EL TESTIMONIO DE LAS ESTRELLAS - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

EL TESTIMONIO DE LAS ESTRELLAS

INTRODUCCIÓN

 

El primero del mes séptimo según el calendario de Dios, se celebra la Fiesta de Yom Teruah, y en realidad no es el primer día del año como celebran los judíos. Dios ordenó que el primer mes del año sea el mes de la salida de los hebreos de Egipto; es decir, Semana Santa. En algún momento los religiosos con sus tradiciones interpretaron el día de la celebración de Yom Teruah o Día de las Trompetas como el día que Dios sopló aliento de vida sobre el hombre y entonces ellos reconocen el inicio del calendario a partir de ahí.

Las fiestas que se celebran en Israel tienen que ver con fases lunares. Dios creó el sol, la luna y las estrellas con un propósito definido; no están en el firmamento sólo por estar, sino que hay intención y mensaje de parte de Dios en lo que Él creó. Dios le dijo a Adán que les pusiera nombre a todos los animales, y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo el ganado del campo. Mas Dios le puso nombre a las estrellas que son su ejército, y dice la Biblia también que Él las cuenta y las llama por su nombre. Por supuesto, en la era moderna se han descubierto nuevas estrellas gracias a la tecnología y los científicos les han puesto nombre. Pero las estrellas históricas, a esas, Dios las nombró.

Por ejemplo, algo muy conocido son las constelaciones del zodíaco las cuales están formadas por estrellas que tienen nombre. El zodíaco es una degeneración de la astronomía bíblica. La astronomía es la ciencia que estudia los astros o cuerpos celestes y la astrología por intuición hace comparación entre astros y seres humanos; ésta –la astrología- es una manipulación diabólica del significado de las estrellas y las constelaciones. Realmente no se sabe el origen de las constelaciones, sin embargo, en todas las civilizaciones conocidas aparecen estas constelaciones que tienen que ver con el zodíaco; lo cual señala que tienen un origen común y ese origen es único, y nos lleva a pensar que efectivamente Dios les puso nombre a las constelaciones.

 

EL MENSAJE DE DIOS ESCRITO EN EL FIRMAMENTO

 

No acostumbramos a indagar en la Biblia acerca de estas cosas, pero la Biblia nos muestra una gran cantidad de constelaciones. En el libro de Job, por ejemplo, encontramos el nombre de alguna constelación; y este libro habla de uno de los personajes más antiguos de la Biblia. Job fue un creyente que vivió en una etapa muy primitiva de la historia, sin embargo, ya en ese entonces se conocía el nombre de algunas constelaciones. Transcurrieron 2500 años aproximadamente desde Adán hasta Moisés y en ese tiempo no existía la Biblia y no había escrituras. Las escrituras bíblicas comenzaron en el tiempo de Moisés después de haber salido de Egipto; por lo tanto, todo lo que se sabía era trasmitido oralmente. No había testimonio escrito de la palabra de Dios; y la revelación divina que se conocía en ese tiempo y era oral tuvo origen en el trato de Dios con el hombre. Por ejemplo, cuando Dios habló con Adán, con Noé, etc. Entonces, lo que Adán habló con Dios se trasmitió oralmente.

También estaba el testimonio de Dios en el firmamento. El Señor no se ha dejado sin testimonio en el cielo. Dice la Biblia en el Salmo 19:1 que los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos. En Hechos 14:16 y 17 leemos: En las edades pasadas él ha dejado a todas las gentes andar en sus propios caminos; si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones”.

Lo que nosotros creemos hoy por el testimonio de la Biblia ya lo creía Abraham cuando todavía no había escritura. El apóstol Pablo nos habla claramente acerca de este asunto en el libro a los romanos: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó.  Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Romanos 1:18 al 20).

En el libro de Génesis 1:1 leemos: En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. Desde ese momento Dios se manifestó. Todavía no había seres humanos en la tierra, sin embargo, Dios se había manifestado por medio del testimonio de las estrellas además de todo lo que Él creó sobre la tierra. Hablamos de astronomía bíblica. Hay tanta belleza y tanta gloria en esto, que los astrónomos no salen de su asombro cuando estudian las estrellas.

La Biblia menciona que desde el principio existen las pléyades y las constelaciones; esto es lo que Dios le menciona a Job. Hay tanta gloria en lo que Dios ha hecho que el hombre termina adorando eso que Él creó para testimonio suyo, por eso el Señor dijo: “No sea que alces tus ojos al cielo, y viendo el sol y la luna y las estrellas, y todo el ejército del cielo, seas impulsado, y te inclines a ellos y les sirvas; porque Jehová tu Dios los ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los cielos” (Deuteronomio 4:19).

Los que no temieron a Dios hicieron todo lo contrario a lo que Dios no quería.

Durante esos 2500 años que no había escrituras, en aquel entonces las personas vivían cientos de años y no existía toda la distracción que hay ahora. En esas épocas los pastores cuidaban el ganado por largas horas en la noche y contemplaban el cielo. Entonces, ellos tuvieron revelación de parte de Dios acerca de los nombres de ciertas figuras que se han conocido desde el origen del hombre, y precisamente son las constelaciones. Digamos que ellos tenían mucho tiempo para observarlas. Job contempló la constelación de Orión y nosotros también la podemos contemplar hoy en día. Significa que a través de miles de años la posición relativa de las estrellas que forman la figura de Orión sigue siendo la misma.

Dice la Biblia en el Salmo 119:89: “Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos”. Dios creó el sol y la luna para que señoreen. Podríamos interpretar muchas cosas sobre el día y la noche; y podríamos entender que hay mensaje de Dios estables en el sol, en la luna y las estrellas. Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría. No hay lenguaje, ni palabras, ni es oída su voz. Por toda la tierra salió su voz, y hasta el extremo del mundo sus palabras. En ellos puso tabernáculo para el sol” (Salmos 19:1 al 4).

En esta época aun no existía la Biblia; sí había palabra de Dios y su mensaje estaba en el cielo. David fue uno de los que se deleitaba contemplando el cielo y declaró: “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?” (Salmos 8:3 y 4). Nosotros, con tantas distracciones apenas nos fijamos en el cielo, y de pronto, si hay un cielo estrellado decimos: “¡Qué linda noche!” Pero Dios hizo todo con propósito. En cuanto a las bacterias y virus que causan enfermedades, aún la muerte, una científica declaró: “Vivimos gracias a las bacterias y a los virus”.

La palabra de Dios, la historia de la humanidad, permanece en el cielo desde el inicio hasta el final, como declara el salmista en el Salmo 119. El cielo nos cuenta las cosas que sucedieron y las que van a suceder. ¿Qué relación tiene esto que expongo con la fiesta de Yom Teruah que se celebra en estos días seguida por Yom Kippur y luego la fiesta de Sucot? Precisamente en la posición de la luna, en cada una de estas fiestas que Dios ordenó, hay mensajes proféticos de acontecimientos pasados y futuros. Dice la Biblia en el Salmos 147:4: “Él cuenta el número de las estrellas; a todas ellas llama por sus nombres”. A Dios le decimos Jehová de los ejércitos y esos ejércitos son sus estrellas. Jesús dijo de satanás que es el príncipe de este mundo. Las guerras y los ejércitos están relacionadas a esos astros puestos por Dios.

Le dijo Dios a Job: “¿Podrás tú atar los lazos de las Pléyades, o desatarás las ligaduras de Orión?” (Job 38:31). Como dije, las pléyades ya eran conocidas cuando todavía ni siquiera había patriarcas ni había pueblo de Israel; cuando todavía no había palabra de Dios. Parece que Job sabía esto de la existencia de las pléyades y de la constelación de Orión. Digamos que de una estrella a otra en una constelación hay una distancia que permanece a través de miles de años, aun teniendo en cuenta que la tierra gira alrededor del sol y el sol gira por toda la vía láctea. Todo está en movimiento, y según entiendo yo, la posición relativa de las constelaciones son las mismas.

Las constelaciones que conocemos solo se ven desde la tierra; no se vislumbran desde ningún otro planeta del sistema solar. Y tiene que ver con la posición relativa de la tierra con el sol y de la eclíptica o ciclo del sol. O sea que todo fue creado para la tierra, para que ésta tuviera un firme mensaje establecido en las estrellas. En alguna oportunidad tal vez estudiemos lo que significan realmente las constelaciones de los signos del zodíaco; constelaciones que han sido pisoteadas por personas que han corrompido el verdadero mensaje que Dios estableció en el cielo para que conozcamos acerca de los acontecimientos pasados y futuros.

 

LA CONSTELACION DE ORION

 

Dijo Job: “Él hizo la Osa, el Orión y las Pléyades, y los lugares secretos del sur” (Job 9:9). La Cruz del Sur, tan usada por los navegantes, es una constelación que se ve solamente en el sur. Como en el libro de Job encontramos la constelación de Orión voy a tratar de explicar acerca de ésta. Se trata de unir estrellas como si estuviesen todas en un mismo plano; pero en realidad entre una y otra estrella pueden haber más de cien años luz. Una línea que une una estrella de otra no es la misma que marca la distancia entre ellas; porque desde nuestro campo visual una puede estar más lejos y otra más cerca.

Pablo le dijo a los corintios: “Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria” (1ª Corintios 15:41). Cada ser humano es único, su huella digital es única, asimismo su ADN. Cada ser humano es único e irrepetible. Dios es un Dios original. Lo mismo con las estrellas, Dios las hizo únicas e irrepetibles; no hay una igual a la otra. Dios le puso nombre a cada estrella, y llama a cada una por su nombre. La palabra gloria en el pasaje de 1ª Corintios se traduce como luz. Los astrónomos han clasificado las estrellas por su brillo. Cuando vemos una estrella Alfa significa que es la más brillante. Las 10 estrellas más brillantes del firmamento son estrellas Alfa; aunque pueden haber más de diez.

En la constelación de Orión hay una estrella llamada Betelgeuse, la cual es Alfa, de máxima magnitud; y hay otra llamada Rigel. Nadie sabe quién les puso esos nombres a esas estrellas; aunque sí sabemos por la palabra de Dios que Él mismo le puso nombres a las constelaciones y a las pléyades. Hay que tener imaginación para ver una figura de algo en las constelaciones. En algún momento de la historia, observadores humanos han relacionado las constelaciones con objetos, animales o figuras mitológicas. La constelación de Orión, por ejemplo, se relaciona con un guerrero según la mitología griega; aunque cada cultura tiene su propia interpretación de la constelación de Orión. La realidad es que Dios tomó un grupo de estrellas, les puso nombre y les dio un significado; y ese significado está en el cielo como un testimonio. Dios tiene inteligencia y sabiduría en lo que hace y nada hace porque sí. Orión entonces significa: guerrero, conquistador, y es el Príncipe que viene. Significa también que surge repentinamente como la luz. Rigel, la estrella más resplandeciente de la constelación de Orión; alguien la calificó como Beta, pero hoy se reconoce que es Alfa por el brillo que desprende. Según los astrónomos, la constelación de Orión es la que más fácil se ve en el cielo. Como Dios le puso nombre a cada estrella, cada nombre tiene un significado. La estrella Rigel, su significado es: pie que aplasta. Y Betelgeuse, otra de sus estrellas principales, significa “la venida de la rama”; dicho de otra manera, significa: la venida del Renuevo. Así como para algunos esta constelación es un guerrero, no se puede deducir si es hombre o mujer. Esto es revelación de Dios.

Respecto al significado de la estrella Rigel, pie que aplasta, recordemos lo que Dios dijo a la serpiente en Génesis 3:15: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”. Según la figura del guerrero, la estrella Rigel justamente se encuentra en el pie y en la axila digamos está la estrella Betelgeuse. ¿Por qué expongo todo esto? Porque necesitamos buscar más a Dios y reconocer que Él ha pensado muy bien las cosas. Estamos tan distraídos con tantas cosas que no levantamos nuestra mirada hacia el firmamento para deleitarnos en las estrellas que son creación de Dios, a las cuales les puso nombre y en las cuales puso gloria. Palabra del profeta Amós: “… buscad al que hace las Pléyades y el Orión, y vuelve las tinieblas en mañana, y hace oscurecer el día como noche; el que llama a las aguas del mar, y las derrama sobre la faz de la tierra; Jehová es su nombre” (Amós 5:8). Una pléyade no es una constelación, pero es un bellísimo conjunto de estrellas especiales que también están colocadas en un lugar del firmamento, y que a pesar de todos los movimientos de la galaxia permanecen firmes en el cielo. Como dijo el salmista: “Para siempre oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos”.

 

LA REVELACIÓN DE DIOS

 

Todos los movimientos en el firmamento son relativos, pero hay cosas que están ahí como un testimonio de que Dios ha hecho todo eso. En Génesis leemos que Dios ha puesto el sol, la luna y las estrellas para separar el día de la noche y sirvan de señales para las festividades o convocatorias de Dios; y para días y años. Dice la Biblia en Génesis 1:17 y 18: Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno”. En el cielo, a través de sol, la luna y las estrellas, se ven marcados los eventos de Dios que serán inamovibles. Jesús declaró: El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mateo 24:35).

Habiendo sido pisoteado por el hombre, el significado de las constelaciones, y de las pléyades, y el propósito de Dios a través de las estrellas, llegará el día en que se cumplirán todas las cosas que tienen que ver con el término que Dios le ha dado de tiempo al hombre en la tierra. Porque terminado el tiempo no habrá más tiempo, sino que habrá eternidad, y en la eternidad no hay tiempo. En la eternidad hay eternidad y no transcurre el tiempo.

Todas esas figuras del firmamento están girando alrededor nuestro y nos muestran las maravillas de Dios. Hay cristianos que leen el zodíaco que está dividido en 12 partes o doce segmentos del cielo, y en cada uno de ellos hay una constelación, y como entienden las cosas de Dios, cosa que no hacen los astrólogos, lo leen desde la constelación de Virgo la cual representa a la virgen María. Se sabe que es una mujer, que es virgen. Vuelvo a decir; la unión de las estrellas no muestra si es mujer u hombre, esto es revelación de Dios. Y la virgen lleva consigo una rama y una espiga de trigo que significa pan del cielo. Comienza entonces con la constelación de Virgo y termina con la de Leo, o sea, el León de Judá. Toda la historia termina cuando el Señor viene, ya no como un Cordero sino como un León.

También podemos vislumbrar algo de este conocimiento, en los egipcios; ellos tenían la efigie, una figura con cabeza de mujer y cuerpo de león, o sea que comienza con mujer y termina con león. ¡Que Dios nos dé gracia para escudriñar las escrituras! Porque hay algo más seguro que las constelaciones. ¡Tenemos la palabra de Dios!

Ha habido tres etapas de revelación de Dios; el tiempo en que no había escritura y la revelación era a través del trato de Dios con los hombres y las cosas que Él había escrito en las estrellas. La segunda fuente de revelación es la palabra de Dios, la Biblia o la Torah, la ley y los profetas. Y últimamente, dice el apóstol Pablo, Dios nos ha hablado a través de su propio Hijo; esa es la tercera revelación. Y la cuarta revelación es el Espíritu Santo; y la quinta es que Cristo viene pronto.

“Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento la obra de sus manos”. ¡Hay un mensaje de Dios en las estrellas y en las constelaciones! “El firmamento anuncia la obra de sus manos”, significa que anuncia, profetiza, acerca de lo que Él tiene planeado. Su obra no es lo que tú ves; su obra es lo que Él hizo desde un principio hasta que termine. ¡Esa es la gran obra de Dios!

Habiendo entendido esto, ya no decimos que las fiestas ordenadas por Dios son sólo de los judíos porque Dios dijo: “Son mis fiestas. Mis convocatorias”. Y las puso como pacto perpetuo entre Él y su pueblo. Entonces, cuando el pueblo salió de Egipto Dios estableció 4 fiestas, y en el otoño, a partir del primer día del mes séptimo se celebran tres fiestas proféticas. Las 4 primeras se han cumplido ya porque la sangre de Cordero ya fue derramada en Egipto y las tres que faltan son relativas a la venida de Jesús, al levantamiento de la iglesia, a las bodas de Cordero y al milenio.

En el Salmo 104 la Biblia vuelve a decir: “Hizo la luna para los tiempos”. Y tiempos en hebreo se traduce como Mo-hadim que significa fiesta convocada. Yo veo que, en medio de tantos acontecimientos, la iglesia está distraída. Aún me preguntan si la vacuna es la marca de la bestia. ¡Estamos muy despistados! La vacuna no es la marca del anticristo, pero sí creo que es un arma poderosa para introducir a la gente al temor y a la obediencia al nuevo gobierno mundial que viene. Además, por lo que he visto y oído es un arma letal para la reducción de la población. Si tú te quieres vacunar eres libre para decidir. Pero veo que hay falta de conocimiento bíblico por no haber escudriñado la palabra de Dios en estos temas que son tan importantes.

 

CONCLUSIÓN

 

En la Fiesta de Yom Teruah en Israel se acostumbraba a que 30 días antes se tocara trompeta anunciando el comienzo de esta festividad. Esta celebración se llama: La Fiesta de las Trompetas. Y de acuerdo a lo que yo he entendido de la palabra de Dios, esta fiesta se condice con la enseñanza de Jesús que señala que a la medianoche se oye un clamor. Esta es la parábola de las diez vírgenes, cinco de ellas prudentes y cinco insensatas. Las prudentes tenían suficiente unción, tenían luz suficiente para entrar a las bodas del Cordero. La fiesta de Yom Teruah no son las bodas del Cordero; la trompeta es el clamor que se oye a medianoche. Relaciono esto también con la profecía de Isaías que dice: “Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria” (Isaías 60:2). ¿Qué característica especial tiene la luna el día que se celebra Yom Teruah, anunciando que el novio ya viene? Que se hace el primero del mes séptimo, día en que la luna está en su fase más oscura. Esta luna es luna nueva, ésta recién está por aparecer, y no se ve porque se interpone entre la tierra y el sol, no se ve brillo en la luna sino oscuridad. Es un tiempo de oscuridad, y la fiesta sucede cuando se comienza a ver un haz de luz en la luna. Ese es el momento exacto. El día y la hora no se sabe, pero hay una señal; y el apóstol Pablo dijo: “Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón” (1ª Tesalonicenses 5:4).

A las vírgenes insensatas las sorprenderá este día y saldrán a pedir aceite; y las que estaban llenas del Espíritu Santo dirán: “Vayan a comprar, no sea cosa que nos dejen sin aceite”. Todavía no son las bodas, pero es el anuncio de las bodas. El Nuevo Testamento está lleno de expresiones que hacen referencia a Yom Teruah, pero nosotros no sabíamos que se referían a Yom Teruah porque ignorábamos las fiestas ordenadas por Dios. Dice la historia que, según la costumbre, había dos testigos observando el momento exacto en que aparecía el haz de luna, y cuando este haz de luz surgía, le hacían una señal al sumo sacerdote; éste, que estaba atento a la señal de los dos testigos –que era un abrir y cerrar de ojos, o sea, un pestañeo- le anunciaba inmediatamente a los de las trompetas, que tocaran las mismas, para comenzar la celebración.

En el Nuevo Testamento encontramos que Jesús y sus discípulos también participaban de esas fiestas. Oro para que la iglesia comience a tener temor de Jehová porque los tiempos se terminan. Mi oración es que no falte luz en tu vida. ¡Que Dios te alumbre!

“Padre, no queremos ser como esas cinco vírgenes insensatas. Nos presentamos delante de ti para que nos alumbres con tu palabra. No queremos estar distraídos en cuestiones vanas. Libra a tu pueblo Padre mío; alúmbranos con tu luz. Que tus hijos e hijas te teman y te busquen, y sean llenos del aceite de la unción del tiempo final para que no sean confundidos. Que abran sus corazones al conocimiento que viene de ti. Alumbra Padre. Que venga tu luz. Te lo pido en el nombre glorioso de Jesús, amén”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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