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NAVIDAD: VERDAD INAMOVIBLE

INTRODUCCIÓN

El mundo está muy confundido, y la confusión tiene origen en el hecho de que se está enseñando la mentira como verdad y la verdad como mentira. La gente está confundida, pero la iglesia de Jesucristo no, y sabe que la verdad es un fundamento inamovible, insustituible, sobre el cual podemos edificar nuestras vidas y nuestras familias sin temor a caer, sin temor a los problemas, a las enfermedades y sin temor a la muerte. La iglesia no está confundida porque camina en la luz de Jesús. ¡La iglesia conoce la verdad!

Aunque hay creyentes que tienen temor a quemarse con la verdad, sienten vergüenza de exponer la verdad; tienen miedo al pensar que al alumbrar con la verdad, el mundo se les vendrá encima. Y esos creyentes viven atados; no defienden la verdad sino la conveniencia; es decir, si se quedan callados la van a pasar mejor. Quiero anunciarte que creo con todo mi corazón que se aproxima un año de mucha lucha, pero tengo que decirte también que en la historia de la humanidad nunca la oscuridad pudo erradicar la luz. ¡Nunca la oscuridad venció la luz! Por muy pequeña que sea la luz, siempre va a atravesar las más densas tinieblas, y nosotros los cristianos no estamos en tinieblas. ¡Nosotros vivimos en la luz de Cristo! Cuando Jesús entró en nuestros corazones, disipó la oscuridad de nuestra mente y de nuestros sentimientos. Por eso siempre celebramos la llegada de Jesús al mundo. ¡Cuando vino Jesús, vino la luz! ¡Fuera diablo! ¡Fuera tinieblas! ¡Cristo reina! ¡Él es el Rey de reyes y el Señor de señores! A veces pareciera que la verdad es increíble, o que no hay que creerla, porque la lógica y la razón se resisten a creer la verdad. La razón vive en oscuridad, pero la verdad sigue en la luz. Si en tu mente y razonamientos hay oscuridad, a la verdad no le interesa porque la verdad sigue siendo luz.

Quiero enfatizar en algunas cosas, presta atención porque esto es una advertencia de parte de Dios; el Señor me ha mostrado que muchos van a retroceder y a caer porque no estarán firmes en la verdad de Dios.

Dijo Jesús: “Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz” (Juan 18:37). Nosotros somos los locos que creemos que el Espíritu Santo engendró a Jesús en el vientre de María. ¡Gloria a Dios! Así dice la Biblia, y esto va contra toda lógica. Yo quiero compartir contigo la palabra de Dios porque sé que su palabra es la que nos alumbra. Es la palabra de Dios la que nos saca de las tinieblas. La palabra de Dios fue enviada para que nosotros entremos en su dimensión.

NADA HAY IMPOSIBLE PARA DIOS

Leemos en el evangelio según San Mateo: “El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo” (Mateo 1:18). Conozco una mamá que era muy cuidadosa con su hija y no la dejaba ir a bailes, cuando salía con el novio, la madre iba con ellos; pero un día sucedió que la chica estaba embarazada. La madre confundida decía que no podía ser posible porque ella no dejaba sola a su hija ni a luz ni a sombra, en el único lugar, recuerda ella, que los dejó estar solos fue en el zaguán de la casa. Entonces, el Espíritu Santo descendió a ese lugar y la embarazó. La mujer cree que su hija quedó embarazada milagrosamente…!

Respecto al nacimiento de Jesús y viniendo esto de la lógica y la razón, estamos hablando de algo imposible, pero para Dios no hay nada imposible. Y si la Biblia dice que la virgen María quedó embarazada del Espíritu Santo, nosotros, los locos, levantamos la bandera de la verdad y declaramos que creemos en ella. La verdad no será destruida y nadie la podrá frenar. Hay predicadores cristianos evangélicos que dicen que Jesús fue sólo un hombre y no Dios. Hoy declaramos que en Belén de Judá nació un niño, fruto de la unión del Espíritu Santo y la virgen María. Esto pone un antes y un después en la historia de la humanidad. Si esto es verdad, y es verdad, cambia todo. Porque nació un ser distintivo, un ser humano único, como ningún otro ha habido jamás. Uno de sus nombres es Emanuel que significa, “Dios con nosotros”. El evangelista Juan dijo: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios… Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1: 1 y 14). Cuando el hombre decidió independizarse de Dios y determinó que iba a tomar decisiones por cuenta propia, cuando decidió por consejo de la serpiente que sería como Dios, si se independizaba de Él, Dios dijo: “Bueno, ustedes lo quieren así. Yo les voy a mostrar las normas”. Entonces puso leyes y determinó que si los hombres obedecían esas leyes tendrían su favor. Pero los hombres, conociendo la ley, no pudieron cumplirla. Dividimos la Biblia en el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento, fue en la época en que Dios puso a prueba al hombre que había decidido vivir por su cuenta y lo ha juzgado por la ley. Eso es el período de la ley, en el Antiguo Testamento.

Pero cuando llegó Cristo, inauguró una nueva etapa en la historia de la humanidad, la etapa de la gracia y la verdad. Somos dichosos de vivir en esa etapa en que Cristo se ha revelado con mucho amor y misericordia. Y con mucha paciencia se ha manifestado para perdonar nuestros pecados y librarnos de nuestras maldades. ¡Gracias Jesús! Existimos como iglesia porque hemos creído en este ser bendito que descendió del cielo, engendrado en el vientre de María por el Espíritu Santo. ¡La iglesia existe por causa de Cristo! ¡Te amamos Señor! Celebramos su venida al mundo. El mundo andaba en tinieblas, pero vino gran luz.

Continuando el relato de Mateo, dice así la palabra de Dios: “Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.

Nosotros, los que creemos en Jesús, somos su pueblo. ¡Somos el pueblo que ha sido salvado por Jesús! ¡Él ha venido a salvarnos de nuestros pecados! El Señor nos ha sacado de oscuridad y nos ha puesto en la luz. ¡Bendito sea Jesús! Este versículo que te comparto es el inicio de una historia extraordinaria, en la que Dios humillándose se encarna haciéndose uno como nosotros y vino al mundo en forma de bebé. Siempre que la Biblia enfatiza una verdad, la declara como una verdad firme y fuerte. Dos veces dice en estos versículos que lo que había en el vientre de María, fue engendrado por el Espíritu Santo. Y nosotros somos los locos que creemos en estas cosas. ¡Bendita locura! ¡Bendito Dios!

El que cree no lo hace porque es lógico, sino que cree porque Dios se lo ha revelado, y la persona, o lo rechaza, o lo abraza. La verdad es para abrazarla y no para razonarla. La verdad no cambiará su naturaleza; seguirá siendo la verdad. Debo decirte algo importante mi hermano y mi hermana; tú puedes irte al infierno, pero la verdad seguirá brillando porque es más fuerte que tú y que el universo. La verdad es la palabra de Dios, y Jesús dijo: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mateo 24:35). Será deshecho el planeta Tierra; será deshecho el universo, y está profetizado que Dios va a hacer cielo nuevo y tierra nueva pero su palabra seguirá siendo firme. La verdad no tiene que reñir con nada ni con nadie; es absoluta porque es inamovible, resiste el tiempo y la cultura. No es relativa como te han enseñado en la escuela, o la universidad, ¡la verdad resiste todo! Y Jesús afirmó: “Yo soy la verdad” (Juan 14:6). Y por cuanto es la verdad también dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. (Juan 8:12).

Es importante que te grabes esto, porque vienen tiempos de mucha oscuridad y de mucha presión política, en la que vamos a ser perseguidos por creer las verdades de Dios. Jesús también dijo: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca” (Mateo 7: 24 y 25). La iglesia de Jesucristo es columna y baluarte de la verdad (1° Timoteo 3:15). Esto se lo dijo el apóstol Pablo a Timoteo. Y la verdad es Cristo. La iglesia, es decir, nosotros, somos columna y baluarte de Cristo. Esto no es una historia mitológica como dicen algunos. Es la historia de Dios escribiendo su verdad en su palabra.

Y había una virgen, una jovencita adolescente, en un pueblito llamado Belén, pueblo donde había nacido el rey David. Y los profetas habían dicho que ese niño que iba a nacer, era descendiente de David. No fue un hecho que aconteció intempestivamente, sino que fue muy bien calculado por Dios y profetizado minuciosamente, de quién tenía que nacer el salvador, dónde y cuándo tenía que nacer, porque Dios no anda “payando”, sino que hace las cosas planificadamente. Continúa diciendo el relato de Mateo 1:22 y 23: “Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros”. Esto de Dios es con nosotros es desde que Jesús nación en Belén y hasta el día de hoy. ¡El Señor está vivo! Hace más de dos mil años y hasta este día, la venida de Jesucristo significó: Dios con nosotros. Él vino del cielo y vive con nosotros y en nosotros.

JESUCRISTO, LA VERDAD

Creemos verdad, predicamos verdad y nos afirmamos en ella. Caminamos firmes porque la verdad es un fundamento inamovible. Jesucristo es el Hijo del Dios viviente y es nuestro Salvador. ¡Él es Dios con nosotros! La iglesia es columna y baluarte de la verdad, pero tristemente, los cristianos gastan poco tiempo en leer la Biblia. Necesitamos entender que si vamos a atravesar los tiempos que vienen tendremos que leer la palabra de Dios y abrazarla.

Te voy a compartir otro capítulo de la verdad que se encuentra en Mateo 2: 1 y 2: “Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle”.

Así como sucedió con los magos de oriente, el Señor visita a las personas en donde éstas estén, les enciende una estrella, y los trae el evangelio, los trae a la verdad. Ve tú a saber a qué religión pertenecían estos tres magos de oriente, pero de alguna manera Dios se les reveló; ellos contemplaban las estrellas y así supieron acerca de Jesús. Dios tiene estrategias que ni te imaginas para traer a esa persona dura a los pies de Cristo. En aquel tiempo, algunas civilizaciones transformaban en divinidad a sus reyes, y si eran divinidad, debían ser adorados. Nunca digas que tu hijo o que tu nieto es divino; no trates de divina a ninguna otra persona porque sólo Dios es divino y sólo Él debe ser adorado. Cuando viene la luz y la verdad, y tu razón no tiene nada que ver en esto, cuando se hace la luz en tu interior, tú sabes quién es Cristo, entonces te postras y le adoras. Y los tres magos de oriente llegaron a donde estaba Jesús y lo adoraron. No sabían nada de la ley ni de la historia judía, pero supieron que había nacido un Rey en Belén. Fíjate que llegaron a una aldea tan pequeña, un lugar tan humilde; ¿cómo podía ese niño ser el Rey del universo? Les había sido revelado y la verdad se había apoderado de ellos. No es que la gente tiene que entender; las personas tienen que ser alumbradas. La luz de Cristo tiene que brotar de ti y el amor del Señor tiene que llegar a los que te rodean.

¡Todo el mundo necesita saber que Jesucristo es el Hijo del Dios viviente! Todos deben saber que Él es Emanuel, Dios con nosotros. Todo el mundo debe saber que Jesús es el salvador, quien nos salva de nuestros pecados. Se trata de conocer la verdad mediante la revelación. Tú no sabes cómo, pero la verdad llega al corazón por más que la persona sea dura; la luz de Dios viene y atraviesa sus entrañas. Tú no podías creer pero vas a creer. La fe se está perfeccionando y estás comenzando a entender que Jesús no es uno más sino que es el Rey de reyes y el Señor de señores, el Hijo de Dios en la tierra. “…Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo” (Mateo 1: 2 al 4). Todos sabían dónde iba a nacer Cristo; los principales sacerdotes y los escribas. “Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un guiador, que apacentará a mi pueblo Israel”. Esta profecía se encuentra en Miqueas 5.2: “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad”. Siglos antes, ya los profetas dijeron que esto sería así.

“Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore” (Mateo 1: 7 y 8). ¡Herodes estaba furioso! Pensaría: “¿Quién es éste que va a usurpar mi reino?” Fue el cristianismo el que hizo caer al imperio romano. Los magos se fueron a Belén y allí encontraron al niño; no era diferente a los otros niños, no estaba en un palacio, sus padres no eran príncipes, pero cumplían con las normas de Dios. Ellos pertenecían al linaje de David.

Continuando el relato de Mateo 1, dice así la palabra de Dios: “Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra”. ¿Crees tú esto? Mira, la Navidad no es una celebración que Dios ha ordenado. Yo no creo que Cristo nació un 25 de diciembre, pero celebro que haya una época del año en que recordamos esta historia que para algunos es una tontería, al menos para los laicistas, por eso quitaron todo lo que tiene que ver con lo religioso y declararon que es una fiesta de la familia. Casi cien años han pasado desde que se determinó que la Navidad es una fiesta secular de la familia. Pero nosotros seguimos celebrando el nacimiento de Jesús. ¡La historia de Cristo no la borra nadie! Nosotros gritamos al mundo en esta época: “¡El Rey nació!” Él es Dios con nosotros y aún sigue teniendo misericordia de la humanidad, todavía perdona pecados y sigue siendo el Salvador del mundo. Creer en esto me ha hecho una persona firme y he vencido temores, también venceré lo que venga, pero no me voy a soltar de la verdad.

CONCLUSIÓN

Cristo nació en Belén conforme a lo que declaró Dios en Miqueas 5:2 e Isaías 7:14: “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”. Todo estaba claramente profetizado y advertido para que hoy tú creas. No te avergüences de la verdad. Jesús dijo: “Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria, y en la del Padre, y de los santos ángeles” (Lucas 9:26).

Que no te gane la vergüenza, la timidez o el temor. Sé valiente y habla la palabra de Dios a tu familia, a tus amigos y a toda persona porque ellos tienen que saber de Cristo para que sus pecados sean perdonados, para que sean salvos y tengan vida eterna. Debemos terminar la gran conquista que resta, entonces Cristo vendrá pronto. La Navidad no es una celebración más, sino un recordatorio de que Dios no ha abandonado al mundo y sigue ofreciendo su misericordia a todos.

En este momento, el Señor quiere darle la oportunidad a quienes no han tomado en serio a Jesús. Quizás no te ha importado mucho la historia del nacimiento de Jesús y es sólo eso para ti, una linda historia. Hoy tienes que aferrarte a la verdad; tienes que aferrarte a Cristo y darle la oportunidad de que cambie sustancialmente tu vida. No es problema si tienes conflictos en el matrimonio porque si tienes a Cristo, con Él, los problemas se desvanecen. Yo tengo algo más firme que los problemas y las preocupaciones, tengo a Cristo. Pasaron más de dos mil años y sigue aquí entre nosotros y está más firme que nunca. No se trata de pedirle a Dios que te dé esto o lo otro, sino que le digas a Jesús que entre en tu corazón.

Aprovechando estas fechas tan especiales, tal vez debas acercarte al Señor y decirle: “Creo en ti Jesús. Tal vez he creído a medias o descuidadamente, pero sé que quieres que yo asuma hoy un compromiso contigo de por vida y que me la juegue por ti. Te doy mi vida Señor. Perdona mis pecados y límpiame de mis maldades. ¡Sálvame, Jesús! Perdóname Señor, porque te seguí pero me aparté, te recibí pero después te eché, te recibí pero abracé el pecado. Hoy te pido perdón. Líbrame Dios y sálvame, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.  

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NAVIDAD: VERDAD INAMOVIBLE

INTRODUCCIÓN

Hemos llegado a un punto en la historia de la humanidad en que hay una confusión tan grande entre los políticos, los gobernantes, los predicadores, los maestros y profesores, etc. Ha llegado un tiempo de anarquía en que ya no se sabe qué es el bien y qué es el mal. No se sabe qué es la mentira y qué es la verdad, tampoco se le da importancia a esto porque vivimos, no de la verdad, no de la mentira, sino de lo que sentimos. Claro que cuando vivimos de lo que sentimos, vivimos en la mentira porque el hombre no tiene luz propia si Cristo no alumbra su corazón. La verdad que hay adentro del hombre es mentira, y el dueño de la verdad es Dios.

¿Por qué digo esto? He tenido una charla con una chica adolescente que asistió a la iglesia desde muy pequeña. Pero, por allá, cuando cumplió los doce años le dijo a su mamá: “Mamá, a mí me gustan las mujeres más que los hombres”. En ese momento la madre no le dio mucha importancia al asunto, habló con ella al respecto, pero pasado el tiempo, cuando cumplió quince años, la chica que conoció la Biblia, dijo: “Esto es lo que yo siento. Esta es mi verdad”. Los padres que son líderes en la iglesia estaban muy afligidos. La jovencita agregó: “A mí no me van a cambiar, me tienen que respetar. Dios me ama así como soy y yo amo a Dios”. Luego me enteré que con algunas amigas de la iglesia tocaron el tema y yo pensé que ya tenía ese asunto instaurado en la iglesia y me enojé, entonces le mandé un mensaje bastante duro y a ella le dolió mucho que la tratara como lo hice.

Yo digo que no tengo problemas que alguien quiera ejercer sus derechos de sentirse hombre o mujer, de querer ser homosexual, etc. Si quiere ejercer su derecho no necesita ninguna ley para eso. Así como yo no necesito una ley para ser heterosexual y para tener relaciones con mi esposa. Eso le dije a la jovencita que abandonó la ley de Dios y me respondió: “Para empezar, yo no creo que exista una verdad absoluta. Todas las verdades son relativas”. Esto no es nuevo, yo lo escuché cuando estaba en la secundaria. Va ganando terreno esta idea de que la verdad va cambiando con el tiempo y con las culturas, lo que es verdad para una cultura no lo es para la otra, y relativizaron la verdad. Entonces llegamos al punto en que la verdad es tan relativa, que una mujer inventó la sologamia. Se miró al espejo y dijo: “¡Qué linda que sos! Me quiero casar contigo”. Y se casó con ella misma.

Otra mujer que vive en Europa tiene un perro tan amoroso que se casó con él. ¡A dónde vamos a ir a parar así! Ya he contado acerca de un hombre de cincuenta y dos años que se transformó en una niña de seis años. El hombre estaba casado, y tenía hijos, entonces, decidió vivir lo que él declara, su vida verdadera, y abandonó a su esposa y a sus hijos para volver a ser niño.

¿Dónde estará la verdad? ¿Qué es la verdad? ¿A dónde va la locura de este mundo en el que estamos viviendo?

LA VERDAD ES ABSOLUTA

Que la gente piense que la verdad es relativa, no es lo peor; lo peor es que el estado lo quiera imponer en la enseñanza. Para ellos tú puedes crear tu propia verdad; tú eres lo que sientes y puedes percibirte como lo que quieras. ¡Eso es el culto a la ridiculez! En la Revolución Francesa, se le hacía culto a la razón. Se separó la iglesia del estado y se creyó en la razón, entonces dijeron: la razón es la que tiene la verdad y es la que nos ilumina. Los que usaban la lógica y los razonamientos eran cultos y estudiados, o tenían títulos importantes y se les llamaba iluminados. ¿De dónde venía la luz según ellos? De la razón. Si aquello fue el culto a la razón, lo que está sucediendo hoy en día es el culto a la estupidez. Y si no estás de acuerdo con esto eres una persona que promueve el odio; eres una persona intolerante. Si te percibes varón, pero yo te digo que eres mujer, me puedes denunciar por intolerante porque no puedo ver lo que la persona ve.

Ahora, esto no cambia la verdad; la verdad existe. Lo que pasa es que el mundo que ha desechado a Dios corre detrás de la mentira. La verdad y la mentira no son poca cosa. La verdad es luz y la mentira es oscuridad. Quien camina en el engaño no termina bien; no así quien camina en la verdad. La Biblia señala que Dios se viste con vestiduras de luz “El que se cubre de luz como de vestidura” (Salmo 104:2). Fuera de Él hay oscuridad. Todos conocemos ese dicho que dice que “en la noche todos los gatos son pardos”. Pero no son pardos, parecen que lo fueran porque la oscuridad siempre distorsiona la percepción, no te deja ver bien.

Recuerdo que cuando estábamos construyendo en Monte Beraca, convencí a algunos albañiles para que trabajaran conmigo de noche. Terminaba la jornada y yo me iba a levantar una pared de ladrillos en una de las cabañas, y allá venían los albañiles y me preguntaban qué iba a hacer. Yo les decía que iba a trabajar un rato más ya que quería levantar una pared. “¡A estas horas, pastor!” me decían. El tiempo apremiaba. “¿Usted solo lo va a hacer?” Y yo respondí: “Y bueno, si no tengo otra ayuda…” Entonces se me sumaron dos o tres, colocamos unas luces y comenzamos a trabajar de noche por varias horas yéndonos a dormir muy tarde. Cuando volvimos a la mañana, temprano, miramos lo que habíamos hecho y comenzamos a ver los desperfectos que tenía la pared. Y uno de los albañiles me dijo: “Lo que se hace de noche se ve de día”. ¡Qué épocas aquellas! La luz te mostrará la verdad, y la oscuridad sólo te mostrará apariencia.

En cuanto a la verdad, hasta el diccionario está confundido; cuando fui a buscar el significado de la palabra verdad, según el diccionario, la verdad es un concepto de difícil definición. Esta definición está basada en el supuesto de que Dios no tiene nada que ver con la verdad; entonces, si Dios no existe, ¿dónde está la verdad? ¿Quién puede decir: esto está bien o esto está mal? Si Dios no existe, la verdad tampoco existe. Todos pensamos cada uno a nuestra manera y dice la Biblia en Jeremías 17:5: “Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová”. En el mismo pasaje la Biblia nos enseña que no podemos confiar en nuestro corazón, según dice Jeremías: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” La Biblia dice que tenemos que abandonar los caminos de nuestro corazón y los pensamientos de nuestra mente y tenemos que abrazar los caminos y los pensamientos de Dios.

Por ahí, se quiere enderezar la definición del diccionario acerca de qué es la verdad y dice que la verdad es opuesta a la falsedad, el error y la mentira. Ahora, si Dios no existe, ¿qué es la falsedad? ¿Qué es el error y la mentira? Porque si no hay metro patrón para la verdad ni para la mentira, si no sabemos bien qué es la verdad porque según el diccionario es un concepto de difícil definición, ¿cómo nos vamos a oponer a la mentira, si ésta se reconoce porque es opuesta a la verdad? Si es difícil saber qué es la verdad, entonces es difícil saber qué es la mentira. Cuando uno tiene luz no comete errores; cuando tiene la mente y el corazón alumbrados por Dios, hace las cosas bien porque el bien está en Dios y Él sabe qué es lo correcto y lo incorrecto para tu vida.

Un hombre creyente se casó con una mujer en Haití, y la mujer lo dejó al mes de casados, yéndose con el amigo de su esposo. Los jóvenes que no tienen temor de Dios y tampoco lo buscan se dejen llevar por lo que ven y lo que sienten. Entonces se ponen de novios o se casan y se dan cuenta a los meses o a los años que la persona con la que conviven no es de Dios. Ya a esa altura posiblemente está embarazada o ya ha tenido hijos. Mujeres que después de tener hijos se dan cuenta que el marido le fue infiel todo el tiempo. ¿Entiendes lo que es vivir en oscuridad? Yo no creo que Dios permita que una persona que está cerca de Él le suceda algo de eso. Muchas veces les hemos dicho a un joven o a una jovencita que no se involucrara porque la persona no le convenía, y se ponen mal. Le he dicho a una chica que ese joven que le gusta se ha acostado con varias mujeres, pero ella insistió que él le había dicho a ella que la amaba y lo que siente por ella es distinto a lo que sentía por las otras. No conoce la verdad o no la acepta; no recibe la verdad en su corazón y cuando quiere acordar el hombre sigue siendo como antes, un sinvergüenza.

Varios jóvenes me han venido a decir que al final yo tenía razón. Y vaya este ejemplo para cualquier área de la vida; en lo económico, en lo laboral, en las relaciones familiares, etc. Si no conoces la verdad no sabes cómo actuar, o, mejor dicho, actúas y hablas, y metes la pata, como se dice, hasta el cuadril. Hablas desde la oscuridad y no estás entendiendo, no estás conociendo la esencia del bien y el éxito que es la verdad.

¿QUÉ ES LA VERDAD?

Cuando llevaron a Jesús ante el gobernador romano, Pilato. La gente gritaba: “¡Crucifícalo!” Pilato, hablando con Jesús, le termina preguntando: “¿Y qué es la verdad?” En el imperio romano ya se utilizaba el concepto moderno de la “conveniencia política” y Pilato estaba tratando de ver qué era lo que más le convenía hacer. Hablando con Jesús, se dio cuenta que era muy sensato y no había nada malo en Él. La conclusión que sacó es que Jesús no era digno de muerte. Leemos en Juan 18:38: “Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los judíos, y les dijo: Yo no hallo en él ningún delito”. Después de hablar con Jesús, Pilato llega a la conclusión de que no debe ser condenado, sale al pueblo y declara que no hallaba en Jesús ningún delito. ¿Pero lo salvó? ¡No! Me imagino la escena: Pilato se reunió con sus colaboradores y les preguntó cómo andaban las encuestas, porque necesitaba la opinión y el respaldo político de los religiosos judíos. La conclusión a la que llegó fue que Jesús no había cometido delito pero lo más conveniente desde el punto de vista político era hacerles caso a los religiosos de la época. Entonces hizo algo que todos conocemos; fue y se lavó las manos, y dijo: “Inocente soy yo de la sangre de este justo”. Y después de haber dicho esto firmó la sentencia para que mataran a Jesús.

Hoy en día tomamos decisiones por conveniencia política, por ejemplo: no predicamos el evangelio para no tener problemas. O cerramos los hogares Beraca porque nos acusan de esclavizar a los jóvenes, etc. ¡No cerraremos los hogares Beraca! ¿Y si nos llevan presos? ¡Que nos lleven presos! No somos Pilato, Dios nos ha dado una orden: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. El Señor nos dice en su palabra que tenemos que velar por el pobre y por el débil.

Leemos en Juan 18:37: “Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz”.

La jovencita con la que hablé me había dicho que no creía en verdades absolutas y yo le aseveré que Dios es absoluto, que su palabra es absoluta e inamovible. La Biblia afirma que el cielo ya tierra pasarán, pero sus palabras no pasarán. Jesús no cambia con la temperatura ni con las circunstancias. Las leyes que Él ha establecido, la verdad que ha establecido son inamovibles. ¡La verdad no cambia! El blanco es blanco. Desde Adán y Eva se estableció que el matrimonio es entre un hombre y una mujer, y desde entonces está determinado que el blanco es blanco, y esto es absoluto. El negro es negro; un niño es niño y una niña es niña. ¿Por qué hablo de esto? Porque la mentira está llevando al mundo a un desastre mayúsculo. ¿Cómo podemos pensar que la niña que nació quiera con tres añitos ser un nene? ¡Ya no le podemos poner ni el nombre! La Comisión de Población del Senado de la República ha estado estudiando un proyecto de ley por el cual se le concede el derecho a los menores que deseen cambiar su identidad sexual, o sea, si quisieran ser trasngénero, si nace niña, pero quiere ser niño o viceversa; el estado le costeará la operación para que puedan hacer como deseen. El estado se arrogará el derecho de hacerlo con o sin el consentimiento de los padres porque señala que es el derecho de los menores y los padres no tienen que meterse. ¡Se está destruyendo la patria potestad! Se está vulnerando el derecho de los padres a elegir la clase de educación que quieren para sus hijos. Por eso hoy te hablo de la verdad y de la mentira. ¡El estado se está arrogando el derecho de mutilar a nuestros niños de por vida! No es que después le hacen otra operación y los dejan como estaban. Una vez que operan al niño no podrá funcionar más como hombre. Pero tampoco la niña podrá funcionar como una mujer.

Estas cosas están sucediendo delante de nuestras narices porque se niega la verdad. Cuando nace una niña, ésta tiene cromosomas femeninos y por más que se la opere y se le pongan hormonas masculinas, los cromosomas de esa niña seguirán siendo femeninos; o sea que esa niña va a vivir una contradicción toda su vida. Es difícil, cuesta explicarlo, y lamento si es crudo lo que digo, pero si le ponen un pedazo de carne, no creas que ese pedazo de carne va a tener una erección. ¡Es muy lamentable! No te hacen gratis una dentadura, pero sí, van a mutilar a nuestros niños gratis.

“¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” (Isaías 5:20). Es que sin Dios se trastornan los sentidos; es que cuando dejas a Dios de lado la verdad se pierde y tomas decisiones en oscuridad. Tú crees que todos los gatos son pardos, pero cuando aparece la luz te darás cuenta que no es así. Sófocles, filósofo griego dijo lo siguiente: “La verdad puede más que la razón”. Este hombre descubrió que la verdad es absoluta e inamovible, y que la razón sucumbía. Si hace mucho calor cambia tu estado de ánimo y no piensas ni razonas con claridad. Si aumenta mucho la humedad te pones fastidioso y contestas mal. Si estás conversando con alguien con quien te gusta estar te sientes bárbaro, pero llega tu suegra y te cambia el estado de ánimo. Cambia el estado de ánimo, cambia la lógica, cambia la razón. La razón no sirve como metro patrón, y los sentimientos menos. Ahora siento de una manera, al rato siento de otra. En cada encuentro que se lleva a cabo en Monte Beraca, conozco gente que antes me detestaba y decían de mí que yo era un chanta y le robaba la plata a la gente. ¿Por qué? Porque lo sentían; porque escucharon que otros decían de mí y sacaron la conclusión de que es verdad. Ahora me ven y me abrazan y me piden perdón porque hablaron mal de mí, a lo que les pregunto si ahora me aman y dicen que sí. “¿Por qué me amas?” les pregunto. “Porque ahora lo conozco” es la respuesta. Y yo le digo a esas personas: “Tú no me conoces”. Es que sólo Dios me conoce bien.

¡Lo que yo siento no es la verdad! Primero tenemos que llegar a la conclusión de que la verdad existe. Un niño es un niño. ¿Tan difícil es? Una niña es una niña. ¿En virtud de qué yo puedo asegurar que tal cosa es cierta? En virtud de la fe que tengo en la palabra de Dios. Sófocles dijo que la verdad vence a la razón y Cristo dijo: “Yo soy la verdad”. Por lo tanto, Cristo vence el mal y la oscuridad. Jesús le dijo a Pilato: “Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad” (Juan 18:37). Y Juan 1:1 dice: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”. Verbo proviene del griego “logo”, que significa palabra; pero se traduce verbo porque logo vendría siendo palabra muerta, en cambio, verbo conlleva una acción. La verdad de Dios, la verdad eterna de Dios se hizo carne y caminó entre nosotros. Por eso, decir que la palabra de Dios es la verdad es lo mismo que decir que Cristo es la verdad. ¡Cristo es la verdad encarnada de Dios! Y Él dijo: “Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar” (Juan 12:49).

Las palabras de Cristo son las palabras del Padre. Proverbios 23:23 dice: “Compra la verdad, y no la vendas”. Tienes que leer la Biblia porque si no lo haces te estás perdiendo la verdad. Jesús declaró: “Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz”. Con Cristo no hay medias tintas y no lo vas a conformar diciéndole: “Yo te amo”. Le vas a demostrar que lo amas abrazando su verdad.

El Señor también dijo: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca” (Mateo 7:24 y 25). ¿De qué habla aquí? ¡De sus palabras! Sus palabras te dan firmeza y seguridad porque la verdad siempre es verdad y la mentira siempre es mentira.

A la luz se le puede medir la velocidad y la energía; se le mide los lúmenes, o sea que se mide el flujo luminoso. La luz es algo real, pero a la oscuridad no se le puede medir nada porque la oscuridad no existe. La oscuridad se manifiesta por la ausencia de la luz, pero si enciendes un pequeño fosforo, la más densa oscuridad será atravesada por esa luz. Cuando yo hice el servicio militar, nos decían que cuando estuviéramos de guardia en la noche, no podíamos encender fuego ni fumar porque el fueguito que sale del cigarro se podía ver a un kilómetro de distancia. Por más densa que sea la oscuridad, la más pequeña luz la atraviesa. Porque la verdad es y la mentira no es. Sin embargo, la mentira se empeña en hacernos creer que es la verdad y para eso tiene que trastocar la verdad, para que la verdad parezca mentira y viceversa. Pero la verdad seguirá siendo la verdad siempre. ¡La verdad siempre va a alumbrar!

BUSCA LA VERDAD Y AFÉRRATE A ELLA

Compra la verdad y no la vendas. ¿Cómo hacemos para comprar la verdad? Cristo dijo cómo es que llega la luz a nosotros; los discípulos estaban tristes porque Jesús les había dicho que Él iba a morir en manos de inicuos, que lo iban a juzgar y a crucificar, y les declaró: “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí” (Juan 15:26). Notemos que cuando se refiere al Espíritu, habla en singular, y no es que hay muchos espíritus, sino que hay solo un Espíritu de verdad. El Señor declaró que el Espíritu de verdad dará testimonio acerca de Él y Cristo es la verdad. Aquel que ama a Dios y se apega a Él, aquel que ama su palabra conoce la verdad. Yo humildemente te digo que soy un hombre seguro, predico con certeza porque amo la verdad. Yo no predico según mi parecer ni lo que siento, yo me he aferrado a la palabra de Dios. He tenido que atravesar circunstancias muy difíciles y muchas veces me acerqué a Dios llorando y clamando, diciéndole: “¡Dios no te entiendo! ¡Te tengo miedo!” Una vez llorando, leí en el Salmo 119:141: “Pequeño soy yo, y desechado, mas no me he olvidado de tus mandamientos”. Me lamentaba porque había perdido muchas cosas que amaba y no entendía que, precisamente, Dios quería que dejara de amar esas cosas para amarlo a Él. Yo no entendía, estaba en oscuridad. Hoy soy un hombre seguro y es porque he decidido confiar en la palabra de Dios.

La palabra de Dios es la espada del Espíritu. ¡Debes leerla! La verdad no está en la última película de Netflix, no está en los noticieros o en la prensa, ni en las opiniones de la gente; la verdad está en la Biblia. La palabra de Dios es la verdad; la palabra de Dios es el Espíritu, y el Espíritu es la verdad, y es enviado del cielo a nosotros para revelarnos a Cristo. Es feo sentir que nadie te valora, es feo sentir que no te aman; qué feo es sentir que ni tu propio pastor te puede dar lo que necesitas. Ha fallecido el padre de una de nuestras pastoras y yo le dije que no podía consolarla, aunque la amaba con todo el corazón, pero le pedía al Dios del cielo que la consolara porque Él es Consolador de su vida. ¡Cómo quisiera yo poder consolar, pero no soy yo! ¡Es Él!

En el encuentro había un matrimonio, en un momento, cuyo esposo estaba decidido a irse. ¿Cuál era el problema? La esposa es celosa. Ella le recriminaba que miraba a otras mujeres y él quería convencerla que no era así. Mientras yo estaba predicando, el hombre la acariciaba, la besaba, y la verdad es que me desconcentraban. En el momento en que estábamos imponiendo las manos sobre las personas para que recibieran el Espíritu Santo, el hombre estaba con las dos manos levantadas, pero de repente bajaba una mano y la besaba. Estaba más ocupado en besarla que en recibir la llenura del Espíritu Santo. La mujer era celosa y él la besaba para demostrarle que la amaba sólo a ella. Uno no deja de ser celoso porque te den besos. ¡Esa no es la verdad! La verdad es que cuando Dios viene a tu vida te hace libre del espíritu de celos o de cualquier otro espíritu.

A veces hacemos cosas para ayudar a la gente, que no sirven. En cambio, el Espíritu Santo sí sabe qué hacer. Él sabrá que hará con nuestra pastora que perdió a su papá. Ella en un año perdió a una hermana, a otro familiar que no recuerdo y a su papá. Dios sabrá qué hacer con nuestra hermana. Nosotros la bendecimos, pero el poder está en la palabra de Dios que dice así: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios” (2ª de Corintios 1: 3 y 4). Yo te puedo consolar a través del Espíritu Santo con la consolación que Dios me ha dado a mí. Yo no te predico sólo lo que he leído de la Biblia; yo predico lo que la palabra de Dios ha hecho en mí. Es mi experiencia, por eso te lo digo con certeza. ¡La palabra de Dios te afirma en la vida! Muchos cristianos se consuelan con pastillas, otros con alcohol. ¡En la palabra de Dios está todo lo que tú necesitas para caminar confiado, con certeza, con seguridad y con libertad!

CONCLUSIÓN

Leemos en Juan 16:13 y 14: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir, El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber”. Tu relación con Dios es tu relación con el Espíritu Santo. Él toma de Cristo y te lo hace saber. El esposo que estaba con sus manos levantadas pero pendiente de su esposa, no estaba buscando que el Espíritu Santo lo llenara; estaba besando a su esposa para que ella se convenciera de que la amaba. La oscuridad te lleva a hacer cosas que no vienen del Espíritu Santo.

Los pensamientos y los sentimientos te turban. Estás en una situación en que no sabes qué hacer con tu vida. Tú necesitas abrazar a Dios y pedirle que te llene con su Espíritu Santo. Él es el Espíritu de verdad que te guía a toda verdad. Te sientes impotente porque no ha podido resolver alguna situación, ya has golpeado todas las puertas y no has encontrado la solución. Cristo fabrica puertas, el Señor es carpintero. ¡Cristo abre puertas donde no las hay! Él sabe lo que hay que hacer. Dios hace todo de la nada, de lo poco hace mucho. Tu problema no es resolver tu problema; tú debes resolver tu relación con Dios. Que tus circunstancias no te desvíen la mirada que debe estar puesta en Dios y no en el problema. ¡Déjale al Señor tus cargas ahora! Acércate a Dios con tu angustia y con tu dolor. Dile al Señor: “Perdóname por vivir tan afanado, tan ansioso y tan lleno de temores”. Ese gran problema que estás atravesando no es un gran impedimento para Dios, entrégaselo porque en sus manos ese problema no es nada. Deja de afligirte y comienza a confiar y a esperar en Él.

“Padre querido, quita la culpa, la carga y la opresión de las vidas. ¡Llena con tu presencia, Espíritu Santo! Toma los dolores, las enfermedades y las preocupaciones, querido Jesús. Envía tu Espíritu ahora sobre cada vida. Espíritu Santo, tú que tomas de Jesús, haznos saber la verdad”.

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NAVIDAD: VERDAD INAMOVIBLE

INTRODUCCIÓN

La mente funciona como un músculo; si ésta no se estimula se atrofia, por lo que la mente debe ser utilizada y correctamente alimentada, y vuelvo a decir, funciona como un músculo, si no se usa, se atrofia. Hay personas que no usan la mente sino se guían por lo que sienten; actúan por impulso según lo que sienten y no piensan. Pero en la Biblia encontramos que no es importante lo que se siente sino lo que se piensa. Leemos en Proverbios 23:7: “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él”. Esto significa que, de acuerdo a como una persona piensa así es; dicho de otra manera, las personas son como piensan, o, lo que piensas determina lo que eres. Hay una unidad significativa entre lo que piensas y lo que eres; no por lo que sientes sino por lo que piensas. Así que es muy importante pensar.

Hoy quiero hablarte acerca del término meditar, y esto tiene que ver con pensamientos. ¿Es bueno meditar? Hay alguno que medita cómo matar a la suegra o cómo vengarse; hay quienes meditan en lo malvado que es Dios. Meditar es bueno cuando uno usa pensamientos correctos y deseos buenos; es malo, cuando cavilamos maldades. Meditar es pensar atenta y detenidamente sobre algo, puede ser malo o bueno. Si estoy pensando atenta y detenidamente en algo o en alguien, entonces estoy meditando. Definiéndolo de otra manera, meditar, se trata de una práctica en la cual el individuo entrena la mente.

CAMBIA TUS PENSAMIENTOS, Y CAMBIARÁ TU VIDA

A algunos no les gusta pensar, pero la mente debe ser entrenada. Algo más interesante es que, meditar induce un modo de conciencia. O sea que la persona voluntariamente induce sobre sí misma un cierto estado de conciencia. Algunos tienen la conciencia podrida; otros tienen la conciencia muy sensible y hay que ver cuándo la conciencia es sensiblemente buena y cuando es mala. Todo tiene que ver con la mente. Nuestra vida nos identifica a través de lo que pensamos. En realidad, lo que pensamos nos lleva a hacer lo que hacemos, lo que determina quienes somos.

¿Qué es lo que piensas habitualmente? Si vives amargado o triste, eso tiene que ver con cosas que piensas que se mezclan con lo que sientes. La vida de los pensamientos en la Biblia es muy importante; la palabra de Dios no dice que el hombre debe dejar sus sentimientos, más bien dice en Isaías 55:7: “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”. Tampoco dice el Señor que sus sentimientos son más altos que los nuestros, sino que dice: “Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.

La Biblia le da un lugar predominante a la vida de los pensamientos, por lo que decimos que hay vida en nuestros pensamientos o hay muerte. ¿Dónde hay que meditar o cuando se puede meditar? ¿Hay un lugar especial para hacerlo? ¿Se puede meditar mientras estás realizando alguna tarea? ¡Sí! ¿Puedes meditar en tu cama? ¡Sí! A veces estamos meditando y ni siquiera nos damos cuenta; por ejemplo, vas en el ómnibus y todos te ven carita de bueno, pero tú vas meditando cómo puedes hacer para estrangular a cierta persona. ¿Con un alambre o con una soga? Es una cuestión muy habitual el meditar. Pero hay una meditación que es superior y otra que es nefasta. Meditar es ejercitarse en pensamientos, es hacer ejercicios con los pensamientos.

¿Quisieras que las cosas mejoren sustancialmente en tu vida? La gente espera que las cosas cambien o que los tiempos mejoren, pero lo cierto es que nuestra vida se desarrolla en función de nuestros pensamientos. Lo que estás viviendo no es culpa de otros porque tú tienes capacidad para salir adelante a pesar de los otros. Dios te ha dado facultades; y uno no es cómo lo hizo su padre y su madre, como lo hizo su barrio o el paisito en el que vive. ¡Uno es como piensa! Tal cual uno piensa, así es. Significa que, para que cambie sustancialmente para mejor mi vida, yo tengo que cambiar sustancialmente mis pensamientos para bien. Mis pensamientos correctos me ayudarán a mejorar mi situación y mi futuro. Si sigues pensando como lo estás haciendo ahora, las cosas continuarán siendo igual. ¡No puede haber cambios si no cambias tus pensamientos! Las cosas van a cambiar cuando cambies tus pensamientos; las cosas van a ser mejores, cuando tus pensamientos sean mejores.

Hay personas que tienen meditaciones erradas movidas por malos pensamientos y sentimientos, entonces, algunos se dedican a meditar en sus desgracias. ¡Desde que nací no he hecho más que sufrir! ¡Mi mamá no me quiso! ¡Mi papá no me abrazaba! No han hecho nada por superar ese dolor y viven meditando en eso todo el tiempo. Tu papá nunca te abrazó, nunca te mostró afecto, y además se murió. Por lo visto serás infeliz toda tu vida…. ¡Pero puede cambiar algo dentro tuyo a pesar de las circunstancias exteriores y a pesar de lo que has vivido en el pasado!

Una vez entraron ladrones a mi casa y si no le entregaba ese problema a Dios, todos los días sufriría pensando que iban a venir ladrones a mi casa nuevamente. Andaría meditando en el mal. Y hay personas que viven meditando acerca de una circunstancia que han vivido; que si los asaltan, que si los matan. Claro que te pueden arrebatar algo, pero no puedes andar por la calle como un desquiciado. Claro que alguien puede apuntarte con un revólver y peor aún dispararte provocándote daños, pero no puedes estar meditando en el mal todo el día. No puedes estar meditando en la desgracia; no debes vivir pensando en la escasez. Tú tienes que tener pensamientos buenos. Dios te ha dado pensamientos para prosperar. Dice la Biblia que Dios te ha dado facultad para hacer riquezas.

Yo no sé cómo piensas tú, pero yo pienso como dice la Biblia. Yo digo que Dios me ha dado facultad para hacer riquezas y trabajo dentro de ese pensamiento. No temo por el mañana, que me quede sin trabajo, que no tenga dinero, que mi esposa me abandone porque quede desempleado. Así algunos hacen elaboraciones de fracaso. Nuestras meditaciones deben ser correctas para que nuestros pensamientos sean afirmados y nuestra vida sea victoriosa; que vayamos avanzando sin temor hacia el futuro y sin aferrarnos a los dolores del pasado.

Hay otros tipos de meditaciones malas como el yoga, la meditación trascendental, meditaciones hindúes, etc. Algunas son muy extremas en el sentido que te llevan a eliminar los pensamientos de tu mente, te llevan a poner la mente en blanco. Es peligroso poner la mente en blanco porque eso atenta contra algo esencial que Dios nos ha dado a los seres humanos como la conciencia, el dominio propio, el estado consiente.  Si yo pongo en blanco mi mente, salgo de mi estado consciente y me sumerjo en un estado de inconsciencia, soltando el libre albedrío que Dios me ha dado, dándole cabida a demonios que se meten en mi cabeza y producen pensamientos, sentimientos y deseos ajenos a mí. ¡No te metas en eso! Para que dejes de pensar cosas que te afligen, algunas meditaciones traen un cierto alivio, pero es engañoso. Hay personas que viven atormentadas por temores, o algún sentimiento negativo. Entonces te sientas dos horas pensando que eres una mariposa, te concentras en eso y te ves volando de flor en flor. Bueno, mejor pensar que eres una mariposa volando en libertad y disfrutando de las flores, y no pensar en que eres una mariposa a la que le dan un palazo y la matan. Dios quiere que vivas en un estado consiente y tomes decisiones consientes. No vas a poder excusarte delante de Dios diciéndole que estabas inconsciente cuando lo hiciste. Tú no debes tomar bebidas alcohólicas porque el alcohol te saca de tu estado consciente. Las personas en estado de ebriedad dicen y hacen cosas que no se animan cuando no están alcoholizados. Pierden su dominio propio y los demonios se apoderan de esas personas que por causa del alcohol se vuelven violentos y dicen cosas que no dirían ni locos en estado consciente. Digamos que ciertas meditaciones, son más o menos como estar ebrios. Dejas de ser dueño del control de tu vida y Dios quiere que tengas el control. Cuando el Espíritu Santo viene a tu vida te da dominio propio. Cuando una persona está drogada, también deja su estado consciente. La meditación te introduce en un estado alterado de consciencia. Dios te quiere con los cinco sentidos bien alerta; quiere que tus pensamientos generen bendición y que te vaya bien. Y Dios quiere que medites en su palabra.

¿QUÉ PIENSAS?

Hay meditaciones que son perversas y erradas y debemos aprender a sacar de nuestra mente esos pensamientos de fracaso, de angustia y de rechazo. Tengo que meditar en esas cosas que me sacarán de mis pensamientos incorrectos y me introducirán en los pensamientos correctos. Los pensamientos de Dios tienen vida de Dios. Jesús dijo: “Mis palabras son Espíritu y son vida”. Las palabras componen pensamientos. Cuando Jesús hablaba, hablaba palabra de Dios y Espíritu de Dios entraba en las personas. Los pensamientos de Dios provienen de su palabra y esa palabra de Dios tiene vida espiritual, y la vida espiritual es la mismísima vida de Dios operando en ti. Dios entra a ti por medio de su palabra y de sus pensamientos. ¿En qué debo meditar entonces? ¡Debo meditar en la verdad!

Sófocles, filósofo griego, dijo que la verdad vence a la razón. Podrás tener razonamientos extraordinarios con una lógica extraordinaria y convences a cualquiera, pero si no hablas la verdad, estás engañando. La verdad es esencial. Y Jesús declaró: “Yo soy la verdad”. La lógica del hombre no es nada en comparación a la verdad y la verdad no es difusa; la verdad es una persona y esa persona es Cristo. En Jesús está la verdad de Dios; en Él están los pensamientos de Dios, su poder y su gloria. Y el Señor quiere enviarnos su Espíritu para que tengamos su presencia.

Qué triste cuando gastamos tiempo mirando novelas que nos hacen pensar pavadas; triste cuando cruzamos la calle mirando el celular. La gente conoce más las aplicaciones del celular que a su familia y miran más la pantalla del celular que la cara de su cónyuge o de sus hijos. Todas las cosas en las que nos concentramos generan en nosotros, pensamientos. Meditar significa ejercitar nuestra mente y nuestro pensamiento en esas cosas en las que nos concentramos. Si la Biblia te aburre, mal te veo. ¿De dónde vas a sacar verdad? ¿De dónde vas a sacar fuerza y poder de Dios? La fuerza, el poder y la vida de Dios están en la palabra de Dios; la cual te enseñará en qué tienes que meditar. Leemos en el Salmo 104:31 al 34: “Sea la gloria de Jehová para siempre; alégrese Jehová en sus obras. Él mira a la tierra, y ella tiembla; toca los montes, y humean. A Jehová cantaré en mi vida; a mi Dios cantaré salmos mientras viva. Dulce será mi meditación en él; yo me regocijaré en Jehová”. Esto significa que te despiertas y el primer pensamiento que te viene es importante ya que eso habla de tus prioridades, como alguna preocupación, cosas que te afligen o te demandan atención. El primer pensamiento sugiere algo que estuvo dando vueltas en tu inconsciente mientras dormías. Así que te despiertas a la mañana y el primer pensamiento que te viene es el Señor, entonces dices: “¡Bendito sea tu nombre! ¡Te amo Dios!” No te despiertes pensando qué vas a hacer de comer hoy, o en esa deuda que te tiene preocupado; antes de abrir tus ojos, que tu primer pensamiento sea Dios. ¡Tu Dios es más grande que tus problemas! El centro de tu satisfacción debe ser Dios y no tu problema. Y si tienes conciencia del Dios que tienes comienzas tu día alabándolo y engrandeciendo su nombre. “Dulce será mi meditación en él; yo me regocijaré en Jehová”. Esto es meditar en Dios.

¿Quieres que te vaya bien? ¡Que tu meditación sea Dios! Medita en la verdad porque algunas circunstancias te dicen que Dios se olvidó de ti. Si conoces la Biblia dirás: “Yo sé que tú nunca te olvidas de mí. Así como dice tu palabra yo estoy en la palma de tu mano”. Tú meditas verdad. Hay circunstancias que te dicen a gritos que Dios es injusto porque no tendrías que estar viviendo lo que estás viviendo. Pero tú que conoces la verdad, te despiertas a la mañana y le dices a Dios: “Señor, tú eres justo”. Y eso te da paz. Tu fe en Dios y en su verdad es el principio del crecimiento de la bendición, de la prosperidad y la solución de tus problemas. ¿Cómo esperas que Dios haga justicia cuando tus pensamientos gritan en tu cabeza que Él es injusto y no se cuerda de ti? Piensas mal y hablas mal del Señor. Dios es como dice que Él es no como tú piensas que es, ni cómo piensan los demás que Él es. Dios es quien dice que es en su palabra, la Biblia; y Él declaró que ha extendido su misericordia sobre ti.

Medito en Dios y medito en sus obras y sus obras son magníficas, y han sido hechas para nosotros. Nos puso en la tierra sobre toda creación y en la eternidad seremos reyes y sacerdotes del Dios Altísimo. Dice la Biblia que estaremos sobre los ángeles. Los ángeles son servidores de Dios a nuestro favor y nosotros somos hijos de Dios, príncipes del Rey. Dios ha pensado hacerte príncipe y princesa para reinar juntamente con Cristo en la eternidad. ¡Maravilloso es el Señor y maravillosas son sus obras! Meditar en la verdad de Dios te hace una persona de bien y te hace caminar con Él. Dios no revela su corazón a los que no le aman. ¿Abrirías tu corazón a alguien que te trata mal y habla mal de ti? ¡Dios tampoco! A quien piensa bien de Él y le ama; a quien se deleita en sus obras, Dios le revela sus verdades. Por eso es lindo caminar con Dios. Y es bueno que tu primer pensamiento en la mañana y el último antes de dormir sea para Dios.

 Él es justo aunque a ti a veces te parece que no lo es. Dios es perfecto. Él es Santo y quien reconoce su santidad, reconoce la verdad acerca de Él. ¡Cómo se deben retorcer los demonios cuando declaramos que Dios es Santo, Santo, Santo! ¡El infierno se estremece cuando tú le expresas tu amor a Dios y lo adoras! Los que amamos a Dios destruimos las fuerzas del enemigo dándole alabanzas al Señor. Abrimos nuestra boca para publicar la verdad de Dios. ¡Él es Grande! ¡Dios es Poderoso! ¡Él es amor! ¡Dios es misericordioso! Por medio de este mensaje estás meditando en Dios y en sus grandezas, y el Señor está lavando tu corazón.

Leemos en el Salmo 77:12: “Meditaré en todas tus obras, y hablaré de tus hechos”. ¿Qué es lo que recuerdas y te aflige del pasado? Un día estuve al borde de la muerte, pero Dios me libró; y meditando acerca de lo que el Señor hizo en mí, hablo de sus hechos y me regocijo en Él. Estaba acostado y de repente comienzo a sentir un dolor muy profundo en mi pecho. En ese entonces no teníamos trabajo, no teníamos dinero ni cobertura médica, y yo no aguantaba más ese dolor que cada vez se hacía más agudo. Me entré a desesperar porque no sabía qué hacer ni a donde ir. De pronto me tiré al suelo y le pedí a mi esposa que orara porque sentía que me moría. Cuando vi que me estaba muriendo le dije al Señor: “Dios, si me voy a morir acá, moriré alabándote”. Y comencé a declarar: “¡Gloria a Dios! ¡Aleluya!” En un instante desapareció el dolor. Nunca me hice ver por ese tema ni pregunté qué habrá sido. Pero nunca olvidé que estuve al borde de la muerte y Dios me libró. Pero no me acuerdo de eso como un momento de aflicción, sino que recuerdo que Dios estaba conmigo y me guardó para que yo hiciera la obra que estoy haciendo hoy. No traigas a memoria cosas amargas y tristes. ¡Cuenta las obras que Dios ha hecho en ti!

Cuando fui a la ciudad de Concordia, se me acercó una mujer y me dijo que hacía muchos años, su esposo la había abandonado y no había manera de que ella se pudiera recuperar. La mujer tenía una raíz de amargura que no podía dormir y entonces comenzó a escuchar el programa radial que teníamos a la madrugada. Ella me contó: “Usted sabe que yo estaba tan mal y lo escuche decir: Tú, mujer, que no puedes vivir porque no has podido perdonar al hombre que te abandonó. ¡Lo tienes que perdonar!”. La mujer escuchó eso y le entró convicción de pecado, entonces se arrodilló y comenzó a orar pidiéndole perdón a Dios y decidió en ese momento perdonar a su marido. Cuenta que la opresión se le fue en un instante y de esto hace más de veinte años, y yo me acabo de enterar. Ojalá algún día puedas decir: “Cuando recibí este mensaje mi vida cambió. Yo creí y dejé de hablar con amargura y odio, dejé el resentimiento y empecé a vivir una vida de alabanza y gratitud a Dios. Ese día entendí que el Señor es grande, bueno y poderoso. Entendí que Él estaba a mi favor. Entendí que envió a su Hijo amado, quien murió en la cruz del calvario por mí porque yo estaba condenado. ¡Jesús dio su vida por mí para salvarme! ¡Grandes y maravillosas son las obras de Jehová! ¡Me alegraré y me gozaré en Él!”

Un día se le cerró el pecho a mi hija más chica que tenía meses de vida, estábamos en la misma situación que te mencioné antes, sin trabajo, sin dinero ni cobertura médica. Recuerdo que esa noche tomé a mi hija y comencé a caminar de un lado a otro orando por ella. Era algo casi inconsciente lo que estaba haciendo, pero estaba confiando y esperando que Dios iba a sanar a mi hija. Caminé con mi hijita en brazos, sintiendo como le costaba respirar, de un lado a otro de la habitación toda la noche, de pronto comenzó a respirar mejor cada vez. Hoy mi hija sirve a Dios y a veces cuando la veo recuerdo lo que había pasado esa noche. Y no recuerdo con amargura lo que aconteció ni pienso que mal se portó Dios conmigo. Yo me acuerdo de eso y alabo a Dios porque Él salvó a mi hija de la muerte para alegrarnos a Marta, a mí y a todos los que la rodean. Recuerdo sus días de adolescente cuando llegaba y daba un portazo diciendo: “¡Aquí llegó la alegría de la casa!” ¡Bendito sea el nombre del Señor!

CONCLUSIÓN

Lo que comemos todos los días es gracias al sol que Dios nos dio; eso es fruto del gran amor y de la gran misericordia del Señor sobre nosotros. No digas que Dios es injusto cuando merecías condenación eterna y Él envió a su Hijo Unigénito a morir en la cruz del calvario para que tus pecados sean perdonados, para que tu culpa sea quitada y pases de un estado de condenación a salvación eterna. ¡Cómo vas a pensar que Dios no se acuerda de ti! ¡Cómo puedes pensar que Dios es injusto! Deja ya de ser una persona negativa y quejosa. El Señor te dice hoy: “Medita en mí, medita en mis obras y vas a ver resultados maravillosos”.

El Salmo 119: 27 dice: “Hazme entender el camino de tus mandamientos, para que medite en tus maravillas”. Los mandamientos de Dios son maravillosos. En el Salmo 1 leemos: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche”.

Sabia es la persona que medita en la ley de Dios. Y hoy has aprendido que debes meditar en Dios, meditar en sus obras y en sus mandamientos. Anteriormente dije que Sófocles afirmó que la verdad vence a la razón. Y Jesús declaró: “Yo soy la verdad”. La ley de Dios, la palabra de Dios, es la verdad, y ésta supera todo. Estoy seguro que más de uno tiene que pedirle perdón a Dios por quejarse tanto; estoy seguro que hay gente que lo apura a Dios: “¿Cuándo lo vas a hacer? ¿Por qué no lo haces?” Hay quienes aún guardan rencores y resentimientos en su corazón.

Tú necesitas meditar en la verdad de Dios, en todo lo que es bueno, en todo lo que es justo, en todo lo honesto. No gastes tanto tiempo con el celular, en programas de televisión o en cosas que te distraen. Invierte tiempo en meditar en Dios, en leer su palabra y alabarle. Si te aburre la palabra de Dios pídele que trasforme tu corazón. El rey David consideraba que la palabra de Dios era lo máximo que él aspiraba. ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca”. David se deleitaba en la ley de Dios y nunca fue vencido en la guerra. El Dios de David también es tu Dios. El deleite de David no eran las victorias que conquistó en las guerras, sino que Dios era quien adiestraba sus manos para la batalla. Lo más excelso de David fue que él no se cansó de bendecir el nombre del Señor.

¿Quieres tener una vida de éxito? No confíes en tus razonamientos porque éstos te hacen perder. Tus razonamientos son soberbios. Mejor deléitate en Dios, apóyate en el Señor y camina con Él. Medita cada día de sus maravillas, reconoce sus grandezas y alábalo.

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NAVIDAD: VERDAD INAMOVIBLE

INTRODUCCIÓN

Hoy meditaremos en el hecho de que Dios es nuestro proveedor. Todo aquello que nosotros necesitamos, Dios lo proveerá. Cuánto sufren las personas creyendo que Dios no lo va a hacer, o que lo hará, pero fuera de tiempo. La gente cree que se van a hundir antes de que llegue el socorro de Dios a sus vidas. Cuando decimos que Dios es nuestro proveedor, significa que Él provee nuestra paz, nuestro gozo, nuestro dinero, nuestra comida, vestido y techo. ¡El Señor nos provee todas las cosas! Claro que nosotros podemos estar fuera de ese propósito. Una actitud no correcta de nuestra parte nos puede dejar fuera de la provisión de Dios.

El Señor tiene para nosotros provisiones sobrenaturales, o sea, saca recursos donde no hay. Él puede crear algo que no existe, con el solo propósito de proveer a nuestra necesidad. Digamos que Dios no está limitado a lo que existe y todo lo que existe es porque Él habló y dijo: “Sea hecho”. ¡Y puede volver a hablar!

Un sacerdote de vudú me dijo que están preparando la guerra contra Cristo, la del Armagedón. Ellos saben que habrá una guerra y están seguros de que van a ganar porque son mayoría. Este hombre afirma que son más los malos que los buenos. Yo le pregunté: “¿Dios no es el que creó a los ángeles?” “Si” respondió él. Y agregó que son más los ángeles malos que buenos, y en el mundo hay más gente mala que buena. “¿Crees que por eso Dios va a perder una batalla?” pregunté. “¿No podrá crear ejércitos de millones y millones de ángeles con sólo abrir su boca?” Yo digo que si satanás abre su boca, lo que logrará es que le entren moscas, pero no podrá crear nada por su palabra; pero Dios sí puede crear. El Señor puede dar pan en el desierto; así alimentó a tres millones de hebreos en el desierto con pan de cielo, llamado maná, que aparecía cada mañana. ¡Dios puede sacar recursos de la nada! A esto le llamo recursos sobrenaturales. También están los recursos naturales, ¿y de dónde vienen? Dios también nos da recursos naturales. Si comes pan es porque Dios ha previsto la producción de trigo. Dios es el sustentador y el proveedor de todas las cosas.

¿CUÁL ES TU PRIORIDAD?

Hay una historia en el Nuevo Testamento que nos mostrará cómo Dios quiere sacarnos de nuestro enfoque de ansiedad y de afán por lograr todo aquello que estamos necesitando. Jesús quiere evitar que estemos enfocados en qué comeremos, qué vestiremos, etc. El Señor dijo que no nos preocupemos de esas cosas. Un hombre ateo le decía a su esposa: “Dios no te da nada, yo soy el que te doy de comer. Si yo no trabajo te morís de hambre”. Y un día se enfermó y quedó postrado en silla de ruedas por quince años, no podía trabajar ni llevar el sustento a su familia; sin embargo, Dios alimentó a su familia durante quince años y también a él.

Nick Vujicic no tiene piernas ni brazos, sin embargo Dios lo sustenta con alimento, vestido y todo lo que necesita para él y su familia. Dijo Jesús: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mateo 6:24). Lo que quiere decir el Señor con esto es que, si a ti te preocupa tener dinero y riquezas, entonces, esto se constituye en tu dios. El exceso de afán por tener más, en cuanto a dinero y trabajo, por ejemplo, o por lograr más cosas, hace que nos postremos delante de un dios llamado mamón, el dios de las riquezas.

Jesús te dice que no corras detrás del dinero; no corras detrás de la comida o el vestido, no te desesperes por esas cosas. Tú tienes que servir al Señor. En este pasaje vemos que está el dios de las riquezas y el Señor, dueño de todas las riquezas, que es Jehová, tu Dios, quien creó los cielos y la tierra. El que declaró: “Mía es la plata, y mío es el oro” (Hageo 2:8). Lo que quiere decir el Señor es que, un afán desmedido por trabajar y lograr cosas no te va a bendecir, todo lo contrario, te va a transformar en un idólatra. Si tienes tres trabajos y no descansas, no atiendes a tu esposa y a tus hijos, esos trabajos te tienen subyugado. Hasta el hartazgo he escuchado chicos y chicas que me han dicho que con su padre nunca han podido contar. Nunca les han dejado faltar nada, pero los han privado de un padre. El hombre vive trabajando y no tiene tiempo para la esposa y para los hijos.

Tú tienes prioridades más importantes que el trabajo, que el dinero, que una casa. Mi esposa y yo nos hemos deleitado en criar a nuestras hijas. Ella ha estado más presente que yo, pero hemos amado a nuestras hijas siempre. Hemos pasado períodos de mucha escasez y ellas nunca se han enterado. Mi esposa le agregaba agua a la leche de la mema porque no alcanzaba y oraba para que las nenas no se debilitaran. Nuestras hijas nunca se vieron desamparadas porque Marta y yo a pesar de todo nunca nos vimos desesperados ni desamparados. Tú puedes descansar en Dios en el desierto porque Él te va a sustentar. ¡Dios no quiere que tengamos escasez!

Aunque es el dueño de todo y puede hacer llover oro del cielo, eso no es lo que hace a un padre bueno. Hay padres buenos y hay buenos padres. Los buenos padres son los que le dan medido a sus hijos, les ponen límites y les enseñan a desenvolverse para que sean buenos administradores. Y los padres buenos son aquellos que le dan todo al hijo, aunque no tengan nada, todo para que no sufran, y así los crían mal.

Dios es un buen padre y nos enseña habilidades de administración cuando atravesamos desiertos de escasez. Mi esposa y yo aprendimos a administrar el dinero en la escasez, no en la abundancia. A algunos les gusta el dinero y gastan creyendo que saldrá más de algún grifo. He conocido una persona que recibió una casa de herencia y en menos de un mes la perdió por la droga. Pero Dios permite que pasemos por tiempos de escasez y ahí aprendemos prioridades, aprendemos a decidir qué cosas son más importantes y cuáles no son tan importantes. No es que Dios quiere que estemos en escasez, es que a veces lo necesitamos. Si tu hijo se porta mal necesita límites y a pesar de lo que digan las leyes, los hijos a veces necesitan una buena palmada. Hoy en día, la psicología ha cambiado, pero para Dios es igual, la Biblia dice en Proverbios 23:13: “No rehúses corregir al muchacho; porque si lo castigas con vara, no morirá”. ¡Hay cosas que no se aprenden razonando!

Dios nos quiere librar de estar sirviendo al dios de las riquezas y que no descuidemos de adorarlo a Él que es el creador del cielo y de la tierra. Por eso Jesús dijo: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). El cien por ciento de lo que necesitas, Dios te lo dará. También dijo Jesús: “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?”

Antes de que te despiertes, las aves ya están cantando alabando a Dios. El no poder confiar en Dios nos lleva a no poder cantar ni alabarlo. El no poder confiar en Dios nos lleva a preocuparnos y Jesús nos dice que no nos afanemos por nada. Dios no le ha puesto límite de fe a los lirios del campo, pero sí a nosotros; o mejor dicho, el Señor no ha limitado nuestra fe y quiere que ejerzamos fe. Un tip para poder recibir la abundancia de Dios es la fe, por lo que tener fe implica estar confiado en paz. No tener fe significa que tienes preocupaciones y ansiedades, o sea que a quien está ansioso y afanoso le está faltando fe.

La persona que carece de fe no recibe de parte de Dios, así dice la Biblia en el libro de Santiago: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor” (Santiago 1: 5 al 7). El que no tiene fe, tiene duda, y el que duda no recibirá ninguna cosa de parte de Dios. Tú preguntas por qué Dios te dice que no te preocupes por nada ya que Él te va a suplir lo que te haga falta, pero te están faltando cosas. Cuando planteas tal cuestionamiento estás evidenciando que tu fe no está puesta en la palabra de Dios porque el Señor cumple su palabra y Él te dice que no te afanes; y si estás afanoso por algo, te pones en contra de su palabra y de la posibilidad de más provisión para tu vida.

APRENDIZAJE EN LA ESCASEZ

Cuando estás atravesando por escasez, es tiempo de aprender y la palabra de Dios hoy te está enseñando. Mateo 6 continúa diciendo: “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas”.

Aquí Jesús menciona a los gentiles. Los judíos eran personas adiestradas y preparadas en el conocimiento de la palabra de Dios y de su ley. Ellos tenían una cultura basada en lo que Dios enseña, de tal manera que eran cuidadosos en lo que comían y vestían, ellos adoraban al único Dios y verdadero, creador del cielo y de la tierra. El conocimiento de ese Dios nos llega a nosotros a través del pueblo hebreo porque Dios se reveló a ellos, y levantó de ese pueblo profetas y predicadores que han enseñado al mundo que no hay muchos dioses sino solo uno. Entonces, los judíos estaban muy orgullosos de sus tradiciones y costumbres que eran sanas. Ellos no comían cualquier cosa, no mataban animales de cualquier forma ni comían de cualquier manera. Los judíos tenían una cultura muy superior al resto de las naciones y dividían el mundo en judíos y gentiles. Los gentiles, o goyim, pertenecían a una clase de gente idólatra ya que tenían muchísimos dioses.

Dios es nuestro proveedor y nos enseña a ser como Él es y quiere que aprendamos a dar como Él da para demostrar nuestra fe y confianza en Él. El Señor estableció la ley del diezmo y no importa si tienes mucho o poco, Dios puso una medida de fe que es el diezmo y se lo tenemos que dar a Él. Otra medida de fe es la ofrenda; esto es lo que yo le doy a Dios voluntariamente porque lo amo y tengo confianza en Él. No pienso que por diezmar u ofrendar me voy a quedar sin sustento porque el Señor es el responsable de mi provisión. Yo soy responsable de creer a la hora de diezmar y ofrendar. Yo decido ser como Dios y le doy de comer al que no tiene porque creo en el Señor y sé que Él es mi sustentador y proveedor, y me dará lo que necesito para que yo viva bien.

Quien tiene fe y esperanza en Dios, aunque tenga escasez está confiado, y cuando diezma u ofrenda lo hace con alegría porque la fe produce gozo. La fe produce esperanza y mantiene nuestro corazón confiado en el Señor, por lo tanto, no vivimos perturbados porque sabemos que tenemos un Dios Todopoderoso y Él no es de yeso, no es de madera ni de fundición. ¡Mi Dios es el Dios que creó los cielos y la tierra!

Debemos alejarnos del dios mamón que es el dios de las riquezas y acercarnos al verdadero Dios que nos sustenta. No debo poner mi mirada en las riquezas. La gente desea riquezas para vivir seguros, pero no son las riquezas las que nos dan seguridad, porque la seguridad nos la da el Dios que creó los cielos de la tierra, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Muchos ponen su esperanza en el dinero que tienen y cuando viene la enfermedad no hay dinero que pueda curar. Cuando un hijo está agonizando, ¿dé que sirve que tengas tanto dinero en el banco? Tú quieres tener riquezas para vivir seguro o segura, pero el dinero no te da la seguridad. Y Jesús enseña en Mateo 6:33: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. No sugiere aquí que las conseguirás, dice que te serán añadidas todas estas cosas. ¿Qué cosas? La comida, la bebida, el vestido, el techo, etc. Esto nos lleva a entender que tu sustento no viene de tu jefe ni del sueldo que ganas cada mes; tu sustento no viene de la iglesia ni de un pastor, no viene de tu capacidad. ¡Tu sustento viene del Dios que creó los cielos y la tierra! No te enojes con tu jefe por el sueldo que ganas porque tu sustentador es Dios; tú debes vivir agradecido y agradecida. Debes saber administrarte con lo que tienes y Dios te desafiará a nuevas cosas.

El apóstol Pablo recibió ofrendas que le enviaron los filipenses y esa ofrenda lo pone gozoso, no por lo que recibe, sino porque cree fervientemente que los filipenses serán bendecidos por dar. Entonces le escribe a la iglesia en Filipo: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19). Mucha gente trabaja como si Dios no existiera, piensan que si no se matan trabajando, no tendrán nada. El apóstol Pablo dice que Dios suplirá todo lo que nos falta. Cuando dice todo, eso incluye todo lo que te hace falta. Las riquezas de Dios son riquezas en gloria, o sea que son inagotables. Los científicos temen que nos quedemos sin oxígeno en el planeta por causa de la superpoblación, porque nosotros respiramos oxígeno para vivir y exhalamos anhídrido carbónico. Dicen que se están reduciendo los boques y las tierras desérticas están abarcando más. Pero, ¡qué extraordinario nuestro Dios que nos ha provisto mucho oxígeno! Dios ha hecho todas las cosas en abundancia, y así como creó aire en abundancia, también nos dio suficiente agua para vivir, el alimento y todas las demás cosas. ¡Dios pensó bien todo! ¿Crees que es casualidad que haya tantas vacas? ¿Crees que es casualidad que haya tanta variedad de árboles frutales, verduras y hortalizas? Muchos piensan que todo es una casualidad, pero yo te digo que no es así porque Dios pensó muy bien todas las cosas. En el planeta no hay escasez de agua, hay falta de agua donde ha llegado la injusticia del hombre.

Un escritor visitó una fábrica en África que sacaba agua de un lago ubicado en el nacimiento del río Nilo. Este establecimiento contaba con un sistema de cañería importante y con grandes bombas con las que sacaban el agua del lago, y estaba cercado con alambrado. Afuera, muchas mujeres sacaban agua del río con cántaros y hacían largas trayectorias para llevar el agua a sus hogares. Pero el estado no era capaz de abastecer de agua mediante cañerías a la gente, por eso te digo que donde está la injusticia del hombre hay escasez, en el mismo lugar en que hay agua.

“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”. Si yo creo que mi Dios suplirá, nunca estaré preocupado. No sólo Dios suple lo que es la comida, la bebida o el vestido; suple también cualquier otra necesidad como la alegría y la paz. El salmista declaró: “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado” (Salmo 4:8). No se trata de tener la nevera llena para que seas feliz; tampoco el hecho de tener una cuenta bancaria. Dios tiene todo lo que tú necesitas y te dará eso que necesitas. Si logras visualizar esto que te digo y crees que es así, puedes tener paz.

Dice la Biblia que Dios mandó una hambruna muy grande en el tiempo del profeta Eliseo, esto se menciona en 2ª de Reyes 4: “Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos. Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite. Él le dijo: Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas. Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa en todas las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte. Y se fue la mujer, y cerró la puerta encerrándose ella y sus hijos; y ellos le traían las vasijas, y ella echaba del aceite. Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite. Vino ella luego, y lo contó al varón de Dios, el cual dijo: Ve y vende el aceite, y paga a tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que quede”.

No había nadie en ese tiempo que estuviera más desamparado que una viuda. Cuando una mujer quedaba viuda y con hijos, era la desgracia más grande que podía sufrir porque perdía el sustento de su esposo, y la situación empeoraba si el marido dejaba deudas porque los acreedores se cobraban la deuda quitándoles a los hijos. Es más, la gente pensaba que quedaba así por causa de una maldición de parte de Dios.

¡El Señor puede suplirte de la nada! Recordemos las bodas de Canaán cuando se quedaron sin vino y Jesús transformó el agua en vino. Dios no va a perder nada por darte lo que necesitas, no se le van a agotar los recursos. Estoy hablando de un Dios que habla y produce. Dios te suple en la escasez; ni siquiera en la escasez tienes derecho a estar ansioso o ansiosa. Lo que enseña la Biblia es que el crédito que tienes a tu favor es tu confianza en Dios. Si no tienes fe y no confías en Dios vas a sufrir; pero si tienes fe, Dios suplirá todo lo que necesitas siempre y a tiempo. A Dios le da lo mismo sustentar a una viuda endeudada que sustentar tres millones de personas en el desierto. Cuando el pueblo hebreo se reveló contra Dios y contra Moisés porque estaban en el desierto, sedientos, Dios le ordenó a Moisés que hablara a una roca para que saliera agua de ella y pudieron beber agua, tres millones de personas en ese momento.

Hoy en día, después de cuatro mil años de ese acontecimiento sigue saliendo agua de esa misma roca y tuvimos el privilegio de disfrutar de esa agua limpia y fresca en el último viaje que hicimos a Israel. ¡Jesucristo es la fuente inagotable!

CONCLUSIÓN

¿Te quejas porque te falta algo? ¿Te quejas contra Dios porque tienes deudas que no puedes pagar? Te pregunto: ¿Te mandó Dios a endeudarte? El Señor nunca nos manda a endeudarnos, es más, Él nos advierte que la deuda es esclavitud y los que prestan son amos de los que piden prestado. Si pones tu esperanza y tu confianza en Dios nunca más tendrás que tomar fármacos por causa de tu ansiedad. ¡Cómo te bendice Dios que te ahorra miles de pesos en medicamentos por el sólo hecho de darte su paz que sobrepasa todo entendimiento! Quiero decirte que muchas de tus enfermedades provienen de tus temores, de tus afanes y ansiedades, y Dios te dice: “Si confías en mí, yo voy a bendecir tu cuerpo, tu bolsillo y tu vida toda. No te va a faltar alimento. Yo soy tu Dios proveedor. Tu escasez te turba porque no tienes fe en mí y te afanas y llenas de ansiedades, buscando conseguir más dinero, trabajando más horas, pero no te das cuenta que trabajas para el dios mamón. ¡Trabaja para mí y yo te sustentaré!”.

En una oportunidad, Dios mandó a Elías a Serepta de Sidón, un país idólatra, y le dijo que dio la orden de que una viuda lo sustentara. Me lo imagino pensando que esa viuda tenía un chalet de dos pisos con piscina en el fondo y una cuenta bancaria extraordinaria. Cuando llegó a Sarepta de Sidón se encontró con una mujer que juntaba leña para hacer una torta con solo un puñado de harina que tenía y un poco de aceite para su hijo y para ella, y después dejarse morir porque ya no tenía más sustento. La hambruna era tremenda en ese lugar. Y el descarado del profeta le dice: “Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano. Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir. Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo. Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra” (1ª Reyes 17).

¿Elías había metido en un gran aprieto a la viuda? ¡No! Porque ella tenía fe. “Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella, y su casa, muchos días”. Nunca más le faltó hasta que llovió sobre la tierra. En la abundancia y en la escasez, Dios es tu proveedor. No tienes derecho en el tiempo de escasez a estar afanado, temeroso y ansioso; tampoco en la abundancia. ¡Dios siempre te sustentará! Cuando Dios te provee sanidad te ahorras en médicos y remedios. Cuando Dios da riquezas no aumenta dolores. Yo he sido testigo de gente que ganó la lotería y después de eso, su familia se desintegró. Pero cuando Dios sustenta, hay bendición. Qué terrible que los laboratorios se enriquezcan por causa de nuestras enfermedades o que la gente se enferme y no pueda acceder a los medicamentos porque son muy costosos. Oro que el pueblo de Dios tenga fe y esperanza en Dios para recibir su sustento.

“Te pedimos perdón Señor, porque por causa de nuestros temores y ansiedades nos enfermamos; porque tenemos miedo a que tú no seas fiel y no cumplas tu palabra, y nos enfermamos. Nos hemos enojado contigo o con alguna persona de la que esperábamos ayuda. Mas hoy proclamamos que tú eres nuestro proveedor. ¡Tú eres el Señor de nuestra economía! Declaramos que de tu abundancia recibimos; de tus riquezas en gloria nosotros recibimos. Toma tu lugar en nuestras vidas, Señor. No vamos a especular de dónde vas a sacar, porque tú tienes recursos inagotables para tus hijos. Quita nuestros temores y nuestras ansiedades Padre, y bendícenos, te lo pedimos en el nombre de Jesús, amén”.

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NAVIDAD: VERDAD INAMOVIBLE

INTRODUCCIÓN

Dios ha inquietado mi corazón y tengo la necesidad de parte del Señor de comunicarle a la iglesia con toda crudeza y certidumbre una advertencia, y se trata de que aquellos que no estén arraigados en la palabra de Dios serán zarandeados, caerán, y muchos se perderán, y no te servirán de nada los diezmos y las ofrendas que has puesto o si has asistido a la iglesia. El sustento de tu vida eterna es la palabra de Dios. Dijo el apóstol Pablo: “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría…” (Colosenses 3:16). Así dice la Biblia en Hebreos 4:12: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. Al decir que es viva, se complementa con lo que dijo el apóstol Pablo al referirse a que la palabra de Dios more, o sea, viva en abundancia en nosotros. Dios requiere templos vivos, y esos somos nosotros, pero también requiere ese lugar vivo para hacer morar ahí su palabra viva.

¡ADVERTENCIA!

El mundo será terriblemente sacudido y muchos que no conocen bien la palabra de Dios o aquellos que tienen miedo y no se aferran a la palabra de Dios, serán perseguidos y matados. Muchos se perderán. Porque el ancla de la vida es la palabra de Dios. Leemos en Juan 3:31: “El que de arriba viene, es sobre todos; el que es de la tierra, es terrenal, y cosas terrenales habla; el que viene del cielo, es sobre todos”. Aquí queda claro que Jesús viene de arriba, y este versículo también nos sugiere que hay quienes vienen de abajo. Aquí el Señor hace una diferencia entre la naturaleza que Él tiene y la naturaleza que tenemos nosotros los terrenales. Hay una diferencia de sustancia, hay una diferencia en la naturaleza de lo que el Señor es y lo que nosotros somos; y también hace un énfasis en cuanto a lo que habla el que viene de arriba y lo que habla el terrenal. Si yo dijese: “Sea la luz” nada sucede; ahora, Dios dijo: “Sea la luz” y surgió la luz. Todo estaba oscuro, desierto, vacío y en caos; no había nada de luz, ni siquiera un resplandor. No había sol, luna ni estrellas, tampoco había lumbre. Mas Dios dijo: “Sea la luz” y fue la luz.

Yo puedo decir lo mismo que dice Dios y no pasa nada, pero si el Señor habla, suceden cosas extraordinarias. La palabra puede ser la misma, pero, una cosa es si esa palabra sale de la boca de Dios y otra si sale de nuestra boca. La raíz de las palabras terrenales está en el corazón de los hombres y la raíz de las palabras celestiales está en el corazón de Dios. Jesús, refiriéndose a sí mismo dijo: “Y lo que vio y oyó, esto testifica; y nadie recibe su testimonio” (Juan 3:32). El Señor dice aquí que Él no habla por su cuenta, sino que habla lo que ve y oye de arriba, del Padre. El gran poder de Jesús radica en que Él habla lo que el Padre habla. Jesús dijo: “El que me ama, mi palabra guardará…El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió” (Juan 14:23-24). Hay una diferencia abismal en cuanto a la sustancia y al poder de la palabra de Dios.

Por eso dije que el Señor ha inquietado mi corazón porque los que se sustenten en palabras terrenales, serán abatidos en el tiempo que viene. Aquellos que se sustentan en palabras terrenales no cumplen la voluntad de Dios y no hacen su obra. Pero Dios hace cosas extraordinarias con aquellos que creen en Cristo Jesús. Dice la palabra de Dios en Juan 1: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”. Aquí se une el hombre a Dios y comienza a disfrutar de una naturaleza que no tenía, y del poder que opera en la palabra de Dios que sale de la boca del hombre.

Muchos se sustentan en su orgullo; son brabucones y bocones porque son creídos; en cambio, hay muchos que son bravos porque tienen fe en Dios y cuentan con su poder. Tienen el respaldo de Dios y no el del brazo terrenal y humano. Jesús lo dice de una y de otra manera, así lo leemos en Juan 3:34 al 36: “Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla; pues Dios no da el Espíritu por medida. El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él”.

LA PALABRA DE DIOS DA VIDA ETERNA

¿Qué se necesita para creer? Se necesita oír. O sea que oigo la palabra de Dios y creo. Creer en la palabra de Dios que nos da vida eterna. La palabra es eterna y la sustancia también. Jesús declaró: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. Todo existe por la palabra de Dios. Leemos en Hebreos 11:3: “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”. La palabra de Dios produjo el firmamento y todo el universo. Todo lo que se ve fue hecho de lo que no se veía; el universo fue creado y se sustenta por la palabra de Dios. ¿Qué es más importante, el universo o la palabra de Dios? ¡La palabra de Dios! Dijo el Señor: “Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento” (Isaías 65:17). Está dicho en la palabra de Dios que hay un límite en cuanto a la existencia del planeta y del universo. En el libro de Apocalipsis capítulo 21, nos dice Juan: “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más”. Por lo tanto, el universo, que funciona de una manera tan extraordinaria va a desaparecer. No sólo lo dicen Isaías y Juan, también lo dicen los científicos, uno de ellos es Stephen Hawking quien declaró que en seiscientos años la tierra se convertirá en una enorme bola de fuego. O sea que la ciencia tiene bien claro que tanto la tierra como el universo van a desaparecer. ¡Chocolate por la noticia! Esto lo declaró Juan hace dos mil años atrás e Isaías setecientos años antes. Y aparece Jesús hace dos mil años, y dice: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. No se trata de un poema o algo alegórico; el Señor afirma que el cielo y la tierra pasarán, pero la palabra que les dio existencia al cielo y a la tierra no pasará. ¡La palabra de Dios es más firme que el universo!

Lamentablemente suenan tantas campanas en el mundo que nos marean y confunden, y hay muchos creyentes así. Hoy en día las personas no saben si son hombres o mujeres. Yo sí sé porque sigo aferrado a la palabra de Dios. A mí no me enseñan los enseñadores de esta tierra; a mí me enseña y me sustenta la palabra de Dios. Vienen tiempos en que seremos perseguidos e iremos a la cárcel porque nos acusan de que nos levantamos contra los derechos humanos. Por eso les digo a los cristianos que se afirmen en la palabra de Dios. Cuando venga la tempestad no habrá nada más firme que la palabra de Dios y nada te dará más paz que su palabra. No habrá nada que te pueda librar más que la palabra de Dios. Su palabra es su brazo, es su poder. Cuando Dios habla, cosas tremendas suceden.

¿Por qué Jesús sanaba a los enfermos y resucitaba muertos? Si un hombre común se parase ante la tumba de Lázaro y gritara: “Sal fuera”, esa sería una palabra terrenal. Pero Jesús se para ante la tumba y dice: “Lázaro ven fuera”, y el muerto de cuatro días, con olor nauseabundo, se levanta y sale afuera. ¡Esto es el poder de la palabra de Dios! ¿Cuál es la clave? Jesús no hablaba sus propias palabras, sino que hablaba lo que había visto y oído del Padre. El que viene del cielo es celestial y cosas celestiales habla; y manifiesta el gran poder de Dios a través de su palabra. El diablo está generando miedo en cuanto a confiar en la palabra de Dios; el diablo genera confusión porque enseña como verdades las mentiras del infierno, pero yo sé que habrá un remanente que se sostendrá en la palabra de Dios. Y yo soy uno que pertenece a ese remanente. El cielo y la tierra pasarán pero yo no pasaré porque mi sustento y mi comida es la palabra de Dios.

LA PALABRA DE DIOS ES TU PAN

Dijo Jesús: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). El pan es el sustento de la vida terrenal y biológica; hay un pan el cual no te ayudará a ir más allá del cementerio. Pero necesitas nacer de nuevo para escuchar la palabra de Dios, para creer en Jesucristo, para que tengas vida eterna. Primero es lo terrenal y animal, después es lo celestial. Tienes que nacer de la carne, ser sustentado en la carne, pero mientras vives en la carne tienes que recibir el alimento espiritual ya que no sólo de pan vivirá el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. La palabra de Dios sí te sustentará más allá del cementerio porque tiene y da vida eterna.

Hay dos alimentos, el pan que alimenta tu cuerpo biológico que no dura mucho tiempo, pero en ese lapso escucharás palabra de Dios la cual te da vida eterna y te sustenta por la eternidad. Jesús decía: “Aquel que oye mis palabras…” Y sabemos que esas palabras no eran suyas sino del Padre. “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca” (Mateo 7:24 y 25). ¡La casa que está sustentada en la palabra de Dios no cae!

Hay un matrimonio que se lleva mal y estamos tratando de ayudar ya que se acusan uno al otro, que no tiene sustento porque pretenden sustentarse de argumentos. Ella le dice a él lo que tendría que hacer y él hace lo mismo con ella, pero las palabras terrenales sólo producen caos. ¡Ese matrimonio necesita ser sustentado por la palabra de Dios! Ellos no leen la Biblia; ellos discuten. No oran, sólo discuten. Las palabras terrenales sólo producen resultados terrenales. El resultado terrenal de un matrimonio que se lleva mal se llama separación y divorcio. Pero cuando un matrimonio, y este ejemplo lo podemos llevar a otro orden de cosas de la vida, cuando se apoya en la palabra de Dios y ambos la buscan para sustentarse, esa palabra de Dios mantiene firme la familia, porque quien edifica su casa sobre la roca, y la roca es la palabra de Dios, no sufrirá pérdidas. Cualquiera que oye y pone por obra la palabra de Dios, al estar sustentado en esa palabra, su matrimonio no se rompe. ¡Nada ni nadie puede contra lo que Dios establece con su palabra!

Lo que hoy te predico lo hago en fe, creyendo que Dios me ha puesto para predicar y no hablo palabra de Jorge Márquez, sino que predico palabra de Dios. ¿Cuál es ese problema tan grave que tienes que no lo pueda solucionar la palabra de Dios? Dijo Jesús: “Mis palabras son espíritu y son vida” (Juan 6:63). El Espíritu vive, no muere. Si las palabras de Dios penetran en tu corazón tú tienes vida, y junto con la vida tienes gozo y paz. “Yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia” dijo Jesús. ¿Cómo opera el Señor para que tengas vida abundante? Habla. Él predica y tú crees o no, te aferras o no. Es mentira que Dios no te quiere bendecir. Juan 3:16 dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. ¡De tal manera amó Dios al mundo! Tú perteneces al mundo, eres parte del grupo de seres que Dios ama profundamente, tanto, que envió a su Hijo para que todo aquel que en Él cree no se pierda sino que tenga vida eterna.

Jesucristo es la palabra encarnada de Dios, así dice Juan 1:1: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”. Se utiliza la palabra verbo porque denota acción, y como dije, la palabra de Dios es palabra viva. Así que este versículo se podría parafrasear de la siguiente manera: “En el principio era la palabra viva, y la palabra viva era con Dios, y la palabra viva era Dios”. Y agregó el apóstol Juan que esa palabra descendió y se hizo hombre y vimos su gloria, gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. ¡La palabra de Dios es verdad! Aunque digamos lo mismo que Dios, no podremos decir verdad si lo que hablamos no proviene de Dios. Es que podrás decir lo mismo que Dios, pero lo sacas de tu corazón y eso no le sirve al Señor. Sólo lo que viene de Dios produce la obra de Dios.

El Señor nos ha hecho partícipes de su palabra. Nosotros podemos decir como Jesús, que las palabras que hablamos no son nuestras sino que vienen del Padre cuando realmente son del Padre. Dios da su palabra para un momento dado, para una circunstancia dada, en un lugar dado. No andes por ahí hablando sandeces, ponle freno a tu lengua y no hables lo que no proviene de Dios. Habla lo que el Señor quiere que digas y así harás las obras de Dios. Jesús dijo: “El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre” (Juan 14:12). Para que tú puedas creer, primero tienes que escuchar palabra de Dios. En el momento que crees las palabras de Dios, tienes esas palabras en tu corazón y haces las obras de Dios.

LA PALABRA DE DIOS ES TU LUZ

Dios no sólo quiere salvarte y perdonarte los pecados para hacerte sentir bien; Dios quiere usarte para que alumbres donde hay oscuridad. La Biblia señala que en los postreros tiempos los entendidos brillarán como el sol. Isaías 60 dice: “Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti”. ¿De dónde viene tu luz? ¡De la palabra de Dios! Hay alguien que entendía bien lo que te estoy diciendo. Dice el salmista en el Salmo 119: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino”. Es la palabra de Dios la que te alumbra en cuanto a lo que debes o no debes hacer. Llegará el tiempo en que te arrepentirás de lo que dijiste porque entenderás que no debiste haberlo dicho, o de no haber hablado cuando debías haberlo hecho. Viene el tiempo en que Dios te dará certeza y pondrá firmeza en tu corazón; hablarás y no retrocederás porque sabes que lo que dices no es tuyo sino de Dios. ¡Dios no se ha dejado sin testimonio! Él nos ha dado testimonio de su poder a través de su palabra.

Vienen tiempos en que los cristianos sabrán y entenderán que los pensamientos que tienen no provienen de Dios y los desecharán. “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55: 7 al 9). Dijo el salmista: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” (Salmo 119:11).Tú guardas la palabra de Dios, y dejas de pecar. Conocer la palabra de Dios alumbra el pensamiento, el entendimiento y la razón. ¡Bendita sea la palabra de Dios! Si te estás preguntando qué hacer, yo te digo que busques la voluntad de Dios. Hay algo que el Señor te quiere decir, que va a encaminar tu vida. Que la voluntad de Dios sea el sustento de tus decisiones. La palabra de Dios te guiará a hacer su voluntad. ¡Lee la Biblia y ora!

A la edad de diecisiete años yo era maestro de la escuela bíblica, y llegó un momento en que el Señor me quebrantó y me mostró que yo enseñaba la Biblia conforme a lo que mi corazón me guiaba; me mostró que yo no era espiritual y que lo que enseñaba no era lo que Él quería. Puedes enseñar la Biblia y no estar guiando al pueblo de Dios a hacer su voluntad. Yo tenía un versículo bíblico para todo, pero tanto me quebrantó Dios que empecé a ver que lo que yo enseñaba no tenía poder porque no era soplado por el Espíritu Santo. De pronto leí en la palabra de Dios: “Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación” (Santiago 3:1). Yo quería ser maestro, a la gente le gustaba escuchar cuando les enseñaba la palabra de Dios; pero a partir de ese momento desistí y no quise enseñar más porque el temor de Dios cayó sobre mí. Yo no estaba ungido por el Espíritu de Dios para enseñar. Hasta que fui lleno del Espíritu Santo y tuve un nuevo entendimiento acerca de la palabra de Dios y entendí que no cualquiera puede enseñarla porque quien lo haga tiene que estar encendido y tiene que ser lámpara de Dios o recibirá mayor condenación.

CONCLUSIÓN

Tú has nacido para mostrar la gloria de Dios, y tu boca debe hablar palabra de Dios. Entonces, esa palabra producirá las obras de Dios a través de tu boca. Comenzarás a declarar cosas y esas cosas sucederán. Haber hablado no siendo guiado por el Espíritu Santo ha sido causa de pecado en tu vida; haber enseñado la Biblia no por el Espíritu Santo sino por lo que hay en tu corazón es pecado. Debes decidir hoy no hacer nada que no esté sustentado en su palabra. ¡Pídele que te llene y que te transforme! Tú no eres tu dueño, tú no eres tu dueña; Cristo nos ha comprado con su sangre para que seamos suyos y hagamos su voluntad. Haciendo la voluntad de Dios, tu vida es bendecida y la paz del Señor te acompaña.

Haz un pacto de con Dios y dile que vas a respetar su palabra, que cuando Él te hable tú creerás y harás conforme a su voluntad. Si aún no has tomado en serio la palabra de Dios y obras conforme a lo que dicta tu corazón, eres una persona religiosa y no te salvará que cantes al Señor, no te salvará que ofrendes y diezmes ni que seas miembro de ninguna iglesia, porque la salvación viene de Cristo y Él es la palabra encarnada de Dios. Ponte a cuentas con Dios y pídele perdón porque has hablado livianamente. Pídele que haga una nueva obra en ti y que tu vida sea alumbrada por su Espíritu Santo. Desempolva tu Biblia, comienza a amar la palabra de Dios, a valorarla y a aplicarla a tu vida. Lee la palabra de Dios para saber qué hacer y no esperes a que el pastor te diga que hacer. ¡No vivas de la unción prestada! El Señor quiere que su palabra abunde en tu corazón y que tengas el poder de decidir por su Espíritu y por su palabra. El Señor no quiere que tengas dependencia humana, sino que dependas totalmente de su Espíritu para que digas y hagas conforme a lo que Él quiere.

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NAVIDAD: VERDAD INAMOVIBLE

INTRODUCCION

Los creyentes luchan por ser mejores cristianos, pero la realidad es que no tienen que luchar por ser mejores sino por tener una mejor relación con Dios, porque no hay nadie que pueda perfeccionar su carne o su calidad de cristiano. No hay nadie que pueda mejorar su naturaleza pecaminosa o su estado de iniquidad. El término iniquidad significa maldad. O sea, aunque no cometamos pecado, de todas formas, dentro de nosotros gobierna la iniquidad que produce el pecado. Nuestra naturaleza nos mantiene como personas rebeldes a los designios de Dios. Y aunque nuestra carne pretende ser mejor, en realidad, la iniquidad gobierna nuestras vidas. Está el pecado y la iniquidad; la iniquidad es la maldad que nos lleva a pecar.

Hay cosas que necesitamos aclarar acerca de esto porque según el catolicismo y el judaísmo se entiende que debemos cumplir con la ley de Dios, con los diez mandamientos, que tenemos que obedecer las leyes de Dios para que el Señor nos apruebe o para que esté contento con nosotros. Pero en realidad somos un fracaso. Resulta que la ley no tiene poder para librarnos del pecado ni de la condenación del pecado; la ley tiene poder para señalar nuestro error y condenarnos. La ley demuestra que nosotros hemos fracasado, porque por mucho que procuremos ser mejores no podemos serlo, por lo tanto, no podemos apoyarnos en el cumplimiento de la ley o en las buenas obras que hacemos, porque nunca será suficiente. Y esto está muy claro en el Nuevo Testamento, aunque algunos señalan que en el Antiguo Testamento no era así, pero hoy veremos que en el Antiguo Testamento también era así.

La Biblia dice que Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia. No le fue contado por justicia el hecho de que hacía cosas buenas sino por el hecho de haberle creído a Dios. Este es un concepto que se restaura o se alumbra al comienzo de la Reforma Protestante, hace quinientos años atrás. Nuestra idea es que si logramos pesar en una balanza más obras buenas que malas tenemos entrada libre al cielo y no es así porque necesitamos el perdón de todos nuestros pecados y no iremos al cielo haciendo buenas obras. A Dios no lo alegramos haciendo buenas obras sino creyéndole y buscando una buena comunión con Él; y Él se encarga de que nosotros hagamos obras buenas. O sea que Dios produce sus frutos en nosotros. Nosotros no podemos producir los frutos del Señor. Yo no puedo mejorar mi vida para agradar a Dios; yo tengo que agradar a Dios con mi corazón y Él hace su obra en mí.

LA SALVACIÓN POR GRACIA EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

En el Antiguo Testamento está muy claro, y me baso para ello en el Salmo 103. El rey David, tenía una relación con Dios tal, que le alumbró la mente. Yo he predicado que los que no le agradecen a Dios, los que no le alaban al Señor, se envanecen en sus razonamientos. Así dice Romanos 1:21: “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido”.

El apegarnos a Dios de todo corazón hace que nuestra mente funcione bien. Debemos entender la obra de Dios y que toda la gloria le pertenece a al Señor porque Él ha hecho todo para que seamos perdonados y librados. A Dios le corresponde toda la gloria y la honra. El rey David dijo: “Bienaventurado el varón a quien tú no le imputas pecado” (Salmos 32). Esto es una gran revelación porque hay millones de cristianos en el mundo que están tratando de hacer obras para justificar sus pecados, para justificar que son buenos delante de Dios. Y este pasaje señala que es una decisión de Dios no imputarle pecado a alguien y no es porque esa persona no tenga pecados sino porque el Señor lo declara justo; y lo declara justo no por la obra que hace esa persona sino por la obra de Cristo en la cruz del calvario. La obra de Cristo es imputada al creyente y el rey David había llegado a entender estas cosas.

Él buscaba a Dios con todo su corazón y lo alababa. Era un hombre que agradecía al Señor y entonces, luz venía a su corazón. El Salmo 103 dice así: “Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios”. Nosotros tenemos acceso a la gloria, no por los beneficios de quienes somos o lo que hacemos, sino en virtud de los beneficios de Dios hacia nosotros. El rey David ordenaba a su alma a bendecir al Señor y a no olvidarse de ninguno de sus beneficios. A continuación leemos en el Salmo 103, desde el versículo 3 en adelante: “Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias; el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila”. David obligaba a su alma a reconocer que Dios es el que perdona, el que sana, el que rescata y corona de favores y misericordias, y el que sacia de bien su boca. La bendición es obra de Dios y no nuestra. 

Dice el Salmo 103:6: “Jehová es el que hace justicia…” No es el hombre el que hace justicia. Tú no haces justicia. ¡Dios hace justicia! O sea que Dios hace una obra de justicia a nuestro favor porque nosotros somos injustos. “Jehová es el que hace justicia y derecho a todos los que padecen violencia. Sus caminos notificó a Moisés, y a los hijos de Israel sus obras. Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira, y grande en misericordia. No contenderá para siempre, ni para siempre guardará el enojo”.

Y a continuación viene una revelación que debemos tener en cuenta y dice así en el Salmo 103:10: “No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados”. La ley dice: “El alma que pecare, esa morirá” (Éxodo 18: 20). No sugiere si el pecado es grande, si es chiquito, si es mucho o poco; el pecado mata. La ley marca el pecado; la ley marca el fracaso y la condenación. Pero dice el Salmo 103 que Dios no se atuvo a ese principio de justicia, sino que Él no hizo con nosotros de acuerdo a nuestras iniquidades. No nos pagó lo que merecíamos. En otras palabras, juzgando desde la óptica de la ley Dios fue injusto porque nos tenía que haber condenado. Pero no hizo con nosotros conforme a nuestras iniquidades ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. Queda claro que en el Antiguo Testamento también opera la gracia, también están la fe, el amor y la misericordia de Dios.

Quiero que te quede claro que la salvación está basada, no en lo que ésta puede lograr sino en lo que Dios obra en virtud de su amor y su misericordia. No le presentes a Dios tus buenas obras porque apestan. El profeta Isaías dijo: “…todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento” (Isaías 64:6). No te presentes delante de Dios tratando de mostrar tus méritos porque el mérito lo tiene Él. Dios no nos ha pagado conforme a nuestros pecados y no ha he hecho con nosotros conforme a nuestras maldades. El Señor es bueno y misericordioso y es el Todopoderoso. ¿Quién obrará el bien en ti? ¡Dios! Él hará el bien a través de ti de tal manera que el Señor se lleve toda la gloria.

Dice el Salmo 103:11: “Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció su misericordia sobre los que le temen”. ¡La obra de Dios es magnífica! El amor de Dios por nosotros es grande. Nosotros estábamos perdidos, no habíamos cumplido la ley; habíamos fracasado y estábamos llenos de iniquidades y pecado. Hasta nuestras mejores obras tienen mal olor, pero señala la palabra de Dios que la misericordia de Dios se agrandó hasta los cielos. A eso le llamamos gracia.

La gracia es uno de los fundamentos doctrinales de la reforma de Lutero. Dios no necesita que le añadas un poco de virtud de tu parte o que le agregues esfuerzo. Las buenas obras que produces tienen que ser irremisiblemente fruto del Espíritu Santo en tu vida. De tal manera que no tienes por qué esforzarte ni de qué enorgullecerte. Si tuviéramos que ser perdonados por el esfuerzo que hacemos por ser buenos, no necesitaríamos la misericordia y la gracia de Dios, y no sería su gloria sino la nuestra.

No necesitamos algo más que lo que dice la palabra de Dios: Lo que dice su palabra, es suficiente para mi perdón y mi salvación.

LA SALVACIÓN POR GRACIA EN EL NUEVO TESTAMENTO

¿Cómo lo dice en Nuevo Testamento? Leemos en Efesios 2: 4 al 8: “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos) y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios”.

Alguno dirá que es salvo porque creyó y se jacta de eso, mas el apóstol Pablo dice que la fe no es tuya sino de Dios. No hay nada que tengas que Dios no te haya dado. Si hay algo digno o bueno en ti, te lo dio Dios. No podemos argumentar a nuestro favor porque somos condenados; condenados de quienes Cristo, tiene misericordia y ama. Romanos 3:21 dice así: “Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas”.

La ley te condena y te demuestra que eres irrecuperable. La justicia de Dios es por medio de la fe. Quien rechaza el amor y la misericordia de Jesucristo va a tener que rendir cuentas por la ley; irá al juicio y se encontrará con que la ley lo condena; pero quien se toma de la justicia de Dios por medio de la fe, no rendirá cuentas por la ley sino por la obra de Jesús. Tú ni siquiera podías pagar tu rescate con tu vida porque tu sangre estaba contaminada por el pecado, pero Cristo se presentó delante de Dios con su sangre preciosa y perfecta. El Señor le declaró al Padre que quería morir en tu lugar. Romanos dice que nosotros somos declarados justos.

Supongamos la siguiente escena: está el juez, tú que eres el reo, está el abogado que es Cristo, también el fiscal que es satanás, quien te acusa. Tú, que eres culpable te presentas delante de Dios, pero a ti te cubre la sangre de Cristo, y cuando Dios te ve, ve la sangre de su Hijo y te declara justo, como si nunca hubieses cometido pecado alguno, y esto es porque te abrazaste a la obra de Cristo. Ésta es la justicia de Dios revelada por medio de la fe en Jesucristo. Los que somos de la fe de Jesús tenemos asignado a nosotros ese plan perfecto de la justicia de Dios por medio de la fe. “…siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús… a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre…con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús” (Romanos 3:24,25 y 26). Él es el justo y no tú. ¿Dónde, pues, está la jactancia? ¿Quién se puede jactar de ser un gran creyente y tener mucha fe? La fe, tampoco la has generado tú; Dios te la ha regalado. “¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe”. (Romanos 3:27)

Estas cosas son el ABC del evangelio, sin embargo, hay muchos a los que esto no les queda claro. Todavía te esfuerzas por no fumar, como si la carne tuviera poder sobre el pucho. Te esfuerzas todavía por no mentir, como si la carne tuviera poder para auto justificarse y auto disciplinarse. Sigues esforzándote como lo hacen muchos para mejorarte, para presentarte delante de Dios. Algunos ni siquiera asisten a la iglesia porque están mal, así que van a esperar a estar mejor para ir a la iglesia. ¡Si la iglesia es el hospital de los reverendos pecadores! Cuando estás enfermo vas al hospital; cuando tienes una dolencia acudes al médico y no esperas a estar mejor para consultar. Tienes que asistir a la casa de Dios. No busques auto perfeccionarte; busca tu comunión con Dios.

Aquellos que se aburren de servir a Dios o les resulta pesado, es porque están tratando con sus fuerzas de hacer la obra de Dios y al Señor eso le desagrada. Jesús dijo: “Vengan a mi todos los que están trabajados y cargados que yo los haré descansar. Lleven mi yugo sobre ustedes que es ligero y mi carga que es fácil de llevar”. Quien sirve a Dios en el Espíritu no se cansa, no se aburre ni se oprime; tampoco se debilita. Bendito sea Dios que me ha permitido servirle por veintiséis años predicando y nunca me he sentido debilitado; he estado débil físicamente pero fuerte en la fe. Muchos dejan el arado porque se sienten agobiados, pero yo te digo que nunca hay que dejar el arado. Lo que debes hacer es buscar a Dios con todo tu corazón.

“Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” (Isaías 40:29 al 31). No necesitas una dosis de descanso; estás necesitando una dosis del Espíritu Santo. En todos los años que llevo sirviendo a Dios nunca se me ocurrió decir que no quería predicar más. Le doy gracias a Dios que a pesar de todo tengo fuerzas para predicar el evangelio. Dios le da fuerzas al que en Él cree. ¿Es Dios tu Dios o eres tú tu dios? ¿Él te mandará a hacer algo y no te dará el equipamiento para la tarea que te envía a hacer? Tu gran problema es que quieres justificarte a ti mismo o a ti misma; tu gran problema es querer demostrar que eres un buen cristiano sin acudir a Dios. Hay cristianos que buscan otras cosas que hacer porque se aburren de lo que venían haciendo; o quieren servir en aquello que les gusta más. Te tiene que gustar hacer la voluntad de Dios sea cual sea, quieras o no quieras. Tienes que abrirle tu corazón a Dios y pedirle que haga la obra que Él tiene para hacer contigo.

CONCLUSIÓN

Mi abuelo Felipe tuvo la certeza de que se tenía que venir a América y lo contó en su historia. Él nunca volvió a su ciudad natal en Montalbano, Italia. Sus hijos tampoco volvieron, pero nosotros, sus descendientes, fuimos a predicar al pueblo de mi abuelo. Tal vez, él hubiera querido volver a vivir en Montalbano, o abrir una obra para predicar el evangelio, pero Dios lo quería en América. Hace veintiséis años que Dios me mandó a predicar a Uruguay. Algunos decían que vine a juntar dinero de la gente para después volverme a la Argentina. Yo le decía a Dios que estaba aquí porque Él me había mandado y muchos me trataban de sinvergüenza. Y doy gracias a Dios que me dio las fuerzas para permanecer donde Él me puso. No estoy aburrido de predicar ni de atender gente deprimida o rebelde. Yo estoy haciendo la obra de Dios. Él, por su Espíritu Santo, me ha renovado y me ha fortalecido. ¡El evangelio no aburre! ¡El evangelio renueva! El evangelio es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree. Dios tiene obra del Espíritu para que tú hagas. Tienes que decidir hoy si renuncias o no a lo que más te gusta y quieres; tienes que decidir hoy si renuncias o no a los bienes que te retienen. ¿Qué es más importante? ¿Tu voluntad o la voluntad de Dios? ¡Tienes que decidir! La gracia opera para que tú seas libre de la tiranía de tus planes, y de la iniquidad, para hacerte libre de tus pecados y esclavo del reino del Espíritu de Dios.

El Señor bendiga y renueve tu vida en esta hora. ¡Acércate a Dios! No quieras agradar a Dios o al hombre. Ama al Señor profundamente y si hoy tienes que hacer un pacto con Él pídele que te llene con su Espíritu Santo. La vida cristiana no es una cultura moral, estética, ni ética; la vida cristiana es la que fluye de Dios. Dios va a sanar tus emociones y tus pensamientos. El Señor anhela llenarte, pero no puede llenar algo que está lleno de otra cosa.

Vacíate de ti mismo y dile al Señor: “Padre, renuncio a mí, renuncio a todo lo que me ata, renuncio a todo lo que soy y a todo lo que tengo para servirte a ti, en el nombre de Jesús, amén”.

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NAVIDAD: VERDAD INAMOVIBLE

INTRODUCCIÓN

Leemos en Génesis 1: 1 al 3: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz”. Estos versículos tienen una connotación cósmica y astronómica en el mundo de lo visible, extraordinaria, pero también tienen una connotación en el mundo espiritual extraordinaria porque donde se mueve el Espíritu de Dios, se hace la luz. Si tu mente está en tinieblas y el Espíritu de Dios comienza a moverse en tu mente, se va la oscuridad y entra la luz en tu vida, lo cual significa que comienzas a ver y a entender claramente aquello que Dios te quiere mostrar.

El problema más grande que tenemos es que no sabemos bien qué es lo que Dios quiere, qué es lo que va a hacer y lo que nos demanda; eso es estar en oscuridad. Si dices que no sabes qué es lo que Dios quiere de ti, que estás esperando conocer la voluntad de Dios, o no entiendes por qué hiciste bien tal cosa pero te fue mal, si te parece que Dios no te escucha o no te tiene en cuenta, si no te importa mucho lo que Dios quiere, aunque sabes muy bien lo que tú quieres y te gusta, entonces tu mente está en tinieblas.

Si se mueve el Espíritu Santo, se hace la luz, y lo que no veías o entendías comienza a verse y entenderse. Lo que quiero enfatizar es que desde el primer momento que Dios creó el planeta Tierra, el Espíritu Santo se movió para poner orden, para traer bendición y luz. Muchas veces no somos conscientes de que nada de lo que ha ocurrido en el mundo en toda la historia de la humanidad, en cinco mil años más o menos en que fue creado el planeta Tierra según la Biblia, aunque la ciencia dice que la tierra existe hace millones de años, pero no es así, en toda la historia de la humanidad, el actor principal en el mundo ha sido el Espíritu Santo. Nada ha sucedido que esté ausente a su conocimiento, ni en tu familia, ni en los gobiernos o naciones; si han ocurrido guerras, el Espíritu Santo ya lo sabía de antemano, si han ocurrido rupturas matrimoniales que llegaron al divorcio, si ha habido dolor, ya el Espíritu Santo lo sabía de antemano. No hay cosas que estén escondidas a los ojos del Espíritu Santo. El rey David dijo: “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú. Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba Y habitare en el extremo del mar. Aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra” (Salmos 139). No hay lugar en el que tú te puedas esconder de la presencia de Dios, no hay acontecimientos que el Señor no conozca.

EL ESPÍRITU SANTO: ACTOR PRINCIPAL EN LA TIERRA

El actor principal de la Trinidad en la tierra, es el Espíritu Santo. Y la palabra de Dios es la espada del Espíritu, o sea, Dios trata contigo a través de su palabra. El Espíritu Santo se mueve; pero Dios trata con los seres humanos a través de su palabra y el Espíritu Santo usa su palabra. Esto significa que debemos amar profundamente la palabra de Dios, debemos tenerla en cuenta y valorarla. Debemos saber que cuando tratamos con la palabra de Dios, tratamos con Él. Señala la Biblia que la palabra de Dios se hizo carne y vivió entre nosotros. Dijo Juan como parafraseando Génesis 1:1: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios… Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”.  (Juan 1:1 y 14) También dijo Juan: “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas” (Juan 3:19).

Nosotros somos personas que, aunque no entendemos mucho, amamos la luz y deseamos conocer la voluntad de Dios. Anhelemos que el Espíritu Santo se mueva en nuestras vidas. Desde el principio, Dios quiso unir en una sola familia, en un solo cuerpo, a todos aquellos que le buscan, que le temen y lo respetan. Adán y Eva tuvieron dos hijos, Caín y Abel; y Caín mató a Abel que era bueno, éste le había dado a Dios una ofrenda de acuerdo al corazón de Dios, y el Señor amó a Abel y lo bendijo porque le agradó su corazón y le complació la ofrenda que él le había ofrecido. Pero no le agradó la ofrenda de Caín, entonces éste mató a su hermano. Y dice la Biblia que Dios le dio a Adán otro hijo llamado Set en sustitución de Abel.

Hay confusión en cuanto a la interpretación de algunos pasajes de Génesis en el Antiguo Testamento porque señala la Biblia en Génesis 6: “Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas…y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos…” Algunos enseñan que eran demonios que copularon con las mujeres, pero quiero decirte que los demonios no tienen semen. Los demonios y los ángeles no tienen sexo. Leemos en Mateo 22: “Aquel día vinieron a él los saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron, diciendo: Maestro, Moisés dijo: Si alguno muriere sin hijos, su hermano se casará con su mujer, y levantará descendencia a su hermano. Hubo, pues, entre nosotros siete hermanos; el primero se casó, y murió; y no teniendo descendencia, dejó su mujer a su hermano. De la misma manera también el segundo, y el tercero, hasta el séptimo. Y después de todos murió también la mujer. En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer, ya que todos la tuvieron? Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios. Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo”. Ya no te vas a tentar más en el cielo.

A la descendencia de Set, se la llamaba “los hijos de Dios”, mas la descendencia de Caín era la descendencia de un perverso. Recordemos lo que dijo Dios: “…porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen” (Deuteronomio 5:9).

Estaba pues, la descendencia de Caín y la de Set. Creo que lo más cercano al texto bíblico que recién leímos, es poder entender que a los hijos de Set le gustaron las hijas de los descendientes de Caín, y tuvieron hijos. Claro que había gigantes, pero no era gente buena, no eran de Dios. Uno de ellos era Nimrod, cuyo reinado comenzó en Babel, donde se edificó la torre de Babel con la intención de llegar al cielo, y donde Dios confundió las lenguas de toda la tierra, por eso el nombre Babel. Ni las naves espaciales con toda la tecnología pudieron encontrar el cielo después de tantos años de atravesar el espacio. ¡La ceguera del hombre! Querían hacer una torre y llegar al cielo, lo mismo que quiso hacer satanás cuando dijo: “Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo” (Isaías 14: 13 y 14).

El Espíritu Santo ha estado guiando la historia de la humanidad. Hay una descendencia de bendición. Llegado el tiempo, Dios habló con Abraham. Éste era un hombre que buscaba a Dios y lo llegó a amar profundamente, y el Señor llamó a Abraham, “mi amigo”. A él le dijo: “Yo estaré con tu descendencia”. A ese Abraham le dijo: “Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz” (Génesis 22:16-18).

Así que la descendencia de los malvados ha creado idolatría, ha estado haciendo brujerías, inventando dioses, haciendo sacrificios humanos y de animales, entre otras perversidades más. Y se ha levantado en el mundo una generación de gente que odia a Dios y odia a sus hijos. Pero el Espíritu Santo nunca se ha dejado sin testimonio, y siempre ha habido hijos de Dios, personas que aman a Dios y lo adoran. ¡Ya quisiera encontrar satanás uno que lo adore como los hijos de Dios adoran al Señor! Satanás tiene seguidores, no porque lo aman sino porque él los aterroriza y promete que los destruirá si no lo obedecen y lo adoran. Jamás satanás podrá ser amado como es amado Dios por sus hijos y nunca será adorado como es adorado Dios por sus hijos. La Biblia dice que Dios busca adoradores que le adoren en espíritu y en verdad, no de la boca para afuera. Dios no necesita grandes cantantes sino adoradores que le adoren en espíritu y en verdad. No necesitas ser un genio de la música para adorar a Dios porque según la Biblia, el Señor ha perfeccionado la alabanza en la boca de los niños y de los que maman. Dios busca personas que le adoren en espíritu y en verdad, o sea que el Espíritu también está en la adoración. El Espíritu Santo se mueve en la adoración y en todos los detalles de nuestra existencia, de los que amamos a Dios, de los que lo valoramos y buscamos su voluntad. El Espíritu Santo está guiando la historia de la humanidad, y Él tiene una historia que escribir con cada uno de nosotros que comienza antes que lleguemos al mundo y continúa después que morimos. Porque los tratos de Dios son con familias que continúan después que los padres se van, familias que viven en el planeta y son la continuidad de personas que ya fallecieron.

EL ESPÍRITU SANTO: ACTOR PRINCIPAL EN MI VIDA

Me admira poder ver cómo el Espíritu Santo ha obrado en mi vida. Yo tenía un proyecto de vida, un enfoque y un propósito, pero no eran planes de Dios, y un día me tomó el Espíritu Santo y desbarató todos mis planes; cambió mi corazón y mis pensamientos, y trajo luz a mi existencia. Es necesario saber quiénes somos y para qué vinimos al mundo. Hay quienes aún están en oscuridad y no saben ni siquiera por qué están en Misión Vida, no saben si son de Dios o no. Un joven me dijo que se bautizó hace un tiempo pero no está seguro si es salvo o no, si ha sido perdonado o no. No está seguro si el bautismo con el que se bautizó sirve o no sirve. ¡Está en tinieblas!

Pero el Espíritu de Dios se mueve sobre la faz de tus tinieblas. ¿Para qué? Para traer vida. Todavía no había vida en la tierra, pero el Espíritu de Dios se movía. Algunas traducciones de este versículo de Génesis 1:1 señalan que el Espíritu de Dios “revoloteaba”. La idea es que el Espíritu Santo, como la gallina o cualquier ave, aleteaba sobre la faz de las aguas. Comenzaron entonces a aparecer los peces, los animales terrestres, comenzó a surgir la vegetación, etc. Eso es obra de Dios y quien lleva a cabo la obra del Padre es el Espíritu Santo.

“No se vayan de Jerusalén, esperen a ser revestidos del poder del Espíritu Santo”, les dijo Jesús a sus discípulos. Un creyente es productivo y fructífero cuando el Espíritu Santo obra en su vida. Si aún no has sido bautizado con el Espíritu Santo y quieres servir a Dios, mejor quédate quieto y espera porque la obra que tienes que hacer es la de Dios y no la tuya. El que se tiene que mover es el Espíritu Santo y no tú, porque el poder lo tiene Él y no tú. Tus conocimientos no alcanzan porque el Espíritu Santo tiene revelación para ti cada día. ¡Dios te alumbra cada día! Tú no tienes que decir que ya sabes qué hacer porque no sabes nada; tú necesitas cada día la guianza del Espíritu Santo. Cada día debes creer que Él te está ayudando a tomar decisiones. Algunos se meten en caminos que no conocen y no entienden que no están haciendo la voluntad de Dios y se estrellan contra la pared. Después se lamentan: “Dios, ¿dónde estabas cuando me sucedió esto? ¿Por qué me soltaste?” Mas el Señor te dice que has sido tú que tomaste ese camino por tu cuenta. La obra que debes hacer es la obra del Espíritu Santo, eso es lo importante. Tú tienes que poner tu vida en las manos del Espíritu Santo y ser lleno del fruto del Espíritu Santo. Entonces, la obra que surgirá no será tuya sino de Él. La Biblia dice que lo que es nacido de la carne, carne es y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.

Hoy en día suceden cosas terribles. Leí acerca de un hombre que se hizo una operación para parecer perro porque siente que es un perro. ¡Qué impresionante lo que está sucediendo en la cabeza de las personas! Hasta hace poco, para llevar un animal en un avión, éste debía ir en la bodega en una jaula, pero hubieron personas que se quejaban porque los animales viajaban mal y se estresaban. Entonces surgieron leyes que señalan que los perros pueden viajar con sus dueños en el avión. Y que no te toque viajar diez horas con un chihuahua ladrando. En un vuelo, una mujer se puso mal porque no quería viajar al lado de un perro, ¿y a quién bajaron? ¡A la mujer! “Señora si usted no quiere viajar con un perro, bájese…” ¡La bajan del avión tratándola peor que un animal! Ama a tu perro como a ti mismo. ¡El hombre sin Dios está haciendo tremendas barbaridades!

Ha sido noticia un hombre de cincuenta y tantos años, casado, con tres hijos, que decidió que era una niña de seis años de edad. Y quieren que nosotros aceptemos esas cosas con respeto; quieren que cambiemos la verdad por la mentira. El hombre está desquiciado sin la luz del Espíritu Santo. La mente ha entrado en tinieblas, de tal manera que le quieren enseñar a nuestros hijos perversidades sexuales y a eso le llaman libertad y derechos. Seguro que si el Espíritu Santo te alumbra no vas a pensar así. Estarás agradecido a Dios por lo que Él ha hecho de ti. Dios te ha hecho hombre y tiene un propósito contigo como hombre; Dios te ha hecho mujer y tiene un propósito contigo como mujer. ¡Ama lo que Dios ha hecho y valóralo! ¡No deseches lo que Dios ha hecho! La humanidad necesita la dirección del Espíritu Santo. No por leer muchas veces la palabra de Dios ya sabes lo que tienes que hacer; es que con el Espíritu de Dios, la palabra del Señor se enciende dentro de tu corazón y produce las decisiones que debe tomar el creyente, y éste es obediente y acata la dirección del Espíritu Santo. No vayas por el mundo como si Dios te hubiese abandonado y tuvieses que tomar decisiones forzadas. ¡Tienes que tomar decisiones inspiradas! ¡Busca a Dios en cada decisión de tu vida! Si te vas a casar, tu matrimonio será fuerte y no tendrás que divorciarte. No es culpa de Dios que la gente se divorcia, es culpa del hombre que anda en oscuridad.

La tierra estaba desordenada y vacía, y el caos y la oscuridad reinaban sobre el planeta, pero el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Yo he visto al Espíritu Santo moverse en mis generaciones. Mi abuelo murió ya hace más de cincuenta años y yo estoy viendo cómo el Espíritu de Dios se ha movido desde que nació mi abuelo. O sea, una historia de ciento veinte años dirigida por el Espíritu de Dios. Él escribió una historia con la que nosotros, sus descendientes hemos hecho un libro que se titula: La historia de un hombre feliz. Su vida no fue siempre color de rosas y tampoco le llovía el dinero; mi abuelo atravesó toda clase de adversidades, pero escribió sesenta días antes de morir lo que nosotros plasmamos en un libro, y dice así: “No tengas miedo lector. Si caminas con Cristo, todo va a ayudar a bien”. Lo lindo del Espíritu Santo, no es que te toca atravesar situaciones mejores que otras personas, sino que Él atraviesa esas circunstancias adversas contigo. Y Él genera en ti paz y esperanza. El Señor está contigo en todo momento. Y aunque andes en valle de sombra de muerte no temerás mal alguno porque el Señor estará contigo. Mi abuelo ha dejado en nosotros sus descendientes, un legado de fe. He contado su historia en varias oportunidades, pero tal vez haya quienes no la conozcan:

Mi abuelo vino a Argentina a los dieciséis años, y allí conoció el evangelio. Él era un muchacho mundano; le gustaban los bailes y las mujeres. Se había venido con un hermano, y un día sábado buscaban donde divertirse, entonces pasaron por un lugar donde escucharon mucho ruido y pensaron que era un baile y entraron; resultó ser una iglesia. En esa iglesia no habían santos ni vírgenes, no habían velas ni se hablaba en latín; esa era una iglesia cristiana evangélica. Mi abuelo pensó: “¡En dónde me he metido!” Pero a la semana siguiente volvió, pensaba que la gente de ahí eran unos locos, pero volvió a la siguiente semana. Y siguió asistiendo; así por un año. Y en ese tiempo no le había entregado su corazón a Jesús; pero llegado el año pasó al frente y le entregó su vida a Jesús. El poder de Dios se apoderó de mi abuelo, él salió de allí con una paz extraordinaria y una alegría de tener el evangelio. Fue por dos años más a esa iglesia. En ese tiempo era un creyente feliz porque Cristo había perdonado sus pecados y le había cambiado su manera de pensar. Entonces decidió ir a Italia a predicarle el evangelio a su familia, pero llegó allá y fue rechazado por sus parientes que era católicos apostólicos romanos. En aquel tiempo los evangélicos eran herejes, los odiaban, les arrojaban piedras, los desterraban y desheredaban. Ninguno de sus parientes quiso escuchar el evangelio, en cambio, su padre le insistía que debía casarse. Cuenta en su historia que había muchas chicas lindas, pero no había ninguna que creyera en el evangelio. Allá en Italia y habiendo cumplido dieciocho años de edad, lo llaman para alistarse en el ejército porque en la primera guerra mundial, Italia peleó contra Austria. En el momento en que preparaba los bolsos para irse al ejército, su mamá le pidió a una joven que trabajaba haciendo los quehaceres en su casa, que le ayudara a su hijo Felipe a preparar las cosas. Mientras preparaban las valijas, mi abuelo le predicaba el evangelio a la joven y ella sólo escuchaba, pero no decía nada. En un momento le dijo: “Te he predicado el evangelio durante todo el día y no me has dicho nada. Dime qué piensas de lo que te he hablado”. Y ella le respondió: “Digo que dichosa la mujer que se case con usted”. Mi abuelo tragó saliva y pensó: “¡Esta es la mujer con la que me tengo que casar!” Pensaba en declarársele, pero enseguida recordó que se iba a la guerra y si lo mataban, ella iba a sufrir así que mejor iba a esperar para hacerlo. Si volvía con vida le pediría matrimonio. Mi abuelo fue a la guerra y allí padeció muchas enfermedades y vivió muchas dificultades. Resultó que cayó una bomba en el lugar donde estaba el pelotón al que mi abuelo pertenecía, matando a todos. Cuando llegaron los soldados a sacar los cuerpos para enterrarlos en una fosa común, iban arrojando allí uno por uno y cuando agarraron a mi abuelo, éste se quejó e inmediatamente un soldado gritó: “¡Este está vivo!” Lo mandaron entonces al hospital donde estuvo tres meses. Ahí estaba el Espíritu Santo con mi abuelo. Él cuenta que estuvo tres meses en el hospital, pero se sentía feliz porque Dios estaba con él y lo había salvado. Cuenta que tuvo oportunidad de predicarles a los doctores y enfermeras; hasta el comandante del ejército le pidió que le hablara del evangelio.

Yo miro cómo el Espíritu Santo se ha movido en las generaciones de mi abuelo. Yo vengo de ese abuelo moribundo, que estuvo a punto de ser enterrado vivo en una fosa común, pero no murió porque Dios tenía planes con él. El Espíritu Santo escribió una historia que se tenía que cumplir. Porque tendría una descendencia bendita en la tierra y entre otras cosas, yo tenía que ser pastor y predicarte acerca de esto que te estoy predicando. Casi casi muere mi abuelo; casi casi yo no existo. Casi casi mi esposa no tiene este precioso esposo. Pero Dios domina sobre “los casi” y el Espíritu Santo se mueve en la historia.

Estando mi abuelo en la guerra, su hermano mayor le escribió una carta en la que decía: “Quiero que me digas qué opinas de María porque le he propuesto casamiento. Otra cosa, yo sé que estuviste en América y tienes dinero. Papá está muy pobre y yo no tengo para pagar el casamiento. Quisiera saber si puedes ayudarme con la fiesta”. Mi abuelo otra vez tragó saliva porque la tal María era la mujer a la que le había predicado el evangelio y tenía toda la ilusión de que se casaría con ella. Aun conociendo el evangelio, una vocecita le susurraba: “Decile que esa María es peligrosa. Decile que no es una mujer de confiar”. Pero el evangelio había cautivado su corazón y le dijo que María era una muy buena mujer y podía casarse con ella, y que no se hiciera problema que le daría el dinero para la boda. Llegó el día del casamiento y mi abuelo consiguió franco en el ejército para asistir a la celebración y cuando llegó, ese mismo día de la boda, el hermano se enfermó. Era habitual que la gente se enfermara de alguna peste en ese entonces. Ese día el hermano cayó enfermo y murió, nunca consumó el matrimonio. Mi abuelo no dijo nada y volvió al ejército; cuando terminó la guerra, volvió y se casó con María. Y de ese matrimonio nacieron mis tíos y mi mamá Vicenta. Mi abuelo se había alegrado con el evangelio y estaba feliz con Dios.

Cuando volvió a América tenía muchos paisanos a los que les predicó, porque mi abuelo había tomado muy en serio el evangelio. Otra de las cosas que le sucedió fue que cuando ya estaban por partir en barco para América, mi abuelo, su esposa y cuatro hijos, no los dejaron subir porque sus hijos no tenían el certificado de bautismo que expedía la iglesia católica. Así que no pudieron viajar y perdieron el barco. Ese barco zarpó hacia América y en el océano Atlántico, frente a Brasil se hundió y murieron todos. ¡Otra vez se salvó mi abuelo! Finalmente pudo viajar con su familia a América donde tuvo dos hijos más, y uno de ellos fue mi mamá doña Vicenta Santamaría. Sesenta días antes de morir, mi abuelo escribió “La historia de un hombre feliz”.

Él realmente vivió situaciones difíciles. Su hijo mayor emitió cheques sin fondo para comprarse cosas. Mi abuelo cayó preso por estafa y fue su hijo el que había cometido la falta. Sufrió toda clase de vicisitudes, pero de todas maneras decía: “Dios está conmigo”. Y seguía predicando el evangelio. Para él, una vida feliz no tenía nada que ver con circunstancias placenteras; vivir una vida feliz significaba haber conocido a Dios, recibir el perdón de sus pecados y tener la seguridad de una vida eterna. Una vida feliz era creer que su descendencia era bendita. En la historia que escribió señala que no tenía miedo de morir porque había puesto a toda su descendencia en las manos de Dios y sabía bien en las manos de quién estaban sus hijos.

Del mismo modo que el Espíritu Santo se movía sobre la faz de las aguas, yo lo he visto moverse sobre mi familia. Han pasado más de ciento veinte años desde que nació mi abuelo; han pasado más de cincuenta años desde que murió y todos sus descendientes creemos que tenemos un legado que vino de nuestro abuelo y hemos heredado la fe que él nos dio. Y la fe que habitó en mi abuelo, habita ahora en mí y yo confieso que mi descendencia es bendita en la tierra. Y no sólo tengo una descendencia de sangre sino también espiritual. Yo tengo hijos espirituales y declaro que todos ellos son benditos.

Yo terminé creyendo como mi abuelo creía. Él heredó la fe de Abraham y yo también. Yo creo en la Biblia; SOLA SCRIPTURA. La espada del Espíritu es la palabra de Dios. La verdad y la autoridad es la palabra de Dios. La verdad no entiende de opiniones, de perspectivas, de sensaciones ni de ideologías. La verdad es soberana y reina sobre toda especulación humana. No necesitas conocer muchas cosas: Conocer la verdad es suficiente. La verdad es Cristo. Cuando tú conoces la verdad, no necesitas conocer otras cosas. Hoy en día hay métodos tecnológicos para contar los billetes de dólar y ver si son falsos, pero hace un tiempo atrás, entrenaban a los cajeros para esta tarea y los tenían por muchos días contando billetes verdaderos. Al cabo de un tiempo intercalaban algunos billetes falsos entre los verdaderos. Entonces, cuando los cajeros iban contando, de pronto notaban y tocaban uno que no era igual. Cuando tú conoces lo verdadero ya no necesitas experimentar con lo falso. La palabra de Dios es suficiente. SOLA SCRIPTURA. Y la palabra de Dios es la espada del Espíritu. El Espíritu Santo usará la palabra de Dios para defenderte, para guardarte, para aconsejarte, para alumbrarte, y para llenarte de gloria y de poder. Jesús dijo: “las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” (Juan 6:63). La palabra de Dios es poder porque el Espíritu de Dios está involucrado con esa palabra.

En el pueblito donde nació mi abuelo nadie sabe quién era él. Pero con algunos familiares, descendientes de mi abuelo, viajaremos a Italia, más precisamente a un pueblo llamado Montalbano Elicona que tiene unos tres mil habitantes y unas novecientas casas. Nuestra intención es llevar el evangelio a la ciudad de mi abuelo, entregar a cada familia el libro que cuenta su historia y contarles quién fue él. La gente no sabe quién fue mi abuelo, pero él marcó nuestras vidas; él fue un hombre lleno de fe y de gracia que salió de la ciudad de Montalbano. Y nosotros queremos que esa gente conozca que somos una descendencia bendecida. Yo creo que pertenezco a una descendencia bendecida, y Dios dice en su palabra: “…yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y que hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos” (Éxodo 20:5-6).

Tengo en mi corazón la expectativa de que Europa será visitada por Dios y será bendecida. Hay un pastor allá en Italia que se enamoró de nuestro proyecto respecto a la historia de mi abuelo y nos ha estado esperando con ansias. Nosotros vamos con cierto conocimiento de lo que vamos a hacer, pero no tenemos el conocimiento cabal de lo que va a hacer el Espíritu Santo. Sabemos que Dios abrirá puertas de bendición porque el Espíritu Santo se mueve sobre mi vida y en cada descendiente de mi abuelo Felipe.

CONCLUSIÓN

El Espíritu Santo ya tiene escrita una historia contigo como la que ha escrito para mi abuelo y para mí. La fe se hereda. El apóstol Pablo le dijo a Timoteo: “…trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también” (2ª Timoteo 1:5). La fe se transfiere de padres a hijos y la familia de sangre es importante, pero es más importante la familia espiritual. Un día Jesús estaba predicando y le dijeron: “He aquí tu madre y tus hermanos están afuera, y te quieren hablar. Respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos? Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre” (Mateo 12:47 al 50).

Todas las bendiciones de Dios son para aquellos que creen y el regalo más grande de Dios para aquellos que han creído, es el derramamiento del Espíritu Santo sobre su vida. Porque donde revolotea el Espíritu Santo hay luz y se engendra vida. No se trata de saber mucha teología o mucha doctrina. Los doce discípulos de Jesús tenían tres años caminando con el Señor y no eran grandes teólogos; eran gente del vulgo y sin letras. Pero Dios no está restringido a lo que tú sabes sino a tu decisión de ser lleno de Él o no ser lleno. Dios a los que llama, adiestra. No es por tu preparación que el Señor te llama, sino que te llama y te prepara. Dios derramará su Espíritu Santo sobre tu vida para que tengas su luz, su gloria, su revelación, su conocimiento y su poder.

Si no conoces la dirección del Espíritu Santo para tu vida, si le estás anteponiendo a Dios algunos planes que tienes y lo condicionas, es tiempo de liberar el poder del Espíritu Santo sobre tu vida y renunciar a cualquier cosa que te estorba para hacer la voluntad de Dios.

“Muévete Espíritu Santo, así como hiciste sobre la faz de las aguas, hazlo en el corazón de los creyentes hoy, te lo pedimos en el nombre de Jesús, amén”.

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NAVIDAD: VERDAD INAMOVIBLE

INTRODUCCIÓN

La palabra que Dios te da, es una palabra para que la creas y para que creyendo, recibas bendición abundante a partir de este día. ¡Pero debes creer y tienes que tomar decisiones! Las decisiones que tomamos generan la clase de vida que vivimos. Tendemos a creer que lo que vivimos es por culpa del gobierno, de mi padre, del clima, de la suegra, culpa de todo el mundo; pero el Señor te dice: “Yo trato contigo en función de tu fe y en función de tus decisiones”. Las decisiones provienen de prioridades. Una persona, se dé cuenta o no, establece prioridades en la vida, por lo tanto, las decisiones que toma, son en función de prioridades. Yo no puedo decir que me va mal pero yo hice las cosas bien. Cuando uno asume las prioridades que corresponde, toma las decisiones que corresponde. Tú estás cosechando hoy, las decisiones conforme a las prioridades que tomaste ayer. Pero hoy puedes cambiar tus prioridades y tus decisiones serán otras para que no te suceda como le sucedió al pueblo de Israel.

PRIORIDADES EN EL ORDEN CORRECTO

Dios le dijo a su pueblo: “Meditad bien sobre vuestros caminos. Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto”. Estas son las profecías dadas por Dios al profeta Hageo unos quinientos años A.C. Pero veo que también son profecías para nuestro tiempo. ¿No se te esfuma el dinero de las manos? ¿Anhelas tener más dinero? Hablando de la bendición de prosperidad, ¿tú quieres prosperidad? ¿Quisieras ganar un treinta por ciento más de lo que ganas, o el doble de tus ingresos?

¡Dios quiere darte y bendecirte! ¿Por qué? El Señor no te bendice por causa de tus prioridades sino por causa de sus prioridades. Si te da más es porque está interesado en que tengas más porque a Él le importa su reino, y si encuentra a alguien que se interesa en su reino, es muy probable que Dios le dé mucho más porque el Señor necesita que su pueblo generoso tenga mucho más. Tú crees que con un treinta por ciento más podrías vivir mejor, pero Dios no está pensando solo en ti sino en su reino. Tal vez quiera darte diez veces más, pero como tú no sabes de prioridades, como no sabes tomar decisiones que sean de bendición para el mundo, conforme a los planes de Dios y a su voluntad, no recibimos.

A veces no sabemos qué pedir ni cómo pedir nos dice la Biblia. Tenemos que profundizar en este tema; las prioridades que establecemos determinan la calidad de vida que tenemos. Así como te plantee el tema del dinero, te puedo plantear el tema de la familia y una infinidad de temas más. Nosotros debemos tener muy claras nuestras prioridades, porque si no, tendremos conflictos. Te comparto algunas frases importantes que te van a ayudar: “Lo que más amas compite con lo que más deberías amar”. “Lo que más amas puede transformarse en un gran estorbo y compite con lo que más deberías amar”. Nos resulta fácil decir que amamos a Dios, pero a la hora de demostrarlo, notamos que le ponemos muchas excusas; es que hay cosas que amamos que compiten con lo que deberíamos amar por sobre todas las cosas.

Dios le dio un hijo a Abraham que se llamó Isaac. ¡Toda su vida esperó ese hijo! Dios se lo había prometido y cuando lo tuvo lo amó tanto, pero Dios dijo: “Quiero que sacrifiques a tu hijo el que amas”. El amor que Abraham tenía por su hijo Isaac competía con el que debía tener a Dios y el Señor decidió probarlo, quiso ver si en verdad lo amaba y le pidió al hijo en sacrificio. Yo te pregunto, ¿qué estás dispuesto a dejar por amor a Cristo? El amor establece prioridades; yo quedo aferrado a lo que más amo. Has deseado toda la vida tener una casita, se la has pedido a Dios y finalmente lo has logrado. El Señor te concedió una casita de tres dormitorios, te sientes bendecido. Pero ahora el Señor te está mandando a predicar a otra nación y tú no puedes ir porque Él te dio tu casa, y si Él te la dio, ¿cómo te vas a ir ahora? Tienes como cuatrocientos años para pagarla, pero es tuya. Una casa puede enfriar tu amor a Dios y destruir tu relación con Él.

Un hombre tenía un negocio y le pedía a Dios que lo prosperara, entonces el Señor lo bendijo económicamente, y cuando empezó a irle bien deseó tener una casa y se compró un terreno muy lindo pero alejado de la iglesia. La construcción de su casa comenzó a demandarle tiempo por ende asistía menos a la iglesia, y cuando tuvo su casa quería más prosperidad. ¡Le gustó lo de prosperar! Entonces procuró una casa mejor y comenzó a edificarse otra. Cuando quiso acordar estaba lejos de Dios, rodeado de empresarios tomando whisky con mujeres. ¡La prosperidad que le había pedido a Dios le costó la vida! Lo que amas determina tus prioridades y compite con lo que más deberías amar. Tienes que ponerte a pensar si Dios es realmente la prioridad de tu vida.

Nosotros somos probados muy seguido, un nieto puede ser el estorbo de tu vida porque quién no dijo: ¡qué divino es mi nieto! ¡Sólo Dios es divino! Nadie hay más divino que Dios, así que no le digas a nadie que es divino. Y somos probados constantemente a ver si amamos a Dios como deberíamos amarlo o no, y para ver qué estamos dispuestos a perder o a dejar por amor a Él. Yo amo a mis nietos, suspiro por ellos. Me fui de viaje y desde que volví aún no los he visto, y las malvadas de sus madres no me los han traído. Me vuelvo loco por hablar con mi nieta Justina y a veces cuando la llamo por teléfono, me dice: “Hola abuelo, estoy ocupada”. ¡Y me cuelga! Un día la madre le dijo que se iban a ir al día siguiente a ver a su abuela Susana que vive en otra localidad de Uruguay. “¡Qué lindo mamá, nos vamos a Rivera a la casa de la abuela Susana!” dijo Justina. El día que se iban de viaje se despertó a las siete de la mañana, y ella jamás se despierta a esa hora. La madre le preguntó: “Justina, ¿por qué te has despertado tan temprano?” “¡Porque vamos a la casa de la abuela Susana!” Cuando yo me enteré, en tono jocoso me pregunté: “¿por qué existirá la abuela Susana? ¡Esa vieja!” ¿Por qué se tiene que poner tan feliz la niñita por ver a esa abuela? ¿Y yo qué?” El amor establece prioridades. ¿Qué estoy dispuesto a dejar porque amo más a Cristo que esa prioridad?

Otra frase que quiero compartir contigo es ésta: “Aquello en lo que confías reemplaza aquello en lo que más deberías confiar” Supongamos una persona a la que se le detecta una enfermedad de cáncer. Esa persona tiene una confianza tremenda en el Señor y vive sonriéndole a la vida, y declara: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza” (Salmo 46). “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento” (Salmo 23). Vas al médico y te dice que tienes cáncer. Allí se te esfuma tu confianza en Dios porque has puesto tu confianza en lo que te ha dicho el doctor. Él te dijo que lo tuyo es grave y que humanamente y científicamente no se puede hacer nada. Al escuchar ese diagnóstico te desmoronas porque en realidad tu confianza no estaba puesta en Dios. Si tienes una cuenta bancaria llena de dinero entonces vives confiado; si el banco da quiebra y te quita todo, y eso es muy probable, se te termina la confianza y comienzas a preguntarte dónde está Dios que permite que te pase esto. Tenemos cierta confianza en Dios, pero es fácil de explicar cuando en realidad nuestra confianza la ponemos en el dinero, en el trabajo, en la casa, etc.

“Las cosas que más nos importan se oponen a que las cosas importantes de Dios prevalezcan”. En realidad, las cosas que más nos importan, son las cosas que más amamos. A veces cambiamos la gloria de Dios por cosas que son nuestra gloria, nuestro deseo y voluntad, y creemos que si tenemos esas cosas vamos a estar bien bendecidos. Quiero que sepas que la única bendición que no se roba ni se pierde es la bendición de Dios en tu corazón; la bendición de la presencia de Dios en tu vida. Si Dios es la prioridad en tu vida, no hay mal tiempo que pueda contigo, no hay escases de dinero, no hay falta de trabajo, ni maldición que te espante.

“¿Qué tanto amas lo que estás amando que te impide que ames de verdad a Dios por sobre todas las cosas?” Pareciera que la prioridad de tu vida es Dios, pero en realidad hay cosas que se interponen para que no hagas su voluntad; y si haces la voluntad de Dios tu vida es bendecida.

¿CUÁL ES TU PRIORIDAD?

En la época del profeta Hageo, según nos cuenta la Biblia, el pueblo de Israel había salido de la esclavitud, en la que permanecieron por setenta años. Un grupo importante había vuelto a Israel, y algunos se acordaron cuando echaron las bases del templo de Salomón y vieron la gloria del templo. Pero cuando llegaron vieron que Jerusalén estaba completamente destruida; los muros, el templo y las casas. Las puertas de acceso a la ciudad habían sido quemadas. Llegaron los que habían estado cautivos y lo primero que hicieron fue tomar decisiones y elegir prioridades. Decidieron hacer lo qué era lo más importante en ese momento, y edificaron los muros porque era necesario tener la ciudad amurallada para estar protegidos ya que así sería muy difícil que los enemigos pudieran prevalecer contra ellos. Entonces edificaron los muros para poder habitar seguros dentro de la ciudad. La prioridad número dos fue edificar sus casas ya que habían vivido en esclavitud y no eran dueños de su propiedad, entonces con las piedras de las ruinas comenzaron a edificar sus casas. La Biblia nos dice que las casas que se habían hecho eran artesonadas o sea que tenían arte, y algunos dicen que las revistieron por dentro con madera. ¡Era un lujo! Ahora ya no vivían como esclavos; ahora estaban en su tierra, tenían un muro de defensa y habitaban tranquilos, entonces se construyeron casas confortables. Ahora, el problema que se planteó en el tiempo de Hageo, fue que esa no era la prioridad de Dios para su pueblo. Leemos en Hageo 1:4: “¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta?” ¿Es para ti, tiempo para ti? El profeta les preguntó de parte de Dios si era tiempo de habitar en sus casas artesonadas y la casa de Dios estaba desierta. Lo que había quedado sin edificar era la casa de Dios. Habían levantado el muro, sus casas estaban terminadas, pero no pensaron en reedificar el templo. Ellos creían que tenían bendición más Dios les hace ver que no era así. Entonces le dijo el profeta al pueblo: “Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos” (Hageo 1: 5 al 7).

Hoy nosotros también estamos meditando acerca de nuestros caminos. ¿Qué tan bendecido estás? ¿Qué tanta paz tienes? ¿Qué tan satisfecho estás con la vida que llevas? ¿De qué depende que tú estés bien? Ellos creían que estaban protegidos pero no era así ya que sembraban mucho y cosechaban poco. Comían y no se saciaban, bebían, pero no estaban satisfechos y se vestían mas no se calentaban. Recibían dinero, pero en saco roto. “Piensen bien en lo que están haciendo”, dice el Señor. A continuación, les manifiesta su prioridad: “Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová” (Hageo 1:8). Ustedes creen que están bendecidos porque ahora tienen un muro que los protege y una casa propia, pero yo les digo que ustedes no conocen mi voluntad. El Señor quería que ellos edificaran el templo porque allí iba a manifestarles su voluntad y ellos sabrían cuál era su bendición. Ellos no le dieron lugar a lo que era más importante.

¿No es verdad que a veces le damos más prioridad a nuestras cosas y a Dios le damos lo que sobra? Para gozar de bendición lo más importante es conocer la voluntad de Dios y estar dispuestos a hacerla. Pero si no hago primero lo que Dios quiere, ¿cómo voy a conocer su voluntad? ¿Y cómo voy a saber lo que es bendición? A la hora de la insatisfacción del alma, tu casa no va a llenar tu vacío, tampoco lo hará el dinero; a la hora del quebranto matrimonial no será un nuevo esposo o una nueva esposa quien satisfará tu alma. No hay nada que sea más importante cuando llega el día malo, sólo que Dios esté contigo. Y cuando las cosas no van bien es importante que sepas que no es por culpa del gobierno que te va mal, no es por culpa del clima o de otras personas; tú debes examinar tu corazón y meditar sobre tus caminos. Dios quiere que a partir de hoy sepas establecer prioridades para que camines en bendición.

El Señor le dijo más al pueblo por medio del profeta Hageo: “Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa”. Cada uno se preocupa por lo suyo. Hablé con una mujer, pastora, a la que su esposo abandonó para irse con otra mujer. Ella comenzó a buscar explicaciones por lo que le sucedió y por eso comenzó a entristecerse y angustiarse al punto de abandonar el pastorado yéndose a vivir con un familiar. Se encerró en sí misma pensando en lo que le había sucedido y cuestionando a Dios. Hace cuatro años entró en un pozo depresivo del que no puede salir. Yo le pregunté: “¿Tú eras o eres pastora?” Llorando, con tristeza en su corazón me dijo: “Yo era pastora”. Entonces le recordé: “¿Sabes que el llamado de Dios es irrevocable? Así que si Dios te llamó a ser pastora no dejaste de serlo porque aún eres pastora. No estás ejerciendo tu profesión ni estás bendiciendo a los demás, pero eres una pastora”. La miré fijo y le dije: “Mujer, tú eres preciosa, eres escogida por Dios. Has perdido cuatro años sumida en tu miseria y en tu problema, pero el día que le des la prioridad a Dios y salgas a hacer la obra que Él te ha encomendado, tu tristeza, tu angustia y tu soledad se irán de tu vida”.

Tu problema no es resolver lo que no puedes resolver. A veces Dios te mete en dificultades que no puedes resolver, así que le tienes que entregar al Señor ese problema y poner en sus manos tu tristeza, tus fracasos y angustias, y decirle: Señor, ¿qué quieres de mí? Vas a tener que aprender a establecer tus prioridades. ¡Dios tiene que ser tu prioridad número uno y su voluntad también! ¿Por qué estará así el clima? Y Dios dijo: “Por eso se detuvo de los cielos sobre vosotros la lluvia, y la tierra detuvo sus frutos. Y llamé la sequía sobre esta tierra, y sobre los montes, sobre el trigo, sobre el vino, sobre el aceite, sobre todo lo que la tierra produce, sobre los hombres y sobre las bestias, y sobre todo trabajo de manos”. Cuando Dios no es la prioridad viene la sequía, los problemas en la tierra; siembras mucho y cosechas poco, etc. “Te estás afanando por producir más; te afanas por tener mejores cosas pero no me has mirado a mí y yo soy el que bendice”, te dice el Señor. “Yo soy el Dios que te da el aceite y la semilla. Yo soy el Dios que te prospera. ¡Mírame a mí!” La lógica dice: hagamos un muro de defensa, hagamos una casa para vivir mejor y Dios te dice: “¡No! La lógica mía es: Yo soy la prioridad. Mi casa debe ser edificada, y ahí pondré mi nombre y mi voluntad. Allí seré glorificado”.

Leemos en Hageo 1:13: “Entonces Hageo, enviado de Jehová, habló por mandato de Jehová al pueblo, diciendo: Yo estoy con vosotros, dice Jehová”. Yo te traigo esta palabra, absolutamente convencido de que Dios está contigo.  “Yo estoy contigo” te dice el Señor. Cuando Hageo les dijo esto al pueblo, leemos en el versículo 14: “Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu de Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos, su Dios”. La palabra que se traduce aquí como despertó es: provocó, excitó, motivó o abrió los ojos del corazón. Cuando Dios dijo, yo estoy con ustedes, sucedió que el corazón de Zorobabel, el gobernante, de Josué hijo e Josadac el sumo sacerdote y el del resto del pueblo fue excitado. Incitó el espíritu de todos ellos para que hiciesen la voluntad de Dios y no la suya propia.

Dice el profeta Hageo de parte de Dios a su pueblo en el capítulo 2, versículos 15 al 19: “Ahora, pues, meditad en vuestro corazón desde este día en adelante, antes que pongan piedra sobre piedra en el templo de Jehová. Antes que sucediesen estas cosas, venían al montón de veinte efas, y había diez; venían al lagar para sacar cincuenta cántaros, y había veinte. Os herí con viento solano, con tizoncillo y con granizo en toda obra de vuestras manos; mas no os convertisteis a mí, dice Jehová. Meditad, pues, en vuestro corazón, desde este día en adelante, desde el día veinticuatro del noveno mes, desde el día que se echó el cimiento del templo de Jehová; meditad, pues, en vuestro corazón”.

El Señor está excitando hoy tu corazón, está despertando tu espíritu para que suceda un cambio rotundo en tus prioridades. Hoy tienes que tomar una decisión, y Dios dice: “No voy a esperar que el templo esté construido, voy a contar con la decisión que tomes a partir de hoy. Todavía no se han levantado las paredes, pero desde este día te voy a bendecir”. Y lo que le dijo al pueblo por medio del profeta Hageo, te lo dice a ti hoy: “¿No está aún la simiente en el granero? Ni la vid, ni la higuera, ni el granado, ni el árbol de olivo ha florecido todavía; mas desde este día os bendeciré”. ¡Dios está despertando tu corazón! Sólo tienes que examinar tu corazón y meditar sobre tus caminos, pero el Señor te propone que si cambias tus prioridades desde este día te va a bendecir. Antes que tú hagas algo para Él, te dice que te bendecirá desde este día. ¡El Señor cuenta con tu decisión!

Ya no cambiarás tu amor a Dios por otra cosa; no cambiarás más la voluntad de Dios por algún deseo personal. Vas a rendirte a Dios y te inclinarás delante de Él. ¿Será posible que Dios haga de ti lo que Él quiere? Yo tengo un llamado de Dios y sé que Él quiere que haga su voluntad, quiere que me consagre, pero mi mamá está viejita y ella me dijo: “¿Me vas a dejar sola?” Y la palabra de Dios dice: “Honra a tu padre y a tu madre”. Yo te digo que la palabra de Dios dice: Honra a Dios por sobre todas las cosas incluidos tu padre y tu madre. ¡No cambies oro por espejitos!

He escuchado gente decir: “Esto no es lo mío. No es lo que a mí me gusta”. Gente que no tiene como prioridad hacer lo que Dios quiere. Como que Dios tuviera que citarte a su escritorio y decirte: “A ver mi amor, contame qué te gusta. Dime lo que quieres así no sacrificamos tu voluntad. Yo voy a transformar mi voluntad en tu voluntad. ¿Te gusta tocar la guitarra? Bueno, no te voy a poder mandar a hacer otra cosa. Te propongo que toques la guitarra. ¿Así te gusta?”

¿Podrá Dios disponer de tu vida? ¿No será que pusiste las manos en el arado y después de un tiempo has mirado para atrás? Muchos abandonan el plan o el propósito de Dios. Y el Señor te dice: “Si has entendido cuán importante soy para ti y cuán importante es mi voluntad, entonces debes cambiar tus prioridades”. Muchos cristianos sufren de desinterés o falta de interés. ¿Qué significa tener desinterés por algo que Dios te demanda? Que tienes interés en otras cosas. No mirar con interés algo que Dios te demanda es tener otros intereses que tú consideras prioridad. Por eso es que pones excusas que suenan válidas, pero eso no significa que lo dejas contento al Señor. Porque Dios te dice como a Josué, esfuérzate y sé valiente. Cobra ánimo y no tengas miedo; yo te envío a la guerra. Pelea porque tengo promesas para ti. Tú peleas y yo te doy victoria, te dice el Señor.

A la hora de darte victoria Dios no puede soportar tu desinterés por sus asuntos. Otra actitud es el desaliento o desánimo, es no tener ganas, algo parecido a no tener interés, pero no es igual. El desaliento es no poner el corazón en lo que Dios quiere. Cuando mis intereses son más fuertes entonces tengo ánimo para hacer lo que quiero pero no lo tengo para lo que Dios quiere. Por otro lado está la insatisfacción. Si a mí me satisface tener una casa y mi prioridad es eso, poca satisfacción me va a causar que Dios me quiera mandar a Haití. ¿Dios puede disponer de ti o no? Cristo renunció a todo por ti; murió y derramó su sangre por ti. El Señor postergó su vida por ti y puso como prioridad tu vida. Puso como prioridad su sangre para cubrir tus pecados. Jesús dejó su gloria y se hizo hombre porque te amaba. El amarte te transformó en una prioridad para Dios. Pero hay un trato que tienen que hacer, el Señor te da su todo pero tú debes darle tu todo.

El relato bíblico de libro de Hageo y su historia es igual a lo que acontece hoy, sólo que el templo de aquel entonces era un símbolo de lo que es hoy en día. La Biblia dice que Dios no habita en templos hechos por hombres; el Señor habita en nosotros. Nosotros somos el templo de Dios. Ahí quiere poner su voluntad, ahí quiere ser exaltado; el Señor quiere que su gloria esté en tu corazón. Pedro declaró: “Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. Jesús edifica la iglesia sobre la verdad de que Él es el Hijo del Dios viviente, el Mesías, el Ungido de Dios. Edificar la iglesia es edificar el templo de Dios; es hermosear la casa para que el Señor habite en las personas. Algo similar dijo Jesús con respecto a lo que les declaró Dios a su pueblo por medio del profeta Hageo: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).

“No hagan para ustedes casas ni muros de defensa; busquen primero mi voluntad y déjenme que yo me encargue de sus necesidades. Yo tengo provisión para ustedes; yo me hago cargo de las añadiduras. Edifiquen mi casa”, dice el Señor. Estamos en un tiempo en el que Dios está por desatar el avivamiento más grande de la historia de la humanidad, en medio de una crisis mundial como nunca antes ha habido. Habrá un derramamiento extraordinario de su Espíritu Santo y los entendidos resplandecerán. Los creyentes que se la jueguen por Dios serán como estrellas en el firmamento. ¡Su luz se dejará ver!

CONCLUSIÓN

Y Dios te dice que a partir de hoy va a repetir la historia; y aquellos que mediten en sus corazones y examinen sus caminos que están sembrando mucho y cosechando poco, que no les alcanza el dinero, que sufren enfermedades y son acosados por las pestes, que tienen problemas que los oprimen y se llenan de tristezas sumidos en el fracaso. El Señor dice hoy: “Yo estoy con vosotros y si ustedes dan prioridad a mi voluntad, les prometo que entes de que empiecen a hacer mi voluntad, los bendeciré desde este día”. ¡Si has creído arrebata esta palabra para ti! Yo puedo percibir el anhelo ferviente de Dios de bendecir a su pueblo. Veo al Señor repitiendo la historia con su pueblo como en el tiempo de Hageo, bendiciendo a su pueblo a partir de este día.

Sabe que tienes que ir a la cruz para poder recibir esta promesa; es que si el grano de trigo no cae en tierra y muere no lleva fruto y tú tienes que tomar la decisión de morir a tus deseos y a tu voluntad y entregarle a Jesús tu corazón. Dale a Dios tus fuerzas y entrégale tus preocupaciones. No edifiques para ti muros de defensa porque el Señor es tu Roca y tu fortaleza. Dios se encargará de ti y te bendecirá. Te está hablando alguien que vino por mandato de Dios a Uruguay sin sueldo, sin casa, sin muebles, y como digo siempre, ni siquiera los cubiertos para comer me traje. Dios nos mandó a Uruguay y tuve que aferrarme a sus promesas así que ni siquiera trajimos los cubiertos. Pero nuestra prioridad era predicar el evangelio. Y Dios vio, y bendijo. Esto me marcó mucho en mi vida porque mi pastor en Argentina me dijo: “Te necesito en Uruguay”. ¡Yo no tenía en mis planes Uruguay! Pensé que sería mejor mandarme de misionero a Singapur, a Miami, Italia, etc. ¡Pero me mandó cruzar el charco! Entonces resignado le pregunté cuándo quería que partiera para Uruguay y me dijo: “Te necesito ayer. Es urgente que te vayas”. Le dije que iba a orar y me respondió. “Ora ligero porque si no tengo que mandar a otro”.

Cuando llegamos a la ciudad de Colonia, mis hijas tenían que continuar el período de clases que ya había comenzado en Argentina, pero fue un cambio rotundo en cuanto a la historia, a los métodos que aquí se utilizaban, tenían que aprenderse el himno uruguayo. Mi esposa y yo sabemos lo que es renunciar a todo. Yo tenía grandes planes ya que sólo en Capital Federal había diez millones de personas y estaba convencido de que Dios me había puesto allí por esa gran cantidad de gente, pero no, me mandó a Colonia con unos veinte mil habitantes. Y nos vinimos con mi esposa y mis dos hijas. Yo sé lo que es dejar padre, madre, familia, tierra. Sé lo que es que te critiquen como han dicho de mí que llegué para formar una iglesia robando ovejas de otras iglesias. ¡Había pastores que oraban para que Dios me sacara de Uruguay!

Yo no te pido que renuncies a todo, “porque tengo la vaca atada”[1], como dice el dicho popular; yo he tenido que renunciar a muchas cosas, pero he visto la bendición de Dios a través de los años en los que le he servido. He entendido que hacer negocios con Dios vale la pena; un negocio en el que yo pierdo todo para que Él me dé todo. Para que yo no tenga nada mío, sino todo de Él. Dios quiere que le des tu corazón, pero de verdad quiere que decidas hoy cambiar tus prioridades. La calidad de vida que llevas tiene que ver con la calidad de decisiones que tomas y cuáles son tus prioridades.

Si has entendido esto y has creído a su palabra, desde este mismo día, antes de que hayas puesto la primera piedra para edificar su iglesia, antes de que hayas comenzado a trabajar, desde este mismo día, el Señor te bendecirá.

Prefiere hoy la bendición de Dios antes que todos tus anhelos si has entendido que tienes que hacer lo que a Dios le gusta y no seguir tras tus deseos. Si has entendido que tienes que pagar el precio que Dios te demanda por alcanzar su bendición y la bendición no es lo que tú quieres o te gusta, porque bendición es lo que el Señor te quiere dar, haz una oración a Dios y dile: “Señor, hoy renuncio a mis prioridades para que sean establecidas en mi las tuyas. Yo voy a edificar tu templo. Sopla sobre mi tu Espíritu Santo, en el nombre de Jesús, amén”.

 

 

 

 

 

[1] «tener la vaca atada«. Hace alusión al hecho de tener una posición económica asegurada. Por ejemplo, si alguien nace en el seno de una familia muy adinerada, alguien podría decir respecto a esa persona que «la tiene atada» (a la vaca), es decir tiene asegurada su situación económica de por vida, nunca va a necesitar trabajar.

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NAVIDAD: VERDAD INAMOVIBLE

INTRODUCCIÓN

En la Biblia hay enseñanzas que tienen que ver con árboles, como podemos leer por ejemplo en el Salmo 1: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará”.

Dios quiere hablarte acerca de lo que quiere hacer contigo y quiere que seas como un árbol plantado junto a corrientes de agua. Un árbol grande y frondoso ofrece sus ramas a las aves de cielo para que hagan sus nidos, da sus frutos a las personas y su sombra a los que están cansados; además da flores. Los arboles han sido creados por Dios para bendecirnos. Lo que caracteriza a un árbol frondoso y grande es que no piensa en sí mismo y todo lo que hace es para los demás.

SÉ COMO LA PALMERA

Proverbios 11:30 dice así: “El fruto del justo es árbol de vida, y el que gana almas es sabio”. El que gana almas se comporta como un árbol que bendice y da vida. ¿Y quién es ese? El justo. Podríamos dividir a las personas en dos grupos; están los que dan y están los que piden. Están los que viven del evangelio y los que viven para el evangelio. También están los maduros y los inmaduros, y yo no tengo problemas con éstos últimos siempre y cuando sean niños. No nos molesta tanto que un niño haga travesuras porque es niño. No nos tiene que poner mal que sea inmaduro porque es niño y es de esperar que los niños sean inmaduros.

En el último viaje que hicimos a Israel hemos visto varios árboles endebles y raquíticos, y no sé para qué los cuidan tanto, pero hacen tanta falta los árboles. Vimos en el desierto de En-gadi por ejemplo, árboles flaquitos, que si te llegas a agarrar de ellos los rompes; pero éstos son regados y fertilizados constantemente por medio de un sistema de goteo ya que para los israelitas los árboles son muy importantes el hecho de tener vegetación en el desierto. Ellos han entendido que los árboles son una tremenda bendición y llevan ya cuarenta y un millón de árboles plantados desde el año mil novecientos nueve. Y esto está cambiando el sistema ecológico de Israel. En esa nación predominan los desiertos, pero los árboles son portadores de bendición.

Uno de los árboles que bendice Israel es el que produce dátiles. También hemos visto palmeras en lugares desérticos. Uno no puede creer cómo una palmera puede subsistir en un lugar donde sólo hay sequedad y sol, y nos han dicho que la palmera representa a Israel. Cuando visitamos Meguido, observamos un Tel, como conocemos la ciudad de Tel Aviv, que es una especie de montaña formada con la superposición de distintas culturas que han sido destruidas y se han vuelto a construir. En Meguido han excavado y han encontrado veinticinco culturas que surgieron una tras otra por miles de años. Sobre ese Tel que es pura piedra, que es tierra dura y seca, en la que no hay sitio donde cobijarse a la sombra, sin embargo, ahí, están las palmeras.

Salmo 92:12 dice: “El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano”. Yo me preguntaba cómo sería esto, y entendí que la palmera echa raíces muy profundas, buscando agua, así encuentran aguas amargas que otros árboles no soportan o por las que no sobreviven. Las palmeras toman esas aguas amargas que en realidad son aguas minerales con altísimos contenidos de sales y que son muy duras para que el ser humano beba porque lo enfermaría. Entonces, la palmera toma de esas aguas amargas y produce dátiles. Cuando la Biblia habla de la tierra que produce leche y miel, se refiere a la miel que produce el dátil, fruto de la palmera. Se extrae del dátil un néctar muy consumido en Israel y es el producto dulce de las aguas amargas. La Biblia señala que así es Israel, y así es el justo; el justo florecerá como la palmera. Éste vive de amarguras, pero produce dulzura; vive de quebrantos y adversidades, pero produce bendición. ¡Esa es la capacidad del creyente! ¡Ese es el tipo de árbol que Dios quiere hacer de ti!

El buen árbol, el justo, produce fruto abundante y da vida. El árbol que no es maduro, que no proviene de la justicia por decirlo así, es el árbol que piensa en sí mismo, no está dando sino recibiendo. Es el tipo de personas que está pendiente si lo llaman o no, si lo buscan o no; y si no lo hacen piensa que en la iglesia no hay amor, que nadie se acuerda de él. Ese tipo de persona resulta ser inmadura. Las actitudes de un niño inmaduro nos causan gracia; pero si un grande es inmaduro nos causa problemas. Si a los cuarenta años te sigues orinando ya no causa gracia, y nosotros no sabemos qué hacer con esa clase de personas. No sabemos qué hacer con una persona grande que sigue pensando en sí misma y espera de los demás, espera del gobierno o de la sociedad.

El árbol maduro da fruto y les da lugar a las aves del cielo para que hagan nido. El creyente que Dios quiere formar es el creyente que da vida. Un creyente que tiene esperanza siembra esperanza, y la esperanza es vida; un creyente que tiene fe, siembra fe y la fe es vida. Un creyente que tiene paz siembra paz. ¡Qué lindo es poder hablarle e infundirle paz a una persona turbada! El creyente maduro está capacitado para darle paz al que carece paz. ¡Dios quiere hacer de nosotros personas de bendición!

Como iglesia hemos donado unos mil árboles a una ONG llamada Keren Kayemet LeIsrael (KKL), parte de los cuales hemos plantado en Israel en este último viaje que hicimos. Esta organización hizo una ceremonia en reconocimiento por la donación de esos árboles. Hemos prometido que del dinero que entre para el campamento juvenil de Beraca del próximo año apartaríamos para comprar otros mil árboles más y donarlos a esta ONG. Después de haber plantado esos árboles nos llevaron a un lugar cerca de allí debajo de muchos árboles donde corría una brisa muy linda, nos sirvieron una mesa con frutas y bebidas, donde también se ofreció la ceremonia. Ese es un bosque que inauguró el ex presidente de Uruguay, Luis Alberto Lacalle en el año 1992. ¡Qué diferencia estar en el desierto y después ingresar a esa zona de bosques! ¡Un bosque es una bendición! Plantar árboles es bendecir al mundo y Dios nos ha plantado a los cristianos, personas justas, para que seamos de bendición, como el árbol que da sombra y da fruto.

SÉ ARBOL DE JUSTICIA

Tal vez estás cansado o cansada de estar siempre esperando que te den algo, de mendigar que alguien haga algo por ti, en lugar de ser como un árbol grande y frondoso que bendice a los demás. Hubo un tiempo en que yo pensaba en mí mismo, tenía mis propios planes, pero un día Dios me transformó e hizo que yo ya no produzca para mí sino para los demás.

Estábamos orando en el último encuentro que tuvo lugar en Monte Beraca para que las personas sean llenas por el Espíritu Santo, pero hay quienes no están preparados para ello porque hay algo en su vida que se los impide. Yo le impuse las manos a una jovencita, pero ella estaba tiesa y no recibía nada. Al finalizar me puse a conversar con la joven y me contó que no conocía a su papá y eso la entristecía mucho. Antes de orar por las personas para que reciban el bautismo del Espíritu Santo les advertí que no pensaran en nada, sólo en ser llenos del Espíritu de Dios. El Señor no te va a dar aquello que no quieres recibir y si tienes otros pensamientos en tu cabeza que ocupan un lugar prioritario entonces le das a entender a Dios que no quieres ser lleno de su Espíritu. La jovencita no podía anhelar la llenura porque su anhelo era tener un papá que le diera afecto. Yo le hice ver a ella que Dios es nuestro verdadero Padre y a veces estás deseando un abrazo de ese padre que no te amó, que no te dio ni siquiera el apellido, de un padre que estaba más interesado en él que en su hijo o en su hija. Por más que desees eso no puedes cambiar la naturaleza de la otra persona, pero sí puedes cambiar tu actitud. Si tu padre te rechazó tú no serás como él. Tú te vas a aferrar a tu verdadero Padre que es Dios. Cuando tienes un encuentro con tu Padre del cielo, su Espíritu viene sobre ti y tú llegas a ser una madre o un padre como Él. Dios quiere impartir su Espíritu de paternidad sobre ti. El árbol se comporta como un padre que provee bendición, cobijo y frutos.

El Espíritu del Padre es el mismo que se manifiesta en los hijos. Cuenta la Biblia que Jesús llegó a Nazaret y se le dio el libro del profeta Isaías, y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel…” (Isaías 61:1). El Espíritu que hay en el Padre es el Espíritu que unge al Hijo para que sea un árbol de bendición. Y continúa diciendo Isaías: “…a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya”.

Dios hoy te llama a ti, árbol de justicia. En poco tiempo viajaré a Italia con varios parientes, entre ellos mis hermanos y primos; y por este motivo he diseñado un árbol genealógico. Puedo ver en esto que la bendición de mi abuelo continúa a través de sus descendientes y me hace feliz saber que el espíritu que se movió en la vida de mi abuelo, y lo que él tenía en su corazón que era predicar el evangelio y ser de bendición, también tocó nuestras vidas. Mi abuelo, después de haberse convertido a Cristo fue a Italia a predicarle a sus parientes y amigos, pero no fue bien recibido; fue despreciado a tal punto que decidió irse de Italia y tomar otros rumbos porque quería criar a sus hijos en el evangelio. Y el poder de Dios que se movió en la vida de mi abuelo hace hoy, que veinte de sus descendientes, después de más de cien años, vayamos a su pueblo natal a bendecir esa tierra que no lo recibió. Yo tengo grandes expectativas acerca de esto. Hemos pedido al intendente que nos permita hacer un acto especial donde presentaremos el libro que habla de la historia de mi abuelo y donde honraremos su memoria.

Piensa que un árbol tiene generaciones. En nuestro viaje a Israel, estuvimos en el Monte de los Olivos y los expertos nos dijeron que algunos de los árboles de olivo tienen unos mil ochocientos años. Los buenos árboles trasmiten bendición por generaciones. Dios quiere hacer de ti un árbol fuerte y tu bendición continuará a través de generaciones. Yo voy a Italia con un legado que recibí de mi abuelo. Una persona inmadura, para llegar a ser un árbol de justicia necesita la unción del Espíritu Santo; necesita ser saciado con el néctar de Dios. Debe aprender a ser feliz y tener contentamiento cualquiera sea la circunstancia porque no es la circunstancia lo que determina su felicidad, la que le puede generar paz o alegrar su corazón, sino que es la presencia de Dios en su vida. El Señor quiere producir hoy un cambio en tu vida. Dice la Biblia que el Espíritu Santo nos anhela celosamente. Ser llenos del Espíritu Santo es ser saciados con toda la bendición de Dios, con su néctar, con su sabia. ¡Benditos los que anhelan la llenura y la presencia del Espíritu Santo! “Yo te voy a hacer madurar”, dice el Señor. “La gente vendrá a ti para recibir de mi”.

He sido muy bendecido en mi viaje a Israel porque he tomado conciencia de lo importante que es tener árboles y he entendido que somos plantíos de Jehová. ¡Somos árboles del Señor! ¿Qué recibe de ti la gente que te rodea? ¿Ellos se acercan a un palo seco o a un árbol frondoso? Hay quienes se sienten fracasados, sienten que no tienen para dar, es más ellos están muy necesitados. Pero nosotros hemos sido saciados, cualquiera sea nuestra circunstancia, el temor no puede amedrentarnos porque el Señor está con nosotros; la soledad no nos abatirá porque el Señor está con nosotros. De nuestro interior brotan ríos de agua de vida y dijo Jesús que ese río de agua viva es el Espíritu que tienen aquellos que creen en Él. Deja de pensar que un mejor trabajo o un mejor sueldo te hará feliz; deja de creer que tu cónyuge te hará feliz porque muchos pusieron sus expectativas en su cónyuge pensando que los harían felices y sin embargo no lo son. Hay personas que viven insatisfechas y siguen esperando algo, pero lo que necesita su alma es la presencia de Dios.

CONCLUSIÓN

Leemos en Salmo 104:16: “Se llenan de savia los árboles de Jehová, los cedros del Líbano que él plantó”. La savia produce ramas, hojas, flores y fruto. Y Dios me dijo: “Se llenan de savia los árboles que yo he plantado en Uruguay. Plantío de Jehová serán llamados”. Dios está esperando que sus plantas bendigan el planeta. No te canses buscando satisfacción para tu alma; ábrele tu corazón a Dios. Si te sientes seco o seca, si te sientes fracasado y débil necesitas tomar una decisión. Una vez tuve que tomar una decisión y le dije a Dios que se haga su voluntad en mi vida. El Señor obró y destruyó todo lo que no servía y puso lo que Él quería. Me asombra hasta el día de hoy el hecho de que yo sea pastor. Nunca me imaginé que en mi hubiese sabia para ser pastor. Y aquellos que hemos sido plantados por Dios somos personas llenas de su savia. ¡Dios no te ha llamado para ser mendigo sino para ser una fuente de bendición!

Si te sientes débil, sin fuerzas, si todavía te disgustas porque no te prestan atención, porque no te reconocen como debieran, deja eso de lado y acércate a Dios para ser saciado por Él. Ya no importarán más tus circunstancias. El Señor reemplaza toda circunstancia y a toda persona que te ha faltado, sea quien sea. ¡Dios quiere llenar tu vacío! Serás un árbol cuyas ramas se extienden hacia el cielo.

Me gustó una frase de un discurso que ofreció en Argentina el primer ministro de Israel que dice así: “Israel es como un árbol antiguo que ha echado raíces profundas y sus ramas se extienden hacia el cielo”. Cuando escuché eso me maraville porque esa frase tiene un sentido bíblico y es que Dios ha declarado: “Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán jamás. Los que os acordáis de Jehová, no reposéis, ni le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra” (Isaías 62: 6 y 7). ¡Y lo está haciendo!

Yo siempre pensé en bendecir a Israel para ser bendecido, pero de pronto comencé a demandarle al pueblo judío que bendiga a las naciones porque la Biblia dice que Israel ha sido puesto para luz de las naciones. Y me animé a decirles a unos embajadores israelitas: “Ustedes nos recuerdan esa frase que dice bendeciré a los que te bendijeren y maldeciré a los que te maldigan, mas yo quiero recordarles que Dios les dijo a ustedes, te bendeciré y serás bendición. Así que les reclamo que ustedes sean de bendición para nosotros”. Y después escuché al primer ministro israelí decir que países árabes buscan amistad con Israel. Un problema importante de los países árabes es que no tienen agua e Israel ha desarrollado la mejor tecnología del mundo que lo abastece de agua. Jordania está entre los cinco países más secos del mundo, prácticamente es un desierto. Estuvimos en el lugar donde Moisés hizo salir agua de la roca y hasta el día de hoy sigue emanando agua de esa fuente en Jordania. Una de las causas por las que Jordania está en paz con Israel es porque éste le abastece de tecnología para el riego. Israel ha comenzado a ser bien vista por muchas naciones. Gracias a la tecnología israelí ahora no podemos librarnos de multas por causa de las cámaras que clocaron en las calles. Hay una gran cantidad de cosas con las que Israel colabora con las naciones y así como declaró el primer ministro de esa nación, Israel es como un árbol antiguo que tiene raíces muy profundas cuyas ramas se extienden hacia el cielo.

Dios ha hecho de Israel una bendición para el mundo, pero quiere hacer de ti también una bendición. Que eches raíces profundas y te rías del sequedal porque sabes dónde buscar aguas y extender tus ramas hacia otros. Y si te está faltando fuerzas para bendecir, es hora de que acudas al Señor. Si te sientes seco y débil, si te faltan palabras y te cuesta todo, quieres pero no puedes, acércate a Dios para recibir de Él. ¡Recibe la llenura del Espíritu Santo!

¡Toca las vidas, Señor! Derrámate sobre nosotros y haz de nosotros, árboles que den sombra y cobijo, árboles que den fruto y bendigan a otros. Repite esta oración y di: “Seré un árbol de bendición, el Espíritu Santo llenará mi vida. Lo creo, lo confieso, en el nombre de Jesús, amén”.

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NAVIDAD: VERDAD INAMOVIBLE

INTRODUCCIÓN

Leemos en Efesios 2:1: “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados”. Hay dos clases de muertos; hay muertos que están en el cementerio y hay muertos que caminan. El pecador vive en una condición de muerto; para Dios está muerto y no existe conexión o relación con Dios. Está en un estado de muerte o condenación. Es como una flor que fue cortada del árbol y aún tiene perfume, se la ve lozana y está fuerte pero ya no fluye más la savia. Toda persona que ha pecado ha entrado en un estado de muerte, por eso la Biblia dice: “…no hay justo ni aun uno. No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios… No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Romanos 3). Por eso fue necesario que Dios estableciera un proyecto de salvación, para alcanzar a esos muertos, y por eso decimos que cuando tenemos un encuentro con Jesús y nuestros pecados son perdonados, revivimos o renacemos; se le llama en el evangelio, el nuevo nacimiento. Es decir, se sale de ese estado de muerte o de oscuridad, y se entra en la dimensión del reino de Dios, o la dimensión del Espíritu.

Dice la palabra de Dios en 2ª de Corintios 2:15 y 16: “Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; a éstos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquéllos olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?” Lo que quiere decir el apóstol Pablo es que hay gente que tiene olor de muerte y hay gente que tiene olor de vida. Los que somos de Cristo tenemos olor de vida para los que se salvan y para los que se pierden olor de muerte. O sea, los que se pierden, ven la vida y dicen: “¿Esta porquería qué es?” No entienden, resisten, rechazan, y no consideran buen olor el olor del evangelio y los cristianos llevamos el olor de Cristo.

¿PIENSAS COMO DIOS?

Si no pensamos como Dios, somos enemigos de Dios. Esto es un principio bíblico y la idea es que para pertenecer al reino de Dios hay que estar de acuerdo con Él. Para pertenecer al reino de los cielos debemos pensar como Dios piensa. Hay algunos que escuchan el evangelio y les da asco, nos dicen locos y raros. Ese es el olor de muerte para los muertos, pero para otros que están expectantes de Dios, y a veces ni siquiera están expectantes, tienen contacto con nosotros quienes tenemos la vida encima, y para ellos tenemos un olor o algo que les atrae, y les gusta que les hablemos. Y es que el creyente da fruto de vida. ¡El creyente entrega vida! El creyente tiene esperanza y quien habla con él puede palpar esa esperanza. Sin esperanza, la vida es complicada ya que ésta es un complemento de la fe que te ayuda a esperar con confianza. Entonces, si hablas con un creyente que está lleno de vida y la esperanza que imparte es un soplo que te toca, te hace bien y te da vida. El creyente tiene fe e imparte esa fe. Lo que tiene éste de vida, según Jesús, es como una fuente de agua viva que sale del creyente y salpica a los que están alrededor. Los que tienen vida, tienen el perfume de Dios. Algunos son rechazados precisamente por tener ese perfume. Para Dios, nosotros somos grato olor de Cristo para los que se salvan y para los que se pierden. Para unos es olor de muerte y para otros, olor de vida.

“Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados”. El poder de Dios se manifiesta, no en que da muerte. Las victorias en el mundo se conquistan matando gente. ¿A quiénes se le da gloria y se les hace un monumento? A los caudillos que han matado más gente. Tiene más honor en la tierra aquel que ha matado mucha gente y se le llama padre de la patria. En Argentina, a José de San Martín le dedicaron una poesía que reza: “Padre nuestro que estás en el bronce…” Se honra a alguien que ya está muerto y no tiene poder para la vida.

Pero la Biblia dice que Cristo nos dio a nosotros vida cuando estábamos muertos. El poder de Cristo se manifiesta, no por el hecho de ganar una victoria por el afán de matar, sino que, celebramos en Jesús, el poder y la victoria sobre la muerte. El poder de Cristo tiene que ver con resurrección, mas el poder del hombre tiene que ver con muerte. Ellos ganaron cuando mataron, pero Cristo ganó cuando se levantó de la tumba, y Él levanta a los muertos. ¿En qué consiste el estado de vida y el estado de muerte? Hay pensamientos de vida y hay pensamientos de muerte; los pensamientos de vida son de Dios y los de muerte son del hombre.

“Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” (Efesios 2:1 y 2). En otro tiempo, nosotros, los que hemos creído, andábamos en un camino de muerte siguiendo la corriente del mundo, pero ya no voy más tras la corriente del mundo, ahora voy contra ésta que es conforme al príncipe de la potestad del aire, este es satanás, quien está impulsando ideologías y pensamientos que tienen que ver con el pecado y la muerte, que son rebelión y desobediencia contra Dios. Nosotros que anduvimos así éramos hijos de desobediencia.

Hay cierta dirección en la vida que si la seguimos, lo hacemos en virtud de la corriente que genera satanás, el príncipe de la potestad del aire, y los pensamientos y deseos que genera esa corriente del mundo es desobediencia y rebelión contra Dios. ¿Qué hace Dios con el creyente cuando éste está muerto en sus pecados? Dios le habla para que resucite. Le envía el mensaje del evangelio, que es un mensaje de poder de Dios para salvación de aquel que cree. La persona escucha el mensaje de Dios y se produce en ella un arrepentimiento, cuya raíz proviene del griego y significa metanoia, o sea, cambio de pensamiento o cambio de mentalidad. Lo que yo pienso o siento, me lleva en determinada dirección, y cuando Dios habla, el Espíritu Santo obra en esa persona que está sensible a la palabra de Dios y se produce el arrepentimiento, o sea, un cambio de mentalidad que me hace girar ciento ochenta grados. Por eso decimos que alguien se convirtió. Convertirse es un término de la jerga militar, es estar en una dirección y cuando el jefe grita “conversión”, el soldado voltea ciento ochenta grados. Es una mentalidad nueva que te acerca hacia Dios y produce una inserción de la mentalidad de Dios en tu mente.

Todo tiene que ver con la verdad o la mentira, con las tinieblas o la luz. Todo lo que proviene de Dios es luz y es verdad. Por lo tanto, para salir del camino de muerte, o para permanecer en el camino de vida, es necesario permanecer en la palabra de Dios, es algo así como asimilar la palabra de Dios y aferrarse a ella. Hay muchas cosas que tú recibes sin cuestionar. Cuando tu mamá te sirve la comida no piensas si tiene veneno. Hay muchas cosas que recibimos automáticamente, y en el mundo hay un sinnúmero de opiniones, pensamientos, corrientes y modas que sin darte cuenta recibes espontáneamente y las incorporas.

Hoy quiero decirte que en la iglesia como afuera hoy en día hay olor de muerte porque las personas no piensan conforme a lo que piensa Dios, sino que piensan conforme a la corriente de este mundo que genera el príncipe de la potestad del aire, o sea, satanás, y que produce oscuridad y muerte. Una jovencita de catorce años que se crió en la iglesia y cuyos padres son cristianos y sirven a Dios, le confesó a su mamá que no le gustaban los hombres sino las mujeres. La madre quedó muy sorprendida al ver que la hija tenía un pensamiento que no proviene de lo que le han enseñado. Ella comenzó a escuchar en el liceo un mensaje distinto al que le habían enseñado de Dios, es más, me dio una tarjeta de un hombre que se puso nombre de mujer, el cual le dijo que quería hablar conmigo. La joven me preguntó: “¿Estás dispuesto a hablar con esa mujer?” “Sí, estoy dispuesto a hablar con ese hombre”, le respondí. Hoy en día, si no estás de acuerdo con la corriente de este mundo te tildan de homófobo, de retrógrado, y de que incitamos al odio, etc. ¡Pero yo no puedo negar la verdad!

Tienes que decidir si recibes la verdad de Dios, si te afirmas en esa verdad y caminas en ella. En estos tiempos me quieren obligar a decir que el color es negro cuando en realidad es blanco. Quieren que yo acepte lo que otros creen y piensan, esa es la corriente del mundo. Pero yo tengo muy metido en mi cabeza y en mi corazón que Dios creó al hombre, hombre, y a la mujer mujer. ¡La Biblia dice que Dios creó al hombre y a la mujer y se terminó la discusión! Yo debo decidir si me aferro o no a lo que Dios piensa, y quien no abraza lo que Dios piensa, entonces piensa en enemistad y en desobediencia contra Dios.

La jovencita me mostró algunas cosas que había escrito y decía: “Yo estoy de acuerdo con el matrimonio igualitario porque todas las personas tienen derecho a ser lo que sienten o les parece”. Yo le dije que no todo lo que uno siente o le parece es verdad. Una noche me puse un pijama rayado para dormir y puse en las redes: “Soy una cebra, y el que no esté de acuerdo conmigo es un retrógrado”. La mentalidad de hoy es que tenemos que estar de acuerdo con lo que las personas hacen, piensan y dicen; debemos respetarlas. Y sí, yo las respeto, pero no me pueden obligar a creer lo que no se puede creer. Si yo sé que una persona es hombre, ni el gobierno, ni el estado, ni nadie me puede prohibir decirle señor y no tratarlo como mujer porque no voy a obedecer al engaño ni a la mentira. Yo creo en la verdad objetiva, y ésta es algo que se puede ver, tocar, analizar y medir. Si tú tienes cromosomas XX, entonces eres una mujer por más que te pongas hormonas y te dejes crecer la barba. Para la biología, esa persona seguirá siendo una mujer siempre y todas sus células y sus órganos serán femeninos. La verdad es objetiva, no es un capricho, no es una idea social o sicológica, no es una ideología.

“…en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás” (Efesios 2: 2y 3). La carne no es sólo huesos, músculos y órganos, sino que también es el alma del hombre que está inclinada a deseos pecaminosos. Cuando nos movemos conforme a nuestros deseos no cumplimos los deseos de Dios. En otro tiempo andábamos haciendo los deseos de nuestra carne y los deseos de nuestros pensamientos.

¿CUÁL ES LA FUENTE DE TUS DECISIONES?

Hay dos fuentes para tomar decisiones, una es la que yo siento o deseo y la otra es lo que yo pienso. Cuando hago conforme a lo que pienso, no obro conforme a los pensamientos de Dios, o hago conforme a mis deseos; éstas son las dos fuentes, una es anímica sentimental y la otra es intelectual. Una fuente es afectiva, sentimental: Es aquello que quiero hacer porque lo deseo, porque se me canta o me parece; y la otra fuente es intelectual: Tengo una lógica muy difícil de controvertir, es más, hasta lo cuestiono a Dios, por qué permite eso o aquello o por qué se le ocurre que las cosas sean así. ¿Por qué Dios hizo la tierra redonda y no cuadrada? ¡Porque se le dio la gana! ¡Él es Dios! En este mundo se ha tergiversado todo. Dios es soberano, es sobre todo, es único, es Señor. ¡Él es así! ¡Él es Dios! Por lo tanto, inventó que lloviera de arriba hacia abajo y no de abajo para arriba, te guste o no te guste. “¿Por qué Dios me hizo mujer?” ¡Porque así lo decidió Él! Él es Dios y soberano. “¡Mejor hubiera sido que me haga hombre!” Eso no cambia la cosa; Dios es Dios y es soberano.

Cuando los discípulos le pidieron a Jesús que les enseñara a orar, el Señor les dijo: “Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”. Los que creemos en Él debemos sacrificar nuestra voluntad y pedirle a Dios que se haga su voluntad y no la nuestra. Alguno preguntará por qué. ¡Porque Él es Dios y es soberano! Dios estableció las leyes y creó todo. ¡Dios es Dios! El hombre dice: “A partir de ahora, democracia”. El hombre puede pensar como se le dé la gana y decide que el soberano no es Dios sino el pueblo, y que el gobierno no es de Dios sino del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Entonces, el ser humano cambia, da vuelta el pensamiento y cree que ha hecho gran cosa. Y en las naciones andamos que no sabemos qué hacer con la soberanía que tenemos encima. Para la democracia tú eres soberano, tu voto decide. ¡Qué poderoso eres! La idea de cuestionar a Dios y hacer una lógica que vaya contra su lógica hace que el ser humano se pierda de la verdad y entre en un estado de oscuridad y no entienda ni siquiera lo que razona.

En un evento con el profeta T.B Joshua, pasa una pareja adelante; el profeta le pregunta al hombre cuál es su problema y éste dice: “Es que en mi casa, mi señora es el esposo y yo la mujer. Yo hago la comida y la limpieza, y ella me golpea. Además, ella está casada con un espíritu muy grande, yo lo he visto, y hasta tiene relacione sexuales con ese espíritu”. ¡Contó cada cosa! ¡Un caos! Cuando el hombre se aleja de Dios pierde el norte. ¡No sabe para dónde va! La esposa del hombre confesó todo y dijo que era cierto lo que él contaba. T.B Joshua les dice que no se hagan más problema porque Dios arreglaría todo, les dijo también que su matrimonio era de Dios y el diablo era un intruso. Luego de tres reuniones, vuelve el matrimonio y el hombre dijo que todo había cambiado, él es el hombre de la casa y ahora su esposa lo trata con cariño.

Tú puedes pensar lo que se te dé la gana, pero no significa que lo que piensas es la verdad, o que es correcto, ni que tienes luz por causa de tus pensamientos. No es que hay que ser tan extremista en cuanto a la manera de ver las cosas y en la manera de pensar porque muchas veces, simplemente, estamos en contra de Dios porque no aceptamos algo que Él quiere. Por ejemplo, cuando dices que te gusta alguien y nadie te va a hacer cambiar de parecer, porque lo quieres, o la quieres, y no te importa si es no es la voluntad de Dios. Los que viven confiados y en paz, los que tienen esperanza y fe, se han alineado a la voluntad de Dios. La palabra de Dios es su pensamiento y su voluntad. ¿Qué, Dios no me va a permitir ser homosexual? Dios te dio libre albedrío y puedes pensar y hacer lo que se te dé la gana, pero tienes que saber que hay una mentalidad que va acorde a Dios y una que va en su contra, y toda mentalidad que va contra Dios será juzgada y condenada por Él. Dios te ha dejado su palabra, su voluntad y pensamiento para que te alinees a Él y tengas vida, paz y salud. Sin importar que el hombre considere que Dios no es soberano, Dios es soberano. La condición de Dios no cambia por causa de lo que piensas o sientes. ¡Tú no vas a torcer a Dios ni a sus leyes! Y lo que quiere Dios es que te arrepientas de tu manera de pensar y la cambies, porque sus caminos son más altos que tus caminos y sus pensamientos más altos que tus pensamientos.

La jovencita de catorce años que mencioné, dice estar de acuerdo con el matrimonio igualitario porque las personas tienen derecho a hacer lo que se les dé la gana, y yo la escuchaba. También decía que no estaba de acuerdo con el aborto, pero había casos en los que sí estaba de acuerdo. Yo le pregunté si eso que ella decía venía del Espíritu Santo o era producto de sus pensamientos y venía de su corazón a lo que me respondió que no sabía. Es esencial saber que lo que piensas o sientes viene de parte de Dios o no. ¿Crees que porque tu argumento o tu lógica son extraordinarios, Dios se pondrá de acuerdo contigo? La salvación es para aquellos que creen en Dios porque los que creen en Él aceptan cómo Dios ve las cosas o como piensa. Por ejemplo, la Biblia dice que los que se echan con hombres no entrarán en el reino de los cielos y serán condenados. Tú no puedes cambiar la mentalidad de Dios y si te enojas con Él, pierdes. Por eso la salvación es para los humildes, quienes agachan la cabeza y acatan lo que Dios dice. Los soberbios cuestionan, ¿por qué tiene que ser así? Te aconsejo que te hagas amigo de Dios ya que te va a ir mucho mejor.

La palabra de Dios es el alimento de nuestro espíritu; así como hay vitaminas, proteínas y minerales para el cuerpo, sin la palabra de Dios al espíritu del hombre le faltan nutrientes. El pensamiento de Dios es el alimento de tu espíritu, cuando tu alma se somete al poder del Espíritu Santo, tu espíritu se fortalece y tu comunión con el Señor gobierna tu vida y Dios es soberano, entonces ya no te importa tanto cómo piensas tú sino cómo piensa Dios. Pero la jovencita de catorce años me preguntó: “¿Entonces para qué Dios nos dio mente?” Nuestra mente es muy chatita, sin embargo Dios nos dio una mente extraordinaria para poder aprehender o tomar la mentalidad de Dios.

Dios tiene propósito, Él te deja hacer lo que quieras, pero te dice: “Mira que yo te voy a juzgar y voy a condenar. A algunos les voy a dar salvación y a otros los voy a condenar eternamente”. Cuando piensas algo, cuando emites una opinión, cuando deseas o sientes algo, o cuando simpatizas con alguna idea debes tener en cuenta si eso es de Dios o es de la carne y Jesús dijo que lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No importa qué tan lógico o convincente seas, o qué tan caprichoso o caprichosa te pongas; delante de Dios cuenta solamente lo que proviene del Espíritu. Y lo que proviene del Espíritu es su soberana voluntad. Y te voy a decir más, esa comida espiritual es Cristo. Dice el libro de Juan 1:1: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”. Jesucristo se encarnó, Él es la palabra de Dios encarnada y quien acepta la voluntad de Dios acepta a Jesucristo gobernando en su corazón. Y esto es sólo para los humildes. El humilde se acerca a la cruz y se niega a sí mismo para poder alcanzar la luz de Dios. Como hizo Jesús porque Él se negó a sí mismo, no era que le gustaba tener que padecer; no era su deseo ni la lógica de Cristo. Ir a la cruz era la voluntad de Dios. Y Él declaró: “Yo he venido no para hacer mi voluntad sino la voluntad de mi Padre”. Hay muchas personas que se creen más que Cristo y dicen: “A mí nadie me va a cambiar mi manera de ser y de pensar”. Dios quiere cambiar tu manera de pensar para que seas su aliado, de lo contrario te constituyes en su enemigo. Si tú piensas distinto a Dios, eres su enemigo; tú resistes la dirección del Espíritu Santo.

Leemos en Efesios 2: 3 y 4: “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)”. No eres salvo por ser lindo, nadie se salva porque tiene una gran lógica y nadie podrá sorprender a Dios con su manera de pensar. Nadie le podrá exponer una razón o alguna lógica que turbe a Dios. ¿Tú crees que lo vas a turbar con algún razonamiento tuyo? ¿Crees que podrás discutir con Él? La salvación no es para los inteligentes ni para los rebeldes; la salvación es para los que se humillan delante de Dios. Esos alcanzarán el perdón de sus pecados, y eliminado el pecado, será eliminada la muerte y la condenación eterna. ¡Ya no tendrás más olor de muerte sino olor de vida! No te creas vivo o viva si eres rebelde; no te creas que estás más cerca de Dios porque tus razonamientos son válidos. Tú estarás más cerca simplemente si te humillas delante de Él.

“El profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño; y aquel a quien fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? dice Jehová” (Jeremías 23:28). ¡Si no es palabra de Dios no digas, palabra de Dios es ésta! Si tienes palabra de Dios, entonces dí, es palabra de Dios. ¡No confundas la verdad de Dios con el sentimiento del hombre! Es por eso que Dios dice: “¿Qué tiene que ver la paja con el trigo?” ¡Lo que es Dios es eterno y es poderoso! ¡Lo que es de Dios es luz! ¡Lo que no es de Dios no sirve! Si es palabra de Dios aférrate, si no es palabra de Dios deséchala; tú no sigues la corriente de este mundo. ¡Tú sigues la corriente del Espíritu! En la palabra de Dios hay poder y eternidad. El evangelio es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree. Muchas personas están enfermas y ni saben que están así por pensar como piensan; no saben lo que sienten. Creen que es justo lo que sienten o que son sabios por lo que piensan.

Viene al altar una mujer que siempre pasa para que oremos por ella, entonces le pregunté que le sucedía y me dijo que estaba muy dolorida de la espalda entre otras dolencias, y mirándola a los ojos le pregunté a quién odiaba. Ella me negaba que sentía odio por alguien, sin embargo, le digo: “Tu enfermedad tiene que ver con el odio que albergas en tu corazón. ¿A quién odias?” “A mi marido” me responde. Tú no tienes derecho a odiar porque te pones en contra a Dios. Tu odio es enemistad contra Dios. No importa lo malo o perverso que sea tu esposo, es su problema con Dios; tú arregla tus cuentas con el Señor y perdona a quien tengas que perdonar. Dios quiere que tu vida esté limpia para que su bendición te alcance. ¿Crees que tienes derecho a tener resentimiento con alguien? ¿O tienes que amar a los pecadores? Porque Cristo murió por todos, aun por los peores y eso es verdadero amor; dar la vida por alguien que no se lo merece y dar la vida por alguien que ha hecho todo mal, eso es ser de Cristo.

CONCLUSIÓN

Dios hoy va a sanar tu corazón, tus pensamientos y tus emociones y al sanar tus emociones sanará también tus enfermedades. ¡Sé libre en esta hora! Algunos dicen que piensan bien o que hacen bien pero les va mal; si yo pienso bien entonces hago bien y me va bien. Ahora, eso de que hago todo bien pero me va mal y Dios es injusto, es una mentalidad ridícula del infierno. Si todo te va mal, algo estás pensando mal y algo estás haciendo mal. ¡Tienes que arrepentirte delante de Dios! Hoy el Señor quiere darte vida y poner en ti, perfume de vida. Si estás arrepentido de tu manera de ser y de pensar, si estás arrepentida de tu actitud dura frente a Dios y a la vida, la unción de Dios desciende sobre ti para quebrantar los yugos del mal.

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