EL PROYECTO DE DIOS PARA TU VIDA PR. HUGO MÁRQUEZ - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

EL PROYECTO DE DIOS PARA TU VIDA PR. HUGO MÁRQUEZ

INTRODUCCIÓN

Dios hizo todas las cosas. El universo que El ha creado es ordenado y previsible; podemos verlo y conocerlo a través del conocimiento de las leyes naturales. Ya se terminó ese tiempo de oscurantismo de la Edad Media, de fantasías y de superstición. Dios es un Dios de orden, del caos hizo un universo ordenado y estableció leyes, las cuales Él mismo sostiene y las ha puesto cerca del conocimiento del hombre. Dios nos ha dado un mandato; en Génesis 1:28 dice: “… llenad la tierra, y sojuzgadla…” Es decir, nos da el mandato de conocer la creación, de entenderla, implica tener ciencia, conocimiento de las leyes de Dios y así tomar dominio de la creación. Y así como hay leyes en el mundo visible, también hay leyes en el mundo invisible, las cuales han sido puestas para bendición de nuestras vidas. ¡No son cosas ocultas las que Él ha revelado en su santa palabra! En ella la ley de Dios nos ha sido revelada porque El quiere que a través de esas leyes alcancemos el más alto nivel de vida que podemos alcanzar.

Hace unos días estaba en un retiro de jóvenes y empezamos hablar acerca de qué es tener éxito en la vida y pasamos por la fama, por el dinero, por la profesión, por la influencia, pasamos por muchos ítems, queriendo identificar lo qué es éxito en la vida, hasta que después de discutir mucho llegamos a una conclusión: ¡Realmente tener éxito es alcanzar el propósito por el cual hemos sido creados! Cuando un hombre y una mujer pueden encajar en ese lugar que Dios estableció para que viviéramos y entendiéramos la razón de nuestra existencia y el propósito por el cual Dios nos ha dado, en ese momento tendremos sentido de éxito y de plenitud. No está en ganar dinero, no está en alcanzar títulos, honores, profesiones, todo eso es vanidad de vanidades, pero cuando un hombre encuentra el sentido de su existencia encuentra la plenitud de la vida. Yo creo que todo el propósito de Dios es un propósito de vida. Jesús dijo: “yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”. El propósito de Dios no es religioso. No ha venido Dios para que seamos seres religiosos en el sentido más negativo de lo que eso significa, sino que el propósito de Dios es que volvamos alcanzar el nivel de vida por el cual Él nos ha creado; de hecho, una de las palabras que usa la Biblia, la palabra “pecado”, está muy confundida y es utilizada muchas veces fuera de contexto. Pecado es “errar al blanco”. Dios nos ha creado y ha lanzado nuestra vida como una flecha y el pecado en definitiva son  fuerzas espirituales de la naturaleza humana que nos desvían del propósito de Dios. Pecado es errar al blanco, es estar viviendo una vida que no nos corresponde vivir, es vivir equivocadamente, es estar detrás de cosas que no sirven, que no satisfacen, es estar en un atajo, en un desvío y es por eso que vino Cristo, a recomponer esa situación y volvernos al camino de donde nos desviamos. No predicamos una religión, no predicamos una iglesia. ¡Predicamos a un Cristo que nos ha dado la vida y quiere retornarnos para que podamos dar en el blanco! La vida en definitiva es como un deposito de energía, de poder, de potencial, un potencial que Dios nos da y cuando podemos expresar todo ese potencial en plenitud, podemos realmente sentir que estamos caminando en una vida de éxito, pero solamente a través de la revelación de la palabra podemos en alguna medida empezar a expresar todo ese potencial que cada uno de nosotros tenemos y así poder expresar la vida que Dios pensó y soñó. Cuando me dio vida, cuando me dio existencia, cuando me puso en la tierra, cuando me hizo nacer en lugar determinado, cuando me educó, me formó, cuando me llevó a otro país, a otra ciudad y me plantó en ese lugar, lo hizo con un propósito, el cual hay que descubrir. Y mientras uno no descubre ese propósito de Dios, no alcanza la plenitud de vida porque justamente, ¡la plenitud de vida es descubrir el propósito para el cual Dios me creó! De lo contrario, estamos gastando simplemente ese depósito de Dios, ese capital, ese potencial de Dios en cosas superfluas y en definitiva, no es la vida abundante que Jesús ha prometido. Esta vida abundante que Jesús ha prometido se cumple cuando estoy en el centro de la voluntad de Dios y es mi deseo que esta palabra te ayude a descubrir, a buscar, cuál es el centro de la voluntad de Dios para tu vida, quisiera acercarte un poco más a ese conocimiento de Dios.

               Hay algunos que no conocen a Dios y están “esperando la carroza”… no saben para qué viven, simplemente están esperando que pase la carroza y nos lleve al cementerio, y como no viene y se demora, comen, compran, van, vienen, pero no están entendiendo por qué Dios les ha dado vida. En el libro de Números encontramos la experiencia de un grupo de personas, algunos que dieron en el blanco y otros que dieron fuera del blanco, algunos que encontraron el propósito de Dios y otros que se desviaron del mismo. Eran doce jóvenes y príncipes, de los más excelentes, a los cuales Dios le dio orden a Moisés que los convoque y los envíe a explorar la tierra que Él prometió a Israel. Creo que todos conocen la historia: Los 12 espías recorren Palestina de norte a sur, de este a oeste, y regresan… ¡Dios estaba realmente feliz! Después de toda la revelación que le ha había dado a Abraham, a los patriarcas, esta generación podía ver con sus propios ojos, para qué fueron creados, para qué Dios les había librado de la esclavitud de Egipto… pero ustedes conocen la historia, cómo se da vuelta todo. El grupo se divide en dos; por un lado diez y por otro lado dos. Los dos grupos tienen la misma experiencia objetiva, caminaron por los mismos lugares, vieron las mismas cosas, no es que uno fue al África y el otro fue a Suiza, ¡no! Los dos grupos fueron al mismo lugar pero lo sorprendente es el informe que traen, ¡pareciera que no hubieran ido al mismo lugar! Porque todo tiene que ver al menos con dos elementos que yo quiero mencionarte en esta hora.

               PRIMER PASO: TENER VISIÓN

Lo primero es la visión; la vida plena empieza cuando comienzo a tener visión de lo que Dios quiere de mí. Si tú no sabes a dónde te está llevando Dios, ¡ya has llegado a ningún lado! Aquel que no sabe a donde va, ya llegó a su destino, que es donde está, aquel que no tiene en claro cuál es el propósito en la vida, aquel que no tiene un horizonte, aquel que no tiene una meta, aquel que no tiene un propósito por el cual vivir, por lo cual luchar, ya llegó a su destino, no irá más lejos, y dará la vuelta absolutamente siempre en el mismo lugar. La visión es siempre indispensable para poder llegar a donde uno se dirige. ¡Sin visión es imposible poder alcanzar una meta! Si no sabes a dónde vas, ¡no vas a llegar a ningún lado! Cuando el Señor envía a los espías, quiere que ellos tomen visión de esa tierra, y les dice: “allá los quiero llevar, allá los quiero plantar, los quiero hacer crecer, multiplicar, hacia allá los quiero dirigir”. ¡Qué increíble que había gente que no quería ver lo que Dios le quería mostrar! Y hoy nos encontramos con personas que no quieren ver lo que Dios les quiere mostrar y que tienen incredulidad en sus corazones. ¡Dureza de corazón! ¡Incapacidad de creer lo que Dios te quiere mostrar! Jesús dijo: “yo he venido para que tengas vida, y la tengan en abundancia”. ¿Cómo es la vida que Jesús te quiere dar? ¡En abundancia! ¡Es la mejor! Sin embargo, algunos se empiezan a conformar y dicen, “yo me quedo tranquilo, estoy bien, ¿para qué molestar más a Dios? Hay un dicho popular que dice: “cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía”… a veces nos da la impresión que las promesas de Dios son tan grandes, son tan generosas, tan lindas, tan amplias, que algunos cristianos han decidido no creerlas y dicen, “no puede ser que la vida sea tan linda, si el Señor me da resignación, me aguanto con la vida que tengo”… ¡Algunos piden resignación y Dios le da resignación pero no alcanzan la plenitud de vida que Dios ha preparado para ellos! Algunos le llaman “santa resignación”, pero creo que es “diabólica resignación”, porque la Biblia es clara. En el caso de Israel Dios les había planificado una tierra que fluía leche y miel, la promesa de Dios era abundante, no era escasa, ¡era de lo mejor! Nunca habían sido propietarios y ahora sí, nunca habían cultivado los campos directamente, no habían edificado casas ni ciudades pero ahora iban a heredar casas y ciudades… y me imagino que dirían, “no puede ser, esto es demasiado”. ¡Hay creyentes que les cuesta aceptar la bendición de Dios! Hay algo de incredulidad en el corazón del creyente y de hecho la Biblia lo revela, porque si en Israel sucedió, ¿por qué no va a suceder en la iglesia? En Números 14:11 y 12 el Señor cansado de esta incredulidad dice a Moisés: ¿Hasta cuándo me ha de irritar este pueblo? ¿Hasta cuándo no me creerán, con todas las señales que he hecho en medio de ellos? 12Yo los heriré de mortandad y los destruiré, y a ti te pondré sobre gente más grande y más fuerte que ellos…El Señor estaba realmente fastidioso de la incapacidad de su pueblo para mirar lo que le quería mostrar. ¡Abre tus ojos! ¡Abre tus ojos a lo que Dios te quiere mostrar y dar! ¡El no te va a dar nada si no te lo revela primero! Quiero decirte algo, cuando José termina su vida en Egipto como segundo después del Faraón y con todos sus hermanos y sus padres, él no llegó a cualquier lado, sino que llegó al cumplimiento de su visión. Hay creyentes que le están diciendo al Señor: “a cualquier lado… ¡me da igual! ¡No Señor! ¡Quiero ir hacia el cumplimiento de tu propósito en mi vida! ¡No quiero nada menos Señor! ¡Quiero ir hacia donde tú soñaste qué hacer con mi vida! Porque es la vida plena el sentido de éxito y ese sentido de plenitud es el vuelo más alto que puedes volar en esta tierra. Hay gente que sueña con ser arquitecto y Dios sueña con hacerlos pastores, apóstoles; uno puede soñar el mejor sueño, uno puede planificar lo mejor para Dios pero Él no está pidiendo que tú le ofrezcas comprar lo que tú quieres, El quiere que tú le ofrezcas lo que El te pide. Dios no está pidiendo que tú sueñes, El quiere que tú veas su sueño, ¡el sueño de Dios! Abraham tuvo que salir de la carpa para ver el sueño de Dios. El Señor lo mandó: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia… (Génesis 15:5). Abraham tenía que ver primero ver su sueño, su visión y encaminarse hacia ella. Quiero decirte que primero debes ver lo que Dios quiere de tu vida. ¡El nivel de vida que estás viviendo no es lo que Dios está queriendo de ti! Quizás estás haciendo algo noble, quizás estás haciendo cosas lindas, ¡pero tienes que empezar hacer lo que Dios tiene para tu vida! Y cuando veas lo que Dios quiere de ti, vas a poder empezar a caminar en sus alturas.

               SEGUNDO PASO: TENER DETERMINACIÓN         

En segundo lugar, porque la visión no es suficiente, no alcanza, hace falta algo más y es determinación, perseverancia. Dice el Señor, “buscar primeramente el reino de Dios y su justicia…”. “Buscar” implica una actividad intensa, continua. ¡No te quedes cómodo! ¡No te quedes quieto! Hay una determinación seria que debes tomar, una decisión de ir a buscar la revelación de Dios y eso implica determinación… ¡no contemplación sino determinación! ¡Hace falta perseverancia! Si hay algo que diferenció a Josué y a Caleb no fue la visión sino la determinación; ella es lo que hace la diferencia entre las personas. Hay gente que puede alcanzar a ver el sueño, hay gente que alcanza a escuchar la voz de Dios como Jonás, pero pega la vuelta y se va por otro rumbo. ¡N es suficiente tener visión, es importante tener determinación! La determinación es el paso siguiente a la visión para alcanzar éxito o para alcanzar el nivel de vida que Dios te quiere verdaderamente dar. ¿Cómo pudo ser que esos doce inteligentes jóvenes vieran la escena tan distinto? Unos decían: “¡la tierra nos va a tragar, son gigantes, nos ven como langostas!” y los otros decían: “¡sí podemos, el Señor está con nosotros, más podemos nosotros que ellos!” Todos habían visto lo mismo pero había dos que tenían determinación. La mayoría está siempre con los imposibles a flor de labios: “No pude”, “no me dio el tiempo”, “me lo impidieron”, “mis papás no me apoyaron”… hay gente que tiene los imposibles para justificar sus fracasos, pero las personas que alcanzan éxito son aquellas que tienen determinación y superan todos los obstáculos en la vida. Diez jóvenes vieron un problema pero dos vieron una solución, ¡y así sucede todos los días! Diez se enfocaron en lo que no se podía hacer y dos se enfocaron en lo que sí se podía hacer, diez se enfocaron, y estuvieron listos para empezar y para ir adelante. Todos tenemos una Biblia, todos venimos a la iglesia, todos cantamos, pero la diferencia está en aquellos que tienen determinación y aquellos que retroceden. La persistencia de Josué y Caleb sencillamente fue impresionante y extraordinaria; estaban bajo amenaza de morir apedreados pero se plantaron firme diciendo: Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. 9Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan…” (Números 14:8-9). ¡Qué impresionante! ¡Tenían determinación! Y Dios los honró, y les prometió que verían la tierra que juró a sus padres, no así el resto, por cuanto en ellos hubo otro espíritu. ¡Hoy Dios sigue honrando a aquellos que manifiestan la fe de la determinación! Tenemos mucha influencia ambientalista, de modo que cuando hablamos de fe, pensamos en cosquillas en el estómago. Santiago decía: Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras” (Santiago 2:18). El entendía que la fe era práctica, la fe nos lleva a tomar decisiones, nos lleva adelante, nos lleva a emprender empresas, negocios. ¿Dónde se muestra mejor la fe? Mañana, cuando ya no estés en el templo, en las decisiones y en las determinaciones que tengas que tomar cada día, para creerle a Dios y caminar adelante en lo que El te marque y te indique. En Israel también todos eran creyentes mas no de todos se agradó el Señor. ¿Se agradará de nosotros porque estamos en el templo? ¿Se agradará de nuestra fe? ¡Estaban todos reunidos pero había incredulidad en sus corazones y la incredulidad les llevó a desagradar a Dios y a que Él los quitara del proyecto de vida que había planificado para ellos! Hay creyentes que han sido arrancados del proyecto de vida de Dios porque no se han atrevido a creerle, pero yo confío que en esta hora tú puedas creerle a Dios y salir del grupo de los diez para ser parte del grupo de los dos y creerle a Dios. Algunos dicen, “y bueno todos somos creyentes, lo que pasa es que a aquel le dan para adelante y a este no tanto”. Te lo imaginas a Dios diciendo: “Está bien lo que hicieron Josué y Caleb y también está bien lo que hizo el resto, al fin de cuentas, soy padre de éstos y de aquellos también”. Nosotros queremos muchas veces conformarnos: “Aquel es así y éste es así, pero no importa todo está bien, ¡Dios usa todo!” ¡No es así! Una vez escuché a un pastor decir: “Estoy pasando un desierto como Israel, porque si Dios mandó a su pueblo a un desierto, a mi también”. ¡No! ¡No era la voluntad de Dios que Israel estuviera en el desierto! Había una línea directa de Egipto a Canaan, el desierto no fue el plan de Dios, fue la incredulidad de Israel la que le hizo pasar por el desierto, así que nunca le eches la culpa a Dios de los fracasos de la incredulidad. Es cierto que Dios tiene un propósito en eso y los vuelve al desierto, pero es un propósito de muerte. Dijo Dios: “no entrarán a la tierra prometida”. Moisés intercede por ellos, “¡no los destruyas!” Está bien, no los voy a destruir, pero no van a tener la vida plena, la vida abundante, no poseerán lo que les he prometido, y ¿qué prometió Jesús? “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”. “¡Está bien!” dice el Señor, “los voy a perdonar pero van a quedar vagando en el desierto, van a vivir en mediocridad, van a vivir en escasez, y van a morir en el desierto”. ¡No se atrevieron a creer la promesa de Dios y murieron en el desierto! Cuando uno no tiene determinación, tiene excusas, en algunos es la edad, y comienzan a justificarse diciendo: “bueno, si yo fuera joven…” Pero hay un pasaje muy lindo que refiere a Caleb quien a los ochenta y cinco años dijo: “…y ahora, he aquí, hoy soy de edad de ochenta y cinco años. 11Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar” (Josué 14:10-11). “Yo era jovencito y ahora tengo 85 años pero quiero tener el monte antes de morirme, ¡lo quiero conquistar! El Señor estará conmigo y los echaré como el Señor dijo y si El lo dijo así será”. Fue simple la ecuación de Caleb y de Josué: Si el Señor lo dijo ¡así será! Así que cuando uno tiene determinación para alcanzar el nivel de vida que Dios nos quiere dar, la edad no importa. Hay muchos ejemplos que como el de Corrie Ten Boom, como el de Charles Spurgeon… este célebre predicador del siglo pasado conocido como el príncipe de los predicadores, pocos conocen la enfermedad que él sufría, pero él se superaba día a día la enfermedad. Tuvo varios hijos; en una ocasión tuvo mellizos, y al nacer éstos, su esposa quedó inválida siendo una mujer joven. Pero ella no se resignó, sino que decidió que el ministerio de su marido tenía que seguir y trascender Londres. Todo lo que tenemos de Charles Spurgeon es porque una mujer tirada en la cama entendió que allí Dios tenía un propósito con su vida. ¡Cuando uno tiene determinación vence la enfermedad! ¡Cuando uno tiene determinación vence la excusa de la edad! ¡Cuando tiene determinación vence aún las limitaciones económicas! ¡Cuando hay perseverancia y determinación no hay limitaciones económicas! ¡Ellas no pueden atar a Dios! Hay veces que Dios las permite para ver hasta dónde nuestra fe irá, si vamos a entender la escasez económica o la edad como un obstáculo o como un desafío. Hay veces que el diablo usa la escasez para detenerte, y la prosperidad para desviarte de los propósitos de Dios pero cuando uno tiene en claro hacia dónde le lleva Dios nada puede desviarle de ese camino, ¡ni la escasez ni la abundancia!

La perseverancia te ayuda a vencer aún la oposición familiar; en estos días hemos visto que debemos tener visión y perseverancia; Gavo dice que la vio a Ceci y tuvo la visión; dice que un día bajaba por la escalera y se le cruzó… “¡hola Cecilia!” Yo no sabía que habían sido tantos años de perseverancia… ¡seis años pagó Gavo y se la llevó! ¡Cuando uno tiene determinación vence los obstáculos familiares! Cuando yo me fui a Buenos Aires lo hice para estudiar ingeniería y esa idea no fue muy bien recibida por los líderes de la iglesia ni por mamá y papá… me tuve que ir sin convencerla pero cada vez que ella nos visita, vuelve a decir: “Hugo, menos mal que no me hiciste caso, yo veo cómo Dios te ha bendecido y hoy me doy cuenta que yo estaba equivocada” ¡Bueno, no lo digas más!, le replico. ¡Pero me lo dice siempre! ¡Hay que tener determinación! Hay veces que uno no puede explicar las cosas de Dios, las tiene que seguir… “deja que los muertos entierren a sus muertos”, les dijo el Señor. A veces decimos, “Señor te voy a seguir, pero déjame que les explique para que se queden tranquilos y todos entiendan bien las cosas”. Pero muchas veces Dios no permite que todos se queden felices, que todos entiendan bien y que todos tengan paz, para ver si lo seguimos a él o seguimos a nuestros parientes. ¿A quién sigues? Hay veces que Dios te dice: “¿A quién estas siguiendo?” Esto no quiere decir que haya que pelearse con la familia… ¡no estoy diciendo eso! Estoy diciendo que hay momentos en que uno tiene que cerrar los ojos e ir para adelante, muchas veces en soledad, con lágrimas e incomprensiones, pero vendrá el tiempo en que te dirán: “Hugo, ¡menos mal que no nos hiciste caso!” Jorge mi hermano siempre fue como es, “pan caliente”: Uno lo busca pero recién se fue, nunca se detenía en casa, y yo como era un poco más tranquilo, tomaba mate con mamá, la acompañaba siempre… entonces a mamá se le iba el hijo con el cual tomaba mate y charlaba… ¡para ella era un problema!

               CONCLUSION

¡Debes tener determinación y tomar decisiones valientes! ¡La perseverancia vence la persecución y la oposición! Yo quisiera en esta hora terminar con cuatro “nunca más”, y quiera que tu los repitas conmigo: “Nunca más usaré la edad como excusa”, “nunca me dejaré influenciar por la mayoría que está en contra; Dios es más grande que todas las mayoría y que todas las democracias en la tierra”, “nunca pensaré que mi elección está sujeta a que otros la aprueben” y por último, “nunca más desistiré aunque otros no estén de acuerdo o no quieran seguir”. Si puedes encarnar esos “nunca más”, vas a ser un hombre y una mujer de determinación. La visión sin determinación es una falsa ilusión, a la visión tienes que ponerle determinación que es lo único que te va llevar a ese lugar alto para el cual Dios te soñó y te trajo a la vida. Si estás haciendo otra cosa distinta al propósito de Dios en tu vida, estarás pegando en el palo, pero el punto más alto de tu vida es el propósito por el cual Dios te hizo nacer, tu sentido de plenitud, de éxito, tu sentido de realización en la vida, es cuando comprendas qué quiere Dios en tu vida, y camines en dirección a ello.

Si hay algo que te está deteniendo, si hay algo que te está frenando, quiero invitarte a que tomes una decisión y camines en la dirección que Dios quiere darle a tu vida. Son tan grandes las promesas de Dios, son tan abundantes, tan plenas, que muchos no se atreven a creer que realmente hay más de Dios en sus vidas. ¡Deja que el Señor te levante de tu mediocridad, de tu conformismo! ¡Deja que el Señor ahora te ponga en el lugar para el cual te engendró! ¡Que hoy Dios te abra el entendimiento! ¡Es tuya la responsabilidad de ser una persona perseverante! Hacen falta personas esforzadas, hacen falta familias esforzadas, hacen faltas iglesias esforzadas… la vida cristiana no es una vida conformista, mediocre, ¡es una vida que vale la pena vivirla!

Señor derrama tu Espíritu Santo en esta hora, abre los ojos espirituales en esta hora, que puedan contemplar tus propósitos santos Señor, que como Abraham puedan ver el firmamento, que como José puedan recibir sueños y visiones, que como Josué y Caleb puedan caminar y tener la experiencia de lo que tú tienes prometido para los años que vienen. Señor, no los dejes caminar ciegos, no los dejes confundidos en su caminar, Señor, bendícelos en esta hora como Josué y Caleb con un espíritu diferente, un espíritu de determinación y de perseverancia, que no se dejen amedrentar, un espíritu de valentía, de poder. Si esta palabra es para ti, declara: “Padre celestial, te agradezco que me hayas permitido recibir esta palabra hoy. Declaro que creo en tus propósitos, que tu Espíritu es como el viento que sopla como sin saber de dónde viene pero acá me trajiste, sin saber a qué me traías, pero he recibido tu palabra y he entendido lo que quieres decirme. Quiero hacer pacto delante de ti en el nombre de Jesús, nunca más usaré la edad como excusa, o la enfermedad o los familiares o la oposición o la incomprensión para detenerme de lo que tú tienes para mi vida. Nunca más me dejaré influenciar aunque tenga una mayoría en contra, nunca más pensaré que mi elección debe ser primero aprobada por otros. Estoy dispuesto a caminar en soledad, aunque nadie más te siga, yo te seguiré Señor… hoy decido que nunca mas desistiré, aunque otros no estén de acuerdo, aunque otros no quieran seguir más, yo no saldré de la brecha… ¡me mantendré en el camino! Te seguiré Señor porque quiero alcanzar el punto más alto de mi vida que es el propósito para el cual me diste existencia, por cual me hiciste nacer, por el cual me tienes en esta ciudad, por el cual estoy en esta nación. No quiero vivir ni un centímetro más abajo, quiero vivir esa vida plena que tú has planificado para mí. En el nombre de Jesús hago esta oración, amén.

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