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Hay una iglesia real, verdadera, genuina, de Jesucristo, que está llamada a perseverar hasta la victoria total; y quienes la componen no son exactamente los que algún día expresaron que creen en Jesucristo, sino los que perseveran. Dijo Jesús: “Se fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida” (Apocalipsis 2:10).
Alguno me ha dicho: “¡Pastor, cuando me dispuse a ser fiel me fue mal!” No se puede ser fiel un poco, hay que serlo hasta la muerte. “Señor, yo te seguiré hasta la muerte. Te voy a seguir con o sin gobierno mundial, con democracia o monarquía. En el valle de sombra de muerte, se que tú estarás conmigo; en la montaña se que estás conmigo, y te voy a seguir como sea, no te voy a soltar”. ¡Se fiel!
Quiero hablarte sobre la iglesia victoriosa; leemos en Mateo 16:18: “18Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. Pedro había declarado: “Tú eres el Cristo, el hijo del Dios viviente” ¡Una declaración extraordinaria! El pueblo de Israel, durante miles de años, estuvo esperando la llegada del Mesías y aún han pasado dos mil años más desde ese evento pero ellos siguen esperando.
Lo importante es que cuando llegue el Mesías nos enteremos quién es, y para ello debemos tener discernimiento. El Mesías es el ungido, el que habían profetizado todos los profetas, de quien había hablado Moisés en el Pentateuco. Es la semilla de la cual he predicado cuando Dios le dijo a la serpiente que levantaría de la mujer una descendencia que le pisaría la cabeza a Satanás. ¡Jesucristo es esa semilla!
Cuando Adán y Eva pecaron, Satanás arrebató para sí y les quitó algo esencial que Dios les había dado y que es la vida. ¡Dios no los había hecho para morir sino para vivir eternamente! El pecado es el aguijón de la muerte; Dios les dijo: “El día que ustedes prueben de ese fruto ciertamente morirán” (Génesis 2:17).
Entonces, Satanás, adquirió el poder de quitarle la vida al hombre, y se apoderó de su futuro. Cuando Dios les dijo a Adán y a Eva: “ciertamente morirás” les estaba anunciando un final muy feo y triste a los pecadores. La palabra muerte significa separación, y se manifiesta de dos maneras: la primera es cuando el cuerpo se separa del alma, es cuando muere el cuerpo pero el alma no, pero el hombre es más que el cuerpo. La otra manifestación es la muerte espiritual. Toda verdad es paralela, lo que ocurre en el mundo visible también sucede en el invisible. La otra muerte es la del alma, y significa separación total y absoluta de Dios, lo cual significa también, destrucción moral del hombre. Éste no encuentra nada más que oscuridad en sus pensamientos, no encuentra la salida, por lo tanto no halla la paz, el gozo, ni el bienestar. ¡No encuentra nada! ¡Eso es condenación eterna!
Cuando Adán y Eva pecaron, efectivamente murieron; lo primero que se manifestó fue la muerte moral, la separación de Dios y pasado el tiempo sucedió la muerte del cuerpo. En el futuro, esperamos también, dos resurrecciones, la primera es la de los que han creído que Jesucristo es el Mesías y la segunda es la de aquellos que serán condenados eternamente en el lago de fuego y azufre; la primera será la de los que han sido santificados por la sangre de Jesús y la segunda es la de los condenados.
Jesús le dijo a Pedro: “Tú eres Pedro y sobre esta roca yo edificaré mi iglesia”. La verdad sobre la cual se edifica la iglesia es sobre lo que dijo Pedro: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”, “eres el que fue anunciado en Génesis 3:15”, “eres el Mesías, el salvador, en ti han esperado todas las generaciones”, y el Señor le respondió: “Bienaventurado eres Pedro porque esto no te lo ha revelado carne ni sangre sino mi Padre que está en los cielos, y yo te digo que sobre esta roca edificaré mi iglesia”. ¡El fundamento de la iglesia es que Jesucristo es el Mesías! Todo el que cree esto, forma parte de la iglesia y Jesús edifica su iglesia sobre ese fundamento, sobre esa verdad. Quien no cree eso no forma parte de la iglesia, no forma parte del edificio que Jesús está edificando. ¡Si será importante creer que Jesucristo es el Mesías!
Los testigos de Jehová creen que Jesucristo es Señor, que es el salvador, creen en sus milagros, pero no creen que es el Hijo del Dios viviente, no creen que es Divino, no creen que es Dios encarnado ni lo que dice Juan 1:1: “1En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”.
Cristo significa Ungido, el Hijo del Dios viviente. “Bienaventurado eres Pedro, sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del hades no prevalecerán contra ella”. Podemos comparar esta idea, con las películas que muestran ciudades fortificadas que cuentan con una puerta principal y ésta es lo más importante que tiene esa ciudad. Si la puerta no es buena y si no está bien cuidada y defendida, entonces la ciudad no sirve. Al ver esas películas inmediatamente tomamos partido por los buenos, éstos vienen a embestir las puertas de la ciudad, y nosotros que somos partidarios de ellos queremos ver el momento en que derriban las puertas y entran para conquistarla. Ahora, cuando Jesús dice: “las puertas del hades no prevalecerán contra la iglesia” está señalando que el hades es un lugar que tiene puertas. ¡La iglesia va a arremeter contra la muerte, contra esa fortaleza!
¿Qué es el hades? Es la morada de los malos, de los muertos. Enla Bibliaencontramos varios términos pero fundamentalmente hay dos que son específicos; en el Antiguo Testamento encontramos la palabra “seol” que es la morada de los muertos y en el Nuevo Testamento aparece la palabra “hades” que es sinónimo de seol. En el Antiguo Testamento las características del seol no eran muy conocidas, parecía ser que todos iban a parar allí, la morada de los muertos, pero en el Nuevo Testamento queda claro lo que es: Hay un pasaje que habla del seno de Abraham en la parábola del rico y Lázaro; cuando murió el rico fue al hades y Lázaro fue al seno de Abraham. El hades es la morada de los malos, es el lugar a donde Satanás pretende llevar a los creyentes… pretende llevar a los que son suyos y también hacer de él a los que no lo son. Mientras el hombre está vivo tiene esperanzas de creer, de confesar y mantener su fe en que Jesucristo es el Hijo del Dios viviente, que es el Señor de sus vidas y su salvador personal.
Hay muchos creyentes tibios que no sólo pierden esta fe sino también la fuerza y el poder de vivir la vida del Espíritu, la que Cristo da. Me han comentado de un pastor que abandonó a su esposa, dejó la iglesia, se fue a vivir a España y allá se casó con otra; este hombre dejó de ser predicador, pero hay muchos cristianos que están en la misma situación.
Tengo un amigo creyente en San Juan, Argentina que vivió una experiencia extraordinaria; él tuvo un ataque parapléjico y no sólo quedó inmóvil sino también en coma. Los médicos no sabían qué hacer, advertían que no se levantaría, que clínicamente estaba muerto. Regularmente iban a visitarlo sus parientes y amigos; en una oportunidad, estaban comentando que los médicos habían dicho que ya no había solución, que no se levantaría de la cama, y ya no había nada que hacer, ¡y él estaba escuchando todo lo que decían!… pero no podía moverse ni hablar, así que no les podía contestar. En un momento vivió una experiencia de un desdoblamiento del espíritu, éste salió de su cuerpo; al mirar hacia abajo se vio postrado en la cama y también a las enfermeras, a los médicos y la gente que estaba allí. También vio algunos enfermos que estaban a su lado; en un momento ve que entran dos hombres y se llevan a uno de ellos, pero mi amigo vio que estos dos enfermeros eran seres extraños. Sucedió lo mismo con otro enfermo, al que se lo llevaron. De pronto vienen a llevárselo a él; mi amigo comenzó a luchar atemorizado y a declarar: “¡Yo soy de Cristo!” Forcejearon y forcejearon pero no se lo llevaron; de pronto se despertó cosa que nadie esperaba de él y contó todo lo que había escuchado y visto. Miró hacia la pared por donde entraron esos enfermeros a llevarse a los otros enfermos y se dio cuenta que estaba en un tercer piso y que allí no había puerta; preguntó por las otras personas que estaban a su lado y le dijeron que habían muerto. ¡Esos enfermeros que él veía eran demonios que se llevaban a los muertos! Este tipo de experiencias la han vivido muchas personas, incluso algunos señalan que la muerte vino a buscarlos.
La Biblia refiere a un hombre que acumuló muchos bienes y Dios le dijo: “Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?” (Lucas 12:20).
Los creyentes vivimos confiados en que Cristo es nuestro Señor y salvador, pero Satanás sigue trabajando con la intención de hacernos caer de la fe, de apartarnos de ella y de lograr con nosotros lo que ya ha logrado con otros. Por eso Jesús le dijo a una de las siete iglesias del Apocalipsis: “Se fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida” (Apocalipsis 2:10). La fe no es algo que se tiene un instante sino algo que se tiene toda la vida; hay que perseverar en ella, firmes.
La victoria de la iglesia es la victoria contra el hades. Éste no puede detener al creyente dentro de sus puertas, el creyente que es libre a través de Cristo, nunca es aprisionado adentro de esas puertas. ¡El creyente es vencedor!
Hay otro término latino y es “infierno” que también está en la Biblia.Lapalabra hades proviene del griego, la palabra seol del hebreo, e infierno del latín. El infierno no es un lugar eterno sino provisorio donde van las almas de las personas que están condenadas. Son términos paralelos. Apocalipsis 1: 17 y 18 dice: “17Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; 18y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades”.
Jesús muestra su revelación a Juan. Cuando una persona mala muere va al infierno, y le decimos persona mala a aquella que no ha sido limpiada por la sangre de Jesús, porque malos somos todos, no hay justos ni siquiera uno, pecadores somos todos, los santos somos quienes hemos sido santificados, limpiados, apartados por la sangre de Jesús.
Ahora, el creyente experimenta una muerte que es la primera, o sea la separación del cuerpo y el alma, pero no experimenta la misma muerte que Jesús. Cuando el Señor dijo: “estuve muerto y ahora vivo” significa que Él estuvo en el seol, en el hades. La Biblia dice que Él descendió a las partes más profundas de la tierra. Entonces, cuando Jesús señala lo que encontramos en Apocalipsis 1:18, nos está diciendo: “Yo experimente la condenación, estuve en el lugar tuyo, estuve en el lugar de la muerte”, pero también agrega: “No teman, yo tengo las llaves de la muerte y del hades”. ¿Por qué Jesús señala que tiene las llaves de la muerte y del hades? Porque antes las tenía Satanás; cuando él no pudo retener a Jesús, perdió esas llaves. ¡¡Jesús es el hombre que venció a Satanás, quien le pisó la cabeza y le arrebató las llaves de la muerte y del hades!!
Si bien la muerte y el hades son dos cosas diferentes, están juntas, tienen que ver entre sí y son dos cosas muy reales; no son imágenes de algo, sino que, la muerte es un poder espiritual y quiero decir con esto que es un ser espiritual muy real, al punto que hay gente que adora a “san la muerte”. En el libro de Apocalipsis 6:8,la Bibliadice que sale un caballo amarillo y que, el que lo monta es la muerte y le sigue el hades. La muerte y el hades son dos seres y tienen la capacidad de retener dentro de sí, a los muertos.
Apocalipsis 20:11 al 15 dice: “11Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. 12Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. 13Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. 14Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. 15Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”.
Cuandola Bibliadice que la iglesia es el cuerpo de Jesucristo, nos cuesta entender el término, pero, lo cierto es que de la misma manera que tenemos en nuestros cuerpos millones y millones de células vivas, cada una tiene su ciclo, nacen, se reproducen y mueren, nosotros somos parte del cuerpo de Cristo, somos miembros de su cuerpo. Dicho de otra manera: nuestro organismo es la casa de muchas bacterias o microorganismos, uno de ellos es el famoso Escherichia coli, por el cual han estado muriendo personas en Europa. Nuestro organismo alberga millones de microorganismos, por ejemplo en los intestinos, que son esenciales para diferentes funciones biológicas que éste desarrolla; estos microorganismos viven dentro de nuestro cuerpo y son necesarios, por lo tanto, nuestro cuerpo es una casa donde hay millones de seres vivientes. De la misma manera, los condenados forman parte del cuerpo del hades y de la muerte. Por eso dicela Bibliaque la muerte y el hades entregaron sus muertos. Te hablo de cosas muy reales, nosotros no acostumbramos a enseñar cuentos de fantasmas. ¡Te enseño cosas quela Bibliadice que son verdad y que son ciertas!
Este pasaje que leímos habla de la segunda resurrección; tanto el hades como la muerte entregan a sus muertos para ser juzgados y son abiertos los libros en el cielo. Ya los que son de Cristo han resucitado mil años antes; esto lo encontramos en los capítulos 19 y 20 de Apocalipsis. Satanás es atado por mil años, es arrojado al abismo y por mil años, Cristo reina en la tierra y los que resucitamos primero reinaremos juntamente con Él. Después de los mil años, Satanás es nuevamente desatado y sale a engañar a las naciones, entonces desciende fuego del cielo y los consume a todos y ya no habrá lugar para la tierra ni para el cielo, ahí es cuando el hades y la muerte entregan a sus muertos, a los que están condenados allí. Leamos nuevamente Apocalipsis 20:12 y 13: “12Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. 13Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras”. Luego en el capítulo 21 se menciona el cielo nuevo y la tierra nueva.
Quiero compartir contigo que la vida cristiana no es simplemente una vida moralmente buena, que por ser buenos, porque tienen más obras buenas que malas o porque son más buenos que otros, tienen determinados derechos delante de Dios. ¡La vida cristiana es mucho más que hacer cosas buenas y que pensar bien! Es una vida dotada de un poder extraordinario para confrontar los poderes más oscuros del infierno, para atravesar las puertas del hades y prevalecer para la vida eterna. Esa vida se gesta aquí en la tierra, lleva un período de gestación y no es sólo el período cuando el esperma fecunda el óvulo, sino que tiene además una etapa de formación y se da a luz en el tiempo de la primera resurrección para los buenos y en el de la segunda resurrección para los malos. La verdad que Cristo nos enseña aquí es que, aquellos que prevalecemos en la fe en Jesús somos aquellos que confesamos que Él es el Hijo del Dios viviente y le demostramos al mundo que ese Hijo de Dios gobierna nuestras vidas, declarando que ya no vivimos para este mundo sino para aquel que murió por nosotros y fue al infierno padeciendo la muerte también por nosotros.
Muchos creyentes no padecerán la muerte física; cuando Cristo vuelva, todos los creyentes que estén vivos, en Él, no experimentarán la muerte del cuerpo; y los que mueran antes de la segunda venida de Cristo, experimentarán sólo la muerte del cuerpo, que es un pasaje a la eternidad. ¿Tú crees esto? O mejor dicho: ¿Vives como si creyeras esto? ¿Vives en la certeza diaria, en la seguridad y agradecido de que perteneces a este grupo selecto de personas que van a reinar y a vivir juntamente con Cristo, que experimentarán sólo la muerte física probablemente, pero los que estén vivos cuando vuelva Jesús serán transformados en un instante? ¿Es una realidad para ti? ¿Es una verdad para ti? ¿Te alienta esto para esforzarte en la vida cristiana? ¿Te alienta a vivir en santidad? ¿Te alienta esto a alegrarte sabiendo que estás pasando solamente un tiempo más aquí? ¡No estás en el mundo para pasarla bien! Sí estás para recibir la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento. “Cuando pase por el valle de sombra de muerte no temeré mal alguno porque tú estarás conmigo” dice el salmo 23, pero tendré que atravesar el valle de sombra de muerte.
Los creyentes tenemos un temple que nos hace fuertes frente a las embestidas del infierno que nos ataca con malos pensamientos, con malos deseos, que quiere debilitar nuestra fe, y quiere destruirnos; el infierno nos persigue, nos dice que no somos nada ni nadie, que no vamos a llegar a nada, nos dice que Dios no va a cumplir sus promesas o que no las vamos a alcanzar. El infierno nos dice que somos débiles, que hemos fallado muchas veces y lo vamos a seguir haciendo por lo tanto no vamos a alcanzar la gracia de Dios, pero nosotros nos mantenemos firmes en la fe declarando: “¡No diablo! ¡Yo creo que mi redentor vive, Él me levantará del polvo, me levantará de la muerte!”
La muerte, en el sentido de condenación, no la del cuerpo, sino la de condenación eterna, es algo muy real, por lo tanto, los creyentes no debemos jugar con el evangelio, ni tenemos que apreciar las cosas de este mundo de tal manera que le demostremos a Dios que despreciamos los bienes eternos. Debemos amar las posesiones eternas y las promesas eternas, y contar las riquezas y las bendiciones de este mundo como pasajeras, pero nuestra mirada tiene que estar puesta en la eternidad. ¡Mira que la eternidad es larga!
¿Vives afanado y atado a los problemas de aquí abajo? ¿Vives atado al dinero, a las posesiones y otras cosas que anhelas? Nada de lo que anhelas aquí abajo permanece, nada de lo que anhelas aquí abajo es eterno sino temporal, por lo tanto, no te afanes ni te desesperes y mucho menos te vuelvas loco por ninguna de esas cosas. El apóstol Pablo dijo: “Los que tienen esposa vivan como si no la tuviesen, los que tienen bienes en este mundo, vivan como si no los tuviesen” (1ª Corintios 7:29). ¡Desapéguense de esas cosas que se nos pegan y que se posesionan de nosotros! ¡Las cosas que amamos nos atan! ¡Las cosas que amamos toman posesión de nosotros y nos demandan que les dediquemos tiempo y esfuerzo! Pero, el Señor Jesús dijo: “Hagan tesoros en el cielo” (Mateo 6:20) y el apóstol Pablo señala: “…no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2ª Corintios 4:18)
¿Eres realmente un cristiano, vives como tal? Quien te ve, ¿se da cuenta que estás desapegado a los bienes materiales, a las posesiones materiales, que estás despreocupado de los problemas? ¿Te ven seguro o segura o te ven titubear como cualquier hijo de vecino? ¿Qué tan grande es tu fe?
Cuando el apóstol Pedro llegó a declarar: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” ni siquiera entendía que estaba haciendo la declaración más importante que se pueda llegar a hacer en el mundo. La declaración más importante que se puede hacer en el planeta Tierra es: ¡Jesucristo es Dios! ¡Jesucristo es el salvador del mundo! ¡Jesucristo es mi Señor! ¡Pedro ni siquiera lo entendía! ¡Lo largó porque le había sido revelado! Pero, Jesús le dijo: “Bienaventurado eres Pedro, ésta es la verdad que deben sostener, sobre ésta roca yo edificaré mi iglesia y la iglesia no será vencida por la muerte ni por el hades”. ¡La iglesia va a derrotar las puertas del hades!
Habrá muchas sorpresas porque allá en el cielo nos encontraremos a algunos que no sabíamos que irían allá y encontraremos en el seol a muchos de los que creíamos que iban a estar en el cielo. ¿Tú eres un cristiano aparente o eres un cristiano? ¿Tu fe está fundada en que Dios te da cosas cuando tú se las pides, o en el fundamento de todos los siglos? Ese fundamento es Jesucristo, la piedra angular, reprobada por los hombres pero aprobada por Dios.
Tiemblo de sólo pensar que, gente que sólo asiste a la iglesia a escuchar la palabra de Dios se irá al infierno. ¡Cómo quisiera yo que nadie de quienes escuchan esta palabra quedara preso en el hades! ¡Las puertas de hades no van a prevalecer contra la iglesia! Esto significa que los verdaderos creyentes van a vencer esas puertas. ¿Tú eres un verdadero creyente o eres nominal? ¿Qué grado de certeza tienes acerca de tu salvación personal y eterna? ¿Qué tan arraigado estás en esta verdad poderosa que te hace vencedor, que te aleja del temor y de las vanidades? Porque, quien ama a Jesús no tiene tiempo para estupideces. Quien ama a Jesús y hace pacto con Él, está muy comprometido con Él, y el Señor lo mete en esta gran visión que es la de una gran conquista en el planeta Tierra.
Hablé con una joven que prácticamente se crió en el evangelio, lo conoce bien, ¡pero es caprichosa, orgullosa y prepotente! ¡Malcriada, manipuladora! Se fue al mundo, y hace varios años que está inmersa en las drogas. ¡Está en una cárcel, en un infierno de muerte! Me confesó que ya no quiere vivir. Llegó a estar seis días sin dormir y fue a parar a la casa de sus padres, desesperada, pidiendo ayuda porque ya no daba más. Ella me habló en éstos términos: “¿No se da cuenta Dios de cuánto yo necesito que me saque? Se lo he pedido y no me contesta, yo se que Él tiene poder pero, ¿por qué no me saca? ¿Es qué Él no ve lo que estoy pasando? ¡No aguanto más! ¡Ayúdenme!” Le contesté: “Tienes que venir humillada a Jesús, ¿quién te mandó a alejarte y quién te mandó a drogarte? ¡Fuiste solita! ¿Por qué no vienes a Jesús a pedirle perdón por haber huido de la fe? ¿Por qué no te humillas y le pides perdón a Dios por haberlo avergonzado?” Me habló muy prepotente como diciendo: ¿Qué le pasa a Dios conmigo? ¡No se da cuenta lo qué me pasa! ¡Dios se da cuenta! ¿¡Cómo no se va a dar cuenta si Él ha muerto por ti en la cruz del calvario para que tú no pases por ese calvario!?
Así que esta chica, conoce el evangelio, sabe del poder de Dios, y está consciente que Dios está sacando a muchos de la esclavitud de las drogas. La hice orar pidiéndole perdón a Jesús pero repitió como el loro. Le dimos una nueva oportunidad para ingresar en un centro comunitario, estuvo dos días y se fue: ¡Saltó una pared y se marchó! Había podido dormir dos días, “achicó un poco”, pero cuando se sintió mejor, decidió seguir con su vida. Es triste ver cuando el corazón del hombre se endurece, y créeme que he visto muchos que hoy están adorando a Dios y mañana se rebelan contra Él.
Sigo pensando: ¿Te has arraigado a Cristo? Tú no le temas a un cáncer, ten temor de Dios, no tengas miedo a la quiebra de tu empresa, tenle miedo a Dios, no temas a quedar sin trabajo, a que te deje tu esposo, ¡no le tengas miedo a nada en la tierra! Ten temor de Dios, porque Jesús tiene las llaves del hades y de la muerte y Él sí que te puede meter ahí, ya no es Satanás.
¿Eres realmente de Cristo? Si no tienes certeza en cuanto a tu pertenencia a Jesús, acércate a Él y dile: “Señor, quiero darte mi vida, tómame en tus manos, perdóname y líbrame del infierno, de la condenación, del hades, ¡líbrame de la muerte! ¡Dame vida Jesús! Hoy confieso que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Tomo por la fe, la vida que tú me has ofrecido. A partir de este día tú eres mi Dios, eres mi Señor, eres mi salvador. Tú limpias mis pecados y me das vida. ¡Renuncio a las tinieblas y a la muerte y recibo la vida eterna! Te abro mi corazón, haz tu obra en mí. En el nombre de Jesucristo hago esta oración, amén”.
Oro por ti: “Diablo, tienes que soltar las vidas, espíritu de muerte tienes que soltarlas, les cubro con la sangre preciosa de Jesús. Extiende ahora tu mano, Dios misericordioso, despoja la muerte y planta la vida, te lo pido en el nombre de Jesús. ¡Tiembla infierno! ¡Tiembla muerte y hades! ¡Jesús tiene las llaves! ¡Diablo tú no las tienes! Sea quitado el velo de inseguridad, el velo de la duda, de la incredulidad, ahora Padre, en el nombre de Jesús. ¡Sean rotas las cadenas! ¡Sea avergonzado el infierno! ¡Desciende Espíritu Santo! ¡Te echo fuera de las vidas diablo, en el nombre de Jesús! ¡Glorifícate Jesús! ¡Suelta las mentes diablo! ¡Suelta las voluntades, suelta las emociones, en el nombre de Jesús! ¡Libera de cautividad Jesús! Sean rotos los lazos de la muerte sobre las vidas, sean rotos los tentáculos del infierno, en el nombre de Jesucristo, amén”.
ANEXOS: