda la historia de la humanidad. Hay muchas entregas que no son un sacrificio agradable delante de Dios sino que son un sacrificio horrendo como hacen algunos que por amor a Alá asesinan gente. O esos que se inmolan y se hacen estallar a sí mismos matando muchas personas. Desgraciadamente por una causa que no tiene mérito con la promesa de que por haber hecho eso, en el cielo van a tener muchas mujeres con senos voluptuosos.

El pasaje de Efesios que te he compartido liga el hecho de que Jesús da su vida, que nos mostró su amor y se entregó a sí mismo por nosotros en un sacrificio que valía la pena. ¡Vaya que valía la pena si nos salvó a ti y a mí! La primera conclusión importante de esto es que, toda causa que no tiene raíz en el amor es una causa que no sirve. Por lo tanto toda causa que tiene origen en el amor es una causa de Dios y es poderosa; es un sacrificio vivo de olor grato a Dios. El amor produce sacrificio en nosotros.

Hay causas por las cuales no valen la pena entregarse, sufrir o morir y son aquellas que no están fundadas en el amor. Entonces no estamos tristes porque Cristo fue crucificado en la cruz del calvario sino que nos sentimos felices porque lo hizo por amor. El Señor tenía un propósito y una visión, y además estaba mostrando el poder del amor. El poder del amor cambia las cosas y produce una fuerza y una explosión tan grande, más que la madre de todas las bombas. Es una bomba que explotó hace dos mil años atrás en la cruz del calvario y su onda expansiva ha llegado a nuestros tiempos y continúa generación tras generación y alcanza nación tras nación. ¡No han podido frenar la onda expansiva de la bomba del amor! La gente endiosa a otros; ponen arriba de un caballo de bronce en una plaza a esos héroes que han matado gente. A esos de les da honra y gloria, también se le hacen canciones y oraciones a ídolos de bronces que están inmóviles mientras la plaza aguante y no la destruya una bomba madre. Pero nuestro héroe está vivo por los siglos de los siglos. No lo vemos en ninguna plaza, en ninguna escultura. Los curas tienen estatua, la diosa del mar la tiene, más Cristo no tiene estatua porque Él está vivo.

Juan 15:13 dice: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos”. ¿Cuál es la mayor expresión de amor? El Señor dice que no hay un amor más grande que este; la medida más grande del amor se mide cuando alguien da su vida por sus amigos. Tal vez tangas otra filosofía o pensamiento pero dice la Biblia que si yo tuviese toda la fe de tal modo que trasladase los montes al mar y no tengo amor, de nada me sirve. Que si yo tuviese profecía pero no tengo amor, de nada sirve. Se pueden hacer muchas cosas pero si no hay amor de nada sirve. Yo puedo dar mi cuerpo para ser quemado o aceptar explotarme así como lo hacen los musulmanes, pero no si tengo amor, de nada sirve, ya que no se le puede medir el amor a una actuación de esta clase, donde uno se mata a sí mismo por una causa que no es la de Cristo y no es la causa del amor. Inmolarme a mí mismo para hacer estallar a los que odio no es amor. Si estás buscando una buena causa déjate llenar por el amor que emana de una cruz. Jesús oró en la cruz y dijo: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”.

Antes de ir a la cruz Jesús les anticipó a sus discípulos tomando de una copa de vino, que formaba parte de la ceremonia de Pesaj o de Pascua. Todos los judíos saben muy bien que la sangre del cordero en Egipto y a través de los siglos, era la señal de Dios para perdón de los pecados y para que la muerte sea quitada de las personas. Por eso debía morir un animal que oficiaba de sustituto de la persona. Moría un animal inocente y debía ser perfecto y sin mancha; no se podía escoger cualquier animal y aún había que prepararlo o purgarlo cuatro días antes para la muerte. El sustituto de un pecador debía ser inocente, limpio y puro. Y Dios aceptaba provisoriamente la muerte de ese animal en lugar del pecador. Pero Jesús levantó la copa y declaró: “Esta es la copa del nuevo pacto en mi sangre que por vosotros es derramada”. Jesús hizo suya la responsabilidad del cordero, de morir una vez y para siempre por todos los pecados de todas las personas en toda la historia de la humanidad. Eso fue un acto de amor. Tú puedes dar la vida pero si no es por amor, entonces la diste vanamente. El verdadero amor es el que emana de la cruz de Jesús y Él dijo que ese amor era el máximo. Tú puedes ayudar a alguien, puedes invitarlo a dormir a tu casa y eso muestra tu amor y son distintas medidas de amor lo que uno hace por los demás; pero la máxima es morir por los amigos. Jesús les dijo a sus discípulos: “Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer” (Juan 15: 15).

CONCLUSIÓN

¡El Señor quiere ser tu amigo! La Biblia dice que amigo hay más unido que un hermano. También lo dijo Martín Fierro que seguramente lo sacó de la Biblia. Tú puedes hacer grandes sacrificios y tener una gran pasión por alguna causa al punto de entregarte por completo a ella. Tú puedes sufrir padecimientos por una causa pero eso no significa que proviene del amor. La verdadera causa es la del amor y la verdadera muestra de amor es dar la vida. Jesús quiere que le des tu vida. Muchos dicen: “Ya le di mi vida a Cristo”. Pero resulta que no se la ha entregado nada.

¿Has pensado seriamente si le has dado tu vida a Cristo? El que quiere seguir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz y sígame. Quien reconozca realmente el amor de Jesús no tiene otra que amar a Jesús y dar su vida por Él. Te pido que medites qué significa dar la vida por Cristo. Significa no retener nada, significa estar dispuesto a perder todo. ¡La causa de Cristo es la causa más valiosa que hay bajo el cielo! Hay causas por las que no vale la pena morir y son las que no están fundadas en el amor. Reconoce el profundo amor de Jesús por ti. Yo observo personas que dicen haber recibido a Cristo en su corazón pero no han recibido su amor, un amor que satisface el alma y llena la vida. Un amor que suple toda otra falta de amor.

Hay quienes desprecian el amor de Jesús y al despreciar su amor desprecian su sangre y su cuerpo lacerado en la cruz del calvario. Dicen creer en Jesús pero lloran porque su madre o su padre no les amaron, o porque alguna otra persona no les amó. Y viven con su mirada puesta en el mezquino amor de los hombres y no disfrutan del extraordinario amor de Jesús. Dios quiere que hoy reconozcas el gran amor de Jesús por ti. Y si hubieras sido la única mujer o el único hombre en el planeta esa muerte hubiera sido sólo por ti. Renuncia a sufrir por todo otro amor y recibe el amor que lo llena todo. No se trata de un reconocimiento mental sino de lo más profundo del corazón. La sangre que Jesús derramó en la cruz del calvario fue la señal más grande de amor. Él estuvo dispuesto a hacerse culpable de todas tus mentiras, falsedades e hipocresías, estuvo dispuesto a hacerse culpable de todos tus vicios. El Señor dijo: “Yo me hago cargo. Yo pago el precio”. Lo hizo para que tú no pagues el precio. Era tu sangre la que debía ser derramada, era tu muerte pero esa muerte sería condenación para ti, mas Jesús decidió ofrecer su cuerpo y su sangre por ti. ¡No importa si no te aman! Tú tienes que vivir bajo el poder asombroso del amor de Jesús. Nunca más llorarás por falta de amor porque el Señor te llenará de tal manera que ya no extrañarás otros amores, y valorarás el amor de Dios como el máximo amor de tu vida.

Si alguien cumplió con los requisitos del amor fue Jesús, quien inspiró al apóstol Pablo para escribirle a los corintios. 1ª de Corintios 13 dice así: “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido…” ¡Jesús cumplió con ese requisito! El mundo criticó tanta sangre derramada por Jesús, pero no reprocha la sangre de miles de personas derramada en muchas partes del mundo.

Continúa diciendo 1° Corintios 13: “…El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser”.

Donde había alguien que necesitaba amor, ahí estaba Jesús. El amor es eterno. Y aunque Jesús haya muerto en la cruz del calvario cargando con el pecado de toda la humanidad, el amor lo sostuvo aún en la muerte y en  la condenación que Él sufrió porque el amor no muere, no deja de ser. ¡Nunca digas que ya no tienes amor! El amor es eterno, por eso es que Dios detesta el divorcio porque cuando Él une a un hombre y a una mujer pretende que ellos queden unidos por su amor. Si no te han amado, si te ha faltado amor, yo hoy te profetizo que se termina sobre ti la falta de amor porque el amor de Jesús llenará tu vida.

Dile a Dios: “Señor, asumo que me has amado y tuviste dispuesto a dar por mi mucho más de lo que yo estoy dispuesto a dar por ti. Mi amor por ti es mezquino. A veces ni me interesa tu amor porque espero el amor de alguien que me falló. Yo quiero renunciar a mi egoísmo Señor, y dejarte que llenes mi corazón con tu presencia poderosa”.

“Señor Jesús, reconocemos tu gran amor, reconocemos que derramaste tu sangre en una cruz y entendemos que fue la expresión más pura de amor. ¡Establece tu reino y tu poder en nuestras vidas y en nuestros corazones! Perdona nuestros pecados, Padre. Reconocemos que por tu gran amor tenemos vida y vida eterna; tenemos la vida triunfante de Cristo en la resurrección. La vida de Cristo está en nosotros, el poder y el amor de Cristo está en nosotros. Te damos gracias Dios, en el nombre de Jesús, amén”.

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FAMILIA: REMEDIO DIVINO

INTRODUCCIÓN

Estamos celebrando la semana más alta del año y es la Semana Santa. En algún momento, el gobierno en Uruguay ha querido cambiar el verdadero motivo de la celebración de Semana Santa y finalmente fue secularizada, presentando otras actividades y la llamaron semana de turismo, semana criolla, etc. ¡Pero yo digo que los cristianos estamos celebrando Semana Santa!

Alguien me escribió a mi página de Facebook: “Avísenle a éste, que acá en Uruguay no hay semana santa porque es un estado laico”. Hace dos mil años que en todas las naciones del mundo, incluida la República Oriental del Uruguay, es Semana Santa. Para nosotros es la semana más alta del año. Amamos a Jesús con pasión. Hace veinticinco años que estoy en Uruguay y nunca me tomé descanso en esta fecha porque considero más importante honrar a Jesús, quien se sacrificó por mí dando su vida y derramando su sangre para que yo sea perdonado y bendecido. Creo que el Señor se merece todo mi reconocimiento, toda mi adoración y mi gratitud porque Él me ha dado vida eterna. ¡Jesús me ha dado ganas de vivir! Mucha gente se toma esta semana de descanso y se van de vacaciones pero vuelven más cansados de lo que se fueron. Pero yo en Cristo tengo una paz que no encuentro en ninguna otra cosa.

LA HISTORIA EN CUATRO VERSÍCULOS

En el capítulo 9 del libro de Daniel encontramos una secuencia de cuatro versículos en los cuales están condensados más de dos mil quinientos años de historia. El ángel Gabriel se presenta ante Daniel y comienza a hablar con él. Daniel está ayunando, orando e intercediendo delante de Dios a favor de su pueblo que permanecía cautivo por casi setenta años. Estaba afligido en cilicio y ceniza. El cilicio eran unos sacos, tipo bolsas que se colocaban las personas que estaban muy afligidas para mostrar su dolor. El cilicio da mucho escozor. En eso estaba Daniel cuando se le presentó el ángel Gabriel con presteza y le dijo:

setenta semanas de daniel

En este cuadro leemos lo que el ángel Gabriel le dijo a Daniel. La preocupación de Daniel se suma a mi preocupación. “Señor, ¿qué vas a hacer con tu pueblo? ¿Finalmente se van a perder? Llevamos setenta años sin nación. Setenta años sin Jerusalén y sin santuario”. Daniel estaba preocupado, no por nosotros sino por su pueblo. El ángel le contesta específicamente a Daniel, y le dice que la visión que le traía tenía que ver con su pueblo y con su santa ciudad, también señala que en esas setenta semanas se terminará la prevaricación. La prevaricación es un pecado de obstinación, es una transgresión y rebelión que consiste en el hecho de que, conociendo la voluntad de Dios, conociendo su palabra y sabiendo que hay algo que el Señor no quiere, a sabiendas y con conocimiento yo transgredo la ley o la voluntad de Dios. No es un pecado que cometo por ignorancia sino que me revelo a conciencia contra lo que Dios quiere. El ángel le anuncia que en esas setenta semanas se va a terminar ese pecado y se va a expiar la iniquidad. O sea que la iniquidad será echada fuera; será echado fuera el mal para traer justicia perdurable. En algunas versiones se habla de justicia eterna.

El Señor nos mandó a orar que venga su reino y que se haga su voluntad como en el cielo también en la tierra. Y no hay justicia si no se establece el reino de los cielos en la tierra. ¡No hay justicia sin Dios! Su justicia es perdurable, es eterna. Luego, dice este pasaje de sellar la visión y la profecía. Esto significa que no habrá más visiones ni profecías; esto se terminará. Porque cuando termina el pecado y la iniquidad, cuando acaba la prevaricación, se termina el tiempo, y al hablar del tiempo del fin significa que no hay más tiempo. El tiempo es parte de la creación de Dios para nosotros que vivimos en el espacio tiempo, pero los días dejarán de ser. En la eternidad no hay tiempo; en la eternidad no hay pasado ni futuro sino el continuo presente.

Daniel estaba orando una cosa y el ángel le contestó otra muy grande. “Amado varón de Dios te voy a hacer entender y te daré una visión que abarca desde este momento en que estás hablando conmigo hasta que se termine todo”. En los cuatro versículos del capítulo 9 de Daniel: 24, 25, 26 y 27 se habla de los sucesos que acontecerán hasta el fin del mundo.

69 SEMANAS

69 semanas

Dice al ángel en Daniel 9: 25: “Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos”. El ángel habló con Daniel aproximadamente 500 años antes del nacimiento de Jesús. ¿Qué significa esto de 7 semanas y 62 semanas? Son un total de 69 semanas identificadas en la imagen. Con color amarillo, en la línea horizontal superior las 7 semanas, y en naranja las 62 semanas. Esas 69 semanas significan 483 años. Los que entienden de este tema según el lenguaje hebreo, señalan que estas 70 semanas de Daniel son muy famosas ya que no hay un seminario en que este tema no se estudie. También afirman que esas 70 semanas significan, setenta grupos de siete y no son semanas de días sino de años; o sea que una semana equivale a siete años. Entonces, 69 semanas son 483 años (69 x 7). Hay 7 semanas y 62 semanas hasta el Mesías Príncipe (segunda línea vertical amarilla en la imagen).

El ángel le dijo a Daniel: “…se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos” (Daniel 9:25). Daniel y todo el pueblo de Israel fueron cautivos de los babilonios, de los medos y de los persas. En el libro de Nehemías capítulo 2 aparece el rey Artajerjes y Nehemías que era el copero del rey estaba muy triste porque se había enterado que Jerusalén estaba destruida, sus puertas estaban quemadas y sus muros derribados. Fue Nehemías quien consiguió el permiso del rey Artajerjes para reedificar la ciudad de Jerusalén, así esa orden fue dada por el rey Artajerjes y quien la logró fue Nehemías, lo que ocurrió en el año 445 A.C (primera línea vertical amarrilla de la figura).

Dice que hay 7 semanas más 62 hasta el Mesías Príncipe. Jesús nunca fue reconocido como el Mesías Príncipe mientras estuvo en la tierra, pero hubo un solo día que lo reconocieron como tal. Ese día fue cuando Jesús entró en Jerusalén y todos lo aclamaron. Sería en la celebración de Semana Santa el que se denomina “domingo de ramos”. Unos días antes de la crucifixión de Cristo, el Señor entró montado en un burro. Zacarías lo había profetizado: “Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna” (Zacarías 9:9). Y ese día coincide con lo que se le conoce como el domingo de ramos, o la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. La gente cortaba ramas de árboles y las echaban delante del Señor así como también echaban sus mantos en el camino y pasaba Jesús sobre el asno. Ahí fue cuando el burro dijo: “¡Qué importante que soy!”

Ahora, dice 7 semanas y 62 semanas. Yo no estudié que habrá pasado dentro de esas primeras siete semanas de la profecía. Posiblemente, desde que el ángel habló con Daniel pasaron siete años y sucedió lo de Nehemías y el rey Artajerjes. Tal vez se haya preparado en ese lapso todo lo que se iba a utilizar para la reconstrucción de la ciudad. Leemos en Daniel 9:26: “Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones”. Después del Mesías príncipe se le quitará la vida al Mesías. Aquí dice que se va a edificar Jerusalén pero después dice que se le quitará la vida al Mesías y un príncipe que ha de venir volverá a destruir la ciudad; destruirá nuevamente el santuario y el templo. Todas estas cosas ocurrieron ya, porque murió el Mesías después de haber sido reconocido como Príncipe, a los pocos días lo crucificaron. Y después que fue crucificado, pocas décadas después, el general Tito, romano, destruyó Jerusalén y el templo. Aunque el general Tito quería conservar el templo como un trofeo, y que se transformara en un gran edificio romano, sus soldados habían escuchado rumores de que allí había oro escondido. Entonces desobedecieron la orden del general y comenzaron a destruir el templo, quitando piedra sobre piedra. Recordemos lo que Jesús le dijo a sus discípulos: “¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada”. Cuando los soldados llegaron bien abajo y ya no había piedras para sacar, descubrieron que no había oro.

¿Por qué te cuento todo esto? Porque lo que dice la Biblia es confiable y tal vez tú lo has leído muchas veces, sin embargo no entendías nada. Pero hoy estás entendiendo que el ángel Gabriel lo dijo y que siempre Dios cumple su palabra. Él es Dios y su gloria consiste en que el Señor anuncia las cosas antes que sucedan, para que cuando sucedan, los que creen en Él  se alegren y lo glorifiquen. El diablo tiene adivinos, él y sus demonios son adivinos, pero Dios te dice la verdad. ¡Él no necesita adivinar nada!

EL TIEMPO DE LOS GENTILES

La profecía de Daniel 9 llega hasta nuestros días. Los cuatro versículos hablan de los acontecimientos de Israel y de Jerusalén hasta el fin del mundo, pasando por nuestros días. “Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones”. Israel sería destruida y el pueblo dispersado, y esto durará hasta el fin de las devastaciones. Ese período lleva dos mil años. Es como un paréntesis en la historia de las setenta semanas de Daniel. Porque esas setenta semanas tienen que ver con la historia del pueblo de Israel y de la ciudad santa de Israel. Pero durante dos mil años no hubo historia de Israel, el pueblo no estuvo al frente de Israel ni de Jerusalén. Por lo tanto, se trata de un paréntesis. En la primer figura, donde está la preposición “y” dentro de un circulo, ahí hay un bache, ese es el paréntesis. Hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. Israel, creo yo, es el único pueblo que ha estado disperso y ha sido perseguido durante dos mil años sin tener una bandera, sin tener un himno nacional o un idioma, y sin tener un gobierno. Y en el año 1948, en un día se declaró la independencia y volvió a existir. ¡Esto es un milagro único en la historia del mundo!

Leemos en Daniel 9:27: “Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador”. La otra semana está del otro lado de la “y”.  O sea, una semana o siete años. A la mitad de la semana, la mitad de los siete años, hará cesar el sacrificio y la ofrenda.

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En la segunda figura que vimos, donde se muestra el círculo que rodea la “y” en la primera imagen, aquí está ampliado y comprende un paréntesis, lo que sería la línea amarilla vertical tercera y la cuarta. En la primera línea vertical amarilla se representa la orden de edificar la ciudad, dada por el rey Artajerjes, año 445 A.C, hasta el Mesías Príncipe (segunda línea vertical amarilla). Dijo el ángel a Daniel: “Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías” (tercer línea amarilla vertical que tiene una cruz). Esto fue después de haberlo declarado Príncipe. Así que entre la tercera línea amarilla y la cuarta se cortan las 70 semanas y no sigue funcionando el reloj porque se produce un bache histórico que se conoce como “los tiempos de los gentiles”. Recuerda que la profecía es acerca de Israel y de Jerusalén (de tu pueblo y de tu santa ciudad). Pero, en el año 70 D.C es destruida la ciudad santa, se destruye el templo y no sigue la cronología porque el pueblo es dispersado y la Biblia señala que Israel es endurecido en parte hasta que la plenitud de los gentiles haya entrado (Romanos 11:25).

Según la palabra de Dios los judíos fueron endurecidos por causa de nosotros y Jesús dijo que el evangelio del reino sería predicado para testimonio a todas las naciones y después vendría el fin (la última semana). Hay varios versículos que hablan acerca de esto y uno lo encontramos en Romanos 11:25 cuando el apóstol Pablo dice: “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles”. La plenitud de los gentiles significa, hasta el total de las personas de las naciones que están inscriptas en el libro de la vida para que entren al reino de Dios. En cualquier día de estos va a entrar el último gentil y cuando esto acontezca se terminará el tiempo de los gentiles o, según otra versión, los tiempos de las naciones.

Ya al final de su ministerio Jesús observa la ciudad de Jerusalén y se lamenta: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste! He aquí, vuestra casa os es dejada desierta; y os digo que no me veréis, hasta que llegue el tiempo en que digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor”. (Lucas 13: 34 y 35) ¿Qué es eso de que la casa de Israel es dejada vacía? Que el Espíritu Santo se retira del pueblo y deja de ser su cobertura y su protección. El apóstol Juan dijo: “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron”. Y ante el rechazo del pueblo de Israel, de no haber aceptado, de no haber creído y de haber matado al Mesías, se produce una vaciedad que termina con la dispersión del pueblo de Israel en el año 70 D.C y que dura dos mil años. Mas las profecías declaran que Dios volverá a traer a su pueblo a su tierra de todas las naciones a donde fueron dispersados y que les va a hacer bien.

Cuando Dios comienza a traer de nuevo a Israel a su tierra se va terminando el tiempo de los gentiles o los tiempos de las naciones. Observando la segunda gráfica, en la línea blanca donde dice: 7 últimos años de la historia, vemos que en algún momento se volverá a activar el contador cronológico y cuando esto suceda quedarán sólo siete años antes del fin. Aunque todavía no se activó el reloj, no te duermas, porque en cualquier momento ocurrirá.

 

SEMANA 70

 

Entonces el ángel le dice a Daniel: “Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda…” (2ª figura donde señala las 7 semanas). En Israel, en la actualidad no hay sacrificios ni ofrendas, tampoco hay templo; en Israel no se hacen sacrificios porque se deben hacer en el altar del templo y los judíos ortodoxos están esperando construir el tercer templo. Hay un lugar en Israel llamado el Instituto del Templo que los turistas pueden visitar; y allí hay guardados en vitrinas todos los elementos que se necesitan para volver a ofrecer sacrificios y ofrendas. Entre esos elementos hay un candelabro de oro muy grande y otros utensilios. Hay ciento de miles de dólares invertidos en instrumentos de oro que serán usados en el templo cuando se construya. Nosotros estamos en ese paréntesis entre la tercera línea amarilla y la cuarta. Y no hay templo pero en algún momento se va a edificar. Habrá gozo y algarabía porque habrá sacerdotes y sacrificios de animales. Para ellos, la sangre de los animales es la que opera en el perdón de los pecados y durante dos mil años no ha habido perdón de pecados porque no han habido sacrificios, y no han habido sacrificios porque no hay altar. Y no ha habido altar porque no hay templo, pero lo van a construir. En cuanto se edifique el templo y haya un altar entonces vamos a estar en la última semana de la historia que son los últimos siete años de la historia de la humanidad. ¿Da miedo esto, no? A la mitad de la semana, es decir, a los tres años y medio, alguien va a suspender las ofrendas y los sacrificios; y es que se va a manifestar como dijo el apóstol Pablo: “…el inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos” (2 Tesalonicenses 2:9). La Biblia dice que ese inicuo que va a gobernar el mundo, no va a reconocer a ningún Dios sino que se va a endiosar por sobre todos los dioses y se hará adorar. Daniel 9: 27 dice: “…Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador”. ¿Qué se entiende por la palabra consumación? Cuando se consumó es cuando se terminó, o sea cuando llegue el fin.  El versículo 27 del libro de Daniel 9 dice: “Y por otra semana confirmará el pacto con muchos…” Israel firmará un pacto de paz pero Isaías señala que ese es un pacto con la muerte, porque a la mitad de los últimos siete años el firmador de ese pacto va a parar los sacrificios del templo y dice a Biblia que él se sentará en el templo como dios y se va a hacer adorar, pero no va a aceptar ninguna ofrenda y  ningún sacrificio al Dios del cielo. A la mitad de esos siete años, el anticristo se quitará la careta y se mostrará tal cual es, un emisario de satanás.

Habrás escuchado en varias oportunidades que se viene un gobierno mundial al que le llaman New World Order. Se está gestando un poder internacional que está por encima de las naciones, que domina a través de la economía o el dinero e impone leyes como la del aborto, la ideología de género entre otras cosas, que no forman parta de nuestra esencia o historia pero sí de este nuevo orden. Por ejemplo, en la que el hombre no es hombre ni la mujer es mujer, en la que el matrimonio no es matrimonio y la familia no es familia. Esto se está enseñando en las escuelas. Es un nuevo orden de cosas que definen a lo bueno como malo y a lo malo lo define como bueno. ¡Es el mundo del revés! Entonces a la mitad de los siete años, el anticristo, el dominador del mundo se va a dar a conocer hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador, lo que sería el juicio. Los versículos 24, 25, 26 y 27 del capítulo 9 de Daniel hablan de la historia desde 445 años A.C hasta el fin de los días.

Con todo esto que expuse quiero hacerte ver cuánto Dios nos ama y realmente, si escudriñamos las escrituras, si las estudiamos podremos entender cosas que el mundo no entiende. Cuando Israel firme un pacto con el anticristo se dispararán los últimos siete años y se termina el tiempo de gracia que habría sido estipulado para los gentiles.

Termina la historia cuando el ángel le enseña a Daniel lo que habrá de suceder a su pueblo y a su santa ciudad. ¿Qué es lo que sucederá? Se va a construir un templo, volverán a haber sacrificios pero luego el anticristo lo suspenderá. ¿Qué sucederá? Que en la consumación de los días, Cristo vendrá en las nubes. Desde que se firme un pacto con Israel y haya un estadista mundial hasta la segunda venida de Cristo habrá solo siete años. A esto se refería Jesús cuando dijo: “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca”. Jesús declaró cuáles eran todas las cosas que iban a suceder.

Observemos a continuación la tercera figura:

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Aquí, Daniel 9:25 hace referencia a los tiempos de Nehemías. En esta figura podemos ver lo que expuse en la primera parte de la enseñanza que es la orden para edificar Jerusalén dada a Nehemías hasta el tiempo en que Jesús entró triunfal a la ciudad y fue aclamado por el pueblo como vemos a continuación en la cuarta imagen.

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Pasamos a la quinta figura y lo que está resaltado entre las dos líneas amarillas es el período que nosotros estamos viviendo, el de los gentiles y que también se da a llamar el tiempo de los gentiles.

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Me han enviado un video que mostraba a unos cristianos a los que una multitud de gente golpeaba con palos, los arrojaban al suelo y los pateaban. ¡Esto es tan duro! Tanto los golpeaban que quedaban atontados, entonces los arrojaban sobre unas ramas y les prendían fuego. Uno se pregunta, ¿puede haber tanta maldad? ¡Si se trata sólo de gente que ama a Jesús! Pero sí, hay mucha maldad. En Medio Oriente se matan más cristianos que judíos. Las últimas noticias nos muestran cómo hicieron explotar unas bombas en dos iglesias cristianas de Egipto. Todos los días están degollando cristianos. En el período de los siete años finales el odio a Jesucristo, a Dios, a toda religión y a los cristianos se incrementará. El escenario ya está listo porque las leyes que están surgiendo nos condenan por no aceptar los nuevos valores que se están imponiendo en la sociedad. Se nos tilda de retrógrados por no estar de acuerdo con el homosexualismo y dicen que difundimos el odio, pero yo hoy confieso que predico el amor de Jesús y declaro que la última palabra no la tienen los gobernantes del mundo, porque la última palabra la tiene Dios.

Hay una doctrina que habla de la inminencia de la segunda venida de Cristo, y desde niño me han enseñado que Jesús puede venir en cualquier momento y yo te digo que aún no viene el Señor. ¡Se tienen que cumplir primero las señales que Él ha manifestado! Siria siempre fue enemiga de Israel y es colindante con esta nación. Siria está unida al grupo de naciones que odian a Israel, también se encuentra Irán. Jordania tiene un tratado de paz y lo está respetando. Pero en general hay una gran cantidad de naciones árabes que quieren que Israel desaparezca, pero no lo harán desaparecer porque Dios ya los trajo a su tierra y después de tres mil años, el Señor ha cumplido su palabra de que los iba a plantar y nadie más los iba a mover de su tierra. No obstante hay profecías que tienen que ver con el hecho de que a Siria no le va a ir bien y así es, no le está yendo bien. En esa nación el gobierno está luchando contra unos rebeldes y éstos contra el gobierno; Rusia apoya al gobierno en tanto que Estados Unidos apoya a los rebeldes. Por otro lado está ISIS, el estado islámico que está destruyendo tanto a unos como a otros y las naciones miran lo que está aconteciendo con Siria. Si no me equivoco, más de ciento cincuenta mil personas han tenido que abandonar su tierra. ¡Las ciudades están destruidas! No hay servicios básicos y se siguen matando gente. El presidente de Estados Unidos Donald Trump ordenó que desde unos barcos de la marina Americana se dispararan cincuenta misiles con el fin de destruir un aeropuerto desde donde salieron supuestamente aviones del gobierno sirio que dispararon armas químicas sobre su pueblo. ¡Es un infierno! Y esto es sólo una muestra de lo que sucederá.

Una periodista árabe-israelí habla acerca de esta masacre en Siria como un holocausto y dice sentir vergüenza por lo que está sucediendo. La periodista dice lo siguiente: “En estos precisos momentos en la ciudad de Alepo en Siria, a sólo ocho horas de Tel-Aviv se está llevando a cabo un genocidio. ¿Saben qué? Permítanme ser más precisa. Es un Holocausto. Sí, un Holocausto. Quizás no queremos escucharlo o enfrentarnos a que en el siglo XXI, en la era de las redes sociales, en un mundo en el que podemos tener la información en la palma de la mano, donde podemos ver y escuchar a las víctimas y sus historias en tiempo real, nos quedamos quietos sin hacer nada mientras hay niños siendo masacrados cada hora. No me pregunten quien está bien y quién está mal, quiénes son los buenos y quiénes los malos porque nadie lo sabe y la verdad es que no importa. Lo que importa es que está ocurriendo ante nuestros ojos y nadie en Francia, Reino Unido, Alemania o Estados Unidos hace nada para detenerlo. ¿Quién marcha en las calles por los hombres y mujeres inocentes de Siria? ¿Quién grita por los niños? ¡Nadie! La ONU está celebrando reuniones de su Consejo de Seguridad y secándose las lágrimas cuando ven la imagen de un padre sujetando el cuerpo de su hija pequeña. Hay una palabra para eso: ¡Hipocresía! Yo soy árabe, musulmana, ciudadana del estado de Israel, pero también soy ciudadana del mundo y estoy avergonzada. Avergonzada como ser humano de que elijamos líderes incapaces, de unirnos en sus condenas y de actuar con fuerza. Me avergüenza que el mundo árabe sea secuestrado por terroristas y asesinos sin que hagamos nada. Me avergüenza que la mayoría pacífica de la humanidad sea irrelevante una vez más. ¿Necesitamos un recordatorio? Armenia, Bosnia, Darfour, Ruanda, la Segunda Guerra Mundial. No, no lo necesitamos. Albert Einstein dijo: El mundo no será destruido por quienes hacen el mal sino por aquellos que observan sin hacer nada”.

Delante de nuestros ojos, hace unos cinco o seis años está ocurriendo un holocausto en Siria y no hablemos del holocausto que viven los pobladores de África que tratan de escapar y se hunden en las aguas del Mediterráneo. Pero no quiero dejar pasar por alto el hecho de que Siria está pagando y ayudando a Hezbola que quiere destruir Israel, no me sorprende que Dios esté cumpliendo sus profecías y hay una profecía específica en Isaías 17 que dice así: “Profecía sobre Damasco. He aquí que Damasco dejará de ser ciudad, y será montón de ruinas. Las ciudades de Aroer están desamparadas, en majadas se convertirán; dormirán allí, y no habrá quien los espante. Y cesará el socorro de Efraín, y el reino de Damasco; y lo que quede de Siria será como la gloria de los hijos de Israel, dice Jehová de los ejércitos”.

Damasco es la capital de Siria. En otra versión dice que Siria dejará de ser nación. Esto sucederá antes de las siete semanas de Daniel. No será en el periodo de los últimos siete años de la humanidad sino dentro del tiempo de las naciones. Lo que yo estuve viendo acerca de Siria en este último tiempo es escalofriante. El presidente sirio Bashar al-Asad envió aviones que arrojaron bombas químicas contra su propio pueblo, y esas armas químicas son destructivas. El presidente Donald Trump declaró que por causa de esas armas químicas la marina de Estados Unidos disparó cincuenta misiles contra un aeropuerto donde supuestamente salieron los aviones con esas armas. Para que tengamos una idea de lo que sucede a diario en Siria, hay un video que muestra cómo estas armas han afectado a varias personas en espacial a un niño que perdió su familia y también un hospital en donde los estaban atendiendo fue bombardeado. Un niño declara que estaba mirando los aviones y vio cómo un avión dejó caer un barril y un humo amarillo, entonces comenzó a toser. El niño cuenta que comenzaron a huir. La mujer que lo asistió le preguntó si sus hermanos estaban bien pero él dijo que no sabía dónde estaban ellos. Entonces, tosiendo, le pregunta a la mujer: “¿Me voy a morir señorita?” Y mientras el niño era atendido junto a otros más, bombardearon el hospital. Era el único que quedaba en esa zona en donde los niños eran asistidos. Las enfermeras sacaron rápido a los bebes de las incubadoras. Ya no quedan hospitales. ¿Sabes cuántas personas en el mundo ni se enteran de lo que está sucediendo? Por más fuertes que sean los videos hay que divulgarlos. Tú que ahora mismo estás en tu casa tranquilo no tienes idea lo que estas personas viven a diario.

Estados Unidos arroja bombas en Siria para defender a los rebeldes contra el gobierno porque aseguran que el gobierno es tirano. Rusia arroja bombas en Siria porque defiende al gobierno sirio. Estados Unidos tiene sus intereses y Rusia los suyos; y en medio está el estado islámico que mata a unos y a otros, y en medio de todo este lío está Hezbola que hace lo mismo. Y los muertos se cuentan por miles y decenas de miles. Quiero decirte que la justicia del hombre desata la justicia de Dios.

Las personas preguntan por qué Dios permite estas cosas. ¿Por qué tiene que morir un hombre bueno en manos de un hombre malo? Yo te digo que es la injusticia del hombre la que apresura la justicia de Dios. Se está acumulando ira para el día de la ira. Pero Dios no dejará esto así, el Señor va a actuar y le va a demandar al hombre y lo juzgará porque el hombre no es juez del hombre y mucho menos es dueño de la historia. La historia no la cuenta Trump ni Putin; no la cuenta ningún presidente de ninguna nación del mundo. ¡La verdad la cuenta Dios en su palabra! ¡Y lo que Él ha dicho que sucederá, sucederá!

 

CONCLUSIÓN

 

No te preocupes por la maldad ni por la injusticia que hay en las naciones, ocúpate de tu relación con Cristo y de formar parte de su ejército, aquellos que le creemos a Él. Hoy a través de este mensaje Dios te ha demostrado que Él no miente. Lo que dijo que iba a suceder sucedió y lo que falta por suceder acontecerá como Dios lo declaró. No es tan importante saber qué va a pasar en el mundo sino qué va a pasar conmigo. ¿Estoy en una relación correcta con Cristo? ¿Es Jesucristo mi Señor y Salvador? ¿Le he permitido a Dios que haga su voluntad en mi vida? ¿Le he abierto mi corazón a Jesús para que lo limpie y destruya lo que haya que destruir? Lo más importante no es lo que pasa con otros sino lo que sucederá contigo. Muchos correrán de aquí para allá, vagarán buscando consuelo o tratarán de llenar su alma con alguna cosa y encontrar satisfacción con algo. Yo te digo que en los tiempos que estamos viviendo, quien produce satisfacción es Dios.

En cuanto al video que muestra a cristianos que eran golpeados y quemados vivos, había una canción de fondo que la compuso un cristiano que también murió de forma similar. A él le decían que debía renunciar a su fe en Cristo y si se negaba  matarían a su esposa delante de sus ojos. Entonces comenzó a cantar una canción, que él mismo compuso, que dice así: “He decidido seguir a Cristo/// No vuelvo atrás, no vuelvo atrás”. Lo amenazaban con matar a su esposa y él seguía entonando la canción. Al final mataron a su esposa y le dijeron que le iban a perdonar la vida si él negaba a Jesús, pero el hombre cantaba: “He decidido seguir a Cristo. No vuelvo atrás, no vuelvo atrás. El Rey de gloria me ha transformado. No vuelvo atrás, no vuelvo atrás”. Y lo mataron.

Yo le pregunté a Dios: “Señor, ¿será que me quieres en ese país de África? ¿Será que podremos hacer algo más que orar?” Y es que ni siquiera oramos porque no estamos dispuestos a perder nada por Cristo. ¿Qué es lo que falta para que el fuego de Dios se encienda en nuestras vidas? ¿Verdaderamente le has dicho si al llamado de Dios a tu vida? ¿O estás muy cómodo en tu estudio o trabajo y no quieres que Dios te toque nada de eso que no quieres soltar? Este es un tiempo en que los cristianos van a mostrar lo que son capaces de pagar por la causa de Cristo. Si no estás seguro de pertenecer a Cristo y el Espíritu Santo te insiste en que tienes que consagrarte hoy, tienes que tomar una decisión importante.

Jesús entró sobre un pollino a Jerusalén un día como en el que se celebra domingo de ramos en Semana Santa, pero Él sabía que en unos días más las cosas iban a cambiar. Unos pocos días después, el mundo estaría gritando: “¡Crucifíquenle!” Pero su amor le hizo tomar la mejor decisión por mí y fue a la cruz porque le pareció un acto de amor pagar el precio con su vida por la salvación de muchos. ¡Entrégale tu corazón a Jesús! Hoy es un día de salvación. Dile a Jesús: “Padre Santo, vengo a ti en el nombre de Jesús confesando que necesito que me limpies, que me perdones y que seas a partir de hoy mi Señor y mi Salvador. Sé mi protector y mi sustentador. Tú diste tu vida por mí y yo ahora decido dar mi vida por ti. Tómame y úsame, Señor. Te doy gracias porque me has llamado y soy tu hijo. A partir de hoy su tu hijo, soy tu hija. Gracias te doy en el nombre de Jesús, amén”.

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FAMILIA: REMEDIO DIVINO

INTRODUCCIÓN

Una puerta es un dispositivo que impide el paso de algo o de alguien; también podemos decir que impide la entrada de algo malo o la entrada de algo bueno. Y ese algo bueno pueden ser personas buenas, puede ser por ejemplo, medicamentos o alimentos. Todas las naciones tienen puertas, las instituciones tienen puertas. El corazón también tiene una puerta y entra lo que nosotros queremos que entre. En el corazón no entra el mal porque el diablo es malo; el mal que entra, es porque nosotros abrimos las puertas a través de nuestras codicias y deseos. Nosotros abrimos puertas a maldiciones y las cerramos a las bendiciones o abrimos puertas a bendiciones y las cerramos a las maldiciones.

¡Nosotros queremos que en nuestra nación se cierren determinadas puertas! Hay ideologías en nuestro medio, que no son “criollas”, autóctonas, sino que son extrañas a nuestro país; eso de destruir o deconstruir la familia está repercutiendo en toda las naciones y no es algo que pertenece a nuestra cultura sino que viene de afuera. No es algo que ha pensado algún gaucho tomando mate debajo de un ombú; son cosas nuevas que se introducen y entran por determinadas puertas que tienen que ver con el dinero y la economía, y que tienen que ver también con la debilidad de los gobiernos. ¿Por qué entra la droga a un país? Porque hay puertas abiertas. Ya no pensamos que la droga entra porque son muy vivos los narcotraficantes. El puerto es una puerta en un país, por ahí entran y salen personas. Por un puerto puede entrar un gurú que llega al país a dejar una maldición o alguna banda de música satánica, por ejemplo. Pero también por el puerto puede entrar un predicador del evangelio. Al puerto entran cosas y personas que se permiten que entren. Yo viajé recientemente a Buenos Aires y me encontré allí con el pastor Andrés que está encargado de la iglesia en la ciudad de San Juan y me alcanzó un bidón con aceitunas negras. Yo vine muy contento con el bidón de aceitunas y un bolso de mano; llego al puerto y pongo el recipiente y el bolso en la cinta de la aduana. Un funcionario me preguntó qué llevaba, yo sonriendo le dije que eran aceitunas y me mandó que abriera el recipiente; saco unas y me las como y le digo que eran aceitunas. En conclusión me dijo que no las podía entrar porque la ley no lo permitía. ¡¡¡No me dejaron entrar aceitunas, pero dejan pasar cada cosa!!! En las noticias sale luego que se encontraron toneladas de droga que entraron al país.

¿Cómo es la cosa? ¿Cuándo están abiertas las puertas y cuándo están cerradas? ¿Cuándo hemos permitido que entren determinadas cosas y cuándo hemos permitido que salgan determinados valores en nuestra vida? ¿Cuándo hemos dejado de apreciar la vida para matar el hijo del vientre? Al dejar de valorar la vida, hemos traído hijos rechazados y resentidos al mundo. Hemos traído hijos no deseados. No sé qué es peor, aunque creo que es peor matarlos. Pero cuando traemos esos hijos a los que se les ha tachado de hijos no deseados, lo que creamos, son hijos resentidos; criamos hijos que no han encontrado cabida en la familia ni en la sociedad por lo que han salido en busca de algo que llene el vacío de su existencia. Esas son ideas foráneas que vinieron de afuera. Leí que Estados Unidos estableció una política exterior de exterminio que tiene que ver con el aborto, y por ello, el gobierno le donaba a Planed Parenthood  quinientos millones de dólares anuales, la mayor organización abortista privada del mundo. Es una política de Estados Unidos con el fin de ayudar al desarrollo de las naciones y han llegado a la conclusión de que es mejor matar a los pobres, ya que ese es un grave contratiempo, porque éstos son los que más hijos tienen. Los pobres tienen más hijos que los ricos, por lo que multiplican la pobreza, ya que sus hijos tienden a ser pobres. Hay excepciones, pero la pobreza se multiplica, entonces para erradicar este flagelo, matamos a los hijos de los pobres. Esa es la idea principal, aunque no se puede decir así; debemos decir, libertad para todos, todos pueden abortar. Estas ideas no surgieron en Uruguay sino que vienen del exterior. Ideas que vienen de organismos como la ONU que recibe millones de dólares para su propósito.

CONFLICTOS PROVOCAN LA BÚSQUEDA DE DIOS

Leemos en Nehemías 1:1 en adelante: “Palabras de Nehemías hijo de Hacalías. Aconteció en el mes de Quisleu, en el año veinte, estando yo en Susa, capital del reino, que vino Hanani, uno de mis hermanos, con algunos varones de Judá, y les pregunté por los judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén. Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego. Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos. Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos; esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado”.

Nehemías era copero del rey; era esclavo pero un esclavo acomodado, así como Daniel en Babilonia. Nehemías se encuentra en Susa capital del imperio persa, cuyo rey se llamaba Artajerjes. Los hebreos estaban cautivos hacía setenta años casi; estaban cautivos primero bajo el poder del imperio babilónico, después bajo el poder del imperio medo y por último bajo el poder del imperio persa. Parece que muchos de los hebreos que estaban en Babilonia fueron trasportados a Persia y allí fue a parar Nehemías quien era copero del rey. Habían pasado setenta años de haber sido despojados, de haber sido arrancados de su tierra; setenta años de olvido, de vivir en culturas distintas, con idiomas diferentes, con otras creencias y otros dioses. Pero había un remanente que esperaba en Dios y buscaba de Él. Uno de ellos era Nehemías.

Jeremías había profetizado que serían setenta años de esclavitud, y estaban llegando a su fin esos años. Pero los niños que habían salido cautivos de Jerusalén con un año de edad, ahora tenían setenta años, y los que habían salido con cuarenta o cincuenta años de edad ya no estaban, en tanto, los que se habían casado, habían formado su familia en la esclavitud. Así que lo que había era un recuerdo de ancestros que rezaba: “Nosotros venimos de Jerusalén, somos hebreos y creemos en el único Dios verdadero. El Dios Todopoderoso”. Y se había trasmitido algo de eso, pero, ya estaban afincados, tenían casas y bienes en la nación donde estaban cautivos. Era algo muy difícil pensar en movilizar una nación para que vuelva a su tierra. No sé a quién se le podría ocurrir semejante idea, máxime, sabiendo que los persas eran un imperio muy poderoso y ellos eran esclavos de los persas. Pero los judíos no tenían nada; no tenían ejércitos ni armas, y no tenían riquezas. No obstante, aquí comienza a gestarse algo importante. Así como vimos que sucedió con Daniel, ahora lo veremos con Nehemías. Hay circunstancias que provocan conflicto, que provocan cierta tristeza pero no cualquier tristeza ya que es una tristeza de parte de Dios, que lleva al creyente a orar y a ayunar.

Yo confieso que las oraciones más sentidas que he hecho en mi vida surgieron cuando estuve en situación de conflicto. Yo, con lágrimas le preguntaba a Dios: “¿Qué quieres de mí? ¿Cuál es tu voluntad? ¿Qué esperas de mí? ¿Por qué Señor yo tengo que estar viviendo esto? ¿Cuándo vas a hacer algo Dios mío? ¿Dé que sirve la vida si tengo que vivir como estoy viviendo?” En ese tiempo de conflicto surgieron las mejores oraciones y los mejores ayunos. En una oportunidad ayuné veintiún días sin comer nada. La crisis me llevó a un deseo profundo de buscar el rostro de Dios y de orar para que el Señor me mostrara su voluntad, para que se haga su voluntad  en la tierra como se hace en el cielo.

Nehemías se puso triste, se sentó y lloró; y comenzó a orar. Han pasado setenta años, pero él oró: “…confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado”.  Señor, lo que estamos viviendo no es culpa tuya sino nuestra. No venimos a ti confiados en nuestras buenas obras sino en tus muchas misericordias.

Cuando nos acercamos a Dios no lo hacemos para mostrarle lo lindos que somos o lo bien que hacemos las cosas. Nos acercamos a Dios para tocar su corazón, para que su misericordia se mueva sobre nosotros. “Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”, declaró David en el Salmo 51:17.

Nuestro corazón se entristece sobremanera cuando comenzamos a ver los grandes males que están sucediendo en el mundo, ciento de miles de refugiados, decena de miles de cristianos acribillados por amar a Cristo y creer en Él, millones y millones de dólares invertidos en guerras, en prostitución, en la promiscuidad de adultos con deseos sexuales hacia los menores; nos angustia ver cómo esos males están entrando en Uruguay o ya han entrado, cómo el poder de la droga sigue extendiendo sus garras, cómo se ha legalizado la marihuana, que tiene un 15 % más de tetrahidrocannabivarina que la marihuana que se conocía en los años 60 y 70, que consumían los hippies americanos. ¡Qué ponen a la venta en farmacias! ¡Parece un chiste esto! No te están vendiendo algo para curarte de algún mal; es una droga que se usa sólo por placer y que está legalizada para consumir por placer.

Esto es muy triste y tiene que generar una tristeza de Dios en nuestro corazón. Cuando vemos cómo se destruyen matrimonios y los hijos quedan a cargo de parientes o del INAU, o quedan en la calle, nos entristecemos… Cuando vemos que los jóvenes no tienen iniciativa para trabajar, ni siquiera para estudiar, pero están pensando todo el día cómo hacer para lograr una dosis más de droga. ¡Es tiempo de orar y de ayunar! ¡Es tiempo de lamentarse y de pedirle a Dios que toque las naciones! Perdónanos Señor, porque nosotros hemos dejado entrar los males en las naciones; no le hemos puesto freno, no le hemos cerrado las puertas a estos males. A los cristianos no nos ha interesado estar en política, ni estar en alguna función de gobierno o en esos lugares donde entran y salen maldiciones. Preferimos estar en casa tranquilos y gozar de los derechos y beneficios que nos dan las leyes, y gozar de los beneficios del evangelio. ¡Pero no hemos hecho nada por mejorar nuestros países! Es duro lo que digo y es duro entender que el mal no es tan grave por causa de los malvados sino por causa del silencio de los buenos. ¡Los buenos prefieren callar y pasar desapercibidos! ¡Los buenos no luchan y el mal avanza! Dios le dijo a Isaías: “¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?” Y él respondió: “Heme aquí, envíame a mí”. ¿Habrá alguien que diga: Señor, envíame a mí, yo voy a hacer lo que tú quieras?

CONFLICTOS PROVOCAN LA APARICIÓN DE PROYECTOS EXTRAORDINARIOS

Nehemías tenía tres características importantes; era un hombre de oración, hombre de ayuno y hombre de acción. Nehemías clamó a Dios y dijo: “Acuérdate ahora de la palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo: Si vosotros pecareis, yo os dispersaré por los pueblos; pero si os volviereis a mí, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré, y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre. Ellos, pues, son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con tu gran poder, y con tu mano poderosa. Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo…”

Comenzó a dar vueltas en su cabeza la idea de que Dios podría hacer que el pueblo volviera a adorar en Jerusalén. Ese pueblo que hacía setenta años había salido de Israel, pensaba Nehemías que el Señor los podía hacer volver si les perdonaba los pecados, entonces oró, lloró y ayunó: “Señor, quizás tú quieras traer un tiempo de bendición a nuestra nación”. Él oró por los pecados de sus padres; oró por pecados de setenta años atrás. Una circunstancia pequeña, o sea, enterarse por su hermano que los muros de Jerusalén estaban destruidos y las puertas quemadas, lo que significaba que cualquiera podía entrar y saquear, lo motivó a buscar el rostro de Dios. Dios, que es bueno y misericordioso, comienza a hacer soñar a Nehemías con una idea muy loca; porque no es solamente volver a Jerusalén sino a una ciudad totalmente destruida. Eran puras rocas, no había casas ahí, los muros estaban derribados. ¿Dónde vivir si volvían? Entonces leemos en el capítulo 2 de Nehemías: “Sucedió en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes, que estando ya el vino delante de él, tomé el vino y lo serví al rey. Y como yo no había estado antes triste en su presencia, me dijo el rey: ¿Por qué está triste tu rostro? pues no estás enfermo. No es esto sino quebranto de corazón. Entonces temí en gran manera”. Nehemías había orado, pero parece que no estaba esperando que surgiera una conversación de ese tipo con el rey. “Y dije al rey: Para siempre viva el rey. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego?” Jesús dijo que nosotros somos la sal de la tierra y una de las características que tiene es la de conservar. Si le pones sal a los tomates, haces conserva de tomates y no se te echa a perder. Si pones sal a la carne obtienes charque, asimismo si le pones sal al jamón lo puedes tener años colgado que no se pudre. La sal tiene un poder conservador y Jesús dijo: “Ustedes son la sal de la tierra”.

Los problemas que hay en Uruguay así como en otros países, son generados por cristianos; no son generados por políticos. ¡El problema no está en los gobernantes sino en nosotros! Nosotros somos los conservadores de la nación y nos llaman así, porque creemos en aquellos valores que Dios enseñó y son valores eternos. Las verdades de Dios no cambian, no se deterioran y esas verdades conforman el fundamento de aquello que tenemos que edificar como sociedad. Mientras permanece el fundamento estable, la comunidad puede ser edificada. Pero si el fundamento no es estable, entonces la sociedad se resquebraja y se destruye. Los valores que están introduciendo en la sociedad vienen a revertir todo, a lo malo le dicen bueno y aquello que ha sido bueno en toda la historia de la humanidad, ahora dicen que es malo y tratan de establecer leyes que nos prohíban a nosotros creer lo que creemos y practicar lo que practicamos. Porque para ellos hay que deconstruir la familia y el matrimonio. ¡Y nosotros hemos permitido que eso suceda porque no hemos sabido ser la sal de la tierra! Nosotros hemos permitido que estas cosas entren en la sociedad porque no hemos querido cerrar las puertas; porque nos hemos negado a estar en lugares de gobierno o incursionar en la política ya que queremos tener una vida tranquila. Nosotros no hemos querido intervenir en la enseñanza y a nuestros hijos les están enseñando cualquier cosa.

En un instituto de enseñanza superior del Uruguay, un grupo de estudiantes que constituyen una organización dentro del lugar, propusieron hacer baños mixtos. Esto no lo plantean las autoridades sino jóvenes gay que están aliados a las autoridades. Un joven que asiste a la iglesia fue a uno de los baños y cuando salió se encontró con una chica. Para los heterosexuales han puesto baños en el sub suelo. Los jóvenes que representan al instituto, quienes comprenden un gremio de estudiantes, han promovido fiestas donde los varones debían ir vestidos de mujer, entre otras cosas. Cuando un chico se opuso a los baños mixtos lo escracharon y lo humillaron. ¡Y nos llaman a nosotros violentos y predicadores del odio! Ellos son los violentos y nos señalan a nosotros como tal. ¡Pero la culpa es nuestra! ¿Cuánto hemos orado y ayunado? ¿Y cuán dispuestos estábamos para hacer que esto no suceda en la nación? ¡Te pido perdón, Señor! Hemos estado demasiado tranquilos, no hemos hecho nada. No hemos levantado la voz ni predicado la verdad. ¡Perdónanos, Señor! ¡Hemos pecado contra ti! Nosotros y nuestros padres hemos pecado.

Pero algo pasó. Nehemías estuvo triste, entonces oró y ayunó. Y el mismo rey le preguntó qué le sucedía y después le preguntó qué quería pedir. “Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos, y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré”. ¿Cuánto oró en esa oportunidad? ¡Tres segundos! “¡Ayúdame Dios”! Aquí hay un experto en vinos hablando de reedificar una ciudad y el rey a continuación le dice: “¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo volverás?” ¡Qué sabía él de cuanto se iba a demorar! Nehemías no era arquitecto. Yo soy arquitecto y a veces me agarro la cabeza cuando veo algunas obras que quieren hacer los chicos de los hogares; veo que hacen un desastre que se les puede caer encima. ¿Cuánto sabrá de construcción un hombre que lo único que sabe es servir vino al rey? ¡El negocio era demasiado grande! Sin embargo, Nehemías le puso fecha al rey. Dice la palabra de Dios: “Y agradó al rey enviarme, después que yo le señalé tiempo. Además dije al rey: Si le place al rey, que se me den cartas para los gobernadores al otro lado del río, para que me franqueen el paso hasta que llegue a Judá; y carta para Asaf guarda del bosque del rey, para que me dé madera para enmaderar las puertas del palacio de la casa, y para el muro de la ciudad, y la casa en que yo estaré. Y me lo concedió el rey, según la benéfica mano de mi Dios sobre mí” (Nehemías 2: 6 al 8). Lo más impensado comenzó a suceder; que una nación se iba a movilizar después de setenta años; que gente de sesenta, setenta, ochenta que nunca conocieron Israel se iban a movilizar para construir la ciudad. Que un emperador que tenía esclavizado al pueblo hebreo le concediera el permiso para ir. ¡Cosas increíbles!

Restaurar una ciudad entera era un proyecto muy grande y Nehemías era una sola persona, pero él se había conmovido por la situación y había orado y ayunado. Ahora Dios estaba obrando juntamente con Nehemías. Él decidió ir y levantar la ciudad.

Nehemías era un hombre de oración, de ayuno y de acción. Si sólo oras no alcanza, si ayunas no alcanza, si oras y ayunas tampoco alcanza; necesitas ponerte en acción. Y si tú eres una persona de acción no hagas nada sin primero orar y ayunar. Y Dios respalda a aquellos que oran y hacen descender sus proyectos a la tierra. Yo aquí no tengo ningún proyecto, es Dios el que establece sus proyectos y yo soy ejecutor de ellos.

Llegó el día en que Nehemías fue a ver Jerusalén. “Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio”. En el capítulo 3 comienza a mencionar los nombres de las familias que se encargaron de edificar las doce puertas de Jerusalén y las que se dedicaron a levantar los muros. Da en detalle todos los nombres de quienes trabajaron, porque los nombres de los que hacen las obras de Dios están escritos en el cielo. ¡No pasan desapercibidos! ¡Esos son los siervos de Dios!

Yo llevo veinticinco años predicando en Uruguay y siempre he declarado que voy a ver la gloria de Dios en esta nación. ¡La voluntad de Dios se va a hacer en Uruguay! No es en vano que ores, no es en vano que ayunes; Dios te está guiando en el ayuno y en la oración. El Señor está necesitando gente que esté dispuesta a levantar su rostro al cielo y pedirle a Dios que se haga su voluntad en la tierra como se hace también en el cielo. ¿Entiendes que el tema es grave?

Una hermana de la iglesia comenzó la universidad y me llamó para decirme que durante toda la semana, desde que comenzaron las clases le han estado introduciendo la ideología de género. No enseñarán bien de matemáticas ni de geografía pero les están enseñando la ideología de género. ¡La están imponiendo! ¿Acaso será difícil para Dios cambiar una nación? La historia de Nehemías nos dice que ciertamente no es difícil para Dios y la Biblia nos dice que para Dios no hay nada imposible. Sólo que tú y yo nos pongamos de acuerdo con Dios en ayuno y oración y que estemos dispuestos también a dar la cara. Jesús dijo: “Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles”.

¿Estás dispuesto a ponerte en acción? Porque hay cristianos que pasan desapercibidos, son los cristianos de la policía secreta, nadie sabe que son cristianos. Hay quienes esconden el nombre de Jesús para no pasar vergüenza. Hay cristianos que no producen nada para Dios, todo el tiempo se esfuerzan por producir aquello que les gusta, aquello que anhelan. Pero para transformar el mundo, Dios necesita gente que esté dispuesta a ponerse en sus manos y pagar el precio que haya que pagar, porque seremos perseguidos.

En estos últimos días hemos estado nuevamente saliendo en la prensa. ¡Somos muy famosos! Parece que somos los más malvados del mundo y nos acusan de violar los derechos humanos. Y uno se pregunta, ¿por qué se la agarran conmigo? ¿Por qué no se la agarran con esos que dejan entrar droga al país? Quienes no oran sólo opinan, esos son los opinólogos, quienes no ayunan, sólo opinan y quienes no hacen nada, sólo opinan. Si tú oras y ayunas quédate tranquilo; si pones tus manos en el arado y luchas por instaurar el reino de Dios en la tierra, quédate tranquilo. De otra manera eres un opinólogo, sólo sirves para dar opiniones pero no produces nada para el reino de los cielos aquí en la tierra. Dicho de otra manera, los que opinan no oran, no ayunan ni hacen nada; esos son los licenciados en opiniones. Son esos que están en el público indicándoles al que juega al futbol cómo debió patear el penal; esos que insultan al jugador porque no les conformó el juego. ¡Opinan pero no hacen nada!

Muchas cosas que hacemos como iglesia, muchas cosas que hago yo como pastor, son criticables, pero lo son por la perspectiva desde la cual se mira lo que hacemos. Por ejemplo, desde la perspectiva de los políticos, lo que hacemos no es conveniente, está mal. Pero esa es su perspectiva porque a ellos los mueven determinados intereses políticos. Ciertas cosas que hacemos son criticables desde el punto de vista de la religión porque los religiosos tienen también su punto de interés y su punto de vista, y es el punto de vista de la religión. Lo que hacemos es criticable desde el punto de vista de los medios de comunicación; los comunicadores tienen también su propio interés y ven las cosas desde su perspectiva. Unos cuantos medios, para tener más audiencia han salido a decir cosas extraordinarias contra nosotros. Esas cosas son criticables desde el punto de vista político, religioso y de los medios masivos de comunicación. Mas nuestro interés es distinto al de ellos; nuestro interés es el reino de Dios en la tierra. Sus intereses no concuerdan con los nuestros, por lo tanto lo que hacemos está mal para ellos.

CONCLUSIÓN

Yo declaro que la iglesia Misión Vida para las Naciones será una iglesia de ayuno, de oración y de acción. ¡Tendremos que pagar el precio! Vamos a ser confrontados, burlados e insultados, pero llevaremos la verdad de Dios y no nos moverán de nuestra posición los intereses políticos, los religiosos o cualquier interés de otra índole. Tenemos un interés supremo que es el interés de Dios; son los negocios del Señor en la tierra. Se necesita gente que intervenga en las decisiones de la economía. Los países están atados por problemas económicos; las deudas de las naciones con los poderes económicos del mundo son impagables, hasta Estados Unidos tiene una deuda impagable con los poderosos de la tierra. El Banco Central de los Estados Unidos no pertenece al gobierno; es un banco privado y el estado le debe a esa institución. La Reserva Federal de los Estados Unidos la componen socios anónimos. Es un poder bancario que le ha prestado dinero desde el año 1913 al estado y éste ha ido a la guerra usando los fondos de la Reserva Federal y ha hecho lo que ha querido con los esos préstamos. ¡Estados Unidos está atado a las deudas! Se necesita gente en los lugares donde se toman decisiones que tengan que ver con políticas económicas; se necesita gente en los niveles de educación, jóvenes que se preparen para ser educadores. ¡Tenemos que reconstruir las puertas para cerrar las puertas a lo malo y abrirlas a lo bueno! El Ministerio de Desarrollo está sosteniendo cientos de personas gay. Yo no estoy contra la gente que quiere ser gay, pero estoy en contra de que usen mis impuestos para que le enseñen a mis hijos a ser como ellos.

Necesitamos pastores y predicadores; necesitamos gente que se juegue la vida por el evangelio. ¿Podrás decirle al Señor que puede contar contigo? En una oportunidad, Dios le habló a Isaías y le dijo: “¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?” Mas Isaías respondió: “Heme aquí, envíame a mí”. Y Dios lo usó. Isaías es fuente de inspiración hasta el día de hoy. ¡Cómo me han bendecido las profecías de Isaías! La obra de Isaías ha trascendido los siglos y está consolando y bendiciendo a millones de personas; hay profecías que hoy en día se están cumpliendo. Un hombre que se puso en las manos de Dios, hizo una obra trascendente y eterna.

¿En qué estás gastando tus días? ¿En qué estás gastando tu dinero? ¿Servirás a Dios de una vez por todas o no? Dile al Señor: “Ya no te pondré condiciones, yo te voy a servir. Voy a construir los muros y las puertas. Puedes contar conmigo Señor, yo voy a predicar el evangelio. No quiero perder más tiempo; ya he perdido mucho buscando estar bien, en tratar de encontrar satisfacción y que tú me des lo que yo quiero. He perdido mucho tiempo queriéndome acomodar y usar el evangelio para mi bienestar pero no he dispuesto mi vida para que tú la uses. ¡Toma mi corazón, Señor! ¡Toma mi vida! No seré de los que opinen Padre, seré uno que ore. Yo creo en el poder de la oración, Dios mío; yo creo en ti. Creo que puedes hacer conmigo lo que hiciste con Nehemías, un hombre que sólo servía de copero al rey, pero tú lo usaste para reedificar los muros de la ciudad. ¡Lo usaste para reedificar una nación! Por causa de las oraciones de Nehemías, tú tocaste el corazón del emperador persa Señor, así como por las oraciones de Moisés tocaste el corazón del faraón. Heme aquí, envíame a mí, Señor. Quiero entrar en una visión más grande que la mía; te pido en el nombre de Jesús que me hagas entrar en un proyecto que yo sea incapaz de hacer si tú no vienes conmigo. Hazme una persona valiente Dios mío, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.

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FAMILIA: REMEDIO DIVINO

INTRODUCCIÓN

En esta semana, me desperté una madrugada, a eso de las tres y no podía conciliar el sueño, entonces me pregunté: “¿Por qué me despierto si no tengo ninguna preocupación? Normalmente me acuesto en paz, no tengo preocupaciones porque estoy feliz con Dios y con lo que Él quiera hacer”. Comienzo a darme vueltas en la cama hasta que recuerdo que estoy ayunando y que si me he despertado no es por casualidad, entonces le hago ver al diablo que voy a aprovechar que no tengo sueño para orar y leer la Biblia. Abro la palabra de Dios y comienzo a leer el Salmo 12 y cuando llego al versículo 5 me llama la atención ese pasaje que dice así: “Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos, ahora me levantaré, dice Jehová; Pondré en salvo al que por ello suspira”. En esa madrugada se encendió ese pasaje bíblico en mi corazón y me alegré, porque entendí lo que leí.

He estado orando cada día desde que comenzamos el ayuno de veintiún días, para que el Señor alumbre mi entendimiento y enderece mi camino delante de Él. Y sucede que cuando tú te acercas a Dios, es como cuando te acercas a alguna persona que comienzas a conocer más íntimamente, de modo que al acercarte a Dios te sensibilizas y lo conoces íntimamente, y el Señor te hace ver y entender algo que no tenías en cuenta. Yo me acerco a mi esposa; ella me mira, yo la miro y entonces me dice: “No me digas nada. Yo sé lo que te pasa; tenes hambre”. Eso sucede cuando dos personas se acercan mucho íntimamente, por eso les decimos a los jóvenes de la iglesia que no se acerquen tanto ya que comienza a producirse cierta química, pero hay química de Dios y hay química del diablo. Mas si tú te acercas a Dios, se produce intimidad con Él.

DIOS SE LEVANTA, TÚ TE LEVANTAS

Cuando me detengo en el pasaje del Salmo 12 versículo 5, noto que Dios pone su atención en los pobres. Los pobres no me llamaban la atención pero ahora que estoy cerca de Dios me doy cuenta que la opresión de los pobres le llama mucho la atención al Señor. No lo verás a Dios enganchado con la novela de la tarde, en algún recital o entretenido con alguna otra cosa, pero la opresión de los pobres, el Señor sí la ve. El ayuno y la oración hacen que yo me acerque a Dios y entienda qué es lo que le interesa a Él. Y no sólo me doy cuenta que tiene un gran interés por la opresión de los pobres sino que a mí también me empieza a interesar su situación. Un verdadero creyente comienza a sentir lo que Dios siente y es influenciado por la unción, por la presencia y el sentir del corazón de Dios; por lo tanto si a Dios le llama la atención la opresión de los pobres, al creyente también.

“Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos” y aquí llego a la parte clave que saltó ante mis ojos: “…ahora me levantaré, dice Jehová”. A las tres de la mañana el Señor me dice: “¡Ahora me levanto!” Este ahora fue escrito unos dos mil ochocientos años atrás, pero cuando este ahora que fue escrito hace miles de años atrás se enciende y se transforma en palabra Rhema, ese ahora del pasado es un ahora en este tiempo presente. Yo entendí que a partir de ese día a las tres de la madrugada había un ahora nuevo. ¡Ahora comienza algo nuevo en Misión Vida para las Naciones, ahora comienza algo nuevo en los hogares Beraca, en las células familiares y ahora comienza algo nuevo en tu vida!

Ayer me interesaba la opresión de los pobres y el gemido de los menesterosos, pero era algo de rutina, mas ahora, si a Dios le interesa el gemido de los menesterosos, a mí también. “Ahora me levantaré, dice Jehová” y si el Señor dice que ahora se levantará, nosotros también nos levantamos. Porque cuando tú te acercas a Dios comienzas a tener química con Él y si al Señor le llama la atención algo que lo hace levantar, tú también te levantas y te interesas por eso que a Él le interesa. Sucede que cuando estás en un concierto, escuchas lo bien que están tocando, entonces al finalizar te levantas, aplaudes y ovacionas porque se produce un feeling entre tú y lo que estás escuchando, o entre tú y el cantante o músico. Ahora, a Dios lo hace levantar la opresión de los pobres y el gemido de los menesterosos y los cristianos dicen como el Señor: “¡Ahora yo me levantaré!”

Dios ha visto tu opresión, y ha visto, porque le llama la atención, cuánto tiempo hace que estás así. Según el diccionario, oprimir es producir agobio o desasosiego grande, también significa, someter a vejámenes, humillación o tiranía a una persona, a un pueblo o nación. Por otro lado leí que la opresión es la actuación de fuerzas que van hacia adentro, lo que produce agobio en las personas. Es como que hay fuerzas que quieren dejarte encerrado en cierto tipo de pensamientos y sentimientos. Tú comienzas a sentir que no tienes espacio, por ejemplo te vienen pensamientos como: “Siempre vas a ser el mismo”, “siempre vas a ser la misma”, “eres el mismo fracasado de siempre”. A tal punto te lo crees que no quieres intentar algo nuevo y vives oprimido porque las circunstancias, la vida y los demonios mentirosos te han convencido de que no vas a lograrlo, que has golpeado muchas puertas y ninguna se ha abierto; estás convencido que nadie te va a amar, que nunca nadie se va a querer casar contigo y otros muchos pensamientos negativos que vienen a tu mente.

Vuelvo a repetir un ejemplo que he mencionado en otros mensajes, pero vale la pena plantearlo; un hombre me dijo una vez: “Mi abuelo fue pobre, mi padre también lo fue y yo soy pobre a mucha honra”. ¡Este hombre está en una cárcel! ¿Has visto gente orgullosa de ser pobre? Ni siquiera hacen algo para salir de la pobreza; esas personas están oprimidas. Lo mismo sucede cuando el diablo te empuja a hacer algo que no debes hacer, o sea, a cometer pecado, y una vez que te envuelve en pecado, te ata, te pones raro, te cambia el temperamento y te haces esclavo del pecado. Jesús dijo que el que hace pecado es esclavo del pecado. Tú dijiste que no lo ibas a hacer más pero al poco tiempo lo vuelves a hacer. Te mete en una cárcel que no te deja salir. Mas Dios te dice: “Yo ahora me levanto para librarte”.

Sé que hay personas que están cansadas de la opresión que tienen, quieren salir de donde están pero no pueden y se preguntan por qué Dios no hace algo, y el Señor te dice: “¡Ahora me levantaré!” Dios me dio esta palabra para que yo la comparta contigo; el Señor hoy rompe ataduras dentro tuyo y te libera. Cuando se rompe la opresión, la persona entra a la libertad y tiene más claridad para pensar y para decidir. Ya no piensas que vas a fracasar sino que dices: “Voy a salir adelante, nada me va a detener, estoy confiando en Dios”. ¡Nos presentamos delante de un Dios Todopoderoso y soberano! ¿Quién lo puede detener? Y si Dios está conmigo, ¿quién contra mí? ¡Nadie podrá hacerme retroceder si Dios está conmigo!

Por otro lado vemos que en el diccionario, la palabra gemir significa, emitir sonido que expresan dolor. Sé que hay muchas personas que durante el día andan arregladitas tratando de sonreír pero cuando llega la noche lloran sobre la almohada. Una amiga que quedó viuda, nos confesó que mientras está con nosotros ella trata de estar bien pero cuando está sola en su casa, llora por los rincones.  Y a Dios le llama la atención, el gemido de los quebrantados. “¡Oh Dios! ¿Por qué esta enfermedad?” ¡Oh Dios! ¿Por qué tengo que estar viviendo esto?” Y el Señor nos dice: “Yo presto atención a la opresión de los pobres y al gemido de los menesterosos”. ¡Dios conoce tu dolor! La palabra menesteroso según el diccionario, significa: “falto, necesitado, que carece de una cosa o de muchas cosas”. Cuando tú no tienes esperanza eres menesteroso; cuando no tienes fe eres menesteroso, te falta lo más importante. La fe te conecta con el poder del Omnipotente; la fe te conecta con los almacenes de Dios, para que sean derramadas desde el cielo las bendiciones que están acumuladas allí para ti.

Esta segunda semana de ayuno de veintiún días que hemos comenzado la dedicaremos a orar por el país, por el gobierno y por los legisladores. Con perdón de lo que voy a decir, los legisladores se dedican a promulgar pavadas. Muchos de ellos no saben ni lo que han votado. Yo sé que la verdad disgusta mucho y la gente se enoja conmigo por esto pero yo debo abrir mi boca y confesar la verdad. Hay personas que viven años bajo opresión y quiero que esas personas escuchen hoy, palabra de Dios. Sabe hoy que Dios se ha levantado para liberarte y ponerte a salvo. Otra versión de la Biblia dice así: “Ahora me levantaré, dice Jehová, pondré en seguridad a los que son escarnecidos”. El diablo escarnece a la gente, le quita la carne a pedazos.

DIOS HARÁ COSAS NUEVAS

Cuando Dios me dio está palabra supe enseguida que Él iba a hacer algo nuevo. Al poco tiempo me llamó uno de los pastores de nuestra iglesia en San Juan y me contó que en la ciudad de Maldonado había una madre desesperada que ya no sabía qué hacer con su hija. La hija tiene cuarenta y tres años y tiene una nena de trece años que vive con la abuela. La mamá de la nena se mete en los asentamientos para buscar droga y allí vive cosas horrendas. La han internado varias veces. A esa mujer la conocí cuando tenía dieciocho años de edad y le prediqué el evangelio pero ella no lo quiso recibir. Es hermana de un amigo del pastor Andrés que está a cargo de la iglesia en San Juan. El pastor Andrés perdió a su papá cuando era un niño y se encariñó con la familia de la mujer que viene al caso, por lo que él los aprecia mucho. La hermana de la mujer llama al pastor Andrés desde Estados Unidos, preguntándole si podríamos hacer algo por su hermana ya que la madre se encontraba desesperada, entonces el pastor Andrés habló conmigo. Finalmente nos comunicamos con la madre de la mujer y nos dice: “¡Gracias por llamar! ¡Ustedes son tan buenos! ¡Dios los bendiga!” Ella me contó que ha internado a su hija en cuánto lugar se podía, pero nada ha sido suficiente porque a los tres días volvía a drogarse nuevamente pagando cualquier precio por un poco de droga. El padre de la mujer falleció cuando ella tenía veintiún años de edad y entró en un caos. Sentada en el sofá de su casa lloraba y se lamentaba: “¿Papá, por qué me dejaste? ¿Qué voy a hacer yo ahora? ¡Te necesito papá!” Entró en una confusión existencial, que la sumergió en la droga. Su familia tiene bienes pero ella vive en un asentamiento. En ese mismo lugar una mujer se enojó con ella y la golpeó hasta que le quebró el brazo. La llevaron al hospital y la madre creía que con el brazo quebrado iba a estar más tranquila y podría cambiar pero a los dos días de haber estado en la casa de la madre tratando de recuperarse, decidió irse al mismo lugar y allí la misma mujer le vuelve a pegar y le quiebra el brazo nuevamente con yeso y todo. Así que la tienen que intervenir y colocarle un tornillo de metal, entonces se la lleva la madre a su casa pero a los dos días la mujer decide irse de nuevo con el brazo operado y enyesada. ¡Así la encontramos a la mujer!

Entonces, al leer este versículo, “…ahora me levantaré” es como que escucho la voz de Dios y comienza a moverse algo dentro de mí, entonces me pongo a pensar qué hacer para ayudar a la mujer. Llamo al pastor encargado de la iglesia de Maldonado donde vive la mujer y le pido que vaya al asentamiento a buscarla junto con su madre. El pastor me dijo que conocían a la mujer, que le habían predicado el evangelio pero que ella no quería nada con Dios. La han tenido viviendo en un hogar, pero se fue a los tres días. En ese asentamiento hay una célula familiar y también el líder afirmó que la mujer era muy complicada. Yo escucho esas afirmaciones y me enojo porque cuando nos convencemos que no vale la pena es cuando retrocedemos. Entonces, enfáticamente le dije al pastor que fuera él personalmente a buscar a la mujer. Últimamente los pastores tenemos personas de confianza que mandamos a hacer determinadas tareas; yo le dije que fuera él con una chica que tuviera un testimonio fuerte así le contaba a esa mujer cómo Dios la ayudó a salir, pero mandaba al líder con la chica del testimonio. Entonces le dije a ese pastor que escuchara bien lo que yo le estaba pidiendo y obedeciera porque la bendición está en atender, entender la orden y cumplirla meticulosamente. El asunto es que fueron al lugar y me mandan una foto mostrándome a la mujer sentada en un catre y yo se la reenvío al pastor Andrés a lo que él me contesta: “Está hecha bolsa…” Cuando yo la conocí era una adolescente linda, una princesa, hoy tiene cuarenta y tres años y es un estropajo. Yo le mando un mensaje de whatsapp diciéndole: “Hija quiero verte y hablar contigo. ¿No te acordás de mí? Tienes que cambiar por amor a tu hija ya que ella necesita de ti y no cuenta con una madre. Por favor vení a verme”. Ella me respondió, me saludó muy contenta aunque se rehusaba a venir pero Dios dijo en su palabra: “Ahora me levantaré”. Pasadas unas horas, me llaman avisándome que traían a la mujer de Maldonado a Montevideo. Llegaron la madre, la hija y el pastor y nos juntamos en mi casa; ahí comencé a hablarle de la necesidad que ella tiene de dejar de hacer de acuerdo a lo que siente o le parece. La filosofía de hoy es que hay que dejar a la gente que haga lo que le venga en gana porque tiene todo el derecho y nadie se puede meter. O sea que los dejemos a la deriva. Yo le dije: “Hija, yo no puedo tomar una decisión por ti pero tienes que entender que no puedes darle a tu hija esta clase de madre que eres. ¡Tu hija necesita una madre!” Ella me responde: “Y la voy a ver todas las semanas y la peino. Yo quiero mucho a mi hija…” Pero le hago ver que eso no es suficiente ya que eso no la hace una verdadera madre…

Nuestra intención es que ella quedara internada en uno de nuestros hogares pero que por lo menos por dos meses no viera a su hija y se negó rotundamente. Oramos por ella, le pedimos que hiciera una oración de entrega y ella se entregó a Cristo. Al final, después de luchar un rato decidió internarse en un hogar. Enseguida llamo al pastor encargado del hogar a donde queríamos mandar a la mujer y le dije: “Pastor Martín tengo una mujer aquí que quiero que vengas a buscar y la lleves al hogar”. Él me responde que no podía porque no tenía auto. Yo le insistí que debía venir a buscarla y él me responde: “Sí, pero no tengo auto. Le mando a una de las chicas que está vendiendo en la calle para que la busque”. En días previos yo les dije a todos los pastores que algo nuevo tenía que suceder en la vida de cada uno de nosotros, que teníamos  que volver a ser conquistadores e íbamos a ir a los asentamientos a rescatar a las personas. ¡Cada vez hay más drogadictos quebrantados, humillados y oprimidos que gimen por una salida! A todo esto recibí un mensaje de un grupo de jóvenes que leyeron de esto que yo estoy mencionando y se fueron a las doce de la noche en busca de chicos y chicas drogadictos para predicarles el evangelio. ¡Algo nuevo está ocurriendo! ¡Algo nuevo ocurrirá en tu vida y en tu corazón! ¡Dios va a poner en ti un nuevo sentir! ¡El Señor te dará un nuevo corazón! Si a Dios le interesa la opresión de los pobre a ti también te va a interesar; si le interesa el gemido de los menesterosos, a ti también, y si Dios se levanta, tú te levantas. Cuando comenzamos los hogares Beraca no teníamos vehículos y ahora que tenemos, nos acomodamos, pero vamos a ver la gloria de Dios en la iglesia Misión Vida para las Naciones. ¡No será en vano este ayuno! ¡No serán en vano las oraciones! Se va a levantar el infierno pero nosotros vamos a hacer la voluntad de Dios y vamos a conquistar aquello que el Señor quiere que conquistemos.

Me comentaron acerca de un predicador que se enredó con una joven por lo que abandonó a su esposa y a sus hijos y se casó con la joven, dejando el pastorado. La esposa me dijo: “Muchos dicen que él ya fracasó, que ya negó a Dios y no hay retorno, que él no va a volver a ser pastor”. Yo le aseguré que los llamados de Dios no lo son por algún tiempo. El llamado de Dios y sus dones son para que te acompañen siempre. Estarás en el pozo más profundo, pero si Dios te ha llamado a ser pastor, tu bendición seguirá siendo el pastorado. Aunque hayas abandonado al Señor, Él te seguirá llamando; tú serás alguien que vuelve a la casa del Padre como el hijo pródigo y tu Padre te va a recibir con los brazos abiertos, te pondrá un anillo y hará fiesta. Si Dios te ha llamado un día, tu Padre te está esperando; Él está observando tu dolor, tu soledad y tu fracaso. Dios quiere tener un encuentro contigo. Quiere abrazarte y llevarte al futuro eterno, y te va a dar oportunidad mientras tengas aliento de vida. No digas que porque le fallaste a Dios ya no tienes ninguna chance con Él, porque no lo dirás con sabiduría.

Hubo un hombre al lado de Jesús en la cruz que hizo todo mal y ya no tenía tiempo para revertir la situación ni hacer algo bueno, ya no había tiempo para realizar algo que lo reivindicara delante de Dios y lo único que pudo decirle a Jesús allí crucificado a su lado, fue: “Acuérdate de mí cuando estés en tu gloria”. Y el Señor le responde: “Hoy mismo estarás conmigo en el paraíso”. ¡Ahora me levanto! ¡Hoy! Ahora Dios quiere hacer una obra extraordinaria contigo. Ahora quiere que entres en este tiempo de ayuno y oración, en este tiempo de búsqueda de Dios así poder compenetrarte con el Señor y a medida que te acerques a Él, su presencia y su sentir comenzarán a fluir en ti. Cuando leas su palabra se encenderán los versículos delante de ti. Serás sensible a la palabra de Dios y te alegrarás como me he alegrado yo cuando leí el Salmo 12: 5 y ésta es la palabra que entendí que Dios me dio para compartir contigo.

CONCLUSIÓN

¿Eres de los que en la oscuridad de la noche lloras y gimes? Dios te dice que ha visto tus lágrimas, que ve cuando pones tu cabeza debajo de la almohada para que tus hijos no te escuchen. El Señor te dice que ve el esfuerzo que haces por sonreír y mostrar que todo está bien, pero sabe que sufres. “Yo soy el Dios que se compadece de la opresión del pobre”, te dice el Señor. ¿Te has quedado sin esperanza? ¡Estás pobre! ¿Te has quedado sin confianza? ¡Estás pobre! ¿Te has quedado sin fe? ¡Estás perdido! Mas Dios te dice: “Acércate a mí porque de mí recibirás las fuerzas que necesitas, recibirás fe y esperanza”. Se verá la gloria de Dios en tu vida porque cuando tú te acercas al rostro de Dios, tu rostro resplandece. En el salmo 31:6 dice así el salmista: “Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; sálvame por tu misericordia”. Muchos admiran la belleza de la luna pero en realidad es desierta y oscura, mas la luz del sol hace que la luna se vea bella, ya que resplandece con la luz del sol. Así se verá tu rostro cuando te acerques más y más a Dios; tú resplandecerás con su luz. Moisés subió al Monte Sinaí y estuvo cuarenta días con Dios, y la Biblia señala que cuando bajó al campamento, su rostro resplandecía por la gloria de Dios de tal manera que tenía que cubrirlo para que la gente no lo adorara.

Si estás oprimido u oprimida, lleno de temores, angustias e impotencia, si eres acorralado por circunstancias adversas, que tu cónyuge te abandonó, que la enfermedad empeora o cualquier otra situación te aflige, Dios hoy te dice: “Yo he visto tu sufrimiento y he visto tu opresión. No es ajena para mí la circunstancia que estás viviendo. Todo eso que te falta, que te hace menesteroso, yo te lo quiero dar. Ven a mí, acércate a mi presencia. Lo que te está faltando es más de mí. Te está faltando que yo te limpie los ojos para que puedas ver en mi palabra mi grandeza, mi gloria y mi corazón”. ¿Puedes sentir que el Señor te está llamando? ¡Esta palabra es para ti! ¿Tienes conciencia de ello?

Oro por ti: “Padre, extiende tu mano. Sopla tu Espíritu Santo sobre cada vida, dale aliento al cansado, Dios. Quita la tristeza y la opresión, Padre mío; quita el agobio y el dolor de las vidas. Tú, que has visto el pesar de quienes están recibiendo este mensaje; tú que has visto la falta de fe y esperanza, te pido que te glorifiques en cada vida, Señor”.

Dios está arrancando la amargura de tu alma, Él está arrancando toda impotencia y tristeza de tu vida. ¡Hoy es un nuevo día! Este es el día en que Dios ha venido a rescatarte. Glorifica tu nombre, Dios. Este es el día en que tu debilidad se transforma en fuerzas. Hoy es tiempo de dejar el “no puedo” y declarar “Ahora puedo en el nombre de Jesús. Soy más que vencedor por medio de Aquel que me amó”. ¡Amén!

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FAMILIA: REMEDIO DIVINO

PRIMER AYUNO DE DANIEL

Daniel ha sido uno de los profetas más grandes y más importantes del Antiguo Testamento, y el libro de Daniel nos muestra que él era un hombre de ayuno y oración.

Según la historia bíblica, el pueblo de Israel fue tomado cautivo por el rey Nabucodonosor de Babilonia; fue destruida la ciudad de Jerusalén, el muro y el templo, y el pueblo fue llevado cautivo desde Israel hasta Babilonia, al norte. Allí el rey Nabucodonosor pidió que se escogiesen jóvenes de entre los cautivos, y Daniel fue uno de ellos. Buscaron jóvenes del linaje real, formados culturalmente. A Nabucodonosor le interesaba tener en su palacio gente formada y conocer la cultura, las creencias y los dioses de los países que había conquistado. Además, quería que ellos aprendieran el idioma de los babilonios. Los babilonios eran los caldeos. El rey esperaba que estos jóvenes fueran un puente entre él y el pueblo cautivado. Quería también que Daniel en este caso y sus amigos, no sólo aprendieran el idioma de los caldeos sino que además aprendieran de la cultura y de las ciencias de ese pueblo.

Daniel y sus amigos fueron llevados al palacio y estaban bajo la tutela de un eunuco. El rey les señaló ración de la comida real y de la bebida. Leemos en Daniel 1:8: “Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse”. Llega Daniel al imperio más grande, es llevado al palacio de un gran soberano, éste dispone comida y vino especial para él y Daniel comienza confrontando la orden del rey. Propuso en su corazón no contaminarse con la comida del rey. Daniel se dirigió el eunuco y le dijo: “Te ruego que hagas la prueba con tus siervos por diez días, y nos den legumbres a comer, y agua a beber” (Daniel 1:12). Fue difícil, pero el eunuco estuvo de acuerdo con lo que Daniel le pidió y evidentemente en diez días el rostro de Daniel y sus amigos se veía mucho mejor que el de los otros jóvenes que comieron de la ración que les había ofrecido el rey. Daniel desde el principio buscó alimentarse prudentemente y no contaminarse con la comida del rey. Esta es la primera oportunidad en que vemos a Daniel tomando la decisión de ayunar y privarse de la comida real, para agradar a Dios.

SEGUNDO AYUNO DE DANIEL

En el libro de Daniel, vamos a ver que él ayunó en tres oportunidades. Leemos en Daniel 9:1 y 2: “En el año primero de Darío hijo de Asuero, de la nación de los medos, que vino a ser rey sobre el reino de los caldeos, en el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años”. Jeremías había profetizado que Nabucodonosor iba a tomar cautivo al pueblo de Israel y les dijo: “Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, a todos los de la cautividad que hice transportar de Jerusalén a Babilonia. Edificad casas, y habitadlas; y plantad huertos, y comed del fruto de ellos. Casaos, y engendrad hijos e hijas; dad mujeres a vuestros hijos, y dad maridos a vuestras hijas, para que tengan hijos e hijas; y multiplicaos ahí, y no os disminuyáis… Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar” (Jeremías 29: 4, 5,6 y 9).

Habían pasado muchos años de esa profecía; yo había mencionado al principio a Nabucodonosor rey de Babilonia que era el pueblo de los caldeos, después vinieron los medos que subyugaron al imperio babilónico. En el capítulo 9 del libro de Daniel vemos que él todavía está en el palacio cumpliendo una función pública importante desde que el rey de Babilonia lo había escogido, aun cuando los medos conquistaron a los caldeos. Continuamos leyendo Daniel 9:12: “En el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años”.

Daniel lleva allí muchas décadas, había entrado al palacio con unos veinte años más o menos. Cuando llegan los medos se comienza a inquietar y busca en la palabra de Dios, entonces leyó que las desolaciones de Jerusalén iban a durar setenta años. En ese momento entró en un conflicto espiritual, por lo tanto, según leemos en el versículo 3, dijo Daniel: “Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza”. No sirve hacer sólo ayuno, es imprescindible orar, interceder y rogar. Es una búsqueda del rostro de Dios, humillándonos delante de Él en adoración, en oración e intercesión. Este es el segundo ayuno que hizo Daniel. Todo el capítulo 9 de Daniel es una oración a Dios: “Y oré a Jehová mi Dios e hice confesión diciendo: Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos; hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas. No hemos obedecido a tus siervos los profetas, que en tu nombre hablaron a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra”. Él ya había leído en las profecías de Jeremías que eran setenta años de cautividad, pero Dios no opera si la gente que está en la tierra no ora, así que Daniel comenzó a orar, a pedir perdón por el pecado del pueblo, a interceder y a reclamarle su promesa de que a los setenta años de cautividad iban a ser liberados.  Y oró también Daniel: “Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestras desolaciones, y la ciudad sobre la cual es invocado tu nombre; porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias”. Y Dios responde a Daniel y le habla acerca de las profecías de las setenta semanas.

Quien se ha interesado en escatología, ciencia que estudia los acontecimientos de los últimos tiempos, entiende que no se puede abordar la ciencia de la escatología sin estudiar las setenta semanas de Daniel mencionadas en el capítulo 9, verso 24: “Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos”.

TERCER AYUNO DE DANIEL

La tercera vez que encontramos a Daniel ayunando es en capítulo 10:1: “En el año tercero de Ciro rey de Persia fue revelada palabra a Daniel, llamado Beltsasar; y la palabra era verdadera, y el conflicto grande; pero él comprendió la palabra, y tuvo inteligencia en la visión”. Primero fueron cautivos por los babilonios, después vinieron los medos y luego los persas, tres imperios han transcurrido y Daniel seguía siendo un estadista, una persona importante para el reino. ¿Qué sucedió en este tiempo? Leemos en Daniel 10: 2 y 3: “En aquellos días yo Daniel estuve afligido por espacio de tres semanas. No comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con ungüento, hasta que se cumplieron las tres semanas”. Daniel ayunó veintiún días. Cuando decimos que vamos a hacer el ayuno de Daniel, será por veintiún días y comeremos legumbres y beberemos agua. Tres semanas de conflicto, tres semanas de ayuno, oración e intercesión.

Daniel sabía que había una palabra y que el conflicto era grande. Al estudiar las profecías de Daniel, encontramos que las revelaciones contenidas en los capítulos 10, 11 y 12 son las más importantes. En capítulos previos hay varias visiones que tiene Daniel; vio descender un ángel de cielo, vio dragones y una estatua muy alta. Todo esto tiene un significado y Daniel recibe revelación acerca de todas esas visiones. Pero en los capítulos 10, 11 y 12 Daniel tiene una visión de Jesucristo. Antes había hablado con otros personajes pero al final del libro de Daniel, cuando éste tenía alrededor de noventa años, Jesucristo mismo se presentó delante de él. Leemos en Daniel 10: 4 al 6: “Y el día veinticuatro del mes primero estaba yo a la orilla del gran río Hidekel. Y alcé mis ojos y miré, y he aquí un varón vestido de lino, y ceñidos sus lomos de oro de Ufaz. Su cuerpo era como de berilo, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud”. Se encuentra Daniel con un personaje y lo llama: “un varón”. Este varón es mencionado también en el libro de Apocalipsis 22:13: “Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último”. Juan también vio a ese varón quien tenía una cabellara blanca como la nieve, vestido de una ropa que llegaba a los pies, un cinto de oro ceñido en su pecho y sus ojos eran como llama de fuego; también vio Juan que sus pies eran semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno y su voz como estruendo de muchas aguas. Daniel 10: 7 dice: “Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor, y huyeron y se escondieron”.

Daniel quedó solito con esta visión. ¿Entiendes que se trata de Cristo? Un ángel se parece a un ángel, un arcángel se parece a un arcángel; ningún ángel, arcángel o querubín se parece a un varón o ser humano, porque la única persona que fue hecha a imagen y semejanza de Dios fue el hombre por lo tanto el hombre no se parece a un ángel sino a Dios. Dios se parece al hombre y el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios. Cristo descendió de la gloria se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Jesús se llama a sí mismo el Hijo del hombre tomando forma de hombre. Daniel 10: 18 dice así: “Y aquel que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez, y me fortaleció”. Aquí está hablando de Jesús. ¿Qué ser celestial se parece al hombre? ¡Jesucristo! Es una revelación de Cristo glorificado como la que vio Juan en el Apocalipsis.

CONSECUENCIAS DEL AYUNO

Primer conclusión importante: el ayuno y la oración tomados en serio produce situaciones importantes en el mundo espiritual. La visión de Daniel fue producto de un conflicto y una lucha espiritual de tres semanas. Leemos en Daniel 10:12: “Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido”. Ese día Daniel decidió que ninguna comida delicada entrara a su boca hasta que Dios no le mostrara lo que tenía que mostrarle. Dios me ha hecho sentir que los que están haciendo en serio este ayuno de Daniel junto con nosotros tendrán encuentros con el Señor y recibirán revelación de parte de Dios. ¡No andarás dando vueltas en el desierto! ¡Dios va a mostrar su gloria y su poder! “Daniel el responsable de que yo, Jesucristo, esté aquí hablando contigo es que tu dispusiste tu corazón para buscarme”.  Y el Señor le dice a Daniel a continuación: “Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia”. Veintiún días ayunó Daniel, fueron veintiún días de conflicto y oración, mas Jesús le dio ánimo y le dijo que sus palabras fueron oídas desde el primer día. Aquí hay una gran revelación espiritual que la iglesia ha entendido recién entrado el siglo veintiuno y es que las naciones tienen principados y ha habido revelación y entendimiento, como dice el apóstol Pablo que no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Principado significa principal o número uno.

Cuando la iglesia ayuna y ora, arroja sus misiles contra los príncipes de las naciones. Hay un principio espiritual y es que sobre cada nación hay un principado así como gobernadores de las tinieblas, hay también potestades y contra ellos está dirigida nuestra guerra. Por lo tanto, en el ayuno y la oración se desata una guerra espiritual y entendemos que lo que está ocurriendo en el mundo visible o natural es un paralelo en lo invisible en el mundo espiritual. Nosotros luchamos aquí abajo pero hay una confrontación espiritual en el mundo invisible. ¡Debemos tener entendimiento y luz para saber contra qué estamos peleando!

DIOS OPERA EN SOCIEDAD CON EL HOMBRE

Jesús estuvo enfrentando al príncipe de Persia que lo estaba deteniendo. Daniel leyó las profecías de Jeremías que señalan que el pueblo estaría cautivo por setenta años y pensó que eso se tenía que terminar, entonces empieza una lucha espiritual y una búsqueda fervientemente del Señor. Y pasan los años, llega el tercer año de Ciro rey de Persia por lo que el conflicto crece y Daniel comienza a ayunar y a orar, entonces aparece Jesús y le da revelación. Le dice el Señor a Daniel: “Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia” (Daniel 10:13).

Alguien me preguntó si realmente el que se le apareció fue Jesús porque como el príncipe de Persia lo frenó por veintiún días,  dudaba si realmente era el Señor. Yo le dije que efectivamente era Cristo, el Rey de reyes, el Todopoderoso. Era Cristo, el que podía haberlo aplastado en solo un instante pero, ¿por qué demoró veintiún días luchando con el príncipe de Persia? Es que Cristo no lucha solo sino que lo hace en unidad con nosotros. Depende de lo que nosotros oramos, poniéndonos en comunión y de acuerdo a su voluntad, el Señor va obrando. Tanto como duró el conflicto, el ayuno y la oración de Daniel tardó Cristo en doblegar al príncipe de Persia. Jesús es Rey de reyes y Señor de señores pero se ha auto limitado por eso nos manda a orar. De otro modo, ¿para qué orar? Si Él lo puede hacer sin esperar nuestras oraciones, pero Dios ha querido que nosotros oremos: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino y hágase tu voluntad…” Eso es una guerra espiritual. Nosotros hacemos descender el reino de los cielos a la tierra y nos oponemos en el nombre de Jesús a los poderes de las tinieblas que oprimen las naciones. “Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia”.

LA REVELACIÓN DE DANIEL

¿Quién es este Miguel y quién es éste principal de los príncipes? En Daniel 10:21 dice el Señor: “Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe”. Aquí hay revelación. Hay profecías que señalan que todas las naciones se van a volver contra Israel, ¿Cuál es la clave? Todas las naciones tienen príncipes que batallan contra Dios pero Israel tiene un príncipe y es un príncipe de Dios, se llama Miguel y él lucha con Cristo a favor del pueblo de Dios. Jesús le dice a Daniel: “He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la visión es para esos días” (Daniel 10:14). He venido por causa de tus oraciones a hacerte saber lo que acontecerá en el último siglo de la historia de la humanidad. Hace dos mil seiscientos años atrás Jesús habló estas cosas con Daniel. Y casi al final del libro de Daniel, éste le dice a Jesús: “…Señor mío, ¿cuál será el fin de estas cosas? El respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin”. Significa que serán reveladas en este tiempo que estamos viviendo.

Daniel 10: 20 dice así: “Él me dijo: ¿Sabes por qué he venido a ti? Pues ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia; y al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá”. Estuvo veintiún días con el príncipe de Persia, llegó para hablar con Daniel y contarle lo que había de acontecer y volvía para pelear contra el príncipe de Persia, y al terminar con él, vendría el príncipe de Grecia. Esto se estudia en historia; Dios le ha mostrado a Daniel la sucesión de diferentes imperios; quienes han estudiado saben que primero vino el imperio babilónico, luego los medos, los persas, los griegos y por último el imperio romano. En lo visible hubo un príncipe que se llamó Carlo Magno pero en lo invisible estaba el príncipe de Grecia y nada puede hacer éste si Cristo no se lo permite, así como tampoco pueden hacer nada los príncipes de Persia o el de los medos si no se lo permite Cristo porque en Jesús fueron creadas todas las cosas visibles e invisibles y sin Él, nada fue hecho, por lo tanto Cristo domina sobre todos esos poderes.

Jesús le dijo a Daniel: “Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe”. Ya está todo escrito. Estaba escrito en el libro de la verdad que te ibas a casar caprichosamente, que no ibas a obedecer a Dios, que te ibas a divorciar y que te ibas a juntar con otro hombre. ¡Todo está escrito en el libro de la verdad! Y las cosas van a suceder como Jesús tiene determinado y escrito en el libro de la verdad. No porque Dios haya determinado que las cosas sucedan así sino que el Señor tiene previo conocimiento o presciencia. Él sabe lo que va a suceder antes que suceda. Recordemos que Jesús dijo: “Yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin”. Jesús estuvo en el principio y estuvo en el fin. Si eres de Cristo tienes que sentirte feliz de saber que estás en las manos del Señor seguro o segura de tu bendición, de la vida eterna, del perdón de tus pecados. Cristo estuvo en el origen y en el final, entonces, ¿quién fue al final para conocer el fin? ¡Jesús! Él conoce lo que viviste, lo que te sucede y lo que te sucederá. Entonces Cristo que ya ha visto el final, vuelve a este tiempo y te encuentra ayunando y orando, y te dice: “Por causa de tus oraciones yo estoy aquí y he venido a contarte lo que va a suceder”.

El ayuno y la oración producen revelación y visión. El tiempo no existe para Dios, nosotros habitamos en el espacio tiempo pero eso es creación de Dios, mas Él no habita en el tiempo y tampoco en el espacio. La Biblia señala que ni los cielos de los cielos lo pueden contener. Leemos en Génesis 1: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día”. En ese preciso momento comenzó el tiempo. Pero Dios no se hace problemas con cuestiones de tiempo, Él conoce todo hasta el final desde el principio. Para el Señor un día son como mil años y mil años como un día. ¿Cuánto hace que Jesús tuvo este encuentro con Daniel? Han pasado de este hecho unos dos mil seiscientos años y como para Dios un día son como mil años y mil años como un día; hace dos días y medio estuvo Jesús con Daniel hablando acerca de lo que yo te estoy contando.

Todo esto es revelación que vino a Daniel porque dispuso su corazón a entender y a humillarse en la presencia de Dios, en ayuno y oración. “Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe” (Daniel 10:21). Llegué a la conclusión de que Miguel es el príncipe de Israel. Los iraníes, los de hamas y todos los terroristas se están levantando contra Cristo y contra Miguel. Y Jesús está contra los príncipes de ellos y se levanta contra el príncipe de la potestad del aire, contra satanás. La Biblia declara que todas las naciones se van a levantar contra Israel pero Dios se levantará en juicio contra todas las naciones. Hay un solo príncipe de una sola nación que está aliado a Jesús, aliado al Dios de los ejércitos. Es el príncipe que está sacudiendo a la nación de Israel. Este es el tiempo de Ezequiel capítulo 37 en el que los huesos secos están recibiendo tendones, carne y están siendo cubiertos de piel, y en poco tiempo recibirán Espíritu de Dios y vivirán. En todo el capítulo 11 de Daniel, Jesús continúa hablando con él y le cuenta acerca de los reyes que iban a surgir pero que también iban a caer, y llega hasta el final de la historia cuando el Señor le habla del último gobierno que habrá en la tierra que es el gobierno del anticristo. Leemos en Daniel 11:35: “También algunos de los sabios caerán para ser depurados y limpiados y emblanquecidos, hasta el tiempo determinado; porque aun para esto hay plazo. Y el rey hará su voluntad, y se ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo dios; y contra el Dios de los dioses hablará maravillas, y prosperará, hasta que sea consumada la ira; porque lo determinado se cumplirá”. Jesús está hablando aquí de un gobernante y en este caso es un gobernante mundial del cual se dice en Daniel 11:32: “Con lisonjas seducirá a los violadores del pacto; más el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará”.

Se está hablando aquí del anticristo el cual se ensoberbecerá, se engrandecerá sobre todo dios y proferirá cosas espantosas contra Dios, y prosperará hasta que lo determinado se cumpla. ¡Cuidado! No te engrandezcas tú porque el Señor te va a humillar. Distinto es que Dios te engrandezca así como le dijo a Abraham: “Engrandeceré tu nombre”. Una cosa es que Dios te levante y algo muy distinto es que tú te levantes. Este pasaje señala que ese rey se engrandece solito sobre todo dios y se levanta contra el Dios de los dioses, Jehová de los ejércitos, creador del cielo y de la tierra. Proferirá cosas espantosas contra el Dios del cielo y prosperará en su camino hasta que sea consumada la ira. Cuando llegue al colmo la maldad, también llegará al colmo la ira de Dios por causa de la maldad. Dios no está ciego, Él está viendo todo lo que está sucediendo en el mundo y juzgará a las naciones, mas tú quédate tranquilo; el que es de Cristo tenga paz y confianza, busca en el Señor revelación porque el Señor te hablará en este tiempo de ayuno y oración.

Daniel 11:37 sigue describiendo al anticristo y dice así: “Del Dios de sus padres no hará caso, ni del amor de las mujeres; ni respetará a dios alguno, porque sobre todo se engrandecerá”. Aquí notamos algunos indicios; primeramente, cuando dice que no hará caso del Dios de sus padres, muy posiblemente los padres del anticristo sean cristianos o judíos y segundo, por lo que dice aquí, el anticristo podría ser gay. Dios da detalles minuciosos de cosas que nosotros vamos a ver y a vivir.

Culminando con el libro de Daniel, leemos en el capítulo 12: “En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro”. En Mateo 24 se reitera este concepto, dicho también por Jesús: “porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá”. Viene un tiempo de persecución, de angustia y gran tribulación a medida que el príncipe Miguel, de los príncipes de Israel se levanta. Señala la Biblia que todas las naciones se van a levantar contra Israel mas dice el Señor: “pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro”. La tribulación se va a terminar en ese tiempo, y en ese tiempo los hijos de tu pueblo van a ser liberados. ¿Quién se va a levantar? Miguel, el principal de los príncipes que dominan a todas las naciones. ¡Qué ayuno se mandó Daniel! ¡Y cómo puede su oración! Dice Daniel en el capítulo 12, versículo 2: “Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua”. Aquí está hablando de la resurrección de los muertos. En aquel tiempo, le dijo Jesús a Daniel, en el tiempo de este rey que es el anticristo, se levantará Miguel y el pueblo será librado, y ocurrirá que muchos serán levantados del polvo, algunos para vida eterna y otros para vergüenza y confusión perpetua. Este texto se refiere al juicio final.

CONCLUSIÓN

Toda esta revelación y todo este conocimiento puso Jesús a disposición, no sólo de Daniel sino también a nuestra disposición por lo tanto tienes que reconocer que el Señor hoy te ha hablado. Quiero decirte que cuando el conflicto es grande no es tan difícil ayunar. Yo estoy viviendo un tiempo de conflicto y me siento en un grado de tristeza muy grande viendo semana a semana el infierno que se nos viene encima con las leyes que están intentando promulgar en el mundo, la presión extraordinaria y los capitales de millones de millones de dólares que los poderosos de la tierra están invirtiendo en ONG que batallan contra el matrimonio, contra la familia, que promueven el aborto en todos los países y se han desbocado de tal manera que se han ensoberbecido y agrandado sobre todos.

Un personaje de una ONG del lobby gay ha dado un discurso en la ONU y ha declarado que la libertad religiosa y la libertad de expresión son relativas pero que los derechos sexuales y reproductivos y la enseñanza de la ideología de género son derechos absolutos, por lo tanto habría que limitar los derechos religiosos. En Argentina se está por aprobar una ley que permitirá apresar a los pastores y cerrar iglesias, y ha asistido a esa nación, un comisario rentado por la ONU que pertenece al lobby gay, para hacer una prueba en Argentina, y ver qué sucede con esa ley. Lamentablemente, los heterosexuales  así como las iglesias no tenemos un comisario que nos defienda en la ONU pero el lobby gay tiene un representante que recorre naciones para imponer que se aprueben ese tipo de leyes discriminatorias que permite apresar a los pastores y limitar los derechos religiosos.

Una mujer feminista dio un discurso en el aniversario de una Organización llamada Planned Parenthood o Planificación Familiar, la organización de aborto más grande del mundo, y esa mujer declaró: “La maternidad es el factor principal del cambio climático”.  También agregó: “Cuanta más carga humana haya, más destruiremos el planeta”. Honró a esa organización que tiene en su cuenta trescientos mil abortos en un año y declaró que esa organización le estaba haciendo un gran favor al mundo. También aquí en Uruguay pretenden hacerle un juicio a una jueza que defendió la vida de un bebé a pedido de su padre, para que sea destituida. ¡Ya no se defiende la vida! Esta noticia trascendió en el mundo; una jueza que se levantó contra una ley que autoriza o le da derecho a la mujer para abortar por su sola voluntad. Como que si no hicieran falta dos para engendrar un hijo y no se le da ningún derecho al padre en esa ley. Y con respecto a mí que hice unas declaraciones en televisión, por causa de lo que dije han determinado mandarme a prisión y hacerme un juicio.

Hay un ómnibus en España que tiene dibujado una nena y un nene y dice: “Los nenes nacen con pene y las nenas nacen con vulva”. Se ha hablado de incendiar el ómnibus y de matar a sus responsables. Finalmente el gobierno de la comuna por donde circuló ese vehículo se le confiscó como si esa declaración fuese un atentado de odio contra la humanidad. Los dueños declararon que no estaban peleando contra nadie sino que afirmaban lo que se puede apreciar a simple vista cuando nace una niña o un niño. ¡Por haber escrito esas declaraciones le detuvieron el ómnibus! Ningún juez dio la orden de confiscar el vehículo, fue una decisión de la comuna.

Llega el momento de que tienes que cuidarte si no quieres meterte en problemas qué es lo que vas a decir. Cuando se levantaron contra la jueza de Uruguay, al punto de pedir su destitución, inmediatamente una docena de ONG se manifestó a través de una carta abierta contra lo que había hecho la jueza y dijeron toda clase de cosas. Y nosotros tenemos que hacer miles de vueltas para poder sacar una declaración firmada por organizaciones cristianas que hace referencia al asunto. ¡Estamos paralizados! Yo estoy viviendo un conflicto grande y la iglesia evangélica no ve lo que está pasando por eso es que Dios convoca a la iglesia a tomar en serio lo que está sucediendo, porque necesitamos que Dios nos alumbre el entendimiento y nos direccione; necesitamos que Dios nos diga cómo vamos a trabajar en las distintas áreas del ministerio, y en nuestra vida personal.

Ora para recibir visión de Dios, para que el Señor te guie y te guarde. Este tiempo de ayuno y oración va a desatar una guerra espiritual y posiblemente tengas muchas luchas pero no estamos aquí para pasarla bomba sino para establecer el reino de Dios en la tierra. ¡Estamos en el mundo para pelear las batallas de Dios!

Si el Espíritu Santo ha puesto en tu corazón participar de este tiempo de ayuno y oración, le pido a Dios que te proteja, te alumbre y te dé inteligencia para tomar decisiones porque nuestra lucha no es contra carne y sangre sino contra principados, contra potestades y gobernadores de las tinieblas. Tenemos que saber qué es lo que Dios quiere y pedirle que nos alumbre para saber qué hacer. Yo estoy en medio de un conflicto; voy a ayunar y a orar tres veces al día porque quiero que Dios me hable, alumbre mi entendimiento y me direccione. Me voy a privar de lo que me gusta para buscar de Dios y voy a tomar en serio lo que el Señor quiere con la iglesia en el mundo. La primera semana oraremos por nosotros, le pediremos a Dios que alumbre nuestro entendimiento y nos enseñe qué es lo que debemos hacer. Pongamos en sus manos nuestros matrimonios y nuestra familia y pidámosle que nos cubra con su Espíritu. Le vamos a pedir al Señor que nos unja con poder de lo alto y que comencemos de una vez por todas a funcionar bajo el poder y la unción del Espíritu Santo para que los cristianos hagamos milagros, para que seamos misericordiosos y visitemos a los enfermos, a los que están presos y nos dediquemos a la niñez.

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FAMILIA: REMEDIO DIVINO

INTRODUCCIÓN

En la antigüedad, los profetas que comunicaban la palabra de Dios, declaraban: “Así dice el Señor”. Ellos no daban ningún mensaje sin hacer referencia al origen de ese mensaje. Por ahí el rey David mandaba a fulano a que le dijera a mengano, entonces iba éste y expresaba: “Dice el rey David”. Pero no es lo mismo que lo diga David o Samuel a que lo diga Dios. Lo que Dios habla tiene una importancia fundamental y lo que Él dice tiene su valor fundamentado en el origen de lo hablado, y el origen es Dios.

Cuando usamos una frase de algún gran poeta o escritor lo correcto es que mencionemos al autor porque de no hacerlo te pueden acusar de plagio; esa frase es importante por quien la dijo. Cuando escribí mi libro cité varias frases de diferentes autores como referencia, para que se entendiera que lo que escribí tenía un origen cierto y estaba fundamentado, así que puse como referencia el libro de determinado autor y la página que yo citaba de dicho libro, para que lo que escribí, tuviera más peso. Si yo te hablo por mi cuenta lo que digo no es tan importante pero si te hablo palabra de Dios, el Señor espera que aquellos que la escuchan, tiemblen a su palabra. Si tú tienes conciencia de que vas a escuchar palabra de Dios dispondrás tu corazón para recibirla, de lo contrario serán palabras que resuenen. Si lo que escuchamos son palabras de hombres, esas palabras son ideas de hombres y esas ideas son discutibles pero si Dios habla, eso que el Señor dice no debe ser discutido; lo que Dios dice tiene que ser creído.

Muchos asisten a la iglesia, escuchan palabra de Dios pero no le prestan atención porque están acostumbrados a la iglesia, están acostumbrados a cantar y a escuchar un mensaje entonces les suena como algo repetitivo porque lo ven como algo de hombre, por lo que no le prestan atención y se van a sus casas así como vinieron. Entraron a la iglesia con debilidad y se fueron igual, llegaron inseguros y así se volvieron a sus casas; entraron sin paz y se fueron sin paz. Pero cuando uno tiene conciencia de que lo que oye es palabra de Dios está más permeable a ser penetrado por la espada de doble filo que es la palabra de Dios y que penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos. ¡La palabra de Dios tiene poder para producir terribles transformaciones en tu mente, en tu corazón, en tus circunstancias!

Yo no te hablo lo que pienso ni lo que opino porque mi deber es hablarte palabra de Dios y tú tienes el deber de escucharla. La palabra de Dios no se compara a la de algún filósofo, teólogo, historiador o científico; la palabra de Dios es la palabra del Todopoderoso. Él sustenta todo el universo con su palabra de poder. Es tan importante que quienes la manifestaban en los tiempos bíblicos decían: “Oigan palabra de Jehová” o “Así dice el Señor”. El pueblo podía escuchar muchas voces pero cuando el profeta declaraba: “Así dice el Señor”, quien realmente era sensible a Dios, paraba la oreja.

EL EJEMPLO DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA

Durante la revolución francesa se introdujeron nuevas ideas en el pensamiento humano; se separó la iglesia del estado y se creó una nueva forma de gobierno. Hasta le revolución francesa el pensamiento era: Dios es soberano, y desde ese episodio se dice: El pueblo es soberano. Antes no se hacía la voluntad de Dios pero al menos se decía “Dios es soberano”. En cambio ahora se dice: “Dios no tiene nada que ver con el gobierno humano. No permitiremos que Dios se meta en el gobierno humano”. En la democracia el gobierno es de los hombres; del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, entonces el soberano es el pueblo. Y se comenzó a discutir, entonces a la enseñanza laica se le introdujo la moral laica. Hubieron pensadores como Durkheim, quien introdujo la idea de que el hombre no necesita a Dios para dar enseñanzas morales buenas y aceptables y expresaron: “Nosotros podemos poner normas y enseñanzas morales”. Llamaron moral laica a lo que es esencialmente bueno, prescindiendo de lo que Dios dice, por lo que la enseñanza laica es netamente humana. Si una norma o enseñanza moral es totalmente laica como sugieren algunos y Dios no tiene nada que ver con eso, cualquier norma es discutible porque no hay una fuente de autoridad. Si la fuente de la cual viene la norma es Dios, Él es la fuente de poder y autoridad de esa norma. No es lo mismo enseñar que no se debe mentir y obviar que esa enseñanza viene de Dios, a decir: “No mentirás, así dice el Señor”. ¡Hay una gran diferencia! Si Dios dice: “No mentirás” ¡Pará la oreja! En cambio si el hombre dice: “No mentirás” es una idea humana y discutible.

Alguno dirá que hay momentos en que hace falta mentir y decimos que eso es una mentira piadosa. Si Dios dice que no debes mentir no cabe inventar ni siquiera la mentira piadosa. ¡No te vas a levantar contra Dios! Pero si la idea es humana, es discutible; le preguntaron a Durkheim: “¿Qué hacemos con los diez mandamientos que son de Dios?” El declaró: “Los diez mandamientos son enseñanzas morales buenas y aceptables y las podemos enseñar pero sin decir que vienen de Dios, ya que de todos modos es una enseñanza buena”. Pero resulta que cuando una norma divina quedó en manos de hombres, se transformó en una norma humana discutible. En aquel tiempo no se discutía si el adulterio era bueno o malo: ¡Era malo! Pero hoy día si dices que no estás de acuerdo con el adulterio se te ríen en la cara y te dicen que no sabes lo que te estás perdiendo y que el adulterio es un invento de la religión. Como no hay Dios y la autoridad es el hombre, todo es discutible. Pero si habla Dios y como creyente tomas en serio al Señor no vas a discutir estas cosas sino que temblarás a su palabra y Él te enseñará el camino para que tengas una vida de victoria y de poder.

Hay ciertas cosas que tomamos relativamente como si no provinieran de Dios, por ejemplo, una chica de la iglesia se enamora de un joven que no es creyente pero es muy bueno moralmente hablando, aunque no cree en Dios ni tiene temor de Él. Le decimos a ella lo que señala la Biblia que no debe hacer yugo desigual porque no puede haber comunión entre la luz y las tinieblas. ¡No lo hagan de ninguna manera porque esa es palabra de Dios! Si yo sé que es de Dios y tengo temor del Señor, tengo miedo de enamorarme de un hombre o de una mujer que no sea de Dios porque haré yugo desigual. Sin embargo, la joven no ha entendido que se debe casar con un hombre de Dios y que ese joven tan bueno es carne pura que no tiene nada de espíritu; sus ideas no son de espíritu sino de la carne, sus normas morales podrán ser buenas pero nunca van a producir algo bueno porque lo que es nacido de la carne es carne y lo que es nacido del Espíritu es espíritu. La chica se pone de espiritual y dice: “Pero yo voy a orar y ayunar por él y Dios lo va a transformar”. La piba tiene fe que Dios va a cambiar su palabra. ¡No tengas fe contra la palabra de Dios! ¡Toma la palabra de Dios y tiembla ante ella!

El Señor dice en Malaquías 3:10: “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde”. Luego viene la gente y me pide oración porque están endeudados, no les alcanza el dinero, y quieren que Dios haga un milagro en su economía. Así me dijo una hermana, entonces yo estaba pronto para orar por ella, pero Dios interrumpe y me dice: “Preguntale si diezma”. En versículos anteriores, el Señor dice: “¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado”. Así que yo estaba dispuesto para bendecir a una mujer maldita. Cuando le pregunté si diezmaba, me dijo que no lo hacía por causa de la deuda que tenía que pagar. Yo le dije que así Dios no la iba a poder ayudar porque estaba desobedeciendo a su palabra y ella agregó: “Pero Dios sabe que estoy endeudada”. A lo que le pregunto: “Mujer, ¿Dios te mandó a endeudarte?” El Señor señala en su palabra que el que pide prestado es esclavo del que presta. ¿Te das cuenta en lo líos que hacemos por no entender que la palabra de Dios es muy importante? ¿Quién te mando a endeudarte? La mujer me dice: “Es que tenía una deuda y saqué otro préstamo para poder pagarla pero esta deuda es más grande”. Si la palabra de Dios no encuentra cabida en tu vida, seguirás viviendo igual, en fracaso.

Estos son sólo dos ejemplos, pero quiero enfatizar en el hecho de que hoy tenemos que convencernos que no podemos tomar livianamente la palabra de Dios. Cuando la palabra de Dios es dada, tiene que penetrar en tu corazón y éste tiene que estar abierto y sensible a Dios y a su palabra. Primero, debo considerar que Dios es importante, tengo que amarlo con todo el corazón entonces cuando tengas conciencia de cuánto vale Dios en tu vida, tendrás conciencia también de cuánto vale su palabra para ti. ¡Sabe que no puedes tomar livianamente la palabra de Dios! Tienes que ser permeable a su palabra y dejar que ésta penetre hasta la médula de tus huesos.

Muchos creyentes son como los patos, todo les resbala. Los patos tienen una glándula que segrega un aceite con el que se acicalan y que les permite impermeabilizar sus plumas, por lo que al entrar en contacto con el agua, ésta es repelida y resbala, no llegando a empaparlas. Por eso puedes ver un pato tranquilo, nadando debajo de la lluvia y ésta no le toca porque el agua le resbala. Hay creyentes que son como los patos, llueve la palabra de Dios pero a ellos les resbala. ¡Algo tiene que pasar hoy en tu vida! ¡Tienes que tomar una decisión importante!

EL EJEMPLO DE ISRAEL

Un breve repaso: Están los libros de Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, cinco libros que escribió Moisés y forman el Pentateuco; luego lo sucedió Josué y éste fue el gran conquistador de la tierra prometida. Después de Josué vienen los jueces, el peor período histórico de la historia de Israel, un período donde reinaba la anarquía y la frase que pega más fuerte en el libro de los Jueces es: “…cada uno hacía lo que bien le parecía” (Jueces 21:25). Después de Josué, se levantó una generación que no conoció a Dios ni la obra que Él había hecho por Israel. Así comienza el libro de Jueces. Desde la revolución francesa hasta hoy la escuela laica nos impone valores del hombre y nosotros hemos sido contaminados por ellos, y aún las enseñanzas que son de Dios no las hemos abrazado como tal, porque hemos separado a Dios de las normas morales. Por eso hay cristianos que no aguantan más a su cónyuge y prefieren divorciarse; para ese creyente no importa lo que Dios dice en su palabra, que el Señor abomina el divorcio. Entonces algunos dicen: “¿Acaso Dios me va a obligar a estar con una persona que no quiero?” Cuando Dios no es importante para ti tampoco lo es su palabra. Pero yo creo que a partir de hoy vas a tomar una determinación importante en tu vida. ¡Dios es o más valioso que tengo y tiemblo a su palabra!

En la época de Moisés, antes de salir del monte Sinaí al desierto donde permanecieron cuarenta años, Dios le dio leyes a Moisés y las leyes o los diez mandamientos son de Dios. Son importantes porque son de Dios, no es que son importantes aunque el Señor no esté en el asunto. Las leyes de Dios son importantes porque provienen de Él. La fuerza y el poder de la norma tienen que ver con el origen de autoridad de la que emana. Yo puedo ponerme a escribir leyes pero, ¿quién le va a dar trascendencia a una ley mía? Ahora, si la hace el poder Legislativo esa ley tiene fuerza y poder porque proviene de la autoridad que corresponde.

Leemos en Éxodo 34:11: “Guarda lo que yo te mando hoy; he aquí que yo echo de delante de tu presencia al amorreo, al cananeo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo”. ¡A todos los feos! Dios dice: “He aquí, yo hago pacto delante de todo tu pueblo; haré maravillas que no han sido hechas en toda la tierra, ni en nación alguna, y verá todo el pueblo en medio del cual estás tú, la obra de Jehová; porque será cosa tremenda la que yo haré contigo”. (Éxodo 34:10) ¡Dios quiere hacer cosas tremendas con nosotros! El pasaje de Éxodo 34:11 comienza diciendo: “Guarda lo que yo te mando hoy…” Es lo mismo que decir: Escucha, esto es palabra de Dios. Y Dios dice que te va a librar de todos los males. Si cambiamos a los amorreos por problemas matrimoniales, al cananeo por escases, al heteo por enfermedad, sería: “Echaré de ti los problemas matrimoniales, echaré la miseria de delante de ti y las enfermedades. Yo voy a librarte de todo mal, dice el Señor, pero haz lo que yo te digo”.

Éxodo 34:12 comienza diciendo: “Guárdate de hacer alianza con los moradores de la tierra donde has de entrar, para que no sean tropezadero en medio de ti”. El Señor dice: “Escucha bien lo que te voy a decir, tú tienes que guardar lo que yo te mando; yo voy a librarte a ti de todo mal pero tú no tienes que hacer alianza con los moradores de la tierra”. A los jóvenes les digo, no hagan yugo desigual. No hagas alianza de ningún tipo. Éxodo 34:15 expresa: “Por tanto, no harás alianza con los moradores de aquella tierra; porque fornicarán en pos de sus dioses, y ofrecerán sacrificios a sus dioses, y te invitarán, y comerás de sus sacrificios; o tomando de sus hijas para tus hijos, y fornicando sus hijas en pos de sus dioses, harán fornicar también a tus hijos en pos de los dioses de ellas”. Dios les previene que no hagan alianza con los pueblos de alrededor. Esto Dios lo advierte y sale el pueblo de Israel cuarenta años al desierto, se muere Moisés, le sucede Josué y mientras el pueblo estuvo bajo su dirección fueron de victoria en victoria, una bendición. Se estaba cumpliendo la palabra de Dios hasta que murió Josué, entonces cada tribu conquista la tierra que le había sido asignada. Y señala Jueces 1:27: “Tampoco Manasés arrojó a los de Bet-seán, ni a los de sus aldeas, ni a los de Taanac y sus aldeas, ni a los de Dor y sus aldeas, ni a los habitantes de Ibleam y sus aldeas, ni a los que habitan en Meguido y en sus aldeas; y el cananeo persistía en habitar en aquella tierra. Tampoco Efraín arrojó al cananeo que habitaba en Gezer, sino que habitó el cananeo en medio de ellos en Gezer. Tampoco Zabulón arrojó a los que habitaban en Quitrón, ni a los que habitaban en Naalal, sino que el cananeo habitó en medio de él, y le fue tributario. Tampoco Aser arrojó a los que habitaban en Aco, ni a los que habitaban en Sidón, en Ahlab, en Aczib, en Helba, en Afec y en Rehob. Tampoco Neftalí arrojó a los que habitaban en Bet-semes, ni a los que habitaban en Bet-anat, sino que moró entre los cananeos que habitaban en la tierra; más le fueron tributarios los moradores de Bet-semes y los moradores de Bet-anat”.

¿Por qué no los echaron a todos? ¿Por qué no los destruyeron? Dios había dicho: “No hagan alianzas. Yo haré maravillas entre ustedes”. Yo te diré por qué. Porque ellos tenían una idea mejor que la de Dios. Cuando tú tienes una idea que crees que es mejor que la de Dios te vuelves enemigo de Él, te olvidas de sus ideas y dices de ti: “¡Qué gran pensador soy!” La tentación de tomar decisiones independientemente de Dios es lo que le pasó a Eva cuando escuchó a la serpiente que le dijo: “¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?…No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” (Génesis 3:1-5). En otras palabras, la serpiente le dijo: “No necesitarás a Dios. Vas a poder tomar tus propias decisiones porque si comes de lo que Dios dijo que no comieras, tú vas a conocer el bien y el mal y serás como Él”. La serpiente le dio una mejor idea a Eva que obedecer a Dios. Y los precursores de la revolución francesa descubrieron la manera de hacer algo que sirviera mejor que lo que Dios les había dicho.

Leemos en Jueces 1:28: “Pero cuando Israel se sintió fuerte hizo al cananeo tributario, mas no lo arrojó”. Ellos ganaron, Dios los acompañó, debilitaron al enemigo y cuando el enemigo estaba débil pensaron que no les harían nada así que decidieron cobrarle impuestos y para ellos fue un gran negocio. No oyeron la voz de Dios, por lo tanto no obedecieron. Sólo Dios sabe todos los problemas que enfrentó el pueblo de Israel, cómo los entregó en manos del enemigo, sufrieron y murieron porque transaron con esos pueblos en vez de destruirlos como Dios había mandado. Se casaron con las mujeres de los hijos de esos pueblos, entre ellos estaba Sansón quien se enamoró de una mujer filistea llamada Dalila porque los filisteos estaban entre ellos. Sansón se enamoró de la belleza de Dalila y dice la Biblia que su alma fue reducida a mortal angustia y la mujer sólo quería sacarle el secreto del poder de Dios que estaba en él. Sansón hizo alianza, se ligó a esa mujer…

¿Puedes tomar conciencia de la importancia de ser meticuloso en escuchar y obedecer la palabra de Dios? La palabra de Dios se mueve con poder no sobre los que la escuchan sino sobre los que la hacen, y la hacen aquellos que la toman muy en serio. Hoy en día es muy fácil eliminar el nombre de Dios de nuestras actividades y enseñanzas. Opinamos lindo, pero no queremos ofender a la gente ni que se burlen de nosotros, entonces obviamos mencionar el nombre de Jesús, la fuente de la autoridad. Tu enseñanza no es fuerte sin Jesús; podrá ser la misma pero si el Señor no está presente y el nombre de Jesús no es invocado entonces lo que enseñas no sirve de nada. Jesús dice al respecto: “Ustedes se avergüenzan de mí y el que se avergüence de mi delante de los hombres yo me avergonzaré de él delante de mi Padre que está en los cielos”.

En la radio me pusieron recientemente una canción de un grupo cristiano, que dice: “Te adoro, tú eres lo mejor que me ha pasado”. Si una persona no cristiana escucha la canción diría que el hombre estaba feliz porque se enamoró de una mujer. Como yo soy cristiano, escucho eso y digo que está adorando a Dios, pero si no nombran a Jesús en la canción, eso no es seguro… Resulta que en el video había una bebita. ¿A quién adoraba el cantante y qué era lo mejor que le había pasado? ¡Que había nacido su hijita! No se trataba de una mujer ni se la dedicaba a Dios, sino a su bebita. Tú obvias el nombre de Jesús y la gente piensa lo que se le da la gana de tus argumentos. Tenemos que estar dispuestos a darle crédito al autor de nuestros días y de nuestras palabras y a no inventar ideas nuevas. Dios ya tiene todo planeado desde antes de la fundación del mundo, no le vayas a Él con una nueva idea, yo ya lo hice y me fue mal. ¡Cuántas veces quise ir a Dios con mis ideas cuando Él ya las conoce desde antes de que yo naciera! ¡Pero a pesar de mis ideas el Señor tuvo misericordia de mí! ¡A pesar de mis planes me llamó para que yo hiciese lo que Él tenía pensado! Yo tengo que citar al autor de mis días y de las ideas que hoy te estoy hablando. Yo no te traigo ideas humanas; te he dicho que te traigo palabra de Dios. ¡Entiende que la palabra de Dios es importante! Satanás no le tiene miedo a las normas morales, es más, le encanta que se enseñe normas morales como cuando le dices a tu hijo que no mienta, que no robe, cuando le enseñas a ser bueno, eso al diablo le encanta. Su mayor problema es Jesucristo su enemigo y si tú no pones el nombre del Señor, le das oportunidad de que te revuelque por haber ignorado al autor. Si le vas a decir a tu hijo que no debe mentir le tienes que afirmar: “Dios ha dicho que no tienes que mentir”. Dios no quiere que mientas; Dios no quiere que robes. No es que no debes robar porque lo dice la ley, no tienes que hacerlo porque lo ha dicho Dios. Infúndele a tus hijos el temor a Dios, pero empieza tú por tener temor de Dios.

Recuerdo una vez en que tuve que contratar un abogado, y éste me dijo: “Márquez, con todo lo que está pasando lo pueden encarcelar; lo más fácil sería hacer una pequeña modificación, le vamos a decir al juez esto, esto y esto”. Yo le dije que eso era mentira y me responde: “¿Qué le va a hacer una mentirita?” Yo le aclaré que no miento, pero él me insistía porque era mi abogado, no obstante yo tengo más temor de Dios que del juez. Le dejé claro que no iba a mentir y él insistía: “Márquez con esta mentirita que nadie se va a enterar…” “¡Se va a enterar Dios!” le aseguré. El abogado no podía creer que con una solución tan fácil, usando como estrategia una mentirita, yo no estuviera de acuerdo.

Si tú tienes temor de Dios no vas a querer mentir. Si Dios no está en el asunto entonces mintamos, adulteremos, hagamos lo que queramos, total todo da igual. “Siglo veinte cambalache… el que no afana es un gil”, dice el tango. La moral es totalmente relativa sin la autoridad de Cristo, es por eso que hemos llegado al punto en que un hombre no sabe si es hombre y una mujer no sabe que es mujer; hemos llegado al punto en que no se sabe qué es un matrimonio ni una familia porque está todo re definido, porque la moral se volvió relativa, es totalmente humana y los humanos no tienen la autoridad que Dios tiene. Como yo tengo la autoridad de Dios amo a mi familia, bendigo a los míos, los cuido y me cuido porque tengo temor de Dios. El que no tiene temor de Dios no escucha consejos, se casa y viene luego de un tiempo a decirme que yo tenía razón y con la decisión tomada de divorciarse. Yo le digo que ya está hecho, ahora Dios no quiere que deje a su cónyuge. Tú te casaste, le prometiste delante de Dios que estarían juntos hasta que la muerte los separe. Insistes en divorciarte porque te salió mal y sí te salió mal, pero tienes que respetar el pacto que hiciste delante de Dios. “¿Acaso Dios me va a obligar a quedarme con esta persona?” No entiende la palabra de Dios ni para adelante ni para atrás. Yo te aseguro que el que ama a Dios es sensible a su palabra, se planta en ella y no se mueve.

Isaías 66:5 dice así: “Oíd palabra de Jehová, vosotros los que tembláis a su palabra: Vuestros hermanos que os aborrecen, y os echan fuera por causa de mi nombre, dijeron: Jehová sea glorificado. Pero él se mostrará para alegría vuestra, y ellos serán confundidos”. Tus hermanos que te aborrecen harán y dirán cosas y exclamarán: Bendito sea el Señor. Pero Él se mostrará a los que son humildes de corazón y tiemblan a su palabra. “Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra” (Isaías 66:2). Sin la autoridad de Cristo la humanidad entera discute ideas yéndose a la anarquía, sin llegar a resolver nada porque no hay principio de autoridad. Para los cristianos hay un principio de autoridad; Dios es la autoridad y lo que Él dice es ley. Por eso Jesús dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mateo 16:24). O sea, deja de pensar y de hacer pavadas, renuncia a tus propios planes y deseos porque Dios tiene mejores planes que los tuyos e ideas mejores que las tuyas. ¡Dios tiene caminos mejores que los tuyos!

CONCLUSIÓN

Comencé diciendo que te traigo palabra de Dios y que es importante que la oigas, en otras palabras, que dejes que esa palabra entre hasta la médula de tus huesos. Te digo hoy de parte de Dios que el Señor va a producir transformaciones maravillosas en tu vida, en tu camino, en tus decisiones, en tus pensamientos si tú tiemblas a su palabra. Puedes seguir haciendo lo que se te dé la gana ya que el Señor te dio libre albedrío, pero Él te indica un mejor camino. Tiembla delante de Dios y no hagas lo indebido delante de Él.

Tú tienes claro que has hecho lo que se te ha dado la gana y que nadie te iba a decir lo que tienes que hacer. De muchas maneras menospreciamos la palabra de Dios; y la palabra de Dios llueve, pero te resbala. Estoy seguro que a más de uno el Espíritu Santo le ha calado profundo hasta los huesos, diciéndole que es uno de esos que hace lo que se le da la gana y que no se deja gobernar, le ha señalado que es una persona que se niega a renunciar a sí mismo y quiere hacer sólo lo que le gusta o le parece. Yo hoy te digo que tendrás que aprender a sufrir para servir. Cristo le dijo al Padre: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa…” (Mateo 26:39). ¡Hasta Él tenía un proyecto mejor que el del Padre! “Para ti todas las cosas son posibles y si tú quieres puedes hacer que yo no beba esta copa, pero te pido que no se haga mi voluntad sino la tuya”. Tres veces hizo Jesús el mismo planteo y el Padre no contestó ni una vez, y ante el silencio del Padre, Jesús supo lo que debía hacer y era padecer y beber la copa que le ha dado el Padre.

Alguien me dijo que yo me las busco todas, que salgo a hablar y se me viene el mundo encima, así que si quería pasarla mejor, que hablara menos. Si quieres pasarla bien no hables de Dios, pero tendrás a Dios en contra. Si decides hablar de Dios se te va a armar una guerra, atravesarás muchas dificultades, pero tendrás a Dios de tu lado. Yo he decidido levantar la bandera de la verdad y pagar el precio que tenga que pagar por levantar el nombre de Dios en alto. ¡No esconderemos la luz! ¡La pondremos en alto para que todos sean alumbrados! ¡Estamos dispuestos a sufrir y a pagar el precio que sea necesario para ver la gloria de Dios en esta tierra! Ya no relativices la palabra de Dios. Su palabra no es una palabra más que suena por ahí. ¡Es la palabra del Dios Altísimo! ¡No hay palabra que tenga más valor, más autoridad y poder que la palabra de Dios!

“Padre, quebranta toda estructura mental y espiritual que no provenga de ti. Destruye toda obra de la carne. Limpia los corazones Señor y libera a las personas de toda cautividad. Destruye toda fortaleza en la mente, Padre. Que sean alumbrados los corazones para que te sirvan de verdad y tiemblen a tu palabra. En el nombre de Jesús, hago esta oración, amén”.

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