LAS SIETE LEYES DE LA COSECHA - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

LAS SIETE LEYES DE LA COSECHA

Estamos dispuestos a caminar un año con Jesús, y estamos dispuestos no solamente a mejorar nuestra familia sino también la gran familia que es la sociedad y bendecir las naciones. ¡Esto es posible porque con Cristo nada hay difícil!

Hoy trataremos el tema de la siembra y la cosecha; aprenderemos que todo lo que hacemos, todo lo que decimos, todas nuestras actitudes, son una siembra y el resultado de la siembra es la cosecha. Tienes que estar convencido de esto, de que lo que estás viviendo no es el fruto de la “mala pata” o de un destino tirano que te arrastró de la nariz sino que es el fruto de lo que has sembrado. La Biblia no menciona que hay un destino que nos arrastra, señala que conforme a nuestras obras recibiremos retribución, por lo tanto, si algo va a cambiar en tu vida tiene que empezar por tu siembra: ¡Tendrán que cambiar tus palabras y tus acciones porque a una siembra distinta le corresponde una cosecha distinta! ¡Algo distinto tengo que hacer, algo nuevo tiene que suceder en mi vida para que las cosas cambien!

    TODO LO QUE SIEMBRAS, COSECHAS

Una noticia publicada recientemente por un periódico internacional tiene como título: [1]Vinculan el sexo oral con el cáncer de boca” y agrega: “Científicos de Estados Unidos aseguran que hay una relación entre el desarrollo de la enfermedad y el HPV, esto es, virus del papiloma humano”. En ese país hay más casos de cáncer por ese virus que por el mismo tabaco. Sabemos que el tabaco es una de las fuentes principales de enfermedades de muerte y ahora dicen que lo que provoca el cáncer de boca, el virus del papiloma humano, afecta a las personas más que el cigarrillo; y han encontrado una relación entre el sexo oral y el cáncer en la boca. “No al sexo oral –señala la noticia- al menos esa podría ser la consigna si se confirman las afirmaciones de un grupo de científicos de Estados Unidos. Estos investigadores aseguran que existe una fuerte evidencia que relaciona el sexo oral con el cáncer y pidieron realizar más estudios sobre el virus del papiloma humano al registrarse un crecimiento de cáncer de boca en hombres blancos en Estados Unidos. En este país el cáncer de boca  provocado por el HPV es ahora más frecuente que el producido por el consumo de tabaco que sigue siendo la principal causa de esta enfermedad en el resto del mundo. Los investigadores detectaron un aumento del 225 % en el cáncer de boca en Estados Unidos desde 1974 a 2007, principalmente en hombres blancos, explicó Maura Gillison de la Universidad Estatal de Ohio. “Cuando comparas a personas que tienen afecciones en la boca con otras que no, la única diferencia importante que se presenta es la cantidad de gente que han practicado sexo oral”, asegura Gillison que lleva quince años investigando el HPV, virus del papiloma humano, también conocido por desencadenar el cáncer de útero en las mujeres. “Cuando el número de compañeros aumenta, el riesgo aumenta”, explicó a la prensa ante el Congreso de la Asociación Estadounidense para la Ciencia Avanzada en Washington. La mitad de todos los estadounidenses sexualmente activos, contraerán el HPV en algún momento de sus vidas, sostienen desde el Centro para el Control y la Prevención de la Enfermedad en Estados Unidos”.

            Esta noticia me recordó un pasaje de la Biblia el cual señala que Dios no puede ser burlado y que, todo lo que el hombre sembrare eso también segará. (Gálatas 6:7).

He predicado varias veces acerca del sexo contra naturaleza. ¡Hay consecuencias en ello! Cuando uno pasa la línea de la ley de Dios, en este caso, la ley natural, cuando uno traspasa los límites de Dios, está ateniéndose a consecuencias que no conoce. Respecto al estudio, los científicos no saben por dónde viene la cosa pero es un tema que no pueden pasar por alto porque es sumamente evidente que aquellos hombres, especialmente los que hacen sexo oral con otros hombres y que tienen afecciones en su boca, tienen más probabilidades de contraer la enfermedad en su boca. ¡Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará!

Dios es el creador de todo el universo visible y del invisible y espiritual. Todo lo que no se ve, Él lo ha creado y le ha puesto reglas, normas y leyes; ha creado igualmente lo que se ve y también le ha puesto límites y normas. Las leyes son límites; si tú estás dentro de los límites tienes determinadas consecuencias, también si estás fuera de ellos. Ahora, con Dios no se juega; tú puedes cruzar un semáforo en rojo sin que te vea la policía, pero con Dios no lo puedes hacer porque Él sabe todas las cosas. ¡Dios no puede ser burlado! ¡Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará!

Dios ha establecido que en el reino de lo visible y tangible hay cosas que son un paralelo de lo que sucede en el mundo invisible, por eso Jesús enseñaba con parábolas, y por eso el apóstol Pablo dice que todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. ¿Tú crees que el apóstol Pablo les estaba dando clases a unos agricultores o que estaba dando clases de agricultura? ¡No! Estaba haciendo una aplicación de una realidad natural a una realidad espiritual o sobrenatural. Algo sucede en el orden espiritual cuando una persona siembra lo que no tiene que sembrar, en otras palabras, cuando dice o hace lo que no debe.

Quiero compartir contigo determinadas leyes establecidas en la Biblia acerca de la siembra y la cosecha, porque si quieres tener una buena cosecha tendrás que hacer una buena siembra. La pregunta es: ¿Qué estoy sembrando? Hay muchas personas que creen que están sembrando bien pero que están cosechando mal, pero eso es una contradicción, en la Biblia no existe este concepto. Hay cristianos y no cristianos que dicen: “¿De qué me sirve haber sido fiel?” “¡Esto me pasa por haber sido bueno!” La Biblia asegura que si tú haces las cosas bien te irá bien; es lógico por demás que si piensas bien, te irá bien, que si hablas y haces cosas bien te irá bien. ¡Si plantas tomates cosecharás tomates!

¡No tengas ninguna duda! Hay leyes de la siembra y la cosecha, y el apóstol Pablo asegura que todo lo que siembres vas a cosechar. Supongamos que tienes ganas de sembrar golpes, te vas a la plaza y agarras a golpes a todos los que te encuentras; el apóstol Pablo dice que con seguridad vas a cosechar lo mismo que estás sembrando.

Hay otras enseñanzas en la Biblia; no solamente vas a cosechar lo que estás sembrando, sino que recibirás multiplicado porque la cosecha siempre será más grande que la siembra, así es que si tú das veinte puñetazos cosecharás doscientos.

Son increíbles las enseñanzas que hay en la Biblia acerca de la semilla, del sembrador, de la siembra y de la cosecha. Juan 12: 24 y 25 dice: 24De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. 25El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará”.

¿Tú crees que Jesús enseñaba acerca de agricultura? ¡No! Jesús estaba haciendo de su propia vida, una semilla y en este pasaje nos dice que cada una de nuestras vidas debe ser una semilla. Hay una realidad asombrosa en el mundo natural que no nos causa asombro porque es tan común verlo y que suceda, pero sin embargo la razón no nos ayuda a entender que en el mundo espiritual también sucede lo mismo y que vale la pena que la semilla caiga a tierra y muera porque solamente de esa manera la semilla traerá fruto abundante y Jesús dijo eso de su propia vida. En el pasaje bíblico que leímos, un versículo antes, Jesús dijo: “La hora ha llegado”. Él supo por una señal que le dieron sus discípulos, que había llegado la hora de ser glorificado; éstos le dijeron: “Maestro, unos griegos quieren conocerte” y Jesús respondió: “Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado” y agrega: 24De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto” (Juan 12:24). Se refería a que había llegado la hora de que Él entregue su vida. A continuación dice: 25El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará” (Juan 12:25). Hay una versión de la Biblia que señala: “el que odia su vida”. ¿Qué significa amar nuestra vida y qué significa aborrecer u odiar nuestra vida? Si amas demasiado el grano de trigo no lo vas a sembrar, ¿y qué pasará? ¡La semillita quedará sola! Muchos de nosotros hemos hecho en la escuela primaria un germinador; para los que no saben de esto, pones en el interior de un frasquito o un vaso, un papel secante absorbente y adentro pones algodón y entre el papel secante y el vidrio colocas la semillita, entonces humedeces todo y al hacerlo la semilla comienza a hincharse y se rompe; yo no se si has observado bien el germinador, yo soy una persona que mete la nariz en todas partes así que le metí la nariz al germinador y salió un olor a podrido tremendo, y eso porque la semilla se hincha, se revienta y se pudre y parece ser que la misma pudrición de la cáscara de esa semilla sirve de abono para darle vida a la nueva planta que va a nacer. ¡Qué cosa más extraordinaria! Pero más extraordinario es que Jesús dijo que con nuestra vida es igual. ¡Tu vida se tiene que pudrir, tiene que morir! Y Jesús fue muy gráfico porque fue a la cruz y murió. ¡Él sabía que si moría llevaría muchos hijos al reino de Dios!

            LEYES DE LA COSECHA      

La semilla debe caer en tierra y debe morir; la primera ley de la cosecha pues, es que la semilla debe ser sembrada. “¡Qué linda la semillita! ¡La voy a guardar!” ¡Nunca vas a cosechar esa semillita que tienes guardada! Mientras más ames la semilla peor, así que no la ames.

La ley número dos es: La semilla tiene que perecer, tiene que pudrirse. Leímos recién: 24De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”.

Ley número tres: Sembramos semillas de la especie que queremos cosechar. En el Génesis, cuando Dios creó todas las plantas, determinó que cada árbol, cada planta, cada hierba produzca semilla según su propia naturaleza. ¿Te suena contradictorio esto? Mira que en primaria, en secundaria y en la universidad enseñan al revés, enseñan la teoría de la evolución; los evolucionistas creen que se puede pasar de una especie a otra, creen que puede haber mutaciones genéticas, que de una especie se pueda llegar a otra, pero yo te aseguro con la palabra de Dios en el corazón, que ninguna mujer jamás dará chanchitos; si queda embarazada nacerá una criatura de la especie humana. ¡Yo no creo lo que enseña la escuela laica, gratuita y obligatoria, yo creo lo que dice la Biblia, cada planta según su especie! Si tú siembras semillas de tomates no vas a cosechar cardos sino tomates; si tú siembras viñas cosecharás viñas, y si siembras amor cosecharás amor.

Sembramos semillas de lo que esperamos cosechar por eso Jesús decía, por ejemplo: 12Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos” (Mateo 7:12). ¡Qué enseñanzas las de Jesús! Él te asegura que si tú haces esto te irá bien, ahora el diablo se ha “emperrado”, ¡Creo que el diablo está endemoniado! Enseña al mundo que no vale la pena ser bueno, que te pasan las cosas malas por ser bueno, ¡que si le hubieras reventado la cabeza te hubiera ido mejor!

Estuve viendo una película que se trataba de una mujer a la que un agente de investigaciones le hizo una jugada queriéndola enredar y destruir; esta mujer encontró otro agente que la apoyó e hicieron una alianza, hasta que un día la mujer le dijo a su compañero: “Yo quiero vengarme” y él estuvo de acuerdo. En la película ellos “le arman una cama” al hombre malo, lo hacen ir a una oficina y cuando el hombre entra estaba la mujer sosteniendo una pistola con silenciador con la que le disparó, cayendo el hombre al suelo. La mujer bajó la pistola como diciendo: “¡Qué paz tengo ahora! ¡Hice justicia!” En las películas parece ser que la venganza es la herramienta de la justicia. Después, ¡una historia para salir del edificio de la policía! Porque había matado al hombre en ese lugar, y cuando pudieron escapar ella le pregunta a su enamorado: “¿Dónde quieres ir?” y él le responde: “Quiero ir a tu pueblo natal”; entonces se suben a un tren, y comienzan a mostrar unos paisajes celestiales, parecía el Edén, y se iban los dos abrazaditos… y así termina la película casi como en los cuentos: “Y fueron felices y comieron perdices”. Pero la Biblia dice: 7No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas 6:7). La palabra de Dios señala que aquel que mata a alguien, huirá hasta la muerte sin que nadie lo persiga; parece que Dios le pone el virus de la paranoia, de persecución a quien hace tal atrocidad. ¡¡Dios no puede ser burlado, todo lo que el hombre siembre, eso también segará!!

¿Qué es sembrar? Es tirar semillas; si tú siembras para la carne, como dice la Biblia, de la carne vas a cosechar corrupción, si siembras para el espíritu cosecharás vida. ¿Qué es sembrar para la carne? Es sembrar para nuestros deseos, para nuestras codicias, para nuestras pasiones, para nuestros planes, proyectos e ideas, y dice la palabra de Dios que si siembras en esa dirección cosecharás muerte, corrupción. Lo que es nacido de la carne, carne es. ¡Si la semilla es carne, así será la cosecha!

La cosecha es siempre mayor que la siembra. Tú cultivas una semilla y cosechas, treinta, sesenta o ciento por uno. Tienes que preguntarte: ¿Qué estoy sembrando? ¿Para quién estoy sembrando? ¿Estoy sembrando para mí o para Dios? Jesús enseñó que yo debo sembrar mi propia vida, que debo desestimar mi vida como valiosa para mí, que no puedo aferrarme a ella y que debo gastarla en lo que Él quiere, para Él. Este es el verdadero concepto bíblico de la siembra de nuestra vida. ¡Tu vida no es tuya, es de Dios! ¡Tu vida no te pertenece, le pertenece a Dios! ¿Qué estás haciendo con tu existencia?

Ley número cuatro: La semilla debe ser buena. Normalmente, la semilla de buena calidad, ha sido seleccionada y viene envasada al vacío y la cobran más cara pero te aseguran una buena cosecha.

¿Qué significa que la semilla debe ser buena? Alguno dice: “¿Qué tiene de malo? Yo amo a mi esposa, amo a mis hijos.” Te pregunto: ¿Tú amas a tu prójimo? ¿Amas a los que te rodean? ¿Conoces el valor que tienen para Dios las otras personas que te rodean? ¿Conoces el valor que tiene para Dios un niño que no es tuyo? Unos creen que la semilla es buena cuando sólo aman a sus hijos o nietos, pero esa es una semilla egoísta. ¡Dios te demanda que ames a tu prójimo como a ti mismo, y lo que deseas para ti y para los tuyos, también lo desees para otros!

Estuve hablando recientemente con un joven que me dijo: “Hay cosas que no entiendo; yo le prediqué el evangelio a una amiga y ella no quiso saber nada y se metió en la umbanda.” y agregó: “¡A mí no me interesa predicarle el evangelio a los drogadictos, yo quiero predicarle a los que a mí me importan!” Jesús dijo: “Si ustedes aman a los que los aman, no han hecho más que cualquier pecador.” ¡Eso es semilla buena! ¿Está mal amar? ¡No! ¡Pero si amas a los que te aman solamente no has hecho más que cualquier pecador!

Yo he visitado a algunos presos y he visto a algunas mujeres que van a ver a su esposo o compañero. Hay que ver a un hombre que ha matado, que ha robado, que ha golpeado, con qué pasión besa a su señora y qué tierno y desesperado se pone, en otras palabras: ¡No has hecho más que lo que hace un criminal!

Tienes que sembrar semilla buena. Posiblemente no has hecho nada para que un niño pueda asistir al campamento, sólo te importa tu familia, tu hijo, tu nieto y no te importa mucho el hijo de otra persona. Tal vez como no es pariente tuyo no te toca tan fuerte, pero Dios quiere romper con ese egoísmo. ¡Cristo dio su vida por todos! Cuando estaba en la cruz y le escupían, se burlaban y le zaherían, Jesús dijo: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”. Él amaba a sus enemigos, deseaba verlos bien. Tal vez piensas que tú no eres Cristo, pero Jesús quiere que tengas su ADN, su sustancia, su Espíritu. ¡Nada menos!

¿Eres una persona de paz? ¿Siembras paz? ¡Entonces vas a cosechar paz, semilla buena! He visto cuando alguna suegra se pone mal con la nuera y la mira como una rival, como una ladrona que le ha quitado al hijo; ella le reconviene al hijo que tenga cuidado con la mujer con la que se quiere casar y cuando llega la nuera la mira de arriba abajo. La mujer se da cuenta que no le ha caído muy simpática a la mamá de su novio; a los cinco años de casada ya no mira que no le ha caído simpática sino que dice: “A esa vieja ya no la aguanto! ¡Qué no venga a esta casa!” Si tú siembras discordia, ¿qué pretendes  cosechar? “¡Ahhh, la esposa de mi hijo es una sucia, no le sabe hacer de comer! ¡Yo que le he cocinado toda la vida! ¡Hijo, vení a casa que te hago unos tallarines, vas a ver la comida que te voy a hacer!” ¡He visto esposas literalmente hervir de bronca! Es que la pobre mujer no tiene toda la experiencia de la suegra para hacer tallarines, le sale medio pegajoso pero hace un esfuerzo por cocinarle al marido, y resulta que luego de hacérselos, ¡no viene a comer! Cuando llega, le pregunta: “Mi amor, ¿por qué no viniste a comer?” Y él responde: “Jeje, es que pasé por la casa de mamá”. “¿Ah sí? ¿Y qué te dio de comer?” “¡Tallarines!” “¿Y estaban ricos?” “¡Sí! ¡Mi mamá cocina que es una barbaridad! ¡Le sale mucho mejor que a vos!” Cuando la suegra tiene 80 años de edad, ya no puede caminar y necesita una nuera que le arrime una silla, la nuera la mira y le dice: “¡Caete muerta vieja!” Y la suegra se pregunta: “¡Yo no sé lo que le pasa a mi nuera! ¿Qué le he hecho? ¡Si solamente le pedí una silla!” ¡¡Ella ni no sabe todo lo que sembró!!      ¿Eres una persona de paz? ¿Eres una persona que siembra amor? ¡¡Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará!!

Ley número cinco: La cosecha guarda una proporcionalidad con la cantidad de semilla sembrada. Más siembras, más cosechas, por lo tanto, menos siembras y menos cosechas. El que siembra escasamente, también segará escasamente, así dice 2ª Corintios 9:6: 6Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará”. Yo he visto una desidia muy grande en la gente que le pesa haber hecho el bien y se lamentan: “¡Esto me pasa por ser bueno!” ¡No le creen a la palabra de Dios que dice que si eres bueno te irá bien!

Ley número seis: La cosecha es un milagro de Dios, ésta no viene de los hombres, sino de Dios. “Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios.” (1ª Corintios 3:6) ¡Dios te va a dar cosecha! Recuerdo a algunos lideres de células que se han cansado de liderar, recuerdo a algunos que predicaban el evangelio con amor y pasión pero se cansaron de hacerlo, ahora están fríos y duros, están secos, no tienen fuerza espiritual, les cuesta orar. Es toda una montaña muy grande de superar predicar el evangelio, se han enfriado, han dejado de sembrar y han perdido el ritmo y la fuerza.

Yo he visto a varios agricultores sufrir mucho porque a veces han sembrado y les ha llovido piedra del cielo o les ha venido seca, pero he visto que todos los agricultores que han perseverado en sembrar a la larga han salido adelante. ¡La cosecha guarda una relación proporcional a la siembra! Dice la parábola del sembrador que un sembrador salió a sembrar y parte de la semilla cayó en el camino, otra parte entre espinos y otra entre piedras, pero una parte cayó en buena tierra y produjo a treinta, a sesenta y a ciento por uno. Hay buena tierra que te produce ciento por uno, hay tierra buena que produce a sesenta por uno y otra a treinta por uno. ¡Cuando siembres debes hacerlo en buena tierra con toda la fe, con toda la esperanza, con toda certeza y seguridad que vas a cosechar ciento por uno, sesenta por uno, treinta por uno!

Dice la Biblia que no quedará fuera de lista, ni siquiera un vaso de agua que le des a un profeta. ¡Serás premiado con premio de profeta! Una de las grandes luchas que tengo con los centros comunitarios es que siembran poco. En una oportunidad me llaman por teléfono y me dicen: “Apóstol, hemos sembrado maíz”. “¡Qué bueno! ¿Cuánto han sembrado?” “Y…unos siete surcos”. Cuando me dijeron “siete surcos”, me entró una ira santa, porque yo pretendo que siembren tres hectáreas de maíz, dos o al menos una, pero no siete surcos. ¡Estamos asegurando la miseria! Hay centros comunitarios a los que voy un año y otro, voy en un trimestre y en otro y la tierra siempre está igual. Les pregunto qué paso y me responden: “Y bueno, es que teníamos que conseguir un tractor, porque no tenemos”. Cuando consiguieron el tractor había venido la seca, la tierra estaba muy dura, no se podía arar; después llovió y se embarró todo, tampoco se podía arar, ¡así se pasan los trimestres! Yo veo que algunos ya tienen la semilla lista, de modo que cuando cosechan, al otro día están arando y sembrando nuevamente. Aunque me alegré con la comunidad de Villa García porque en un día habían sacado una plantación de zapallitos y al otro día estaban arando, habían hecho media docena de surcos y detrás habían chicos sembrando. ¡Eso es lo que yo quiero ver! ¡Si se siembra, se va a cosechar!

Estuve en un centro comunitario en el que no tienen nada plantado y me vienen a proponer alquilar una finca que queda en frente a la nuestra; les pregunto para qué. Ellos ya tenían planes de hacer esto y lo otro, y yo les contesto: “¡Hasta que no hagan algo de este lado no alquilamos ni ebrios la otra finca!” Habíamos plantado dos hectáreas de naranjas y limones; pasé por esa comunidad y los limoneros estaban que daban lástima. Me quejo por cómo estaban los limoneros y me contestan: “¡Es que no hay agua!” ¡Si yo estuviera viviendo en ese lugar, aunque sea los riego a escupidas, pero a mí no se me secan! ¿Pero no han buscado a alguien que haga un pozo de agua?, les pregunto. “Y no, estamos viendo a ver qué dice usted” ¿Conocen a alguien que tenga un camión cisterna? ¡Yo no quería que se me secaran los arbolitos! Ellos habían plantado entre los arbolitos, zapallos, que también estaban que daban lástima pero yo prefería que se pierdan los zapallos pero no los arbolitos de citrus. ¡Tendríamos que haber cosechado naranjas y limones, no muchos porque los arbolitos son chiquitos pero la seca nos embromó todo, aunque hay en el lugar un tajamar que nos ha salido unos dos mil quinientos dólares! “¿Qué pasó con el tajamar?” “¡No sirve, lo estafaron apóstol!” Fui a ver qué pasaba con el tajamar; cuando vino la lluvia se les inundó y el agua pasó por arriba de la taipa y la rompió. Al verlo me doy cuenta que la salida del agua del tajamar es pequeña, por lo tanto al caer tanta agua no tiene cómo salir así que sube y sube hasta que rompe todo. ¡La solución era abrir más esa salida! Uno de los muchachos de la comunidad me dijo que en el tajamar no había nada de agua, que se había secado, pero cuando llego veo un charco, así que decidí ver el nivel del agua. Le pedí a uno de los chicos que se meta dentro del agua. Cuando lo hizo se iba hundiendo, ¡y lo que parecía un charco era un metro veinte de agua! ¡Inmediatamente les ordené que la comenzaran a bombear para regar los arbolitos! Me contaron luego los chicos, que regaron toda la noche y al otro día también regaron. Les pregunté si ya se había terminado el agua del tajamar y me contestaron que había bajado apenas un poco con todo lo que regaron. ¡Si hubieran empezado un mes antes no se habría perdido la producción de cítricos! Y se ve que Dios vio mi desesperación y mandó lluvia…

Es que sembrar requiere pasión, inversión y empeño. Yo he visto que la gente que tiene empeño, a la larga cosecha. ¡No tienes que sembrar poco, tienes que sembrar mucho! El que siembra escasamente, escasamente cosechará.

Si quieres más dinero: ¿Sabes lo que tienes que sembrar? ¡Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará! Y te preguntas cómo. Si tú me puedes explicar cómo es que crece el choclo en una planta de maíz yo te explico cómo es que Dios te da una cosecha de dinero cuando tú siembras dinero, porque esto es un asunto de Dios, Él dijo: “…todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas 6:7). Y también: “El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará” (2ª Corintios 9:6).

Estoy agradecido a Dios porque nos ha bendecido de una forma tan especial. ¡La iglesia Misión Vida ha sido muy bendecida en estos últimos años! Hace cuatro años atrás teníamos escasez, costaba juntar el dinero hasta para pagarle los sueldos a los hermanos que trabajan tiempo completo; les pagábamos en dos o tres veces, les dábamos un adelanto y seguíamos rascando todo el mes para poder completarles el sueldo y ya teníamos el otro mes encima, además de las facturas que había que pagar, ¡costaba mucho! Un día, el pastor Miguel Diez de España me dijo: “El día que ustedes les den de comer a los pobres, tendrán verdadera abundancia”. Él me invitó a ir a África; me dijo: “El día que vayas al África te va a cambiar la perspectiva y ya no verás las cosas igual.” ¡Así fue! Allí vi la miseria, vi a los niños con SIDA, que no tenían a su papá ni a su mamá porque habían muerto de SIDA. Le pregunto al pastor: “¿Quién les da a ustedes estos chicos?” y me responde: “Nadie, los sacamos de la calle.” Yo vi y me enamoré de esa gran obra, y comencé a admirar al pastor que estaba allí de encargado; él es portugués, ex drogadicto, seguramente el estándar de vida en Portugal es mucho mejor que en el África, pero él hacía quince años que estaba al frente de esa obra. Le pregunté si ha vuelto a su país y me respondió: “No he vuelto nunca más y creo que voy a morir aquí en el África, ¡esto no lo voy a dejar!” Yo dije: “¡Aquí quiero sembrar yo!” Cuando regresé, ordené que se pusiera en la lista de prioridades el pagar una ofrenda de mil dólares para África. Hace cuatro años que estamos enviando mes a mes una ofrenda de mil dólares para la obra de África. ¡Desde ese entonces comenzamos a ver que la economía de la iglesia empezó a mejorar!

También conocí una organización que lleva judíos de distintas partes del mundo a Israel. Dios ama a su pueblo y se están cumpliendo profecías acerca de que sus hijos serán llevados en alas a vivir a Israel. Yo dije: “Voy a poner dinero en esa organización.” Y hace dos o tres años que ofrendamos mil dólares mensuales para esa organización. ¡Vimos cómo la economía de la iglesia siguió repuntando! Pudimos comprar una quinta de frutales en noventa mil dólares; no sé cómo surgió la operación ni cómo la pagamos pero se pagó de contado. Fue una gran sorpresa para mí, porque estábamos acostumbrados a entregar una parte y el resto en cuotas, sin embargo, Dios nos ayudó a pagar al contado esa quinta. También, el año pasado pudimos comprar un edificio cerca de la iglesia en doscientos cuarenta mil dólares. Hay un hermano empresario que me dijo: “No pidan préstamos bancarios ni hipotequen nada porque yo les presto el dinero que necesiten para poder comprarlo.” Le tuvimos que decir: “¡Gracias hermano, pero no necesitamos el dinero porque hemos podido pagar de contado el edificio!” Cuando adquirimos ese edificio dije: “Ahora quedamos por un buen tiempo quietitos y no hacemos más nada.” Pero surgió la iniciativa de hacer un nuevo comedor para Beraca, para el cual gastamos solamente treinta y cinco mil dólares en caños y chapas; ese comedor nos ha costado cincuenta y cuatro mil dólares. ¡Lo hemos hecho y ya está pago! ¡Esto me tiene sorprendido! ¡La economía de la iglesia mejoró! ¡Hemos estado ofrendando en la tierra que Dios quiere que ofrendemos!

Dice el apóstol Pablo: 9No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Gálatas 6:9) ¡No te canses de hacer el bien!

A la vuelta de cinco años estoy viendo las respuestas de Dios, y son asombrosas porque hace un poco más de un año me propuse hacer un hogar de niños en Haití y cuando se lo dije a la iglesia, la verdad es que temblaba porque me preguntaba de dónde iba a sacar el dinero para este emprendimiento; pero ha pasado un año y un mes y el proyecto está avanzando y la iglesia tiene en una cuenta especial más de dos millones de pesos para poder iniciar el hogar de niños.

¡Lo qué se perdieron algunos por no sembrar algo para el campamento de niños! Así como Dios ama Israel ama a los niños. ¿Estará tu corazón dónde está el corazón de Dios? ¿Vas a considerar preciosa tu vida para ti? ¡Dice Dios que vas a perderla! El que ama su vida, la perderá: 25El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará” (Juan 12:25).

Un muchacho me dijo: “Yo no sé si quiero hacer la voluntad de Dios porque yo quiero ser un empresario, quiero ser un líder, y tengo miedo que los planes de Dios para mi vida no me resulten interesantes.” ¡Le respondí que si Dios lo mandaba a criar chanchos al chiquero, era preferible hacer eso que irse al infierno haciendo su propia voluntad! 21No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21).

Las leyes son límites y dentro de ellos hay bendición. Traspasar los límites de las leyes de Dios acarrea una cosecha negativa, una maldición.

Ley número siete: Sólo la semilla sembrada en tierra buena produce cosecha satisfactoria. Yo se que cuando he sembrado en África, lo he hecho en buena tierra, y he sembrado en nombre de toda la iglesia, porque de las ofrendas de la iglesia está saliendo la siembra para África. Pero se que muchos no están recibiendo esa bendición espiritual, la están recibiendo los pocos que han creído en la ley de la siembra y la cosecha. Esto no es para todos, si tú no has sembrado una buena siembra, no tendrás una buena cosecha.

            CONCLUSIÓN

¿Es muy preciosa tu vida para ti? ¿Vienes a la iglesia sólo para que Dios te dé lo que quieres? ¿Vienes a la iglesia para que Dios te arregle tus deudas, y bendiga tus planes? Cuando Dios te da visión, también te da provisión, cuando siembras lo que Dios quiere a donde Él quiere te conviertes en una prioridad para Dios porque a Él le interesa darte una gran cosecha por causa de tu corazón dador.

Dice su palabra en 2ª Corintios 9:6 al 11: 6Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. 7Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. 8Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; 9como está escrito: Repartió, dio a los pobres; Su justicia permanece para siempre. 10Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, 11para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios”. ¡Gloria a Dios! ¡Escúchenme los que cosechan escasamente! ¡Escúchenme los que están sufriendo porque les falta algún bien, porque les falta paz o les falta dinero, porque anda mal la familia! ¡Siembren y cosecharán bendición!

                  Con mi esposa estamos viviendo un tiempo hermoso; estamos comenzando a ver la cosecha de veinte años de siembra. Se multiplican las personas que nos escriben mensajes diciéndonos: “¡Dios los bendiga, gracias a Dios por sus vidas!” Otro nos escribe: “Pastor, perdóneme, hace quince años me fui ofendido de la iglesia y no le hice caso, hoy le pido perdón. ¡Lo amo pastor! ¿Usted quiere ser mi pastor?” ¡Pero claro que quiero ser tu pastor, si ésta es tu casa, ¿para qué te fuiste?!

¡Qué lindo es Dios! ¿No te dan ganas de darle tu vida? ¿Qué quieres reservar para ti? ¿Qué es lo que no quieres perder? ¡El que ama su vida la perderá! ¡Se la tienes que dar a Cristo! ¡Tu vida tiene que ser cien por ciento de Él! ¡Has estado jugando con Cristo!  ¡Has estado jugando al cristianito!

Leamos nuevamente Juan 12: 24 y 25: 24De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. 25El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará”. ¿Quieres riquezas terrenas pasajeras o quieres riquezas celestiales? ¿Quieres bendición terrenal o bendición celestial? ¡Es Dios el que te promete una gran cosecha, su palabra no falla!

¿Tienes hoy que rever tu situación delante de Dios? ¿Has hecho un trueque con Dios ofreciéndole algo para que Él te dé otra cosa? Dios te dice: “¡Me tienes que dar todo, quiero tu vida! El Señor te dice: “Dame todo, quiero ser tu Señor más que tu amigo. ¡Quiero ser tu Dios! Tienes que obedecerme a mí y sembrarás buena semilla, la que producirá fruto. Sembrarás semilla de la especie que a mí me gusta, conforme a mi naturaleza. ¡Dame tu vida, no quiero nada menos! ¡Decídelo ahora, no me postergues, no la pienses, no dudes de mi llamado en esta hora!”

Si le has fallado a Dios, si no le has dado tu vida completa, y hoy Cristo te demanda que te entregues a Él por completo, haz una oración audible y de fe. Tienes que hacer una decisión certera; le vas a dar tu vida entera a Jesús y el infierno se tiene que enterar.

Dile: “Señor, te pido perdón por todos mis pecados y por haber amado mi vida cuando debería aborrecerla. Que mi vida no sea valiosa para mí, pero que lo sea para ti, Señor. Entierro mi vida para que muera en esta hora, y quiero ver la gloria y la vida que tú generas a partir de mi muerte. He entendido que soy una semilla que debe ser plantada en tierra y debe morir. ¡Te amo Señor, te necesito, cúbreme con tu sangre! Te pido que entres a mi vida y tomes total dominio de mis circunstancias, de mi corazón. Te doy gracias porque me has hablado y yo he abierto mi corazón y he creído que tu harás de mí una obra nueva, en el nombre de Jesús hago esta oración, amén”.


[1] http://www.clarin.com/sociedad/salud/Vinculan-sexo-oral-cancer-boca_0_430757163.html

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