¿VALORAS LO QUE TIENES? - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

¿VALORAS LO QUE TIENES?

INTRODUCCIÓN

 

Un pastor del ministerio, que supuestamente me quería y me respetaba, de pronto ya no me llama apóstol ni pastor; se refiere a mí como Márquez. Es una persona que rescatamos. Su padre fue drogadicto y falleció de sida. Él sufrió por la falta de paternidad. Lo parimos en Cristo; nació en Misión Vida. Yo me pregunto qué es lo que provoca que la gente se ofenda y se enoje a tal punto de romper lazos. Reflexiono con esto que cuando uno no sabe valorar lo que Dios le ha dado, es probable que lo pierda. Y uno valora lo que ama. Yo amo a alguien y el amor me hace valorar a esa persona. El amor le da valor a las cosas y a las personas; y el amor une. El amor produce comunión.

Uno de los problemas que tenía este pastor es que nunca hablaba nada; nunca se peleó o disgustó. Al menos visiblemente. Daba una apariencia de obediencia increíble. La enseñanza de hoy es que si no amas la iglesia que Dios te ha dado la vas a dejar; si no amas la iglesia donde has nacido en Cristo terminarás divorciándote de ella. Y si no amas a tu pastor vas a terminar alejándote de él. El diablo está esperando una rendija abierta para meterse ahí y comenzar a llenar tu cabeza. Esto es el fruto de pensamientos y sentimientos que aparecen con detalles y uno no los entrega en las manos de Dios, sino que los guarda y se produce una podredumbre que queda ahí dando vueltas. Sé que hay personas que tienen amargura dándole vueltas durante años; y algún día explota. Todo proviene de la falta de amor. Si yo amo y valoro a mi esposa haré lo imposible por estar unido a ella. Pero si solamente le veo los defectos, y tiene muchos; yo podía tener guardadas en mi mente actitudes y palabras de ella aun de cuando nos casamos. ¡Imagínate las cosas que podría tener de Marta en 44 años de casados! Pero ella me ha amado y yo la he amado a ella, entonces seguimos unidos porque el amor nos une. Y ese amor hace que nos valoremos mutuamente. Cuando no amas nada tiene valor para ti y es fácil desecharlo.

Pretendo con ésto que reflexiones y no pierdas lo que Dios te ha dado. Muchos no valoran el pastor que Dios les ha dado y después andan buscando otros pastores, pero ninguno les satisface. No dejes de valorar la iglesia donde recibiste el evangelio de Jesucristo. No seas orgulloso ni engreído pensando que ya no te pueden decir nada en tu iglesia. Así puedes perder hasta la salvación. Porque si te dejas envenenar, te endemonias. Por supuesto que hay quienes dicen que la salvación no se pierde y otros señalan que sí se pierde. Pero esto es un tema teológico que aún está en discusión.

 

VASTI NO VALORÓ SU LUGAR

 

En el libro de Ester hay un relato acerca de la reina Vasti, y dice la Biblia Ester 1:1 en adelante: “Aconteció en los días de Asuero, el Asuero que reinó desde la India hasta Etiopía sobre ciento veintisiete provincias, que en aquellos días, cuando fue afirmado el rey Asuero sobre el trono de su reino, el cual estaba en Susa capital del reino, en el tercer año de su reinado hizo banquete a todos sus príncipes y cortesanos, teniendo delante de él a los más poderosos de Persia y de Media, gobernadores y príncipes de provincias, para mostrar él las riquezas de la gloria de su reino, el brillo y la magnificencia de su poder, por muchos días, ciento ochenta días. Y cumplidos estos días, hizo el rey otro banquete por siete días en el patio del huerto del palacio real a todo el pueblo que había en Susa capital del reino, desde el mayor hasta el menor…Asimismo la reina Vasti hizo banquete para las mujeres, en la casa real del rey Asuero. El séptimo día, estando el corazón del rey alegre del vino, mandó a Mehumán, Bizta, Harbona, Bigta, Abagta, Zetar y Carcas, siete eunucos que servían delante del rey Asuero, que trajesen a la reina Vasti a la presencia del rey con la corona regia, para mostrar a los pueblos y a los príncipes su belleza; porque era hermosa. Mas la reina Vasti no quiso comparecer a la orden del rey enviada por medio de los eunucos; y el rey se enojó mucho, y se encendió en ira”.

Asuero ya había mostrado todo lo que poseía, ahora faltaba mostrar a la reina para que todos vean su belleza. Pero la reina se negó y el rey se enojó. El rey pensó que la reina lo había dejado mal parado delante de los príncipes de las 127 provincias y preguntó entonces a los sabios que conocían los tiempos, qué hacer en esa situación. “Y dijo Memucán delante del rey y de los príncipes: No solamente contra el rey ha pecado la reina Vasti, sino contra todos los príncipes, y contra todos los pueblos que hay en todas las provincias del rey Asuero. Porque este hecho de la reina llegará a oídos de todas las mujeres, y ellas tendrán en poca estima a sus maridos, diciendo: El rey Asuero mandó traer delante de sí a la reina Vasti, y ella no vino. Y entonces dirán esto las señoras de Persia y de Media que oigan el hecho de la reina, a todos los príncipes del rey; y habrá mucho menosprecio y enojo. Si parece bien al rey, salga un decreto real de vuestra majestad y se escriba entre las leyes de Persia y de Media, para que no sea quebrantado: Que Vasti no venga más delante del rey Asuero; y el rey haga reina a otra que sea mejor que ella” (Ester 1:16 al 19).

Luego le recomendaron que se buscara para el rey mujeres vírgenes y de buen parecer; y la mujer que le agrade reinara en lugar de Vasti. Esto le pareció bien a Asuero y así lo hicieron. A partir de ahí la Biblia narra acerca de Ester. Ella era huérfana y quien la crió fue un primo. Ester era una mujer dócil, obediente, humilde y bella. Entre todas las vírgenes que llevaron al palacio iba Ester. El rey tuvo que elegir entre cientos de mujeres con quién se iba a casar, pero cuando fue el turno de Ester, el rey quedó prendado con su belleza y su corazón.

Así se sucede esta historia que habla de una esposa y reina bella que despreció a su marido y que perdió su lugar y ya no podía volver al palacio. Y su lugar lo ocupó una mujer huérfana, pobre, humilde y esclava. La Biblia dice en el Salmos 113:7 y 8: “El levanta del polvo al pobre, y al menesteroso alza del muladar, para hacerlos sentar con los príncipes, con los príncipes de su pueblo”. ¡Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes! Los que se humillan delante de Dios se encuentran con su favor. Los que oran humildemente reconociendo la grandeza de nuestro Dios se van a encontrar con su misericordia y su gracia. Dios oirá la oración de su pueblo que clama a Él de día y de noche.

Vasti estaba en un lugar de honor; tenía doncellas y eunucos que la cuidaban, pero despreció al rey. No sé si Asuero era bueno o malo pero la reina lo despreció. Cuando uno no valora lo que tiene, lo más probable es que lo pierda.

Conocí muchos hombres que me han dicho: “Dejé a mi esposa porque me cansé de ella y me fui con otra. Pero la cosa con la otra no funcionó, así que la dejé y me junté con otra mujer”. Después de varias mujeres terminó confesando que era mejor la que había despreciado y abandonado. Conocí otro que despreció a su esposa; con ella habían edificado su casa fin de semana tras fin de semana, pero él la maltrataba. Un día la esposa cansada lo denunció por violencia doméstica. Aunque no había cometido tal cosa; pero el hombre no apreciaba la esposa que tenía. Le pusieron una orden de restricción al hombre por 180 días y no podía acercarse a la casa. Y la esposa, en esos 180 días metió a otro hombre la casa que habían edificado juntos. El hombre vino a mí llorando por lo que estaba viviendo, pero esto está escrito en la palabra de Dios cuando habla de las maldiciones de la ley: “Te desposarás con mujer, y otro varón dormirá con ella; edificarás casa, y no habitarás en ella; plantarás viña, y no la disfrutarás” (Deuteronomio 28:30).

 

VALORA LO QUE DIOS TE HA DADO

 

Hay quienes no tiemblan a la palabra de Dios; hay quienes no la aprecian. Tienes que lograr que la palabra de Dios sea un tesoro para ti. Es la luz que alumbra tu camino. La palabra de Dios es de Dios y proviene de su boca, y si desprecias la palabra de Dios a Él desprecias. Hay gente que prefiere aferrarse a lo que opinan, a lo que le parece; dicen que Dios es injusto y crean resentimientos contra Él porque creen que comete injusticia. Pero la Biblia dice que Dios es justo. No vas a cambiar su palabra ni cambiarás el hecho de que Dios es justo, aunque a ti te parezca que es injusto. ¡Dios no es injusto!

Hablo con creyentes que después de años de haberse ido de la iglesia andan a los tropiezos, dicen que han perdido su familia entre otras cosas. Y todo tiene fundamento en el hecho de que no hemos aprendido a amar y a valorar lo que Dios nos ha dado.

Muchas cosas que te causan rechazo a ti son cosas que Dios te ha dado. Hay mujeres que no quieren perdonar a sus esposos y hay maridos que no quieren perdonar a sus esposas; y saben que Dios fue quien le dio a su cónyuge. ¿Sabes tú que Dios te dio tu iglesia? ¿Amas a Dios por causa del pastor y la iglesia que te ha dado? Muchas cosas hay que no valoramos y fue Dios quien te lo regaló; y por no amarlas, las perdemos. ¡Es terrible lo que perdemos por no amarlo! ¡Ama la Biblia, ama al Señor, ama a tu familia! Hay hijos que gracias a Dios y al evangelio han podido perdonar a sus padres por su deprecio. Sus padres los han abandonado, lo que provocó en ellos odio; pero el evangelio llegó a sus vidas y transformó a ese padre malo en un tesoro. El evangelio es un tesoro, cambia los corazones y las vidas; alumbra las decisiones. La Biblia señala que los humildes heredarán la tierra. ¡No la heredarán los soberbios!

Vasti era una mujer soberbia y Ester heredó su lugar en el reino; porque Ester era pobre, humilde, esclava, obediente y bella. “¡Dios no me oye!” dicen algunos. Revisa tu corazón porque posiblemente Dios te está resistiendo; porque Dios nos oye. Pero Él resiste a los soberbios. “¡Dios no se acuerda de mí!” ¡Mientes! ¡Él sí se acuerda de ti! Si tuviera que pagarte conforme a tus hechos te tendría que mandar de patitas al infierno hace mucho tiempo. ¡Pero te ama Dios! Solo está esperando que cambies y tomes decisiones que alegren su corazón.

Todo se restringe a amar o no amar. Porque hay quienes aman lo malo y no se dan cuenta. Pero hay otros que aman lo bueno y cosechan conforme a lo que han sembrado. Es que el que ama, siembra; no se fija en sí mismo, sino que pone su mirada en el otro, cuida al otro y piensa en el otro, entonces comienza a cosechar lo que ha sembrado. El amor llena el corazón de gozo. Si yo no amo a mi esposa entonces le veo defectos. ¿Quién está mal en su ánimo por no amar? ¡Yo! Jesús no se fijó en los defectos que teníamos; murió por nosotros aún antes de que existiéramos y no le importó nuestra imperfección y lo grave de nuestros pecados. Su amor lo acercó a ti y tú tienes que dejarte amar por Él y tienes que amarle como Él merece y quiere ser amado. Dios quiere ser amado por sobre todas las cosas.

Cuando le comienzas a poner excusas a Dios es que no lo estás amando como Él quiere. Si pospones a Dios y pospones sus planes no estás amándolo como Él debe ser amado. Cuando te excusas que estás cansado, porque tienes mucho trabajo o te excusas por alguien, etc., postergas a Dios y lo desechas. Pierdes el regalo más grande que tienes. El regalo más grande que tienes no es tu cónyuge sino Dios y a Él hay que valorarlo. Por eso es que el primer mandamiento es que Dios debe ser amado por sobre todas las cosas. Nada debe ser constituido una excusa para que yo no adore a Dios y no lo sirva. Si tú no tienes tiempo para orar por la gente o para ayudar a los que necesitan, entonces no amas a Dios.

Quiero dar gracias a todos los hermanos de Misión Vida que salen a la calle aún bajo lluvia para repartir alimentos a los hambrientos. ¡Benditos de Dios! ¡Esas personas aman a Dios! Es que cuando la prioridad es Dios suceden cosas extraordinarias. ¡Que Dios sea el primero en tu vida! De todo lo que tenemos que valorar, lo más importante es Dios. Y cuando hablo de valorar me refiero a amar; porque quien no ama no valora.

 

CONCLUSIÓN

 

Dios le pide a Juan que escriba un mensaje a la iglesia que está en Éfeso, y les dice: “Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor” (Apocalipsis 2:2-4).

¿Verdad que corremos? Nos afanamos, nos ponemos ansiosos, clamamos a Dios y nos olvidamos de adorarle. Adorar es la máxima expresión de amor. Pero nos olvidamos de exaltarle y reconocerle y cambiamos los valores o desvalorizamos. Dios te dice: “Te he visto trabajar como loco por la gente, y has confrontado a los mentirosos, pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor”.

¡Que Dios vuelva a ser tu primer amor! Recuerdo a un hombre que me dijo que estaba desesperado porque su esposa lo abandonó. Le pregunté si discutían mucho y me dijo que no, jamás discutían. “¿Pero algo había?” insistí. “No creo. Yo hice todo por mi casa y mi familia”. El hombre tenía tres trabajos; entraba a las cinco de la mañana al primer trabajo, luego salía y entraba al otro a las dos de la tarde, y al último entraba a las ocho de la noche y salía a la doce. ¡Vivía trabajando! La esposa lo veía por foto. Se iba y sus hijos dormían, volvía a la casa de noche y sus hijos dormían. Pero él porfiaba en que había hecho todo por ellos y nunca les dejó faltar nada. Resulta que a la esposa le faltaba su esposo y a los hijos le faltaba el padre y él creía que lo mejor que estaba haciendo era trabajar. Creía que había hecho todo bien. Contó que un día llegó y no había nadie en su casa; su esposa se había llevado toda la ropa, y en un cajón le dejó una carta que decía que se fue porque estaba cansada de todo. El fin de semana quería descansar porque estaba muy cansado y no aportaba nada de paternidad ni afecto en su casa.

Es muy importante saber discernir a que le damos más valor. Que Dios te dé gracia y sabiduría. Les pregunto a algunos hermanos por qué no fueron a la iglesia y ponen excusas: porque estaban cansados, por esto o por lo otro. ¡Cuánto amor a Dios! ¡Cuánto compromiso! No te justifiques a ti mismo; pídele a Dios que te alumbre. Dios es primero, con pandemia o sin pandemia; Dios es primero, con trabajo o sin trabajo, con dinero o sin dinero. Te dejó tu cónyuge; ¡Él tiene que ser primero en todo! Si lo pones en primer lugar, el Señor llenará tu vida. ¿Dónde está Dios en la escala de tus valores? A veces somos sentimentales, creemos que Él es lo primero, pero no lo demostramos con nuestros hechos. Si no le has dado a Dios la prioridad en tu vida quiero orar por ti.

“Padre, toca con tu Espíritu Santo y llena con tu gracia. ¡Sopla sobre nosotros! El mundo te da la espalda, pero nosotros no queremos hacerlo, Señor. Que tú seas la prioridad en todo, Dios. ¡Perdónanos! Que tu pueblo encuentre paz y libertad en medio de la opresión que ha venido sobre las naciones. ¡Glorifícate, Señor! El mundo espera ver tu luz a través de nosotros. Que brille tu luz, que no haya oscuridad en nuestras palabras y razonamientos. Enséñanos a amarte y a valorarte Padre. Reconocemos que tuyo es el poder y tuya es la gloria, en el nombre de Jesús, amén”.

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