AMOR SOBRENATURAL Y PERFECTO - Misión Vida para las Naciones

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Montevideo

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MENSAJES DEL CIELO

AMOR SOBRENATURAL Y PERFECTO

Quiero hablarte acerca del amor de Dios, el cual quiere derramar hoy en tu vida. Hay tres niveles de amor: Primeramente encontramos el amor a nosotros mismos, que sería el nivel más bajo y más oscuro. Hoy en día, la ideología imperante señala: Ámate a ti mismo, o sea, nos induce a centrar todo en mí o en los míos. Luego está el amor al prójimo, éste es un amor más elevado, el que me lleva a mí, por ejemplo, estando tan lejos de la nación de Haití, y sin ver absolutamente nada, me produce un sentimiento muy fuerte. Dentro del nivel del amor egoísta incluimos a los que amamos, a esos que invito a comer a mi casa porque me agradan. Jesús dijo que invitemos a aquellos que no nos pueden invitar a nosotros, ¡así es que tendremos galardón! Pero si tú amas sólo a los que te aman, no estás haciendo nada más que cualquier pecador, porque éstos aman a los que les aman. Así que el segundo nivel de amor que es el amor al prójimo va más allá de mis amigos y parientes, vas más allá de mis relaciones. Y el tercer nivel que es el más sublime, es el amor a Dios.

El amor no es una cuestión que uno tiene adentro guardado, no se puede esconder, es algo que explota en nuestro interior. Un joven me dijo: “Me enamoré de esta chica pero no me animo a hablarle”; le dije que se quedara tranquilo porque si es amor lo que siente no va a poder aguantar, nada lo va a poder apagar. Señala la Biblia que las muchas aguas no podrán apagar el amor (Cantares 8:7)

¿Cómo hago para saber si lo que siento es amor o no lo es? ¡Si no revienta, no es amor! ¡Si no se manifiesta, no es amor!

El amor es la fuerza más poderosa del mundo, es lo que hizo que Jesús dejara el cielo, que dejara su gloria para venir a buscarnos a nosotros, ¡miserables, pecadores, rebeldes y enemigos de Dios! Cuando Jesús nos ordenó amar a nuestros enemigos, sabía muy bien lo que estaba diciendo porque nosotros éramos enemigos de Dios sin embargo Él nos amó. La Biblia dice que hasta nuestra manera de pensar era enemistad contra Dios, enemigos en nuestros pensamientos y deseos. Pero Él nos amó profundamente, lo que hizo que pudiera dejar su gloria, despojarse de ella y venir al mundo, no a buscar a los más lindos sino a los pecadores, sus enemigos. ¡No vino a buscar a un grupo selecto de gente buena, sino enemiga y pecadora, para conquistarlas con su amor!

Un predicador amigo escribió un libro y en uno de los capítulos señala que el amor es el oxígeno del reino de Dios. Cuando hablamos de oxígeno nos referimos a la vida y el amor es la vida del reino de Dios. ¡Tenemos que meditar y profundizar más en este tema del amor porque necesitamos más de él!

El amor es una fuente inagotable de poder que nos mueve. Muchas veces las pasiones son las que nos mueven, nos mueve un sentimiento de bronca, algún deseo, pero, en el reino de los cielos la motivación más importante es el amor y fuera de éste hay muchas motivaciones. La gente pregunta: “¿Qué tiene de malo que haga tal o cual cosa? ¿Por qué no puedo ir a tal lugar? ¿Qué tiene de malo que vea novelas o que baile?” Pero, el problema no radica en qué es lo que hago sino en qué me motiva a hacerlo. Lo que me motiva, determina que lo que hago sea bueno o malo. ¡Cuando te motiva el amor, seguro que lo que haces es bueno!

Cuando el Señor quiso mostrarnos que nuestras obras eran malas nos dio la ley, la que determinó que éramos malos y que el amor no estaba en nosotros. Cada vez que infringimos la ley lo que hacemos es trasgredir el amor; Jesús lo declaró en el Nuevo Testamento: el que ama cumple con toda la ley. Toda la ley se resume en amar a Dios y en amar a nuestro prójimo así que, quien ama cumplió con toda la ley. Si tienes amor no necesitas conocer tantas leyes porque todas las leyes ya están escritas en el corazón. El Señor dijo: “Yo escribiré mis leyes en sus mentes y en sus corazones” (Hebreos 8:10) y el amor es la esencia de toda la ley, es la motivación fundamental del reino de los cielos. Pero, la esencia del amor no tiene que ver con el nivel más bajo sino con los otros dos niveles superiores que son, el amor a Dios y el amor al prójimo. ¡Recuerda que el amor es el oxígeno del reino!

Hemos enseñado y enfatizado acerca de que la luz tiene que ver con el conocimiento, o sea que, tener conocimiento es tener luz, pero no se ha entendido bien el concepto porque la Biblia señala que Dios es luz y es amor. No dice que Dios es conocimiento. El conocimiento es un producto pero el término “es” significa esencia, sustancia; cuando la Biblia dice que Dios es amor se refiere a su sustancia, cuando hablamos de conocimiento no se trata de la sustancia de Dios sino más bien de un elemento o un componente suyo. Y cuando declaramos: Dios es luz, o, Dios es amor, nos referimos a su sustancia, Él es amor y es luz. Así que la luz está más relacionada con el amor que con el conocimiento. Entonces, el amor es esencial, lo mismo que la luz, aunque no podemos negar que el conocimiento es muy importante, pero lo que trae conocimiento es la luz y el amor, no hay luz si no hay amor, y esta es la enseñanza principal que hoy quiero exponerte. La Biblia señala que quien no ama está en tinieblas, ¡no tiene luz!

             AMOR: EVIDENCIA DE LUZ

Como iglesia erramos el camino al tratar de enseñar que el conocimiento de determinadas doctrinas es luz, pero la verdad es que el amor es el fundamento de la luz y quien escribió y profundizó en este concepto fue el apóstol Juan en sus tres cartas. El primer concepto se encuentra en 1ª Juan 1:7: “pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”.

Amor, es evidencia de luz. La Biblia define el amor como el vínculo perfecto; vínculo es unión. No hay nada más fuerte que vincule a las personas como el amor. Hay gente que se pueden vincular por deseos sexuales, por medio del deporte o alguna actividad cultural, por ejemplo, los que son hinchas de algún equipo de futbol se vinculan entre sí, pero eso no significa que se aman. Otros se vinculan por cusa del arte, de la cinematografía, otros por las carreras de autos, etc. Hay muchas motivaciones de vínculo pero la más grande y poderosa es el amor, dicho de otro modo, el vínculo perfecto es el amor. Cuando se rompe el amor, se rompe el vínculo, por ejemplo, la mujer dice: “¡Qué Dios lo bendiga y lo ayude pero yo no quiero saber nada más con él!” Se rompió el vínculo porque se rechazó el amor. El amor no se pierde, Dios es amor. ¿Crees que en algún momento Dios se ha perdido por ahí? ¡Él nunca se perdió! ¡Dios es amor! Así que cuando uno rechaza amar está rechazando a Dios. Si te causa fastidio alguna persona y no quieres amarla estás rechazando a Dios. ¿Crees que a Dios le causa fastidio determinada clase de persona? ¡Él ama al peor de todos los seres humanos, es más, todos somos los peores de todo! No se trata de que Dios te rechace porque cometiste muchos pecados, Él te ama porque es parte de su naturaleza. Así como es tu naturaleza amar a tu hijo, en la naturaleza de Dios está amar al hombre. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). ¡Lo más preciado y perfecto que tenía Dios lo entregó por causa del amor! ¡El amor es una evidencia de Dios! “pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros”, dice el pasaje de 1ª de Juan que leímos. Esto significa que no nos rechazamos, no sentimos fastidio uno del otro, no nos borramos el uno del otro, no nos causa rechazo asistir a la iglesia sino que nos atrae estar con los hermanos que alaban a Dios, que oran y nos bendicen. Querer asistir a la iglesia es estar en luz, esto es parte de amar a Dios y al prójimo porque estamos en comunión.

¡Qué triste cuando te causa fastidio el pastor! ¡Tan lindo que es! Siempre he dicho que el pastor es un regalo de Dios, es una pena que te lo tenga que decir yo. ¡Él es un don de Dios a la iglesia!

Recuerdo que cuando llegaba el día de mi cumpleaños quería que me regalaran juguetes y caían algunas vecinas o tías y me regalaban medias, ¡y yo las miraba enojado porque quería juguetes! Tuve una abuela, la segunda esposa de mi abuelo, ya que la primera falleció, a la que le decíamos la tía Teresa. Un día me trajo un regalo; era un calzoncillo que ella misma me confeccionó, ¡qué asco ese regalo de cumpleaños, por Dios! Yo sé lo qué es rechazar algunos regalos, pero los regalos de Dios son todos lindos. ¡El pastor no es un par de medias ni un calzoncillo, es un regalo de Dios! ¡Y cada hermano y hermana son un regalo de Dios, son una prueba sobre tu vida! Si a ti no te gustan los morenos y Dios te pone al lado de uno, eso es para que demuestres si realmente eres de Dios. Él te da hermanos de todos los colores, de toda clase de genios, algunos son suavecitos y dulces, nunca se enojan, otros con cara larga… ¡Dios te pone toda clase de hermanos para que te ejercites en amarlos y tener comunión con ellos! Si te diera hermanos rubios sería aburrido, así que te ofrece una gran variedad. Pero tú empiezas: “Este gordo no me gusta, o, este flaco no me agrada”. Mi señora no me quería porque yo era un negro ruliento, así que ahora tengo el pelo bien cortito.

Leamos nuevamente 1ª Juan 1:7: “pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”. Si estamos en comunión la sangre de Jesús nos limpia de todo pecado, si no estamos en comunión, no nos limpia. ¡Es fácil de entender! ¿Tú estás en pecado y no amas a tu hermano? Dios te dice: “¿Así que no amas a tu hermano? ¡Yo no te perdono! ¿Quieres que te limpie cuando miras con asco a tu hermano?” Medita sobre esto, abre tu corazón y permite que el Espíritu Santo te llene. ¡No tenemos derecho a decir que determinada clase de personas nos desagrada! ¡Dios nos mandó amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos y a sentirnos uno con él!

Amar al prójimo significa velar por él como lo hago por mí, sufrir por él como sufro por mí, significa, compartir con mi prójimo lo que poseo porque me duele que él no tenga.

Cuando hay tropiezos, cuando hay discordias, contención, chismes o comentarios contra los hermanos, no hay comunión ni luz. No creas que estás en luz si tienes rechazo, contención o desprecio por algunos hermanos. ¡La palabra de Dios me autoriza a decirte que estás en tinieblas y no puedes ver nada! ¡El amor es esencial!

Leemos en 1ª Juan 2:10 y 11: 10El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo. 11Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos”. Tener luz es poder ver bien las cosas y entenderlas, es saber por donde tengo que dirigirme y saber las decisiones que debo tomar. ¡Estar en luz es ver claramente el camino! ¡Tener lucidez en mi mente es tener luz! ¡Yo me he propuesto amarte! ¡Qué lindo cuando uno logra liberarse del rechazo! ¿Qué significa aborrecer? Despreciar, repudiar, rechazar, tener aversión. La palabra de Dios dice que si esto es lo que te sucede a ti con tu prójimo, estás en tinieblas y no sabes a dónde vas porque las tinieblas te han cegado los ojos. Tú crees que sabes a dónde vas y entiendes, pero no es así. Crees que no vas a tropezar pero tropiezas, porque no hay luz en ti y es que al amor no está en ti.

En las enseñanzas de Juan queda claro que nadie puede decir que ama a Dios pero no ama al prójimo. Señala que, quien dice que ama a Dios y aborrece o rechaza a su prójimo es un mentiroso, o sea, es mentira que ama a Dios.

El amor es una evidencia muy fuerte acerca de la salvación. Muchas veces nos creemos muy seguros de la salvación pero, nuestra salvación produce evidencias. Una persona que ha sido salvada por Cristo lo tiene como Señor de su vida; en otras palabras, sus pensamientos y sus sentimientos han sido afectados por Cristo. De tal manera que ya no piensa y siente como lo hacía antes sino como Cristo piensa y siente. Si dices: “¿Por qué siento esto? ¿Por qué pienso esto? ¡Viene solo pastor! ¿Qué me pasa?” ¡Te está faltando el señorío de Cristo! Si Cristo es tu Señor, Él gobierna en tus emociones, en tus pensamientos y sentimientos. La salvación, entre otras cosas, es rescatarte de tu estúpida manera de pensar, de tu aborrecible manera de ver las cosas, porque Cristo no ha venido a buscar gente que piense más o menos bien, Él ha venido a exigirnos que nos arrepintamos y esto significa que cambiemos de mentalidad. El Señor te dice que no podrás relacionarte con Él si no hay arrepentimiento, si no hay un cambio de mentalidad y eso significa que tengo que aborrecer mis pensamientos, mis sentimientos y deseos, ¡tengo que negarme a mí mismo! Entonces, salvación, incluye ser salvos de nuestra manera de ver, de pensar, de hablar, lo que incluye también la vida eterna. La salvación incluye la liberación y el perdón de los pecados y también la vida eterna; salvarnos de la oscuridad, del infierno, del reino de las tinieblas porque accedemos al reino de la luz.

Nosotros tenemos un problema y es que a veces buscamos evidencias en los dones. Hay dos elementos fundamentales en la vida del creyente: por un lado están los dones y por el otro, el fruto del Espíritu Santo. Un fruto es algo natural, el manzano da manzanas y lo que Dios busca es lo natural en el creyente. El fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza, pero hoy quiero hacer énfasis en el amor. ¡Lo primero que uno encuentra en el creyente es el amor! Hay quienes brillan por las profecías.

Hace ya más de un año que escribimos nuestro primer libro “Historias que sanan”, el cual publicamos a través de un editorial secular; yo no quería hacerlo con una editorial cristiana porque nos los vendemos entre nosotros los cristianos. Tenemos bandas cristianas para eventos cristianos, organizamos toda clase de actividades para cristianos, nos predicamos entre nosotros, hacemos seminarios para nosotros. ¡Tenemos un mercado para creyentes! Muchas veces me insistían en que tenía que escribir un libro pero no quería, entonces el pastor Andrés me hizo acuerdo de las palabras que trajo un profeta, quien me había dicho que iba a escribir un libro que se leería en todo el país. Cuando el profeta me dijo eso, yo estaba medio escéptico, pensaba que sólo en Montevideo había librerías cristianas entonces no podía imaginarme cómo iba a hacer para publicar un libro que se leyera en todo Uruguay. ¡Para mí, eso era un mundo! ¡¿Cómo sucedería?! ¡Pensé que ese profeta estaba exagerando! Pero pasado un tiempo, viene el gerente general de una editorial secular de Buenos Aires, Argentina y me ofrece hacer un libro. Él me señaló que los libros que ellos hacen son para vender y no para perder, así que programaron ponerlo en todas las librerías, hacerle publicidad, y presentarlo en la feria del libro. ¡Sería presentado en todo el país! ¡No había exagerado el profeta! Nosotros buscamos esas cosas, las profecías, los milagros, buscamos los dones y no el fruto. Don, significa regalo. Una cosa es tu esencia de cristiano y otra diferente son los dones que tienes como cristiano, éstos últimos son regalos, como la palabra de ciencia, la palabra de sabiduría, el hablar en lenguas, profetizar, interpretar lenguas, don se sanidad, de fe. La gente se admira de esos regalos que Dios da a los creyentes, aunque alguno se preguntará: “¿Yo qué regalito tendré?” Cuando les pregunto a los cristianos cuáles son sus dones me miran con cara rara, por eso, cuando viene algún profeta, o nos visita alguien que hace milagros, ¡nos maravillamos!

Cristo dijo: “Por sus frutos los conoceréis”. Por sus frutos no por los dones, porque en el libro del Apocalipsis dice que vendrá uno que va a causar impresión y maravillará al mundo entero con sus prodigios y señales engañosas y que aún hará descender fuego del cielo para engañar a la gente. Vendrá un falso profeta y hablará como si fuera Dios, hará milagros asombrosos a los ojos de todo el mundo, de tal manera que aún los creyentes serán engañados por medio de sus señales, mas Jesús declaró: “Por sus frutos los conoceréis”. Cuando hablamos de frutos, nos referimos en primer lugar al amor.

Yo te pregunto: ¿amas o no amas? ¿Se te puede ver el amor? Dijimos que el amor es una evidencia, explota, no puede quedar escondido; las muchas aguas no podrán apagar el amor. ¡Es algo que se sale de adentro! No tenemos que pasarle una notificación a la higuera para que dé higos: “Señora higuera, le comunico que ya está llegando la primavera, recuerde que en esta época usted tiene que dar higos”. ¡La higuera da los higos por sí sola! ¡Es su fruto natural! El fruto natural no son los dones sino el fruto del Espíritu, y el amor es el primero de todos.

            AMOR: EVIDENCIA DE SALVACIÓN

Dije que el amor es evidencia de luz y 1ª Juan 3:14 nos muestra que el amor es, también, evidencia de salvación: “Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte”. ¡Pasamos de muerte a vida! Eso es evidencia de salvación, no porque profetizamos; sabemos que muchos que profetizan van a parar al infierno, o, muchos que echan fuera demonios. Jesús señala en Mateo 7:21: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”.

Entonces, sabemos que pasamos de muerte a vida en que amamos a los hermanos. ¡Es fácil! ¡No puedes decir que amas a tu hermano y mirarlo con mala cara! No puedes decir que amas a los hermanos pero saludas a unos y esquivas a otros, como me hacen algunos a mí, yo voy caminando por un pasillo de la iglesia y veo que se aproxima un hermano, pero cuando me ve, inmediatamente se va por el otro lado.

En el libro “Historias que Sanan”, Carlos Cal, uno de los hermanos que compartió su testimonio, cuenta que estaba desahuciado, le dijeron que en cualquier momento se moría, dormía en la calle y nos escribe que le costaba levantarse, sentía dolor en los huesos, ya no se alimentaba y cuando lo hacía, lo devolvía, su cuerpo le temblaba y según él, la única manera de sentirse mejor era tomando alcohol rectificado, pero esto le había quemado la boca, el hígado, etc. Un día estaba tirado a un costado de la vereda pidiendo dinero para poder comprarse alcohol, cuando alguien se detuvo y le dijo: “¡Cristo te ama y tiene una mejor vida para ti!” Esa persona le dio dinero y se fue, pero caminó unos pasos, se detuvo, y regresando donde estaba Carlos, se quitó su campera y se la dio, también le dijo: “¡Andá a una iglesia evangélica!” ¡Ya se estaba muriendo! Lo rechazaban en todos lados, ya no lo querían internar más, no querían darle más fármacos porque abusaba de éstos, tomándolos con alcohol. En el libro, Carlos nos cuenta que rechazó a Dios toda su vida, lo odiaba y odiaba a los cristianos, pero el amor lo quebrantó. Una doctora le dio una última oportunidad y siendo ésta atea le dijo que había un lugar donde él podría ir a morir dignamente, y ese lugar era Beraca. Cuando se enteró que era un lugar donde había cristianos evangélicos no quiso saber nada pero la doctora le hizo ver la diferencia entre morir en la calle o en ese lugar, y con lágrimas en sus ojos accedió a ir. Hoy está trabajando en uno de nuestros centros comunitarios Beraca de la ciudad de San Juan, Argentina, ayudando a otras personas.

¡Qué historias preciosas las que nos muestran el amor de Dios! ¡Esto es evidencia de salvación!

La segunda parte del libro de 1ª Juan 3:14 señala. “El que no ama a su hermano, permanece en muerte” ¡Es fácil! Si te molestan los hermanos, si los detestas o rechazas, estás condenado, estás en muerte y no has conocido la vida. ¡No sólo que no tienes luz sino que también estás en la lista de los que van al infierno!

1ª Juan 3:16 dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Dar la vida por un hijo es algo muy natural pero Dios quiere que tú hagas algo sobrenatural, no quiere que tu amor sea de un nivel humano y chato sino que quede evidenciado que el amor que tú tienes es de Dios. No que des la vida por tu cónyuge o por tus hijos sino por los hermanos, eso significa olvidarte de tu vida por causa de tu prójimo, o sea que niegues tu propia vida y la sacrifiques. ¡Eso es lo que me sucedió a mí cuando Dios me mandó a ser pastor! No quiero decir con esto que Dios te demanda a ti que seas pastor porque Él no dijo: “Seréis pastores todos si no, no podréis amar a nadie” pero Jesús declaró: “El que quiera seguir en pos de mi, niéguese a si mismo, tome su cruz y sígame” ¿Cómo evidenciaremos que seguimos a Jesús? ¡En hacer lo que Él hacía, en ir a donde Él iba! Si Jesús fue capaz de ir a la cruz por los pecadores, nosotros seremos capaces de morir por ellos, morir cada día por salvarlos.

            CONCLUSIÓN

¿En qué nivel está tu amor? ¿Es suficiente el amor que tienes por el prójimo?

Si tuvieses profecías, y si tuvieses toda la fe de tal manera que trasladases las montañas pero no tienes amor, nada eres. El amor no busca lo suyo propio, no se envanece, no guarda rencor. Alguno me dirá: ¿Y cómo hago? ¡Esto no lo puedes hacer tú! ¿Y qué tengo que hacer? ¡No hay que hacer nada! ¡Si tienes una naturaleza pecaminosa e inmunda, tu mente, tus sentimientos han sido corrompidos! Lo que necesitas es abrirle el corazón a Jesús, dejarlo entrar y que Él reine en tu vida. ¡No es algo que yo puedo lograr por mis propios medios!

Cuándo has luchado por tu familia, has logrado tu casa y velado por lo tuyo, has hecho lo que cualquier pecador hace. ¡Ese es el nivel de amor más bajo! ¡Cualquier ladrón cuida a su familia y se juega la vida por un hijo! ¡Cualquier estafador lo hace! Cualquier prostituta vende su cuerpo por alimentar a su hijo, pero ese es un amor chato, humano, sin sustancia divina. ¡Eso no es amor de Dios! ¡El amor de Dios es un fuego que me hace amar al que menos merece ser amado! He escuchado a cristianos decir: “Que me perdone Dios, pero si me violan a mi hija, lo mato” ¡Y se cree un cristiano! ¡Está confesando con su boca que no podrá amar a un violador!

Recuerdo un hermano que visitaba la cárcel y les predicaba el evangelio a los presos, y en una oportunidad se encontró con el convicto asesinó a su suegro. Para él, que les enseñaba a los presos del amor de Dios, la prueba más grande que le tocó vivir fue amar y perdonar al asesino de su suegro. Como este hermano no tuvo papá, su suegro era como su padre, lo amaba mucho, entonces confesó que no iba a poder perdonar al hombre que lo mató pero Dios le dijo: “Debes ir a predicarle el evangelio al asesino de tu suegro, dile que lo amas y lo perdonas porque yo lo amo”. El hermano sufrió una crisis por varios años y ya no se sentía digno de ir a la cárcel porque cada vez que iba, era una prueba muy difícil, hasta el día que tomó la decisión de predicarle al asesino de su suegro. Cuando éste lo vio, le preguntó qué hacía allí y el cristiano le contestó: “Vengo a decirte que te perdono que hayas asesinado a mi suegro y también que Jesucristo te ama y está dispuesto a darte vida eterna”. ¡Ese día tuvo paz! Ese día sintió que el amor de Dios había estallado dentro de su ser, se había abierto brecha en medio de las circunstancias, de sus pensamientos y sentimientos y abrazó al hombre. El asesino se entregó a Cristo, tenía cadena perpetua pero a los pocos años salió en libertad por buena conducta. ¡No hay barrera que no pueda atravesar el amor de Dios!

Alguno dirá: “¡Pero yo no soy Dios!” Si eres de Cristo, eres un hijo de Dios, nacido para mostrar su poder y su gloria, nacido para que sea Él quien gobierne tus sentimientos y no tú. Si Dios no puede irrumpir a través de tu vida, entonces no le sirves. Si no puedes amar a tu prójimo no hay salvación, no hay luz ni esperanza en ti.

“Señor, te pido que en esta hora sacudas toda estructura inmunda del infierno en el corazón, en la mente y en la voluntad de aquellos que han recibido este mensaje. No queremos sólo aprender una lección de amor sino que nos quebrantes. No sólo queremos aprender una buena enseñanza de la Biblia, queremos ser permeados por ti y tocados por tu amor. ¡Líbranos de rechazar a la gente, líbranos de aborrecer, Señor! Sabemos que el nivel de amor que tú demandas no es nuestro sino tuyo y éste tiene que dominar nuestras vidas. ¡Perdónanos y llénanos, te lo pedimos en el nombre de Jesús!

            Que el mundo pueda ver cómo nos amamos y que puedan palpar tu amor en nuestras vidas. Hemos aprendido que si no hay amor en nosotros, no estamos en luz y también estamos en muerte y no hay vida en nosotros, por lo tanto trae salvación en esta hora. Amamos tantas cosas Señor, pero lo que más nos hace falta es amar con tu amor. ¡Límpianos Señor, te lo pedimos en el nombre de Jesús, amén!”

Posiblemente hay alguien a quien no puedes perdonar, tu padre o tu madre, tu cónyuge, tal vez algún otro familiar te hizo daño y no puedes amar, se ha establecido una barrera que no te permite amar y Cristo no puede atravesar el velo de tu carne para poder alcanzar a esa persona. Te crispa el sólo hecho de pensar en ir a bendecir a esa persona y abrazarla. Asistes a la iglesia y quieres que Dios te bendiga pero en tu corazón sabes bien que aborreces a algunas personas. ¡No quieres perder la bendición pero estás en maldición! Quieres que Dios te bendiga pero no hay amor en ti, no quieres o no puedes olvidar. ¡Tú no tienes que hacer la obra, la hará Cristo! Esa barrera caerá simplemente cuando tu corazón esté dispuesto a obedecer y a dejar que Cristo reine en ti.

Si necesitas que el Señor te llene ahora para poder perdonar si quieres que Él te libre del rechazo, de aborrecer a otros, haz una oración ahora mismo. ¡Cristo te perdonará y te hará entrar en la luz! ¡Él disipará las tinieblas!

Dile a Dios en esta hora:

“No sé cómo amar y bendecir Señor, pero tú lo harás por mí, no sé cómo perdonar, pero sé que tú lo harás por mí. ¡Tócame y perdóname! He sido elitista Señor, no me ha importado mi prójimo, sólo me he enfocado en mí y en los míos. ¡Dame un corazón sensible, Dios! Gracias por tu Espíritu Santo Señor, gracias porque Él nos mueve. Gracias Padre, porque lo que nos demandas no es algo que nosotros debamos producir a menos que te dejemos a ti reinar. ¡No es suficiente el amor que tenemos, necesitamos tu amor reinando en nuestras vidas! Necesito que me perdones en esta hora, porque he pecado contra mi hermano, he rechazado y resistido a otros, pero en tu nombre Jesús vuelvo mi corazón hacia todos los seres humanos, hacia todas las personas y lo abro para que tú lo llenes. Confieso que he estado en tinieblas, pero tú eres la luz. ¡Señor, reconozco que mi corazón no ha amado con tu amor! ¡Perdóname Jesús, cúbreme con tu sangre, dame tu corazón, ven a entronizarte en mi corazón! Yo perdono y bendigo a toda persona que me ha ofendido, que me ha hecho mal, y renuncio a rechazar y aborrecer a mi prójimo, en el nombre de Jesús. Declaro que tú ahora me limpias de todo pecado y me libras de toda maldad. ¡Gracias te doy Padre, en el nombre de Jesús, amén!”

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