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TU OFENSA TE DESCONECTA DE DIOS

INTRODUCCIÓN

Dios quiere traer su reino a la tierra, pero hay algunos elementos que son indispensables y algunas situaciones que deben ser tenidas en cuenta porque Dios es Espíritu y nosotros, los que somos de Cristo, hemos sido nacidos del Espíritu.

Somos hijos de Dios. Dios es Espíritu, su naturaleza es Espíritu y sus hijos tienen naturaleza espiritual, así que somos engendrados por el Espíritu Santo, somos un espíritu habitando en una vasija de barro que es nuestro cuerpo y nuestra alma. Pero lo más importante de nosotros es el espíritu porque Dios se comunica a nosotros de Espíritu a espíritu. Hay un vínculo entre el Espíritu de Dios y el espíritu del hombre, y ese vínculo es la palabra de Dios y su palabra es Espíritu; así que todo es espiritual: Dios es Espíritu, su palabra es Espíritu y es el vínculo entre Él y nosotros.

Él se da a conocer, se manifiesta, se revela; Dios muestra su carácter, su voluntad y su propósito a través de su palabra. Y su palabra no es la letra negra que está escrita sobre papel blanco y que conforma la Biblia, sino que su palabra es Espíritu y es vida. Dios tiene vida espiritual, también nosotros sus hijos, y el alimento espiritual para nuestro espíritu es la palabra de Dios que es Espíritu y es vida. Si entendemos esto, podemos avanzar en el conocimiento de cómo relacionarnos con Dios. Nuestro relacionamiento con Dios no es a través de nuestra alma o nuestra razón; nuestro relacionamiento con Dios es espiritual. Cuando las palabras que están escritas en la Biblia se encienden y yo veo que Dios me está hablando y algo arde dentro de mí, es que se está manifestando o revelando la palabra que es Espíritu y es vida. Algunas personas leen la Biblia pero no se les revela nada; dicen que al leerla se aburren porque no entienden; y es que no se manifiesta la vida del Espíritu mientras esa persona lee la palabra de Dios. De hecho, los satanistas leen la Biblia y la conocen bien; muchos me han mencionado versículos bíblicos y es sorprendente ver cómo conocen la Biblia. No obstante, los satanistas le llaman palabra muerta porque nunca encontraron vida en ella. Lo que pasa es que ellos no tienen el Espíritu de Dios o no han sido renacidos por el Espíritu de Cristo. No tienen relación con el Espíritu Santo, por lo tanto, está bien, ya que para ellos es palabra muerta.

Pero para nosotros, la palabra de Dios es palabra viva. Jesús declaró: “Las palabras que yo les he hablado son espíritu y son vida” (Juan 6:63). Yo debo lograr conectar mi espíritu a través del Espíritu de la palabra, con Dios. Si quieres tener relación con Dios debes estar sintonizado con Él. Dios te va a revelar en esta hora lo que tiene que pasar en ti para que ese fluir exista y para que cuando leas la Biblia, ardas y llegues a entender qué es lo que Dios quiere de ti.

A aquel que no le funciona bien la vida espiritual, no ha entendido la importancia espiritual que opera en la palabra de Dios y le resulta aburrido leer la Biblia o escuchar el mensaje del evangelio. Yo te traigo este mensaje de parte de Dios y algunos entienden, en cambio a otros les aburre porque no logran captar el mensaje de Dios, están fuera de onda. ¿Qué puede romper ese vínculo? Está Dios que es Espíritu, estoy yo que he nacido del Espíritu, está la palabra de Dios que es Espíritu y vida; y a través de la palabra de Dios fluye la revelación de Dios hacia mí, y a través de la revelación que recibo yo fluyo hacia Dios. Entonces oro y pido a Dios conforme a su voluntad y no me encapricho en pedirle lo que no proviene de su voluntad. Yo estoy unido, estoy ligado a Dios y he aprendido de su palabra; Él me ha hablado y me ha enseñado cómo tengo que ir a su presencia, entonces lo que oro o lo que pido está en sintonía con lo que Él quiere. Cuando estoy en sintonía con Dios, lo que yo pido me será hecho. “Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho” (Marcos 11:23)

Aquí entra otro elemento y es la fe. Porque yo tengo que vincularme con Dios a través de su palabra, pero no voy obtener algo, no voy a entender ni se me va a revelar nada si no pongo fe en lo que dice la palabra de Dios. Yo recibo revelación, creo con fe que lo que la palabra de Dios me dice está bien, y va a suceder lo que yo creo; entonces, la fe produce el contacto. La fe vendría a ser el conductor de la palabra de Dios que es el Espíritu de Dios tocando las vidas. Jesús declaró que sus palabras son Espíritu y son vida. Algunos ponen la Biblia abierta en algún lado de su casa como para espantar a los demonios, pero quiero decirte que los demonios no se asustan del papel y la tinta. ¡Los demonios se asustan de la palabra viva que está operando en tu espíritu!

OFENSA CONTRA DIOS

Pero hay cosas que pueden estorbar ese vínculo, esa relación, ese sistema de Dios para que nosotros estemos todo el día llenos de fe, de alegría, de gozo y esperanza, sabiendo que nada nos hará daño y que a los que a Dios aman todas las cosas les ayudan a bien, y que somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó.

David dijo: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo”. Aunque leas esto en la Biblia, y confieses esta palabra, a veces estás temiendo y lamentándote y no te funciona el papel y la tinta porque lo que funciona es el Espíritu. Hay un elemento que Dios quiere que tengas en cuenta.

Lemos en el libro de Hechos 24:16: “Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres”. ¿Qué procuraba el apóstol Pablo? Tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres. Esta es la clave fundamental. Pero, ¿qué significa esto? Que si hay ofensas en mi corazón contra Dios o contra alguna persona, tengo un serio problema. La ofensa destruye el vínculo entre Dios y nosotros, y la palabra se hace nula o aburrida, o descubrimos que ésta no tiene fuerza ni poder en nuestra vida. Y no es que no funciona lo que dice la Biblia porque sí funciona, pero en determinadas condiciones.

Yo no puedo tener ofensa en mi corazón contra Dios. Tú me dirás, ¿y quién puede guardar ofensas contra Dios? ¡Hay muchos cristianos que guardan ofensas contra Dios! También, hay muchos que no son cristianos y guardan ofensas contra Dios. Cuando dices: “¿Por qué Dios permite que me pase esto? ¡Es injusto!” Cuando te pones en esa posición cuestionas a Dios y tienes algo contra Él. En el fondo no quieres cuestionar a Dios ni ponerte contra Él, pero hay algo dentro de ti que te dice que Dios es injusto y no debieras estar viviendo lo que estás viviendo. Piensas que Dios no te quiere, que no te escucha o tiene algo contra ti. Quiero decirte que estás dejando entrar en tu corazón una ofensa contra Dios.

Conocí gente que decía ser atea y no creía en Dios. Yo les he preguntado si habían sido ateas desde siempre, pero no siempre fue así ya que antes eran cristianos. Por ejemplo, una persona le pidió a Dios que no se le muriera la abuela, pero se murió, y la mujer tenía ciento veinte años. “Le pedí con fe pero mi abuela se murió…”, dijo. No le importaba que la abuela estuviera postrada porque aun así estaba viva y no quería que Dios se la llevara. Pero como Dios se la llevó y no hizo lo que le pidió, se enojó con Él y dijo: “¡No creo más en Dios!” Esa persona no es atea porque no cree en Dios, sino que está ofendida con el Señor, está enemistado con Él.

También viene a mi memoria la historia de una joven que estaba enamorada de un chico y según ella tenía palabra de Dios y la confirmación de ángeles y arcángeles de que ese joven sería para ella, pero él se casó con otra. La joven se ofendió con Dios y se fue de la iglesia. Estoy dando algunos ejemplos un poco exagerados pero reales. ¡Las personas se ofenden con Dios! A veces se ofenden con Dios cuando se ofenden conmigo. De pronto estoy predicando y digo algo y alguno piensa: “¿Quién le contó acerca de mi vida al apóstol?” Yo predico el evangelio y el Espíritu está actuando, pero esa persona se enoja porque cree que alguien me habló de ella. Ofendida dice que no me va a contar nada porque yo después ando divulgando lo que me dijo; y por eso se enojan contra Dios y dejan de diezmar y de ofrendar también. El diezmo es de Dios y es para Él, pero se enojó con el pastor y no quiere diezmar más. Esas personas creen que están ofendidas con el pastor pero se la agarran contra Dios, lo que provoca que se enfríen y pierdan fuerzas para orar, para leer la Biblia, pierden el gozo y se vuelven como personas naturales enfrentando las cosas en un nivel chato y natural pero no en un nivel espiritual y sobrenatural.

OFENSA CONTRA TU PRÓJIMO

¡La ofensa es algo terrible! Te corta la relación con Dios y destruye tu sintonía con Él porque Dios no acepta que tengas ofensas en el corazón. A ti te ofendieron y puede ser que tú tengas la razón y la otra persona esté equivocada; o puede ser que hayan cometido una injusticia contra ti, pero a Dios eso no le importa. Al Señor le importa que tú no estés ofendido. ¡Dios quiere que ames! El que ama no guarda rencor. El que ama no rompe relación con las personas y las sigue amando a pesar de las ofensas. Dios te dice en esta hora: “Si tú estás bien conmigo y con la gente, ora, lee la Biblia y yo me voy a revelar a ti. Se va a restaurar tu vinculo conmigo y fluirá la luz de mi palabra”. Para David la palabra de Dios no era aburrida; para él era una perla preciosa y declaraba: “Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera en mi camino” (Salmo 119:105). También dice David en el mismo Salmo: “¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra”. Para David era muy importante la palabra de Dios, pero para que esa palabra funcionara, él tenía que guardar su corazón. Es por eso que en Salmo 51 pide perdón a Dios por haber pecado. “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones… Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos…Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente”. David sabía lo que era disfrutar de la gracia de Dios y tener la luz que venía de su palabra y apreciaba esas cosas.

Pablo, fue un hombre muy ungido por Dios. Dice la Biblia en Hechos 19:11: “Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo”. ¿Pero cuál era la prioridad de Pablo? “…procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres”. ¿En qué se yo que estoy ofendido con alguien? Es muy fácil decir que no le haces mal a nadie, o que no te metes con nadie y que no estás ofendido con nadie. Cuando tú no puedes mirar a esa persona a los ojos, algo tienes contra ella. Vas caminando y ves que se aproxima esa persona de la que prometiste que si venía por tu misma vereda, tú te cruzabas a la otra; sin embargo dices que la has perdonado, pero nunca más. Y si ves que no puedes ir a ningún lado y se va aproximando esa persona indeseada, haces como si estuvieras hablando con alguien por celular.

Dios quiere hoy erradicar ese grave problema de tu vida y sucede que Él tiene un trato especial contra aquellos que mantienen ofensas contra su prójimo. Jesús enseñaba a orar al Padre, y en esa oración, el Señor dice: “Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores” (Mateo 6:12). Hay momentos en que mientras oro por alguna persona, ésta se manifiesta muy molesta e irascible porque un espíritu de odio la domina. Pasan para que le ore porque quieren que Dios la toque, quiere su bendición y yo le digo que necesita perdonar porque lo que se manifiesta en su corazón es odio. La persona se resiste y me dice que no quiere perdonar lo que le hicieron, sin embargo quiere que Dios la bendiga. ¡Tú no puedes pedirle a Dios que te bendiga si en tu corazón albergas odio contra una persona! Y no importa si ese odio está bien fundamentado porque actuaron injustamente contigo; no importa si es justo o injusto lo que te hicieron. ¡Dios no quiere que tengas ofensas contra nadie!

Las personas quieren la bendición de Dios pero no quieren perdonar, yo les digo que no pueden pedirle a Dios bendición si albergan odio en su corazón y se resisten porque para ellas lo que le han hecho no tiene nombre, lo que le han hecho no tiene perdón de Dios. Hay una contradicción ahí; te levantas contra la palabra de Dios. Y Jesús enseñó a decir: “Señor, perdóname en la misma medida que yo perdono a los que me han hecho daño”. Piensa en quienes te han hecho daño y medita sobre esto que te estoy diciendo. Porque no querer perdonar, es decirle a Dios, no me perdones a mí. Termina el Señor de enseñarles cómo orar al Padre y en Mateo 6:14 les dice a sus discípulos: “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial”. Si tú perdonas te dice el Señor, yo te perdono.

Cuando viajé a Paraguay a una cruzada con el profeta T.B Joshua, un apóstol, quien me fue a buscar al aeropuerto me invitó a almorzar en su casa; también invitó al director general de la cruzada con T.B Joshua del comité de Paraguay, a un empresario y un político muy importante. Luego nos iríamos a un encuentro con el profeta y unos dos mil quinientos pastores y líderes. En ese almuerzo conocí a su esposa, una mujer linda y agradable, y muy servicial. Yo felicité a ese apóstol y le dije que era muy linda su esposa y me había caído muy bien, que Dios le había dado una compañera y ayuda preciosa. Cuando ya estábamos en la cruzada y el profeta comienza a orar por todos los que estábamos ahí, llega a la esposa de este apóstol, le toca la cabeza y en la mujer se manifiesta un espíritu de odio. Yo estoy viendo todo por la pantalla gigante. T.B Joshua la señala y le dice: “¡Tienes que perdonar a ese hombre!” Ella queda sorprendida pensando a quién tenía que perdonar. El profeta la mira y le vuelve a decir: “Tienes que perdonar. Tienes una amargura contra un hombre”. Y sigue ministrando. Pero unos ayudantes se quedan con la mujer, filmándola, entonces le preguntan qué le pasaba, a lo que la mujer les dice: “El profeta tiene razón. Yo creía que había perdonado a mi primo, pero no lo hice. Mi primo mató a mi padre cuando lo asaltó para robarle. Yo creía que lo había perdonado pero entendí que algo más había dentro de mí”. Ella se había criado con ese primo, pero se metió en el mundo de las drogas y la delincuencia, lo que provocó que terminara matando a su tío quien lo crió desde los doce años. El engaño más grande es cuando crees que has perdonado, pero no lo has hecho.

Veamos lo que dice Mateo 6:15: “más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”. Dios mismo se pone un límite para perdonar cuando la persona no está dispuesta a perdonar a otro. ¿Qué pasa con tu pecado cuando Dios no lo quiere perdonar? Y no es que Él no quiera perdonarte sino que tú le estás impidiendo que te perdone. Cristo murió para que todos seamos limpiados de nuestros pecados por medio de su sangre preciosa. Entonces su deseo es perdonarnos y el Espíritu Santo nos anhela celosamente. Pero si tú te resistes a perdonar, Dios te dice, yo no te perdono a ti. ¿Qué pasa entonces si Dios no te perdona? Cuando le pides perdón a Dios, Él te dice, quédate con esa basura infame que es el pecado y ensucia tu vida espiritual y tu interior.

Jesús dijo: “No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen” (Mateo 7:6). Los cerdos no entienden de basura y perlas; los cerdos no aprecian las perlas. Dios no aprecia sentarse a tomar mate dentro de un corazón que es como un chiquero. ¡Dios no quiere! El Señor quiere que tengas un corazón limpio. Si tú retienes la ofensa tu espíritu queda bloqueado, queda encarcelado, porque la ofensa es como un filtro, de tal manera que todo lo que ves, lo ves a través de ese filtro, o sea que quedas a merced de la decisión de ese filtro. Ya no miras como Dios mira, sino que miras a través de la lente de la ofensa y ésta se transforma en la que determina la manera en que tomarás las decisiones y en la manera cómo recibirás alguna palabra que te digan.

Una mujer confesó que su papá le hizo mucho daño, también la dañaron algunos hombres por lo que le tiene fobia a los hombres. Vivía en uno de nuestros hogares de Beraca pero se peleó como con cuatro mujeres del hogar; es que cuando se apodera de ti un mal espíritu, ya no importa si te la agarras con un hombre o con una mujer porque la ofensa domina tus sentimientos, tus decisiones y tus relaciones. Esta mujer se fue del hogar a vivir a la calle porque no soportaba a una de las mujeres que vivía con ella. Todo comenzó con un padre malo y continuó con hombres malos, y ahora ese poder espiritual domina su vida. Ella sabe que no se tiene que alejar de Dios pero se aleja porque ese poder la domina. La Biblia señala que el que hace pecado es esclavo del pecado.

Dios te quiere librar y tú ya sabes si en cierto modo tienes alguna espina clavada contra Él, si tienes alguna bronca porque quisiste algo y no sabes por qué Dios no lo permitió, o le echas la culpa de tus fracasos a otros que se han metido en tu camino y te vuelves contra ellos, cuando en realidad tu trato es con Dios. Si tú tienes paz con Él, y si tu espíritu tiene libertad en Dios nada ni nadie podrá detenerte. Si Dios es contigo, ¿quién contra ti? ¡Ni siquiera yo te voy a detener! Dios hará contigo como hizo con José en Egipto; él fue a parar allá como esclavo pero terminó siendo el gobernador.

En Mateo 18 Jesús por medio de una palabra, enseña acerca de las ofensas: “Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas”.

CONCLUSIÓN

¡A Dios no lo podemos engañar! Tú puedes perdonar de todo corazón o puedes hacer como muchos, perdonar de la boca para afuera: “Lo perdoné pero no quiero más trato con esa persona”. Mira si Jesús te dice que te perdona pero te manda al infierno igual. Si no perdonas de todo corazón, Dios hará contigo como ese amo con su siervo. Nosotros justificamos nuestros resentimientos contra Dios o contra alguien por lo que nos hicieron o por lo que no nos hicieron ya que tal vez le pediste algo a Dios y no te contestó. ¡Debes tener una conciencia limpia ante Dios! Jesús no puede reinar en tu corazón si hay basura en él. Si no has sido perdonado, la basura de tu corazón está estorbando la presencia del Espíritu Santo, y tu espíritu está bloqueado por causa del pecado, y el Espíritu Santo está contristado, por lo cual la relación con Dios está cortada, y la comunión, y el fluir de Dios a tu vida, a través de su palabra y de su Espíritu está cortado por más que conozcas la Biblia. Tú puedes conocer toda la Biblia pero no tener ninguna relación con Dios. Puede ser que alguna palabra te toque, pero tú respondes, no con el espíritu sino con tu alma y ésta no está capacitada para responder las demandas de Dios a menos que esté sometida al Espíritu Santo. Dios quiere restaurar su relación contigo; el Espíritu Santo te anhela celosamente. Tú sabes lo que hay en tu corazón, tal vez tienes que pedirle perdón a Dios por haberte ofendido con Él, o pedirle perdón a alguna persona que ofendiste, o perdonar las ofensas que te hicieron.

Dijo Jesús: “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante” (Mateo 5:23 al 26). Ni siquiera la ofrenda es aceptable delante de Dios si tu corazón está sucio. Muchos han querido pagar sus pecados dando buenas ofrendas; personas que quieren quedar bien con Dios pero hay pecado en su corazón. A Dios no le importa tu ofrenda sino cómo está tu corazón cuando lo presentas tu ofrenda.

Si tú eres esa persona que necesita que su espíritu sea libre en esta hora, acércate a Dios y pídele perdón por enojarte contra Él, y perdona las ofensas que han cometido contra ti, porque se trata de recibir el perdón de Dios y de quedar libre, de tener un espíritu libre para poder leer la palabra de Dios y encontrar el tesoro que David encontraba en ella. “Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera en mi camino”. No tengas dudas de que Dios te ama y no se trata de que Él no te quiera perdonar, es que no te puede perdonar. ¡Tú necesitas reconocer las ofensas que tienes en tu corazón! Dios quiere romper los yugos de impiedad y las cadenas que te atan y te impiden que tu relación con Él sea la correcta. Sé libre en esta hora, en el nombre de Jesús, amén.

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TU OFENSA TE DESCONECTA DE DIOS

INTRODUCCIÓN

“No me asusta la maldad de los malos, me aterroriza la indiferencia de los buenos”, dice una frase que algunos atribuyen a Mahatma Gandhi y otros a Martin Luther King. La inoperancia de los que saben el bien, es peor que la maldad de los malos. La oscuridad puede ser muy densa, pero enciendes un fósforo y las tinieblas se disipan; por lo tanto, la luz que somos nosotros, no puede quedar oculta. Jesús dijo: “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.

Los que prefieren no tener problemas, los que se callan y no hablan la palabra de Dios, están escondiendo la luz, y la ira de Dios vendrá sobre ellos ya que hay muchos que están en contra de la luz porque no han conocido la luz. Aunque hay quienes han conocido la luz y no quieren problemas, conocen el evangelio pero no quieren pasar vergüenza o ser contradichos. Pero yo te digo que Dios te va a juzgar, por lo que es preferible ser enemigo de la luz y no ser amigo de la luz y callarse. ¡Hazte cargo!

Un líder de la iglesia al que le he reclamado que no se acerca a mí y no quiere hablar conmigo y es muy huidizo, me dijo que le sucede así con mucha gente y agrega: “Yo me crié con un padrastro muy malo, que me golpeaba”. Este hombre sufrió mucho hasta que se fue de la casa, aunque se involucró en la droga; ahora que está en la iglesia se le ve muy bien pero le cuesta acercarse a mí o a alguna otra autoridad. Me contó que su padrastro tiene cáncer y está muriendo, y no se animaba a ir a verlo porque no lo podía enfrentar por todo el dolor que le ha causado, y estoy hablando de un líder de la iglesia. Yo le dije que si ese hombre moría se iba al infierno pero que él, su hijastro, sería el responsable. ¿A quién iba a usar Dios para salvarlo y para llevarle la luz? Le aseguré que si el hombre se moría y se iba al infierno, Dios lo haría culpable a él. Ahora, si le lleva el evangelio y su padrastro lo rechaza se iría al infierno por voluntad propia pero él sería salvo de la ira de Dios. Si este líder no le predica a su padrastro con la excusa de que está muy dolido por todo lo que lo hizo sufrir y el hombre se va al infierno, entonces la culpa sería sobre su cabeza. Piensa en esos parientes que no puedes ni ver. Tal vez no sabías esto, pero a partir de ahora eres responsable de predicarles el evangelio.

LA IGLESIA: COLUMNA Y BALUARTE DE LA VERDAD

Leemos en la carta del apóstol Pablo a los romanos: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad” (Romanos 1:18). ¡La verdad no puede ser detenida! ¿Quiénes detienen la verdad? Los que se levantan contra ella y los que tienen la verdad pero no hacen nada con ella. Esos que tienen miedo o vergüenza de hablar la verdad, son los que la detienen. La Biblia señala que la iglesia es columna y baluarte de la verdad (1° Timoteo 3:15). La verdad no es del hombre; la verdad es de Dios y ha sido revelada a la iglesia. ¡En la iglesia está la verdad de Dios!

Una columna se erige verticalmente. Las columnas soportan cargas verticales y trasmiten el peso del edificio hacia el fundamento. Se calcula el peso de un edificio y se van haciendo las columnas de acuerdo a las cargas que va recibiendo; las columnas de abajo son más gruesas que las superiores porque las que están abajo cargan el peso de todos los pisos. La iglesia es columna de la verdad, o sea, soporta la verdad, lleva la carga de la verdad. En otras palabras, eres responsable de la verdad que te ha sido enseñada a través de la palabra de Dios.

También dice la Biblia que la iglesia es baluarte; vendría a ser como una trinchera, un lugar de defensa. La verdad está atrincherada en la iglesia. El mundo “no se va al bombo”, como dice el dicho popular, porque la iglesia hace presión a través de la verdad.

“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”. La ira es juicio de Dios; y se revela, o sea, se manifiesta, se da a conocer contra toda impiedad e injusticia, contra toda persona injusta e impía. Quien detiene la verdad lo hace con injusticia. Los creyentes detienen la verdad al no hablar lo que conocen, callándose la verdad. En resumen, detener la verdad es desatar la ira de Dios. Todo aquel que no expone la verdad, aquel que no la conoce, que la ignora o que detenga la verdad conociéndola, desata la ira de Dios sobre su vida.

Romanos 1:19 y 20 dice así: “porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”. Lo que sabes de Dios, lo sabes a través de las cosas creadas. El Señor ha manifestado a través de la creación su gran inteligencia y sabiduría. Todo lo que la ciencia descubre, ya Dios lo pensó y lo hizo. El hombre no inventó las matemáticas; en toda la creación se manifiestan las leyes matemáticas. La física también la inventó Dios porque hizo que el planeta Tierra esté suspendido en la nada. Su gran poder y deidad se hacen claramente visibles a través de las cosas creadas. ¡Hay ciencia, sabiduría e inteligencia en cada flor, en los árboles, en las frutas, en las nubes del cielo y en los mares!

Nadie puede edificar una casa estable sobre la arena, pero Dios puede ponerle límites al mar con la arena. La creación nos habla de la grandeza de Dios, por lo tanto no hay excusas porque podemos entender la creación por medio de las cosas hechas. ¡No hay excusas! Los hombres tienen que darle la gloria a Dios y reconocerlo. No pueden decir que la vida surgió del Big Bang porque no puede salir algo bueno de una explosión. La Biblia dice que el Señor nos creó a su imagen y semejanza. Tú tienes que cuidar y honrar tu cuerpo porque los animales y las demás cosas fueron hechos conforme a su género, pero el hombre fue hecho a imagen y semejanza de Dios. Es increíble cómo el oxígeno es inhalado por la nariz y llega a los pulmones y éstos hacen un intercambio, porque allí se produce el paso de oxígeno desde el aire a la sangre y el paso de dióxido de carbono desde la sangre al aire. ¡Hay mucha sabiduría en el cuerpo humano! ¡Dios es grande, terrible y poderoso! ¡El Señor es digno de toda alabanza y de toda gloria!

¿Pero cuál es el tropiezo? Lo dice Romanos 1:21: “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido”. No se te mueve un pelo a la hora de adorar a Dios, no levantas tus manos para alabarlo. Pídele perdón al Señor por tu falta de gratitud y tu falta de reconocimiento al que creó los cielos y la tierra.

Señala este pasaje que lo conocieron a Dios, pero no le dieron gracias ni la gloria que Él se merece, entonces, se envanecieron en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido. La consecuencia de no darle gracias a Dios y no alabar a Dios dándole la gloria, es que te envaneces en tus razonamientos. Quitas la mirada en lo que tienes que ver para fijarte en otras cosas. Dejas de admirar al Señor y a su creación y comienzas a enfocarte en otras cosas y entonces, tus razonamientos se vuelven vanos, entra oscuridad en tu corazón. Éste se oscurece y perdemos capacidad intelectual.

¿Quieres que te vaya bien en la universidad? ¡Alaba a Dios y dale la gloria! Estudia dándole gracias y glorificando al Señor, así tu intelecto funcionará bien. Si tienes problemas en tus estudios, busca a Dios, dale la gloria debida a su nombre y tus pensamientos serán afirmados; tu intelecto estará libre de contaminación, tus razonamientos serán correctos y tu corazón estará en luz.

Hay una consecuencia catastrófica cuando se oscurece el corazón ya que uno deja de entender y de discernir la verdad. Con un corazón en tinieblas no puedes partir el alma del espíritu; la palabra de Dios no obra en un corazón desagradecido, la gloria y el poder de Dios no se manifiestan en un corazón desagradecido. ¿Quieres ser más inteligente y tener luz en tu corazón? Dale gracias a Dios, alábalo y glorifica su nombre. ¡Es importante que entendamos esto! Yo trato todos los días de mi vida darle gracias a Dios por todo lo que me ha dado y tengo mayor discernimiento y lucidez porque entra la luz a mi corazón y mis pensamientos dejan de ser vanos.

La gente que no glorifica a Dios se turba y dice Romanos 1:22 y 23: “Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles”. Entra la idolatría en el corazón del hombre. Muchos preguntan qué tiene de malo escuchar música secular, pero fíjate a dónde está dirigida esa música. Se idolatra el sexo, el amor que se perdió, idolatran a la mujer y al hombre. Dime dónde hay sabiduría en la música del mundo. ¡Están turbados y engañados! A una bella mujer le dicen diosa y resulta que le hacen unas preguntas en algún concurso de miss y son unas “burras” que no saben responder. ¡Esto es verdad! La vanidad es oscuridad.

LA IGNORANCIA DE LA VERDAD DESATA LA IRA DE DIOS

¿Qué hizo Dios? “Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos” (Romanos 1:24). No es que el Señor los arrojó a la inmundicia, es que esa inmundicia estaba en sus corazones. Dios los entregó a la inmundicia en la codicia o deseos de sus corazones. Cuando el corazón está en oscuridad surgen deseos en él y el hombre no está capacitado para detenerlos, se hacen tan fuertes que no los pueden frenar. Como no han querido tener en cuenta a Dios, los razonamientos se les han vuelto vanos, el corazón entró en tinieblas, y Dios entonces, los entregó a la inmundicia, en las codicias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos. Esto último significa que en sus relaciones deshonraron sus propios cuerpos. Vuelvo a decirte, honra tu cuerpo porque éste fue creado a imagen y semejanza de Dios. Tu cuerpo de un vaso de barro, pero está diseñado para contener la gloria de Dios. ¡No lo ensucies! ¡No entregues tu cuerpo a deseos viles! ¡No lo uses para codicias insanas!

Continuamos leyendo en Romanos 1:25 y 26: “…ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza”.

Y aquí entramos en un tema de actualidad que es la ideología de género. Entramos en un territorio en que debemos discutir qué enseñan algunos ministros de Dios. Un joven me dijo que su patrón que es de la iglesia tal y que no viene al caso, dijo que en su iglesia se enseña que dentro del matrimonio todo vale y fuera de éste nada. ¿Cuál será el versículo bíblico en que se respaldan para declarar semejante cosa? Se enseña que si la pareja está de acuerdo, pueden hacer cualquier cosa. Perdón si te rompo los esquemas pero creo firmemente que la Biblia no dice eso. Han cambiado la verdad de Dios por la mentira, por eso Dios los entregó a pasiones vergonzosas. No todo es legal en el sexo, no todo es lícito ni bueno. Kinsey es uno de los precursores de la ideología de género y dice: “No existe en mi opinión ninguna relación sexual que se pueda considerar anormal”. ¡Cualquier relación sexual es normal para este hombre! ¡Que le vaya a enseñar a su abuela! Lo que yo te predico hoy es palabra de Dios: “…aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza”. No todo vale dentro del matrimonio. Dios es un Dios de diseño y de propósito. El hombre fue diseñado como tal para que cumpla el plan de Dios así también la mujer.

¿Es bueno o malo el placer sexual? El placer es bueno dentro del propósito y de los límites de Dios. El Señor creó el sexo y el placer porque le dio mandamiento al hombre y a la mujer de multiplicarse y si hubiera hecho el sexo aburrido, no se iban a multiplicar. Entonces le puso placer al asunto para que el esposo y la esposa tengan relaciones sexuales y así multiplicarse y llenar la tierra. Aunque el placer no es el propósito sino la herramienta de Dios para su propósito. Pero como toda cosa en exceso es mala, el placer es malo cuando se sale de los límites. Los tallarines son buenos pero si comes en exceso es malo. ¡Todo necesita límites! El diablo te retiene para que no hagas lo bueno y si no logra frenarte te empuja para que sigas de largo.

¿Qué surgió en el corazón del hombre? Pasiones vergonzosas. Pasión es un deseo intenso que no puedo frenar y tengo que hacer lo que hay en mi corazón; y en este caso es una pasión vergonzosa. Hay pasiones buenas, por ejemplo, tener pasión por Cristo es bueno, no puedo frenar, tengo que predicar el evangelio. El apóstol Pablo declaró: “¡Hay de mí si no predico el evangelio!” ¡Eso es pasión! Llueva o no llueva yo tengo que predicar, haya gente o no, yo tengo que hablar del amor de Dios. Pero hay pasiones vergonzosas y esas influyen de la misma manera al ser humano; es un deseo muy fuerte por el cual yo estoy dispuesto a pagar un precio. Pasión es estar dispuesto a padecer y pagar un precio con tal de satisfacer ese deseo engañoso.

Hay hombres que saben que van a perder su familia pero no pueden frenarse. Las pasiones vergonzosas llevaron a las mujeres a cambiar el uso natural de la mujer por el que es contra naturaleza, o sea que hay un uso sexual en la relación de la mujer que es bueno y correcto y hay uno que es malo. Según Kinsey, “No existe en mi opinión ninguna relación sexual que se pueda considerar anormal”. Así que según él se puede tener relaciones con animales, con niños, hombres con hombres y mujeres con mujeres. Ese es el pensamiento de la ideología de género, pero la Biblia dice que hay un uso que es contra naturaleza. Las mujeres no pueden tener hijos por la nariz, tampoco por la oreja, ni por ningún otro lado que no sea el canal de parto. Pero hay personas que tienen pasiones vergonzosas y quieren satisfacer sus placeres sexuales por donde sea y mucho mejor si es desenfrenado. Prueban una y otra cosa y después no saben cómo satisfacer esa fiebre sexual. Hay un ochenta o noventa por ciento de pervertidos sexuales que violan niños, mujeres y hombres; también hay madres que violan a sus hijos y tías que abusan de sus sobrinos entre otras tantas aberraciones. Esos deseos vergonzosos surgen porque no han tenido en cuenta a Dios, no le han dado gracias ni la gloria que Él merece. “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido”.

No conocen la verdad o han hecho caso omiso de ésta y desatan la ira de Dios que se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad. Dios ha pensado en el sexo, en la relación sexual natural y el hombre ha pensado en la relación sexual contra naturaleza, mas el Señor está en contra de esto. El ochenta por ciento de los violadores y pervertidos sexuales que ceden ante pasiones vergonzosas consumen pornografía. Aún hay cristianos que consumen pornografía. Hemos descubierto varios casos de gente que ha usado las computadoras de la iglesia para ver pornografía. Se alimentan de basura y por lo tanto van a producir basura. Padres, no se sientan orgullosos de tener un televisor en cada dormitorio porque sus hijos se encierran a ver cosas que no convienen y ustedes no lo saben. Después se preguntan por qué sus hijos reaccionan de determinada manera…

Hace unos años atrás, me fui a descansar a la casa unos líderes de un hogar de Beraca y cuando vi el panorama los rezongué. Encontré que sus hijas, cada una tenía su dormitorio, y estaban encerradas mirando telenovelas. Ellos estaban salvando almas ayudando a chicos y chicas problemáticos mientras sus hijas se estaban perdiendo. El padre, para servir tranquilo les dejaba el televisor en el dormitorio para que ellas se distrajeran. Pero no pasó mucho tiempo que la hija mayor se escapó por la ventana de su cuarto y se fugó con un muchacho. Luego, al tiempo, la hija menor también se escapó, y volvieron, cada una, casadas y con hijos. Los sueños de que sus hijas sean siervas de Dios quedaron en la nada porque permitieron que fueran alimentadas con programas que las llevaron a seguir sus pasiones vergonzosas. ¿Qué hay de bueno en una novela? Es puro engaño, venganza, seducción, etc.

“Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza”. Esto me sugiere que no todo es válido en el matrimonio y yo le creo a la palabra de Dios antes que a las enseñanzas de los pastores que dicen que todo es válido en el matrimonio. No hace falta explicar que algunos órganos del cuerpo tienen esfínteres con una función específica.

Romanos 1:27 dice: “De igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío”. La lascivia desea beneficiarse a expensas de otros. Uso a una mujer o a un hombre para satisfacer mis deseos por medio del engaño. Por ejemplo, mujeres que hacen trabajos de brujería para atar a un hombre y ese hombre viene como idiota…

“Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen” (Romanos 1:28). Un empresario que ha logrado levantar una gran empresa, por años le ha costado mucho esfuerzo, y por causa de su mente tan reprobada termina destruyendo su familia, entregándole sus bienes a su secretaria. ¡Termina perdiendo todo! El corazón queda en oscuridad porque no aprobaron tener en cuenta a Dios. ¿Qué es esto de no aprobar tener en cuenta a Dios? Es darle gracias y la gloria debida a su nombre; es no olvidar ninguno de sus beneficios, así como decía el salmista: “Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias. El que sacia de bien tu boca…” (Salmo 103: 1 al 5)

David no se permitía olvidarse de ninguno de los beneficios que Dios le brindaba y daba gracias al Señor por todo. Pero algunos no quisieron tener en cuenta a Dios; David sí, lo tenía en cuenta siempre y disfrutaba de la obra maravillosa de Dios. Imagínate que Dios te alimentara en una estación de servicio como a los autos, y no todos pueden consumir más que un combustible especial. ¡Qué aburrido sería! Pero Dios ha hecho todo para que disfrutes. ¡Agradece a Dios por la comida, por tu familia, por todo!

“Como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades…” Y la lista es extensa, todo viene a partir de no darle la gloria a Dios.

¿Has practicado o aún practicas actividades sexuales contra naturaleza? ¿Consumes pornografía alimentando tu corazón de pasiones vergonzosas y codicias? Estas prácticas te llevan al deseo de deshonrar tu cuerpo por no darle la gloria a Dios. Yo, leyendo estas cosas, aprendí a darle gracias a Dios por mi esposa, por mis hijas, por mis yernos y nietos; agradezco a Dios por la iglesia, por los pastores y líderes, también por la familia de Cristo que me ha dado en Uruguay. ¡Doy gracias a Dios por todo y le doy la gloria! Yo no voy a permitirme tener una mente reprobada ni pensamientos perturbadores. Yo no voy a tener mi corazón en oscuridad. Yo no seré como John Money y Alfred Kinsey que proponen que los niños deben ejercer libremente su sexualidad. Según ellos, la pedofilia, el incesto, el lesbianismo, homosexualismo y la violencia no deben ser penadas. Esa es la mentalidad de las personas que lideran la filosofía de la ideología de género. Una mujer, Shulamith Firestone, señala que hay dos límites para tener relaciones sexuales con niños, uno es el consentimiento del menor, así que si logras el consentimiento del niño puedes tener relaciones sexuales con él, aunque tenga cuatro años; y el otro límite es el biológico, los órganos del niño o niña tienen que ser penetrables. ¡Eso enseña la ideología de género!

En Uruguay ya se aprobó la educación con perspectiva de género y los manuales señalan que hay que deconstruir el matrimonio y la familia tradicional porque coartan la libertad y oprimen a los niños, entonces hay que enseñarles cosas distintas a las que han conocido hasta ahora. Yo quiero formar un club de padres. ¡A mí no me van a callar! Que me hagan juicio y me metan preso; yo caminaré firme en la palabra de Dios aunque tenga que ir a la cárcel. ¿Cuántos padres valientes hay que se atrevan a enfrentar a los directores y maestros? ¡Hoy en día, la maestra es más importante que la madre! La directora de escuela que está en contra de estas enseñanzas, tiene que acatar porque el estado lo ha ordenado.

¡Pero yo sé cuáles son mis derechos! Las autoridades se tienen que someter a la Constitución Nacional. La Constitución señala que los padres tienen el deber y el derecho de criar a sus hijos y encaminarlos en su moral, en su conciencia, de acuerdo a su conciencia y a sus creencias. ¡Ese es el derecho de los padres y no del estado! El estado tiene la obligación de defender mis derechos y no imponerme enseñanzas que yo deploro. Yo no estoy para someterme al estado; éste está para defender mis derechos. ¡Yo tengo derecho de conciencia y el estado no me lo va a robar! Yo tengo derechos de libertad religiosa y de expresión. ¡El estado no me puede obligar! Es menester obedecer a Dios antes que a los hombres. ¡Defiende tus derechos! ¡Dios me asiste! ¡El Señor está conmigo! No me importa que me denuncien y me hagan juicio; yo prefiero estar bien con Dios y no con los hombres.

¡El mundo se está poniendo pesado! Me enteré de un homosexual que se le metió al auto a un pastor y le pidió dinero; el pastor se negó y el homosexual lo denunció alegando que el pastor le había pedido servicios sexuales y no le pagó. Se viene un sacudón y quien no esté firme va a caer. La gente comenzó a irse de la iglesia porque creyeron a la versión que dijo el homosexual acerca del pastor. Cuando me denunciaron por lo que dije en un programa de televisión, mucha gente se fue de la iglesia y muchos chicos se fueron de los hogares Beraca. El que esté débil va a caer. ¡Que Dios me dé fuerzas, pero yo no pienso retroceder!

CONCLUSIÓN

Tienes que pedirle perdón a Dios si es que no tienes la costumbre de ser agradecido o agradecida y no le das la gloria. Abre tu boca, agradécele y glorifícalo. Dile: “Señor, ayúdame en esta hora. No quiero tener un corazón entenebrecido ni mis pensamientos en tinieblas. No quiero tener razonamientos vanos. Líbrame en esta hora y perdóname, Señor. Yo a partir de hoy voy a ser agradecido contigo y te voy a dar toda la gloria y toda la alabanza”.

Si has cometido prácticas sexuales indebidas, contra naturaleza, y si has obligado a tu novia o esposa a tener relaciones sexuales contra naturaleza pídele perdón al Señor. Si eres mujer, pídele perdón a Dios por haber accedido a esas prácticas. Aunque tu esposo sea la cabeza del hogar y tú debas obedecerlo porque es la autoridad de Dios, yo te digo que el Señor no te obliga a obedecer al pecado. No obedezcas a tu esposo cuando te obligue a cometer actos indebidos, obedece a Dios. ¡El Señor te limpia y te libra en esta hora!

Los hombres, por causa de haber obligado a las mujeres a tener relaciones sexuales contra naturaleza o ilícitas han tenido que pagar abortos; hay mujeres que tomaron las pastillas del día después o han ido a practicarse un aborto. Pídele perdón a Dios y dile que limpie tu pecado con la sangre poderosa de Jesús. Dios hoy te hace libre de las ataduras de las inmundicias y de las pasiones vergonzosas. Tú has deshonrado tu cuerpo, pero el Señor hoy te limpia. Tus pecados son enterrados en lo profundo del mar. “No me acordaré de ellos. No te acusaré. Te bendeciré”, te dice el Señor. Yo proclamo ahora que huyen de tu vida los espíritus de lascivia y de adulterio, de homosexualismo y lesbianismo; huye el espíritu de pornografía de tu vida, en el nombre de Jesús. ¡Huyen los poderes del infierno! En el nombre bendito de Jesús, amén.

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TU OFENSA TE DESCONECTA DE DIOS

INTRODUCCIÓN

Toda guerra o lucha es espiritual. Tú te sientes oprimido o deprimido y es que algo está sucediendo en el mundo espiritual, aunque no digo que no haya problemas orgánicos que acompañen la opresión o la depresión. Tú tienes peleas continuas en tu casa o sufres enfermedades: ¡Algo está ocurriendo en el mundo espiritual! Los problemas económicos del país también son espirituales, aún las guerras culturales. Algunos autores señalan que los grandes problemas de la humanidad son a causa de las confrontaciones culturales.

Leemos en Efesios 6:12: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. En todo conflicto hay poderes espirituales de maldad operando. Vivimos en un mundo paralelo. Nosotros conocemos el mundo visible, pero en realidad debemos conocer lo que sucede en el mundo invisible. Hay un mundo espiritual de maldad que opera en tus malos deseos, pensamientos y sentimientos. Y hay poderes espirituales de bendición cuando hay pensamientos y sentimientos de bien y cuando hay actitudes positivas. Siempre está operando Dios a través de su Espíritu, o hay ángeles operando, porque el Señor los ha enviado para actuar en alguna circunstancia, o hay espíritus de maldad en una situación de conflicto y de lucha. Decimos entonces que toda lucha es espiritual.

ISRAEL y LOS FILISTEOS

El primer ministro israelí declaró recientemente a la prensa: “Tras el cruel atentado del viernes, hoy afirmamos con decisión: El terrorismo nunca nos vencerá y nunca quebrantará nuestro espíritu”. Israel ha sufrido varios atentados en estos últimos días; han asesinado policías, han matado gente con arma blanca y han disparado algunos misiles, uno de ellos explotó en el aire, desde Gaza hacia Israel. Ojalá hubiera cristianos que pudieran declarar ese tipo de cosas como: ¡Nunca mi espíritu será doblegado! Piensa en las cosas que vienen contra ti que te debilitan y te hacen sentir impotente, y que te sugieren que no lo vas a lograr, que no vas a llegar o hacen que te cuestiones si Dios realmente está contigo o no. ¡Tu fe es muy importante!

Dice en sus declaraciones el primer ministerio israelí Benjamín Netanyahu: “El viernes fuimos testigos de un drama desgarrador de terrorismo, consecuencia de un profundo y desenfrenado odio a los judíos. Hemos estado lidiando con el terrorismo asesino durante cien años y lo derrotaremos. El dolor es profundo, pero nuestras raíces en la tierra también lo son. ¡El terrorismo nunca nos vencerá!” Ojalá hubiera cristianos que declararan con certeza: “¡Esta enfermedad no me vencerá! ¡Este conflicto no va a destruir mi matrimonio! ¡Mi problema económico no me va a llevar a suicidarme! ¡Este asunto legal no podrá derribarme porque Dios está conmigo!” Netanyahu usa con frecuencia pasajes de las escrituras, para apoyarse en lo que dice la Biblia acerca de lo que han declarado los profetas que va a suceder. De algún modo invoca el nombre de Dios. Sería bueno si en sus declaraciones también dijera: “Me estoy apoyando en el nombre de Jehová de los ejércitos”, o: “Puedo declarar estas cosas porque mi sustento y mi fe está puesta en el Dios de Israel”. Evidentemente no lo dijo, pero sin dudas el Dios de Israel está ayudando a esa nación.

Quiero contarte del grave problema que hay en Israel; es la franja de Gaza, el territorio más cercano y beligerante contra Israel. Allí, los terroristas han construido túneles, se gastan el dinero que no tienen, la gente pasa hambre, no cuentan con medicinas. He visto la foto de un terrorista que mató a uno de los policías; estaba siendo atendido en un hospital israelí, y le tomaron una foto en una cama del hospital, herido y riéndose por su hazaña.

Toda lucha es espiritual, por tanto, toda lucha se gana en el mundo espiritual; se gana primero en el territorio espiritual y después en el visible. La victoria la debes conquistar antes de ir a la guerra. Si vamos a la guerra pensando que vamos a perder será imposible ganar si estamos teniendo convicción de que vamos a perder. Me agrada la convicción que tiene el primer ministro israelí cuando declara: “El dolor es profundo pero nuestras raíces en la tierra también lo son. El terrorismo nunca nos vencerá”. Nunca saldremos de Jerusalén, declaran ellos. Jerusalén es la capital eterna de Israel y de ahí no salen. Ellos tienen una convicción muy fuerte por ese territorio que Dios les dio cuando le prometió a Abraham darles la tierra de cananeo, del heveo, del ferezeo, del jebuseo y todos los feos que habitaban el territorio en la antigüedad. Josué conquistó esa tierra y desde esa época se le llama la tierra de Israel. En el año 70 D.C, el imperio romano destruyó el templo de Jerusalén, y qué paradoja porque ese templo era extraordinario, una obra arquitectónica única, hecha por un gobernador romano. Herodes el grande edificó el templo de Jerusalén para que el pueblo de Israel tuviera su culto, y lo hizo con los recursos de Roma. Pero en el año 70 D.C el ejército del emperador Tito destruyó Jerusalén y el templo. Este emperador quiso borrar de sobre la faz de la tierra el nombre de Israel y puso por nombre a esa tierra, Palestina. Lo que era entonces la tierra de Israel ahora era llamada Palestina. Muchos llaman Palestina a lo que nosotros decimos que es la tierra de Israel, compuesta por dos partes: Judea al sur y Samaria al norte. Pero ahora no se le llama más Judea y Samaria sino Palestina, mas los judíos le siguen llamando Eretz Israel o la tierra de Israel. Y hay una puja dialéctica porque las noticias que salen de Israel señalan que esa es su tierra, y las noticias de otros lugares dicen que es Palestina. ¿Por qué hablo de esto? Desde al año 70 D.C en adelante se le llama Palestina a esa tierra, que significa, la tierra de los filisteos. Éstos fueron los enemigos más acérrimos de Israel, los que aparecen en todo el Antiguo Testamento, peleando contra el pueblo de Dios. Y como quiero hablarte acerca de David y Goliat, quiero decirte que Goliat era filisteo y si lo trajéramos al presente sería palestino.

DAVID y GOLIAT el filisteo

Los filisteos vivían en las costas del Mar Mediterráneo y tenían la capital en lo que hoy es la Franja de Gaza. Las luchas más encarnizadas que libró Israel fueron contra los filisteos. Y la historia que te quiero compartir tiene que ver con esta puja entre filisteos e israelíes. En una época en que Saúl era rey sobre Israel, los filisteos salieron para hacer guerra contra él. Éstos tenían un paladín que se distinguía por sus hazañas valientes, era un gran representante valeroso que medía seis codos, más de dos metros y medio de altura y metía miedo. Hay un paralelo en esto; los palestinos están aliados a la UNESCO, o como dicen algunos: UNASCO, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Es muy poderosa, y allí se ha han votado las peores resoluciones en estos últimos tiempos contra Israel, a tal punto que de la ONU surgió la idea de que a Israel no le corresponde la tierra en la que están asentados porque no hay ninguna relación cultural, histórica ni arqueológica; y eso se decidió por votación. ¡Mira para que ha servido la democracia! Parece que si la mayoría está de acuerdo se hace lo que ésta diga, aunque sea mentira. Una mayoría de países árabes han votado contra Israel y han tomado esta resolución. ¡Son como Goliat! La UNESCO viene a ser como el paladín de estos terroristas palestinos que habitan en la franja de Gaza.

Salió el grandote Goliat y se puso entre medio del ejército de Israel y del ejército filisteo gritando: “Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí. Si él pudiere pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo pudiere más que él, y lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis. Y añadió el filisteo: Hoy yo he desafiado al campamento de Israel; dadme un hombre que pelee conmigo”. En Israel no entendían que la guerra era espiritual y es lo que vamos a ver en esta historia. Leemos en 1ª de Samuel 17:11: “Oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se turbaron y tuvieron gran miedo”.

Este hombre por cuarenta días salió y repitió las mismas palabras; y resulta que, tanto Saúl como los soldados del ejército de Israel se escondían por causa de la altura de este hombre y por sus palabras que les infundían temor. Si tú tienes temor no estás listo para la guerra. Quien teme, no puede ganar una batalla; quien tiene temor se transforma en una persona débil que no sabe cómo hacer o qué hacer por cuanto se siente débil y considera que esa guerra es demasiado grande para él o para ella, entonces se paraliza y no puede salir a victoria. Por otro lado, aquella persona que tiene fe no se amedrenta porque la fe lo hace valiente.

Una de las cosas que procura hacer satanás es asustarte; se lo hace a creyentes como a no creyentes. Cuando él logra asustar a una persona lo pone bajo su autoridad y dominio y la persona se vuelve una ovejita mansa del temor. ¡Tú no debes temer! Dios quiere que tengas temor a Él, pero no quiere que temas al hombre, tampoco quiere que tengas temor de los poderes espirituales del infierno. Una mujer me contó que se despertó gritando aterrada. Ella había soñado algo muy feo, entonces despertó al esposo y se pusieron a orar. Hay momentos en que no te puedes tirar de rodillas a orar, así como sucedió con David y Goliat. Imagínate que David se enfrenta al gigante y se arrodilla a orar en lugar de arrojarle la piedra. ¡Viene Goliat y lo mata! Hay momentos en los que hay que pelear. Moisés clamaba a Dios porque venían los egipcios persiguiéndolos, estaba el mar adelante, los egipcios atrás y montañas que los rodeaban. No había dónde huir, entonces comenzó a clamar a Dios, pero el Señor le dice: “¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco” (Éxodo 14:15 y 16). Esa no era hora de orar sino de creer lo que ha orado. Hay gente que ora mucho porque no terminan de creer. Igual que esos que han cometido pecado hace como quince años atrás y le pidieron perdón a Dios, pero cada día, por años le siguen pidiendo perdón a Dios por causa de lo que han hecho, y quien hace eso es que todavía no ha terminado de creer, porque cuando le pides perdón a Dios y crees que te perdonó, el Señor te perdona y te quita la culpa. Imagínate que tenga que venir Dios todos los días a limpiarte con la sangre de Cristo el mismo pecado que has pedido por quince años que te perdone. Hay momentos que son momentos de creer. Debes creer, debes enfrentar la lucha y ser vencedor.

1ª Samuel 17:24 dice así: “Y todos los varones de Israel que veían aquel hombre huían de su presencia, y tenían gran temor”. En ese escenario llega David ya que su papá lo había mandado a llevarle comida a sus hermanos y oye lo que está diciendo ese paladín a los gritos y ve a la gente atemorizada, entonces pregunta qué es lo que está sucediendo, por qué estaban tan asustados, y le cuentan los hechos. Entonces David comienza a preguntar algo significativo, porque la gente andaba diciendo que el rey le daría su hija al que venciere al gigante. ¡Nadie quería ser yerno del rey por el miedo que tenían! Cada uno de los de Israel decía: “Al que le venciere, el rey le enriquecerá con grandes riquezas, y le dará su hija, y eximirá de tributos a la casa de su padre en Israel. Entonces habló David a los que estaban junto a él, diciendo: ¿Qué harán al hombre que venciere a este filisteo, y quitare el oprobio de Israel? ¡Qué buena oportunidad para ser yerno del rey! pensó David. Continúa diciendo 1ª de Samuel 17:28: “Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos hombres, se encendió en ira contra David y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿Y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido”.

Cuando Dios tiene un propósito contigo es probable que haya muchos que no te entiendan. Si tienes un llamado de Dios, no le pidas confirmación a la gente, mucho menos a tus parientes; si tienes un llamado de Dios obedece a ese llamado. Siempre habrá un pastor o líder espiritual que te confirme que realmente lo que sientes es de Dios. David no había ido a ver qué sucedía sino que fue porque el padre lo mandó y cuando llegó se encontró con ese espectáculo. Lo que no podía entender David era por qué estaban tan atemorizados porque para él, el filisteo no era un gran problema. Le dijeron que el filisteo era muy grande y él era pequeño pero lo que habrá pensado David fue que al ser tan grande no había forma de errarle. Tuvo que enfrentar al hermano y hacer caso omiso de sus acusaciones. Entonces lo llevaron ante Saúl según señala 1ª de Samuel 17:31 y 32: “Fueron oídas las palabras que David había dicho, y las refirieron delante de Saúl; y él lo hizo venir. Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo”.

David tuvo determinación, seguridad y fe. Tenía la victoria en el corazón antes de la lucha. Toda guerra es espiritual y éstas se ganan primero en el plano espiritual para luego ganarlas en el mundo visible. ¡Si tienes fe, ya ganaste! No vayas a la batalla titubeando, pensando que vas a perder. Tú tienes que tener una fe firme de que Dios te va a respaldar en esa guerra.

El hermano mayor, aunque le reprochó, tenía autoridad sobre David por ser el hermano mayor. Por ley, en la cultura israelí, el hermano mayor y primogénito es autoridad después del padre. David se presenta ante el rey Saúl que es la mayor autoridad de Israel, entonces dijo Saúl a David: “No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud”. David tuvo que hacer también caso omiso a las palabras del rey. Entonces respondió a Saúl: “Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba. Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente” (1ª Samuel 17: 34 al 36).

En ese momento David invocó a Dios. Los del ejército de Saúl estaban temerosos, se escondían y nadie se animaba a enfrentar al filisteo, mas David estaba decidido a enfrentar a Goliat y decía que si Dios estuvo con él cuando tuvo que enfrentar al oso y al león también estaría con él al enfrentar al filisteo incircunciso.

Toda lucha es espiritual; la vamos a enfrentar en el mundo físico, visible o tangible pero la victoria la obtendremos primero en el mundo invisible. David no dijo: “Oren por mí y vamos a ver cómo me va”. Él estaba decidido a enfrentar a Goliat y convencido de que iba a ganar. Todavía no tenía la cabeza de Goliat pero ya había conquistado la victoria. David había determinado por la fe que ese hombre no podía burlarse de los escuadrones del Dios vivo. Llegó el momento del enfrentamiento entre David y Goliat. Al muchacho lo quisieron vestir con coraza y le dieron una espada, pero él no se sentía cómodo, así que tomó su honda y su callado y salió a buscar unas piedras. “Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses”.

Cuando la hermana me contó que había tenido un sueño aterrador, surgió la posibilidad de que alguien le haya hecho una maldición o algún trabajo de hechicería, entonces le dije que no se hiciera problemas porque el diablo no es tan grande como se cree ni tan poderoso como ostenta. ¡Si pudieras tener una perspectiva de lo chiquito que es satanás delante de Dios! Y nosotros somos hijos del Dios Todopoderoso. ¡Tenemos la genética del Dios viviente! ¡Somos parte de la familia del Dios viviente! ¡Él es nuestro Padre! ¿Tendrá muchas ocupaciones que no puede atenderte? ¿Cuánta certeza tienes de que Dios es tu Padre y que es Todopoderoso y te cuida? ¡El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen y los defiende!

Goliat maldijo a David por sus dioses. Los filisteos eran personas temibles que tenían dioses de toda clase y hacían cosas abominables. Era para tenerles miedo. Y cuando ellos maldecían, sabemos cómo es cuando un brujo hace trabajos maldición y si usa un animal de cuatro patas estás frito, a menos que seas un hijo de Dios. Satanás le va ganando a muchos creyentes porque logra amedrentarlos y cuando él logra amedrentarte, te derriba la fe. Pero tiene una desventaja y es que tú eres más lindo que el diablo y muchos asustan con sus caras, pero a pesar de que tú eres más lindo que él, quien se tiene que asustar contigo es satanás. Hay un juego de poder que ejerce satanás contra los creyentes. Muchos endemoniados me han dicho: “¡Vos no podes conmigo!” Te quiere hacer creer que no vas a poder, que no vas a salir adelante y eso es una lucha espiritual. ¡Quien tiene que huir asustado es el diablo! La autoridad que tú tomas en el nombre de Jesús provoca debilidad en los demonios y éstos tienen que huir de tu vida. Pero tienes que enfrentarlos con la unción del Espíritu Santo y debes tener el respaldo de Dios y comunión con Él.

Goliat amedrentaba al ejército de Israel, pero a la hora de enfrentar a un piojo, porque así se veía David delante de él, era un niño, lo menospreció diciendo: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Debe haberles causado sorpresa que un muchacho se presentara con una honda y un palo. Goliat esperaba un soldado vestido con su armadura y algún arma, pero apareció el chico con un callado y una honda, y maldijo Goliat a David por sus dioses. A pesar que se hacía el fuerte, invocó contra David a sus dioses. Toda lucha es espiritual. En lo visible había un hombre grande y poderoso, con una facha terrible que metía miedo, pero ese hombre grandote invocó y maldijo a David por sus dioses. Así que la confrontación era entre los dioses de los filisteos y el Dios de Israel. Esta guerra no era de David, no era de Saúl ni de su ejército; esta guerra era de Dios. Tu guerra no es tuya; tu guerra es la guerra de Dios. “Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado”.

Ya estaba lista la guerra. Goliat iba en nombre de los dioses de los filisteos, maldice a David en nombre de sus dioses y David fue en nombre de Jehová de los ejércitos. ¡Sólo se necesita un creyente que no tenga miedo! ¡Sólo se necesita un creyente que crea en Dios y confíe en el Señor! En lo visible estaban David y Goliat, y en lo invisible estaban los dioses de Goliat y el Dios de David. ¡Toda lucha es espiritual! Goliat tenía fe en sus dioses y amenazó a David con darle su carne a las aves del cielo y a las bestias del campo. Mas David le dijo: “Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel”. ¡Qué agrandado David! No tenía espada sino sólo una honda, pero tenía fe. Contaba con cinco piedras, ¿con cuál de ellas le cortaría la cabeza a Goliat? Éste le dijo que daría su cuerpo a las aves del cielo y David dijo que daría los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra, y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. Di con fe: “¡Todos sabrán que hay Dios en mi vida! ¡Toda mi familia sabrá que hay Dios en mi casa! ¡Mis familiares, parientes y vecinos sabrán que hay Dios en Uruguay!”

Añadió David: “Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos” (1ª Samuel 17:47). Todavía no había empezado la guerra pero ya estaba ganada. Para David era algo sencillo, y dice 1ª Samuel 17:50: “Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano”. No era tan poderoso en fuerza David para arrojar una piedra con una puntería precisa, seguro que un ángel dirigió esa piedra hacia la frente del filisteo. “Entonces corrió David y se puso sobre el filisteo; y tomando la espada de él y sacándola de su vaina, lo acabó de matar, y le cortó con ella la cabeza. Y cuando los filisteos vieron a su paladín muerto, huyeron…Y David tomó la cabeza del filisteo y la trajo a Jerusalén, pero las armas de él las puso en su tienda”.

Ganar o perder es una cuestión de creer o temer. A quien tiene fe no le importa lo que está sucediendo en el mundo visible porque sabe lo que sucede en el mundo invisible. Satanás tratará de amedrentarte, pero tú tienes que confrontarlo con fe y hacerlo huir. Cuando tú te presentas en el nombre de Jesús, el que se asusta es el diablo; él ve que vas con fe y piensa que le vas a pegar como David le pegó a Goliat.

Leemos en 2ª Corintios 10:4: “Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. Estas verdades del Nuevo Testamento respaldan las verdades que hemos estado viendo en el Antiguo Testamento. La Biblia señala que la fe es el escudo de Dios que apaga los dardos envenenados del maligno. Los dardos del diablo son las cosas que profería Goliat contra el pueblo de Israel, debilitándolos en su fe y llenándolos de temor. El arma de David era la fe. El hermano le recriminó el haber ido para ver la batalla, Saúl le dijo que no iba a poder porque el filisteo era un hombre de guerra, y él solo era un muchacho sin experiencia. Pero David tenía certeza de que Dios estaba con él. David miraba no lo que veían los demás. El ejército estaba amedrentado por escuchar lo que satanás inducía al filisteo que dijera, pero David hacía caso omiso de todo lo que acontecía en el mundo visible porque sabía que Dios quería la victoria. ¡Toda lucha es espiritual!

Leemos en Efesios 6:12 al 17: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios”.

CONCLUSIÓN

No es cuestión de hacernos los valientes. Hacerse el matón no sirve para nada. Lo que sí sirve es el valor que te da el saber que Dios está contigo, que eres su hijo y quien atente contra ti se levanta contra tu Dios. Yo no sé qué circunstancia estás viviendo en el mundo visible, mas lo que quiero trasmitirte hoy es la palabra de Dios y que su palabra penetre hasta la médula de tus huesos. Si tú eres un hijo y una hija de Dios, quien tiene que vivir asustado, quien tiene que estar amedrentado y previendo su derrota es satanás. Los poderes espirituales de maldad que te rodean, traman contra ti y no te dejan oír la voluntad de Dios y te infunden temor, y por causa de ese miedo tú no le respondes a Dios haciendo lo que Él quiere.

El Señor tiene un propósito contigo y tiene una visión para ti pero tus temores y excusas no te dejan hacer su voluntad. Y satanás te tiene amedrentado y arrinconado; él te quiere débil y paralizado. La victoria no es de los poderosos sino de Dios. La victoria no es de los que tienen más experiencia, no es de los que tienen más años de cristianos. La victoria es de los que confían en Dios. El Señor quiere que hoy arrebates tu victoria. No sé qué estás enfrentando, pero el Señor te dice: “Yo soy el Dios que te da la victoria. No confíes en tu fuerza ni en tu inteligencia; estoy de acuerdo contigo que tengas miedo, pero deja de sentir temor y pon la mirada en mí. Yo soy tu Dios, el Invencible”.

Tú estás enfrentando una guerra contra los filisteos, ya bastante te ha amedrentado Goliat, bastante te ha mentido el diablo a través de la enfermedad que tienes. ¡No aceptes más la enfermedad ni las mentiras del diablo! La enfermedad tiene origen en las huestes de maldad. Satanás encuentra ocasión en el pecado que hay en el mundo para infundir miedo a las personas a través de las enfermedades. Tal vez recibiste amenazas de tu cónyuge, pero no tengas miedo; tal vez tengas muchos problemas económicos y laborales más el Señor te dice: “Yo soy tu Dios Invencible y tú eres mi hijo”. Somos hijos de Dios engendrados por Él. El nuevo nacimiento es ese, que somos engendrados del Espíritu Santo en un nuevo ser espiritual. Tienes la identidad de tu Padre que está en los cielos. Al verte, satanás tiembla porque tienes el ADN de Dios; en ti está la naturaleza del Dios vivo. ¡No eres un estropajo del que satanás se ríe! ¡No permitas que el diablo se mofe de ti!

El único problema que puedes tener es que no seas hijo o hija de Dios, que tus pecados no hayan sido limpiados y perdonados. Crees que por asistir a la iglesia eres hijo de Dios pero no es así. Quizás crees que eres hijo de Dios porque tienes una cultura cristiana, mas la cultura cristiana no te hace hijo e hija de Dios. Lo único que te hace hijo de Dios es creer en el Unigénito Hijo de Dios, en Jesucristo, a Él tienes que pedirle perdón por tus pecados y pedirle que con su sangre preciosa te limpie de toda tu maldad. Lo que me da identidad como hijo de Dios y me hacer pertenecer e la familia de Jesucristo es la sangre que el Señor derramó por mí. Caminaré, no como un pobre infeliz, miserable, amedrentado por el diablo, sino con certeza, con fe y esperanza porque soy hijo del Dios viviente. Dios es mi Padre y me cuida; Él me sustenta y me provee porque es mi Padre.

Si dudas, no has creído que eres su hijo, porque quien ha creído, ese es hijo de Dios. Satanás miente a la gente diciéndoles que Dios les ha perdonado sus pecados pero hay uno que no se lo perdona, y si tú dices que hay un solo pecado que Dios no te puede perdonar entonces no has creído porque el Señor te perdona de todo pecado. Hoy es el día para venir a Dios y decirle: Señor perdóname, límpiame, quiero ser tu hijo, quiero ser tu hija”.

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TU OFENSA TE DESCONECTA DE DIOS

INTRODUCCIÓN

Es terrible para una persona, para un matrimonio o para una nación, ignorar la verdad. La ignorancia de la verdad atrae catástrofes en la vida. Ojalá Dios te marcara hoy para que desearas con todo tu corazón, no solamente conocer la verdad sino también abrazarla y caminar en ella. Si no conoces la verdad, si no la abrazas y caminas en ella te queda una sola opción y es vivir engañado y confiar en mentiras. Y eso significa que cuando tú abrazas la mentira, tomas decisiones conducido por el engaño. Si conoces la verdad y la abrazas, tú tomas decisiones de acuerdo a ella y la verdad te alumbra y te guía.

Una mujer se juntó con un hombre que no quiere saber nada del evangelio; ella se convirtió después de haberse juntado con él y de esto han pasado muchos años. Una vida triste, desgraciada, él nunca se ha querido casar, y la mujer está muy afligida. Ella le echa la culpa al marido que es celoso, malo y no quiere saber nada con Dios; también hace responsable de su desgracia a su familia. La mujer anda buscando a quién echarle la culpa fuera de ella. Yo le hice ver que cuando eligió al hombre, no tenía una revelación correcta acerca de la persona con quién ella tenía que unirse. La verdad te guía a cocinar, al trabajo que debes desempeñar; la verdad te guía en todos los aspectos de tu vida, así como criar a tus hijos y te ayuda para que tu matrimonio funcione bien.

A quien conoce la verdad, el matrimonio y la crianza de los hijos les funciona bien. Algunos padres señalan que han hecho todo bien en cuanto a la crianza de sus hijos, pero no entienden por qué su hijo les salió mal. Si tus hijos te salieron mal, seguramente has hecho todo mal. Tu hijo chiquito era completamente inocente pero luego se volvió rebelde y no supiste cómo trabajar esa rebeldía, te faltó luz. ¡Necesitamos conocer la verdad y abrazarla!, y el dueño de la verdad es Dios. Si necesitas conocer la verdad debes buscar a Dios y por sobre todo, amarlo con todo tu corazón. Quien ama a Dios entra en intimidad con Él; Dios no les da perlas a los chanchos, pero a quienes le aman, les da su revelación y les abre su corazón. ¡Los que le aman tienen abundancia de revelación! La verdad no es matemática, física o filosofía; la verdad la revela Dios. La verdad es revelación y Jesús declaró: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 8:6). También dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).

Cuando hay mucho suicidio en el país es por falta de luz; cuando hay deserción escolar, es por falta de luz. Cuando la deuda de un país se va a más del doble en el período de gobierno de turno es falta de luz. Si hubiera luz y se conociera la verdad, estas cosas no sucederían. Durante muchos años ninguna de las empresas del estado era deficitaria, ahora hay muchas así, y cuando estas cosas ocurren, está faltando conocimiento de la verdad, ya que ésta nos guía por un buen camino. Algunos dicen que la deuda del país se ha triplicado lo que significa que cuando ya no estemos, les dejaremos un legado de endeudamiento a nuestros hijos y nietos. ¡No hemos vivido sabiamente y con falta de luz! Yo no le echo la culpa al estado ni a los funcionarios públicos, tampoco a los políticos, aunque tengo ganas. Ustedes son la luz del mundo, dijo Jesús a sus seguidores. ¡La falta de luz en un país es responsabilidad nuestra! Vosotros sois la luz del mundo…vosotros sois la sal de la tierra. Si la iglesia accede a la luz y obra conforme a la luz, el país va a mejorar.

NEHEMÍAS REEDIFICA LOS MUROS DE JERUSALÉN

Nosotros dimos comienzo a un ayuno de veintiún días porque queremos ver la nación transformada por el poder de Dios. Leemos en Nehemías 1:1: “Palabras de Nehemías hijo de Hacalías. Aconteció en el mes de Quisleu, en el año veinte, estando yo en Susa, capital del reino…” Nehemías era un cautivo más de Israel y llevaba setenta años en cautiverio. En ese momento estaban bajo dominio persa. Hoy en día es Irán. ¡Éstos son los que quieren aplastar a Israel! Continúa diciendo Nehemías: “… vino Hanani, uno de mis hermanos, con algunos varones de Judá, y les pregunté por los judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén. Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego. Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos”.

Sobre Nehemías cayó un peso muy grande por los hijos de Israel. Dios tenía un plan con él. Nehemías estaba bien, era copero del rey; si bien era un esclavo, era un “esclavo de primera”. Vivía en el palacio y tenía un grado de confianza por parte del rey. Él era quien probaba el vino y luego se lo daba al rey. Ese cargo era muy importante porque en aquel entonces cuando querían matar a un monarca envenenaban el vino o la comida, así que el copero del rey era una persona importante. Digamos que estaba acomodado. Nehemías no tenía necesidad de ir a Jerusalén ni de preocuparse por nada. Él y su familia estaban bien y comían de los manjares del rey. Pero de pronto Dios viene con un plan. Evidentemente Nehemías era un hombre sensible a Dios, y señala la Biblia que cuando se enteró que los muros estaban caídos, las puertas quemadas y el pueblo estaba en gran afrenta, muy mal, este hombre se sintonizó inmediatamente con la situación, se sentó y lloró, entonces oró y ayunó. ¿Por qué? Porque comenzó a buscar en Dios qué hacer con esa circunstancia.

La ciudad llevaba setenta años destruida, pero cumplidos los setenta años, Dios despierta a Nehemías y éste comienza a clamar y a llorar delante de Dios para que pase algo en Jerusalén. Cuando la luz viene, comenzamos a interesarnos en cosas en las que nunca nos interesamos. ¡Cambiamos las prioridades cuando somos alumbrados por la verdad!

Fue terrible saber que todos los muros de la ciudad estaban caídos, o sea que había desprotección, al estar caídos los muros. Hay desprotección en la iglesia o en las familias cuando los muros están caídos. Hay desprotección en las personas cuando sus muros de defensa están caídos. ¿Qué son los muros de protección? Son esas cosas que tenemos de parte de Dios y que nos defienden de los embates de las injusticias, de las circunstancias, del operar de satanás y sus demonios que nos quieren destruir y quieren destruir a nuestras familias. Cuando los muros están levantados hay protección y no hay indefensión. Las personas que viven temerosas, tienen los muros caídos; las mujeres y los hombres que viven en ansiedad, en temor y angustia por el porvenir tienen los muros caídos, no tienen certezas o seguridad.

Para todo lo que quieras hacer, necesitas la luz de Dios; necesitas tener el visto bueno de Dios. Una mujer queriendo escapar de su hogar cree que encontró el príncipe azul, pero resulta que el hombre es un golpeador, alcohólico, drogadicto, y ella no se había dado cuenta porque no tenía luz. Entonces comienza a lamentarse por lo injusta que es la vida, por lo mal que está el mundo. Cuestiona a Dios: “¿Por qué Dios permite esto y aquello?” ¿Pero no viste que ese hombre no te servía? ¿Por qué no viste lo que Dios te quería mostrar? Y bueno, cualquiera comete un error. ¡No! Cualquiera no comete semejante error. Marta, mi esposa, desde chiquita oraba por el hombre que sería su compañero de la vida. Ella buscó en Dios casarse con la persona correcta. ¡Y se casó conmigo!

Yo deseo con todo mi corazón, que Dios alumbre tu camino y te advierta. Conocemos algunos caprichosos que han ido tras sus deseos y yo te advierto hoy, que la verdad no está en el hombre, la verdad no está en los pensamientos ni en los sentimientos del hombre. ¡La verdad le pertenece a Dios! Necesitamos ir al Señor para tener luz a la hora de tomar decisiones. Una vez que conocemos la luz, ya no importa lo que sentimos ni lo que pensamos, sólo obedecemos por fe.

Dice Proverbios 23:23: “Compra la verdad, y no la vendas…” ¡No sacrifiques la verdad por nada! ¡Búscala con todo tu corazón! No significa que no vendrán problemas, y te aseguro que cuando te aferras a la verdad vienen guerras, pero también te aseguro que viene victoria. ¡Hay guerra pero hay victoria! La verdad no te va a dejar postrado en el camino. Necesitas buscar a Dios con todo tu corazón y pedirle perdón por tus caprichos. No digas más que harás como se te da la gana, que no quieres que te estén diciendo lo que tienes que hacer. ¡Cristo quiere alumbrarte para que hagas lo que Él quiere para que te vaya bien! Este consejo es para cualquier persona, para cualquier iglesia u organización y también es para la nación.

En el caso de Nehemías, cayó un peso de gloria sobre él y un deseo inmenso de buscar a Dios para saber qué hacer con la noticia que recibió. Te digo que hay tristeza que viene de parte de Dios para bendición. Hay tristeza que viene del mundo, de las decisiones que han sido mal tomadas, pero también hay tristezas que Dios trae a nuestras vidas para movernos. En cuanto Nehemías se humilló, en cuanto comenzó a orar y a ayunar, Dios comenzó a actuar. El Señor tenía un plan; sólo hacía falta alguien que tuviera la carga de Dios y que le afligiera lo que a Él le afligía. El corazón de Dios estaba afligido por Jerusalén. Entonces, Nehemías empezó a orar y Dios comenzó a actuar. A los días de haber recibido la noticia, en el momento en que le estaba sirviendo el vino al rey, como no había estado antes triste en su presencia, éste lo mira y le dice: “¿Por qué está triste tu rostro?, pues no estás enfermo”. Y aquí ya está Dios desplegando su plan. Nehemías se asustó y oró para que Dios lo pusiera en gracia delante del rey, entonces le dijo: “¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego? Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos, y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré”.

REEDIFICA LOS MUROS DE TU VIDA

Hoy quiero hablarte acerca de muros y puertas. Los muros caídos significan que la fe ha decaído. La fe es como un escudo de defensa contra los dardos envenenados del maligno. Quien tiene fe no se detiene y avanza contra las circunstancias adversas. La fe es la fortaleza del creyente. No sólo se necesita conocer la verdad, se necesita creer en la verdad. La fe y el amor quitan el temor. Quien tiene fe, camina seguro y confiado. Yo no sé qué pasará conmigo, pero he creído en Dios. Estoy sosteniendo la verdad. Hace un tiempo atrás declaré que la ideología gay está imponiendo las relaciones sexuales de adultos con menores y las relaciones sexuales entre personas y animales. Hoy, en Canadá se considera legal tener relaciones sexuales con animales. Una gran nación en oscuridad, que no ve ni entiende hacia dónde va. Y creen que son una nación de avanzada. Uruguay cree que es una nación de avanzada porque ha sido pionera en aprobar leyes de divorcio y no se dan cuenta de la cantidad de matrimonios y familias que han destruido. ¡Es una calamidad lo que está sucediendo! Los niños necesitan el amor y el cuidado de los padres; necesitan padres presentes. Uruguay ha sido pionero en muchas cosas y ahora sienten orgullo en aprobar la ley que regula la producción, distribución y venta de marihuana. Y el caos de Uruguay es más o menos como el de Jerusalén. Directoras de escuelas han declarado que es imposible dar clases porque los chicos entran drogados y no prestan atención, así no pueden aprender. No sienten motivación para estudiar. Los índices de deserción escolar son alarmantes. Yo te cuento estas cosas, no para echarle la culpa a los políticos sino para que caiga sobre los creyentes el manto del peso del plan de Dios para salvación del Uruguay y de las naciones. ¡Necesitamos tener conciencia de las cosas que están aconteciendo!

Las puertas de Jerusalén estaban quemadas y el enemigo podía ingresar fácilmente. Las puertas estaban abiertas durante el día y en la noche se cerraban, y además había vigías que cuidaban. Si bien las paredes eran importantes para que no entrara el enemigo, también lo eran las puertas, así que tenían que estar bien resguardadas. Las puertas de una nación son los puertos y los aeropuertos; son las rutas de entrada y salida del país. Si no están bien cuidadas las puertas, por éstas entran maldiciones a la nación. Las leyes que se han aprobado en éste último tiempo de la agenda de derechos, han entrado por las puertas del país.

Los ideólogos de esta nueva agenda de derechos dicen entre otras cosas, que no nacemos sexuados y pretenden enseñarles a nuestros hijos esta aberración. Señalan que cada uno tiene que elegir, o sea, hacer una elección de su identidad sexual. ¿En qué fundamentan que no nacemos sexuados? Se fundamentan en el hecho de que somos libres de creer lo que se nos dé la gana. Yo no estoy en contra de ese derecho, si tú crees que eres Gardel yo no me opongo a eso, pero sí me opongo a que les enseñe a mis hijos que pueden elegir ser Gardel.

Hay una conmoción en el mundo, los acontecimientos se están precipitando. Según declara la prensa, me han puesto una denuncia penal, lo que no se arregla pagando fianza, sino que puedo ir preso. Mas yo no voy a dejar de decir la verdad. ¡Es terrible la ley que se ha aprobado en Canadá! Esta ley declara que las personas pueden tener relaciones con animales sin penetración. ¿Cómo van a certificar que no tuvieron sexo con el perrito? ¡El mundo está delirando! Las mascotas ahora andan con “la cola entre las patas” buscando dónde esconderse. En Alemania han empezado a funcionar prostíbulos para tener sexo con animales. ¡Tanto que quieren proteger a los animales! Hay gente que odia a la gente y quiere proteger a los animales, pero aprueba el abuso sexual con éstos, y esto es un muy buen negocio porque los animales no cobran. ¡El mundo está en casos! No soy un predicador del caos y te digo que hay salvación de Dios. ¡El Señor tiene un plan de bendición para el mundo! Falta que los cristianos se planten delante de Dios en oración y ayuno. Por eso hemos comenzado una etapa de ayuno y oración y yo oro a Dios para que caiga sobre ti el peso de su gloria, y en este tiempo ores y gimas por tu nación.

Según mediciones de Uruguay, la principal causa de suicidio es la desintegración familiar. Se enseña la deconstrucción del matrimonio y de la familia tradicionales. Se culpa a Dios y a la iglesia de oprimir a las personas con el tema del matrimonio heterosexual. Hay gente que anda por las calles diciendo: “¡Malditos heterosexuales!” Quieren liberar a la mujer y para ello promueven el aborto por la sola voluntad de ésta y no por una causa importante. La causa primordial es que a la mujer se le da la gana de matar a su hijo. ¡Esto es terrible! Y yo te pregunto: ¿Te pesa esto o no? Mucha gente piensa: “Mientras me vaya bien a mí, los demás que se arreglen”. ¡No te irá bien! Si no oras por tu país, tu país se pudre. La violencia y el abuso a menores, en el año 2016 ha crecido un treinta por ciento respecto del año anterior. ¡Es terrible! Y nosotros sabemos bien del asunto porque los chicos que ingresan a los hogares por causa de las drogas, llegan con el alma herida.

¡Tiene que sucederte como a Nehemías! A medida que escuchaba el relato de lo mal que estaba Jerusalén, su corazón se entristeció, entonces se sentó a llorar. ¡Quiera Dios que un peso de gloria para orar y ayunar por tu país se apodere de ti! Los motivos de oración diarios para los uruguayos que se suman a los veintiún días de ayuno lo encontrarán en las redes de Misión Vida para las Naciones y de Noches de Gloria Uruguay. Esperamos desde ya, grandes milagros de parte de Dios. Señor, te pido que hagas caer sobre tu pueblo un manto de oración y de ayuno. Haznos sensibles a tus demandas, Espíritu Santo. ¡Queremos ver un país distinto, no queremos una nación laicista! He leído en un twitter que los cristianos somos un problema porque no hacemos y no dejamos hacer…

Nehemías era una persona común, no era un estadista ni nada de eso. Fue un hombre que Dios puso en gracia para que sea copero del rey. ¿Qué te quiero decir con esto? Que Dios va a usar personas comunes para hacer su obra. Nehemías se humillo y oró, y Dios lo colocó al frente de un gran proyecto. Él fue quien edificó los muros de Jerusalén y colocó las puertas, por lo que la ciudad ya no estaba indefensa. Tú debes tener las puertas bien cerradas a lo malo y abiertas a lo bueno. ¿Cuáles son las puertas? Los ojos, los oídos, los pensamientos y sentimientos del corazón; ahí el diablo mete toda clase de deseos y codicias. Si eres espiritual te pondrá deseos de hacer cosas buenas, pero no se trata de hacer lo bueno sino lo que Dios quiere, y lo que el Señor quiere es la verdad y no lo bueno que te surge en el corazón. Tienes que edificar los muros; hoy tienes que abrir el corazón a la fe.

Respecto a la denuncia penal que me hicieron, te digo que ya no me importa lo que piensen de mí. Yo sé que digo la verdad así que digan y piensen lo que quieran, yo voy a caminar firme. ¿En qué consiste la fe? En que creo que la palabra de Dios es la verdad. En la Biblia dice que a los que a Dios aman, todas las cosas les ayudan a bien. No sé qué pasará en cuanto a las declaraciones que hice y la denuncia que me pusieron, pero a mí no me importa porque yo amo a Dios y a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien. ¡Todo será para bien! El apóstol Pablo escribió en prisión: “Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio” (Filipenses 1:12).

CONCLUSIÓN

Si tienes los muros levantados, se termina el temor; se termina esa sensación de que estás desprotegido. Yo no estoy desprotegido porque he creído la palabra de Dios que declara que el ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen y los defiende. Yo no tengo temor porque sé que conmigo está el ángel de Jehová. Yo temo al Señor y sé que el ángel de Jehová me defiende. ¡Se terminó! ¡No importan las circunstancias ni las amenazas! ¡Dios está conmigo! He creído, estoy firme, conozco la verdad, avanzo y no me detengo. He creído en la palabra de Dios y su palabra es verdad. Somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. ¡Yo voy a vencer! ¡No hay infierno que me detenga! ¡No hay circunstancia que me frene! ¡Dios me ha dicho que está conmigo y yo le creo! Tienes que conocer la palabra de Dios porque ésta es verdad, y la palabra de Dios no actúa en tu vida si tú no asumes la fe en su palabra y actúas en consecuencia.

Dios quiere mejorar las condiciones de Uruguay y de todos los países del mundo. El Señor no quiere que las leyes humanas prosperen en Uruguay y que esta nación sea un mal ejemplo. Dios quiere derramar su gracia y su amor y yo te desafío. No estás obligado a orar y a ayunar, sólo lo hará aquel que ablanda su corazón delante de Dios y es sensible a su llamado. Dios está llamando. ¿Alguien le responderá? ¿Hay alguien que le diga, yo quiero ser usado por ti? Nehemías podría haberse quedado tranquilo en el palacio del rey, pero tomó el yugo del Señor, se afligió delante de Dios y comenzó a pedirle perdón por el pecado del pueblo. Tú dirás: “Pero, ¿qué vamos a hacer si no estamos en el gobierno y no tenemos cargos importantes?” Dios tiene un plan y puede usar a cualquiera que tenga temor del Señor. ¿Puedes tomar hoy la carga como Nehemías? ¿Sientes la demanda de Dios de orar e interceder por tu país?

Dile: “Señor, pon tu manto de oración y de intercesión sobre mí. ¡Quiero ver tu bendición en Uruguay! Levántame a mí o alguien que comience a levantar los muros caídos y reconstruir las puertas quemadas de la nación. Que no entre más droga por el puerto, por el aeropuerto ni ninguna otra ruta. Que entre bendición al país Padre, y salga bendición a otras naciones. Que sea tanta la gracia y la bendición que derramas sobre nosotros que impartamos bendición a otras naciones. Transforma a Uruguay en una herramienta poderosa en tus manos y así como fuimos a Haití, que podamos ir a muchas naciones más. Venga a nosotros tu reino y hágase tu voluntad como en el cielo así también en la tierra. Ven y bendícenos Dios, en el nombre de Jesús, amén”.

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TU OFENSA TE DESCONECTA DE DIOS

INTRODUCCIÓN

El amor de Dios tiene un elemento que es la compasión y ésta es el motor del amor de Dios, que lleva a una persona a padecer por causa de la necesidad de otros. Pasión significa padecer y compasión es padecer juntamente con otro; es decir que, si alguien tiene tristeza, yo me entristezco como esa persona. Padezco juntamente con ella. Me duele lo que está viviendo el otro como si a mí me estuviera sucediendo lo mismo que a esa persona. Eso mueve mi corazón y mis decisiones, direccionándome hacia la necesidad del otro. ¡Para Dios la compasión es extremadamente importante! La compasión hace que te enfoques en el quebranto y en la necesidad de las personas de tal manera que te lleva a dejar de lado tu propia necesidad.

Tal vez alguno diga: “¿Y yo qué? ¿Y mi problema?” ¡Dios está contigo! Su mandamiento es: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No es, te amarás a ti mismo. A mí me alcanza con el amor de Dios y me alcanza con saber que si amo al prójimo, el amor de Dios obrará en mi favor y el Señor suplirá todas mis necesidades y mientras yo cuido de otros, Él cuida de mí. Si yo tengo compasión por otros, Dios tiene compasión de mí, y si yo socorro a otros, Él me socorre a mí.

El mundo se rige por el egoísmo, el hedonismo y el egocentrismo; y el evangelio viene a combatir esos conceptos y viene a instaurar el amor de Dios que mira la necesidad del otro y me acerca al prójimo. La compasión es entonces un aspecto especial del amor de Dios que me lleva a actuar en favor del necesitado. La película: “La Pasión de Cristo” significa “el padecimiento de Cristo”, y su padecimiento no fue por Él mismo sino por la humanidad. La compasión enfoca la dirección de mis pensamientos y de mi accionar. Si yo me centro por ejemplo en las ganas que tengo de comer y me choco con alguien que tiene hambre, pierdo de vista la necesidad de esa persona porque estoy enfocado en que quiero ir a comer. Y si me siento cansado o no tengo tiempo porque ando afanado, no puedo ver la necesidad de otros. Mis sentimientos me direccionan, pero si hay compasión en mi corazón, mis ojos y mis sentimientos se enfocan en ayudar a los que me rodean. La Biblia señala que es más bienaventurado dar que recibir. ¡Son dichosos los que dan! ¡Son bendecidos! Y no sólo me refiero al dinero, al abrigo o a los alimentos; se trata de dar lo que haga falta, como un consejo, como ofrendar mi tiempo. O sea que dejo de lado el tiempo que tengo para mí y lo dedico a ayudar a otra persona como por ejemplo mandándole un mensaje. ¡Todo eso es dar!

LA COMPASIÓN TE GUÍA A LA VOLUNTAD DE DIOS

Más bienaventurado es dar que recibir, y bienaventurado significa dichoso. Significa: son más felices los que dan que los que reciben. Pareciera ser que los que reciben se ponen contentos por un momento, pero quienes reciben más gozo y satisfacción son los que dan. Esto es una verdad bíblica que si no las has experimentado debes hacerlo. ¡No te pierdas el beneficio de dar! Experimentarás gozo al dar.

Yo estoy feliz por los veintiséis años que llevo en Uruguay predicando el evangelio y no es que la gente me ha pagado bien. Yo sé lo que es sentirse extranjero en una tierra que no es tuya. A los uruguayos les provoca rechazo y fastidio los argentinos. En Uruguay se sienten orgullosos de lo humildes que son. En general, en este país se trata muy bien a los extranjeros, pero no tanto a los argentinos. ¡Yo lo he vivido en carne propia! La prensa, los políticos y un montón de gente me han tratado con un cariño extraordinario. Algunos decían: “¿Y qué tiene que decir este argentino acá? ¡Que se vaya a su país!” Pero Dios me mandó a Uruguay y me plantó aquí; el Señor me hizo adoptar a Uruguay y amo a los uruguayos. Oro por este país y creo que he derramado más lágrimas por esta nación que los propios uruguayos. Llegué con una mano atrás y otra adelante, mas Dios me ha bendecido y así como declaró José, el Señor me ha prosperado en la tierra de mi aflicción. En mi país nunca fui acusado como lo han hecho en Uruguay con toda clase de difamaciones. ¡Hasta de traficante de menores me acusaron! Ahora me dicen homófobo, retrógrada, que promuevo el odio, etc. Y no es por eso que estoy amargado sino que estoy dichoso por Cristo, porque todo lo que hice en los veintiséis años, fue dar. A veces me siento cansado, agotado, predico a veces tres cultos en un día y me encuentro con gente que necesita hablar conmigo, entonces los atiendo y me voy a mi casa muy tarde en la noche…

Una joven venía todos los domingos, me abrazaba y me decía que yo era su papá, pero le dije en una oportunidad que el chico que le gustaba no le servía y no la he visto más. ¡Se terminó el amor hacia mí como papá! A veces los consejos molestan. A veces uno no quisiera ser pastor, no quisiera darles consejos a determinadas personas, pero Dios nos puso para eso. ¿Cuál es el resultado de todo esto? ¡Soy un hombre feliz! Bienaventurado o dichoso es aquel que da. Hay gente que da, pero no está bien enfocada; da, pero lo que lo motiva no está guiado por la misericordia ni por la compasión. Solamente aquellas cosas que hacemos direccionados por la compasión están dentro de la voluntad de Dios. Nosotros damos muchas cosas, pero movidos por motivos egoístas del corazón. Haití recibe mucha ayuda de personas extranjeras que hacen donaciones tal vez por motivo de conciencia, pero estas personas dan sin sabiduría. Digamos que la compasión lleva a la persona a dar con sabiduría y con justicia. Porque a veces cuando damos, pero no somos guiados por la compasión, perjudicamos más de lo que bendecimos.

En Haití se ha desarrollado la “cultura del mangueo”. Las personas que van a allí y dan, se van felices por su conciencia, pero no son conscientes de que han ido generando esa cultura del mangueo en los haitianos ya que éstos esperan siempre que llegue alguien con billetes verdes. Cuando construimos el hogar de niños de Haití, con capacidad para albergar a cien niños, estábamos felices porque quedó hermoso y soñábamos con verlo lleno de niños que habían quedado huérfanos. Mientras íbamos construyendo el hogar de Beraca, fuimos a conocer otros hogares; y en Haití muchas personas se preparan para pedir.

Conocimos una mujer que albergaba en su casa unos cuantos niños y ella tenía una carpeta muy sucia y maltratada con papeles de inscripción muy mal hechos. Ella, mostrándonos la carpeta, nos dijo que necesitaba dos mil dólares mensuales para poder llevarlo adelante. Esta mujer pedía y pedía plata y a mí me molestaba por lo que le dije que nosotros estábamos en plena edificación de un hogar y nos estábamos gastando el dinero que teníamos en la construcción; le recalqué que nuestra intención no era solventar otros hogares pero que iríamos a visitar su casa y si Dios nos demandaba, con gusto la ayudaríamos. Y fuimos a conocer el lugar, muy pequeño, muy precario, había mucha mugre y los niños estaban sucios y llenos de moco. No era un ambiente lindo sino más bien triste y los niños no eran felices allí, pero a esa mujer le servía porque la mentalidad de ella es que si los niños están sucios y mal vestidos, que si el piso es de tierra y faltan provisiones, entonces genera lástima en la gente y ésta terminaría ayudándola. En Haití les conviene mostrar miseria ya que si la gente ve que las cosas están relativamente bien, entonces no les van a dar. Yo le ofrecí que se fuera a nuestro hogar con los niños y armaríamos un equipo, pero se negó. Las chicas que fueron a visitar el hogar conmigo les preguntaron a los niños si habían comido y ellos les dijeron que hacía días que no comían, en realidad no sabíamos si era cierto o es que le habían enseñado a decir que no comían para dar lástima. La mujer no quiso irse con nosotros alegando que Dios le ha revelado que ella tenía que estar allí y que yo debía tener misericordia y ayudarla. Entonces le increpé: “¿El Dios que te dio la visión no te dio la provisión? ¿Fue Dios quien te mandó a tener a estos niños sin comer por días? ¿Dios te manda a tenerlos mugrientos y lleno de mocos?” Están esperando recibir pero no tienen un corazón acorde al de Dios; esperan recibir pero no tienen intenciones de mejorar la casa o de alimentar mejor a los niños. Cuando damos, queda claro que debemos tener dirección y esa dirección la da la compasión. La compasión te lleva a invertir en otros con sabiduría. ¡Dios necesita gente compasiva!

No son tantos los que dan, y no me refiero sólo al dinero sino a aquellos que dan su vida y lo que sea necesario en beneficio de otros. Analizaremos la vida de Jesús; en Mateo 9:36 leemos: “Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor”. En varios lugares encontraremos a Jesús rodeado de multitudes. ¿Qué ve Jesús en la multitud? Posiblemente si nosotros vemos una multitud, sólo nos sentiremos curiosos de ver qué están haciendo, pero no pasa de ahí. Mas Jesús al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas porque estaban desamparadas. El Señor vio que estaban desamparadas y dispersas; Él veía a las multitudes como ovejas abandonadas que no tenían quien las guíe, entonces se compadecía de ellas. Después de un día de trabajo arduo, Jesús hubiera dicho a sus discípulos para ir a Mac Donald a comer porque tenía hambre y después se irían a descansar porque había que seguir trabajando al otro día.

LA COMPASIÓN TE ENFOCA Y TE DIRECCIONA

Si no hay compasión en nuestro corazón aparece alguna otra prioridad. Pero si hay compasión, ésta te va a enfocar en las necesidades que Dios te quiere mostrar y tienen que ver con sus prioridades y no con las tuyas. Cuando no hay compasión, te enfocas en tu hambre, tu cansancio, tu trabajo o estudio, etc. Pero si hay compasión entonces me enfoco en las personas y en sus problemas; yo no puedo pasar de largo cuando veo la cara de una persona que está quebrantada. Si la compasión está en mí, me detengo para hablar con esa persona. No pondremos como excusa que tenemos mucho para hacer aunque todos tenemos mucho que hacer.

Para enfocarnos en algo tenemos que dejar de lado alguna cosa; seguramente quitaremos tiempo al descanso, a la comida, a la televisión, etc. A alguna cosa le robaremos tiempo a la hora de enfocarnos en los demás. La compasión es la que te hace enfocarte en aquello que Dios quiere. ¿Tú quieres conocer la voluntad de Dios? Yo te digo que los que tienen compasión conocen la voluntad de Dios. ¡Ya no ores que Dios te muestre su voluntad! Tu oración debe ser que el Señor te llene de amor y de compasión por los demás porque si hay amor, ese amor no te dejara estar ocioso y sin fruto, y lo que hagas será de bendición. Es más, dejará de ser una carga lo que estás haciendo; si a ti te toca hacer la comida y no hay amor, cocinar se transforma en una carga muy pesada.

Hoy en día se les dice a las mujeres que no hay que ser esposa ni madre porque eso es una tiranía, entonces son esclavas y viven oprimidas por el macho en una sociedad opresora y patriarcal, y critican a la iglesia que promueve el matrimonio y la familia. Yo conozco mujeres que son una bendición como esposas y me quito el sombrero al ver la clase de madres que son. Yo me deleito en ver a mis hijas cómo dedican tiempo y amor en criar a sus hijos, cómo juegan con ellos y esos niños son felices. Para ellas no es una esclavitud ser esposas y madres. A las mujeres les enseñan que si tienen hijos no tendrán futuro, vivirán oprimidas toda la vida, atadas a las obligaciones que les imponen los hombres. Les enseñan a tener aversión por los hombres. Mira que hay mujeres que son peores que muchos hombres, luchan por que la mujer sea igual al hombre; nada de sexo, sí igualdad. En un artículo que leí, alguna feminista señala que la erección del miembro masculino es una agresión contra la mujer. En otra publicación, un transexual de cincuenta y dos años de edad, pasa a la transedad. Antes de transformarse en mujer, se llamaba Pablo y estaba casado. A los 46 años de edad, abandonó a su esposa y sus siete hijos para vivir lo que considera su vida «verdadera». En una entrevista detalla su lucha por convertirse primero en una mujer y, después, en una niña de seis años de edad que habita en un cuerpo de un hombre de más de 50 años. Se viste como una niña y habla como una niña y es un hombre grande y corpulento. ¡Es terrible lo que está sucediendo en el mundo!

Jesús al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas porque estaban desamparadas. ¡La gente está desorientada! ¡Dios tiene compasión por las personas! Leemos en Mateo 14:14: “Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos”. A Jesús le vino un deseo ferviente de ayudar a los que estaban enfermos; el Señor no vio otra cosa más que gente enferma en esa multitud. Reitero, la compasión te enfoca en las necesidades de las personas. Mateo 15:32 dice así: “Y Jesús, llamando a sus discípulos, dijo: Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino”. Justamente, lo que la gente estaba necesitando, es lo que Jesús estaba percibiendo. En momentos era el hambre, en otro, las enfermedades, o los veía desorientados como ovejas que no tenían pastor. Y ahí estaba Jesús sintiendo compasión, orientado en la dirección de la voluntad de Dios.

Cuando Jesús estaba en la tierra se compadecía de la gente y hasta se olvidaba de sus propias necesidades. Juan capítulo 4 relata que el Señor se dirigía a Galilea y le era necesario pasar por Samaria; cansado del camino, se sentó junto al pozo mientras los discípulos iban por comida; allí se encontró con una mujer samaritana y le dijo: “Dame de beber… La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana?… Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás… Ve, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad”.

Quiero mostrarte con esto, cómo Jesús se enfoca en la necesidad de las personas. Estoy en condiciones de asegurarte, después de haber ayudado a muchas mujeres y decirte que cualquier mujer que haya tenido varios maridos se siente fracasada y vacía. Los judíos no pasaban por Samaria porque era abominable, mas la Biblia señala que a Jesús le era necesario pasar por allí. “En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella?… Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come. Él les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis. Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer? Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra”.

¡El hambre te puede enfocar en tu necesidad de comer, pero la compasión te enfoca en la necesidad de la persona que está a tu lado! La compasión te hace poner tus derechos a un lado para atender las necesidades de otros. ¿Quieres conocer la voluntad de Dios? La voluntad de Dios se conoce cuando su compasión y su amor se mueven en mí. Dios no quiere que esto te quede sólo como una enseñanza sino que seas lleno hoy de su compasión y mires por las necesidades de tu prójimo. ¡La compasión te desenfoca de tus propias necesidades!

Estaba Jesús en Getsemaní orando y sudando gotas de sangre porque no quería ir a la cruz, y si el Padre le presentaba otra posibilidad no tendría que sufrir. “Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú” (Marcos 14:36). Jesús podía haber huido de allí, sin embargo, estaba delante del Padre diciéndole: “Que sea tu voluntad y no la mía”. Y se quedó allí porque era la voluntad del Padre y sabía que debía morir en la cruz del calvario para cambiar su vida por la nuestra. Cuando llegó la pascua en que Jesús sería crucificado, y Él sabía que iba a ser azotado, clavado y crucificado en esa pascua, dice la Biblia que afirmó su rostro para ir a Jerusalén (Lucas 9:51). Los que lo rodeaban sabían que algo le iba a suceder allí y ninguno quería que fuera, y dice Mateo 16:22: “Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca”. Jesús estaba acostumbrado a compadecerse de la gente y cuando Pedro le dice eso, Jesús lo mira a los ojos y le dice: “¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres”. ¡Su compasión por mí y por ti lo hizo ir a Jerusalén! La compasión por la gente que era la voluntad de Dios, lo hizo ir a Jerusalén aun sabiendo que iba a padecer. Jesús no estaba para compadecerse de sí mismo; Él tenía gozo de saber que su padecimiento tenía un gran fruto y era nuestra salvación. ¿De qué me libró Jesús? ¡No tengo ni idea de qué me habrá librado! Según la prensa yo soy un sinvergüenza y reconozco que tengo cara de sinvergüenza, pero Cristo perdonó mis pecados y cambió mi corazón y aunque tengo cara de sinvergüenza, soy siervo del Dios Altísimo.

Si Jesús hubiera tenido compasión de sí mismo, hubiera seguido el deseo maquiavélico de satanás. Mas el Señor le dijo a Pedro: “¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres”.

LA COMPASIÓN NO ELIGE LA CONVENIENCIA

Te voy a decir algo muy importante y es que tu conveniencia no es la voluntad de Dios. Muchas veces resolvemos cosas razonando qué es lo más conveniente o qué es lo que no conviene; pero lo que es conveniente para nosotros no es necesariamente la voluntad de Dios y nuestra conveniencia se levanta contra los designios de Dios. La compasión no elige la conveniencia; la compasión elige la voluntad de Dios. Posiblemente, para Jesús la conveniencia era no ir a Jerusalén, o haberse escapado de Getsemaní para guardar su vida. Cuando haces lo más conveniente y lamentablemente se ha instalado en el mundo, y desgraciadamente también en el mundo de la política, la teoría de la conveniencia, ya no importa lo que está bien o está mal, lo importante es lo conveniente. De acuerdo a la conveniencia se elige, sin importar la verdad y sin importar lo que está bien o mal. ¡Lamentable pero es así!

Y los cristianos no estamos exentos de eso porque siempre elegimos la conveniencia; tenemos que estudiar, trabajar, estamos cansados y hambrientos, etc. Y al final no hay lugar para la compasión. Dios quiere hacer una obra nueva en tu corazón. Si tu corazón no se enfoca en lo que Dios quiere no estás demostrando que eres un siervo de Dios ni que para ti lo más importante es el reino de Dios y su justicia. Estás demostrando que para ti no es importante la voluntad de Dios.

El apóstol Pablo había hecho muchas campañas de evangelismo y fundó una gran cantidad de iglesias en toda Asia, en todo el mundo de oriente conocido en aquel entonces. Había llegado a muchos lados. Y habiendo terminado sus giras de predicación del evangelio decide ir a Jerusalén, entonces dijo: “Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer; salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones. Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios” (Hechos 20:22 al 24).

Ojalá quedaras ligado y ligada al Espíritu hoy, y marches a donde Dios te guie. Dice Hechos 21: 8 al 14: “Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; y entrando en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, posamos con él. Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban. Y permaneciendo nosotros allí algunos días, descendió de Judea un profeta llamado Agabo, quien, viniendo a vernos, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles. Al oír esto, le rogamos nosotros y los de aquel lugar, que no subiese a Jerusalén. Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? Porque yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, más aún a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús. Y como no le pudimos persuadir, desistimos, diciendo: Hágase la voluntad del Señor”.

Pablo conocía la voluntad de Dios y a pesar de las profecías que eran ciertas, decidió no tener compasión de sí mismo sino de la gente. El plan de Dios era que Pablo les predicara el evangelio a los gobernantes de Jerusalén, de Cesarea de Filipo y a los de Roma. No es lo mismo lo que razona tu intelecto que lo que Dios razona. La dirección de Dios no es la misma que tu intelecto ya que éste te guía hacia tu conveniencia, pero la compasión de Dios siempre te va a guiar en otra dirección. Por eso Jesús dijo: “El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo”. Una cosa es que te guie tu conveniencia y otra muy distinta es que te guie la compasión de Jesús. La compasión de Dios no te dejará mirar hacia otro lado cuando hay una persona necesitada, algo harás por ella. Si es necesario sacrificarás tu vida por los demás y no serás una persona desgraciada porque más bienaventurada cosa es dar que recibir declara la palabra de Dios. ¡Serás feliz! Dios suplirá todo lo que te falta y verás las maravillas del Señor.

CONCLUSIÓN

Cuando es Dios quien guía también provee; y provee una paz que sobrepasa todo entendimiento y el gozo del Señor, que no es el gozo de haber recibido dinero o de encontrar empleo, sino como decía Nehemías, el gozo del Señor es mi fortaleza (Nehemías 8:10). ¡Dios hoy te ha hablado! Él quiere irrumpir en tu vida y no lo hará sin tu consentimiento porque el Señor te dio libre albedrío, pero Él te ha hablado y está golpeando a la puerta de tu corazón, déjalo que ponga su amor y su compasión y así obrarás conforme a su dirección. Muchos chicos de los hogares de Beraca se molestan porque los mandan a preparar la comida y no pueden hacer otra cosa que quieren; si la compasión de Dios está en ti, a la hora de preparar los alimentos será un poema y los que coman tu comida se deleitarán. Lo que te toque hacer, lo que Dios te mande a hacer será un gozo. Si el Señor te da diez hijos serás la mujer más feliz y esto va en contra de lo que dice el mundo, como que tener hijos es una desgracia. Así que yo les digo a las mujeres que tengan hijos; sean madres de muchos hijos y disfrútenlos. Sean esposas y deleiten a sus esposos y no crean que son esclavas porque Dios las declara benditas. ¡Son benditas las mujeres que hacen la obra de Dios! Tener hijos no es una esclavitud, pero abortarlos es un crimen. No te sentirás oprimido u oprimida porque Dios te dará una libertad que nada tiene que ver con tus razonamientos. Dijo Jesús: “Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”. La verdad es la voluntad de Dios.

El Señor quiere romper las ataduras del egoísmo, del hedonismo y la autosatisfacción en ti. ¡Dios va a darte placer! ¡El Señor va a sustentarte y te dará gozo! Tú encárgate de hacer por otros lo que Dios quiere que hagas. Dios llenará tu corazón de compasión y lo que te mueva a partir de hoy ya no serán los motivos egoístas de tu corazón, sino que sentirás compasión por tu prójimo y serás guiado por el amor de Dios a bendecir a los demás. Que no pase desapercibido este mensaje en tu vida, pídele al Señor que ponga en ti su corazón para compadecerte como Él se compadeció. La compasión es de Dios y la quiere derramar sobre tu vida hoy, recíbela en el nombre de Jesús, amén.

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TU OFENSA TE DESCONECTA DE DIOS

INTRODUCCIÓN

Leemos en Mateo 11:29: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”. Históricamente, el yugo, es un instrumento para unir a dos bueyes o mulas en una yunta, formado por una pieza alargada de madera con dos arcos que se ajustan a la cabeza o el cuello de los animales y que, sujeta a la lanza de un carro o el timón de un arado, permite que tiren de ellos. Es un peso que los obliga a trabajar, o una especie de opresión que tienen encima. El yugo impide que un buey vaya más adelante del otro ya que si uno tira de más se hiere y hiere al que queda atrás, por lo que el que quedó rezagado, trata de adelantarse para que no duela y el que se adelantó retrocede. Cuando terminan de arar, les quitan el yugo a los bueyes, por lo que éstos sienten una liberación. Jesús nos dice en Mateo 11 que debemos llevar su yugo; en otras palabras, trata de decirnos que no llevemos nuestro yugo porque es pesado, en cambio su yugo es liviano y fácil de llevar.

EL YUGO DE TU ALMA SE REFLEJA EN TU ROSTRO

La palabra alma, tiene que ver con la parte de nuestro ser que identifica nuestra persona; digamos que una persona tiene un alma única e irrepetible. Ninguna es igual a otra. Cada alma ha sido concebida por Dios con ciertas características que le dan una individualidad. Según la psicología, el alma es la sede de nuestro yo o de nuestra persona. Entonces, cada ser humano tiene un alma única, con características especiales, irrepetible e indivisible y que nos identifica por quienes somos. Aparte, tenemos el cuerpo y el espíritu, pero hoy te hablaré acerca del alma, que es la sede del intelecto, de la mente o pensamientos, de la voluntad y de las emociones. Cuando en el alma hay pensamientos turbios, esos pensamientos arrastran a la persona a tomar decisiones o a vivir de determinada manera, que la vida se le transforma en una carga. Si los pensamientos son míos o de mis parientes y amigos, entonces se pierde la visión de Dios para nuestra vida y la persona comienza a tener problemas, porque los pensamientos nos llevan a tomar decisiones. Nosotros no hacemos necesariamente lo que Dios dice o quiere; hacemos de acuerdo a lo que nos motiven los pensamientos. Nuestra alma se transforma en una carga para nosotros, no solo cuando están mal los pensamientos sino cuando falla la voluntad porque podemos tener buenos pensamientos, pero la voluntad está quebrada, por ejemplo, por causa de muchas frustraciones. La frustración que viene con los fracasos te lleva a carecer de voluntad para hacer lo que sabes que tienes que hacer. Por más que tengas pensamientos correctos, si no tienes voluntad, te quedas acostado.

Por otro lado, están las emociones, que son los sentimientos. ¿Qué sucede a lo largo de nuestra vida? Se van metiendo dentro de nosotros ciertos sentimientos inyectados por el infierno, conforme a las circunstancias que vivimos. Entonces tenemos sentimientos de odio o resentimiento que nos llevan a tener pensamientos de venganza, por ejemplo. Hay sentimientos que no nos dejan dormir porque sentimos un odio profundo o porque han ocurrido cosas que nos provocan tristeza. Cuando nos han fallado, por ejemplo, entra en nosotros la amargura. Todos esos sentimientos, esos pensamientos y la voluntad quebrantada, transforma nuestra vida en una carga muy pesada. Cuando yo estoy predicando puedo ver la cara de las personas. ¿Qué es lo que veo? Que las cosas que tienen adentro de su alma, se exteriorizan y se reflejan en su rostro. ¡Si hay tristeza u odio se exterioriza! Todos los sentimientos y pensamientos te dibujan la cara y son el fruto de las insinuaciones del infierno. Las mujeres, para que no se les note que están mal, se maquillan. No se trata de que los hombres y las mujeres sean feos, sino que se refleja en la cara, los sentimientos negativos que manifiestan. ¡Eso es un yugo que no debemos llevar!

Normalmente, esos sentimientos y pensamientos que traen frustración a la voluntad, todo ese veneno demoníaco que se mete en la vida de las personas, se originan en eventos que han ocurrido en el pasado. Hay mujeres que después de años que se murió el marido, aún no pueden superarlo. Van al cementerio según ellas a visitarlo, pero sólo se están metiendo en un lugar donde operan espíritus de necromancia, que son espíritus de muertos. Y cuando están delante de la tumba sienten un alivio momentáneo, pero se van de allí y la tristeza y la depresión les gana terreno. ¿Qué es el yugo en este caso? Es que a la mujer la sujeta una soga con la que arrastra toda su vida un muerto. Lo mismo sucede cuando se muere un hijo, así que llevan muertos a cuestas, y la vida se les hace pesada. Una mujer que perdió un hijo dejó de atender a los otros cuatro hijos que le quedaron. La depresión la llevó a un estado en el que no tenía ánimo ni fuerzas para atender a su familia. El hijo más chico se le acercó y le dijo: “¡Mamá, tenes cuatro hijos más!”

EN EL YUGO DE DIOS ESTÁ TU DESCANSO

¿Qué logran los pensamientos, las emociones y la voluntad quebrada? Desvían tu atención de la visión que Dios te quiere dar; te nublan el entendimiento. Entonces desconoces la voluntad de Dios porque te extravías del Señor. Dijo Jesús: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). No se trata de tomarse unas vacaciones ni de dormir un poco más; se trata de que si dejas que Jesús te de descanso o no. Si Jesús no te da descanso no hay sueño que pueda hacerte tener ese estado de ánimo óptimo que necesitas para llevar la vida. Si tu alma no tiene paz, si no tiene descanso, por más que duermas toda la noche, al otro día te levantas como te acostaste, pesado, con dolor en los huesos o con ganas de volverte a acostar. Hay gente que se toma vacaciones para darle alivio al alma, pero te voy a decir una verdad; el cuerpo descansa más cuando el alma está en reposo o en paz, y esto no tiene que ver con dormir ni con irse de vacaciones. Cuando el alma está en paz, el cuerpo descansa bien. Ahora, cuando el cuerpo descansa bien no significa que haga descansar al alma porque el hecho de estar acostado no te quita las angustias, las tristezas, el rencor, no te quita los deseos de venganza ni la amargura. O sea que dormir más no te quita los malos pensamientos y sentimientos. El verdadero descanso proviene de nuestro trato y relación con Dios.

David declaraba: “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado” (Salmo 4:8). Cuando el ama está en paz y confiada, el sueño es reparador, de otro modo no lo está. Hay personas a quienes el alma les trabaja hasta cuando están dormidos; duermes, pero tu alma sigue con bronca por algo que te hicieron. No hay paz ni descanso, y así el cuerpo comienza a deteriorarse; los malos estados de ánimo que son gestados por sentimientos desencontrados, generan enfermedades en los huesos, en las articulaciones, en la sangre, en el sistema digestivo, etc. Y ese es el yugo que el diablo nos ha puesto, entonces caminamos con los hombros caídos y con la cara larga. La forma de caminar de la gente muestra el estado de ánimo que tienen. Ahora, cuando el alma está bien, uno tiene paz, y esto no lo ponen los demonios, sino que te lo da Dios. Jesús sabía que lo iban a azotar, que lo iban a escupir, que le pondrían una corona de espinas y lo crucificarían, pero les dice a sus discípulos: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27). Cuando tienes la paz del Señor no significa que no tendrás problemas, sino que estás blindado y ningún dardo envenenado podrá afectarte porque esa paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, guardará tu corazón y tus pensamientos en Cristo Jesús.

Como cristianos debemos aprender que a pesar de las circunstancias complicadas y difíciles Dios nos ha hecho más que vencedores por medio de Aquel que nos amó. ¡Somos más que vencedores! El problema no es el problema porque no hay ningún problema que sea tan grande que pueda derrotar a un cristiano que ha recibido el poder, la paz y la gracia de Dios. Si el problema no es el problema, ¿dónde está el problema? Si por causa de la dificultad que estoy atravesando le abro la puerta al temor, entonces el problema soy yo porque carezco de fe y de confianza. ¡Si le abro la puerta a la amargura, yo tengo el problema! El problema nunca está afuera de uno sino adentro. Por eso Dios trata con cada uno de nosotros en forma individual. El salmista confesaba: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo”. Él resistía el temor y lo echaba fuera de su vida; no lo dejaba entrar aunque pasara por el valle de sombra de muerte porque sabía que Dios estaba con él, entonces no había motivos para temer.

EN EL YUGO DE DIOS ESTÁ TU VICTORIA

Cuando el alma está en paz todos los problemas son solucionables; cada uno de los problemas son sólo circunstancias temporales, vienen y se van, pero yo soy eterno porque Dios me dio eternidad. ¡Yo pasaré más allá de esas circunstancias! Hoy se tienen que pudrir los yugos sobre tu vida por causa de la unción de Dios y tienes que aceptar el yugo que Jesús te está ofreciendo. El Señor te dice: “Mi yugo es fácil y ligera es mi carga”. Si tienes el yugo de Cristo podrás enfrentar un león y no temerás porque sabes que Dios hará algo por ti. Si te asaltan no te harás drama porque tienes el yugo del Señor. Quien tiene la paz de Dios tiene al Señor caminando con él y esa persona es plenamente consciente de que es así. Cuando uno tiene tal certeza y esa esperanza que sólo Dios puede dar, cuando uno tiene el amor, y el amor es una parte del yugo de Jesús, te hacen daño, pero como tienes amor, entonces perdonas. Y en lugar de angustiarte la vida por lo que te dijeron o hicieron, prefieres amar a quien te hizo daño y oras por esa persona que te ofendió. El amor también te blinda y no deja que entre a tu vida la amargura; más bien te llenas de un anhelo de intercesión por quien te hizo daño. Las dos partes más importantes del yugo de Jesús son el amor y la paz. Nadie logrará envenenar tu vida porque estás blindado con el amor y la paz de Dios.

No sólo tienes que saber esto y metértelo en tu cabeza, sino que Dios quiere que lo recibas. Jesús dijo: “Llevad mi yugo sobre vosotros…” No dijo que aprendas en tu mente acerca del yugo, sino que lo tomes y lo lleves. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros…porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. ¡Su yugo vale la pena ser llevado! Los que no llevan el yugo del Señor caminan por la vida con la espalda encorvada y la cara larga; cara de opresión, de angustia, de tristeza. No se trata de disimular; si estás llena de odio no va a alcanzar todo el maquillaje que te pongas para tapar ese sentimiento que se refleja en tu cara. Seguirás viéndote fea porque no tienes la paz de Dios en tu corazón. La belleza de la mujer sale de adentro, no se pinta por fuera. Y los hombres como no nos ponemos pintura somos más transparentes. Jesús te dice: “Deja a mis pies esos yugos que no te dejan descansar, que te hace pensar qué será de ti mañana, que no vas a llegar, que te dijeron toda la vida que eres inútil y nunca llegarás a nada; que eres un fracasado como tu abuelo y como tu padre. ¡Te han llenado la cabeza de basura y tú todavía vives con eso!” Andas por la vida con esa cara acorde a lo que te han dicho o te han hecho.

Mientras predicaba le vi la cara a una jovencita de dieciséis años de edad y le dije que quería hablar con ella; cuando se me acercó, se puso a llorar, suspiró hondo y me dijo que estaba embarazada. Ella nunca pudo contar con su papá y no se llevaba bien con su mamá, desde los seis años la crió su abuela. ¡Una historia muy triste! Como la de muchas jovencitas que a temprana edad comienzan a probar con hombres para ver si encuentran el afecto que no recibieron en su casa. Y la verdad es que se equivocan feo porque los hombres no están preparados para darles afecto sino para usarlas sexualmente. Un familiar de esta jovencita le dice que no aborte, pero hay una tía amorosa que le dice: “¿Qué vas a hacer de tu vida? Tienes que abortar al bebé. La iglesia está llena de viejas que tienen mentalidad retrógrada. Estamos viviendo otra época, si no abortas vas a vivir triste toda tu vida y serás una fracasada”. ¿Cómo no va a estar amargada la chica? ¿Qué se refleja en su rostro? La angustia, la indecisión, el fracaso y la frustración. Y así quiere verte el diablo. Pero si sobre ti está el amor y la paz de Dios, en tu rostro resplandece Dios. El Señor les había ordenado a los sacerdotes de Israel que bendijeran a su pueblo diciéndoles: “Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz” (Números 6:24 al 26). ¡Ese es el yugo de Dios! Aunque vivas frustraciones y tengas historias complicadas, cuando Dios alumbra, tu rostro no se ve igual. ¡Se ve el rostro de Dios en tu vida!

CONCLUSIÓN

Las personas dicen que la luna es hermosa, hasta le han hecho poemas. Cuántos poetas la miraron y quedaron deslumbrados y han hecho poemas acerca del amor a la luz de la luna. Pero la verdad es que la luna es fea. ¿Por qué se ve bonita? Por el reflejo del sol sobre ella. Así como el reflejo del sol hace ver hermosa la luna, las personas puedan ver reflejado a Dios en tu rostro.

Dile al Señor: “Alúmbrame Señor. Te necesito. Estoy lleno de recuerdos y situaciones que viví en el pasado que me maldicen”. Dios te dice que no mires para atrás. No traigas recuerdos de cosas malas que te han acontecido al presente, ni siquiera de las cosas buenas que has vivido. El Señor quiere enterrar tu pasado y que no te acuerdes más de él para que no te afecten esas situaciones horribles que has vivido. ¡Preséntale esas circunstancias a Dios!

Hace muchos años en una Navidad, comí lechón. ¡Qué lechón! Cada vez que me acuerdo, pienso en lo delicioso que estaba. Trato de respirar hondo para sentir el aroma del lechón que me comí en el año 1995 y de llenarme, pero mi estómago me dice: “No me vas a engañar”. Lo que necesito es comerme otro lechón porque no puedo vivir del recuerdo de ese que me comí en el año 1995. Del mismo modo ocurre con mi vida espiritual: ¡Necesito tener vivencias con Dios, hoy! ¿De qué te sirve haber tenido una gran vivencia con Dios si eso no te sacia el alma hoy? ¡Hoy tienes que recibir el yugo de Jesús! ¡Tienes que recibir hoy su paz! Tienes que permitirle al Señor que deshaga tu yugo. Dice la Biblia en Isaías 10:27: “Acontecerá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a causa de la unción”. Oro para que la unción de Dios descienda sobre tu vida ahora y se pudra todo yugo, en el nombre de Jesús. ¡Tendrás nuevas experiencias con Dios! El Señor está vivo y Él puede obrar en tu vida. Ninguna amargura puede contra Dios, nadie jamás logró amargarlo. Cuando lo maldecían, Él bendecía.

Dios no quiere que nadie se pierda, así dice la Biblia. Dios no se siente feliz al verte angustiado, en soledad; no le gusta cuando caes en depresión. Jamás te dirá: “¡Me gusta! Yo te lo dije”. El Señor te dice: “No quiero que me cuentes nada, sólo quiero que me entregues tu pasado. Tu pasado no sirve, deja que yo edifique junto contigo un futuro. Dame tu vida. Vives padeciendo lo que padece cualquier hijo de vecino porque no caminas conmigo, porque no me has dejado que yo te de mi yugo. Dame tu yugo y yo te daré el mío. Yo te haré más que vencedor en todas tus circunstancias”. ¡Ten fe y actúa en consecuencia! Tú dices que tienes fe y yo te digo que actúes de acuerdo a esa fe que tienes. La fe es la certeza de lo que se espera y lo que se espera está en el futuro, no en el pasado. No uses las experiencias del pasado para hacer una proyección de lo que te va a pasar en el futuro porque con Dios no tienes que especular acerca de éste, ya que si estás en sus manos tu futuro será de victoria le guste o no al diablo o a tus enemigos. ¡Dios te va a sacar adelante! ¡No tomarás nunca más como referencia algo que viviste para determinar cómo te irá más delante! No digas que sabes cómo son las cosas. ¡Tú no sabes! ¡Dios hace todas las cosas nuevas! El Señor hará resplandecer su rostro sobre ti y te dará paz.

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TU OFENSA TE DESCONECTA DE DIOS

INTRODUCCIÓN

Hay personas que son más secas que un ladrillo, las exprimes y no sacas nada. Hay creyentes que son una bendición, si lo exprimes sale bendición por todos lados, pero hay otros que son más secos que un ladrillo y por más que lo exprimas no le puedes sacar nada bueno. ¿Qué tienes tú de bueno para dar? Aunque si tienes algo bueno, no es tuyo sino de Dios. Lo que de Dios hay en ti, bendice al mundo, le da esperanza y paz; lo que de Dios hay en ti, motiva a las personas a alabar al Señor y a buscarlo.

Leemos en 1ª de Juan 3:10: “En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios”. ¡Lo que tú tienes se manifiesta! Los hijos de Dios se manifiestan, así como también los hijos de diablo. Si adentro tuyo hay odio, éste se manifiesta fácilmente apenas aparece alguna circunstancia para que ese odio se revele. Si estás triste se te nota en la cara, si estás feliz o tienes una terrible depresión se te ve en la cara. Y si estás lleno de Dios, si estás lleno de amor y de gozo, se manifiesta en tu vida. Juan declara: “En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios”. En el amor y en la justicia se evidencia que eres hijo de Dios; si se manifiesta en ti el amor y la justicia no cabe duda que eres un hijo de Dios porque éstos dan al mundo lo que hay dentro de sus corazones, o sea que las cosas que se manifiestan en ti, tienen la raíz en el amor y en la justicia. Se menciona el amor y la justicia aunque en realidad van juntos ya que toda obra que no proviene del amor es una obra injusta.

EL AMOR DE DIOS TE ENFOCA

¡Todas las obras de Dios provienen de su amor! El amor en el creyente enfoca las decisiones y el propósito del creyente; el amor en el creyente motiva sus decisiones, aún la persona que elije para compartir la vida. El amor le da dirección y sentido a la vida. Cualquier otra cosa que de dirección a tu vida es injusta y está fuera de Dios. Aclaramos que la ley de Dios, que determina justicia, es la ley del amor. Recordemos los diez mandamientos; los dos primeros tienen que ver con el amor y la obediencia a Dios, y la prioridad que hay que darle al Señor. Y los ocho mandamientos siguientes tienen relación con el prójimo; están todos ligados y conforman la ley de Dios. Los ocho mandamientos que hablan de nuestra relación con el prójimo tienen que ver con el amor hacia los demás. La justicia de Dios está determinada por la ley del amor; amor a Dios y amor al prójimo.

En Uruguay hay un montón de leyes, pero no podemos arreglar nada porque la ley sin amor no logra justicia. Si la ley está arraigada en el amor, produce frutos, si es sólo ley, no produce justicia. Si el creyente no manifiesta el amor y la justicia de Dios, o sea, no ama a su hermano, entonces no es de Dios. Si tú eres de Dios eres observable.

He hablado con una hermana que está terminando una carrera y tiene que presentar un trabajo final. Y en la universidad está en discusión el tema de la ideología de género en la docencia. Esta hermana se está por recibir de docente y muchos callan y opinan conforme a lo que lo profesores enseñan acerca de la ideología de género porque no quieren quedar mal y perder nota, tampoco quieren que se burlen de ellos. Esta joven me contaba que había profesores y compañeros que hablaban con cierta libertad contra el evangelio, contra la iglesia y hasta contra el pastor Márquez. Me dijo también que ellos hablaban de esa manera porque no sabían que ella era cristiana. Hace años que está estudiando en ese lugar, entonces le pregunté: “¿Y dónde está la luz?” ¿Está debajo del almud o de la cama? ¿Cómo van a creer en Cristo si ni se les habla del evangelio? ¿Cómo vas a defender la verdad? Lo que pasa es que yo quiero ese título para servir a Dios. Si no sirves a Dios ahora, tampoco lo harás después. Un hijo de Dios manifiesta la luz de Dios. ¡Es una injusticia ir contra las verdades de Dios que tienen que ver con el sexo y el matrimonio! ¡Es una injusticia que la ideología de género se enseñe con carácter de obligatorio! Y los creyentes nos callamos porque no queremos problemas. En tanto ellos celebran el orgullo gay, se desnudan en la vía pública; hacen de toda clase de cosas y nosotros nos maravillamos: “¡A dónde va a parar este mundo!”

Las obras de Dios son obras de amor. ¿Por qué cantan los pajaritos? Porque Dios nos ama. ¿Por qué son tan bonitos los animalitos? Porque Dios nos ama. ¿Por qué Dios creó los ríos, los mares y arroyos? Porque el Señor nos ama. Porque quería un lugar hermoso para nosotros. Como las madres que preparan el dormitorio para el bebé que está en camino. Lo pintan, lo arreglan, le ponen un cartel dándole la bienvenida, aunque el bebé no sabe nada de leer y escribir. Ella está preparando el ambiente con colores acordes por si es nene o nena. Así hizo Dios con el planeta Tierra. Creó todo y lo preparó: árboles, plantas, frutas, pájaros, peces. ¡Todo! Y entonces después vino el hombre y lo puso en un jardín que Dios mismo creó. Las obras de Dios son obras de amor. La cruz del calvario es una obra de amor, también lo es el perdón de pecados: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). ¡Cristo murió por nosotros! Hemos conocido el amor por el hecho de que Él dio su vida por nosotros.

EL AMOR DE DIOS CAMBIÓ A ALEJANDRO

En la iglesia hay muchos testimonios de personas que fueron alcanzadas por el amor de Dios y su gran misericordia. ¡Me deleita ver las maravillas del Señor! Alejandro llegó un día a los hogares Beraca; nadie daba nada por él, ni él daba nada por sí mismo. ¡Era una piltrafa humana! Treinta años de droga no te deja nada de amor, nada de fe o esperanza, no esperas nada más que la muerte. Junto con la droga incursionó en la delincuencia, anduvo con varias mujeres y de algunas tuvo hijos que no reconoció, a quienes no les dio padre ni familia. Pero tuve el privilegio de casarlo hace unos días. Antes de la ceremonia le pregunté cómo fue que había ingresado en los hogares de Beraca y me dijo: “Entré hecho trapo”. Sólo eso. ¡No servía para nada! ¿Quién podría esperar algo de él? Si lo exprimían era un ladrillo que no tenía nada para dar. Pero hay personas que decidieron dar su vida al servicio de otros dejando todo para vivir con gente como Alejandro y mostrarles lo valiosos que son y cuánto las ama Dios. ¡El amor de Dios lo manifiestan los hijos de Dios! El amor de Dios lo vemos en las ramitas de los árboles donde se posan los pajaritos a cantar, lo manifiestan los pajaritos cantando; el amor de Dios está en el aire que respiramos y que no nos falta, pero sobre todo, el amor de Dios lo manifiestan sus hijos. El amor es poderoso, señala la Biblia que el amor todo lo puede.

Cuando estábamos construyendo el templo en Monte Beraca, les pedí a los pastores que me mandaran tres o cuatro personas para ayudar en la obra. Y en los hogares, los pastores tienen gente de confianza que aprendieron a hacer las cosas con eficiencia y justamente a esos no me los mandaron. ¿A quién me mandaron? ¡A Alejandro! ¡No, Dios! decía yo. ¡No hacía una tarea bien hecha! Cuando le daba algo para hacer, él se iba a otro lado, entonces yo le preguntaba cómo le fue con lo que había encomendado y me decía que no lo terminó porque se puso a hacer otra cosa. No había manera de transar con Alejandro. Aunque tenía una virtud y es que no era atrevido y contestador, siempre fue muy respetuoso conmigo. De todas maneras, lograba agotarme la paciencia. Así que yo buscaba qué tarea darle que no terminara de sacarme de quicio, como juntar hojitas, qué se yo… En un momento, él les había comentado a otros que le dolía cómo yo lo trataba, y yo estaba abocado a hacer el templo. Pero en una oportunidad le di algo para hacer, que cambió mi perspectiva acerca de Alejandro. Le di una tarea que hizo muy mal, entonces le dije: “¡No te puedo dar nada para hacer porque lo haces mal! ¿Dónde tenes los ojos?” Y me responde: “Disculpe apóstol es que yo no veo bien. Yo veo un bulto y sé que es una carretilla entonces me acerco y la agarro”. ¡Dios mío! ¿Qué estábamos haciendo con este hombre? En el hogar le habían dicho que le mandarían a hacer los lentes, pero de esto había pasado un año y nada, entonces le dije que la iglesia se haría cargo de comprarle lentes. Él siempre se acercaba a mí, serio y a la defensiva, porque yo no podía confiarle una tarea ya que me hacía irritar mucho. Un día llego a Beraca y él me recibió con sus anteojos puestos y me dijo: “Le quiero agradecer por este gesto. ¡Ya veo todo bien!” Lo abracé y le dije que me alegraba mucho verlo bien. Desde ese entonces tuvimos una mejor relación, no obstante, Alejandro no tenía la ilusión de casarse y formar una familia. Y la que hoy es su esposa tampoco se ilusionaba con casarse ya que desde muy chiquita careció de afecto paterno. Ella buscaba quien la amara y eso la llevó a estar en brazos de muchos hombres de donde salió cada vez más destruida. Buscaba alguien que la amara, pero lo único que conseguía de las relaciones era quedar embarazada y tiene varios hijos de diferentes padres. Ella estaba desahuciada de la vida hasta que alguien la invitó a la iglesia donde la presencia de Dios se manifiesta y su amor se hace tangible. La recibieron con besos y abrazos, y el evangelio comenzó a hacer su obra su corazón, llenándola de amor y del consuelo de Dios. Los días de reunión en donde le tocaba colaborar a Alejandro, lo ponían siempre en la puerta para recibir a la gente y él muy atento les decía: “Bienvenido, pase, Dios le bendiga”.  Así que la mujer iba a entrar a la iglesia y en la puerta estaba Alejandro dándole la bienvenida, y desde ese día ella comenzó a mirarlo con otros ojos. Lo cierto es que la mujer llegó a una conclusión que es el fundamento de lo que yo hoy te estoy predicando. Ella lo observaba, oraba por él y Alejandro comenzó a ver que ella era linda y que lo saludaba amablemente entonces le daba gusto recibirla en la puerta, deseando que entrara muchas veces para volverla a ver. La mujer llegó a la conclusión de que Alejandro amaba a Dios y si amaba a Dios también la amaría a ella. Cuando Dios se hace presente en la vida del creyente la mente se ilumina, los sentimientos dejan de gobernar, la sabiduría se abre paso y el amor que está dentro del creyente produce cosas hermosas. ¡El amor direcciona a los creyentes! Cuando estás lleno de amor, el resultado de lo que haces es distinto a lo que harías si no tienes amor. Cuando el amor gobierna tu vida, ese amor ocupa tu mente y direcciona tu corazón.

Lo cierto es que Alejandro y la que hoy es su esposa se enamoraron y él nunca se imaginó a los cincuenta años tener una esposa tan linda. ¡Esto es fruto del amor! Alejandro conoció el amor en la iglesia.

EL AMOR DE DIOS TE SANA

La gente está muy herida, sufren de soledad, de depresión, de tristeza, de amargura y tantas otras enfermedades que te arrugan la cara y te estrujan el corazón. Padecimientos que te enferman el cuerpo. Por ejemplo, el odio y el resentimiento te alteran la presión sanguínea. ¡La gente está enferma! Las personas no pueden confiar en nadie. No se casan porque no confían en el matrimonio, prefieren juntarse porque ya están previendo que puede salir todo mal. ¡Mira qué fe! Y el remedio de Dios para todas las enfermedades es el amor; es el remedio para la soledad, la tristeza, el odio, la amargura, el fracaso, etc. ¡El amor es el remedio de Dios!

No se trata sólo de que te hable acerca de la importancia del amor sino que tengas amor y hoy Dios quiere derramar su amor sobre ti. Hoy tienes que ser lleno de la presencia de Dios lo que significa que serás lleno de amor en tu corazón. Esa presencia te sana y elimina todas las enfermedades con la salvedad de que lo que Dios ha puesto en ti es como un río que fluye para vida eterna. Lo que el Señor te da a ti sale de tu interior y salpica a otros. Dios te dice que te bendecirá y tú serás bendición. ¡No sólo tendrás para ti sino también para los que necesitan!

“Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros…Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte” (1ª Juan 3:11 y 14). No estamos viendo que quizás vamos a tener vida eterna ya que la fe produce en el creyente la certeza de que nosotros hemos pasado de muerte a vida y lo sabemos bien. ¿Por qué lo sabemos? Porque amamos a los hermanos. Cuando tienes amor como una fuente de agua que no puedes parar, puedes estar seguro y segura que has pasado de muerte a vida. Y no es un amor así nomás, es un amor desprendido. 1ª de Juan 3:16 nos dice: “En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos”. ¡El amor da la vida! “Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él” señala 1ª de Juan 3:15.

Nosotros creemos que amamos a todos, pero hay algunos que no soportamos y será mejor que no me los encuentre porque me veré en el compromiso de saludarlos. Alguien te hizo algo y es mejor no toparte con esa persona así que si va por la misma vereda que tú, te cruzas a la otra. Si no soportas a un hermano, no estás manifestando lo que deben manifestar los hijos de Dios. Es más, se cumple lo que dice 1ª de Juan, que aborreces a tu hermano. Suena muy fuerte el término aborrecer así que usaremos una frase más actual: “No me lo banco”. ¿Qué te dice acerca de esto 1ª de Juan? ¡Que todavía estás en muerte! “Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él”. No hay que clavarle un cuchillo a alguien para ser homicida, sólo por aborrecer a un hermano te conviertes en tal. ¡Estás matando a tu hermano! Padre, ayúdanos a tomar con seriedad lo que dice tu palabra. Nos parece un poco exagerado lo que dice la Biblia y que no es tan así, que habría que pensarlo, pero yo te digo que no lo pienses porque la palabra de Dios no es para razonarla sino para creerla y obedecerla. Dios hoy quiere librarte de un camino de homicidio y de muerte. Abre tu corazón para que el Señor pueda derramar su presencia en ti. ¡Hay parientes que no bancamos, hay vecinos que no soportamos!

Hemos estado escuchando testimonios de la obra carcelaria que llevan adelante algunos pastores de la iglesia junto con otros hermanos. Las autoridades les han dado un sector dentro de un módulo carcelario y mandaron unos treinta presos con quienes comenzaron a trabajar. Créeme que es denigrante y deprimente entrar a las cárceles; es muy lúgubre, un ambiente muy duro, frio, sucio, se ve la miseria humana allí adentro. Pero en el sector donde trabajan los hermanos de la iglesia junto con los presos, está pintado, ordenado, pusieron allí una biblioteca; la verdad que entrar allí es entrar a un lugar bendecido. Hay presos que predican en ese lugar y oran por otros que están en su misma condición. Los pastores y hermanos que están a cargo de esta obra no sólo van a predicarles, sino que se sientan a tomar mate con ellos y a dialogar. Les hacen sentir que el amor y la gracia de Dios es para ellos. Tan bien resultó esa tarea que les entregaron otro sector donde entran doscientos presos; pero antes, los presos del otro sector acondicionaron el lugar y ya están trabajando con otras personas allí. Están sucediendo cosas extraordinarias en las cárceles porque los hijos de Dios manifiestan el amor de Dios. Por eso la Biblia dice: “Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos…” (Hebreos 13:3). ¡El amor de Dios alcanza para los criminales! Tú no bancas a tu hermano, a tu suegra, a tu cónyuge, pero el amor de Dios llega a los criminales, a los drogadictos, a los violentos, etc.

Resulta que cayó preso un violador y en la cárcel, lo común es que los violen a ellos o los maten, y éste iba a una muerte segura. Entonces el director del módulo sugirió que lo llevaran a otro lado y el violador fue a parar al módulo donde estaban trabajando los cristianos, aunque los presos cristianos no querían tenerlo allí porque los otros iban a tomar represalias contra ellos. Pero después de meditar en el asunto y de orar, decidieron recibirlo. Luego de unos meses, los psicólogos fueron a ver cómo estaba el hombre y lo habían visto tan bien que se preguntaban qué habían hecho con él. En ese sector los hijos de Dios manifiestan el amor de Dios y allí no lo han maltratado ni abusado sexualmente, sino que le predicaron el evangelio. El evangelio es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree. ¡El amor todo lo puede! ¡Esa es la obra de Dios! Y es la obra que el Señor hace a través de sus hijos. El amor de Dios es el remedio para las enfermedades del alma y como todo medicamento, viene en un envase, ese remedio está adentro de los creyentes. ¡Tú eres el envase que posee el remedio de Dios para la gente!

CONCLUSIÓN

Dios te da esta palabra hoy para llenar tu alma y para hacer que sobreabunde su amor en tu vida. “En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad” (1ª Juan 3:16 al 18). ¡No seas hablador! ¡Que se vea el amor de Dios en tu vida! ¿Cuándo se ve y cómo? Cuando hay alguien necesitado, desnudo, con hambre. Si cierras tu corazón, si estás muy ocupado como para ver la necesidad de los que te rodean eres una persona que tiene el corazón cerrado. Vives afanado con tu trabajo, no te alcanza el dinero, entonces no piensas en la necesidad de tu prójimo; tienes el corazón cerrado. Y si está cerrado el corazón, ¿cómo se manifestará el amor de Dios en esa persona? “Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad”.

¡Hay un mundo que espera la manifestación gloriosa de los hijos de Dios! La presencia de Dios, la que brota y se manifiesta a través de tu vida es esencial para el mundo. Necesitamos reconocer nuestra escases del remedio de Dios, que es el amor. A algunos, ese remedio alcanza sólo para ellos, porque piensan sólo en ellos. Y algunos predican que tienes que amarte a ti en primer lugar porque si no lo haces, no servirás para amar al prójimo. Pero el mandamiento no es ese; el mandamiento es: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. ¡Da la vida por tu prójimo!

¿Estás lleno o estás falto? Si estás falto correrás el riesgo de ser acusado que el amor de Dios no está en ti o de encontrar el día de mañana que en ti no hay vida sino muerte. Y es que el diablo acusa a los creyentes y le dice a Dios: “¿Este es tu hijo? ¿Esta es tu hija?” Satanás se burla de Dios porque ve que en los creyentes no se manifiesta el amor de Dios.

Dile al Señor: “Perdóname porque he tenido muchas ocupaciones, muchos afanes y cosas que no he logrado, y eso ha provocado que mi corazón se endureciera. Hazme libre Señor, lléname de tu presencia y derrama tu amor sobre mí. No estuve funcionando con el remedio que tienes para la gente. He sido demasiado egoísta y he pensado demasiado en mí. Lávame Señor con tu sangre y límpiame de mi pecado. Hoy quiero que tu amor rebose sobre mí y quiero darle ese remedio de amor a los necesitados, en el nombre de Jesús, amén”.

 

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TU OFENSA TE DESCONECTA DE DIOS

INTRODUCCIÓN

Leemos en el Salmo 68:6: “Dios hace habitar en familia a los desamparados”. Los desamparados no gozan de una familia. Muchas mujeres dicen que no necesitan de un hombre para ser felices, que pueden tener un hijo de cualquier hombre. Tú decides gobernar tu vida, y hacer lo que te parece o te da la gana. Mas la Biblia dice que Dios hace habitar en familia a los desamparados porque éstos no conocen bien el valor de una familia y no entienden el plan global de Dios para la eternidad. El Señor ha querido que a través de las familias sea lleno su reino, en otras palabras, que sea poblado el reino del cual vamos a participar eternamente y no quiere que esto se haga con desprolijidad, sino que ha establecido un proyecto para que todo salga bien, para que tú y yo vivamos planamente y seamos felices. Dios completa nuestra bendición, nuestra paz y felicidad, y permite que nos desarrollemos y estemos bien a través de la familia. ¿Quién es el desamparado entonces? Es una persona que anda buscando el placer, el bien y la paz, y experimenta con muchos tipos de relaciones, pero Dios tiene el remedio y se llama familia. Para el mal que aqueja al mundo entero, el remedio para los desamparados, es que Dios les da familia. Que Dios te haga habitar en familia significa que si tú no tienes familia, entonces el Señor te da una y ya no estás más en soledad. Cuando pertenecemos a una familia nos sentimos rodeados, amados, valorados, desafiados; es en la familia donde se mueven los valores, el poder y la gloria de Dios, por lo tanto necesitamos habitar en familia.

DIOS TE PROVEE DE FAMILIA

La familia que Dios nos da es la familia de Cristo. Aunque no nos gusten las personas que nos rodean, son nuestra familia en Cristo. Nosotros somos selectivos, si no nos gusta alguien lo dejamos de lado, pero necesitas que tus ojos sean abiertos y puedas ver como Dios ve. Si tú no valoras las obras de Dios, jamás disfrutarás de ellas; si no valoras el aire que respiras, sólo inhalarás y exhalarás, pero no te causará ninguna sensación plena. Si en cambio valoras el aire que respiras, entonces alabas a Dios porque reconoces que ha hecho tanto que por más que haya miles de millones de personas y animales en el mundo Él ha llenado el planeta de aire y no nos falta a pesar de los incendios y aunque los bosques sean talados. Dios está previendo siempre para que no nos falte el aire. Si no, ¿qué estás haciendo? Y alguien dirá: “Aquí, respirando para no morir”. Las personas que sufren de enfermedades pulmonares saben bien cómo es cuando les falta el aire, pero tú tal vez no eres consciente del aire que respiras cada día. Quizás no valoras la familia que tienes en Cristo y si no la valoras, entonces no la amas porque el que ama valora.

Este mensaje surgió por motivo de un casamiento que hemos celebrado en nuestra iglesia de dos jóvenes como digo yo, dos carbones arrebatados del incendio. Ellos no han podido disfrutar de una familia. El papá del novio se ahorcó y le ha tocado vivir una vida terrible sin poder gozar de familia. Este joven estuvo internado cinco veces en hospitales psiquiátricos con tres intentos de suicidio. Tenía una vida amarga, no conocía el amor y el favor de Dios. Pero cuando escuchó el evangelio algo comenzó a suceder dentro de su ser, aunque tuvo una vida conflictiva, llena de droga, de violencia; hasta estuvo preso, pero el carbón no terminó en cenizas, sino que fue encendido por Dios. Estaba agradecido a Dios y emocionado porque el Señor le dio una esposa. ¡Cuántos tienen esposa y no la valoran! Ahí la tienen; hace veinte, treinta o más años, y es poco más que una cosa. Lo mismo sucede con las mujeres que no valoran a su esposo. Este joven que no creía en el amor ni en el matrimonio, que no creía en la familia, de pronto empezó a desear amar y ser amado.

El componente principal de la familia, el más importante y que no debe faltar, es el amor. Cuando uno tiene amor, valora a las personas. Éstas tienen un valor intrínseco, o sea que, se reconoce el valor de las personas por el sólo hecho de ser quienes son. No importa si son homosexuales o asesinos ya que tienen un valor dado por el fabricante y ese fabricante es Dios. Entonces, cuando el amor de Dios está en nosotros, no importa la cara de la persona, el sexo o su raza, esa persona debe ser amada y valorada. En la familia el amor es lo fundamental; y cuando en ella falta el amor, esa carencia, causa heridas profundas en cada uno de sus integrantes.

Algunos padres cuando han querido tener un hijo, pero les llegó una hija, su tendencia ha sido despreciar a esa hija y hacerle notar su disconformidad por el hecho de haber nacido mujer, al punto de hacerla llorar. Muchas mujeres me han declarado que hubieran preferido haber sido hombre para que su padre las amara. Hijas que hacen cosas de varones para que sus padres las amen, pero nunca lo han conseguido. Cuando falta el amor falta el sustento y la fuerza; el corazón queda herido con dolor, rechazo, aislamiento, soledad, odio o rencor. Por eso es que en la familia ocurren las mayores bendiciones y las peores maldiciones. Cuando hay lo que tiene que haber, la vida es hermosa; cuando hay amor de padre y de madre la vida se hace más fácil y hermosa. Uno es movido por el entusiasmo que le provoca el amor de su familia. Pero cuando los hijos no han recibido el amor de su padre o de su madre, muchos de ellos anhelan morir, la vida se les hace pesada.

La joven que hemos casado ha estado viviendo en uno de los hogares de Beraca por once años. Once años suspirando por conocer a su mamá, quien se prostituye, y cuando quedó embarazada de ella la abandonó, pero la joven hasta el día de hoy no ha dejado de buscarla. Y aunque llegó el día de su boda sin tener noticias de su madre, sin embargo, ha sido consolada por Dios. Ella decía que nunca se iba a casar porque nadie la iba a amar jamás; buscaba quien podría ser su esposo, pero de los que veía, pensaba que no la iban a amar. Estaba decepcionada de la vida; le había faltado mamá, le había faltado familia. Y el papá abusó de ella, así que la encontramos destruida. La joven ha estado en varios hogares y muchas veces hemos tenido que animarla diciéndole que Dios la amaba y que tiene planes con ella. Le declarábamos que no había venido al mundo por casualidad, que Dios sabía que ella iba a nacer y tenía un propósito para su vida. Dios la conocía antes de que su madre quedara embarazada, entonces le afirmábamos que el Señor la iba a sacar adelante y comenzó a creerlo y a contárselo a otros, y uno de esos a quien le compartió esas palabras fue a su novio, porque cuando se enamoró del joven, él tenía baja autoestima y creía lo mismo que ella, entonces la joven lo alentaba, así como habíamos hecho con ella. Varias veces su novio metió la pata y nosotros le decíamos que no podía seguir de novia con él, pero ella iba y lloraba delante de la presencia de Dios y oraba que el Señor lo tocara y lo cambiara porque lo amaba. ¡Es petiso y narigón, pero ella lo ama! Cansaba que siempre caiga en el pozo de la baja autoestima, pero ella que lo ama, lo levantaba una y otra vez. El amor los fue sacando adelante y después de tantas luchas finamente se casaron, y nosotros los que hemos vivido su historia de cerca, estamos felices. Tanto amor sienten ambos, que la novia lo agarró a besos como cinco veces en medio de la ceremonia. Finalmente, la familia de Cristo les llenó el corazón.

¿Dónde vas a conseguir un buen novio o una buena novia? ¿Sólo estás buscando una linda figura o una cara bonita o estás buscando familia? ¿Anhelas lo que Dios tiene para ti o buscas lo que tú quieres? Dios hace habitar en familia a los desamparados. Y la familia es un invento maravilloso de Dios. ¡Ha sido su plan! El Señor quiere poblar el reino de los cielos con seres humanos perdonados, limpiados y perfectos, nacidos de mujeres y de hombres imperfectos. El método de Dios es hacerte sentir en familia, allí el Señor cuenta con los ingredientes que te van a sacar adelante. Aunque tu marido sea un ladrillo seco, no es lo que él te dará a ti sino lo que tú le darás a tu marido. Cuando la presencia de Dios viene a tu vida y su amor se manifiesta en ti, hay un río en tu interior que brota como una fuente de agua de vida y hará que ese ladrillo seco se moje. No depende de lo que hagan los otros, es lo que está en ti, porque lo que Dios ha puesto en ti bendice a otros.

Desde el principio Dios diseñó la sociedad, para que esté conformada por familias. El término familia aparece más de trescientas veces en el Antiguo Testamento. En la antigüedad, cuando Israel formaba sus ejércitos, se llamaban por familias, también cuando distribuían la tierra lo hacían por familia, conforme a la cantidad de hijos. Las familias pertenecían a determinado linaje; los que pertenecían a otro linaje por ejemplo eran los levitas, o a alguna otra tribu que cumplía determinadas funciones, pero era todo por familia. Cuando celebraban la pascua, lo hacían en familia. Y de ahí surge el concepto de propiedad privada, y es que no sólo la familia es importante sino también lo que ésta posee. Es tan importante que si se muere la persona que compró el bien, queda para su familia, entra en sucesión y el juez determina quienes tienen derecho a recibir el beneficio que tenía la persona que se murió. ¿Qué es lo que determina si tienes derecho o no? La sangre o el linaje. Si perteneces a la familia entonces recibes el bien que dejó la persona que falleció. Por eso la legitimación de la descendencia es importante y el concepto de familia es contundente.

Ahora, cuando Dios encuentra a alguien que le ama, que le obedece y reconoce quién es Él, porque el que le ama y le obedece tiene los ojos abiertos, y ve, y valora quien es realmente Dios, eso une a la persona con Dios, por lo tanto, pasan a tener una relación profunda y lo que es de Dios pasa a ser de esa persona y lo que es de la persona le pertenece a Dios. El Señor te dice: “Dame todas tus inmundicias que yo te doy toda mi gloria. Dame tus maldiciones que yo te daré mis bendiciones. Dame tu odio que yo te voy a llenar con mi amor”.

DIOS PROVEYÓ DE FAMILIA A ABRAHAM

Dios encontró un hombre y ese fue Abraham. Entonces le dijo: “Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (Génesis 12:3). El interés de Dios es que todo aquel que sea como Abraham, que le ame y se haga su amigo, por eso dice, en ti serán benditas todas las familias de la tierra. Cuando hablamos de familia nos referimos a papá, mamá y los hijos; en una visión más grande está el papá, la mamá, los hijos, los hermanos de papá y mamá, los primos, etc. O sea que familia son los parientes consanguíneos, un grupo de personas que tienen una misma sangre y constituyen un linaje, el que nace con el matrimonio y continúa por generaciones. Dios te toma hoy y te y te dice: “Yo te bendeciré así como lo hice con Abraham, y no solo te bendeciré sino que tú serás bendición”.

Más importante que recibir o tener bendición es darla. Dios le dijo a Abraham: “Por tu causa, por tu fe, voy a bendecir a aquellos que me amen como tú me amas. Pero voy a tomar tu descendencia y esta será bendición igual que tú”. Así como el apóstol Pablo señala en Gálatas 3:16: “Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo”. La simiente, o la descendencia más importante de Abraham es Jesucristo. Nosotros somos benditos por Jesús el Cristo, un descendiente, o sea la simiente de Abraham. Si tú eres de Cristo, eres de la simiente de Abraham; Dios bendijo a Jesús, por lo que el Señor se transformó en la bendición del mundo y así como señala la Biblia, en Él serán benditas todas las familias de la tierra. Yo soy descendencia de Cristo, soy su simiente y Él me llamó para bendecir a todos los que crean en esta palabra que hoy traigo en el nombre de Jesús.

El que no es de la familia, es de afuera de ésta; y el que tiene la bendición es el que pertenece a la familia. Leemos en Efesios 2:19: “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios”. La promesa no es para el que está afuera sino para el que está adentro. El que pertenece a la familia tiene bendición y bendice a otros. La gente sufre terribles consecuencias por el rechazo y abandono de sus padres porque éstos no tienen tiempo, es más, ellos consideran que es más prioritario trabajar y aportar dinero a la casa que darles tiempo a sus hijos. Y los hijos se sienten como que no son de la casa, entonces suceden cosas como la que le ocurrió a un joven que dos por tres le decía a su padre: “Qué, ¿yo no soy de esta casa?” Cuando fue mayor y estaba casado se enteró que era adoptado. Son cosas que se perciben; me tratan bien, me dan todo lo que necesito, pero no siento esa filiación que tienen hijos y padres y eso produce angustia. ¡Cómo lo vi llorar el día que se enteró que efectivamente quien lo crió no era su padre! Le dijeron que aunque lo habían adoptado lo amaban pero él sufría porque toda su vida tuvo en su corazón un sentimiento de rechazo.

En la familia de Cristo ésto no te sucede. Yo soy argentino y en Uruguay, muchas veces me han hecho sentir con desprecio que soy del otro lado del charco así que sé lo que siente un extranjero. Pero entendí que Dios me trajo a la familia de Cristo uruguaya, a la que ahora pertenezco. La Biblia nos muestra que Dios se encarga no sólo de hacer el bien sino que también hace justicia cuidando de los extranjeros, de los huérfanos y las viudas. Eso no es caridad sino justicia. Amar es justicia de Dios y donde no hay justicia de Dios no hay amor por lo tanto hay maldición e ira de Dios. Por eso el apóstol Pablo les dice a los efesios que ya no son extranjeros ni advenedizos, o sea, venidos de afuera; son esas personas que Dios ha elegido para que posean las bendiciones de Abraham y bendigan a otros con esa bendición. “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios”. No importa de qué familia vienes; no importa cómo fueron tus padres porque ahora Dios es tu Padre, el que te sustenta, te cuida, te da lo que necesitas, te hace una persona de bien. El Señor pone alegría y paz en tu corazón porque ahora perteneces a la familia de Dios, en la que yo soy tu Padre, dice el Señor. 

CONCLUSIÓN

Es muy importante el concepto de familia. Así que comienza a mirar con otros ojos y valora a tu pastor, a los líderes de las células familiares. Somos imperfectos pero escogidos por Dios. Dios no trajo gente perfecta a su familia sino a pecadores a quienes les perdonó sus pecados y los está puliendo para que formen parte de su reino. ¡Ama a tus hermanos en Cristo! Pídele perdón a Dios si es que no sientes amor, pero te digo que lo sientas o no, el amor es un mandamiento así que tienes que dar la vida por tu hermano.

Entiende que la iglesia de Jesucristo es una obra maravillosa que hizo el Señor en la cruz del calvario; “una manga de pecadores”, como dice el dicho popular, ahora forman parte del pueblo de Dios y son la familia de Cristo amados y bendecidos por Dios. Yo he entendido cuánto valor tiene la iglesia para Jesús y cómo el Señor nos ama a cada uno de nosotros; y Él está mirando no lo que somos sino lo que llegará a hacer de nosotros por su poder. Tú estás en proceso: ¡Que nadie se apresure a juzgarte! Cristo está viendo algo mucho mejor en mí que lo que la gente está viendo. Yo estoy en proceso. Ámame porque la obra que está haciendo Dios en mí, es perfecta. Tienes que creer que ante tus ojos los demás son preciosos porque algún día se va a manifestar la gloria de Dios sobre sus hijos. ¡Hasta la naturaleza está esperando ver lo que va a pasar contigo y conmigo! Dice la Biblia que ya no hay judíos ni griegos, ya no hay barrera que nos divida porque Cristo nos ha hecho parte de su familia y debemos valorarla y alabar a Dios por esa familia.

Hay mucha gente que se siente desamparada en la iglesia, se sienten solitarios o que no encuentran un lugar y no cuadran, pero están mirando a ver si los saludan o no, si los llaman por teléfono o no; están pensando en lo que debieran hacer los otros hacia ellos, y no se dan cuenta que ellos deben tener amor por los demás. Lo que importa es que yo tenga amor. ¡Qué me importa si no me saludan! Yo me acerco a la gente y les doy un abrazo.

Quizás has estado pecando, esperando que la gente te de lo que Cristo ya te ha dado, pero tú no lo ves. ¡En la iglesia está latente toda la bendición de Dios! La pregunta es: ¿Te sientes parte de la iglesia o sientes que eres un paria? Dios te dice que ya no eres extranjero ni advenedizo sino que eres miembro de la familia de Cristo. El Señor no tiene hijos predilectos, nos ama a todos por igual y pagó un mismo precio por cada uno de nosotros. Pero tú no has estado contemplando la magnífica obra de Dios que ha purificado a todos los que han creído en Cristo Jesús. Miras con tus ojos pero no con los ojos del Señor. Pero hoy Dios quiere hacerte sentir parte de su familia, la cual es más importante que la familia de carne y sangre porque la familia de Dios tiene que ver también con un linaje bendito y escogido y con una sangre pura y preciosa. Nosotros tenemos el ADN de Jesús; tenemos su sangre que ha sido derramada por nosotros, así que somos parientes en Cristo y Dios es nuestro Padre. Cómo será de importante la familia que Dios ha querido ser el Padre de la familia de Cristo y quiere que cuando nos dirijamos a Él le digamos: “Padre nuestro que estás en los cielos…” Posiblemente como no valoras el aire que respiras cada día, tampoco valoras a Dios y a la iglesia. Pero hoy decides comenzar a agradecer a Dios y quieres formar parte de su familia. ¡La familia que compone la iglesia tiene las bendiciones de Abraham y de su descendencia!

Pídele perdón a Dios porque has depreciado la iglesia, has despreciado a tus hermanos cuando te enojaste y te resentiste con ellos. Necesitas restaurar tu relación con Dios porque esto ha provocado en ti, amargura y tristeza y te has enfriado espiritualmente ya que no oras como antes. Si te has sentido rechazado o rechazada y no has podido dejar atrás el dolor por tu familia que no te ha contenido, recibe en esta hora la presencia de Dios y su identidad. Que sean perdonados tus pecados y seas cubierto con la sangre preciosa de Jesús. Que comiences a sentirte parte del pueblo de Dios y te sientas como un hijo o una hija con plenos derechos para recibir la gracia y las bendiciones que Dios tiene para ti. ¡El Espíritu del Señor manifiesta su presencia sobre tu vida en esta hora! Recibe su Espíritu de poder y de gloria, en el nombre de Jesús, amén.

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TU OFENSA TE DESCONECTA DE DIOS

INTRODUCCIÓN

El diccionario hace referencia a la depresión como un síndrome y señala que este síndrome está caracterizado por una tristeza profunda y por la inhibición de los valores de la psiquis y las iniciativas que surgen de nuestra alma. Las funciones de nuestra alma son inhibidas por causa de la depresión. Cuando hay depresión, todas las cosas que tienes para dar, como una sonrisa, una palabra de aliento, un buen consejo, etc., no puedes expresarlos porque por causa de la depresión estás inhibido o inhibida.

Dios me mandó a hablar acerca de esto porque hay muchos cristianos que viven dominados por la tristeza y este sentimiento le quita a la gente el gozo de Dios, la fe, la esperanza y aún las ganas de vivir. La tristeza es una especie de mal contra la verdad de Dios, es una especie de maldición contra la fe en Dios, que te roba las ganas de vivir y te hace dudar acerca del futuro o temer acerca de cosas que puedan ocurrir en el futuro. ¡Hoy Dios quiere librarte de tristezas! ¡El Señor quiere librarte de la depresión!

Se puede decir que la depresión tiene que ver con un vacío. Cuando estás deprimido o triste es que algo te falta; y si no logras darte cuenta qué es lo que te falta, estás en ceguera. Algunos tratan de llenar ese vacío con dinero, con trabajo, con sexo, con música, etc. La gente quiere llenar el vacío a toda costa, pero el único que puede llenar ese vacío de llama Jesucristo. No hay ninguna canción que pueda darte vida abundante, no hay fármacos que puedan darte vida abundante, tampoco lo puede hacer la droga o el alcohol. ¡Sólo Cristo puede llenar el vacío que provoca la tristeza que te lleva a la depresión!

SÍNTOMAS DE LA DEPRESIÓN

Hay algunos elementos que intervienen en la depresión. Es muy común que sientas temores cuando estás deprimido, y el temor es contrario a la fe. Por medio de la fe yo tengo esperanza que voy a salir adelante, espero que lo que viene será mejor que lo que estoy viviendo, y no es una fe tonta o ciega, sino que está anclada en la palabra de Dios. La biblia dice que Cristo nos lleva de gloria en gloria y de victoria en victoria y por eso nosotros creemos que lo que viene siempre es mejor que lo que ya hemos vivido. La vida con Cristo es una vida ascendente, se perfecciona y alcanza niveles mayores de fe, de esperanza y de gozo. Cuando yo no entendía bien estas cosas dudaba de que sucedieran las promesas de la Biblia sobre mí y de tener victoria en ciertas áreas de mi vida, pero a esta altura en que Dios me ha mostrado cuánto me ama, me ha mostrado su poder, me ha hecho disfrutar al ver como Él ha transformado tantas vidas dándole esperanza, fe y ganas de vivir a tanta gente, ya no tengo ninguna duda. Por lo que digo: “¡Qué importa lo que venga! ¡Yo soy más que vencedor por medio de aquel que me amó!”

Eso que declara la palabra de Dios yo lo había leído y lo creía, pero ahora lo tengo en la médula de mis huesos. El cristiano que tiene una buena relación con Cristo no está esperando que las cosas sean mejores porque sabe que serán mejor; y sabe que no importan las circunstancias difíciles o contrarias. El cristiano sabe por la palabra de Dios, cree y está seguro que a los que a Dios aman, todas las cosas les ayudan a bien. ¡Qué lindo tener esa certeza! Tal vez ha ocurrido algo malo y catastrófico pero tú estas consciente que eso no es tan malo o catastrófico, sino que no estás entendiendo bien los planes que Dios está ejecutando sobre tu vida. Se muere un pariente y te pones mal y le reprochas a Dios, pero no estás entendiendo la historia que Él está tejiendo. Aunque no entienda, ahora que tengo incorporada la palabra de Dios, no me importa lo triste o difícil que sea la circunstancia, yo confieso que amo a Dios por lo tanto sé que en todas las cosas ayuda a bien para mi vida.

En la depresión opera el temor y éste es una fe negativa, es una especie de certeza que va a ocurrir lo malo que estoy presintiendo o pensando. En el temor no opera el Espíritu Santo, no opera Dios. Cuando yo pongo mi fe en que lo malo que pienso o presiento va a suceder, no estoy confiando en la palabra de Dios que promete que a los que a Dios aman, todas las cosas les ayudan a bien. Yo miro para adelante y que venga lo que venga porque sé que todo lo que suceda será para bien de mi vida, de mi iglesia, de mi nación y de mi descendencia. ¡Lo creo, lo vivo y lo predico!

Otro elemento que opera en la depresión es la tristeza que ya mencioné, y quizás sea el factor principal. Los temores tienen que ver con el pasado; hemos vivido cosas que han dejado marcas en nuestro inconsciente. Las circunstancias han metido temores en nuestro corazón y nuestra mente y creemos que porque me fue mal en varias ocasiones ahora también me irá mal. Lo mismo sucede con la tristeza que está fundamentada en situaciones del pasado, y tiene que ver con una sensación de pérdida. Por eso cuando hay depresión es porque no he alcanzado cosas que he anhelado; la depresión tiene que ver con fracasos matrimoniales, económicos, fracasos en el intento de que mi padre o mi madre me amen, entre otras cosas y entonces se apodera de las personas un estado de tristeza que sólo Jesús puede eliminar. ¡Cuando Cristo llega a tu vida borra el pasado! La promesa es que el que está en Cristo es una nueva criatura, ya el pasado no existe y no influye más en tu presente porque con el Señor estás caminando en una nueva historia. El que está en Cristo es una nueva criatura, las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas. Yo puedo mirar hacia adelante expectante por lo que está haciendo Dios y mi referencia no es el pasado ni las circunstancias que viví sino el futuro venturoso que Jesús tiene para mí. El estado de tristeza te inhibe y te impide tener esperanza, fe, convicción, fuerza; te impide contagiar a los demás con vida porque la tristeza te está robando la vida.

Si estás en un estado de tristeza, Cristo te quiere librar. No importa lo que haya hecho tu cónyuge contra ti, lo importante es que Cristo te puede sacar la tristeza a pesar de tu cónyuge. Así que puede venir la tristeza y el miedo, pero si tú escuchas la palabra de Dios y la crees con todo tu corazón, el Señor tiene poder para hacerte vivir en otra dimensión, más allá y por encima de las circunstancias. ¡Dios tiene poder! El apóstol Pablo declaró que el evangelio es poder de Dios para salvación y hoy estás escuchando el evangelio, la buena noticia de Dios. El Espíritu Santo te trae hoy este mensaje que te sacará del estado de tristeza, de la angustia y la depresión. Y esto es más que un mensaje; es poder de Dios para salvación. Yo podría darte un lindo discurso, pero si no opera el poder de Dios, no serviría de nada mi discurso. Tengo la convicción que lo que estoy predicando es poder de Dios para salvar a cualquiera en cualquier situación.

Veamos ahora, los síntomas de la depresión:

sintomas de depresion

 

¿Qué cosas hay en mí que determinan que hay depresión? Por ejemplo, sentirse triste o vacío. La depresión es el estado fundamental de la tristeza. Los psiquiatras dicen que una tristeza prolongada pasa a ser depresión. Una tristeza que se apodera de tus estados de ánimo termina en depresión o genera ese vacío existencial. Otro síntoma de la depresión es la pérdida de interés. Antes tenías iniciativas, te gustaba estudiar o trabajar, sonreías todo el tiempo, pero ahora has perdido el interés y ya no sonríes, ya no te interesa estudiar o trabajar, no le encuentras sentido a la vida y piensas que no hay propósito alguno para vivir, piensas que no vale la pena vivir y sientes deseos de morir. Quiero decirte que el evangelio promete vida abundante a quienes lo reciben. Jesús dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10). ¡Esto es una promesa del Señor y Él tiene poder para hacer que esta palabra se cumpla en tu vida!

La depresión te promete muerte y es que la depresión sugiere muerte, pero el evangelio te da vida. La depresión te insinúa que no vale la pena vivir, pero Cristo te dice: “Yo he venido para darte vida y vida en abundancia”. También declaró: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6). Prometió que la vida que nos daría sería como un río de agua de vida que sale de nuestro interior (Juan 4:14) y que no sólo es para nosotros, sino que toca a los que nos rodean. Si tú tienes entusiasmo, y entusiasmo significa, lleno de Dios, ese río de vida que hay en ti moja a otros y los llena de expectativas. Es una vida que no sólo te llena, sino que también emana de ti para bendecir a otros. ¡La depresión no es normal en los creyentes! La tristeza puede surgir por causa de alguna circunstancia adversa que llegó a tu vida, pero se tiene que ir porque no tiene nada que hacer en tu vida. La esperanza supera la tristeza; la fe y las ganas de vivir que te da Jesús superan la tristeza, y Dios te quiere librar del poder de esa tristeza profunda que tienes.

Otros síntomas de la depresión son el no poder dormir o dormir demasiado, sentirse permanentemente cansados. Hay mucha gente que no trabaja tanto, pero vive cansada. Otros síntomas son que vives sin esperanzas, que siempre estás irritable y ansioso, tienes ideas de muerte o de suicidio. Parece ser que se mueven demonios en la depresión que al hablarte e insinuarte pensamientos te dicen que la vida no tiene sentido y no vale la pena vivir; después te llama la atención hacia una ventana en el décimo piso en donde te encuentras y te incita a arrojarte hacia el vacío así se termina todo tu sufrimiento. Algunos oyen voces que le dicen que se tire delante de un camión. Cuando la depresión hace morada en ti, quien domina no es el Espíritu Santo sino los demonios. La depresión te lleva por caminos que Dios no te ha mandado transitar; por lo tanto, tienes que ser libre hoy de la depresión porque ésta te arrastra por caminos de muerte.

La depresión también conlleva un aumento o la pérdida de los deseos de comer. Puede darte por comer de más o por no tener ganas porque se te cierra el estómago. Es un vacío emocional, motivacional, o sea que te falta motivación. Es un vacío intelectual ya que las cosas que has aprendido no te sirven de nada, sino que están ahí herrumbradas en tu corazón, por lo tanto no funcionas como Dios quiere ni siquiera como tú quisieras funcionar. Te vuelvo a insistir que el evangelio es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree.

YO ENTRÉ EN DEPRESIÓN…

A mí no me han contado acerca de la depresión ni he leído del tema; me ha tocado vivirla y hace más de cuarenta años fui libre de la depresión. Yo tenía veinticinco años de edad y me sentía como un viejo. A esa edad yo pensaba que no valía la pena vivir y le preguntaba a Dios por qué permitía que me sucediera lo que me estaba sucediendo y por qué dejó que yo sufriera injusticias. Cuando tú comienzas a cuestionar a Dios, más solo te quedas. Yo me había criado en la iglesia y en determinadas áreas de mi vida tenía temor de Dios. Yo había decidido guardarme de toda relación sentimental con las jóvenes, que ofendiera a Dios. Así llegué a los veintidós años de edad, no me había puesto de novio con ninguna chica y había unas cuántas que me buscaban, pero yo no podía engañarlas diciéndoles que las amaba, y como no podía decírselo, no me metía con ellas. Hoy en día los chicos se les declaran a las chicas y viceversa diciendo: “Siento algo por vos”. ¡Una gran estupidez porque sentir algo no es necesariamente amor! Sentir algo sería como alguna cosquillita, o tener ganas de algo. Te gusta una chica y tienes ganas de besarla, entonces te le acercas y le dices que sientes algo por ella y si la joven te corresponde entonces ya están listos para el beso. Yo no quise relacionarme con ninguna chica. Una vez, una joven se volvió loca por mí y la entiendo. ¡Era linda la chica! Unos amigos me decían: “Dale, encarala porque está muerta contigo”. Entonces yo decidí ponerme de novio con ella, pero no podía estar en paz porque sentía temor de Dios. La chica vivía a ciento setenta kilómetros de mi casa y un día sin saber más que hacer, porque yo no aguantaba estar en una relación con ella le escribí una carta insinuándole que quería terminar porque no me sentía bien. Le dije que debíamos hablar. Yo no podía mirarla a los ojos y decirle que la amaba porque no eras así. La chica interpretó mal la cosa y me sugirió que concretemos el noviazgo. Ella se quedó esperando y yo no le volví a escribir ni la vi más. Pero llegó el día en que me enamoré perdidamente de Marta, mi esposa. Yo que tenía muchos cargos en la iglesia, era un líder importante; Marta cantaba en el coro que yo dirigía entonces le hacía caritas. También fui su maestro de la escuela dominical. Antes de enamorarme de ella, una vez le insinué algo, le conté la historia de Abraham cuando Dios le dijo que dejara su tierra y su parentela y él obedeció yéndose a donde Dios lo mandó. Entonces le dije a Marta: “Si yo te dijera que te fueras conmigo, que dejaras tu casa y todo lo demás. ¿Lo harías?” ¡Y ella me responde que sí! La lógica es que debía decir que no pero no nos habíamos puesto de acuerdo, aunque en ese entonces aún no estaba enamorado de ella.

Pero cuando me enamoré de Marta le hablé y le dije cuánto la quería, que estaba roto, descosido por ella, y me dice: “Mira Jorge, yo con vos no me caso ni me casaría nunca”. Yo tenía la idea de que cualquier chica a la que yo le hablara tenía que caer de rodillas llorando agradeciendo al cielo. En mi fuero íntimo pensaba que no podía haber mujer que se me resista. ¡Era humilde en aquel tiempo! Realmente pensaba que si alguna chica se resistía a mi amor era una estúpida que no me merecía. Pero cuando me enamoré de Marta no podía desear que se pudriera porque se me pudría el amor de mi vida. Esa noche me fui sufriendo a mi casa y pensaba que lo que estaba viviendo era mentira, pero tenía esperanza que la cosa iba a cambiar. Y le volví a hablar. Resulta que Marta se había puesto de novia con otro joven y yo le hablé sin saberlo. Había encontrado un rubio, alto, que se había recibido de contador y tenía casa. ¡Qué sé yo todo lo que tenía ese tipo! Yo era bajito, morocho, estudiante de arquitectura, aún no me había recibido y no tenía un peso en el bolsillo. ¡Estaba frito! En ese tiempo comencé a decirle a Dios: “Yo me guardé para serte fiel y ahora que amo a una mujer, ella me desprecia”.

Comencé a vivir un estado de lucha interior y perdí las ganas de estudiar; yo era un líder activo en la iglesia y perdí el deseo de servir a Dios. Me sentía cansado…. Tenía todos los síntomas de la depresión. No tenía ganas de levantarme de la cama ni de comer, mi mamá me decía: “Jorgito tenes que comer. Estás quedando muy flaco. Hay muchas chicas lindas en la iglesia”. Pero yo enojado decía: “¡Qué me importa! ¡Yo la quiero a Marta!” Todo me era contrario. Marta vivía al lado de mi casa y yo sabía a la hora que se iba a clases de piano así que salía afuera y me sentaba en el muro de casa a mirarla. Yo la miraba y me lamentaba. La veía irse y casi pasaba inadvertido para ella. ¡Eso era una puñalada para mí! Ella quería convencerme que jamás se casaría conmigo. Estaba en los preparativos para su casamiento con el rubio alto y había comprado la heladera, una cocina y otras cosas más. ¡Todo para casarse con el gil ese! Pero yo le volví a hablar y ella me dijo: “¿Cómo queres que te diga que con vos no me voy a casar?” Todo eso ayudaba a mi tristeza y resulta que en esos días en que estaba acostado en mi cama sin ganas de nada, hasta la música más inocente me pegaba duro. Me quedaba horas en mi cuarto escuchando música. Había un tema titulado: “El gato en la oscuridad”. La letra dice: “Ese gato que está en el tejado sabía que tú eras mía”. Y a mí se me saltaban las lágrimas… ¡Hasta el gato lo sabía! Y surgía una canción tras otra para que yo me hundiera en la tristeza y en la depresión. Me había comprado en ese entonces unos cuantos simples y entre ellos había uno de Palito Ortega. ¡Las canciones de Palito Ortega eran las más inocentes y bendecidas! Y había una que decía: “Al lado, justo al lado, vive, la que me tiene enamorado, ilusionado, trastornado, yo la tengo de vecina, está viviendo justo al lado”. ¡Yo escuchaba eso y lloraba! Por eso te digo que entré en una depresión profunda y cuestionaba a Dios, pero cuanto más cuestionaba a Dios, más solo y triste quedaba. Por ahí yo agarraba la Biblia y ésta me daba para adelante. Yo practiqué también la dedomancia. Le decía a Dios: “¡Háblame Señor!” y donde paraba mi dedo esa era palabra de Dios. Entonces me salió el versículo que se encuentra en Mateo 21:22: “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis”. “¡Pero Dios, si esta está de novia con el rubio ese! ¿Qué derecho tengo de orar para que me la des?” ¡Estaba librando una lucha impresionante! Oraba, lloraba, tomaba la Biblia y pedía: “¡Háblame Señor!” Y otra vez donde caía mi dedo, esa era palabra de Dios y me salía nuevamente Mateo 21:22: “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis”. La palabra de Dios hacía su trabajito y los demonios también y yo estaba en el medio de la palabra de Dios y los demonios. Un buen día Dios me dio una palabra: “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación…” (Salmo 40)

La palabra que hoy estás recibiendo tiene poder para doblegar todos los poderes del infierno que producen tristeza, angustia, soledad y todo mal que te rodea. ¡Hay poder en la palabra de Dios! El evangelio es poder de Dios para salvación de todo el que cree. En ese entonces, no salté de alegría porque la palabra decía: “Pacientemente esperé a Jehová…” Era como que Dios me estuviera diciendo que aguantara que Él me iba a sacar.

La depresión está descrita en el Salmo 23 “…Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento”. En el valle de sombra de muerte uno pierde el aliento, pierde el ánimo y la fe, camina despacio y no sabe a dónde ir, no sabe si lo que hace está bien o está mal. Mi lucha duró dos años. Mi cuñado que jugaba conmigo a la pelota, cada vez que me veía me decía, por ejemplo: “Mi hermana ya se compró la heladera. Se casa en diciembre”. Cada vez que me veía me informaba acerca de los preparativos del casamiento de Marta. ¡Qué sufrimiento! Un día se pelearon y yo me terminé casando con Marta. ¡Después me dijo que me amó toda la vida! Ella decía de mí que era un negro ruliento; ahora me dice papi. “Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios” (Salmo 40). ¡Dios me devolvió las ganas de vivir!

ELÍAS ENTRÓ EN DEPRESIÓN…

El profeta Elías vivió la depresión profundamente, después de una gran victoria espiritual en el Monte Carmelo cuando clamó a Dios para que enviara fuego del cielo y consumiera el holocausto que él había preparado. Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja. Previamente se había burlado de los sacerdotes de Baal que habían invocado a su dios, pero éste no les respondió; ellos hicieron sus rituales, sus danzas y sacrificios, se sajaban los brazos hasta chorrear sangre, pero Baal no con contestó por fuego y Elías dijo: “Invocad vosotros el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová; y el Dios que respondiere por medio de fuego, ése sea Dios” (1 Reyes 18:24). Entonces Elías invocó a Jehová y el fuego cayó y consumió todo el holocausto. “Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!” (1 Reyes 18:39). A veces dejamos la espiritualidad y nos manejamos según nuestros estados de ánimo. Vemos a algún creyente que está desanimado pero un día se levanta y comienza a subir y a tener victoria; uno lo ve y piensa qué bien que está, pero nuevamente decae. De la nada baja de ánimo, sube, baja y así sucesivamente. Cuando sube no es por Cristo sino porque les picó algo. El Espíritu Santo te da dominio propio y te hace vivir en una fe constante, no es que se te cae la fe y la vuelves a levantar, después se te vuelve a caer y la levantas de nuevo. Los estados anímicos son fruto del alma y ésta tiende a cambiar sus estados anímicos con la temperatura, la humedad, lo que comiste o bebiste, por causa de una mirada, etc. Una mirada te puede cambiar el estado de ánimo. Una chica cree que el joven está loco por ella y se siente feliz pero un día el muchacho la mira medio seco y ese día la chica se viene abajo, allá al fondo. ¡No hay quien la levante! Una palabra o una noticia pueden cambiar tus estados de ánimo. Pasas de la euforia a la tristeza más profunda y Dios no quiere que vivas más así.

Después de esa gran depresión que te conté, he vivido por más de cuarenta años predicando. Cuando estaba en la depresión le decía a Dios que no valía la pena vivir. “¿Para qué vivir si yo me había guardado para honrarte y no me das la mujer que yo amo? ¡No te entiendo Dios! ¿Qué quieres de mí? ¿Qué me quieres enseñar? ¡No tiene sentido esto que estoy viviendo!” Yo no conocía los planes que Dios tenía para mí. Yo era anímico y Dios me tenía que hacer pasar por esta experiencia para que yo ya no dependiera de mi alma, sino que dependiera de Jesucristo y de su palabra. El alma se agarra de cualquier cosa para entrar en depresión, en tristeza o en euforia, pero el Espíritu se mueve por la palabra. Jesús dijo: “…mis palabras no pasarán” (Mateo 24:35). El que confía en la palabra de Dios vive estable. El que ancla su alma en la palabra de Dios pone esa ancla en un lugar estable y firme; esa persona no se moverá porque no dependerá de las circunstancias sino de lo que Dios ha dicho. ¡Y lo que Dios ha declarado no se mueve! ¡No cambia! ¡No varía porque Dios no miente!

Cuando cae fuego del cielo y todos ven que Jehová ha enviado fuego, comienzan a declarar: ¡Jehová es Dios! Porque el pueblo estaba sumido en la idolatría y adoraban dioses extraños y no al verdadero Dios de Israel. Elías manda a detener a los profetas de Baal, para que no escape ninguno. Eran cuatrocientos cincuenta sacerdotes de Baal; y los llevó Elías al arroyo de Cisón, y allí los degolló. Y la que mantenía a esos sacerdotes era Jezabel, la esposa del rey Acab. “Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos” (1ª Reyes 19:2).

Aquí comienza el drama de Elías. Él no tuvo miedo de matar cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y burlarse de ellos. Dios lo respaldó. Pero cuando recibió esa noticia de parte de la reina se asustó, tuvo miedo y huyó. Hasta ese momento estuvo firme y dice la Biblia en 1ª de Reyes 19:3: “Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado”. Cuando la reina amenazó con cortarle la cabeza le entró miedo y decidió huir. El miedo te hacer correr en la dirección opuesta a la voluntad de Dios; el miedo te impide estar lúcido para entender qué es lo que Dios quiere que hagas. Recordemos que el miedo es uno de los factores de la depresión. Elías estaba en el Monte Carmelo, bien al norte de Israel, en el límite con Líbano y más allá no podía pasar. Allá fue donde Elías hizo esta proeza de parte de Dios. La Biblia señala que viendo el peligro, huyó a Beerseba. No había vehículos entonces, ni rutas. Calculo que descendió más de trescientos kilómetros hacia el sur. Beerseba es la última ciudad antes del desierto del Neguev. Hay pueblos o civilizaciones desde Beerseba hacia el norte, pero ésta es una ciudad situada bien el sur del reino de Judá, y luego de ella, está el desierto. El Monte Carmelo estaba al norte en el reino de Israel. Allí en Beerseba dejó a su criado y señala la Biblia en 1ª Reyes 19:4: “Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres”. Elías huyó por miedo a que lo mataran, pero ahora estaba deseando morir. ¡Se hubiera quedado allá! Una versión antigua dice: “Basta ya, oh Jehová, quítame el alma”. Continúa diciendo 1ª Reyes 19:5: “Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come”. Cuando fuimos a Israel hemos andado por el desierto del Neguev, un desierto donde no hay vegetación, sólo piedras y arena. Allí el clima es seco y hay hasta cuarenta y cinco grados de temperatura. Elías se echa debajo de un enebro y le dice a Dios: “Basta ya, oh Dios, quítame el alma”. El alma es el yo. El ángel le ordena que se levante y que comiera y así lo hizo Elías, pero después que hubo comido sintió ganas de dormir otra vez. “Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta” (1ª Reyes 19:7). Dios me dio esta palabra para ti hoy: Levántate y come porque largo camino te resta. Yo sé lo que es tener veinticinco años de edad y sentirme como un viejo, y no tener ganas de vivir. Yo sé lo que es no encontrarle sentido a la vida ni propósito en lo que Dios estaba haciendo. Elías llegó al punto en que no quería más nada, estaba cansado; quedó turbado por lo que había sucedido. El enemigo había contra atacado justo después de una gran victoria y lo demolió, lo llevó el punto de desear la muerte. Después de haber salido de mi depresión, llevo más de cuarenta años predicando el evangelio, ya no tengo ganas de morir sino todo lo contrario. Yo le digo a Dios: “Dame vida y nuevas fuerzas para seguir predicando. Yo quiero llenar el mundo con tu palabra y levantar gente en el nombre de Jesús. Yo quiero ver el poder del evangelio transformando a las personas”. He trabajado mucho y estoy cansado, pero tengo ganas de vivir y seguir haciendo la obra de Dios.

CONCLUSIÓN

Puede que seas un joven que se siente viejo, abrumado, cansado, que no le encuentra sentido a la vida, pero yo te digo que Dios tiene propósito contigo y Él te ordena: “Levántate y come porque largo camino te resta”. Dice la Biblia que después que se hubo alimentado caminó cuarenta días y cuarenta noches sin comer y sin beber dirigiéndose hacia el sur. Se atravesó todo el desierto del Neguev y llegó al Sinaí o Monte Horeb. Unos seiscientos kilómetros aproximadamente desde el Monte Carmelo hasta el Monte de Dios. “Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías?” (1ª Reyes 19:9). Yo te pregunto de parte de Dios: “¿Qué haces aquí? ¿Quién te mando llegar a dónde has llegado?” Elías respondió: “He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida. Él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado. Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?” (1ª Reyes 19:10-13).

Ahora pregúntate tú: “¿Qué hago aquí? ¿Por qué he llegado hasta aquí? ¿Por qué me siento perdido? ¿Por qué siento que mi vida no tiene sentido?” Elías le vuelve a contar el mismo cuento que le dijo al ángel a Dios. “Y le dijo Jehová: Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria” (1ª Reyes 19:15). Dios lo invita a empezar de nuevo y ahora con la nueva orden que le da, todo lo que caminó hacia el sur lo tenía que caminar hacia el norte. ¡Hacer seiscientos kilómetros de nuevo hacia el otro lado! Aunque volvía por el desierto de Damasco, más hacia el este del Monte Carmelo, y los dos están casi a la misma altura. Podría haber ido desde el Monte Carmelo, dos o tres días caminando hasta Damasco. Le dio la tarea de ungir a Hazael por rey de Siria más otros dos trabajos como el ungir a un rey de Israel y levantar a Eliseo como su sucesor.

Presta atención a lo que te digo ahora. Todo lo que has caminado sin saber que no era la voluntad de Dios lo vas a tener que descaminar. Dios te dice: “Yo voy a cambiar tu vida, pero tú tienes que conocer mi voluntad”. No camines por caminar o por impulso. No hagas lo que te viene en ganas o porque lo sientes. ¿Por qué lo hiciste? “Porque lo sentí”. ¡Tú tienes que hacer lo que Dios te dice! “Pero no lo siento y yo no soy hipócrita”. A la gente le gusta hacer lo que siente. Elías hizo lo primero que sintió. Lo que sintió fue temor y dijo: “¡Tenemos que huir valientemente!”

Dios quiere orientar tu vida y darle sentido a tu existencia. Caminaste mucho creyendo que hacías lo correcto, pero si decides hoy obedecer a Dios, Él te dirá lo que tienes que hacer y a dónde tienes que ir. Entrégale tu depresión, tus temores y tristezas. No camines más gobernado o gobernada por tus temores y tristezas. Que no te asusten las circunstancias. El Señor te dice: “Yo soy tu Dios y caminaré contigo y te daré fuerzas. Yo te daré victoria y te haré un vencedor y una vencedora. En tus caminos no hallarás victoria, pero en mis caminos serás más que un vencedor”.

Si estás siendo asediado o asediada por tristezas y por depresión porque tú sabes si estás sintiendo un vacío, si sientes un bajón y quieres hacer cosas pero no tienes fuerzas, no tienes ganas o simplemente no puedes, has golpeado puertas que no se abrieron y ya no sabes que puertas tocar, ya no sabes qué más hacer, Dios te dice hoy: “Dame tus problemas. Dame tus depresiones y tus angustias; dame tus fracasos y yo quitaré tu depresión hoy de ti. Te voy a dar libertad. Experimentarás una libertad que hacía mucho no experimentabas. Has corrido mucho pero no sabes para qué ni para dónde. Yo te voy a mandar al lugar exacto de mi voluntad y no dejaré que fracases más”. La tristeza, la depresión y los temores te hacen tomar decisiones. ¡Decide que nunca más le harás caso y desde hoy obedecerás a Dios! ¡Arrodíllate delante de Dios, no delante de tus temores!

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TU OFENSA TE DESCONECTA DE DIOS

INTRODUCCIÓN

Hay mucha confusión en el mundo y esta confusión está metiéndose en la iglesia. Dice la Biblia que Cristo no vendrá sin que antes se manifieste la apostasía y se manifieste el hombre de pecado, inicuo cuyo advenimiento es por obra de satanás (2° Tesalonicenses 2:1-9). Estas son señales que estamos esperando que se cumplan y yo quiero decirte que hoy estamos viviendo tiempos de apostasía. Apostatar significa negar la fe, es volverme en contra de lo que antes he creído. A veces discutimos por cuestiones como, por ejemplo, de qué color pintaremos el templo, de qué manera vamos a alabar, cómo haremos el culto, qué pondremos primero y estos son cuestiones de forma, pero hay otras cosas que son esenciales y tienen que ver con la verdad o con doctrina. La palabra doctrina tiene el mismo origen que la palabra dogma. El dogma es un cuerpo de fe; es una verdad que debe ser creída y no es relativa sino absoluta, y si no es creída. no hay salvación ni perdón de pecados. La doctrina es inamovible, no es algo que podamos discutir; la doctrina no es algo que podamos razonar, sino que debe ser creída. La doctrina es una enseñanza a la que le decimos amén, lo creo y lo recibo. Por ejemplo, el perdón de pecados a través de la sangre de Jesús. No puedes discutir cómo es eso, para qué es, y por qué tiene que ser así. Tú tienes que creer que la sangre de Cristo te limpia de todo pecado y no puedes alterar esa verdad.

VERDADES INAMOVIBLES

Hoy quiero hablarte de doctrina, porque hay verdades que están siendo atropelladas en el mundo. Por ejemplo, la ideología de género se ha metido en la iglesia; durante miles de años hemos creído que un matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer, pero ahora, en este tiempo, se cuestiona qué es un matrimonio. Algunos creen que un matrimonio se puede formar entre tres personas como dos mujeres y un hombre. Y como eso hay otras cosas que tienen que ver con la libre elección de lo que yo quiero ser en lo sexual, en mi libertad de elegir el género que quiero. Por miles de años han existido los hombres y las mujeres, pero hoy hay cincuenta definiciones de género, y le llaman género a algo que no lo es. Resulta que puedes ser travesti, heterosexual, homosexual, bisexual, etc. Hay una larga lista de cosas para elegir, pero la verdad sigue siendo que Dios estableció el matrimonio. Y así como entró la confusión en el mundo y hasta se enseña en las aulas, también entró en la iglesia. Leí que dos pastoras lesbianas se casaron y las dos están al frente de una iglesia, y han surgido varias iglesias de homosexuales. Éstos toman pasajes de la Biblia y los adaptan a su conveniencia y de la misma manera entran otros pseudos conocimientos o pseudas doctrinas.

Recientemente ha ofrecido una conferencia en Uruguay una especie de rabino, que no es rabino; se denomina mesiánico ya que cree que Jesús es el Mesías, el Salvador del mundo, pero no cree que exista la trinidad ni cree en la divinidad de Cristo. Y quiero hablarte acerca de eso porque es importante que sepas en lo que crees. A la gente le decimos que tienen que abrirle el corazón a Jesús y pedirle que entre en él. Si te preguntara entonces si Cristo es Dios me dirías que sí, pero si te pregunto por qué crees que es Dios, ¿sabrías responder? Ellos creen que Cristo es hombre, ungido, pero hombre, y no es Dios.

Todo esto tiene origen en una enseñanza del Antiguo Testamento donde la Biblia dice que Dios es uno. Leemos en Deuteronomio 6:4: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es”. Un motivo de tropiezo de los judíos para creer en Jesucristo como el Mesías es el hecho de que nosotros proclamamos que Él es Dios y que existe la Trinidad, pero para ellos eso es imposible porque tienen metido en la cabeza el pasaje de Deuteronomio 6:4: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es”. Es uno solo, el único Dios creador del cielo y de la tierra; el universo ha sido hecho por Él y se sostiene por Él y no hay otro Dios. Digamos que el pueblo judío nos legó el conocimiento de la existencia del único Dios verdadero, a lo que se llama monoteísmo. En otras naciones hay muchos dioses y a eso se le llama politeísmo y nosotros creemos que Dios es uno. No necesitamos una diosa del mar, un dios de la guerra, etc. Una mujer se enamoró de un hombre casado y acudió a un brujo para hacer un endulzamiento así el hombre dejaba a su esposa. La gente acude a dioses para lograr los caprichos de su corazón. Mas nosotros somos monoteístas y creemos en un solo Dios. El Dios verdadero, quien creó todas las cosas y nos creó a su imagen y semejanza. Cuando quieres hablarle al pueblo judío de Jesús te dicen “cruz diablo”. Ellos piensan que si Jesucristo es Dios entonces hay dos Dioses, por lo que si hay un Dios Padre y un Dios Hijo eso es politeísmo y ellos no quieren hacer idolatría entonces adoran al único Dios verdadero.

Surgen cosas que hoy te quiero aclarar; leemos en Tito 2:13: “…aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo”. Aquí la Biblia nos dice que Jesucristo es nuestro gran Dios y Salvador. Pero, ¿cómo es el asunto? ¿Hay un Dios o son dos Dioses? ¿El Espíritu Santo es Dios o no? Para ellos es un espíritu, pero no hay Trinidad, existe solamente el Dios Padre. Hay entonces una contradicción porque la Biblia señala que Jesús es adorado. Debo decirte algo que tiene que quedar establecido y bien claro y es que nosotros somos monoteístas y creemos en el único Dios verdadero. La Biblia también expresa: “A tu Dios amarás y a Él solo servirás”. Esto se encuentra en el libro de Éxodo, Levítico y Deuteronomio. Hay un elemento que distingue nuestra relación con Dios de cualquier otra relación y ese es el acto de adoración. ¡Sólo Dios debe ser adorado! Cuidado cuando dices que alguna persona es divina. ¡No utilices ese término para ningún ser humano! ¡Divino sólo es Dios! Y por cuanto Él es Dios y es divino debe ser adorado porque la adoración es la manifestación de nuestra fe en cuanto a la grandeza, al poder, a la gloria, al amor y a la salvación de Dios. Es aquello que nos identifica con aquello que reconocemos y Dios debe ser reconocido y debe ser exaltado. Yo debo ser reconocido como pastor de la iglesia Misión Vida para las Naciones; si no soy reconocido, ¿qué me queda? Por ahí alguna persona dice: “Jehová es mi pastor y ningún hombre es mi pastor”. ¿Quién inventó a los pastores? ¡Yo no! Dios estableció pastores, apóstoles, evangelistas, profetas y maestros. Así dice su palabra. Toda persona que está en autoridad, por ejemplo, el padre de familia, debe ser reconocida en su autoridad. El dueño de una empresa debe ser reconocido como la autoridad de la empresa. Y la manera de reconocer al Dios verdadero es la adoración. Tú puedes rendir honor a una persona, pero no puedes adorarla. En cuanto al honor, la Biblia dice que todo el honor le pertenece a Dios; le pertenece toda la gloria y toda adoración. Entonces Dios es uno solo y debe ser adorado. Si Dios es uno, ¿pueden tres ser uno?

El rabino que vino a Uruguay ha llegado a decir que a la Biblia Reina Valera hay que desecharla porque está contaminada con el pensamiento griego. ¿Será que hemos estado usando una Biblia que no sirve y Dios nos abandonó a merced de la mentira? Ellos han escrito un Nuevo Testamento en hebreo porque señalan que la Biblia debe ser expresada desde el punto de vista del pensamiento hebreo. Dicen que la Reina Valera no es fiel a los manuscritos, pero yo te digo que el Nuevo Testamento que ellos escribieron es infiel en absoluto porque no responde a ninguna traducción, sino que lo han inventado. Ellos plasmaron: “De acuerdo al pensamiento hebreo debiera decir esto y esto”. Estén atentos porque esto se está infiltrando en la iglesia y hay mucha gente que está siendo confundida. Confío que hoy quedarás con la certeza total y absoluta de cuál es la verdad y quien debe ser adorado.

PENSAMIENTO HEBREO vs PENSAMIENTO GRIEGO

Precisamente en esto de que tres son uno, no es un pensamiento griego porque ellos son muy esquemáticos, matemáticos y geométricos, entonces para los griegos, uno más uno es dos y tres no son uno. Me refiero al pensamiento griego. Pero en el pensamiento hebreo y bíblico no es nada extraño que dos sean uno, que tres sean uno o que cuarenta y dos mil trescientos sesenta sean uno. Para la Biblia no es extraño que siendo muchos miembros seamos un solo cuerpo. Ya en el principio Dios dijo: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2:24). ¿Qué es lo que ve Dios en un matrimonio? ¡Uno! Yo miro un matrimonio y veo dos personas, un hombre y una mujer, dos nombres diferentes que los identifica, pero, ¿qué ve Dios? ¡Uno! Y el Señor dice: “Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” (Mateo 19:6). Dios ve una unidad en el matrimonio. ¿Vas a discutir esto? ¿Lo vas a razonar o vas a creer? ¡Tienes que creer lo que dice la Biblia! Le preguntaron a una persona: “Cuándo llegues al cielo y te encuentres con los tres: con el Padre, con el Hijo y el Espíritu Santo, ¿delante de quién te arrodillarás? Si hay un solo Dios verdadero y dices que crees en tres Dioses, si te arrodillas delante de Cristo en el cielo, entonces eres un idólatra y de hecho no irás al cielo por idólatra, por politeísta, por creer en más de un dios”.

En el pensamiento hebreo traducido del griego no es extraño que dos o tres sean uno y no es extraño que, siendo muchos miembros, todos nosotros seamos uno. Dios no ve muchos, sino que ve uno. Somos un pueblo, el pueblo de Dios, el cuerpo de Cristo y ese cuerpo tiene una cabeza que es Cristo por lo tanto somos uno con el Señor y Él es uno con nosotros. En el libro de Juan, en el capítulo 14 Jesús tiene una charla con sus discípulos y les dice: “Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino”. Aparece Tomás en la escena y le dice: “Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?” Entonces Jesús le responde: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto”. El Señor les dice que ya conocen y han visto al Padre en Él. Entonces, Felipe que no entendió bien, como más de uno, le dijo: “Señor, muéstranos el Padre, y nos basta”. Y Jesús le cuestionó: “¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras”.

Jesús afirma aquí que es uno con el Padre y quien lo conoce a Él conoce al Padre. ¡Quien ha visto a Cristo, ha visto al Padre! El apóstol Pablo dijo que Jesucristo es la manifestación visible de la deidad. En Juan 14:20 Jesús declara algo mucho más profundo: “En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros”. No dice que van a aprender algo, sino que van a conocer. Cristo hace uno al Padre, al Hijo y a nosotros. Somos uno con Cristo y Cristo es uno con el Padre. En las declaraciones del rabino dice que el Padre es el Padre y el Hijo es el Hijo y éste viene después del Padre, por lo tanto, el Padre no tiene origen, pero el Hijo sí tiene origen. El verbo de Dios fue encarnado y vino a ser el Hijo Unigénito de Dios cuando ha sido hecho hombre en la tierra, pero nosotros creemos en la preexistencia de Cristo, creemos en el verbo que se hizo carne y se hizo Hijo. Antes no era Hijo sino la segunda persona de la Trinidad. ¿Cuál es el origen de Cristo? En Apocalipsis Jesús mismo declara: “Yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin”. Aquí declara: “Antes de mí no hubo nada y después de mi no hay nada. Yo estoy en el principio y en el fin”. Cuando Jesús se hace carne y viene a formar parte de la historia humana se hace Hijo. Filipenses 2:8 dice que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. En el capítulo 17 de Juan, vemos que antes de morir Jesús oró: “Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese”. El Señor se despojó de su gloria, pero estaba esperando ser nuevamente exaltado para tener la gloria del principio.

En 1ª Corintios 12: 12 el apóstol Pablo dice: “…así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo”. Según el pensamiento hebreo, muchos son uno y para entender mejor esta mentalidad. Esdras 2:64 dice así: “Toda la congregación, unida como un solo hombre, era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta”. En el pensamiento hebreo cuarenta y dos mil trescientos sesenta pueden ser uno. En el Nuevo Testamento el apóstol pablo dice: “completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa” (Filipenses 2:2). Unánime significa, un alma. Todos tenemos nuestra alma, mas Dios quiere que seamos una sola alma; que tengamos todos, un mismo sentir, y pensemos una misma cosa. Dios está trabajando para hacer de nosotros una sola alma, con un mismo sentir; la cabeza es Cristo y vamos a sentir lo que Él siente. No seremos muchos sino uno solo. Seremos el cuerpo de Cristo. El Señor no se casará con muchos sino con una sola, la iglesia. ¡Alégrate porque somos uno en Jesús!

JESÚS ES DIOS Y DEBE SER ADORADO

Yo considero que lo que ha venido a enseñar el rabino Dan Ben Abraham es herejía y ésta debe ser cortada de la iglesia porque causa división entre los hermanos. ¡A mí no me salvó un hombre! ¡Dios me ha salvado! ¡Dios se encarnó en Cristo Jesús y murió en la cruz del calvario! ¡Su sangre me ha limpiado de todo pecado! ¡No fue un hombre que tuvo misericordia de mí, no fue un hombre que me amó y dio su vida por mí! ¡Fue Dios mismo que se hizo cargo de mi pecado yendo a la cruz y puso sobre sus hombros mis transgresiones! Si fuera hombre yo estaría exaltándolo y se llevaría la gloria. Pero esto es obra de Dios y la gloria es toda suya.

Si Cristo es hombre no debe ser adorado; si Cristo es Dios debe ser adorado. Y tenemos claro que solo Dios debe ser adorado por lo que, si Cristo es adorado, entonces, Cristo es Dios. Hay muchos pasajes bíblicos en los que respaldamos esta verdad. Me llama la atención que Mateo es el evangelio por excelencia escrito para los hebreos. Se ve que Mateo tenía un interés especial en enseñarles la verdad a los judíos y yo creo que debía tratar de no escandalizarlos, pero se empeñó en mostrar cómo Jesús es adorado. Si yo fuera Mateo y no creyera que Jesucristo es Dios, trataría de evitar algunos pasajes bíblicos para no escandalizar a los judíos, pero no fue así. No sólo que no esconde que Jesús debe ser adorado; lo que llama la atención es que Jesús no detenga a sus discípulos y les diga que no lo adoren porque no está bien. Hay hombres que adoran a las mujeres. La Biblia señala que en una oportunidad un siervo de Dios se encuentra con un ángel y éste es más lindo que cualquier mujer, resplandeciente y lleno de gloria, y Juan se postra delante de él para adorar, pero el ángel se lo impide y le dice que no es Dios, que es un consiervo suyo. Los ángeles tienen claro que nadie puede ser adorado sino solamente Dios. ¡Pero Cristo se deja adorar! O es Dios, o es un engañador, embustero e hipócrita. Leemos en Mateo 28:16 y 17: “Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban”. Jesús había resucitado y estaba listo para irse al cielo, entonces se encuentra con ellos en una montaña. Ese es un momento extraordinario donde Jesús les entrega a los once discípulos la responsabilidad de llevar la verdad del evangelio a todas las naciones. Si no es Dios tiene que aclarárselo: “Esperen muchachos, dejen de adorarme porque yo no soy Dios y están cometiendo un pecado de idolatría”. Si no es Dios y lo adoraban entonces pasarían a ser politeístas. Sin embargo, los discípulos le adoran, aunque algunos dudan porque les da vueltas en la cabeza: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es”. Entonces se preguntan: “¿Estará bien que lo adoremos?”. Y Jesús no aclara nada.

Esto que te estoy exponiendo es importante pero más importante es que adoremos a Jesús y demos gloria al que merece gloria. María Magdalena y otra María van al sepulcro, pero se encuentran con que Jesús no está allí. “Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado…id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos, he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron”. Si Jesús no fuera Dios no se los permitiría porque era solo un hombre. Pero Jesús no aclara nada, sino que deja que esas mujeres lo adoren. ¿Entiendes que Cristo es Dios?

 Tenemos la escena de cuando los discípulos estaban en la barca y ven a Jesús que iba hacia ellos caminando sobre el agua, todos estaban temerosos y Pedro camina sobre las aguas para ir al encuentro de Jesús. Después que termina todo leemos en Mateo 14:33: “Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios”.

Adoración es postración, es ponerse de rodillas tanto en lo interior como en lo exterior. Hay más evidencias en la Biblia que nos muestran que Jesús es Dios. Los reyes de oriente adoraron al niño Jesús, al Rey de Israel que había nacido. Pero la más imponente adoración a Jesús está en Apocalipsis 5: 7 al 9: “Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación”.

Yo sé y estos hombres que dicen que Cristo no es Dios saben que postrarse y arrodillarse delante del Cordero significa adorar a Jesucristo. Quiero advertirte hoy de que los argumentos que confunden al mundo también se están infiltrando en la iglesia y se están levantando falsos profetas. Pero la Biblia nos alerta que Cristo no vendrá sin que antes venga la apostasía. Habrá muchos que dejarán de creer que Jesucristo es el Señor y se convencerán que es sólo un hombre. Oro que no seas confundido o confundida; que no te toque ser apretado hasta negar a Cristo. Que seas de las personas que den la vida confesando a Cristo Jesús como tu Señor y Salvador. Quien me amó es Dios y dio su vida por mí. Y la gloria es de Dios. Un hombre por más mesías que se autodenomine, si es sólo un hombre, no merece gloria porque la gloria es sólo de Dios.

Cuando tú adoras, ¿qué sientes? ¿Eres de esos que se quedan mudos? Dice la Biblia que el Padre anda buscando adoradores que le adoren en espíritu y en verdad. “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren” (Juan 4:23).

Hay muchas criaturas creadas por Dios, gloriosas; tan glorioso era satanás, un querubín protector, que se miraba al espejo y decía: “Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo” (Isaías 14:13). Satanás quería un reconocimiento que no merecía. Él tenía grandes honores y un lugar de privilegio en los cielos, pero quiso ser exaltado más de lo que debía. Y el que tiene que ser sumamente exaltado es Dios. Hay muchas criaturas creadas por Dios que son magníficas, una de ellas es mi esposa. Muchas mujeres adoran a los hombres y los hombres adoran a las mujeres, pero cuando dejas de lado a Dios por un hombre o por una mujer, por un deseo o cualquier otra cosa, tú no exaltas a Dios. Digamos que la medida que muestra que no le das el lugar a Dios que Él se merece, es tu falta de adoración. Tu falta de adoración indica que tu relación con Dios no es tan fuerte y no conoces cuanto el Señor debe o merece ser exaltado.

CONCLUSIÓN

Yo crecí en una iglesia muy cuadrada en nuestra manera de adorar a Dios y éramos solemnes cantando himnos como: “A nuestro Padre Dios…” Todos serios. Y yo dirigía el coro. ¡Éramos unos palos cantando! Como Dios es orden, nosotros éramos muy ordenados, entonces cuando entramos por primera vez a una iglesia evangélica, donde todos levantaban las manos alabando a Dios y aplaudiendo, nos alarmamos y dijimos: “¡Qué desorden! ¡Éstos no entienden nada!” Pero cuando tú puedes ver la magnificencia de Dios, el amor que te ha dado y cómo ha derramado su sangre hasta la última gota por ti, cuando llegas a entender la gloria de Dios, no aceptas que te frenen. Caes postrado ante su presencia, le besas los pies, derramas tu vaso de alabastro sobre el Señor y enjugas sus pies con tu cabello. Le adoras, lloras ante su presencia, y el diablo mira y dice: “¡Eso quiero yo!” Pero a él no le corresponde. Y Dios ha derramado amor sobre su pueblo para que su pueblo lo ame de tal manera que satanás se ponga verde de bronca porque quienes adoran al diablo lo hacen por temor y por obligación, pero nosotros adoramos a Dios porque le amamos y reconocemos que Él es digno de adoración.

¡Diablo, nuestra adoración no es para ti! ¡Nuestra adoración es para el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo! ¡Gloria a Dios! ¿Entiendes ahora que Jesús debe ser exaltado y adorado en sumo grado más que cualquiera? Cuando entré por primera vez a una iglesia como Misión Vida, miraba cómo la gente levantaba las manos, alababa y aplaudía y sentía vergüenza porque estaban haciendo escándalo. Yo me metía las manos en el bolsillo, cerraba los ojos para no ver semejante cosa y así adoraba a Dios. Pero David decía: “Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias…” (Salmo 103). Si no adoras a Dios entonces estás adorando alguna otra cosa y nosotros hemos sido hechos para dorar y exaltar su nombre. Mira cuánta alabanza hay en un gol. El Club Nacional de Futbol cumplía ciento dieciocho años de trayectoria y salieron sus simpatizantes a la calle a festejar, entonces cantaban y aplaudían, tiraban bombas y tocaban los tambores; la gente salió a adorar a Nacional. Muchos antes dejaban cualquier cosa, aún la iglesia y a Dios por un partido de futbol, pero hoy gritamos gol a Jesucristo.

Necesitas ser libre para adorar a Dios. ¡Cristo quiere darte libertad para adorarle! El Señor quiere romper tus ataduras. Obliga a tu alma a adorar. No te olvides de sus favores. No te olvides de su amor por ti. Dile a Dios: “Señor, muéstrame cuán grande tú eres. Quiero contemplar tu gloria. Extiende tu mano de poder sobre mi vida, que en esta tierra yo te dé gloria y no te robe la gloria que tú mereces. Líbrame Señor, de mis ataduras y cegueras. Conozca yo tus maravillas, tu amor y tu poder, en el nombre de Jesús, amén”.

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