EN BUSCA DE PADRES - Misión Vida para las Naciones

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Montevideo

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MENSAJES DEL CIELO

EN BUSCA DE PADRES

INTRODUCCION

Hay muchos que me han dicho que soy padre de multitudes, pero a partir del último campamento de niños he asumido que verdaderamente Dios me ha hecho padre de multitudes.

He visto que ha aumentado la cantidad de niños que tienen deseos de morir. Una niña me dijo que no quería vivir más porque lo único que la motivaba a vivir era su perrito que se murió. Y uno se pregunta, ¿dónde está el padre de esa niña? ¿Dónde está la madre? A un hombre que me tenía cansado con su actitud y lo vivía rezongando, un día me dice: “¡Gracias por sus rezongos! Usted es como un papá”. ¡Es tan importante la paternidad!, y creo que todos estamos de alguna manera afectados por la falta de padres; por la paternidad que no hemos disfrutado.

Hemos visto en el último campamento que ha aumentado la cantidad de niños que sufren depresión. Niños que les cuesta abrir el corazón y contar lo que les pasa. La mamá de una niña no podía hacerse cargo de ella y la dejó al cuidado de la tía, entonces cuando le pregunté con quien vivía, con un dejo de tristeza me dijo: “Vivo con mi tía”.  Y no es que la tía fuera mala. Ella le daba todo lo que podía. Pero mamá es mamá y papá es papá.

Una mujer de unos 30 años que estaba acampando en el campamento de jóvenes, cuando me ve venir hacia ella se sorprende y llorando me dije: “¿Me puede dar un abrazo?” “Claro que sí”, le digo. “Por qué querés que te abrace?”, pregunté. A lo que me responde: “La sicóloga me dijo que le pida un abrazo porque usted tiene un abrazo paternal”. ¡Pensar que con un abrazo puedes sanar a alguien! Con sentarte solo un rato a conversar con un niño lo puedes marcar para toda la vida.

Se ha acentuado en mí esa necesidad de parte de Dios de ser padre de los que no tienen padre; o ser padre de aquellos que son huérfanos con padre en casa. Este tema lo he hablado en varias oportunidades, pero se hace necesario insistir hasta que penetre en la médula de los huesos. He visto la alegría de los niños cuyos padres se interesan en ellos. También he visto lo que pasa por causa de los padres que no tienen tiempo para sus hijos, porque tienen cosas más importantes para hacer. Yo le digo a los padres que lo más importante que tienen son sus hijos. No se es padre por el solo hecho de engendrar hijos. Hay hijos desperdigados por doquier que crecieron sin el padre que los engendró, porque nunca ejerció el rol que le correspondía.

Despertemos a la realidad de que lo más precioso del mundo somos los seres humanos. Y los más frágiles y débiles, y a quienes les tenemos que prestar más atención son los niños. Ellos son el legado que le dejamos al mundo. Somos los responsables de lo que sucederá con la siguiente generación; y eso es más importante que lo que queremos que suceda con nuestra generación.

Terminado el campamento, nos llevaron una niña de 5 añitos que tenía a su mamá internada en el hospital, y mientras tanto, el papá que vivía en unos de los hogares de Beraca, le mandaba mensajitos a la vecina. Sin importarle nada, el padre salió a la calle y se drogó. La niña de pronto se quedó sin mamá y sin papá. La nena lloraba pidiendo ir con la mamá y con el papá. Le dije que la iba a llevar con el papá que ahora estaba en otro hogar. “¡Qué alivio sintió esa niña!” La subí al auto y se quedó dormida. Ahora tenía paz porque iba con su papá. En cuanto al papá que ha reincidido muchas veces, le pedí a Dios que hiciera algo con él por amor a la niña. Cuando la nena lo vio se colgó de él. ¡La criatura amando a un hombre que era capaz de dejarla tirada, con la madre en el hospital!

A la mitad de la semana del campamento de niños hicimos una reunión con los maestros para animarlos y orar por ellos. No es fácil atender 15 niños todos los días. Están los rebeldes, los que se escapan y se meten donde no deben, los que pegan, los que rompen, los que roban, los que insultan. ¡Dios bendiga a los maestros! Los que me llamaron la atención, son los maestros que estaban quebrados y oprimidos; tenían una carga muy grande y se les había hecho muy pesado atender a los niños. ¿Por qué? Por las historias de algunos niños. Al escuchar esas historias, recordaron sus propias vivencias que eran similares. Arrastrar esas cargas del pasado se le hace pesado al maestro para poder ayudar a esos niños, porque todavía el pasado pesa. Bendito sea Dios por su palabra que dice que el que está en Cristo es una nueva criatura, que las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas. Jesús dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).

¡Bendito sea Dios que quitó mi carga de pensar en mí mismo para que piense en Uruguay! ¡Bendito sea el Señor que me trajo a esta tierra para alumbrar con su palabra! El papá de una niña abandonó su casa y a su mamá le cuesta mucho llevar adelante el hogar. La nena estuvo toda la semana del campamento disfrutando y diciendo que era hermoso todo lo que estaba viviendo. De repente se acerca a mí y me dice: “¿Usted es el apóstol?” “Si”, le digo; “Yo soy el apóstol”. “Le puedo dar un beso”, agrega. “¡Sí claro! ¿Por qué me queres dar un beso?” le pregunto. “Porque me contaron que usted soñó todo esto y es tan lindo. ¡Yo me quiero quedar acá!”, me dice emocionada. Le digo que es una niña bonita y ella me dice: “Yo creía que era fea. Me siento fea y me dijeron muchas cosas malas”. Le dije: “Haceme caso a mí. Dios te ha hecho hermosa, tenes una sonrisa hermosa”. Ella estaba feliz y yo la veía como una plantita que reverdecía.

¡Bendita sea la iglesia que Dios dejó en la tierra para mostrar su amor por el mundo! Sin ánimo de ofender a los padres, pero la realidad es que hay tantos padres que se portan mal con sus hijos; y es que no tienen nada para dar porque ellos no lo han recibido. Pienso en la necesidad de esos hombres y esas mujeres de no haber tenido padres. No tuvieron un padre que les amara, por lo que ellos no saben dar amor y no saben cómo ayudar a sus hijos. Leí un libro titulado: “La sociedad de los hijos huérfanos”. En su dedicatoria, el autor les agradece a sus padres, al que le ayudó a hacer el libro, a su hijo; y escribe, además: “A todos los hijos del corazón con los que la vida a cada paso me bendice porque cada uno sembró una semilla en mi alma”.

Yo bendigo a mi hija Vivi y a Betiana que son líderes de las actividades de niños y bendigo a los maestros. Bendigo a los cocineros que han estado toda la semana preparando la comida para tantos niños en el campamento perdiéndose todas las predicas; aunque saben que con lo que hacen están bendiciendo a esos niños. Bendigo a los que estuvieron de guardia cuidando el orden y la seguridad en los campamentos. Fue tan hermoso lo que hemos vivido que aún sigo quebrantado de todo lo que he aprendido. No sólo hemos sembrado semillas de bendición sobre esos niños, sino que ellos han sembrado sobre nosotros un deseo profundo de continuar haciendo lo que hacemos. Yo declaro que levantaremos una generación de gente que va a impactar las naciones.

A continuación, escribe el autor: “Quien se proponga observar con honestidad y sin prejuicio el escenario en el que vivimos los habitantes de esta sociedad y de este tiempo, verán niños y adolescentes a la deriva, librados a un destino incierto o destinados a ser presas de todo tipo de mercaderes, de manipuladores ideológicos, de operadores mediáticos, de impunes experimentadores pedagógicos, psicológicos, psiquiátricos y farmacológicos. De siniestros traficantes y de variados domesticadores”. Este es el panorama. Vas a encontrar gente adulta que tratan con amor a los niños y les sonríen; y lo que buscan es abusarlos. Donde no estás tú, otro irá. Y aún esos que maldicen a los niños abusando de ellos están entre nosotros, dentro de las iglesias. Son maestros, dicen que aman a los niños y así se le denomina a la pedofilia; amor a los niños. Dios no ha dejado en manos de esas personas a la niñez; la ha dejado en nuestras manos. ¡Los niños son de Dios!

TITULO

Quiero hacer referencia a una historia de la Biblia, cuya conclusión es: toda persona que no ha tenido paternidad, buscará paternidad toda la vida; aun cuando esté casado y tenga hijos. Yo lo he visto. Es una realidad. Hay padres que todavía se lamentan el no haber tenido padre o madre. Hombres grandes, casados; mujeres también, que sufren por la falta de padres presentes, consagrados a ellos, interesados en su bienestar.

En la época de los jueces, según señala la Biblia, no había temor de Jehová ni había conocimiento de Jehová y cada uno hacía lo que bien le parecía. En el libro de Jueces se repite varias veces que no había temor de Dios, no había rey, lo que significa que no había una cabeza y cada uno hacia lo que quería. En el libro de Jueces 17:5 la Biblia nos relata: “Y este hombre Micaía tuvo casa de dioses, e hizo efod y terafines, y consagró a uno de sus hijos para que fuera su sacerdote”.

Este Micaía no era de la tribu de los Levitas. Recordemos que los sacerdotes provenían de Leví; pero no cualquier levita podía ser sacerdote, tenía que pertenecer del linaje de Aarón. Como cada uno hacía lo que bien le parecía, a este Micaía se le ocurrió hacer un negocio de venta dioses como esos que hay por ahí que venden santos y velas. Si alguien necesitaba algún dios, él se los vendía; o un terafín que era una estatuilla de un dios doméstico pero que no representaba ninguna deidad, así como lo es una ristra de ajo, una pata de conejo, etc. Tal vez si cuelgas una pata de conejo los demonios tiemblen. O si comes algunos dientes de ajo serás libre porque cuando les respires van a huir.

Micaía también fabricó efod; esto era una vestimenta sagrada, hoy sería lo que se usa para las misas. El efod era para uso de las ceremonias religiosas y solamente lo podía usar un sacerdote. Pero como cada uno hacía lo que bien le parecía; Micaía los fabricaba y los vendía. Lo que le faltaba era un sacerdote y como no había nadie a la vuelta, agarró a un joven de Belén de Judá, el cual era levita, forastero allí, y lo consagró como tal. ¡Este hombre estaba bien desnorteado! En todos mis años en el ministerio una de las luchas más arduas que he tenido fue tratar de hacerle entender a la gente que lo que siente no sirve para nada. No te dejes afectar por lo que sientes; déjate afectar por el Espíritu Santo. Tienes que estar convencido de que Dios te lo mostró.

Le dije a una mujer que ella era sensual y me miró extrañada por lo que le dije. Sensual es quien depende de los sentidos o de lo que siente; no es solo algo que tiene que ver con el sexo, tiene que ver con los sentimientos. No vivas por lo que sientes porque eso te hace extraviar. En cambio, la palabra de Dios te mantiene en el rumbo.

Dice la Biblia en Jueces 17:7: “Y había un joven de Belén de Judá, de la tribu de Judá, el cual era levita, y forastero allí”. Este joven, aunque vivía en Judá era del linaje de Leví; y andaba despistado también porque era forastero allí. Continúa diciendo el relato de Jueces: “Este hombre partió de la ciudad de Belén de Judá para ir a vivir donde pudiera encontrar lugar; y llegando en su camino al monte de Efraín, vino a casa de Micaía. Y Micaía le dijo: ¿De dónde vienes? Y el levita le respondió: Soy de Belén de Judá, y voy a vivir donde pueda encontrar lugar. Entonces Micaía le dijo: Quédate en mi casa, y serás para mí padre y sacerdote; y yo te daré diez siclos de plata por año, vestidos y comida. Y el levita se quedó. Agradó, pues, al levita morar con aquel hombre, y fue para él como uno de sus hijos. Y Micaía consagró al levita, y aquel joven le servía de sacerdote, y permaneció en casa de Micaía. Y Micaía dijo: Ahora sé que Jehová me prosperará, porque tengo un levita por sacerdote”.

Micaía andaba buscando padre; estaba desorientado. No sólo no había rey en Israel. No había Dios. ¿A quién vas cuando tienes una situación adversa? ¿Hay Dios en tu vida o no? ¿A quién consultas? La Biblia nos dice que Dios es nuestro Padre. Hasta que una persona no experimenta a Dios como Padre en su vida, vive desorientada, hace lo que bien le parece; y después se encuentra con que eso que le pareció que estaba bien, en realidad no estaba bien. Un padre orienta y protege. Un padre sustenta. Hay miles de jóvenes que caminan por la vida sin padre, sin orientación ni sustento, haciendo lo que bien le parece. Hasta que encuentra a un padre en un pastor o un líder; alguien que lo guía al verdadero Padre.

El mundo está falto de padre. Muchos son los niños y jóvenes faltos de paternidad. El oficio más importante es el de madre y padre. Oro para que Dios ponga en ti un corazón de padre y de madre. Tienes que anhelar ser bendición para los niños y jóvenes. Que ellos vean en ti a Dios y que lo amen. Micaía pensó que estaba completo, tenía un negocio de dioses, terafín, efod; había puesto a uno de sus hijos para que fuese sacerdote y lo cambió por el joven levita que era mejor; que, aunque era levita, no era del linaje de Aarón. Pero andaba cerca. Todos estaban conformes. ¡Tener una santería con un sacerdote era un negocio redondo!

Un día, la tribu de Dan, que era pequeña, andaba buscando territorio, porque cuando en la conquista de la tierra prometida, esa tribu se había quedado sin tierra. Entonces mandaron emisarios a buscar territorio. Estos encontraron una ciudad con gente desprevenida y pensaron que sería fácil atacarlos y quedarse con esa ciudad. Llegaron entonces a la casa de Micaía y se encontraron con el joven. Los espías dieron informe que habían encontrado una tierra que podían conquistar y estaban seguros que iban a ganar ya que era gente desprevenida y ociosa. La tribu de Dan tampoco tenía sacerdote, entonces conquistan la tierra y se llevan al joven.

Dice la Biblia en Jueces 17:18 al 20: “Entrando, pues, aquellos en la casa de Micaía, tomaron la imagen de talla, el efod, los terafines y la imagen de fundición. Y el sacerdote les dijo: ¿Qué hacéis vosotros? Y ellos le respondieron: Calla, pon la mano sobre tu boca, y vente con nosotros, para que seas nuestro padre y sacerdote. ¿Es mejor que seas tú sacerdote en casa de un solo hombre, que de una tribu y familia de Israel? Y se alegró el corazón del sacerdote, el cual tomó el efod y los terafines y la imagen, y se fue en medio del pueblo”.

Micaía salió dando voces detrás de ellos: “¡Se llevan mi sacerdote!” Pero lo amenazaron los de Dan y se tuvo que volver. Micaía se quedó sin padre. ¡Qué terrible aquellos que van de iglesia en iglesia buscando un pastor que les caiga bien! Esos que andan buscando padre, que aún no saben cuál es su iglesia ni quien es su pastor. “Sí, yo lo escucho a Márquez, pero me han dicho cosas de él. Además, lo he visto que tiene unos gestos que no me gustan”. En resumidas cuentas, no quiero padre, voy a hacer lo que bien me parezca.

CONCLUSIÓN

¿Qué significa hacer lo que te parece? Si te parece, no tienes certeza de qué es cierto y qué es verdad; solo te parece. Quien hace lo que siente siempre vivirá en incertidumbre. La fe es la certeza de lo que se espera, y la convicción de lo que no se ve. La fe no se trata de lo que me parece. Dios hoy quiere levantar padres y madres para la generación de niños huérfanos. No hagas lo que te parece. Decídete si perteneces a esta casa o no, si yo soy tu pastor o no. No es cuestión de caerte simpático, ni de que si te parece. El Señor necesita levantar un ejército de personas que sean padres y madres para esos sus niños que Él ha traído al mundo.

¡Deja a los niños entrar en el reino de los cielos! Deja que los niños vengan a Jesús y que lo conozcan, pues conociéndolo a Él, conocerán el bien. Deja que conozcan al verdadero Padre. ¿Podrás decirle a Dios hoy te ofrezco mi vida? Bendigo a esos maestros que han dejado su trabajo para hacerse cargo de los niños en el campamento. Bendigo a esos maestros que han usado sus vacaciones para hacer la tarea de Dios. ¿Crees que Dios te va a dejar sin paga? Él te va a pagar mejor que Micaía o que la tribu de Dan. Tal vez haces muchas cosas que para ti son importantes, pero para Dios no. Las cosas importantes para Dios son las almas. Y si dices que amas a Dios tu prioridad van a ser las almas, no tus asuntos personales o lo que te parece. La iglesia quiere multiplicar los merenderos en los barrios. ¡Benditos los que trabajan todo el año alimentando a los niños y enseñándoles la palabra de Dios! Les llevan a esos niños bendición del cielo, pura, sin ídolos de por medio ni terafines.

“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”; así dice Proverbios 22:6.

Viene a mi memoria, una mujer que venía a la iglesia desde pequeña. Su mamá la traía y había mucho conflicto en su hogar; tanto que terminó en divorcio. La niña muy desorientada, con un papá muy conflictivo, y aun su mamá estaba conflictuada ya que toda crisis matrimonial desestabiliza. Pasado el tiempo, la mamá se fue a otra iglesia. La niña creció, y un día pidió hablar conmigo. Me recordó quién era su mamá y le pregunté qué la había traído de regreso a la iglesia. Ella me respondió: “Vine, porque esta es mi casa”. Estaba muy conflictuada y yo la aconsejé, pero nada alcanzaba. Hoy esa niña es una mujer casada, es la directora de arte de la iglesia y una feliz mamá que ha presentado a Dios a su hijita ante toda la congregación.

¿Sientes el llamado de Dios para consagrar tu vida para bendecir a los niños? ¿Entiendes que eres responsable por los niños del mundo?

Oramos: “Padre, tomamos el desafío que nos has presentado hoy. ¡Bendícenos para que seamos bendición! Nos ponemos en tus manos. Que nuestras vidas sean un altar continuo para ti, Señor. Llénanos con tu Espíritu Santo para hacer tu obra, te lo pido en el nombre de Jesús, amen”.

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