LA FIESTA DE SUKKOT - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

LA FIESTA DE SUKKOT

INTRODUCCIÓN

 

Sukkot es la tercera fiesta de otoño que celebra el pueblo de Israel y es una fiesta que dura 7 días. No se celebra en el templo o en la sinagoga sino en las casas; Sukkot es una fiesta de la familia. Y Dios ordenó que para estas celebraciones se construyeran una especie de cabañas o tabernáculos, para recordar el tiempo en que el pueblo hebreo vagaba por el desierto. Se acordaba Dios cuando su pueblo lo seguía como una desposada en el desierto. “Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no sembrada”, dijo el Señor por medio del profeta Jeremías (Jeremías 2:2). Ese fue un tiempo en que el pueblo no tenía otra más que confiar y esperar en Dios porque Él les iba a dar todo en un territorio donde no había nada. Entonces, Dios quiso que su pueblo celebre la fiesta de Sukkot, o Fiesta de las Cabañas, o de los Tabernáculos. Cada familia tenía que hacer, y aún hasta el día de hoy lo hacen, una Sukka o cabaña. Esta palabra es el singular de Sukkot. Dios ordenó que por 7 días celebraran en sus casas debajo de una Sukka conmemorando el tiempo en el que Él los sacó de Egipto y los guio hasta la tierra prometida.

 

SUKKOT: EL TESTIMONIO DE LA FAMILIA

 

Usualmente hemos visto temas en la Biblia separados unos de otros; pero mientras más estudio la palabra de Dios, más congruencia y unidad encuentro en ella. Como dije, Dios no se ha dejado sin testimonio para mostrar su propósito, y su testimonio lo vemos en la luna, en el sol y las estrellas; también su testimonio está en los frutos del campo, en los matrimonios y en las familias. Dios es un Padre que busca novia para su Hijo. Así dice la Biblia en Mateo 22:2: “El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo”.

Después de haber indagado he llegado a la conclusión de que la fiesta de Sukkot tiene un trasfondo histórico y un componente profético hacia el futuro. Hemos celebrado antes de esto la fiesta de Yom Kippur que significa expiación, y el día de expiación es el día más solemne del año. El pueblo de Israel necesita sí o sí haber llegado a ese día lo suficientemente entristecido y arrepentido de sus pecados, habiendo confesado todo lo malo que ha hecho delante de Dios y ante el prójimo; y haber pedido perdón si en algo ha ofendido a Dios y a los demás. El día de la expiación es culmine; ese día, o quedas eximido de tu pecado, librado de tu culpa, expiado con la sangre de Cristo y librado del poder del pecado, o terminas siendo condenado.

Hemos interpretado ese día como el día de la segunda venida de Cristo, cuando el Señor regresa en las nubes a levantar a su iglesia. Ese día se cierran las puertas de la gracia y los que hayamos entrado por esas puertas celebraremos las bodas del Cordero; el casamiento de Jesús con su novia, y su novia está, ataviada y preparada para las bodas. Según vemos en la Biblia, esta es la fiesta más alegre del año. En esta fiesta el Señor nos manda a regocijarnos, en cambio en Yom Kippur la orden era afligirse; era tener 10 días de arrepentimiento o Teshuva. Y pasado esos días, aquellos cuyos nombres quedan inscriptos en el libro de la vida, pasaran a la eternidad donde no habrá muerte, no hay poder del pecado, no hay aflicción, ni angustia ni dolor; y Dios enjugará toda lágrima. Desde aquel día y en especial, desde el día de Sukkot, el pueblo de Dios disfruta, se alegra y se goza.

Esta celebración de Sukkot tiene origen en el libro de Levítico 23. Dijo Dios a Moisés: “Habla a los hijos de Israel y diles: A los quince días de este mes séptimo será la fiesta solemne de los tabernáculos a Jehová por siete días” (Levítico 23:34). Lo primero que señalo aquí es la palabra solemne y en segundo lugar la palabra tabernáculo. Desde aquí en adelante esta palabra, tabernáculo, tiene una trascendencia importante hasta el final de la Biblia, el Apocalipsis. Veremos entonces en esta fiesta de Sukkot, la historia de la palabra tabernáculo; y Dios ordenó la construcción de un tabernáculo. Cabe destacar la diferencia entre el término tabernáculo y el término tabernáculos. En el desierto Dios ordenó construir un tabernáculo que era la cabaña de Dios o la tienda de la presencia de Dios en medio de su pueblo. Esto es figura que lo que sucederá, cuando Juan en el libro de Apocalipsis escribe: “Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios” (Apocalipsis 21:2 y 3). Así que el tabernáculo hace historia desde el principio hasta el final; entonces, Dios ordena la construcción del tabernáculo que era su tienda. Le dijo a Moisés que lo tenía que hacer conforme a la visión que Él le había dado. Este tabernáculo contaba con un lugar santo y un lugar santísimo. En ese lugar santo solo entraban los sacerdotes para cumplir con los ritos de las ordenanzas divinas; y en el lugar santísimo solo entraba el sumo sacerdote y entraba solo una vez al año. ¿Y en qué día entraba? El día de Yom Kippur o día de la expiación; fiesta previa a la celebración de Sukkot. Hay cinco días de diferencia entre una fiesta y la otra.

 

SUKKOT: EL TESTIMONIO DE LOS FRUTOS DE LA TIERRA

 

Esta fiesta de Sukkot es importante porque nos habla del casamiento de Jesús con su iglesia. Leemos en Levítico 23:39: “Pero a los quince días del mes séptimo, cuando hayáis recogido el fruto de la tierra, haréis fiesta a Jehová por siete días; el primer día será de reposo, y el octavo día será también día de reposo”. Dios no se ha dejado sin testimonio y aun los frutos de la tierra dan testimonio de sus propósitos. Apocalipsis 14:18 y 19 dice: “Y salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego, y llamó a gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra, porque sus uvas están maduras. Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios”.

Entre todos los frutos que hay que cosechar antes de Sukkot está el olivo que representa a Israel y a nosotros. La Biblia señala que nosotros hemos sido injertados en el olivo verdadero. Entonces las frutas importantes de esta época son las uvas y las olivas; y las olivas son machacadas para que fluya el aceite, para que fluya la unción. Ahora, si no eres oliva, eres uva. Antes de Yom Kippur las viñas tienen uvas y los olivos tienen sus frutos; pero el día de Yom Kippur es día de la expiación y en ese día el olivo queda olivo y la uva es pisada en el lagar de Dios, es la que soporta la ira de Dios sobre las naciones. La oliva es la del aceite, la que entra por la puerta y va a la fiesta del Señor.

Aunque hayas pasado por mucha tribulación, unos días después de Yom Kippur estarás en la presencia del Señor. El apóstol Pablo dijo: “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1ª Tesalonicenses 4:16 y 17). Cuando se celebre Sukkot después de Yom Kippur, ya, todos los que estemos celebrando esa fiesta, estaremos vestidos de lino fino, con ropas blancas y resplandecientes en la gloria de Dios.

Juan relató acerca de la visión que tuvo y dijo: “Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios” (Apocalipsis 21:3). Sukkot es la fiesta de los tabernáculos. Debemos entender qué es el tabernáculo y seguir la historia de esta palabra a lo largo de la vida, y llegar al Apocalipsis, para saber que Dios nos está hablando de una celebración en la que el tabernáculo de Dios mora con nosotros. Y es Dios mismo quien estará con nosotros como nuestro Dios. Eso será, según la Biblia, por la eternidad, como dijo el apóstol Pablo: “Estaremos siempre con el Señor”. El Señor está todos los días con nosotros hasta el fin del mundo; y en aquel entonces podremos verle cara a cara. Ya no hará falta la fe. Y es que la fe es la certeza de lo que se espera, pero ya no hay nada qué esperar. ¡Ya estaremos casados con el Señor!

“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”. Aquí el apóstol Pablo nos está hablando de Yom Kippur, este será el día del arrebatamiento y nosotros seremos levantados en el aire para recibir al Señor. Y desde ese instante nuestro cuerpo corruptible es transformado en incorruptible; nuestro cuerpo que le cuesta tanto mostrar la gloria de Dios, ahora manifiesta la gloria del Señor. Como dice la Biblia, la naturaleza espera ver la manifestación gloriosa de los hijos de Dios.

 

SUKKOT: EL SEPTIMO DÍA, EL REPOSO, EL MILENIO

 

Ahora, hablando de Sukkot; estaremos para siempre con el Señor. En la celebración de Yom Kippur es cuando se cierran las puertas de la salvación y de la gracia. Es entonces cuando las cinco vírgenes prudentes entran por las puertas antes de que se cierren. Allí estarán los salvados por la sangre de Jesús, y ya nunca más estaremos lejos de la presencia del Señor.

Esto se aproxima apresuradamente. Dios le dijo a Habacuc: “Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella. Aunque la visión tardará aún por un tiempo, más se apresura hacia el fin…” (Habacuc 2:2 y 3) Jesús dijo: “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas”. Hay 5 días entre Yom Kippur y Sukkot. Entran las vírgenes a la boda. Algo para resaltar es que en esto de las fiestas de Sukkot vemos cómo el número 7 aparece muchas veces; y este número representa la completitud o la perfección, el final de un ciclo. Sukkot es la séptima fiesta del año. Hay 4 fiestas al principio de la primavera y hay 3 fiestas en otoño; y Sukkot es la número 7. Esta fiesta se debe celebrar en la séptima luna llena y por 7 días; en este caso, a partir de la tarde noche del lunes 20 de setiembre hasta la tarde noche del lunes 27 de setiembre.

No cabe duda que al llegar el último Sukkot se termina un ciclo de la historia de la humanidad. La Biblia afirma que mil años para Dios son como un día y un día es como mil años. Si realizamos una línea de tiempo veremos que desde la creación del hombre hasta Abraham se estima que pasaron más o menos dos mil años, o sea, dos días. Después de Abraham hasta Cristo se estiman dos mil años más. Crucificado Cristo vino el endurecimiento del pueblo de Israel; porque era necesario el endurecimiento para que el evangelio fuese predicado a los que no eran judíos, los gentiles. Y el Señor declaró que todo llegaría a su fin cuando se cumpliera el tiempo de los gentiles. Jesús anunció, también lo hizo el apóstol Pablo, que hay un período que está designado para la salvación de los gentiles, y cuando ese período se cierre entonces es el final. Y se completan dos mil años más desde Jesús hasta ese entonces; lo cual, contando desde la creación del hombre suman 6 días. Estamos en los albores del séptimo día; años más, años menos. El séptimo día es el Sabbat, es el día de descanso, día del Señor. Termina Yom Kippur y cinco días después celebramos Sukkot. Terminado el sexto día, pegadito, al inicio del séptimo día Jesús se casa con su novia la iglesia. Los que no han quedado inscriptos en el libro de la vida perecerán por causa de la ira de Dios en el juicio final sobre las naciones. Luego vienen mil años en que Jesucristo reinará y nosotros con Él en la tierra. Ya no tendremos un cuerpo corruptible; ya el poder del pecado no nos dominará más porque seremos transformados y solamente funcionan los genes de Dios en nosotros los que hemos sido incorporados a la familia de Dios. Ya en ese entonces no quedará nada de la naturaleza pecaminosa que nos dominaba. El Señor nos dará vida. Por mil años reinaremos juntamente con Cristo en la tierra. Ese será el séptimo día; ese es el milenio. Terminado el milenio, Juan nos dice que satanás será desatado y saldrá otra vez a engañar a las naciones, las cuales se volverán nuevamente contra Dios, y entonces vendrá la batalla final y así culminará el séptimo día.

Luego viene el octavo día. Los 7 días se Sukkot están separados del día octavo. Si bien son 7 días de festejo de Sukkot; el séptimo día termina y todo es nuevo. Dijo Juan: “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido” (Apocalipsis 21:1 y 2). Los profetas declararon que los elementos fueron quemados y Dios hizo nuevas todas las cosas. El próximo martes 28 se setiembre celebraremos el octavo día, y te contaré cómo se celebra en el pueblo de Israel. Ese día se considera como el más feliz del año. Si bien la fiesta de Sukkot es la fiesta más gozosa del año, más gozo y alegría hay en el día octavo porque ya se terminó el séptimo día, se terminó el tiempo y deja de existir, también dejan de existir la luna, las estrellas, y entramos en una dimensión donde ya no se necesitan más testigos porque dice la Biblia que Él será nuestra luz.

En la Fiesta de Yom Kippur hay ayuno, hay lamento y Teshuva, hay una búsqueda de arrepentimiento; pero en la otra fiesta no hay ayuno, no hay lamento ni arrepentimiento. Ya mis pecados han sido eliminados para siempre; han sido expiados. El poder del pecado ya no me afecta. Porque después de ese Yom Kippur en que quedó determinado que mi nombre está escrito en el libro de la vida, lo que resta es llegar 5 días después a las bodas del Cordero y vivir eternamente con el Señor sin tener miedo, ni angustia de ninguna clase porque el Señor estará presente en mi vida. Ya no habrá condenación. En Sukkot sólo hay gratitud.

La Biblia dice que después de haber cosechado el fruto de la tierra, el Señor manda que se haga fiesta para agradecerle y llenarse de gozo. Aquellos que han quedado inscriptos en el libro de la vida disfrutarán de su presencia. Dijo el salmista: “Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre” (Salmos 16:11).

Mandó Dios al pueblo: “Y tomaréis el primer día ramas con fruto de árbol hermoso, ramas de palmeras, ramas de árboles frondosos, y sauces de los arroyos, y os regocijaréis delante de Jehová vuestro Dios por siete días” (Levítico 23:40). ¿Cómo te vas a alegrar si no tienes la certeza de que vas a estar en esa boda? Siempre un casamiento es motivo de mucha alegría y la fiesta de Sukkot es la fiesta más alegre del universo. Claro que tienes que llegar a ese día. Dijo Jesús: “De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna” (Juan 6:47).

 

CONCLUSIÓN

 

Creer no es tener una ilusión, no es tener una corazonada; creer no es tener una cultura cristiana, tampoco es asistir a la iglesia o creer en la iglesia y en el pastor. Creer es haberle abierto las puertas del corazón a Jesús y permitir que tome las riendas de tu vida por la eternidad. No te olvides que lo que predicó Jesús es la venida del reino de Dios donde tú no eres soberano, sino que Él es soberano y tú haces su voluntad. Es por eso que oramos: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”. Tener fe en Jesús te da certeza y te lleva a tener tal convicción, que te produce un gozo inexplicable saber que formas parte de esa fiesta. Se quedarán otros afuera, pero tú no te quedarás.

¿Tienes esa convicción de que no te vas a quedar? La Biblia asegura que muchos de los que piensan que no se van a quedar sí se van a quedar. Dijo Jesús: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mateo 7:21 al 23).

¿Estás haciendo la voluntad del Padre? Si quieres entregarle tu corazón a Jesús y necesitas tener la certeza de tu salvación, si quieres el perdón de tus pecados y la vida eterna, aprovecha este día de salvación. Haz esta oración a Dios y dile: “Señor, yo entendí que necesito ahora que me perdones y me libres de todas mis rebeldías y caprichos. ¡Sálvame, Señor! Que se haga tu voluntad en mi vida. Quiero conocerte; quiero hacer tu voluntad y caminar contigo. Toma el control de mi vida, te lo suplico. Límpiame de todo pecado y líbrame de toda esclavitud; líbrame del poder del pecado porque tú eres mi Dios y mi salvador. Por la fe recibo perdón y te recibo a ti Señor en mi corazón, amén”.

 

 

 

 

 

 

 

 

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