SECUESTRADO POR EL PASADO - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

SECUESTRADO POR EL PASADO

INTRODUCCIÓN

Ocurre a menudo en consejería, que las personas que vienen con angustias, soledad, depresión, con espíritu de fracaso y deseos de morir, personas que no saben cómo enfrentar algún problema familiar, laboral o económico, cuando yo les pido que me expliquen cuál es su situación, empiezan a contarme situaciones o hechos vividos, como que su madre o su padre los maltrataban, que su papá se alcoholizaba. ¡Hechos del pasado!

Quiero que sepas que en el pasado no hay nada bueno para edificar el presente ni el futuro. Cuando te lamentas de tu vida, estás lamentando una problemática hoy que está referida a situaciones que viviste en el pasado y te han marcado.  Tú crees que estás enfrentando una situación actual cuando en realidad lo que estás enfrentando hoy no lo ves desde la perspectiva de Dios, sino que lo ves desde la perspectiva de los dolores que tienes desde tu niñez. En otras palabras, cuando viene la gente a consejería, me trae recuerdos, basuras del pasado. No han podido desligarse de esas circunstancias o romper con eso; y no han tenido un cambio fundamental en su manera de ver y en su manera de pensar. Y aunque se llamen cristianos, aunque hayan asistido muchas veces a la iglesia, les pasa eso de que un día se quemaron con leche y ahora ven la vaca y lloran.

Por ejemplo, una mujer que ha sido violentada, herida, destratada por su papá, o por algún hombre. Hablando con una hermana que tiene 20 años de cristiana; ella me preguntó cómo yo la veía, a lo que le respondí: “Te veo muy afligida y angustiada”. Y continúa diciéndome: “Lo que pasa es que a los 14 años salí huyendo de mi casa porque era insoportable convivir con mi papá ya que se alcoholizaba y decidí que cualquier lugar iba a ser mejor que mi casa”. Entonces se juntó con un hombre, pero ella no lo amaba. Este se alcoholizaba como el padre y la golpeaba. Desde ahí en adelante, siguió tomando decisiones equivocadas. ¿Cómo puede vivir una mujer con un hombre al que no ama? ¿Qué pretende cosechar de esa relación? ¿Ha logrado algo bueno al tomar una decisión equivocada, empujada por circunstancias vividas? Bueno, y así después se metió con otro.

Todas las semanas en mi trato con gente surgen relatos del pasado que les aflige, que les atan y maldicen, que traen amargura y depresión. Mi oración es que hoy Jesucristo se entronice en tu vida, porque si esas cosas dominan tus estados de ánimo, dominan tu vida; entonces Cristo no es tu Señor. Si Cristo está en el trono de tu vida, hay paz, gozo, esperanza, fe y victoria. Descubrí que nada bueno voy a hacer, ni nada nuevo voy a hacer si mi referencia es el pasado.

TODOS TENEMOS UN PASADO

Y yo también tengo un pasado. Con mi esposa hemos cumplido años de casado y somos muy felices. Hemos tenido la gracia de Dios de no quedar enredados en los problemas que hemos vivido. ¿Crees que todo anduvo bien en nuestro matrimonio? ¡No! Sabemos lo complicadas que son las mujeres; pero ella también me ha soportado cosas a mí porque los hombres somos difíciles. Quienes ven a mi esposa pensarán que esta mujer no tiene problemas y el problema más grande que tiene se llama Jorge Márquez. Como si fuera poco, desde las 6 o 7 de la mañana, ella está a través del celular aconsejando gente, y la llaman durante el día para hacerle preguntas; y todo el mundo que habla con ella le tira una camionada de piedras. No se trata de cuantos problemas tengo, se trata del poder que me mueve a mí y de dónde viene ese poder; y ese poder viene solo de Dios.

Los pastores tienen problemas, las familias pastorales tienen problemas, los hermanos tienen problemas. Pierden el trabajo y me vienen a preguntar a mí que qué hacen. Pero Dios nos ha dado la gracia de poder avanzar con fe mirando el futuro. Quien mira el pasado no está ejerciendo fe. Quien mira el pasado no tiene fe, porque la fe es la certeza de lo que está delante, de lo que se espera, de lo que no se ve, de lo que todavía no es. Y ese es mi material para edificar la casa que yo estoy edificando, la fe. Yo no edifico con ladrillos viejos, yo edifico con ladrillos nuevos. La fe te lleva a ver nuevas posibilidades, te lleva a ver puertas abiertas que otros no ven; y te hace cerrar puertas que otros no pueden cerrar. Y es que algunos creen que la maldición que está sobre ellos no se va a ir. El tema es que en tantos años de casados hemos descubierto que no vale la pena arrastrar basura.

Tú tienes dos perspectivas posibles para mirar una circunstancia; una es la perspectiva de Dios y otra es la perspectiva de la oscuridad. ¡Así de sencillo! Detrás de cada angustia o soledad, detrás de un sentimiento de ira y de odio hay vivencias del pasado. Detrás de cada espíritu violento hay hechos en el pasado que han programado que tú hoy seas violento y que vivas con un espíritu de fracaso. Hay hechos que te han transformado en una persona triste detrás del mal ánimo o de un mal espíritu. Si vives triste todavía estás arrastrando alguna vivencia del pasado que te ha transformado en una persona triste; lo mismo si eres una persona resentida. Esos hechos han generado que tú seas como eres y que veas las cosas como las ves. ¡Si dejaras que Dios tome tu carga!

Generalmente no son los demás los que te roban la felicidad; tú te robas tu felicidad de acuerdo a las perspectivas que tienes de Dios o de como ves las cosas. Porque en toda crisis hay personas que ven una gran oportunidad o un gran fracaso. He hablado con mujeres, por ejemplo, que han fracasado con su papá y han fracasado con un hombre y ya le tienen miedo al matrimonio. Y le tienen miedo, bronca, odio, deseos de venganza; entonces surge esa frase maldita que dice que todos los hombres son iguales. Perdónenme damas, pero yo no soy como otros hombres. Si ustedes dicen que todos los hombres son iguales, me están incluyendo a mí y me ofenden. Y si a ti te ha herido alguna mujer varón, si has tenido fracasos, no digas que todas las mujeres son iguales.

Me acuerdo de uno que quería ser evangelista y se había juntado diez veces con mujeres distintas; se había casado, se había divorciado, se había vuelto a casar, al final ya ni se casaba y las iba juntando.  Yo le dije: “Querés ser evangelista y predicar el Evangelio y has tenido diez mujeres, pero no te has conformado con ninguna”. “Es que me salieron todas malas”, me respondió. Siempre estamos buscando a alguien para justificar nuestras acciones o estados de ánimo negativo. Tú tienes que ser libre del pasado, y tienes que amar a aquellos que te hicieron daño; porque si pecaron, si hicieron algo mal contra ti, tienen un Dios que los va a juzgar, pero también te va a juzgar a ti si te llenas de amargura. Yo no tengo derecho a vivir amargado porque el gozo del Señor, así como decía David, es mi fortaleza. En Jesús tenemos otro ánimo y otra perspectiva. La fe no se deja vencer por circunstancias, la fe se pone sobre las circunstancias. No importa que tan difícil sea lo que has vivido o lo que estás viviendo, la fe tiene poder para el que cree y todas las cosas les son posibles. ¡Tú tienes el poder en el nombre de Jesús para salir adelante!

DIOS HACE COSA NUEVA

El asunto es que Dios te quiere llevar a otro nivel. El Señor te quiere mostrar cosas que quiere hacer contigo; y tú estás muy ocupado con tu angustia y con tu dolor. Hay gente que asiste a la iglesia y ve en los demás alguna cosa que les recuerda el pasado. Está bien que hay algunos endemoniados en la iglesia, pero el Señor dijo que iba a haber trigo y cizaña hasta el final. No te pongas mal porque hay cizaña en la iglesia. El Señor quiere que veas el trigo y te alegres. Por eso a mí me alegra verle la cara a la gente en la iglesia; y aunque sean malos yo tengo expectativas de que Dios va a hacer algo grande con ellos y por eso les predico. A los drogadictos que ingresan a los hogares Beraca les digo que si yo tuviera que estar contabilizando las cosas que ellos me hacen movidos por lo que han vivido les negaría la entrada, pero tenemos fe y esperanza en cuanto a ellos.

¡Dios puede transformar las vidas! No importa lo que has vivido; Dios puede darte una perspectiva nueva. “Yo soy el camino”, dijo Jesús; y si tú caminas con Él serás bendecido. Caminar con Jesús no produce amargura, tristeza, angustia, ganas de matar a alguien; caminar con Jesús no produce ganas de suicidarse. La Biblia dice que el que está en Cristo es una nueva criatura; no sólo tienes una perspectiva nueva, sino que surge una criatura nueva que mira de otra manera. Así leemos en 2ª Corintios 5:17: “De modo que si alguno está en Cristo nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. La fe te lleva hacia adelante, hacia el futuro. No edifiques con ladrillos rotos o viejos, pídele a Dios que te dé una nueva perspectiva, que te dé la perspectiva de los hijos de Dios; de los que levantamos la mirada, miramos el horizonte y le damos para adelante. Quien estaba cerca de Cristo se contagiaba de Él.

Narra la Biblia que iba Jesús caminando sobre el agua en el mar de Galilea y Pedro lo vio y le dijo “Manda que yo pueda caminar como tú caminas sobre el agua”. Le duró dos minutos la fe ya que miró el viento y las olas, y perdió la perspectiva, entonces comenzó a hundirse. Leemos en Isaías 43:18: “No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas”. ¡Qué habilidad tenemos para traer al presente nuestro pasado! Le preguntas a alguien por qué está triste y no sabe. Entérate que estás triste porque te quedaste anclado en alguna circunstancia de la vida. A veces son cosas tan triviales las que te sumergen en tristeza, en melancolía y en soledad; hasta inventamos cosas para recordar y estar triste. Te pones melancólico y te acuerdas del perrito que tenías cuando tenías cinco años y te dan ganas de llorar. Parece que te dan ganas de angustiarte y de estar triste, y buscas algún recuerdo en el baúl de la inmundicia para ponerte así. Dios quiere arrancarte de ese camino. Jesús dijo: “Yo soy el camino…Cualquiera que cree en mí, correrán de él ríos de agua viva”. También dijo: “Yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia”. No para que te andes arrastrando por causa de circunstancias que has vivido hace 20, 30 o 40 años atrás. Todas esas cosas que te han amargado la vida, todos esos candados que te ha puesto el diablo para decirte de aquí no vas a salir, son una cárcel; por eso hablo de la cárcel del pasado. Dice Dios: “No os acordéis de las cosas pasadas ni tengáis a memoria las cosas antiguas He aquí yo hago cosas nuevas…”

¿Lo vas a dejar a Él hacer algo nuevo en tu vida? Te dice el Señor: “Quiero que estés en esta nueva vida que yo te doy. Yo te doy visión, yo te doy esperanza, yo te doy fe. Camina en el camino que yo tengo para ti. No te distraigas en aquellas cosas que remueven tus heridas. Yo quiero que hoy me dejes a mí tus cargas, esos recuerdos son cargas y son lastres inmundos. Comienza hoy de nuevo conmigo”.

Te han pasado cosas que han generado temores en tu vida y este te domina. El temor no te deja hacer lo que Dios quiere que hagas. Yo he conocido gente que ha sido valiente para drogarse, valiente para robarle a la madre, valiente para golpear a algún anciano en la calle y aún para matar a alguien por un poquito de marihuana. Pero no son valientes, son cobardes. Para Dios, valiente es el que dice yo he pecado, yo hice lo malo y sabe que para ser perdonado tiene que confesar sus pecados. Pero tú piensas que se van a burlar de vos y no te van a querer; y te vas a tener que ir de esta iglesia porque te van a señalar.  ¿Tan famoso eres para que todos te señalen y hablen de ti? Con esa actitud no eres valiente sino cobarde, y los cobardes no entrarán en el reino de los cielos. El Señor quiere hacer algo nuevo, pero no lo vas a ver porque vas a seguir con tu mirada puesta en aquellas cosas que viviste y te marcaron.

LA HISTORIA DE NICKY CRUZ

Estuve viendo la historia Nicky Cruz.  Él era el jefe de una pandilla en Nueva York y allí había 12 pandillas de malhechores que no tenían ningún problema en matarse entre ellos, y la conciencia no les reprochaba porque el diablo les había hecho sentir a ellos que eran fuertes, valientes, y que todos debían temerles. Hasta que llegó David Wilkerson quien se mudó del campo a la ciudad de Nueva York porque Dios lo mandó, y cuando los de la pandilla miraron al predicador lo despreciaron porque se vestía como un campesino y era tímido. Entonces prometieron matarlo. ¿Y de dónde sacaba tanta maldad Nicky Cruz? Su papá era satanista y su mamá hechicera. Él recordaba que siendo muy pequeño su mamá le decía: “¡Eres un imbécil, eres feo! ¿Para qué te tuve? Mejor hubiera sido abortarte. ¡Maldita sea la hora que te traje al mundo!” Y se fue llenando de impotencia y de odio, hasta que al final, a los nueve años de edad huyó de su casa y se fue a la calle. Allí aprendió a ser un sinvergüenza. Le declaró la guerra a la policía de Nueva York, se declararon guerra entre las pandillas y le declararon la guerra al predicador. “¿Dónde está Cristo?” decía Nicky. “Yo soy Dios”. El predicador le decía: “Nicky, Cristo te ama”. “¡Que me va a amar! Yo a usted lo voy a matar”, era su respuesta. Hasta se juntaban dos grupos de esos, antagónicos, adentro del cine que Wilkerson había alquilado para hacer sus cultos. Pero el Espíritu Santo comenzó a moverse dentro de la vida de Nicky Cruz, y parece que él empezó a ver lo malo que era. Él odiaba con todas sus entrañas a su mamá, la odiaba a muerte; a tal punto que se fue de la casa para no verla nunca más. Tal era su odio hacia ella que dijo que si la madre se moría él no iba a ir al entierro. Sucedió que cuando la madre estaba por morirse, pidió que Nicky la fuera a ver. Él estaba en Nueva York y su mamá en Puerto Rico. Y entonces él, que se acababa de convertir y era un creyente nuevo, ahora tenía otra perspectiva acerca de la madre. Para él era una vieja bruja inmunda desgraciada, pero empezó a mirarla de otra manera y dijo: “Dios usó a mi mamá para traerme al mundo para que yo conociera a Jesucristo”. Cambió su perspectiva y ahora quería bendecirla. Le compró un vestido porque, aunque se estaba muriendo quería que muera como una reina. Perdonó a su mamá.

Tal vez ves odias a tu papá y no perdonas algo que le hizo a tu mamá o te hizo a ti, mas cuando viene Cristo a tu vida te muestra cómo Él ve las cosas que son totalmente diferentes a como las ves tú. Jesús no puede ver con otra mirada que no sea de amor porque Él es amor. Él ama y no puede odiar. Quizás estás muy preocupado de cómo te miran porque has sido muy malo o muy mala, porque te has prostituido, porque has hecho mucho mal. Encima que hiciste todo mal, ahora tienes una carga de baja autoestima y te sientes una basura delante de Dios; y crees que no tienes acceso a Él porque ni siquiera te va a mirar. Pero Jesús solo tiene mirada de amor, de compasión y de misericordia. Tú puedes venir a Jesús. Has fracasado, pero puedes venir a Jesús. Él venció aún la misma muerte.

CONCLUSIÓN

 ¿Vas a seguir mirando lo que estás mirando o vas a mirar lo nuevo que Jesús quiere hacer contigo? Desde que yo empecé a mirar lo que Dios quería hacer conmigo, sentí paz en mi corazón. Vinieron las guerras más grandes sobre mi vida en Uruguay. Me han escrachado en la televisión, en la radio y en los periódicos, y han dicho las peores cosas de mí. Hay gente que dice que soy chanta, un ladrón, que le saca la plata a la gente. Después vienen a los encuentros llorando y me dicen: “Pastor perdóneme, lo amo mucho. Gracias por haber venido al Uruguay”. Dios cambia la perspectiva, yo sigo siendo el mismo. Antes me mirabas y creías que yo era chanta, ahora dices: “Es un buen hombre, mira todo lo que trabaja”.  Dios te cambia la perspectiva de la vida y de las circunstancias, por eso nosotros salimos a las calles a buscar a los drogadictos y a las prostitutas; por eso vamos a predicar en la cárcel; porque creemos que Jesús puede cambiar la perspectiva.

Dios puede hacer una obra nueva en ti. Dice la Biblia en Jeremías 29:11: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz y no de mal para daros el fin que esperáis”. Dios tiene pensamientos de bien para ti. Dios tiene proyectos buenos para ti. Señor, aquí estoy enredado. en las piolas de la vida que me han atado. Aquí estoy sin saber cómo hacer para salir de mi tristeza. Puedes orar a Dios y decirle: “Aquí estoy sin saber cómo hacer para mirar con buenos ojos a mi madre, a mi padre y a quienes me lastimaron. Tú sabes que estoy frustrado. Tú sabes Señor que hice todo lo posible en mi vida para poder agradar a mi mamá y ella nunca se agradó de mí; tú sabes Señor que trabajé, estudié y mi papá nunca me aprobó. Aquí estoy enredado, estoy vacío, toda la vida luché, estudié y trabajé para ver si mi papá me daba unas palmadas en la espalda y me miraba como a un buen hijo, pero nunca sucedió. Quiero salir de esta cárcel de amargura y de fracaso Señor”.

Para qué te traje dijo tu mamá, por qué no lo abortaste dijo tu papá. Y Dios te dice: “Yo te traje, yo te amo, tú eres mi hijo, eres mi hija. Tienes que ser feliz con mi amor, no hay nadie más importante en el universo más que tú”. ¿Estás cansada o cansado de luchar y de no salir adelante? Estás en una cárcel. No son los pensamientos de otros los que te mantienen en la cárcel, son tus pensamientos. Te secuestró el pasado y te retuvo; no se puede avanzar hacia el futuro arrastrando el pasado. El Señor Jesús dice: “Yo tengo una espalda grande, fuerte, poderosa. Yo puedo cargar con tus cargas, yo puedo tomar tus culpas. Yo puedo alivianar tu carga. Mi yugo es fácil y es ligera mi carga. El que hace mi voluntad tiene paz, el que hace mi voluntad tiene gozo”.

 Los que esperan en el Señor tendrán nuevas fuerzas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán, levantarán alas como de águila, levantarán vuelo; el soplo que van a recibir no es del viento que hay en la montaña, sino que es el viento del Espíritu Santo, el soplo de Dios.

Si tú estás atado o atada a esas impotencias que te mencioné, tú necesitas pedirle a Dios que quite tu carga, necesitas creer que Jesús se ofreció precisamente para eso, para perdonarte, para limpiarte y quitar tus culpas. Generalmente esas cosas que nos angustian y nos entristecen son culpas; y las culpas son cargas porque hiciste mal. Crees que te hicieron mal y por eso estás así. ¡No! Tú abriste una puerta al mal cuando te hicieron algo. Es lo que tú hiciste, es la decisión que tomaste, son tus pensamientos los que te llevaron a ese lugar en el que te encuentras. Mas Jesús te dice: “Yo quiero abrir la puerta y quiero hacerte libre y que puedas experimentar lo que es caminar con certeza, con seguridad y con paz. Yo quiero que tú experimentes lo que es dormir en paz. Yo quiero bendecirte.  Yo te voy a sacar del pozo. No vas a salir por tu fuerza, vas a salir por mi poder, yo te voy a guiar, yo soy el camino, camina en mi camino. Deja que yo sea tu Señor, deja de gobernarte por ti mismo, deja que yo te gobierne y ordene tus pensamientos”.

Oro por ti: “Señor yo te pido que en esta hora tú quites toda maldición, destruye toda atadura del pasado, destruye la baja autoestima. Te pido en esta hora que quites toda angustia, todo pesar, toda tristeza, todo espíritu de fracaso y toda debilidad a las adicciones. Libera las almas cautivas, Señor. ¡Tú eres nuestra paz! En el nombre de Jesús, sopla tu Espíritu Santo.

Dile al Señor: “Tú llevaste en la cruz del calvario todas mis cargas. Tú perdonas todos mis pecados. Tú me libras de toda persecución. Tú rompes mis ataduras. Yo te doy mis preocupaciones. Te entrego a ti Señor todo lo que me produce afán, ansiedad y preocupación. Ven a reinar en mi vida, limpia mi corazón; te lo pido en el nombre de Jesús. Hazme libre, desátame de mi pasado Padre, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.

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