¿Por qué fracasan los cristianos? - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

¿Por qué fracasan los cristianos?

INTRODUCCIÓN

Tengo para compartir contigo un pasaje dela Bibliaque está en San Juan capítulo 9. Estoy particularmente interesado en indagar por qué fracasan los cristianos y no sólo esto, sino por qué se acostumbran a vivir una vida de frustración. La vida cristiana es singular, extraordinaria, de victoria yla Bibliadice que nosotros, los que hemos creído en Cristo Jesús, somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. ¡No puede ser que tu vida sea como la de tu vecino! ¡La vida de un cristiano debe resplandecer! Un hijo de Dios no pasa desapercibido, es una persona especial, encendida por Dios. Hoy Él te desafía a cambiar tu vida de un modo radical.

SOMOS LUZ DEL MUNDO

Jesús dijo Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo.(Juan 9:5) Me llamó la atención esta frase: “entre tanto que estoy en el mundo”… ¿y qué después de su ida? Y seguidamente que se fue Jesús, dijo: “Vosotros sois la luz del mundo”. (Mateo 5:14). Hemos sido llamados para mostrarle al mundo quién es Dios y cuáles son sus obras. Dice su palabra que hemos sido salvados, perdonados, se nos ha dado una nueva vida, con el propósito de que andemos en las obras que Él ha preparado de antemano para que caminemos en ellas. Jesús decía que él hacía las obras que había visto del Padre, que el hijo hace las obras que ve del Padre, y nosotros, como salvados y perdonados por su gran misericordia, también existimos para mostrar su gloria y hacer sus obras. Está claro, hay quienes no quieren hacer ninguna obra, anhelan vivir tranquilos, tener una casa, un auto, una esposa e hijos y llevarse bien con todo el mundo, pero lamento decirte que no has venido para esto. ¡Dios tiene obras preparadas para ti! Si tú eres un cristiano lo vas a hacer y si no lo eres, ¡no lo harás! Dicela Biblia que aquellos que son guiados por el Espíritu Santo son verdaderos hijos de Dios así que presta atención qué guía necesitas para tener una esposa, una casa, una auto, una familia, ¡eso lo tiene cualquiera! Estamos hablando de que Dios quiere hacer de nosotros una vida singular como fue la vida de Jesús. Fue tan singular su vida que no se lo podrán sacar de encima, porque su obra ha sido total y absolutamente extraordinaria, trascendente y que ha llegado hasta nuestros días.

Estoy cansado de ver cristianos fracasados, que se conforman con una vida triste, gris y pálida. Todos los días hablo con cristianos y escucho de la boca de ellos, frases y palabras insertas en el pensamiento humanista y materialista. Recientemente hablé con una mujer que me dijo: “Pastor, ¿por qué me tiene que pasar lo que me está sucediendo? “Me casé con tanta ilusión…” Me dijo la palabra que jamás quisiera escuchar en la boca de un cristiano: ¡Ilusión! Los cristianos no vivimos de ilusión; algunos me han dicho: “pastor no me mate la ilusión”. ¿Sabes lo que dice el diccionario de la palabra ilusión? “Trastorno en los sentidos de la percepción”. ¡Muchos cristianos se ilusionan y se trastornan! Existe la ilusión óptica, que es un trastorno en el sistema de la visión, es decir, un espejismo, y también hay ilusiones del corazón, espejismos del alma. A veces nos ilusionamos y confundimos, como dice un dicho popular, “gordura con hinchazón”; creemos que la visión que hemos armado dentro nuestro es fe y en realidad es ilusión, y creyendo en ella, apostamos, ponemos tiempo, esfuerzo, dinero en empresas, en familias, en cosas que terminarán en fracaso. Por lo tanto yo conmino a los cristianos a conocer más la palabra de Dios y a pensar y hablar más de acuerdo a ella. Fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve, e ilusión es trastorno en los sentidos de la percepción. ¡Quiero que hoy seamos libres para que dejemos de hacer obras equivocadas que conducen a fracasos! Lo importante para no fracasar es conocer el origen de nuestras obras, de nuestras decisiones. Nuestras obras tienen que ver con nuestras decisiones, pero si quieres ser más cauteloso todavía, tienes que entender cuál es el origen de tus pensamientos, porque ellos dan origen a hechos; tienes que tener dominio de lo que piensas, porque de esa manera sabrás de antemano, antes de tomar una decisión si lo que vas a hacer, terminará en un fracaso o en una victoria. Reitero: Si conozco bien el origen de los pensamientos que estoy teniendo puedo saber de antemano si lo que voy a hacer será un éxito o un fracaso. ¡Ningún pensamiento generado en Dios será un fracaso! Cuando un creyente se pregunta por qué Dios permite que le ocurra determinado hecho, no sabe de lo que está hablando, porque todas las cosas que vivimos tienen relación con lo que pensamos, con lo que decidimos y con lo que hacemos.

No saber el origen de una situación es desconocer la verdad. Fui impactado con las palabras de Jesús que están en San Juan 8:31-32: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. Conocer la verdad implica creer la verdad y actuar conforme a ella, pero creer una mentira es seguir un engaño que terminará en fracaso. Dios no quiere que tú te enteres que está mal lo que has decidido hacer luego que lo has determinado. ¡Dios quiere que te enteres que está mal antes de decidirlo! “Pastor, tengo 25 años de casada y esta semana he descubierto que me casé con un demonio”. ¿Te costo 25 años descubrirlo? ¡Si conocieras el origen de tus decisiones lo hubieras descubierto antes de casarte! Recuerdo una chica que a una semana de su casamiento me dijo: “Pastor, tengo ciertas dudas de casarme con este hombre” y yo que conozco la Biblia, le dije: “Si estás dudando entonces no te cases”, pero ella replicó: “Pastor, ya tengo las tarjetas repartidas, la torta está encargada, han de venir los parientes de lejos, etcétera…” Dijo todas esas excusas cuando lo importante era saber cuál era el origen de su duda. La Biblia dice que nadie tiene que hacer algo dudando. ¡Son demasiados los cristianos que hacen las cosas “por las dudas”! A Dios le alegra el que se acerca con fe, así que si estás haciendo las cosas por las dudas no esperes que Dios te respalde en las decisiones que estás tomando.

En una oportunidad en que Jesús sanó a una persona ciega, sus discípulos se acercaron a él con un preconcepto: “Le va mal… entonces algo habrá hecho. Señor, ¿quién pecó? ¿Estos o sus padres para que sea ciego?” Jesús les contesta tranquilamente porque conocía la verdad: “No es porque éste pecó o sus padres sino para que sean hechas en él las obras de Dios”. Y continúa: “Me es necesario hacer las obras de Dios del que me envió entre tanto que viene la noche… y dicho esto escupió en tierra…” ¡Jesús sabía lo que tenía que hacer! Muchas viudas había en el tiempo de Elías mas él fue enviado a la viuda de Sarepta de Sidón; si hubiera ido a otra viuda se hubiera equivocado pero cuando se encontró con la que Dios le había dicho, ocurrió el milagro. ¡Dios tiene obras preparadas de antemano para ti! Si conoces la voluntad de Dios, te encontrarás con las obras que Dios quiere que hagas. Muchos ciegos había en Jerusalén pero Dios quería que Jesús sanara a éste específicamente. Dice la Biblia en Efesios 2:10: Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. Las cosas que tú haces y que estás decidiendo hacer, ¿son las que Dios quiere que hagas? Todos los días me encuentro con gente que me dice: “Pastor lo hago porque lo siento”. ¡Eso no está bien! Lo importante no es lo que tú sientes sino lo que Dios quiere que hagas. Todos los días algún creyente me dice: “Yo opino que…” ¡Deberíamos sacar de nuestra boca algunas terminologías! Tendríamos que cambiar esas expresiones por el léxico de Dios.

ES NECESARIO CONOCER EL ORIGEN DE NUESTROS PENSAMIENTOS

Cuando Jesús decidió hablar con ese ciego y sanarlo, él ya sabía lo que tenía que hacer. ¡La fe es algo muy loco! La fe no responde a la razón, no responde a la matemática, a la química ni a ninguna otra ciencia sino que pertenece a la dimensión de Dios. Jesús dijo: “…todas las cosas son posibles para Dios (Marcos 10:27). ¿En qué enciclopedia o libros de la universidad Jesús aprendió que para sanar a ese ciego tenía que salivar? ¡La dimensión de Dios es increíble! Jesús sabía que tenía que probar al ciego en la obediencia; si hay fe, hay obediencia. No me pidan que les explique qué sustancia tiene el barro y la saliva, pero el ciego se sanó porque era un tema de fe; este ciego creyó, obedeció y fue sanado. Lo primero que los fariseos dijeron, fue que Jesús le sanó en un día sábado; ellos estaban llenos de preconceptos, tenían establecido todo lo correspondiente al día sábado y concluyeron que esa sanidad no era de Dios.

¡Tenemos que conocer el origen de las obras que hacemos! Jesús tenía total certeza y seguridad que su obra era de Dios y la hacía en obediencia. Hay obras que están predeterminadas de parte de Dios para que sucedan. Si tú haces una obra que sabes que Dios quiere que la hagas, ningún demonio te puede detener. ¡Ni el diablo en persona podrá detener las obras que tienen origen en Dios! Por eso la vida del cristiano es una vida total y singular, se supone que el creyente hará obras que nadie las podrá detener, no puede terminar en derrota si su origen es espiritual. Hay cosas que hacemos que nos  mantienen enfermos, en división con nuestro cónyuge, endeudados, enemistados con nuestros hijos pero una obra bien hecha tiene un buen resultado; cada resultado tiene que ver con una acción, no puede el buen árbol dar mal fruto, se sabe y se espera que el buen árbol dé buen fruto y viceversa. La sanidad de este ciego produjo confusión a su alrededor. Los fariseos dijeron: “Este hombre no procede de Dios”, pero otros decían:” ¿Cómo un hombre pecador puede hacer estas señales?” Y había disensión entre ellos y le preguntaron a los padres si ese era realmente su hijo y respondieron: “Sabemos que es nuestro hijo y sabemos que nació ciego pero como ahora ve no lo sabemos o quién le haya abierto los ojos no lo sabemos, preguntadle a él, que el responda por si solo”. Y volvieron a llamar al hombre que había sido ciego, y este hombre respondió: “Si es pecador no lo sé pero una cosa sé que habiendo sido ciego ahora veo”.

El éxito de Jesús tenía que ver con el hecho que él sabía realmente lo que hacía. Su comunión con Dios era perfecta de tal manera el conocía las obras que tenía que hacer. Conocí a un hombre que se había casado cuatro veces y me dijo: “Pastor todas las mujeres me salieron malas”, pero el creyente sabe cómo será su matrimonio antes de casarse. ¡El creyente conoce el fin al principio! Es muy sencillo: Si planto una semilla de zapallo me dará zapallos… Sabiendo cual es la semilla, sabremos cuál será el resultado; la semilla te habla del resultado final, es el origen de lo que va suceder. Por lo tanto, que no te apure ni el frío ni el calor, debes estar seguro de las decisiones que tienes que tomar. Todo lo que tiene origen en una decisión humana, es humano, pero todo lo que tiene origen en el espíritu, espíritu es. Las obras son el fruto de una decisión espiritual o decisión carnal. Cada cosa tiene que ver con su naturaleza, el espíritu dará un resultado espiritual. Y tú has sido creado por Dios para vivir en el espíritu. Si Dios te dice, “ponle barro en los ojos”, ¡hazlo! Por eso se requiere que los cristianos se acostumbren a tomar decisiones correctas. Pero, ¿qué hacemos si ya tomamos una decisión incorrecta? ¡La cortamos! Hoy vamos a echar fuera de nosotros esas cosas que sabemos, las estamos haciendo sin tener certeza si provienen o no de Dios. Así como Abraham tuvo que echar a Ismael, que era la obra de la carne, a diferencia de Isaac que era la obra del espíritu, nosotros también tendremos que echar de nuestras vidas las obras de la carne. ¡Abraham tuvo que echar a la madre que había escogido para tener a su hijo y asimismo al hijo de sus propias entrañas! Hay decisiones que son dolorosas pero es necesario tomarlas. ¡No queremos más fracasos, no queremos más vidas chatas, anhelamos tener vidas singulares, que reflejen la gloria de Dios! Las obras de Dios tienen que ser de tal magnitud que quede clara la intervención de Dios en ellas. Dios nos ha escogido para hacer obras importantes, preparadas de antemano, por eso Jesús insistía tanto a sus discípulos que no se preocuparan de las añadiduras, sino primeramente del reino de Dios porque éste es un reino espiritual, invisible, de victoria, de poder, ¡no hay fracaso en este reino!

La ilusión pertenece al alma, es una visión nacida en el corazón del hombre, de modo que si nació en el hombre, no sirve y es por eso que Jesús dice: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo,…” (Mateo 16:24) ¡Deja de funcionar en tu alma, funciona en tu espíritu! Dios hoy te dice: “Elimina tus pensamientos, deja que sea yo el que conduzca tu vida, deja que yo llene tus emociones y tu voluntad”. La fe viene de Dios en tanto que la ilusión viene del hombre; ¿qué tienes tú? ¿Fe o ilusión? ¿Cuál es tu vocabulario? ¿Eres de lo que dices “de ilusión también se vive”, o “yo opino que…”? Si piensas así, ¡no vas bienl! ¡Tienes que ejercitarte en la palabra de Dios! Jesús decía con toda autoridad que lo que veía hacer al Padre, eso hacía ¡El Hijo hace lo que ve hacer al Padre! Cuando un cristiano busca de verdad en el reino de Dios, no se ha convertido en un soberbio sino que está haciendo la voluntad de Dios. Está haciendo lo que corresponde a su naturaleza; Dios te ha dado una naturaleza espiritual, muévete en esa naturaleza. Estamos cansados de vidas fracasadas, de gente que viene a la iglesia y tienen vidas tan normales, cuando en realidad somos llamados a tener vidas sobrenaturales.

CONCLUSIÓN

Cuando una decisión es mala, lo es desde el principio, por lo tanto tendrás que cuidar el origen de tus cosas; hay obras que son espirituales en tanto que otras son carnales y dicela Bibliaque seremos juzgados por nuestras obras… ellas hablarán de lo que fuimos nosotros. Algunas parecen buenas pero no las mandó Dios.

Es mi anhelo que hoy hagamos juntos un pacto con Dios; quiero en esta hora poder venir delante de Dios y cortar con aquellas cosas que no provienen de Él, que las hemos decidido apresuradamente y aún queriendo hacer el bien hemos hecho el mal.

¡El problema del fracaso tiene que ver con tu relación con Dios! Si anhelas ser un vencedor en todas tus obras, es necesario que hoy te reconcilies con Dios. Si estás dispuesto, haz esta oración ahora mismo:

“Padre querido, hoy me arrepiento de las cosas que he hecho mal, y no sólo me arrepiento, sino que vengo a decirte que necesito tu perdón. Prometo cortar con aquellas cosas que no son tu voluntad, quita la confusión de mi mente, destruye las fortalezas y los argumentos que se levantan en contra del conocimiento de ti. Vengo a ti para que hagas una obra nueva en mí y te reveles en mi vida. ¡Quiero aprender y entender tu voluntad! ¡Dame tu fe y amor por tu palabra! ¡Creo por la fe, que soy una nueva criatura! En el nombre de Jesús hago esta oración, amén”.

 

 

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