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La vida es una conquista que debe ser peleada; quien no pelea, no conquista. ¡Todas las promesas de Dios hay que creerlas, pelearlas y conquistarlas! ¿Quién te ha estado predicando en este tiempo? ¿Dios o el diablo? Dialogando con algunas personas que estaban angustiadas y oprimidas, les pregunté eso mismo, a quién estuvieron escuchando. ¿Quién les metió pensamientos de angustia e impotencia al punto de hacerles sentir mal? Seguro que no ha sido el Espíritu Santo les aseguré, y efectivamente no había sido Él.
Dios tiene desafíos para ti, y esto conlleva muchas veces opresión y angustias a menos que tú las rechaces y estés en contra de ellas. Los desafíos de Dios pueden causar un poco de temor porque nos hacen entrar a un territorio que no dominamos mucho, pero de todas maneras, quienes tenemos fe, entramos en la guerra, la peleamos y alcanzamos las victorias que Dios tiene para nosotros. ¡Yo proclamo este nuevo año como un año de conquista! Hay cosas que Dios tiene guardadas para ti y está dispuesto a dártelas pero también te dice que tendrás que luchar para alcanzarlas.
Leemos en Isaías 43:19: «He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad».
Hay personas que han comenzado el año declarando que los caminos para ellos están cerrados, por lo tanto están angustiados, pero Dios te dice hoy: “Yo abriré caminos en el desierto y derramaré aguas en la soledad”.
Continuamos leyendo en Isaías 43:20: «Las fieras del campo me honrarán, los chacales y los pollos del avestruz; porque darás aguas en el desierto, ríos en la soledad, para que beba mi pueblo, mi escogido». Aquí Dios vuelve a reiterar que dará aguas en el desierto y ríos en la soledad y cuando nos recalca algo es porque somos duros para entender. Así como cuando Jesús decía: “De cierto, de cierto os digo…”, aquí Dios les vuelve a reiterar lo mismo y pareciera que son tan duras las personas, de modo que el Señor declara: “Bueno, al menos las fieras del campo, los chacales y los pollos de avestruz me honrarán por esto; porque daré aguas en el desierto y ríos en la soledad para que beba mi pueblo, mi escogido”. ¡Esto es palabra de Dios para ti! ¡Bendigo al Señor y le doy gracias por esta palabra!
Pareciera que no hay nada, que falta todo; pareciera que no llega más, que Dios no escucha, que todo está seco y desértico, pero el Señor dice: “Después del desierto viene la tierra prometida donde hay abundante agua y bendición para ti”.
Los pastores y yo declaramos que este es un año de conquista. Predicaremos el evangelio mucho más, nos esforzaremos en tareas evangelísticas, y tendremos una conquista grande en este año. Volveremos al proyecto que hicimos años atrás, el cual se llamaba “Al rescate de una generación”, e iremos a diferentes ciudades a predicar el evangelio.
Dios quiere que nos deleitemos en la terea de nuestras manos, en el resultado de nuestro trabajo, lo que Él nos ha encomendado, así lo dice su palabra en Eclesiastés 2:24:»No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo».
Nosotros queremos ver los resultados; queremos ver la bendición y la gloria de Dios pero no peleamos por esa bendición. Dios le prometió a Abraham que le daría la tierra de los cananeos, y cuando le dice al pueblo que les entregaría la tierra que le juró a Abraham, también les declara que tienen que ir y conquistarla. ¡La vida es una conquista! Dios te prometió una vida abundante pero tienes que conquistarla, tú tienes que creer en lo que Dios te dice y actuar en consecuencia.
Hoy aprenderemos acerca de hablar y actuar conforme a las promesas de Dios. Quien tiene fe, habla y actúa conforme a la promesa que Dios le ha dado, lo que lo lleva a la conquista. Esa persona llega a conquistar el territorio que el Señor le ha dado y la bendición que le ha prometido. Para algunas, la conquista de este año será tener novio. ¿Tienes fe? Quienes creen en las promesas de Dios son personas audaces. ¡Hay gallos duros también! Quizá la promesa de Dios para ellos es una esposa. No sé lo que Dios tiene para ti este año, pero estoy seguro de que Él no tiene planes pequeños con nosotros. ¡Dios es grande y Todopoderoso! ¡Él tiene proyectos grandes para los que le aman! No creas de a poquito. ¡Crees o no crees! ¡Quien tiene fe es audaz!
Dice la palabra de Dios en Josué 1:1 y 2: «Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun, servidor de Moisés, diciendo: Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel».
Dios los manda a cruzar el Jordán para que reciban la tierra que Él les daba. No es que en ese momento se mueren todos los cananeos, sino que comienza la conquista. Josué debía creer que Dios cumpliría la promesa que le dio a Abraham, cruzar el Jordán y armarse para luchar y conquistar la tierra que Dios les dijo que le daría.
«Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie», prometió Dios a su pueblo (Josué 1:3). Aquí Dios habló en tiempo pasado. Hacía más de quinientos años Dios le había dicho a Moisés que les daría la tierra a sus descendientes, pero ahora, aún no habían conquistado un metro cuadrado, mas Dios les dijo: “Yo les he dado esta tierra”. ¡Dios te dice que a donde tú vayas, Él te da poder y autoridad, promete que te acompañará! ¡Declara hoy que eres un conquistador; y donde pise tu pie, el Señor te dará victoria! Podrás emprender cosas, trabajarás, estudiarás, enfrentarás conflictos familiares o laborales, mas Dios te dice: “Todo lo que pisare la planta de tu pie, yo te lo doy”. Agrega el Señor en Josué 1:4 y 5: «Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Éufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio. Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé».
Esta palabra que te traigo no es mía, sino del Señor. Yo le pedí a Dios que te hablara hoy. “¡Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida! ¡Como estuve con Moisés estaré contigo y todo lo que pisare la planta de tu pie será tuyo!”, te dice Dios. “En lo laboral, en o familiar, en lo económico yo estaré contigo” dice el Señor. ¿Vas a creer o no? ¿Estás preparado para conquistar?
Toda promesa conlleva una demanda. Dios te promete, pero también te demanda. Luego que le da las promesas a Josué, le dice en los versículos 6 y 7 del capítulo 1: «Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas».
¿Por qué le dice dos veces que se esfuerce y sea valiente? No hace un énfasis por las dudas porque Dios no hace nada por las dudas. ¡Si lo dice dos veces es porque eres cabezón!
Continúa hablándole Dios a Josué: «Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino , y todo te saldrá bien» (Josué 1:8) No te pondrás de novio por las dudas, ¡todo te saldrá bien!
Hablé recientemente con un joven que llegó de otro país, el cual me dijo que hacía dos meses había venido a Uruguay a ejercer su profesión ya que tenía el título de psicólogo. Le habían dicho que se podía trabajar bien ejerciendo la psicología en Uruguay y por dos meses anduvo dando vueltas tratando de que le revalidaran el título pero no lo consiguió, entonces, viendo que había perdido el tiempo y habiéndose gastado todo el dinero, decidió irse. Yo le pregunté quién lo había mandado a venir y me respondió que le habían dicho que acá la psicología andaba muy bien, pero insistí: “¿Quién te mandó a venir? ¿Fue Dios?” Entonces titubeó. “¡Viniste por tu cuenta!” le afirmé. “¡No le preguntaste a Dios!”
La Biblia señala que Dios te hará prosperar en todos tus caminos, lo que tú hagas te saldrá bien, no sin luchar, pero te irá bien. No sin guerra, pero te irá bien. ¿Tú quieres victoria? ¡La victoria viene después de la guerra! ¿Quieres vivir conforme a las promesas de la Biblia, de gloria en gloria y de victoria en victoria? ¡Yo te digo que irás de guerra en guerra y de conquista en conquista!
En Josué 1:9, por tercera vez Dios le dice: «Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas». Dios hoy nos dice: “La promesa está vigente pero mira que por tercera vez te mando que te esfuerces y seas valiente”. ¡Cuando Dios enfatiza una misma cosa tres veces, significa que estás al borde de ser un desobediente, rebelde e incrédulo!
A las promesas que Dios te dio, Él le agrega demandas. No importa cuánta fuerza tienes. Él no le preguntó a Josué cuánta fuerza tenía, porque para el Señor eso no es importante. Lo que importa es que te esfuerces con las fuerzas que tienes. Posiblemente eres muy débil, pero Dios te dice: “No importa, haz lo que tengas que hacer con tus fuerzas y yo te voy a ayudar. ¡Yo estaré contigo!”
Yo siempre digo que una viejita en una cama de hospital, a punto de morir, puede espantar un demonio echándolo fuera en el nombre de Jesús, y ese demonio es más débil que la viejita de cien años. Hay un poder que opera por causa de la fe y no tiene nada que ver con tu estado de ánimo; no tiene nada que ver con el hecho de que si te sientes fuerte o débil. Es más, a veces, cuando te sientes fuerte estás débil. El apóstol Pablo le pidió al Señor que le quitara el aguijón qué tenía en su carne. Él tenía una enfermedad y por esa causa terminó predicándoles a los gálatas. Pero Dios le dijo a Pablo: “Bástate mi gracia porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. ¡Dios no cuenta con tus fuerzas pero si con tu corazón! El Señor cuenta con tu disposición y con tu fe. Si Dios dijo que vas a vencer, no importa cuán débil estés, tú vas a vencer. ¡Dios ha preparado una victoria para ti! Los creyentes no deben estar en derrota sino en victoria. Dios tiene un propósito para ti en este año; Él tiene un camino y te dice: “Tienes que caminar en mi camino en este año, pero deberás dejar tus caminos y tus pensamientos y caminar en mis caminos y en mis pensamientos. Deberás dejar tus proyectos y caminar en mis proyectos. Si lo haces, yo cumpliré las promesas que te he dado y que son tuyas. Sólo te pido que te esfuerces y seas valiente”.
¡La vida es una conquista! ¡Hay que pelear! ¿Con qué soldado va a pelear el Señor? Recuerdo cuando yo era soldado y me hacían parar firme, entonces el sargento me daba una cachetada y me decía: “¡Ponga cara de hombre!” En el ejército te hacen parar firme, tieso, duro, con cara de malo y te trabajan psicológicamente los meses que estás enlistado. Todas las mañanas nos hacían desfilar, practicando hasta que lo hiciéramos con firmeza. Nos decían también: “¡El enemigo está allí adelante! ¡Vamos a ir a rajarle la panza y a comernos las tripas!” ¡Uno andaba buscando al enemigo para ver qué sabor tenía las tripas!
En el ejército aprendí muchas cosas; aprendí que podía hacer lo que yo creía que no podía. Nos habían dicho: “Vamos a salir a correr al campo, y el que se quede, no sale el fin de semana”. Yo era soldado, pero estaba recién casado y no aguantaba un fin de semana fuera de casa. ¡No podía perderme un fin de semana adentro del regimiento! Unos suboficiales salieron a correr con nosotros y pusieron gente que anotaba a aquellos que desertaban en la carrera, entonces, a esos no los dejaban salir el fin de semana. Para colmo, casi todos eran de dieciocho años y yo tenía veintiséis. Yo había pedido prórroga porque estaba estudiando arquitectura, pero como aún no terminaba la carrera me alistaron de nuevo. Yo comenzaba a correr y llegaba un momento que no podía más, pero recordaba que si flaqueaba me quedaba el fin de semana, entonces me decía: “¡Sí puedo, sí puedo!” Entonces corrí y corrí, y veía cómo se iban quedando algunos, pero yo me había prometido que estaría afuera del regimiento el fin de semana, y no aflojé. Creí que me moría pero no me quedé; creí que no llegaría pero llegué. Estar en el ejército fue una gran experiencia.
Si yo te dijera a ti que el Señor te da una gran conquista, ¿cuál sería tu reacción? ¿Te daría igual, o te alegrarías? ¡Pon cara de soldado! ¡Pon cara de valiente! ¡La vida es una conquista! ¡Dios te dará victoria! No digas que estás cansado porque se va a enterar el enemigo y te hará trabajar el doble. Nunca le digas al enemigo que no das más, mejor declara: “¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece!”
Es importante que sepamos que Dios tiene un propósito y debemos conocerlo, no podemos atravesar este año sin conocer lo que Dios quiere de nosotros. Porque lo importante es que en el propósito de Dios, está su presencia, su unción y su respaldo. No importa cuántas fuerzas tengas o qué tan débil te sientas, lo que importa es que tengas claro que a Dios le llaman el Todopoderoso. En su propósito está su respaldo, su presencia y el poder del Todopoderoso. ¡El Señor te dice hoy que te dará victoria! ¡Pon cara de victorioso!
Viene a mi memoria la historia de una niña que no tiene más de siete años, a quien, a plena luz del día se le apareció en la casa una muñeca que le sonreía; ella se lo dijo a la madre pero la madre no la veía, entonces le preguntaba dónde es que la veía y la niña espantada decía: “¡Ahí está sonriendo!” Se asustó mucho porque la madre no la podía ver, y ésta, angustiada me preguntaba qué podía hacer al respecto, entonces le sugerí: “Decile a tu hijita que cuando se le aparezca la muñeca, le diga: “Te ato diablo y te echo fuera en el nombre de Jesús”. ¡Una niña pequeña le dijo a una muñeca que se le apareció: “¡Te ato y te echo fuera en el nombre de Jesús!” ¡Y la muñeca se esfumó! Yo conozco personas grandes que ven a la suegra y parece que vieran a un demonio, ¡no saben qué decirle! Hay personas que hacen un mundo de un problema pequeño.
¡Tú tienes que luchar! Claro que nuestras armas no son carnales sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas: «Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes» (Efesios 6:12). ¡Hay a tu favor un arsenal más poderoso que la bomba atómica! Pero tú tienes que conocer las promesas y creerlas. La Biblia dice que si nosotros confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. La promesa es que Jesús te perdona y te limpia de toda maldad, la demanda es que debes confesar tus pecados. Recuerdo que un día el diablo le predicó a Marta mi esposa; ella llegó llorando porque se había equivocado en algo y satanás le dijo que yo no la iba a querer más y Dios tampoco. Yo la escuché y no daba crédito a lo que oía. ¡El diablo le estuvo predicando! ¡Una mujer que se crió en la iglesia! Pero te descuidas y satanás te da un golpe. ¿Cómo que yo no te voy a querer más? ¿Cómo que Dios va a dejar de amarte? Tal vez yo podría dejar de quererla pero Dios nunca te dejaría de amar, aunque le recalqué que yo la amaba y la regañé: “¡Cómo le vas a creer al diablo que yo no te amo y que Dios no te ama!”
La lucha es conocer la verdad, creerla y caminar en ella. ¡Esa es la conquista!
El treinta y uno de diciembre me despierto con la idea de ir a cenar a un hogar de Beraca que esté lejos de Montevideo; pensé que podría ser Salto o Paysandú pero decidí irme a Durazno. Así que me levanté a las seis de la mañana con la idea salir ya de viaje, pero antes comencé a enviar mensajes de Twitter. Una chica que estaba despierta vio los mensajes que subí en la Web y me escribió contándome que estaba mal, que no quería terminar el año así y no quería comenzar un nuevo año derrotada. Por semanas le ha estado pidiendo a Dios que la librara y le dé victoria. Lo cierto es que había llegado a fin de año con una opresión increíble y era poco probable que esa opresión se fuera así nomás. Ella comenzó a contarme su historia y le dije que le había estado predicando el diablo. En un momento le ordené: “Decile al diablo que es un mentiroso y que la sangre de Cristo te limpia de todo pecado”. El asunto es que la chica había ido a un encuentro y confesó algunos pecados que había cometido, pero no confesó todos, y el diablo la agarró por ahí. Ella confesó que se había practicado un aborto pero en realidad fueron dos, se había quedado con uno en su corazón y el otro lo había sacado para afuera. En ese momento, mediante una llamada telefónica, le presentamos a Dios el problema y le pedimos que la limpiara y la transformara. ¡A las siete y media de la mañana se le había ido la opresión que tenía y estaba feliz! Esa joven había ganado una gran victoria.
Cuando tú actúas con fe en la palabra, cuando te apoyas en la verdad, sientes el respaldo de Dios y el Señor cumplirá sus promesas. Leemos en 1ª Juan 1:9: «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad». En un instante Dios hizo libre a esa joven y desde fin de año hasta este día comparte en su cuenta de Twitter, versículos bíblicos que hablan acerca de la victoria que obtuvo.
Cada victoria en la vida cristiana responde a promesas y a demandas. Dios te promete victorias pero también te dice: “Mira que te mando que te esfuerces…” En el caso de la joven que mencioné, era cuestión de alinearse a la palabra de Dios y creerla, y como lo hizo, fue totalmente libre de su opresión. Después de semejante victoria se ha pasado bendiciendo a la gente por Twitter. ¡Entró en victoria a un nuevo año!
Claro que si andas en tus proyectos no encontrarás el respaldo de Dios, pero si estás alineado a las promesas que el Señor te ha dado y aceptas sus demandas, tendrás el respaldo del Todopoderoso. Quizás consideres que es un proyecto pequeño ayudar a alguien a salir de su opresión pero yo estoy tan feliz por esa joven a la que pude ayudar. ¡Para mí eso no es poca cosa! Imagínate si cada uno de nosotros viviéramos cada día alguna victoria como ésta.
Por un impulso de Dios fui a Durazno a pasar fin de año con los hermanos del hogar Beraca que allí se encuentran y sucedió algo maravilloso. Hay una mujer que me ha odiado durante quince años; ella tenía un programa de radio donde hacía trabajos de esoterismo, tiraba las cartas, hacía adivinación y leía la Biblia. Nosotros teníamos nuestro programa radial antes que el de ella y yo me había enojado porque creía que no correspondía que pusieran un programa de esoterismo luego del nuestro ya que en el contrato estaba estipulado así. Así que enojado hablé con el dueño de la radio. La mujer se enteró y se molestó mucho, ¡se endemonió contra mí! En ese tiempo había alguien que me odiaba más, el pae Ayala, presidente de la umbanda. Ella se acercó al pae Ayala y él le enseño a hacer trabajos de brujería y de muerte contra mí. El hombre ya venía haciendo trabajos de brujería contra mí. Hay varios trabajos que se hacen, que van desde ofrecer pop, velas, a los dioses, hasta los trabajos de dos patas, (de palomas, gallinas, gallos y algún otro bípedo); éstos últimos son más serios, pero más graves son los trabajos de cuatro patas en los que se sacrifica un cabrito, por ejemplo. Alguno ha venido y me ha dicho alarmado: “Pastor, me han echado aceite en la puerta de entrada de mi casa…” ¡Una lástima porque si te la dieran te harías una ensalada! El asunto es que a mí me han hecho trabajos de cuatro patas. Esta mujer me odió por varios años, y uno tiene la tendencia, cuando está en el fragor de la lucha, de decir: “Señor, ¿por qué tengo que soportar esto? ¿Por qué me han puesto a esta mujer acá?” Encima hablan mal de mí gratuitamente; el pae Ayala decía que yo dividía las familias entre otras cosas, y sus comentarios salían al aire en programas de radio. Pero yo te digo que solamente tienes que esperar para ver el resultado de la obra de tu obediencia. ¡Sólo espera porque la Biblia señala que a los que a Dios aman, todas las cosas les ayudan a bien!
Pasaron varios años y un hijo de esa mujer cayó en la droga y el alcohol por lo que terminó viviendo en la calle. Finalmente se interna en nuestro hogar Beraca en la ciudad de Durazno. El joven ha tenido un cambio asombroso, quiere ser pastor e irse a Haití. La mujer lo ha ido a visitar y lo encontró con una cara radiante. ¡Lo ha visto tan bien que no puede creerlo! Las veces que ha ido, declaró: “¡Qué lindo está mi hijo!” Al final se enamora de la obra que Dios ha hecho en su hijo, tanto es así que deja la religión de la umbanda, se entrega a Cristo y comienza a congregarse en la iglesia Misión Vida en la ciudad de Las Piedras, donde ella está viviendo. Yo decido ir a pasar el treinta y uno de diciembre en Durazno y me encuentro con la mujer que me abraza agradecida por el cambio de su hijo. Ella tiene nueve hijos pero viajó a Durazno con cuatro hijas a pasar con el joven que está internado en nuestro hogar. Yo viajé a Durazno sin saber que me la iba a encontrar, y ella tampoco se imaginó que me encontraría ahí. Una de las hijas le dijo: “¿Este es el hombre que tanto odiabas?” ¡Ya pasó, ahora es mi hermana en Cristo! ¡Qué hermosa experiencia!
Tú tienes que hacer lo que Dios te manda y dejar en sus manos lo que suceda. Imagínate que después de quince años me vine a encontrar que la mujer que me odiaba tanto, ahora es mi hermana en Cristo. ¡Qué historias más asombrosas!
Tal vez creías que los proyectos de Dios eran más grandes pero en otro sentido, pero qué mejor proyecto que transformar una vida que se estaba yendo de patitas al infierno y ahora está de camino al cielo. Yo he decidido que voy a conquistar el Uruguay y que veré la gloria de Dios en esta nación. También estoy creyendo que Dios va a levantar un gran ejército. ¡Que no te detenga tu empleo! ¡Que no te detenga tu estudio o tu familia! ¡Que no te detenga el dinero! ¡Que no te detengan tus ambiciones y proyectos! ¡Pregúntale a Dios cuáles son sus proyectos para ti! Levántate y di: “Yo voy a hacer la voluntad de Dios. No me importa si me siento fuerte o débil porque sé que Dios está conmigo”.
Señor, yo te pido en el nombre de Jesús que derrames tu Espíritu Santo. ¡Ven a establecer tu dominio y tu reino sobre nosotros! Que el verdadero soberano seas tú Señor, y quien decida en nuestras vidas seas tú. Te queremos dar nuestras vidas, Señor. Queremos caminar en tus proyectos y conquistar la tierra que nos has entregado. ¡Te amamos, Dios! Estamos delante de ti, bendícenos en esta hora. Te glorificamos Señor y te exaltamos. ¡Venga tu presencia y quema con tu unción! Deshace los yugos que esclavizan, Padre por causa de tu unción y derriba toda fortaleza y todo pensamiento malo que nos domina, te lo pido en el nombre de Jesús. ¡Sopla tu Espíritu Santo y envía tu poder, Señor! Transforma a los cobardes en valientes, te lo pido en el nombre de Jesús. ¡Que nadie titubee a la hora de tener que dejar algo atrás, sea casa, empleo, familia, que nadie titubee Dios mío! Tú marcas el corazón de aquellos a quienes les estás demandando que entren en tus proyectos y en tus conquistas. Hay personas que quisieran pero se sienten débiles o fracasadas, mas Dios hoy te dice: “Ven a mí con tu debilidad y con tus fracasos que yo te haré un vencedor”.
ANEXOS: