DIOS TE PREPARA PARA LA VICTORIA - Misión Vida para las Naciones

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Montevideo

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MENSAJES DEL CIELO

DIOS TE PREPARA PARA LA VICTORIA

INTRODUCCIÓN

 

El mundo está viviendo un tiempo de incertidumbre, muchos están llenos de temores; hay escases y hay quienes no tienen qué comer. Tenemos una iglesia Misión Vida en Formosa, Argentina; en la localidad de Las Lomitas, el pastor Falcón formó una iglesia y nos pidió que seamos su cobertura. La provincia de Formosa ha estado completamente cerrada por causa del Covid-19. El gobernador de esa localidad ha parado toda actividad de esparcimiento y aun laboral; las personas no pueden salir a trabajar. Las familias no tienen qué comer. ¡Cosas nunca vistas!

Los pastores de las iglesias han tomado decisiones muy dispares; algunos dicen que Dios puso las autoridades y hay que acatar, por lo que se abstuvieron de predicar. Muchas iglesias se han cerrado. Yo le agradezco a Dios que nos ha dado la bendición de continuar reuniéndonos y seguir predicando y trabajando para ayudar a otros. Un grupo de hermanos han salido a predicar a la calle en la ciudad de Durazno y ha estado visitando gente. Uno de nuestros pastores que estaba a cargo de ese lugar se fue, llevándose todo de la iglesia y del hogar. Se armó otra iglesia y otro hogar con todo lo que nos robó. Pero estos hermanos que fueron a Durazno salieron a visitar a las personas y han predicado en la calle, y ha habido un gran número de personas que le han entregado el corazón a Jesús.

Yo insisto en decir que el tiempo del Covid es un tiempo de oportunidades. Este es un tiempo para meditar, para adquirir sabiduría y conciencia; para entender y discernir lo que está aconteciendo ocultamente en el mundo. Yo llamo a este tiempo de Covid, tiempo de bendición. Pensarás que me he vuelto loco. ¡No! Dios no ha dejado de ser Dios y no ha dejado de dirigir sus planes; Dios no ha dejado de socorrer a los pobres, a los tristes y quebrantados. ¡Dios sigue amando a la humanidad! Al Señor le duele la situación que viven muchas personas.

 

DIOS NO EVITA LAS GUERRAS, PERO TE PREPARA PARA ELLAS

 

Quiero decirte que, en este tiempo de crisis, que es un tiempo de guerra, se dividen las aguas y los que se tengan que enfriar se enfriarán, y otros permanecerán. Dios prefiere que seas frio o caliente pero no va a aceptar la tibieza. Dios está esperando que los fríos se determinen contra Él para que sean condenados; porque Dios es justo y no condenará así nomás a las personas. Así que los injustos seguirán siendo injustos, así señala la Biblia; y el que es justo seguirá siéndolo. Dios no te evita las guerras, pero prepara tus manos para la victoria.

No es que Dios quiere guerra, pero la guerra está declarada. Quien ama a Dios pertenece a su reino que es el reino de la paz; un reino donde no hay lágrimas ni llanto, no hay dolor ni muerte. Pero no todos quieren pertenecer a ese reino. No todos quieren estar ligados a Dios ni que su voluntad se haga en sus vidas. Una jovencita me dijo: “Yo ya tengo 17 años y quiero tener mi dinero, y quiero comprarme lo que quiera. Quiero estudiar lo que me gusta. ¿Qué tiene de malo eso?” Ella insistía, yo y yo y yo. Entonces le pregunté: “¿Y Dios dónde está en todo eso?” No es que hay que ser un incrédulo pecador para pelear contra Dios; es que con solo querer lograr tus propios planes ignorando los de Dios, entonces te constituyes en enemigo de Dios. Jesús dijo: “El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama” (Mateo 12:30). No te preguntes por qué tienes que enfrentar problemas en tu casa; Dios no quiere la división de la familia, sino que quiere que la familia esté unida. Dios no quiere que medie el divorcio en el matrimonio, Él quiere la unión en el matrimonio. Y lamentablemente, aun en hogares cristianos vemos que hay envidia, resentimientos, amarguras, etc. Y no se soportan los miembros de una misma familia.

Estoy ayudando a un matrimonio, los dos se han separado hace un tiempo, él no se ha portado bien y la esposa está muy herida, y no quiere saber nada con su marido. Él está arrepentido, dice que la ama y que quiere volver, pero ella se niega; y la mujer se enferma, y se enferma mal. Resulta que no tiene quien la ayude y el esposo se ofrece a ayudarla, pero ella no quiere nada; y aún así él se ha tenido que quedar a cuidarla varias veces. Son cristianos los dos. Cuando ella se siente un poco mejor lo echa; y cuando se siente mal lo llama. ¡Cómo influyen los demonios para hacer que los cristianos sientan, razonen y piensen tan torcidamente! Insisto en que no cuestiones por qué vienen las guerras, porque las guerras ya han sido declaradas. Y es que los demonios odian a Dios y odian todo lo que venga de Él. Y de la misma manera hay personas que odian a Dios y odian todo lo que venga de Él. No aceptan la soberanía de Dios, ni sus planes, ni sus mandamientos; entonces rechazan también a los que aman a Dios. La gente se burla de nosotros y nos odia porque nosotros nos sometemos a los mandamientos de Dios y a su moral. Por el solo hecho de amar a Dios, eres enemigo del mundo. Tú no provocas la guerra; la guerra ha sido declarada por el reino de las tinieblas.

Dios está apartando a los hijos de luz, a quienes Él ha determinado que sean sal y luz de la tierra. Charles Spurgeon declaró: “No son el caramelo de la tierra, son la sal de la tierra, algo que el mundo querrá escupir en vez de tragar”. Sin la sal la comida queda insípida y sin sal no se preservan los alimentos. Por supuesto que en la actualidad se ha reemplazado la sal por el sistema de frío para los alimentos. Pero en el tiempo en que Jesús declaró esto, la sal era la que preservaba los alimentos, y era muy costosa. Es por eso que se pagaba a la gente con sal; y de ahí surge el término salario. Entonces, no te preguntes por qué vienen las guerras, por qué la enfermedad aqueja o la división se instaló en tu casa. Tu hogar era el jardín del Edén, pero de pronto pasan cosas inconcebibles y cuesta creer que estén sucediendo. ¿Dios quiso el Covid? ¡No! Dios ha creado en nosotros un sistema inmunológico que puede mantenernos saludables y atacar cualquier virus o bacteria que haya en el medio ambiente. No obstante, el ser humano se ha debilitado y carece de defensas, y hay que ayudarles a esas defensas con elementos externos. Y el Covid ha desatado la tercera guerra mundial. Esta guerra es biológica y silenciosa. Cada vez nos queda más claro que este virus fue creado en un laboratorio y hay mucha gente enojada contra China por ocultar información, y encima los chinos culparon a los murciélagos de propagar la enfermedad. Funcionarios públicos de algunas naciones de América y Europa sentenciaron a China como autora de todo este caos y la obliga a pagar el desastre que ha ocasionado a la humanidad. Desde la segunda guerra mundial se había hablado que la siguiente guerra que tenga que enfrentar el mundo sería una guerra biológica; que habría un sistema de ataque que mataría personas, pero dejaría en pie a los edificios.

No es sabio preguntarse por qué hay guerra. Hay guerra por causa del pecado del mundo; porque cuando entró el pecado en el mundo se comenzó a manifestar la maldad de satanás. Y él quiere torcer todo lo que Dios estableció. A los que nacen hombres los quiere torcer para que crean que son mujeres y viceversa. Y el mundo cree las mentiras de satanás y desecha la verdad de Dios. Encima a nosotros, los que creemos en Dios y predicamos la verdad nos dicen que odiamos a las personas, y es por eso que estamos en guerra. No es Dios que permite las guerras; la guerra la hemos permitido nosotros. Cuando el esposo o la esposa invalidan el contrato de fidelidad en el matrimonio y son infieles a su cónyuge se desata una guerra de la cual Dios no tiene nada que ver. Entonces, ¿qué debemos hacer? Tenemos que pelear las batallas y salir victoriosos. Así que la clave no está en preguntar por qué hay guerra sino en cómo hago para ganarla. Y dice la Biblia en Romanos 8:37: “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”. Dios no nos manda la guerra, sino que nos da la gracia, la sabiduría y el poder que necesitamos para conquistar la victoria.

 

DAVID BUSCÓ LA PAZ, PERO DEBIÓ ENFRENTAR GUERRAS

 

David fue un rey que buscaba la paz. Él amaba a Dios; se deleitaba en la presencia de Dios cuando entraba a sus atrios a adorar y a contemplar la hermosura y la santidad del Señor. Sin embargo, David tuvo que enfrentar guerras extraordinarias y en algunas estuvo al borde de la muerte. No era que él provocaba las guerras, sino que éstas se desataban contra el pueblo de Israel, y aún en la actualidad le hacen la guerra. Varios representantes de distintos países en las Naciones Unidas votaron en contra de Israel y no les importa qué sucede en África, en Afganistán, ni tienen en cuenta los actos de Hamás; aunque siempre tienen algo que alegar en contra de Israel.

Después de haber enfrentado varias guerras David escribió lo siguiente en el Salmo 144: “Bendito sea Jehová, mi roca, quien adiestra mis manos para la batalla, y mis dedos para la guerra”. No es porque somos fuertes o valientes ni porque tengamos destreza para la guerra. Dijo Dios por medio del profeta Zacarías: “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos” (Zacarías 4:6).

No te dejes manipular por espíritus que te atormentan o te angustian porque no es el Espíritu Santo. No te dejes manipular por el espíritu de temor porque el temor no es del Espíritu Santo. ¡Aprende a detectar los espíritus que operan en tu mente! No pienses que Dios no te ve porque la Biblia dice que Dios tiene ojos y ve; no te engañes diciendo que Dios se ha olvidado de ti porque el Señor te dice: “¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti” (Isaías 49:15). ¡Atesora la palabra de Dios! ¡Cree a la palabra de Dios y estarás firme y en paz! ¡Dios nunca ha sido derrotado! No ha nacido quien pueda vencer a Dios y destruya sus planes. Dios hace jugadas que nosotros no entendemos y en medio de la crisis del Covid, Dios está obrando. Él está potenciando a sus hijos para que sean sal y luz de la tierra. Nosotros no vemos como Él ve y la última palabra la tiene Dios.

Si te quejas: “¿Por qué a mí? ¿Por qué Dios no ve? ¿Por qué no me contesta?” Es que no estás creyendo en la soberanía y en el poder de Dios como lo hacía David, quien declaró: “Bendito sea Jehová, mi roca, quien adiestra mis manos para la batalla, y mis dedos para la guerra; Misericordia mía y mi castillo, fortaleza mía y mi libertador, escudo mío, en quien he confiado; el que sujeta a mi pueblo debajo de mí”. El reconocía que era rey porque Dios lo había ungido, e iba a la batalla porque el Señor estaba con él. Tanto confiaba en Dios que cuando tuvo que enfrentar a Goliat declaró: “Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado” (1ª Samuel 17:45). Su guerra la peleaba en el nombre del Señor y enfrentaba las dificultades sabiendo que ni siquiera un pelo de su cabeza iba a perecer porque Dios lo guardaba. Los científicos se admiran por lo vasto que es el universo y quieren saber a dónde llega, pero no lo logran. Sienten intriga en saber cuántas estrellas hay en una galaxia, pero es imposible contarlas; entonces estudian una y otra y otra, pero hay millones de galaxias.

Aunque el universo es grande, más grande es Dios. ¡Ese es mi Dios! Dice la Biblia que Él llama a las estrellas por su nombre. Sí, Dios le ha puesto nombre a cada estrella; pero tú eres más importante que las estrellas. Una estrella no fue creada a imagen y semejanza de Dios, pero tú sí. ¡Fuiste creado a imagen y semejanza de Dios! Todavía no se ha visto el potencial que hay en ti, pero David que había visto un poco más allá que nosotros declaró: “Misericordia mía y mi castillo, fortaleza mía y mi libertador, escudo mío, en quien he confiado; el que sujeta a mi pueblo debajo de mí”.

Tienes que vivir confiado en el Señor, no debes temer nada de lo que suceda, aun no debes temer a la muerte porque la misma muerte es un triunfo y no hay manera de hacer retroceder los planes que Dios tiene con nosotros. ¡Fortalécete en el Señor en esta hora! En estos días, más que nunca está siendo atacada la palabra de Dios. Hay pastores que fueron encarcelados por predicar lo que dice la palabra de Dios; pero debemos seguir creyendo y predicando su palabra. En este tiempo se está evidenciando quienes se encierran en sí mismos y quienes han decidido salir a la guerra en el nombre de Jesús. En Haití hay bandas que salen a quemar vehículos en las calles. Nuestros pastores que están al frente del hogar en Haití por momentos se sienten solos. ¡Sufro por ellos! ¿Habrá en este tiempo gente que piense en la obra de Dios y que esté dispuesta a hacer lo que Dios le diga y a ir dónde Dios los mande? ¿Solo piensas en ti mismo en tu dinero y en tus planes? ¿No te has puesto a pensar en que el reino de Dios debe ser instaurado en la tierra?

En este tiempo muchos han procurado su comodidad, miran el culto por las redes, reciben palabra tranquilos en su casa y que el mundo se pudra. En este tiempo pastores han retrocedido; han cerrado sus templos diciendo que se deben a su familia. Personalmente hace 30 años dejé mi tierra y mi familia porque Dios me quería en Uruguay. Me dolió, pero entendí que Dios quería algo de mí y no era precisamente cumplir mis planes. Y no estaba en mis planes Uruguay, pero Dios me despojó de lo que amaba porque me quería en Uruguay. Si no estás dispuesto a ir a la cruz, ¿por qué te dices cristiano? Dios busca gente valiente dispuesta a tomar su cruz y a seguirlo a Él. Se necesita gente valiente en Haití; allí hay que predicar el evangelio.

Reconozco que no hemos abierto más iglesias ni hogares, en cambio hemos cerrado hogares. La gente se considera valiosa para sí misma pero no para el reino. Gente valiosa huye de los hogares y del servicio a Dios. Huyen de los planes de Dios quizás sin darse cuenta o sin entenderlo. Yo te quiero preguntar: ¿Estás disponible para Dios? En este tiempo le he dicho a varios que los quería poner al frente de un hogar, así como testeando a ver qué me decían. ¡Y me dicen que van a orar! Al ver que se demoraban les digo que no necesito que me respondan porque sé la respuesta; no están disponibles. El problema no es si es la voluntad de Dios o no, más bien es si quieres dejar que Dios te use o no. Tienes miedo a entregarle tu vida y tu futuro a Dios.

Se necesitan pastores comprometidos porque hay que predicar el evangelio más que nunca. Tenemos un hogar abandonado en Durazno. La intendencia nos ha dado ese lugar en comodato en donde funcionaba una escuelita, pero se han ido y la dejaron abandonada. Uno de nuestros pastores había ido al lugar para rescatar lo que había quedado y lo único que rescató fue el cartel. Y aún tenemos el contrato vigente y debemos cumplirlo. ¡No podemos abandonar ese lugar!

 

CONCLUSIÓN

 

La Biblia dice en Mateo 9:36 al 38: “Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies”. ¿Quieres pelear las guerras de Dios, así como lo hizo David? Las batallas de Dios son las personas; son los pobres, los marginados, los necesitados. Realmente estoy orgulloso porque la iglesia Misión Vida en tiempo de pandemia ha repartido más de un millón de viandas, y ropa entre otras cosas. Estoy agradecido por eso, pero la obra es grande y los obreros son pocos.

En este tiempo de Covid Dios espera ver quién reacciona no quién se acomoda. El Señor te dice: “¿Vas a pelear mis batallas o pelearás las tuyas?” Las batallas más grandes, Misión Vida las ha ganado en los hogares. La gente más destruida ha sido ganada en los hogares, y de ahí han salido pastores. Los que se acomodan a sus vidas no serán pastores.

Si reconoces que necesitas consagrarte hoy y estás dispuesto o dispuesta, declárale: “Señor, donde tú quieras, iré. Solo sopla sobre mi tu Espíritu Santo”. No seas sentimental sino sé sincero delante de Dios, y si estás disponible para Él oro por ti en esta hora:

“Padre, que tus demandas encuentren eco en el corazón de aquellos a quienes les llega este mensaje. Unge las vidas que hoy se quieren consagrar, Padre. Sopla sobre ellos tu Espíritu Santo, Señor. ¡Toca los corazones con tu fuego, te lo pido en el nombre de Jesús! Que las personas no tomen una decisión por el calor del momento Padre, sino que su decisión sea firme. Glorifica tu nombre, Dios Todopoderoso. Sopla tu Espíritu sobre ellos en esta hora, te lo pido en el nombre poderoso de Jesús, amén”.

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