TU CONFIANZA EN DIOS – Es tu salvación - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

TU CONFIANZA EN DIOS – Es tu salvación

INTRODUCCIÓN

Jesús dijo que si no nos volvíamos como niños no entraríamos en el reino de los cielos; y eso significa que si no vivimos total y absolutamente confiados en Dios, Él no podrá trabajar con nosotros. Dios quiere que vivamos con esperanza y confiados; y que durmamos en paz sabiendo que Él tiene cuidado de nosotros.

Quiero compartirte un versículo que se encuentra en el Salmos 22, versículos 9 al 11 y dice así: “Pero tú eres el que me sacó del vientre; el que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre. Sobre ti fui echado desde antes de nacer; desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios. No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; porque no hay quien ayude”.

¿Qué sucede cuando no hay confianza? Cuando no hay confianza, la angustia y el temor están cerca. Yo debo aprender a descansar en Dios. Mi tarea más importante es estar confiado en los brazos del Señor.

A lo largo de la vida hemos adquirido desconfianza porque nos fue mal con algún ser querido o cuando atravesamos alguna circunstancia que nos marcó. Por tal motivo aprendemos a ser desconfiados, entonces vivimos preocupados y angustiados. Pero Dios te puede dar la capacidad de vivir confiadamente, de tal manera que la angustia no se acerque a ti. Si vives angustiado o angustiada lo más probable es que no has aprendido a descansar en Dios.

EL AMOR DE DIOS, NOS DA CONFIANZA

Yo he visto videos de ecografías que les hacen a las embarazadas y no he visto al bebé desesperado, salvo si le están metiendo algún instrumento para abortarlo. En el vientre de la mamá el niño está confiado; se chupa el dedo, salta, se da vuelta. ¡Está bien! ¡No tiene preocupaciones! No se hacían ecografías en el tiempo de David, pero él algo sabía, por eso declaró: “Desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios”.

Dice la Biblia que nosotros no lo elegimos a Dios, sino que Él nos eligió primero. Y si Dios me eligió es porque tenía interés en mí y tenía un propósito conmigo. Spurgeon declaró en una oportunidad: “Estoy seguro que Dios me perdonó y me salvó cuando yo estaba en el vientre de mi madre. Porque si me hubiera conocido después no me hubiera salvado”. Me eligió a mí en el vientre de mi madre porque yo estaba feliz y confiado, y así me quiere siempre.

Vives preocupado que si Dios te escuchó, que si no te escuchó; preocupado a ver si se apura Dios con lo que le pediste. ¡Dios no puede trabajar con gente así! Me sucede a mí que soy pastor; cuando una persona me quiere apurar, la freno. Y la persona que tiene una idea me la quiere imponer, pero la detengo y le digo que a Dios no lo vamos a apurar. ¡Dios tiene sus tiempos y sus métodos! Dice la Biblia que Él se deleita en nosotros. Cuando vemos a un bebé nos deleitamos; bueno, Dios te mira a ti y se deleita.

Una joven estaba preocupada por lo que le dijeron algunas personas, además de la angustia que viene arrastrando por lo que vivió. Yo que la quiero mucho le dije que no se haga problema porque para mí ella es hermosa y la animé, entonces me agradeció mucho por lo que le dije y quedó contenta. ¡Estamos pendientes de que nos digan cosas buenas para sentirnos bien! ¿No podemos ser felices por el solo hecho de saber que Dios nos ama? El solo hecho de saber que Dios me ama, me hace mucho bien.

También quiero compartirte un pasaje bíblico que se encuentra en el Salmos 34:1 al 6 y dice así: “Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca. En Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los mansos, y se alegrarán. Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores. Los que miraron a él fueron alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados. Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias”.

Las personas angustiadas no son mansas, más bien son agresivas. Una persona que vive afanada, ansiosa y preocupada tiene temores, y el temor no es buen consejero. No escuches a las personas negativas que quieren infundirte temor. No te dejes llevar por los temores; busca al Señor, entonces dirás como el salmista: “Busqué a Jehovà, y èl me oyó, y me libró de todos mis temores…Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias. El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende”.

Hay un temor que es aceptable y es el temor a Dios; y dice la Biblia que el ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen y los defiende.

Cuando llegué a Uruguay, unas mujeres me comentaron que habían sido esclavizadas por la masonería y las usaban sexualmente. Aparecieron también otras personas que me contaron historias terribles, y yo me alarmé por tanta brujería y tanta maldad que había en este país. Entonces, en los cultos no faltaban los endemoniados que se manifestaban y querían romper todo. Otros se aparecían de madrugada en la puerta de mi casa.

Recuerdo una mujer que se apareció de madrugada y me dijo que la mamá estaba muy mal; yo la acompañé y en el camino me contó que su madre hacía tres meses estaba en la cama y no se levantaba por causa de una brujería. Yo le dije que no era para menos si en el mismo colchón había demonios y la mandé que se levantara de ahí que estaba lleno de demonios, entonces la mujer asustada se levantó más que ligero. ¡Usé un método poco convencional pero lo cierto es que la mujer se levantó!

También recuerdo un hombre que al final de un culto me dijo que quería hablar conmigo y nos fuimos a hablar a un vehículo. El hombre me dijo: “¿Usted sabe cuál es su peor enemigo aquí en Uruguay?” Yo tenía claro que era la masonería, pero no le quería revelar a él mi temor. Entonces le dije que mi enemigo era el diablo, a lo que me dice: “Sí, sí, el diablo es a nivel espiritual. Pero yo me refiero a su peor enemigo en el mundo visible. Déjeme decirle que su peor enemigo es la masonería”. Y la masonería para aquí y para allá.

En una oportunidad me hicieron un juicio, entonces exclamé: “¡Sonamos! ¡La masonería está detrás de esto!” Es que me habían acusado de cometer unos delitos terribles. Entonces comencé a vivir en un estado de temor, y clamaba a Dios que me ayudara porque estaba muy preocupado. Y es verdad, yo no podía dormir tranquilo; me despertaba espantado y preocupado. Para colmo me había buscado unos abogados cristianos que eran mejor perderlos que encontrarlos. Yo le decía que no había hecho nada de lo que me acusaban, y el abogado cristiano me decía: “Piense bien Márquez, ¿no será que usted dijo tal cosa, o hizo tal otra?” ¡Me asustaba más el que tenía que defenderme! Hasta que un miembro de la iglesia que trabajaba en la policía me dijo que ese abogado no me servía y que debía buscarme un abogado penalista. Yo no conocía a nadie, y no sabía quién era masón y quién no. Al final, Dios me dio un pasaje de la Biblia que dice: “Si alguno conspirare contra ti, lo hará sin mí; el que contra ti conspirare, delante de ti caerá…Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová” (Isaías 54:15 y 17). Cuando leí eso sentí que entró el Espíritu por medio de la palabra de Dios y me dio ánimo. Y toda esa maldad que habían tramado contra mí, cuyo responsable era un pae de santos de no sé dónde, toda esa trama de maldad se fue cayendo a pedazos. ¡A la fuerza yo fui aprendiendo a confiar en Dios! Y es que yo no estoy exento de equivocarme, pero lo que me va a librar; y no se trata de que si me equivoco o no, lo que me va a librar, es cuanta confianza tengo en Dios.

CONCLUSIÓN

Los que le temen no serán avergonzados. Aun cuando hayas hecho las cosas mal, si temes a Dios, Él va a enderezar tu camino y te hará caminar por sendas de justicia. El Señor será tu escudo y tu galardón. ¡Él es tu fortaleza! Tu fortaleza no es tu sabiduría, no es tu inteligencia; tu fortaleza es el Señor. Tu salvación está en tu confianza en Dios. ¿Y cómo se mide la confianza? No tiene que haber temor, ya que, si hay temor, entonces no hay confianza. Si hay confianza no hay angustia, pero si estás angustiado o angustiada significa que no tienes confianza. El que espera en el Señor, no espera con miedo, sino que espera confiadamente.

“Padre, te pido en el nombre de Jesús que arranques de raíz todo eso que tú no has puesto en el alma y en el corazón de mis hermanos. ¡Bendice sus vidas! Ayúdanos a poder vivir confiadamente Señor, porque vienen tiempos difíciles. Mas tú has prometido Dios, que no serán avergonzados quienes te aman y te temen. Tú eres nuestro Dios. Tú eres nuestra esperanza. Señor, enséñame a descansar en ti, quiero dejar a tus pies mis preocupaciones y afanes. Quiero ser como un bebé confiado en tus manos. Susúrrame tus palabras y yo viviré confiado. ¡Tú eres mi padre! ¡Tú eres mi Dios! Padre, en el nombre de Jesús echo fuera todo espíritu de desconfianza, de angustia y de temor. Que esta palabra se arraigue en nuestros corazones de tal manera que podamos vivir en paz y en bendición pese a las circunstancias adversas que nos toque vivir, en el nombre bendito de Jesús, amén”.

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