DISFRUTAR DE LA VIDA ES UNA GRACIA DE DIOS - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

DISFRUTAR DE LA VIDA ES UNA GRACIA DE DIOS

Isaías 55:1 dice: 1A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche”.

A veces nos sentimos inquietos, disconformes, y no sabemos por qué, a veces nos sentimos sedientos o hambrientos y no sabemos de qué, pero bendito sea Dios que nos dice “a todos los sedientos vengan a las aguas y los que no tienen dinero vengan compren y coman, vengan compren sin dinero, y sin precio, vino y leche”.

Qué lindo sería ir al supermercado, por ejemplo, y que te den la leche, el agua mineral,  y aún te digan: “Lleve todo lo que quiera, ¡usted es un hijo de Dios!, lleve lo que necesite”. ¿Quieres que a partir de hoy sea así en tu vida? Según este pasaje, esta posibilidad de tener pan, vino, leche, de poder estar saciado, no se trata de que alguien te esté regalando la leche, el pan o el asado, no se trata de que vivas una vida destemplada, inactiva, y que te caiga todo del cielo. La palabra de Dios dice: “¿Por qué gastan el dinero en lo que no es pan, y el trabajo en lo que no sacia?” ¡Hay gente que gasta pero sigue hambrienta y hay quien invierte su trabajo en cosas que no llenan, y que los mantienen en un estado de insatisfacción! Uno de los males que observamos en el mundo es la cantidad de gente que se esfuerza para nada, que sigue insatisfecha a pesar de trabajar, que invierten tiempo en su trabajo pero no lo disfrutan; hay quienes han trabajado cuarenta años, pero no están satisfechos porque no han cosechado, no tienen satisfacción en lo que han hecho. Pero hoy Dios nos da la clave para estar satisfechos con todas las cosas.

SABIDURÍA PARA APROVECHAR BIEN EL TIEMPO

El pasaje que leímos, habla de una escasez de entendimiento y de sabiduría para gastar el dinero y para invertir el trabajo en cosas que no aprovechan y no satisfacen. Hay esposas que no están satisfechas con sus esposos y pareciera que todos los hombres que están afuera de la casa son mejor que el marido que tienen, algunas dicen: “¡En qué estaba pensando yo cuando me casé contigo!” Hay padres que tiene hijos pero no se satisfacen de la sonrisa del niño, les es una carga, porque no les dejan ver televisión, porque les molestan, porque se meten en las conversaciones de los grandes, y los mandan alejarse. Algunos niños no saben qué hacer, y se preguntan: “¿Para qué habré venido al mundo? Y algunas madres les dicen al chico: “¡Tu viniste por casualidad, no te esperábamos!” No disfrutan del abrazo de un hijo… andan buscando satisfacción, pero no se sacian.

Una hermana recientemente me dijo: “Pastor, yo me levanto y mi marido me trata mal, pero en el nombre del Señor lo bendigo y le digo: “¿Cómo te va mi amor?” Y me responde: “¿Qué te importa como me va a mí?” No hay peor cosa que tener un hogar y vivir amargado por el hogar que uno tiene, ¡qué triste tener comida y no disfrutar de ella!… “¡Otra vez vamos a comer esta porquería!” ¡Qué triste no poder disfrutar de las cosas sencillas! Sin Dios nada te satisface, puedes tener veinte esposas, pero ellas no te satisfacen, nada te sirve; pero cuando tienes a Dios, todo te deleita, tomas un vaso de agua y das gloria a Dios por él. ¡Que linda que es el agua! ¡Qué hermoso es disfrutar de ella! ¡Qué maravilloso es disfrutar del aire, de los hermanos… alegrarse de la cara de cada uno de ellos! Los que no tienen a Dios, no entienden la satisfacción que hay en darle un abrazo a un hermano; hay cosas que no te las puede dar el dinero, y te voy a decir más, tener leche, no es cuestión de dinero, tener pan, no es cuestión de dinero, es cuestión de sabiduría, la persona sabia sabe hacer dinero. En otras palabras no necesitas tener dinero para comprar cosas, pero sí necesitas sabiduría para tener dinero y comprar cosas. ¡Y la sabiduría viene de Dios!

Dice el Señor en Isaías 55:2: ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura”. ¿Te gusta comerte la grosura de la carne? ¡Qué rico es comerse un buen asado con bastante grasa! Este versículo habla de deleitarse el alma con grosura, significa que el alma encuentre satisfacción en cosas simples y sencillas y, ¿cuál es la clave para poder alcanzar ese estado de satisfacción? “¡Oídme atentamente!” La bendición viene de oír atentamente a Dios, porque Él es la fuente de toda bendición, de Él viene la gracia, la sabiduría, la inteligencia, la fuerza para vivir… Si yo no le diera lugar a Dios, quizás no me deleitaría en mis hijas, en mi esposa, y en el trabajo que tengo, todo sería una carga para mí, pero ¡gloria a Dios!, es una bendición trabajar, duermo un rato y descanso para poder seguir trabajando.

¡Es una bendición el trabajo aunque no lo creas! No debiéramos deleitarnos con esa frase que dice: “si el trabajo es salud que trabajen los enfermos” o, “cuando tengo ganas de trabajar, me siento hasta que se me pasa”. ¡Debiéramos deleitarnos en el trabajo! Hay gente que cree que el trabajo es un castigo de Dios, si fuera así, Dios mismo estaría castigado… Jesús dijo Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo (Juan 5:17). Trabajar no es un castigo sino una fuente de bendición y no hay cosa mejor, dice el sabio Salomón, que disfrutar del trabajo que Dios nos ha dado (Eclesiastés 3:22), porque Dios le ha dado tareas debajo del cielo a los hijos de los hombres, para que se ocupen en ellas. ¡Es Dios quien te mandó trabajar! Porque si no trabajas se te herrumbran los engranajes, las carnes empiezan a colgar y la piel comienza a arrugarse. ¡Hay que mover los músculos! No pienses que hay que tener bien quietitos los músculos para que no se arruinen, sino que deben trabajar arduamente para que se tonifiquen, se oxigenen y se pongan robustos… Hay gente que está cansada y quiere descansar más todavía, ¡y más cansancio siente porque le empieza a faltar oxígeno y la tonificación! Te vas a sentir mejor trabajando que descansando, Dios no prospera ni bendice a los vagos, es más dice el apóstol Pablo que el que no trabaja que no coma. (2ª Tesalonicenses 3:10).

El pasaje de Isaías que leímos, habla de la bendición que disfrutan aquellos que logran oír la palabra de Dios; de escucharle viene la leche, por eso dice este pasaje, que es gratuito el pan y el vino y por eso siempre digo a que los que vienen a la casa de Dios: “¡Debieran valorar la bendición de estar en ella y de oír palabra de Dios!” Ella es el alimento del espíritu que sacia la ansiedad del alma, ésta necesita palabras y consejos, pero solamente la palabra de Dios trae la satisfacción que necesitamos. Hay gente que anda en una búsqueda increíble de cosas, tienen una insatisfacción del alma que nunca logran saciar, y es porque oyen mucho pero, no oyen la palabra de Dios.

Dice Isaías 55:3: Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David”. Aquí está hablando de la salvación, de un pacto que tiene que ver con la muerte y la resurrección de Jesucristo y que Dios prometió traer a través del linaje de David. Cuando participamos de la cena del Señor, el pan significa sustento material, es decir, lo que necesito para estar sano y robusto, el pan es la sustancia que le da vida a mi vida biológica, y el vino simboliza la sangre de Jesucristo, que representa el pan espiritual que le da satisfacción al alma y al espíritu. Toda persona que está insatisfecha es porque necesita un derramamiento de la gracia de Dios sobre su vida, que viene a través de su palabra. Aquellos que oyen atentamente la palabra de Dios, reciben la gracia, porque ella es sustento, es gracia, es favor de Dios, te da las fuerzas y las ganas para vivir, y el poder deleitarte de las cosas sencillas de la vida… el poder sentarte en una mesa y decir con satisfacción: “¡Gracias Dios mío por esta comida que voy a comer!” Y cuando me vaya a dormir pueda decir con satisfacción: “¡Gracias Dios por este día que he vivido! ¡Gracias Dios porque me he deleitado, he tenido un día más en tu presencia para amarte, y para servirte! ¡Gracias Dios porque no fue un día más, tirado a la basura, sino que pude invertir mis fuerzas en cosas que tienen sentido! ¡Gracias Señor porque en este día no me centré en mí mismo, en mis necesidades, en mis deseos, en mis anhelos, sino en las necesidades de los que me rodean!” Hay gente que sus días son, como dice el dicho popular, “más aburridos que chupar clavo”, monótonos, se levantan porque vino el día y se van a dormir porque es de noche, ¡viven una vida aburrida, sin sentido!

LA SATISFACCIÓN ES UN DON DE DIOS

Encontrar satisfacción en lo que uno hace y en lo que uno tiene es un don de Dios; hay quienes poseen mucho dinero pero no están satisfechos con lo que hacen, hay quienes han logrado levantar grandes empresas pero no han encontrado satisfacción en ellas, entonces gastan su tiempo en casinos y viajes para encontrar el contentamiento que no tienen, todo lo que hacen es vanidad, buscan más y más… ¡y no disfrutan de un trago de agua! Si yo no me puedo tomar vacaciones este año no me importa, soy feliz, si tengo que seguir viéndote la cara todo el año, ¡igual le doy gloria a Dios! A mi padre nunca lo vi de vacaciones, cuando ya tenía 65 años se le ocurrió irse de vacaciones, pero pareciera ser que en este tiempo, si no te tomas unas vacaciones, te mueres. Pero qué bendición  disfrutar del agua y de las cosas sencillas que nos ocurren cada día. El poder disfrutar de la vida es una gracia de Dios, no cualquiera puede deleitarse de la vida, del trabajo,… Isaías 55:2 dice: “Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura”. Si tu corazón está abierto para recibir esta palabra es como si te hubieras sacado la “lotería del cielo”, no la otra que maldice. Isaías 55:4 dice: He aquí que yo lo di por testigo a los pueblos, por jefe y por maestro a las naciones”. Se está refiriendo a Cristo, de la descendencia de David que fue constituido en nosotros, sabiduría de Dios, Cristo en nosotros es sabiduría de Dios en nosotros.

Si tú te llamas cristiano y vives insatisfecho, te pesa lo que dice alguien y el comentario de aquél otro, y vives quejándote sin disfrutar de la comida que comes ni de la esposa y de los hijos que tienes, ¡necesitas un toque de Dios! Algunos solteros están con la cara larga porque son solteros, y no se dan cuenta que hay casados que también están con la cara larga porque son casados. ¡El que está casado quisiera disfrutar de la soltería y el que está soltero quisiera disfrutar de ser casado! He observado algunas chicas de la iglesia que se empiezan a poner ansiosas porque no encuentran novio, y dicen “no hay nadie para mí”, “¿con quién me voy a casar?” No disfrutan de la soltería, pero es un tiempo tan lindo cuando uno es soltero, no hay que darle cuentas a nadie, no obstante, dicen: “¡Quiero estar de novia! Se me va la hora, ya tengo 25 años, y cada cumpleaños es una carga… “te vamos a hacer una torta”, le dicen, pero replica preocupada: “¡No! Que torta… la edad no se dice”… las mujeres de la iglesia también se enganchan con esa idea de que la edad no se dice. Para algunas mujeres y para algunos hombres pareciera ser que la edad es una maldición. A mi mamá le tuve que descubrir la edad mirándole el documento de identidad. ¡Ella es de esas mujeres que no quieren que se sepa su edad! No querer decir la edad es un trauma, es una insatisfacción interior, porque Dios te ha hecho para que disfrutes a los veinte, a los treinta, a los cuarenta, a los cincuenta… hasta el final de tus días. Imagínate que yo dijera, “hasta los cuarenta y nueve voy a decir la edad, pero los cincuenta son una maldición. Qué carga, qué cruz, porque me envejezco, se me cae el pelo…” ¡Dios nos ha hecho para que disfrutemos cada etapa de la vida! La satisfacción es un don de Dios. Que todo sea un motivo para darle gloria a Dios y para perfeccionar lo que estás viviendo; es necesario que entiendas que la satisfacción no viene por tener más dinero sino por oír más a Dios y oírlo atentamente. La bendición de poder disfrutar de la vida viene por la gracia y la sabiduría que Dios da a aquel que le oye. Quien escucha a Dios no tendrá escasez de ningún bien, porque los bienes que necesitas no vienen por tus fuerzas sino por la sabiduría que Dios pone en ti. ¡La sabiduría para vivir y para tomar decisiones acertadas proviene de Dios! Hay personas que viven tomando decisiones desacertadas, en tanto que otras viven sin tomar decisiones de ningún tipo. “Si tomo esta decisión me va a pasar esto, pero si tomo esta otra me puede pasar aquello…”, y a final no toman ninguna decisión; pero otros, viven tomando decisiones y arrepintiéndose de ellas. Si no viene el hijo que estás esperando aprovecha el tiempo, y disfruta, y si viene un hijo, ¡también aprovecha el tiempo y disfruta! Si hay sol aprovecha ese tiempo, y zambúllete en la playa un ratito y si no hay sol aprovecha ese tiempo y dale gloria a Dios porque no hay sol.

Hay personas que van al balneario de Punta del Este y regresan más amargados de lo que fueron, porque no hubo ni un solo día de sol en el tiempo de su estadía allí. Yo le daba gracias a Dios por estos días de frío que hicieron, porque en enero y en febrero, “Monte Beraca” es insoportable durante la época de calor, de modo que fue maravilloso estar allí con los días frescos y nublados que hicieron. Antes, para mí, como buen ciudadano de la ciudad que era, la lluvia significaba un estorbo para mí, pero ahora que me deleito en Beraca doy gracias a Dios cada vez que llueve. En la comunidad “Monte Beraca” se trabaja duro, por tanto, cada vez que llueve me deleito en que los chicos descansen y coman unas tortas fritas en tanto que yo me tiro en la cama y descanso, porque si no llueve, seguimos y seguimos trabajando y no nos detenemos. Cuando deja de llover, volvemos a trabajar. ¡Disfrutamos del tiempo que Dios nos da cada día! Hay otros que dicen: “Salió el sol, ¡tendremos que trabajar!” y cuando llueve dicen: “¡No vamos a poder trabajar!” La insatisfacción es un estado del alma, del mismo modo que la satisfacción también es un estado del alma, y presten atención a este descubrimiento: “Saciar el alma con locura tiene que ver con oír la palabra de de Dios atentamente, inclinar el oído y escuchar a Dios”. Algunos se preguntan como escuchar la voz de Dios. ¿Dios habla audiblemente? Sí, Él habla audiblemente, pero no es su único método: Él puede hablar a través de la cara de un pastor enojado, a través de un trueno, a través de los pajaritos… ¿Cuánto hace que no ves un pajarito y te deleitas con él? Una de las cosa lindas que tiene la comunidad “Monte Beraca” es que tiene una gran variedad de pajaritos, ¡que lindo! Yo disfruto de ellos y quisiera hacer algo para atraer más especies.

CONCLUSIÓN

Poder disfrutar es una gracia, un favor de Dios. Él quiere que disfrutes de tus padres, de tus hermanos, de todas las cosas que te rodean. Algunos detestan los hermanos que tienen, viven amargados con el trabajo que poseen… pero si escuchas a Dios, tu alma se deleitará con grosura. Si estás insatisfecho, es hora que hoy le entregues todo tu ser a Dios para que Él te dé la gracia que necesitas. Haz esta oración ahora mismo:

“Padre querido, te quiero pedir perdón por cuantas veces no disfruté oírte por causa de mis ansiedades, de mis afanes, de mis deseos, de mis anhelos, por poner mi mirada en lo que me falta, en lo que no tengo. ¡No tengo tiempo para oírte y mi alma pierde satisfacción! Quiero comprar leche y vino, sin dinero, quiero recibir esa gracia de la saciedad, quiero disfrutar del sol y de la sombra, del día diáfano, de la lluvia, quiero disfrutar de mi padre y de mi madre, de mi novio o mi novia, quiero disfrutar de mi soltería… ¡quiero disfrutar de la vida! Dame la gracia de estar satisfecho en mi alma y en mi espíritu, dame la gracia de disfrutar del dinero que tengo, de la edad que tengo, de la casa que tengo. Te pido perdón porque todas las cosas que he buscado me han impedido oír tu voz. Dame un oído atento para recibir tu palabra. En el nombre poderoso de Jesús hago esta oración, amén”.

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