LA LUZ, LA PALABRA Y LA FE - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

LA LUZ, LA PALABRA Y LA FE

INTRODUCCIÓN

La luz, la palabra y la fe son tres elementos fundamentales sobre los cuales quiero hablarte. Repito conceptos que vale la pena recordar y es que Dios hizo el universo. Sabemos por la palabra de Dios que en el principio la tierra estaba desordenada y vacía y las tinieblas cubrían la faz del abismo. Había solo oscuridad. Mas el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Entonces Dios dijo: “Sea la luz”, y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena.

Los científicos han logrado construir un telescopio que capta mejor la luz. Esto es un paralelo con lo espiritual. Porque se necesita luz, pero también se necesita un buen ojo; por lo que es necesario que tu ojo esté bien y tenga luz. La verdad se puede ver solamente si hay luz. La luz según la Biblia es la palabra de Dios. Y la palabra de Dios es la verdad. Jesucristo es la palabra encarnada de Dios. Por lo tanto, necesitamos la luz de Jesús.

¿Qué es la fe? Es el ojo sensible que puede alcanzar la luz de la verdad. La Biblia dice que la palabra de Dios alumbra a todo hombre. Es como la luz que está en el universo; que no vemos porque nuestros ojos ven cierta parte del espectro de la luz. Nuestra vista no capta los rayos infrarrojos. En alguna oportunidad dije que nosotros somos seres de luz. Si pudiéramos captar esos rayos infrarrojos veríamos la luz que emana cada persona. También dije que en la guerra de las Malvinas por primera vez se usó un proyectil teledirigido que utiliza un buscador infrarrojo pasivo. Este buscador puede fijarse en el calor que produce el objetivo. Las personas emiten luz de noche, pero no se puede ver a simple vista, sino a través de un artefacto es que se ve esa luz infrarroja que sale del cuerpo de esa persona. El telescopio James Web tiene la capacidad de detectar la luz infrarroja que no ve ni percibe el ser humano; este telescopio detecta la luz infrarroja que está en los extremos del universo.

Dice la Biblia en Isaías 2:5: “Venid, oh casa de Jacob, y caminaremos a la luz de Jehová”. La casa de Jacob es el pueblo de Israel, son sus descendientes. Dios le cambió el nombre a Jacob y le puso Israel. De ahí vinieron las 12 tribus de Israel.

LA PALABRA DE DIOS ES LUZ

Hay muchas luces, hasta hay una luz negra. Y en el universo hay agujeros negros que se tragan galaxias enteras. Recordemos lo que dijo un gran predicador; él dijo que toda verdad es paralela. Todo aquello que es verdad en el mundo visible, tiene un paralelo en el mundo invisible. Se hablaba hasta hace poco del universo, o sea, una unidad; pero ahora se habla de omniverso y multiverso. Los científicos especulan tratando de entender, ya que se han dado cuenta que hay mundos paralelos. Tal vez haya otro Jorge Márquez predicando en otra dimensión.

Como dije, la luz es la palabra de Dios. David declaró: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmos 119:105). Esta es una verdad espiritual. Si tu ojo es bueno captará la luz de la palabra de Dios. Si para ti, su palabra no es importante, entonces tu ojo no es bueno. Cuando hablo de la palabra de Dios no es la que está escrita en papel con tinta; porque Dios no tiene su palabra guardada en la Biblia. La palabra de Dios es viva y eficaz, y el Señor la tiene guardada en un lugar muy seguro para que sea la que preserva el planeta Tierra. Ya veremos cuál es ese lugar.

El fundamento de nuestra fe está en la palabra de Dios. Cuando logramos ver la verdad que hay en la palabra de Dios y la oímos, es cuando la fe se fortalece en nosotros. Nuestra fe son nuestros ojos espirituales. Conforme a tu fe será tu luz. Aunque tengas poca fe no te hagas problema porque eso es suficiente para empezar. El Autor y consumador de la fe es Cristo. Y Dios te ha dado una medida de fe para que la uses; pero, para qué te va a dar más si no la usas. Como reza el dicho, ¿para qué gastar pólvora en chimango? Para qué más fe si no te importa la luz y no te importa la palabra de Dios. Aunque Él está deseoso de darte fe.

El telescopio Hubble no tenía el poder de penetración de la luz como el actual. Lo que captaba el Hubble como una estrella brillante con el James Web descubrieron que es una galaxia. Mientras más fe tienes, más penetrante es tu mirada en el mundo invisible de la palabra de Dios. El problema es dónde colocas la fe y qué haces con esa fe. La Biblia nos señala que Dios nos ha dado a todos, una medida de fe; el asunto es dónde la deposito. Algunos se postran delante de imágenes, piedras, etc.; creen en lo que no tienen que creer. Algunos no le creen a Dios, que es bueno, que nos escucha, que nos creó y nos ama mucho; y entonces le pide a una virgen o a algún santo que le haga el trámite con Dios. La virgen, una mujer extraordinaria, sierva de Dios; bendita entre todas las mujeres y bendito el fruto de su vientre; pero fue una mujer pecadora escogida por Dios y se terminó. No es corredentora ni intercesora.

LA PALABRA DE DIOS ESTÁ GUARDADA EN TI

Dije que hay un lugar en el mundo donde Dios ha depositado su palabra y está preservada; ese lugar es el corazón de sus hijos, aquellos que le aman. La palabra de Dios es viva y eficaz y vive en el corazón de los creyentes. Por eso el Señor enfatizaba: “El que tenga oídos para oír oiga… Porque mis palabras son espíritu y son vida”. ¡Lo que entra es espíritu y es vida! La palabra de Dios es el metro patrón con que edificamos nuestras vidas. Se define metro como la distancia que hay entre dos trazos realizados, hay un metro patrón diseñado sobre una barra de platino iridiado el cual no se dilata ni se contrae, y se conserva en la Oficina Internacional de Pesas y Medidas de París. Para la construcción del templo de la Ciudad de la Costa usamos una cinta de hule. Estiramos la cinta para medir 20 metros; si la estiramos bien marcaría 22, si aflojamos un poco da 21, y si seguimos aflojando se empeora. Resulta que un lado del templo tiene 18 metros y el lado opuesto tiene 18,60. ¡No se midió con el metro patrón!

La palabra de Dios es inamovible. Dice la Biblia que nosotros, la iglesia, somos columna y baluarte de la verdad que es la palabra de Dios. Y el apóstol Pablo aconsejó: “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros…” (Colosenses 3:16) No es la letra escrita en el papel sino lo que está en el corazón. ¿Cuánto amas tú la palabra de Dios? ¿Cuánto tiempo ocupas en memorizar su palabra? Porque en su palabra está el patrón moral de Dios; están sus pensamientos, sus caminos y sus ideas.

Cuando voy a la obra del templo les digo que tal cosa habría que hacerla de determinada manera; entonces uno me dice, “¿y si lo hacemos así?” Y otro salta, “¿no sería mejor hacerlo así?” La gente no necesita tus buenas ideas ni tus opiniones; no necesita que le cuentes de tus planes ni que les comentes acerca de tus buenas intenciones. ¡Háblales de la palabra de Dios que está en tu corazón! Hay espíritu, hay vida y revelación en la palabra de Dios. La palabra de Dios era Jesucristo mismo. Dice la Biblia en Juan 1:1 y 14: “En el principio era el Verbo (la palabra), y el Verbo (la palabra) era con Dios, y el Verbo (la palabra) era Dios…Y aquel Verbo (la palabra) fue hecho carne, y habitó entre nosotros…”

Juan usa la palabra verbo porque el verbo indica una acción. Jesús está vivo y hay poder en Él y en su palabra. Y agregó Juan: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella” (Juan 1:4 y 5). Aquí hay un paralelo entre la palabra de Dios y la luz. Con tus ojos lees y recibes la luz de la palabra de Dios; y tus ojos son la fe que te permiten penetrar en las profundidades del reino de Dios.

Vivimos en un mundo donde nos mienten; no podemos confiar en los políticos, ni en la OMS, menos en las vacunas. El mundo está en oscuridad; ha rechazado la palabra de Dios y ha preferido confiar en la palabra de los científicos que hablan todo lo contrario a lo que Dios dice. Hay un lugar en el mundo donde la verdad de Dios está preservada y ese lugar es el corazón de sus hijos que le aman. Tú estás destinado a ser ese granero de Dios. Eres la persona destinada a dar vida cuando abres tu boca para hablar palabra de Dios. Jesús fue sumamente celoso de la palabra de Dios. Él mismo declaró que no hablaba nada que no viniera del Padre. Jesús dijo que Él era la luz del mundo; porque la palabra es la luz que alumbra al mundo.

LA TRADICIÓN OSCURECE LA LUZ DE DIOS, SU PALABRA

Jesús no tuvo problemas con los satanistas o los que adoran al diablo; el problema que tuvo Jesús fue a la hora de confrontar a aquellos que tenían una opinión acerca de la palabra de Dios y la tenían escrita. El pueblo judío tiene la Torá, que es lo que Dios le dijo a Moisés que escribiera: Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio, que forman parte del pentateuco. Eso es la Biblia para los judíos. Ellos no creen en el Nuevo Testamento porque han rechazado a Jesús. ¡Rechazaron la luz! Ellos tienen la palabra de Dios, y la palabra de Dios en el Antiguo Testamento habla de Jesús desde el Génesis hasta Malaquías. Sin embargo, los religiosos de la época tenían su concepción o su propia opinión acerca de lo que la Biblia dice.

Los expertos en la Biblia hicieron un compendio o reglamento con la interpretación de la ley. Así que ellos tienen lo que se llama la tradición de los ancianos. Es por eso que tienen ciertas normas que no están en la Biblia porque han reglamentado el cumplimiento de la ley. Y el problema más grande que tuvo Jesús fue con la opinión de los religiosos. Toda iglesia que se vuelve religiosa oscurece la relevación de Dios. ¡No seas religioso!

Leemos en Marcos 7:1 al 5: “Se juntaron a Jesús los fariseos, y algunos de los escribas, que habían venido de Jerusalén; los cuales, viendo a algunos de los discípulos de Jesús comer pan con manos inmundas, esto es, no lavadas, los condenaban.  Porque los fariseos y todos los judíos, aferrándose a la tradición de los ancianos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen. Y volviendo de la plaza, si no se lavan, no comen. Y otras muchas cosas hay que tomaron para guardar, como los lavamientos de los vasos de beber, y de los jarros, y de los utensilios de metal, y de los lechos. Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos inmundas?” Y el Señor les dijo: “Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición”.

El obstáculo con el que se enfrentó Jesús fue la opinión de los expertos de religión. A esos les dijo: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad… ¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?” (Mateo 23:27,28 y 33). ¡Por eso lo mataron!

Así que por un lado estaba el Talmud, que tiene la recopilación de la tradición oral judía acerca de la religión y las leyes, y además tiene los comentarios. El talmud está formado por la Mishná que es la reglamentación de la ley de Dios, y la Guemará, que son los comentarios de la reglamentación. Eso lo respetan hasta el día de hoy.

Surgen algunos cristianos evangélicos que quieren respetar la Torá y por ejemplo se visten como esos que obedecen el talmud, como que se sienten más santos si se visten como ordena el talmud. Este ordena que el hombre use Kipá aunque la Biblia señala que al hombre le es una afrenta cubrirse la cabeza. La mujer debe cubrirse la cabeza y hay iglesias en las que las mujeres usan una mantilla sobre su cabeza. Pero el apóstol Pablo dijo que Dios la ha dado a las mujeres el cabello que cubre su cabeza. Entonces no nos atenemos a lo que dice la Biblia. La Torá es el texto que contiene la esencia religiosa y distintiva del pueblo judío. Es la obra que compila su cosmovisión y principios éticos que rigen su relación con el mundo. En hebreo, la palabra Torá significa enseñanza o instrucción; y casi 6 mil versículos han guiado por generaciones, la vida de lectores que han acudido a beber de su sabiduría e inspiración desde que Moisés recibió la Torá en el Sinaí.

Llegó un momento que se reglamentó guardar el día sábado como hacen hasta hoy los judíos; y se armaba lío porque si se le caía a uno un burro adentro de un pozo un día sábado y como no se podía trabajar, habría que sacarlo después que pasara el día de reposo. Jesús hizo un milagro un día sábado y le cayeron encima diciéndole que no tenía derecho de hacer tal cosa. Está la Torá que es la palabra de Dios, poderosa, viva y eficaz; y el talmud que es la reglamentación que pone en orden todas las normas. Dios dijo que debían guardar el día de reposo y entonces ellos midieron cuánto tenían que caminar el día de reposo que son unos mil metros; eso es la reglamentación.

Tus opiniones guárdatelas. No le enseñes a la gente conforme a lo que piensas o sientes. Enséñales la luz pura de la palabra de Dios y deja que el Espíritu Santo haga su obra. ¡Qué Dios nos libre de toda tradición y costumbre! Que no se vuelva un reglamento hacer tal o cual cosa. Si lo dice la palabra de Dios entonces sí. En la iglesia católica hay una doctrina que es la co redención de la virgen María por cuanto ella sufrió mucho cuando vio a su hijo crucificado, entonces compartió el dolor. Eso no dice la Biblia sino en la tradición católica romana. La Biblia dice que no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos. Hay otra doctrina que dice que nadie puede ir al cielo si no es por medio de la iglesia católica; así que los que no pertenecemos a la iglesia católica nos quedamos. La Biblia nos dice que la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado. ¿Dónde radicaría el poder de Jesús si necesitara de una iglesia para limpiarnos? Por eso es el Salvador. No existe ninguna iglesia que sea co-salvadora, tampoco un santo que sea co-salvador. ¡Jesucristo es el Salvador designado por Dios!

CONCLUSIÓN

Abraza la palabra de Dios como un tesoro. Hay una ley que es la ley de levirato y se trata de que si en un matrimonio moría el hombre dejando a su mujer viuda, el hermano del esposo tenía que darle descendencia al que murió. Los saduceos que creían que no había resurrección le expusieron a Jesús: “Hubo, pues, entre nosotros siete hermanos; el primero se casó, y murió; y no teniendo descendencia, dejó su mujer a su hermano.  De la misma manera también el segundo, y el tercero, hasta el séptimo. Y después de todos murió también la mujer.  En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer, ya que todos la tuvieron?” Y Jesús les respondió: “Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios” (Marcos 22:25 al 29). Así sucede cuando nosotros erramos ignorando la palabra de Dios.

Ama a Dios con todo tu corazón, ama su palabra y no establezcas tus razonamientos e ideas. Le dijo el apóstol Pablo a Timoteo: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas” (2ª Timoteo 4:3 y 4). Así está sucediendo hoy; más yo quedo limpio delante de Dios por cuanto te hablo acerca de esto; por lo tanto, tu sangre no será sobre mi cabeza, porque yo te advertí. Es un tiempo en que necesitamos hacer de la palabra de Dios el alimento de nuestro ser cada día.

Dijo el apóstol Pablo: “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno” (Romanos 12:3). Esa medida de fe que te ha sido dada, la aplicas a la palabra de Dios y el Señor promete en su palabra que te dará más fe. Y la fe es por el oír, y el oír de la palabra de Dios. La palabra entra por tus oídos y como es vida y habita en nosotros luego sale por nuestra boca. La fe no viene por orar mucho ni por ayunar; la fe viene por el oír y el oír de la palabra de Dios. El apóstol Pablo le dijo a Timoteo: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2ª Timoteo 2:15).

Dios dijo: “Se la luz”, y la luz invadió el universo. Todavía no había sol ni luna cuando Dios estaba creando la tierra, pero había luz. Oramos que haya luz en tu vida. Tú has dicho Señor, que la iglesia es columna y baluarte de la verdad y te has arriesgado a poner tu palabra en nuestros corazones. Tanta es tu fe y tu seguridad que nos diste tu palabra para que la atesoremos. ¡Qué gran honor tenemos! Podemos abrir nuestras bocas para pronunciar tu palabra. Tu bendita palabra por la cual fueron hechos los cielos y la tierra. Que sea recibida tu palabra que ha sido sembrada en sus corazones con gozo y alegría, y que sean fortalecidos por tu palabra, en el nombre de Jesús, amén.

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