EL CASAMIENTO MÁS IMPORTANTE DE LA HISTORIA - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

EL CASAMIENTO MÁS IMPORTANTE DE LA HISTORIA

INTRODUCCION

 

Quiero hablarte del casamiento más importante de la historia. Es un precioso relato que encontramos en Génesis 24.

En la época de Abraham y hacia adelante, el casamiento era un evento trascendental y no era simplemente: “me gustó alguien, me puse de novio y me casé”. Se entendía que el casamiento comprendía unir dos familias o linajes; y esto daba un inicio de un futuro, y tenía que ver con una decisión, lo cual se tomaba como una negociación importante. No era tan importante que los novios se conocieran, sino que los padres hicieran un buen arreglo. No era importante si los jóvenes estaban de acuerdo o no; aunque se les informaba que se iba a comenzar la negociación con la otra familia porque se iban a emparentar. El joven no podía opinar porque quien pagaba la dote era el padre del novio. ¡Para que la jovencita se case con él había que pagar! O sea que, las mujeres, ayer y hoy salen caras.

La historia nos muestra que a veces algunos reinos, para convenir la paz, establecían matrimonios. Un rey entregaba a un hijo y el otro entregaba en matrimonio a su hija, y se emparentaban. Eso ya era un compromiso o un pacto de que no se iban a agredir por causa de sus hijos. Conocí en la India una mujer cristiana, casada; su esposo no se congregaba en ninguna iglesia, pero, a pesar de eso la dejaba a ella asistir a la iglesia. Y esta hermana nos contó que estaba casada con su primo. Ella no se quería casar, pero los padres de su esposo presionaron a sus padres, hasta que estos cedieron y se tuvo que casar sin derecho a opinar. Le pregunté si lo amaba y me dijo: “No sé si lo amo. Él es bueno; me ha tocado un hombre bueno”. ¡Contenta porque tenía un marido bueno! Pero su matrimonio fue la negociación entre dos familias. No me estoy refiriendo hoy, si eso es bueno o malo; lo importante es destacar que un casamiento era una circunstancia trascendental. La decisión de casarte, como cualquier otra decisión, o es causa de bendición o es causa de maldición. No hay decisiones neutras, de esas que piensas que no está bien pero tampoco está mal. O está bien, o está mal. O tomaste una decisión guiada por Dios o la tomaste guiada por tu propia concupiscencia, deseo o lo que sea que se llame; presionado por quien sea. Tú tomas las decisiones y vas a sufrir y a vivir las consecuencias; y no podrás decir que fue la culpa de alguien que te presionó. No puedes echarle la culpa a nadie por las decisiones que tomas. Y lamentablemente muchos toman decisiones, pero sin tomar en cuenta a Dios.

Yo puse por ejemplo el matrimonio, pero en realidad hablo de que, todas las decisiones que tomamos deben conducir a buen término, fundamentadas en la verdad de Dios y en su propósito eterno para nosotros. Si no es una decisión que viene de parte de Dios no sirve y no te será de bendición. Porque toda decisión que se toma fuera de la voluntad de Dios es contra la voluntad de Dios. El pastor te dice que no te cases con tal persona, pero tú insistes en que te vas a casar; también tu madre o tu padre te lo advierten y sigues porfiando porque dices que lo amas o la amas.  La Biblia dice que no te unas a yugo desigual y tú dices que vas a orar para que se convierta. Si no es Dios quien guía tus decisiones, vas a vivir serios problemas. Y si es de Dios la decisión va a ser conducente al bien y a la bendición.

Dije que la mujer que conocimos en la India se había casado con un primo. ¿Está bien que se casen entre sí los primos? Las decisiones que tomamos deben ser basadas en la verdad, y la palabra de Dios es la verdad. La ley de Dios prohíbe cosas, así como también permite cosas. Y todo lo que la ley de Dios no prohíbe no lo puede condenar. No te pueden condenar por una ley que no existe. Para poder condenar a alguien, ese alguien tuvo que haber violado alguna ley. La Biblia no condena un matrimonio entre primos. Algunos dicen que está mal y es porque les parece o porque dijeron que está mal; y la Biblia dice con quién no podés meterte por todos lados, pero en ningún lado menciona la prohibición de que un primo y una prima se casen.

 

¿QUÉ DETERMINA MIS DECISIONES?

 

Génesis 24 habla acerca del casamiento de dos primos, y son guiados por Dios. Si será importante ese casamiento que tiene un capítulo entero y bien largo en el cual se habla justamente de ese matrimonio entre primos. Dice la Biblia en Génesis 24:1 al 4: “Era Abraham ya viejo, y bien avanzado en años; y Jehová había bendecido a Abraham en todo. Y dijo Abraham a un criado suyo, el más viejo de su casa, que era el que gobernaba en todo lo que tenía: Pon ahora tu mano debajo de mi muslo, y te juramentaré por Jehová, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, entre los cuales yo habito; sino que irás a mi tierra y a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo Isaac”.

Abraham comisionó al más importante de los siervos que tenía ya que él estaba muy viejo y no podía salir a buscar esposa para su hijo. Lo juramenta respecto de lo que iba a hacer, cómo y dónde lo tenía que hacer. Es importante que tengamos sentido del destino que tenemos. Cuando tienes destino sabes lo que debes hacer y lo que no; cuando tienes destino tienes una ruta y tomas decisiones que te llevan a ese destino. Lamentablemente hay demasiada gente que vive por vivir, que está por estar y respira para no morirse; pero no sabe cuál es su destino. No tiene noción ni visión de para qué existe. Algo parecido a esto es tener conocimiento del propósito. El destino es el final del camino. El propósito son las propuestas que me van guiando a llegar a ese destino. Un hombre tiene que tener propósito en el hecho de ser hombre; una mujer tiene que tener propósito en el hecho de ser mujer. He conocido el evangelio y tiene que haber propósito por el cual yo lo he conocido. He decidido abrazar el evangelio y en esto tiene que haber propósito. Es importante saber quién soy y saber a dónde voy. Estoy apresurado, pero no sé a dónde voy; no sé a qué puerto voy a llegar y cualquier viento me arrastra. En este mundo oscuro en que vivimos, en el que nos mienten y engañan; y bajo el pretexto de cuidarte te roban tu derecho fundamental de ser humano y te roban tu libertad. No pagues un precio tan vil, al punto de que te acostumbres a obedecer, y entregar tu libre albedrío, tu conciencia, tu libertad de pensamiento y de expresión, y tu derecho a creer en tu Dios y en su palabra.

No somos conscientes de la guerra que se está librando. Países como China y Corea del Norte tienen prohibida la Biblia y te pueden encarcelar si te encuentran distribuyendo Biblias. El gobierno comunista chino mata a los cristianos y destruye los templos; y quiere frenar el evangelio. La Biblia afirma que no van a poder contra el evangelio porque el evangelio será predicado en todas las naciones. Los ateos y la enseñanza laica atea no le dan lugar a Dios y por eso se cree que es laica; creen que no hay Dios, y si no hay Dios no hay dirección. Por lo tanto, el hombre está libre de obedecer a Dios y está libre de toda moral. Si no hay un Dios que diga que algo está bien o está mal, entonces, ¿quién es el que tiene el poder y la autoridad de decir qué es lo que está bien y qué es lo que está mal? Si yo soy ateo o comulgo el laicismo extremo que dictan en los centros de enseñanzas entonces diré que no hay Dios y que venimos de la casualidad. Yo sigo pensando, ¡qué explosión más inteligente la del Big Bang que nos creó a nosotros! Y si Dios existe está muy bien preguntarse por qué estamos en el mundo y si tiene Él algún plan o propósito. Y cuando tomo decisiones, ¿mis decisiones responden a Dios o no?

Muchos dicen que casarse con un primo está mal, y es algo que Dios no reprueba. Quien no lee la Biblia no conoce la verdad de Dios. Los que conocemos su verdad nos plantamos, hablamos y caminamos, tenemos paz y estamos seguros porque Dios nos respalda. ¿Te has preguntado por qué haces lo que haces, por qué vuelves a tropezar con la misma piedra y cometes ese pecado que no quieres cometer? Hay quienes dicen que algo no los deja, pero no están conscientes que son esclavos del pecado por pecar. ¿Qué es lo que determina mis decisiones? Reitero que, en este mundo oscuro lleno de mentiras y engaño, hay una luz y esa luz es la palabra de Dios. Alguien me dijo que en la época de Abraham casarse con una prima no era incesto, pero en esta época sí lo es. A mí qué me importa, esta época y la modernidad, si yo sé que la palabra de Dios es inamovible, no cambia y es verdad desde el principio hasta el final y nadie la podrá quebrantar. ¿Qué me va a mover a mí si yo edifico mi casa sobre la palabra de Dios?

 

(PR. MARTIN) DIOS GUIO A ABRAHAM A LA DECISIÓN CORRECTA

 

Abraham no tenía un problema existencial. Él tomó a su siervo, el más importante y quien estaba a cargo de todos sus negocios, y lo hizo juramentar poniendo su mano debajo de su muslo. Esto era una costumbre, y juramentó por Jehová de los ejércitos. Entonces Abraham le dijo: “…no tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, entre los cuales yo habito; sino que irás a mi tierra y a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo Isaac”. En Génesis 3:15, Dios le dijo a la serpiente antigua que es satanás: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”. Entonces Caín mató a Abel y Dios les dio a Adán y a Eva un hijo en sustitución de Abel, y ese hijo se llamó Set. Desde ese entonces en adelante hay dos linajes, uno es de la línea de Set, de los cuales leemos en la Biblia que dice, “los hijos de Dios”. Hay un linaje especial que surgió se Set, y en la Biblia podemos notar que Dios pone énfasis en las genealogías, y nos muestra como la descendencia de Set llega hasta Abraham, y desde Abraham llega a Isaí, y desde Isaí al rey David y sus descendientes; y entonces llega al Nuevo Testamento la descendencia de los hijos de Dios hasta Jesucristo. Continuando con la lectura de Génesis 24: “El criado le respondió: Quizá la mujer no querrá venir en pos de mí a esta tierra. ¿Volveré, pues, tu hijo a la tierra de donde saliste? Y Abraham le dijo: Guárdate que no vuelvas a mi hijo allá. Jehová, Dios de los cielos, que me tomó de la casa de mi padre y de la tierra de mi parentela, y me habló y me juró, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra; él enviará su ángel delante de ti, y tú traerás de allá mujer para mi hijo. Y si la mujer no quisiere venir en pos de ti, serás libre de este mi juramento; solamente que no vuelvas allá a mi hijo”.

Abraham tenía las cosas claras. Había salido de Ur de los caldeos por orden de Dios para irse a tierra de los cananeos y estando allá Dios le dijo: “Yo te voy a dar descendencia”. Y la única descendencia que tenía Abraham, siendo ya viejo y a punto de morir fue su hijo Isaac. Pero creyó que Dios le iba a dar descendencia como le había prometido cuando le dijo: “De tus lomos saldrán naciones. Serán benditas en ti todas las familias de la tierra”. De su descendencia, esto es Cristo; en Cristo son benditas todas las familias de la tierra. Pero tenía que hacerse como Dios lo había determinado. Abraham no tenía que regresar a Ur de los caldeos, tampoco su descendencia; se tenían que quedar ahí. Porque el Dios de los cielos y de la tierra le dijo: “Yo daré a tu descendencia esta tierra, de estas naciones pecaminosas”. Naciones que hasta sacrificaban a sus hijos a los dioses y tenía relacione sexuales en el altar de los dioses que adoraban. Y Abraham estaba decidido que su hijo no se iba a casar con una mujer de esas naciones idólatras porque Dios le había prometido que le daría esas tierras. No era que tuvo una buena idea; es que tenía claro que por su trato con Dios él iba a recibir las promesas, y el propósito de Dios se iba a cumplir.

El criado le buscó una mujer para su hijo de la descendencia de Set, de los hijos de Jehová, su parentela. A las jovencitas y jóvenes de la iglesia les digo, ustedes son parentela, porque son familia de Cristo, así que no se casen con cualquiera que les guste; busquen la guía de Dios. En aquel tiempo Isaac recibió a su mujer, la que había ido a buscar el criado, y no la conoció hasta que estuvo en la tierra de Canaán. Los jóvenes dicen que cómo se van a casar si primero no conocen a la otra persona, lo que sugiere que la quieren conocer lo más íntimamente posible. Si ves a esa persona que te gusta en la iglesia, te hablas con ella por Whatsapp, ten temor de Dios y no hagas cosas que traerán maldición a tu vida. En mi época me crié sin teléfono. Pero Dios tenía a la elegida al lado de mi casa. Isaac no había visto nunca a Rebeca, no sabía qué clase de mujer era, si era caprichosa, si estaba bien criada o era mal criada; y dice la Biblia que la tomó por mujer y la amó. Entonces formaron un matrimonio que determinó la descendencia de la sangre de Jesús.

Yo le pregunté a Dios por qué tanta historia por un casamiento, y el Señor me dijo que ese fue el matrimonio más importante que marcó un destino. Todo se tenía que hacer conforme a lo que Dios había dicho. Abraham no tenía que irse de Canaán porque había una promesa. Él se iba a morir, pero quedaría una descendencia. Los planes y propósitos de Dios continúan después del matrimonio. El matrimonio se termina cuando la muerte los separa, pero el plan de Dios continúa después de ese matrimonio con sus descendientes. Isaac tuvo dos hijos, Jacob y Esaú; Jacob tuvo doce hijos que conformaron las doce tribus de Israel, los cuales se constituyeron en una nación. Dios tiene planes con los matrimonios, aunque estos ni se enteran de que Dios tiene planes con ellos y que son eternos. Abraham le dijo a su criado: “Y si la mujer no quisiere venir en pos de ti, serás libre de este mi juramento; solamente que no vuelvas allá a mi hijo”. Y dice la Biblia: “Entonces el criado puso su mano debajo del muslo de Abraham su señor, y le juró sobre este negocio”. Ese era un negocio muy importante. Llegando a la ciudad donde vivía Nacor, como el criado era temeroso de Dios, antes de hacer o decir nada se postró delante de Dios y oró: “Oh Jehová, Dios de mi señor Abraham, dame, te ruego, el tener hoy buen encuentro, y haz misericordia con mi señor Abraham. He aquí yo estoy junto a la fuente de agua, y las hijas de los varones de esta ciudad salen por agua. Sea, pues, que la doncella a quien yo dijere: Baja tu cántaro, te ruego, para que yo beba, y ella respondiere: Bebe, y también daré de beber a tus camellos; que sea ésta la que tú has destinado para tu siervo Isaac; y en esto conoceré que habrás hecho misericordia con mi señor”. Entonces relata la Biblia: “Y aconteció que antes que él acabase de hablar, he aquí Rebeca, que había nacido a Betuel, hijo de Milca mujer de Nacor hermano de Abraham, la cual salía con su cántaro sobre su hombro…era de aspecto muy hermoso, virgen, a la que varón no había conocido; la cual descendió a la fuente, y llenó su cántaro, y se volvía. Entonces el criado corrió hacia ella, y dijo: Te ruego que me des a beber un poco de agua de tu cántaro. Ella respondió: Bebe, señor mío; y se dio prisa a bajar su cántaro sobre su mano, y le dio a beber. Y cuando acabó de darle de beber, dijo: También para tus camellos sacaré agua, hasta que acaben de beber…El hombre entonces se inclinó, y adoró a Jehová” (Génesis 24:12-26).

Él entendió que Dios había prosperado su camino y había bendecido a su amo por cuanto la elección de esposa para su hijo había sido importante para Abraham. No solo porque su hijo se tenía que casar, sino porque se tenían que llevar a cabo los planes de Dios. Abraham tuvo un hermano llamado Nacor que se casó con Milca y tuvieron a Betuel de quien nació Rebeca. Abraham mandó al criado a que le eligiera mujer para su hijo de su parentela. He aquí primos que se casaron entre sí. Si lees el libro de Levítico verás todo lo que está prohibido; y lo que no aparece como prohibido está permitido.

Dice la Biblia en Génesis 24:26 y 27: “El hombre entonces se inclinó, y adoró a Jehová, y dijo: Bendito sea Jehová, Dios de mi amo Abraham, que no apartó de mi amo su misericordia y su verdad, guiándome Jehová en el camino a casa de los hermanos de mi amo”. Todo lo que Dios te da es bendición y todo proviene de su misericordia. ¿Tomaste malas decisiones? ¡No lo vuelvas a hacer! ¡Espera que Dios te guíe! Ha habido mujeres a las que se les advirtió que no se casaran, pues se casaron y al tiempo se querían separar. ¿Te casaste? ¡No lo dejes ahora! Cuando Dios te dijo que no lo hicieras lo hiciste y ahora te dice que no lo dejes. “¿Dios me va a obligar a vivir con este hombre?” Dios no te obligó, fue tu elección. Pero sí, Dios te va a exigir que cumplas las promesas y juramentos que has hecho, aunque hubieran estado mal. Dios quiere que tu sí sea sí, y tu no sea no. “¿Y qué hago ahora?” ¡Amalo! ¡Amala! ¡Dios te lo exige! Solamente que Dios te indique que lo dejes, entonces lo dejas. Pero no sigas actuando independientemente sin temor de Dios. No sigas tomando decisiones por lo que te parece o sientes. Relaciónate con Dios y Él te guiará como guio al siervo de Abraham. Dios te va a guiar por causa de su misericordia y de su verdad.

Todo lo que venga de Dios es verdad; caso contrario, todo lo que no es de Dios es mentira, ¡y sanseacabó! Y todo lo que tú decides y haces, debe venir de Dios. No supongas que es de Dios; no argumentes que viene del Él lo que estás por hacer. Simplemente decide si le estás obedeciendo o usas excusas para desobedecerlo. Algunos piensan que Dios tiene que estar de acuerdo con ellos y no; no tiene por qué estar de acuerdo contigo. ¡Tú tienes que estar de acuerdo con Dios! El que tiene la verdad es Dios. Cuando te alinees con su verdad sabrás que Dios quiere que hagas esto o aquello. Queda claro que el matrimonio de Isaac y Rebeca era importante para Dios y el Señor tenía un plan para que ese matrimonio se concretara porque sus planes son eternos con todo lo que hacemos. Aun los parientes de Rebeca se alegraron de que se casara con Isaac y le preguntaron si ella se quería ir con el criado, y ella respondió que sí. ¡Todo estaba ordenado por Dios! Cuando todo está ordenado por Dios ya no importa qué le parece a la gente y ni siquiera a ti. Dios cumplirá su propósito en ti si tú te alineas con Él. Esto que he expuesto hoy, sirve para cualquier decisión que tomes. Tu decisión debe estar basada en los propósitos de Dios.

Yo conocí el propósito de Dios. Un día tomé una decisión y esa decisión cambió mi vida. De pronto Dios tuvo la libertad de mandarme a dónde Él me quería y me trajo a Uruguay. De pronto, comenzaron las personas a venir a Jesús y a salvarse y ser perdonadas de sus pecados; y matrimonios fueron restaurados, y miles de jóvenes dejaron las drogas. ¡Los caminos de Dios son fructíferos! ¡Los caminos de Dios son buenos y producen bendición!

 

CONCLUSIÓN

 

Hoy es día de tomar decisiones. ¿Estás haciendo la voluntad de Dios o sigues atado y atada al pecado? Haces lo que no quieres hacer; haces lo que sabes que está mal, pero sigues caminando en esa dirección de oscuridad que te lleva al infierno. Hoy Dios te dice que quiere hacer misericordia contigo; Él te ha mostrado su verdad y quiere darte la oportunidad de que vuelvas a Él y le des tu corazón. Entonces el Señor te va a limpiar y va a romper tus ataduras de pecado. Te hará libre el Señor y le servirás con amor, y dejarás de servir al placer y al pecado. Es importante que no te apartes ni a derecha ni a izquierda de los planes que Dios tiene para ti.

Toma la decisión de caminar en el camino que Dios ha trazado para ti desde antes que nacieras.  Dios te conoce desde antes de que estuvieras en el vientre de tu madre y ha hecho planes contigo. ¡Entra en sus planes! No se va a afirmar tu corazón si no es por la verdad de Dios y no pasará nada bueno si no es por su misericordia. Porque Él te perdonará y olvidará tus pecados. ¡Eso es misericordia! Él te dará un camino nuevo para andar, pero primero te va a limpiar del poder de lo viejo en tu vida y sacará la maldición que hay en ti. Antes de tomar cualquier decisión, consulta a Dios.

Busca a Dios y preséntate delante de Él, y dile: “Tengo temor de ti, Señor. Quiero conocer tu voluntad y deleitarme en tus caminos. Necesito que me guíes, Padre. No quiero guiarme por lo que me parece o estar inseguro de lo que me demandas. Quiero tener certeza y seguridad, Señor. Afirma mi corazón con tu verdad. Muéstrame tu verdad y tu misericordia; como lo hiciste con Abraham hazlo conmigo, Señor. Te necesito, Padre. Perdona mis pecados y rompe mis ataduras. Te entrego mi corazón, alúmbrame y guíame, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.

 

 

 

 

 

 

 

 

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