DIOS TE ENTREGA LAS LLAVES DE SU REINO - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

DIOS TE ENTREGA LAS LLAVES DE SU REINO

 INTRODUCCIÓN

¡Dios tiene planes especiales para sus hijos! Si formas parte del cuerpo de Cristo, eres heredero juntamente con Él y maravillosas promesas hay para ti. Muchas veces no somos conscientes de ello, pero hoy Dios te lo recuerda: Formas parte del linaje real de Jesús y si no lo eres, ¡hoy es tu oportunidad!

 

EL TRONO DE DAVID

La historia bíblica habla de un trono conocido como “el trono de David”. Muchos reyes hay en la Biblia: Egipcios, babilonios, de la tribu de Judá, de Israel, pero se jerarquiza, enfatiza y se le da un lugar especial al trono de David. Se le llama a David el rey más excelso de la tierra. Es sin duda el más importante del que habla la Biblia en cuanto a reyes, y al decir esto, nos referimos a que fue más importante que Nabucodonosor o cualquier Faraón. Hay algo especial entre Dios y David; lo más significativo es que Jesús debía nacer del linaje de David, de modo que en sentido humano, Jesús es hijo o descendiente de David. Sin lugar a dudas, Jesús proviene de ese linaje, así lo afirma la Biblia. Hay asimismo una doble verdad que aparenta ser una contradicción; Jesús es el origen del linaje de David, pero en el sentido de la carne, David es ascendiente de Jesús. Hay un énfasis especial y promesas impresionantes de parte de Dios hacia David y su descendencia.

Examinemos lo que dice 1ª Crónicas 17:11. Dios está hablando con David y le dice: 11Y cuando tus días sean cumplidos para irte con tus padres, levantaré descendencia después de ti, a uno de entre tus hijos, y afirmaré su reino. 12El me edificará casa, y yo confirmaré su trono eternamente”. ¡Yo levantaré descendencia después de ti! Hay un cumplimento en el mundo visible a través de Salomón, el hijo de David, que edificó casa, pero en el sentido del reino de los cielos, quien edifica casa para Dios es Jesús; La Biblia afirma que Dios no habita en templos hechos por mano de hombres, sino en templos hechos por sus propias manos, por lo tanto cuando venimos a Cristo, nos transformamos en “ladrillos del gran templo de Dios”.

Dice el versículo 12 del mismo capítulo: “…yo confirmaré su trono eternamente. 13Yo le seré por padre, y él me será por hijo; y no quitaré de él mi misericordia, como la quité de aquel que fue antes de ti;Ahora, observen lo que expresan los versículos 26 y 27; después de haber escuchado la profecía que Dios le dio, David habla con Él y termina diciendo: 26Ahora pues, Jehová, tú eres el Dios que has hablado de tu siervo este bien; 27y ahora has querido bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti; porque tú, Jehová, la has bendecido, y será bendita para siempre”. Cuando hablamos de trono, nos referimos a una descendencia. El trono es heredable y pertenece a la familia real por eso era tan importante que los reyes tuvieran un hijo varón que se pudiera sentar en el trono y no se rompiera el linaje de sangre; el trono de David no tiene que ver con una época sino con una descendencia. Lo más increíble es que el trono de David se ha confirmado para siempre y existe hoy. ¡Está funcionando en la actualidad!

Leamos el Salmo 89:35-37: 35 Una vez he jurado por mi santidad, Y no mentiré a David. 36 Su descendencia será para siempre, Y su trono como el sol delante de mí. 37 Como la luna será firme para siempre, Y como un testigo fiel en el cielo”. ¡Qué fuerte lo que dice acerca de David y de su descendencia! Significa que ésta ejercerá dominio; David figura en la Biblia como el rey que no sufrió derrota en ninguna batalla. Venció en todas sus guerras pero Dios le está confirmando y le está diciendo que su trono será firme para siempre. Podríamos parafrasear esa promesa de Dios de la siguiente manera: “Voy a mantener el poderío, la soberanía y el reinado de la descendencia de David en la tierra y será como el sol o la luna. Ese reinado será un testigo fiel por generaciones y generaciones”. Dios está revelando de qué se trata ese reino de David que está vigente, que está operando y que sigue siendo ese testigo fiel como el sol y como la luna. ¡Eso está sucediendo entre nosotros y se está manifestando! Las nubes a veces ocultan a la luna o al sol, y lo mismo ocurre con esta revelación, por momentos no se ha sabido mucho acerca de ella pero Dios está trayendo luz y hoy vengo en el nombre de Jesús a decirte que el trono de David se está afirmando en este año 2005 que comenzamos. Toda persona que ha entrado al cuerpo de Cristo pertenece por tanto a la descendencia de David porque somos de Cristo, estamos en Él; el reino de Dios pues, opera a través de la iglesia, ella es ese testigo fiel al mundo por todos los tiempos y a través de ella manifiesta su misericordia a la descendencia de David. Si buscáramos en esta hora, el linaje de sangre de David sería muy difícil encontrarlo. ¡La verdadera descendencia de David son los que han creído en Cristo Jesús! Dice la Biblia que somos carne de su carne y hueso de sus huesos y asimismo Jesús afirma que su carne es verdadera comida y su sangre verdadera bebida (Juan 6:55). Hay expresiones en la Biblia que no las entendemos pero muchos términos obedecen a revelaciones espirituales. Cada célula de tu cuerpo se alimenta con el oxígeno y el alimento que le trae la sangre, a su vez, ésta se lleva las impurezas de tu célula. De la misma manera la sangre de Jesús opera en la vida de cada cristiano, que es como una célula dentro del cuerpo de Cristo, permitiendo que reciba la comida, el aliento y la fuerza que necesita para vivir. ¡La iglesia de Cristo es su cuerpo! Por eso es que la Biblia indica en Romanos 8:1: “…ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús,…” Si te cortas un dedo, quedará fuera de tu cuerpo, ¿y qué ocurre con ese dedo? ¡Se muere inmediatamente! ¡No subsiste! Mientras el dedo está en el cuerpo, tiene vida, de lo contrario muere irremisiblemente. Si estamos en Cristo, formamos parte de su cuerpo. La distancia que hay entre una célula y otra es inmensa, impresionante, si agrandáramos 100 mil veces dos células que están juntas, se vería semejante a un sistema solar y si nos achicáramos 100 mil veces, seríamos un piojo que no sabría cómo ir de una célula a otra. Asimismo, si pudiéramos agrandar un átomo hasta que el núcleo fuera tan grande como una naranja, los electrones que giran alrededor del núcleo, andarían por Francia. ¡Las distancias son impresionantes! Si pudiésemos entrar al micro mundo nos daríamos cuenta que es como el macro universo; proporcionalmente, las distancias son tan grandes como en el cosmos. Del mismo modo, el hecho que yo esté aquí y otro cristiano esté a la vuelta del mundo, no implica un grave problema para que seamos un cuerpo, ¡Dios no tiene ningún problema! Cada uno cumple su función. Veamos otro ejemplo: ¿Qué distancia hay entre la punta del cabello y la punta del dedo índice? Si agrandáramos las distancias proporcionalmente sería un viaje increíble; esa célula que está en la punta del cabello no tiene ni idea de cómo es el dedo índice del pie. Tampoco tiene idea qué es lo que está ocurriendo en el corazón, nunca lo vio. Igualmente todos los que somos de Cristo, aunque estemos lejos, vivimos en una pelotita del universo. ¡Estamos demasiado juntos, mirándolo desde otra perspectiva! El cuerpo de Cristo es increíblemente real como el cuerpo humano. Así es la iglesia, un cuerpo; Dios está haciendo su tarea a través de las funciones que le ha delegado a cada persona no importando el lugar donde se encuentre. ¡Es impresionante lo que Dios hace!

 

DAVID, TIPO DE CRISTO

El trono de David existe hoy, está vigente. El ángel le dijo a la virgen María (Lucas 1:32): 32Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; ¿A quién le fue dado el trono de David? ¿Para quién era la promesa del trono de David? ¡Para Jesús! David es tipo de Cristo; es el vencedor, que nunca perdió ninguna batalla pero el verdadero es Jesús. La promesa iba destinada a Jesús que es descendiente de David según la sangre pero que es el verbo eterno de Dios. Cristo nos muestra el Nuevo Testamento que es el heredero de ese trono; Jesús heredó la promesa que Dios le había dado a David. Entonces, ¿quiénes somos nosotros en Cristo? ¡Coherederos con Él! Hagamos de cuenta que mi madre tiene 1500 hás y que soy hijo único; cuando ella muera, me dejará una herencia de 1500 hás. ¿Quién hereda? ¿Mi cabeza? ¡No! ¡Todo mi cuerpo hereda junto con mi cabeza! Nosotros somos el cuerpo del Cristo y él es la cabeza, por lo tanto somos herederos juntamente con él. No cabe la explicación de que hereda sólo Cristo que es la cabeza. Si hereda Cristo también heredamos nosotros. Lo que le toca a Él me toca a mí también; nos ha salvado para reinar en los lugares celestiales juntamente con Él. Si va la cabeza, es ridículo que no vaya también el cuerpo. No puedo ir a la oficina sólo con mi cabeza, de mismo modo, donde está Cristo estoy yo, formo parte literal de su cuerpo. A donde voy, va Cristo, y a donde va Cristo, voy yo.

Lo que estoy hablando tiene que ver con cosas que vamos a entender y a vivir en el año 2005. Estoy trayendo palabra de Dios para sus fieles que creen en su palabra; David tenía un trono y Dios le dio una llave. Isaías 22:22-23 afirma: 22Y pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá. 23Y lo hincaré como clavo en lugar firme; y será por asiento de honra a la casa de su padre”. Leamos asimismo Apocalipsis 3:7: 7Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre”. ¿Qué es una llave? Una clave. Las palabras clave y llave provienen de una misma raíz etimológica. ¿Y qué es una llave? Algo que te permite acceso a un lugar determinado; es un objeto que se introduce en una cerradura y abre una puerta o la cierra. ¿Saben a quién le dio Jesús la llave del reino de los cielos? ¡A la iglesia! ¿Para qué sirve una llave? Para abrir y cerrar, las dos cosas son útiles. El trono de David es sumamente importante y las llaves de su trono son las del reino de los cielos, están en manos de la iglesia. ¿Para qué son las llaves? ¡Para abrir puertas! Hoy te digo en el nombre poderoso de Jesús: ¡En este año 2005 abrirás puertas! Dios no te abrirá puertas sino tú mismo serás quien las abra. Puertas de bendición, de prosperidad, de multiplicación… ¡Dios te lo concederá este año! ¡Ojalá creas esta palabra y entre en tu corazón! Nadie recibe nada si no es a través de la fe y quien tiene fe agrada a Dios. El hoy te está diciendo: “Te he puesto llaves del reino en tus manos”; no sé qué puertas te tocará abrir pero si recibes esta palabra, tú abrirás puertas que nunca se han abierto para ti, que personas han querido cerrar, el que te lo dice es quien tiene llaves y abre puertas que nadie puede cerrar y cierra puertas que nadie puede abrir. Tú podrás este año cerrar puertas de miseria, de enfermedades, tú le cerrarás las puertas al odio, a la venganza, a las maldiciones, a satanás y nadie podrá abrir porque fiel es quien lo promete. ¡Perteneces al reino de David! ¡Tienes las llaves del reino de David!

El reino tiene claves, las claves son llaves; cuando estudié música, me enseñaron la clave de sol en segunda, tercera y cuarta línea, no entendía qué era eso hasta que fui creciendo y comencé a entender que si no tienes la clave no puedes tocar, porque en un pentagrama no siempre la nota es la misma en la misma línea. En el pentagrama hay cinco líneas y cuatro espacios; si estás en clave de sol en segunda línea, toda nota que va en la quinta línea se llama “fa”. Pero si estás en la clave de fa en cuarta línea,  toda nota que pongas en la cuarta línea, se llama “fa”; y para los distintos instrumentos hay distintas claves. Jesús habló por parábolas; por ejemplo, la del sembrador, al terminar sus discípulos le preguntaron aparte: “Señor, qué quisiste decir con la semilla que cayó junto al camino…?” Jesús les explicó todo y agregó: “A vosotros os es dado conocer los misterios del reino”. ¡Eso te tiene que poner contento! Pero a los demás no, sólo por parábolas, en clave, para que viendo y vean y escuchando no entiendan. ¿Quién conoce los misterios del reino? ¡Los hijos! En el año 2005 dice el Señor que te revelará cosas que tienen que ver con el reino de los cielos. ¡Tú los conocerás! Misterios que nadie los puede entender, tú los comprenderás.

Por último, quiero compartir otra idea contigo. Leamos Isaías 55:3: 3Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David”. Tres cosas te promete Dios para este año: Revelación nueva acerca del trono de David., la llave de David y su misericordia. ¡Dios tiene misericordia por ti porque estás en David! El verdadero David es Cristo; el primer David fue una señal de Cristo, un tipo de Cristo, el vencedor. Es de la única persona que dice Dios: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón…” Y de Jesús dijo: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3:17). Son del mismo linaje, solo que uno es de la carne y el otro es celestial. Así que nosotros pertenecemos al trono de David, al trono de Cristo, tenemos la llave de David, es decir, las llaves del reino de Cristo, y tenemos la misericordia eterna, firme, si no fuera por su misericordia no existiríamos. Por la misericordia de Cristo somos santificados, limpiados y llenos de su presencia, de su sabiduría, inteligencia, poder y consejo.

 

CONCLUSIÓN

Dios te dice: “Yo perdono tus pecados y te doy por la eternidad vida juntamente conmigo. ¡Estarás sentado en mi trono! ¡No eres cualquier cosa! Te he escogido para que seas un pueblo de reyes y sacerdotes. ¡Eres hijo del Dios altísimo!” No minimices el trono en el cual Jesús te quiere sentar juntamente con Él.

Hoy es tiempo de reconciliarte con Dios y pedirle perdón por todas las excusas que le has puesto. Si estás dispuesto, haz esta oración ahora mismo:

“Padre, me consagro a ti, tómame en tus manos, hágase conmigo como tú has dicho; dame conocimiento y revelación acerca del reino de David. Enséñame sobre las llaves de ese reino, tomo por la fe esas llaves para abrir todas las puertas que hay que abrir y para cerrar toda puerta que hay que cerrar y me tomo de ti Señor. Me tomo de tu gracia, porque el don tuyo es perfecto y es eterno. Mi infidelidad es grande, ¡cúbreme con tu sangre! Recibo tu palabra y profetizo que en este año veré tu gloria, tu misericordia y tu gracia. En el nombre de Jesús, amén.

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