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Este es un “Día de cosecha”. Dios en su Palabra estableció fiestas, cada siete días; cada siete meses; cada siete años y cada 49 años había una celebración; una fiesta. Todas las fiestas tienen que ver con el número siete; De las cinco fiestas principales del año en Israel, tres eran celebraciones de cosecha. La celebración era un encuentro en el que el pueblo se presentaba a Dios con gratitud por los frutos y la cosecha; y a la vez, todas las fiesta dela Biblia tienen que ver con cosas espirituales, por ejemplo: Jesús murió en unas de esas fiestas; el espíritu santo fue derramado en unas de esas fiestas; en el Pentecostés hubo una cosecha de miles de almas–120 estaban orando–pero cuando fue derramado el Espíritu Santo y predicó Pedro hubieron 3000 convertidos y después hubieron 5000 convertidos. Dios estableció estas fiestas y no solamente son su cronograma, sino que tiene que ver con la fiesta de Dios ya que la segunda venida de Cristo, ¡será otra fiesta de cosecha! Dicela Biblia que El viene para la siega, ¡cuando el fruto esté maduro! los segadores van a ser los ángeles ¡Cristo viene a una fiesta de cosecha!
Dios convocaba a una celebración de cosecha porque sabía que para su pueblo era un momento especial de alegría. La Biblia dice que el que va sembrando, lo hace con lágrimas pero vuelve con regocijo trayendo sus gavillas; su cosecha. Estas fiestas se denominan en la Biblia fiestas de Jehová. La gente tenía que ir tres veces al año y presentarse delante de Dios con el fruto que Él le daba. La Biblia llama fruto por ejemplo al fruto del vientre; a los nacimientos de criaturas, y Jesús dijo “lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del espíritu, espíritu es” ¡hay alegría cuando nace una criatura! ¡Imagínense en el cielo cuando nace un ser espiritual aquí abajo en la tierra! lo que es nacido del espíritu es espíritu ¡son hijos de Dios! ¡Engendrados por Dios!
Filipenses capítulo 3 versículo 7 en la Nueva VersiónInternacional nos dice: “todo aquello que era ganancia ahora lo considero pérdida por causa de Cristo; es más; todo lo considero pérdida por el incomparable valor de conocer a Cristo Jesús mi Señor. Por él lo he perdido todo y lo tengo por estiércol”…”A fin de ganar a Cristo y encontrarme unido a él. No quiero mi propia justicia que procede de la ley sino la que se obtiene mediante la fe en Cristo Jesús, la justicia que procede de Dios basada en la fe. Lo he perdido todo a fin de conocer a Cristo, experimentando el poder que se manifestó en su resurrección, de participar en sus sufrimientos y llegar a su muerte y así alcanzar también la resurrección de ente los muertos”
Esto lo escribe el apóstol Pablo, un hombre que descubrió un gran secreto. El perseguía a los cristianos y creía que al hacerlo daba un gran servicio a Dios, era un tremendo religioso, y por Dios quería matar a todos los cristianos porque eran una peste; una desviación de la verdadera religión y del verdadero conocimiento de Dios. Pero un día tuvo un encuentro con Cristo, mientras iba a Damasco persiguiendo cristianos, en el camino se le presentó Jesús. Pablo no sabía que hacer y una voz le dijo: “¿Saulo, Saulo por qué me persigues? él dijo: ¿Quién eres Señor? ¿Qué quieres que haga? “Yo soy Jesús a quien tu persigues”.
¡Quien persigue a un cristiano persigue a Jesús! Quien no recibe a un verdadero cristiano es a Jesús a quien no quiere recibir. Después de ese encuentro Pablo comienza a decir: “todo lo que antes para mi era importante, todo lo que era ganancia lo he puesto en “pérdidas” en la contabilidad, con tal de estar unido a Jesucristo” ¡con tal de estar unido a Cristo y no perdérmelo!
Cuando una persona encuentra un tesoro hace todo lo posible por no perderlo, cuando alguien valora una cosa desmedidamente paga el precio que tenga que pagar, lo importante es permanecer cerca de Cristo, conocer a Cristo y andar con Cristo. Por eso es importante que todas las personas que han puesto su mirada en Jesús no la saquen de El y le busquen. Profundicen en Jesús porque muchas cosas han buscado y otras han deseado pero ninguna les ha satisfecho como Jesús les va a satisfacer a partir de hoy. Una promesa de Jesús es: “el que beba del agua que yo le daré no volverá jamás a tener sed” Si tienes temores o angustias, problemas económicos o enfermedades, problemas en el matrimonio, pon tu mirada en Jesús. El te promete que te saciará, no tendrás sed jamás. “Mi paz os dejo, mi paz os doy, yo no la doy como el mundo la da” ¡no hay como la paz de Jesús! Cuando uno llega al conocimiento de la verdad ya no quiere otra cosa, una persona que continuamente busca otras cosas es porque no ha entendido la verdad o no la ha conocido. Jesucristo dijo “Yo soy la verdad”…“yo soy el camino, yo soy la verdad, yo soy la vida”
¿En qué termina tu vida?
Proverbios capítulo 23 versículo 23; dice: “compra la verdad y no la vendas” Es muy triste el engaño; el que no llega a conocer la verdad y a creer en ella ¿en qué esta creyendo? En la mentira; y el que cree en la mentira camina en el engaño, en la oscuridad y no sabe en qué va terminar su vida. Yo te pregunto ¿en qué termina tu vida? ¿Sabes qué será de tu vida más allá de la muerte? ¿Sabes qué espera Dios de ti de aquí a cinco o diez años? ¿Sabes si estás corriendo correctamente? ¿Confías en Dios?, o ¿confías en tu razón o tus sentimientos?
En estos días la gente cree en lo que siente, he conocido personas que viven turbadas porque cada vez que “les pareció” algo salió mal. Conocí un hombre que “le habían salido todas las mujeres malas”. ¡Se había casado 10 veces! El me dijo: “pastor el problema es que no he tenido suerte con las mujeres”. Tú tienes que conocer la verdad, no puedes andar probando por la vida. ¡Compra la verdad y no la vendas!
El conocimiento de la verdad es fundamental. Lo fundamental no es la comida ni la bebida, eso Dios te lo añade. ¡Busca las cosas eternas y no las pasajeras! Una mujer que concurría a una iglesia con sus hijos vivía atormentada por su marido, ¡le había amargado la vida! Un día este hombre va a un lugar donde estaban poniéndole un pesticida, “Fulidol” a unas plantas. Es un veneno muy potente, la proporción es algo así como una porción por cada1000 litros de agua. Entonces él pidió que le dieran un poquito de ese veneno para ponerle a sus rosales y se lo pusieron en un recipiente de gotitas nasales, se lo guardó y se fue. A la noche este hombre se despierta con la nariz tapada y le dice a su esposa: “Por favor alcanzame las gotas nasales, están en el saco”. En el momento en que se está poniendo las gotas nasales se dio cuenta que era el “fulidol”. Corrió al baño y comenzó a lavarse con agua ¡era veneno! A las pocas horas entró en estado de coma y a los tres días murió.
Lo que tú crees puede condenarte eternamente, el lugar que le des a Cristo o que no le des te puede condenar de por vida ¡equivocarse es malo, equivocarse es duro! ¡Tienes que conocer la verdad, abrazarla y pagar el precio! ¡Vale la pena pagar todo por Cristo y perder todo por Él! ¡Gana a Cristo! Hoy en día los políticos cambian de opinión, cambian de políticas, de partidos, dicen y se desdicen; no saben ni siquiera lo que han hablado, hoy en día las personas cambian constantemente de opinión, no tienen parámetros fijos, no hay certeza. ¡Pero tengo una noticia hermosa! ¡Cristo nunca cambia de opinión, Él siempre es el mismo! Jesús dijo: “el cielo y la tierra pasarán pero mis palabras no pasarán” Los científicos dicen que el sol tiene determinada edad y que envejece; los planetas envejecen, las estrellas también ¿lo sabían? ¡Entérense! Hay que llegar al siglo 21 y ser científico para enterarse que lo que Jesús dijo era correcto: “el cielo y la tierra pasarán pero mis palabras no pasarán”
El hombre necesita algo firme y estable de donde tomarse; uno no puede sujetarse de un soporte flojo, pero, “Jesucristo es el camino, la verdad, y la vida” Él es el que perdona tus pecados, murió para pagar el precio de tu condenación y tu pecado, te amó de tal manera que fue a la cruz por ti. El considera que tienes un precio muy alto, por eso te ama. La pregunta no es ¿Dios me ama? La pregunta es ¿tú lo amas? Él sí pagó un precio por amarte, dejó el cielo y su gloria, vino al mundo a padecer, ¿Por qué? Para amarte. ¿Qué precio pagas tú por estar unido a Él? ¿Eres capaz de darle todo; toda tu vida? Quiero dejarte con esta reflexión para que te afirmes en lo que has creído: ¿Valdrá la pena caminar con Cristo? El apóstol Pablo dijo: “Lo doy todo por perdido, lo tengo todo por basura con tal de mantenerme unido a Él, ligado a Él.”
Deseo que hoy confirmes la decisión que has tomado y que puedas decir: ¡Sí Señor, sé que he conocido la verdad y no la voy a vender! Podrán venir pruebas, engaños, rumores, dudas, ¡pero estaré firme!
Que Cristo sea el gran amor de tu vida. Dios te dice hoy que te ama profundamente y que ha pagado el precio más alto que se podía pagar por tenerte a ti, pero se necesita que tú pagues el precio por tenerlo a él. El precio es amarlo más que a cualquier otra cosa. Si quieres confirmar esto yo quiero orar por ti.
“Glorifícate en estas vidas Señor, que hoy seamos perdonados, consolados y bendecidos, ¡en el nombre de Jesús! Toca a estas personas que son el fruto de tu amor y el resultado de tu palabra. Que sean arraigados y cimentados en tu amor y que arranques en esta hora de sus corazones todo pensamiento engañoso, inútil. Dios, quita toda maldición y toda maldad; ¡echamos fuera todo espíritu que no viene de ti! Todo demonio, hechicería, brujería, maldiciones heredadas; todas ellas sean rotas; toda atadura, toda amargura. Toda maldición de palabra que se dio en ellos, toda palabra de duda, Espíritu de Dios ven sobre ellos, sean benditos en esta hora.
Quiero que repitas esta oración con sinceridad para entregarte por completo a Jesús. Con voz audible di: “Señor sé que tú eres la verdad; Jesús tú me has amado, has muerto por mi en la cruz del calvario. En ti está el poder para perdonar y salvar. Te doy gracias porque me has salvado. Creo que tienes poder para perdonar mis pecados y para hacerme libre de toda maldición. En el nombre de Jesús ahora me declaro libre y bendito, confieso que mis pecados son perdonados, te abro mi corazón, ven a sentarte en el trono de mi corazón te doy las riendas de mi vida gracias Señor, ¡amén!”
ANEXOS: