OYE A DIOS Y VIVIRÁS - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

OYE A DIOS Y VIVIRÁS

INTRODUCCIÓN

Hay noticias recientes que me han impactado; he visto filmaciones de miles de personas que huyen de la guerra caminando por más de doscientos kilómetros, sin agua y sin comida, cargando a sus hijos y dejando su tierra por temor a que los maten. Son musulmanes huyendo de musulmanes. No cualquiera sueña con irse huyendo de su país. Miles de personas emprendieron una marcha por la autopista húngara hacia la frontera de Austria; en tanto Alemania abre sus brazos para recibir a los refugiados y yo declaro que Dios va a bendecir esa nación que dispuso su corazón para recibir a miles de personas. ¡El mundo está complicado! Estos son grandes acontecimientos pero también suceden cosas pequeñas dentro de una familia, de una escuela, de la iglesia; esos sucesos nos demuestran que las relaciones humanas se están deteriorando.

En Guatemala ha habido elecciones, tres días después de que su presidente renunció, acusado por corrupción. La causa de su renuncia fue por un hecho particular al que llamaron “la línea”. Se trata de una línea telefónica que usaban los funcionarios de gobierno, incluido el presidente y la vicepresidente, también algunos empresarios, para introducir mercadería de contrabando por la aduana, beneficiándose de descuentos importantes, a cambio de pago de comisiones al grupo ilegal. Esto es una especie de orquestación del estado contra las leyes del propio estado.

Yo le escribí a una prima que vive en Guatemala y le conté que en Uruguay se han destruido empresas públicas como Ancap y Pluna, entre otras, pero con responsabilidad social, ya que era por los pobres. Y ella me responde: “Primo, me has hecho reír. Te cuento que el presidente y la vicepresidente no están más pero la línea sigue intacta”. Días antes me dijo: “Toda la gente del gobierno es corrupta pero los que quieren derrocarlo también lo son”. Y en ese caldo de cultivo nacen nuestros hijos, porque no sólo mienten los gobernantes y los políticos, ya que estos no serían corruptos si los ciudadanos fueran honestos. Los funcionarios públicos piden coimas porque hay gente que paga coimas; o sea que la corrupción está metida en la sociedad. Y en ese mundo de engaño, mentiras, estafas y violencias se crían nuestros hijos mientras se pisotean los códigos, las verdades y los principios. La premisa de la política es que los principios, que para mí son las verdades, hay que negociarlos. La clave en la política es saber negociar con las ideas que uno tiene, o sea, negociar con la verdad. Uno de los pastores que nos ha visitado recientemente, me dijo que uno de los problemas más grandes que tenemos los cristianos es, cómo poder ser políticos si tenemos que negociar con los principios; yo voy a ceder tanto de la verdad que creo, para que tú me des tanto de la verdad que tienes, que para mí es mentira. Entonces se produce lo que yo llamo un vacío existencial en la sociedad y esto ocurre en los niveles de las estructuras sociales pero tiene su origen en los niveles celulares de ésta.

Este mismo pastor me dijo: “Matrimonios fuertes producen familias fuertes; familias fuertes producen una iglesia fuerte. Una iglesia fuerte produce ciudades fuertes y ciudades fuertes producen una nación fuerte. ¡Todo comienza en el matrimonio!” El matrimonio y la familia están en la base de sustentación de la sociedad; la calidad de matrimonios y familias que tenemos determinan la calidad de nación que tenemos. La iglesia es la institución más preciosa que existe porque ella aboga por los matrimonios, por los niños, los adolescentes, los jóvenes, etc.  Lucha por una sociedad mejor. No se trata de que nos sentemos cómodos en la iglesia adorando a Dios: ¡La iglesia es la institución más poderosa y bendita con la que cuenta el mundo, es la institución que Dios ha instaurado en el planeta Tierra para salvación de la sociedad!

 

ORGULLO: MOTIVO DE TU CAÍDA

 

Hay un vacío de valores en los altos niveles de las estructuras de gobierno y en la política, y todo eso tiene origen en el corazón de las personas. Hay legisladores homosexuales que han aprobado leyes a favor de la homosexualidad, legisladores adúlteros han facilitado el adulterio; aquellos que se han divorciado han facilitado el divorcio, y políticos que se drogan han facilitado las leyes que regulan la droga. Nos encontramos con gente que viven un vacío existencial y andan buscando cómo llenarlo.

Me encontré con un amigo, un profesional destacado, quien me cuenta: “Sabes que tuve un desliz, he vuelto a la droga, no consumo mucho pero…” El asunto es que ha reincidido muchas veces. Este hombre tiene cierta concepción de Dios, cree que todo es Dios, aún que él es Dios y está padeciendo de un cáncer que se lo está llevando pero cree que eso es una mentira ya que según él uno vuelve a nacer por medio de la reencarnación. ¡Tiene un merengue en su cabeza! El asunto es que me pidió que lo ayudara, a lo que le dije: “¿Cómo te puedo ayudar si te las crees todas y me das cátedras a mí?” “Yo creo en tu Dios y en mi dios; vos sos dios, yo soy dios y todos somos dios. El pecado no existe, tampoco la enfermedad”. “Y si no existe, ¿por qué te haces quimioterapia?” ¡Lo increíble es que el hombre cree en el hombre!

Uno de los pecados con los que me encontré en Uruguay es la gran cantidad de uruguayos que con mucho orgullo declaran: “Yo creo en el hombre. No creo en Dios ni en los pastores, tampoco en los curas, en la mama y el papa. ¡Yo creo en el hombre!” ¡Y sacan pecho cuando lo dicen! Yo le dije a este amigo empresario: “Estoy seguro que te puedo ayudar siempre y cuando me prometas que me vas a obedecer y te garantizo cien por ciento que vas a salir de la droga”. Pereciera que soy un orgulloso como él pero no es así. ¡Yo sé que Dios es verdadero y su palabra es verdad! ¡Yo puedo decir con toda autoridad que si me hacen caso, les irá bien! ¡Y no me baso en lo que siento o me parece sino en la palabra de Dios! ¡Yo creo en la palabra del Dios vivo, la que te puede cambiar y quitar el vacío existencial!

El orgullo del hombre es el motivo más grande de su caída. He escuchado a muchos hombres y mujeres decir que nunca pensaron que les iba a suceder lo que les sucedió. ¿Por qué? Porque creían que nunca harían lo que luego hicieron, pero después no se pudieron perdonar, y se lamentan: “¡No puede ser lo que hice!” ¡El orgullo los carcome! Como no pueden creer que han hecho lo que han hecho, no se pueden perdonar y caminan llenos de culpa buscando la salida, chocando contra las paredes y terminan destrozados. Si eres orgulloso y piensas que nunca te va a suceder algo malo, la Biblia dice que quien crea que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga. No te la creas porque creértelas es un pecado de orgullo delante de Dios. Sé humilde y entiende que sólo la palabra de Dios debe ser creída porque sólo su palabra es la verdad. Que se apodere de ti un espíritu de humildad y te lleve a decir: “Quiero aprender a esperar en ti, a buscar en ti y confiar Señor. Tú eres mi agua y mi comida; tú eres mi sustento. Señor, tú eres la verdad, yo soy mentiroso y he creído mentiras pero tú eres verdadero”. La gente vive sedienta de paz y no tiene sosiego; vive hambrienta de seguridad y no la encuentra; por un tiempito confían en algo pero luego se dan cuanta que aquello en lo que confiaban no funciona. Algunas mujeres y algunos hombres  endiosaron a sus cónyuges o parejas y cuando éstos les fallaron se les vino el mundo encima, y los más soberbios tienen los mayores problemas.

Yo estuve en el ejército y los que tenían rangos altos, les gritaban a los soldados: “Párese firme”. ¡Les encantaba dar órdenes! Recuerdo una vez que un sargento me mandó a hacer cien flexiones. “¡Está loco este hombre!”, pensé. “Y cuéntelas en voz alta”, me increpó. Yo empecé: “Una, dos, tres, cuatro…” En eso el sargento se puso a atender otros asuntos y yo seguí con mis flexiones contándolas en voz alta: “Veintiuno, treinta y dos, cuarenta y cinco…” Yo también me mandaba las mías… Y al final grito: “¡Cien!” Entonces el sargento me dice: “Haga cien más por haber mentido”. ¡Yo creído que lo estaba engañando! “¡Corra!” me decía. “¡Carrera mar!” “¡Cuerpo a tierra!” Ahí me tenía que caer donde fuera. Yo estaba en el regimiento de montaña, un clima árido y seco lleno de cactus y un día nos mandaron a correr. En eso que estaba corriendo, el sargento grita: “¡Cuerpo a tierra!” ¡Había llegado hasta un cactus! Entonces di un salto y caí. “Vuelva para atrás soldado y haga cien flexiones. Cuando yo digo cuerpo a tierra es cuerpo a tierra”. “¡Pero las espinas, sargento!” “¿Qué prefiere, las espinas o las balas?” Se ve que cuando llegaba a su casa, le decía a su esposa: “¡Cuerpo a tierra! ¡Carrera mar! ¡Le falta sal, le sobra azúcar!” ¡Es tan lindo mandar! Cuando era un soldado novato me turbaba, y cuando el sargento decía: “¡Soldado Márquez!” Yo respondía: “¡Sí señor!” “¡El Señor está en el cielo, estúpido! ¡Usted me tiene que decir: Sí sargento!” Se ve que a la mujer la trataba igual y le decía: “¡Firme! ¡Las milanesas están frías!” Le gustaba tener poder y voz de mando. A veces me tocaba hacer guardia de noche en el barrio de los sub oficiales. Eran las tres de la madrugada y yo me dormía, pero podía ver lo que hacía la esposa del sargento cuando éste estaba de guardia. ¡Ella se cruzaba a la casa del teniente!

El orgullo es el motivo más grande de nuestras caídas. El orgullo del hombre es el estorbo más grande de Dios y es el que provoca un vacío existencial en él. Yo les digo a las mujeres lindas que no se arreglen tanto y sean más humildes. No sean como la bruja malvada de Blanca Nieves: “Espejito, espejito, ¿quién es la más hermosa?” Sé humilde porque la fuerza que tienes no es tuya sino que Dios te la ha dado y si te enorgulleces de tu fuerza, el Señor te va a debilitar. Si te miras tanto al espejo y te pones vanidosa, admirando tu cabello, yo te digo que se te va a caer, porque Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes.

 

TU RESPUESTA ESTÁ EN DIOS

 

Tú le echas la culpa a los demás por lo que te sucede. Te preguntas por qué tu hijo o tu cónyuge son como son; por qué los políticos o los pastores son como son. ¡Buscamos fuera de nosotros la respuesta! Yo quiero llegar con esto a una profecía que está en Isaías 55: 1 al 3: “A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma”. ¿Qué quiere Dios? ¡Qué le oigas! Él te dice: “¡Óyeme y vivirá tu alma!” El fin del mensaje que te doy es: Oye al Señor y tu alma vivirá. Ya no volverás a declarar que estás cansado o cansada, que no aguantas más, que todo te supera. ¡Dejarás de hablar así! Dios te dice: “Si tú me oyes tu alma vivirá”. ¡La fuerza de mi vida es cuando yo me puedo parar en la palabra de Dios, creer en lo que dice y hablar de ella más allá de lo que declare el médico, el abogado, el político o cualquier otra persona!

                “Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David”. A David le fue bien por confiar en Dios y no por bueno. Él fue un hombre que pecó adulterando, después mandó a matar al esposo de la mujer con la que adulteró enviándolo al frente de la batalla. Dios no lo bendijo a David porque era bueno sino porque se humilló delante del Señor y reconoció su pecado. “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí… Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu” (Salmo 51:1-3 y 10-11). El pecado consiste básicamente en la soberbia. David se creyó que porque era el rey nadie podía decirle qué hacer o que no. ¿Quién podría frenarlo si era el rey? Pero hay un Dios que lo ve todo.

Dios te dice hoy: “¡Si tú me oyeras!” Pero para oírlo hay que tener humildad, renunciando a todo lo que piensas, sientes y te parece; debes renunciar a todo lo que te han enseñado y decir: “Me voy a plantar en la palabra de Dios y le voy a creer a Él”. El complemento del pasaje de Isaías 55 se encuentra en Mateo 11: 28 al 30: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”.

Algunos creen que están mal pero que ellos no tienen la culpa de estar así; piensan que están bien, que hacen las cosas bien y les va mal. ¡Esa no es la verdad! El día que pienses mejor, actuarás bien y te irá bien: y la única manera de pensar mejor no es que te sientes a pensar sino que vayas a Jesús. El Señor te dice: “Vengan a mí los que están trabajados y cargados. ¿Por qué gastan el dinero en lo que no aprovecha? Vengan a mí porque les voy a dar descanso”. Una de las cosas con las que batallamos los pastores es con la fatiga del alma de las personas que se nos acercan para hablar y nos dicen: “Yo siempre lo atendí bien a mi esposo y él me falló” O: “Yo he criado bien a mis hijos pero me han salido mal, se torcieron”. ¿Sabes a quién le echan la culpa? A las malas juntas. Ésta es la causa por la que los padres fracasan como tales, pero la Biblia declara: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6). Tus hijos les van a creer más a tus instrucciones que a las malas juntas, el día que los instruyas de acuerdo a lo que enseña Jesús. Si tienes un matrimonio que anda bien, no te pongas vanidoso ni vanidosa, más bien dale gracias a Dios y reconoce que Él es bueno y misericordioso y te ha enseñado, y que esto no proviene de ti sino de Dios. Nunca te envanezcas creyendo que has construido un matrimonio bueno o que has criado un hijo bien porque si hay algo que te sale bien es por causa de la bendición de Dios. ¡Si algo sale bien es porque Jesús está en el negocio!

“Vengan a mí con todos sus problemas”, dice el Señor. “El problema es que no han venido a mí para que yo les dé descanso”.  Ustedes están cansados, trabajados y fatigados y creen que Dios les ha fallado, encima dicen: “Yo oré con fe pero Dios no respondió”. ¡Creen que Dios es sordo! “Y si Dios dice tal cosa, ¿por qué sucede lo contrario?” Si algo sale mal es porque el Señor no estuvo en el asunto y si algo sale bien es porque Él ha participado en ese asunto. Pon tu noviazgo en las manos de Dios; pon tu economía, tu empleo, tu matrimonio en las manos de Dios y pídele al Señor que te bendiga a ti y a los que te rodean.

 

CONCLUSIÓN

 

¿Reconoces que caminas porque te das manija a ti mismo o a ti misma confiando en tus propias fuerzas, en tu sabiduría e inteligencia? ¿Reconoces que tienes que correr a Dios con urgencia? El Señor te dice: “Vengan a mí. Oídme y vivirá vuestra alma”. Todos los días atiendo a cristianos fatigados y cansados, y Dios te promete: “Yo te daré descanso. Haré vivir tu alma y te saciaré con grosura. Serás una mujer y un hombre feliz pero ven a mi”. Tal vez nunca has venido verdaderamente a Jesús a ofrecerle tu vida y permitir que haga lo que quiera contigo.

Donde está Jesús no puede haber angustia. ¿Cómo puede haber angustia donde está aquel que venció la muerte? Donde está Jesús no hay soledad. ¿Cómo va a haber soledad estando contigo el autor y consumador de la fe? ¿Cómo podrá haber temor si está Jesús? El que todo lo puede, el que dio su vida por amor a ti, el que enfrentó cara a cara a satanás y todos sus demonios arrebatándole las llaves del hades, Jesús, te dice: “Ven a mi”. Si el temor, la angustia, la tristeza y la soledad te están agobiando, dile a Jesús: “Señor, vengo a ti porque tú prometes y cumples”.

¿Por qué va a haber afán y ansiedad en tu vida si el dueño del tiempo es Dios? El Señor te dice: “¿Podrás esperar en mí? ¿Podrás confiar en mí?” Si hay algo que me hace feliz es saber que Jesús va a gobernar al mundo entero. ¡Vendrá pronto! ¡El Señor va a reinar con vara de hierro las naciones! La vaca pastará con la leona, los niños meterán la mano en la cueva de la víbora y jugarán con ella. ¡Esto es una promesa de Dios! Me imagino a una vaca dándole leche al hijito del tigre. ¡Jesús va a cambiar todo! A tal punto cambiará todo que ya no nos llamaremos como nos pusieron nuestros padres, ya que Dios nos dará un nuevo nombre. Yo decidí que voy a averiguar el significado de los nombres de las personas que están cerca de mí y si hay nombres que hacen alguna referencia negativa sobre la persona se lo voy a cambiar, o sea que ya no los llamaré como se llaman.

Hace veinte años atrás conocí a una mujer que tenía un semblante muy triste; ella vivía angustiada y depresiva y yo ya no sabía cómo tratarla. Yo digo que nuestros nombres tienen que tener algún significado, si no, ¿para qué lo tenemos? El avión se llama así porque vuela y su nombre viene del francés, avión y es un aumentativo del latín avis o ave; y el barco se llama así porque flota. ¿Y tú, por qué te llamas cómo te llamas? En el tiempo en que la mujer asistía a la iglesia, yo la miré y le dije: “Ya no te voy a llamar más por tu nombre, desde ahora en adelante te voy a llamar sonrisita”. Así que cada vez que la veía por ahí, le decía: “¿Cómo andas sonrisita?” Y ella se reía. Después de veinte años, me escribe y me dice: “¿Se acuerda de mí? Soy sonrisita”. ¡Cómo no me iba a acordar!

Dice la Biblia que Dios nos dará un nombre nuevo y ahora me doy cuenta por qué y es que tiene un significado y tendrá que ver con el propósito y nuestra función en el reino de los cielos. Mi mamá me puso Jorge porque le gustaba, y cuando busqué su significado vi que decía: “Labrador”. Yo le puse a mi hija Cecilia porque nos gustaba a Marta y a mí y sonaba bonito y su significado es “serpiente”.  Muchas chicas solteras se quieren casar y ¡hay cada giles! ¿Dé donde sacamos un novio para estas mujeres tan lindas? Y leyendo el significado de los nombres, el de una de las secretarias de la iglesia significa, “la que ama la soledad” y otras fuentes indican que proviene de la palabra “monje”. ¡Le voy a cambiar el nombre! La llamaré, bienaventurada, felizmente casada.

“Vengan a mí”, dice el Señor. “Ustedes van a ser felices. Yo pondré sobre sus vidas un yugo liviano y una carga ligera. Denme esa carga pesada que tienen. ¡Ustedes no pueden llevarlas! Vengan a mí los hambrientos y sedientos”.

Cuando veo esas multitudes de musulmanes que huyen de Siria buscando un lugar donde vivir en paz, donde no teman a que les maten a sus hijos o que los maten a ellos y sus hijos queden huérfanos, yo digo que algo va a hacer Dios con esa gente. Ellos huyen de su nación, mientras que los países europeos a donde quieren llegar están aterrados porque temen que comiencen a explotar bombas por todos lados, pero yo anhelo que los cristianos de esos países les prediquen el evangelio a esos musulmanes y las bombas exploten de otra manera.

Tú tienes hambre y sed de paz y de gozo, te sientes frustrado o frustrada; te has creído que hiciste las cosas bien y te sientes derrotado o derrotada pero te has dado cuenta que lo que te ha faltado fue acercarte a Jesús, creer y obedecer a la palabra de Dios. Hay muchos oidores de la palabra pero no hay muchos obedientes. Quiero decirte que el que cree, obedece. ¡Jesús quiere hoy, tomar tus cargas!

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