TU TIEMPO TIENE UN LÍMITE - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

TU TIEMPO TIENE UN LÍMITE

INTRODUCCIÓN

Dios nos ha confinado en dos direcciones que son importantes; una es el tiempo y la otra es el espacio. Tanto uno como lo otro es un misterio. Aunque sabemos por la ciencia y la palabra de Dios, que llegará el día en que el tiempo no será más. Cuando el tiempo ya no exista estaremos en otra dimensión que es la eternidad. Mientras tanto transitamos en el tiempo y tomamos decisiones, y hacemos obras, que de alguna manera van dejando huellas. No solo dejamos huellas en el territorio en el cual estamos que es el espacio, sino que también dejamos huellas en el tiempo. Y sabemos que en cuanto a lo que decidimos y hacemos, el Señor nos va a llamar a cuentas.

Yo soy consciente de que tengo que darle explicaciones a Jesús. Él nos va a pedir cuentas por lo que pensamos, por nuestras decisiones y acciones. Dice la Biblia en el Salmo 90:10: “Acabamos nuestros años como un pensamiento. Los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y volamos”.

Dios ha determinado 70 años para nosotros. Los más fuertes pasan ese límite de edad y llegan a los 80 o más; pero la fuerza ya no es la de antes y la fortaleza que tenemos es molestia. Parece que somos muy fuertes, pero quienes pasamos los 70 años vivimos un tiempo extra; que Dios nos permita vivir más, es una bendición al margen, pero ya no tenemos el mismo ímpetu que en las décadas pasadas. Ya no tenemos las mismas iniciativas ni la libertad de hacer ciertas tareas porque no nos dan las fuerzas físicas.

Sin embargo, quienes hemos caminado con Dios y le hemos amado, quienes hemos buscado su voluntad y nos hemos aferrado al deseo de hacer lo que a Él le agrada; quienes no solo hemos orado para que venga a nosotros su reino y que se haga su voluntad, sino que hemos querido y hemos llevado nuestra vida al punto de enfrentar situaciones difíciles y dolorosas, y quizás hemos tenido que haber tomado alguna decisión más conveniente para nosotros, sin embargo, supimos que teníamos que tomar ciertas determinaciones, y, aun así, el Señor nos ha respaldado.

Sabemos que el número 7, bíblicamente es importante y habla de la culminación de un ciclo; el 70, el siete veces 7, las 70 semanas de Daniel, los múltiplos de 7, los 7 días de la semana; todo cierra un ciclo. Yo soy consciente que cuando llegué a mis 70 años se me ha terminado un ciclo importante y hay cosas de las que ya no quiero saber más nada. Ya no quiero estar encima de asuntos que otros deberían encargarse. No estoy para correr como antes. Yo creí que cuando cumplí 70 años comenzaba la década de los 70, pero en realidad comencé la década de los 80. Y déjame decirte que vale más la trayectoria y el testimonio, a que haga muchas cosas más. Es más importante la palabra porque ésta tiene el respaldo de tu historia. Aunque ya no tengo la fuerza para esas cosas que quisiera hacer, y es que lo que ya no hice, no lo voy a poder hacer.

TIEMPO PARA TODO LO QUE SE QUIERE

Con mi familia, con mi hermano y su familia tuvimos el privilegio de ir a San Martín de los Andes y era un espectáculo ver la nieve. El yerno de mi hermano nos invitó a deslizarnos en algo que se llama culipatin que es un deslizador para la nieve en el que te sientas y yo ni loco me iba a subir a eso. También me hubiera gustado ser acróbata y lamento no haberlo intentado, y a esta altura de mi vida no lo voy a hacer. Muchas cosas hubiera querido hacer, pero ya no es tiempo. Dios me puso un límite en el tiempo.

Como dije, la dimensión del tiempo es un misterio. Según los científicos el tiempo surgió con el espacio y no pueden existir el uno sin el otro. El tiempo está determinado y este ha tenido un principio y un final; y nosotros, los seres humanos tenemos un tiempo determinado. Leemos en Hechos 17:26: “Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación”. Dios nos ha hecho nacer en el planeta Tierra y nos ha colocado en el territorio en el cual estamos, y ha determinado sobre nosotros, un tiempo. Pero debemos mostrar el fruto que Él espera de nosotros. Por cada tic tac del reloj el tiempo se escapa y la oportunidad también. La oportunidad de haber hecho la voluntad de Dios es lo más importante. Queremos que la voluntad sea la nuestra y que sus planes sean nuestros planes. Erramos porque queremos incluir a Dios en nuestros planes, pero resulta que es Dios quien nos incluye en sus planes. No se trata de lo que tú quieres sino lo que Dios quiere; no es lo que tú piensas sino lo que Dios piensa. El límite que nos ha prefijado de espacio y tiempo es para que aprendamos y nos dobleguemos ante su majestuosa presencia, y entendamos que no hay ninguna otra autoridad más grande que su autoridad. Por eso nos inclinamos delante de Él y le adoramos. Reconocemos que la verdad está en Él y no en nosotros.

En una oportunidad mi hermano Hugo y yo tuvimos una discusión bastante fea por cuestiones de religión, y yo le dije algunas cosas duras; y él me dijo: “Podrás cuestionar muchas cosas de mí, pero lo que no podrás cuestionar es mi integridad delante de Dios”. Eso me marcó para siempre. Yo sé que mi hermano es íntegro y no puedo contra eso. Yo sé que ama a Dios y busca hacer su voluntad. Quienes hemos decidido que la voluntad de Dios va a ser la nuestra, cuando llegamos a cierta edad miramos para atrás y exclamamos: “¡Bendito sea el Señor que caminó a mi lado! ¡Bendito el Señor que me dio fuerzas cuando yo estaba débil! ¡Él ha sido mi ayuda!” Dios ha logrado hacer de mí lo que Él se propuso. Mi deseo es que la iglesia se haga el propósito de caminar con Dios y de buscar hacer con todas sus fuerzas su voluntad. Que puedas llegar a los años que llegues y digas que ha valido la pena. Valió la pena temer a su palabra. Valió la pena haber tenido fe y haber confiado. Valió la pena llorar delante de su presencia pidiéndole que se haga su voluntad y no la mía.

Excusas que ponemos para no hacer la voluntad de Dios: no puedo, no tengo tiempo. Dios te ha puesto un límite de tiempo para que hagas su voluntad. Es como esa mujer que tiene 3 trabajos y cree que tiene que sostener su casa, pero no les da madre a sus hijos; y los hijos se crían sin madre en la calle y terminan en la droga. Pero ella decidió que lo mejor que podía hacer por sus hijos era trabajar en tres empleos. Una mujer que por causa de su trabajo dejaba a sus hijos con el tío, éste terminó abusando de la niña.

No digas no tengo tiempo. Todos tenemos 24 horas. “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora”, dice la Biblia en Eclesiastés 3:1.

Tú te haces el tiempo para aquellas cosas a las que das prioridad. Y si tu prioridad no es tu matrimonio, lo descuidas. Después te lamentarás que no has tenido tiempo. Puedes descuidar a tus hijos y excusarte que no has tenido tiempo. Están esos que no tienen tempo para congregarse porque dicen que trabajan mucho y el fin de semana quieren descansar. Estás diciendo que no tienes tiempo para Dios. Tiempo hay para todo lo que se quiere debajo del sol. A lo que tú quieres, le asignas tiempo. Si para ti Dios tiene valor le vas a asignar todo el tiempo. Tú no tienes tiempo para aquellas cosas que desprecias o que no tienen valor. Yo he aprendido a hacer tiempo para atender a las personas que necesitan hablar conmigo. Antes no tenía tiempo para ellos, pero sí lo tenía para mis pasatiempos. Una vez salimos con mi hermano de un local que vendía Hesperidina, y nosotros habíamos tomado un poco, luego salimos de ahí rumbo a la plaza principal. Las 4 cuadras de distancia desde el local a la plaza, mi hermano Hugo iba a las risas y yo enojado le dije que se pusiera serio porque nos llegaban a agarrar mis padres, nos mataban. De tanto que lo rezongué Hugo se puso serio. Entonces subimos al ómnibus y pedimos dos boletos al centro y me largué a reír cuando me di cuenta que ya estábamos en el centro. No paraba de reírme y mi hermano me mandaba a callar. Quiero decirte que, para salir a entretenernos, teníamos tiempo, pero para servir a Dios no. Pero Dios me llamó a servirle y ahora yo no puedo decirle que no tengo tiempo a una persona quebrantada. Y si realmente tengo algo muy importante que hacer, le prometo que lo voy a atender en cuanto sea posible y así lo hago. Es que hoy estoy consagrado, no a mis deseos, no a mis planes, sino a la voluntad de Dios. Me ocupo de no descuidar a los huérfanos, a los quebrantados, a los pobres y débiles que Dios ama profundamente.

Cuando uno aprende a tomar decisiones que son la voluntad de Dios deja atrás muchas cosas que consideraba relevantes. Quizás la decisión más importante que tomé fue haber dejado mi profesión porque un día le dije a Dios que quería hacer su voluntad. Cuando le dije eso, Él empezó a romper todos mis esquemas. Destruyó todos mis planes porque yo ocupaba mi tiempo en lo que deseaba. Y pensaba, qué tenía de malo hacer tal o cualquier cosa; pero es que, no hacer la voluntad de Dios es malo. El hombre de bien hace el bien y el único bien que hay en el mundo es la voluntad perfecta de Dios. Tú determinas tus prioridades. Tú eliges, primero Dios o segundo Dios. El testimonio lo guardan aquellos que han sido fieles a Dios. Dijo el Señor: “Sé fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida”.

El tiempo no solo transcurre; el tiempo se escapa. A mí se me fue el tiempo. Me duele todo, tengo más ganas de descansar que de tomar decisiones y andar de aquí para allá. Soy consciente de que estoy viviendo tiempo extra. Cuando quieres acordar se te fue el tiempo y te comienzas a preguntar de qué sirvió tu vida y qué legado estás dejando. ¿Te llegará a decir Dios: “Ven buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel sobre mucho te pondré?”. Permite que Dios despierte esa pasión y ese fuego como sucedió con el profeta que dijo: “Me sedujiste, oh Jehová, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste…Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude” (Jeremías 20:7 y 9). Abre tu corazón y pídele a Dios que encienda el fuego en el altar de tu corazón.

Hay en la iglesia muchas personas infructuosas; y Jesús dijo: “Sin mi nada podéis hacer”. Viene un tiempo en que oscuridad cubrirá las naciones, mas dice la palabra de Dios que sobre ti será vista la gloria de Dios. ¡Dios quiere mostrar su gloria en el peor tiempo que viene para la humanidad!

CONCLUSIÓN

Dice la Biblia en Proverbios 14:14: “De sus caminos será hastiado el necio de corazón; pero el hombre de bien estará contento del suyo”. Yo estoy contento de mis caminos. ¡Gracias a Dios que un día me quebró, me humillo y me arrebató para Él! Me quitó de mis planes y deseos y me metió en su viña a trabajar. El hombre fiel vive confiado. Mi abuelo dijo: “Yo voy a morir feliz porque he puesto a mis hijos en las manos de Dos y Él se encargará de ellos”. Las obras de los justos trascienden después que ellos se han ido. No incluyas a Dios en tus planes; deja que Él te incluya a ti en los suyos. Mira a Job que a pesar de todo lo malo que estaba pasando no atribuyó despropósito alguno a Dios y le adoró. En Deuteronomio 28 hay una lista de bendiciones que te alcanzarán si, como dice en el versículo 1: “Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra”. El hombre de bien produce el bien; y el único bien en la tierra es la voluntad de Dios.

Si quieres hoy tomar la antorcha y correr hasta terminar la carrera, oro por ti: “Padre, derrama tu Espíritu Santo sobre la iglesia. Que puedan decir al final de sus vidas que valió la pena todo lo vivido. Nos comprometemos a que el resto de la vida que nos des lo vamos a invertir en tu reino. Tú nos has puesto limites en el tiempo y no podemos perderlo. No podemos dejar que se disipe. Ayúdanos a hacer tus obras eternas que permanecen. Unge y bendice a tu pueblo Padre. Dales tu paz y aleja los temores. Que tu pueblo pueda confiar en ti y en tu palabra, y que avancen sin temor e inseguridades sabiendo que tú vas delante alumbrando. Tú que conoces los corazones sabes lo que hay en ellos. Trastoca nuestras ideas, nuestros pensamientos y nuestros planes y siembra los tuyos en nuestros corazones, te lo pido en el nombre bendito de Jesús, amén”.

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