¿CUÁL ES TU LUGAR? - Misión Vida para las Naciones

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Montevideo

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MENSAJES DEL CIELO

¿CUÁL ES TU LUGAR?

geo3INTRODUCCIÓN

Jesús dijo de los creyentes: “Vosotros sois la sal de la tierra”; y también dijo: “Vosotros sois la luz del mundo”, dando a entender que en el mundo, no en la iglesia, somos luz. Dios nos ha concebido a los cristianos como la luz, a través de las cuales, las personas pueden ser alumbradas. Donde hay luz, hay verdad. La luz alumbra la verdad, en cambio la oscuridad no permite que veas bien. De noche todos los gatos son pardos, pero cuando hay luz se nota la diferencia entre cada uno.
Hace un tiempo atrás, trabajábamos en el predio de Monte Beraca día y noche, y había un grupo de albañiles que me ayudaba. Aún a altas horas de la madrugada estábamos trabajando alumbrados con una lámpara porque no había electricidad. Nos íbamos a dormir un rato pero al regresar a la mañana veíamos los desperfectos de lo que habíamos hecho; entonces uno de los que estaba conmigo me dijo: “Pastor, lo que se hace de noche, se ve de día”. Para ver bien, la gente necesita luz, y Jesús dijo que nosotros somos la luz del mundo y también la sal de la tierra. La sal sirve para resaltar el sabor de las comidas, y nosotros los cristianos, le damos sabor a la vida. Así nos ha concebido Dios, no para alumbrar ni dar sabor en el templo sino en el mundo.
He visto creyentes apesadumbrados queriendo servir a Dios, procurando tener un lugarcito en la obra, aunque sea para barrer la alfombra porque así se sentirán satisfechos. Aquellos que no consiguen un puesto para limpiar los baños o la alfombra por lo menos, y no tienen nada en concreto para hacer, dicen: “¡Yo no sirvo para nada!” “¡A mí no me tienen en cuenta!” Pero yo quiero decirte que hay para todos en el reino de los cielos. La obra de Dios no se hace adentro del templo sino afuera. A veces los cristianos queremos trabajar tiempo completo en la obra, para servir a Dios, lo que significaría dejar el empleo, a los compañeros incrédulos, malos, perversos, hijos del diablo, para poder servir a Dios en su casa, adorándole, alabándole y predicando. Tú te sientes desplazado, que no te tienen en cuenta, quisieras estar cantando o predicando en el púlpito; quisieras tener un lugar que te haga sentir que eres alguien. Déjame decirte que Jesús no desarrolló su ministerio en el templo. ¡Toda su tarea la hizo en las calles! Es más, Dios no anda buscando gente que tenga certificado del instituto bíblico para que le sirva; Él no busca licenciados en teología o con maestría en doctrina. ¡Dios busca gente que ame a la gente! Él anda en busca de personas a quienes poder ungir con el poder de su Espíritu Santo.

“PEGADO A SU COSTADO”

La buena noticia para ti es que tienes las veinticuatro horas y toda una ciudad para ejercer el ministerio que Dios te ha dado, para que le sirvas donde quiera que estés. Estás en libertad de sanar a todos los enfermos, de predicar el evangelio en las plazas; estás en libertad de echar fuera a los demonios. Claro, si cuentas con el poder de Dios y con su autoridad. Y eso no se logra con una carpeta del seminario o del instituto bíblico sino como lo hicieron los discípulos. Ellos estaban al lado de Jesús, “pegado a su costado” como dice una canción. En la cena que compartieron con el Señor, había un discípulo que estaba recostado en el hombro de Jesús, a quien le llamaban el discípulo del amor, Juan, quien escribió tres cartas, y todas hablan de lo mismo: Del amor. ¡El que se recostó al lado de Jesús fue lleno del amor de Dios! No hay nadie que hable tanto de ello como lo hace Juan en sus tres cartas. Él nos enseña que nadie puede decir que ama a Dios si no ama a los hermanos porque el que dice que ama a Dios pero no ama a sus hermanos está mintiendo y no conoce a Dios.
Yo le demando a la gente que se consagre y que esté dispuesta a dejar todo por Cristo, que se dedique cien por cien a la obra y me preguntan qué hacen con el trabajo. Si todos nos dedicáramos tiempo completo a predicar, ¿quién trabajaría? ¿Quién manejaría ómnibus o edificaría casas? ¿Quién haría de ama de casa? Dios necesita amas de casas porque su obra, su ministerio, está donde hay un creyente. Tú me dirás: Pero un ama de casa, ¿a quién le va a predicar, al hijo? No sólo a sus hijos, ellas también van a la peluquería, y nosotros sabemos el infierno que es eso. Una mujer consagrada ciento por ciento a Dios, lleva luz a la peluquería. Yo digo que esos lugares no tendrían que llamarse peluquería sino serpentario. ¡O eres luz en un salón de belleza o tienes veneno en tu lengua! Una mujer consagrada puede llevar bendición a esos lugares. También el ama de casa va a la feria o al supermercado donde se encuentra con gente necesitada. El ministerio de Jesús se hace en la peluquería o en el mercado. ¿Cuánto tiempo necesitas para servir a Dios? ¡Veinticuatro horas, cien por ciento! Tu ministerio lo ejerces donde estás; la bendición de Dios se manifiesta donde tú estás, si es que tienes su poder y su unción. El Señor necesita abogados, ¡otra profesión a través de la cual el mismo el infierno se manifiesta!
Una mujer muy oprimida se me acercó para hablar y me dijo: “Quiero dejar mi trabajo porque me siento muy mal y quiero algo que sea de Dios”. Le pregunté qué había de malo y me respondió que allí eran todos incrédulos. Ella quería una panadería con trabajadores creyentes, donde se la pasen cantando mientras amasan y digan: “Pasame tal cosa, ¡gloria a Dios!” “¡Aleluya, te lo doy!” Para la mujer era una maldición trabajar en una panadería donde todos eran incrédulos, pero no era ella quien alumbraba sino que los demás la influenciaban a ella y salía todos los días deprimida. En el capítulo 17 de San Juan, Jesús oró: “Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.” Entonces cuando oré por la mujer dije: “¡Señor, no la saques de la panadería!”
En una oportunidad acusaron a Jesús de que comía con pecadores y publicanos: “Y los escribas y los fariseos, viéndole comer con los publicanos y con los pecadores, dijeron a los discípulos: ¿Qué es esto, que él come y bebe con los publicanos y pecadores? Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores” (Marcos 2:16 y 17). ¡Al Señor le gustaba comer con los pecadores!
Bianca Toledo, cantante cristiana, nos cuenta en su testimonio que sus canciones eran todas cristianas, entonces, sus pastores le dijeron que el talento que ella tenía no podía quedar encerrado dentro de la iglesia. Había un programa de televisión, secular, con una vasta audiencia en Brasil, donde las personas mostraban su talento y ellos le dijeron que debía ir ahí. Bianca siempre estudió y se especializó para servir a Dios. Aunque se presentó en el programa, no podía cantar música evangélica, entonces le preguntó a Dios: “Señor, ¿qué estoy haciendo aquí?” Y Él le respondió lo siguiente: “Cuando abrazo a un pecador, ¿yo soy contaminado por su pecado?” “No”, aseguró ella, a lo que el Señor agregó: “Cuando abrazo a un pecador, él es contaminado por la santidad que hay en mí”.
Alguno dirá: “Llevo cuatro años en la iglesia y no sé aún cuál es mi lugar”. ¡Sal a la calle y verás todos los lugares en que puedes servir a Dios! “Es que a mí me gusta cantar pero no me dejan” ¡Ve a la plaza y ponte a cantar! ¡Ponte a predicar el evangelio y ora por las personas! ¡Eso es llevar el reino de Dios a la ciudad!

TU MINISTERIO ESTÁ EN DONDE TE ENCUENTRAS

Jesús pasaba tiempo en la calle, predicando, sanando y echando fuera demonios. Leemos en Mateo 9:19: “Mientras él les decía estas cosas, vino un hombre principal y se postró ante él, diciendo: Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá. Y se levantó Jesús, y le siguió con sus discípulos”. ¿Jesús ejercía su ministerio en la iglesia? ¡No! ¡El estaba en la calle! Este mismo pasaje nos dice que en el camino se le atravesó una mujer: “Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto”. ¡Doce años perdiendo sangre! No quieras saber la debilidad que produce el hecho de perder sangre todos los días. Dice la Biblia que se había gastado todo en médicos y en medicinas pero lejos de haber mejorado, estaba peor. Entonces, como Jesús estaba en la calle, la mujer comenzó a buscarlo, diciendo dentro de sí: “Si tocare solamente su manto, seré salva”. ¡Y en el mismo instante fue sana de su azote!
No se trata de ir a la iglesia para ser sanado sino ir a donde está Jesús. Y donde hay un creyente, se supone que está Jesús; la gloria del Señor está ahí, su poder y su unción están ahí, también su autoridad. Siempre y cuando ese creyente tenga autoridad y poder, y si no lo tiene, que no diga que es cristiano. Si eres de los que dicen que no tiene palabra, que estás esperando que Dios te muestre, mientras esperas, no digas que eres cristiano porque avergüenzas a Jesús. ¡Si eres cristiano no puedes pasar desapercibido! Jesús dijo: “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa”.
Te imaginas un compañero de trabajo de un creyente, que de casualidad se entera que esa persona es cristiana y asiste a la iglesia. Entonces le dice: “¡Sos cristiano y nunca me lo dijiste!” ¡Ese es un creyente que no alumbra, apagado y sin nafta! ¡Un verdadero cristiano donde llegue se hace notar!
Jesús, mientras iba; iba predicando, bendiciendo, sanando y liberando. Llegando a la casa del principal de la sinagoga, levantó del lecho de muerte a la niña. Y dice Mateo 9: 27: “Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David!…Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho.” Jesús tenía amor, misericordia y poder. Tú no necesitas un título teológico; necesitas tener amor, misericordia y poder, y Dios te lo quiere dar. ¡Esto no te lo da el seminario teológico sino Jesús!
Algunos empresarios sienten que no pueden servir a Dios porque están abocados a sus empresas, tienen que atender sus negocios y no pueden hacer la obra de Dios pero resulta que no saben que el Señor los ha puesto ahí para alumbrar. Asistía a nuestra iglesia un empresario que se fue a Brasil y compró una empresa; él se llevó un hermano de acá, una persona que comenzó a congregarse en nuestra iglesia con su señora, quien era hipocondríaca. La mujer se sentaba en primera fila y un demonio le susurraba: “El pastor te va a matar”. Entonces huía al baño y no volvía. Pero este hermano seguía trayendo a la iglesia a su esposa, hasta que un día, el evangelio comenzó a hacer una obra preciosa en su vida y el Señor la restauró. Después de un tiempo se fueron a vivir a Brasil a trabajar con el hermano empresario. Cuando compraron la empresa decidieron que iban a tener reuniones de oración con los empleados, hasta que en un momento formaron una iglesia. El empresario se fue de la ciudad pero la iglesia quedó hasta el día de hoy a cargo del hermano que llevaba a su esposa para que Dios la sanara, quienes ahora son pastores allí. En la ciudad de Leme, Brasil hay cinco hogares Beraca y hay instalada una preciosa iglesia. Santiago Mazzaro, era gerente en dicha empresa y en el tiempo que trabajaba allí, detenía las actividades por una hora, para predicarles el evangelio a los empleados. Tú no necesitas iglesia, ni una carpetita del instituto bíblico; no necesitas una maestría en teología. Tú necesitas poder de Dios, amor y misericordia y eso no te lo da el instituto bíblico sino Dios.
Jesús termina de sanar a los ciegos y leemos en Mateo 9:32 y 33: “Mientras salían ellos, he aquí, le trajeron un mudo, endemoniado. Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la gente se maravillaba, y decía: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel”. ¿Te quedó claro que el ministerio de Jesús era en las calles? ¡El tuyo también tiene que ser en las calles!
Necesitamos políticos cristianos que ejerzan su ministerio en el parlamento. ¡Hablando de serpentario! No sé qué es peor, la peluquería o la política. Jesús necesita gente en ese lugar que alumbre y que le ponga sabor a la vida, que siembre fe y esperanza, que tenga luz para emprender proyectos de bendición para la nación. Yo creo que Dios mandará un avivamiento a Uruguay y al mundo. Esto lo ha profetizado el profeta Joel, que en los postreros días el Señor derramará de su Espíritu sobre toda carne, es decir que se van a convertir miles de personas y no cabrán en las iglesias. Hoy aún hay lugares en el templo porque hay cristianos que todavía no están ejerciendo sus ministerios. El día que los creyentes ejerzan sus ministerios en donde viven, donde trabajan, o en donde estén, a partir de ese día no van a caber las personas en las iglesias.
Leemos en Mateo 9:35: “Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor”. Pídele al Señor: “Dame esa visión, que cuando camine por las calles, pueda ver las multitudes como tú las veías. ¿Qué hago aspirando un lugar en la iglesia cuando tienes para mí un ministerio tan grande, Señor?” El Señor hoy te quiere ungir, Él quiere poner en ti poder y gloria. Dios quiere que sanes enfermos. Quien tiene a Cristo en el corazón cuenta con su poder y su autoridad. ¡Habla como Cristo! ¡Camina como Él! La gente conoce quién es un cristiano porque habla como Jesús y hace sus mismas obras. Si hace “cuac” es pato, si sana enfermos, si echa fuera demonios y predica el evangelio del reino, es cristiano. ¡No hay vuelta! Si pasa desapercibido, no es “ni chicha ni limonada”. ¿Eres tu uno de estos últimos? “¡Años trabajando contigo y yo no sabía que ibas a la iglesia de Márquez!” ¡Quedó petrificado el cristiano! “Ya que me enteré que sos cristiano, yo te cuento que también lo soy”. ¡Que Dios los perdone! ¿Qué clase de cristianos tenemos? ¡Haz algo con los creyentes Padre, te lo pido en el nombre de Jesús!
Jesús no iba a la iglesia porque no había iglesia en aquel entonces, aunque el término iglesia se refiere al conjunto de creyentes en Cristo, y no al edificio en sí. En el primer siglo de la era cristiana, el cristianismo avanzó de una manera arrolladora. No se construyeron templos; los cristianos comían en las casas, participaban de la Santa Cena allí, hacían milagros y el favor del pueblo estaba sobre ellos. La gente estaba encantada con los cristianos porque eran amorosos y se preocupaban por los problemas de las personas. Cuando alguien estaba pasando por dificultades, los cristianos se ofrecían para ir a las casas de esas personas a orar. Algunos se preguntarían: “¿Qué tiene esa mujer?” “¿Qué tiene es hombre?” ¡Tiene a Cristo!

DIOS PUEDE USAR CUALQUIER CIRCUNSTANCIA PARA BENDECIRTE

¡Toda circunstancia puede ser usada por Dios para bendecirte! Han tenido que operar de urgencia a un amigo muy querido, hijo de uno de nuestros pastores. Tenía un tumor en una vértebra de la columna. La operación era muy delicada porque había que cortar sin tocar la médula y quitar un pedazo de la vértebra y colocar un aparato metálico que abarcaba cinco vértebras, para afirmar la columna. La intervención duró cinco horas y fue un éxito. La esposa me dio la noticia y me dijo al teléfono: “¡Gloria al Dios Altísimo! ¡A Él sea la honra! ¡Al que está sentado en el trono sea la gloria y la alabanza!” Es que era una operación complicada. Pero lo más lindo fue que a la tardecita, el médico que lo operó fue a ver cómo estaba el paciente, y se pusieron a conversar. Hablando, el médico le comenzó a contar de su niñez, de los problemas que tuvo y que le provocaron angustias. Le contó a mi amigo que también había tenido cáncer en los huesos y fue intervenido muchas veces; le habían cortado una pierna y le colocaron una ortopédica. ¡El médico que lo operó tenía una pierna ortopédica! Y él estaba sirviendo a Dios con sus manos y su conocimiento, aunque no era creyente. Yo valoro mucho la pasión que tienen algunos doctores, como Tabaré Vázquez, presidente de los uruguayos, quien tuvo varios familiares con cáncer en su familia y se dedicó a tratar pacientes oncológicos. Este hombre está haciendo una campaña muy fuerte contra el cigarrillo, porque ha visto morir a mucha gente por causa del tabaco. Y el doctor que operó a mi amigo es un apasionado también, del tema acerca del cual se especializó. Mientras él contaba su historia, en un momento mi amigo sonrió y le dijo: “Estoy feliz porque ahora sé por qué estoy aquí. Ahora entiendo cuál es el propósito de Dios en esta operación”. Entonces el médico le preguntó cuál era ese propósito, a lo que mi amigo le respondió: “Yo estoy aquí porque Dios me ha mandado a hablarte del amor de Jesús”. Le predicó el evangelio y el doctor con lágrimas en los ojos ante el creyente recién operado, le entregó su corazón a Jesucristo.
¿Podrá Dios usar cualquier circunstancia de tu vida para su gloria? Muchos se preguntan: “¿Por qué a mí me sucede esto? ¡Es injusto lo que estoy viviendo! ¡No merezco lo que me está pasando!” Sin embargo, mi amigo estaba buscando cuál era el propósito de Dios en lo que le tocaba vivir. Y como él tiene su mente y su corazón en las cosas del reino, inmediatamente supo que debía predicarle el evangelio al doctor que lo operó. Dios te quiere usar en los hospitales, hayas pasado o no por el quirófano. ¡El Señor puede hacer una gran obra contigo! Lo que necesitas es su poder y su autoridad. No te preocupes si te faltan fuerzas porque en realidad al Señor, seas fuerte o no, no le sirve porque Él ya ha provisto de su poder para ti. No te preocupes si no eres muy sabio porque el Señor sí lo es y sabe qué hacer. Si te dejas guiar, vas a tomar decisiones sabias porque el Dios que está en ti es un Dios sabio. No temas si no tienes poder para sanar o autoridad sobre demonios porque Dios sí tiene poder sobre las enfermedades y sobre los demonios. No se trata de lo que tú tienes sino de lo que Él tiene y puede hacer a través de ti. No gastes tu vida afanándote por cosas que no aprovechan, busca primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas las demás cosas te serán añadidas, dice el Señor.
Así que mientras Jesús levantó a la hija de Jairo que estaba muerta, sanó a la mujer del flujo de sangre, sanó a los ciegos, hizo hablar al mudo, echó fuera el demonio, recorría las aldeas y ciudades sanando toda dolencia y toda enfermedad. ¡Bendito sea Jesús! Los discípulos le estaban siguiendo y en un momento, apartó a doce de ellos. En Mateo 10:1 dice la palabra de Dios: “Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia”. El Señor les dio poder y autoridad a los que habían caminado con Él porque el cristianismo es palabra viva y es vida que se trasmite. Los discípulos veían la pasión que tenía Jesús. El Señor nunca estuvo demasiado apurado para no atender los problemas de la gente. Los discípulos caminaban con Jesús y notaban el brillo de sus ojos, y cuando el Señor veía a la gente, decía de éstas que eran como ovejas que no tenían pastor. La misericordia de Jesús y la pasión que tenía por la gente se les iba metiendo a ellos por los poros. Sus seguidores caminaban con el Señor, comían con Él, dormían con Él; lo miraban y lo admiraban.
Cuando era joven, con mi amigo Alberto Ojeda nos juntábamos todos los días a conversar un rato. Éramos tan unidos que se me pegó la manera de hablar de Alberto y algunos gestos que él hacía, entonces, cuando mi mamá me escuchaba hablar como mi amigo, decía: “¡Ya vino Alberto Ojeda!” ¿A quién no le ha pasado eso? ¡Que tu amigo sea Jesús y se te pegue todo lo que proviene de Él!
Han llegado a nuestra iglesia algunos predicadores con carpeta de presentación pidiéndome que les deje predicar. Me mostraban la carpeta y me daban reseñas de los lugares donde estuvieron predicando pero a mí no me convencían porque nuestra carta de presentación es Jesús, quien vive en nosotros. Cuando yo estuve mal, el Señor me consoló y me ha transformado en un consolador. Cuando yo estuve descarriado, Él me aconsejó y me convirtió en consejero. Cuando estuve triste, Jesús me alegró y ahora imparto su gozo a quienes lo necesitan. Cuando estuve enfermo, me sanó y me transformó en un sanador. Yo tengo una pasión y se llama Cristo Jesús. ¡Quiero ser como Él!
Hoy en día, algunas empresas llaman a alguna universidad y preguntan cuáles son los mejores alumnos que tienen en determinada carrera, ésta les recomiendan a sus mejores estudiantes y la empresa los toma para trabajar. Los seguidores de Jesús no llegaron hasta Él por recomendación del sumo sacerdote ni del sanedrín, tampoco de los religiosos de la época. Los discípulos de Jesús eran gente común, pero no eran vagos, sino trabajadores y el Señor los sacó de sus trabajos. Jesús no salió del templo ni de haber estudiado ahí, el Señor salió de la carpintería. Su ministerio fue en la calle y sus discípulos, los que continuaron su obra, eran trabajadores comunes. Marcos capítulo 1 dice lo siguiente: “Andando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores.Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres. Y dejando luego sus redes, le siguieron. Pasando de allí un poco más adelante, vio a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan su hermano, también ellos en la barca, que remendaban las redes. Y luego los llamó; y dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, le siguieron”. Y Marcos 2:13 y 14 expresa: “Después volvió a salir al mar; y toda la gente venía a él, y les enseñaba. Y al pasar, vio a Leví hijo de Alfeo, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y levantándose, le siguió”. ¿Dónde los reclutó? ¡En la calle! ¿Dónde los formó? ¡En la calle! ¿Dónde ejerció su ministerio Jesús? ¡En la calle! Tú no necesitas más que tener a Cristo en el corazón. Dios hoy quiere ungirte para enviarte a la calle. ¿A dónde Señor? ¿A la China? ¡No! ¿Dónde trabajas? Comencemos por ahí. ¿Dónde vives? ¿Con quienes te relacionas?
Hechos de los apóstoles nos cuenta lo que sucedió con el cristianismo. Fue un mover extraordinario que sacudió las bases del imperio romano, hasta hacerlo caer. Y los creyentes no edificaban templos sino que predicaban, oraban y sanaban enfermos en las calles. Hechos capítulo cuatro dice que cuando los discípulos recibieron el bautismo del Espíritu Santo, Pedro comenzó a predicar. Se armó un alboroto mientras él predicaba acerca de Jesús que había resucitado de entre los muertos, entonces les echaron mano y los pusieron en la cárcel a Pedro y a Juan y les preguntaron con qué potestad o en qué nombre hacían eso. ¿Qué hicieron? ¡Habían sanado a un hombre cojo que estuvo años sentado a las puertas pidiendo limosnas y no había forma de que se levantara y anduviera por sus medios! Pero cuando Pedro fue lleno de la unción del Espíritu Santo, cuando estaba entrando al templo, le trajeron un hombre cojo, quien le pedía que le dieran una limosna. “Mas Pedro fijando sus ojos en él le dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos.”
Los principales sacerdotes, los escribas, los fariseos y doctores de la ley, creyeron que cuando crucificaron a Jesús, iba a suceder lo que dice el dicho popular, que muerto el perro se terminó la rabia. Pero ahora resulta que Pedro y Juan, unos desconocidos, estaban haciendo las obras de Jesús, y los instigaron: “¿Con qué potestad ustedes han hecho esto?” ¡No estaban felices por la sanidad del cojo! Más bien estaban enojados porque ellos no formaban parte del séquito religioso. ¡Pero Dios detesta la religión! ¡Él ama a la gente y quiere relacionarse con ellos! ¡Dios no quiere una religión para la gente! Cuando los cristianos hacen su tarea, se produce una revolución social. ¡La sociedad se conmueve! Y esto va a suceder porque Dios llenará con su Espíritu Santo a los creyentes. Los cristianos no andarán más anhelando un puestito en la iglesia sino que andarán buscando en las calles alguien a quien consolar: alguien a quien predicarle el evangelio y sanar en el nombre de Jesús.
¿Con qué potestad ustedes hacen esto?, los increparon. Mas Pedro les respondió: “Este Jesús a quienes ustedes crucificaron, Dios lo ha levantado con poder de entre los muertos y que quede bien claro a todos ustedes que este hombre ha sido levantado por el nombre de Jesús”. ¡Pedro tenía poder y autoridad! Hechos 4:13 dice: “Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús”. Denuedo significa avidez, fuerza, pasión. La gente los veía caminar, hablar y hacer milagros y los comparaban con Jesús. Ya no era más, muerto el perro se terminó la rabia; ahora había muchos como Jesús, llenos con su Espíritu. No sabían qué hacer con ellos, les ordenaron que nunca más hablasen en nombre de Jesús. “Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído”. A Cristo lo habían crucificado por lo que hizo y ahora sus discípulos estaban dispuestos a morir por la misma causa.

CONCLUSIÓN

¿Tu vida cristiana es aburrida, te cansa, es una vida de debilidad? Cuando se presenta una circunstancia difícil, ¿eres de los que dicen, otra vez a mí, esto es injusto? ¿O declaras: Esto que me está pasando es para la gloria de Dios?
¡Yo estoy enamorado de Jesús y quiero vivir apegado a Él! Tu vida no puede ser como la de cualquier hijo de vecino. Si Jesús está contigo y tú estás con Él, el Señor te dará autoridad y poder para que seas luz y sal en la tierra. Ya sabes que no tienes que ir a un seminario o a un hogar Beraca que tanto asusta a algunos, para servir a Dios. Tú puedes ser un creyente de poder ahí donde estudias, donde vives y trabajas. ¡El Señor te puede usar poderosamente! Tú tienes un ministerio muy grande y es grande el territorio que tienes para desarrollar tu ministerio. ¡Cuántas plazas, avenidas, lugares donde hay prostitutas, donde hay bocas de droga, alcoholismo, miseria; hay tantos lugares para llevar allí el evangelio! Dios hoy te quiere enviar como misionero a tu trabajo. No es necesario dejar tu empleo e irte a otro lado, tienes que creer que tu territorio misionero es el lugar donde vives. Si hay sobre ti algún otro llamado especial, ¡gloria a Dios!, el Señor te va a llevar a realizarlo.
Si aún no has experimentado el gozo de predicar el evangelio, de sanar a los enfermos, de echar fuera los demonios, hoy es el día en que comiences a hacerlo. Hay cristianos que se asustan con demonios rasos, pero quienes se tienen que asustar de ti son los demonios. Pídele perdón a Dios por el tiempo perdido y pídele que te llene en esta hora. Dile: “Señor, dame lo que le diste a tus discípulos. Yo voy a vivir pegado a tu costado, voy a caminar contigo y a hacer tus obras. Dame ahora la porción que me corresponde de poder y de autoridad, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.

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