LA BENDICIÓN DE EFRAIN Y MANASÉS - Misión Vida para las Naciones

Av. 8 de octubre 2335

Montevideo

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MENSAJES DEL CIELO

LA BENDICIÓN DE EFRAIN Y MANASÉS

INTRODUCCIÓN

Hemos estado en Israel y Dios nos ha hablado mucho. Yo he ido varias veces ya, y siempre el Señor me ha ministrado en cada viaje; y mi deseo es volver a ir. El hecho de viajar a Israel y de que mucha gente visite esa nación nos demuestra que se están cumpliendo las profecías que Dios ha manifestado mucho tiempo atrás. Por ejemplo, leemos en Miqueas 4: 2 y 3: “Acontecerá en los postreros tiempos que el monte de la casa de Jehová será establecido por cabecera de montes, y más alto que los collados, y correrán a él los pueblos. Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová”.

En estos años en que he viajado a Israel he observado cómo crece la cantidad de turistas que visitan esa nación, y la mayoría de los turistas son cristianos, diría que el noventa por ciento son cristianos católicos y evangélicos. Y veo cómo Dios bendice a Israel. Uno de los ingresos económicos principales de Israel es el turismo. Los aeropuertos siempre están abarrotados, los hoteles con ocupación máxima, se ven por todos lados, ómnibus con turistas de todas las nacionalidades. ¡Las profecías bíblicas se están cumpliendo delante de nuestros ojos! En el jardín de la tumba, por ejemplo, hay varios puntos de reunión para que los grupos tengan su espacio para predicar, para adorar y participar de la santa cena. Y en ese lugar se escuchan las distintas caravanas, cantando los mismos himnos en distintos idiomas. Y uno ve que verdaderamente las naciones están ahí, y cada nación adora a Dios en su idioma. Nos vamos a cualquier punto del desierto y allí nos encontramos con muchas caravanas. Siempre nos llegan noticias de bombardeos contra Israel y pareciera que la gente no se va a animar a visitar Israel, pero los que hemos ido, sabiendo eso, tenemos una paz tremenda y nada detiene a aquellos que tienen su corazón dispuesto para visitar esa tierra.

VIAJE A SAMARIA

Quiero compartir contigo una de las cosas que más me impactó en el último viaje y fue la visita a Samaria. Ésta es una región que en algún tiempo tenía una capital con el mismo nombre. El pueblo de Israel fue dividido en dos reinos. Diez tribus se distribuyeron en el norte, con capital en Samaria, y dos tribus se instalaron en el sur, con capital en Jerusalén. Los asirios, unos seiscientos años antes de Cristo, arremetieron contra el reino del norte destruyendo Samaria, se llevaron a los israelitas e introdujeron gente de otras naciones que se mezclaron con ellos perdiendo su identidad. Desde entonces se les llama las diez tribus de la dispersión. No se sabe bien qué pasó con ellos. Esas diez tribus habían establecido un lugar de adoración en el norte para no ir al sur, a Jerusalén, a adorar a Dios ni a presentar ofrendas. Ese lugar se encuentra en el monte Gerizim, y es un lugar de adoración que hubo en el principio cuando no había capital ni templo en Jerusalén. Hasta el día de hoy, los samaritanos celebran las pascuas y hacen sacrificios. En Jerusalén no se hacen sacrificios porque no hay templo, mas en el norte hay un lugar donde se siguen celebrando sacrificios durante todo el año. Yo no tenía bien clara la diferencia entre las diez tribus de la dispersión y los samaritanos. Pero ahora me doy cuenta que son los mismos. Cuando hablamos de los samaritanos, hablamos de las diez tribus que se dispersaron; y aunque se mezclaron entre las naciones siempre quedó un remanente de samaritanos. O sea, descendientes de las diez tribus del norte. Cuando fuimos a Samaria nos dijeron que en ese territorio viven muchos judíos, muchos palestinos cristianos y palestinos musulmanes. Y en este momento, están viviendo en la zona de Samaria ochocientos samaritanos. No son muchos, pero hay ochocientos que aman a Dios, que lo adoran, que cumplen la ley como si fueran judíos. No hay turismo en la región de Samaria, pero es una zona muy desarrollada, con muchas industrias. Y es un territorio complicado porque hay mezcla de barrios o asentamientos de barrios judíos y ciudades de palestinos que son musulmanes. Es una zona que está constantemente controlada por causa del terrorismo y los asesinatos que allí ocurren. No es fácil la situación en Samaria y no hay un mover turístico. Pero de un modo particular se nos ofreció a nosotros ir a Samaria y nos dijeron que nos iba a recibir el alcalde de territorio.

La ciudad de Samaria no existe porque fue destruida, lo que hay es una especie de provincia. Y efectivamente nos recibió el alcalde que vendría a ser como un intendente quien nos dio las gracias por haber ido; también nos pidió que fuésemos sus representantes y contemos acerca de Samaria. Allí viven las personas que han quedado de la dispersión o la destrucción del reino de Israel. Viajamos entonces a una ciudad llamada Siquem. Cuando Abraham salió de la tierra de Ur de los caldeos al norte y llegó a la tierra de Canaán, el primer lugar donde puso sus tiendas fue frente a la ciudad de Siquem. Muchas cosas han sucedido en esa ciudad. Nosotros no pudimos ir a la ciudad misma porque está prohibida la entrada y el estado de Israel no nos puede cubrir. Entonces viajamos por un camino y llegamos al Monte Gerisim, un monte muy importante bíblicamente. Hay otro monte contiguo a éste, el Monte Ebal.

Desde el Monte Gerisim, donde nos establecimos, se ve toda la ciudad de Siquem. Dice la Biblia en Génesis 33:19: “Y compró (Jacob) una parte del campo, donde plantó su tienda, de mano de los hijos de Hamor padre de Siquem, por cien monedas”. Primero se estableció Abraham, pero se fue de ese lugar, tiempo más tarde Jacob volvió y compró un terreno. Leemos en la Biblia que Siquem hijo de rey Hamor tomó a Dina, hija de Jacob, se acostó con ella y la deshonró; mas su alma había quedado apegada a Dina y se la pidió a su padre. Pero los hermanos de Dina, hijos de Jacob, vengaron el abuso que habían cometido contra su hermana, matando a Siquem. Muchos incidentes acontecieron en esa región.

Visitamos también el Museo del Holocausto. ¡Un lugar terrible! Salimos de ahí sin aliento. Después de conocer la historia de lo que fue el holocausto, me cuesta creer que hay gente que lo niega cuando hay tantas evidencias. Seis millones de judíos fueron brutalmente asesinados. De esos seis millones, un millón y medio eran niños. En ese museo hay un lugar donde se honra a los niños que murieron. Uno entra allí y de pronto se pone todo oscuro, tanto que no encontraba el pasamano para sostenerme y poder atravesar ese lugar. Aparecen también unas velas que representan cada niño muerto. Como no hay tanto espacio para un millón y medio de velas, sólo colocaron una gran cantidad y muchos espejos que reflejaban las velas y daba la impresión de que era más de un millón. Ellos dicen que el alma de esos niños son luces que brillan en la oscuridad y demandan justicia delante de Dios. La Biblia señala que, “Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre” (Proverbios 20:27).

LA BENDICION Y LA MALDICION

Dios dio instrucciones a Moisés para cuando el pueblo hebreo cruzara el Jordán, desde lo que hoy es Jordania hacia Jericó y entraran en la tierra prometida. Leemos en Deuteronomio 11: 26 al 28: “He aquí yo pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición: la bendición, si oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, que yo os prescribo hoy, y la maldición, si no oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, y os apartareis del camino que yo os ordeno hoy, para ir en pos de dioses ajenos que no habéis conocido. Y cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra a la cual vas para tomarla, pondrás la bendición sobre el monte Gerizim, y la maldición sobre el monte Ebal”.

Dios profetizó bendiciones y maldiciones. En el capítulo 28 del libro de Deuteronomio, Dios promete bendiciones: “Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios” (Deuteronomio 28: 1 y 2). Si tú eres de los que temen a Dios, que oye la palabra de Dios y la pone por obra, si no estás distraído corriendo de aquí para allá, no te hagas problema porque la Biblia promete que las bendiciones de Dios te alcanzarán. Esa misma promesa que Dios le hizo al pueblo de Israel también es para ti. No necesitas llorar por bendiciones ni angustiarte por alcanzarlas; tú, lo que debes hacer, es oír la voz de Dios y poner por obra su palabra, entonces las bendiciones que se mencionan en Deuteronomio 28 te alcanzarán.

Aunque también Dios habla de maldiciones en el mismo capítulo: “Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán” (Deuteronomio 28: 15). Tú corres y quieres huir de la maldición para que no te alcance. Pero si no tienes temor de Dios, si no oyes su palabra y por lo tanto no la pones por obra, las maldiciones vendrán sobre ti y te alcanzarán. Te recomiendo que leas el capítulo 28 del libro de Deuteronomio que habla de acerca de las bendiciones de la obediencia y las consecuencias de la desobediencia. ¿Tú qué crees? ¿Recibió Israel las maldiciones o las bendiciones? Cuando ellos oyeron la voz de Dios recibieron bendiciones, pero cuando no oyeron a Dios recibieron las maldiciones.

Una de las maldiciones habla de desposar a una mujer pero que otro varón dormirá con ella. Esto es una realidad hoy en día. El hombre se casa, con el sudor de su frente construye una casa, la mujer se cansa de él, le pide el divorcio, se queda con la casa y mete a otro hombre. Eso es una maldición. Mas hoy Dios te dice: “No quiero la maldición que tienes. Quiero bendecirte. Ya no llores porque tienes maldiciones ni clames a mí para que yo te bendiga porque las bendiciones vendrán sobre ti y te alcanzarán si tienes temor de mí, si oyes mi palabra y la pones por obra”.

Leemos en Josué 8: 30 en adelante: “Entonces Josué edificó un altar a Jehová Dios de Israel en el monte Ebal, como Moisés siervo de Jehová lo había mandado a los hijos de Israel, como está escrito en el libro de la ley de Moisés, un altar de piedras enteras sobre las cuales nadie alzó hierro; y ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, y sacrificaron ofrendas de paz. También escribió allí sobre las piedras una copia de la ley de Moisés, la cual escribió delante de los hijos de Israel. Y todo Israel, con sus ancianos, oficiales y jueces, estaba de pie a uno y otro lado del arca, en presencia de los sacerdotes levitas que llevaban el arca del pacto de Jehová, así los extranjeros como los naturales. La mitad de ellos estaba hacia el monte Gerizim, y la otra mitad hacia el monte Ebal, de la manera que Moisés, siervo de Jehová, lo había mandado antes, para que bendijesen primeramente al pueblo de Israel. Después de esto, leyó todas las palabras de la ley, las bendiciones y las maldiciones, conforme a todo lo que está escrito en el libro de la ley”.

Allí, en ese lugar donde Josué edifico altar a Dios hay un eco que te devuelve lo que dices, así hicieron las seis tribus que estaban hacia el monte Gerizim y las otras seis que estaban hacia el monte Ebal. Allí, Dios les hizo entender a su pueblo lo bien que les iría si oían su voz y lo mal que les iría si no oían su voz.

La visita que hicimos a Samaria fue maravillosa porque yo siempre leí acerca de estas cosas, pero estar ahí fue impresionante. En el monte Gerizim se ve una cúpula roja que es una iglesia, y debajo se encuentra el pozo donde Jesús habló con la mujer samaritana. Sabemos que había samaritanos porque Jesús enseñó la parábola del buen samaritano. Aunque las diez tribus fueron dispersadas, había samaritanos, y los judíos tenían un cierto repudio hacia ellos porque se habían contaminado con las creencias e idolatrías de otras naciones. Y Jesús nos enseña que había por lo menos un samaritano que era bueno; que los religiosos no atendían las necesidades de las personas, pero hubo un buen samaritano que ayudó a una persona que estaba herida en el camino. Sabemos que había samaritanos porque Jesús mismo habló con una samaritana en Siquem.

Otro acontecimiento en Siquem fue que allí fue enterrado José, hijo de Jacob, el cual fue vendido como esclavo por sus hermanos y quien gobernó en Egipto, se casó y tuvo dos hijos allí. A uno de sus hijos le puso Manasés porque dijo: “Dios me hizo olvidar todo mi trabajo, y toda la casa de mi padre”. Y al otro Efraín porque dijo: “Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción”. En la tierra de Samaria se encuentran los territorios que se les asignaron a ellos, a la tribu de Efraín y a la tribu de Manasés.

Cuando estamos afligidos por circunstancias difíciles a veces no logramos entender que Dios, de la nada puede hacer mucho, que no depende de nuestros recursos para bendecirnos. ¡En tu aflicción hay bendición! ¡En tu crisis hay bendición! ¡Dios tiene bendición para todo aquel que la necesita!

Volviendo a Josué 8:33, dice así la palabra de Dios: “Y todo Israel, con sus ancianos, oficiales y jueces, estaba de pie a uno y otro lado del arca, en presencia de los sacerdotes levitas que llevaban el arca del pacto de Jehová, así los extranjeros como los naturales. La mitad de ellos estaba hacia el monte Gerizim, y la otra mitad hacia el monte Ebal, de la manera que Moisés, siervo de Jehová, lo había mandado antes, para que bendijesen primeramente al pueblo de Israel”.

Lo primero es, Dios te quiere bendecir. En Génesis 48:20 leemos: “Y los bendijo aquel día, diciendo: En ti bendecirá Israel, diciendo: Hágate Dios como a Efraín y como a Manasés. Y puso a Efraín antes de Manasés”. Jacob bendijo a sus doce hijos de los cuales surgieron doce tribus; y precisamente, hay dos tribus, la de Efraín y la de Manasés que son los nietos de Jacob. José no tiene una tribu, pero sí dos, que son sus dos hijos que tuvo en Egipto. Jacob le dijo a José: “Y ahora tus dos hijos Efraín y Manasés, que te nacieron en la tierra de Egipto, antes que viniese a ti a la tierra de Egipto, míos son”.

Al morir Josué, es enterrado en Siquem. ¿Qué hay en Samaria y en todo ese territorio? Hay abundancia, hay bendición. Allí se han establecido empresas grandes. ¡Las bendiciones sobre Efraín y Manasés aún siguen vigentes en ese lugar!

Leemos nuevamente en Génesis 48:20 las palabras de Jacob: “Y los bendijo aquel día, diciendo: En ti bendecirá Israel, diciendo: Hágate Dios como a Efraín y como a Manasés. Y puso a Efraín antes de Manasés”. Efraín era el menor y se supone que la bendición especial es para el primogénito; sin embargo, Jacob dio una bendición especial al menor y lo bendijo con prosperidad. Y esa frase quedó plasmada hasta el día de hoy, así que a quien quiera bendecir al pueblo debe decir: “Hágate Dios como a Efraín y como a Manasés”. Manases fue la tribu más grande de Israel y Efraín la más prospera. Yo hoy proclamo las bendiciones de Efraín y Manasés sobre tu vida. Dios quiere que creas a su palabra, para que creyendo seas bendecido y bendecida, para que creyendo recibas prosperidad y tangas paz. Pero no olvides que si no anhelas esas bendiciones y si no oyes la voz de Dios para obedecerlo, Dios te promete maldiciones. ¡Muchos son los creyentes que viven en maldición! Es necesario permanecer firmes en la palabra de Dios, y si le hiciste promesas a Dios, las cumplas. Tú no debes hacer lo que sientes; haz lo que sabes que debes hacer y que le prometiste a Dios. Debes hacer lo que es correcto. No importa si lo sientes o no, debes obedecer a Dios.

Leemos en Deuteronomio 28:1-2: “Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios”. La Biblia no dice que lo hagas si lo sientes. Y Dios ordena en Deuteronomio 11: 18 al 21: “Por tanto, pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, y las ataréis como señal en vuestra mano, y serán por frontales entre vuestros ojos. Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes, y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas; para que sean vuestros días, y los días de vuestros hijos, tan numerosos sobre la tierra que Jehová juró a vuestros padres que les había de dar, como los días de los cielos sobre la tierra”. ¡Lo importante es hacer lo que sabes que debes hacer! ¡Tú debes hacer lo correcto!

 

LA PROFECÍA DE JEREMÍAS SE ESTÁ CUMPLIENDO HOY

 

Los samaritanos despreciados por los judíos tienen bendiciones prometidas. Y aunque no se sabe dónde andan dispersas las diez tribus y sólo hay ochocientos samaritanos, tienen profecía de parte de Dios y dice así: “He aquí yo los hago volver de la tierra del norte, y los reuniré de los fines de la tierra, y entre ellos ciegos y cojos, la mujer que está encinta y la que dio a luz juntamente; en gran compañía volverán acá. Irán con lloro, mas con misericordia los haré volver, y los haré andar junto a arroyos de aguas, por camino derecho en el cual no tropezarán; porque soy a Israel por padre, y Efraín es mi primogénito” (Jeremías 31: 8 y 9).

Nos llevaron a ver varios emprendimientos en Samaria, entre ellos, una fábrica de plásticos. Uno se pregunta: “¿Venir a Israel a ver una fábrica? Todos estábamos viendo una máquina que trabajaba con material de PVC cuyo resultado final era la tapa de un inodoro. Yo decía: “Señor, ¿qué vengo a ver acá? ¿Qué quieres enseñarnos?” La particularidad que tiene esa empresa es que el dueño es judío nacido en Brasil y tiene un empleado, jefe de área que es palestino musulmán. ¡Qué irónico, no?! ¡Un judío trabajando con un musulmán! Al finalizar el recorrido de la fábrica dije: “Es posible que un musulmán y un judío vivan en paz”. En Israel es muy difícil que se junten un musulmán con un judío, sin embargo, en Samaria hay bendición. Samaria, la tierra de samaritanos, despreciada, es una bendición. Cuando las bendiciones de Dios te alcanzan es posible que los esposos vivan en paz, es posible llevarse bien con la suegra, es posible criar a nuestros hijos y vivir en paz con ellos. Si el hacer la voluntad de Dios es nuestra prioridad, la voluntad de Dios es agradable y perfecta.

El alcalde de Samaria nos llevó a conocer una bodega, y entonces me dije: “¡Venir desde Uruguay a ver una bodega!” Allí nos ofrecieron una cena y nos dieron a probar vino. Yo pensé qué tiene de bueno y de espiritual una bodega. Resulta que la bodega surge del sueño de un matrimonio joven de hacer un emprendimiento. Ellos son judíos, vivían al sur y de pronto emprenden un viaje a Samaria porque tienen en su corazón plantar viñas. ¿Qué tiene de particular plantar una viña en Samaria? Es que allí, por más de dos mil seiscientos años nadie había hecho tal emprendimiento. ¿Por qué? Porque desde que los palestinos musulmanes están ahí no se plantaban viñas ya que ellos no toman vino. ¡Esto es extraordinario! ¿Por qué? Ese matrimonio joven, que decide vender todas sus posesiones para llevar a cabo el emprendimiento de plantar una viña, consultan a unos agrónomos y éstos les recomiendan que no lo hagan porque la tierra que habían comprado no es apta para viñedos. La mujer tiene hoy cuarenta y cinco años de edad y cinco hijos, y es la promotora de marketing de la bodega. Esa es una bodega boutique. Ellos encontraron un pasaje de la Biblia que se encuentra en Jeremías 30:24: “No se calmará el ardor de la ira de Jehová, hasta que haya hecho y cumplido los pensamientos de su corazón; en el fin de los días entenderéis esto”. ¡Dios cumplirá los pensamientos de su corazón! Y el matrimonio sigue leyendo en Jeremías 31:5: “Aún plantarás viñas en los montes de Samaria; plantarán los que plantan, y disfrutarán de ellas”. Cuando descubren ese versículo deciden no hacerles caso a los agrónomos y resuelven plantar viñas. Tuvieron que esperar cuatro años para que las viñas den uvas. Y en la primera cosecha hicieron mil doscientas botellas de vino, que no es nada, muy poco; simplemente una semilla de lo que vendría. Hoy están produciendo más de ciento veinte mil botellas de vino, y han sido premiados en Europa y Estados Unidos.

Un pastor de Estados Unidos lee ese mismo versículo de Jeremías 31: 5 y decide visitar Samaria para ver si había viñas y se encontró con esta gente que tiene un pequeño viñedo. Entonces, ese pastor se propuso ayudarles a cumplir la profecía y se fue a Estados Unidos a conseguir ofrendas y hacerles publicidad, también se encargó de conseguir gente que viajó a Samaria para plantar viñas.

¡Dos mil años sin plantar viñedos! Los que conocen la tierra sugieren que no es redituable plantar viñas en ese sitio, pero ellos encontraron en la Biblia que se plantarían viñedos en Samaria, y así lo hicieron, y les ha ido muy bien. Sus vinos están siendo premiados. Cuando conocimos todo esto, ya no sólo era estar en una bodega probando vinos, sino vivir en carne propia la profecía que Dios había dado a Jeremías dos mil seiscientos años antes. Dios me mostró otra cosa. ¡Si será precisa la Biblia! Dijo Jesús: “Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre” (Mateo 26: 29). Había viñas allí cuando estaba Jesús, pero pasaron más de dos mil años y declaró que no volvería a beber del fruto de la vid hasta que vuelva en su reino. Dios me mostró en ese instante que mal podría volver si no hubiera viñas en Samaria. Te cuento esto para que sepas que Dios es meticuloso y que en la Biblia no hay una sola palabra de más. Fuimos nosotros testigos de que Dios ha cumplido su palabra. Cosa extraña que un grupo de turistas en vez de ir a otros lugares fueran a Samaria, a visitar una fábrica de tapas de inodoro y a una bodega. Pero aprendimos que cuando Dios habla, Dios cumple. El hijo del pastor que comenté, está tiempo completo trabajando en un viñedo y el mismo pastor está tiempo completo juntando dinero y consiguiendo personas para que trabajen gratuitamente, para que en Samaria haya viñas y haya vino. ¡Tal cual Dios declaró a través de su profeta! Hoy en día se están cumpliendo muchas profecías en Israel que anuncian la pronta venida de Jesús. Los musulmanes han arremetido contra el viñedo del matrimonio que mencioné, y están constantemente procurando incendiar los viñedos. Pero ahí están, firmes porque saben que Dios los ha puesto allí.

CONCLUSIÓN

Me estremece saber que fui a Israel para traerte hoy esta palabra, y para que en este rincón del mundo se sepa que Dios cumple promesas. Me motiva mucho bendecirte a ti con la bendición de Efraín y de Manasés por eso te digo: “Dios te bendiga y te prospere como a Efraín y a Manasés. Deseo de todo corazón que el tiempo de tu aflicción se termine, que el periodo de escases que estás viviendo se termine, que Dios te prospere como a Efraín; que como Manasés te olvides de tus dolores y del tiempo de tu aflicción”. ¡Dios hoy te da esta esperanza! Dios ha hablado y Él no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta. ¡Dios cumple sus promesas!

Sabe y entiende que el Señor está interesado en ti. Samaria era un desierto, montes llenos de piedras, mas allí fueron plantadas viñas que dan vinos que son premiados. Dios haga reverdecer tu viña, que tengas una gran cosecha y tengas vinos premiados. Que esto se aplique para cada área de tu vida. ¡Hágate Jehová como a Efraín y a Manasés! ¡Recibe consuelo! Que tu dolor e impotencia se vayan de tu vida porque Dios ha hablado a tu favor. El Señor ha prometido bendecirte en este día. Te bendigo y oro a Dios para que en tu casa y en tu vida haya bendición. Y que cuando los expertos digan que no hay solución para ti, para tu economía, para tu familia, tú edifiques tu casa confiando en la palabra que el Señor te ha dado. Dios ha dicho que habría viñas en Samaria, serán plantadas y disfrutarás de ellas. Que todo lo que hagas prospere y seas bendecido en el nombre poderoso de Jesús, amén.

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