LA BATALLA QUE DEBES GANAR - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

LA BATALLA QUE DEBES GANAR

INTRODUCCIÓN

Cuánta necesidad hay de recibir luz en nuestra mente y en nuestro entendimiento, para ser victoriosos, bendecidos y prosperados. Quiero hablarles acerca de un tema que ya he venido hablando pero Dios me mueve a insistir. La mente humana es un territorio importantísimo que debe ser sometido al Espíritu Santo; los problemas y las dificultades más importantes que enfrentamos tienen que ver con nuestra propia mente. Nuestras circunstancias son consecuencia de decisiones tomadas, toda decisión que tomamos afecta el destino y el rumbo de nuestra existencia. Tenemos la tendencia a creer y a confesar, que los fracasos que vivimos son a causa de personas que nos rodean, tenemos la tendencia de transferir a nuestros cónyuges, a nuestros pastores, a nuestros padres, nuestra vida fracasada y frustrada, pero lo cierto es que cuando vengamos delante de Dios a dar cuantas de nuestras obras, vamos a tener que hacernos responsables delante de Él, de cada decisión que tomamos. Aquí abajo todavía podemos decirle al pastor o al hermano o a cualquiera, culpa de mi padre, o de mi madre, culpa de mi esposa, culpa de mis esposo, pero cuando lleguemos allá arriba no va a ver nadie, no va a estar nuestro padre, ni nuestra madre, y Dios nos hará responsables de todos nuestros actos y de todas nuestras decisiones. Es necesario que maduremos y entendamos, y debemos hacernos responsables de la clase de vida que vivimos.

La vida que vivimos es el resultado de la suma de todas las decisiones que tomamos, y las decisiones que tomamos, las tomamos nosotros mismos, y están relacionadas con nuestra mente y con nuestros pensamientos. Los pensamientos que habitan en nuestra mente trabajan en las palabras que hablamos y en los hechos que cometemos, en las obras que hacemos y en decisiones que tomamos, por lo tanto es importantísimo conocer qué hay en nuestra mente, qué hay dentro de nuestro entendimiento.

HOMBRE CARNAL Y HOMBRE ESPIRITUAL

El apóstol Pablo que le escribía a los efesios en el capítulo 1, versículos 16 hasta el 18: “…no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos”. Espíritu de sabiduría y espíritu de revelación en el conocimiento de él, y ¿con que entendemos? Con la mente, todo lo que tiene que ver con sabiduría tiene que ver con la mente, todo lo que tiene que ver con inteligencia tiene que ver con la mente, todo lo que tiene que ver con memoria tiene que ver con la mente, todo lo que tiene que ver con recuerdos tiene que ver con la mente, todo lo que tiene que ver con decisiones tiene que ver con la mente, todas las palabras que hablamos tienen que ver con la mente, todas las decisiones que tomamos tienen que ver con la mente, por lo tanto, la mente es un lugar sumamente importante a ser tenido en cuenta. ¡Padre amado abre los ojos de mi entendimiento, te lo pido en el nombre de Jesús, abre mi entendimiento, alumbra los ojos de mi entendimiento!

Leemos los versículos 19 y 20: “y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales…” El conocimiento de la gran esperanza que tenemos en Cristo, el conocimiento de la gran gloria que está reservada para nosotros y el poder experimentar la supereminente grandeza que opera en nosotros, tiene que ver con el grado de entendimiento, de conocimiento por causa de la revelación de Dios a nuestras vidas.  

Habían discípulos de Jesús que oían las cosas sin entenderlas, y Jesús les tenía que decir: ¿Todavía estáis sin entendimiento? Y hubo discípulos que caminaron con Jesús y hablaron con Jesús y no entendieron que estaban hablando con Jesús y que estaban caminando con Él. Si la mente no está liberada, mejor dicho si la mente no está bajo la autoridad del Espíritu Santo, la mente no puede llegar a ver, no puede llegar a entender lo que Dios le quiere revelar. Dice la Biblia acerca de la mente que en otro tiempo el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos para que no les amanezca ni se manifiesta la gloria del evangelio de Jesucristo, y dice la palabra de Dios que el hombre natural no puede entender las cosas del espíritu porque son cosas que se han de discernir espiritualmente, y cuando habla del hombre natural el nuevo testamento, se traduce la palabra natural de la palabra “síquico”; el hombre síquico no puede entender las cosas de Dios, no las puede discernir porque son cosas espirituales y se han de discernir espiritualmente. Se necesita un toque de Dios en la mente para que se abra el entendimiento y nuestra mente comience a entender las cosas espirituales. ¡Se trata realmente de un milagro!

Con nuestra propia alma no podemos llegar a entender las cosas espirituales ni podemos llegar a ser espirituales. Jesús enseñó que lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del espíritu, espíritu es, se trata del anhelo de Dios de hacer funcionar nuestra vida espiritual por sobre nuestra vida almática. La vida espiritual que Él ha engendrado y ha puesto en nosotros, por sobre nuestra vida síquica.

El hombre natural y carnal no puede entender las cosas de Dios; carnal le llama el apóstol Pablo al que vive gobernado por su carne, por su naturaleza pecaminosa. Nosotros los seres humanos, tenemos espíritu, alma, y cuerpo. ¿Con que peca usted? ¿Con que área peca? Cuerpo y alma. Con las manitos pecamos, con los ojitos, se peca con el cuerpo y con el alma, mente, voluntad y emociones. Jesús enseñó que había pecados que eran concebidos en el alma, antes que ser cometidos en el mundo visible. Cualquiera que mira a una mujer para acostarse con ella, ya adulteró con ella en su corazón, y hay pecados que se cometen dentro de nuestra mente, de nuestra voluntad y de nuestras emociones; los pecados son concebidos en el alma, por lo tanto nuestra carne tiene que ver con nuestro cuerpo y tiene que ver con nuestra alma.

Entonces hay un área espiritual y un área carnal, y todos nosotros nos movemos a través de las cosas que vemos y de las cosas que entendemos, y cuando  digo con las cosas que vemos estoy hablando de las cosas que vemos con los ojos naturales, pero también estoy hablando de lo que vemos a través de nuestro entendimiento, o lo que vemos a través de la visión que Dios nos da. Hay dos clases de visión, la visión de la vista, y la visión espiritual. Todas esas cosas trabajan dentro de nuestra mente, por lo tanto los pensamientos de la mente son la cosa más importante que nos lleva a hablar, a pensar, a actuar.

Los pensamientos son lo más importante, así que un lado tenemos la vista natural, y por otro lado tenemos la visión, la visión espiritual, pero dentro de la visión espiritual tenemos la visión carnal, la visión del alma y la visión del espíritu, la visión de Dios. Y allí es donde la palabra de Dios quiere penetrar y la palabra de Dios es como una espada de doble filo que penetra hasta partir el alma y el espíritu; la palabra de Dios viene a cortar, a dividir lo que es del alma de lo que es del espíritu, porque todo lo que proviene del alma jamás podrá agradar a Dios.

Hay un problema muy grande cuando el creyente no sabe discernir si lo que está en su corazón o lo que está en su mente proviene de Dios o proviene de su alma. Todo lo que decimos y hacemos proviene de pensamientos, por lo tanto no podemos ignorar si los pensamientos que tenemos son nuestros o son de Dios. Todas las cosas que hacemos tienen origen en ideas, todas las cosas que vemos y todas las cosas creadas, todas las cosas fabricadas tienen que ver con ideas por lo tanto lo primero que juzgará Dios serán las ideas; los pensamientos son el origen de tus decisiones, de tus obras y por lo  tanto si conocemos el origen de nuestros pensamientos podremos detener a tiempo nuestra máquina de pecar para que agrade a Dios. Lo que agrada a Dios no  es lo que proviene del alma sino lo que proviene del Espíritu Santo. ¡Todos lo cristianos hemos sido rescatados por Cristo, todos hemos sido rescatados para abandonar nuestros propios planes, nuestros propios pensamientos, hemos sido rescatados para renunciar a nuestra alma y someter nuestra alma a los designios del Espíritu!

Todas las cosas que provienen del alma se levantan contra el espíritu y todas las cosas que provienen del espíritu se levantan contra el alma; el alma y el espíritu son irreconciliables, lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del espíritu, espíritu es. Hay ideas de Dios y hay ideas del hombre, cuando nuestra alma cayó bajo el poder del pecado, cuando nuestra alma fue contaminada por causa del pecado, quedó contaminada, y en la Biblia se llama naturaleza pecaminosa, se llama viejo hombre y dice que nuestro viejo hombre está viciado con deseos engañosos y lo que Dios quiere es que entendamos la diferencia y que podamos frustrar los deseos y propósitos de nuestra vieja naturaleza y podamos vivir en nuestra nueva naturaleza.

Dice el apóstol Pablo que aunque andamos en la carne, no militamos según la carne (2° Corintios 10:3) ¿A cuántos le gusta andar en la carne? ¿En que otra cosa podrías andar que nos sea la carne? ¿Quién tiene un cuerpito espiritual? Si te pellizcas te vas a dar cuenta que eres de carne. La Biblia textual traduce este versículo de la siguiente manera: “Aunque vivimos en la carne (somos un espíritu que vive en un alma y en un cuerpo, somos un espíritu que tiene alma y que vive en un cuerpo), no militamos según la carne”.

Aunque vivimos en la carne, no militamos según la carne, porque las armas de nuestra milicia, si no son de la carne son del Espíritu. Vivimos en el cuerpo pero las armas que usamos no son del cuerpo. Nuestras armas no son carnales, -las armas de la carne son argumentos son pensamientos-, sino que son poderosas para destrucción de fortalezas, confrontando todo argumento y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios. El problema más grande que tenemos es en la mente. Este pasaje refiere a nuestras armas que son poderosas para destrucción de fortalezas; cuando habla de fortalezas habla de fortalezas en la mente: ¿Qué son las fortalezas en la mente? Son estructuras en los pensamientos que hemos aprendido de niños; dice el Apóstol Pablo “nuestra vana manera de vivir que hemos heredado de nuestros padres” porque nuestros padre pensaban así y hacían así y nosotros estamos cuadrados como ellos y tenemos esas fortalezas, de las que debemos librarnos.

Hay algunos que echan al diablo fuera, y me dicen: ¡Pastor, eché fuera a Satanás y no va a volver nunca más! Lo atan, lo hacen un matahambre, y el diablo aparece a los dos días… ¡El problema más grande es nuestro entendimiento! Entonces, dice la Biblia que las armas de Dios son poderosas para destruir fortalezas, confrontar, refutar argumentos, argumentos tiene que ver con ideas, y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios y eso también tiene que ver con la mente y tiene que ver con pensamientos y tiene que ver con argumentos.

Tienes un serio problema con la mente, el problema no son nuestros pensamientos malos y nuestras ideas malas. El problema más serio son nuestros pensamientos buenos, son nuestras buenas ideas, porque como usted sabrá hay varios tipos de carnes, hay carnes dura, hay carne de puchero, hay muchas carnes de distinta dureza hasta llegar al filete de lomo, digamos que nuestras buenas ideas, y nuestros buenos pensamientos son filete de lomo, no son carne de puchero. O sea que es carne sabrosa es carne tierna y carne apetecible, filete de lomo. También la carne sabe imitar la obra del espíritu, y hasta a veces parece que la carne fuera espiritual. Pero siempre y hasta la muerte la carne será carne, lo que es nacido de la carne, carne es, y la carne nos es sujeta a Dios, ni puede sujetarse a Dios. ¿Saben lo que hacen algunos cristianos al no poder sujetar la carne a Dios? Culturiza la carne, la vuelve religiosa y le enseña religión y la carne aprende los diez mandamientos, el salmo 23, y el salmo 119 que es el más largo, la carne aprende el salmo 1, aprende el sermón el monte, ¡aprende todos los pasajes bíblicos!, pero la carne es carne. Entonces el creyente carnal tiene atada su alma a su espíritu, tiene ligada su alma y su espíritu, de tal manera  que no entiende qué pensamientos son de Dios y qué pensamientos no son de Dios.

LOS PENSAMIENTOS DE DIOS EN NUESTRA MENTE

Dice la Biblia que la manera de pensar de la carne es contra el espíritu y que la manera de pensar del espíritu es contra la carne; es irreversible, es una guerra muerta, si usted deja a la carne en libertad se va a poner arriba del espíritu: “Señor, ahora consagro mi carne, Señor ahora santifico mi carne”. Nunca la carne producirá algún pensamiento que agrade a Dios, jamás. La carne jamás producirá una idea respecto de la cual Dios diga: ¡Guau!! ¡Qué idea! Todo lo contrario, Dios quiere poner sus pensamientos en nuestra mente. Leemos en Isaías 55:7-9: “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.

¿Qué es lo que quiere Dios? ¡Dios quiere dentro de nosotros sus pensamientos! Tengo que emprender una guerra a muerte contra mi carne, tengo que hacer prevalecer mi espíritu contra mi carne, y debo hacer morir  por el espíritu las obras de la carne. Más importante que mi lucha contra Satanás es la lucha contra mi carne, mi naturaleza se levanta contra Dios, mi naturaleza piensa contra Dios, el mejor de mis pensamientos, la mejor e mis ideas son contra Dios, por cuanto la carne no puede agradar a Dios.

Dios quiso hacer una obra nueva en nosotros, el que no naciere de nuevo no puede ver el reino de los cielos, no puede entrar en la vida eterna. Ese nuevo nacimiento incluye una nueva naturaleza, no natural, no una naturaleza carnal, sino una naturaleza espiritual, una nueva naturaleza espiritual para que domine sobre la naturaleza carnal. ¡Oh Señor, que crezca en mí la naturaleza que tú me has dado, nueva, regenerada!

¿Usted piense que puede tener alguna buenísima idea que lo vaya a sorprender a Dios?, ¡que diga guay! Qué linda idea que trae esta persona. Dice la Biblia en el salmo 94 versículo 11: “Jehová conoce los pensamientos de los hombres, que son vanidad”. Jehová conoce todos los pensamientos, no hay un solo pensamiento del hombre que sirva. Dice la Biblia que Jesucristo fue hecho por nosotros sabiduría de Dios (1° Corintios 1:30); dice también la Biblia que nosotros hablamos sabiduría de Dios, pero sabiduría oculta, que los príncipes de este siglo no conocieron, sabiduría revelada que no se ha manifestado en el corazón de los príncipes de este siglo, pero Dios nos la reveló a nosotros por el espíritu (1° Corintios 2:7-8).

Conocimiento de Dios revelado por su palabra, inteligencia de Dios revelada, es un producto que viene por comunión con Dios, es un producto que viene por amor a Dios, usted va a conocer muchos científicos que saben mucho de física y de matemáticas pero para  llevar adelante su hogar son unos burros, usted va a conocer a muchas personas que en el nivel natural, que en el nivel carnal y humano tienen una sabiduría especial, pero en cuestiones espirituales son necios. Porque hay una sabiduría que es humana, que es terrenal, que es natural, que es animal, y que es diabólica, pero hay una sabiduría que viene de Dios, una sabiduría que nos es revelada a nosotros por su Espíritu.

Jehová conoce los pensamientos del hombre que son vanidad. ¡Señor, renuncio a mis pensamientos! ¡Señor, vengo a ti, he recibido tu palabra, renuncio a mis pensamientos, confieso, reconozco que mis pensamientos son vanidad, te pido perdón en el nombre de Jesús!

Proverbios 19:21 afirma: “muchos son los pensamientos en el corazón del hombre más el consejo de Dios prevalecerá”. ¿Qué es lo que prevalecerá? El consejo de Dios. El consejo de Dios se puede traducir como el propósito de Dios, el precepto de Dios, la idea original de Dios; cuando Dios vio que el hombre se contaminó con el pecado, dijo nunca más voy a permitir que el hombre haga mi obra a menos que deje morir su vida almática, yo voy a hacer que prevalezcan mis  pensamientos.

El hombre nació para unirse a Dios en sus propósitos y en sus planes; tú has nacido para Dios, tú has nacido porque Dios tiene un plan contigo, tú no has nacido para tus propios planes, ni para tus propios pensamientos. Dios tiene un plan eterno y te ha incluido a ti en su plan eterno, tú tienes que encontrar el plan eterno de Dios para tu vida, el plan de Dios comienza antes que tú llegues al planeta tierra y continúa después que tú te vayas, tú eres una parte del proyecto de Dios. No te equivoques con lo que ves y con lo que piensas. Yo estoy haciendo cosas que estoy segurísimo que van a continuar después de mí. No mirando nosotros las cosas que se ven porque son temporales sino mirando las que no se ven porque son eternas.

Me admira que Abraham se tomó de las ideas de Dios; Dios le dijo que haría de él una gran nación, así que él ya no se veía más como un hombre sino como una nación; sin embrago se murió con un solo hijo, pero se murió creyendo que él sería una gran nación.

El hombre de Dios no tiene puestos sus pensamientos, sus ideas en las cosas visibles sino en las invisibles y eternas de Dios. Hemos sido llamados por Dios para entrar en la dimensión de la eternidad. Todas las ideas de Dios son buenas, el consejo de Dios prevalecerá, la idea de Dios prevalecerá. Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre pero solamente prevalecerán los planes de Dios.

Los planes del hombre no son eternos, son circunstanciales; reaccionamos por la manera que nos miraron, por las palabras que nos dijeron. Somos muy terrenales, somos muy de acá, pero los pensamientos de Dios son altos, muchos más altos que los nuestros. Por su Espíritu Él quiere hacernos entrar en esa dimensión de la eternidad. Por lo tanto yo tengo que renunciar a mis pensamientos, tengo que usar las armas de Dios para destruir mis estructuras mentales, debo permitir que Dios instale sus ideas: Todas las ideas de Dios son buenas, simplemente hay que creer esto.

Cuando Dios hizo la creación y creó todos los animales, vio Dios lo que había hecho y que era bueno. Todo lo que existe es fruto de una idea, vio Dios lo que había hecho y he aquí que era bueno, e hizo al hombre a su imagen y semejanza, y cuando lo vio Dios y estaba terminado el hombre, vio Dios y era bueno en gran manera. ¡Todas las ideas de Dios son geniales, todos los diseños de Dios son geniales! A usted le puede causar repulsión un sapo y decir, ¡qué horrible! Pero Dios te va decir, “no hables así de mi sapito”. Lo que pasa es que nosotros no vemos las cosas como Él las ve; todas las ideas de Dios son buenas, ¡todas!

Tú eres el fruto de una idea de Dios; cuando Dios me hizo a mí tuvo una fabulosa idea. Tú crees que cuando te hizo, andaba mal del hígado, o con alta presión y no le salió bien la oreja, o como algunos dicen, que llegaron tarde a la repartida de alguna cosa. Claro, si no te gusta tu nariz es porque no ves las cosas como las ve Dios. Él es sumamente creativo, no hace una persona igual a la otra, y siempre nos pone algún sello distintivo. A muchos el sello distintivo es la nariz, pero te aseguro que Dios te puso la nariz de sello y aunque sea grande, dice de ti: ¡Qué lindo que quedó!

¡Eres el diseño de Dios! Tú te puedes ver fea en el espejo, pero Dios jamás te verá fea, es más, somos el fruto de las obras del amor de Dios, todo lo que Él hace es motivado por amor. Algunos de ustedes son el fruto del amor de papá y mamá, pero a algunos otros, les han dicho que vinieron por casualidad, no los esperaban, y ahora los tienen que aguantar! Algunos nacieron por causa de un incesto, o nacieron por causa de alguna violación. Desde el punto de vista humano digamos, no fueron amados, pero desde el punto de vista de Dios jamás, jamás, vinieron por casualidad. Dice la Biblia que en su libro estaban escritas todas las cosas que luego serían formadas, sin faltar ninguna de ellas (Salmo 139:16).

¡Qué maravillosos son los pensamientos de Dios! Él tiene pensamientos para tu vida y todos son geniales, y es ridículo comparar mis pensamientos con los de Dios, es ridículo comparar mis planes con los de Dios, es ridículo tratar de empecinarme en hacer de mi carne algo aceptable a los ojos de Dios como si mi carne pudiera producir algo bueno. ¡Tu carne no puede producir nada bueno! La mejor de tus ideas es tan carne como la peor de tus ideas, el Señor Jesús dijo en San Juan capítulo  6 versículo 66 que el espíritu es el que da vida, la carne para nada aprovecha. Por eso el apóstol Pablo cuando les escribe a los efesios, les dice “y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios” (Efesios 4:23-24). “Renovaos”; el verbo que se utiliza aquí es un presente continuo. En realidad no debiera traducirse renovaos, sino que debiera traducirse “y que estéis continuamente siendo renovaos en el espíritu de vuestra mente”.

El problema es el espíritu que opera en la mente; yo he enseñado muchas veces que las palabras tienen espíritu. Usted puede decir una palabra con un espíritu y después puede decir la misma palabra con otro espíritu; si usted tiene odio dentro suyo le va salir una palabra áspera y ruda, si usted tiene un espíritu de tristeza va a venir una palabra que tiene espíritu de tristeza, hasta se pueden discernir las palabras que dicen las personas.

Tus palabras tienen espíritu, y el apóstol Pablo dice “renovaos en el espíritu de vuestra mente”. ¿Cuál espíritu les parece que querrá el apóstol Pablo que tengamos dentro de nuestra mente? Si son los pensamientos de Dios, no puede ser otro más que el Espíritu Santo gobernando nuestra mente.

CONCLUSIÓN

“Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” decía el rey David (Salmo 119:105); es la palabra de Dios la que te trae la revelación de Dios. Que la palabra de Dios more en abundancia en tu corazón, que nada te impida venir a la casa de Dios, para adorarle, para expresarle tu amor y recibir el consejo oportuno del cielo. Que nada, ni nadie, te prive de adorar a Dios, de buscarle a Dios en oración cada día, que nada te prive de escuchar música cristiana inspirada por Dios.

Satanás está infiltrando la mente de los creyentes 24 horas al día, a través de conversaciones, de música secular, a través de noticieros, de revistas, a través de la televisión, a través de lo que sea; las ideas y los pensamientos de satanás están siendo bombardeados, día y noche sobre los creyentes, y los creyentes necesitan más horas con Dios, más horas en la iglesia. Tienes que venir más de una vez por semana a la iglesia, y tienes que honrar y servir a Dios con tus bienes, con tu vida, con tus palabras, y debes velar para que  el espíritu de tu mente sea renovado, y el espíritu de tu mente será renovado con palabras espirituales. Aún dentro de la misma iglesia no seas amigo de los carnales; los carnales hablan sólo carnalidades, examina las charlas que tienes. Si quieres ser espiritual júntate con gente espiritual. Los espirituales hablan cosas del espíritu, se identifican fácilmente, y los carnales también. Decide ser espiritual, decide que vas a ordenar tu vida para que la palabra de Dios no falte en tu mente, y en tu corazón. Las palabras que yo hablo, dijo Jesús, son espíritu y son vida (Juan 6:63).

“Padre amado, hoy vengo delante de ti en el nombre precioso y poderos de Jesús para pedirte perdón por haber aceptado el dominio del alma, sobre mi vida espiritual. Perdóname Señor, líbrame; hoy  vengo voluntariamente a renunciar, arrepentido, a pedir que tu espíritu tome el control de mi mente. Ven y renueva mi mente Señor, ven y sopla tu espíritu, ven y glorifícate en mi vida. Renuncio  a mis pensamientos destruye mis fortalezas heredadas de mis padres, mi vana manera de vivir, mi vana manera de pensar, destruye, yo hoy autorizo a tu espíritu santo a obra con poder en mi vida, renuncio a mi voluntad, renuncio a mis ideas, y abro mi corazón y alumbra los ojos de mi entendimiento. Envía tu luz, lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera en mi camino. Hago esta oración con plena confianza, con plena certeza que tú obrarás. Sopla sobre mí tu espíritu de poder de amor y de dominio propio. Dame dominio propio sobre las intenciones, sobre los planes sobre los pensamientos de mi alma. Hoy me someto a ti en el nombre de Jesús amen”.

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